Antropología

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Antropología

La antropología (del griego ἄνθρωπος anthropos, «hombre (humano)», y λόγος, logos,


«conocimiento») es la ciencia que estudia al ser humano de una forma integral. Para
abarcar la materia de su estudio, la antropología recurre a herramientas y
conocimientos producidos por las ciencias sociales y las ciencias naturales. La
aspiración de la disciplina antropológica es producir conocimiento sobre el ser humano
en diversas esferas, intentando abarcar tanto las estructuras sociales de la actualidad,
la evolución biológica de nuestra especie, el desarrollo y los modos de vida de pueblos
que han desaparecido y la diversidad de expresiones culturales y lingüísticas que
caracterizan a la humanidad.

Las facetas diversas del ser humano implicaron una especialización de los campos de
la Antropología. Cada uno de los campos de estudio del ser humano implicó el
desarrollo de disciplinas que actualmente son consideradas como ciencias
independientes, aunque mantienen constante diálogo entre ellas. Se trata de la
Antropología física, la Arqueología, la Lingüística y la Antropología social. Con mucha
frecuencia, el término Antropología solo se aplica a esta última, que a su vez se ha
diversificado en numerosas ramas, dependiendo de la orientación teórica, la materia
de su estudio o bien, como resultado de la interacción entre la Antropología social y
otras disciplinas.

La antropología se constituyó como disciplina independiente durante la segunda mitad


del siglo XIX. Uno de los factores que favoreció su aparición fue la difusión de la teoría
de la evolución, que en el campo de los estudios sobre la sociedad dio origen al
evolucionismo social, entre cuyos principales autores se encuentra Herbert Spencer.
Los primeros antropólogos pensaban que así como las especies evolucionaban de
organismos sencillos a otros más complejos, las sociedades y las culturas de los
humanos debían seguir el mismo proceso de evolución hasta producir estructuras
complejas como su propia sociedad. Varios de los antropólogos pioneros eran
abogados de profesión, de modo que las cuestiones jurídicas aparecieron
frecuentemente como tema central de sus obras. A esta época corresponde el
descubrimiento de los sistemas de parentesco por parte de Lewis Henry Morgan.

Desde el final del siglo XIX el enfoque adoptado por los primeros antropólogos fue
puesto en tela de juicio por las siguientes generaciones. Después de la crítica de
Franz Boas a la antropología evolucionista del siglo XIX, la mayor parte de las teorías
producidas por los antropólogos de la primera generación se considera obsoleta. A
partir de entonces, la Antropología vio la aparición de varias corrientes durante el siglo
XIX y el XX, entre ellas la escuela culturalista de Estados Unidos, el Estructural-
funcionalismo, el Estructuralismo antropológico, la Antropología marxista, el
Procesualismo, el Indigenismo, etc.

La antropología es, sobre todo, una ciencia integradora que estudia al hombre en el
marco de la sociedad y cultura a las que pertenece, y, al mismo tiempo, como
producto de éstas. Se la puede definir como la ciencia que se ocupa de estudiar el
origen y desarrollo de toda la gama de la variabilidad humana y los modos de
comportamientos sociales a través del tiempo y el espacio; es decir, del proceso bio
social de la existencia de la especie humana.
Índice

 1 Antecedentes

 2 Historia

 3 El objeto de estudio antropológico

 4 Campos de acción de la Antropología

 4.1 Ramas y subramas

 5 El origen de la pregunta antropológica

 5.1 Antropología moderna

 6 Historia de la Antropología

 6.1 Nacimiento institucional de la antropología

 7 El devenir de la antropología durante el siglo XX

 7.1 El desarrollo de la sociología y la etnología francesa

 7.2 El culturalismo estadounidense

 7.3 El funcionalismo británico

  7.3.1 Tesis centrales del funcionalismo

  7.3.2 Una mirada histórica sobre el funcionalismo británico

 7.4 Funcionalismo, Funcionalismo estructuralista, Antropología

cognoscitiva, Antropología simbólica y Ecología cultural

 7.5 Antropología y Etnografía soviética

 7.6 La antropología en Latinoamérica

 8 La antropología en tiempos modernos

 9 Código de ética y política en Antropología

 10 Véase también

 11 Notas

 12 Referencias

 13 Enlaces externos
Antecedentes

Se atribuye al explorador François Perón haber sido quien uso por primera ocasión el
término antropología. Perón recogió en esa obra un conjunto de datos sobre los
aborígenes de Tasmania, que fueron casi exterminados en los años que siguieron al
paso de Péron por la isla. Sin embargo, Péron no fue el primero ni el más antiguo de
quienes estaban interesados en la cuestión de la diversidad humana y sus
manifestaciones.

El estudio del ser humano viene de muy antiguo. Ya Herodoto (484-425 a.C.) en sus
Historias nos cuenta las diferencias entre los distintos habitantes del mundo (libia,
Egipto, Grecia, Asia Menor), y nos habla de las diferencias de cráneo entre egipcios y
persas. Hipócrates (460-377 a.C.) lanza la teoría de que el medio influye en los
caracteres físicos del hombre, y llama la atención sobre las diferencias de quienes
habitan climas distintos. Aristóteles (384-322 a.C.) estudia al hombre por ser el animal
más complejo. Llama la atención sobre el tamaño de su cráneo, mucho mayor que en
el resto de animales, así como sobre su carácter bípedo y que es el único animal
capaz de deliberar y reflexionar

Algunos autores consideran a fray Bernardino de Sahagún como uno de los


antecedentes más notables de la etnografía. De la misma manera que otros
misioneros del siglo XVI, Sahagún estaba preocupado por las diversas maneras en
que la religión de los indígenas podría confundirse con el cristianismo recién
implantado. En el afán de comprender mejor a los pueblos nahuas del centro de
Nueva España, Sahagún investigó de manera muy detallada la historia, las
costumbres y las creencias de los nahuas antes de la llegada de los españoles. Para
hacerlo tuvo que aprender náhuatl. Luego, con el apoyo de algunos de sus
informantes, organizó la información obtenida en una obra pensada para un público
más o menos amplio. El resultado fue el Códice Florentino, de vital importancia en el
conocimiento de la civilización mesoamericana precolombina.

Georges-Louis Leclerc, conde de Buffon, quien escribió Histoire Naturelle (1749)


donde se enlazan las ciencias naturales y la diversidad física de la especie humana
(anatomía comparada) con la inquietud por comprender la diversidad de las
expresiones culturales de los pueblos.4 De manera análoga, algunos pensadores de la
Ilustración como Montesquieu, Rousseau e incluso el matemático
D'Alembertabordaron la materia, y propusieron algunas hipótesis sobre el origen de las
relaciones sociales, las formas de gobierno y los temperamentos de las naciones.

Historia

Durante el siglo XIX, la llamada entonces Antropología general incluía un amplísimo


espectro de intereses, desde la paleontología del cuaternario al folclore europeo,
pasando por el estudio comparado de los pueblos aborígenes. Fue por ello una rama
de la Historia Natural y del historicismo cultural alemán que se propuso el estudio
científico de la historia de la diversidad humana. Tras la aparición de los modelos
evolucionistas y el desarrollo del método científico en las ciencias naturales, muchos
autores pensaron que los fenómenos históricos también seguirían pautas deducibles
por observación. El desarrollo inicial de la antropología como disciplina más o menos
autónoma del conjunto de las Ciencias Naturales coincide con el auge del
pensamiento ilustrado y posteriormente del positivismo que elevaba la razón como una
capacidad distintiva de los seres humanos. Su desarrollo se pudo vincular muy pronto
a los intereses del colonialismo europeo derivado de la Revolución industrial.

