Apuntes Examen Teoría Del Conocimiento

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 18

Teoría del conocimiento

Bloque 1
Introducción
Partiremos de un problema y punto de vista y desde ahí ordenaremos los contenidos del
tránsito del ser al sujeto y de este al lenguaje. Lo peculiar de la filosofía es que además
de ser conocimiento es reflexiva y se ocupa del propio conocimiento, del filosófico y de
otros tipos. La teoría del conocimiento es una disciplina acerca de lo que es el
conocimiento y sus límites, elementos y clases.
Ha acompañado la reflexión filosófica desde sus inicios, primero vinculada a la
búsqueda del ser tanto en Parménides, Platón o Aristóteles. Pero propiamente hablando
como disciplina se puede considerar que aparece con la modernidad, en la que el
problema del conocimiento cobra centralidad. La metafísica premoderna y el
conocimiento quedan vinculados a una novedad histórica como es la ciencia en el
sentido moderno. En este sentido, la clasificación entre racionalistas y empiristas es en
realidad deudora de una teoría del conocimiento, pero vinculada a un tipo de
conocimiento muy específico y casi novedoso como es la ciencia en sentido moderno.
Kant constituye en este sentido un momento de madurez de lo moderno y un punto de
inflexión. En él, ciencia y conocimiento llegan a identificarse, y en este sentido excluye
todo un territorio del conocimiento como la ética y la estética. Inaugura un problema al
afirmar que ha debido abolir el saber para dejar lugar a la creencia. La creencia aparece
así vinculada desde Jacobi a la cuestión de la relación entre conocimiento y racionalidad
e irracionalidad. Se abren así dos vías, por un lado, la que afirma que todo lo racional es
real, por otro la de un cierto irracionalismo.
El siglo XX va a conocer tres nuevos impulsos. Desde el positivismo lógico del Círculo
de Viena, que retoma la cuestión, ya presente en Kant, en cuanto a la demarcación entre
lo que es conocimiento y lo que no. Por otro lado, la fenomenología que aúna la doble
pretensión de recuperar a la filosofía como modo hegemónico de saber frente a la
ciencia, pero abandonando la noción de representación y apela a la vuelta a las cosas. Y
la hermenéutica, que retomará motivos románticos y críticos frente a Kant situando al
lenguaje en el centro del debate en torno al conocimiento.
La importancia del lenguaje va a modificar también desde otra perspectiva la evolución
del positivismo, que se plasmará en el positivismo lógico del Círculo de Viena.
También surgirá la posmodernidad, en la que el problema del conocimiento y de cómo
entenderlo será uno de los puntos del debate que culmina en la crítica de Sokal y
Bricmont a final del siglo XX.
Una aproximación a la noción de conocimiento
Se suele partir de un sistema o principio. En este caso se va a partir de una noción muy
amplia y desde una perspectiva materialista como es la noción de experiencia como
primera forma de conocimiento. De ella pasaremos a considerar otras más específicas
hasta llegar a una primera noción de conocimiento.
La experiencia no está vinculada estrictamente a la ciencia moderna, ya que está
presente en toda filosofía y teoría del conocimiento, si bien interpretada de modos
distintos y no dejará de jugar un papel importante incluso en Descartes.
La noción de experiencia combinada con la de vida da lugar a una forma primordial y
provisional que como mínimo es un punto de partida en cualquier pregunta en torno a la
noción de conocimiento: la experiencia de un entorno y la experiencia interna del
sujeto. El conocimiento es inicialmente y en un sentido amplio un fenómeno de la vida
que se expresa en la captación de un entorno mediante estímulos. Se puede decir que los
seres vivos poseen esa raíz del conocimiento en este primer sentido. Esa idea de
experiencia sirve en los humanos para interacciones complejas. Todo eso son formas de
conocimiento que tienen la misma raíz entendidas como experiencias e interacción con
el medio.
La experiencia referida a la vida humana abarca dimensiones que se pueden considerar
la base del conocimiento, pero no son aún conocimiento en sentido estricto. De muchas
experiencias no obtenemos conocimiento, pues no las organizamos satisfactoriamente y
no podemos resolver un problema u obtener una conclusión. No toda información es
conocimiento.
Cuando la experiencia es compleja y controlada, acompañada de conciencia,
reproducible y objetivable estamos ante una primera idea de conocimiento como objeto
de la teoría del conocimiento. Se tiende a pensar que la máxima expresión es la ciencia
moderna, pero esta aproximación hacia el conocimiento encaja con la sabiduría
entendida como ideal que da nombre a la filosofía. Ese nuevo modo de saber que es la
ciencia moderna es determinante para la teoría del conocimiento porque determina sus
desarrollos como disciplina. Se caracteriza por combinar experiencia y matematización
de esta. Un saber que se interesa por el “cómo” y no por el “qué” de las cosas.
Ese salto de lo cualitativo a lo cuantitativo se expresa en una distinción que se abre
camino entre los pensadores de la época, entre cualidades primarias y las secundarias,
estas últimas tienen que ver con los sentidos y que no se pueden matematizar.
Sin embargo, la definición de conocimiento permite incluir la ciencia y otros
conocimientos, lo que constituirá un problema que dará lugar a múltiples esfuerzos y
aproximaciones muy diversas. Hoy hay una tendencia consolidada en la teoría del
conocimiento del siglo XX a dar una gran importancia a la noción de creencia, como la
dimensión decisiva del conocimiento como estado mental. Platón da tres definiciones de
conocimiento en el Teeteto:
1. El conocimiento es sensación. 2. El conocimiento es creencia verdadera. 3. El
conocimiento es creencia verdadera justificada.
En la tercera aparece la creencia como un contenido mental subjetivo, las palabras
“verdadera” y “justificada”, que vinculan el elemento subjetivo a la posibilidad de dar
cuenta de él.
A pesar de que Platón niega las tres, hay una tendencia en la teoría del conocimiento
contemporánea a partir de esa tercera definición, pues se deshace de la dimensión
ontológica de la teoría de las ideas de Platón, y sitúa al sujeto como única sustancia.
Hay dos modos iniciales de desarrollar el problema desde el sujeto moderno:
-El innatismo cartesiano, que mediante una ficción recupera una ontología y metafísica
que determina la reflexión moderna en torno al conocimiento.
-La crítica empirista a la metafísica cartesiana, desde el sujeto, y especialmente asociada
a ella el uso del término “creencia” a partir de Hume, dejando solo los estados mentales
del sujeto.
