MARTÍNEZ HEREDIA - Cómo Investigar La Revolución Cubana
MARTÍNEZ HEREDIA - Cómo Investigar La Revolución Cubana
MARTÍNEZ HEREDIA - Cómo Investigar La Revolución Cubana
Cinco problemas
para la investigación
Fernando Martínez Heredia
La Tizza-Marzo 27-2018 https://medium.com/la-tiza/c%C3%B3mo-investigar-la-
revoluci%C3%B3n-cubana-i-2d5a9c18ce7a
Con la idea de concretar el trabajo y las proyecciones del Grupo de Estudios sobre la
Revolución cubana, creado por la Cátedra “Antonio Gramsci” del ICIC “Juan Marinello” en
junio de 2016, Fernando Martínez Heredia presentó extensamente a sus miembros lo que él
consideraba como los cinco problemas y las seis necesidades básicas para investigar la
Revolución cubana, desde la lucha insurreccional hasta ahora.
Creo que en el 2017 vamos a salir adelante. Yo tengo el 16 de junio de 2016 como la
primera reunión de este Grupo de Estudios; lo cual quiere decir que vamos a ser como los
buenos ciclones: vamos a ganar en intensidad y en organización. Así decía antes el
Observatorio Meteorológico sobre los ciclones: “ha ganado en intensidad y en organización”.
Vamos a hacer lo mismo. Además, no vamos a hacer daño como ellos, sino lo contrario. Este
año debemos lograr que cada uno tenga su tema y vayan trabajando, e incluso pretendemos en
el segundo semestre hacer un primer taller que lo ponemos en el plan de trabajo. Yo estaba
medio preocupado en ponerlo y que no pudiéramos hacerlo, pero hay que hacer un esfuerzo.
Aquí, el mayor culpable es Luis Emilio Aybar porque a él se le ocurrió la idea de lo
que yo debía hacer en esta reunión. Digo que “el mayor culpable”, porque lo que él planteó es
algo inabarcable. He tratado de ver cómo hago de lo inabarcable una cosa completamente
parcial pero que tenga sentido, que tenga organicidad y que pueda servir, por tanto, para
ustedes. Y le puse ¿Cómo investigar la Revolución cubana? a partir de lo que me había
planteado él, siempre cuidadoso de los géneros, para que pudiera servir a todo investigador y
toda investigadora.
Les propongo una fórmula que ustedes puedan cambiar, aunque claro, es muy difícil
querer cambiarla sin haberla visto, lo malo es que después de verla ya sea imposible. Sería lo
siguiente: ver cinco problemas, seis necesidades básicas, una especie de nota teórica, y si
todavía tienen fuerzas entonces pasar –pero ya como iniciativa completa de ustedes– a
primeros desarrollos de esto mismo. Entonces, ya casi les pregunto –por formalidad– si les
parece bien, porque ya está hecho.
Un problema elemental en la investigación de la Revolución cubana, es la relación del
pasado con el presente. Cuando yo era un niño, un muchacho, un adolescente, las revoluciones
de independencia eran absolutamente del pasado. Sin embargo, había Centros de Veteranos en
mi pueblo y en todos, unos viejitos que a veces lo único que tenían era la estrellita con la
bandera enganchada en la camisa. Pero era el pasado. Pasado glorioso, pasado como usted
quiera, pero pasado. Incluso, la Revolución del 30 que le llamo yo –la gente le llamaba la
Revolución del machadato– era del pasado también. Y era muchísimo más próxima, pero
estaba en el pasado. Es decir, el pasado llegaba casi hasta el presente. Hacia esta última, y un
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poco para la anterior, había un sentimiento de frustración. El sentimiento de frustración era
bastante generalizado, se usaba mucho, podía llevar o no a algo, pero era usual. Se decía: “esta
no es la Patria que quiso Martí”. Incluso los más viejos conocían la canción que aprendieron
de niños, la de “Martí no debió de morir”. Había una más terrible que era la de Maceo, no sé si
ustedes la conocen, que decía “Si Maceo volviera a vivir / y a su noble Patria contemplara / de
seguro la vergüenza lo matara / y volvería a morir”. Eso lo enseñaban los maestros en las
escuelas en la primera República burguesa neocolonial, como yo suelo llamarle. La de Martí
era más conocida, ya no se conoce en ningún lado, pero da una idea poética de un problema
gravísimo que era: la Historia como algo que decía “¿cuándo tú vas a ponerte para la Historia,
cuándo tú vas a convertir en realidad la Historia?”. A diferencia de otros muchos países donde
la Historia se ha convertido en historia, y se estudia y todo eso, tiene sus símbolos y todo pero
no es igual que aquí. Por eso aquí, parecía que el Apóstol iba a morir en el año de su
centenario. Esta idea de frustración, de necesidad que se cumpla lo que se planteó, es una idea
importantísima para lo que queremos.
La otra cuestión, todavía más importante, es que es la primera vez –que yo sepa– en la
historia de una revolución en el mundo, que 58 años después los protagonistas siguen en el
poder; pero físicamente incluso, uno de ellos es el presidente de la República. Además, las
Fuerzas Armadas llevan el mismo nombre, la tradición de cuando se fundaron como
insurreccionales, y aquel gobierno revolucionario. Entonces, la continuidad pareció
garantizada por esta continuidad. La revolución dio lo que había querido Martí. ¿Qué quiere
decir esto entonces? Que se presenta como un problema grave en lo que se diría que es un
estudio histórico, y para otros es un estudio de algo que es lo que es. Eso presenta siempre
escollos. Aunque en mi opinión es lo que nos mantiene a todos aquí, y no a los americanos.
Pero bueno, eso es otra cosa. Quiere esto decir que nosotros tenemos un problema previo no
pequeño. Yo voy a empezar por ahí con los cinco problemas que trataré de sintetizar.
El primero es confundir el apoyo a la Revolución con el defensismo. Es decir, toda
gente que vive en un lugar tiene sus opiniones políticas y tiene incluso su militancia si la tiene,
y por ahí por ejemplo puede apoyar algo. En este caso, se trataría de apoyar lo que uno
estudia. Si lo confundimos con el defensismo entonces no aceptamos ningún conflicto, no
aceptamos hechos que sean discordantes, ni siquiera hechos que sean molestos, no aceptamos
errores, no aceptamos derrotas. Es decir, son muchas cosas que no aceptamos por defensismo.
Pero puede creerse que no aceptamos porque apoyamos.
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quiere decir “Unidades Militares de Apoyo a la Producción”; pero que existió hasta hace poco
tiempo puede parecer cierto porque medios norteamericanos hablaban de la UMAP como algo
de los noventa. Y los medios cubanos no hablan. Ahí está el problema grave.
Segundo problema: ocultamiento o no acceso a muchas informaciones relevantes. No
es lo mismo ocultamiento que no acceso, pero el resultado es el mismo. A muchas
informaciones relevantes y también a criterios importantes, no solo a informaciones, que se
manejaron cada una en su momento o tuvieron influencia. Es decir, al no tener acceso a una
parte de las fuentes necesarias, tanto en hechos como en criterios, se encuentran con un
problema muy grande los investigadores.
Hay otros problemas de las fuentes, no solo son estos. Por ejemplo, hay muchísimas
fuentes que sí están publicadas y no se utilizan. Ya no me refiero a las fuentes primarias, sino
a fuentes bibliográficas y sobre todo, hemerográficas. Hemerográficas hay una cantidad
tremenda que nadie utiliza, excepto aquel que se pone a trabajar seriamente y dice: “yo voy a
ver la colección de tal publicación, o la de esta otra”. O aquellos que forman parte de un grupo
y dicen: “tú vas a ver esta, y tú esta, y tú esta otra”, y entonces claro, lo logran, con menos
esfuerzo de cada uno pero lo logran igual. Cuando no se hace eso, uno cree que no se sabe, o
cree que no han existido muchísimas cosas que están publicadas. Esto quiero decirlo con la
mayor fuerza posible porque es así. Existen libros, y también, es probable que existan
documentos al alcance, pero como no está esto, lo de organizar, lo de dar fuentes y
documentos –hay relatorías publicadas–; uno no sabe que a lo mejor en el Archivo Provincial
de Matanzas puede verse todo lo que fue el INRA de Matanzas. Y entonces, aquí tenemos un
segundo tipo de problemas: las fuentes.
Tercero: hay lugares comunes, hay falsedades y hay cuestiones circunstanciales. Son
tres cosas diferentes. El lugar común, lo circunstancial o la falsedad que se dan como axiomas.
Es decir, uno no investiga sobre eso porque son verdades. Son cosas de las que parte uno. Eso
claro, yo no puedo hoy, pero ustedes si pueden –que los llevaría a otro tipo de problemas
teóricos y metodológicos– aunque sea vamos a plantearlos aquí como problemas de hecho: dar
como axioma algo es tener un prejuicio. Ya voy a investigar y tengo mi prejuicio. Cuando no
hay investigación también crea graves problemas, pero estamos hablando aquí de
investigación.
