Tema 3 Juridico

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UNIVERSIDAD BOLIVARIANA DE VENEZUELA.

P.F.G GESTIÓN SOCIAL DEL DESARROLLO LOCAL.

SECCIÓN: 1, TRAMO 2, 3 SEMESTRE.

UNIDAD CURRICULAR: BASES Y FUNDAMENTOS JURÍDICOS DE LA GESTIÓN


SOCIAL.

Facilitadora Profesora: Ysabel Hernández.

Participante: Jose Ojeda

C.I. 11363835

Tema 3.

Titulo:

Antecedentes Legales de la Participación en el ordenamiento jurídico venezolano previos


a 1999. El papel de la Sociedad Civil y de los Grupos Vecinales.

 Constitución de la República de Venezuela de 1961.


 Ley Orgánica de Régimen Municipal
 Ley Orgánica de Ordenación del Territorio
 Ley Orgánica de Ordenación Urbanística

Fecha: 11-05-2024
Tema 3

. Antecedentes Legales de la Participación en el ordenamiento jurídico venezolano previos a 1999.


El papel de la Sociedad Civil y de los Grupos Vecinales.

El tema de la participación social en Venezuela, se encontraba dentro de un proceso de


adecuación, si bien la Constitución de 1961 presentaba un acercamiento a la idea de la
participación social, con la promulgación de la Constitución de 1999 se torna en un vuelco, ya que
la estructura de la Constitución se centra principalmente en la búsqueda continua de la
participación social, la incluye dentro de los derechos políticos y la considera un elemento
relevante para el desarrollo de las principales funciones ejercidas por el estado (función pública).
Muchos autores opinan que la participación social es una necesidad de las sociedades de este
tiempo, ya que es difícil que la vida compartida se desarrolle sin la colaboración del colectivo; es
por ello que se considera válido precisar que la participación es apenas un camino para construir,
desarrollar y mantener la sociedad deseada. En este trabajo se pretenden precisar algunas ideas
sobre la participación social en Venezuela con un enfoque Constitucional.

La participación activa de la ciudadanía supone varios escenarios dentro de un contexto social,


