Modernismo. LECTURAS

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Profesorado en Lengua y Literatura

Literatura Latinoamericana

Modernismo

El poeta leva el ancla

El ancla de oro canta... la vela azul asciende


Como el ala de un sueño abierta al nuevo día.
¡Partamos, musa mía!
Ante la prora alegre un bello mar se extiende. PAGE
1
\*
En el oriente claro como un cristal, esplende MER
El fanal sonrosado de Aurora. Fantasía GEFO
Estrena un raro traje lleno de pedrería RMAT
Para vagar brillante por las olas. 15

Ya tiende
La vela azul á Eolo su oriflama de raso...
¡El momento supremo!... Yo me estremezco; acaso
Sueño lo que me aguarda en los mundos no vistos?...

Tal vez un fresco ramo de laureles fragantes,


El toisón reluciente, el cetro de diamantes,
El naufragio o la eterna corona de los Cristos?...

Delmira Agustini (1886 – 1914) - El libro blanco (1907)

Nocturno III
Una noche
una noche toda llena de perfumes, de murmullos y de música de älas,
Una noche
en que ardían en la sombra nupcial y húmeda, las luciérnagas fantásticas,
a mi lado, lentamente, contra mí ceñida, toda,
muda y pálida
como si un presentimiento de amarguras infinitas,
hasta el fondo más secreto de tus fibras te agitara,
por la senda que atraviesa la llanura florecida
caminabas,
y la luna llena
por los cielos azulosos, infinitos y profundos esparcía su luz blanca,
y tu sombra
fina y lángida
y mi sombra
por los rayos de la luna proyectada
sobre las arenas tristes
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de la senda se juntaban.
Y eran una
y eran una
¡y eran una sola sombra larga!
¡y eran una sola sombra larga!
¡y eran una sola sombra larga!

Esta noche
solo, el alma
llena de las infinitas amarguras y agonías de tu muerte,
separado de ti misma, por la sombra, por el tiempo y la distancia, PAGE
2
por el infinito negro, \*
donde nuestra voz no alcanza, MER
solo y mudo GEFO
por la senda caminaba, RMAT
y se oían los ladridos de los perros a la luna, 15
a la luna pálida
y el chillido
de las ranas,
sentí frío, era el frío que tenían en la alcoba
tus mejillas y tus sienes y tus manos adoradas,
¡entre las blancuras níveas
de las mortüorias sábanas!
Era el frío del sepulcro, era el frío de la muerte,
Era el frío de la nada…

Y mi sombra
por los rayos de la luna proyectada,
iba sola,
iba sola
¡iba sola por la estepa solitaria!
Y tu sombra esbelta y ágil
fina y lánguida,
como en esa noche tibia de la muerta primavera,
como en esa noche llena de perfumes, de murmullos y de músicas de alas,
se acercó y marchó con ella,
se acercó y marchó con ella,
se acercó y marchó con ella… ¡Oh las sombras enlazadas!
¡Oh las sombras que se buscan y se juntan en las noches de negruras y de
lágrimas!…

José Asunción Silva (1865 – 1896) texto publicado por primera vez en 1894.
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José Martí (1853- 1895)


Pollice verso1 2 Que con su rama oscura en flor sombrea
(Memoria de presidio) Mi alta ventana, viene de semilla
Si! yo también, desnuda la cabeza De almendro; y ese rico globo de oro
De tocado y cabellos, y al tobillo De dulce y perfumoso jugo lleno
Una cadena lurda, heme arrastrado Que en blanca fuente una niñuela cara,
Entre un montón de sierpes, que revueltas Flor del destierro, cándida me brinda, PAGE
3
\*
Sobre sus vicios negros, parecían Naranja es, y vino de naranjo:—
MER
Esos gusanos de pesado vientre Y el suelo triste en que se siembran lágrimas GEFO
RMAT
Y ojos viscosos, que en hedionda cuba Dará árbol de lágrimas. La culpa
15
De pardo lodo lentos se revuelcan! Es madre del castigo.
Y yo pasé, sereno entre los viles, No es la vida
Cual si en mis manos, como en ruego juntas, Copa de mago que el capricho torna
Las anchas alas púdicas abriese En hiel para los míseros, y en férvido
Una paloma blanca. Y aún me aterro Tokay para el feliz. La vida es grave, —
De ver con el recuerdo lo que he visto Porción del Universo, frase unida
Una vez con mis ojos. Y espantado, A frase colosal, sierva ligada
Póngome en pie, cual a emprender la fuga!— A un carro de oro, que a los ojos mismos
¡Recuerdos hay que queman la memoria! De los que arrastra en rápida carrera
¡Zarzal es la memoria: mas la mía Ocúltase en el áureo polvo,—sierva
Es un cesto de llamas! A su lumbre Con escondidas riendas ponderosas
El porvenir de mi nación preveo: A la incansable eternidad atada!
Y lloro: Hay leyes en la mente, leyes [Fragmento]
Cual las del río, el mar, la piedra, el astro, Versos libres (1882)
Ásperas y fatales: ese almendro