Por ejemplo: la unidad. La unidad parece una cosa sagrada. “Cuando no hubo unidad
perdimos, cuando hubo unidad ganamos”. ¿Ustedes no han oído eso? Yo lo estoy oyendo
desde hace muchos años. Pero yo no lo oía cuando era jovencito. Yo estuve en el movimiento
revolucionario desde jovencito y no hablábamos de la unidad para nada. Pero para nada,
nunca. ¿La unidad de quién, con quién? Nosotros teníamos un lema que era: aquí no se
pregunta de dónde tú vienes, se pregunta tú quieres luchar. Ese era el lema, que era contra toda
polémica. Y cuando se recibían acusaciones no se respondían. Entonces, Fidel no hizo unidad
que yo sepa, hasta el final de la guerra prácticamente. Y el Partido Ortodoxo de Eddy Chibás
tenía como un lema importantísimo no hacer unidad con nadie. Era parte de la ideología del
partido, que era la experiencia política cívica más cercana. Es un tipo de partido también
político, de tipo radical, que en medios, digamos, democráticos corrompidos, utilizan como
uno de sus elementos importantes el “nosotros sí que no pactamos con nadie”. Porque el pacto
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siempre es que yo te apoyo, tú eres el presidente de la República, entonces tú me das este
Ministerio.
Pero la unidad, sin embargo, sí se convirtió realmente en algo fundamental en el
proceso revolucionario en el poder. Fundamental. Por un lado, la unidad de los
revolucionarios; y por otro lado la unidad de todo el pueblo. Que son dos cosas, y que bueno,
ya después se juntaron las dos. Pero entonces, cuando tú hablas de la unidad lo retrotraes al
1868. Como una especie de vindicación histórica general de la Revolución cubana. Yo lo he
escuchado así. ¿Y por qué fueron al Zanjón? Por la falta de unidad. Una broma de mal gusto.
Las dos etapas. Hubo una primera etapa de la revolución que fue democrática, agraria
y antimperialista –no sé si fue otra cosa además, pero yo me acuerdo de esas tres–. Tres
apellidos: democrática, agraria y antimperialista. Y luego una segunda etapa en que fue
socialista. Eso era algo verdaderamente ya agudo, conflictivísimo, en el tercero o cuarto año
de la revolución en el poder. Porque implicaba la pretensión del grupo que controlaba las ORI
de controlar la ideología y de que Cuba fuera controlada como una democracia popular de
Europa oriental. Claro, los muchachos que veníamos atrás decíamos que no, que había una
sola y eso llevaba a conflictos agudos. Después no, después ya nadie sabe lo que quiere decir
eso, pero está en los libros de texto todavía. En mis tiempos yo decía, el problema de esta
lectura es que aquí en Cuba Fidel primero fue Kerensky y después fue Lenin. Popular era la
palabra que me faltaba: democrática, popular, agraria y antimperialista. Eso viene de la
entrada del marxismo-leninismo tipo soviético aquí.
¿Qué sucede? Hay un problema histórico previo que Caridad Massón conoce muy
bien. Es que la III Internacional, la Internacional Comunista, cuando quiso llevar el
comunismo a cultura universal, de manera muy apresurada y con otros problemas después,
pero al menos la entrada muy apresurada; entendió que entonces los países que no eran
industrializados, eran atrasados. Así los llamaba, “países atrasados”. Ya por un problema de
más respeto se utilizó un término de Lenin: “coloniales y semicoloniales”. Entonces, había una
cosa que era Argentina. Argentina no era ni colonial, ni semicolonial. Decían “coloniales,
semicoloniales y Argentina”. En serio. ¿Por qué? Porque Argentina tenía más inversiones de
Inglaterra que todas las colonias británicas excepto Canadá. Después pasaron a ser los “países
subdesarrollados”, que es como fueron hasta hace poco, en que ya no son nada. Esto hace que,
cuando se quiso universalizar una doctrina política y una teoría social muy revolucionaria,
tenía que resolver el problema y lo resolvió con europeocentrismo, sin salir de la cultura de los
colonialistas. Yo recuerdo esa cosa de cuando yo era niño que se decía, “tú no eres cabezón, tú
no eres cabezón”; la mamá le decía al niño “no le hagas caso a lo que dice todo el mundo”. Es
decir, es como una lástima: “ustedes van a llegar a ser. No se preocupen que no son todavía”.
De ahí viene la idea: ¿cómo van a llegar a ser? Con una Revolución agraria y
antimperialista. Eso es de los años veinte. Porque en el segundo Congreso de la Internacional
Comunista se planteó el problema por primera vez, con mucha seriedad, incluso se trató de
desarrollar un concepto que era “demócrata revolucionario” o “democrático revolucionario”,
que es una locura, pero todavía no era tal cosa. Porque cuál es el problema grave de antifeudal
y antimperialista, es que esa revolución debía ser burguesa. Ese es el verdadero problema: una
revolución antifeudal y antimperialista burguesa. ¿Por qué? Porque “hay cinco regímenes
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sociales”: la Comunidad Primitiva, el Esclavismo, el Feudalismo, el Capitalismo y el
Socialismo. Si tú vas contra el Feudalismo lo único que puedes poner es la Revolución
burguesa. Pero eso es tan grave, que eso es lo que se creían muchos buenos compañeros en
Cuba en los años cincuenta. Y por eso “estaban equivocados” Fidel y sus compañeros,
“porque no se daban cuenta que aquí lo más que podía haber era una Revolución democrático
burguesa”. No era broma. Es gravísimo. Entonces –para que uno vea lo complicado que son
los problemas intelectuales– sobrevive en la docencia, sobrevive por ahí y todavía no se ha
resuelto. Lamentablemente es lo que se ha impuesto. Y nosotros tenemos que luchar contra
eso, no poniéndonos bravos, sino presentando otro tipo de soluciones. Cuando nosotros
éramos muy jóvenes, más que ustedes ahora, decíamos “en Cuba hubo una revolución
ininterrumpida”, pero lo pusimos por escrito. Y cuando tuvimos un poco de poder se lo
pusimos a todos los alumnos universitarios de Cuba, en el Programa de Historia del
Pensamiento Marxista de 1966–1967 que se dio hasta 1971 decía “Cuba, revolución
ininterrumpida”. Con lo cual resolvimos el problema de las etapas. No está bien desde el punto
de vista teórico más elegante, pero sí está bien desde el punto de vista de un avance del
conocimiento. Pero hay que lograr avances mejores. Después, no sé si es mejor pero tenía un
poco más de edad, le empecé a llamar Revolución socialista de liberación nacional, que sí
pertenece a un concepto. Pero fíjense que ya entonces tenemos algo que va a salir después, que
son las diferentes interpretaciones.
Les voy a decir otra cosa de este tercer problema que es muy diferente, porque es
circunstancial, no es ni un lugar común ni una falsedad, que es: en Cuba ha habido una sola
revolución. Si ustedes toman eso no podemos investigar nada. Sin embargo, es circunstancial,
porque no es falso ni nada, es lo que dijo Fidel el 10 de octubre de 1968. ¿Por qué? Porque ahí
por la mañana, en esa misma biblioteca de Bayamo lo que habían dicho eran horrores, incluso
de Máximo Gómez dijeron horrores, casi que era un pequeño burgués, que era un pequeño
burgués flaco, que tenía tercer año de primaria… y entonces esa noche Fidel estaba con todas
esas cosas indignadito, con razón. ¿Por qué? Porque habíamos logrado salir de la
microfracción pero no lográbamos salir del problema completo, y porque la URSS era un
aliado demasiado grande, demasiado poderoso y entonces él dijo: “son cien años de lucha”.
“Son cien años de lucha, ¿y cómo seríamos nosotros?, como ellos; ¿y cómo hubieran sido
ellos?, como nosotros, porque aquí ha habido una sola revolución”. Desde el punto de vista de
un político revolucionario, es perfecto; pero de una investigación, no. Si tú lo quieres decir en
una forma de exaltación, de motivación o de cualquier otra necesidad política, perfecto. Si lo
quieres decir en una investigación, estás equivocado.
Lo primero que hizo Martí fue darse cuenta de que él no podía continuar la Revolución
del 68, y cuando ustedes leen lo que escribió sobre el Zanjón y Baraguá se dan cuenta, donde
dice: era inevitable el alma de amo con que se fueron los patriotas a la guerra, y cuando vieron
que salía la masa del pueblo –dice Martí–, se horrorizaron. Y después Martí se para en Tampa
y dice “los pinos viejos, los pinos nuevos”, los pinos viejos están podridos, pero los pinos
nuevos los queremos mucho. Y todavía, cuando él ve comenzada la guerra –una guerra que
lleva un mes, donde la parte española no quiere que haya combate y trata de ir tramitando a los
cubanos– que la Asociación de Hacendados de Cuba ha hecho una carta contrarrevolucionaria
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maravillosa cuatro días después del inicio de la guerra, y todo el mundo se está moviendo así,
y él no logra acabar de venir para Cuba, y Maceo tampoco, el 25 de marzo desde República
Dominicana él hace el Manifiesto de Montecristi, cómo empieza: “La Revolución iniciada en
Yara…”, porque él lo que tiene es que lograr llegar a Cuba, y que se forme el rollo aquí para
poder virar al revés el tablero de dominó, mientras tanto tiene que estar con el dominó,
dándole agua y agua.