Por razones que tienen que ver con el proyecto de la New Republica norteamericana,
y sobre todo con el problema de la gestión de los asuntos indios, la antropología de
campo empezó a tener bases profesionales en Estados Unidos en el último tercio del
s. XIX, a partir del Bureau of American Ethnology y de la Smithsonian Institution. El
antropólogo alemán Franz Boas, inicialmente vinculado a este tipo de tarea,
institucionalizó académica y profesionalmente la Antropología en Estados Unidos. En
la Gran Bretaña victoriana, Edward Burnett Tylor y posteriormente autores como
William Rivers y más tarde Bronisław Malinowski y Alfred Reginald Radcliffe-
Browndesarrollaron un modelo profesionalizado de Antropología académica. Lo mismo
sucedió en Alemania antes de 1918.

En todas las potencias coloniales de principios de siglo (salvo en España) hay esbozos
de profesionalización de la Antropología que no acabaron de cuajar hasta después de
la II Guerra Mundial. En todos los países occidentales se incorporó el modelo
profesional de la Antropología anglosajona. Por este motivo, la mayor parte de la
producción de la Antropología social o cultural antes de 1960 —lo que se conoce como
modelo antropológico clásico— se basa en etnografías producidas en América, Asia,
Oceanía y África, pero con un peso muy inferior de Europa. La razón es que en el
continente europeo prevaleció una etnografía positivista, destinada a apuntalar un
discurso sobre la identidad nacional, tanto en los países germánicos como en los
escandinavos y los eslavos.

Históricamente hablando, el proyecto de Antropología general se componía de cuatro


ramas: la lingüística, la arqueología, la antropología biológica y la antropología social,
referida esta última como antropología cultural o etnología en algunos países. Estas
últimas ponen especial énfasis en el análisis comparado de la cultura —término sobre
el que no existe consenso entre las corrientes antropológicas—, que se realiza
básicamente por un proceso trifásico, que comprende, en primera instancia, una
investigación de gabinete; en segundo lugar, una inmersión cultural que se conoce
como etnografía o trabajo de campo y, por último, el análisis de los datos obtenidos
mediante el trabajo de campo.

El modelo antropológico clásico de la antropología social fue abandonado en la


segunda mitad del siglo XX. Actualmente los antropólogos trabajan prácticamente
todos los ámbitos de la cultura y la sociedad.
El objeto de estudio antropológico

La materia de estudio de la Antropología ha sido materia de debate desde el


nacimiento de la disciplina, aunque es común a todas las posturas el compartir la
preocupación por producir conocimiento sobre el ser humano. La manera en que se
aborda la cuestión es lo que plantea el desacuerdo, porque la materia puede
abordarse desde diversos puntos de vista. Sin embargo, desde el inicio la
configuración epistemológica de la Antropología consistió en la pregunta por el Otro.
Esta es una cuestión central en las ciencias y disciplinas antropológicas que se va
configurando desde el Renacimiento.

Tras el desarrollo de diferentes tradiciones teóricas en diversos países, entró en


debate cuál era el aspecto de la vida humana que correspondía estudiar a la
antropología. Para esa época, los lingüistas y arqueólogos ya habían definido sus
propios campos de acción. Edward B. Tylor, en las primeras líneas del capítulo
primero de su obra Cultura primitiva, había propuesto que el objeto era la cultura o
civilización, entendida como un «todo complejo» que incluye las creencias, el arte, la
moral, el derecho, las costumbres y cualesquiera otros hábitos adquiridos por el
hombre como miembro de una sociedad. Esta propuesta está presente en todas las
corrientes de la antropología, ya sea que se declaren a favor o en contra.

Sin embargo, a partir del debate se presenta un fenómeno de constante atomización


en la disciplina, a tal grado que para muchos autores —por citar el ejemplo más
conocido—, el estudio de la cultura sería el campo de la antropología cultural; el de las
estructuras sociales sería facultad de la antropología social propiamente dicha. De
esta suerte, Radcliffe-Brown (antropólogo social) consideraba como una disciplina
diferente (y errada, por lo demás) la que realizaban Franz Boas y sus alumnos
(antropólogos culturales). Según Clifford Geertz, el objeto de la antropología es el
estudio de la diversidad cultural.

La antropología es una ciencia que estudia las respuestas del ser humano ante el
medio, las relaciones interpersonales y el marco sociocultural en que se desenvuelven,
cuyo objeto va a ser el estudio del hombre en sus múltiples relaciones; además
estudia la cultura como elemento diferenciador de los demás seres humanos. Estudia
al hombre en su totalidad, incluyendo los aspectos biológicos y socioculturales como
parte integral de cualquier grupo o sociedad. Se convirtió en una ciencia empírica que
reunió mucha información, además fue la primera ciencia que introdujo el trabajo de
campo y surge de los relatos de viajeros, misioneros, etc. Autores como Manuel
Marzal (1998: 16), sostienen que Antropología Cultural, Antropología Social y
Etnología son la misma disciplina.
Campos de acción de la Antropología

La Antropología, como ciencia que pretende abarcar los fenómenos del ser humano
como parte de una sociedad, se ha diversificado en sus métodos y sus teorías. La
diversificación obedece al interés por rendir mejor cuenta de los procesos que enfrenta
la especie en diversas dimensiones. De acuerdo con la American Anthropological
Association (AAA), los cuatro campos de la Antropología son la Antropología biológica,
la Antropología cultural, la Arqueología y la Antropología lingüística.

La Antropología biológica o física es el campo de la Antropología que se especializa


en el estudio de los seres humanos desde el punto de vista evolutivo y adaptativo. Al
adoptar una postura evolucionista, los antropólogos físicos pretenden dar cuenta no
solo de los grandes cambios en los aspectos biológicos del ser humano —lo que se
llama hominización—, sino en los pequeños cambios que se observan entre
poblaciones humanas. La diversidad física del ser humano incluye cuestiones como la
pigmentación de la piel, las formas de los cráneos, la talla promedio de un grupo, tipo
de cabello y otras cuestiones numerosas. Para abordar esta diversidad, la
Antropología física no solo echa mano de estudios propiamente anatómicos, sino las
interacciones entre los seres humanos y otras especies, animales y vegetales, el
clima, cuestiones relativas a la salud y la interacción entre distintas sociedades. El
campo de la Antropología biológica también es interés de otras ciencias con las que
mantiene un diálogo, por ejemplo, con la Primatología, la Demografía, la Ecología o las
ciencias de la salud. Cuenta entre sus especializaciones a la Paleoantropologíay la
Antropología médica.