1 2
El ademan romano para indicar “a muerte”: el Todos los poemas de Martí son tomados de
pulgar hacia abajo. Poesías completas, Ediciones Antonio Zamora
(1970)
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Versos sencillos (1891)


IX él volvió con su mujer,
Quiero, a la sombra de un ala, ella se murió de amor.
contar este cuento en flor:
la niña de Guatemala, Como de bronce candente,
la que se murió de amor. al beso de despedida,
era su frente -¡la frente
Eran de lirios los ramos; que más he amado en mi vida!...
y las orlas de reseda
PAGE
4
y de jazmín; la enterramos Se entró de tarde en el río,
\*
en una caja de seda... la sacó muerta el doctor;
MER
dicen que murió de frío,
GEFO
Ella dio al desmemoriado yo sé que murió de amor.
RMAT
una almohadilla de olor;
15
él volvió, volvió casado; Allí, en la bóveda helada,
ella se murió de amor. la pusieron en dos bancos:
besé su mano afilada,
Iban cargándola en andas besé sus zapatos blancos.
obispos y embajadores;
detrás iba el pueblo en tandas, Callado, al oscurecer,
todo cargado de flores... me llamó el enterrador;
nunca más he vuelto a ver
Ella, por volverlo a ver, a la que murió de amor.
salió a verlo al mirador;

XXV XXXIX
Yo pienso, cuando me alegro
Cultivo una rosa blanca
Como un escolar sencillo,
En el canario amarillo,— en junio como enero
¡Que tiene el ojo tan negro! para el amigo sincero
que me da su mano franca.
Yo quiero, cuando me muera
Sin patria, pero sin amo, Y para el cruel que me arranca
Tener en mi losa un ramo el corazón con que vivo,
De flores, —¡y una bandera!
cardo ni ortiga cultivo;
cultivo la rosa blanca.
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Versos libres
(1880; publicados en 1913)

MIS VERSOS
ESTOS SON MIS versos. Son como son. A nadie los pedí prestados. Mientras
no pude encerrar íntegras mis visiones en una forma adecuada a ellas, dejé volar
mis visiones: ¡oh, cuánto áureo amigo que ya nunca ha vuelto! Pero la poesía tiene
su honradez, y yo he querido siempre ser honrado. Recortar versos, también sé,
pero no quiero. Así como cada hombre trae su fisonomía, cada inspiración trae su
lenguaje. Amo las sonoridades difíciles, el verso escultorico, vibrante como la
porcelana, volador como un ave, ardiente y arrollador como una lengua de lava. El PAGE
5
verso ha de ser como una espada reluciente, que deja a los espectadores la memoria \*
de un guerrero que va camino al cielo, y al envainarla en el Sol, se rompe en alas. MER
Tajos son éstos de mis propias entrañas —mis guerreros—. Ninguno me ha GEFO
salido recalentado, artificioso, recompuesto, de la mente; sino como las lágrimas RMAT
salen de los ojos y la sangre sale a borbotones de la herida. 15
No zurcí de éste y aquél, sino sajé en mí mismo. Van escritos, no en tinta de
academia, sino en mi propia sangre. Lo que aquí doy a ver lo he visto antes (yo lo
he visto, yo), y he visto mucho más, que huyó sin darme tiempo a que copiara sus
rasgos. De la extrañeza, singularidad, prisa, amontonamiento, arrebato de mis
visiones, yo mismo tuve la culpa, que las he hecho surgir ante mí como las copio.
De la copia yo soy el responsable. Hallé quebrados los vestidos, y otros no y usé de
estos colores. Ya sé que no son usados. Amo las sonoridades difíciles y la
sinceridad, aunque pueda parecer brutal.
Todo lo que han de decir, ya lo sé, y me lo tengo contestado. He querido ser
leal, y si pequé, no me avergüenzo de haber pecado.

Versos sencillos
(1891)
Mis amigos saben cómo se me salieron estos versos del corazón. Fue aquel
invierno de angustia, en que por ignorancia, o por fe fanática, o por miedo, o por cortesía,
se reunieron en Washington bajo el águila temible, los pueblos hispanoamericanos.
¿Cuál de nosotros ha olvidado aquel escudo, en que el águila de Monterrey y de
Chapultepec, el águila de López y de Walker, apretaba en sus garras los pabellones todos
de América? Y la agonía en que viví, hasta que pude confirmar la cautela y el brío de
nuestros pueblos; y el horror y vergüenza en que me tuvo el temor legítimo de que
pudiéramos los cubanos, con manos parricidas, ayudar el plan insensato de apartar a
Cuba, para bien único de un de un nuevo amo disimulado, de la patria que la reclama y
en ella se completa, de la patria hispanoamericana, me quitaron las fuerzas mermadas
por dolores injustos. Me echó el médico al monte: corrían arroyos y se cerraban las
nubes: escribí versos. A veces ruge el mar, y reviente la ola, en la noche negra, contra las
rocas del castillo ensangrentado: a veces susurra la abeja, merodeando entre las flores.
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¿Por qué se publica esta sencillez, escrita como jugando, y no mis