Yo solo quisiera decirles una cosa, de entrada, en las cuestiones de Ciencias Sociales
uno de los estudios más difíciles que existen es el estudio de una revolución; conspiran varias
cosas en contra, que se pueden ir viendo después… porque yo sé que ustedes, además de la
investigación van a escribir unos artículos preciosos, como se escribían antes. Ya nadie escribe
artículos preciosos. Ahora todo es “resultados de investigación” para que el Consejo Científico
los “despalille”.
Vamos al cuarto problema. El cuarto problema es que hay diferencias entre los
estudios especializados, los testimonios y la enseñanza. Esto afecta, claro, a la investigación,
que es un estudio especializado y la divulgación, que puede ser divulgación de
investigaciones, de testimonios o incluso la divulgación misma que hace toda enseñanza. Hay
que saber separar estas cosas y saber integrarlas también, las dos cosas: separarlas e
integrarlas.
En el caso de nuestra Revolución, tenemos por ejemplo, una cantidad de testimonios
inmensa, comparablemente mayor que la de los estudios especializados. Al principio no había.
Había una ideología, un prejuicio que compartíamos, que era: “el que anda contando cosas es
porque quiere que le den algo”. Por eso el Che Guevara escribió en los Pasajes de la guerra
revolucionaria, “porque yo lo que quiero es que ustedes escriban sus testimonios, pero no
digan mentiras, no cuenten como que estaban donde no pudieron”. ¿Por qué les digo esto?
Porque esto tiene también su historia, como pasa con todos los estudios profundos, no se
acaban nunca, pero uno va encontrando nuevas cosas. Hay gente que tiene hábitos diferentes:
unos tienen una libreta donde van anotando cosas, cada uno tiene su librito. Pero es bueno,
cuando uno va ganando, lo vaya ganando de una vez; y por ejemplo, es bueno saber que no
había testimonios, que fueron apareciendo primero poco a poco algunos, los que empezaron
como el Che Guevara, y después, en un momento dado estalló, el testimonio no ha parado. A
mi juicio, cambian sus motivaciones, no del todo pero cambian un poco, pero ya nunca ha
parado, y tenemos una bibliografía testimonial enorme, muy superior a la de las
investigaciones.
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Por último, el quinto problema es cómo manejar a las pasiones propias y la búsqueda
del conocimiento. Dicen los ingleses: last but not least, es decir, el último pero no el más
chiquito. ¿Cómo manejar las pasiones propias, para que no se den de narices, para que uno no
sea un día una cosa y otro día la otra, o para que sean una sola cosa todo el tiempo?
Esto se relaciona con varios problemas, pero uno de ellos es el objetivismo en las
ciencias, que en la segunda mitad del siglo XIX empezó a invadir el ambiente científico para
separar lo que se considera bueno de lo que se considera malo, de lo que constituye
conocimiento, y no solo por la corriente positivista de los hechos sino por toda idea de
profesionalización. O sea, que profesionalizarse es que ya uno va a separar sus valores de sus
actividades. Eso, por ejemplo, ha llegado a otros planos como los periodistas, y en sociología
hubo un tiempo que se decía “no, no, el que es entrevistador es como un… viene de Marte, así,
bajando, bajando, él está preguntando pero no está”, que es brutal… yo no me explico, bueno,
yo sí me explico a quién se le ocurrió, fue después de la Segunda Guerra Mundial y de la
epistemología del neopositivismo, pero tiene antepasados en el siglo XIX, el crecimiento de la
idea de que hay que ser OBJETIVO. Mariátegui tenía unas cosas preciosas sobre esto, decía
que él le permitía a sus pasiones que le ayudaran a hacer su trabajo. Mariátegui es mucho más
importante de lo que parece.
Por cierto, cuando ustedes estudien más la Revolución cubana verán cómo una
generación previa al triunfo de la Revolución empezó a ser afectada por Mariátegui, cómo por
ejemplo el presidente Osvaldo Dorticós Torrado, que a los 17 años publicó un articulito muy
verde, pero… sobre Mariátegui cuando era considerado el diablo. Suponían que era una
desviación del marxismo, y el Partido Comunista peruano fue felicitado por la Internacional
Comunista en 1934 por poner en el centro de su lucha ideológica la lucha contra “la
desviación mariateguista”. ¡Y en el 1937, 1938!, el jovencito Dorticós hizo un articulito muy a
favor de Mariátegui; pero sobre todo en los primeros años después del triunfo Mariátegui tuvo
aquí una importancia muy grande y fue el primer país socialista en el que se publicó Siete
ensayos de interpretación de la realidad peruana, esto se hizo parcialmente a fines del 59 y
totalmente en el 61.
Hasta ahí cinco problemas, como ustedes son masoquistas yo me pongo sádico, voy
con seis necesidades. ¿Está bien? Si no lo hacemos como ustedes quieran.
Vamos a las seis necesidades básicas.
La primera es estudiar lo que sucedió en sus hechos, sus problemas, sus procesos
fundamentales, sus contradicciones y sus conflictos; hasta conocerlos. Hay que estudiar lo que
sucedió, y ya es parte, pero es más ancho que la investigación. Uno va a investigar algo más
acotado, pero tiene que profundizar en lo que sucede en las revoluciones. Estudiar sus hechos,
sus sucesos, sus contradicciones, el transcurso de esto en el tiempo; que uno después no se
desayune con cosas fundamentales. Ahí tenemos un problema gravísimo, porque la enseñanza
cubana no ha hecho del graduado universitario un conocedor de la Revolución cubana;
conocen batallas, ciertos hechos, fechas memorables, pero no así. En eso hay que ser
implacables. ¿Por qué?: primero porque va a salir ganando la investigación de cada uno;
después, si esto de verdad funciona como grupo, se puede ayudar la gente.
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Hay que distinguir entre creencias y lo que ya se va estableciendo como conocimiento.
Aprender a buscar, incluso cuando no se dice exactamente lo que uno está investigando. Es
decir, pasar de lo que serían sentidos comunes, a lo que ya son conocimientos. A veces no es
grande la diferencia, pero a veces es abismal, y entonces hay que encontrar puntos de
ignorancia y puntos de silencio al mismo tiempo. Pueden ser bienintencionados, de un modo u
otro, pero hay puntos de ignorancia y puntos de silencio en todo proceso de este tipo. Por eso
digo que hay que ir desde las creencias a lo que se va estableciendo. Buscar…, buscar no es lo
mismo que aceptar, y encontrarlos.
Creo que esa es la cuestión dentro de la primera necesidad básica. Hay que añadir
detalles de tipo relevante de los campos de sucesos y acciones diferentes, y de los
condicionamientos. Estoy separando ahora, como metodología, a los hechos y procesos de los
condicionamientos, teniendo en cuenta que no es lo mismo decir: “yo estoy en un lío tremendo
y en eso mataron al presidente de los Estados Unidos. Eso cambió mis cosas pero no era un
problema mío, yo no lo mandé a matar”; o, “yo estoy en otro asunto y pasan tres ciclones.
Terrible, yo tampoco los mandé a pasar”. Esos son accidentes. Y hay condicionamientos que
son permanentes o duraderos; por ejemplo, la debilidad de Cuba como vendedor en el
mercado internacional es un condicionamiento permanente tanto para fijar precios, para la
utilización de monedas duras, como para la solicitud de créditos con los que se va a comprar,
que es una de las bases de funcionamiento del comercio internacional en el último medio
siglo: “te doy crédito para que compres lo que yo te vendo”. Eso del libre comercio es mentira.
Pero además, países grandes se lo hacen a países grandes, no solo a los chiquitos.
En esta primera necesidad incluyo la intuición del investigador. La intuición no
siempre sale en los manuales de metodología, pero la intuición es imprescindible; y si es
posible, un poco de imaginación.
Segunda necesidad básica: comprender cada uno de los conceptos, las
interpretaciones existentes de la revolución. O sea, hay más de una interpretación de la
revolución. El investigador tiene que comprenderlas y conocerlas porque va a encontrar
productos, pero casi ninguno dice “digo esto porque tengo tal interpretación”, eso no sucede,
ese favor no se hace casi nunca. Hay que ver también cuál es el sentido de la naturaleza de esa
interpretación, que puede estar, a mi juicio, equivocada, y tener elementos de mucho valor.
Pero por lo menos hay que saberla, aunque no sirva para nada.
Ahora, yo decía aquí que la Revolución cubana, que fue anticapitalista de liberación
nacional — como yo la entiendo — , consiste en un complejo de hechos políticos y de fuerza,
ideológicos y culturales, que destruye el sistema de dominación; se vuelve un poder total sin
perder aquellos primeros rasgos entre el 59 y el 63 y tiene una historia de ahí en adelante,
cuyas interpretaciones y valoraciones deben ser establecidas por cada investigador.