En ambos hay una dimensión de experiencia, bien interior como en Descartes, o bien
vinculada con las impresiones. En Descartes, desde la experiencia y de ella se deduce
una instancia ontológica desde el interior del sujeto. En Hume, lo único que se reconoce
es un contenido mental del sujeto.
Kant cree poder resolver la cuestión alejándose del dogmatismo cartesiano y el
escepticismo humeano mediante la noción de juicios sintéticos a priori, condición de
posibilidad del conocimiento.
Pero en Kant, la creencia aparece como un saber que no es ciencia y que recupera la
metafísica en la moral. A partir de Kant, la creencia juega un importante papel en los
objetos metafísicos, lo que abre la vía para un irracionalismo antiilustrado. A partir de la
crítica a la creencia por Hegel, aparece un sistema de saber dónde lo verdadero es el
todo en movimiento del espíritu absoluto en despliegue.
Después de Hegel, la teoría del conocimiento será desplazada por la hegemonía de la
ciencia, y cuando reaparezca lo va a hacer influida por:
-El pragmatismo, de raíz empirista, que intensifica el giro a la acción y considera que la
verdad y el conocimiento tienen que ver con los resultados de la acción.
-La filosofía de la ciencia del neopositivismo y en general de la tradición analítica.
-El llamado giro lingüístico que integra elementos que comparte con disciplinas ajenas a
la teoría del conocimiento y que con el tiempo confluye con el pragmatismo.
El pragmatismo unirá creencia y acción, que van de la mano con la duda. Esta creencia
tiene dos condiciones, ser verdadera y justificada. En torno a los modos de entender la
verdad existen múltiples teorías y aproximaciones a la misma que se multiplican en el
siglo XX:
-La clásica de la adecuación entre intelecto y la cosa, ya presente en Aristóteles y que
sido dominante en el siglo XIX.
-La teoría semántica, que es una reformulación de la de la adecuación, que sitúa el
problema de la verdad a partir de un metalenguaje y en la que la correspondencia se da
entre lo afirmado en el metalenguaje y en el lenguaje objeto.
-La teoría coherentista que afirma la verdad como consistencia en un sistema dado.
-Las distintas teorías hermenéuticas.
-La teoría consensual de Apel y Habermas.
En cuanto a la justificación, remite a los modos de validar las creencias y ha conocido
un amplio desarrollo en el siglo XX en la tradición analítica. Una primera clasificación
distingue entre las teorías deontológicas (justificación depende del sujeto). La mayor
parte de las teorías del conocimiento clásicas apelan a este tipo de justificación.
Atendiendo a la estructura de la justificación, se distingue también entre las teorías de la
justificación fundacionalistas y las coherentistas en función de que exista o no una
jerarquía entre las creencias.
Para las fundacionalistas habría una primera creencia justificada como fundamento
último (el cogito o las impresiones), a partir de las cuales se fundamentan las demás en
función de su relación con esa primera creencia.
Para las coherentistas no hay tal jerarquía. Todas las creencias tienen idéntico valor y
es el conjunto y su coherencia la que determina si las creencias están justificadas.
Hay una tercera, denominada infinitista, que considera la posibilidad de ir sustituyendo
las creencias en un proceso interminable.
Gettier considera que las nociones de verdad y de conocimiento no se pueden
descontextualizar de una dimensión histórica, política y social. Es el resultado de un
conjunto de experiencias. Cuando se aísla un texto se debe tener en cuenta que el
problema de ese texto no es solo aquel que se estudia y está plagado de unos símbolos
que pueden o no pertenecernos. Hay que tener en cuenta todos los contextos para tratar
el tema del conocimiento.
Tema 1: ciencia, filosofía y sabiduría
La ciencia en sentido estricto no es el único tipo de conocimiento que tiene las
características descritas. Filosofía, saber y ciencia se han ido diversificando
especialmente a partir del mundo moderno. El saber es el más cercano al conocimiento.
Todo saber es conocimiento, pero no son sinónimos. Villoro distingue entre la
dimensión objetiva y colectiva del saber frente al carácter individual del conocimiento.
En Occidente, saber filosófico se vincula a una aproximación no mítica a la realidad.
Por lo que estamos ante un saber racional, es decir, maneja ciertas abstracciones
expresadas en conceptos, y que recae sobre todos los objetos pensables. Además, abarca
la ciencia y saberes como la ética.
Es reflexivo y no solo transitivo, es decir, vuelve sobre el propio sujeto y sobre la
actividad del conocer, sobre la propia acción.
Esa tendencia respeto al sentido del conocimiento es dominante en las escuelas
helenísticas, en las que la ética culmina el saber y determina la sabiduría con unas
características y rasgos que hacen perder la idea de conocimiento de forma progresiva y
notoria en la modernidad, donde la ciencia, como un saber parcial, se sitúa privilegiada.
La emergencia de la ciencia moderna es determinante para configurar un saber que se
desentiende del saber general entendido como sabiduría. La teoría del conocimiento,
como disciplina, nace vinculada a este hecho. Por este motivo, Descartes debe construir
una moral provisional, o aparece la escisión entre razón teórica y práctica que culmina
en Kant, pero presente en Hume en la falacia naturalista. Ese abandono progresivo de la
dimensión de la sabiduría como forma culminante de saber se encuentra incluso en
posiciones especulativas como las de Hegel.
Aunque hay anomalías en la modernidad. La más llamativa es Spinoza, para quien la
máxima expresión del conocer es lo que llama el amor intelectual a Dios, que recoge de
nuevo una profunda dimensión ética.
Tema 2: clasificación de los saberes
Hay múltiples formas de conocimiento que recaen en principio sobre objetos diversos,
aunque todos deben tener algo en común para ser llamados conocimiento: el carácter de
interacción compleja y controlada de manera consciente y objetivable. La clasificación
de los saberes es un tema más próximo a la metodología del conocimiento, aunque es
útil para comprender algunos problemas.
Hay diferencias en el modo de clasificar en cuanto al objeto y el método. La primera y
más radical diferencia es entre Aristóteles y Descartes. Para el primero cada ciencia
debe tener un método propio.
Para Aristóteles, el método es distinto en función del objeto. Pero Descartes ha
descubierto un arte universal de la verdad, y es el único método posible. Esto generará
problemas hasta nuestros días en las ciencias sociales y tuvo importantes consecuencias
en el desarrollo de la ética moderna y contemporánea.
Una aproximación a una clasificación inicial es la de Platón. Con la metáfora de la línea
distingue entre imaginación, creencia, pensamiento discursivo y sabiduría. No
propone una clasificación de saberes, sino grados de conocimiento.
