Libro de Padres
Libro de Padres
Libro de Padres
la Eucaristía
Diócesis de Reconquista
Proyecto " , • ,
Diócesis de Reconquista
Dirección editorial * , *
Herminio Otero •
Edición
Paula Depalma
Diseño
Olga Peñaranda ~
Diagramación
Eugenia Pannaría
Cubierta
Estudio SM
Fotografía
Fidel Puerta, Sergio Cuesta / ARCHIVO SM; Glen Allison, Steve Colé / PHOTODISC; FANCY; PHOVOIR;
THINKSTOCK; Stockdisc; 123RF; SHUTTERSTOCK; ¡Stock; GETTY IMAGES
Ilustraciones
F J. Velasco Fano
Equipo redactor
Delegación de Catequesis de Reconquista
ISBN: 978-987-740-062-5
© 2016, Diócesis de Reconquista
© 2016, PPC Argentina S.A.
Esta tirada de 2500 ejemplares se terminó de imprimir en el mes de enero de 2019 en FP Compañía Impresora S.A. -
Beruti 1560 - Florida (1602) - Buenos Aires - Argentina
No está permitida ia reproducción total o parcial de este libro, ni su tratamiento informático, ni la transmisión de
ninguna forma o por cualquier otro medio, ya sea electrónico, mecánico, por fotocopia, por registro u otros métodos,
sin el permiso previo y por escrito de los titulares del copyright.
Subjetivos
Los objetivos nos indican lo que queremos lograr y dan la perspectiva de cada encuentro.
S Oración inicial
Al comenzar los encuentros nos ponemos en presencia de Dios. Ello nos anima a co-
menzar en un clima de recogimiento.
n Vemos y contemplamos
Partimos siempre de nuestra experiencia. Por ello, se abre un diálogo, que puede partir
de una situación personal, familiar o social.
• Reflexionamos y compartimos
Gracias a la Palabra, viene la iluminación, que es el desarrollo del tema que surge de esta
escucha de la Palabra. Se comienza desglosando brevemente el texto bíblico, mostrando
cómo se relaciona con lo que conversamos en el momento de la motivación.
• Ampliamos y profundizamos
Desarrollamos con más detalle los temas. Se pueden incorporar textos del magisterio o
de santos. Es bueno leer en casa los textos, para dedicar más tiempo a dialogar y debatir
las distintas cuestiones.
H Oramos y celebramos
Expresamos nuestra respuesta a la Palabra, lo cual puede hacerse de distintas maneras.
Lo importante es dar lugar para una pequeña y sencilla celebración.
• Nos comprometemos
Por último, hacemos algunas propuestas para seguir profundizando en nuestra vida.
Puede ser rezar en familia, ver una película, realizar alguna acción solidaria...
Vamos a...
• Encontrarnos con Dios como Padre bueno y que hace bien a quien se
de)a saivar por su Amor,
® Com|,.i ender la gj-andeza del amor de Dios y descubrir cómo éste obra en
la Vida de cada uno.
• Asumir la exigencia de amar ai prójimo como Él nos amó.
• Comprometernos con acciones concreías a amar a nuestros hermanos.
• Agradecer a Dios el regalo de vida, en especial !a de nuestros hijos, y
planificar acciones para transformar los hogares en comunidades con
robustos lazos de amor.
Oración inicial
• Nos ponemos en presencia del Señor, invocando su amor, su sabiduría y su misericordia:
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En tu presencia 1 !
Señor, aquí estamos, en tu presencia por amor a nuestros hijos,
porque es lo más profundo de nuestro ser.
Reconocemos que Vos llenas todos los vacíos y todas las carencias,
y queremos que seas parte importante en sus vidas y en la vida de nuestras familias.
Te necesitamos. Sin Vos, sin tu amor, sin tu consuelo, sin tu misericordia,
nada tiene sentido, nada nos llena.
Ayúdanos a amarte cada día más para que podamos enseñarles a nuestros hijos
a amarte y a buscarte con toda el alma, con toda la mente y con todas sus fuerzas.
Gracias, Señor, por tanto amor.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. A m é n .
Vemos y contemplamos
He descubierto la paradoja de que si amo hasta que duela,
entonces no hay daño, sino solo más amor.
Teresa de Calcuta
Hoy el amor quiere entrar en mi corazón, cambiarme desde dentro... si me dejo amar, si
me dejo encontrar, si me dejo perdonar.
El dinamismo del amor es sencillo: recibir amor lleva a dar amor. Y dar amor permite recibir
más amor y crecer en el amor.
La novedad cristiana consiste en que Dios "nos amó primero" ( i Jn 4,19). Nos amó cuando
estábamos lejos, cuando el egoísmo dominaba nuestros corazones, cuando no conocíamos
la senda de la esperanza.
Por encima de nuestras injusticias, de nuestros pecados, Dios tomó la iniciativa.
"En efecto, cuando todavía estábamos sin fuerzas, en el tiempo señalado. Cristo murió
por los impíos; en verdad, apenas habrá quien muera por un justo; por un hombre de
bien tal vez se atrevería uno a morir; mas la prueba de que Dios nos ama es que Cristo,
siendo nosotros todavía pecadores, murió por nosotros" (Rm 5,6-8).
Si el Amor dio el primer paso, si es posible el perdón al pecador arrepentido, si el cielo está
abierto y el banquete preparado, si el Cordero toma sobre sus hombros a la oveja perdida...
entonces es posible devolver amor, iniciar el camino de la caridad cristiana.
"El amor crece a través del amor", nos recuerda Benedicto XVI. "El amor es «divino» porque
proviene de Dios y a Dios nos une y, mediante este proceso unificador, nos transforma en
un «nosotros» que supera nuestras divisiones y nos convierte en una sola cosa, hasta que
al final Dios sea «todo para todos» (cf. 1 Cor 15,28)" (Deus cantas est 78).
También hoy el amor quiere penetrar en mi corazón, cambiarme desde dentro.
Si me dejo amar, si me dejo encontrar, si me dejo perdonar, me uniré más a Dios.
Desde Él miraré con amor a cada uno de mis hermanos, descubriré en ellos la presencia
del mismo Amor que me ha salvado. Los amaré en Dios, y a Dios en ellos, pues "amor a
Dios y amor al prójimo son inseparables, son un único mandamiento" (Deus caritas est i8).
El amor genera amor. Hoy me dejaré amar y buscaré amar. Tengo ahora este día, estos
momentos. Dios me espera y me susurra:
"Con amor eterno te he amado: por
eso he reservado gracia para ti" J^^^^M
(Jr3i,3).
P. Fernando Pascual LC
Fuente: Catholic.net
A l i a n z a de amor entre tú y yo
Hermanos queridos:
Lucas 12,22-34
El mandamiento nuevo
Les doy un mandamiento nuevo: Ámense los unos a los otros. Como yo los he amado, así
también ámense los unos a los otros. Por el amor que se tengan los unos a los otros reco-
nocerán todos que son discípulos míos.
Juan 13,34-35
El amor cristiano
Aunque hablara la lengua de los hombres y de los ángeles,
si no tengo amor, soy como campana que suena o platillo que retumba.
Y aunque tuviera el don de hablar de parte de Dios *
y conociera todos los misterios y toda la ciencia;
y aunque mi fe fuera tan grande para trasladar montañas,
si no tengo amor, nada soy.
Y aunque repartiera todos mis bienes a los pobres
y entregara mi cuerpo a las llamas.
si no tengo amor de nada sirve.
El amor es paciente y bondadoso;
no tiene envidia ni orgullo ni arrogancia.
No es grosero ni egoísta, no se irrita ni es rencoroso;
no se alegra de la injusticia,
sino que encuentra su alegría en la verdad.
Todo lo disculpa, todo lo cree,
todo lo espera, todo lo soporta.
1 Corintios 13,1-13
Reflexionamos y compartimos
> ¿Cómo es el amor de Dios?
I ¿En qué circunstancias cotidianas sentimos que Dios nos cuida? ¿Somos
conscientes de su amor providente e ilimitado? ¿Confiamos plenamente en
su amoru providencia?