Vuelvo a la cuestión. Yo estoy planteando algo que se articula con el componente
económico cuando digo que la revolución consiste en un conjunto de hechos políticos y de
fuerza, ideológicos y culturales, y que eso fue lo que pudo hacer que fuera subvertido el orden.
Subvertir el orden existente en una sociedad es lo más difícil que hay. Por lo general, las
subversiones que parecen más grandes son parciales. Subvertir totalmente parece imposible,
por eso es tan famoso cuando se logra.
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Esto no puede tocarse en Cuba sin acercarse a esos primeros datos entre 1959 y 1963.
Lo digo en un conjunto de cuestiones que me parecen válidas todas, puede que no sean las
únicas. La idea es tener una historia donde las valoraciones y la fundamentación general deben
ser establecidas por cada investigador. Hay que manejar, lo más y lo mejor posible, nueve
aspectos que nada más voy a mencionar:
Aparte, pero todavía dentro de la segunda necesidad básica: diferenciar y estudiar por
separado los documentos, la oralidad, lo ignorado y los ocultamientos; pero integrarlos en la
investigación. Y cuando digo por separado es por necesidades investigativas, cada uno tiene su
manera de ser.
Tercera necesidad básica: la dimensión económica tiene que ser manejada
seriamente, y eso no es usual. Lo usual es no saber casi nada de economía y se los digo por
algunos lugares comunes, ocultamientos, falsedades o boberías. El modo de producción y la
formación social, o económico-social del 58, más las acciones revolucionarias del 59 al 63,
más la gran transformación de las relaciones económicas internacionales; eso hay que tratar de
conocerlo.
Yo he escuchado a alguna gente, incluso muy seria, que se contenta con decir que
había un programa de gastos compensatorios en la dictadura, y explícamelo: “tú lo dices
porque lo leíste en el libro de Paquito López Segrera y él sí sabe lo que quería decir, pero tú
no”. ¿Ustedes saben, por ejemplo, que en alimentos Cuba le compraba a Estados Unidos el 33
% del valor de todas las importaciones que hacía de 1950 a 1959? Esa es una condicionante
que vuelve a ser constante. ¿O que le estuvo comprando trigo a la Unión Soviética a partir de
1972? Era un barco de trigo, otro barco de trigo, y nadie sabía qué hacer con el trigo. Mientras
tanto, Cuba tenía siete millones de reses, el segundo per cápita de América Latina — el
primero era Argentina y el segundo era Cuba — . Había más reses que personas en Cuba. Y
no solo en 1959. El censo de 1968 dice siete millones once mil reses todavía. Entonces no
había refrigeración de la leche, los soviéticos no refrigeraban nada y los americanos se fueron.
Cuando tú tienes una cantidad enorme de leche — si alguno de ustedes es del campo lo
entiende — , uno termina dándosela al ganado. Pero a la vez, cuando usted recibe los barcos
llenos de trigo, ¿qué haces?: ¡pizzas y espaguetis! Pero si el pueblo cubano no tenía ninguna
inmigración italiana, aquí no existía ninguna costumbre de comer comida italiana. Hasta
mediados de 1963 y 1964 el pueblo cubano comenzó a comer pizza de tal manera que había
una pizzería en todos los municipios. Yo no he visto un cambio de dieta más grande y en
menos tiempo en ningún lugar del mundo.
Este tercer problema es gravísimo: la dimensión económica. Yo decía tres cosas,
primero, el modo de producción, la formación económica o económico social de 1958. Es
decir, saber eso. Segundo, las acciones revolucionarias de 1959 a 1963, saber eso. Y tercero, la
gran transformación de las relaciones económicas internacionales. Pero imagínense ustedes,
por ejemplo, que uno dice “y entonces los americanos dijeron que ya no vendían más petróleo
derivado a Cuba”. Es verdad. “Sí queríamos, fue el gobierno norteamericano el que lo
impidió”. También es verdad. “Y entonces la Unión Soviética dio el paso al frente y nos
vendió”. También es verdad. Pero ¿dónde se echaba aquí el petróleo?, no servía para echar el
soviético. Así simplemente. No servía. Porque la base del norteamericano era diferente. Es
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decir, cambiar las relaciones económicas internacionales no es simplemente que el principal
socio cambió.
Un americano judío publicó un libro maravilloso que se llama La transformación
económica de Cuba.[1] Un americano judío que vino para Cuba como comunista que se sentía
— era un poco trosko — y trabajó con el Che como tres años. El libro está en español. La
primera escena que él tiene, es poco después de llegar a Cuba por la noche — todo era por la
noche además — , de madrugada: él está y se pasan horas con los técnicos que han venido de
la República Socialista de Checoslovaquia a ayudar.
Él fue para la JUCEPLAN (Junta Central de Planificación), sintió que aquello era una
locura pero se logró ir para el Ministerio de Industrias que al menos era la vida real. En esas
primeras noches, dice él que hubo una discusión brutal, ¿saben en qué consistía?: en que los
técnicos checoslovacos les insistían a los técnicos cubanos en que no había que hacer
inversiones en puertos, y entonces los cubanos decían que sí, que los puertos se iban a acabar
y había que hacer inversiones en puertos. Y hay que decidir, cuando uno tiene dinero más
todavía, en qué vas a invertir y en qué no. Dice este hombre que él no supo entender nada
hasta tarde en la noche, que se dio cuenta y dijo: “coño, Checoslovaquia no da al mar”, y Cuba
es una isla.
Nueve cosas nuevas en la dimensión económica, pero yo se las voy a interrelacionar
así para molestarlos:
Estoy tratando de esquematizarles, porque se puede. Una de las cosas al investigar es
esquematizar, diseccionar, porque si no uno se vuelve loco. Después uno tiene que integrar
otra vez, pero son pasos necesarios. Uno no ve, por ejemplo, la tasa de inversiones — saber
qué cosa es la tasa de inversiones forma parte de la cultura, igual que saber quién era
Aristóteles — , que es una relación en términos relativos que se establece entre el Producto
Interno Bruto o el Ingreso Nacional y la parte de él que se ha utilizado en inversión y no en
otras cosas. Y se supone que si un país se quiere industrializar, tenga una tasa de inversión
bien grande, aunque la gente sufra lo que sufra. La tasa de inversión del camarada Stalin le
zumbó el aparato, pero lo logró. Pero el camarada Stalin, en la reunión de los cadetes de todas
las Academias Militares de Moscú en el año 1931 les dijo a todos: “fíjense, la URSS tiene un
retraso de cien años con relación a Europa. O nos ponemos al día en diez años o nos arrollan”.
Y le salió después. En 1941 vinieron los alemanes y mataron a 27 millones de soviéticos, pero
los soviéticos fabricaban ya, en 1943, tantos tanques y tantos aviones como los nazis; y en
1944 fabricaban más que ellos. Porque Stalin, además de matar a un grupo grande de
compañeros, logró eso en diez años.
Hay que ver entonces el papel de cada cosa por separado y juntarlas. ¿Cuáles fueron
las tasas de inversión nuestras?, nadie habla de eso.
Otro ejemplo, respecto a Gasto social y Pacto político, ¿qué quiere decir?: que tú tienes
que decidir qué cosa va para el consumo productivo y qué cosa va para el consumo de la
gente. O en un sentido más real inclusive, qué cosa tú vas a dar para los servicios sociales y la
reproducción no material de la vida. Por ejemplo, en el caso cubano Fidel decide, hace casi
cincuenta años, que el 1 % del Producto Nacional Bruto se debe dedicar a la investigación
científica. Y solo 30 o 40 años después es que Naciones Unidas va a entender que eso debe ser
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así, que para la economía hace falta que una parte enorme de los costos sean de educación y de
investigación científica. Y cuando él lo decide en Cuba, lo que están trayendo es nada menos
que el programa que llamaban Plan Perspectivo, que quería decir “tenemos que ir logrando
subir la producción de azúcar para liberar el comercio con la URSS hasta llegar a producir
diez millones de toneladas en 1970”; que es la verdad. Y en ese momento él está diciendo “no,
pero hay que destinarle a la investigación científica”, y por eso Cuba en 1969 produce la
primera computadora de América Latina. Y por eso mandan a jovencitos a Italia y a Suiza, y
vienen en 1968 y 1969 con la capacidad y fabrican en un laboratorio ciento diez tipos de
quesos diferentes. ¡Ciento diez tipos de quesos diferentes en un país lleno de leche! Pero ¿qué
pasa?, nunca podemos pasar de la investigación-desarrollo a la gran producción en unidades
cooperativas convirtiéndose en exportadoras. Es que hay que comprender la economía, si no
seguimos arando bueyes.