La clasificación de Aristóteles es útil para comprender posteriores cambios:
-Ciencias teóricas: sobre objetos que se rigen por necesidad. Metafísica, matemáticas…
-Ciencias prácticas: tiene que ver con la posibilidad, las acciones humanas son el
objeto por excelencia: ética, política y economía.
Las ciencias prácticas se dividen en estrictas ciencias prácticas y ciencias teórico-
prácticas o poiéticas. Las primeras son reflexivas y las segundas transitivas. Las
segundas recaen sobre un objeto para transformarlo, las primeras regresan al sujeto y lo
modifican. Lo relevante de esta clasificación es que confirma lo que hemos señalado
respecto de que la sabiduría siempre va más allá de la ciencia. En los antiguos, el saber
culmina de algún modo en la ética. En el mundo premoderno la ciencia es una forma
más de conocimiento y está subordinada a la sabiduría.
El giro moderno
El tránsito a la modernidad es una crisis del saber premoderno vinculado a la
Revolución copernicana. Aunque la emergencia de la ciencia moderna es una tarea
colectiva, en filosofía se habla de dos fundadores en el siglo XVII, como son Bacon y
Descartes, que ponen las bases de la modernidad en filosofía.
Se abandona el saber cualitativo, por lo que el saber moderno abre una crisis a la ética y
las ciencias prácticas, que se extinguen o se adhieren a las teóricas. La clave está en la
idea cartesiana de que hay un solo método, que es el científico (matematización de la
realidad). Bacon propone un Novum organum que se dirige contra la concepción
aristotélica, contra una ciencia deductiva, frente a la que Bacon ensaya como pionero un
método inductivo a partir de la experiencia. La idea fundamental es que hay un único
método que afecta a toda la naturaleza, por eso no es capaz de hacer frente al problema
ético.
La división en la modernidad es producto de Kant, que genera un problema al establecer
un abismo entre la razón teórica y la práctica. De ahí se genera una división entre
ciencias de la naturaleza y ciencias del espíritu que llega hasta nuestros días. Vinculado
con ello, en la posmodernidad Lyotard establece una nueva distinción que tiene
consecuencias entre el saber narrativo y el científico.
El narrativo acompaña al científico y lo legitima, pues el científico olvida lo que no se
puede trasladar al lenguaje matemático y que no se puede decir que es verdadero o
falso. El saber narrativo se caracteriza por tener enunciados denotativos y no
denotativos (éticos, estéticos). Siendo la filosofía, entendida como “eso otro que no es
ciencia”, un saber narrativo.
Tema 3: perspectivas sobre el conocimiento
Dogmatismo y escepticismo
El dogmatismo no es único de la teoría del conocimiento, es una actitud que afecta
incluso a dimensiones que no se tratan en esta. El dogmatismo es una dimensión
inherente a determinadas disciplinas y ahí tiene otro sentido, como en el derecho. La
noción de dogmatismo tendrá un importante desarrollo en los sistemas postkantianos.
También puede expresarse en términos de idealismo y materialismo. El idealismo es
una posición que parte de que tenemos un conocimiento indudable, que es ajeno a la
experiencia exterior. El modelo es Platón, pero reaparece en la modernidad con
Descartes, aunque combinado con un dualismo, más matizado en el idealismo
trascendental de Kant y en los idealismos alemanes.
Idealismo suele oponerse al materialismo, a partir de la discusión en torno a si el
conocimiento procede de la materia o de la idea. El materialismo está presente en la
Grecia clásica, pero es el materialismo francés el que pone las bases del materialismo
moderno. La mente evoluciona a partir de la materia. Decisiva es la versión de Marx y
Engels del materialismo histórico que introduce un materialismo social frente a los
franceses. El cambio de Marx aparece en la undécima tesis de Feuerbach: “hasta ahora
los filósofos se han dedicado a interpretar el mundo, es hora de transformarlo”.
Posteriormente sobre todo Engels desarrollará el materialismo dialéctico, que no deja de
ser una versión de dogmatismo filosófico.
La matriz de cualquier idealismo es que conocer es alcanzar las ideas. En el mundo
moderno, el idealismo se confunde a partir de Kant con cierto dogmatismo.
El escepticismo es una posición clásica desde la antigüedad. El conocimiento no es
posible o hay que poner entre paréntesis lo que se conoce. Hay dos grandes escuelas en
la Antigüedad. El escepticismo académico, que es la versión más radical, pues niega la
posibilidad de conocimiento, fue difundido por Cicerón y por san Agustín en un sentido
crítico. El segundo es el escepticismo pirrónico, que se opone al académico en la
medida en que niega que se pueda conocer la verdad, pero prefiera abstenerse incluso de
una afirmación escéptica dogmática, y opta por la epojé o abstención del juicio, a fin de
obtener la ataraxia, es decir, tiene fines éticos.
Tiene su antecedente en Pirrón. Desaparece en la Edad Media, dado que la filosofía
sirve a la teología en la que el escepticismo es impensable. Si bien habría una forma de
reconocer un cierto escepticismo en la teología negativa y en el seno del debate entre fe
y razón. Pero reaparece en el Renacimiento, vinculado a la decadencia y la transición
del modelo de saber premoderno al moderno y a la ciencia.
En la modernidad el escepticismo reaparece asociado al empirismo y su máximo
representante es Hume, pues niega cualquier conocimiento de la metafísica moderna,
aunque pone las bases para una aproximación probabilística del saber, negando que sus
verdades sean universales y necesarias. Descartes convierte en una herramienta
filosófica el escepticismo, generando un nuevo paradigma. Construye su sistema
utilizando el ambiente escéptico que domina su tiempo. La duda metódica que le
permite llegar al cógito es el escepticismo. Va a ser decisivo para Kant, despertándolo
del sueño dogmático.
Otra versión del escepticismo es la filosofía de Nietzsche. No se trata de doctrinas
escépticas, pero sí teñidas de escepticismo en el siglo XX, o al menos una crítica del
conocimiento tal como es entendido en la modernidad. Es el tema del escepticismo que
se hace enormemente complejo en la posmodernidad. El relativismo puede considerarse
una versión débil del escepticismo, no niega el conocimiento, pero sí su carácter
absoluto y el de la verdad. La diferencia con el escepticismo es que este último niega
cualquier conocimiento, mientras que el relativismo lo inserta en contextos. Lo que
ambos comparten es negar la pretensión universal y necesaria de los conocimientos.
Lo que está en juego en el relativismo es la idea de que hay una versión universal del
conocimiento y de los modos de acceder. En la modernidad y en especial en el siglo XX
está estrechamente vinculado con la cultura.
