Giddens Anthony La Tercera Viapdf
Giddens Anthony La Tercera Viapdf
Giddens Anthony La Tercera Viapdf
la socialdemocracia
Anthony Giddens
IA TERCERAVlA
Título origina]: TheThird Way
D . R. © Anthony Gtddms, 1998
burux
T
D . R . & De l i edición isipaíiola;
íífupo Smiilfani de Edición», SA, 199?
’lórrelaguna 60, 2804Í, Madrid, Eiparia
D.íLODf c a edición:
Sanrillajia Kítioones Generales, SA .d e C .V -, I9W
Av. Universidad 767, CoL d d Valle
M éaco, D,P. 03lOO,Td¿f&íio 5*20 7530
www.iaufusagijiUr.com.irLi
Im preso en Mélico
2 39
La globalizacifin . ............ 40
El individualismo ...........................
Izquierda y derecha........................., 51
Capacidad de accion ........................ 60
Cuestiones ecologicas .......... ............ 66
La politica de la tercera via ... -...................... - 80
5
La iiacion cosmopolita ...................... 154
Pluralisms cultural................................................ l ro1
Democracia c‹›smopolita .................... 163
La Unifin Eiiropea ..........., .. ........... 167
PI gobicrno global ................ ......... 170
El fundamentalisms de mercado
a escala mundial .. , ............ .......... 17.5
Notas ....:..............................................................185
fndice......................................................................... 195
PREFACiIO
IMUIATEDELSCHflALISMO
13
socialmcnte divisive› e incapaz de reproducirs a I go
IG
feriré como socialdemocracia a la antigua o
socialdcmo- cracia clâsic . Desde los años ochenta,
como rcspiiesta aI ascenso del neolil›eralismo y a los
problcmas del soci;tiiv mo, sc›ciaJdeiné›cratas dc todo cl
mundo han comenzad‹i a den'iarse dc estc punto de
vista precedente. Lns regi- menes socialdcmocratas
han variado siistancialmentc en la prâctica, al igual que
los sistemas de bienestar que han aliincntado. Los
Estndos de bienestar europcos piicdcn dividirse en
cuatro grupoc in4titocionales, que ticncn origenes
histñricos, objetivos y estructums combines:
—Gobicrno iiiinimo.
—Socicda‹1 civil autñnoma.
—Fundamentalismo dc mercado. '
—Autoritarisrno mor:i1, mâs iin acusad,o in‹1iviilualismo
economics. ''
El mercado de trabajo se desr‹gula coino ningñr otro.
—Aceptacion de la desigualdad.
Nacionaiisnio tradicional.
E.stadr› de bienestar como red de segitridad.
—Mo‹1ernizacion lineal.
—Dcbil conciencia ecolñgica.
—Tcoria realists del orden internacional.
—Pcrtcnccc a1 miindo biprilar.
18
1-Iago un rcsumen de las diferencias en los dos
recua- dros antcriorcs. Las coniparaciones apresuradas
de esm clase acarrean un cvidcntc ricsgo de
caricaturizocifin. A pesar de ello, los contrastes aqui
scñaiados son realms c importantes, ylos x’es8gios de
la socialdcmocracia clash ca son añn fuertes en todas
partes.
M SOClALDE2dOCRACIA A LA nn°t3GUA
20
durante e1 ciclo vital. Las primeras mcdidas de liienestnr,
que datun del siglo xix, fueron iiitmducidas por
liberales o consctvadorcs, y a ellas se opuso
frecuentementc la clase ‹›lirera organizaila. El Estado
de bienestai de pot goerra, sin embargo, ha tcnido
normalrnentc rna base fuerte cntre la clase trabajadora
manual, que hasta hace veintc aiios era la primera
fiiente de apoyo electoral ‹le los partidos
socialdcmñcratas.
Hasta Iss ilerrotas de finales de los años setenta, toda
la socialdeinocracia sigliifi un modclo lineal de
inodci- nizacioii —la la del socialismo“—. El
sociolngo T. H. Marshall, quizâ el mâs relevance
intérprete de la apart- cion del Estado dc bienestar en
el Reino Unido, ofrecio una dcscripcifin precisa dc tal
modem. El Estndo de bien- estar cs el punto âlgido de
tin prolongado proceso de et'olucié›n de los dcrcchos
de ciudadania. Como la maym ria de los obsnr vadores a
comienzos del perioclo de pos- guerru, Marshall
esperaba que los sisiemas de biencstar se expandirian
progresivamente, uniendo el desai'rollo economico a
trna mls complete renlizacion de los dere- chos
sociales.
Err conjunto, la socialdernocracia a la antigtia no
tenia una actitud hostil hacia lms preocupaciones
ecol0g'icas, pero le fue dificilacornodarse a ellas. Su
acento corpnra- tiiista, su orientation al plen‹a empleo y
su énfasis apIas- iante some el Estado de bienestar
liacian que resultara disbiisioiimite enfrentarxe a las
ciiestiones ecolégicas de una inanera sistematica.
Tampoco en la prñctica tenia rna actitud global
destacada. La sucia!deinocracia era dc oricntacion
internacionalista, esiaba inâs preocupada por crear
solidaridad entrc partidos politicos dc menta- lidad
similar que per afrontar los problemas globalcs
2.1
como taies. Mas estaba fuertemente ligada aI munilo
hi- polar—situada cntre ei bienestar minimalista ale
Estados Unidos y las economlas ilingista.s ilel
comunismo.
Ln PERSPECTIVA NEOLIBERAL
22
zo”—pero csto es porque cl poder del Estado las lia re-
primido a base de sahotear a la sociedad civil.
Se dice que el Estatlo, cspccialmente el Estado de bien-
e.star, destruye el orden civil, pero que los mercadws
no, pucs éstos prosperan a partir de la iniciativa
individual. Al inal que el orden civil, los merrados,
dejados a so pro- pia dinâmica, proporcionarân el
mayor bien -a la socie- dad. Its mermdos “sun
maquinas en perpetuo funcio- namiento, que
requieren sé›lo un marco legal y ausencia de
interfcrcncia estatal para generur crecimtento inin-
terriirnpido” S.
Los neoliberales iinen las fuerrm liberadas del
mer- cado a una defensa dc las instituciones
tradicionaJes, en especial la familia y la naciñn. La
iniciativa individual se desarrolla en la economia, pero
debcrian fomentarse oblipaciones y deberes en estas otras
esfcras La familia tra- dicional es una necesida‹l
funcional para el orden social, como lo es la naciéin
traditional. Otros tipos de fainilia, cnmo las
monoparentales, o las r ones liomoscxuales, séilo
contribuyen a la demdencia sociai. La mismo ocurre con
tc•do lo que debilitc la intcgridad nacional. Lns alusi‹r nes
xené›fobas son normalmente claras en las proclamas de
autores y politicos neoliberaies —rcscrvan Igunas de
sue criticas mâs several para el multiculniralismo.
Al tliatclierismo es caracteristicamente indiferente a
las desigualdades, o bien las respalda activamente.
La idea de que la de*gua1dad social es
intrinsecamcnte ccnnirable o nociva" cs ñngenua y
poco plausible” ‘. Por cncima de torfo, estâ en contra
del igualitarismo. Lns po- liticas igualitarias, mâs
obviamente las seguidas en la Rrisia soñéiica, crcan
tina sticiedad de uniformidad mn- nñtona y solo
pueden implementarsc mediante el use
23
del poder despfitico. Aqucllos inâs ccrcanos al
lilaeralis- mo, sin embargo, considcran la igualdad de
oportuni- dades tan deseable como necesnria. Estc
fire cl sentido en queJi›liri iJaor, repiDendo
inverosiinilincntc a Marx, hablo de su intenci0n de
crear iina sociedad sin clascs. Una sociedad donde el
meicado cara libremente pue- dc prodiicir grandes
desigua1da‹les econ0micas, pero ésias no iinportan
mientras per.cdnas com determina- cié›n y
capacidad piiedan alcanzar posiciones que se
adecuen a sts facultadcs.
la oposicifin al Esmdo de bicncsmr cs iino de los
ra.s- gas neoliWraJes mâs distintivos. El Estado dc
bicnestar es visto como cl origen de todos los males, dc
mancra pa- recida a come lv hiera el capltalisino para
la izquicrda revoliicionaria. “Rec‹irdaremos el
Estado de bienestar con la inisma sorna despreciativa
con la que ahora con- iemplainos la csclavinid como
medic de organizer un trnbajo eficaz, motiiado”, dice
un escritoi: El E.siado dc bienestar ige un daño
cnormcincnte destructive a sus siipuestos
beneficiarios: los vulncrablcs, los margina- dos y los
desgraciados... debilim el espiritu cmprcndcdor y
valiente de los hombres y mujeres individiiales, y coloca
trna cargn de profiindi‹1ad de resenDmiento explosivo
bajo los fundamentos de nuestr-a socitxlad fibre"’.
¿Luc prodticira bienestar si e1 Hstado de bienestar
ha dc scr dcsinaixtelado? La respuesta es el crccimiento
eco- nfimico guiado por cl mercado. for bienestnr no
del›e- rian entenderse las prestacioncs cstatalcs, sino la
maxi- nnzari‹›n dcl prob'reso econfimico, y, por
consiguicntc, de la riquexm gltibal, derivada de permiDr
a los mercados hacer sus milagr‹xs. Hsta t›rientacién
va normalmente aconipanada de un abandono de los
rroblcmasecologi-
24
cos per tratarse de histories para no dormir.
Thatcher hizo algñn guiiio al "capimlismo verde", pero
la actitud usual ha sido de hostilidad. Los riesgos
ecol6gicos, se ha dicho, son exagerados o inexistentcs
—una in•enci0n de fatalistas-. La e ;dencia apunta,
pnr el contrario, hacia una era de prosperidad inayor
y mâs universal de to que jaunts se liaya conocido. Sta
es trna concepcifin lincal dc la modernizarion, que
prâcucamente descarta cualquicr lirnite nl desarrollo
econfimico.
A difcrcncia de la socialdemocracia clâsica, el
neoli- bciulismo es una teoria globalizadora, y ha
colaborado muy directamente con fuerzas
globalizadoras. lx›s nco- liberales aplican a escala
sundial la filosufia que lcs guia en sirs coinpromisos
mms locates. El mmdo progre- earn mâs si sc permite a
foe inercados funcionar con pe- queiia.s iiiterferencias o
sin elm Como defensorcs dc la iiacié»i tradicional, no
obstantc, los ncolibcrales adop- tan una teoria realista
de las relaciones internacionales
—la sociedad global es todavia trna sociedad de
Estados- nacion, y en un mundo de Estados-nacion es el
poder In 9ue cnenta—. Estar preparados part la
guerra, y el man;t•nimiento de la fuerz.a militar, son
elementns nece- sarios del papel de los Rstados en el
iistema internacio- naL Como la socialdemociacia a la
antigua, cl ncolibcra- lismo se desarrollo en cl ordcn
bipolar y csia marcado por las condicioncs dc su
origcn.
26
ciutladanos sc limitcn a igiiorar. Mas auii, descuirla
la base social de los propios mcrcados, que
depcndeii de las propias formas comunalcs que cl
fundamcntalismo de mercado contribuye
indiferenternente a disolver.
iJué ‹›curre con la seciaJdeinocracia a la antigua?
Po- demos distinguir un ramillete de rasgos sociales
que en el consenso some el biene.star keynesiario se
daban por supuestos —todos ellos se Iran desintegrado
posmrior-
30
nizacifin ecolfigica, la proteccifin del medio
ambience se considera mâs una fuente de crecimiento
econoinico quc lo contrario.
