En El Fondo Todos Leemos: El Club Lector Infantil Del Fondo de Cultura Económica

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SECRETARÍA DE EDUCACIÓN PÚBLICA

UNIVERSIDAD PEDAGÓGICA NACIONAL


UNIDAD AJUSCO
LICENCIATURA EN PEDAGOGÍA

EN EL FONDO TODOS LEEMOS: EL CLUB LECTOR


INFANTIL DEL FONDO DE CULTURA ECONÓMICA

PROYECTO DE DESARROLLO EDUCATIVO

QUE PARA OBTENER EL TÍTULO DE


LICENCIADO EN PEDAGOGÍA

PRESENTA:

ERIK ADRIÁN SALAZAR SÁNCHEZ

ASESOR

MTRO. RIGOBERTO GONZÁLEZ NICOLÁS

CIUDAD DE MÉXICO, MARZO DE 2017


SECRETARÍA DE EDUCACIÓN PÚBLICA

UNIVERSIDAD PEDAGÓGICA NACIONAL

UNIDAD AJUSCO

LICENCIATURA EN PEDAGOGÍA

CAMPO: LA LECTURA Y LA ESCRITURA EN EDUCACIÓN BÁSICA

EN EL FONDO TODOS LEEMOS: EL CLUB LECTOR INFANTIL DEL FONDO DE


CULTURA ECONÓMICA

PROYECTO DE DESARROLLO EDUCATIVO PARA OBTENER EL TÍTULO DE


LICENCIADO EN PEDAGOGÍA

PRESENTA

ERIK ADRIÁN SALAZAR SÁNCHEZ

GENERACIÓN 2008 -2012

ASESOR: MTRO. RIGOBERTO GONZÁLEZ NICOLÁS

Ciudad de México, Marzo 2016


Para mis abuelos: Bibiano,
Rebeca, Sergio y Carmen.
Aunque algunos ya no estén
aquí, para mí son eternos
ÍNDICE

Introducción. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .1

CAPÍTULO I
DE MENOS A MÁS: MI HISTORIA LECTORA DURANTE MI FORMACIÓN
ACADÉMICA

1. Mi perspectiva de la lectura infantil en la actualidad. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .4


2. Primer encuentro con la lectura de imágenes. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .6
3. El fascinante mundo de los cómics. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .7
4. Caída en picada. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .8
5. La Universidad Pedagógica Nacional y el reencuentro con la lectura…. . . . . . . . . 8
6. En el fondo encontré la cultura. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .12

CAPÍTULO II
HISTORIA DE LA LITERATURA INFANTIL: UN RECORRIDO A TRAVÉS DEL
TIEMPO
1. La literatura infantil. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .14
1.1. La literatura infantil a través de la historia. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 15
1.2. Edad media y renacimiento. Inicios del libro y didactismo. . . . . . . . . . . 15
1.3. Siglos XVII y XVIII. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 16
1.4. Siglo XIX. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .17
1.5. Siglo XX. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 21
2. El Libro Álbum. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . 24
2.1. Historia y conceptualización del libro álbum. . . . . . . . . . . . . . . .. .. 24
2.2. Lectura de imágenes. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . ... 30

CAPÍTULO III
EN EL FONDO TODOS LEEMOS: EL CLUB DE LECTURA INFANTIL DEL FONDO
DE CULTURA ECONÓMICA
1. Características del Club lector del Fondo de Cultura Económica. . . . . . . . . . . . .32
1.1. Etapas del club lector. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .34
2. Remembranza y reflexión de las sesiones del club lector. . . . . . . . . . . . . . . . . . . 36
3. Análisis de las habilidades y aprendizajes generados en el club lector. . . . . . . . .81

Reflexiones finales. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 85
Bibliografía. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 87
INTRODUCCIÓN

El presente trabajo denominado “En el fondo todos leemos: El club lector infantil del
Fondo de Cultura Económica”, busca reflexionar sobre la importancia que tiene
adentrarse a la lectura en edades tempranas y los beneficios que generan los
espacios extraescolares dedicados al fomento de la lectura, forjando un contexto
favorable para la interacción de todos los participantes de éste en torno a la lectura.
Específicamente en este trabajo, se analiza sobre los diversos clubs de lectura
infantil que se imparten en diversas librerías de Fondo de Cultura Económica.

Este trabajo está dividido en tres capítulos, el primero titulado De menos a más: mi
historia lectora durante mi formación académica. Se realizó un recuento sobre mi
historia personal en relación con la lectura; mi primer acercamiento agradable con la
lectura a través de los cómics, mi nulo interés por la lectura en la preparatoria, las
dificultades que tuve durante la universidad por la mínima relación que tenía con
textos académicos y el reencuentro con el placer de leer al adentrarme al club lector
del Fondo de Cultura Económica.

En el segundo capítulo denominado Historia de la literatura infantil: un recorrido a


través del tiempo, aquí se realizó, como dice el mismo título, un “viaje a través del
tiempo” en el cual se investigó sobre los inicios de los textos dirigidos hacia los niños
que tienen una función instructora con base en la educación a la que se aspiraba.
Conforme avanzó el tiempo, se van marcando los cambios y tendencias que
surgieron debido a las necesidades en torno a los infantes de la época, llegando así
a la creación e importancia del libro álbum en la actualidad. Este capítulo abarca la
evolución de la literatura infantil en Europa, a partir del siglo XVII, y en México desde
el siglo XVIII.

1
En el tercer capítulo realicé un ejercicio de remembranza de lo sucedido en las
sesiones más significativas del club lector de Fondo de Cultura Económica,
posteriormente detecté las ventajas que tiene el proyecto como una alternativa en el
fomento y generación del gusto por la lectura.

En lo consecutivo, se realiza un análisis de cada una de las etapas del club lector
con la finalidad de reflexionar acerca de éstas, buscando, a través de cuatro
aspectos significativos que aparecen durante las sesiones del club lector, cómo se
genera el gusto por la lectura y los libros, así como el aprendizaje mediante ellos.
Estos aspectos son los siguientes:

 El contexto
 La mediación
 Convivencia/interacción
 Transformación de materiales

Frank Smith nos dice que es lógico que los niños respondan diferente a la
enseñanza, pues sus experiencias extraescolares han sido diferentes, además de
generar en el niños (y hasta en los padres y madres de los mismos) un sentido
de pertenecía que los identifica como miembros de un grupo determinado, en este
caso, el club lector.

En cuanto al aprendizaje, durante las fases del club, me apoyaré en la teoría Frank
Smith para explicar cómo se desarrolla la generación de distintas habilidades
lectoras, los cuales deben ser:

2
1. Significativo: Los niños dedican su atención a lo que comprenden, pero
todavía no saben.
2. Útil: Al participar en las actividades del club, los niños verifican y aprenden los
usos del lenguaje
3. Continuo y sin esfuerzo: El aprendizaje es continuo y poco forzado, al punto
que ni siquiera solemos darnos cuenta que lo estamos realizando.
4. Incidental: El lenguaje se aprende para usos oportunos. En la medida en que
se lo pone en uso, se lo aprende.
5. Cooperativo: Si no pueden decir algo que quieren decir o no pueden entender
algo que quieren entender, hacen una aproximación para salir del mal paso
con la ayuda de un miembro más experimentado del club.
6. Vicario: Los niños hacen más que usar a los miembros del club como fuentes
de las cuelas obtener conocimiento y el entendimiento que necesitan;
aprenden de lo que los demás hacen. El comportamiento que repiten o copian
brota listo para usarse.
7. Libre de riesgos: No hay represalias ni reproches en caso de que el niño tenga
alguna equivocación, todo se trabaja a través del diálogo.1

Finalmente, en el club lector del FCE se busca integrar a los niños al hábito de la
lectura mucho antes de que ingresen a la escuela o a reforzar ese gusto fuera ella,
así, podemos partir una vez más de las premisas de Frank Smith quien nos dice:

“La iniciación de un niño en la lectura y escritura nunca es exclusivamente una


cuestión de educación formal. Es lógico que los niños respondan diferenciadamente
a la enseñanza: sus experiencias extraescolares han sido diferentes. Aún antes de ir
a la escuela, gran parte de los niños sabe muchas cosas sobre la lectura y la
escritura y tiene sutiles y decisivas hipótesis sobre la naturaleza misma de la
alfabetización.”2

1
Smith, Frank. (1994). El club de los que leen y escriben, en De cómo la educación apostó al caballo equivocado,
Aique, Buenos Aires, pp. 11-29

2
Ibidem

3
CAPÍTULO I
DE MENOS A MÁS: MI HISTORIA LECTORA DURANTE MI FORMACIÓN
ACADÉMICA

1. Mi perspectiva de la lectura infantil en la actualidad

En México habitamos alrededor de 118,000,000 de personas y desafortunadamente


nos encontramos con que apenas poco más de la mitad de los mexicanos de 12
años y más (56.4%) reporta que lee libros; un tanto menos de la tercera parte
(30.4%) señaló haberlos leído en algún momento de su vida, en tanto que 12.7%
mencionó nunca haberlos leído.3 En contraste, encontramos niveles muy altos de
sedentarismo, sobrepeso, embarazos no deseados, inmersión en la delincuencia,
deserción escolar, etc.

Al analizar el entorno que me rodea, observo que el contexto ha cambiado mucho


desde que era pequeño; el lugar donde vivo y hasta la forma de comunicarnos se ha
modificado, pues, hoy día, el internet, las redes sociales, los programas de tv, etc.
son “la primera educación” de los niños.

Durante mi infancia y adolescencia, nunca fui un alumno destacado, estudioso ni de


excelencia académica, pero recuerdo que para realizar algunos trabajos o ciertas
tareas, debía recurrir a algún libro que se encontraba en la biblioteca más cercana de
mi casa. En los libros de texto que nos proporcionaban o en las famosas
monografías y biografías que se vendían en las papelerías, las cuales son unas
hojas que de un lado contenían imágenes de determinado tema y, en la parte de
atrás, información referente a dicho tema. Por su parte, las biografías mostraban a
algún personaje relevante de la historia nacional o mundial y, en su parte trasera, un
resumen de su vida y obra.

2
Encuesta nacional de lectura. CONACULTA, 2006

4
Hoy, los niños y jóvenes ya no “necesitan” ir a una biblioteca e investigar acerca de
un determinado autor y su obra ni leer los libros de texto, ni revisar alguna
monografía o biografía para realizar sus tareas escolares. De igual manera, ya no es
imperioso salir a la calle en busca de sus amigos y organizar diversos juegos, platicar
y divertirse, pues basta con encender una computadora, conectarse a internet,
teclear algunas cuantas palabras y ya… su tarea está hecha por alguien más. Desde
cualquier lado del planeta es posible enviar y recibir mensajes de sus “amigos” de
todo el mundo y organizar sesiones de juego a través de internet, sin la necesidad
de entablar una plática y menos de estar presentes.

Recuerdo que durante 3ro de secundaria, los profesores de historia y de taller de


lectura y redacción nos mandaban frecuentemente a buscar algunos libros y autores
para realizar diversos trabajos individuales o en equipo. Eso conllevó a que mis
compañeros y yo nos organizáramos para ir juntos a la biblioteca más cercana en
la colonia a buscar en investigar y, sobre todo, conocer y convivir con los libros.

No estoy en contra del avance tecnológico ni mucho menos que sea un ortodoxo en
el ámbito de la enseñanza en la escuela, pues gracias a éstos accedemos a
una infinidad de conocimientos y estrategias que hace 15 años era casi imposible
imaginar; sin embargo, considero que se está abusando de la tecnología, ya que
cada vez más niños y jóvenes son dependientes del uso de internet o de algún
dispositivo con acceso a las redes sociales, según ellos, para estar “comunicados”,
para pasar el tiempo libre, para ir a una reunión, pasa salir a la tienda, para
divertirse, para realizar sus tareas, etc.

Desde mi punto de vista, estas nuevas tecnologías facilitan el trabajo escolar y


genera una pérdida de la experiencia del mundo físico de la lectura, el contacto
directo con los libros, la satisfacción de tener un libro entre las manos; admirar y
sentir sus texturas, colores e imágenes o el aroma de sus páginas y, sobre todo, el
tiempo para leer, analizar, comprender y disfrutar la lectura.

5
2. Primer encuentro con la lectura de imágenes

Nací y viví durante 16 años en el municipio de Nezahualcóyotl, Estado de México y


recuerdo que durante mi infancia, en casa, no se acostumbraba leer. Creo que ni
siquiera había libros en mi hogar. Durante mi único año en la guardería, rememoro
que había muchos juguetes, una alberca de pelotas, columpios y un castillo a nuestra
medida en el que podíamos jugar, pero tampoco puedo asegurar que tuvieran libros
con los que hubiéramos trabajado.

A la edad de siete años, tenía amigos que vivían en mi cuadra, con los que me
reunía por las tardes a jugar futbol. Dos piedras representaban la portería y
pasábamos horas y horas jugando hasta que nos agotábamos o hasta que la mamá
del niño dueño del balón salía por él y se acababa el partido. En la escuela primaria
pasaba algo similar, por lo regular, a la hora del recreo, solo que ahí lo hacíamos con
botellas vacías de refresco; también jugábamos con los famosos “tazos”. A veces
platicábamos sobre los programas que veíamos en la tv, tales como Dragon Ball,
Súper Campeones y los Power Rangers. Imitábamos las batallas o las jugadas que
ocurrían en los capítulos y recreábamos las travesías de dichos personajes.

Las clases no eran tan divertidas como el recreo, pues debíamos permanecer en
silencio; además, anotábamos lo que la maestra escribía en el pizarrón o
realizábamos algún resumen. Rememoro con gran facilidad las portadas de los
libros; por ejemplo, el atlas de geografía universal mostraba a un hombre que lucía
como un mago quien hacía levitar una esfera con la forma de la tierra; el de México,
tenía a un hombre moreno extendiendo las manos como si quisiera atrapar la luna.
Aunque no recuerdo fielmente el frontispicio de los demás, me atraían porque
pensaba que ahí encontraría historias referentes a las imágenes de las cubiertas; sin
embargo, al hojearlos, noté que no eran recreativos, ya que había más letras que
figuras, por ello, me parecían bastante tediosos y me aburría al leerlos.

6
3. El fascinante mundo de los cómics

A la edad de los 12 años tuve mi primer acercamiento con la lectura, y fue durante mi
ingreso a la secundaría, cuando mis compañeros de clase llevaron varios cómics de
diversos superhéroes como Spiderman, Hulk, Thor, Batman, etc. Esos dibujos me
impactaron, pues en la televisión, no recuerdo haberlos visto. Más que conocer la
trama o la historia, lo que me interesó de los cómics fueron las ilustraciones, ya que
en esa etapa desarrollé el gusto por dibujar. Al ver esas escenas llenas de color y
acción, me adentré a la lectura de ellos.

Pasaba el tiempo y me adentraba un poco mas la lectura de las historias de estos


personajes y comenzaba a entender y a debatir con mis compañeros sobre la
respectiva trama de éstos. En convenciones y lugares especializados conseguía
alguno de estos materiales, cada vez adquiría compendios de historias más extensas
y complejas, en donde se explicaba el origen de varios personajes o situaciones
donde se necesitaba de varios números para poder comprender la historia. Así, mi
hábito de “lectura” tuvo un pequeño auge.

Mientras mis conocimientos sobre los cómics y sus personajes aumentaban, en la


escuela, recuerdo muy poco sobre los libros y las lecturas que se llevaban a cabo
durante las clases. Éstas eran aburridas y tediosas. En los cómics veía un sinfín de
formas, colores e ilustraciones siempre dinámicas, en constante, en los libros
de texto o las lecturas de la clase, solo me encontraba con tonos opacos y sin vida;
eran páginas llenas de miles de palabras ni siquiera las portadas me atraían, pues
algunos no tenían alguna ilustración, se limitaban a colocar el nombre del libro, el
autor y la editorial. Me aburrían mucho y hasta hoy sigo sin recordar el contenido de
esos libros que tuvimos en las clases de “taller de lectura y redacción”.

7
4. Caída en picada

Terminé la secundaria y, al llegar a la preparatoria, conocí distintos tipos de


personas. La convivencia fue muy distinta que con mis compañeros de secundaria,
ya que con ellos compartíamos el gusto por el futbol, pero había otros interés de por
medio y eso conllevaba a que las actividades que realizábamos no fueran siempre
las mismas; además, comenzaron a haber chicas dentro del grupo y, así,
comenzamos a tener novia.

Al mismo tiempo inició mi etapa de rebeldía y comencé a irme de “pinta”, copiar


tareas, no estudiar para los exámenes, “saltarme” las clases, por ende, se
presentaron los problemas: suspensiones de la escuela, castigos, materias
reprobadas y situaciones poco favorables en casa. Entre castigos, exámenes
extraordinarios, libros que jamás compré y muchos conflictos con mis padres,
terminé la preparatoria seis meses después del tiempo establecido. Por todo eso, es
fácil suponer que los libros y la lectura pasaron desapercibidos.

5. La Universidad Pedagógica Nacional y el reencuentro con la lectura

Al finalizar la preparatoria, no tenía ni idea de qué estudiar. En mi infancia soñaba


con ser arquitecto, pues mi papá es contratista y varias veces me llevó a las obras
donde trabajaba, pero al percatarme de que se necesitaba tener un gusto y facilidad
por los números y las matemáticas, decidí olvidar esa idea. La segunda opción era la
docencia, pues mi mamá y varios de mis tíos son maestros de primaria y me
comentaban que era una profesión increíble. Mi mamá quería que estudiara en la
normal (como ella), pero con franqueza, me llamaba más la atención la orientación
educativa y, así, decidí estudiar pedagogía.

8
Fue difícil ingresar a la universidad, pues durante un año, intenté entrar a la UNAM

(Universidad Nacional Autónoma de México) en la carrera de pedagogía, pero no lo


logré, en gran parte porque, al resolver las guías de estudio, me resultaban bastante
difíciles de comprender y peor aún era memorizar algún tema.