• ¿Q.ué características tiene el amor cristiano? Realicen una descripción de
las relaciones humanas en nuestros ambientes cotidianos (familia, trabajo,
barrio...) ¿Ponemos en práctica el amor cristiano? ¿Por qué? ¿Q,ué actitudes
deberíamos dejar de lado?
I Hagan una lista de compromisos para poner en práctica el amor en sus
hogares y en sus trabajos y vecindario.
I ¿Mediante qué acciones podemos enseñar a nuestros hijos que Dios es bueno
y nos hace bien? ¿Cómo les enseñamos a amar a los demás?
Ampliamos y profundizamos
E l amor es Alguien
Posiblemente en la vida de cada uno de nosotros hubo amores: grandes y pequeños, tiernos
y tormentosos. Hemos sentido la atracción del sexo, la ternura de la amistad, los lazos f a -
* miliares. Pero todos esos afectos siempre nos han dejado con sed de más, porque ninguno
de ellos ha llegado a lo más hondo de nuestra intimidad. Todos son débiles e imperfectos,
todos esos amores nos han dado algo, pero ninguno de ellos nos dio la vida.
Estamos acá para encontrarnos con un amor más fuerte que la muerte, el amor que nos
hace existir. Ese amor es Alguien.
- Alguien que por puro amor me está dando la vida y me hace despertar cada mañana
solo para quererme.
- Alguien que, incluso mientras dormimos nos contempla con ternura y nos sostiene.
- Alguien que nos ama, más allá, de toda posible respuesta.
- Alguien que solo sabe amar. Es el único amor indestructible, infinito, inagotable, eterno:
es el amor de Dios. Es Dios mismo.
El amor de Dios en la Biblia
Él me dice en la Biblia: . ' ;
Te amé con un amor eterno (Jer 31,3).
Nos ama desde siempre y para siempre. No porque lo amemos o nos portemos bien. Nos
ama porque no puede no amar. Es el amor mismo.
¿Una madre puede olvidar al hijo de sus entrañas?
Pues aunque ella se olvidara, dice el Señor, Yo nunca te olvidaré (Is 49,15).
Si no descubrimos ese amor de Dios es porque nos hemos hecho una falsa imagen de Él. La
educación que recibimos, las cosas que escuchamos, nuestros pecados, sin darnos cuenta
nos fueron formando otra imagen de Dios: un Dios vengativo, vigilador, que destruye, per-
seguidor. Y ese, no es el Dios de Jesucristo.
Toda alegría de este mundo es como una gota de su alegría infinita; toda ternura de este
mundo, es como una gotita de su ternura infinita. Mi vida es un reflejo, una chispa de su Vida
infinita. Si a veces, caemos en la tentación de creer que no servimos para nada, tenemos
que recordar que somos amados por Dios. La condición es dejarnos amar por Él.
Todos necesitamos que Dios nos ame con un corazón humano como el nuestro y que nos
mire con ojos de ternura. Dios ama con corazón de carne, capaz de compasión y de ternura.
El perfecto miraba su perfección, el pecador miraba el amor de Dios. A pesar de todas nuestras
imperfecciones, hablemos con Él, dejémonos amar. Imaginemos su mirada que nos mira con
serenidad, con comprensión, con paciencia, y dejemos que Él mire con amor nuestra vida.
Nos comprometemos
• Cada uno reflexiona seriamente sobre
cómo descubre el amor de Dios en
su vida y lo agradece.
• Nos comprometemos a:
- Enseñar a nuestros hijos, o so-
brinos o nietos, a descubrir los
detalles de amor que Dios tiene
- cada día para con nosotros, y en-
señarles a ser agradecidos.
- Y a corresponder a ese amor
amando a los que se cruzan en
nuestro camino.
• Compartimos el cortometraje "El
abrazo" para pensar juntos el po-
der transformador del amor en la
sociedad.
Oración final
M a t e o 18,20
Vamos a...
• Descubrir la necesidad de celebrar, expresar y fortalecer la fe en Comunidad.
• V'ivenciar la certeza de que Dios se hace presente en la Eucaristía.
• Estimular la adoración eucarística asidua, profunda y devota en todos
los miembros de la familia cristiana.
«'Abrazar la Eucaristía sintiendo profundamente la presencia de Dios
on nosotros.
» Invitar a participar en familia de la fiesta dominical de la Eucaristía.
Oración inicial
• Invocamos la presencia de Dios, confiando en su Palabra que nos dice: "Cuando hay dos
o más reunidos en mi Nombre, yo estoy presente en medio de ustedes". Y lo hacemos:
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. A m é n .
O En comunidad
Señor, aquí estamos otra vez, en tu presencia, '
porque te amamos, porque te necesitamos. ^
Enséñanos a descubrirte,
a celebrarte en comunidad, en comunidad creyente,
a ponerte siempre en el centro:
de este momento y de todos los momentos.
En el centro de nuestra vida y en el centro de nuestra familia,
en el centro de nuestra comunidad,
para que seamos renovados en la fe, en la esperanza y en el amor
y así nos convirtamos en instrumentos de tu redención.
Danos la gracia de contagiar
la alegría de tu presencia en medio nuestro
y de vivir de manera agradable a Ti,
que vives y reinas, por los siglos de los siglos. Amén.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Vemos y contemplamos
Celebramos la Eucaristía
Todos reunidos
Hechos 2,43-47
R e f l e x i o n a m o s y compartimos
I ¿ C u á n d o v o y a m i s a ? ¿ Q u é s i g n i f i c a p a r a m í e l s a c r a m e n t o de l a E u c a r i s t í a ?
í ¿Celebro a J e s ú s c o n v e r d a d e r a a l e g r í a e n l a s a n t a m i s a o es u n a o b l i g a c i ó n
que m e i m p o n e n , algo fastidioso que trato de e v i t a r ?
I ¿Tengo c o n o c i m i e n t o de lo que r e a l m e n t e s i g n i f i c a p a r t i c i p a r de l a
c e l e b r a c i ó n de l a E u c a r i s t í a ? ¿ H a y algo que no c o m p r e n d o ?
I ¿ Q u é recuerdos tengo del día de m i P r i m e r a C o m u n i ó n ?
I Este m o m e n t o de e m o c i ó n , t a n grande y especial, ¿tuvo c o n t i n u i d a d e n m i vida?
I ¿ P r o f u n d i c é e n este m i s t e r i o de a m o r , o dejé p a s a r l a m i s a porque t e n í a cosas
" m á s u r g e n t e s " que a t e n d e r ?
I ¿Inculco la devoción a Jesús Eucaristía a m i s hijos? ¿Cómo?
Ampliamos y profundizamos
, L a comunidad
¿Qué es una comunidad? Es el conjunto de personas vinculadas entre sí, por intereses co-
munes. Es así como encontramos distintas comunidades con distintos intereses: la familia,
la comunidad religiosa, los clubes, las sociedades de fomentos, la comunidad educativa...
En una comunidad, cualquiera sea su fin, todos los integrantes unen sus fuerzas y talentos
para alcanzar un objetivo: todos cooperan; si aparecen dificultades, tratan de solucionarlas
juntos; están abiertos al diálogo, a la reflexión, a la superación.
L a comunidad cristiana
¿Y qué es una comunidad cristiana? Es una congregación de fieles cristianos en virtud del
Bautismo; por lo tanto, una comunidad convocada por el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
No nos convocamos a nosotros mismos, sino es el mismo Dios que nos convoca con su amor.
Somos en verdad una familia, hijos de un mismo Padre que ama a todos, y por lo tanto,
somos realmente hermanos. Y por eso, en esta comunidad, nosotros buscamos parecemos
a Jesús, vivir como vivió Jesús, pasar haciendo el bien, como Él nos enseñó; nosotros, como
comunidad creyente, celebramos a Jesús Resucitado vivo y presente en nuestra vida y en
nuestra comunidad. Colocamos al Señor en el centro de nuestra vida, en el centro de nuestra
familia, en el centro de nuestro trabajo, en el centro de nuestra Iglesia. Jesús constituye el
centro y fin de la Iglesia de todos los tiempos.