E1 Programa B;isico tainbién reconocia el impacto
del @osmaterialismo" en los parses desarrollados.
Esta es una idea desarrolladn mâs extcnsamentc por cl
cien- tifico politico Ronald Inglchart. Ckiando se ha
aJcanza- to un cierto nivel de prospcridad, se afirma,
los votan- tee se preocupan menos por las cuestiones
econfimicas quc por la calidad de sus vidas. El
Programa Bâsico con- cluia que la actitud de la
“mayoria prfispera" se habfa alejado del chs
socialdemmrata del colectivismo y la solidaridad. 1s
reaiizaciñn personal y la compcutividad economica
habian de ser mâs recalcadas.
Dene so declaracifin histñrica dc Bad Godesberg
en 1959 el SPD se habia somctido a la “disciplina del
merca- do“. Esto iba a combinarse ahora con un
distanciamien- to ulterior respecto al
intervencionismo estatai. "Para nosotros, cl cupo del
Estado no es un dogma... el punto dccisivo es ver si la
calidad de vida se asegura inejor ine- diante un
aumento del cousin privado o mcdiantc una mejora
en la actuacifin del Estado”. El Programa Bâ-
*co halilaba de la necesidad de *rcconciliar la actuacifin
econfimica con la seguridad social” y subrayaba que ‘?a
individualidad y la soli dad no dcherian
presentarse como opuestos”. Concluia que Mientras
segmentos irn- portantcs del electorado no confien en
el SPD part las tareas de la modernizacion economica,
sino né›1o para asegurar que la protcccion social se
mantiene, serâ muy dificil construir una mayoria” ''.
D1
CPUSIU? RAS DE APO\U I'OJ-ITIOO
EL DESTINO DE I A St4UJALHESlOCRAClA
37
sistcma de bicncstar tal como lo conoccmos". r•recicn-
do imitar algunas actitudes dc lms conservadorcs neoli-
berates. Al llegur al poder, dicen sirs criucos, Bluir y el
Nuevo Lal›crismo han rersevcrado en I rolfticas eco-
ii6micas de Margarct1‘hatcher.
bJi roposito a conunuaci6n no cs caloinr st csas ob-
ser vacioncs son o no ccrteras, sino analizar donde se
cncuentTa cl debate sobre el futuro de la socialdcmo-
cracia. paré por hecho que la *terccra via” se reficre a
on marco de pcnsamiento y politics practice que busca
adapiar la socialdemocracia a uii miindo que ha cam-
biado csencialmcnte a lo largo de las dos o tree ultimas
décadas. As una tcrcera via en ciiantu que cs un intcnto
per trascender tanto la s cialdcmocc‹tcia a la antigua
como e1 ncoliberalismo.
2
40
aspcctos de la socialdcinocracia a la antigua. Para ellos,
la globalizaci6n es un invento de los ncoliberales
Una vez que entrevemos cl cngafio, podemos scguir
mâs o menos como arites. En ct otro polo esuin los
autores y politicos que dicen que la globalization es
no sñlo rear, sino que estâ ya bastante avanznda. En
palabras dcl gitrzi tinanciero Kcniche Ohmae, vivimos
ahora en un mun- do sin fronteras, en el que el
Estado-nacifin se ha coi- vertido en una ‘ficciñn" y los
politicos han perdido todo poder efectivo *.
La globalizacifin sc entiende com6nmente en or
di- mensifin econ0mica, y; como sugiere su raiz, incluye
co- nexioncs que abermn ml mundo entero. En su lil›ru
sobre el tema, Paul Hirst y Graham Thompson lo
cxpresan de este modo: “Se afirma quc ha aparecido, o
qiic cstâ apa- reciendo, una economia
verdaderamente global, en la que las difercntcs
economias nacionales y, por coist- guiente, las
estrategins domésficas de gestiñn economica nacionat,
son crecicntemente irrelevances” ‘. Eztcs auto- res
montan una ofensiva contra estc punto de vista. Ln
mayorfa deI romercio sigue .siendo regional. Lns pafses
de la Unié»i Eurupea, por ejemplo, comercian
princIpal- rnente entrc ellos F.1 nivel de expormcioncs
de la UE al resto del mundo sñlo ha aumcntado
marginalmente en las tres 6ltimas décadas. blientras
que Pztados Unidixs se ha abierto mâs, habiendo
doblado sus exportacioncs du- raixte el mismo periodo,
ter evolucion estâ muy lejos de crcar tina “econoinfa
toialmente globalizada”. El aumcn- to dcl comercio
dentro de y entre bloques economicos diferenms nos
ha devuclio simp!ementc a finales del si- glo xix. En
aquel tiempo, dicen Hirst y Thompson, habia, tal como
hoy, una cconomia de comercio libcralizado.
41
kstc ultimo piinto puede, en rcalidad, rcbatirsc
con hastantc facilidad. Incluso si cl periodo actual fiiera
solo una repeticifin del siglo pasado, seguiria siendo
basmntc diferente de la época de posgiierra del Estado
de bienes tar keynesiano. In economies nacionales
estaban mâs cerrad ‹le In que estâri ahora. En 19ñ0,
la cx ortaci0n ale l›ienes comerc ée.s con.stitiiia
uniwneiite el 7 ‹tel PIB de los pairs de la OCDE,
coinparario con un I Who en 1911. Se alcanzo el l2&o
de nuevo en 1970, y en 1997 liabia crccido hasta cl 17a.
Por otm parte, ahoia se pue- de coincrciar con una
gama mucho majx›r de bicncs, in- cluidas muclias
formas de servicios, que en el siglo pasa- do. Muchos
mâs parses estân implicados en ncgocios comerciales
mutuos.
El cumbio mâs importaote es el majx›r papel de
los mcrrad‹›s financiers;'s miindiales, que operan
crcciente- mente a tienipo real. Mâs ‹le un Hilton ‹le
‹lolares se nego- cian nl dia en tiansacciones
financieras societarias. La proportifin de
iixtnrcambios fuiancierns en rclacion al comcrcio sc
lim multiplicado por cinco en los ñltiinos quince
años ‘. El “capital aidado” —dincro gcstionado
institucionalment ha aumentado en un 1100?6 a
esca- la miindial desde 1970 en comparacion con otras
formas de capital. Unicamcntc en F>tados Unidus,
invemres inc titucionales teman 1.1,1 billones de d0lares
en active's en jiilio ‹le l99fi. Lns lñn‹lo.s de pensioner
privarlns, o lx›nos puestos en circulacifin pain
garantizar planes de pensIo- ncs, son una partc hâsica
dc csta mrna cnormc. En 1895, fondos de pensiones,
miitualidades y p0lizas asccndian a
331.000 millones de dolares en valores instinicionales".
In glolxtlizacion economics es, por tanto, una reaIi-
dad, y nO solo continiiacifin, ‹i reversion, de lms tendcn-
42
cias dc años anteriores i4ientras que gran parte dcl co-
mcrcio continua regionalizado, st may una “economic
plenamentc global" a nlvel de mcrcados financieros. No
obstante, la idea de globaliracion no sc comprende si se
aplica 6nicamcntc a conexiones que son literaimcnte
munciiales y si se considera unicamente, o incluso pri -
cipalmente, en en dimension ecoofimica. La globaliza-
cion, al menos tal como la concebiré en lo succsivo, no
es s6lo, ni priilcipalmente, inter‹tependencia economi-
ca, sino la transformacion dcl tiempo y del cspacio en
nijcstras iidas. Acontecimicntos lejanos, economicos o
no, nos afecuui mâs direcm e inmediauunente que
mi- ca. A la inversa, Ian decisiones que surnames como
indivi- drios tiencn, con frecuencia, iinplicaciones
globales. Los habitos dietéticos de los individuos ticncn,
por ejemplo, consecuencias pain los pruductores
alimcnticii is, que pueden vivir al otro lado del mundo.
La re 'oluciñn de las comunicaciones yla extension
de la tccnologia informfitica cstân estrechamentc
vincula- das at process globalizador. Esto es as' incluso
en cl tcrre- no economico. Lns mercados monetarios
que funcionan las veinticuatio horas del dix dependent
de una fusion dc tecnologias natélite e infoima0cas, que
afecta» también a muchos otros aspect‹xs dc la
sociedad. Uil mundo dc comunicacion elcctrñnica
instantânea, en el que estân implicados incluso los que
vsv'en en las regiones mâs Jx›- brcs, reo ›iza las
instiniciones locales y las pautas vita- les cotidianas.
La sofa inHuencia de la ylevision es consi- derable. La
mayoria de los comcntarLstas coincide, por cjemplo, en
que los acontecimicntos de 1985 en Europa del Fate no
sc habrian desarrollado del modo en que lo hicieron si
no hubiera sido per la tclcvisifin.
4:R
¿F>ta el Estado-nacifin convirtiéndose en una ”fic-
cion", como sugiere Ohmac, y cl gobicrno en algo obso-
leto? No, pero su forma estâ cambiando. La
globaliza- cion ”se aleja" del Estado-nacion en cl
scntido de que aigunos de los poderes que las naciones
poseian, inclui- dos los subyacenies a la gesti6n
econfimica keynesians, se han dcbilitado. No
obstantc, la globalizacion tam- bién ‘@rcsiona” hacia
abao —crea nuevas demandas y también nucvas
posibilidades de regenecar identidades locales. El
rcpuntc rccicnte del nacionaiismu escocés en el Reino
Unido no dcbcria verse como un ejemplo aislado. Es
una respuesm a los mismos procesos esiructu- rates que
se dan en otros lugarcs, como Quebec o fiataiu- ña. Los
riacionalismos locales no cstân dcsinicgrândose
ineludibleinente. Puede que Quebec optc por
scparar- sc de Canar1:i, como Fscocia del Reino
Unido. Alicrna- tivamcnte, puede que a nbus sigan el
camino cataJân, constiniycndo partes cuasiautñnomas
de un ente nacio- na1 mayor.
La globalimcion tani1›ién presiona lateraimente, crean-
do niievas regioncs cconomicas y culmraies que a vcces
traspasan las fronicras nacionales. Ademâs de parte dc
fiataluña, y también de España, Barcelona se incorpora
iamhi n a un ârea economica que sc cxticndc al sur
de Francia. El movirniento en tres direccioncs dc la
globali- zaciéox estâ afectaridu a la posicion y el poder
dc los Es- tados cix todo el mundn. La.subcrania ya no
es una cucs- ufin absolute, si cs que aJguiia vex In fuc:
las fronteras se cstân vohiendo mâs borrosas,
especiaJinentc cn el con- texts de la Uni‹Sn Europca.
Con todo, el Estarlr›-nacitjn no desaparcce, y el campo
dc acci‹Sn del gobierno, to- rnado en su conjunto, mas
bicn sc cxpaiide que dñsini-
nuye a medida quc la globalizacion evoluciona.
AJgunas naciones, en ciertas situaciones, tienen mâs
poder del
que tenian, no menos —por ejemPlo, los pafscs del
este de Europa teas la caida del comunismo.
Las naciones manticncn, y mantendnin dumnte el
futuro previsible, un considerable poder giibernamen-
tal, cconomico y cultural, sobre sus ciudadanos y en c1
ambito exterior. A meniido, no obstante, solo serân ca-
paces dc cjercer tales poderes en activa colaboracion
miitua, con sus propias localidades y regiones, y con
b^•pos y asociaciones transnacionalcs. “Gobierno”, por
tanto, empieza a idcntificarse menos con “ct” gobicrno
—eI gobierno nacional— y se convierte en algo ‹te
ma- yor alcance. “Gobernancia” * aparece como un
concep- to mâs pertinente para rcferirse a algunos tipos
de fâ- cultades administration o rcguladoras.