Posteriormente, gracias a uno de mis tíos, conocí la UPN y me recomendó que


realizara el examen de ingreso a esa institución para el próximo ciclo escolar. Al
resolver dicho examen, me llevé una muy mala sorpresa cuando revisé el cuadernillo
de preguntas, ya que, en su mayoría, era lectura y comprensión de texto.

De alguna u otra manera, terminé ese examen y cuando revisé los resultados, ya
sabía cuál sería la respuesta: no lo acredité; pero, un mes después, me llamaron de
parte de la UPN diciéndome que tenían lugares vacantes para ingresar y que tenía
derecho a presentar un examen de segunda vuelta sin ningún costo. Decidí
concentrarme en esa prueba, pues no pensaba quedarme otro año más sin estudiar.
Esa vez, leí varias veces el cuadernillo para entender y detectar las respuestas.

Finalmente, después de varios intentos por continuar mis estudios en alguna


universidad pública, lo logré; la UPN me esperaba. A mí llegada a la universidad, el
poco hábito de lectura que había adquirido con los cómics, casi estaba olvidado, por
tanto, fue difícil adaptarme al ritmo de trabajo de esta institución. Los profesores nos
llenan de lecturas donde debíamos identificar y comprender la idea central, para que
en la siguiente clase opináramos y debatiéramos un tema, ya sea a favor o en contra.

Los signos de interrogación llenaban mi cabeza en el momento en que leía los libros.
Durante las primeras semanas, me resultaron bastante complejas, pues no podía
traspasar idea alguna de lo que leía a las páginas de mi cuaderno; me sentía
perdido, necesitaba entregar las tareas y entender de qué trataba la lectura, ya que si
no participabas era como si no hubiese entrado a la clase, debido a que de esta
manera tomaban asistencia.

9
A pesar de que en poco tiempo ya tenía bastantes amigos, fiestas y salidas, me
preocupaba el hecho de no entender las lecturas como lo hacían otras compañeras,
las cuales participaban de manera constante, concreta y segura. Necesitaba entrar a
ese ritmo de trabajo, pues mis padres ya no confiaban mucho en mí, respecto al
estudio, después de todo lo que sucedió durante mi transcurso por la preparatoria.

Necesitaba una manera rápida y no muy compleja para comprender los textos o mi
carrera como pedagogo no tendría futuro, pues la gran mayoría de los profesores
ponían un gran énfasis en la lectura de textos y su comprensión para el trabajo en
clase. Francamente no la encontré y así estuve durante un par de semestres. Pasé
varias materias de “panzazo” y escribí mis trabajos escolares, un tanto por mí y otro
tanto copiados de internet.

Leía y leía varias veces y a cuenta gotas comprendía los textos, así, poco a poco
participaba más en clase, pero ese proceso era bastante tedioso, pues demoraba
mucho en leer y, ya con el tiempo encima y con bastante sueño, debía hacer
resumes, cuadros sinópticos, reseña o ensayos sobre dichas lectura, no obstante, lo
peor era al momento de participar porque mis nervios me traicionaban al explicar mi
punto de vista. Varias veces me saqué de la manga un “choro mareador” para
concluir mi participación.

Una noche, cuando buscaba un sacapuntas en los cajones de mi estante, encontré


varios de mis viejos cómics. Comencé a hojearlos y a leerlos y recordaba con tan
solo verla imagen la situación por la que pasaban los personajes. Recuerdo muy bien
lo que pensé esa noche... De lo complicado que me resultaban las lecturas que tenía
de tarea y, al leer de manera tan fluida y entender tan bien las historias de los cómics
con simples vistazos a las páginas, me pregunté: “¿por qué las lecturas que me dan
en la universidad no tienen ilustraciones?, así, las comprenderíamos más rápido”.

10
Una vez más, conseguí algunos cómics digitales o físicos para retomar el hábito de
la lectura y, por azares del destino, me reencontré con varios de mis amigos de la
secundaria. Conversé con ellos, de esta manera supe que continuaban con el hobby
de los cómics y todo lo relacionado a ello.

Comencé a frecuentarlos más, así, conocí los primeros libros que leí de manera no
obligada, como El Señor de los Anillos, el cual contenía los mapas de las diversas
ciudades donde acontecen épicas batallas. También leí la obra Lovecraft El
Necronomicón. El terror inigualable con imágenes de grandes demonios rayan entre
el límite de la locura y la cordura. Poco a poco encontré el hilo negro del asunto.

Aquellos libros comenzaron a crearme el hábito de la lectura, pues parte de la


historia se veía plasmada en varias ilustraciones, mientras que el texto
complementaba lo descrito en ellas, así, no se me parecía tan pesado leer esos
extensos libros; esto incentivaba mi imaginación, lo cual era muy parecido a lo que
me ocurría cuando leía los cómics.

Mezclaba la lectura de los textos escolares con la de los que me prestaban mis
amigos y, así cuando me aburría de las lecturas de la escuela, tomaba algún libro del
Señor de los Anillos o algún cómic y comenzaba a leerlo. Cuando me sentía menos
estresado y con un poco más de paciencia para poder leer los textos escolares, los
retomaba y captaba ideas que no había percibido en una primera revisión.

Este ejercicio logró que mi hábito de la lectura se desarrollara muy bien, pues los
temas de los libros o artículos escolares fueron más sencillos de comprender y
comenzaba a crecer más mi gusto por la lectura, pues sabía que si acaba más rápido
la tarea, además de que sería más fácil participar en clase, tendría menos problemas
en casa y más tiempo para leer mis cómics y mis libros.

Ahora, ya no era un trabajo tedioso, sino que era un gusto por tener un nuevo
conocimiento y poder explicarlo con facilidad. Compraba libros que había leído en la
biblioteca de la universidad y que me habían encantado, así conocí al gran Charles

11
Bukowsky y su realismo sucio que tanta polémica causó (y sigue causando); sin
embargo, a mí me fascinó. También leí al esquicito Mario Benedetti y sus poemas
tan dulces, al igual que agrios, pero llenos de razón y Alejandro Jodorowsky con su
“psicomagia” excepcional, convenciéndome del poder magnífico y casi infinito que
tiene la mente humana.

6. En el fondo encontré la cultura

Llegado el 7mo semestre de la carrera de pedagogía en la UPN, necesitaba cubrir


determinadas horas de servicio social en alguna institución educativa o afín para
tener derecho a titularme, de esta manera, comencé a buscar una opción que fuera
de mi agrado y se ajustara al resto de mis actividades. Encontré una que me llamó
mucho la atención: apoyo en la promoción lectora infantil y juvenil en el Fondo De
Cultura Económica. “Perfecto”, así alcanzaba dos objetivos al mismo tiempo, cumplía
con el requisito para titularme y conocía más sobre libros.

Me entrevisté con la encargada de reclutar a los jóvenes de servicio social del Fondo
de Cultura Económica y me aceptaron. Al día siguiente llevé mis documentos para
tramitar mi ingreso; dos días después me dieron una cita con la encargada de
promoción lectora. Cuando llegué con ella (la Maestra Conchita) me explicó
que realizaba visitas a las escuelas para promover los libros de la editorial y fomentar
la lectura de ellos. También organizaban varios clubs de lectura en las diversas
librerías del Fondo de Cultura, con niños desde los seis meses de edad hasta los 11
años. Al escuchar eso, imaginé una especie de guardería donde los encargados
leían libros para los niños hasta que se dormían o para que estuvieran quietos
mientras sus papás llegaban por ellos… qué equivocado estaba.

12
Mi primer día en el club lector fue una de los más sorprendentes en mi vida, pues fue
muy impresionante, al revisar los libros del área infantil de la librería, ver a los niños
de cinco o seis años escogiendo, leyendo, observando y contando las historias que
los libros les contaban (y fue mejor al ver a los bebés de seis meses). Me di cuenta
que era casi tan parecido a lo que imaginé como las “lecturas perfectas” para poder
entenderlas de manera precisa y fácil.

Historias ambientadas con ilustraciones coloridas y muy sencillas, acompañadas de


un pequeño texto, el cual contaba una parte de la historia del libro (y a veces ni
siquiera tenían texto), en donde las imágenes y el color representaban y explicaban
de una manera muy detalla la historia y el mensaje que el autor deseaba transmitir.

También me di cuenta de que la lectura no es un hábito que pueda generarse de un


día para otro, pues se necesita de un proceso constante de acercamiento, estar
rodeado o rodearse de libros, así como tocarlos, verlos, sentirlos, explorarlos, ya sea
por impulso de los padres de familia, o por un gusto personal (como en mi caso con
los cómics), o por necesidad (comprender los textos que dejaban en la universidad
para poder participar en clase y pasar las materias).

Así comprendí, que un lector no nace, sino se hace...

13
CAPÍTULO II

HISTORIA DE LA LITERATURA INFANTIL: UN RECORRIDO A TRAVÉS

DEL TIEMPO

1. La literatura infantil

Si bien hoy es aceptada la opinión de que debe haber una literatura infantil con obras
que reúnan unas condiciones adecuadas a la mentalidad de los niños, tanto en la
forma como en el contenido e intención, la creación literaria para enfocada a los
niños ha sido tradicionalmente infravalorada y considerada como un género menor,
incluso se hablado demasiadas veces de la invisibilidad de la literatura infantil.

En este sentido se expresa Juan Cervera: "Durante largo tiempo la literatura infantil
ha tenido consideración escasa e incluso algo peyorativa. Se han discutido y hasta
negado su existencia, su necesidad y su naturaleza. En el momento actual nadie se
atreve a negar su existencia y su necesidad, aunque lógicamente abunden las
discrepancias en torno a su concepto, naturaleza y objetivos...".4

Una de las dificultades aludidas, radica en la propia diversidad de los materiales que
son susceptibles de ser albergados bajo el concepto de literatura infantil:

 Los escritos de carácter literario dirigidos al público infantil.


 Las obras literarias inicialmente no creadas para los niños, pero de las que éstos se
han ido apropiando.
 Las manifestaciones procedentes de la tradición oral y la lírica popular: cuentos,
rimas, adivinanzas, trabalenguas, fórmulas de juego, retahílas, canciones...

4
Cervera, Juan. Teoría de la literatura infantil. Bilbao, Ediciones Mensajero, 1991, p.9.

14
El concepto de la literatura infantil tiene que ser, por tanto, amplio para no dejar fuera
a ninguna de las manifestaciones aludidas. Sin embargo, es necesario establecer
límites a esta concepción que vendrán marcados por el componente literario: no toda
publicación para niños es literatura. 5

1.1 La literatura infantil a través de la historia

Literatura infantil es un término que engloba diferentes géneros: ficción, poesía,


biografía, historia y otras manifestaciones literarias, como fábulas, adivinanzas,
leyendas, poemas y cuentos de hadas y de tradición oral. La literatura infantil
apareció como forma o género independiente de la literatura en la segunda mitad
del siglo XVIII y se ha desarrollado de forma espectacular en el siglo XX.

En este apartado, repasaré el surgimiento y la mirada del libro infantil desde la


perspectiva europea durante los siglos XVII, XVIII, XIX y XX. Incorporaré la visión y
el aparecimiento de la literatura infantil en México en los siglos XVIII, XIX y XX.

1.2 Edad media y renacimiento. Inicios del libro y didactismo

En esta época eran pocos los adultos y niños que tenían acceso a los libros y a la
lectura. Leer era un privilegio. La cultura se hallaba recluida en palacios y
monasterios y, los escasos libros a los que se tenía acceso, estaban marcados por
un gran didactismo que pretendía inculcar buenas costumbres y creencias
religiosas. Es de suponer que en este tiempo los niños escucharían con gusto
poesías, cuentos que no estaban, en principio, pensados para el público infantil.

5
Peña Muñoz, Manuel. Alas para la infancia: Fundamentos de Literatura Infantil. Santiago de Chile, Editorial
Universitaria, 1995.

15
Los pocos libros que existían para niños eran abecedarios, silabarios, bestiarios o
catones (los libros llenos de sentencias que seguían a los abecedarios) que
contenían normas de comportamiento social y religioso.

Como una muestra más de la preocupación por lo pedagógico y la intención moral


que dominaba en esta época, se pueden citar los proverbios del marqués de
Santillana que escribió por encargo del rey Juan II para el hijo de este último.

La invención de la imprenta puso en manos de los niños libros que hasta ese
momento sólo se conocían por versiones orales. Numerosas cartillas y abecedarios
se imprimieron, así como adaptaciones de los libros sagrados, como el Antiguo
Testamento para los niños, de Hans Holbein (1549).

1.3 Siglos XVII y XVIII

El descubrimiento del mundo antiguo sacó a la luz numerosas fábulas de la


antigüedad y, junto a traducciones de Esopo, aparecieron nuevos creadores en
España, como Sebastián Mey con el Fabulario de cuentos antiguos y nuevos
(1613) que reúne una colección de 57 fábulas y cuentos que terminan con un
dístico moralizador y en Francia Jean de la Fontaine, autor de las Fábulas (1688).

En Alemania se edita, en 1658, el OrbisSensualiumPictus, del monje y pedagogo


Comenio. Este libro en imágenes se considera revolucionario dentro de la literatura
infantil. Se publicó en cuatro idiomas: latín, alemán, italiano y francés y cada
palabra llevaba su correspondiente dibujo. Se trata de un libro de concepción muy
moderna que defiende la coeducación y el jardín de infancia.

En Francia, Charles Perrault (1628-1703) publicó Cuentos del pasado (1697).


Dichos cuentos, que subtitula Cuentos de mamá Oca, recogen relatos populares
franceses, leyendas célticas y narraciones italianas. Piel de asno, Pulgarcito, El
gato con botas, La Cenicienta y Caperucita Roja aparecen en esta obra y, al final

16
de cada uno, añade una moraleja. Con estos cuentos maravillosos Perrault
introdujo y consagró “el mundo de las hadas” en la literatura infantil.

Madame Leprince de Beaumont (1711-1780) más tarde escribió El almacén de los


niños (1757), un volumen con diversos contenidos en el que se incluye una de las
narraciones más hermosas de la literatura fantástica, La bella y la bestia.

Entre 1704 y 1717, las narraciones que realmente triunfaron en toda Europa fueron
las de Las mil y una noches que se tradujeron al francés en once tomos. En 1745,
John Newbery abrió, en Londres, la primera librería y editorial para niños, La Biblia
y el Sol; además, editaron gran número de obras. En 1751 lanzó la primera revista
infantil del mundo: TheLilliputian Magazine.

En España, la primera revista infantil se publicó en 1798: La Gaceta de los Niños.


Mientras que en Inglaterra aparecieron dos libros de gran trascendencia: el
Robinson Crusoe (1719), de Daniel Defoe (1679-1731) y Los viajes de Gulliver
(1726), de Jonathan Swift (1667-1745). La intensa actividad intelectual del siglo
XVIII benefició también al niño, ya que, a partir de este momento y gracias al
pensador francés Jean-Jacques Rousseau, en su texto Emilio (1762), dejó claro
que la mente de un niño no es como la de un adulto en miniatura, sino que debe
ser considerada según características propias.

1.4 Siglo XIX

A comienzos de éste, el romanticismo y su exaltación del individuo, se favoreció el


auge de la fantasía. Numerosos autores buscaron en la literatura popular su fuente
de inspiración y rastrearon, en los lugares más remotos de sus respectivos países,
antiguas leyendas que recuperaron para los niños. Así, surgieron grandes
escritores que se convirtieron en clásicos de la literatura infantil.

17
Jacob y Wilhelm Grimm escribieron Cuentos para la infancia y el hogar (1812-
1822), en los que aparecen personajes que se harían famosos en todo el mundo;
Pulgarcito, Barba Azul, Blancanieves… o Cenicienta y Caperucita ya se conocían
en la versión de Perrault del siglo anterior.

Hans Christian Andersen fue el gran continuador de la labor de los hermanos


Grimm. Sus Cuentos para niños (1835) gozaron de un éxito impresionante y
durante toda su vida publicó cuentos en los que conjugaba su sensibilidad hacia los
sentimientos más variados, tales como La sirenita, El patito feo, El soldadito de
plomo, La vendedora de fósforos, entre otros, con la más alta calidad literaria.

En 1876 se creó la editorial de Saturnino Calleja, de fundamental trascendencia


para la literatura infantil española. Calleja editó casi todo lo que se escribía para los
niños. Los famosos Cuentos de Calleja estaban llenos de colores e ilustraciones y
los precios de éstos eran muy asequibles. Divulgó los cuentos de Las mil y una
noches, Los viajes de Gulliver o Las aventuras de Robinson Crusoe, etc. Además,
contó con los mejores ilustradores y autores de la época, como Salvador Bartolozzi.

La ávida respuesta de los niños, respecto a los mitos y cuentos de hadas, hizo
suponer que sus mentes poseían una ilimitada capacidad de imaginación y que
podían pasar, sin ninguna dificultad, de la realidad a la fantasía.

Oscar Wilde continuó la tradición romántica de los cuentos de hadas con sus obras
El príncipe feliz, El gigante egoísta y El ruiseñor y la rosa, entre otros. En la
segunda mitad del siglo XIX se afianzó la novela de viajes y aventuras, al aparecer
los grandes cultivadores de este género. Robert Louis Stevenson (1850-1887)
escribe La isla del tesoro (1883), un clásico de marinos y piratas. RudyardKipling
(1865-1936) publicó El libro de la selva (1894); es la historia de un niño indio que
fue criado en la selva. Jules Verne (1828-1905) inicia sus novelas científicas que
adelantan el futuro: El viaje de la Tierra a la Luna, Veinte mil leguas de viaje
submarino o Viaje al centro de la Tierra.

18
En Estados Unidos, Mark Twain (1835-1910) publicó Las aventuras de Tom Sawyer
(1876) que relata las travesuras de un niño corriente; esta narración se aleja mucho
de la imagen del infante que preconizaba la literatura infantil de ese momento.
E.T.A. Hoffmann (1776-1822) escribió Cuentos fantásticos donde lo extraordinario
se une a lo maravilloso, como en El cascanueces o El cántaro de oro.