encrespados Versos Libres, mis endecasílabos hirsutos, nacidos de grandes miedos, o de
grandes esperanzas, o de indómito amor a la libertad, o de amor doloroso a la hermosura,
como riachuelo de oro natural, que va entre arena y aguas turbias y raíces, o como hierro
caldeado, que silba y chispea, o como surtidores candentes? ¿Y mis Versos Cubanos?, tan
llenos de enojo, que están mejor donde se les ve? ¿Y tanto pecado mío escondido y tanta
prueba ingenua y rebelde de literatura¿ ¿Ni a qué exhibir ahora, con ocasión de estas
flores silvestres, un curso de mi poética, y decir por qué repito un consonante de PAGE
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propósito, o los gradúo y agrupo de modo que vayan por la vida y el oído al sentimiento, \*
o salto por ellos, cuando no pide rimas ni soporta repujos la idea tumultuosa? Se MER
GEFO
imprimen estos versos porque el afecto con que los acogieron, en una noche de poesía y RMAT
amistad, algunas almas buenas, los ha hecho ya públicos. Y porque amo la sencillez, y 15
creo en la necesidad de poner el sentimiento en formas llanas y sinceras.
Trae la mañana,
Hijo del alma (Ismaelillo - 1882) Y tú en las luminosas
Tú flotas sobre todo, Ondas cabalgas.
Hijo del alma! No es, no, la luz del día
De la revuelta noche La que me llama,
Las oleadas, Sino tus manecitas
En mi seno desnudo En mi almohada.
Déjante el alba; Me hablan de que estás lejos:
Y del día la espuma ¡Locuras me hablan!
Turbia y amarga, Ellos tienen tu sombra;
De la noche revueltas ¡Yo tengo tu alma!
Te echan las aguas. Ésas son cosas nuevas,
Guardancillo magnánimo, Mías y extrañas.
La no cerrada Yo sé que tus dos ojos
Puerta de mi hondo espíritu Allá en lejanas
Amante guardas; Tierras relampaguean,?
Y si en la sombra ocultas Y en las doradas
Búscanme avaras, Olas de aire que baten
De mi calma celosas, Mi frente pálida,
Mis penas varias,? Pudiera con mi mano,
En el umbral oscuro Cual si haz segara
Fiero te alzas, De estrellas, segar haces
Y les cierran el paso De tus miradas!
Tus alas blancas! ¡Tú flotas sobre todo,
Ondas de luz y flores Hijo del alma!
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Académica (Versos libres – 1882)


Ven, mi caballo, a que te encinche: quieren
Que no con garbo natural el coso
Al sabio impulso corras de la vida,
Sino que el paso de la pista aprendas,
Y la lengua del látigo, y sumiso
Des a la silla el arrogante lomo:—
Ven, mi caballo: dicen que en el pecho
Lo que es cierto, no es cierto:
que la estrofa PAGE
7
Ígnea que en lo hondo de las almas nace, \*
Como penacho de fontana pura MER
Que el blando manto de la tierra rompe GEFO
Y en gotas mil arreboladas cuelga, RMAT
No ha de cantarse, no, sino las pautas 15
Que en moldecillo azucarado y hueco
Encasacados dómines dibujan:
Y gritan: «Al bribón!» —cuando a las puertas
Del templo augusto un hombre libre asoma!—
Ven, mi caballo; con tu casco limpio
A yerba nueva y flor de llano oliente,
Cinchas estruja, lanza sobre un tronco
Seco y piadoso, donde el sol la avive,
Del repintado dómine la chupa,
De hojas de antaño y de romanas rosas
Orlada, y deslucidas joyas griegas,—
Y al sol del alba en que la tierra rompe
Echa arrogante por el orbe nuevo.