para lo cual dicha participación se evidencia en el conjunto de acciones o iniciativas que
pretenden impulsar el desarrollo local y la democracia participativa y protagónica a través de la
integración de la comunidad al ejercicio de las políticas públicas. Se apoya en varios mecanismos
para que el pueblo tenga acceso a las decisiones del gobierno de manera independiente sin formar
parte de la administración pública, uno de estos mecanismos lo constituyen las Organizaciones
No Gubernamentales (ONG), las cuales luchan por la reivindicación de situaciones sociales sin
sustituir las funciones del gobierno para lo cual vigilan, evalúan, cuestionan y apoyan. Dicha
participación se evidencia además en el marco normativo, ya que la Carta Magna Venezolana en
su Artículo 4 establece que la soberanía reside en el pueblo, quien la ejerce mediante el sufragio,
por los órganos del Poder Público; en la práctica del ejercicio de tal soberanía a través del
derecho al sufragio, sólo ha permitido la elección del Presidente de la República, Gobernadores,
Alcaldes y los Representantes del Poder Legislativo; en cuanto a la designación de los miembros
del Poder Judicial la intervención que tiene el ciudadano común es escasa o nula, aunque podría
decirse que se resume a una elección de segundo grado respecto de los magistrados del Tribunal
Supremo de Justicia, por ser éstos designados por la Asamblea Nacional. En virtud de lo anterior,
se hace imperante el establecimiento de mecanismos que hagan efectivo, por parte del pueblo, el
ejercicio de su soberanía y una manera de lograrlo es buscar la incorporación del ciudadano
común a la labor de impartir justicia. Sobre la participación social en la ad ministración de
justicia se han manejado muchos argumentos, pero en su contra, se ha invocado la ausencia de
tradición en algunos sistemas y a la falta de preparación jurídica de los actores que puede
conllevar a cometer errores, en el caso venezolano, se ha llegado a alegar su inconstitucionalidad
por violentar, por ejemplo, la garantía del juez natural y a la carrera judicial. En Venezuela
puede afirmarse que existe una tradición normativa en cuanto a la participación ciudadana en el
acto de administrar justicia, inclusive en alguna oportunidad en la legislación se constituyó en
fuente de inspiración en otros sistemas, así lo reconoce Seco Villalba (1999) cuando afirma que:
“[…] el Artículo 117 de la Constitución Federal Venezolana fue el antecedente directo del Artículo
102 de la Constitución Argentina […]” (p.225). La configuración de la participación social
ciudadana que se encuentra en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (1999),
es, probablemente, una incorporación importante que se colocó en el nuevo texto fundamental; y
no es que anteriormente no existiera ya que se conoce que la idea de la participación viene de
lejos, y además, ya estaba algo presente en la Constitución de 1961. Sin embargo, en la
Constitución Venezolana, la participación está ubicada en el centro mismo del sistema, sistema
que se ha denominado expresamente por sus impulsores como democracia participativa. II.
COMPARACIÓN ENTRE LA CONSTITUCIÓN DE 1961 Y LA CONSTITUCIÓN DE 1999, EN
RELACIÓN A LA PARTICIPACIÓN SOCIAL Y DEMOCRÁTICA En Venezuela pasó mucho
tiempo (casi 38 años) para que pudiere someterse la creación de una nueva Constitución más
dinámica, clara y abierta a la participación, de allí que entre la Constitución venezolana de 1961
y la vigente de 1999, existe una profunda diferencia entre la consagración del principio de
participación y los mecanismos para hacerlo efectivo. Según el autor García-Guadilla (2002), la
concepción de democracia y, en general, el sistema político que se implanta en Venezuela a la
caída de la dictadura del General Marcos Pérez Jiménez (1958) se reflejó en el Pacto de Punto
Fijo y en la Constitución de la República de 1961. El Pacto de Punto Fijo no incluyó la
participación de la ciudadanía en la construcción de la democracia, ni incorporó sus proyectos de
sociedad o sus demandas estratégicas, solo
contempló la participación electoral a través del sufragio. De la misma forma, la Constitución de
1961 según García-Guadilla (2002), incluyó una definición de democracia sumamente coartada
que reconocía solo los derechos individuales desde una perspectiva liberal, y dejaba fuera la
participación de la sociedad civil organizada. Dicha Constitución dejo claro el establecimiento de
una democracia electoral y no participativa. No se planteó como objetivo el optimizar los valores
asociados a la democracia sino el de salvaguardar la estabilidad política amenazada por las
fuerzas políticas y por los militares. Por ello la Constitución de 1961, se constituía sobre el
principio clásico de la representación, que aparece en toda su extensión en su Artículo 4, al
consagrar que “la soberanía reside en el pueblo quien la ejerce mediante el sufragio por medio de
los órganos del Poder Público”. En virtud de lo anterior, se observa que a todo lo largo de la
norma citada, el pueblo es quien posee el poder autoritario del Estado, pero no lo ejerce por sí
mismo, sino que lo delega en sus representantes escogidos a través del sufragio o del derecho al
voto. La Constitución de 1961, en este sentido, apenas contenía a nivel nacional dos (2)
instituciones participativas: el referéndum, limitado a la reforma general de la Constitución
(Artículo 246, Ordinal 4º), y la iniciativa legislativa popular de veinte mil (20.000) electores
(Artículo 165, Ordinal 5º) pero sin la posibilidad de controlar sus resultados. De acuerdo con la
Constitución de 1961, los ciudadanos no tenían la responsabilidad ni el derecho de participar en
la orientación de la vida pública y, menos aún, en el proceso de toma de decisiones políticas de la
sociedad. Los individuos estaban separados de la esfera pública y el espacio público y la práctica
política era una potestad de los partidos políticos ya que estos monopolizaban la intermediación
entre los ciudadanos y el Estado. Dado que solo mediante la afiliación de un partido político se
vislumbraba la posibilidad de que los ciudadanos participaran políticamente, o incidieran en la
definición de la esfera pública y en la reestructuración del espacio público político. La situación
descrita para la década de los años sesenta se mantuvo a lo largo de la década de los setenta,
transformándose solamente a fines de dicho período cuando se comienzan a cuestionar las
limitaciones de la democracia representativa instaurada en la Constitución de 1961, por su
imposibilidad para incluir las demandas de los actores considerados no políticos. Dichas
limitaciones llevaron a que la primera demanda de estos actores fuera el derecho a la
participación o la profundización de la democracia. Con miras a la captación político partidista
de las organizaciones sociales existentes en los años sesenta, nacen este tipo de organizaciones que
reivindican la participación a escala comunitaria o local, como medida para salvaguardar la
democracia y crear espacios para la organización social con autonomía organizativa y
programática. Es así, como surgen en Venezuela las organizaciones ambientalistas, de mujeres,
las comunidades de base, las organizaciones de derechos humanos y las asociaciones ciudadanas
de clase media. Al abrirse los mecanismos de participación, la Constitución de 1999 sentó las
bases para una democracia más pluralista y formalmente participativa al incorporar nuevos
valores, concepciones y actores sociopolíticos. Por lo que, haciendo una comparación entre las dos
Constituciones, se puede afirmar que el predominio del principio representativo va a ser
reemplazado parcialmente, por el principio de participación o principio participativo, en virtud
del cual, en algunos aspectos el pueblo no necesita representantes para actuar en el ejercicio de
los Poderes Públicos, sino que puede hacerlo por sí mismo.
Constitución de la República de Venezuela de 1961