Otro de los grandes protagonistas de la literatura infantil universal aparece también


por esas fechas. Pinocho (1883), del escritor italiano Carlo Collodi (1826-1890)
cuentas las aventuras de un muñeco de madera que se convierte en un niño
de carne y hueso. Ahí, se muestra el símbolo de la evolución hacia la toma de
conciencia por parte del niño. Collodi consiguió un personaje atractivo y universal
que adelantaba las nuevas tendencias de la literatura infantil del siglo XX.

En México, en 1839, florece la primera publicación dirigida a los infantes, la cual,


combinada con la condición tan precaria de la educación primaria, la falta de acceso
a una instrucción escolarizada y la necesidad de servirse de cualquier medio
educativo posible para formar a la nueva generación, motivaron el surgimiento de
esta periódica. Esta publicación llamada Diario de los niños. Lectura, entretenimiento
e instrucción estaba editada y dirigida por Wenceslao Sánchez de la Barquera junto a
sus colaboradores Dr. J.J. de Mora, Dr. Goyena y Sr. Olmedo.

La publicación estaba impresa a dos columnas; el número de páginas era, en


promedio, de 24 con foliación por tomo. Eran cuadernos semanarios de tres pliegos
cada uno, “de buena impresión” e incluía carátula a color. Contenía una o dos
litografías por ejemplar. Los temas que ilustran estas estampas se relacionaban con
lo tratado en alguna de las secciones de la periódica y abarcan toda la página.

En esta divulgación se trataban temas sobre educación, literatura historia, ciencia,


usos y costumbres e industria y oficios. En la sección educativa se abordaba la
instrucción paterna y religiosa. También se tocaban temas de civismo, urbanidad e
higiene, así como del estado de la educación en México, mientras que en la sección
de literatura se incluía la traducción de fragmentos de la obra de Washington Irving y

19
Fenelón. También se reproducían a poetas españoles como García Tassara y
Espronceda. Comprendía cuentos como El robinsito, La abuela, Los doce apóstoles
y El niño expósito, así como fábulas en verso y prosa. La circulación de esta
propaganda fue de 1839 a18406 y el costo de ésta era de dos reales en la capital y
tres reales fuera de ella.

Para 1869 y hasta 18757 surge, en Campeche, una publicación llamada El periquito,
edita y dirigida por Ildefonso Estrada y Zenea quien también era responsable de los
artículos sin firma. Contaba con la colaboración de Francisco Sosa, Andrés Clemente
Vázquez, E. Naranjo, Pablo J. Araos, A. Rosa y T. Guerrero. Se distribuía los
domingos y cada ejemplar constaba de cuatro páginas impresas a dos columnas con
numeración independiente. Costaba medio real. Contenía ilustraciones muy
pequeñas y quizás había una cada dos números.

Contaba con cuatro secciones principales:

 Correo de la infancia: era una sección dedicada a la correspondencia entre el


editor y sus lectores, se daban avisos sobre rifas, premios y colaboradores,
entre otros)
 Literatura: presentaba fábulas de A. Rosa, consejos morales de T. Guerrero,
epigramas, poesías, máximas y pensamientos.
 Instrucción: desarrollaba la definición de la ciencia y las artes, desglosando
cada una en sus distintas ramas. De igual forma incluyó artículos sobre
historia de la pintura, curiosidades aritméticas y reglas de ortografía.
 Entretenimiento: contenía Charadas. Los niños que las resolvía correctamente
y enviaban las respuestas a los editores recibían como premio un “romance
histórico y geográfico sobre Yucatán” y un “diccionario de los niños”.

6
Flores Uribe, Nayara. (2004) Catálogo ilustrado de publicaciones periódicas mexicanas para niño (tesis de
maestría inédita). Departamento de Investigación Educativa. CINVESTAV.
7
En la Hemeroteca Nacional de México sólo se conservan 4 números de la tercera época de esta publicación.
Sin embargo, se cree que El periquito comenzó sus actividades en abril de 1869; y que para enero de 1875 esta
periódica todavía estaba en circulación.

20
1.5 Siglo XX

Durante 1894 y hasta 1904 en San Juan de los lagos, Jalisco, circuló la publicación
La voz de la niñez. Revista católica de pedagogía, literatura y variedades. Se
publicaba de manera quincenal y era dirigida por José Silverio de Anda. Cada
ejemplar constaba de cuatro páginas impresas a dos columnas con numeración
independiente. En ocasiones especiales se añadían dos páginas al rotativo para
realizar algún anuncio importante, fuese la muerte de alguna figura pública local, un
evento o festejo de carácter político o religioso.

Estas eran las secciones más destacadas de esta publicación:

Pedagogía: esta sección contenía artículos referentes a las miserables condiciones


de vida y trabajo de los maestros y de cómo éstas afectan el desempeño de su
función. Presentaban notas sobre la escuela moderna y sus métodos, así como una
descripción completa de las escuelas oficiales, católicas y privadas de San Juan de
los Lagos. Por supuesto, exaltan la importancia de la educación religiosa.

Literatura: mostraban poemas de Antonio López de la Vega, Juan de Dios Rocha,


Felipe N. Castillo, Severino J. Adalid y del propio editor. Además, se ofrecían
cantos a la virgen, sermones de semana santa, así como discursos leídos en eventos
religiosos y sociales.

Religión y moral: contiene artículos firmados por J.S. de Anda donde se exaltan las
virtudes cristianas, la igualdad del trabajo, las sanas diversiones y el patriotismo. De
igual manera sanciona el alcoholismo, la pornografía y todo aquello que se considere
nocivo para las buenas costumbres. Incluye un gran número de textos acerca de la
mujer y el lugar que “cristianamente” le corresponde en la familia y la sociedad.

21
La voz de la niñez. Revista católica de pedagogía, literatura y variedades, serviría
como un antecedente para insertar al niño en el mundo de los contenidos escolares,
en otros; éstas se convertirían en el principal medio de instrucción disponible. Todo
esto a través de una instrucción religiosa, moral y literaria8

En Europa la literatura infantil adquirió, por fin, su autonomía en este siglo. La


psicología del niño, sus intereses y sus vivencias fueron tomados en cuenta por los
escritores que elaboran mucho más sus personajes, los dotaron de vida y los hacen
crecer a lo largo de la obra.

En 1904, James M. Barrie publicó, en Londres, uno de los cuentos más famosos
del mundo, Peter Pan, la historia del niño que no quiere crecer, habla con los
animales, escucha a los elfos que viven en el parque y conoce el mundo secreto
que se esconde tras la realidad.

A principios de siglo, en Inglaterra, se publicaron tres libros interesantes: Winnie,


the Pooh (El mundo de Puff o Winnie de Pooh, 1927), de A.A. Milne que trata la
relación tradicional entre un niño y su osito de felpa de una forma ingeniosa y llena
de sensibilidad.

A lo largo de ese siglo surgiendo personajes literarios que conectaron rápidamente


con el público infantil y se convertirían en protagonistas de largas series de libros,
como Los mumins, de la finlandesa ToveJansson, en él, habían seres fantásticos y
minúsculos que actúan de forma alegre y alocada; Mary Poppins (1935), de Pamela
Travers, narra las experiencias de cinco niños al cuidado de una peculiar institutriz.

Algunos libros han significado un punto de referencia fundamental, como El


principito (1943), de Antoine de Saint-Exupéry, el piloto francés que murió en
acción durante la II Guerra Mundial y quien creó un personaje fascinante y poético,
así como Marcelino pan y vino (1952), del escritor español José María Sánchez
Silva, un cuento de raíces religiosas y características muy españolas que se tradujo
a muchas lenguas. Su autor mereció el Premio Andersen en 1968.

8
Ibidem

22
En épocas más recientes, numerosos escritores de todo el mundo han sabido
conectar con los gustos del público infantil y juvenil y han llegado a crear auténticos
éxitos universales, como Selma Lagerlöf, premio Nobel de Literatura, con El
maravilloso viaje de NilsHolgersson a través de Suecia (1906); Enid Blyton (1900-
1968), una prolífica autora que ha publicado más de 400 libros, apreciados por
niños de todo el mundo; María Gripe, con ¡Elvis! ¡Elvis! (1973); J.J. Sempé, con El
pequeño Nicolás, una serie de cinco libros con un delicioso protagonista que gusta
a niños y adultos, y otra serie de único protagonista que ha alcanzado fama
mundial, El pequeño vampiro, de A. Sommer-Bodenburg.

En el gran mosaico de la literatura infantil y juvenil también hay escritores que se


han acercado con realismo a los problemas de los adolescentes, como JudyBlume
en ¿Estás ahí, Dios? Soy yo, Margaret (1970); Susan E. Hinton en Rebeldes y La
ley de la calle, de las que hizo unas famosas películas Francis Ford Coppola en
1983, a pesar de que en algunos estados de Estados Unidos las obras de la autora
están prohibidas; por último, Christine Nöstlinger, la gran intérprete de la tendencia
antiautoritaria de la década de 1970, con muchas obras en su haber, entre las que
destaca su novela Konrad, o el niño que salió de una lata de conservas (1977).9

9
Anónimo, Literatura Infantil. En:
http://www.uprb.edu/profesor/mrocio/edpe3317/articulos/http___www.alipso.com_impresion_impresion.ph
p_ruta=http___www.alipso.pdf

23
2. El libro Álbum

El mundo de los libros para niños acoge una nueva propuesta de lectura como
resultado de la convivencia entre diversos lenguajes: el libro álbum, un texto en
donde existe una relación interdependiente entre texto e imagen. No se puede
entender uno sin considerar al otro.

Para aproximarnos al libro álbum, de lo primero que debemos hablar es de la


particular relación entre el texto y la imagen: la imagen narra lo no dicho por la
palabra, o la palabra dice lo no considerado por la imagen.

2.1 Historia y conceptualización del libro álbum

A pesar de que el libro álbum es un fenómeno editorial relativamente reciente, sus


orígenes se remontan a mediados del siglo XVII y se confunden con los ámbitos
comunes de la educación y la literatura infantil. En 1650 el pedagogo Comenius
publicó un libro llamado Orbissensualiumpictus que utilizaba la imagen como un
medio para atraer a los niños hacia el mundo del aprendizaje.

A partir de este momento y en función de las posibilidades de las técnicas de


impresión, se fueron explorando las distintas maneras de conjugar el texto con la
imagen: mientras más desarrollada estaba la técnica, más se incorporaba la imagen
a los textos (cuestión técnica).

Ya en la primera mitad del siglo XIX, en los libros dirigidos a los niños y jóvenes,
predominaba el libro con ilustraciones elaboradas en función del texto, a manera de
eco, de repetición de enunciado por el texto escrito.

24
Tras la primera guerra mundial, el advenimiento de las vanguardias y las nuevas
técnicas de impresión, se conforma el escenario para el surgimiento de lo que
conocemos como el álbum moderno: un libro en que la imagen se libera del texto y
se transforma poco a poco en un actor principal de la narración.

A partir de los años 60, los textos para niños con ilustraciones se desarrollaron a un
ritmo vertiginoso, especialmente en Europa. Esta situación ha pervivido hasta la
actualidad, lo que conlleva a un estado permanente de innovación donde las
experimentaciones son estimuladas por editoriales que han descubierto que el libro
álbum no sólo atrae a los más jóvenes, sino también a un público adulto.

Antes de comenzar a conceptualizar este nuevo género de literatura para niños,


debemos diferenciar algunas nociones e imágenes fronterizas. No es lo mismo un
libro de imágenes o un libro ilustrado que un libro álbum. En muchos casos la línea
que los separa es muy fina, de ahí surgen los errores al clasificarlos y de que, en
muchas ocasiones, se consideren como libros álbum a muchos libros que no poseen
ciertas características.

Aquellos bellos libros con ilustraciones maravillosas, formatos alternativos en


tamaño, forma y materiales no siempre son libros álbum o, al menos, no del todo. Es
posible que se trate simplemente de libros de imágenes o libros ilustrados, incluso
podrían ser álbumes ilustrados.

Los libros de imágenes no cuentan con ningún texto que acompañe a la imagen.
Generalmente se tratan de secuencias lógicas, como despertarse, vestirse, lavarse
los dientes, etc., los cuales, además de introducir el concepto secuencial, meten al
niño en la estructura básica de la narración.

25
Presentan imágenes de frutas, objetos, figuras con un fin educativo. Por lo regular,
son para que un adulto “lea” al niño y pueda reconocer las imágenes, al asociar
conceptos categoriales, como colores, formas, tamaños, texturas, números y letras.

En los libros ilustrados, el peso de la función narrativa radica en el texto escrito y las
imágenes solamente “ilustran” lo dicho en el texto. Las imágenes sirven como apoyo
narrativo. Este tipo de libros están más dirigidos a lectores en “consolidación”. Cabe
destacar que desde la postura tradicional de lectura, la imagen va perdiendo
presencia conforme avanza la edad lectora.

El FCE lanza una convocatoria denominada Concurso de Álbum Ilustrado, A la Orilla


del Viento con la intención de impulsar el desarrollo de la creación literaria y plástica
para niños y jóvenes, ahí, se define un álbum ilustrado como un libro en el que la
historia se cuente a través de imágenes y textos de tal manera que éstos se
complementen o estén íntimamente relacionados entre sí. De la misma manera
historias narradas sólo con imágenes, pero no textos sin ilustraciones.10

Otro tipo de libros (no pongo para niños con toda intención) difícil de clasificar son
aquellos en donde no existe texto escrito, pero sí una intención narrativa; libros como
Trucas, de Juan Gedovius emociona a chicos y grandes, no cuenta con una sola
palabra; sin embargo, la narración está presente desde el punto de vista semiótico.
Es posible que se les considere como libros de imágenes por la forma (solo
imágenes), no obstante, no textos literarios, ya que no se acompañan de texto escrito
ni tampoco se niega su sentido narrativo-ficcional.

10
http://www.fondodeculturaeconomica.com/subdirectorios_site/Convocatorias%20y%20Concursos/Ori
llaViento2009Conv.html

26
El libro álbum, como apuntábamos, requiere que el texto y la imagen se
complementen y enriquezcan, con la colaboración de ambos crea una lectura
conjunta. En él, estos códigos interactúan de manera intencionada; es una categoría
difícil de definir y que excede los límites de un género, de una moda o de las edades
para convertirse en una forma de arte y una manera diferente de leer y ser leído.

El término libro álbum deriva del francés11; lengua y mercado que impuso el
predominio de este término. También son conocidos como picture-books en países
anglosajones y simplemente como álbum en España.

Cuando tenemos un libro álbum en nuestras manos nos vemos sorprendidos por la
presencia notable de la ilustración. En algunos casos las ilustraciones ocupan la
mayor parte de la superficie del libro; la imagen domina visualmente el espacio del
libro, pero siempre debe haber interdependencia con el texto escrito.

Un libro álbum auténtico se sostiene en esta interdependencia. Las imágenes no


pueden ser entendidas sin los textos y los textos pierden sentido si se leen de
manera separada. Desde esta perspectiva, se reclama un rol constructivo del lector,
quien debe ser capaz de completar esos eslabones que aseguran una participación
activa en el proceso de decodificación e interpretación.

El tipo de lectura que implica un libro álbum remite a las capacidades cognitivas
dominantes en los niños de la actualidad. Como es bien sabido, los niños que
nacieron bajo el signo del televisor desarrollan diferentes capacidades y habilidades,
en comparación con los nacidos bajo el signo de la radio. Los infantes del siglo XXI
son más visuales y capaces de leer dos o más códigos de manera simultánea.

11
En 1931 aparece en Francia Histoire de Babar, le petitelephant, de Jean de Brunhoff; un libro con
características editoriales diferentes y novedosas: tapa dura, gran formato, ilustraciones predominantes
acompañando un texto en letra cursiva.

27
En el libro álbum, la imagen no está supeditada ni vs. Así como se lee el texto,
también debemos leer las imágenes y para aprehender la particularidad del libro
álbum es necesario leer el texto y la imagen como un conjunto.

El libro álbum nos sitúa en un concepto amplio de lectura, no restringida al texto


verbal donde imagen y texto toman elementos del cine, la historieta, la publicidad, la
plástica, los dibujos animados, los videojuegos y otros lenguajes que bombardean al
niño desde su nacimiento y lo acompañan en la escuela o en cualquier otro sitio.

El libro álbum es concebido como la propuesta de lectura actual, acorde con los
intereses y diferentes capacidades de los nuevos lectores. Una muestra de la cultura
global y de masas en donde confluyen distintos lenguajes, referentes y contextos.

Un ejemplo de la participación narratológica de los elementos paratextuales como las


guardas es Piñatas de Isol, en donde después del colofón (terminación de cualquier
libro decente y correcto donde se imprimen datos de impresión) continua la historia al
venir por la piñata rota, abandonada en un bote de basura, el guía piñata para guiarlo
al país de las piñatas rotas. En las guardas se puede observar un rastro de dulces.

El álbum muestra un trabajo polifónico donde el soporte físico y la narratología visual


y textual concuerdan. Este acorde puede estar al servicio de cualquier tipo de relato
(fantástico, documental, cotidiano…) y dirigirse a cualquier tipo de público. Con él, el
lector no solo entra en contacto con un relato posible, sino con un modo de contarlo,
de modo que los signos (alfabéticos e icónicos) hacen inteligible el hecho, pero
también éste hace inteligible al signo, así, ambas inteligibilidades otorgan inteligencia
al lector porque son fruto del ingenio comunicativo.

28
En un libro álbum todos los detalles actúan de manera intencionada y con varias
capas de significado. Chéjov afirmaba que si al principio de un cuento se dice que
hay un clavo en una pared es porque al final el personaje se va a colgar de ése, lo
mismo ocurre en los libros álbum: todo detalle es significativo e importante para el
desarrollo y comprensión de la historia.

Forzosamente y, como producto emblemático de la postmodernidad, el libro álbum


es algo más que un tipo de libro, algo más que una modalidad editorial, es cada vez
más y ante todo un modo de leer.

Para algunos estudiosos de este tipo de literatura, el libro álbum está dirigido para los
niños y no como una derivación de ésta; más bien, para ellos, es una manifestación
independiente con un lenguaje único y particular. El libro álbum es mucho más que
un simple “tipo” de libro para niños, es una forma que condensa la cultura y el arte.