La Arqueología es una de las ciencias antropológicas con mayor difusión entre el


público no especializado. Se trata del estudio científico de los vestigios del pasado
humano. Podría decirse que este interés se ha encontrado en diversas épocas y
lugares, aunque la Arqueología tiene un antecedente muy claro en el coleccionismo de
antigüedades en las sociedades europeas.9 Para lograr sus propósitos, los
arqueólogos indagan en depósitos de estos materiales que son llamados yacimientos
arqueológicos —o sitios arqueológicos, calcado del inglés archaeological site— a los
que se accede normalmente por excavaciones. A pesar de los estereotipos sobre los
arqueólogos —a los que se suele imaginar como una especie de Indiana Jones10 — y
los lugares comunes sobre lo que es la Arqueología, el método arqueológico no
comprende únicamente las técnicas de excavación. Ante todo se trata de interpretar
los hallazgos, tanto en relación con su contexto arqueológico como en relación a los
conocimientos ya comprobados, la historia del yacimiento y otros elementos.

La Antropología social, cultural o Etnología estudia el comportamiento humano, la


cultura, las estructuras de las relaciones sociales. En la actualidad la antropología
social se ha volcado al estudio de Occidente y su cultura. Aunque para los
antropólogos de los países centrales (EE.UU., Gran Bretaña, Francia, etc.) éste es un
enfoque nuevo, hay que señalar que esta práctica es común en la antropología de
muchos países latinoamericanos (como ejemplo, la obra de Darcy Ribeiro sobre el
Brasil, la de Bonfil y Gonzalo Aguirre Beltrán sobre México, etc.). Dependiendo de si
surge de la tradición anglosajona se conoce como antropología cultural y, si parte de la
escuela francesa, entonces se le denomina etnología. Quizá se haya distinguido de la
antropología social en tanto que su estudio es esencialmente dirigido al análisis de la
otredad en tanto que el trabajo de la antropología social resulta generalmente más
inmediato. Uno de sus principales exponentes es Claude Lévi-Strauss, quien propone
un análisis del comportamiento del hombre basado en un enfoque estructural en el que
las reglas de comportamiento de todos los sujetos de una determinada cultura son
existentes en todos los sujetos a partir de una estructura invisible que ordena a la
sociedad.

La Antropología lingüística o Lingüística antropológica estudia los lenguajes humanos.


Dado que el lenguaje es una amplia parte constitutiva de la cultura, los antropólogos la
consideran como una disciplina separada. Los lingüistas se interesan en el desarrollo
de las lenguas. Así mismo, se ocupan en las diferencias de los lenguajes vivos, cómo
se vinculan o difieren, y en ciertos procesos que explican las migraciones y la difusión
de la información. También se preguntan sobre las formas en que el lenguaje se
opone o refleja otros aspectos de la cultura.

Dentro de las ciencias sociales, disciplinas como la lingüística y la antropología han


mantenido una relación que ha tomado la forma de un complejo proceso articulatorio
influido a lo largo del tiempo por las distintas condiciones históricas, sociales y teóricas
imperantes. La lingüística, al igual que la etnología, la arqueología, la antropología
social, la antropología física y la historia, es una de las disciplinas que conforman el
campo de la antropología desde algunas perspectivas. La lingüística estudia el
lenguaje para encontrar sus principales características y así poder describir, explicar o
predecir los fenómenos lingüísticos. Dependiendo de sus objetivos, estudia las
estructuras cognitivas de la competencia lingüística humana o la función y relación del
lenguaje con factores sociales y culturales.

La relación entre la lingüística y la antropología ha respondido a distintos intereses.


Durante el siglo XIX y la primera mitad del XX, la antropología y la lingüística
comparativa intentaban trazar las relaciones genéticas y el desarrollo histórico de las
lenguas y familias lingüísticas. Posteriormente, la relación entre las dos disciplinas
tomó otra perspectiva por la propuesta desde el estructuralismo. Los modelos
lingüísticos fueron adoptados como modelos del comportamiento cultural y social en
un intento por interpretar y analizar los sistemas socioculturales, dentro de las
corrientes de la antropología. La tendencia estructural pudo proponerse por la
influencia de la lingüística, tanto en lo teórico como en lo metodológico. Sin embargo,
al excluir las condiciones materiales y el desarrollo histórico, se cuestionó que la
cultura y la organización social pudieran ser analizadas del mismo modo que un
código lingüístico, tomando al lenguaje como el modelo básico sobre el que se
estructura todo el pensamiento o clasificación.

No obstante estos puntos de vista diferentes, se puede llegar a acercamientos


productivos reconociendo que la cultura y la sociedad son producto tanto de
condiciones objetivas o materiales como de construcciones conceptuales o simbólicas.
De esta forma, la interacción entre estas dos dimensiones nos permite abordar a los
sistemas socioculturales como una realidad material a la vez que una construcción
conceptual. Las lenguas implican o expresan teorías del mundo y, por tanto, son
objetos ideales de estudio para los científicos sociales. El lenguaje, como herramienta
conceptual, aporta el más complejo sistema de clasificación de experiencias, por lo
que cada teoría, sea ésta antropológica, lingüística o la unión de ambas, contribuye a
nuestra comprensión de la cultura como un fenómeno complejo, ya que «el lenguaje
es lo que hace posible el universo de patrones de entendimiento y comportamiento
que llamamos cultura. Es también parte de la cultura, ya que es transmitido de una
generación a otra a través del aprendizaje y la imitación, al igual que otros aspectos de
la cultura».

Roman Jakobson plantea que «los antropólogos nos prueban, repitiéndolo sin cesar,
que lengua y cultura se implican mutuamente, que la lengua debe concebirse como
parte integrante de la vida de la sociedad y que la lingüística está en estrecha
conexión con la antropología cultural». Para él, la lengua, como el principal sistema
semiótico, es el fundamento de la cultura: «Ahora sólo podemos decir con nuestro
amigo McQuown que no se da igualdad perfecta entre los sistemas de signos, y que el
sistema semiótico primordial, básico y más importante, es la lengua: la lengua es, a
decir verdad, el fundamento de la cultura. Con relación a la lengua, los demás
sistemas de símbolos no pasan de ser o concomitantes o derivados. La lengua es el
medio principal de comunicación informativa».

Ramas y subramas

A su vez, cada una de estas cuatro ramas principales se subdivide en innumerables


subramas que muchas veces interactúan entre sí.

De la Antropología Cultural o Social (también conocida como antropología


sociocultural), se desprenden:

• Antropología Urbana: Hace referencia el estudio etnográfico y transcultural de


la urbanización global y de la vida en las ciudades. Es una subdisciplina enseñada en
la mayoría de las universidades del mundo. Las Áreas Metropolitanas se han
constituido en los lugares objeto de estudio de las investigaciones sobre temas como
la etnicidad, la pobreza, el espacio público, las clases y las variaciones subculturales.

• Antropología del parentesco: esta rama se enfoca en las relaciones de


parentesco, entendido como un fenómeno social, y no como mero derivado de las
relaciones biológicas que se establecen entre un individuo, sus progenitores y los
consanguíneos de éstos; se trata de una de las especialidades más antiguas de la
antropología, y de hecho está relacionada con el quehacer de los primeros
antropólogos evolucionistas del siglo XIX.

• Antropología de la religión: Estudia los sistemas religiosos y de creencias.