Organizaciones 9iie o bicn no son parte de ningñn
Estate —organiza- ciones no guhernainentale , o bien
son de carâctcr transnacional, contribuyen al gobicrno.
Se habla con frecuencia de la glohalizacitin como si
iuera una fuerza dc la natur-aieza, pero no lo es Estados,
empresas y otros grupos han promovido activamente su
47
medida en la que el niievu individualismo sc idcntifica
al individuo egoista retratado en la tcorfa cconomica
neoliberal, y se han vi.sto co»strcnidos por cllo.
Después de todo, la idea del “individuo autfinomo" era
precisa- mente el cuncepto que el socialismo fuc
combatiendu desde sts origenes.
H•r sue afrontar varios problemas bâsicos. ¿Qué
es cxactamente cl nucvo indiv5duaJismo? ¿Jué relacio»
tie- ne co» e1 papel crccicnte que juepari los mercados?
¿Es-
tamos prcscnciando el nacimiento ‹ie una
generacifin del Jo", que genera una sociedad del o
primcro“ que inevitablcmente destr•re los valores
comuncs y las preo- cupaciones piiblicas? Si los
socialdcmficratas van a ha- ccr mâs hincapié en la
libertad personal qite en el pasa- do, ¿como deberia
abordarsc cl antiguo problems de la
relaci0n entre libertad c i ialdad?
Tantn la izquierda como la derecha se han
preocupa- do per la sociedad dcl yo primero y sus
‹lesastrosas con- sec ue»cins para la solidariHad sucial,
pero scnalan cau- cus difcrcntcs. Los autores
socialdeinocratas vcn sus origcncs en las fuerzas del
mercado,junto con cl impac- to ideologico del
thatcherism, con ni cnfasis sobre la idea de que los
individuos de1›cn valcrse por st mismvs en lunar de
dcJ›enderdel Estado. Los neohberales y otr‹is
conservadores apuntan en su lugar a la perrnisividad
‹ie los scsenia, que prise en marcha un process de
‹leca- dencia moral.
Ninguna dc las hipotesis resists usr analisis minucio-
so. lnvcsñgaciones de Hiferentes passes sugicrcn que cl
debate en su conjuntu ha ‹ie ser reconducido. La
gene- racion del ‘Jo” cs una ‹lescripcion erronca del
nuevo in- dividualismu, que no indica un proccso de
decadencia
moral. Mâs bicn at contrario, las cncucstas mucstran que
las gcnciucioncs mâs jovcncs cslân scnsibilizaclas hoy
dia con una gama major dc prcocupacioncs morales
que genernciones anteriores '. h'o relacionan, sin em-
bargo, estos v;jlores con la tradicifin, ni aceptun que las
formas macticionaJes dc aiitoriclad legnslen en cuestioues
relations al estilo de side Algunos de estos val‹ires mora-
les son claraniente posrnaterialista.s en el sentidri que Ie
atribure Inglehart, referidos, por ejemplo, a los *fores
ecolfigicos, los dcrcchos humanos o la libertad sexual.
Tal como ohscria el socifilogo Ulrich Beck, cl nuc-
VO individualismo:
4S
En lugar de ver nucstro tiempo como una época dc
deca- dencia moiul tiene, pucs, sentirto contemplarla
como una época dc nansicifin moral. St indi idualismo
institii- cional no cs i ia1 a egoiwo, represcnta una
amenazn mcnor para la solidaridad social, pero st
imphca que nemos que buscar nuevos nicdios de
conseguir esa soli- daridad. Ia coheHon social no
puede garantirorse mv diante la acci6n vertical dcl
Estado ni rnediante eI apego a la tradici0n. Hemos dc
construirnos nuestras vitlas de un modo niâs activo que
las general ones anteriores, y memos que aceptar mâs
activamente responsabilidadcs per las consccuencias de
lo que haceinns y por los liâbi- Us de estilo de vida que
adoptainov El tema dc la rev ponsabilidad, u
obligacl6n motua, estaba prcscnte en Ta
socialdcmocracia a la antigua, pero estaba cn gran medi-
da latente, subsumido lino el concepto de provision c -
lectim Hoy dia heinos de encontrar un nuevo equilibrio
entre responsaliilidades individuales y colectivax.
$fuchos criticos de izquierda mantiencn tina actitud
resercada hacia el nucvo individuaJiwrio. La autorrcall-
zaciñn, la renlizacifin del potencial: ¿acaso no es csto mâs
que pura jcrga de terapia, o un capricho dc los rices?
Obviamcnte, puede que sixea, pero limitarsc a esta
per-
ccpcion equivale a 'b *• iin cambio de rumbo en las
actimdcs y aspiraciones ale la gentc. El nucvo
individuo- lismo estâ ligado a presinnes hacia una mayor
democrati-
zacifin. Todas henios de vivir dc una manera mas
abierta y refiexiva rJue las gencraciones anteriores. Pte
carnbio no es.Jln heneficioso: aparecen num•as
preoctipacioncs e inquietudes. Pero mmbién muchas
mls posibilidadcs
Desde sus inicios, a finales del siglo xvii, la
disuncifin en}re izquierda y derecha ha reuiltado
ambigua y dificil dc concrciar, pero se resists
obstinadainente a dcsapa- rcccr. En su historia de los
gr•r• y partidos politicos que sc lian dcscrito a st
mismos cor o “ni de izquierdas ni de derechas”, cl
historiador del fascisrno francés Zeev Sternheli señala
lo polémica que ha sido siempre la na- niraleza de la
division ’. La izquierda y la derecha tam-
bién han cambiado sus significados a lo Cargo del trem-
po. Una ojrada al desarrollo del pensamiento poliiico
muestra que las mismas ideas han sido considcradas de
izquierdas en deteoninados periodos y contcxtos y de
dcrcchas en oiros. Por ejemplo, los defensores dc las li-
losofias librccambistas eran considerados de izquicrda
en el siglo xfx, pero hoy se les sit a norrnaimente a
la derecha. La aFirmacifin de que la distincion
izquier- da/derecha estâ agotada fue hecha en la década
de 1890 por sindicalistas y defensorcs dcl solutarisine. La
afirma- ciñn ha sido repetida con freciiencia a trav s de
los anos. Jean-Paul Sartre razonaba en esos términos
en los .in senta, pero la tests ha sido desnrrollada mâs
a menudo pnr personas que proceden de la derecha.
En 1930, el historiador Alain (Emile Chartier)
comeniaba: “Cuaii- do sc mc prcgunia st la division
entre izquierda y dere- cha tiene todavia algiin
sentido, eI primer pensamiento que me viene a la
cabcza es que la persona que hace la r'*b*inta no es
de izquicrdas” .
El pcnsador politico italiano Norberto Bobbie publi-
rñ en 1984 el libro mas dcbatido sobre eI teina dc la i*-
51
quierda y la derecha en ticinpos recientes 10. El libro fuc
un h. Helen or publicacifin original en Italia,
vcndicn- do ii›* de 200.000 cjcmplares en su primer
año. Bob- bie trataba de defender la relevancia
perdurablc dc la disfinci›n l›aciendo frcntc a un
torrents de libros que la declai-al›ari obsoleta —que
venian esta ver principal mente de personas de
proccdcncia md izquierdista quc dc derecl›as-. Los
argumcntos de Bobbio mere- cen cscucl›arne. In
categories dc izquierda y derecha, dice, han
continuadu ejerciendo tanla influencia .hbre el
pensamiento politics porque la politics es necemria-
mente una actividad adversarial. La esencia dc la politi-
cs es la lucha dc concept:tones y politicas opucstas.
La ixquierda y la derecha proceden de los dos lados dc
un cuerpo. Aunqiic lo que esiâ “en la izquierda” o “en
la de- recha” puede cambiar, iuda puede estar en la
izquierda y en la rlerecha al mismo ticinpo. La
distincifin es polari- zadora.
Cuan‹lo los partidos o las idcologizs politicas
esuin mâs o menos igualados, argumenta Bobbie,
pocos cues tionan la relevancia He la distincion cntrc la
izrJuierda y la derecha. Pero en mementos en los quc
una u otra se hace tan fucrte que parece “el finico
casino de la citi- dad°, ambas partes tienen intcrés en
cuestionar csa re- levancia. La parte mas poderosa
tiene interés, como proclamara Maigaret Thatcher,
en declarar que “no hay aiternativa”. Al liabein lieehn
impopular su é/W, el lado débil intenta normalmcnte
adoptar aigunas de las conviceiones die sus oponcntcs
y propagarlas crimo opi- niones propias. lv estrategia
clâsica dcl lado perdedor es producir una “sintesis de
posturas opucstas con la in- tenciñn piaciica tie salvar
lo que se pucda salvar de la
propia posrura abricndo cspacios a la posture opiiesta
y, asi, neutralizarla" ' 1. Cada parte sc representa a st
miv rna como yendo mâs allâ dc la vicja distincifin
i‹quier- da/derecha o combinando mementos dc ella
para crear Una nueva y vital orientacion.
La derecha pc›lioca se vistifi con nucvos rop cs,
por ejemplo, en el periodo posterior a la IT Guerra
MundiaJ, tras la caida del fascisms. Part sobreiivir, los
parudos dc
derec lins tnvieron que a* r • *gunos de los valorcs
dc la izquierda, y acepiar eI marco bâsico del Estado dc
bicncstar. Dcsdc comienzos de los ochenta,.las cosas
han
sido al revés, debido at influjo i‹leo1figico crecicntc del
neoliberalismo y al colapso dcl comunismo. La afirma-
ciân de que Tony Blair ha adoptado lv mayoria ‹le
las ideas del chatcherismo, reciclândolas coino si
fueran algo nue*'o, w comprende fiicilmente dcsdc tal
piinto de vista. Esia vez e.s la izquier‹la la que mâs
tiene que ganm
‹liciei âo que las vie as categoñas pa no tiencn
scntido. La distincifin cntre izquierda y derecha se
rcafirmarâ, sc- gñn Bobbio, como ya liiciera con
antcrioridad. De este modo, dado que la
socialdemocracia estâ volviendo a la vida y la nueva
derecha cstfi râpidamente dejarido de ser tan nucva, los
socialdemfiaotas pronto pucden dejar ‹lc iludar snhre si
la izquierda y la derecha cstân o1›soletas. Ln diferencia
izquierda/derecha, en opinion dc llob- bio, no cs
solamente tina cuestifin de polaridad. Un criterio
importantc renparece continuamente al distin- gtiir la
izquierda dc la dcrcclia: las actitude.s rcspecto a la
iguaJdad. Ia izquierda favorccc una mnyor igualdad,
mienWs que la derecha ve la sociedad como inevitahlc-
men.e jerârquica. La igiialdad es un conccpto
relarivo. Dcbcmos preguntar: ¿igtiaidad entre quiéncs,
dc gits y
53
en qué grado? Ln izquierda busca reducir la dcsigual-
dad, pero esm mets puede entenderse be diferentcs
inaneras. No es quc la izquierda c{uiera disminuir
todas las desib'ualdades, inicntras que la derecha
quiere sicm- pre prebervarlas. La difercncia cs de
contexto. Per ejem- plo, en un pats con una recientc
poblaci‹Sn inmigrante, cl contrasts entre izquierda y
derecha pucdc expresarse en la cxtcnsifin en 9ue deba
otorgarse a los ininigrantes derechos basicos de
ciudadania y protecciñn material. A pesar dc
argumentar que la divisifio entre izquier- da y
derecha scguirâ cxistiendo, Bobbio concluye cn uria
“Respuesta” a los criticos dc su libro aceptando que
la distinci0n no posee ahora cl apoyo que solia tener:
58
Ie polémicas, pero las condiciones y aJianzas
rcqueridas para desarrollarlas no siguen
nccesariamente las pane
‹Ie aquellas basadas en divisioncs de intents
economico. ii M cti0um de to ccii/o‹xi@ cl cconomista
J. K. Gal- braith sugirifi que en las sociedades
contcmporâncas los ricos pierden interns en la suerte
dc los menos privi- legiados " Sin embargo,
investigaciones realiz as en parses europcos
demucstran que en muchos aspectos sucede lo
contrario. Riedcn formarse alianzas unâni- tries, que
pucden ofrecer una base parr politicas radica- les.