Los álbumes ilustrados estimulan a los niños a reflexionar sobre su pasado, a través
de la ventana al presente, así como a los adultos dispuestos a tomarse el tiempo
para verlos y contemplarlos.12

12
Arizpe, E. &Styles (2004) Lectura de imágenes. Los niños interpretan textos visuales. México, Fondo de Cultura
Económica, pp. 215.

29
2.2 Lectura de imágenes

Hoy día, la tecnología y los medios de comunicación han hecho sentir la presencia
de la imagen en nuestra sociedad, hasta el punto de que nos parecen un hecho
natural. Estamos tan inmersos en un mundo visual y en el acto de ver que esto nos
resulta tan cotidiano y evidente, pocas veces nos detenemos a analizar “cómo vemos
lo que vemos”. Tampoco solemos preguntarnos de qué manera está estructurado lo
que vemos y cómo es que ese orden nos permite comprender lo que está ante
nuestros ojos. Las imágenes presentan un panorama en el que las mentes se
pueden encontrar en un ámbito más de contemplación que de competencia.13

La imagen es como un mapa. Presupone un territorio, pero no es dicho territorio. Es


una posibilidad de la realidad; sin embargo, no es la realidad misma. La imagen no
es aquello que supuestamente muestra, sino que transmite un mensaje que
debemos interpretar para comprender a cabalidad el uso y función que la imagen
cumple en un determinado contexto. La necesidad de una “alfabetización visual” se
vuelve más imperiosa, aún al considerar la importancia que tiene este código en
nuestra cultura al predominar en la vida cotidiana de niños y adultos.

La imagen debe ser considerada como un texto, por tanto, como un conjunto de
signos que interactúan entre sí. ¿Cómo produce significado una imagen? ¿Cómo
llegamos a comprender una imagen? Cuando vemos una imagen, sucede algo
similar cuando nos enfrentamos a una palabra. Si leemos la “árbol” y alguien nos
pregunta: “¿qué es eso?”, nadie dirá que “eso” es un árbol, sino que dirá que es una
palabra escrita. Sin embargo, el poder de la imagen puede llegar a hacer que alguien
olvide que se encuentra frente a una “imagen de un árbol” y no ante un árbol real.

13
Ibídem, pp. 223.

30
Para leer la imagen podemos recurrir a nuestros conocimientos sobre la lectura de
textos. Existen investigadores que proponen acercarse a la lectura de imágenes
estableciendo símiles con la sintaxis lingüística. Así como en la frase puede haber un
sujeto o un verbo, también en la imagen, reconociendo la acción que está siendo
presentada y a los actores implicados. Si en el lenguaje especificamos cierta
información sobre una situación determinada, mediante adverbios, en la imagen
podemos buscar los elementos que cumplan una función análoga.

Quisiéramos recordar que las imágenes, al igual que las palabras, dicen más de lo
que aparentan. Toda imagen es polisémica y sus distintos sentidos se encuentran de
manera subyacente entre sus significantes, a partir de asociaciones subjetivas,
sociales y culturales que se realizan de acuerdo con el contexto. La imagen articula
mensajes implícitos y ya no solo denota, sino que también connota, a través de la
asociación de formas, colores, ideas y referentes (mediante un trabajo de
decodificación).

La lectura de imágenes en los libros álbum conlleva un nivel de tensión. Por un lado,
el texto obliga a seguir adelante en la lectura lineal y, por el otro, las imágenes invitan
a hacer pausas, a observar detalles, a descubrir signos y significados, una pugna
entre lo lineal y lo ubicuo.14

14
Orozco López, María Teresa. El libro álbum: definición y peculiaridades, Universidad de Guadalajara,
2009. En: http://sincronia.cucsh.udg.mx/orozcofall09.htm

31
CAPÍTULO III
EN EL FONDO TODOS LEEEMOS: EL CLUB DE LECTURAINFANTIL DEL
FONDO DE CULTURA ECONÓMICA

1. Características del Club lector del Fondo de Cultura Económica

María de la Concepción Cabrera Jiménez, (mejor conocida como “la maestra


Conchita”) actualmente es la promotora de lectura infantil del Fondo de Cultura
Económica. Su trabajo consiste en recorrer varias escuelas de distintas partes de la
CDMX y del Estado de México, con la colaboración de Rocío y Elia, (quienes forman
parte de su equipo promotor de lectura) muestran una selección de libros infantiles y
juveniles a los directivos, profesores y alumnos de cada institución educativa a la que
asisten; además, ponen a la venta un determinados libros de la editorial FCE, junto
con un plan o calendario de lectura para el trabajo en clases.

Me hubiera gustado contar con la participación más a fondo de la maestra Conchita


en este proyecto de tesis, pues ella hubiese dado un panorama más amplio sobre el
club lector y la promoción lectora que llevaba a cabo. Desafortunadamente, la carga
de trabajo que tiene actualmente, le impidió poder colaborar de mejor manera.

A pesar de que desconozco gran parte de cómo se desarrolla la labor de la maestra


Conchita, ya que aquellas visitas se realizaban por las mañanas y, durante ese
tiempo, yo me encontraba en clases; formar parte de ese equipo de trabajo es la
experiencia más enriquecedora que he tenido, mientras estudiaba mi carrera
universitaria.

Sin embargo, se preguntarán ¿Cuál es el objetivo o cuáles son los objetivos del club
lector? ¿Cómo reunió a los niños? ¿Con qué parámetros los seleccionaba? ¿Dónde
y cuándo se llevan a cabo estos clubs lectores? ¿Cómo se lleva a cabo?, pues les
contaré, conforme a mi experiencia, la forma en cómo se realizan, desde la selección
hasta el trabajo y la promoción de la lectura con los niños que asisten.

32
El objetivo principal era fomentar el hábito de la lectura en los pequeños, así como la
promoción y venta de libros editados por la FCE.

Los lunes, miércoles y jueves, en las distintas librerías del Fondo de Cultura
Económica del Distrito Federal de 4:00 a 6:00 p.m., la maestra Conchita reunía a
niños de entre 5 y 11 años de edad, los cuales formaban el “club lector infantil” de
dicha librería. Los martes de 9:00 a 11:00 a.m., realizaba el club “balbuceando letras”
con pequeños de 6 meses (sí, leyeron bien, 6 meses) a 2 años de edad.

Las librerías Rosario Castellanos, Octavio Paz y Daniel Cosío Villegas, del Fondo de
Cultura Económica eran las sedes de reunión para cada uno de los clubes infantiles
de lectura, tres en total. Cada club estaba conformado de 10 a 15 niños, de entre 5 a
11 años y medio. La razón por la cual se llevaba a cabo dentro de la librería era para
que los niños tengas un contacto directo con los libros, sean parte de su entorno, de
su cotidianeidad, se vuelvan parte de su vida y se familiaricen con ellos.

Generalmente, ocurría que niños ajenos al club lector acudían a la librería de manera
casual y observaban lo que ahí acontecía. Los chicos se sentían atraídos por las
risas, los juegos y las actividades que se realizaban en el club lector; llegaban y
pedían integrarse al grupo o, sin más, se integraba. Los padres de los pequeños se
acercaban con alguno de los encargados del club lector y preguntaban qué era lo
que hacíamos y si tenía algún costo formar parte del club.

Se les comentaba que era gratuito, que lo único que se necesitaba era que se
comprometieran a que sus respectivos hijos asistieran constantemente a las
sesiones. La duración del club era de un año y debían acudir un día a la semana; al
finalizar el curso, en caso de que los niños contaran con menos de cinco
inasistencias, se les entregaba un reconocimiento por parte del club lector de FCE.

Por último, para integrarse al club lector de manera formal, los padres de familia
debían llamar al departamento de promoción lectora donde Elena Valentina Santiago
(“Elenita” para los amigos), que era la secretaría personal de la maestra Conchita, les

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proporcionaba la información sobre la disponibilidad de lugares, después,
los registraba en la lista de espera, en caso de que el cupo estuviera saturado.

La maestra Conchita cuenta con dos talleristas de nombre Rocío y Elia quienes la
auxilian con el manejo de los grupos, así como en la aclaración de dudas o, si tienen
algún comentario que exponer, también los escuchan. Además, hay tres o cuatro
chicos(as) que son prestadores de servicio social; entre sus labores se encuentra el
apoyo en la realización de material didáctico para las actividades reforzadoras de
lectura, al igual que en el control de grupos y a ayudar en las actividades que los
niños del club lector desempeñan.

1.1 Etapas del club lector

El club lector se lleva a cabo en siete distintas etapas:

 Exploración libre
 Bienvenida
 Presentación del libro
 Lectura Grupal del libro
 Aclaraciones de dudas o realizar cometarios sobre lo leído
 Actividad reforzadora de lectura
 Despedida

Cada una de ellas consiste en lo que se muestra:


 Exploración libre.
Los niños llegan 15 o 20 minutos antes de que inicie la sesión y pueden
leer cualquier libro del área infantil de la librería, ya sea de manera
individual, o con sus compañeros o sus padres.

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 Bienvenida
A las 4:30 p.m., ya se encuentran la mayoría de los niños que integran
el club lector; se les pide que devuelvan los libros que estaban
utilizando en la exploración libre, posteriormente, se saluda a cada uno
de ellos y se presenta al equipo de trabajo y a los prestadores de
servicio social.

 Presentación del libro


Las talleristas, junto con los prestadores de servicio social, reparten a
una copia del libro con el que se trabajará ese día. Una vez que cada
quien cuenta con una copia, la maestra Conchita les pide que miren
bien la portada de libro y comiencen a comentar sobre lo que
observaron. Después, Rocío o Elia les cuentan un poco acerca del
autor del libro, así como del ilustrador.

 Lectura grupal del libro


Cada uno de los niños del club lector lee en voz alta algún fragmento
del libro, mientras sus compañeros siguen la lectura en voz baja.

 Aclaraciones de dudas o realizar cometarios sobre lo leído.


Una vez terminada la lectura grupal, los niños externarán cualquier
comentario, duda, pregunta o harán una aclaración, referente al libro, a
las ilustraciones, a los personajes, a la historia, etc. La maestra
Conchita, Rocío, Elia o alguno de los chicos de servicio social son
quienes resuelven las interrogantes de los pequeños.

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 Actividad reforzadora de lectura
En esta parte del club lector, se les proporciona algún tipo de material,
como lápices, colores, hojas, pegamento, palitos de madera, cartón,
etc. para realizar alguna manualidad que sea referente al tema tratado
en el libro que se leyó ese día: papiroflexia, dibujos, marionetas,
máscaras de papel, etc.

 Despedida
Una vez que los niños han terminado la actividad, se reúnen
nuevamente en el centro del área infantil donde la maestra Conchita les
agradece, tanto a padres de familia como a los niños por su asistencia
y esperando verlos en la próxima sesión.

2. Descripción y análisis de las sesiones del club lector

Miércoles 12 de octubre del 2011

Ese día es muy significativo para mí, ya que fue el primer día que estuve en el club
lector como prestador de servicio social...

A las 4:00 p.m. llegué a la librería Octavio Paz del Fondo de Cultura Económica, en
ese momento, me asombró lo grande que era. Al entrar, me encontré con una
sorpresa muy agradable porque, si no hubiera libros, parecer fácilmente un café o un
restaurante, pues en la parte derecha de la librería se encuentra una sección donde
es posible degustar de un refrigerio, mientras se lee un buen libro. Del lado izquierdo
se encontraban los estantes repletos de libros de distintos temas, como historia,
ciencias, pedagogía y, un poco, más atrás los de novelas y relatos; le pregunté al
policía, que se encontraba vigilando, en dónde se encontraba el área de libros
infantiles y me indicó que estaba en el piso de arriba.

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Al subir las escaleras, me encontré con un piso bastante amplio con estantes llenos
de libros infantiles y juveniles, además de un espacio alfombrado con cojines y
sillones en los costados, en donde los niños podían leer cómodamente. Me quedé
hojeando varios libros y me gustaron bastante, pues las ilustraciones estaban muy
bien hechas y las historias, aparte de divertidas.

Hubo un libro que me encantó, el cual se llama “El increíble niño come libros”, de
Oliver Jeffers. Ese libro me llamó la atención porque en la parte inferior de la
contraportada tenía la marca de una mordida, haciendo una muy clara referencia al
título del libro.

El club lector iniciaba a las 4:30 p.m., pero se me solicitó llegar media hora antes
para preparar todo el material para la sesión de ese día. La maestra Conchita y
Rocío ya se encontraban en la librería, las saludé y Roció me pidió que la
acompañara a la bodega para traer el material que se utilizaría en esa sesión:
lápices, colores, pegamento, tijeras, hojas, etc.

Mientas sacábamos y acomodábamos el material, comenzaron a llegar algunos


niños integrantes del club lector, acompañados de sus respectivos papás; le
pregunté a Rocío si ya era la hora de empezar o si los niños llegaron muy temprano y
ella me respondió que éstos podían llegar 30 minutos antes de la sesión para hacer
una exploración libre de los libros.

Así sucedía: los niños que iban llegando, soltaban la mano de su mamá o papá y
comenzaban a buscar entre los libros infantiles el que más los atrajera; buscaban el
lugar más cómodo del área infantil para leer el libro que tomaron. Otros, les pedían a
papá o a mamá que les ayudara con la lectura o simplemente les mostraban el
animal o el personaje que aparecía en las páginas del libro.

Leer en una librería, así como la libertad de poder tomar cualquier libro y leerlo de la
forma que le plazca (sentado, acostado, saltando, sólo, en grupo, con papá o mamá),
genera en el infante un aprendizaje no obligado, incidental y libre de riesgo, pues los

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niños van tomando el gusto por determinados libros conforme leen cada vez más y,
como no hay evaluación ni reprimenda alguna, ni siquiera se dan cuenta de que
están aprendiendo el hábito de la lectura, simplemente exploran un mundo de
imágenes y letras, el cual los acerca a la lectura, a través del surgimiento de la
relación que asocia a lectura con una experiencia agradable.

Poco a poco, la librería se llenaba de niños y padres de familia. Los saludaban a los
presentes; en especial, a la maestra Conchita. Algunos de ellos toman asiento y uno
que otro se va a tomar un café o a comer a la cafetería de la librería. En cierto
momento, la maestra Conchita invita a los niños a dejar los libros que tomaron para
después saludarlos y presentar a su equipo de trabajo.

La maestra Conchita, Rocío y yo, nos colocamos en el centro del área infantil donde
se encuentra la alfombra, la colchoneta y los sillones, de esta manera, los niños
quedan sentados frente a nosotros, mientras los padres de familia permanecen en la
parte de atrás observando la sesión. La manera en que la maestra Conchita saluda y
da la bienvenida a través de una canción, la cual cantábamos todos y decía así:
“hola, hola, Erik, ¿cómo estás?” y, al niño que le preguntaban, respondía: “yo muy
bien y ustedes, ¿qué tal?”.

Al momento en que la maestra me presentó, me sentí raro, pues percibía un poco de


duda y sorpresa por parte de los niños y de los padres de familia, ya que por lo
regular, el equipo de trabajo de la maestra Conchita consta de mujeres. Antes de que
comenzara la lectura grupal, le pedí a Rocío que me mostrara el libro con el cual
trabajaríamos ese día; me llevé una grata sorpresa al ver que se trataba de un tema
que de niño me dio grandes alegrías: “El enmascarado de lata”, de Vivian Mansour.

Rocío les comenta a los pequeños un poco sobre quién es Vivian Mansour. Ella
nació en la Ciudad de México. Estudió Ciencias de la Comunicación en la
Universidad Iberoamericana y ha colaborado en distintos medios, como radio,
televisión y revistas. Ganó el Premio FILIJ de Cuento para niños en 1995.

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Por su parte “Trino”, nació en Guadalajara, Jalisco. Es un caricaturista e historietista
mexicano. Estudió la Licenciatura en Ciencias de la Comunicación en el Instituto
Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO) en Guadalajara. Formó
parte de un grupo de jóvenes de dicha ciudad que publicó en la década de los 80 la
revista Galimatías, posteriormente, el suplemento de humor La mamá del abulón.

Una vez que todos los niños tienen una copia del libro con el que se trabajará, la
maestra Conchita les decía que leeríamos varios libros de Vivian Mansour porque el
19 de octubre en esa librería, tendrían la visita de la autora. Una vez explicado lo
anterior, la maestra Conchita prosiguió preguntarles, ¿qué ven en la portada del
libro?

Estas fueron algunas de las respuestas de los niños:

 El nombre del libro


 La imagen, que es un luchador aplastando con el pié derecho a su rival
 Los colores, los cuales se discute si es verde limón o amarillo fosforescente
 El nombre de la autora y el ilustrador
 El logo del Fondo de Cultura Económica

Después se revisa la contraportada del libro, se le pide a alguno de los niños que lea
el prólogo y, por último, se examina la portadilla y la página legal del libro, en donde
los pequeños detectan algunos datos relevantes:

 El año de la primera impresión


 La primera editorial
 Si existen más reimpresiones y editoriales
 El título original (si es un libro traducido)
 Quién tradujo el libro

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Al principio de la lectura, la maestra Conchita pregunta a los niños: “¿quién quiere
comenzar a leer la primera página del libro?” De inmediato varios niños levantan la
mano y, de entre ellos, la maestra elige a uno.

Después de que el pequeño termina la lectura del texto, la maestra pregunta: “¿qué
imágenes aparecen en esa primer página?” (si es que existen imágenes en esa
página) ¿Qué colores tienen? ¿Qué expresan los personajes?

En este caso, los niños respondieron que las ilustraciones son en blanco y negro y
ven a un niño que es el hijo del enmascarado de lata, relacionándolo con el texto que
se leyó anteriormente.

Más tarde, la maestra elige a otro niño para que lea la segunda página del libro y, al
terminar, vuelve a realizar las preguntas anteriores. Cabe resaltar que algunos de
ellos apenas comienzan a leer, por eso, presentaban ciertas dificultades para leer en
voz alta o solo les daba pena o miedo; en esos casos, Rocío o la maestra Conchita,
les pide que describan las imágenes que aparecen en esa página o, si no accedía,
les solicitaban a cualquiera de los padres que leyera en voz alta junto al pequeño.