• Antropología filosófica: es una rama de la filosofía alemana y no de la


Antropología científica que, principalmente, se ocupa de las incertidumbres de índole
ontológica, centrado su atención en el hombre, tomando en cuenta una variedad de
aspectos de la existencia humana, pasada y presente, combinando estos materiales
diversos en un abordaje íntegro del problema de la existencia humana. Además, se
pregunta por la naturaleza fundamental de su ser, se pregunta lo que diferencia al ser
humano de todos los demás seres, cómo se define a través de su existencia histórica,
etc. Tales interrogantes fundamentales de la antropología filosófica pueden ser
condensadas en una pregunta radical: ¿Qué es el ser humano?

• Además de: antropología económica, antropología política, aplicada, rural,


urbana, visual, todas las que deben entenderse como enfoques o puntos de partida
diversos para analizar los fenómenos sociales.

De la Antropología Física (también como antropología biológica), se desprenden:

• Antropología forense: Se encarga de la identificación de restos humanos


esqueletizados dado su amplia relación con la biología y variabilidad del esqueleto
humano. También puede determinar, en el caso de que hayan dejado marcas sobre
los huesos, las causas de la muerte, para tratar de reconstruir la mecánica de hechos
y la mecánica de lesiones, conjuntamente con el arqueólogo forense, el criminalista de
campo y médico forense, así como aportar, de ser posible, elementos sobre la
conducta del victimario por medio de indicios dejados en el lugar de los hechos y el
tratamiento perimortem y posmortem dado a la víctima.

• Paleoantropología: Se ocupa del estudio de la evolución humana y sus


antepasados fósiles u homínidos antiguos. A veces, también puede ser conocida como
paleontología humana.

• Antropología genética: Se la define como la aplicación de técnicas


moleculares para poder entender la evolución homínida, en particular la humana,
relacionándolas con otras criaturas no humanas.

Autores como Lorena Campo (2008: 38), consideran a la arqueología como rama que
se desprende de la antropología cultural. En todo caso, de la Arqueología se pueden
citar las siguientes subramas:

• Arqueoastronomía: Es el estudio de yacimientos arqueológicos relacionados


con el estudio de la astronomía por culturas antiguas. También estudia el grado de
conocimientos astronómicos poseído por los diferentes pueblos antiguos. Uno de los
aspectos de esta disciplina es el estudio del registro histórico de conocimientos
astronómicos anterior al desarrollo de la moderna astronomía.

• Arqueología subacuática: Sigue los preceptos de la arqueología terrestre


pero se dedica, a través de la técnicas de buceo, a desentrañar antiguas culturas
cuyos restos materiales que, por una u otra razón, se encuentran actualmente bajo el
agua.

Cada una de las ramas ha tenido un desarrollo propio en mayor o menor medida. La
diversificación de las disciplinas no impide, por otro lado, que se hallen en interacción
permanente unas con otras. Los edificios teóricos de las disciplinas antropológicas
comparten como base su interés por el estudio de la humanidad. Sin embargo,
metonímicamente en la actualidad, cuando se habla de antropología, por antonomasia
se hace referencia a la antropología social.
El origen de la pregunta antropológica

La pregunta antropológica es ante todo una pregunta por el otro. Y en términos


estrictos, está presente en todo individuo y en todo grupo humano, en la medida en
que ninguna de las dos entidades puede existir como aislada, sino en relación con
Otro. Ese otro es el referente para la construcción de la identidad, puesto que ésta se
construye por «oposición a» y no «a favor de». La preocupación por aquello que
genera las variaciones de sociedad en sociedad es el interés fundador de la
antropología moderna. Fue de esa manera que, para Krotz, el asombro es el pilar del
interés por lo «otro» (alter), y son las «alteridades» las que marcan tal contraste
binario entre los hombres.

A pesar de que todos los pueblos comparten esta inquietud, es en Occidente donde,
por condiciones históricas y sociales particulares, adquiere una importancia superior.
Es innegable que ya Hesíodo, Heródoto, y otros clásicos indagaban en estas
diferencias. Sin embargo, cuando Europa se halló frente a pueblos desconocidos y
que resultaban tan extraordinarios, interpretó estas exóticas formas de vida ora
fascinada, ora sobrecogida.

Colón toma posesión del "Nuevo Mundo".

La Conquista de América constituye un gran hito de la pregunta antropológica


moderna. Los escritos de Cristóbal Colón y otros navegantes revelan el choque
cultural en que se vio inmersa la vieja Europa. Especial importancia tienen los trabajos
de los misioneros indianos en México, Perú, Colombia y Argentina en los primeros
acercamientos a las culturas aborígenes. De entre ellos destaca Bernardino de
Sahagún, quien emplea en sus investigaciones un método sumamente riguroso, y lega
una obra donde hay una separación bien clara entre su opinión eclesiástica y los datos
de sus «informantes» sobre su propia cultura. Esta obra es la Historia de las cosas de
la Nueva España.

Con los nuevos descubrimientos geográficos se desarrolló el interés hacia las


sociedades que encontraban los exploradores. En el siglo XVI el ensayista francés
Montaigne se preocupó por los contrastes entre las costumbres en diferentes pueblos.

En 1724 el misionero jesuita La fitau publicó un libro en el que comparaba las


costumbres de los indios americanos con las del mundo antiguo. En 1760 Charles de
Brosses describe el paralelismo entre la religión africana y la del Antiguo Egipto. En
1748 Montesquieu publica El espíritu de las leyes basándose en lecturas sobre
costumbres de diferentes pueblos. En el siglo XVIII, fue común la presencia de
relatores históricos, los cuales, a modo de crónica, describían sus experiencias a
través de viajes de gran duración a través del mundo. En este caso se puede citar a
Estanislao de la Hoz. El siglo XIX vio el comienzo de viajes emprendidos con el fin de
observar otras sociedades humanas. Viajeros famosos de este siglo fueron Bastian
(1826-1905) y Ratzel (1844-1904). Ratzel fue el padre de la teoría del difusionismo
que consideraba que todos los inventos se habían extendido por el mundo por medio
de migraciones, esta teoría fue llevada al absurdo por su discípulo Frobenius (1873-
1938) que pensaba que todos los inventos básicos se hicieron en un solo sitio: Egipto.
En la era moderna, Charles Darwin y sucesos históricos como la Revolución industrial
contribuirían al desarrollo de la antropología como una disciplina científica.

Antropología moderna

Para el establecimiento de una ciencia que incorporase las teorías filosóficas y los
programas generales ya elaborados, serían necesarios ciertos avances metodológicos
que no tuvieron lugar hasta finales del siglo XVIII y comienzos del siglo XIX. En esta
época se producen las primeras clasificaciones raciales sistemáticas, como las de
Linneo (1707-1778) y J. Blumenbach (1752-1840). Durante este mismo período surgió
la lingüística moderna, dominada durante el s. XIX por la idea de que los idiomas
podían clasificarse en familias y que los pertenecientes a una misma familia eran
ramas de un tronco común más antiguo. Ello dio lugar al desarrollo de métodos
comparativos sistemáticos con el fin de poder reconstruir el idioma ancestral.

.La regularidad de las correspondencias fonéticas en idiomas emparentados fue


presentada primero por R. Rask (1787-1832) y divulgada por J. Grimm (1785-1863) a
comienzos del s. XIX, con lo que contribuyeron a consolidar la idea general de la
existencia de regularidades en el cambio cultural humano.