En la epistemología se puede encontrar en Rorty en una deriva del pragmatismo desde
que en la década de los 50, Quine, critique los dos dogmas del empirismo. Quine, habla
del carácter de mito de algunas nociones tenidas como incuestionables en la filosofía de
la ciencia moderna. En general, la postmodernidad es también relativista. Un claro
ejemplo es la noción de episteme en Foucault. El conocimiento está inscrito en la
sociedad dada y depende de las características de esta. Reconoce tres epistemes, tres
estructuras vigentes en distintos tiempos: la episteme renacentista, la episteme clásica y
la moderna.
Tema 4: la teoría del conocimiento y otras disciplinas
La teoría del conocimiento y otras disciplinas comparten parcial o totalmente el objeto,
pero difieren de los métodos de aproximación o en los enfoques. Otras disciplinas no
comparten el objeto, pero están relacionadas y por eso hay que establecer conexiones
entre ellas.
La raíz de la epistemología es el término episteme. Un tipo de conocimiento
privilegiado, o propiamente hablando es el conocimiento propiamente dicho y se
corresponde a lo que llamaríamos ciencia. El objeto de la epistemología sería más
acotado que el de la teoría del conocimiento.
Vamos a distinguir la teoría del conocimiento de la epistemología en el sentido de que
la primera trata del conocimiento en general, incluyendo la ciencia, pero incluso de
otras formas de conocimiento ajenas a la ciencia. La epistemología, en cambio, trataría
más bien de lo que podríamos llamar conocimiento científico en sus distintas formas. En
todo caso, no hay consenso. Hay quien considera que el término gnoseología es el que
aquí damos por epistemología y en cambio epistemología correspondería con lo que
aquí consideramos teoría del conocimiento.
Otra disciplina que está cerca es la filosofía del lenguaje, cobra especial importancia con
Hamann, Herder y Humboldt porque determina un debate con el modelo que hemos
llamado de la representación vinculada al carácter meramente denotativo del lenguaje,
al que cuestiona y abre una posibilidad de acceso diferente al conocimiento. La
hermenéutica, cuya consolidación contemporánea se debe a una obra de Gadamer, en la
que el lenguaje es determinante para la consolidación del conocimiento. También tiene
relaciones con la metafísica.
Bloque 2
Tema 5: la tensión clásica, Aristóteles y Platón
Se ha afirmado que toda la filosofía está marcada por sus dos posiciones en lo que
concierne al conocimiento, pues Platón es idealista e innatista y Aristóteles parte de los
sentidos, aunque atribuye un papel al entendimiento. Platón parte de la separación entre
mundo sensible e inteligible y desde ahí invalida los sentidos como fuente de
conocimiento. Aristóteles afirma que el conocimiento empieza por lo sensible y no
existen las ideas separadas, sino las formas de los seres, entendidos como sustancia. La
sustancia es lo que permanece, el accidente lo que cambia.
Ambos comparten un universo de pensamiento ajeno a la modernidad. Es cierto que
muchas nociones ya las utilizan ellos, pero desplazadas por un marco conceptual bien
distinto cuando hablamos de la ciencia moderna. Ese marco tiene que ver con lo
cualitativo. La naturaleza aquí no está escrita en caracteres matemáticos, el número es
cualitativo en ellos y refleja las relaciones estéticas de proporción. En resumen, el
problema del conocimiento en el mundo griego está en estrecha relación con el
problema del ser y de ahí la conexión entre ontología y teoría del conocimiento. En
Platón la teoría del conocimiento es incomprensible sin su metafísica.
El origen del problema del conocimiento está en Platón en sus primeros diálogos,
dedicados a la posibilidad de definir algo y enseñarlo. Platón pretende explicar lo
sensible por lo inteligible. Aristóteles buscará lo permanente en el cambio mediante
principios metafísicos.
Platón, para resolver este problema, incorpora la idea de recuerdo. En sus obras recoge
una referencia a la creencia verdadera justificada, que no es ciencia precisamente
porque en la ciencia hay atadura, mientras que las creencias pueden fluctuar o vacilar.
En su madurez, Platón consolida su teoría de las Ideas y del conocimiento, que se
expresa en la metáfora de la línea, donde se resume la posición de Platón respecto a los
grados de conocer. Es una línea dividida en cuatro segmentos: eikasía y pístis (opinión),
dianoia y noesis (episteme).
Aristóteles
No deja de ser un discípulo de Platón, pero la idea se encuentra en lo sensible, es decir,
integra el mundo sensible y el inteligible en un universo pluralista. El conocimiento,
como en Platón, se basa en las formas, ideas y esencias.
El entendimiento separa lo unido en la realidad y lo capta mediate una serie de
facultades, por ello, la ciencia se entiende como conocimiento nunca de lo particular,
sino de la esencia, por lo que solo hay ciencia de lo universal. El conocimiento empieza
por la sensación y por la experiencia. El sujeto la recibe en el entendimiento paciente y
la termina de captar por el entendimiento agente.
Interpretaremos la metafísica aristotélica desde la teoría del conocimiento por ser la
ciencia primera y la cima del saber, pero sobre todo porque permitirá comprender el
giro moderno hacia la teoría del conocimiento y el hecho de que esta desplace a la
metafísica. La cuestión es cómo explicar la inmovilidad en el cambio, siendo el
conocimiento de lo que permanece y siendo todo cambiante. La solución de Platón es
establecer dos dimensiones. Aristóteles encuentra lo inteligible dentro de lo sensible,
eso que hay en el interior son los principios y causas y la ciencia es el conocimiento de
eso, aunque reconoce diferentes grados de conocimiento.
La teoría del conocimiento en Aristóteles
La teoría del conocimiento se reparte entre su psicología y su metafísica.
La experiencia
Es su punto de partida, pero no niega la episteme entendida como un mundo inteligible,
como una ontología. A diferencia de los modernos:
-El marco general no es la subjetividad, el sujeto del conocimiento es la sustancia que
no se contrapone como tal a las demás, como ocurre con sujeto y objeto en Descartes.
-Se enmarca en una ontología: su ciencia no se reduce a operaciones del sujeto.
-Combina realismo e idealismo (como Kant), pero en un marco cualitativo y ontológico.
-La experiencia no es un producto o un hacer, como en los modernos, sino la forma
inicial de relación desde las facultades del sujeto, es el resultado de la sensación y la
memoria.
Podemos diferenciar tres sentidos de experiencia: como acumulación de sensaciones,
como saber práctico que versa sobre lo individual y como punto de partida del
conocimiento, que se inicia en ella y actúa hacia lo general mediante un proceso de
inducción.