La historia de aquel libro nos relata la vida de un niño que es acosado y molestado
por sus compañeros de escuela. Él se siente muy, mal ya que enfrenta un gran
dilema: podría dejar de ser el blanco de ataques y convertirse en el niño más
popular, si les dijera a sus amigos que su padre es el gran luchador Enmascarado de
Lata. Sin embargo, eso dejaría en evidencia la identidad de su papá, el cual le ha
explicado que es muy importante mantener en secreto.

Un día, decidido a terminar con los abusos de sus compañeros y convertirse en un


niño “popular”, así que lleva la máscara de su padre para comprobar que él es su
hijo, pero sus compañeros no le creen; pues, según ellos, pudo haberla comprado en
alguna otra parte.

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Esa misma noche, en una batalla espectacular transmitida por televisión pactada a
“mascara contra cabellera”, el “Enmascarado de Lata” pierde la pelea contra su
archirrival el “Inodoro Mortal”, así, la identidad del enmascarado queda descubierta.

Finalmente, logra terminar con las agresiones de sus compañeros y ganarse su


aceptación, a su vez, aprende sobre la importancia de guardar un secreto, pues las
personas (en este caso su padre) le brindó su confianza y estuvo a punto de perderla
con tal de salir de su situación.

La lucha libre fue una de mis pasiones en la infancia, eso me ayudó mucho a trabajar
con los niños ese día y a perder los nervios que me aquejaban. Al ver en los niños la
emoción que les daba la pelea entre el enmascarado de lata y su gran rival, me sentí
como cuando tenía 10 años de edad y mi papá me llevaba a la arena a ver a mis
héroes de la infancia.

Al terminar de leer el libro, surgió la duda (tanto en los niños cómo en el equipo de
trabajo del club lector) de cuál era el nombre del hijo del enmascarado de lata, ya
que en ningún momento se menciona cuál es.

Además, cuando el enmascarado de lata pierde la pelea y le quitan la máscara, un


niño preguntó que si eso no era ilegal en las luchas, debido a que de niño me gustó
mucho ese deporte, le expliqué que sí lo era, a menos que fuera una lucha “máscara
vs máscara” o “máscara vs cabellera”. Otro pequeño preguntó que si peleaban dos
luchadores que no tenían máscara entonces podría hacerse una pelea “cabellera vs
cabellera” y le respondí que era posible.

La maestra Conchita, les preguntó si estaban de acuerdo en la manera en que el hijo


del enmascarado de lata era tratado; respondieron que no, incluso los más grandes
dijeron que a eso se le conocía como Bullying. A la mayoría de niños les agradó el
libro, por el tema de las luchas, mientras que a las niñas no mucho; pues, según
ellas, la lucha libre era muy violenta y que ese tipo de historias no les gustaban, ya

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que los cuentos que frecuentaban presentaban animales tiernos o una historia de
amor y que ésta no tenía nada de “lindo”.

Rocío, la maestra Conchita y yo recogíamos los libros al finalizar la lecturas,


después, les proporcionamos el material requerido para llevar a cabo la actividad
reforzadora de lectura. en esa ocasión, consistió en realizar una máscara de
luchador con papel pellón y que cada niño decoró a su gusto.

Para facilitar la realización de la máscara, ya se contaba con un molde de ésta, así,


los niños solo recortarían los orificios donde se encontrarían los ojos, la boca y por
donde pasaría la liga, la cual sostendría la máscara en la cabeza de cada uno.

Cuando terminaban su máscara, la maestra Conchita los hacía pasar al frente y


pedía que explicaran qué les pareció la actividad, por qué eligieron determinados
colores y por qué escogió un nombre en particular para el luchador que portara la
máscara que acaba de crear. Mientras que un niño explicaba que su máscara estaba
inspirada en la del “Rey Misterio”, otro nos contaba que su luchador favorito era “La
Parka”; algunos solo nos decían qué los colores utilizaron. Obviamente no perdí la
oportunidad de hacer mi máscara ese día; aún la conservo.

Cuando todos los pequeños terminaron de realizar su máscara, Rocío y yo


comenzamos a recoger el material utilizado, mientras que la maestra Conchita
agradecía la asistencia de niños y padres de familia; por último, nos despedimos con
ésta canción: “adiós, adiós, fue bueno vernos hoy. Adiós, adiós, fue bueno vernos
hoy y pronto nos veremos el miércoles a las 4:30”.

42
Reflexión acerca de las habilidades y de los aprendizajes generados en la sesión del
club lector

El modificar un material tan simple como el papel pellón poniéndole diversos colores
y adherir figuras de distintos tipos en una máscara de luchador, refleja dos
cuestiones principales:

 La forma en que visualizan al personaje principal (o a uno de los principales)


 Su afición por la lucha libre y el gusto por algún luchador en especial

Cada niño proyectó parte de su identidad (con los colores que escogió, las formas
que recortó, las combinaciones que realizó) de manera tangible.

Después de realizar las máscaras, los niños se identificaron con la trama de la lucha
libre, pues se colocaron las máscaras, emularon las llaves y patadas que se
describieron en la lectura.

Lunes 17 de octubre del 2011

Ese día, el club lector infantil del Fondo de Cultura Económica se llevó a cabo en la
librería Rosario Castellanos, la cual se encuentra en la colonia Condesa. Caminando
rumbo a la librería encontré diversos bares y restaurantes, uno de los que más me
llamó la atención fue la cafetería de “El Santo” que me hace recordar el libro de “El
Enmascarado de Lata” que leímos la sesión anterior.

Al estar afuera de la librería observé, a través de los cristales, los estantes con libros
de diversas temáticas: novedades infantiles, literatura universal, estudios científicos,
etc. Como en cada librería los niños y los papás del club lector son distintos, llegaba
nuevamente con un poco de nervios, aunque también un poco más confiado, pues la
experiencia anterior en la librería Octavio Paz me había hecho experimentar un poco
cómo se llevaba a cabo cada fase del club lector.

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Al entrar, me volví a sorprender al observar el interior de la librería; de frente, al
entrar, se encuentras pasillos formados por estantes de libros de ensayos, novelas y
ciencia ficción y, al fondo, se encuentra el área infantil donde hay una alfombra con
cojines para que los niños puedan leer cómodamente algún libro de su agrado.

Además, en la parte lateral del área infantil, se encuentran diversas ilustraciones de


cartón de algunos de los personajes infantiles de los libros que se pueden encontrar
en la librería, como Willi, Olivia, el enmascarado de lata, etc. A un costado del área
infantil hay unas pequeñas escaleras que lleva a la cafetería de la librería, rodeada
de estantes con discos y películas que están a la venta.

Alrededor de los estantes se encuentra una colección enorme de libros de todo tipo;
desde cuentos y novelas, hasta los libros más especializados de cualquier tema.
Entre cada dos pasillos hay unas computadoras en las cuales cualquiera puede
consultar la disponibilidad de algún libro.

Esa vez fui el primero en llegar, así que le pregunté a uno de los trabajadores (el
buen Pedro que a la postré se volvería uno de mis grandes amigos, hasta la fecha lo
es) dónde se encontraba la bodega con los materiales del club lector y amablemente
me indicó el lugar. Salí de la bodega y regresé al área de libros infantiles, ya había
un par de niños buscando alguno que fuera de su agrado para leerlo mientras
comenzaba el club lector.

Poco tiempo después llegaron la maestra Conchita y Rocío, las saludé y casi de
inmediato se acercó una señora chaparrita de cabello grisáceo con una gran sonrisa
a saludar a la maestra Conchita y a Rocío. Ellas, al verla, la recibieron con el mismo
entusiasmo. La maestra Conchita se dirigió a mí y me dijo: “Erik, ella es la Abuelita
Paty, nos apoya de manera voluntaria en las sesiones del club lector infantil. Paty, él
es Erik, el nuevo prestador de servicio social y nos va a estar apoyando durante unos
meses”. Extendí la mano muy respetuosamente para saludarla y ella me respondió
con un saludo y un abrazo, diciéndome: “mucho gusto, Erik, qué bueno que se
integre gente joven como tú y Rocío para esta bonita labor”.

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Esas palabras me hicieron sentir bastante bien y, sin querer, (o tal vez esa era la
intención) me brindaron una confianza y generaron un cariño muy especial que hoy
sigo conservando por la Abuelita Paty.

Después de una amena charla, notamos que ya habían llegado la mayoría de los
niños que integran el club lector y, mientras unos leían de manera solitaria
recostados cómodamente en un cojín, otros estaban reunidos en grupo, discutiendo
sobre los personajes del libro que estaban leyendo. Alrededor de las 4.30 p.m. la
maestra Conchita pidió que devolvieran los libros al lugar de donde los tomaron para
poder comenzar la sesión grupal del día, también les dio la bienvenida a cada uno de
ellos a través de una canción, tal cual lo hizo en la librería Octavio Paz.

Mi sentir frente a los padres y niños del club fue muy parecido a lo que ocurrió con
los integrantes de la librería Octavio Paz; pues, al parecer, era muy raro ver a un
hombre trabajando con niños pequeños, pero estaba decidido a cambiar eso. Esta
vez ya iba un poco más preparado, conocía el libro con el que trabajaríamos ese día:
El peinado de la Tía Chofi, de Vivian Mansour e ilustrado por Martha Avilés. Mientras
la abuelita Paty y yo le proporcionábamos a cada niño una copia del libro, Rocío les
contaba un poco sobre la trayectoria de la autora, así como de la ilustradora.

Posteriormente, ya que todos los niños del club contaban con una copia del libro en
sus manos, la maestra Conchita les explicó que leeríamos varios libros de la autora
porque tendría una visita a la librería Octavio Paz el 19 de octubre, así que el objetivo
de las sesiones era conocer un poco de la obra de Vivian Mansour. Después,
comenzamos con la lectura de la portada y contraportada del libro; la maestra
Conchita les comentó que, además de leer el texto, también debían identificar los
colores; asimismo, les indicó que pensaran en lo que ocurre en esa escena y lo que
sucederá durante el libro al ver la ilustración.

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Estas son algunas de las respuestas que dieron los niños:
 La señora estaba asustada porque vio algo aterrador como un fantasma o un
monstruo
 El cabello se le hizo hacia arriba por que se espantó
 La señora se veía gorda
 El logo del FCE no era de color rojo como de costumbre

Después, uno de los pequeños se ofrece a leer el prólogo y, posteriormente, abrimos


el libro y revisamos las páginas legales donde se ubican datos como los que ya se
mencionaron en páginas anteriores.

Para comenzar, la maestra Conchita pregunta y elije a alguno de los niños para que
lea en voz alta la primera página, mientras los demás van siguiendo la lectura en voz
baja. Después de esto, les pregunta: “¿qué les dicen las ilustraciones de esa
página?, ¿qué es lo que sucede en esas páginas?”.

En este libro se relata la historia de la Tía Chofi para quien las bodas son la ocasión
perfecta para arreglarse y quedar despampanante; en especial, le da prioridad a su
cabello, por eso va con la señora Elodia para que le haga un peinado realmente
grande y llamativo.

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Al momento de ir rumbo a la fiesta, un pequeño insecto se introduce en su peinado y
llega con ella a la boda. Una vez que estaba en el evento, al ritmo de la música, el
insecto comienza a bailar y a hacer todo tipo de ocurrencias dentro del peinado de la
Tía Chofi; esto provocó molestia en la cabeza de la tía, al punto de que al acercarse
a felicitar a la novia, el insecto sale del peinado y se arma todo un lío entre los
novios, los invitados y la Tía Chofi que del bochorno, se le desbarata el peinado.
Después de lo que vivió ese día, decidió utilizar un sombre para la siguiente vez.

En una de las páginas del libro, apareció la primera incógnita de los pequeños: ¿qué
era ese amiguito que aparece volando cerca del cabello de la tía Chofi?

Unos niños decían que era una cucaracha, algunos que una mariquita y otros que
una abeja. El misterio se resolvió páginas adelante, pues se trataba de un mayate.
Aquí surgió la segunda incógnita: ¿qué era un mayate? Rocío les explicó que un
mayate es una especie de escarabajo, primo de la mariquita que podía volar y su
nombre procedía del náhuatl “máyatl” que significa: escarabajo verde de junio.

Al preguntarles qué parte del libro les gustó, la mayoría concordó en que fue donde
el mayate baila dentro del peinado de la Tía Chofi y cuando todos se asustan al ver
al insecto salir del cabello. Terminada la sesión de preguntas y aclaración de dudas,
repartimos peines, cepillos, listones, gel, spray, bolitas, brillos y pintura especial para
el cabello, con el objetivo de que cada uno se hiciera un peinado tan voluminoso y
espectacular como el de la Tía Chofi.

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Esa actividad fue muy graciosa y entretenida (en su mayoría para las niñas), ya que
se realizaron peinados de todos tipos y colores, con trenzas rojas, verdes, estrellitas
con gel, hacia arriba, con flecos, incluso se pintaron las uñas, lo verdaderamente
gracioso es que los niños no estaban muy entusiasmados con la actividad, así que
los acompañé a los sanitarios para ayudarles a hacerse peinados locos y me uní a la
actividad. Terminé igual que ellos: con un peinado extremadamente estrafalario.

Las risas de todos eran obvias, pues si los niños se veían graciosos yo más, pero la
pasamos muy bien; además, sirvió para romper el hielo. Al término de la actividad
Rocío, la abuelita Paty y yo, con ayuda de los pequeños, comenzamos a recoger el
material y restos de basura. Finalmente, la maestra Conchita agradeció la asistencia
y nos despedimos con la canción habitual.

Poco a poco, los niños buscaban a sus papás para irse a su casa, o para pedirles
que les compraran un libro que habían visto entre los estantes, o simplemente para
pedirles “otro ratito más” para terminar de leer el libro que dejaron antes de comenzar
la sesión. Antes de irme reacomodé mi peinado y, al parecer, una vez más salí más
contento que los niños del club lector.

Reflexión acerca de las habilidades y de los aprendizajes generados en la sesión del


club lector

Considero que en esta sesión, la interacción que tuve con los niños en la realización
de la actividad reforzadora de la lectura fue lo más significativo, pues gracias a que
los animé a peinarse y el dejarme peinar por ellos, la actividad fue un éxito.

Además, generó un ambiente de convivencia agradable entre los niños y yo, pues
cuando uno comenzó a ponerme gel, los demás me pusieron colores o trenzas en el
cabello, mientras los demás daban ideas de cómo se vería más extravagante el
peinado, logrando así un aprendizaje cooperativo y significativo para ellos y para mí;

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al finalizar, varios de éstos querían copiar el peinado que yo traía. Cuando salimos al
área de libros infantiles, la mayoría de los presentes estaban encantados con los
resultados, a tal grado que varios de los padres integrantes del club lector tomaron
fotos para conservar el momento.

Miércoles 19 de octubre del 2011

Ese día llegué, como de costumbre, a las 4:00 p.m. a la librería Octavio Paz y, para
mi sorpresa, ya se encontraba la mayoría de los pequeños, tomando y leyendo
alguno de los diversos libros del área infantil. Unos de forma individual, sentados
cómodamente en algún sillón y otros, reunidos en grupos de tres o cuatro, mirando y
opinando sobre las imágenes o la historia del libro que estaban leyendo. Algunos de
los padres platicaban entre ellos, otros revisaban algunos libros y uno más, no
despegaba la vista de su celular.

En aquella ocasión la vibra era distinta, ya que era un día especial, tanto para los
niños como para la maestra Conchita y el resto de los colaboradores; recibiríamos
una visita especial. A las 4:40 p.m., la Maestra Conchita pidió a los niños que
regresaran a su lugar los libros que habían estado leyendo, pues estaba por
comenzar la sesión de ese día.

Una vez que todos estaban sentados, la maestra Conchita les preguntó si sabían que
ese día era muy especial, la mayoría respondió que sí sabían. Entonces la maestra,
con gran entusiasmo, les respondió con otra pregunta: “¿y a qué se debe que hoy es
un día especial?”. Casi al unísono respondieron: ¡¡¡porque viene Vivian Mansour!!!

Después de esto, la autora, que ya estaba viendo todo lo que sucedía, pasó al frente
del grupo para presentarse y saludar a todos. Una vez que pasaron las formalidades,
la maestra Conchita explicó que cada niño formularía una pregunta en una hoja de
papel (si así deseaba hacerlo) y las meterían en una urna, así, cuando ésta estuviera

49
llena, se la pasarían a Vivian y ella iría contestando cada una de las preguntas. Ella
se sorprendió al ver la cantidad de preguntas, pero comentó con gran entusiasmo
que las resolvería todas.

Hubo desde dibujos que representaban a la autora o a alguno de los personajes de


sus libros hasta las que la felicitaban por su excelente trabajo. Vivian respondió una
de las preguntas con gran placer y que a mí, en lo particular me agradó bastante.
Esta fue la interrogación: ¿cómo surgió la idea de escribir “El Enmascarado de Lata”?

Vivian contestó que desde pequeña le encanta la lucha libre y que el “Santo” es su
luchador favorito. Así fue como se le ocurrió trazar la historia del bullying que sufría el
protagonista de la historia. Un dato curioso fue que el nombre del Santo necesitaba
una licencia para poder utilizarlo (no la consiguió), decidió inventar una pequeña
variación del apodo de éste (“El Enmascarado de Plata”), de tal manera surgió “El
Enmascarado de Lata”.

Cuando terminó de contestar todas las preguntas, agradeció la asistencia de los


niños, así como del apoyo y el esfuerzo de los padres por llevar a sus pequeños y
acercarlos a la lectura.

Reflexión acerca de las habilidades y de los aprendizajes generados en la sesión del


club lector

El contexto jugó un papel fundamental en el aprendizaje significativo15 de los


asistentes al club lector ese día, pues al convivir con una autora dentro de una
librería, rodeado de libros infantiles, y que además nos compartiera el cómo y porqué
de varias de sus obras, fue una experiencia motivacional hacia el fomento a la
lectura; increíble.