Otro tipo de descubrimientos realizados en este período ampliaron de manera


importante el horizonte temporal del desarrollo humano y otorgaron legitimidad a la
idea de un progreso cultural gradual. Por una parte, el desciframiento de la escritura
egipcia por Jean-François Champollion (1790-1832), en 1821, alteró de forma radical
las ideas tradicionales acerca de la edad del hombre. Posteriormente, a mediados del
s. XIX, el reconocimiento de la validez del descubrimiento de Boucher de Perthes
(1788- 1868) de utensilios humanos del Paleolítico, contemporáneos de mamíferos ya
extinguidos. De este modo, la arqueología y las teorías de Darwin concurrían en
ofrecer una imagen del hombre como la de un ser sólidamente anclado entre las
demás especies animales del pasado, que pasa de ser un antropoide carente de
atributos culturales a transformarse en hombre a lo largo de un prolongado período de
cientos de miles de años.

Es durante la primera mitad del s. XIX cuando la antropología comienza a adquirir el


rango de disciplina científica independiente y se crean las primeras sociedades
etnológicas o antropológicas en Inglaterra, Francia y Alemania. En este último país, la
palabra "Kultur" adquiere el sentido técnico que reviste en la actualidad, término que
será posteriormente introducido en el mundo de habla inglesa por E.B. Tylor en su
obra clásica "La cultura primitiva" (Primitive Culture), publicada en 1871. En una tan
detallada como amplia panorámica de la evolución cultural humana y con una clara
exposición de las perspectivas teóricas de una ciencia de la cultura, el libro de Tylor
representa una obra fundacional en el desarrollo de la antropología moderna.

Nacimiento institucional de la antropología

Se considera que el nacimiento de la antropología como disciplina tuvo lugar durante


el Siglo de las Luces, cuando en Europa se realizaron los primeros intentos
sistemáticos de estudiar el comportamiento humano. Las ciencias sociales —que
incluyen, entre otras a la jurisprudencia, la historia, la filología, la sociología y, desde
luego, a la antropología— comenzaron a desarrollarse en esta época.

Por otro lado, la reacción romántica contra el movimiento ilustrado —que tuvo su
corazón en Alemania— fue el contexto en el que filósofos como Herder y,
posteriormente, Wilhelm Dilthey, escribieron sus obras. En ellas se puede rastrear el
origen de varios conceptos centrales en el desarrollo posterior de la antropología.

Estos movimientos intelectuales en parte lidiaron con una de las mayores paradojas de
la modernidad: aunque el mundo se empequeñecía y se integraba cada vez más, la
experiencia de la gente del mundo resultaba más atomizada y dispersa. Como Karl
Marx y Friedrich Engels observaron en la década de 1840:

Todas las viejas industrias nacionales, han sido o están siendo destruidas a diario.
Son desplazadas por nuevas industrias, cuya introducción, se convierte en un tema de
vida o muerte para las naciones civilizadas, por industrias que no trabajan sólo con
materias primas locales, sino también, con materias primas traídas de los lugares más
remotos; industrias cuyos productos, no son consumidos solo por la población local,
sino también por gente de todo el globo. En lugar de las antiguas demandas de
consumo, satisfechas por la producción del país, encontramos nuevas necesidades,
requiriendo para su satisfacción, productos de lugares y climas distantes. En lugar del
antiguo aislamiento nacional y la auto-suficiencia, tenemos relaciones en todas las
direcciones, interdependencia universal de naciones.

Irónicamente, esta interdependencia universal, en vez de llevar a una mayor


solidaridad en la humanidad, coincidió con el aumento de divisiones raciales, étnicas,
religiosas y de clase, y algunas expresiones culturales confusas y perturbantes. Éstas
son las condiciones de vida que la gente en la actualidad enfrenta cotidianamente,
pero no son nuevas: tienen su origen en procesos que empezaron en el siglo XVI y se
aceleraron en el siglo XIX.

Institucionalmente, la antropología emergió de la historia natural(expuesta por autores


como Buffon) definida como un estudio de los seres humanos, —generalmente
europeos—, viviendo en sociedades poco conocidas en el contexto del colonialismo.
Este análisis del lenguaje, cultura, fisiología, y artefactos de los pueblos primitivos —
como se los llamaba en esa época— era equivalente al estudio de la flora y la fauna
de esos lugares. Es por esto que podemos comprender que Lewis Henry Morgan
escribiera tanto una monografía sobre La liga de los iroqueses, como un texto sobre El
castor americano y sus construcciones.

Un hecho importante en el nacimiento de la antropología como una disciplina


institucionalizada es que la mayor parte de sus primeros autores fueron biólogos
(como Herbert Spencer), o bien juristas de formación (como Bachoffen, Morgan,
McLennan). Estas vocaciones académicas influyeron en la construcción del objeto
antropológico de la época y en la definición de dos temas cruciales para la
antropología a lo largo de su historia, a saber: la naturaleza del cambio social en el
tiempo y del derecho (analizado bajo la forma del parentesco) y los mecanismos de
herencia.
Dado que los primeros acercamientos de la antropología institucional tendían a
extender los conceptos europeos para comprender a la enorme diversidad cultural de
otras latitudes no europeas, se incurrió en el exceso de clasificar a los pueblos por un
supuesto grado de mayor o menor progreso. Por eso, en esos primeros tiempos de
indagación etnográfica, productos de la cultura material de naciones «civilizadas»
como China, fueron exhibidos en los museos dedicados al arte, junto a obras
europeas; mientras, que sus similares de África o de las culturas nativas de América
se mostraban en los museos de historia natural, al lado de los huesos de dinosaurio o
los dioramas de paisajes (costumbre que permanece en algunos sitios hasta nuestros
días). Dicho esto, la práctica curatorial ha cambiado dramáticamente en años
recientes, y sería incorrecto ver la antropología como fenómeno del régimen colonial y
del chovinismo europeo, pues su relación con el imperialismo era y es compleja.

La antropología continuó refinándose de la historia natural y, a finales del siglo XIX, la


disciplina comenzaba a cristalizarse —en 1935, por ejemplo, T.K. Penniman escribió la
historia de la disciplina titulada 100 años de la Antropología—. En esta época
dominaba el «método comparativo», que asumía un proceso evolutivo universal desde
el primitivismo hasta la modernidad; ello calificaba a sociedades no europeas como
«vestigios» de la evolución que reflejaban el pasado europeo. Los eruditos escribieron
historias de migraciones prehistóricas, algunas de las cuales fueron valiosas y otras
muy fantásticas. Fue durante este periodo cuando los europeos pudieron, por primera
vez, rastrear las migraciones polinésicasa través del océano Pacífico. Finalmente,
discutieron la validez de la raza como criterio de clasificación pues decantaba a los
seres humanos atendiendo caracteres genéticos; pese a coincidir el auge del racismo.

En el siglo XX, las disciplinas académicas comenzaron a organizarse alrededor de tres


principales dominios: ciencia, humanismo y las ciencias sociales. Las ciencias, según
el falsacionismo dogmático e ingenuo, explican fenómenos naturales con leyes
falsables a través del método experimental. Las humanidades proyectaba el estudio de
diversas tradiciones nacionales, a partir de la historia y las artes. Las ciencias sociales
intentan explicar el fenómeno social usando métodos científicos, buscando bases
universales para el conocimiento social. La antropología no se restringe a ninguna de
estas categorías.

