Caso Clínico de Neurología
Caso Clínico de Neurología
Caso Clínico de Neurología
Historia clínica
Un Galgo macho castrado de 2 años de edad fue visitado por el servicio de Neurología y
Neurocirugía por dolor generalizado. El paciente estaba correctamente vacunado y
desparasitado y no presentaba antecedentes previos de enfermedades. Los propietarios
describían una historia aguda progresiva de dolor, reticencia al ejercicio y fiebre de 4 días
de evolución.
En el examen físico se detectó un aumento generalizado de los linfonodos y una
temperatura rectal de 40,5 ºC.
En el examen neurológico, el paciente estaba alerta, presentaba cuello rígido, cabeza baja y
cifosis. La marcha era hipométrica en las extremidades torácicas, con reacciones posturales,
reflejos espinales y nervios craneales normales. Se detectó dolor difuso intenso a la
manipulación de la columna, con mayor afectación de las regiones cervical y lumbar
caudal. Se localizó una lesión multifocal pudiendo afectar raíces nerviosas, meninges,
discos intervertebrales, articulaciones, ligamentos o estructuras musculoesqueléticas
asociadas.
Discusión
La SRMA es una meningitis-arteritis aséptica que cursa con inflamación de las
leptomeninges y los vasos asociados. Aunque la etiopatogenia se desconoce, se sospecha de
una alteración de base inmunomediada2 y se ha asociado a vacunaciones y a otros procesos
inmunomediados como la poliartritis.1 Histológicamente se caracteriza por la presencia de
células inflamatorias (neutrófilos, principalmente) en las meninges y sus arterias. 6
En general, los pacientes que sufren una SRMA presentan incrementos de inmunoglobulina
A, del ratio de células B:T y de interleucina-8 en LCR y suero.2 Estos cambios permiten el
paso de células inflamatorias desde los vasos al espacio subaracnoideo, desarrollando una
arteritis fibrinoide e inflamación de las leptomeninges de forma difusa en la médula espinal
y el encéfalo, responsable de los signos clínicos.1
Se trata de una de las meningitis más frecuentes en perros jóvenes (menores de 2 años)1 y
de razas medianas-grandes,3 como el caso aquí presentado. Hay cierta predisposición racial
en Bóxer, Beagle, Golden Retriever, Boyero de Berna, Braco Alemán de pelo corto,
Retriever de Nueva Escocia o Braco de Weimar.2
La presentación más habitual consiste en la aparición aguda de dolor generalizado de la
columna vertebral, linfadenomegalia y fiebre. Los pacientes muestran marcha rígida y
reticencia a moverse. El LCR en estos casos presenta un marcado incremento de la
población de neutrófilos y de proteínas.5 En algunos casos se acompaña de dolor articular y
poliartritis, y puede estar relacionada con otras afecciones del sistema inmune. 1 De forma
anecdótica y poco frecuente se ha descrito una presentación crónica en la que los pacientes
presentan déficits compatibles con una mielopatía cervical o multifocal. 2 La fibrosis
meníngea secundaria a la inflamación puede provocar la obstrucción de los vasos o del
flujo de LCR, pudiendo llegar a causar, de forma poco frecuente, hidrocefalia o necrosis del
parénquima.7 En estos casos, el LCR puede presentar una población predominantemente
mononuclear o mixta, con un nivel de proteínas totales normales o elevadas.5
Respecto al tratamiento, existen múltiples protocolos descritos. Por lo general se aconseja
iniciarlo con cortisona a dosis inmunosupresoras (2-4 mg/kg) cada 12-24 horas.1,2,5 Con la
mejoría de los signos clínicos la dosis se suele reducir a la mitad cada 4-6 semanas,1,3 hasta
interrumpirla a los 6 meses aproximadamente, cuando la dosis se ha mantenido a 0,5 mg/kg
cada 48-72 horas con un buen control analítico y clínico del animal.1,2,6 También se
recomiendan controles del LCR a los 3 meses de haber iniciado el tratamiento como forma
de monitorización del paciente.5 Algunos casos pueden requerir una dosis mínima de
cortisona durante más de 6 meses y se han descrito recidivas hasta 24 meses después de
interrumpir el tratamiento.1 La azatioprina es el fármaco más utilizado como segundo
inmunosupresor en casos refractarios. Se administra a 1,5 mg/kg por vía oral cada 48 horas
en combinación con glucocorticoides a días alternos.6
Aunque no se trata de una prueba específica para esta patología, se ha descrito que el
análisis de proteína C reactiva puede ser de utilidad para diagnosticar y controlar la
evolución de la SRMA.4
El pronóstico de la SRMA suele ser favorable si el tratamiento se instaura correctamente.
Los animales que se tratan con dosis y/o tiempo insuficiente pueden sufrir recaídas y
requerir tratamientos más agresivos y prolongados.1
En conclusión, la SRMA es una patología de base inmunomediada que suele afectar a
perros jóvenes de razas medianas-grandes y debe tenerse en cuenta en el diagnóstico
diferencial de pacientes que presenten fiebre y dolor cervical.