Afrontar los problemas ecolñgicns, por poner el caso,
‹lesde luego requiem con frecuencia una actimd
°*. rero ese radicalismo puede, en principio,
dicmr un amplio consenso. Lo mismo puede decirsc
de res- ponder a la globalizacion o la politics
familiar.
El término “centrmizquicrda” no es, pucs, una califi-
cacion inocua. Llna socialdeinocracia renovada ha cle
estar - la izquierda del centro, porqiie lajusticia social
y la politica einancipadora siguen constituyendo su
csen- era. Pero no deberia considerarse que el “centro”
no de- nc susnwcia. Hablamos inks bien de las alianzas
que los socialdcinocratas pueden tejer a partir dc la
diversidad de estilos dc vida. Los probJcmas politicos,
tmdicionaies y nuevos, ticnen que ser analizados de
este modo. Un Estado de bicnestar rcformado, por
ejemplo, ha de sa- tisfacer criterios de jmticia social,
pero también tiene due reconocer e incorpnrar una
clcccion activa de esti- lo dc vida, inttgmrse cn
estratcgias ecological y respon- der a nucvos
escenarios dc riesgo.
El Mdicalisino” solia concebirse coino la izquierda
arrcrnetiendo coiitr-a la derecha —y la izquierda coiitr-
a la izquierda, ya que los autoproclarnados
revoluciona-
rios y marxistas se conceptuaban bastaote lejanos dc
los quc considernbao ineros ‘rcformadores"—. Ln
ccuacifin entrc scr de irquierdas y scr radical ya no sc
sostiene, st es que alguna vex to hizo. Muchos
socialdemficralas en- cucntmn inc0mnda tal siruacion,
pem ofrcce inayores bcneficios, j›iies termite
intercambios a través de barre- r iticas cJoe eran
mucho inks altns. Consideremos
de nuevu el ejemplo de la reftjrma dcl sistema de bien-
estar. Ha7 Grandes difcrencias entrc socialdemt›cratas
y neolilierales accrca del futuro dcl Esiado de
bienestar,
y e.ms difcrcncias se concentran cn torno a la dix'ision iz-
quierda/derecha La mayoria de los socialdeinocrntas
quierc mantener un gasto clcvado en bienestar, mien-
tras que los neoJilierales apoyan una red dc sc iridad
public.a minima. £ 'n todo, hay tamliién cucsuones co-
munes con Jas que sc enfrentan tiidos los rcformadores
del bicnestar. La ciicstifin en t mo a qué hacer cun una
roblacic›n envejccida, r r ejemplo, no consists simple-
mentr en estnblcccr grades de pcnsiones. Requiere una
reflexifin mâs radical sobre la cainbiante naturaJeza dcT
en*'ejccimientn comm tal, los r• fles camhiantcs de sa-
lud y cnfermedad, y otros tcmas.
G4
Se injliria a los politicos dicicndo 9•e el piiCblo se inte-
rest menos y menos por eIIov.. [pero] las innovaciones
y decisioncs sobre el hituro no provienen dc la cms
politi- cs dculc hace ya algñn tiempo... El Gobicrno
Federal [alcmfin) es relativainciite estable y tieiic rclau
'o éxito, a pcsar de ) no debido at hecho de que cstâ
dirigido por CA 9•vcnos sonrien dcsdc los carteles de
cain- yaña... Alemania yuede permit}tsc un gobierno
iticoin-
petente, porquc en definitiza has personas que nos abu-
rren en las noticias dramas no iinportan en r‹ralidad '°.
Li7
dos Poliucos, es una fantasia. El fitado-nacifin y el go-
bierno nacional pueden cstar carnbiando su Korma,
r• ambos inantienen una importancia decisiva en el
mundo actuai. Las personas que nos aburren en las no-
ticias diarias“ sI impiortan, y lo liarân durante el futuro
indefinido. Los cambios de 1989 en Eu••r• delEste de-
pendieron, al menos, dc la connivencia de Estados y di-
rigentes de Estados —en rectal la decision del poder
sovictico ‹Ie no e.nviar tropas para rcprimir las
marines- Facione . Pur miiy importantes que
pueckui ser los
movimienfo.s y s bros dc intents rio pueden gobernar
como tales. Una etc las funciones princirales del
gobier- no consistc precisamente en reconciljar las
dcmandas ilivergentes de ros de interns, en la r circa
y en las leyes. Pero ‘gobierno" aqiii deberia
entendersc en un
seniido mâs gericral que solo gobicrno nacional. Los
so- cialdemñcratas tienen que anaJizar cfimo podria ser
cJ gobierilo mejor reconstruido para afrontar las necesi-
dadcs de la época.
Oporiuriidad Innomcion
Rcsponsabilidud
79
tra el ricsgo, pero tainbién la capacidad dc afrontar y
cnntracr riesgos de un modo productivo.
83
normalmente considerados como opuestos. to
obstan- tc, debemos utilizar las herrarnicntas de la
modernidad paiw poder vivir en un mundo Wâs aha
de la tradicifin" y "ml otro lado de la naturaleza", en el
que el riesgo y la respoosabilidad forman rna nucva
mezcla.
El "conservadurismo", en este sentido, ucnc sñlo inta
vaga afinidad con cl modo en que ha sido cntcndido en
la derecha politics. Sugierc una actitud pragmatics a
la more dc afronmr el cambio; una conccpcion matte da
de la cicncia y la tecnologia, reconociendo nis
consecuen- cias ambiguas para nosotros; un respeto aJ
pasado y a la historic; y en el âmbito mcdioambiental,
una adopcifin del r*••'rio precautorio alli donde sea
factiblc. Estas metas no solo no son incompatibles
con un progrania modernizador; lo presupouen. t?
iencia y tccnologia, c‹iino se ha afirmado antes, no
pueden dcjarsc J'a fuera ile la csfcra dc la democracia,
pues influycn en ntiestras vidas dc un modo mâs
directo y timccndenml que en gencraciones
anteriores.
Como otro ejemplo, tomeinos la familia, 'que figura
en algunos be lms mayorcs contencio.sos de la
poliuca moderns. Mantener la continoidad en la virla
familiar, especialmente protcgcr cl bienestar de los
niños, cs inta de lms principalcs objctivos de la politica
familiar. Esto no puede lograrsc, sin embargo,
me‹tiante una posrura reaccionaria, un intcnto de
rein.staurar la "familia tradi- t-irinal". Como intcnmré
mostrar despucs, cxige un pro- grams dc
dcinocratizacion mnñernizador.
d4
3
EL ESTADO Y IN SOCIEDAD CIVIL
El centro radic.nl
El nuevo Estado democrâticn (el Estado sin encmigos)
Una sociedad civil acGva
La familia demncr;iiica
La nuar economra mixia
Igualdad cnmo iriclusifin
Biencstur positivo
El Fztndo s iai inversor
lv micron cosinopolita
Dcmocracia cosmopnliia
88
moxâmiento de doble derrlocratizacion— es la
condi- cifin para reafirmar esa auioridad, ya que este
iovâ- iniento puede hace al Estado inâs sensible a
inIlucn- cias que, en otro caso, ie desbordan por
todas pm tes. Err cl contcxto de la Uniun Europes,
esto signilica considerar la suhsidiarieda‹t como algo
mâs que un término doctrinal: cs la forma de
construir un orden politico que no sea ni un
superestado ni unicamente un Area de libre
comercio, y al mismo tieinpo otorgue at £stado una
influencia renovaM
DnuevoEñadodcmocrAdco(eE&tm]odoenemigoQ
Eimolucion
Doble democratizmion
Renovacifin de la esfcra pitblica —transparencia
}g ciencia adminislmtiva
Me‹nmismos be dcinocracia directa
EJ gobierno coino gestor del riesgn
El noe*o Estado dcmocrâtico es tin ideal, iin tantn
impreciso adcmâs. No pretendo desentrañar
ninguno de los detallcs que serian necesarios para
darle verdade- ro cuerpo. Ademâs, todas las reformas
tienen sus pro- pias complicaciones.
Descentralizacion y devolucifin, por ejemplo, suenan
airactivas —jdevolvcr cl poder a las rcgiones, las
ciudades, los barrios!—. Como todos los procesos
dem cratizodores, sus ventajas llcvan apare- jadas
cierms condiciones La devolution puede conducts a la
fragrnentacion st no se cquilibra con una transferen- cia
de poder *hacia arriba”. No es intrinsecamente de-
mocratizadora: tienc que ser convertida en ello.
Demo señalan algunos criticos, la devoluciñn puede
añadir co-
tas de poder burocrâtico local a las Y• existentes en
el centro politico. Las “ciudades pohres, tristes” de
Gran Brctaña, se ha dicho, podrfan regenernrsc
mcdiantc un mayor autogobierno, y esto es
seguramentc cierto ‘. En-
tre los peligros odes, sin emhargo, cstâ que
alglirias ciudades o regiones podrian valcrse de ello
part ade- lantar a otras, agravando las marcadas
desigualdades re- gionales ya cxistcntes en el Reino
Unido.
95
inventr› de politicos conscrxudores. Se observe ert el de•
bilitado snntiniicnto de solidaridad en algi mas coinuni-
dadcs locales y vccindarios urbarios, en lo.s altos nivclcs
de criminalidad y en las ruptiiras inatrimoniales y fami-
liarcs.
Ln derecha tiende a negar que la carcstia cconé›mica
csté asociada a estos problemas. Pero cs igual de errñ-
neo redUcir la decadencia clvica a la cconomia, como
hacia con frecuencia la vicja izquierda, que negar la in-
fluencia de la pobrcza y cl dcsamparo. No podemos
cul- par de la erosié›n dcl cnismo al Estado de
bienestar, ni suponcr que puede revertirse dejanrlo a la
sociedad ci- vil funcionar a sus an ches. El gobierno
puede y dcbc jii- gar un papel principal en renocar la
culture civica.
100
La emprcsa social es otro eemplo que viene al
caso. Se han dcsarrollado una extraordinaria variedad
de pro- yectos dc cmpresa social en diferentes parses
‹lcsdc fina- les dc los ochenW Uno es eI “crédito de
servicio”, intro- ducido en una serie de ciudades en
Estados Unidos y Japéin. Los volunarios que
participan en obras de cari- dad son @agados" en
tiempo donado por otros trabaja- dores voluntarios. Un
sisteina informâtico registra cada “déilar temporal”
ganado y gasiado y proporciona a los parDCi antes
factiiras rcgulares. Los dfilares temporales estân libres
de impiicstos y pueden acumularse para pa- par la
asistcncia sanitaria y otros servicios de mlud, in-
cluyendo la rcduccifin del coste del st•guro sanitario.