Versos sencillos - 1891


XVII
Es rubia: el cabello suelto Brota un jacinto rosado!
Da más luz al ojo moro:
Voy, desde entonces, envuelto Voy, por el bosque, a paseo
En un torbellino de oro. A la laguna vecina:
Y entre las ramas la veo,
La abeja estival que zumba Y por el agua camina.
Más ágil por la flor nueva,
No dice, como antes, “tumba”: La serpiente del jardín
“Eva” dice: todo es “Eva”. Silba, escupe, y se resbala
Por su agujero: el clarín
Bajo, en lo oscuro, al temido Me tiende, trinando, el ala.
Raudal de la catarata:!Y brilla el iris, tendido
Sobre las hojas de plata! ¡Arpa soy, salterio soy
Donde vibra el Universo:
Miro, ceñudo, la agreste Vengo del sol, y al sol voy:
Pompa del monte irritado:! Soy el amor: soy el verso!
Y en el alma azul celeste
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I Si dicen que del joyero


Tome la joya mejor,
Yo soy un hombre sincero
Tomo a un amigo sincero
De donde crece la palma.
Y pongo a un lado el amor.
Y antes de morirme quiero
Echar mis versos del alma. Yo he Visto al águila herida
Volar al azul sereno,
Yo vengo de todas partes,
Y morir en su guarida
Y hacia todas partes voy:
La víbora del veneno.
Arte soy entre las artes,
En los montes, monte soy. Yo sé bien que cuando el mundo PAGE
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Cede, lívido, al descanso, \*
Yo sé los nombres extraños MER
Sobre el silencio profundo
De las yerbas y las flores, GEFO
Murmura el arroyo manso.
Y de mortales engaños, RMAT
Y de sublimes dolores. Yo he puesto la mano osada 15
De horror y júbilo yerta,
Yo he visto en la noche oscura
Sobre la estrella apagada
Llover sobre mi cabeza
Que cayó frente a mi puerta.
Los rayos de lumbre pura
De la divina belleza. Oculto en mi pecho bravo
La pena que me lo hiere:
Alas nacer vi en los hombros
El hijo de un pueblo esclavo
De las mujeres hermosas:
Vive por él, calla y muere.
Y salir de los escombros,
Volando las mariposas. Todo es hermoso y constante,
Todo es música y razón,
He visto vivir a un hombre
Y todo, como el diamante,
Con el puñal al costado,
Antes que luz es carbón.
Sin decir jamás el nombre
De aquélla que lo ha matado. Yo sé que el necio se entierra
Con gran lujo y con gran llanto, –
Rápida como un reflejo,
Y que no hay fruta en la tierra
Dos veces vi el alma, dos:
Como la del camposanto.
Cuando murió el pobre viejo,
Cuando ella me dijo adiós. Callo, y entiendo, y me quito
La pompa del rimador:
Temblé una vez -en la reja,
Cuelgo de un árbol marchito
A la entrada de la viña,-
Mi muceta de doctor.
Cuando la bárbara abeja
Picó en la frente a mi niña.
Gocé una vez, de tal suerte
Que gocé cual nunca: cuando
La sentencia de mi muerte
Leyó el alcalde llorando.
Oigo un suspiro, a través
De las tierras y la mar,
Y no es un suspiro. -es
Que mi hijo va a despertar.
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Rubén Darío (1867 – 1916)

Palabras liminares (Prosas Profanas y otros poemas - 1917)


