La Caja de Bombones
La Caja de Bombones
La Caja de Bombones
BOMBONES
Agatha Christie
Digitalizado por kamparina para Biblioteca-irc en Noviembre de 2.003
http://biblioteca.d2g.com
»—Una pregunta más, doctor: ¿sería posible introducir una dosis fatal
de veneno en un bombón?
»—Es posible, supongo —dijo el doctor lentamente—. Ácido prúsico
puro sería lo adecuado, siempre que no hubiera posibilidad de
evaporación, y una diminuta píldora de cualquier cosa podría ser
tragada sin notarla... pero no me parece plausible. Un bombón lleno
de morfina o de estricnina... —Hizo una mueca—. Comprenda, señor
Poirot, ¡bastaría un mordisco! La persona engañada no podría
permitirse hacer cumplidos.
»—Gracias, monsieur le Docteur.
»Salí. Luego hice averiguaciones en varias farmacias, sobre todo en
aquellas que se hallaban cerca de la Avenue Louise. Es estupendo
pertenecer a la policía. Obtuve la información que deseaba sin
ninguna dificultad. Sólo en un caso me respondieron haber
despachado un veneno destinado a la casa en cuestión. Se trataba de
unas gotas para los ojos, compuestas de sulfato de atropina, para la
señora Déroulard. La atropina es un veneno poderoso, y por un
instante me sentí optimista, pero los síntomas de un envenenamiento
por atropina son muy semejante a los causados por ptomaína, y no
se asemejan en nada a los que estaba estudiando. Además, la receta
databa de mucho tiempo atrás. Madame Déroulard sufría de cataratas
en ambos ojos desde hacía muchos años.
»Descorazonado, ya me iba cuando la voz del farmacéutico me hizo
retroceder.
»—Un momento, monsieur Poirot. Ahora recuerdo, la chica que trajo
esa receta dijo algo acerca de que tenía que llegarse a la farmacia
inglesa. Puede intentar allí.
»Así lo hice. Imponiendo una vez más mi jerarquía oficial, obtuve la
información que quería. La víspera de la muerte del señor Déroulard
habían despachado una receta para el señor John Wilson. El
medicamento no necesitaba ser preparado. Simplemente consistía en
unos comprimidos de trinitrina. Pregunté si podía ver algunos. El
farmacéutico me los mostró y sentí que el corazón me latía más
aprisa... pues los comprimidos eran de chocolate.
»—¿Es un veneno? —inquirí.
»—No, monsieur.
»—¿Puede usted usted describirme sus efectos?
»—Baja la tensión arterial. Son adecuados para algunos tipos de
dolencias cardíacas, angina de pecho por ejemplo. Son
vasodilatadores. En la arteriosclerosis...
»Le interrumpí.
»—Ma foi! Todo ese galimatías no me aclara nada. ¿Hace que la cara
se ponga colorada?
»—Ciertamente.
»—Y suponiendo que yo tomara diez o veinte de esos pequeños
comprimidos, ¿qué pasaría?
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