La conexión con la subjetividad está en que el problema del conocimiento se enmarca
en la psicología. En este sentido se parece a los intentos empiristas respecto de los
procesos del conocimiento. Una pieza determinante es el entendimiento agente,
entendido como acto puro, lo que nos lleva a la metafísica.
El entendimiento
Es la facultad capaz de captar las formas y condición de posibilidad de pasar de la
experiencia a la ciencia y al conocimiento propiamente dicho, pues capta lo universal y
necesario y las formas. Además, distingue entre entendimiento agente y paciente. Este
es pasivo y no es propiamente conocimiento. La actualización se realiza en el
entendimiento agente como luz que ilumina los objetos. El entendimiento agente tiene
una dimensión metafísica.
Con la noeisis noeseos, el conocimiento que se conoce a sí mismo de modo eterno y es
puro acto y motor inmóvil, se liga el conocimiento con la metafísica. Es el principio del
que hace descansar la culminación de la ética. El papel del entendimiento, por lo tanto,
determina la ética, pues es necesario para adquirir virtudes dianoéticas, sin las que no se
pueden dar las virtudes éticas y porque entiende la vida feliz como sabiduría.
Por lo tanto, la comprensión del elemento psicológico nos lleva al teológico (Dios), pero
también al ético que culmina en la noción más elevada de conocimiento: la sabiduría.
Ese elemento teológico es una de las dimensiones de la metafísica. Las otras remiten a
la ciencia primera y a la ciencia del ser en cuanto ser. En Aristóteles hay varias ciencias
con distintos objetos y métodos, pero hay una que da los principios a las demás ciencias
y hace posible las demás. Esta primera ciencia culmina en la sabiduría al no ser una
ciencia de objetos particulares.
La metafísica aparece caracterizada como la ciencia que se busca, del ser en cuanto ser,
de lo inmóvil en el cambio. Y esa sustancia suprema que no cambia es Dios. Por ello,
parece que para completar una aproximación al conocimiento en Aristóteles es
necesario acudir a la metafísica e interpretarla.
Metafísica y teoría del conocimiento
Existen diferentes interpretaciones de la metafísica aristotélica, algunas la separan de la
teoría del conocimiento. La pregunta es si, considerando las tres nociones de la
metafísica, pueden reunirse las tres y vincularse a la teoría del conocimiento. En la
Ética a Nicómaco, cada vez que habla de la mente humana, parece que la separación de
la divinidad solo es conceptual, lo que parece incompatible con una sustancia separada
de otras y además trascendente. El entendimiento agente aparece como la forma del
alma que hace posible el conocimiento y a la vez el movimiento mediante los principios
de la metafísica.
Esto nos permite entender la expresión de que la mente separa lo que está unido en la
realidad. Además, concilia la teoría del entendimiento agente y la coordina con la
interpretación teológica. Da unidad a las distintas definiciones de metafísica como
ciencia primera, del ser y teología y entender todas estas como una teoría del
conocimiento.
Así sería coherente con su metafísica y el problema del movimiento. Pues para explicar
el movimiento es necesario un acto puro, inmóvil, lo que coincide con el entendimiento
agente, que sería condición de posibilidad de la física. El entendimiento como forma del
alma sería como un acto que es forma del alma, la forma que posibilita la actualización
del entendimiento paciente y que hace posible el acto del conocimiento.
Considerando la metafísica como teoría de los principios del movimiento, siendo este y
su causa eternos. La teoría del entendimiento agente nos permite comprender la
estrategia de Aristóteles a partir del problema de las relaciones entre movilidad y
cambio que hereda de Platón. La ciencia nace para explicar al movimiento desde la
inmovilidad y la ciencia primera es la metafísica, que más que una ciencia de lo
trascendente es una filosofía de la ciencia.
En resumen, la metafísica se ocupa de principios y causas, siendo la ciencia su
conocimiento. Además, la metafísica es el conocimiento del ente en cuanto ente. Pero
este es sustancia y accidente, de cuya relación y por los principios y causas surge la
posibilidad del cambio que es lo que trata de explicar la física. El entendimiento como
acto puro es condición de posibilidad del movimiento tanto como causa eficiente del
primer movimiento, como acto puro que hace posible el conocimiento mismo.
Esta interpretación nos abre el camino para, desde ella, reconsiderar las
transformaciones que se producen en la modernidad en torno a la metafísica.
Tema 6: racionalismo y empirismo
Esta oposición hay que enmarcarla en dos aspectos: la ciencia moderna y la emergencia
del sujeto epistemológico moderno.
La ciencia moderna
La teoría del conocimiento, como disciplina, depende sobre todo de la irrupción de la
ciencia en sentido estricto. Los pioneros de esta filosofía son Descartes y Bacon,
quienes se enfrentan al saber premoderno para rechazarlo. En ellos se representan las
dos grandes tendencias que se desarrollarán. Una distinción que se apoya en ocasiones
en una especie de reflejo de las posiciones respectivas de Platón y Aristóteles en el
mundo antiguo. El contenido fundamental de esas dos grandes líneas se sitúa en una
primera aproximación en la cuestión de si nuestro conocimiento procede de la
experiencia y en qué medida, o de una instancia racional del sujeto.
El concepto de experiencia de los antiguos no se corresponde plenamente con el de los
modernos. La clave para la comprensión del problema está en la relación de la ciencia
con la metafísica. Si por teoría del conocimiento entendemos la parte de la filosofía que
estudia qué es el conocimiento, estamos hablando de una ciencia de segundo orden que
tiene por objeto la ciencia de primer orden, en la modernidad, la física.
En el mundo antiguo, la física de Aristóteles es la ciencia objeto o una de ellas de la
metafísica como ciencia primera. La metafísica aporta los principios para las demás
ciencias. Pero el modelo de conocimiento de Descartes debe ajustarse a la ciencia
naciente a partir de la geometría analítica, que matematiza la experiencia y la convierte
en un plano de representación. La geometría analítica es también un modo de entender
la experiencia. Toda la reflexión cartesiana es una reflexión en torno a esa invención
como máquina de adquirir la verdad, pero que también transforma la experiencia a un
lenguaje matemático sirviéndose del álgebra.
Descartes también parte de la experiencia de la ciencia moderna, aunque reelaborará la
cuestión en términos y en lenguaje de la metafísica acudiendo a la noción, si bien
modificada, de sustancia. Todo lo que luego conocemos de su filosofía depende de eso y
se organiza en torno a eso. Por eso se impone analizar su racionalismo desde ahí.