El Instituto Time Dollar de Nuer York estâ
desarrollando iina agcncia de empleo que ofrezca
acceso a oportuni- dadcs laborales, formaci0n y
prngramas de apoyo. Los individuos pueden usar la
agencia para obtcncr infor- maciñn laboral y teci&i
un dolar temporal per cada hora adicional trabajada
sobre cualcsquicra que sean los salarios ortodoxos
que rcciban del trabao. Estos puerien ser juntados y
utilizados para cursos formatixxis o como recurso si la
persona pierde su empleo. Un pm- yecto iniciado en
1888 establecerâ centros en cincuenta y dos ciudadcs
del mundo para ofrecer programas de voluntariado,
apoyados por empresarios, relacionados con cducacion
y sanidad. Rasadus en prngrainas de d6- lar temporal,
trata de fomentar una economia dc ticm- po
voluntario, utilizando tecnologia informâtica sofis-
ticada.
El gobierno debcria cstar dispuesto a colaborar
con estas tentativas, al igual que cstimular otras
formas de adopcion conscnniada de decisiones y
autunumia lo-
cal. Iss programas dc microcréditos, por eeniplo, tie-
nen iiiia probada cficacia como medio de estimular ini-
ciativas econfiinicas locales. Algunas actividadcs
pueden ser desarrollndas por comiinidades locales, pcro
necesi- tan a menudo ser autorir da.s o revisadas por el
gobier- no. Esto cs obviamentc ask en la educacifin, por
ejemplo, cn la que las escuelas pueden recibir una serie
de nue- vas potestades, pero el modo en cl que éstas son
titilizw das ha de ser rcgulatlo por el Estado.
La inversi6n coiitinuada en zonas rec0ndiias de la
ciudad puede engendrar ttcnicas de trabajo aplicablcs,
desarrollar la prupicdad cconfimica local y surninistrar
capital para la rcsmuiocifin del activo inmobiliario. El
gobierno pucdc suministrar capital de inancra directn,
pero tambitn crear incentivos para que las sociedades
privadas hagan inversiones, ofrecer programas de for-
macifiri y fomentar la iniciativa local. California, entrc
otros estados de fistados Unidos, tiene areas ernprc.m-
rialcs production en funcionamicnto, y otras planifica-
das. Se han hecho varias propucstas ulteriores. Una es
renpnciar al impuesto sobre las ganancias del capital si
lus benelicios sc rcinvierten en ncgocios dc rnancra
r}ue las accioncs sean adquirida. por einplcados resi-
nentes en zonas empresarialrs. £3tra es iiaccrlo st las
ga- nancias sc rcinvierten en organi ncioncs no
lucratiwas Que ofrczcan formacion JaLoral u otros
bienes comuni-
La familia democrâticn
17
4
ML ESTADO SOCIAL INVERSOR
1 20
Por razones que explicnrc dcspués, la re0istribucifin
no dcbe desaparccer del progrania de la socialdemo-
cracia. Pero el debate recientc cntre sociaJdemñcratas
ha dirigido el Cnfasis, bastante imonablcmente, hacia la
"redistribucifin de posibilidades". El cultivo del poten-
cial huniano dcberia reempl zar en cuando fiiera post
ble a la redistribucifiii "tras los hechos".
EL SfrNfrfGADO DE EA IGUALOAD
INCLUSION YEXCLUSION
128
Estados Unidos tiene un nivel mayor dc desigiialdad
econfimica que ningfin otro pats industrializado. Con
todo, incluso en era sociedad, la tierra nai I del indivi-
dualismo competitivo, hay motivo para la esperanza en
que la “rcbeliñn de Ins élites” pueda contenene. En su
recientc invesopaci6n, el sociologo Alan Vfilfe cncon-
try escasa evidencia de que las personas de clasc media
alia cstuvieran separândose de la sociedad globalmente
consideratia. Dcscubrifi un amplio respaldo a lajusticia
social en America, “compartido con tanta probabilidad
por conservadores cristianos como QOF liberates de la
Costs Estn“^. La nayoria cree que la dcsigualdail
econé- mica en Esiados Unidos se este extreinando
deinasiado:
i3T
El Estado de bienestar, como se indico antcs, cs
mâs una mancomunidad dc riesgos que de recursos.
Lo que hamodeladu la snlidaridad de la pulitica social cs
que‘gru- pos por otra pai'te privilegiados descubricron
que com- partian cn interés comiin en distribuir dc
nuevo el riesgo con lps desfavorecidos” I*. No
obstante, el Esmdo de bienestar no cstâ prepara‹to
para cubrir riesgos nove- dosos coino los referente.s at
cambio tecnologico, la ex- clusifin social o la creciente
proporcion de hogares mo- noparcniales. Fsu›s
desajustcs son de dos clases: cuando los riesgos
cubiertos no sc adecuan a las neccsidades y cuando
se pmtege a grupos equivocados.
Ln reforina del blcnesmr debcria reconocer los argu-
mentos sobre el riesgo anteritirinentc suscicados en
la discu.siF›n: la gcstion eficaz del riesgo (individual o
co- lectivo) no sñlo significa inininiizar o proreger
contra l‹is riesgos; significa tainhién aprovechar cl lado
positivo o eiicrgético del riesgo y suministrar
recursos para la adopcion del riesg‹i. La adopcion
activa de riesgos sc re- conoce como inhereixtc a la
actividad enipresarial, pero to mismo puede dccirse de
la fuerzn de trab@o. Decidir ir at trabajo y renunciar a
l‹ts ptestacioncs, o aceptar un emPleo en urea
determinatla iridiistria, son actividmles
de riesgo infundidas —pero tal adopcion de riesgos es
con freciicncia beneficial tnnto para el individun como
para la sociedad globalmente.
Cuando Beveritlge escribio en 1942 su Inf‹zrmrsobre
la Spread Sci:inl y Sermons Cotaxos, hizo en cclcbre de-
claracion de guerra a la Indigencia, a la Fiifcrmedad,
a la Ignorancia, a la Miseria y a la lndolencia. En otras
pa- labras, en enfoquc em casi coinplctamente
negative. Huy deberiainos hablar de m posilioq
at qtie con-
138
tribuyen los propios individuos y otros agcntcs adcmâs
de la Administracion —y que es funcional pam la crea-
cion de riquem—. El bienestar no cs en esencia un
con- cepto econfiinico, sino uno psiquico, que amñe,
come Jo hace, al estar-bien. Las prcstaciones o ventnjas
economi- cs no son, por tanto, cast nunca suficientes
por é mis- mas para producirlo. El bienesmr no solo
es generado en muchos contextos y por muchos
inCuencias distintas al Estado de bienestar, sino que las
institiiciones dcl bien- cstar deben ocuparse de
promover mcjoras psicol6- gicas a la ve* que
economicas. Pueden ofrccersc ejem- plos bastante
mundanos: ct ascsoramiento, per ejemplo, puede or en
ocnsioncs mâs 6til que ct apoyo economics
141
El concepts do una r••sion que cmpieza a la edad
de jubilacion, y cl adjetivo Qensionista”, fuer‹in irivcn-
tos del E•stado. dc bienestar. Pcro éstos no Rio no sc
ajiistan a las nucvas realidadcs dcl envejeciiniento, son
cl caso inâs claro de dcpeildcncia del bienestar que uno
puede cncontrnr. Sugieren incapacidad, y no
sorpren- de que para much a gente la jubilaciiin
conduzca a una pérdida dc autoestiina. Cuando lv
jubilacifin fijfi por primcra we ‘7a terceia cdad" a los
sescnm o scsenta y cinco años, la sitnacifin de la gente
major era muy difc- rcnte de la actual. En 1900, la
espcranza media de vida
rara un wmn dc veinte afios en Inglaterra era dc solo
sesenta y dos aiios.
Dcl›eriainos avanZar hacia la abolici0n de la cdad
fija de jul›ilacifin, j' debcriainos contempt at a la
gcnte ma- yur como un recumii y no como un
problema. La cate- goria dc pensionista dc}arâ
entonces dc cxistir, porque es separable de las
pensioiles como tales: no tienc semi- do rctener los
fondos de r••sioncs hasta alcanzar la
“cdad dejuliilacion”. La gente debcria r der utilizar
In- les fondos coino dcsee —no silo r dejar la
fucrza de trabajo a cualquier edad, sino r • *nanciar
la educa- cioii, u horas redimitlas dc trabao, cuando
cstén crian-
Plc niiios pequenus "—. Abolir la jubilacifin legal
pro- bablcincnte serta neutral resrccto a has
rlicacinnes del mcrcado He trabajo, dads que los
individuos po- drian dejar antes cl tmbajo del mismo
modo que pcr- manecer inâs ticm o en Al. Estas
cstipulacioncs no ayu-
daNan como tales a r• las pensioner en un pats
qtve hays tensado dem iado sus compromisos funiros,
y esia perspcctiva es indifcrcntc respecto al
cquilibrio que
‹lcha biiscame enire fondos rtiblicoy r*'ados.Pero st
142
sugiere que hay espacio para un pensamiento innova-
tor sobre el lema de las pensiones.
Una sociedad que separa a la gente mayor de la
mayo- ria en un guetu dejubilados no puede llamarse
inclusive. El precepto del conwwadurimo filos fico es
aplicable aqiii como en otros liigares: la tercera edad no
debcria verse como una época de derechos .sin
responsabilida- des. He alif la célebre observacifin de
Burke de que “la sociedad cs una comunidad no solo
entre los que x'iven. sino entre Nos que vivcn, los
mucrtos y los que hari dc nacer” '6. Tal comunidad se
presume, en un contcxto relativamente mundano, per
la idea misma de pensio- nes colectivas, que act6an de
conexifin entre generacio- ries, Pero un contrato
intergeneracional claramcnte ne- cesita or mâs
profundo que este, Iwj cue.s deheriar
bixscar modclos ence los ancianus, y la gente inaytir
de- beria verse como sir viendo a las generaciones
futures **.
¿Son realistas iales aspiraciones en una sociedad que sc
lia apariado del respcto, y en la que la cdad ya no
parccc portar sabiduria? Vaiios factorcs apuntan a que
pueden scrlo. Ser “anciano” dura mâs de lo que solia.
Hay much a mâs gente mayor en ia poblacion y, por
tanttj, los ancia- nos son mâs visibles sociaJmente.
Finalmente, en impli- cacifin crec en te en eI tralmjo y
la comunidad tleberia servir pars vincularles
tlirectaniente con las gencracio- ne.s masjovenes.
La posicion dc los ancianos fiagilcs, gcnte que nece-
siia atcncion continua, suscita cuestiones mâs peIiagu-
dos. Hoy hayveinte veces mâs gente mayor dc nchenta
y cinco aiios en cl Reino UniHo de la que haliia en
1900. Muchos dc los “ancianosjtivenes” pueden estar
en una situaciñn liastante distinia a la de aqucllos
pcrtcnccicn-
143
tes at mismo griipo de edad hace un par de
generacio- ncs. El problema es difercntc pam los
“ancianos viejos”, algunos de los cuales lo pasnn mat ”-
Ln cue.stion de quc rccursos colecti os dcbcrian
ponerse a disposicifin de los anciano* Frâgilcs no es
s6Io de racionamiento. Hay que afrontar cicrtos
temas, incluidas cuesuones éticas lxe;tante
fundainentales, que sobrepasan en mucho el aJcance
dc csla discusion.