Tanto basándose en los métodos de las ciencias naturales, como también creando
nuevas técnicas que involucraban no solo entrevistas estructuradas sino la consabida
«observación participante» desestructurada, y basada en la nueva teoría de la
evolución a través de la selección natural, propusieron el estudio científico de la
humanidad concebida como un todo. Es crucial para este estudio el concepto de
cultura. La cultura ha sido definida en la antropología de las formas más variadas,
aunque es posible que exista acuerdo en su conceptualización como una capacidad
social para aprender, pensar y actuar. La cultura es producto de la evolución humana y
elemento distintivo del Homo sapiens y, quizás, a todas las especies del género Homo,
de otras especies, y como una adaptación particular a las condiciones locales que
toman la forma de credos y prácticas altamente variables. Por esto, la «cultura» no
solo trasciende la oposición entre la naturaleza y la consolidación; trasciende y
absorbe peculiarmente las distinciones entre política, religión, parentesco, y economía
europeas como dominios autónomos. La antropología por esto supera las divisiones
entre las ciencias naturales, sociales y humanas al explorar las dimensiones
biológicas, lingüísticas, materiales y simbólicas de la humanidad en todas sus formas.

El devenir de la antropología durante el siglo XX

En este apartado se considera la consolidación de la antropología como una disciplina


por derecho propio. Sin embargo, no es, ni de lejos, un edificio monolítico. Como todas
las corrientes de pensamiento, se relaciona directamente con el contexto social en el
que se produce. De esta manera se puede entender la divergencia entre las varias
escuelas nacionales de la antropología, que se fueron consolidando durante los
últimos años del siglo XIX y la mitad del siglo XX.

El desarrollo de la sociología y la etnología francesa

La antropología francesa tiene una genealogía menos clara que las tradiciones inglesa
o estadounidense. Muchos comentaristas consideran falsamente a Marcel Mauss
como el fundador de la tradición antropológica francesa. Mauss era un miembro del
grupo del Annee Sociologi que, la revista dirigida por su tío Émile Durkheim y mientras
Mauss estudiaba la situación de las sociedades modernas, Mauss y sus colaboradores
(como Henri Hubert y Robert Hertz) recurrieron a la etnografía y filología para analizar
las sociedades que no estaban tan diferenciadas como las naciones-estado europeas.
En particular, en el Ensayo sobre los dones se probaría de relevancia permanente en
los estudios antropológicos acerca de la redistribución de los bienes y la reciprocidad.

En el periodo de entreguerras, el interés en Francia por la antropología concurría en


movimientos culturales más amplios como el surrealismo y el primitivismo que
recurrían a la etnografía como fuente de inspiración. Marcel Griaule y Michel Leiris son
ejemplos de personas que mezclaron la antropología y la vanguardia francesa. En este
periodo la mayor parte de lo que se conoce como etnología se restringía a los museos,
y la antropología tuvo una estrecha relación con las investigaciones del folclore.

Sin embargo, fue sobre todo Claude Lévi-Strauss quien ayudó a institucionalizar esta
ciencia en Francia. Además de la trascendencia del estructuralismo, Lévi-Strauss
estableció vínculos con antropólogos estadounidenses e ingleses. Al mismo tiempo
estableció centros y laboratorios por toda Francia para proveer de un contexto
institucional para la antropología mientras entrenaba a estudiantes influyentes como
Maurice Godelier o Françoise Héritier que se volvería muy influyente en su escuela.
Muchas particularidades de la antropología francesa actual son consecuencia de que
se investigue en laboratorios privados más que en universidades.
El culturalismo estadounidense

Los primeros antropólogos estadounidenses se volcaron al estudio de los indígenas de


su país. En la foto, una joven zuñi, pueblo de Nuevo México. La corriente culturalista
fue llamada de esa manera por el especial interés que puso en el análisis de la cultura,
a diferencia de la antropología social británica (interesada en el funcionamiento de las
estructuras sociales), y la etnología francesa desarrollada por Émile Durkheim y
Marcel Mauss.

Los pioneros de la antropología estadounidense fueron miembros de la plana mayor


del Bureau of Indian Affairs ('Agencia de Asuntos Indios') y del Smithsonian Institution's
Bureau of American Ethnology ('Agencia de Etnología Estadounidense del Instituto
Smithsoniano'), como John Wesley Powell y Frank Hamilton Cushing. La antropología
académica en Estados Unidos fue establecida por Franz Boas, quien aprovechó su
puesto en la Universidad de Columbia y el Museo Americano de Historia Natural para
entrenar y desarrollar múltiples generaciones de estudiantes.

La antropología de Boas era políticamente activa y sospechaba de las investigaciones


del gobierno o los mecenas. También era rigurosamente empírica y escéptica de
generalizaciones e intentos de establecer leyes naturales. Boas estudió hijos de
inmigrantes para demostrar que las razas biológicas no eran inmutables y que la
conducta y el comportamiento de cada grupo humano eran resultado de su propia
historia y de las relaciones que hubiera establecido a lo largo del tiempo con su
entorno social y natural, y no del origen étnico del grupo o leyes naturales. Para Franz
Boas raza, lengua y cultura eran variables independientes que no podían explicarse en
relación con las demás.

Partiendo de la filosofía alemana, Boas (que era austriaco) sostuvo la diversidad de


culturas cuya evolución no podía ser medida respecto a la civilización europea. Boas
propuso como premisa básica que cada cultura debía ser estudiada en su
particularidad; y que no era posible generalizar sobre culturas diferentes, tal como se
había venido haciendo en la naciente antropología por imitación de las ciencias
naturales (Boas, 1964: Cap. III).La primera generación de estudiantes de Boas incluyó
a Alfred Kroeber, Robert Lowie y Edward Sapir. Ellos produjeron estudios muy
detallados que fueron los primeros en describir a los indios de América del Norte. Al
hacer eso, dieron a conocer una gran cantidad de detalles que fueron usados para
atacar la teoría del proceso evolutivo único. Su énfasis en los idiomas indígenas
contribuyó al desarrollo de la lingüística moderna (comenzada por Ferdinand de
Saussure) como una verdadera ciencia general.

La publicación del libro Anthropology (Antropología), escrito por Alfred Kroeber, marcó
un punto clave en la antropología estadounidense. Tras décadas de recopilación
crecieron las ganas de generalizar. Eso fue más evidente en los estudios sobre cultura
y personalidad llevados a cabo por boasianos como Margaret Mead (1967), Ralph
Linton (1972) y Ruth Benedict (1964). Influenciados por Sigmund Freud y Carl Jung.
Estos autores analizaron cómo las fuerzas socio-culturales forjan la personalidad
individual.
El funcionalismo británico

Los antropólogos británicos se especializaron en el estudio de las sociedades


colonizadas por la Corona británica. Radcliffe-Brown decía que la antropología social
tenía por objeto el conocimiento de aquellas sociedades para apoyar la tarea de los
administradores coloniales. En la imagen, un grupo de zulúes comiendo.