15
Un aprendizaje es significativo cuando los contenidos: Son relacionados de modo no arbitrario y sustancial
(no al pie de la letra) con lo que el alumno ya sabe. Por relación sustancial y no arbitraria se debe entender que
las ideas se relacionan con algún aspecto existente específicamente relevante de la estructura cognoscitiva del
alumno, como una imagen, un símbolo ya significativo, un concepto o una proposición (Ausubel, 1983 :18).

50
Los niños se identificaban con alguna de las obras y con los personajes, se
acercaban a ella con mucho cariño, le daban un abrazo, le agradecían por firmar su
libro y por tomarse fotos; ella respondía de la misma manera. Fue una experiencia
bastante enriquecedora y única, pues pocas veces tienes la fortuna de compartir un
espacio de reflexión sobre literatura con un autor consagrado. Fue tan grande la
respuesta de los presentes que ya no hubo ni despedida, solo le quedó a la maestra
Conchita recordarles que nos veíamos la próxima semana en los diversos clubs de
lectura.

Lunes 26 de octubre del 2011

Mientras iban llegando los niños, como cada lunes en la librería Rosario Castellanos
e iban tomando el libro de su agrado, me percaté de que habían tomado como libro
predilecto uno llamado Animales al natural. Este libro contiene textos de Masae
Takaoka, fotos de Toyofumi Fukuda y las ilustraciones de Akio Kashiwara.

El libro contiene imágenes reales de animales, tomadas muy de cerca. También se


va explicando y caracterizando a cada uno de los animales: jirafa, cebra, rinoceronte,
entre muchos otros, lo que me llamó mucho la atención, es que, al haber un solo
ejemplar de ese libro, los pequeños se organizaron para leerlo juntos.

Aquí, claramente se observa como la mediación, ayuda y posibilita una mejora en la


práctica lectora de los niños, pues los lectores más “hábiles” organizaban la lectura
grupal, para que los demás disfrutaran de un solo libro que la mayoría quería leer.

Tal vez, sin querer, crearon una lectura grupal, generando un aprendizaje incidental,
cooperativo y vicario, pues comenzaron a utilizar una estrategia que veían cada
sesión, aprendiendo así de lo que los demás hacen; establecieron un excelente
ambiente de convivencia e interacción de manera autónoma para el fomento a la
lectura, arraigando así, el sentido de pertenencia al club lector.

51
Saludo a la maestra Conchita y a Rocío y nos disponemos a ir por el material que
ocuparemos para la sesión de ese día en el club lector. Poco tiempo después llegó la
abuelita Paty y me agradó mucho ver que, tanto papás como los niños se acercaban
a saludarla muy cariñosamente. A las 4:30 p.m. la maestra Conchita inició las
actividades.

Inmediatamente después, preguntaron, “¿qué fecha importante se acercaba?”.


Algunos niños respondieron que se festejaba el día de brujas o halloween. La
maestra Conchita al escuchar esa respuesta les recalcó que el halloween se
festejaba en Estados Unidos y que en México, se le conoce como Día de Muertos.
Esto sirvió de preámbulo para que Rocío pudiera presentarles el libro con el que se
trabajaría: La Muerte Pies Ligeros, de Natalia Toledo e ilustrado por Francisco
Toledo.

Después de haber repartido una copia del libro a cada uno de los niños, Rocío y la
Maestra Conchita comenzaron a contarles que Natalia Toledo es originaria de
Oaxaca y es una poeta mexicana, escritora en zapoteco y español y ganadora del
premio Nezahualcóyotl de Literatura (2004).

Por su parte, Francisco Toledo, además de ser el padre de Natalia, es dibujante,


pintor, escultor, grabador y ceramista. También es un activista, ambientalista,
promotor cultural mexicana y en 1988 creó el Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca
(IAGO). Fue ganador del Premio Nacional de Ciencias y Artes en el área de Bellas
Artes en 1998.

Después, comenzamos a revisar las imágenes en la portada; los niños comentaron


que se veían los pies de alguien que saltaba la cuerda y, del lado derecho, se
observaba un conejo que parecía estar saltando de igual manera.

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Enseguida, la maestra Conchita les pidió a los niños que abrieran el libro y leyeran
de manera rápida las páginas legales de éste. El dato curioso fue que dicho libro fue
escrito originalmente en zapoteco para después ser traducido al español.

Entrando a la historia del libro, en él se relata la historia de la muerte que al ver que
el planeta se saturaba de especies; además, de que había muy pocas muertes,
decidió llevar a cabo un plan para acabar con esta sobrepoblación: los ponía a saltar
la cuerda hasta que caían muertos del cansancio.

Así, fueron pasando cada una de las especies que existen en la tierra hasta que fue
el turno del chapulín; éste, en vez de saltar la cuerda, se subió en ella y reposaba
mientras la muerte giraba y giraba la cuerda.

De la desesperación, la muerte se quitó un zapato y lo lanzó hacia al chapulín. Éste


lo esquivó y, de inmediato, le arrojó el segundo zapato; volvió a sortearlo. Cuenta la
historia que no escuchamos cuando la muerte llega por alguien; pues, desde ese día,
anda descalza.

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Después de la lectura, los niños comentaron qué imágenes les habían llamado la
atención y a muchos les gustó donde aparece la cara de la muerte desesperada
porque no puede hacer que el chapulín caiga muerto. Mientras que otra imagen
causó la extrañeza de los chicos, ya que la muerte aparece saltando la cuerda con
un murciélago, así que los pequeños se preguntaban el porqué el murciélago no voló
en vez de saltar, de esa manera, habría salvado su vida.

Una vez terminados los comentarios y expuestas las dudas de los niños, Rocío y yo
recogimos, mientras uno de los trabajadores de la librería llevaba un pizarrón, el cual
decoramos con papel picado referente al Día de Muertos, entre la maestra Conchita,
Rocío y yo. Posteriormente les repartimos las partes de un esqueleto de cartulina
que tenían que armar y unir con pegamento para después decorarlo con sombreros
de charro, botas, vestido típicos mexicanos y demás accesorios. Cuando ya
estuvieron listos, los colocaron en el pizarrón para crear “la fiesta de las calaveras del
FCE”, al ritmo de la canción de “las calaveras”.

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Cuando terminamos la actividad, Rocío, los niños y yo recogimos el material
utilizado; la maestra Conchita agradeció la asistencia, tanto a niños como a los
padres de familia y cantamos la canción de despedida. Algunos de los niños
decidieron llevarse a casa su calavera, pero otros prefirieron dejarla en el mural.
Pidieron que ése se colocara en la librería durante el mes de noviembre con motivo
del día de muertos y así lo hicimos.

Reflexión acerca de las habilidades y de los aprendizajes generados en la sesión del


club lector
Nuevamente la transformación de materiales fue fundamental para generar un
aprendizaje significativo en los miembros del club, en torno a la lectura, pues los
niños estaban realmente entusiasmados con la creación de sus calaveras, colocando
infinidad de detalles para que se vieran lo mejor posible. Al final, cuando cantamos
“las calaveras”, se logró un gran ambiente festivo y alegre en donde todos
cantábamos, bailábamos y reíamos al ritmo de la música.

Lunes 7 de noviembre del 2011


A partir de las 4:00 p.m., ya se comienza a ver a los niños del club lector para
comenzar con la exploración libre. A las 4:30 p.m. la maestra Conchita invita a los
niños a devolver a su lugar los libros que están leyendo para comenzar a trabajar con
el libro que teníamos preparado para ese día. Rocío, la maestra Conchita y yo
entregamos a cada uno de los niños, una copia del libro que se titula “Huellas de
pájaros” de Ramón Iván Suárez Caamal.

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Al comenzar la revisión de la portada, la maestra Conchita pregunta a los niños si
ven algo especial en la portada, a lo que ellos respondieron que había ganado un
premio, y así era. Poco después, Rocío les comenta que, con ese libro, Ramón Iván
Suárez Caamal ganó el premio hispanoamericano de poesía (2010). Además de ser
el director de la Casa Internacional del Escritor de la Secretaría de Cultura de
Quintana Roo, es profesor de lengua y literatura española. También comenta, que la
ilustración del libro, estuvo a cargo de Mauricio Gómez Morín quien ha colaborado en
revistas y periódicos como La Jornada, Reforma y la revista Letras Libres.

Después de eso, la maestra Conchita retomó la lectura de la portada y preguntó a los


pequeños qué aparecía en la portada; nos comentaron que se veía la silueta de un
pelícano o de una garza, rodeada de palmeras o plantas tropicales.

Posterior, la maestra Conchita le pide a alguno de los niños que comience a leer la
primera página, así sucesivamente, cada uno lee y vamos observando las imágenes
que aparecen. Mientras transcurre la lectura, nos enteramos de la historia de
diversos animales que habitan en el bosque, así como de fenómenos naturales.

En este libro, nos vamos percatando de qué animales son y qué situaciones tratan, a
través de poemas, lo mejor, es que, tanto los animales como algunas cosas del
entorno en la ilustración aparecen formados a partir del poema que los describe.

Cuando los niños se dieron cuenta, que los poemas formaban determinada forma,
les sorprendió y agradó mucho, pero al momento de preguntarles cómo se llamaba
esa técnica no sabían que se le conocía como caligrama cuyo propósito es formar, a

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través de las palabras escritas del poema, una figura referente a éste. Así que se los
explicamos. En general todas las ilustraciones fueron del agrado de los niños, pues
no hubo una que sobresaliera. En cuanto a mí, el caligrama de la nube con
relámpagos es mi favorito.

Al terminar la lectura del libro, pasamos a la actividad reforzadora de lectura y, en


esta ocasión, Roció fue la encargada de dirigirla. Ésta, consistía en realizar un animal
de papiroflexia, en lo cual, Rocío era muy buena. Murciélagos, ballenas, ranas,
perros y gatos, fueron los animales que les dio a elegir. Una vez terminado el
animalito en el papel, los niños debían realizar un poema que tratase sobre el animal
que seleccionaron, cubriendo una de las caras de aquel, simulando los caligramas
del libro de Suárez Camaal. Unos le dedicaron el poema a sus mascotas; otros, que
escogieron ranas, ballenas o murciélagos, inventaron historias sobre ellos. Una vea
que finalizamos la actividad, la maestra Conchita los despidió como siempre lo hacía.

Reflexión acerca de las habilidades y de los aprendizajes generados en la sesión del


club lector

La transformación de los materiales nuevamente fue clave en el desarrollo del gusto


por la lectura, pues los niño estaban fascinados con las formas que se creaban a
partir del texto, eso contribuyó a que trabajaran con mucho entusiasmo en la
elaboración de los animales de papel, así como en la invención de las historias que
creaban en torno al animal que eligieron.

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En cuanto al conocimiento, se dio a través de la cooperación y libre de riesgos, pues
cuando un niño no podría realizar la figura en el papel o se le dificultaba realizar el
poema, se acercaban a alguno de sus compañeros o a los talleristas para que los
ayudaran, generando así un ambiente de convivencia idóneo para el aprendizaje.

Jueves 17 de noviembre del 2011

Ese día, conocí la librería Daniel Cosío Villegas del Fondo de Cultura Económica, la
cual no era tan grande como las antes mencionadas, pero no por ello fue menos
grata la experiencia. A pesar de no tener cafetería ni los lujos de las otras y, al ser
más pequeña, te sentías más acogido por un ambiente lector; pues, quitando la caja
y la zona de paquetería, la librería contaba con pasillos llenos de estantes con libros,
hasta en las escaleras había libros apilados con un cartel promocionándolos. Podría
decir que esta librería es la ideal para los lectores más “clásicos” o “de vieja escuela”.

Al llega, ya se encontraba la Abuelita Paty, Rocío y la maestra Conchita. Observaba


cómo llegaban los niños que conforman el club lector y tomando los libros del área
infantil de la librería, buscaban el lugar más cómodo para leerlos de manera libre, ya
sea con sus compañeros, sus papás o individualmente.

Esta librería era pequeña, por ende, también el área infantil. En una de las esquinas
de la planta alta se encontraba un pequeño templete de 2 x2 metros, el cual estaba
adaptado con una alfombra de esponja y, a un costado, se colocaban un pequeño
sillón con algunos bancos para que los padres de los niños presenciaran
“cómodamente” la sesión del día.

Mientras conversábamos sobre los libros infantiles y las cuestiones próximas a


realizar, dieron las 4:30 p.m., la mayoría de los niños que conforman el club lector ya

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habían llegado; a esta librería asistieron pocos chicos, alrededor de siete u ocho.
Después de que la maestra Conchita los saludó, me presentó ante los padres de los
niños de dicho club. Estaba preocupado por lo que pensarían de mí, para ser franco,
no noté, como en ocasiones anteriores, desconfianza por parte de los asistentes.
Posteriormente, entregamos a cada uno de los niños una copia del libro con el que
trabajaríamos, el cual se titula: Siete Millones de Escarabajos, de “Comotto”.

Al tener todos una copia del libro en sus manos, Rocío les preguntó: “¿de qué país
creen que sea Comotto, por su apellido?”; responden que japonés o chino. Ella les
explicó que Agustín Comotto es argentino y que, además de ser ilustrador y creador
de libros infantiles y cómics, da charlas escolares, explicando a alumnos y a
maestros cómo es el oficio del ilustrador. El libro Siete Millones de Escarabajos ganó
el premio A la Orilla del Viento del FCE.

Enseguida, la maestra Conchita les preguntó: “¿qué ven en la portada del libro?” A lo
que la mayoría contestó que hay muchos bichos que van avanzando y que son
negros y que en la parte inferior derecha, se encuentra el logotipo del Fondo de
Cultura Económica.

La lectura la inicia alguno de los niños, en este caso, el libro, en su gran mayoría,
solo cuenta con imágenes, así que los niños van describiendo en voz alta lo que
aparece en la página que le toca leer. En é se relata la historia de una familia enorme
de escarabajos, los cuales realizan un largo viaje por tierra y mar para visitar a uno
de sus sobrinos llamado Marcelo quien cumple años. En su viaje atraviesan diversas
situaciones que retrasan la llegada, pero no les impide lograr su objetivo: festejarlo
como se merece, con regalos, comida y baile.

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Una de las dudas que surgió, por parte de una de las niñas del club lector, fue si los
escarabajos estaban mal dibujados, ya que argumentaba que se veían mal
coloreados y tenían huecos sin color, así que le explicamos que no es que estuvieran
mal pintados, sino que esa era la técnica de dibujo que el ilustrador utilizó. Otro
pequeño también nos comentó que si eran en verdad siete millones de escarabajos,
cómo hacían para identificarse entre ellos, sin confundirse, puesto que no creía
posible que tuvieran siete millones de nombres diferentes; además, eran muy
parecidos unos con otros. Concordamos con él, pues tal vez podrían existir más de
siete millones de nombres diferentes, pero entre tantos podrían llegar a confundirse.

Después de recoger los libros que cada niño utilizó para la lectura grupal, la abuelita
Paty, Rocío y yo les entregamos lápices, colores, gomas, crayolas y pinturas, con el
objetivo de que realizaran un dibujo sobre una reunión familiar o de un festejo para
uno de los integrantes de su familia. Hubo, desde el niño que dibujó su propia fiesta
de cumpleaños, hasta la pequeña que realizó toda la historia desde el viaje, la
llegada y el festejo de cumpleaños de su abuelita que vive en Veracruz.

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Reflexión acerca de las habilidades y de los aprendizajes generados en la sesión del
club lector

A través de la trasformación de materiales, los niños generaron un aprendizaje


significativo, al plasmar alguno de sus recuerdos agradables (en este caso, el de una
fiesta o reunión familiar) con base en la historia de los escarabajos, reforzó el sentido
de unión y el valor de la familia. Por último, la maestra Conchita realizó su tradicional
despedida a los niños participantes.

Lunes 5 de diciembre del 2011

A las 4:00 p.m., en la librería Rosario Castellanos, ya se ve a los niños del club lector
buscando, hojeando y leyendo alguno de los libros del área infantil. Algunos de
manera individual, unos más están reunidos en pequeños grupos de tres o cuatro
niños leyendo el mismo libro y otros, junto a papá o mamá; hasta la abuelita Paty y
Rocío se encuentras leyendo alguno de los libros del área infantil. En lo personal, me
gusta mucho leer un compendio de la historia basada en la película de Los Vigilantes
(The Watchmen, en inglés) que se encuentra muy cerca del área infantil. Siempre
que llego a esta librería reviso unas cuantas páginas del compendio.

Una vez que la mayoría de los niños se encontraban en el área de libros infantiles, la
maestra Conchita les pidió que regresaran los libros que tomaron para la exploración
libre y se acomodaran para escuchar una noticia importante. Cuando la maestra
Conchita tenía toda la atención de éstos, les comentó que la siguiente semana la
librería Octavio Paz, recibiría la visita de la ilustradora Julia Friese. Sin ahondar
mucho en el tema, les comentó que esta persona es de origen alemán y que estudió
diseño y artes visuales, por ello, trabajaríamos con uno de los libros que ilustró, el
cual se llama Barco de Papel, de Jorge Luján quien es de nacionalidad argentina y
escribe libros infantiles y juveniles, además de impartir talleres de escritura creativa
en México y muchas partes del mundo.

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La abuelita Paty, Rocío y yo, comenzamos a repartir a cada uno de los niños una
copia del libro con el que trabajaríamos ese día. Cuando cada uno de los niños
contaba con una copia en sus manos, la maestra Conchita preguntó a los niños:
“¿qué es lo que ven en la portada?”.

Los niños respondieron que ven un barco de papel, un conejo arriba del barco, el mar
y el cielo azul, así como el logo del fondo de cultura en la parte inferior derecha.
Posteriormente, cada chico leía en voz alta una página del libro; en este caso, en su
mayoría, cuenta con solo la ilustración, así que cada pequeño tiene el turno de leer.
Se va describiendo cada acontecimiento, a través de las imágenes.

Así, vamos descubriendo que este libro nos presenta a una pequeña que se mete a
su tina para tomar un baño, junto con ella están sus juguetes, entre ellos se
encuentra un pequeño conejo, el cual es su gran compañero en esta historia.

La pequeña comienza a jugar con sus juguetes en el agua y se le ocurre hacer unos
barcos de papel para ponerlos en la tina, de pronto, uno de los barcos se vuelve
gigante y el conejito de peluche sube a él e invita a su amiga para que lo acompañe.