¿Ycl empleo? ¿Significa algo todavia la mem del
pleno empleo? ¿Hay una relacifin dirccta, coino dicen
los neoli- berales, entrc empleo y mcrcados laborates
desregula- dos, contrastando el “inilagro laborai” de
Estadns Unidos con la Puroewlerosis? Deberiamos
seiialar, antcs de nada, que no hay mia scncilia
comparacion posiblc cntre ‘Wtadns Unidos" y el
Wodelo europeo". Como ha mos- trade el econoniista
Stephen Nickell, los mcimdos labo- rales en Eoropa
imiestr‹tn una gran dh•ersidad. Durance eI periodo entrc
l9B3 y 1')96 hubo grandes variacione* en las tasas de
desernplen en la Europa de la OCDE, dee• dc un 1,89c en
Suite hasta mâs del 20a en Esparia De los parses de la
OCDE, el 80&o tuvo durante estns añc's tasas de
desernpleti menorcs que Estad‹›s Unidos. Aqucllos con
lms menores tasas no destacan pnr tener los merca- dos
tle trabajo mâs desregulados (Austria, Portugal, No-
ruega). Las rigideces del mcrcatlo laboral, al igual que
una legislation estrica sobre e1 empleo, no infiuyen
fucr- teincntc cn el desemplco. El alto dcscrnpleo ester
ligado a prcsmciones gcnerosas quc contin6an
indcfinidaincntc y a pobrcs niveles educativos en el
extreme inferior del mercado laboral—cl fenfimeno dc
la exclusifin '°.
La posture dc la tercera via deberia scr que la Hesre-
gulacion general no es la soliiciñn. El gasto en bienestar
144
tleberia pcrmanecer en niveles europcos y no estado-
unidcnscs, pero habria de desonarse en cuanto fucra
po- sible a la inversiñn en capital liurnano. Los sistemas
de prcstaciones deberian reformarse cuando
induzcan al riesgo moral, y deberia estimularse una
actitud de adop- cion de riesgos mâs activa, alli
donde sea posible me- diamincentives, pero donde
sea necesario mediante obligaCiones legalcs.
Merecc la pena, quizâ, llegados a este punto, comen-
iar brcvcmcnte el Wodelo hoJandés”, citado a veccs
coino adaptacié›n exitosa de la socialdemocracia a
las nucvas condiciones sociale.s y econfimicas. En un
acuer- do concluido en Wassenaar hace unos dicciscis
años, los sindicatos del pats accedieron a la
modcracié›n salarial a cambio de una reduccion
gradual de horas de trabajo. Como resultado, los
costcs laborales han caido en mâs de un 90&o
dliraixtc los ultimos diez aiios, mientras que la
econoniia lia prosperado. Esto se ha logrado con una
la.sa de dcscmplco menor del 6 o en I 997-
Exaininado mâs de cerca, sin embargo, el modelo
ho- landés es menos impresiooante, por lo menos en
térmi- nos de creacifin de empleo y reforms dcl sistcma
de bien- estar. Cantidades importances de personas que
en otros pairs contarian como descmplcados vivcn de
presta- crores per incapacidad —cl pats, dc hccho,
tiene mâs gente registrada coino no apta para el trabajo
que como o1›cialmentc dcscmplcada—. En el 51 to, la
pmporcifiii dc la poblacifin con edades entre quince y
sesenta y cua- tro años trabajando a tiempo completo
es mcnor quc en 1970, cuando era casi tlel fi0To y estâ
bastantc lejos de la media eurupeñ del fi7&o. De los
cmplcos creados du- Dante los iiliimos diez anos, el 90a
son a tiempo parcial.
1 45
Holancla gasta la proporcifin mâs alta de renta de los par-
ses europeos en seguridad social, y su sistema de
bienes tar estâ sometido a una tcnsifin considerable "
Las estrategias para la creacifin de empleo y el
future del trabajo han dc ester basados en una
orientacifin ha- cia las nucvas cxigencias econfimicas.
Ernpresas y con- suniidorcs operan crecientemente a
exala sundial si- gliiendo los criterios exigidos para los
bienes y servicios. Los consumidores compran a escata
sundial, en e1 scn- tido de que la distribuciñn es global
y, por tnnto, “lo me- jor” ya no tiene conexion
genérica con cl lugar en que se protiucen los bienes y
scrvicios. Las presiones part cumplir estos criterios
alcanzarân tainbién cada vez mâs a las hierzns dc
tmbajo. En algunos contextos, tales pre- stones
profiindizarân probablemente los procesos de
cxcliisifin social. La diferenciacifin no serâ s61o entre
tea- bajadores manuales y con estudios, o entrc alta y
baja mialificacifin, sino entre aquellos cnn una
perspecuva lo- cal y aqiiellos mâs cosmopoliWs.
I -a inwrsiñn en reeursos humanos estâ
dcmostrando scr la fuente principal de cficacia dc las
cmpresas en sectores economicos clavc. Un cstudio
en Estados Uni- dos comparfi 700 grandcs cmpresas de
industrias di€e- rentcs. Los rcsiiltados mostraron que
incluso una dife- rencia marginal en un indice de
inversifin en personas aumcntaba las ganancias de
los accionistas en 41.000 dfilarcs *1. El analista
financicro Rosabetli Mo•ts Kanter identifica cinco
areas principales en lms que la politica
gubernamcntai puede contrihuir a la creacion dc em-
pleo. Dcbcria haher apo}c a iNriafivos ariab•s reIa-
tivas a la puesta en marcha de pc9ucños negocios y a la
innovacion tecnologica. Muchos parses, particularmen-
11G
te en Etiropa, ponen todax4a demasiada fe en que las
insfituciones economicas establccidas, incluido el
sec- tor pñblico, creen cmpleo. En un mundo ”en cl
que los consumidores pueden literaimente comprar
trabajado- res", sin las nue›as ideas a›aladas per el
einpresariado hay ausencia de cornpetencia. La
empresa es una fuente direcm de empleos. Tarnbién
cstimula el dcmrrollo tec- nologico, y da a la gente
oportunidades para el autoem- pleo en épofas dc
transicion. La poliuca gubcrnamental puede ofrecer
apoyo directo al empresariado, ayudan- do a crear
capital empresarial, pero también reestructu- rando los
sisternas de bienesmr para dar seguridad cuando los
negocios arriesgados vayan mal —por ejem- plo, dando
a la gente la opcion de declarar su.s impues- tos en
ciclos de dos o trcs años en lugar de solo anual-
mente.
Los gobiernos han de impulsar la edumci‹in duranH
toda ñ desarrollando programas educativos que
comiencen en los primeros años de tin in‹lividuo y con-
tinucn incluso a una edad madura. Aunqiic cl aprendi-
zajc de conocimicntos especific rtlt•da scr necesario
para muchos cambios de empleo, mâs importantc es el
dcsarrollo dc la competencia cognitive y crnocional. En
lugar de descansar en prcstaciones incondicionadas, las
politicas dcberian orientarse a estimular el ahorro, cl
uso de reciirsos educativos y otros oportunidades de
in- versifin personal.
Las asoâaci Para i bhcos pueden otorgar
a la cmpresa privada un papel mayor en actividades de
las que antes se ocupaban los gobiernos, a la vez que
ascgurar que e1 interés pulilico st ie siendo c1
superior.
El sector pñblico puede a su vez pros'eer rcciirsos que
ld7
rueden ayudar a Oorcccr a la cmpresa y sin los
cuales l‹›s proyectos conjuntos pucdcn fracasar. Moss
Kanter seiiaia que los programas dc biencstar para cl
tmbajo ei› Estados Unidos han fracasado por cl
problema del tra»sporte. In empresas ofrecen
emplcos en zonas que las personas dispuestas a cllos
no pueden alcanzar fficil- mente del›ido a la ausencia
de infraesmtcturas adccua- das de transporte.
Las poliñcas gubernarnentales pueden acrecentar la
Slided, ya sea mediante niveles comunes de educa-
cifin o mcdiaiite derechos iransferihles de pensiones.
Una inayor armonizacifin de prâcticas y niveles
educati- vos, por cjcmplo, cs dcscable para una fuerza
de trabajo cosmopolita. Algunas sociedades mundiales
lian estable- cido ya requisitos de cntrada
cstandarizados, pero los gobiernos han de llevar la
pauta. Como en otras âreas, la arinoniz.acton no es
necesariamente cncmiga dc la di- rersitlatl ertucativa y
puede incluso ser la condicion dc su mantenin iento.
Pinalinente, lox gobiernos debeñan estimular pofiti-
cue de lugar de lrahaju c znflutible con In famil, ulgo
que mmbién pucdc realizarse metliante
cnlaboroiones pñ- blico-priiadas. Los parses varian
considerablemente en el nivel dc atencion infantil quc
ofrcccn, por ejemplo. at igual que las empresas. No
sñlo la atcncion infantil, sino otras oportunidades
laborales, como la tclccomuni- cariñn o lms años
snbâticos, pueden ayudar a reconciliar empleo y vida
domcstica. Cuanto mâs hincapié hagan las empress en
los recursus humanos, md competencia habrâ part
tener los menres ambiences laborales com- patiblcs
con la familia. Lfis gobiernos que las ayuden
tendcrân tambicn a atraer inversion inierna .
{48
t
Pueden producir estas estrategias una vuclta al ple-
no empleo en el sentido corricntc: suficicntcs bucnos
empleos para todos los que quicrcn uno? Nadia lo
sabe, pero parccc poco probable. La proporcifin de em-
pleos duraderos a ucmpo complcio estâ
descendiendo cn las economias occidentales. Lns
coniparaciones entre las “cconomias de pleno empleo",
como Estados Unidos
o e1 Reino Unido, y las sociedades ”con alto
descmpleo", como AJemania o Francia, sun menos
inequivricas char- do comprararn‹›s no el nñmero de
empleos sino las lioras de traliajo realiza La creacion
neta de emplco cuaJifi- cado segoro y bien pagado
durnntc la década 198*>1996 due la misma en
Alcmania que en Estados Unidos, un 2,6d. La
productividad del trabajo se duplico en Alema- nia
durante ese periodo, mientras que en Esrados Uni-
dos auinento sñio un 259’o ".
Ya que nadie puede decir st el capitalismo g1ol›al
ge- nerari o no suficiente iraliajo en el futuro serta
absurdo proce‹ler como si lo fuera a hacer. jEs pnsible
la “rcdis- tribuc ion activa” dcl trahajo sin
consccucncias contin- produccntcs? Probablcmentc
no en la forma de limitcs a la scmana laboral fijados
por el gobierno —las dificul- mdes de tales proyectos
son bien conocid s-. Pero si la contemplainos en us
Contcxto md amplio, no tcnemos
que preb nos si es posible la redistribucion del tra-
bajo. Rstâ ticurriendo ya de modo generalizado, y la
cla- ve es fomentar sus aspectos positivos. Un
cxperimento inuy citado cs cl dc la planta dc 1-Imvlctt
Packard en Gre-
ioble. Ln plania se manuene abierta en un ciclo de 24
horas siete dras a la semana. Los empleados tienen una
semana laboral jiisto por ericima de 30 horas, pero reci-
ben los mismos saJarios que cuando trabajaban 37,5 h‹r
149
ras semanales. r•oductividaddcl trabajo he aumen-
tado sustanciaLnente"’.