Tesis centrales del funcionalismo

El funcionalismo se inspiró en la obra de Émile Durkheim. Apelaba al paralelismo


estricto entre las sociedades humanas y los organismos vivos (Radcliffe-Brown, cap.8;
Durkheim, 2000: cap. V), en lo que respecta a la forma de evolución y conservación.
Tanto en las estructuras sociales como en los organismos biológicos, la armonía
depende de la interdependencia funcional de las partes. Las funciones, a la luz de este
enfoque, son analizadas como obligaciones (comportamientos necesarios) en las
relaciones sociales. La función sustenta la estructura social, permitiendo la cohesión
fundamental, dentro de un sistema de relaciones sociales.

Una mirada histórica sobre el funcionalismo británico

Mientras que el antropólogo particularista Franz Boas insistía en prestar atención a los
detalles, en Gran Bretaña la antropología moderna fue formada mediante el rechazo
de reconstrucción histórica en el nombre de una ciencia de la sociedad que se
concentraba en analizar cómo se mantenían las sociedades en el presente.

Las dos personas más importantes en esta tradición fueron Alfred Reginald Radcliffe-
Brown y Bronislaw Malinowski, quienes lanzaron sus obras seminales en 1922. Las
investigaciones iniciales de Radcliffe-Brown en las islas Andamán fue realizada al
estilo antiguo, pero luego de leer a Émile Durkheim publicó el relato de su
investigación (simplemente titulado Andaman Islanders) que estaba muy influenciado
por el sociólogo francés.

Al pasar el tiempo fue desarrollando un enfoque conocido como funcionalismo


estructuralista que se concentraba en como las instituciones de las sociedades
buscaban balancear o crear un equilibrio en el sistema social para que siguiera
funcionando armoniosamente. Malinowski, en cambio, defendía un funcionalismo que
examinaba la forma en que la sociedad funcionaba para satisfacer las necesidades
individuales. Sin embargo, Malinowski no es conocido por esta teoría, sino por su
etnografía detallada y sus avances en metodología. Su clásico Los argonautas del
Pacífico Occidental defendía la idea de que hay que obtener "el punto de vista del
nativo" y un enfoque que buscaba que los investigadores hicieron su trabajo en la
sociedad correspondiente, el cual se convirtió el estandarte en esta disciplina
(Malinowski 1973: Introducción).

Tanto Malinowski como Radcliffe-Brown tuvieron éxito gracias a que, como Boas,
entrenaron activamente a sus estudiantes y desarrollaron instituciones que ayudaron a
sus ambiciones programáticas, en especial en el caso de Radcliffe-Brown, que
esparció sus planes para la antropología social enseñando en universidades a lo largo
de toda la Mancomunidad Británica de Naciones. Desde fines de los años 1930 hasta
el período posguerra se editaron una serie de monografías y volúmenes editados que
establecieron el paradigma de la antropología social británica. Las etnografías más
famosas incluyen Los Nuer, de Edward Evan Evans-Pritchard, y The Dynamics of
Clanship Among the Tallensi por Meyer Fortes, mientras que los volúmenes más
conocidos que fueron editados incluyen Sistemas africanos de parentesco y
matrimonio y Sistemas políticos africanos.

Funcionalismo, Funcionalismo estructuralista, Antropología cognoscitiva,


Antropología simbólica y Ecología cultural

La teoría funcionalista vio a la cultura como un elemento para satisfacer las


necesidades del individuo en la sociedad. La teoría funcionalista estructuralista
acentuó la contribución que hacen las diferentes partes del sistema social al
mantenimiento de la sociedad total.

La antropología cognoscitiva interpreta a la cultura como un programa para la


conducta, más que la conducta en sí misma, la antropología simbólica enfatiza a la
cultura como un sistema compartido de símbolos y significados.

Los ecólogos culturales están primariamente interesados en la cultura o los sistemas


socioculturales entendiéndolos como un sistema de conducta transmitido socialmente
y que sirve para conectar a las comunidades a sus asentamientos naturales.

Antropología y Etnografía soviética

Entre 1890 y 1906 en el imperio ruso se publicó el Diccionario Enciclopédico


Brockhaus y Efron, en donde se recogen detalladamente los rasgos étnicos de los
seres humanos de aquella época.

Durante las siete décadas que duró la experiencia socialista en la extinta URSS, se
desarrolló un particular método de etnografía, en particular analizando el impacto de la
experiencia socialista en la cultura, así como el estudio de la diversidad cultural en la
URSS. Uno de sus exponentes más importantes es Pavel Ivanov Kouchner.

La antropología en Latinoamérica

La antropología latinoamericana enraíza en la escuela culturalista estadounidense de


Boas. Uno de sus alumnos, Manuel Gamio, fundó la tradición antropológica mexicana,
y el mismo Boas dio clases en ese país. Su desarrollo como disciplina científica en
casi todos los países latinoamericanos está ligada con la actividad estatal, además, la
antropología latinoamericana tiene un fuerte nexo con la arqueología. De hecho, en el
período comprendido aproximadamente entre los años 1930 y 1970, en muchos
países de América Latina se fundaron instituciones antropológicas paraestatales que
tenían la función de planificar y desarrollar programas de desarrollo dirigidos a la
integración de los indígenas en la sociedad nacional.

Posteriormente, durante la década de 1960 y hasta 1980 aproximadamente, la


antropología iberoamericana recibió una fuerte influencia del marxismo, que se
convirtió en la corriente dominante en muchas de las instituciones formadoras de los
antropólogos iberoamericanos. El avance de la teoría marxista en la antropología de la
región puso el énfasis de la investigación social en cuestiones relacionadas con el
subdesarrollo, las comunidades campesinas, la cuestión indígena y su exclusión con
respecto al resto de la sociedad.

Al mismo tiempo, los antropólogos volvieron la mirada a la ciudad, interesados en el


fenómeno de la rápida urbanización que se vivía en países como Argentina, Brasil,
Ecuador, México o Perú; proceso que iba acompañado de un deterioro en las
condiciones de vida de las familias de las primera generaciones suburbanas. Podemos
mencionar a varios antropólogos(as) latinoamericanos tales como: Gonzalo Aguirre
Beltrán, Héctor Díaz-Polanco, Manuel Marzal, Mirian Goldenberg, Luis Valcárcel,
Carlos Reynoso, Federico Kauffmann, Patricio Guerrero Arias, Beatriz Barba, entre
otras y otros intelectuales, que han contribuido al desarrollo de esta ciencia en esta
región de América.

La antropología en tiempos modernos

En la década de los setenta, la antropología ecológica tomó un gran impulso. Uno de


los más clásicos ejemplos de esta corriente es Marvin Harris y el materialismo cultural,
para quien los más misteriosos comportamientos de la humanidad (como el culto a las
vacas en India) podían ser interpretados con base en razones prácticas (Harris, 1996:
cap I). Friedman (2003) resume la polémica surgida en torno a este tipo de trabajos.

Antes de la Segunda Guerra Mundial la antropología social británica y la antropología


cultural estadounidense mantenían posturas diferentes sobre su método y concepción
de la antropología. Tras la guerra, se acercarían hasta crear una antropología
sociocultural.