Entonces, enfrentando todo esto a los condicionamientos generales por los que
comencé. Aquí volvemos a utilizar “palabritas” claves para ver cómo se sustituyen los
conocimientos por otras cosas que son, a veces, detestables. Por ejemplo, “Zafra del 70”, esa
es una frasecita: “La zafra del 70”. Fue una expresión relacionada con la idea de la locura:
“que eso sí fue una locura”, “estaban locos”, “para qué hicieron eso”, “eso fue acabar con el
país”, “todo fue un desastre”; o sea, se mezcla la verdad y la mentira a través del
conocimiento. Otra, “El error del 68”: “eso sí fue funesto porque cogieron y lo nacionalizaron
todo, hasta el último timbirichito”, “ese es el grave error [algunos autores actuales dicen] del
cual, no hemos salido aún”. Tú dices ¿cuántos de los que hablan así se leyeron el discurso de
Fidel Castro del 13 de marzo de 1968?, casi ninguno. O los “errores de idealismo”. Los
“errores de idealismo” responden al Informe Central del IV Congreso de nuestro partido, por
eso también es una broma de muy mal gusto.
Vamos a la cuarta necesidad básica: el conocimiento de la Historia de Cuba. Hay que
manejar bien los hechos relevantes, los procesos — no solo los hechos — y las
interpretaciones. Y hay que, en este manejo, referirse tanto a lo que llaman los franceses las
largas duraciones, como a las cronologías diferentes que se pueden hacer, los eventos
preferidos, las selecciones históricas, las acumulaciones culturales. Está claro que hay que
conocer Historia de Cuba, puesto que esta — y versiones de ella — forman parte grande de
nuestro negocio.
Quinta necesidad: datos principales e historia del internacionalismo cubano. Nosotros
estamos en una situación de desventaja fuerte hoy sobre el internacionalismo. Que no lo
estábamos, no era así. El internacionalismo se manejaba mucho, se manejaba bien, aparte que
era un elemento importantísimo del cual yo, de pasada, voy a decir sus significados para el
carácter de la Revolución cubana.
El carácter de la Revolución cubana y su internacionalismo tienen una relación
profundísima. Para su fuerza real y su moral, tanto su fuerza real material como su moral, para
el enfrentamiento con los Estados Unidos, para la política exterior de Cuba, y para la
formación del pueblo revolucionario. Son cinco cosas. Ese es un punto que se ha debilitado
mucho políticamente, pero nosotros para nuestras investigaciones lo tenemos que conocer a
fondo también por eso. Porque bueno, ninguno de ustedes es objetivista.
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Antes, cuando la gente se iba de guerrillero a nadie se lo decían, pero todo el mundo
admiraba profundamente a su familia. “Ah sí, él está estudiando en la Unión Soviética” —
decían — , y si lograban traer el cadáver, lo único que le hacían, cuando salían de la funeraria,
era que le cambiaban la marcha fúnebre por “Guerrillero, guerrillero”. Del cadáver que iba por
ahí no se decía ni media palabra más. Pero tenía un valor extraordinario en el pueblo. No era
nada pequeño. Por eso el 7 de diciembre de 1989, ustedes eran niñitos, las FAR y el Partido lo
organizaron y la gente se los comió y se los quitó a las FAR y el Partido, e hicieron el entierro
popular por todas partes. Por aquí por la avenida 41 la gente llenó toda la calle. Yo recuerdo
un muchachito de secundaria básica, ahí en el Carlos Marx, que estaba en la puerta con un
fotuto en la mano y decía: “Pueblo, pueblo, disciplina. Si no tienen disciplina no pueden ver a
los mártires”. Era demasiada gente.
Entonces, eso tiene importancia de varios tipos. Por ejemplo, Estados Unidos siempre
presentó como una cosa fundamental, para que Cuba pudiera conversar con ellos, que Cuba
cesara su internacionalismo. Siempre. Eso fue desde Kennedy hasta hoy, o hasta que fue. Ese
es un punto. Pero por eso también, el prestigio internacional de Cuba es mucho más grande
que su poder material. Y el prestigio internacional te da cosas. Incluso te da cosas que a veces
tú no sabes. Que un embajador en Naciones Unidas viene y te da una información porque te la
quiso dar, porque cree que vale la pena. Y cosas de otro tipo. Es decir, el lugar de Cuba en el
mundo, sus relaciones internacionales, su prestigio, es muy superior a su tamaño, a sus
posibilidades económicas y militares. Entonces, tenemos que estudiar también eso. No es
solamente las campañas –que son fundamentales– de formación del pueblo. Por ejemplo, en
una ocasión yo planteaba que el internacionalismo había aquí sustituido, en buena medida, el
problema de las generaciones; en cuanto que había una generación que tenía sus cosas como la
lucha contra Batista, y entonces la otra tuvo el internacionalismo. Estuvieron cerca de 400 mil
combatientes en Angola, se convirtió en una cosa de masividad y aquella idea de que cada uno
puede tener su Moncada se volvió realidad. “Ah sí, ellos se la tuvieron que jugar pero yo fui a
Angola. Ellos estuvieron aquí cerquita, yo me fui para un lugar que ni se sabía dónde era, al
otro lado del mundo”. Y hubo nuevas emociones, multiplicó las posibilidades de desarrollo
personal de cientos de miles de personas y de sus familias también, porque eran los familiares
de los que estaban fuera. No me detengo mucho más. Yo he tratado de decirlo a veces como
que ganamos mucho más de lo que dimos.
Vamos a pasar a la sexta necesidad básica: estudio, conocimiento cierto y
seleccionado de la dimensión internacional de la revolución. La Revolución cubana que
triunfó en 1959 fue una revolución autóctona, pero el mundo en que sucedió estaba cada vez
más interrelacionado. Es decir, en los procesos revolucionarios, digamos clásicos, lo autóctono
sin dudas se puede establecer bien; pero por ejemplo, tanto la francesa como la bolchevique
fueron contrarrestadas militarmente por invasiones de sus enemigos. La cubana tuvo a los
Estados Unidos, pero las tres fueron autóctonas. Ahora, la importancia del factor internacional
en los procesos revolucionarios de la segunda mitad del siglo XX es mayor que nunca antes.
Muchísimo mayor. Incluso hasta por el nivel de participación de fuerzas imperialistas, por el
nivel técnico necesario, es decir, ¿cómo tú haces para tumbar un avión si no te dan un cañón
de esos capaz de tumbar un avión? Hasta llegar a la situación actual, en que se supone que no
puede haber revoluciones. Ya eso se había reflejado en España a finales de los años treinta.
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Pablo de la Torriente dice una cosa profundísima: “probablemente en España se va a dirimir
en este momento lo que comenzó en 1917”. Lo dijo en 1936 y tiene muchísima razón. Es
decir, estaba terminando la fase.
Yo les decía que esta dimensión internacional empezó por lo de la revolución
autóctona, pero es necesario manejar — por lo menos como colectivo — algunos elementos de
los principales, de 1945 a hoy, de la dimensión internacional. Es decir, no pueden ser simples
palabras, por ejemplo, como la “Guerra Fría”. ¿Ustedes no han visto que el Granma del 17 de
diciembre del año pasado tuvo el poco tino de poner que con lo que pasó el 17 de diciembre de
2014 era una de las últimas cosas de la “Guerra Fría”? Como si Cuba tuviera que ver con la
“Guerra Fría”, como si la Revolución cubana hubiese sido la “Guerra Fría”. Yo les digo que
pudiéramos periodizar — puedo estar equivocado — la “Guerra Fría” como 1946–1963,
1963–1979 y 1979–1991; yo les diría esto como las tres etapas de la “Guerra Fría”. ¿Por qué
en el 1963? Porque aquí hubo la Crisis de Octubre en octubre de 1962 y se tensionan las cosas
con la Unión Soviética. Y en el primer brindis, cuando Fidel cae allá que está peleado con los
soviéticos por lo que hicieron, y Kruschev está tratando de caerle bien, en el primer brindis
dicen: “bueno, que brinde el Comandante” y Fidel Castro levanta la copa y dice: “yo sigo muy
indignado por lo que sucedió en Octubre”. Ese fue su primer brindis.
En ese momento, el 10 de junio de 1963, el presidente Kennedy hace su famoso
discurso en la Universidad Americana de Washington donde dice: “el mundo entero está
compuesto por personas buenas, no nos vamos a matar unos a otros, la guerra nuclear es
imposible, y tenemos que ponernos de acuerdo”. Ese mismo año se firma el Tratado de
prohibición parcial de ensayos nucleares en la atmósfera, en el espacio exterior y bajo el
agua — excepto subterráneas, creo — . Nosotros tenemos que saber eso. ¿Por qué?, porque es
por eso que Kennedy se hace simpático y todo lo demás. Primero porque se da cuenta que los
cubanos son un hueso demasiado duro de roer, y segundo, porque él tiene que ponernos en
alguna relación con la política de su potencia, de su superpotencia frente a la otra. Incluso,
algunos técnicos sesudos dicen “tenemos que tratar de convertir a Cuba en una Yugoslavia”,
“que Castro vea que puede seguir si se separa de la URSS”. Nosotros tenemos que saber de
todo esto.
En 1979 termina la fase que comienza en 1963, pienso yo. Porque para nosotros
también es importante el triunfo de la Revolución sandinista en Nicaragua. Cuando la
Revolución sandinista triunfa en julio de 1979, Estados Unidos descubre que ahí, detrás de
San Antonio de los Baños, hay un montón de militares soviéticos y que en Cuba, al parecer,
hay miles de militares soviéticos. Llevan 17 años en Cuba, se quedaron aquí en 1962.