Después de Azul... después de Los raros, voces insinuantes, buena y mala intención,
entusiasmo sonoro y envidia subterránea -todo bella cosecha- solicitaron lo que, en conciencia,
no he creído fructuoso ni oportuno: un manifiesto.
Ni fructuoso ni oportuno:
a) Por la absoluta falta de elevación mental de la mayoría pensante de nuestro continente, en
la cual impera el universal personaje clasificado por Remy de Gourmont con el nombre de Celui- PAGE
9
qui-ne-comprend-pas. Celui-qui-ne-comprend-pas es entre nosotros profesor, académico \*
correspondiente de la Real Academia Española, periodista, abogado, poeta rastaquouer. MER
b) Porque la obra colectiva de los nuevos de América es aún vana, estando muchos de los GEFO
mejores talentos en el limbo de un completo desconocimiento del mismo Arte a que se consagran. RMAT
c) Porque proclamando, como proclamo, una estética acrática, la imposición de un modelo 15
o de un código, implicaría una contradicción.
Yo no tengo literatura «mía» -como lo ha manifestado una magistral autoridad-, para marcar
el rumbo de los demás: mi literatura es mía en mí; quien siga servilmente mis huellas perderá su
tesoro personal y, paje o esclavo, no podrá ocultar sello o librea. Wagner a Augusta Holmes, su
discípula, le dijo un día: «lo primero, no imitar a nadie, y sobre todo, a mí». Gran decir.
*
Yo he dicho, en la misa rosa de mi juventud, mis antífonas, mis secuencias, mis profanas
prosas. -Tiempo y menos fatigas de alma y corazón me han hecho falta, para, como un buen monje
artífice, hacer mis mayúsculas dignas de cada página del breviario. (A través de los fuegos divinos
de las vidrieras historiadas, me río del viento que sopla afuera, del mal que pasa). Tocad,
campanas de oro, campanas de plata, tocad todos los días llamándome a la fiesta en que brillan
los ojos de fuego, y las rosas de las bocas sangran delicias únicas. Mi órgano es un viejo
clavicordio pompadour, al son del cual danzaron sus gavotas alegres abuelos; y el perfume de tu
pecho es mi perfume, eterno incensario de carne, Varona inmortal, flor de mi costilla.
Hombre soy.
*
¿Hay en mi sangre alguna gota de sangre de África, o de indio chorotega o nagrandano?
Pudiera ser, a despecho de mis manos de marqués: mas he aquí que veréis en mis versos princesas,
reyes, cosas imperiales, visiones de países lejanos o imposibles: ¡qué queréis!, yo detesto la vida
y el tiempo en que me tocó nacer; y a un presidente de República no podré saludarle en el idioma
en que te cantaría a ti, ¡oh Halagabal! de cuya corte -oro, seda, mármol- me acuerdo en sueños...
(Si hay poesía en nuestra América ella está en las cosas viejas, en Palenke y Utatlán, en el
indio legendario, y el inca sensual y fino, y en el gran Moctezuma de la silla de oro. Lo demás es
tuyo, demócrata Walt Whitman.)
Buenos Aires: Cosmópolis.
¡Y mañana!
*
El abuelo español de barba blanca me señala una serie de retratos ilustres: «Este, me dice, es
el gran don Miguel de Cervantes Saavedra, genio y manco; este es Lope de Vega, este Garcilaso,
este Quintana». Yo le pregunto por el noble Gracián, por Teresa la Santa, por el bravo Góngora
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y el más fuerte de todos, don Francisco de Quevedo y Villegas. Después exclamo: ¡Shakespeare!
¡Dante! ¡Hugo!... (Y en mi interior: ¡Verlaine...!)
Luego, al despedirme: «Abuelo, preciso es decíroslo: mi esposa es de mi tierra; mi querida,
de París».
*
¿Y la cuestión métrica? ¿Y el ritmo?
Como cada palabra tiene una alma, hay en cada verso, además de la armonía verbal, una
melodía ideal. La música es sólo de la idea, muchas veces.
* PAGE
10
La gritería de trescientas ocas no te impedirá, silvano, tocar tu encantadora flauta, con tal de \*
que tu amigo el ruiseñor esté contento de tu melodía. Cuando él no esté para escucharte, cierra MER
los ojos y toca para los habitantes de tu reino interior. ¡Oh pueblo de desnudas ninfas, de rosadas GEFO
reinas, de amorosas diosas! RMAT
Cae a tus pies una rosa, otra rosa, otra rosa. ¡Y besos! 15
*
Y, la primera ley, creador: crear. Bufe el eunuco; cuando una musa te dé un hijo, queden las
otras ocho encinta.
R. D.
Yo voy a decirte rimas,
Tú vas a escuchar risueña;
Si acaso algún ruiseñor
Viniese a posarse cerca,
Y a contar alguna historia
De ninfas, rosas o estrellas,
Tú no oirás notas ni trinos,
Sino, enamorada y regia,
Escucharás mis canciones
Fragmento de “Primaveral” (Azul - 1888)

Yo soy aquel (Cantos de vida y esperanza – 1905)


Yo soy aquel que ayer no más decía
el verso azul y la canción profana, Yo supe de dolor desde mi infancia,
en cuya noche un ruiseñor había mi juventud.... ¿fue juventud la mía?
que era alondra de luz por la mañana. Sus rosas aún me dejan su fragancia...
una fragancia de melancolía...
El dueño fui de mi jardín de sueño,
lleno de rosas y de cisnes vagos; Potro sin freno se lanzó mi instinto,
el dueño de las tórtolas, el dueño mi juventud montó potro sin freno;
de góndolas y liras en los lagos; iba embriagada y con puñal al cinto;
si no cayó, fue porque Dios es bueno.
y muy siglo diez y ocho y muy antiguo
y muy moderno; audaz, cosmopolita; En mi jardín se vio una estatua bella;
con Hugo fuerte y con Verlaine ambiguo, se juzgó mármol y era carne viva;
y una sed de ilusiones infinita. una alma joven habitaba en ella,
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sentimental, sensible, sensitiva.


