Jesus El Sumo Sacerdote (Hebreos 2:14-18)
Jesus El Sumo Sacerdote (Hebreos 2:14-18)
Jesus El Sumo Sacerdote (Hebreos 2:14-18)
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Aplicación: El privilegio de ser salvos y herederos según la
promesa dada a Abraham.
II. La misericordia del Sumo Sacerdote (vers. 17)
“Por tanto, tenía que ser hecho semejante a sus
hermanos en todo”. Por tanto, por lo anterior. La expresión
“tenía que ser hecho” señala que Jesús estaba bajo obligación y
necesidad ser parecido a nosotros. ¿En qué debería ser
parecido a Sus hermanos? En todo. Jesús debía experimentar
nuestras tentaciones y luchas para confirmar Su obediencia y
justicia. Para que Jesús fuese nuestro Sumo sacerdote, debía
representarnos ante el Padre como hombre y hacer sacrificio por
nuestros pecados. Hebreos 4:15 dice que Él “ha sido tentado en
todo como nosotros, pero sin pecado”. Él se identifica tanto con
nosotros que nos llama Sus hermanos: Hebreos 2:11-13 “Porque
tanto el que santifica como los que son santificados, son todos de
un Padre; por lo cual Él no se avergüenza de llamarlos
hermanos, diciendo: Anunciaré tu nombre a mis hermanos, en
medio de la congregación te cantaré himnos. Y otra vez: Yo en Él
confiaré. Y otra vez: He aquí, yo y los hijos que Dios me ha dado”.
Jesús no se avergüenza de ser uno de nosotros, Él está a nuestro
favor.
“A fin de ser un misericordioso y fiel Sumo sacerdote en
las cosas que a Dios atañen, para hacer propiciación por
los pecados del pueblo”. El propósito de que Jesús sea
semejante a nosotros es para que Él sea un Sumo sacerdote. ¿Qué
es un Sumo sacerdote? Es aquel que ocupa el grado supremo de
todos cuantos sirven en el templo (sacerdotes y levitas); y
representa a la nación ante Dios. Su función más importante era
hacer expiación de todos los pecados del pueblo una vez al año;
además de la supervisión general del santuario. Jesús es Sumo
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sacerdote, pero de la orden de Melquisedec (Hebreos 5:10). El
versículo nos describe las características de este Sumo sacerdote:
(a) Misericordioso. Tiene la idea de ser compasivo todo el
tiempo. Es prácticamente la misma palabra en Hebreos 4:16 para
decir que a través de Él recibimos misericordia en el Trono de la
Gracia. Es decir, Jesús tiene misericordia de nosotros, e intercede
por nosotros para que recibamos misericordia del Padre.
Misericordia es NO recibir lo que sí mereces: el juicio divino.
(b) Fiel. Significa “digno de confianza”. Él es digno de que
confiemos en Él, porque Él es perfecto en todo sentido. Él no es
como Aarón que hizo los becerros de oro; Él no es como Nadab y
Abiú que ofrecieron fuego extraño a Dios; Él no es como Ofni ni
Finees, que eran hombres indignos que no conocían al Señor. Jesús
es diferente. La Escritura dice en Hebreos 7:26 “Porque convenía
que tuviéramos tal Sumo Sacerdote: santo, inocente, inmaculado,
apartado de los pecadores y exaltado más allá de los cielos”. Si Él es
digno de confianza, nunca nos va a fallar.
(c) En las cosas que a Dios atañen. Es decir, Cristo Jesús era
apartado para servir y estar delante de Dios para siempre.
(d) Hacer propiciación por los pecados del pueblo. La
propiciación lleva la idea básica de aplacar o satisfacer a Dios. Es un
acto entre dos partes que implica apaciguar la ira de alguien que
está ofendido y ser reconciliado con él. ¿Cómo se logra esto? Por
medio del derramamiento de la sangre del Hijo de Dios. Romanos
5:9-10 “Entonces mucho más, habiendo sido ahora justificados
por su sangre, seremos salvos de la ira de Dios por medio de
Él. Porque si cuando éramos enemigos fuimos reconciliados con
Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, habiendo sido
reconciliados, seremos salvos por su vida”. Hebreos 9:12 “y no
por medio de la sangre de machos cabríos y de becerros, sino por
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medio de su propia sangre, entró al Lugar Santísimo una vez para
siempre, habiendo obtenido redención eterna”. [Evangelio]
Jesús es nuestro Sumo sacerdote, que es sumamente digno de
confianza para acercarnos a Él, al punto de interceder por nosotros
y dar Su vida y Su sangre en favor de nosotros. Su intención y
motivación es mostrarnos Su gran misericordia. Aplicación:
Apocalipsis 1:6 dice que Jesús hizo de nosotros un reino y
sacerdotes para Su Padre. ¿Estás orando e intercediendo? ¿Tienes
misericordia de tu pueblo?