Ese es el momento en que Cuba es presidente de los No Alineados. Momento cumbre,
Cuba ha logrado que los No Alineados sean antimperialistas y no meramente que no están ni
con uno ni con otro, un camino que empezó en Argelia en 1973. Y en ese momento la
presidencia de Cuba de los No Alineados es saboteada completamente. Vino el proceso de
invasión soviética a Afganistán que es No Alineado, y es invadido por una superpotencia;
China invade Vietnam y Vietnam le responde y resiste, porque el ejército vietnamita era el
mejor del lejano oriente; pocos meses después, Iraq ataca a Irán, los dos son No Alineados,
pero Irán — además — acaba de hacer su revolución; lo que conviene para atacar a Irán le
conviene a Estados Unidos, pero en Iraq hay constructores cubanos — no pocos — y entonces
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el canciller de Cuba es enviado siete veces a Teherán y siete veces a Bagdad, seguidas. Fue
imposible. Nos acabaron la presidencia de los No Alineados en menos de un año. Entre
Afganistán, los chinos con los vietnamitas y, sobre todo, Iraq con Irán, eso era insostenible.
Pero Afganistán también, porque era la URSS ocupando un país; se lo pedía el gobierno, pero
el gobierno estaba puesto por ellos.
Les digo algo más para que se acaben de divertir. En 1980 la idea de Kissinger de que
había que bombardear varios lugares de Cuba en 1976 — que no se aprobó, pero sí tumbar el
avión de Barbados — difería, ahora que triunfan los sandinistas. Se ve la revolución y el
efecto dominó — detrás vienen los salvadoreños — . Estados Unidos trata, por un lado, de que
los sandinistas se separen completamente de los cubanos y si no es posible, por lo menos que
no venga ningún soviético; y que los cubanos no actúen en El Salvador. En las dos cosas
fracasaron ellos, sobre todo en la segunda. Pero entonces, qué pasa en Polonia, el movimiento
de Solidaridad empieza a desencuadernar al régimen polaco, que ya se había desencuadernado
en 1970, pero calladamente. Cuando se empieza a desencuadernar completamente, qué viene
por parte de los Estados Unidos: una propuesta fina, vamos a ver qué le hacemos a Cuba con
relación a lo que pasa en Polonia. ¿Por qué eso se pone tan grave?, porque en 1980 ya el
gobierno polaco no logra controlar la situación. En ese mismo año nosotros estábamos metidos
en la guerra salvadoreña y en Nicaragua; para que se salvara la Revolución sandinista porque
tiene que ver con esto. Entonces, en ese momento, en la República Democrática Alemana
(RDA), Honecker dice “yo no puedo permitir una Polonia capitalista, porque entonces estoy
cogido entre la RFA y la Polonia capitalista. Si sucede, yo invado Polonia”. El ejército de la
RDA era el mejor ejército de Europa central. Claro, si ellos le hacen eso a Polonia era un
fenómeno tremendo, los Estados Unidos se tienen que ver frente al Helsinki –la durabilidad de
las fronteras europeas de 1975–, pero Cuba no. Cuba tiene un “pequeño problemita” que por
suerte se supo, es el GAML (Golpe Aéreo Masivo Limitado): los Estados Unidos, cuando
Alemania invada a Polonia, van a empezar a bombardear La Habana, Cienfuegos, las zonas
mineras del norte de Oriente y no me acuerdo que otro lado. Es decir, un Golpe Aéreo Masivo,
pero limitado, no va a salir ni en los periódicos. Entonces por eso, si ustedes se leen el Informe
Central del primer secretario Fidel Castro al II Congreso del Partido de 1980, se dan cuenta de
lo que acabo de decir. No es que lo diga ahí, él dice: “y los comunistas cubanos le pedimos a
los compañeros polacos que resuelvan sus problemas entre ellos mismos”.
Entonces Fidel manda a Raúl Castro a la URSS poco después, a decirles que nosotros
necesitábamos saber la verdad; y Brézhnev le dice sinceramente a Raúl que la Unión Soviética
no va a entrar en ningún conflicto por Cuba. Y él va a decirle: “bueno, danos todo el
armamento que nos toca de 1981 a 1985. Dámelo ahora mismo, si nosotros estamos en casa
del carajo”. De ahí nació la Guerra de Todo el Pueblo y las Milicias de Tropas Territoriales, de
la cual formaron parte los padres y madres de todos ustedes. Y el movimiento obrero cubano
seleccionó cerca de 20 mil personas que se formaron como oficiales de las Fuerzas Armadas
sin pasar a ser del Ejército, y se distribuyeron fuertes almacenes de armas en todos los
municipios de Cuba. Después vino la gran prueba de mandar 55 mil hombres a Angola y toda
la Fuerza Aérea de combate, por lo cual nos hubieran dado un golpe descomunal en ese
momento. Si uno no conoce estas cosas, hay muchas cosas principales que no conoce. Por eso
son necesarias, esto es lo que pasó, uno tiene que estudiar las condicionantes de lo que pasó, lo
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que no pasó, lo que no pudo pasar, lo que sí, por qué se tuvo que tomar una decisión u otra.
Porque frente a esto está, por ejemplo, el acuerdo del año 1985 con los Estados Unidos y a la
vez Radio Martí. El acuerdo es 20 mil personas por año pueden ir de Cuba a Estados Unidos, y
a la vez me estoy preparando porque sé que lo que viene para acá es un fenómeno.
Entonces, digamos que en la primera etapa Cuba es roja, hasta 1962 en la idea
norteamericana, Cuba es roja. La idea era acabarnos, pero se ve que es imposible, sobre todo
porque aquí se demostró que era imposible. Entonces, de allí hasta Carter hay un espacio; y de
allí a la Perestroika hay un espacio, que es de fines de los ochenta a 1991 que nos quedamos
solos. Pero obvio en cuestiones concretas. Estados Unidos y la Unión Soviética comenzaron a
intercambiar información de inteligencia sobre el movimiento subversivo desde 1987.
Entonces tú dices: lo que viene para mí, estoy perdido, esta gente están intercambiando
información.
También hay que conocer lo que pasó en determinados países de América Latina. Hay
algunas cosas que para nosotros tienen su importancia en determinados momentos, en otros
menos. Por ejemplo, Brasil. En los primeros años de la Revolución Brasil era un factor
importante en la dimensión internacional de Cuba, se esperaba mucho de los gobiernos de
Quadros y Goulart; después del ALN (Acción Libertadora Nacional) de Marighella. Aquí se
entrenaron más de trescientos brasileños militarmente, de Marighella, y tú dices “en un país
tan chiquito para un país tan grande”, pero nosotros lo hicimos, ¿y si ganan? Si ganaban nos
salvábamos. Si ganaba Brasil nos salvábamos. Cuba se lanza con Perú, y empieza a hacerle la
corte a Velazco Alvarado que es un militar pobrísimo de nacimiento, que tiene un régimen
militar allí. Entonces toda la izquierda peruana era antimilitarista, y salían a la calle contra el
régimen militar. Cuba intenta, y comienza a tener una relación militar con Perú. Cuando gana
las elecciones Allende, Cuba trata de hacer del Perú un flanco militar de Allende. Y le pide a
la Unión Soviética que ayude, que den dinero para la represa del río Olmos que permitirá la
electrificación de zonas del Perú, que le venda aviones al Perú. ¡Ninguna de las dos cosas! Sin
embargo, les vendieron todas las eléctricas al Brasil de los militares. Por eso en el discurso del
26 de julio de 1968 Fidel es tan agresivo cuando dice: “y se comercia con las dictaduras
peores de América Latina”, y salía en Tiempos Nuevos –la publicación soviética– que el
presidente Leoni había hecho de Venezuela una democracia moderna; mientras se asesinaba a
los militantes guerrilleros –entre los que había varios comunistas también– en ese momento en
Venezuela. Hay una política cubana para América Latina. Ustedes deben manejar que Cuba se
jugó bastante por Cheddi Jagan en Guyana. Tú dirás que Guyana es poca cosa pero está ahí, es
grandísima. ¿Qué quiero decir? Uno tiene que saber, para poder estudiar de una manera
investigativa, un número de cosas. Claro, también Europa occidental, el África, la URSS.
