Transtextualidad Visual
Transtextualidad Visual
Transtextualidad Visual
El término fue acuñado por el teórico y crítico francés Gérard Genette (1930-2018), uno de los pioneros de la narratología, en su
libro Palimpsestos: la literatura en segundo grado, publicado originalmente en 1982. El título de la obra se refiere a los manuscritos
que, por la escasez y el costo de los pergaminos (antes de la introducción del papel), eran borrados con piedra pómez o tinturas para
volver a escribir sobre ellos, pero conservando huellas de la escritura anterior.
Genette llama “transtextualidad” a “todo lo que pone al texto en relación, manifiesta o secreta, con otros textos”, es decir, a la
“trascendencia textual del texto”. Distingue cinco tipos de relaciones transtextuales: 1) la intertextualidad; 2) la paratextualidad; 3)
la metatextualidad; 4) la hipertextualidad y 5) la architextualidad.
Genette llama hipertextualidad a toda relación que une un texto B (que denomina
“hipertexto”) a un texto anterior A (que denomina “hipotexto”), en la que este último se
injerta de una manera distinta a la cita, la alusión o el comentario. En este tipo de relación
transtextual es todo el texto el que se “construye” sobre otro texto (o un conjunto de ellos, si
la relación es relativa a un estilo o corriente artística, por ejemplo). En los enunciados
visuales, puede hablarse de “hiperimagen” (como texto B) e “hipoimagen” (como texto A). Sus
dos modalidades son la imitación (cuando un texto/imagen consagrado se toma como modelo 1 2
de forma implícita o indirecta) y la transformación (más evidente que la anterior, cuando el
hipotexto es replicado pero alterado en algún aspecto).
Genette denomina architextualidad al que considera el más abstracto e implícito de los tipos de transtextualidad. En sus palabras,
“se trata de una relación completamente muda que, como máximo, articula una mención paratextual (títulos, como en Poesías,
Ensayos, Le roman de la Rose, etc., o más generalmente subtítulos: la indicación Novela, Relato, Poemas, etc. que acompaña al título
en la cubierta del libro) de pura pertenencia taxonómica. Cuando no hay ninguna mención, puede deberse al rechazo de subrayar
una evidencia o, al contrario, para recusar o eludir cualquier clasificación. En todos los casos, el texto en sí mismo no está obligado a
conocer, y mucho menos a declarar, su cualidad genérica. La novela no se designa explícitamente como una novela, el poema como
un poema”. Tanto en los enunciados verbales como en los visuales, la determinación de su pertenencia genérica se establece a partir
de las competencias de los destinatarios (al ser capaces de asociar sus características temáticas, compositivas y/o estilísticas a una
determinada categoría de textos o imágenes).