(23 de enero de 1961) Preámbulo El Congreso de la República de Venezuela requerido el voto de


las Asambleas Legislativas de los Estados Anzoátegui, Apure, Barinas, Bolívar, Carabobo,
Cojedes, Falcón, Guárico, Lara, Mérida, Miranda, Monagas, Nueva Esparta, Portuguesa, Sucre,
Táchira, Trujillo, Yaracuy y Zulia, y visto el resultado favorable del escrutinio, en representación
del pueblo venezolano, para quien invoca la protección de Dios Todopoderoso; con el propósito de
mantener la independencia y la integridad territorial de la Nación, fortalecer su unidad, asegurar
la libertad, la paz y la estabilidad de las instituciones; proteger y enaltecer el trabajo, amparar la
dignidad humana, promover el bienestar general y la seguridad social; lograr la participación
equitativa de todos en el disfrute de la riqueza, según los principios de la justicia social, y
fomentar el desarrollo de la economía al servicio del hombre; mantener la igualdad social y
jurídica, sin discriminaciones derivadas de la raza, sexo, credo o condición social;

cooperar con las demás naciones y, de modo especial, con las Repúblicas hermanas del
Continente, en los fines de la comunidad internacional, sobre la base del reciproco respeto de las
soberanías, la autodeterminación de los pueblos, la garantía universal de los derechos
individuales y sociales de la persona humana, y el repudio de la guerra, de la conquista y del
predominio económico como instrumentos de política internacional; sustentar el orden
democrático como único e irrenunciable medio de asegurar los derechos y la dignidad de los
ciudadanos, y favorecer pacíficamente su extensión a todos los pueblos de la tierra; y conservar y
acrecer el patrimonio moral e histórico de la Nación, forjado por el pueblo en sus luchas por la
libertad y la justicia y por el pensamiento y la acción de los grandes servidores de la patria, cuya
expresión más alta es Simón Bolívar, el Libertador, decreta la siguiente Constitución.
 Ley Orgánica de Régimen Municipal

REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

DISPOSICIONES GENERALES

Articulo 1: La presente Ley tiene por objeto desarrollar los principios constitucionales,
relativos al Poder Público Municipal, su autonomía, organización y funcionamiento, go-
bierno, administración y control, para el efectivo ejercicio de la participación protagónica
del pueblo en los asuntos propios de la vida local, conforme a los valores de la democracia
participativa, la corresponsabilidad social, la planificación, la descentralización y la trans-
ferencia a las comunidades organizadas, y a las comunas en su condición especial de enti-
dad local, como a otras organizaciones del Poder Popular.

Artículo 2. El Municipio constituye la unidad política primaria de la organización nacio-


nal de la República, goza de personalidad jurídica y ejerce sus competencias de manera
autónoma, conforme a la Constitución de la República y la ley. Sus actuaciones incorpora-
rán la participación protagónica del pueblo a través de las comunidades organizadas, de
manera efectiva, suficiente y oportuna, en la definición y ejecución de la gestión pública y
en el control y evaluación de sus resultados.

Artículo 3. La autonomía es la facultad que tiene el Municipio para elegir sus autorida-
des, gestionar las materias de su competencia, crear, recaudar e invertir sus ingresos, dic-
tar el ordenamiento jurídico municipal, así como organizarse con la finalidad de impulsar
el desarrollo social, cultural y económico sustentable de las comunidades y los fines del Es-
tado.