Aquí vuelvo a lo de las boberías que se repiten mucho. Por ejemplo, “la URSS nos
subsidió siempre a nosotros”. Ustedes no lo han oído porque son muy jóvenes. Pero eso se
decía como un axioma. Entonces decían “Cuba es para la URSS, como tener un hijo bobo
estudiando en los Estados Unidos”. Por ejemplo, Sergo Mikoyan, el hijo de Anastás Mikoyan,
publicó en Harvard un estudio que explica detalladamente por qué es mentira que su país
subsidió a Cuba. Está publicado en Harvard en 1995. Pero unos años antes, en 1989, Zimbalist
y Brundenius publicaron La economía de Cuba.[2] Tiene un capítulo entero dedicado a las
relaciones económicas de Cuba con la URSS donde ellos, por ejemplo, explican cómo la
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URSS finalmente pasó del sistema de relación comercial basado en precio fijo para el azúcar
(azúcar crudo a 6 ctvs. la libra) desde que comenzó hasta 1973, a veces era más que el
mercado mundial, a veces era menos que el mercado mundial; sobre todo en los últimos años
es menor que en el mercado mundial porque es el boom de la materia prima. Y entonces,
cuando se pusieron de acuerdo se inventó el precio resbalante. El precio resbalante es un
precio acordado entre los dos países para beneficiar a Cuba que es, a partir de la formación de
precios de los últimos años, el precio de los cinco años siguientes. Entonces ahí ellos se las
dan todas como economistas y dicen, el mejor quinquenio la URSS le pagó a Cuba 310
dólares por tonelada de azúcar, producir una tonelada de azúcar en la URSS cuesta 915
dólares. ¿Ustedes lo entienden? Cuando mejor pagó, pagó un tercio de lo que le costaba
producirla a ella. Adam Smith era un tipo delicioso. Adam Smith decía que los países que
tienen mucho frío deben ser industriales, y los países que tienen mucho sol lo que tienen que
hacer es producir materia prima para los países industriales. Lo que pasa es que esto ocurre
180 años después.
Uno tiene que saber datos. Los datos del bloqueo de verdad son horrorosos todos. Italia
comenzó a comprarle el níquel a Cuba en 1967, con lo cual Cuba podía aspirar a comprarle
productos industriales a Italia que tiene todavía, en el norte, uno de los antiguos centros
industriales de Europa (Milán y Turín); y entonces los Estados Unidos le comunicaron a Italia
que cesaban de comprarle productos industriales. Los tipos dijeron “ha sido un placer, pero no
podemos comprar níquel de Cuba”. Japón le compró a Cuba 1 millón de toneladas de azúcar
en el año 1971 y otro millón en 1972, porque la devastación completa de la producción
australiana llevó a Japón a esa situación, y para nosotros fue bueno. Le vendimos a Japón dos
millones de toneladas en dos años. Todos esos barcos de marina mercante antigua que los han
dejado joderse se compraron con todos esos dineros. Porque Cuba quería ser independiente
con los fletes y tener una marina mercante propia. Y por eso después, en 1975, se mandó el
primer batallón de tropas con tanques a Angola en un barco que no fuera de los soviéticos sino
nuestro, en noviembre de 1975. Fue el Sierra Maestra. Y por eso el primer barco que entró al
puerto del estrecho de Haiphong, antes de que Silvio lanzara Madre, fue un barco de la marina
mercante cubana, que ellos le abrieron el estrecho para que pudiera entrar. El embajador de
Canadá en La Habana declaró que en política exterior todos los países son Sancho Panza,
menos Cuba, que es Don Quijote. Es muy simpático, pero son cosas reales. Entonces, cuando
Japón nos compró todo eso no se pudo hacer ni siquiera un convenio general de pago, para
pagar a créditos y que nos vendieran los chips para nuestras computadoras CID 301 y 302 y
pasáramos como China y Japón a ser los caballos de Atila. No, porque la sexta flota de
Estados Unidos está frente al mar de Japón, y los japoneses pagaron en la mano y se acabó.
Del mismo modo en que Cuba, con la primera reserva de níquel del mundo, y la
segunda de hierro del mundo en el mismo lugar — quizás alguno conozca Nicaro, Moa — que
ahí cuando tú sacas el mineral de níquel, el 49 % de las bolas es hierro, no es tierra;
imagínense ustedes. Eso es completamente una maravilla. Uno de los mejores técnicos de su
tiempo hizo un estudio de factibilidad en el año 1969, y ese estudio dio que en las mejores
condiciones del mundo Cuba podía producir 21 de las 27 formas de níquel mejorado que había
en el mercado mundial — el que produce cuatro o cinco ya está hecho — y quedábamos con
19 mil millones de toneladas de hierro como la base potencial. Nunca se pudo. Por el bloqueo
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norteamericano, y los soviéticos jamás nos vendieron ni siquiera una siderúrgica. Ellos
tuvieron con Cuba treinta años de relaciones y no nos vendieron ni una siderúrgica. Venía en
los acuerdos quinquenales pero no se hacía. Igual que una fábrica de automotrices en
Artemisa. Se midió todo ese terreno, primer Plan Quinquenal.
Hay otras cosas de ese tipo, de la parte de la política internacional, como en América
del Sur “la Revolución sin paredón”, que es en los años sesenta. Es una experiencia reformista
que es el caso democristiano en Chile, es decir, Cuba es el paredón, entonces la revolución que
podemos hacer y debemos hacer es sin paredón, y los americanos con la Alianza para el
Progreso. Es decir, no hagan como Cuba, vamos a hacer una Alianza para el Progreso. Es
importante, porque incluso entre nosotros, estas cosas eran muy rechazadas, pero en la
segunda etapa de la Revolución en el poder, aunque seguían siendo rechazadas por la máxima
dirección, había su cosita. Y una de las cosas fue la idea de que había contradicciones
interimperialistas. Eso se manejaba como un elemento que debía discutirse. Entonces, la
política exterior de Cuba debía tener muy en cuenta las contradicciones interimperialistas y
sacarle provecho a ellas. Con esto se referían a los Estados Unidos, Japón, Europa occidental,
y que nosotros podíamos jugar con eso, lo cual en la práctica jamás pudo ser.
Aquí terminan las seis necesidades básicas y yo tenía una cosa que le puse Nota
teórica. Yo no quería ponerme grave con la cosa teórica, primero porque esto es muy largo,
demasiado largo lo que hemos hecho; y segundo porque hemos tenido también, a falta de una
buena formación teórica, algunos mitos como el de que es necesario primero tener una
fundamentación teórica, igual que, por ejemplo, hacer un proyecto. Yo no conozco a nadie que
sin saber nada de algo haya hecho un buen proyecto antes de hacer una investigación. Sin
embargo, lo han exigido por la administración científica como si fuera de verdad algo bueno, y
no sirve para nada. Si tú no llevas por lo menos la tercera parte de la investigación hecha ya,
no puedes hacer un proyecto. Pero bueno, esas dos cosas a mí me limitan, y pienso que sin
embargo el problema teórico aquí es muy importante. Primero, por las deficiencias en la
formación teórica en nuestro país, que son fuertes; y segundo por lo que dije antes, que
investigar revoluciones dentro de las Ciencias Sociales no es de las cosas ni más desarrolladas
ni más fáciles. No es un terreno acotado. A mí no me gustan las palabras esas que son muy
largas como lo interdisciplinario y lo transdiciplinario, yo creo que tratan de suplir la realidad
de que las Ciencias Sociales son compartimentos estancos. Son compartimentos estancos
como un sumario, y así son porque hay una tradición que hizo que eso fuera así. Pero bueno,
apartándonos de esa tendencia mía a la izquierda, a mí me parece que hay que tener muy en
cuenta a Marx, a Engels, a Lenin, y también a Trostky, a Gramsci y a Mao. Dentro de los
autores hay que tenerlos en cuenta. Engels, que ha sido ninguneado por algunos problemitas
que tuvo con el Anti-Dühring y eso, es un autor muy interesante sobre la revolución. Él se
interesó mucho, hizo estudios de diferentes cuestiones políticas y militares, tiene un estudio
que se llama La guerra de los campesinos en Alemania que es muy interesante. Ahora, Carlos
Marx lo que tiene es fenomenal. Y Lenin se dedicó a eso a tiempo completo. Él inventó eso
del revolucionario profesional, y ahí sí hay una cantidad válida de cosas. Trostky tiene esta
obra que es fundamental para ciertas cosas, que es la Historia de la Revolución rusa; que es un
intento de poner ya en el siglo XX la cuestión desde la historia, digamos, un poco psicologista,
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que es la primera escuela historiográfica importante del siglo XX. Gramsci trató de llevar a
cabo un proyecto fenomenal que era de la Italia del Renacimiento al Resurgimiento, es decir
del 1500 al 1870 y en ese sentido mira la cuestión de cómo hacer un país para no hacer
ninguna revolución; u otra cosa que es más famosa, que es la de la Revolución pasiva.
En el caso de los cubanos, a mí me parece que es imprescindible tener en cuenta a José
Martí como teórico de la revolución, no solamente político, que lo es realmente. Entre otras
cosas se pone de manifiesto cuando me referí a esto de la Guerra del 68 y del 95. Él pretendía
hacer un partido político y sin embargo, todos aquellos analfabetos que él se encontró cuando
se tiró por Baracoa hasta que murió le gritaban: “ ¡Presidente, presidente!”. Él tenía una idea
clarísima de un país que no conocía casi, no había vivido casi en Cuba, y cómo la tropa
analfabeta lo quiere como Presidente de la República. Él sabía que tenía que hacer una política
modernísima, que si no, no iba a salir. Fidel Castro también se dio cuenta que debía hacer una
política modernísima porque si no, no iba a salir. Que hay todavía a quien le agradaba mucho
porque era una persona de talento, y además le gustaba estudiar a todos los que son estos
pensadores europeos de la Historia de la Filosofía y la Ilustración, él se estudió a Locke, a
Hobbes, a Rousseau; lo que él abandonó todo eso porque, necesariamente, él tenía que
vérselas en otro tipo de asunto con gente muy elemental. Fidel tiene una adaptación deliciosa.