Mi intelecto libré de pensar bajo,
Y tímida ante el mundo, de manera bañó el agua castalia el alma mía,
que encerrada en silencio no salía, peregrinó mi corazón y trajo
sino cuando en la dulce primavera de la sagrada selva la armonía.
era la hora de la melodía...
¡Oh, la selva sagrada! ¡Oh, la profunda
Hora de ocaso y de discreto beso; emanación del corazón divino
hora crepuscular y de retiro; de la sagrada selva! ¡Oh, la fecunda
hora de madrigal y de embeleso, fuente cuya virtud vence al destino! PAGE
11
de «te adoro», y de «¡ay!» y de suspiro. \*
Bosque ideal que lo real complica, MER
Y entonces era la dulzaina un juego allí el cuerpo arde y vive y Psiquis vuela; GEFO
de misteriosas gamas cristalinas, mientras abajo el sátiro fornica, RMAT
un renovar de gotas del Pan griego ebria de azul deslíe Filomela. 15
y un desgranar de músicas latinas.
Perla de ensueño y música amorosa
Con aire tal y con ardor tan vivo, en la cúpula en flor del laurel verde,
que a la estatua nacían de repente Hipsipila sutil liba en la rosa,
en el muslo viril patas de chivo y la boca del fauno el pezón muerde.
y dos cuernos de sátiro en la frente.
Allí va el dios en celo tras la hembra,
Como la Galatea gongorina y la caña de Pan se alza del lodo;
me encantó la marquesa verleniana, la eterna vida sus semillas siembra,
y así juntaba a la pasión divina y brota la armonía del gran Todo.
una sensual hiperestesia humana;
El alma que entra allí debe ir desnuda,
todo ansia, todo ardor, sensación pura temblando de deseo y fiebre santa,
y vigor natural; y sin falsía, sobre cardo heridor y espina aguda:
y sin comedia y sin literatura...: así sueña, así vibra y así canta.
si hay un alma sincera, esa es la mía.
Vida, luz y verdad, tal triple llama
La torre de marfil tentó mi anhelo; produce la interior llama infinita.
quise encerrarme dentro de mí mismo, El Arte puro como Cristo exclama:
y tuve hambre de espacio y sed de cielo Ego sum lux et veritas et vita!
desde las sombras de mi propio abismo.
Y la vida es misterio, la luz ciega
Como la esponja que la sal satura y la verdad inaccesible asombra;
en el jugo del mar, fue el dulce y tierno la adusta perfección jamás se entrega,
corazón mío, henchido de amargura y el secreto ideal duerme en la sombra.
por el mundo, la carne y el infierno.
Por eso ser sincero es ser potente;
Mas, por gracia de Dios, en mi conciencia de desnuda que está, brilla la estrella;
el Bien supo elegir la mejor parte; el agua dice el alma de la fuente
y si hubo áspera hiel en mi existencia, en la voz de cristal que fluye de ella.
melificó toda acritud el Arte.
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Tal fue mi intento, hacer del alma pura Pasó una piedra que lanzó una honda;
mía, una estrella, una fuente sonora, pasó una flecha que aguzó un violento.
con el horror de la literatura La piedra de la honda fue a la onda,
y loco de crepúsculo y de aurora. y la flecha del odio fuese al viento.

Del crepúsculo azul que da la pauta La virtud está en ser tranquilo y fuerte;
que los celestes éxtasis inspira, con el fuego interior todo se abrasa;
bruma y tono menor —¡toda la flauta!, se triunfa del rencor y de la muerte,
y Aurora, hija del Sol— ¡toda la lira! y hacia Belén... ¡la caravana pasa!
PAGE
12
\*
MER
Los cisnes (Cantos de vida y esperanza – 1905) GEFO
¿Qué signo haces, oh Cisne, con tu encorvado cuello RMAT
al paso de los tristes y errantes soñadores? 15
¿Por qué tan silencioso de ser blanco y ser bello,
tiránico a las aguas e impasible a las flores?

Yo te saludo ahora como en versos latinos


te saludara antaño Publio Ovidio Nasón.
Los mismos ruiseñores cantan los mismos trinos,
y en diferentes lenguas es la misma canción.

A vosotros mi lengua no debe ser extraña.


A Garcilaso visteis, acaso, alguna vez...
Soy un hijo de América, soy un nieto de España...
Quevedo pudo hablaros en verso en Aranjuez...

Cisnes, los abanicos de vuestras alas frescas


den a las frentes pálidas sus caricias más puras
y alejen vuestras blancas figuras pintorescas
de nuestras mentes tristes las ideas oscuras.

Brumas septentrionales nos llenan de tristezas,


se mueren nuestras rosas, se agotan nuestras palmas,
casi no hay ilusiones para nuestras cabezas,
y somos los mendigos de nuestras pobres almas.

Nos predican la guerra con águilas feroces,


gerifaltes de antaño revienen a los puños,
mas no brillan las glorias de las antiguas hoces,
ni hay Rodrigos ni Jaimes, ni hay Alfonsos ni Nuños.

Faltos del alimento que dan las grandes cosas,


¿qué haremos los poetas sino buscar tus lagos?
A falta de laureles son muy dulces las rosas,
y a falta de victorias busquemos los halagos.
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La América española como la España entera


fija está en el Oriente de su fatal destino;
yo interrogo a la Esfinge que el porvenir espera
con la interrogación de tu cuello divino.

¿Seremos entregados a los bárbaros fieros?


¿Tantos millones de hombres hablaremos inglés?
¿Ya no hay nobles hidalgos ni bravos caballeros?
¿Callaremos ahora para llorar después?