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Ya en el barco, la pequeña y su amigo el conejo viven toda clase de aventuras.
Encuentran ballenas, peces, patos, así como una gran tormenta con olas y truenos
que logran solventar gracias a la ayuda de uno de sus amigos quien ya esperaba la
llegada de éstos; les lanza un par de salvavidas y, al llegar al puerto, la recibe con un
gran abrazo.

Los pequeños, al terminar el libro, comenzaron a indagar sobre cómo había entrado
el barco de papel para poder navegar en la pequeña tina. Una de las niñas (de las
más grandes del grupo) les explicó que el barco había crecido en la imaginación de
la niña y que siempre estuvo en su tina jugando e vislumbrando todo lo que estaba
pasando con su peluche de conejo. Otra cuestión relevante fue que algunos niños
dedujeron que el chico que esperaba a la pequeña en el puerto no era su amigo, sino
su novio, ya que el abrazo que le daba le demostraba mucho cariño y amor.

Ya entrando en la actividad reforzadora de lectura y después de haber recogido los


libros que se utilizaron, se les entregó una hoja de papel de algún color; una vez que
la tenían, Rocío les indicaba cómo hacer un barco. Algunos ya sabían cómo
elaborarlo, así que les ayudaban a quienes no sabían. Después de terminar el barco,
se les pidió que escribieran una pequeña historia referente a los barcos. Inventaban
historias de piratas, de tesoros, etc. Una niña relató la historia del Titanic. Cuando
terminaron la actividad y, al haber recogido todo el material y los restos de basura, la
maestra Conchita agradeció la presencia de los niños y de sus padres y se despidió
como ella siempre lo hace.

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Miércoles 7 de diciembre del 2011

A pesar de que los niños llegaban como de costumbre a la librería Octavio Paz y
comenzaban a realizar la exploración libre, no era un día común, ya que se
presentaban los pequeños de las distintas librerías donde se imparte el club lector,
pues ese día tuvimos la visita de alguien especial. Una vez que dieron las 4:00 p.m.,
la maestra Conchitas les comentó que recibiríamos a Julia Friese, lo cual entusiasmó
enormemente a los chicos. Muy alegre, la ilustradora saludó a los niños, a los padres
de familia, a la maestra Conchita, a Rocío, a Abuelita Paty y a mí.

Posteriormente, tomó asiento y comenzó agradeciendo la asistencia de todos;


asimismo, mencionó que sabía un poco de español y que tuviéramos paciencia si
algo le fallaba al hablar, por suerte, Rocío contaba con conocimientos de la lengua
alemana, eso nos ayudó a que la sesión fuera más fluida. Rocío traducía lo que Julia
quería decir cuando no encontraba la manera adecuada.

Los chicos le hicieron varias preguntas y ella las contestaba una por una; en caso de
que no comprendería alguna, Rocío la traducía. Al término de éstas, Julia agradeció
la asistencia de todos, sobre todo, la de los niños quienes elaboraron barcos de
papel con los que decoramos el área de libros infantiles. Rocío también recibió una
mención especial por haber ayudado en la traducción y por haber realizado un barco
enorme que de igual manera sirvió de decoración.

Por último, Julia se dedicó a firmar los libros que los niños llevaban y a tomarse fotos
con ellos; antes de irse, tanto ella como los niños y sus respectivos padres, la
maestra Conchita les agradeció su presencia y les recordó que la próxima semana
nos veríamos en el mismo horario, en cada una de las distintas librerías donde se
lleva a cabo el club lector.

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Reflexión acerca de las habilidades y los aprendizajes generados en la sesión del
club lector

Al igual que en la visita de Vivian Mansour, el poder convivir con una autora, dentro
de una librería y que, además nos compartiera el cómo y porqué surgieron varias de
sus obras, fue una experiencia motivacional hacia el fomento a la lectura, significativa
en demasía para todos los asistentes.

Esto a su vez generó un sentido de unión y pertenencia al club lector por parte de
todos los asistentes; pues, a pesar de que había niños y papás de las distintas
librerías del Fondo de Cultura Económica, todos interactuaban de manera amable y
amistosa como si se tratase de una misma familia donde sus miembros venían de
distintas partes y se reunían con un mismo objetivo, la lectura.

Martes 13 de diciembre del 2011

Ese día fue de los más increíbles y especiales durante mi paso en el servicio social;
pues, ya estando de vacaciones en la escuela, tuve la oportunidad de trabajar en el
club lector de bebés. A las 9:30 a.m. llegué a la librería Octavio Paz y me percaté de
que comenzaban a llegar las mamás al área especialmente acondicionada por
César, un trabajador de la librería que apoyaba a la maestra Conchita para cualquier
actividad que necesitara.

Los niños y sus respectivas madres se quitaban los zapatos al entrar al área
alfombrada; los pequeños comenzaban a jugar y a convivir entre ellos. Este club
lector de bebés contaba con infantes desde los seis meses hasta los dos años de
edad. Suena increíble pensar que niños de esa edad asistan a un club lector, pero en
verdad que lo creí hasta que lo vi. Una vez que todos estaban acomodados, la
maestra Conchita les dio la bienvenida, mientras Rocío, la maestra Conchita y yo
comenzábamos la sesión.

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Cuando la maestra me presentó, me sentí como cuando empecé el servicio social,
pues las mamás estaban sorprendidas de ver que un hombre trabajara con niños,
sobre todo de esa edad; sin embargo, debido a la experiencia que había tomado
durante los meses anteriores, no me intimidé ante esa situación.

Al comenzar, Rocío y la maestra Conchita escogían un libro de las canastas que


contienen libros especialmente para bebés; los pequeños bailaban, brincaban, o
imitaban al personaje de la historia seleccionada, al compás de la lectura.

En aquella ocasión, Rocío me invitó a que les contara un cuento, así que escogí el
que tenía diversos animales saltando en sus páginas; al estar al frente de los niños y
sus mamás, lo primero que hice fue expresarles mi emoción por trabajar con los
bebés y agradecerles por la oportunidad que se me brindaba. Cada animal que salía,
imitaba el sonido que lo caracteriza (perros, gatos, vacas, gallos, sapos, etc.) y los
niños me secundaban. Todos dábamos un gran salto.

Una vez concluida la lectura, comenzamos a sacar unas canastas con libros
infantiles y las pusimos en diversas partes del tapete. Aquí fue donde me llevé la
mayor sorpresa, pues los pequeñines se acercaban (unos hasta gateando) a las
canastas, las miraban, escogían un libro y lo comenzaban a hojear; otros imitaban
los ruidos que hace el animal que ahí aparecía, unos más lo llevaban hasta donde se
encontraba su mamá para que se lo leyera. Los niños seguían atentos la historia que
se les relataba o simplemente veían y jugaban con el libro. Cuando la maestra
Conchita les indicó que era hora de recoger los libros, así que los cerraron y los
colocaron en las canastas, incluso nos ayudaron a llevarlas al almacén.

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Una vez terminada esta etapa, comenzamos a repartir a las mamás, el libro con el
que se trabajaría ese día. Esta parte del club no se realiza con los bebés, pero con
motivo de la próxima de la navidad y por la actividad planeada, se hizo una
excepción. Aquel día se leyó Navidad en Familia, de Kestutis Kasparavicius. La
maestra Conchita comentó que el autor de esta obra era lituano y que había
publicado más de 20 libros, los cuales se tradujeron a diversos idiomas y que en
1993 fue nominado a ilustrador del año por la UNICEF.

Aquí, la dinámica fue diferente, pues las mamás eran quienes leían mientras sus
bebés miraban las imágenes que aparecían. Este libro nos mostró la forma en que
cada familia de animales vive la navidad, según Kestutis Kasparavicius. En la víspera
de navidad Santa Claus visita a los osos del bosque, los cerditos, los patos, los
ratones, los osos polares y hasta a las ballenas.

Una vez que terminamos de leer el libro, se pidió a las mamás que les pusieran unos
pequeños sombreros con orejas de oso a los niños, así como unas pulseras con
cascabeles. Posterior, pasamos al área de la escenografía que Cesar ambientó y
que yo dibujé para que los peques representaran una la escena del libro en dónde
los osos polares reciben a Santa Claus.

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Los pequeñines miraban y tocaban el dibujo, el árbol de navidad y el iglú, de repente,
apareció Rocío con un oso polar de peluche y comenzó a interactuar con los niños.
El iglú era la decoración principal de toda la escenografía; sin embargo, varios de los
niños se metieron en él y muy contentos jugaban entre ellos.

Una vez que los bebés habían jugado y representado la escena (con las madres y
todos los presentes fascinados), la maestra Conchita ofreció unos refrigerios,
agradeció la asistencia de todos y les deseó a todos una feliz navidad y próspero año
nuevo, pues hasta enero se retomarían las actividades del club lector de bebés.

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Reflexión acerca de las habilidades y de los aprendizajes generados en la sesión del
club lector

Es esta increíble sesión, el contexto y la convivencia fueron los factores que


detonaron el trabajo en torno a la lectura, pues la adaptación de una de las escenas
del libro que trabajamos ese día generó un ambiente totalmente diferente,
adentrándonos de manera literal en el libro; éramos parte de él. Los niños, los padres
de familia y los talleristas todos estábamos en la misma sintonía, en un ambiente
agradable apto para fomentar el aprendizaje y el gusto por la lectura.

El aprendizaje en esta sesión fue significativo y fue generándose de manera


espontanea, sin esfuerzos, al contrario, la alegría y el ambiente festivo se notaba en
cada uno de los rincones de la librería. Esto repercutió en la actitud de talleristas,
padres de familia, empelados de la librería que conjuntamos esfuerzos para que los
nenes disfrutaran de una gran experiencia lectora.

Lunes 16 de enero del 2012

Después de las vacaciones navideñas, los niños regresaron con más ánimo de lo
habitual. Ese día, cuando llegué a la librería, además de Rocío, abuelita Paty y la
maestra Conchita, ya se encontraban bastantes niños del club lector. Como de
costumbre los niños escogían y leían los libros que desearan. Cuando todos
estábamos en nuestros respectivos lugares, la maestra Conchita les agradeció por
estar de vuelta después de una merecidas vacaciones y les hizo saber que
esperaba que hubieran gozado aquel descanso.

La abuelita Paty, Rocío y yo comenzamos a repartir una copia del libro que leeríamos
ese día, el cual era El Rabo de Paco, de Triunfo Arciniegas e ilustrado por Oscar
Soacha. Entre Rocío y la maestra Conchita, les comentaron un poco acerca del autor
quien es un escritor colombiano que se dedica a impartir talleres de literatura en
distintas ciudades. Éste estudió diseño gráfico e ilustración y artes.

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Cuando todos los niños tenían una copia en sus manos, la maestra Conchita les
preguntó: “¿qué ven en la portada?” Esta fueron algunas de las respuestas:

 Un leopardo
 Un jaguar
 El nombre del autor y el ilustrador
 Una planta
 El animal de la portada parecía sorprendido

Al revisar la parte trasera del libro, los niños se dieron cuenta del porqué Paco estaba
sorprendido: ¡¡¡NO TIENE COLA!!!

Uno a uno leía una página en voz alta, mientras los demás seguían su lectura. La
historia de este libro se centra en Paco, un pequeño gato que un día despierta en su
casa y no encuentra su cola. Él se siente muy triste y raro sin su cola y, sin ella, no
podría conquistar nunca a una gatita que le gusta mucho, así que decide ir en busca
de su cola. Gracias a esto viaja por todo el mundo, aprende varios idiomas y conoce
muchos lugares, pero sin encontrar su cola. Al regresar a casa, platica con la gatita,
ella se enamora de él al darse cuenta que ha conocido gran parte del mundo y que
aprendió varios idiomas, como el francés, inglés, etc. Paco leyó para ella varios
libros de los lugares que visitó. Con esto se da cuenta de que, a pesar de ser distinto,
tiene otras cualidades mejores que el físico para ser feliz.

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Una vez terminada la lectura grupal, los niños comentaron que Paco no parecía un
gato, sino un jaguar por las manchas y el color de su pelaje. También surgió la duda
de ¿cómo había desaparecido su cola?, si se le cayó o si alguien se la cortó para
robarla, esto no se explica en el texto.

Terminados los comentarios, Rocío y yo recogimos los libros, después, la maestra


Conchita sacó un dibujo de Paco sin cola y otro de una cola de gato, los cuales su
servidor realizó, para decirles que habíamos encontrado el rabo de Paco y, con él,
jugaríamos a “ponle el rabo a Paco”.

La dinámica era sencilla y divertida: se les vendaron los ojos a quienes quisieran
ponerle el rabo a Paco, se le daban un par de vueltas y se les daba el dibujo del rabo
para que lo pusieran en el sitio correcto; los demás podían ayudar (o despistar) a su
compañero en la misión de situar la cola del buen Paco.

Cuando todos los niños colocaron el rabo de Paco en su lugar (unos con éxito y otros
no tanto), la maestra Conchita agradeció la asistencia de todos y nos despedimos
con la canción de despedida del club lector.

Jueves 2 de febrero del 2012

En la librería Daniel Cosío Villegas como cada jueves, a partir de las 4:00 p.m.,
llegaron los niños que componen el club lector. Cada uno va tomando el libro de su
agrado del área infantil de la librería para leerlo, ya sea de manera individual, o con
sus compañeros, o con alguno de sus respectivos familiares.
Ya que todos los niños estaban sentados alrededor del área de libros infantiles de la
librería, la maestra Conchita les preguntó: “¿a quién le gusta dibujar?”. Los niños y yo
respondimos afirmativamente, en ese punto, la maestra aseguró que el libro que
tocaba nos gustaría mucho. Rocío, la abuelita Paty y yo entregamos una copia del
libro con el que trabajaríamos, se trataba de El lápiz, de Paula Bossio.

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Rocío contó a los niños que Paula Bossio es una diseñadora gráfica colombiana que
ha obtenido reconocimientos internacionales el libro ya mencionado arriba; además,
obtuvo mención de honor en el Concurso de libro álbum A la Orilla del Viento, del
Fondo de Cultura Económica.

Una vez que todos los niños del club lector tenían una copia del libro en sus manos,
la maestra Conchita les preguntó: “¿qué veían en la portada?”.

Los niños respondieron que veían a una niña con vestido rojo que mira al suelo, el
logo del FCE y el nombre del libro y el de la autora. Posteriormente un niño leía en
voz alta; todos leían por lo menos una de las páginas. La historia la van narrando e
interpretando cada uno de los niños, pues éste no contiene palabras que la vayan
relatando.

Este libro nos muestra la historia de una niña que encuentra el extremo de una línea
que, al avanzar las páginas, se transforma en un sinfín de cosas: aro, burbuja, oso
de peluche, incluso personas; sin embargo, cuando menos se lo espera, la línea
toma la forma de un monstruo que la persigue sin descanso, hasta que, en la hoja
final del libro, vemos a un niño que con un lápiz a estado dibujando los objetos que
iban apareciendo en sobre esa línea.

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Una vez que los niños terminaron la lectura grupal, notaron que lo que miraba la niña
en la portada del libro no era el suelo, sino la línea que siguió durante todo su
trayecto. De igual manera, dedujeron que el niño que está realizando las formas que
era el hermano de la niña, pues argumentaban que “los hermanos siempre se hacen
bromas entre ellos”. Después de eso, Rocío y yo repartimos los materiales
correspondientes, por su parte, la maestra Conchita de qué se trataba la actividad.
debían trazar una línea que formara unas figuras, tal como sucedía en el libro; las
formas que parecieron fueron estas: muñecas, aviones, dinosaurios, perros, (yo
dibujé la silueta de king-kong) y una niña dibujo todo un bosque.

La mediación fue fundamental en esta sesión; pues, cuando realizaban los trazos y
no lo lograban, se acercaban a alguno de sus compañeros o a mí porque me gusta
dibujar. Así, se generó un cúmulo de intercambios y aprendizajes espontáneos de
manera cooperativa. Una vez terminada la actividad nos despedimos como siempre.

Jueves 15 de marzo del 2012

Como ya era costumbre los jueves, en la librería Daniel Cosío Villegas, nos
reuníamos los participantes del club lector. Comenzamos las actividades
correspondientes. En esa ocasión el libro que se escogió fue Zanaforius el Grande,
de KestutisKasparavicius. Rocío, comentó que esta persona es un ilustrador y
escritor de libros infantiles de origen Lituano quien ha publicado más de 20 libros que
han sido traducidos a diversos idiomas. En 1993 fue nominado por la UNICEF como
ilustrador del año. Una vez que todos los niños contaban con una copia del libro, la
maestra Conchita les preguntó: “¿qué ven en la portada?”.

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Los niños respondieron que en la portada veían a un conejo con traje de marinero
comiendo muchos pasteles de fresa y chocolate y el logo del FCE.

En este libro encontramos la historia de un conejo llamado Zanaforius, el cual llevaba


la dieta típica de los animales de su especie: zanahorias, lechuga, coles, etc. Sin
embargo, se sentía un poco acomplejado por su tamaño, ya que en su colonia vivía
una familia de osos y ellos eran muy grandes y fuertes, por tanto, adoptó la dieta de
éstos para crecer como ellos.

Comenzó a comer pasteles, helados panes y todo tipo de golosinas, de hecho, ya no


podía entrar a su casa. El era muy feliz con su tamaño hasta que conoció a una
conejita muy bonita; él deseaba sacarla a bailar, pero no pudo debido a su gran
tamaño. Así, Zanaforius decidió retomar su dieta anterior: zanahorias y todo tipo de
vegetales para recuperar su tamaño y peso anterior, solo así podría invitar a salir y a
bailar a la pequeña conejita.

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Una de las dudas que surgió, a partir de la lectura del libro, fue que los niños más
pequeños no vieron muy normal que los osos comieran pasteles y dulces; según
ellos, los osos se alimentaban de carne, como la de los venados y peces, les
explicamos era una historia de ficción, ya que los animales tampoco vivían en casa
como nosotros y que solo era parte de la trama para plasmar el mensaje del autor:
querernos y aceptarnos como somos.