III. El poder del Sumo Sacerdote (vers. 18)
“Pues por cuanto Él mismo fue tentado en el sufrimiento”.
La palabra tentado refiere a que Él fue puesto a prueba en Sus
sufrimientos. La palabra sufrimiento es la misma que se usa como
“padecer” en Hebreos 5:8 “y aunque era Hijo, aprendió
obediencia por lo que padeció”. Esto significa que Cristo sufría en
este mundo, fue tentado para desobedecer a Dios. Jesús conocía las
tentaciones del poder y del dolor. Él conocía las tentaciones de la
riqueza y las de la pobreza. Conocía las tentaciones de la
popularidad y del rechazo. Él conocía las tentaciones del niño y las
tentaciones del hombre. Conocía las tentaciones de sus amigos y de
sus enemigos. Él conocía las tentaciones de su familia y las de los
extraños. Un versículo antes, se nos dice que Él fue tentado
fuertemente para no tomar la copa de la ira de Dios. Hebreos 5:7
“Cristo, en los días de su carne, habiendo ofrecido oraciones y
súplicas con gran clamor y lágrimas al que podía librarle de la
muerte, fue oído a causa de su temor reverente”. Lucas 22:41-42
dice “Padre, si es tu voluntad, aparta de mí esta copa; pero no se
haga mi voluntad, sino la tuya”. Sin embargo, Jesús dijo en Juan
10:17-18 que era la voluntad y mandamiento de Su Padre que Él
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diera Su vida por Sus ovejas. Él siempre fue obediente hasta la
muerte, y muerte de cruz (Filipenses 2:8). Nada de la experiencia
y aflicción humanas doblegó Su determinación de hacer la voluntad
del Padre, para que de esa manera confirmara Su justicia y
santidad. Aunque eso le costase la muerte.
“Es poderoso para socorrer a los que son tentados”.
Aclaremos: no es pecado ser tentado, pecado es cuando se cae en la
tentación; y tú y yo somos propensos a eso (Santiago 1:13-15).
Jesús experimentó el sufrimiento humano; Él puede ayudarnos en
nuestra tentación, puesto que Él sabe por lo que estamos pasando.
Hebreos 4:15 “Porque no tenemos un sumo sacerdote que no
pueda compadecerse de nuestras flaquezas”. La palabra
“compadecerse” es maravillosa, porque refleja mucho Su
misericordia para con nosotros. “Compadecerse” significa que Jesús
sufre con nosotros. Su corazón le duele por nuestras tentaciones,
luchas y pecados. Él no es indiferente ni ignorante de nuestra
realidad y sabe que vivimos en un mundo caído por el pecado. Y
dado que es compasivo con nuestros dolores y tentaciones, Él es
poderoso para rescatarnos de ellas. Hebreos 4:16 “Por tanto,
acerquémonos con confianza al trono de la gracia para que
recibamos misericordia, y hallemos gracia para la ayuda oportuna”.
Ya hemos dicho que Cristo intercede para que recibamos
misericordia de Dios, por cuanto Él ya aplacó la ira del Padre sobre
nosotros; sin embargo, hoy aún recibimos gracia, que es poder que
se perfecciona en la debilidad. Las debilidades y flaquezas son
ocasiones para que el poder de Cristo more en ti (2 Corintios
12:9).
Aplicación: Cuando somos tentados en nuestras aflicciones ¿qué
tengo que hacer? Acercarme al Trono de la gracia. Cuando soy
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tentado ¿busco el poder de Cristo en mi debilidad y poder para
obedecer la voluntad de Dios a pesar de mis aflicciones? ¿Me
consuelo en el hecho de que Cristo se compadece de mí?
Conclusión
Amados: tenemos un gran Sumo sacerdote, uno que nos da la mano
para ayudarnos, uno que nos tiene misericordia e intercede por
nosotros ante el Padre, uno que se compadece y es poderoso para
sostenernos en nuestras aflicciones y tentaciones.