Artículo 4. En el ejercicio de su autonomía corresponde al Municipio: 1. Elegir sus auto-


ridades. 2. Crear parroquias y otras entidades locales. 3. Crear instancias, mecanismos y
sujetos de descentralización, conforme a la Constitución de la República y la ley. 2 4. Aso-
ciarse en mancomunidades y demás formas asociativas intergubernamentales para fines
de interés público determinados. 5. Legislar en materia de su competencia, y sobre la or-
ganización y funcionamiento de los distintos órganos del Municipio. 6. Gestionar las mate-
rias de su competencia. 7. Crear, recaudar e invertir sus ingresos. 8. Controlar, vigilar y
fiscalizar los ingresos, gastos y bienes municipales, así como las operaciones relativas a los
mismos. 9. Impulsar y promover la participación ciudadana, en el ejercicio de sus actua-
ciones. 10.Las demás actuaciones relativas a los asuntos propios de la vida local conforme
a su naturaleza.
LEY ORGÁNICA PARA LA ORDENACIÓN DEL TERRITORIO
Gaceta Oficial N° 3.238 Extraordinario de fecha 11 de agosto de 1983
EL CONGRESO DE LA REPÚBLICA DE VENEZUELA Decreta la siguiente,
LEY ORGÁNICA PARA LA ORDENACIÓN DEL TERRITORIO
TITULO I
Disposiciones Generales Artículo 1.- La presente Ley tiene por objeto establecer las dis-
posiciones que regirán el proceso de ordenación del territorio en concordancia con la es-
trategia de Desarrollo Económico y Social a largo plazo de la Nación. Artículo 2.- A los
efectos de esta Ley, se entiende por ordenación del territorio de regulación y promoción de
la localización de los asentamientos humanos, de las actividades económicas y sociales de
la población, así como el desarrollo físico espacial, con el fin de lograr una armonía entre
el mayor bienestar de la población, la optimización de la explotación y uso de los recursos
naturales y la protección y valorización del medio ambiente, como objetivos fundamenta-
les el desarrollo integral. Artículo 3.- A los efectos de la presente Ley Orgánica la ordena-
ción del territorio comprende: 1. La definición de los mejores usos de los espacios de
acuerdo a sus capacidades, condiciones específicas y limitaciones ecológicas. 2. El estable-
cimiento de criterios prospectivos y de los principios que orienten los procesos de urbani-
zación, industrialización, desconcentración económica y de asentamientos humanos.
3. La mejor distribución de las riquezas que beneficie prioritariamente a los sectores y regiones
de menores ingresos y a las localidades menos favorecidas.
4. El desarrollo regional armónico que permita corregir y superar el desequilibrio entre las gran-
des ciudades y el resto del país, y entre unas regiones y otras;
5. El desarrollo agrícola y el ordenamiento rural integrados, para mejorar las condiciones de ha-
bitabilidad del medio rural y para la creación de la infraestructura necesaria para el fo-
mento de la actividad del sector agropecuario;
6. El proceso de urbanización y la desconcentración urbana, mediante la creación de las condicio-
nes económicas, sociales y culturales necesarias que permitan controlar el flujo migratorio
a las ciudades.
7. La desconcentración y localización industrial con el objeto de lograr un desarrollo económico
más equilibrado y un racional aprovechamiento de los recursos naturales;
8. La definición de los corredores viales y las grandes redes de transporte;
9. La protección del ambiente, y la conservación y racional aprovechamiento de las aguas, los
suelos, el subsuelo, los recursos forestales y demás recursos naturales renovables y no re-
novables en función de la ordenación del territorio;
10. La descentralización y desconcentración administrativa regional, a los efectos de lograr una
más adecuada participación de las regiones y de los Estados y Municipios en las tareas del
desarrollo nacional.
11. El fomento de iniciativas públicas y privadas que estimulen la participación ciudadana en los
problemas relacionados con la ordenación del territorio y la regionalización;
12. Cualesquiera otras actividades que se consideren necesarias al logro del objeto de la Ley. Ar-
tículo 4.- Las actuaciones de los órganos públicos en materia de ordenación del territorio
comprenden: a. La elaboración y aprobación de los planes de ordenación del territorio. b.
La gestión, ejecución y control de dichos planes; y c. La adopción de las normas reglamen-
tarias que sean necesarias a esos efectos. Artículo 5.- Son instrumentos básicos de la orde-
nación del territorio, el Plan Nacional de Ordenación del Territorio, y los siguientes planes
en los cuales éste de desagrega: a. Los Planes Regionales de Ordenación del Territorio. b.
Los planes nacionales de aprovechamiento de los recursos naturales y los demás planes
sectoriales. c. Los planes de ordenación urbanística.