L a misa
La expresión más perfecta y completa de esta celebración es la santa misa, la Eucaristía, la
Acción de Gracias. En la misa, nos encontramos con Jesús: con su Palabra; con su Cuerpo
y con su Sangre, alimento de vida eterna; nos encontramos con nuestros hermanos; pedi-
mos perdón; suplicamos por nuestras necesidades y por las del mundo entero; alabamos,
glorificamos y damos gracias a Dios, por su presencia en medio nuestro.
Y cuando nosotros celebramos con piedad sincera a Jesús en la Eucaristía, progresivamente
notamos su obra en nuestra vida cotidiana. Son frutos pascuales: la comunión, la alegría, la
paz, la solidaridad, la Justicia, la generosidad, el diálogo familiar, la fortaleza en las dificul-
tades y problemas... En la misa, nos encontramos con Jesús: con su Palabra; con su cuerpo
y con su sangre, alimento de vida eterna; nos encontramos con nuestros hermanos; pedi-
mos perdón; suplicamos por nuestras necesidades y por las del mundo entero; alabamos,
glorificamos y damos gracias a Dios por su presencia en medio nuestro.
Y cuando nosotros celebramos con piedad sincera a Jesús en la Eucaristía, progresivamente
notamos su obra en nuestra vida cotidiana. Son frutos pascuales: la comunión, la alegría,
la paz, la solidaridad, la justicia, la generosidad, el diálogo familiar, la fortaleza en las difi-
cultades y problemas...
Rezamos y celebramos
En nuestra comunidad de fe, en nuestra familia, en nuestro trabajo, en nuestra capilla, todos
buscamos vivir como vivió Jesús.
Desde los inicios de la Iglesia, la catequesis siempre estuvo muy unida a la liturgia (Celebra-
ción Eucarística y otros sacramentos) y a la caridad (obras de misericordia). Desde siempre,
son los tres pilares de la fe cristiana, inseparables uno del otro. Si se los separa, se atrofia
la fe. Estos son precisamente los tres pilares que orientarán nuestra vida en este tiempo de
formación: catequesis, liturgia y caridad.
Por eso, a partir de ahora nuestro compromiso será participar de las Celebraciones (misa)
de la comunidad cristiana a la que pertenecemos. No como un agregado secundario de
la catequesis sino como una dimensión esencial de este camino de preparación. Ese será
entonces, nuestro compromiso semanal.
^ Bendita Eucaristía
Vamos a...
• Reconocer con serenidad, la propia y constitutiva situación de debilidad
personal.
• Comprender que nuestras debilidades y miserias pueden ser ocasión
para la o b r a de Dios.
• Descubrir la bondad d e Dios y su gran misericordia de Padre.
•Acercarse a su misericordia para hallar la fortaleza que nos ayuda a ser
cada vez mejores discípulos de j e s ú s .
• R e c o n o c e r l a i m p o r t a n c i a de una c o n c i e n c i a "bien formada".
Oración inicial
O Ven, Señor!
Aquí estamos. Señor, juntos como hermanos,
buscando tu voluntad en nuestras vidas.
Queremos conocerte y conocernos más y mejor.
¡Ven, Señor!
Ayúdanos a abrir el alma
a la grandeza de tu amor paternal.
¡Ven, Señor!
Ayúdanos a reconocer nuestra pobreza y debilidad.
Ayúdanos a aceptarlas con serenidad y confianza.
¡Ven, Señor!
Lucas 15,18-24
En el fondo de cada pecado, de cada mal cometido, hay una desconfianza del amor mise-
ricordioso de Dios y una seducción a vivir como nosotros queremos, lo que lleva a poner
en riesgo nuestra realización personal y nuestra felicidad. En definitiva, es no conocer el
proyecto de amor de Dios en nuestras vidas y aceptarlo como camino seguro de salvación.
20
Reflexionamos y compartimos
I Después de leer el texto respondemos:
- ¿Cómo se sintió el hijo durante l a historia? •
-¿Cuándo nos comportamos como el hijo que se va?
- ¿ Q u é puede alejarnos de Dios para "hacer l a nuestra"?
- ¿Somos conscientes de que alejarnos del proyecto que Dios tiene para nosotros
no nos permitirá alcanzar la felicidad que tanto ansiamos?
- ¿En qué circunstancias actuamos como el hijo que se queda?
- ¿Cómo recibe el padre al hijo que vuelve?
- ¿Somos conscientes de l a infinita misericordia de nuestro Padre Dios, que, a
pesar de habernos alejado tantas veces, nos espera con s u amor?
•••ttiiiiwi^^itwiai^^ I iiiiiiiwiiiiiiiii lililí
Ampliamos y profundizamos
, U n regalo de D i o s
Nuestra vida es un don, un regalo de Dios. Y, por eso, es un misterio profundo y hermoso.
Sin embargo no dejamos de ser conscientes de que también somos débiles y frágiles. Y a
veces, afeamos y rebajamos la belleza con la que hemos sido creados. Incluso, llegamos a
apartarnos de Él y sus caminos de salvación.
Sin embargo, Él no desiste, no se asusta de nuestra debilidad y miseria. ¡Al contrario! Busca.
Llama. Sana. Libera. Fortalece.
Comenzar de nuevo
El perdón de Dios
Dios no se cansa nunca de perdonar; somos nosotros los que nos cansamos de acudir
a su misericordia. Aquel que nos invita a perdonar setenta veces siete, nos da ejemplo.
Él perdona setenta veces siete. Nos vuelve a cargar sobre sus hombros una y otra vez.
Él nos permite levantar la cabeza y volver a empezar, con una ternura que nunca nos
desilusiona y que siempre puede devolvernos la alegría.
Papa Francisco
Rezamos y celebramos
Frente al mal, el Salmo 103 nos ayuda a descubrir la bondad de Dios.
Salmo 103
22
© Gracias, Señor
Te damos gracias, Señor, por tu amor y tu misericordia.
Te damos gracias, porque nos abres los ojos
para ver lo que no está bien en nosotros,
porque nos amas tanto, nos comprendes tanto,
que nuestra fragilidad y pecado no te alejan de nuestro lado;
al contrario: han logrado que tu Hijo viniera a este mundo
para mostrarnos que solo él es camino, verdad y vida.
Nos comprometemos
W Nos comprometemos a:
- Realizar un momento diario
de oración pidiendo fortaleza
para enfrentar las debilidades
cotidianas y confianza al Señor
para seguir adelante.
- Recordar el compromiso del
mes anterior de participar de
la Eucaristía dominical, ya que
ella es fuente de virtud y gracia.
Oración final
<Cl Perdón
Amadísimo Jesús, te pido perdón por todos mis pecados
y por el dolor y las heridas que he causado a los demás con mis faltas de amor.
Te pido la gracia de evitar lastimarte otra vez.
Te pido la gracia de que crees en mí un corazón puro.
Renueva mi espíritu, devuélveme la alegría de la salvación.
Yo te glorifico y alabo, mi Señor;
quiero ser digno de entrar en tu Reino para toda la eternidad.
Yo te amo, Jesús. Yo te necesito. Amén.
Jesús, salvador del hombre
Vamos a...
• Encontrarnos con Jesús, el liberador de todas las ataduras humanas; e! único
camino posible para vivir en libertad y ayudar a los padres a descubrir que
somos realmente libres cuando optamos por la propuesta de j e s ú s , quien
nos salvó por medio de la cruz.
• Comprender que formamos parte de un plan de salvación y asumir la tarea
de educar a nuestros hijos en la fe para que Dios pueda realizar elproyecto
que tiene para ellos.
• Entender que la liberación y la salvación que el Reino de Dios trae consigo
alcanzan a la persona humana en su dimensión tanto física como espiritual.
• Sentir e l llamado a la conversión y a creer en el amor misericordioso de Dios.
O E n tu presencia
Aquí estamos, Señor, en tu presencia.
Estamos felices de encontrarnos nuevamente con Vos
y de compartir entre nosotros este momento de oración y reflexión.
Te damos gracias por tu bondad, por tu sabiduría;
te damos gracias porque nos elegís a cada uno de nosotros
como elegiste a cada uno de tus discípulos.