Puesto que el renacimicnto de la cultura civica es
una ambiciéin bâsica de la politica de la tcrccra via,
el compromiso retry-o ‹iel gobierno en la economfa
social tiene scntido. De hecho, algunos nos han
presentado la
eleccifin en terininos rigurosos, dado cl esta r -
matico del pleno empleo: o bien una mayor participa-
cion en la economfa social, o bien afronmr el surgimicn-
to de “cultures proscritas". Las posibilidades son divcrsas,
incluyendo los programas del dfilar tcrnpoial
mcncio- nados an ieriorincnte y ins sa!ai ios indirectos
—rebajas fiscales por horas trabaacku; en la
ecoiiorriia social—. Como mucstran diversos
csmdios en Europa, Wâs y mâs personas buscan un
trabajo con *gnificado propio y oportonidades r el
coinrromiso fucra del trabajo.
hi la sociedad puede valorar mâsy recoinpensar ese com-
promiso, ronerlo al nivel del empleo rcmunerado,
pucdc crear tanto rna idcntidad individual como cohe-
sifin social°".
En stima, ¿qiic apariencia tcndria un Fstado de bien-
estar reforinado radicalmentc, e1 Rstado social inversor
en la sociedad de bienestar positivo? El gasto en bienes-
tar, entcndido como bienestar posiñvo. no scrâ genera-
do y distribuido tntalmcnte a través dcl Estado, sino
per el Estado actuando en combination con otros
agentcs, inclujcndo el mundo financiero. La sociedad
dcl bien- cstar en este contexto no es solo la nacion,
sino que se cxtiende por encima y debajo de clla. El
control de la contaminaciéin medir›ambicntaJ, por
cjemr , nunca ruede scr asunto del gobicrno umcional
solamcnte, pcro es, sin doda, cfireciamcnte relevantc
para el biencstar.
En la sociedad de bienestar positivo se altera cJ
contratn entrc individuo y gobierno, pues la autonomia
y el desa- rrollo personal —el medio de cxpandé la
responsabili- dad indifidual— se convierten en el
foco principal. El bienesmr, en este sentido blico,
atañe a los ricos igual que a los pobres-
El bienestar positivo sustituiria cada aspecto
negativo de Beveridge por xino positive: en lugar de
Indigencia, autonomia; no Enferinedad, sino salud
actiia; en lugar de lgnorancia, educacion, coino
clemento duradero be la vida; en ›'vz de Miseria,
bienestar-, y en lugar de Indo- lencia, iniciativa.
151
5
CIX IU ERA GLOBAL
}v\NAOONCO MDPOLITA
*60
miembros de la UE con “fronteras cxternas" paru
que las vigilen con rriayor rigor. En junio de 1998,
Francia envio refucrzos policiaJes a su lrontcra
italiana para impedir que entraran refugiados kurdos.
Alemania so- licito quc se establecieran controlcs de
carretera en Italia; ha intensificado el control cn su
frontera con Polonia. No obstante, el acucrdo de
Schengen ha so- brevivido at flujo ale refugiados de
Yugoslavia y, des- pués, de Albania.
Gosmopolitismo y rnulticulturalismo se fusionan cn
el tema de la inmigraci6n. Una perspectiva cosmopolita
es conrlicion neccsaria para una sociedail multicultural
en un orden globalizador. El naciooalismo cosmopolita
es la ñnica forma de identidad naci Anal compatible
con ese orden. Incluso mâs que la mayoria dc los
otros parses, Alemania se estâ viendo furzada a revisar su
idcn- tidad nacional. Fire la mica sociedad rcalmentc
frac- cionada en dos por el mundo bipolar. El pais ha
de moldcar una nueva ider tidad, romo otros en
Europa, micntras cede un tantn rle autonomia
economica y cul- tural a la UE—en la que es el
primcro cntre iguales.
Alemania es una especie dc caso de prueba para el
nacionaJismt› cc'smopo1ita en el contexto europeo,
pties el pats niega oficialmcnte su multiculturalisrno.
La na- ruralizocion se basa acnialmente en la
dcscendencia, no en el lugar de nacimiento.
Generaciones de niños inmi- grantes nacidos en
Alemania siguen siendo extranjeros, mientras que
aquellos de origen alemân nacidos en otros parses
piicden reclamar la nacionahdad alemana. Para
promoter una identidad cosmopolita han de cam-
biarse las lcycs de nacionalidad y rcalizarsc un gran
giro cultural. Una nacion cosinopolita ncccsita valores
con
161
los que todos cstin comprometidos, y una identidad
con la que lo.x ciuda‹1anos se sientan cfimodos, pcro
también ha de aceptar la ambigiiedad y la divcrsidad
cultural.
¿Es un nacionalismo bcnigno, cosmopolim,
posible realmente? Como sucede con otras ideas
abordadas an- tcriormcntc, se tram dc un ideal, pero
dada la naturaie- za cambiantc del orden sundial no
esta tan disante de la realidad. Los discursos existentes
en e1 Reino Unido sobre la Gran Bretana "que mola"
*, y sobre "recrear el Code to NJn", denotan, por
balbuceantes que pue- dan so, on reconocimiento de
que la idcnudad nacio- nal ha de ser activamente
analizada en difilogo con otras identidades.
Seg in la tcoria "realism", las naciones y los
bloques de poder, quc actñan egoislamente
siguiendo sus inte- rests, son los ârbitros del poder
en la arena sundial. Es obvio, sin embargo, que esta
es una teoria que se reim- alimenta. Los lideres de
Estados que piensan asi actua- rân asi. El fin de la era
bipolar, junto con eI impacto de la globalizacifin, han
éterado radicalmente la nanirale- za de la soberariia
esatal. Globalizacion, dcbcria subra-
Y ‘ , no es igual a internacionalizacion. No signilica
silo lazns mâs estrechos entrc las naciones, sino
proce- sos, como la emergcncia dc la sociedad civil
global, que traspasan has frontnras nacionales Estados
que afrontan
riesgos y peligros, en lugar de enemigos, no tienen por
• Los términos Gx I Bnf ›iiun y sling M i ns c
gcneratimron en este pais a raiz del libro deljoven neolaboñsta
Mark I mnarrl fr- ñrorufing Pattern, Londres, Demos, 1997. Aliiden
a la necesidad de rehabilitaz kt conciencia nacional a r dv
nuowas sec as de iden- tidad, como esla nueva explosion de
creatividad —que sr manifics- ta xotirc todo en el campo del
disc to y la mFisica ocurrida en
iodo e1 Reino Unido. tx. If'/'j
1G2
qué ver el mundo en términos reaJistas —healismo” es
un térrrtino equivocado, pues la mentalidad a la que sc
refiere estâvolviéndose arcaica.
LxUnion EuROFEA
163
racion de las .sociedades dc Euriipa Central y
Oriental podria scr url e.stimulo para demorratimr y
rcmodelar las instinicioiies de la UE. ‘Si la anipliacifin
quicrc tener éxit‹i, la UE det›e abordar las complejns
y cspinosa.s cuestiones dc la identidad social y
cultural, funcion y le-
gitiinidad y las dudes e inquietudcs Que provocan
en Europa” !°
1 711
podria inciiiso ser una posible cabeza de puente hacia
un ordcn g1ob'aJ mayor, si absorbiera a la UE y
extendicra los misinos poderes dc los que disfruta ya la
UE al resto dc sus miembros. Para los prises del Our. csta
podria ser unaju arla position, por9•e bra no serta un club
exclisi- vo, sino iin griipo al qite pueden incorporarse
come
iniembros todos los parses que cuinplan los requisites.
La idea dc que pudiera erigirsc una niiev
asamblea. o parlamcnto, en conjuncion con la ONU,
sc lia debau- do mucho en los ultiinos aiios ". El
Parlamento Euro- peo porlria ser un modclo para la
formaci5n de tai asam- blea parlamentaria. Podria
cstablecerse inicialmente como cuerpo subsidiario de
la Asamblea General, am- parade por el articulo 22
de la tata dela Ohm. Los par- lamented de los
Estados miembros cnviarian writes de nada
represcntanies que elevarlaii propuescas para una a
blca élegida directamente. El sistema electoral se- rta
similar al del ParJamento Europeo, con ct nuinero de
dipumdos por cada pats proporcional a str pobla- cié
n, y iina medida corrective establecida en favor dc
los paises mls peQucños ".
In institucié n dc un tribimaJ dejusticia cfcctivo
serta un peso crucial para acompaiiar a la asamblea
sundial. El Tribunal Intcrnacional deJiisticia sigtic
represcntan- Plc una conccpcié n intergtihernamcntal
del derecha, a
P dcl hecho de qtie los Tribiinalcs de N6remberg j
rokio establecicmn el principio dc jurisdicciñn sobre
los individuos y sns Estados. El tribunal erigido pain in-
vestiges y perseguir las violaciones de las lcycs intcrna-
cionales de derechos humanos en la aixtigua Yugoslavia
tiene podcrcs anâlogos. Ptidria, y dcbcria, fomar un
vinculo con el sistema del dereclio cosmopolita, cube
eleinento bâsico es que la jurisdiccifin del tribunal
de- berfa cxtendcrse a las relaciones entre !os Estados y
sus ciudadanos. El hccho dc que la mayorfa de los
Estados liaya apoyado, a fccha dc 1998, la formacifin
dc un Tri- bunal Penal Intcrnacional es serial de un
conscnso cre- ciente sobre estas necesidades.
CSon fnctibles estns propuest s* tse encontrarfa la dv
1 G
habrfa producido 150.060 millones de dfiIare.s si se
hu- biera recaudado a escala mundial. Sus detractnres
afir- man que no serta viable, porquc los ncgociantes
encon- trarian maneras de evadirlo. El obstâciilo
principal, siii embargo, no atañe a problemas de
evasifin, o, en gene- ral, de implemenmcifin, sino a la
falta —por cl momcn- to- de vuluntad politica. A un
nivel mâs local, cl sistc- ma de reservas en Chile ha
atraido, merecidamcntc, mucha atenciñn. Aquellos que
desean invertir en el pats estan obligados a et'ectuar un
deposito sustnncioso, al 0&o de interés, en el banco
central durante un año, sien- do el efccto scparar la
inversifin ver‹tadcra de los nego- cios financicros mâs
especulativos.
El Banco MundiaJ, ct FMI y el GATT iueron
creados para lidiar con los trastornos globales de !os
años veintc y treinta, no con los de hoy. El sistcma
Bretton WoorL+
€iATT fue introducido para evimr las dificidtades
surgi- dat tras la I Guerra Mundial, incluidos has
political co- merciales restrictivas y la Gran Depresion
—el periodo conocido comñnmente cumo “la era de la
catâstrofc”—. El objctivo cra estimular la coopcracifin
economics in- ternacional a travcs dc iina economia
sundial abierta y en expansifin. Estos obetivns han sido
en gran medida logrados. El nacionalismo cconomico
virulentn no ha reaparecido y no ha habido gi udcs
guerras entre los par.ses que forman el néiclco dcl
sistcma. in parte, es ese mismo éxito el que ha
generado una nucva serie com- pleta de pmblenias.
Dcbciia considerarse scriamente el establecimicnto
dc un Coiisejo de Seguridad Cconomica en el seno de
las Naciones Unidas. Hacerlo serta tan ciificil como
otras reformas, o inâs, pcro serta con plicado rchitar
en im-
17 ‹
poriancia. Rcqueriria un cambio en la Carta de la ODU
y dna s•olunta‹l politica dc proporciones heroicas“ ”.