Ley Orgánica de Ordenación Urbanística


Gaceta Oficial Nº 33.868
de fecha 16 de diciembre de 1987 EL CONGRESO DE LA REPÚBLICA DE VENEZUELA DE-
CRETA la siguiente, LEY ORGÁNICA DE ORDENAMIENTO URBANÍSTICA

TÍTULO I DISPOSICIONES GENERALES


Artículo 1.- La presente Ley tiene por objeto la ordenación del desarrollo urbanístico en todo el
territorio nacional con el fin de procurar el crecimiento armónico de los centros poblados.
El desarrollo urbanístico salvaguarda los recursos ambientales y la calidad de vida en los
centros urbanos.
Artículo 2.- La ordenación urbanística comprende el conjunto de acciones y regulaciones tenden-
tes a la planificación, desarrollo, conservación y renovación de los centros poblados.
Artículo 3.- Las actuaciones de las autoridades urbanísticas se compatibilizarán con las
políticas de ordenación territorial y de desarrollo regional que defina el Ejecutivo Nacio-
nal. Estas actuaciones son actos administrativos, cuya legalidad se controlará conforme a
la legislación de la materia.
Artículo 4.- Se declara de interés nacional la ordenación urbanística y, en consecuencia,
corresponde al Poder Nacional la tutela del interés general en materia urbanística.
Artículo 5.- Se declara de utilidad pública y de interés social todo lo concerniente a la
ejecución de los planes de ordenación urbanística. TÍTULO II DE LA COMPETENCIA Y
AUTORIDADES URBANÍSTICAS
Artículo 6.- Las autoridades urbanísticas serán el Ejecutivo Nacional y los Municipios,
cada una dentro de las esferas de su competencia.
Artículo 7.- La competencia urbanística del Ejecutivo Nacional y los Municipios se ejer-
cerá coordinadamente para el logro de los objetivos de la presente Ley. Artículo 8.- Es de
la competencia del Ejecutivo Nacional en materia urbanística: 1. Formular y Ejecutar la
política de ordenación y desarrollo urbanístico. 2. Establecer, coordinar y unificar normas
y procedimientos técnicos para la realización, mantenimiento y control de la ejecución de
obras de ingeniería, arquitectura y urbanismo. 3. Establecer los instrumentos de la orde-
nación urbanística nacional. 4. Dictar normas y procedimientos técnicos para la elabora-
ción de los planes de ordenación urbanística nacional y local, así como para la aprobación
de éstos últimos conforme a lo previsto en la presente Ley Orgánica de Régimen Munici-
pal y en la Ley Orgánica para la Ordenación del Territorio. 5. Coordinar las actuaciones
urbanísticas. 6. Constituir patrimonios públicos de suelos a los fines de la ordenación ur-
banística. 7. Establecer mecanismos financieros a los fines de la ordenación urbanística. 8.
Crear nuevas ciudades. 9. Estimular la creación y fortalecimiento de organismos munici-
pales e intermunicipales de planificación y gestión urbana y cooperar con éstos. 10. Las
demás atribuciones que el Ejecutivo Nacional le que confieran las leyes en materia urba-
nística. Artículo 9.- Los organismos regionales y los Estados cooperarán con el Ejecutivo
Nacional y con los Municipios en la ejecución de los planes de ordenación urbanística. Ar-
tículo 10.- Es de la competencia de los Municipios en materia urbanística: 1. Elaborar y
aprobar los planes de desarrollo urbano local. A tal efecto los Consejos crearán los orga-
nismos técnicos competentes y solicitarán la cooperación de los demás órganos con compe-
tencia urbanística. 2. Velar para que los planes nacionales y regionales de ordenación del
territorio y de ordenación urbanística se cumplan en su ámbito. 3. Dictar las ordenanzas
necesarias para la ejecución, control y gestión de los planes en materia de zonificación, ré-
gimen de arquitectura, ingeniería y construcciones, y, en general, sobre cualesquiera otras
materias urbanísticas de carácter local, con sujeción a las leyes, reglamentos y planes na-
cionales. 4. Elaborar los planes de ordenación urbanística cuando el Ejecutivo Nacional
delegue en ellos esta atribución. 5. Estimular la participación de las comunidades organi-
zadas y de la ciudadanía en general en la elaboración y ejecución de los planes. 6. Consti-
tuir patrimonios públicos de suelos a los fines de la ordenación urbanística. 7. Ejercer to-
das las demás facultades urbanísticas propias del ámbito local que no estén expresamente
atribuidas por la ley a otro organismo. Artículo 11.- Las correspondientes ordenanzas mu-
nicipales determinarán los órganos de planeamiento, gestión y ejecución urbanística.
Cuando en dos o más Municipios que no constituyan Distrito Metropolitano existan inte-
reses urbanísticos comunes, aquellos podrán mancomunarse para constituir órganos urba-
nísticos intermunicipales. Las autoridades urbanísticas nacionales podrán condicionar la
concesión de asistencia técnica o de subvenciones, y la ejecución de programas a la consti-
tución de Mancomunidades.

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