Romanos 8,31-39
Reflexionamos y compartimos
I Jesús viene a salvarnos
A n t e l a realidad de pecado, Jesús viene
a liberarnos de todo m a l y toda esclavitud.
S u amor infinito es capaz de hacernos
hombres y mujeres nuevos, y a que el amor
de Dios hace nuevas todas las cosas.
Nuestra actitud será l a de aceptar
esta infinita misericordia, que supera
todos nuestros cálculos.
Rezamos y celebramos
Agradecemos a Dios la libertad y la nueva vida que nos ha dado.
• Agradecemos el hacernos personas libres para que vivamos más felices.
»• Cada uno, en el silencio de su corazón, eleva una oración espontánea.
^ Después meditamos y cantamos Déjame nacer de nuevo.
Nos comprometemos
Nos comprometemos a tener quince minutos de oración en familia antes de acostarse, para
agradecer al Señor todas las bendiciones que recibieron durante el día y pedir su protec-
ción y misericordia, como también la determinación y perseverancia para luchar contra las
cadenas que nos esclavizan.
Oración final
W Hacemos una oración espontánea de agradecimiento a Dios por todas las maravillas de
misericordia y libertad que nos da.
pll^^gíl; La Palabra como alimento
•lii^^H de la familia cristiana
Y l a Palabra se hizo carne.
Juan 1,14
Vamos a...
® T o m a r c o n c i e n c i a de !a centraüdad que debe tener la Palabra de Dios en las
familias cristianas como alimento espiritual que guía la vida cotidiana.
• hitender que, solo formándonos y estudiando la Palabra de Dios, podremos
d e f e n d e r nuestra fe.
• C r e e r que, en la Palabra de Dios, coinciden verdad y amor.
• Madurar nuestra fe y convertirla en acción evangelizadora al servicio de
nuestros h e r m a n o s .
Escuchen, entonces, lo que significa la parábola del sembrador. Cuando alguien oye la Palabra
del Reino y no la comprende, viene el Maligno y arrebata lo que había sido sembrado en
su corazón: este es el que recibió la semilla al borde del camino. El que la recibe en terreno
pedregoso es el hombre que, al escuchar la Palabra, la acepta en seguida con alegría, pero
no la deja echar raíces, porque es inconstante: en cuanto sobreviene una tribulación o
una persecución a causa de la Palabra, inmediatamente sucumbe. El que recibe la semilla
entre espinas es el hombre que escucha la Palabra, pero las preocupaciones del mundo y
la seducción de las riquezas la ahogan, y no puede dar fruto. Y el que la recibe en tierra
fértil es el hombre que escucha la Palabra y la comprende. Este produce fruto, ya sea cien,
ya sesenta, ya treinta por uno.
Mateo 13,3-9.18-23
Fecundidad de la Palabra
Así como la lluvia y la nieve descienden del cielo y no vuelven a él sin haber empapado la
tierra, sin haberla fecundado y hecho germinar, para que dé la semilla al sembrador y el
pan al que come; así sucede con la palabra que sale de mi boca, ella no vuelve a mí estéril,
sino que realiza todo lo que yo quiero y cumple la misión que yo le encomendé.
Isaías 55,10-11
Refíex«oiiafii«s y campartimos
¿Qué me dice la Palabra?
I E n l a p r e s e n c i a de Dios, e n u n a l e c t u r a reposada del texto, es b u e n o
preguntar, p o r ejemplo:
- Señor, ¿qué m e dice a m í este texto?
- ¿Qué quieres cambiar de m i vida con este mensaje?
- ¿Qué m e molesta e n este texto? ¿Por qué esto no m e interesa?
- ¿Qué m e agrada? ¿Qué m e estimula de esta Palabra?
- ¿Qué m e atrae? ¿Por qué m e atrae? ~,
- ¿ S o y dócil a s u m e n s a j e ?
- ¿ M e dejo c o n d u c i r por s u Palabra, o prefiero h a c e r m i v o l u n t a d a d a p t á n d o l a
a m i s intereses y a m i c o m o d i d a d ?
- P e n s e m o s entre todos: ¿De q u é m a n e r a puedo disfrutar m á s de l a P a l a b r a de
Dios y h a c e r l a fructificar e n m i v i d a c o t i d i a n a ? ¿ C ó m o pongo e n p r á c t i c a l a
P a l a b r a de D i o s e n m i a m b i e n t e f a m i l i a r y de trabajo?
- ¿ E s posible u n a v i d a coherente c o n e l E v a n g e l i o ? ¿ C ó m o hago p a r a v i v i r de
acuerdo a lo que creo?
Ampliamos y profundizamos
L a P a l a b r a celebrada
Cristo e s t á presente
Cristo, realmente presente en las especies del pan y el vino, está presente también, en la
Palabra proclamada en la Liturgia, en las celebraciones donde se reúne la comunidad.
La alegría del Evangelio es para todo el pueblo; no puede excluir a nadie. Así se lo anun-
cia el ángel a los pastores de Belén: «No teman, porque les traigo una Buena Noticia,
una gran alegría para todo el pueblo» (Le 2,10).
Evangelii gaudium s y
Este acercamiento a la Palabra también es para todas las familias. San Pedro dice:
Como niños recién nacidos, deseen la leche pura de la Palabra, que los hará crecer para
la salvación.
1 Pedro 2,2
La Palabra en el silencio
Destacada importancia y maravillo-
sa tarea tienen las mujeres cristia-
nas, las madres cristianas. María,
la Madre de Jesús, se preocupó de
proveer con lo mejor que tenía a su
Hijo y a su esposo, pero no solo las
necesidades materiales: alimento,
vestido, limpieza, cobijo. Se dedicó
en el silencio a escuchar a Dios; se
dispuso a conocer y cumplir el de-
seo de Dios, para ella, para su Hijo,
para su esposo.
Nuestro tiempo no favorece el recogimiento. Tantas cosas buenas (televisión, celular, inter-
net, música), con su uso exagerado, no ayudan al silencio, la escucha, el diálogo.
La Palabra solo puede ser pronunciada y oída en el silencio exterior e interior. María "escuchaba
y guardaba esas cosas en su corazón". La tradición de la Iglesia enseña que los misterios de
Cristo están unidos al silencio, y solo en él la Palabra puede encontrar morada en nosotros,
como ocurrió en María, mujer de la Palabra y del silencio inseparablemente (Cfr. VD 66).
El Papa Benedicto escribió sobre la importancia de la familia en la educación y en la
catequesis
El papel indispensable de las mujeres en la familia, la educación, la catequesis y la
trasmisión de los valores. En efecto, ellas saben suscitar la escucha de La Palabra, la
relación personal con Dios, y comunicar el sentido del perdón y del compartir evangé-
lico, así como ser portadoras de amor, maestras de la misericordia y constructoras de
paz, comunicadoras de calor y humanidad en un mundo que valora a las personas con
demasiada frecuencia según los criterios fríos de explotación y ganancia.
Verbum Domini 85
Nos comprometemos
1^ Nos comprometemos a:
' - Meditar durante la semana el Evangelio
proclamado en la misa del domingo
anterior y a compartirlo con la familia.
- Traer, para el próximo encuentro, una
oración que les guste acerca de la f a -
milia.
Oración final
Vamos a...
• D e s c u b r i r q u e , para q u e la vida familiar se desarrolle sana y feliz, es
i m p e r i o s o q u e J e s ú s sea i n v i t a d o a p a r t i c i p a r de la v i d a familiar (sea t e n i d o
en c u e n t a e n las decisiones a tomar; sea alabado en los cumpleaños; esté
p r e s e n t e e n la bendición de la mesa; se le pida ayuda en las dificultades; se
le d i g a gradas p o r t o d o lo q u e nos regala a diario...)
• Comprender la importancia de que Dios sea el c e n t r o del hogar p a r a que las
relaciones familiates se construyan y crezcan en e l amor, el r e s p e t o mutuo, la
paz y la alegría.
® Santificar la familia día a día con un cariño auténtico.
® Ejercitar en la familia ¡as virtudes cristianas de fe, esperanza y caridad, y luego
prudencia, lealtad, sinceridad, humildad, trabajo, alegría...