El sujeto
La filosofía se convierte en teoría del conocimiento como ciencia primera porque el
centro de la investigación se sitúa en la capacidad humana de conocer y no en el objeto.
La metafísica y la ontología son desplazadas por una ciencia primera dirigida a
establecer la capacidad del sujeto y los límites del sujeto.
La emergencia de la subjetividad impide crear una ética “objetiva”. Descartes lo
muestra: con su nueva ciencia no se puede construir una moral si esta no es provisional.
Hume considera que solo hay impulsos subjetivos de los que la razón es esclava.
Descartes y el problema del innatismo
En Reglas para la dirección del ingenio, Descartes da nociones para situar el problema
del conocimiento con relación a la ciencia y la experiencia. Son reglas para operar un
artificio, para operar en las ciencias a partir de un único método que es el de ese
artificio. Funcionalmente ocupa el lugar de la metafísica de Aristóteles, aporta
principios para conocer, pero ahora la ciencia es a partir de ese artificio. Su teoría del
conocimiento está ahí y es un conjunto de reglas o principios para operar sobre lo que
ahora se llama naturaleza, que ya se ha convertido en extensión. El método contenido en
las reglas prefigura el aspecto metodológico que se recoge en el Discurso: un único
objeto, necesidad de método, simplificar hasta lo cierto y evidente de las naturalezas
simples, y finalmente partir de la intuición para continuar con la deducción.
Todo ello se corresponde con las cuatro reglas del Discurso: evidencia, análisis, síntesis
y comprobación. Lo que tiene en mente Descartes es la geometría analítica como
herramienta de adquirir la verdad. Pero lo más importante es su idea de ciencia y el
papel de la experiencia en el conocimiento.
La idea de ciencia en las Reglas
Sobre la ciencia destacan dos características:
-Es una única ciencia, tal como se expresa en la regla primera. Se trata de una sabiduría
universal que sustituye, al menos funcionalmente, a la metafísica como ciencia primera
y que versa sobre la mente humana. Inicia un giro hacia el sujeto no en términos
metafísicos todavía, sino de un modo próximo al de los empiristas.
-Solo hay ciencia acerca de lo cierto y lo evidente, las únicas ciencias que comparten
eso son la geometría y la aritmética, es decir, aquellas de cuya combinación nace la
geometría analítica. Es decir espacio (geometría) y tiempo (aritmética) que llevan a un
ars inveniendi. Aunque la geometría analítica es una construcción y no recepción pasiva
como la experiencia aristotélica, es hacer sobre un plano: los ejes cartesianos.
Si Aristóteles parte de una ciencia primera que versa del ser en cuanto ser, Descartes
parte de una ciencia primera que ocupa el mismo lugar que la metafísica y se ocupa de
la mente y de sus principios.
El problema de la experiencia en las reglas
No aparece ni la noción de innatismo y se pueden encontrar distintas aproximaciones de
la noción de experiencia que es usada de forma ambigua y confusa.
Experiencia en sentido práctico: la experiencia no se corresponde con la idea de
sensación o de percepción en el sentido genético, sino con la experiencia como arte en
Aristóteles. Pero no deja de ser una noción de experiencia y fundamento de las reglas.
Experiencia como fuente general de conocimiento: tanto de forma positiva, como de
forma negativa, es decir, como piedra negativa de toque de la validez, que demuestra lo
incierto de algo.
Las fuentes del conocimiento y el papel de la intuición en las Reglas
Experimentamos todo lo que percibimos por los sentidos y la intuición es la concepción
de una mente pura y atenta, tan fácil y distinta, que no deja lugar a dudas sobre lo que se
entiende. Se puede ver que Descartes excluye los sentidos, pero no de forma absoluta,
sino justamente en su condición fluctuante. Experiencia es lo que llama intuición y lo
que le interesa es el rasgo y la condición de ser cierta y evidente.
La idea de certeza y evidencia tiene que ver con la validez y cumple la función de la
inmovilidad. Es la única experiencia cierta y a partir de ella se construye. Pero aclarar
qué se entiende por intuición exige acudir al objeto de la misma y a la noción de
naturalezas simples. Estas constituyen los objetos privilegiados de los que se
desprende la certeza y la evidencia que busca, pues son las únicas claras y distintas.
Pero distingue tres tipos de naturalezas simples: las intelectuales, las materiales y las
que llama nociones comunes. Las intelectuales no necesitan de imagen corpórea, es
decir experiencia (entiendo). Las materiales son las que se conciben como existentes en
cuerpos. Y las comunes son una mezcla de las dos categorías anteriores.
Las primeras son como las ideas de reflexión de Locke; las materiales, sus cualidades
primarias; y las comunes, las ideas complejas. La principal diferencia está en la
exclusión de las sensaciones.
Estas naturalezas simples no son ideas innatas. La certeza y la evidencia se refieren a
verdades matemáticas y geométricas. Además, el rechazo de las sensaciones fluctuantes
no se centra en el problema del origen, sino en la prioridad dada a las relaciones
matemáticas, busca una experiencia purificada.
Para Descartes, el método de las Reglas debe sustituir al saber premoderno, se parte de
una experiencia por construcción matemática que reúne la evidencia. La base de esto es
la geometría analítica, donde espacio y tiempo aparecen representados. Luego vendrá la
metafísica cartesiana, una ficción que echa mano de nociones cualitativas heredadas de
la escolástica.
La metafísica cartesiana en el Discurso y las Meditaciones
Descartes parte de una desconfianza de los sentidos, de la incapacidad de distinguir
sueño de vigilia y de la posibilidad de que exista un dios engañador que ponga en duda
las verdades matemáticas hasta alcanzar la certeza del yo, que se corresponde con la
intuición a partir de la cual obtener lo demás mediante la deducción.
En su metafísica, la recuperación del mundo es la parte positiva del relato y ahí se
reconstruye la metafísica mediante:
-La distinción de las ideas adventicias, innatas y facticias.
-Entre las innatas aparecen la idea de Dios dentro del Yo que permite la existencia del
mundo y huir del solipsismo, dando lugar a tres sustancias: Dios, Yo y mundo. Lo
decisivo de este relato para la teoría del conocimiento es la cuestión del
innatismo/racionalismo, que es con lo que se van a confrontar los empiristas.
-La idea de dios engañador puede servir de hilo conductor al problema del conocimiento
en el siglo XX y la noción de saber narrativo frente a la ciencia.