En los años 1950 y la mitad de la década siguiente la antropología tendió a modelarse


siguiendo la ciencia natural. Algunos, como Lloyd Fallers o Clifford Geertz, se
concentraron en los procesos de modernización a través de los cuales se
desarrollarían los nuevos Estados independientes. Otros, como Julian Stewart o Leslie
White estudiaron la forma en que las sociedades evolucionan sobre su ambiente
ecológico —una idea popularizada por Marvin Harris—.

La antropología económica, influenciada por Karl Polanyi y desarrollada por Marshall


Sahlins y George Dalton resaltaron las debilidades conceptuales de la economía
tradicional para abordar los mecanismos de explotación y distribución de los bienes en
las sociedades precapitalistas. Acusaban que las teorías ortodoxas ignoraban los
factores culturales y sociales en estos aspectos de la esfera económica social, y que
por tanto, sus preceptos no eran universales. En Inglaterra, el paradigma de la
Sociedad Británica de Antropología fue escindido cuando Max Gluckman y Peter
Worsley se inclinaron hacia el marxismo. Lo mismo ocurrió en el momento que Rodney
Needham y Edmund Leach incorporaron el estructuralismo de Lévi-Strauss a su
análisis antropológico (por ejemplo, en la obra Cultura y comunicación de Leach).

El estructuralismo también influyó en ciertas investigaciones en los años sesenta y


setenta, incluyendo la antropología cognitiva y el análisis de componentes. Autores
como David Schneider, Clifford Geertz, y Marshall Sahlins elaboraron un concepto
más laxo de la cultura como red de símbolos y significados, la cual se volvió muy
popular dentro y fuera de la disciplina. Adaptándose a su tiempo, ciertos grupos de
antropólogos se volvieron más activos en política, sobre todo tras la guerra de
independencia argelina y su oposición a la guerra de Vietnam. En ese contexto, el
marxismo se volvió uno de los enfoques más difundidos en la disciplina.

En la década de los años 1980 la cuestión del poder —analizada por Eric Wolf en
Europa y los pueblos sin historia— fue central en la disciplina. Libros como
Anthropology and the Colonial En counter consideraron los vínculos entre la
antropología y la inequidad colonial, al tiempo que la amplia popularidad de teóricos
como Antonio Gramsci y Michel Foucault llamaron la atención hacia los temas del
poder y la hegemonía. El género y la sexualidad se convirtieron en temas centrales. Lo
mismo ocurrió con la relación entre historia y antropología, relación analizada por
Marshall Sahlins, que llevó a Lévi-Strauss y Fernand Braudel a examinar la relación
entre la estructura social y el agente individual.

A finales de los ochenta autores como George Marcus y Clifford Geertz cuestionaron
la autoridad etnográfica, particularmente en el cómo y el por qué es posible el
conocimiento y la autoridad de la antropología. La crítica de estos autores se centra en
la supuesta «neutralidad» de los etnógrafos. Forma parte de la tendencia
posmodernista contemporánea. En los últimos años (1990–2006) los antropólogos han
prestado más atención a la medicina y biotecnología, la globalización, los derechos
indígenas y la antropología urbana. Es importante señalar que, en especial, los dos
últimos temas (derechos indígenas y antropología urbana) se encontraban presentes
en la discusión antropológica de los países latinoamericanos. Como ejemplo tenemos
el análisis de la cultura de la pobreza, emprendido por Oscar Lewis en la ciudad de
México en la década de los cincuenta, y los trabajos de la corriente indigenista
latinoamericana surgida a partir de la década de 1930 y que concluye con el México
profundo de Guillermo Bonfil.

Código de ética y política en Antropología

Algunos problemas éticos surgen de la sencilla razón de que los antropólogos tienen
más poder que los pueblos que estudian. Se ha argumentado que la disciplina es una
forma de colonialismo en la cual los antropólogos obtienen poder a expensas de los
sujetos. Según esto, los antropólogos adquieren poder explotando el conocimiento y
los artefactos de los pueblos que investigan. Estos, por su parte, no obtienen nada a
cambio, y en el colmo, llevan la pérdida en la transacción. De hecho, la llamada
escuela británica estuvo ligada explícitamente, en su origen, a la administración
colonial.

Otros problemas son derivados también del énfasis en el relativismo cultural de la


antropología estadounidense y su añeja oposición al concepto de raza. El desarrollo
de la sociobiología hacia finales de la década de 1960 fue objetado por antropólogos
culturales como Marshall Sahlins, quien argumentaba que se trataba de una posición
reduccionista. Algunos autores, como John Randal Baker, continuaron con el
desarrollo del concepto biológico de raza hasta la década de 1970, cuando el
nacimiento de la genética se volvió central en este frente.

Recientemente, Kevin B. MacDonald criticó la antropología boasiana como parte de la


estrategia judía para acelerar la inmigración masiva y destruir a Occidente (The
Culture of Critique, 2002). En tanto que la genética ha avanzado como ciencia,
algunos antropólogos como Luca Cavalli-Sforza han dado actualizado el concepto de
raza de acuerdo con los nuevos descubrimientos (tales como el trazo de las
migraciones antiguas por medio del ADN de la mitocondria y del cromosoma Y).

Por último, la antropología tiene una historia de asociaciones con las agencias
gubernamentales de inteligencia y la política antibelicosa. Boas rechazó públicamente
la participación de los Estados Unidos en la Primera Guerra Mundial, lo mismo que la
colaboración de algunos antropólogos con la inteligencia de Estados Unidos. En
contraste, muchos antropólogos contemporáneos de Boas fueron activos participantes
en esta guerra de múltiples formas. Entre ellos se cuentan las docenas que sirvieron
en la Oficina de Servicios Estratégicos y la Oficina de Información de Guerra. Como
ejemplo, se tiene a Ruth Benedict, autora de El crisantemo y la espada, que es un
informe sobre la cultura japonesa realizado a pedido del Ejército de Estados Unidos.

En 1950 la Asociación Antropológica Estadounidense (AAA) proveyó a la CIA


información especializada de sus miembros, y muchos antropólogos participaron en la
Operación Camelot durante la guerra de Vietnam.

Por otro lado, muchos otros antropólogos estuvieron sumamente activos en el


movimiento pacifista e hicieron pública su oposición en la American Anthropological
Association, condenando el involucramiento del gremio en operaciones militares
encubiertas. También se han manifestado en contra de la invasión a Irak, aunque al
respecto no ha habido un consenso profesional en Estados Unidos.

Los colegios profesionales de antropólogos censuran el servicio estatal de la


antropología y sus deontologías les pueden impedir a los antropólogos dar
conferencias secretas. La Asociación Británica de Antropología Social ha calificado
ciertas becas éticamente peligrosas. Por ejemplo, ha condenado el programa de la
CIA Pat Roberts Intelligence Scholars Program, que patrocina a estudiantes de
antropología en las universidades de Estados Unidos en preparación a tareas de
espionaje para el gobierno. La Declaración de Responsabilidad Profesional de la
American Anthropological Association afirma claramente que «en relación con el
gobierno propio o anfitrión (...) no deben aceptarse acuerdos de investigaciones
secretas, reportes secretos o informes de ningún tipo».

Los antropólogos, junto con otros científicos sociales, han trabajado con los militares
de EE.UU. como parte de la estrategia del Ejército de EE.UU. en Afganistán. EL
Programa se denomina Human Terrain System (Sistema de Terreno Humano).

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