Oración inicial
Hoy queremos pedirte que nos enseñes a ponerte en el centro de nuestras vidas,
en el lugar de privilegio.
Sin Vos, nuestra vida pierde sentido, pierde trascendencia.
Con Vos, retomamos el camino, renovamos nuestra esperanza,
seguimos amando, perdonando, valoramos todo lo bueno que nos ofreces cada día.
Vos, hablando o callando, sos el que sostiene y guía nuestra familia.
Los once discípulos fueron a Galilea, a la montaña donde Jesús los había citado. Al verlo, se
postraron delante de Él; sin embargo, algunos todavía dudaron. Acercándose, Jesús les dijo:
- Yo he recibido todo poder en el cielo y en la tierra. Vayan, y hagan que todos los pueblos
sean mis discípulos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo,
y enseñándoles a cumplir todo lo que yo les he mandado. Y yo estaré siempre con ustedes
hasta el fin del mundo.
Mateo 28,16-20
El Espíritu de la verdad
I Respondemos
- ¿Cómo definimos l a alegría cristiana?
- ¿Qué aspectos de nuestra familia debemos trabajar m á s profundamente para
que l a alegría cristiana se manifieste m á s e n ella?
- ¿ A y u d a m o s a nuestros niños, desde m u y pequeños, a descubrir sus dones y
capacidades para que puedan discernir s u verdadera vocación a través de la cual
servirán a los demás?
- ; Es Cristo el centro de nuestra familia?
Ampliamos y profundizamos
L a familia
La familia atraviesa una crisis cultural profunda, como todas las comunidades y vínculos
sociales. En el caso de la familia, la fragilidad de los vínculos se vuelve especialmente
grave porque se trata de la célula básica de la sociedad, el lugar donde se aprende a
convivir en la diferencia y a pertenecer a otros, y donde los padres transmiten la fe a sus
hijos. El matrimonio tiende a ser visto como una mera forma de gratificación afectiva
que puede constituirse de cualquier manera y modificarse de acuerdo a la sensibilidad
de cada uno. Pero el aporte indispensable del matrimonio a la sociedad supera el nivel
de la emotividad y el de las necesidades circunstanciales de la pareja. Como dicen los
Obispos franceses, no procede «del sentimiento amoroso, efímero por definición, sino
de la profundidad del compromiso asumido'por los esposos que aceptan entrar en una
unión de vida total.» El individualismo posmoderno y globalizado favorece un estilo de
vida que debilita el desarrollo y la estabilidad de los vínculos entre las personas y que
desnaturaliza los vínculos familiares.
L a comunicación en familia
Es necesario tomarse tiempo en las reunio-
nes familiares, en las comidas y en conver-
saciones privadas, para hablar, escuchar y
comprender. La comunicación acrecienta
la confianza y la confianza la unión.
Jesús siempre se tomaba un tiempo para
estar a solas con sus discípulos, para escu-
charlos, para preguntarles (Ver Mt 13,10-11;
13,36; 16,13-15; 17,1)
• Fortalece la fe de tu familia haciendo
oración: la misa del domingo, la bendición
de la mesa, oraciones espontáneas en
momentos de temor, tristeza o alegría.
La oración en familia transforma los co-
razones, cura las heridas y restablece la
paz. Recordamos una clásica frase que
dice que la familia que reza unida per-
manece unida.
• Las manifestaciones de cariño calan hon-
do, llegan hasta el alma. Una sonrisa,
un abrazo, un beso antes de acostarse,
una caricia, infunden seguridad, dan ánimo y reconfortan. El contacto dice "Te quiero"
de innumerables maneras. Los gestos sencillos de amor: antes de salir al trabajo y a la
escuela, al regresar al hogar después de una jornada llena de actividades, pueden llegar
directo al corazón, dibujar una sonrisa y alentar el espíritu. Eso le agrada a Jesús, que nos
invita a amar siempre.
• Los errores, malentendidos y decepciones son muy frecuentes e.i la vida familiar. Es nece-
sario ser tolerante y paciente. La vida en familia proporciona grandes oportunidades para
perdonar y ser perdonado. Si estalló la ira y quedan heridos los sentimientos, es bueno
decir: "lo siento" o "te perdono". Así darás una nueva oportunidad al amor.
• Una vez Pedro le preguntó al Señor cuántas veces debía perdonar a su hermano. Jesús le
respondió: setenta veces siete; o sea, siempre (Ver Mt 18,21-22).
• Es muy bueno cultivar el asombro observando las maravillas que Dios creó: la variedad de
colores y aromas de las flores y animales; la belleza del arco iris; el murmullo de un arroyo;
la majestad de una montaña; la bondad de las personas; los delicados hilos de una telaraña.
Todo eso hace brotar la admiración y nos provoca verdadera oración y reverencia a la sabi-
duría de Dios. (Ver Mt 6,26 "Vean las aves del cielo"; Mt 6,28-29 "Vean los lirios del campo")
• El tiempo que cada uno pasa por su cuenta es tan importante como el que se pasa en
familia. Procura que tus familiares dispongan de un tiempo para estar a solas consigo
mismos y con Dios. La soledad serena la mente y enriquece el alma, dando luego un
sentido más profundo al tiempo que se pasa juntos. Jesús también buscaba momentos
de soledad (Ver Mt 14,13)-
• Abre tu hogar a los viejos amigos y también a los nuevos. Aumentarán tus conocimientos,
pondrán a prueba tus prejuicios y te proporcionarán momentos llenos de alegrías. La Sa-
grada Escritura dice: "Quien ha encontrado un amigo, ha encontrado un tesoro." Procura
que tu familia acepte y celebre la variedad de nuestra "familia mundial". La intolerancia,
la discriminación, el fanatismo, la hostilidad y el temor a las diferencias, se aprenden o
previenen en el seno de la familia.
Rezamos y celebramos
Dios regaló al mundo la familia. Dios quiere h a -
bitar en el corazón de tu familia. Si Jesús vive en
tu familia, la vida familiar es mucho mejor. No lo
dejes afuera.
' Rezamos juntos la Oración por la familia.
Nos comprometemos
A incluir a Jesús cada vez más en la vida familiar por
medio de una oración, de un consejo cristiano, de un
acto de caridad hacia algún familiar, la visita a algún
abuelo o tío que esté solo, a celebrar juntos como
familia la misa del domingo...
Oración final
Oración por la familia
A Cristo, a María y a José encomiendo cada familia.
Que san José, hombre justo, trabajador incansable,
custodio integérrimo de los tesoros a él confiados,
las guarde, proteja e ilumine siempre.
La oración en familia
7
Señor, enséñanos a orar.
Mateo 28,20b
Vamos a...
• C o n o c e r q u é s i g n i f i c a orar.
• T o m a r c o n c i e n c i a d e l i m p o r t a n t e r o l de la f a m i l i a c o m o e s c u e l a d e
oración.
• A p r e n d e r a a s u m i r n u e s t r o rol de p r i m e r o s e v a n g e l i z a d o r e s de n u e s t r o s
hijos.
• E n t e n d e r q u e la o r a c i ó n p r i v a d a es f u n d a m e n t a l e n la v i d a d e p i e d a d d e
todo católico.
• A y u d a r a los p a d r e s a d e s c u b r i r e l v a l o r d e ia o r a c i ó n e n f a m i l i a y a
c o n f i a r e n las b e n d i c i o n e s q u e D i o s d e r r a m a c u a n d o la familia o r a u n i d a .
Oración inicial
Jesús e n s e ñ a a orar
Reflexionamos f compartimus
- ¿Cómo rezamos (solos, e n familia, e n l a Iglesia...)?
- ¿Rezamos con la Biblia? ¿ C ó m o ?
- ¿Rezamos con las oraciones (Padrenuestro, Avemaria...)?
Ampliamos y profundizamos
L a oración
Santa Teresa decía: "Orar es tratar de amistad frecuente estando a solas con Aquel que nos
ama".