Ll G8 podria seguir jugando su papel actual en la
coordi- nttci0n ale las estructuras politicas de los
parses indu+ trializWos. 1-lay muchos asuntos, como
el gobicrno de los inercados dc capitales y la rcspuesta
a los ricsgos eco- li3gicos, que no pueden resol erse sui
una accion colec- tivn que involucre a muchos paises y
grupos. Ni siquiera la economia national mls
liberulizada funciona sin una coordinacion
macrcieconfiinica; no tiene sentido sups ncr que la
economia niundial cs diferente.
El tema de la gesLion ccolfigicn global se solapa
en gran medida con el de la profunda diinsi6n
economics en la suciedail niundiai. Hay un
pac‹tlelisino real entrc la exclusion Centro dc las
naciones y regiones y la exclusion a escala iimndial. Una
prosPeridad crecientc para mu-
chi›s aleja a otros sin recursos y niarginados. Los veinte
par.as niâs ricos dcl mundo han experimcnmdo un
cons- tame avancc en riqiieza desrle 1980.
Aproxiinadamente, un ciiai‘to de la poblaci6n mundial
vive en estos parses. El cstancainiento ecnnfiinico, o
incluso el decline aRsolu- to, ha caractcrizaclo a inuchas
de las sociedmles inâs po- bres. Un 30a ale la poblacifin
miindial vive en e1 uinbral de la renta tle pobrtza
equivalents a un rlfilar USA dia- rio. El Attica
subsaliariana, con la excepcion parcial de Sunâfrica,
iilfcgra prâcticamente tin continence comple- te tle
excluidoz Incluso en Ins parses inâs pobres hay
uunbicn exclusion en la cñspidc. Pcqucñas élites, a
veces objctivamcnte ricas, viven lisica y culniralmcnte
aisladas de la gran may‹iria. t'on bastantc frccuencia
sacan sus m- gresos abicrtaineiiie dcl blanqueo de
dinero, cl trâfico de armas o el rle drogas.
t7D
Los problemas rclacionados con la reduccion fie la
desigualdad inundial son verdadcrainente intimidailr»
res. Parcce inuy improbable, sin embargo, quc pueda
causarsc un impacto significativo sobre elms sin un
pro- greso hacia In mayor gobierno global. Lo mismo
ocu- rre con el ricsgo ecolfigico. La cuestifin no es sñlo
como contuner los peligros mediozunbicntaJes, sino los
efectos
del desarrollo econ6mico de los r • pobres, stipo-
niendo que aqucllo .w consiga. La modernization
ecol6-
gica, taJ como cs cntendida acmalmeote, no proporcio-
na cstrategias para la transicifin desde una economic
agrai‘ia a una indusuial. In gesti‹Sn econfirnica global,
como minimo, no scra Pâcil, y no solo debido a lms
pre- siones a fai'or de un crecimiento ccont›m ico
mcdioam- bientalmente nocivo, sino debido a que los
riesgos ec‹r lñgicos. y mls ampliainente los asociailox
al cambio tecnologico, son tan intrinsecamentc
contrrivertidos.
Las acusaciones de alarmismo inncccsario no
provie- nen silo de la derecha, y mucha gente sc
alaandona a la opinion He que “las cosas acal›arân
salicitdi i bien”. Pucsto que por dcftniciñn nadic pre.de
calcular los ries gos, y cl cambio tecixologico futuro es
imposiblc de pre- decir, no pueden dcscribirse
cscenarios plcnarnente ronvinccntes. Los problemas
globales respondcn a in i- ciativas locales, pero cxigen
tambicn snluciones glolra- les. No podeinos dejar talen
problemas a naerccd del crrâtico torbcllinn de los
mercados mundiaies y dc los rclativainente impotcntes
cuerpos intcrnacinnales si qiiercmos crear un mundo
que combinc cstabilidad, eqiiidad y prosperidad.
A comicnzos de los novcnta, participantes en cl
deba- te sobre el futuro de la socialdcmocracia
hablaban del arse de desilusiñn qoe haiodeado ala
tenovaciñn social- demficrata '. Los socialdernñcratas
en Europa, y tam- bicn en otras zonas del mundo,
perdicron confianza a la vista del ascenso de la filosnfia
del librc mercado y el co- lapso dcl “socialismo
actualmente existente” en Huropa del Este. Rnnald
Reagan y George Bush ostentarun el poder cn
Estados Unidos, mientras dos de los grandes
partidos socialdem6cratas, cn Gran Bretaña y
Alemania, patron largos perindos en la oposiciñn.
Aunque los so ciaidemñcratas inantuvieron el tipo en
Europa mcridio- nal, tanto electoral cnnso concepts
linente la socialde- mocracia entrfi en un estado de
dcprcsion”*.
Una serie de acontecimientos clave, como la elec-
cifin dc Bill Glinton a la presidencin de Estados Unidos
en 1992, ayudaron a quc cambiara la suerte. Wim
Rok ne convirtio cn primer ministro de H‹ilanda,
LionelJos- pin accedis at poder en Francia, Romano
Prodi en lta- lia. La *4ctoria dcl laborismo cn cl Reino
Unido fuc con- siderada tambicn cn muchos paiscs
como un nuevo comicnzo. “iV entonces llegfi Tony!”,
proclamaron los
181
autores de tin libro sobre el estado de la sociaidcmocra-
cia en Europe en 1998, aiiadicndo que Tony Blair de-
rrot6 “al sfmbolo mismo de la crisis socialdcinñcrata dc
los años ochcnm, cl conscriudurismu thatchcrista" ^,
No o1›stante, muchos dc los que ensalzan la proper-
tI(dii dc la victoria tambicn ven liueco cl proyectri
del Nuevo Lubor.smo. La mayoria aplastante con
guida por clNuevo I Uni o fue cl resultado de uoa
carnpana muy activa y profesional, en la quc sc utiliz
in técnicas dcsarrolJailas cn Estados Unidos. Se
picnsa gcncral- mente que el Nuevo I l;›orismo
depende dc una politi- co orientada hacia lms medios,
y que ester crcando un
°socialismo de diseño*. “La images› personal, las
csce- nificacioncs simt› licas, los efectos de sonido, los
gags vi- suales* cuentan mls que Nos temas dc
discusi6n, los ar- gumcntos, los pmycctos y Ja
evaluation de las prnincsas de campaiia°’.
Una regla de la publicidad cxitosa es, .sin
cmbargo, que la imagen sofa no es suficicntc. Debe
haber algo sñ- lido tras el montaje, pues si no cl p6blico
vc muy pronto lo que hay dctr s de la apmicncia Si
todo lo que eJ Nue- vv Lnborismo tuinera qrtc ofrecer
fuera asmcia mediati- ca, su pcrmanencia en la escena
pntitica serta corta, y su coritribucifin a la rexitalizaci‹›n
de la socialdeinocracia Jimiiada. Espcro que éste nt›
sea el caso.
Coino he intentado mostinr cn este lil›ro, cstâ sur-
gicndo uoa agenda sustanciosa de los debatcs socialde-
mficraras, una agenda a la que el Reino Unido tiene
mucho quc ofrecer. £?uanto mâs vcrdadcramente trans-
nacionales se convierian estos debates, mejor.
Incluso denlro de Europa, no lia habido tanta
mteraccir›n entre eoittcxtos nacionales como pndria
haber. V un diâlogo
1 R2
dcl centro-izquierda deberia tcner mucho rnayor alcan-
ce, corrlo dc hecho exige una oricntacion hacia la glo-
balizacion.
183
NOTAS
Pxmco
t87
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90
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Schwst<r. 1987, p. J6.
dwrrobo wsicssible, 69
devclur i0 n. 95, 159 r1umén,l22, 130,146
desempleo. ISO. 130, 144, 149
desigual dad, 12, 2S, 95. 1 t0, hmm a, SS, 27, R4, 10 i-117
1u2, lz7-i29, 17† FMI, 167, 170. 177
divisi6ii izquierJa/’dorecha, 33, l'andos dc p<nsiones, 4i?
fuewm del mcmdo, U, 174. 17ñ
d0›' rcio, 1O7, 187-115, 115
dñlares tciiiporalcs, 101, 150 ‹OMhriflujoTiK„59
xmpubtco,l27
ccol ngia, 24, 29-31, C›f›•60 glokilizaciñn, 2ñ, 40-46, 56, 80,
‹xiiicaciiin, 101, 128. ISO, US, 147 S7, 1 61, 105, 152
Estados Unidos, S, -37, 41. o"0, gob'crnancia, 4:$, 165. I z0
ltd, .I 29, 148, I 8u, 18I, lb2 got›iemo, 44, 4S, til, i4i£ Rm&in
empleo, 27, 12$, 144, 147-148
empresaria'âo. 147 Gorhachov. MijaiT. 164
Mensbcrger. H:me Magnus, 64 Gt n I\retaña, 8, 9, I2, 14, 2 I,
26, gg, S4, 44, Y6, 83, 90, 9 ,
Escoria, 44, 159 97. 99, 194. 134, 140. 1S9,
cspacio pi›blicu. 10.8, 128 jG0, SGD, JOE
Esjmñz, 44, 66. 144 op:ice. 6ñ, 16a
F-stado, 18, 22. 80, ION: m
ft gobicrno
Eslado be biencstar. 12, 14. l7, Hayek. Friedrich von. 13
20, 21, 24, 87, 93, t 32, 1.8.8, Hargreaves, lan, 9
15ñ, 13fl. 140. I i›0 Held. Fiavid. J 0
He-wleii Pac);ard, 1d9
196
Holanda, b6, 72, 133, 145. 181 modem izncion ecolñgica, 67,
72, 76. &3, 1.79
idcntidad, 44. 137, mod; mientos ecolc'gistas, 69, 165
idcnudad nacionaJ, 104. f Al(it movimiento dc grupoi
iguaidad. 20, 24. 'iS. 81. 112, pequeiios, 97
120 Mulgan, Gcoif, 9-10
multiculturalisms. 2$, 157. 161
197
patermdad. 105, 111, 114 mutido bipolar, i?1, 22, 36
Partido Ialx›risia, 9, 16, 20, 20. nlñsica, 16, l7, 18, 4fi. 119
gg, m. 90, 181 ecologia, 40, 68-80
pariidos. antisistcma, 62. Gfi igualdad, 20
pensioner, 137, 140, 142 familia, 98
poblaciéin cnvcjccida. 60, 140 Aicniaiiia, 30
pobrcza, 126, 1$1, 13ñ, 178 divi›i‹in izqii ie derecha,
poder, SS, 88, lG2 33. 40, r 1-TO
politic a. 12, g2-$o, 53, 81, 64, 97 neolibcralFsmo. 8, l5, S3, 38.
politita de la tercera via, 8, 37, 1.2.1 , 127
38, 80-B4, 1.19, 134, 150 a la antigua, l9, 28
posmaierialismo, 31, 32, f8, !)8 (•oder,
35 preslaciones del biencstar, 19, riesgo,
ISO
gi, i to visio», i i, is. 9s, o. ss,
Prodi, Romano, l6l 182
sociedad civil. 22, 8'i, 9 -10.3,
Rai,joscph, 55 165
Reagnn, Ronald, 16. 13$. 181 subpolitica, 63. 67
Reino Unido, Gran Bretafia Succia. 3ii, 97. 92. 133, 136
ricst,'u, 72, 7S. 79, 92. 120, 138
seclores publico y prisado, 120. th atcherismo, 16, 18, 2'2, 2& 29,
198
¿ ¿ tercera v ía íc irrim n ó d e im prim ir í n ju n io d e 2 0 0 5 ,
en Pr¡7, Im presos, S.A. de C .V . Su r 113-A , M nz, 3 3
C o l. Ju venirno Rosas, C .P . 087 0 0 , M éxico, D .F.