La experiencia en el empirismo
Lo que los empiristas comparten con Descartes es la contingencia moderna y el nuevo
método de la ciencia, pero donde Descartes pone el énfasis en la matematización de la
experiencia, los empiristas se centran en la dimensión de la experiencia entendida en un
sentido restringido a lo sensorial a partir de la inducción. Desde ahí se caracterizan por
la tendencia a una psicologización del conocimiento. Lo común del empirismo es negar
el innatismo para asumir que todo conocimiento procede de la experiencia de las
sensaciones, que se reelabora mediante procesos internos dando lugar al conocimiento.
Lo característico de ellos es que no existe lo que Aristóteles considera intelecto como
instancia independiente. Lo que existe son elaboraciones asociativas apoyadas por la
imaginación a partir de los sentidos, falta la ontología de las sustancias y el concepto de
experiencia de los empiristas se enmarca en la subjetividad y se vincula a la idea de
experiencia propia de la ciencia moderna, si bien rechazan la metafísica premoderna y la
cartesiana.
Características comunes de los empiristas
1. Facticismo: desconfianza en cualquier especulación alejada de lo que nos
proporcionan los sentidos. Desprecian la metafísica para sustituirla por una indagación
sobre la capacidad humana de conocer y sus límites, marcando la senda que seguirá
Kant.
2. Practicismo: están orientados a la acción humana, el saber es poder. El objetivo es
facilitar la vida humana y resolver problemas. Si bien hay que decir que en esto no están
alejados de Descartes, que desprecia las especulaciones del saber premoderno frente a
un nuevo saber que promete poner la naturaleza al servicio del humano.
3. Subjetivistas: es determinante para comprender las críticas a la metafísica y su deriva
final al escepticismo en el caso de Hume, si bien es un escepticismo dirigido a la
universalidad y necesidad y a los principales objetos metafísicos. Berkeley hará
compatible el empirismo con un espiritualismo radical apelando a una mente divina, una
forma suprema de subjetividad.
4. Asociativistas: los problemas del conocimiento se remiten a su génesis a partir de los
sentidos y las distintas combinaciones de los estados de conciencia.
5. Reduccionistas: todas las nociones son reductibles a una unidad última contrastable
en términos de experiencia. Esta en la base de lo que el Círculo de Viena llamó el
problema de la base empírica y en su formulación primitiva por los empiristas será
considerado uno de los dos dogmas del empirismo por Quine.
Esa unidad última son las ideas simples para Locke, que considera como ladrillos de
nuestro conocimiento y que a su vez son de sensación y reflexión. Las ideas complejas
proceden de combinación de las simples y dan lugar a modos, sustancia y relaciones. En
Hume estos elementos últimos son las impresiones que son más vivas e intensas que las
ideas.
A partir de aquí se puede ver que:
1. Es más lo que les une que lo que les separa a los racionalistas. Hacen de la teoría del
conocimiento la filosofía primera, en el caso de Descartes más centrada en el método de
conocer válido, en el caso de los empiristas en la génesis del conocimiento y
desplazando el problema de la validez.
Desde el punto de vista de la validez, lo único que reconocen es la distinción que ya
conocemos entre sintético y analítico, que versa sobre los juicios. Tienen una actitud
crítica ambos contra el principio de autoridad y su filosofía es una reflexión movida por
los avances y métodos de la ciencia.
2. Les separa el distinto modo de acercase a la noción de experiencia, en un caso desde
la perspectiva del descubrimiento y en el otro desde la justificación. La sensación es la
fuente de conocimiento para los empiristas y las ideas innatas lo son en Descartes.
Este planteamiento lleva al escepticismo en Hume, un escepticismo que reduce la
pretensión de la ciencia, pero que no niega la utilidad de la ciencia desde un punto de
vista práctico. El empirismo, especialmente el de Hume, será determinante para todas
aquellas corrientes que, a partir de la ciencia moderna, renuncian a construir metafísica.
Tema 7: Kant y el giro trascendental
Kant supone un punto de inflexión en la solución del problema porque adopta elementos
de ambas filosofías o tradiciones modernas y hace de la teoría del conocimiento el
núcleo de su reflexión y explícitamente sustituye la epistemología por una analítica del
entendimiento. Además, desplaza la cuestión de la certeza y la evidencia cartesiana por
la exigencia de necesidad y universalidad y lo hace a partir de la distinción entre juicios
analíticos y sintéticos. Kant necesita la necesidad para una metafísica que siempre ha
ido de la mano de la causalidad, la cual ha estado determinada por la necesidad.
Recupera la necesidad y la universalidad al apartarse de la tendencia escéptica empirista
mediante la afirmación de la existencia de juicios sintéticos a priori, que combinan la
condición de ser a priori con la de ampliar conocimiento. A partir de ahí, su filosofía
crítica se convierte en trascendental, es decir, responde a las condiciones de posibilidad
de la experiencia y en último término de esos juicios sintéticos a priori. La idea de su
filosofía es que no hay ciencia sin experiencia, pero a la vez que la ciencia debe ser
universal y necesaria, por lo que es necesario introducir estructuras a priori en la
construcción de la experiencia.
Se pregunta sobre la existencia de juicios sintéticos a priori en la metafísica, que negará.
Aunque reconoce una tendencia natural de los humanos a plantearse cuestiones sobre
Dios o el alma, pero estas no se pueden resolver solo desde la experiencia. La estrategia
para resolver este problema es la revolución copernicana: defiende una posición activa
en la que el sujeto del conocimiento se dirige al objeto para construirlo. Este objeto es el
fenómeno, único objeto de la ciencia y el conocimiento, frente al noúmeno que no es
susceptible de conocimiento.
La metafísica pasa a ser una ciencia que explica críticamente los límites de la razón
humana y señala cómo es posible la experiencia de la ciencia expresada en los
fenómenos. El plan de la crítica es ver cómo es posible la construcción del sujeto. La
obra se divide en dos partes: en la primera estudia las distintas facultades: sensibilidad,
entendimiento y razón. Lo que da lugar a la estética, la lógica y la dialéctica. La
segunda parte trata sobre la razón, su canon y su arquitectónica.
Mediante las dos primeras facultades, intuición y conceptos va a dar lugar a los
fenómenos a los que luego la razón, como facultad de las ideas, va a poder establecer
como ideal regulativo. La dialéctica se ocupa de los conocimientos metafísicos basados
en ideas y que no tienen en cuenta la experiencia, lo que da lugar a una lógica de la
ilusión.
Consideración sobre cada facultad
La intuición es una primera clave de la crítica porque aporta el elemento decisivo de la
experiencia, en condiciones de espacio y tiempo, mediante lo que llama formas a priori
de la intuición, la interna el tiempo y la externa el espacio. Se trata de condiciones a
priori para ordenar lo múltiple de la sensación y como tales son ideas trascendentales y
reales empíricamente.