También lo afirma el papa Francisco:
Uno solo le dedica un tiempo gratuito y sin prisa a las personas que ama; y aquí se trata
de amar a Dios que ha querido hablar. A partir de ese amor, uno puede detenerse el
tiempo que sea necesario, con una actitud de discípulo: "Habla, Señor, que tu siervo
escucha" (i Sam 3,9).
La oración surge del corazón del hombre, es el lugar del encuentro con Dios. Si vivimos
alejados o peleados con Dios, se nos hace difícil orar.
Dios es quien primero llama al hombre. Ya sea que el hombre lo olvide, o se esconda lejos
de su rostro, o corra detrás de sus ídolos, o acuse a Dios de haberlo abandonado, el amor
tierno y misericordioso de Dios llama incansablemente a cada persona al encuentro con Él
mismo. Este encuentro misterioso se da en la oración y de manera plena en la celebración
de la Eucaristía. Al Dios fiel y cercano se lo escucha en un clima de silencio y oración. Este
encuentro entre Dios y el hombre en la oración es un llamado recíproco, un hondo aconte-
cimiento de alianza, un encuentro de los que se aman.
Jesús se retiraba a la montaña y oraba a solas con su Padre. De ahí surge la oración del
padrenuestro, modelo de toda oración. Ahora, con Jesús, podemos llamar a Dios diciéndole
"Padre".
L a lectio divina
Siendo la oración tan importante en la vida del cristiano, la Iglesia recomienda orar con la
Palabra y propone practicar la lectura orante de la Palabra o lecí;o divina. El Papa Francisco,
en su exhortación Evangelii gaudium (152-153), nos enseña los pasos a seguir.
1. Preparación
Pedir al Espíritu Santo que disponga
nuestro corazón para escuchar
y entender lo que el Señor me quiere
decir hoy a través de este texto.
2. Lectura
Leer el texto bíblico y preguntar:
¿Qué dice el texto? Para eso reflexiono
sobre el mensaje principal del texto,
los personajes, el ambiente, el contexto literario
(leer un poco antes y un poco después del texto elegido).
3- M e d i t a c i ó n y o r a c i ó n
¿ Q u é me dice a mí el texto? Es bueno preguntarle
al Señor: ¿Qué querés cambiar de mi vida con 3 'i
este mensaje? ¿Qué me molesta en este texto?
¿Por qué me molesta? ¿Por qué esto no me interesa?
O bien: ¿Qué me agrada? ¿Qué me estimula
en esta Palabra? ¿Qué me atrae? ¿Por qué me atrae?
Y aquí hay que tener en cuenta que, cuando uno intenta
escuchar al Señor, suele haber tentaciones: / .
puedo sentirme molesto, abrumado, cerrarme,
buscar excusas; en lugar de pensar lo que el texto
me dice a mí, busco aplicarlo en otros.
Hay que recordar que Dios simplemente, quiere
que miremos con sinceridad la propia existencia
y la presentemos sin mentiras ante sus ojos,
que estemos dispuestos a seguir creciendo
y que le pidamos a Él lo que todavía
no podemos lograr.
4. Acción
¿ Q u é le respondo? ¿Cómo aplico el texto a mi vida?
¿Qué debo cambiar? ¿Cómo debe ser mi actuar
de ahora en adelante?
Rezamos y celebramos
•^Como respuesta a la Palabra de Dios de hoy, hagamos una oración espontánea, ya sea
de pedido, de agradecimiento o de alabanza.
Después rezamos juntos:
Oración final
O Anda conmigo
Dios, dame fe el día de hoy para seguir adelante.
Dame grandeza de espíritu para perdonar.
Dame paciencia para comprender y esperar.
Dame voluntad para no caer.
Dame fuerza para levantarme si caído estoy.
Dame amor para dar.
Dame lo que necesito y no lo que quiero.
Dame elocuencia para decir lo que debo decir.
Haz que yo sea el mejor ejemplo para mis hijos.
Haz que yo sea el mejor amigo de mis amigos.
Haz de mí un instrumento de tu voluntad.
I
Vamos a...
' D e s c u b r i r q u e ia familia e s e l á m b i t o p r i v i l e g i a d o d o n d e s e a p r e n d e a vivir
y a t e s t i m o n i a r e l v e r d a d e r o amor, q u e e s c o m p a r t i d o , d e s i n t e r e s a d o y
entregado.
' {Para los que tienen el sacramento del Matrimonio) Reafirmar las p r o m e s a s
matrimoniales considerando al diálogo c o m o punto de encuentro para
e d u c a r a n u e s t r o s W j o s e n s i n t o n í a c o n e l Evangelio.
' D e s c u b r i r cuál e s la p r o p u e s t a d e l E v a n g e l i o para la f e l i c i d a d e n e l hogar.
' {Para los que tienen un compromiso de vida en pareja:) E m p e z a r a c o n s t r u i r
relaciones m á s sólidas.
' {Muy especialmente para los padres solteros y los que se quedaron solos)
R e n o v a r la e s p e r a n z a e n n u e s t r a m i s i ó n .
Oración inicial
O Vivir el amor
Te damos gracias. Señor, por este nuevo encuentro,
porque estás presente en nuestras vidas, en nuestras familias.
Te bendecimos y alabamos por el amor que derramas sobre nosotros.
Como yo los a m é
Reflexionamos y compartimos
- ¿Cómo expresamos nuestro cariño en la familia?
- ¿Por qué crisis hemos pasado como familia? ¿Cómo las hemos superado?
- ¿Rezamos en familia? ¿Cómo?
mm mm " mm m » íT
Ampliamos y profundizamos
L a familia cristiana
La familia cristiana está fundada en el sacramento del matrimonio entre un varón y una
mujer, signo del amor de Dios por la humanidad y de la entrega de Cristo por su esposa,
la Iglesia. Desde esta alianza de amor, se despliegan la paternidad y la maternidad, la
filiación y la fraternidad, y el compromiso de los dos por una sociedad mejor. Creemos
que 'la familia es imagen de Dios que, en su misterio más íntimo no es una soledad,
sino una familia'. En la comunión de amor de las tres Personas divinas, nuestras familias
tienen su origen, su modelo perfecto, su motivación más bella y su último destino"
El Papa Juan Pablo II, en un documento llamado Familiarís consortio, hizo un llamado a to-
dos los miembros de la Iglesia a acompañar a las familias y personas que viven situaciones
particulares, sobre todo para acompañar a las familias en segunda unión matrimonial y los
padres, o madres, que han quedados solos en la educación de sus hijos. ., ,
La familia es importante para la educación, la salud y la vida espiritual de los hijos. Sin un
núcleo familiar fortalecido se corre el riesgo de que niños y adolescentes sufran graves
problemas y desequilibrios. Pero no solo en estos casos; incluso en familias constituidas
de forma estable, aparecen problemas con los hijos frente al ritmo de vida impuesto por la
sociedad de consumo. No es difícil encontrar familias cuyo padre apenas tiene contacto con
sus hijos, como consecuencia de un horario de trabajo excesivo, o cuya madre, incorporada
al mundo laboral, apenas tiene tiempo de atender a sus hijos, quedando estos al cuidado de
otros por excesivo tiempo. Todo esto va lastimando poco a poco la salud familiar y puede
estallar, años más tarde, en conflictos graves con el hijo o la hija ya adolescentes.
Para ello es necesario reflexionar sobre qué es amar, sobre todo amar en el matrimonio o en
la vida familiar. Amar es entregar la propia vida por amor al otro. No es buscar que el otro
me haga feliz sino yo querer hacer feliz al otro. Es aceptarlo como es, con sus virtudes y sus
defectos, sin exigirle que cambie. Amar no es buscar el placer del cuerpo, aunque, cuando
uno ama, lo experimente. Don Bosco no se cansaba de repetir esta frase a los jóvenes: "No
basta amar. Es necesario que el otro se sienta amado".
Jesús nos dice: No hay mayor amor que dar la vida (Jn 15,13). Y dar la vida es dejar, muchas
veces, lo que "yo quiero", lo que "yo necesito", lo que "a mí me gusta", o el "yo pienso así",
para buscar lo que el otro quiere, lo que el otro necesita, lo que al otro le gusta y escuchar lo
que el otro piensa o siente. Es escuchar para comprender las razones del otro y no para retru-
car, tanto a la pareja como a los hijos. Y el amor responde con amor: todo lo que va, vuelve.