Después de recoger los libros que utilizamos para lectura grupal, colocamos, en la
parte periférica del área de libros infantiles de la librería, varias canastitas con gises
de colores y, en la parte central, un papel craft, de aproximadamente 2.80 metros.

Después les conté que una de las actividades que más me gustaba hacer es dibujar
y que ese día la maestra Conchita y yo habíamos planeado la sesión de aquel día.
Mientras dibujaba una jirafa, que aparece en una de las páginas del libro de
Zanaforius, les explicaba, de manera sencilla, cómo dibujar figuras básicas: círculos,
rectángulos, cuadrados, así, fui creando la cara y el cuello del animal. Más tardé en
proponerles a los niños que me ayudaran con el color, cuando ya comenzaban a
ponerle vida a esa jirafa. Como el dibujo sería muy grande, el tiempo del club lector
se terminó y decidimos concluir el dibujo para la próxima sesión.

Reflexión acerca de las habilidades y de los aprendizajes generados en la sesión del


club lector

En esta sesión, la mediación y la transformación de materiales fueron los principales


aspectos que se aparecieron, para la realización del trabajo, pues mientras les
explicaba la manera en que podían dibujar casi cualquier cosa, a través de formas
básicas (círculos, cuadrados, triángulos, etc.) se generaba un ambiente de trabajo
cooperativo, en torno al logro del mismo objetivo; Dibujar a la jirafa del libro.

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Cada uno de los niños puso su toque en la realización de la jirafa, y mientras unos
me ayudaban con los trazos de los ojos o las orejas y la cara de la jirafa, en la parte
inferior del papel, otro grupo de niños ya comenzaba a colorear las patas de la
misma.

Unos con crayolas, otros con gises, unos más con colores, pero al final, un trabajo en
el que solamente yo les mostraría cómo dibujaba a la jirafa, se transformó en el
dibujo de todo el club lector, generando así un aprendizaje incidental y libre de
riesgos, pues no importaba si los niños sabían o no dibujar o colorear, el objetivo fue
que todos aportaran algo a ese dibujo.

Por último la maestra Conchita agradeció la asistencia de todos y nos despedimos


con la canción de siempre.

Jueves 22 de Marzo del 2012

Ese jueves fue distinto, ya que los niños llegaban con más ánimo del habitual, al
parecer por la actividad que quedó pendiente en la última sesión. Llegaban a tomar
los libros de su agrado del área infantil de la librería y varios de ellos se reunían en
grupos para ver la página del libro de Zanaforius, donde estaba la jirafa.

Comenzamos la sesión saludando a cada niño y, al terminar, les repartimos una


copia del libro designado para esa ocasión. Para seguir una línea de la actividad
inconclusa, la maestra Conchita apostó por otro libro ilustrado por
KestutisKasparavicius llamado El Viaje de Lisa, el cual lo escribió Paul Maar.

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Rocío contó a los niños que en Alemania, Paul Maar es uno de los más reconocidos
escritores de libros para niños. Ganó el premio Especial de Literatura Alemana para
niños y jóvenes. Después del dato cultural, la maestra Conchita les preguntó: “¿qué
ven en la portada?”.

Los niños respondieron que veían a una niña trepando un árbol y a varios soldados
intentando atraparla, así como también un pino de color rosa y otros árboles con
hojas de distintas formas. La lectura grupal del libro se va desarrollando cuando cada
uno de los niños va leyendo en voz alta, mientas los demás lo siguen en voz baja.
Este libro cuenta la historia de Lisa, una niña que, en sueños, viaja por tierras
fantásticas, vive todo tipo de aventuras inimaginables. Observa bosques de árboles
redondos en la Tierra de los Círculos; visita la Ciudad Cuadrada, el País del Color
Rojo y el Reino del Revés.

En cada uno de estos lugares a los que viaja, encuentra la manera de meterse en
problemas con los habitantes de cada lugar, pero también los resuelve y, así, escapa
de la persecución. Finalmente, Lisa llega al país de las almohadas y duerme
tranquilamente hasta el día siguiente.

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Una vez terminada la lectura, los niños comentaron que las personas que aparecían
en los distintos mundos se veían muy graciosos, pues los del mundo cuadrado,
parecían robots, mientras que el de círculos se asemejaban a muñecos de nieve.

Después de recoger los libros, comenzamos a colocar los gises y el dibujo de la


jirafa. Mientras terminaba el torso y las patas de la jirafa, iba explicándoles la forma
en que se me facilitaba dibujar; ellos seguían dándole color a la jirafa. Una vez
terminada y con el tiempo encima, decidimos darle una hoja a cada niño para que
dibujaran algunos de sus sueños. Por ejemplo, alguien soñó que daba un paseo con
aliens en la luna. El sueño de otra de las niñas fue que tenía alas y volaba por todo el
mundo, incluso hubo quien soñó con un viaje a Disneylandia. Finalizada la actividad,
nos despedimos al ritmo de aquella melodía de siempre.

Lunes 7 de mayo del 2012

Ese día me di cuenta de que el número de niños que asistían al club lector creció.
Aquello me produjo un sabor agridulce en la mente, pues me daba gusto ver que
cada día entraban más niños al club lector, eso reflejaba que nuestro trabajo era
bueno; además, a mí parecer, ya me había ganado el cariño y la confianza de
algunos de los chicos y de sus padres, ya hasta tenía amigos en las distintas librerías
del FCE, al igual que en las oficinas. Sin embargo, se acercaba el momento de
finalizar mi servicio social, que no imaginaba que fuera tan difícil…

Como en todas las sesiones, dimos la bienvenida a todos los niños del club. Rocío la
abuelita Paty y yo, entregamos a cada uno de los niños una copia de libro
seleccionado. En esa sesión el libro con el que se trabajó fue Trapo y Rata, de
Magdalena Armstrong.

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Rocío les contó que Magdalena Armstrong era una ilustradora chilena que ganó 2010
el concurso (2010) A la Orilla del Viento, del Fondo de Cultura Económica. Una vez
que todos los niños contaban con una copia del libro, la maestra Conchita les
preguntó: “¿Qué observaban en la portada del libro?”.

Los niños respondieron que veían una señora con un velo mirando un letrero que
decía “trapo y rata”, el cual estaba formado por maderas y cosas viejas, como una
llanta de bicicleta, cucharas y una raqueta. También observaron el nombre la autora
y debajo de él, un ratón corriendo y el logo del Fondo de Cultura Económica.

Después de contestada la pregunta, un niño voluntariamente comenzó la lectura


grupal en voz alta, mientras los demás lo seguían en voz baja. En este caso, el libro
constaba de pura imágenes; cada pequeño interpretaba lo que observaba en las
páginas de éste.

El libro mostraba la historia de una indigente que vivía en un tiradero de basura, el


cual era invadido de manera frecuente por gatos, pero ella no era la única afectada
por la intromisión, pues había una pequeña rata que, al igual que la indigente, no se
acercaba al tiradero, ya que los gatos amenazaban con comérsela.

Así, la indigente y la pequeña rata, decidieron unirse para correr del tiradero a los
gatos. Poco a poco juntaron algunos artículos que se encontraban en el tiradero:
llantas ponchadas, tablas, una televisión descompuesta, hasta un colchón viejo.

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Con todo este material crearon una máquina en forma de Ratón gigante y, al llegar al
tiradero con tan gran creación, los gatos salieron huyendo de ahí. De esta forma, la
indigente y la rata descansaron a gusto y pudieron estar en paz.

Reflexión acerca de las habilidades y de los aprendizajes generados en la sesión del


club lector

Una vez terminada la lectura grupal, los niños comentaron que la indigente tenía que
llamarse Trapo, pues el libro así se llamaba y, por obvias razones, se sabía quién era
Rata. Además, concluyeron en que Trapo, lo que llevaba en la cabeza, era eso
precisamente y no un velo como pensaron al principio, al ver la portada del libro.

Después de escuchar los comentarios Rocío y la abuelita Paty recogieron los libros
que tenían los niños, mientras yo comenzaba a acomodar en una mesa todo tipo de
materiales extraños: tapas de refresco, botellas de PET, palitos de paleta, bolsas de
dulces, pedazos de papel periódico, cajitas de cartón, etc., con el objetivo de que
cada niños creara algún objeto.

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Gran parte de los niños formaban su nombre con pedazos de cartón y palitos de
paleta; unos más creativos, realizaron aviones, carros y casitas con cartón, periódico
y con las botellas de PET. El trabajo que más me agradó fue un ratón gigante como
el que crearon Trapo y Rata. El niño construyó aquella reproducción con las tapas de
refresco, una botella de PET y con mucha imaginación.

Al finalizar la actividad, la maestra Conchita agradeció la asistencia de niños y padres


de familia. Cuando nos despedíamos de los chicos, me sentí muy mal, pues sabía
que ese día era el último de mi servicio social y que tal vez podría volver a verlos y a
participar en el club lector porque la maestra Conchita no me cerraría las puertas;
pero, por cuestiones de tiempo y distancia sería muy difícil encontrarnos. No tuve el
valor de despedirme de los pequeños. Ese día me fui con un nudo en la garganta, el
cual todavía se vuelve a formar, cuando redacto estas memorias.

3. Análisis de las habilidades y aprendizajes generados en el club lector

Después de este ejercicio de remembranza y reflexión del club de lectura infantil del
Fondo de Cultura Económica, pasaré al análisis de cada una de las fases de éste
para enfatizar qué habilidades y aprendizajes se generaban en cada una de las
sesiones, conforme a los parámetros de Frank Smith.

Exploración libre

Durante esa actividad, los niños generar un aprendizaje continuo y sin esfuerzo. Con
continuo, me refiero al hecho de que el club lector se llevaba a cabo una vez a la
semana y era indispensable la asistencia de los pequeños, esto les creó un sentido
de pertenecía. En cuanto al aprendizaje sin esfuerzo, se daba gracias a que, al poder
seleccionar y leer de manera libre cualquier libro del área infantil, estaban dedicando
su atención a un libro seleccionado por su propio gusto (personajes, animales, etc.)
y, al no verse “obligados” a leer determinado libro, están llevando a cabo el hábito de
la lectura, sin darse cuenta.

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Este aprendizaje continuo y sin esfuerzo, se complementó con un aprendizaje
cooperativo, ya que, en varias ocasiones, la exploración libre se llevaba a cabo entre
tres o cuatro niños del club, así, generaron una solución en conjunto, la cual consistía
en que mientras uno leía en voz alta, los demás miraban las páginas del libro y
escuchaban cómo leía su compañero.

Bienvenida
En esta etapa considero que se generaba un aprendizaje incidental y libre de
riesgos, pues cuando alguno de los niños debía de saludar a los demás y, en caso
de que se negara, ya fuese por pena o miedo, no se le obligaba a hacerlo. En
cambio, el familiar que lo acompañara debía saludar a los demás niños. Esto
generaba en el niño que no quiso saludar, un ambiente de seguridad donde podía
expresarse en el momento que él quisiera; además, de no ser regañado o
presionado a hacerlo y, al ver que su familiar sí, aumentaría, con el paso de las
sesiones, la probabilidad de que el niño, de manera voluntaria, fuera más
participativo y hablara sin problema alguno delante de sus compañeros.

Presentación del libro

Aquí, considero que el aprendizaje que se generaba en los niños del club fue
significativo porque, al estar escuchando a la explicación de Rocío o de la maestra
Conchita sobre la vida y obra de los distintos autores o ilustradores, enfocaban su
atención hacía lo que conocían (imagen, nombre del autor y del ilustrador), pero aún
no sabían quiénes eran, a qué se dedicaban, de qué trataba el libro, en qué año se
escribió, etc. De repente, los niños ya se referían, de manera muy espontanea y
natural, a los libros, por autores o ilustradores. Se volvieron parte de su cotidianidad.

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Lectura grupal del libro

En esta etapa considero que surgen dos tipos de aprendizajes: vicario y libre de
riesgos. El primero se refiere a que los niños, además de apoyarse en los miembros
más experimentados del club (padres, talleristas o compañeros), van aprendiendo de
lo que ellos hacen, pues si observan que sus compañeros leen determinado libro o
hablan de cierto autor con gran pasión, se contagian y esto influye en lo que leerán,
cómo lo harán y cómo se expresarán de los libros. Esto conlleva a un aumento en la
seguridad del pequeño, de esta manera, tendrá un mayor desenvolvimiento en las
diversas actividades del club, aumentando así, el sentido de pertenecía al grupo.

En cuanto al segundo, quiere decir que no existen represalias ni reproches cuando


se equivoquen o no quiera leer en voz alta, sino que se invita a los padres (en caso
de no estar, lo hacía un tallerista) a que lea la parte que le correspondía a su hijo. Si
se presionara al niño a que hable, responda o realice cualquier actividad en el club
lector “podría pensar que existe una respuesta única, correcta y verdadera,
provocando que la diversidad se esfume y, con ella, su disposición a arriesgarse y a
desarrollar el lenguaje hablado como herramienta de pensamiento”. (Arizpe y Styles,
2004, pp. 231)

Al no aumentar la presión para que leyera en voz alta, aumentaba la posibilidad de


que lo hiciera de manera voluntaria en el transcurso de las sesiones.

Aclaraciones de dudas y cometarios sobre el libro leído

En esta etapa del club se generan un par de aprendizajes: útil e incidental. Respecto
al primero, es cuando el niño decide participar, buscando una respuesta a alguna
duda que tuvo respecto al libro, además de obtener la respuesta, verifican y
aprenden el uso del lenguaje en el club y a generar y a obtener conocimientos.

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El segundo, es incidental porque el niño usa el lenguaje de manera oportuna, ya que
en la medida que se emplea, en este caso, es la búsqueda de una respuesta a una
duda o a comentar su sentir respecto al libro (le gustó o no), va aprendiendo que así
puede generar mejor entendimiento de éste; además, aumenta su seguridad, en
cuanto a la participación con los demás compañeros del club. El acto de hablar
permite realizar el proceso de reflexión, para llegar a un aprendizaje significativo, en
donde el niño utiliza todos sus conocimientos previos para generar los nuevos.

Actividad reforzadora de lectura

En esta etapa se generan dos tipos de aprendizajes: cooperativo (ayuda y


mediación) y significativo (lo que saben y lo que construyen). El primer concepto se
refiere a que cuando a alguno de los niños del club se le dificulta realizar la
actividad, suceden dos cosas: alguien se percata y le ayuda o el niño busca del
apoyo de quien considere más experimentado, con la finalidad de solventar el
problema. Este acercamiento colaborativo anima a los pequeños a explorar la
comprensión de un tema, también les permite poner a prueba sus ideas sin miedo a
equivocarse. Es significativo porque, al realizar la actividad, que representa una parte
de la lectura, refuerza el aprendizaje que tuvo acerca de ésta.

Despedida

Por último, en esta etapa se genera un aprendizaje continuo y sin esfuerzo, ya que
se resalta la intención de continuidad al decir “y pronto nos veremos el miércoles a
las 4:30”; al mismo tiempo, se invita, mas no se obliga a regresar al club.

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REFLEXIONES FINALES

Después de realizar esta remembranza de mi experiencia en el Club de Lectura


Infantil del Fondo de Cultura Económica, en comparación con las dificultades que
tuve en mí historia lectora y escolar para afianzarme como un lector autónomo y
frecuente, puedo referirme a tres puntos clave para el fomento y la generación del
gusto por la lectura, con base en el libro álbum como herramienta principal en el Club
de Lectura de FCE:

 La mediación
 El contexto
 La diversidad de prácticas y estrategias

La importancia que tiene la mediación radica en la actitud y el compromiso de todos


los participantes del Club Lector; desde la Maestra Conchita, su equipo de trabajo,
los prestadores de servicio social, los niños más experimentados del Club Lector
hasta los respectivos padres de los niños del club.

El que los niños nuevos, o cualquier persona que se integre por primera vez a una
sesión del Club Lector, sea apoyado por cualquiera de los miembros de éste, genera
confianza, agrado y ganas de volver, creando con el tiempo una autonomía lectora,
al poner en práctica lo aprendido por los demás miembros del club lector y así se
transforman en nuevos mediadores, generando un círculo virtuoso.

El contexto como reforzador del gusto por la lectura, transforma a la librería en un


espacio de convivencia en torno a la lectura que facilita y promueve el deleite de ella.
Un espacio extraescolar donde se promueve el aprendizaje sin presión ni temor a
equivocarse, donde todas las partes (talleristas, niños del club, padres de familia)
interactúan de manera cordial y amistosa, afianzando, con el paso de las sesiones, el
sentido de pertenencia en cada uno de los participantes de dicho club, dando la
oportunidad de que se familiaricen con los libros y la lectura, volviéndolos lectores
frecuentes y autónomos, creando así una comunidad joven de lectores.

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La librería, entonces, se transforma, en un lugar en donde “se construyen las
relaciones necesarias para que los niños se sientan emocionalmente seguros y
predispuestos al aprendizaje” (Arizpe y Styles, 2004, pp. 225).

Por último, la diversidad de prácticas y estrategias en torno a la lectura que distan de


ser las habituales en el aula, tales como la exploración libre y autónoma de los libros,
la presentación de autores de libros infantiles, así como la transformación de
materiales y la lectura grupal, las cuales son planeadas, llevadas a cabo y
solventadas económicamente por la maestra Conchita y su equipo de trabajo, ponen
a los niños pertenecientes al club lector en un papel no tradicional de aprendizaje,
donde no solo son tomados como receptores de conocimientos(Arizpe y Styles,
2004, pp. 220), sino también como generadores y emisores de éste.

Estos tres factores son lo que considero le han dado el éxito que hasta la fecha
tienen los diversos Clubs Lectores del Fondo de Cultura Económica, y que se
podrían retomar en las aulas para promover el gusto por la lectura y llevándolo a
cabo de manera diferente, en dónde no sólo el texto escrito sea visto como lectura
“académica” y la apertura a diversas formas de leer y expresar lo aprendido sean el
parte aguas que le abra el camino a muchos niños (y por qué no, también a
profesores y padres de familia) al gusto y la autonomía lectora.

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Arizpe, E. & Morag Styles (2004). Lectura de imágenes. Los niños interpretan textos
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