A esa primera ordenación debe concurrir una segunda facultad, el entendimiento, la
facultad de los conceptos puros y a priori. Mediante ellos, la espontaneidad ordena a su
vez esa primera materia del conocimiento que tenemos dispuesta en espacio y tiempo.
La configuración que damos a lo intuido es a partir de algo que ponemos nosotros, los
conceptos. La estrategia para obtener esos conceptos puros es acudir a los distintos tipos
de juicios. Cada uno da lugar a tres distintas modalidades y de estas surgen en total 12
categorías. A esta deducción metafísica añade una trascendental, que trata de la
legitimidad de su uso. Por trascendental entiende aquella deducción dirigida a explicar
el juego de las categorías como condición de posibilidad de la experiencia, del
fenómeno. Así, aparece una apercepción trascendental, un Yo pienso que acompaña a
todas las representaciones como unidad de conciencia. Un Yo trascendental que hace
posible aplicar las categorías a lo intuido para unir lo múltiple de la sensación.
Así, se establece un vínculo entre lo sensible de la intuición y lo inteligible del
entendimiento. Se trata de reunir intuiciones y conceptos, y ese papel lo lleva a cabo una
imaginación productiva que trabaja mediante un esquema. A partir de aquí establece
una distinción entre fenómenos y noúmenos. Los primeros son objetos del
conocimiento, los segundos son inalcanzables al conocimiento.
La dialéctica tiene que ver con la inferencia en el modo de razonar, es decir, con los
silogismos. Las ideas reúnen mediante inferencias nociones dadas de la experiencia bajo
una unidad cada vez más amplia, con tendencia a elevarse en la búsqueda de una
condición última. Es así como parece llegar desde lo condicionado a lo incondicionado
absoluto, el alma y el mundo. Para demostrar el salto ilegítimo, se ocupará del alma
denunciando el paralogismo. Respecto al mundo, se ocupa mediante antinomias, pues
cuando se busca lo incondicionado se llega a conclusiones contrapuestas.
En cuanto a Dios, critica la prueba teleológica, la cosmológica y la ontológica.
Kant consolida y confirma el rasgo moderno que traslada la cuestión central de la
filosofía al sujeto y a la teoría del conocimiento. Sienta las bases de la filosofía
posterior, después de él la filosofía y la ciencia se separan definitivamente, se separa el
mundo de la naturaleza y el mundo de la libertad. Después de él, la filosofía va a seguir
dos tendencias:
-Una especulativa que se encuentra en los grandes sistemas del Idealismo alemán, cuya
crítica o en cuyo interior determinará tendencias irracionalistas como crítica.
-Filosofía cientificista que encontrará su primera expresión en el positivismo.
El abismo entre naturaleza y libertad será reconsiderado a fines del XIX y dará lugar a
la especulación en torno al conocimiento desde nuevas bases que afectan a la
epistemología de las ciencias sociales.
Tema 8: fe y saber después de Kant
El esfuerzo de Kant para establecer los límites de la filosofía, a partir de sus mismos
postulados, desborda esos límites con otros autores y sienta la base de la filosofía
contemporánea.
La creencia está presente en Kant y a partir de él se va a llevar a cabo una doble crítica
que será determinante para dos tendencias que afectan al conocimiento, una de ellas
irracionalista, y la otra determina la filosofía especulativa.
Distingue tres tipos de creencia:
-Doctrinal: dimensión teórica que es una mera suposición.
-Pragmática: posee una dimensión vinculada a la acción.
Moral: es necesaria para el ámbito moral.
Esta última sirve para hacer frente al problema de los objetos clásicos de la metafísica.
Así intenta conciliar los problemas morales de los que se ocupa. La obra de Kant
recibirá críticas antiilustradas, que son críticas a la ciencia y al racionalismo.
También será criticado desde el punto de vista de la representación como instancia
vinculada al conocimiento que prescinde de otros elementos. Hamann inaugura una
tradición que se puede llamar lingüística.
Recibirá críticas desde la misma idea de lo que Kant entiende por razón por Jacobi. La
crítica de Jacobi empieza con Lessing, continúa por Kant y llega a Fitche con la
acusación de nihilismo. Jacobi critica el problema de la cosa en sí como una cuestión sin
la que es posible la crítica pero que impide mantenerse en su interior. Además, señala la
necesidad de un realismo ingenuo capaz de recuperar la cosa en sí a partir de la creencia
en el sentido de Hume, pero también en el sentido de fe religiosa en la divinidad
sobrenatural. Frente a la ciencia propone un salto mortal y lo que denomina la no
filosofía. Ve la Ilustración como un nihilismo y una ciencia en la que el sujeto se queda
solo en el vacío. Frente a ese saber propone una noción de salto mortal vinculado a la fe.
Así profundiza una tradición irracionalista, antiilustrada que va a reaparecer en distintas
formas a lo largo del tiempo.
Ese salto mortal se enmarca en el interior de la subjetividad y parte de la premisa de lo
incondicionado como principio y del problema de la relación entre lo incondicionado y
la finitud.
Hegel reúne a Kant, Fichte y Jacobi en polémica con la escisión entre conocer y creer
que determina en parte la filosofía especulativa de Hegel.
Hegel considera que la idea de creencia, tanto la de Jacobi como la de Fichte, son un
retroceso frente al conocimiento filosófico ilustrado. Además, critica la teoría del
conocimiento y la sustituye por una autorreflexión fenomenológica del espíritu que ya
es el conocimiento, sin mediador o instrumento y tiene que ver con la posibilidad de
pensar en lo absoluto. La alternativa hegeliana desborda los intereses de la teoría del
conocimiento: el conocimiento es el espíritu mismo en su despliegue y en su
reconciliación final como saber absoluto. Y elimina la relación directa entre filosofía y
ciencia mediante la teoría del conocimiento. En adelante, ciencia y filosofía se separan.
Rorty, apoyándose en Quine, propone que la filosofía deje de ser sistemática con
premisas impuestas para convertirse en una filosofía edificante fundiéndose con la
tradición hermenéutica. La tarea de la filosofía no puede consistir en la búsqueda de la
verdad a través de la representación, sino en una indagación desde el lenguaje. Rorty
parte o critica la premisa presente desde el siglo XVII hasta el XX: la mayor parte de los
filósofos han compartido la idea de que el conocimiento es la representación de un
objeto y el lenguaje es solo una mera herramienta.

También podría gustarte