El sentido del amor auténtico lo expresa san Pablo en 1 Cor 13,4-7 cuando escribe:
El amor es paciente, es servicial; el amor no es envidioso, no hace alarde, no se envane-
ce, no procede con bajeza, no busca su propio interés, no se irrita, no tiene en cuenta
el mal recibido, no se alegra de la injusticia, sino que se regocija en la verdad. El amor
todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.
Tal definición de amor solo halla su cumplimiento en Dios y en aquellos a quienes Dios
mismo regala su Espíritu Santo en el Bautismo y en todas las circunstancias de la vida que
lo pidan. Por eso, si conno bauti-
zados hemos de ser testigos del
amor de Dios en nuestra vida,
la primera tarea de los padres
es trasmitir este amor de Dios
a los hijos.
Amar no es fácil ni es sencillo,
pero es el camino más seguro
para vivir una vida plena. Y a
amar se aprende, como veremos
el año próximo, en otro encuen-
tro. Y los que siempre deben dar
el ejemplo son los padres. Estén
juntos o separados. A q u í v a n al-
gunas claves que pueden ayudar
a vivir el amor y el diálogo con
tu pareja:
- Pide lo que necesites, pregunta lo que quieras saber; tu pareja no puede leer tus
pensamientos.
I - Agradece a tu pareja; sé sincero. Alaba a tu pareja en presencia de otros; el agradeci-
miento en público es reconfortante.
- Respeta el derecho de tu pareja a su vida privada; el espacio individual es importante,
pero muy importantes son los momentos compartidos mutuamente. La intimidad del
diálogo es vital; es preciso dejar por momentos las actividades y el cuidado de los hijos.
- Discutan razonablemente, sin amenazas, sin acusaciones, sin palabras ofensivas. Sean
generosos en pedir disculpas; el amor requiere que seamos capaces de decir "lo sien-
to". Perdona afectuosamente con una palabra que se puede extender con un abrazo.
El amor no es orgulloso.
- Rían juntos y lloren juntos: la risa es sumamente recomendable para acercar grandes
distancias y las lágrimas compartidas unen los corazones. Compartan sus sueños, sus
anhelos más profundos.
- Permítete ser débil: el matrimonio es dependencia mutua. Permítete ser fuerte: el
matrimonio es dependencia mutua.
- Respeta a la familia de tu pareja; tú mismo ahora formas parte de ella.
- Gocen juntos del silencio, ya que éste genera el diálogo sincero y, en consecuencia, se
• fortalece y crece el amor. El silencio en la pareja es espacio sagrado.
- Recen juntos y alaben a Dios por la vida que comparten. Compartan su fe con sus hijos:
es vital para su sano crecimiento.
- Sean pacientes el uno con el otro; continuamente se están eligiendo.
- No se desautoricen frente a sus hijos.
- Los hijos aprenden a tratar con los demás observando cómo se tratan sus padres en-
tre sí. Mostrar respeto por la madre o el padre de tus hijos es una buena manera de
enseñarles a tratar a la gente con dignidad.
Adaptado de Kass Dotterweich, Ser felices en el matrimonio, San Pablo
L a paz e m p i e z a e n e l hogar
Y ella respondió:
—Vayan a casa y amen a su familia.
No e x i s t e c o n c i e n c i a d e lo i m p o r t a n t e q u e es l a f a m i l i a .
Si s e i n s t a l a s e e l a m o r e n e l i n t e r i o r d e l a f a m i l i a , e l m u n d o c a m b i a r í a p a r a b i e n .
Los jóvenes de hoy, como los de cualquier tiempo, son generosos y buenos. Pero no debemos
engañarlos estimulándolos a consumir diversiones. La única manera de que sean felices es
ofrecerles la ocasión de hacer el bien. El amor comienza por el hogar. Si la familia vive en
el amor, sus miembros esparcen amor en su entorno.
Necesitamos ayudar con nuestro testimonio a los matrimonios que han enfriado su relación
de amor esponsal. Transmitir en nuestra sociedad el valor del matrimonio. Cuidar el amor
en nuestro matrimonio. >•
Nos comprometemos
Ayudamos con nuestro testimonio a los matrimonios que enfriaron su relación de amor
esponsal. Transmitimos a nuestra sociedad el valor del matrimonio.
Cuidamos el amor en nuestro matrimonio. ; i : ;
Oración final
0 Enséñanos a amar
Señor, enséñame a no hablar
como un bronce que retumba,
o una campanilla aguda, sino con amor.
Hazme capaz de comprender
y dame la fe que mueve montañas,
pero con amor.
Vamos a...
• Agradecer a Dios el regalo de la vida.
• A s u m i r ia v i d a d e l o s h i j o s como u n don q u e r e c l a m a n u e s t r o
c o m p r o m i s o para d e f e n d e r l a , c u i d a r l a , d i g n i f i c a r l a y a y u d a r l a a c r e c e r e n
sabiduría y en gracia.
• C o m p r e n d e r q u e n u e s t r o s hijos s o n fruto de la P r o v i d e n c i a d i v i n a q u e
dispone todas las cosas con infinito amor y sabiduría.
• Retlexionar sobre los lazos que Dios nos pide que construyamos en el
seno familiar.
• Robustecer las relaciones de amor, de ternura, de c o m p r e n s i ó n , de
ayuda, de cuidado y de diálogo entre padres e hi)os.
Oración inicial
Vemos y contemplamos
W Compartimos, con libertad, cuántos hijos tienen, sus edades, cómo es la vida familiar,
cómo se las arreglan para vivir en armonía, si les hubiera gustado tener más o menos
hijos de los que tienen.
^ T a m b i é n compartimos las fotos que se pidieron en el encuentro anterior.
Hijos y padres
Es importante notar que se nos habla de los hijos como u n "don" y no como u n
"derecho" de dominio sobre ellos. A d e m á s , invita a las parejas que no pueden
concebir a irradiar u n a fecundidad de caridad (ayuda a los demás), de acogida
(adopción) y de sacrificio que da vida.
Hemos reflexionado sobre qué significan los hijos dentro del matrimonio cristiano: don
excelente, gozo, bendición. Sin embargo, la realidad nos muestra facetas diferentes, que,
justamente, por ser diferentes, deben ser iluminadas. Muchas veces, los hijos no son bus-
cados ni deseados; muchas veces las madres son niñas, apenas adolescentes. Otras, el hijo
llega como consecuencia de una vida sexual desordenada, sin madurez ni compromiso real.
Otras tantas, en medio de una carrera profesional que amenaza con truncarla o retrasarla.
Muchas veces, los embarazos son frutos de una violación dentro de la misma pareja.
Muchas veces el hombre alcoholizado o drogado fuerza a su pareja a tener relaciones, y
ese embarazo, en lugar de ser motivo de alegría, se vuelve sentimiento de rechazo. Pero,
contradictoriamente, toda vida es preciosa. Toda vida es valiosa a los ojos de Dios; sea
en la circunstancia que sea, esa vida que fue concebida, debe ser respetada y protegida.
La Iglesia, siguiendo el pedido y el mandato de Jesús, que dio su vida para que tengamos
vida, propone el mandamiento del amor. Si los padres aman, escuchan, se interesan por
sus hijos, es poco probable que los hijos busquen amor fuera de la casa, colocándolos en
situaciones de riesgo. Si los padres y madres enseñan el valor de la castidad, tanto en hijos
varones, como en hijas mujeres, muchos embarazos y abortos adolescentes desaparecerían.
Si educamos en valores cristianos y humanos, si nos sentimos amados y valiosos a los ojos de
Dios y de nuestras familias, muchas adicciones y aberraciones de conducta desaparecerían
y, con eso, desaparecerían muchas formas de abuso.
Un recién nacido es un milagro de amor y de vida. Felicidades por este gozoso acontecimiento.
- Fueron destinados por Dios a ser padres de esta hija, este hijo. Tengan confianza en
Él y en ustedes.