Cuando está la ofensiva batistiana en su apogeo, en una de las seis grandes batallas que la cosa
está muy mala — no sé si fue donde cayó Sánchez Mosquera — , cuenta él que en medio de
todo aquello le dicen “aquí tenemos un preso, un prisionero, un hombre. Nosotros se lo
traemos a usted porque no entendemos nada”. Entonces entra el hombre, era un hombre
blanco, con melena, muy bien portado que le dice “Ah, usted es el jefe”, y dice Fidel “ ¿Qué le
pasa? ¿Quién es usted?”; “Mire, yo le estoy explicando a los muchachos y no me hacen caso.
Yo no tengo nada que ver con la guerra de ustedes, yo ni soy batistiano, ni soy antibatistiano,
nada de eso. Yo vengo aquí a la Sierra Maestra y todo el mundo me quiere y mire, ellos me
han ocupado aquí el dinero que yo traía encima, porque es dinero contante y sonante, porque
yo le vengo a pagar a todos la marihuana. Aquí todo el mundo sabe que yo vengo a comprar la
marihuana y que nunca he engañado a nadie y nunca he pagado menos”. Y Fidel no sabe qué
hacer con esas cosas. El nivel de salvajismo ustedes no se lo imaginan.
Entonces, ir obteniendo, fijando y levantando conocimientos de lo que yo llamo
metódicos y teóricos. Esa es una distinción que a mí no me gusta. Pero bueno, cada uno tiene
su librito como dicen, pero hay que hacerlo de todas maneras. Eso puede lograrse más como
grupo, hay que ser ambiciosos.
Yo insisto mucho en que hay dos zonas de realidades. Cuando uno estudia hay un
orden de realidades que es fechable, medible, que se presta para hacer no solo cronologías sino
análisis de un tipo determinado, o incluso narraciones también. Y hay otro tipo de realidades
que es menos considerada, que se le llama de otra manera, que es lo que la gente siente, lo que
la gente piensa, lo que hace conducirse por motivaciones o lo que genera conductas en la
gente, que son realidades que funcionan en el mismo lugar en que funciona la otra. Si uno no
estudia las dos, está frito. Yo ponía a veces el ejemplo de cuando el marxismo soviético
decidió que había seis formas de la conciencia social y ninguna era económica. ¿Por qué?
Porque Carlos Marx en 1859, nada menos que en un texto sobre economía, dice que la gente
ve las contradicciones y les llama política, religiosa… y ninguna era económica. Imagínense
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ustedes entonces, cómo entender que en Cuba en los años cincuenta la mayoría de la gente
creía que sin azúcar no hay país. Eso es conciencia económica. Y en los primeros sesenta la
mayoría de la gente creía que lo que había era que demoler todos los cañaverales y olvidarse
del azúcar, que eso era una maldad, lo más malo que había existido en Cuba. En 1963 y 1964
tuvimos que emprender muchísimas tareas para evitar que siguieran demoliendo cañaverales,
porque nadie quería hacer la zafra. Es decir, sí existe un orden de realidad que es lo que la
gente se cree, lo que la gente opina, los prejuicios que tiene, lo que los motiva, la fe que tienen
en cosas, personas, etcétera. Y eso hay que estudiarlo como realidades. No es que uno sea la
esencia y otro sea el fenómeno, ni ninguno de esos pareados, o lo objetivo y lo subjetivo.
Incluso, cuando se dice hay condiciones objetivas pero no subjetivas estamos en lo mismo.
Ese es un problema que afecta mucho teóricamente, me parece a mí.
Y sería bueno también incluir, de paso, hacerse un buen autoanálisis. Hacerse un
autoanálisis y decir, al formarme yo qué fue lo que cogí de bueno y de malo, qué se me ha
quedado de malo que no logro salir de eso, y qué cosa muy buena tengo, que me pongo
vanidoso pero es verdad. Pero como investigador, que es lo que nos interesa ahora. Sí, es
como investigador, no es la confesión del católico. Lo digo porque esto no se usa mucho y yo
lo usaría, en vez de tener los programas de Metodología de la investigación que hay en tantas
carreras.
Entonces, hay realidades de hecho y realidades sociales, por hacer una distinción de
pasada. Una realidad de hecho, si ya establecimos que sucedió o que la podemos medir, o qué
es lo que la conciencia real de la gente produjo… ¿Se acuerdan de la espontaneidad y acción
consciente de Antonio Gramsci? El pasado-presente. Y hay realidades sociales que se han
establecido porque la gente, por razones también sociales determinadas, las ha considerado
así. Aunque no sean, o aunque solo sean parcialmente. Nosotros tenemos que jugar con eso,
porque eso puede tener la mayoría de las veces una importancia enorme. En momentos
determinados, una importancia que puede llegar a ser decisiva para una coyuntura.
Entonces, la selección, el olvido y la omisión como procederes humanos. Yo recuerdo
que cuando era muy joven entrevistamos a algunos de los combatientes del Directorio
Estudiantil del 30, los que ajusticiaron a Vázquez Bello. Un hombre de acción que se había
vuelto médico especialista, que tuvo una vida posterior y que ayudó un poco al Directorio de
los 50, ya era militante del Partido en los años 60, ya le habían hecho el proceso y todo, y nos
dijo a nosotros en la entrevista: “nosotros éramos la derecha”, ¿cómo que eran la derecha?, ¿el
DEU era la derecha?; “sí, porque la izquierda era el comunismo, la izquierda eran los
comunistas y la gente de Ala Izquierda parece que también eran la izquierda, nosotros éramos
la derecha, porque no éramos comunistas”. Él había rectificado su pasado. En 1969 ya era
militante del Partido Comunista de Cuba y lo que escuchaba nada más era el comunismo, el
socialismo, el marxismo-leninismo, decía “bueno nosotros que estábamos en la cosa esta,
matando a la gente y eso, nosotros éramos la derecha”. Y ese mismo individuo, cuando
quisimos saber quiénes eran los que habían matado a Vázquez Bello, se negó, se negó, y se
echó a llorar. Un médico especialista, ya mayor, ¿saben lo que dijo?: “Es que nosotros juramos
que de ninguna manera íbamos a decir el nombre de nadie. A un compañero le quemaron con
ácido los testículos y no lo dijo. Lo tiraron ahí en la carretera de Rancho Boyeros, antes de
llegar al aeropuerto nuevo, le quemaron con ácido los testículos, y entonces nosotros
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juramos”. Es decir, uno selecciona y omite, o cambia, elementos de su pasado, incluso, qué
clase de elementos.
Pedro Vizcaíno, jefe de acción de Joven Cuba, compañero maravilloso que mandó el
primer colectivo de cubanos que peleó en la guerra de España, que el 20 de julio de 1936 fue
mandado por él, nos dice a nosotros que Antonio Guiteras era un hombre que de verdad era un
revolucionario radicalísimo, que ese sí era el que era, y se pone a decir que él pensaba que era
un socialista pero de una manera como un “marxista en embrión”, y reitera, un “marxista en
embrión”. Vizcaíno quedó cojo para siempre por un tiro de fusil en la espalda. ¡Pero di lo que
te dé la gana, Vizcaíno! Pues no, está condicionado por la Revolución cubana en el poder y
dice que Guiteras, su jefe, el hombre venerado y admirado en su recuerdo, era un “marxista en
embrión”. Si no era del Partido Comunista no podía ser marxista. Y ese era un hombre
respetado. Y decía que Guiteras era un “marxista en embrión” porque no era del PC. Todos
esos son problemas reales para la investigación.
Entonces, tenemos la memoria personal y la historia, porque hay escuelas de
pensamiento que podíamos verlas, con sus virtudes y sus defectos. Fíjense que al único que he
citado así, de fuera de nuestro negocio, fue a Max Weber, sus presupuestos ideológicos.
Nosotros hicimos una investigación del potencial de bandidismo en Cuba, dos años después
que se acabó el bandidismo. En 1967 hicimos una investigación del potencial en cuatro
lugares de Cuba, un grupo de personas, sociólogos de antes que se metían más para la vida
concreta. Y utilizamos “el potencial de guerra interna”,[3] nosotros lo utilizábamos aquí para
estudiar el bandidismo intentando una cuantificación posible, a ver qué puede haber, de una
manera que no sea simplemente “oye, me enteré que eso está malísimo allí en Cumanayagua”;
sino científicamente.
Tenemos el problema de la determinación y la agencia, como dicen los americanos,
determinismo y albedrío, el relativismo de las leyes generales, la singularidad…; pero nada
más, ustedes son tan pacientes que yo me quedo admiradísimo. Ahora venía una cosa que si
ustedes quieren la hacemos, que ustedes propusieran posibles desarrollos. Les doy la palabra a
ustedes.
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