He lanzado mi grito, Cisnes, entre vosotros PAGE


13
que habéis sido los fieles en la desilusión, \*
mientras siento una fuga de americanos potros MER
y el estertor postrero de un caduco león... GEFO
RMAT
...Y un cisne negro dijo: «La noche anuncia el día». 15
Y uno blanco: «¡La aurora es inmortal! ¡La aurora
es inmortal!» ¡Oh tierras de sol y de armonía,
aún guarda la Esperanza la caja de Pandora!

Sonatina (Prosas Profanas – 1896)

La princesa está triste... ¿Qué tendrá la princesa?


Los suspiros se escapan de su boca de fresa,
que ha perdido la risa, que ha perdido el color.
La princesa está pálida en su silla de oro,
está mudo el teclado de su clave sonoro,
y en un vaso, olvidada, se desmaya una flor.

El jardín puebla el triunfo de los pavos reales.


Parlanchina, la dueña dice cosas banales,
y vestido de rojo piruetea el bufón.
La princesa no ríe, la princesa no siente;
la princesa persigue por el cielo de Oriente
la libélula vaga de una vaga ilusión.

¿Piensa, acaso, en el príncipe de Golconda o de China,


o en el que ha detenido su carroza argentina
para ver de sus ojos la dulzura de luz?
¿O en el rey de las islas de las rosas fragantes,
o en el que es soberano de los claros diamantes,
o en el dueño orgulloso de las perlas de Ormuz?

¡Ay!, la pobre princesa de la boca de rosa


quiere ser golondrina, quiere ser mariposa,
tener alas ligeras, bajo el cielo volar;
ir al sol por la escala luminosa de un rayo,
saludar a los lirios con los versos de mayo
o perderse en el viento sobre el trueno del mar.
Profesorado en Lengua y Literatura
Literatura Latinoamericana

Ya no quiere el palacio, ni la rueca de plata,


ni el halcón encantado, ni el bufón escarlata,
ni los cisnes unánimes en el lago de azur.
Y están tristes las flores por la flor de la corte,
los jazmines de Oriente, los nelumbos del Norte,
de Occidente las dalias y las rosas del Sur.

¡Pobrecita princesa de los ojos azules!


Está presa en sus oros, está presa en sus tules,
en la jaula de mármol del palacio real;
el palacio soberbio que vigilan los guardas,
que custodian cien negros con sus cien alabardas, PAGE
14
un lebrel que no duerme y un dragón colosal. \*
MER
¡Oh, quién fuera hipsipila que dejó la crisálida! GEFO
(La princesa está triste. La princesa está pálida.) RMAT
¡Oh visión adorada de oro, rosa y marfil! 15
¡Quién volara a la tierra donde un príncipe existe,
(La princesa está pálida. La princesa está triste.)
más brillante que el alba, más hermoso que abril!

-«Calla, calla, princesa -dice el hada madrina-;


en caballo, con alas, hacia acá se encamina,
en el cinto la espada y en la mano el azor,
el feliz caballero que te adora sin verte,
y que llega de lejos, vencedor de la Muerte,
a encenderte los labios con un beso de amor».

Retorno (1909)
El retorno a la tierra natal ha sido tan
sentimental, y tan mental, y tan divino,
que aún las gotas del alba cristalinas están
en el jazmín de ensueño, de fragancia y de trino.

Por el Anfión antiguo y el prodigio del canto


se levanta una gracia de prodigio y encanto
que une carne y espíritu, como en el pan y el vino.
En el lugar en donde tuve la luz y el bien,
¿qué otra cosa podría sino besar el manto
a mi Roma, mi Atenas o mi Jerusalén?

Exprimidos de idea, y de orgullo y cariño,


de esencia de recuerdo, de arte de corazón,
concreto ahora todos mis ensueños de niño
sobre la crín anciana de mi amado León.

Bendito el dromedario que a través del desierto


condujera al Rey Mago, de aureolada sien,
y que se dirigía por el camino cierto
en que el astro de oro conducía a Belén.
Profesorado en Lengua y Literatura
Literatura Latinoamericana

Amapolas de sangre y azucenas de nieve


he mirado no lejos del divino laurel,
y he sabido que el vino de nuestra vida breve
precipita hondamente la ponzoña y la hiel.

Mas sabe el optimista, religioso y pagano,


que por César y Orfeo nuestro planeta gira,
y que hay sobre la tierra que llevar en la mano,
dominadora siempre, o la espada, o la lira.
PAGE
15
El paso es misterioso. Los mágicos diamantes \*
de la corona o las sandalias de los pies MER
fueron de los maestros que se elevaron antes, GEFO
y serán de los genios que triunfarán después. RMAT
15
Parece que Mercurio llevara el caduceo
de manera triunfal en mi dulce país,
y que brotara pura, hecha por mi deseo,
en cada piedra una mágica flor de lis.