- Desde el mismo momento en que abrazas por primera vez a tu hijo recién nacido,
comprendes que todo el dolor y la ansiedad valían la pena.
- Goza el olor, los sonidos y el tacto de tu bebé, de tu hijo: el perfume, los balbuceos, los
arrullos, la suavidad de su piel. Tómate tiempo para estar con él, para abrazarlo, amarlo.
- El hijo pequeño depende absolutamente de los padres. Se sorprenderán al comprobar
los sentimientos de ternura y protección de que son capaces.
- La responsabilidad de cuidar a los hijos puede ser motivo de preocupación: confíen en
que sabrán hacer lo necesario para sacar adelante al pequeño que Dios les ha confiado.
- Aunque hayas llevado en tu vientre durante nueve meses a ese niño, no por eso deja
de ser un recién llegado a la familia. Con el tiempo irás conociendo su temperamento,
sus horarios y sus gustos.
Cada hijo tiene desde el principio su propia personalidad, diferente de la de cualquier otro.
Trátalo como el que es, dándole el cuidado y el amor que necesita. Goza de su individualidad.
, - Enséñenles a rezar, sean su ejemplo, oren con ellos, compartan las celebraciones re-
ligiosas en familia, ayuden a sus hijos a descubrir la presencia constante de Dios que
los ama, guía y protege.
- Padres, alaben los esfuerzos y logros de sus hijos.
- Recuerden que ustedes son los expertos de sus hijos; nadie sabe tanto acerca de ellos
como ustedes; trabajen junto a los maestros y profesores para aumentar sus talentos,
energías y posibilidades.
- Guía y ayuda a tu hijo estableciendo cuidadosamente límites. Aprenderá disciplina
cumpliéndolos y responsabilidades cada vez que desobedezca.
- La familia es el punto de referencia más importante en la vida del niño. Es el ambiente
en que tus hijos aprenden a tratar y respetar a los otros, a amar y ser amados. Protege
y cuida a tu familia como el lugar ideal para educar y apoyar a tus hijos
- Valora los preciosos años de la infancia. Lo importante de los niños no son sus éxitos,
títulos, exámenes ni trofeos, sino su inocencia, sus ocurrencias, su entusiasmo y su
risa. Deja que tus hijos disfruten de ser niños, sin necesidad de compararse con otros.
Dios les regaló el privilegio y la responsabilidad de ser padres. El amor cotidiano que
les dan a sus hijos determina el valor de esta experiencia. ¡Amen a sus hijos y disfruten
de tan grande oportunidad!
Adaptación de Lisa Engelhardt,
Laa/egnade ser padres, San Pablo
Rezamos y celebramos
^ Pensamos tres cosas buenas o lindas de su hijo o hija para hacer una oración que se
compartirá con el grupo.
Completamos personalmente lo que falta:
• Rezamos el Avemaria.
Nos comprometemos
B- Dedicamos un tiempo especial a cada uno
de nuestros hijos y a compartir en el en-
cuentro próximo, si este ejercicio cambió
o mejoró en algo nuestra vida familiar.
Oración final
Adoramos el Santísimo y rezamos juntos:
Ayúdanos, Señor
Ayúdanos con esta dificultad. Señor.
Danos luz y sabiduría para resolverla y fortaleza y paciencia para esperar la solución.
Ayúdanos, Señor, a no desesperarnos y trae la paz que nuestro corazón necesita.
Durante este encuentro conversamos sobre la necesidad
de hablarles a nuestros hijos de Vos.
Te pido tu protección; cuídalos, bendecilos, ilumínalos, para que sean personas de bien.
Envía tu bendición sobre nuestro hogar, el pan de cada día, nuestro trabajo.
Especialmente sobre mi esposo (o esposa), a mi pareja
y todos los que nos ayudan con el cuidado de nuestros hijos.
lO
Pero el padre le dijo:
«Hijo mío, tú estás siempre conmigo y todo lo mío es tuyo».
Lucas 15,31
Vamos a...
• Pensar nuestra vida familiar, y la relación de los padres con los hijos, a la luz
d e la Palabra d e Dios.
• Reflexionar sobre la los lazos que Dios nos pide que construyamos en el
seno familiar.
• Robustecer las relaciones de amor, de ternura, de comprensión, de ayuda,
de cuidado y de diálogo entre padres e hijos.
Oración inicial
• Nos ponemos en la presencia del Señor, invocando su luz y su sabiduría, para descubrir
en este encuentro la voluntad de Dios en nuestras vidas y lo hacemos rezando.
Vemos y contemplamos
• Compartimos con la pequeña comunidad que
conformamos qué cambios percibimos en
nuestros hijos y en nuestra relación con ellos
luego de haber transitado esta primera etapa
en la catequesis.
Escuchamos la Palabra de Dios
• Escuchamos atentamente la Parábola del Hijo Pródigo, también llamada Parábola del Padre
misericordioso (le ^s,'\^-32).
- E s t e hijo mío había muerto y ha vuelto a la vida, se había perdido y lo hemos encontrado.
Y se pusieron a celebrar la fiesta.
• Ver Le 15,11-32
• Hacemos un momento
de oración personal
para comenzar a saborear
la Palabra.
Reflexionamos y c o m p a r t i m o s
Estas preguntas pueden ayudar a la lectura orante (Lectio divina) de la Palabra de Dios:
- ¿Quiénes son los personajes?
- ¿Qué conflicto se presenta?
- ¿Respeta el padre las decisiones de sus hijos?
- ¿Guarda rencor, porque l a voluntad de su hijo es distinta a l a suya?
- ¿Espera s u vuelta para recriminarle, maltratarlo, echarlo, burlarse, o para decirle;
Yo te lo dije?
- ¿Cómo es la relación entre los hermanos?
- ¿Por qué el he r mano "obediente", no puede alegrarse con el regreso de s u
hermano menor, que viene avergonzado y humillado?
- ¿Por qué se enoja con su padre? ¿Por qué se enoja por l a bondad y misericordia
de s u padre?
- ¿Por qué el hermano mayor se siente tratado de m a n e r a injusta? ¿ A m a ?
- ¿Qué hace el padre con cada uno de sus hijos?
- ¿Trata de igual m a n e r a a los dos?
I A l a luz de l a Parábola, volvemos sobre nuestra propia vida, nos preguntamos con
cuál de los hijos de la parábola nos identificamos.
I Podemos leer de nuevo el Evangelio para escuchar qué nos dice Dios a cada uno.
Ampliamos y profundizamos
L a m i s e r i c o r d i a de D i o s ^
Se sabe cuánto puede influir, positiva o negativamente, la relación con el padre de familia
en la relación con el Padre de los cielos y, por lo tanto, en la vida cristiana misma.
¿Cómo decirle a un niño o a un joven que Dios Padre lo ama, si siempre ha visto la cara
amargada del padre o de la madre?
Hermoso sería que cada hijo pueda decir, como respondió aquella niña, en el jardín de
infantes, ante la pregunta de cómo se imaginaba a Dios: "Dios es como mi mamá".
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Rezamos y celebramos
• Respondemos a estas preguntas y después convertimos en oración nuestros comentarios.
- ¿Cómo definiríamos la relación con nuestros hijos? . .
- ¿Cuáles son nuestras fortalezas y debilidades en la relación con nuestros hijos?
- ¿Como padre o madre, mis acciones se parecen a la del padre del Evangelio?
- Como padre, ¿impongo mis decisiones, o escucho las necesidades de mis hijos, sus
peleas, sus rivalidades, sus celos, y las oriento con justicia y amor de acuerdo a las
62 individualidades de cada uno?
- ¿En qué se nota que se ha debilitado la relación de padres e hijos en nuestros tiempos?
- ¿Cómo se pueden revertir esas debilidades y convertirlas en oportunidades de creci-
miento familiar?
Nos comprometemos
Nos comprometemos a:
- Escuchar realmente a nuestros hijos, a prestar atención a las necesidades de cada uno de
acuerdo a su edad, a sus diferencias, a su carácter, a su nivel de comprensión.
- Amar a todos sin excepción ni diferencias que lastimen. Oración final
Oración final
Índice
El Encuentro con Jesús 3
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