Linfomas

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Clínica Médica: Entidades clínicas Neoplasias hematológicas

LINFOMAS
Elaborado por: Salcedo Bañuelos Vanessa Elizabeth

Linfomas de las células de manto: Se compone alrededor de 6% de todos los linfomas no


Hodgkin. Las manifestaciones son adenopatías palpables acompañadas a menudo de
síntomas generales, los pacientes pueden tratarse con quimioterapia antineoplásica
combinada seguida por radioterapia, la bendamustina junto con rituximab inducen
respuestas completas pero casi nunca duran mucho.

Linfoma folicular: Representa el 22% de los linfoma no Hodgkin. El tumor está formado por un
porcentaje variable de linfocitos pequeños hendidos y de linfocitos grandes, cuyo
crecimiento sigue un patrón de aspecto folicular, las manifestaciones más frecuentes de este
linfoma son las adenopatías indoloras, esta neoplasia responde muy bien a la quimioterapia
antineoplásica y a la radioterapia, los fármacos más usados son el clorambucilo solo, la
ciclofosfamida sola o la quimioterapia combinada con CVP o con CHOP.

Linfoma difuso de linfocitos B grandes: Es la variedad más frecuente de linfoma no Hodgkin


con un 33% de los casos. Pruebas indican que aquellos que sobreexpresan la proteína BCL-2
pueden tener más recidivas, un subgrupo de pacientes tienen tumores con mutaciones en
BCL6 y traslocaciones que abarcan MYC (linfomas de doble carga) que reaccionan muy
poco al tratamiento el cual es CHOP con rituximab.

Linfoma de Burkitt: Es una enfermedad poco frecuente pero representa cerca del 30% de los
LNH en niños. Se diagnostica gracias al típico tamaño mediano de sus células con sus nucleos
redondos, abundantes nucléolos y un citoplasma basófilo con vacuolas. Sus tres formas
clínicas son endémica, esporádica y la vinculada con inmunodeficiencias. Su tratamiento
debe comenzar en un trascurso de 48 horas con quimioterapia antineoplásica combinada
que contiene dosis altas de ciclofosfamida.

Linfoma cutáneo de linfocitos T: En fases avanzadas puede hacer metástasis a los ganglios
linfáticos y a los órganos viscerales, presentan el llamado síndrome de Sézary. En casos de
micosis fungoide circunscrita en fase precoz se puede curar con radioterapia, los casos más
avanzados se han tratado con glucocorticoides tópicos, mostaza nitrogenada tópica,
fototerapia entre otros tratamientos.

Linfoma de Hodgkin: Casi siempre hay adenopatías palpables e indoloras en la mayor parte
de los casos estos ganglios se localizan en el cuello, región supraclavicular y axilas. Los
pacientes presentan fiebre, diaforesis nocturna y pérdida de peso. El diagnostico de linfoma
Hodgkin se caracteriza por la presencia de células neoplásicas raras que se originan en los
linfocitos B. Los esquemas de quimioterapia antineoplásica que más se utilizan son los que
contienen doxorrubicina, bleomicina, vinblastina y dacarbazina. La radioterapia del tórax
supone un alto riesgo para el desarrollo de hipotiroidismo.

Kasper, D., Hauser, S., Jameson, L., Fauci, A., Longo, D., & Loscalzo, J. (2015). HARRISON PRINCIPIOS DE
MEDICINA INTERNA (19th ed., pp. 695- 710). México, D.F.: McGraw-Hill.

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