Por atavismo griego o por fenicia influencia,


siempre he sentido en mí ansia de navegar,
y Jasón me ha legado su sublime experiencia
y el sentir en mi vida los misterios del mar.

¡Oh, cuántas veces, cuántas oí los sones


de las sirenas líricas en los clásicos mares!
¡Y cuántas he mirado tropeles de tritones
y cortejos de ninfas ceñidas de azahares!

Cuando Pan vino a América, en tiempos fabulosos


en que había gigantes y conquistaban Pan
y Baco tierra incógnita, y tigres y molosos
custodiaban los templos sagrados de Copán,

se celebraban cultos de estrellas y de abismos;


se tenía una sacra visión de Dios. Y era
ya la vital conciencia que hay en nosotros mismos
de la magnificencia de nuestra Primavera.

Los atlántidas fueron huéspedes nuestros. Suma


revelación un tiempo tuvo el gran Moctezuma,
y Hugo vio en Momotombo órgano de verdad.
A través de las páginas fatales de la historia,
nuestra tierra está hecha de vigor y de gloria,
nuestra tierra está hecha para la Humanidad.

Pueblo vibrante, fuerte, apasionado, altivo;


Profesorado en Lengua y Literatura
Literatura Latinoamericana

pueblo que tiene la conciencia de ser vivo,


y que reuniendo sus energías en haz
portentoso, a la Patria vigoroso demuestra
que puede bravamente presentar en su diestra
el acero de guerra o el olivo de paz.

Cuando Dante llevaba a la Sorbona ciencia


y su maravilloso corazón florentino,
creo que concretaba el alma de Florencia,
y su ciudad estaba en el libro divino.
PAGE
16
Si pequeña es la Patria, uno grande la sueña. \*
Mis ilusiones, y mis deseos, y mis MER
esperanzas, me dicen que no hay patria pequeña. GEFO
Y León es hoy a mí como Roma o París. RMAT
15
Quisiera ser ahora como el Ulises griego
que domaba los arcos, y los barcos y los
destinos. Quiero ahora deciros ¡hasta luego!
¡Porque no me resuelvo a deciros adiós!

A Roosevelt (Cantos de vida y esperanza – 1905)


¡Es con voz de la Biblia, o verso de Walt Whitman,
que habría que llegar hasta ti, Cazador!
Primitivo y moderno, sencillo y complicado,
con un algo de Washington y cuatro de Nemrod.
Eres los Estados Unidos,
eres el futuro invasor
de la América ingenua que tiene sangre indígena,
que aún reza a Jesucristo y aún habla en español.

Eres soberbio y fuerte ejemplar de tu raza;


eres culto, eres hábil; te opones a Tolstoy.
Y domando caballos, o asesinando tigres,
eres un Alejandro-Nabucodonosor.
(Eres un profesor de energía,
como dicen los locos de hoy.)
Crees que la vida es incendio,
que el progreso es erupción;
en donde pones la bala
el porvenir pones.
No.

Los Estados Unidos son potentes y grandes.


Cuando ellos se estremecen hay un hondo temblor
que pasa por las vértebras enormes de los Andes.
Si clamáis, se oye como el rugir del león.
Ya Hugo a Grant le dijo: «Las estrellas son vuestras».
Profesorado en Lengua y Literatura
Literatura Latinoamericana

(Apenas brilla, alzándose, el argentino sol


y la estrella chilena se levanta...) Sois ricos.
Juntáis al culto de Hércules el culto de Mammón;
y alumbrando el camino de la fácil conquista,
la Libertad levanta su antorcha en Nueva York.

Mas la América nuestra, que tenía poetas


desde los viejos tiempos de Netzahualcoyotl,
que ha guardado las huellas de los pies del gran Baco,
que el alfabeto pánico en un tiempo aprendió;
que consultó los astros, que conoció la Atlántida, PAGE
17
cuyo nombre nos llega resonando en Platón, \*
que desde los remotos momentos de su vida MER
vive de luz, de fuego, de perfume, de amor, GEFO
la América del gran Moctezuma, del Inca, RMAT
la América fragante de Cristóbal Colón, 15
la América católica, la América española,
la América en que dijo el noble Guatemoc:
«Yo no estoy en un lecho de rosas»; esa América
que tiembla de huracanes y que vive de Amor,
hombres de ojos sajones y alma bárbara, vive.
Y sueña. Y ama, y vibra; y es la hija del Sol.
Tened cuidado. ¡Vive la América española!
Hay mil cachorros sueltos del León Español.
Se necesitaría, Roosevelt, ser Dios mismo,
el Riflero terrible y el fuerte Cazador,
para poder tenernos en vuestras férreas garras.

Y, pues contáis con todo, falta una cosa: ¡Dios!

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