FPMR 80.-87

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Universidad de Santiago de Chile - USACH Facultad de Humanidades Departamento de Historia.

El Frente Patritico Manuel Rodrguez, 1980-1987


Luis Fernando Martnez Muoz

Tesis para optar al grado de Licenciado en Educacin y Ttulo de Profesor de Estado en Historia y Geografa.

Profesor Gua: Augusto Samaniego Mesas.

Santiago de Chile 2004

Cuidado con la hoguera que enciendes contra tu enemigo; no sea que te chamusques a ti mismo. William Shakeaspeare

Agradecimientos. En primer lugar, quiero dedicar este trabajo a mis padres Judith y Bernab por todo su apoyo y aliento en todo momento.

Tambin quiero agradecer a las personas entrevistadas en esta investigacin, quienes me concedieron parte de su tiempo y siempre tuvieron una buena disposicin para responder mis inquietudes.

Slo palabras de agradecimiento tengo para mi profesor gua Augusto Samaniego, por su confianza y calidez, y porque no slo se ha limitado ha aclararme algunos dudas o corregir errores, sino que tambin ha facilitado valioso material documental y testimonial para esta investigacin. En este sentido tambin agradezco las indicaciones de mis profesores evaluadores Luis Ortega y a Hernn Venegas, quin junto al profesor Patricio Garca, en un ya lejano mayo del ao 2002 impulsaron definitivamente esta investigacin, al convocarme junto con otros compaeros a un seminario sobre la Izquierda Chilena, realizado meses despus en nuestra querida Universidad. Las conversaciones informales con el profesor Garca, sirvieron de inspiracin para muchas ideas presentes en esta investigacin.

Tambin quiero agradecer la cesin de material documental por parte de Santiago Cruz y lvaro Requena. Agradezco especialmente a Carolina Torrejn y al Fondo Documental Eugenio Ruiz Tagle, quienes siempre tuvieron una buena disposicin en facilitar mi trabajo con el material de archivo que poseen, mis sinceros agradecimientos.

ndice.

Pg. Introduccin. 1

Metodologa.

24

Captulo I:

30

Las Estrategias del PCCH durante la Dictadura: El Frente Antifascista y la Poltica de Rebelin Popular de Masas.

Captulo II:

145

Nicaragua y el Frente 0: Precedentes del FPMR.

Captulo III:

189

La Fuerza Militar Propia del PCCH: El FPMR.

Conclusiones.

258

Anexo 1: Documentos.

262

Anexo 2: Retratos de una poca.

265

Bibliografa.

271

Introduccin.

En los ltimos aos, a raz de la conmemoracin de fechas significativas para la historia poltica nacional reciente, -como lo fueron los 30 aos del golpe militar que derroc a la UPse han publicado un sinnmero de escritos, que abordan los aos de la UP y lo que fue la experiencia de la dictadura militar, sin embargo, este perodo de la historia de Chile an es percibido o conocido por la mayora de la poblacin, a travs de mitos, opiniones comunes, visiones sesgadas o partidistas. Y ms que en el anlisis profundo de los hechos, se cae en la elaboracin de caricaturas y estereotipos de los distintos actores histricos que participaron en este apasionante perodo de la historia poltica de Chile.

Quizs esto se deba, a que los hechos desde el punto de vista histrico, son recientes y se tiende a caer en la mera crnica. Sin duda hace falta ms de una mirada en perspectiva, ya que muchas veces, se es como la persona que ve el televisor pegado a la pantalla, la cul est viendo imgenes difusas, pero no el cuadro completo. Esta descripcin, es aplicable a la dcada de los ochenta y sobretodo al tema que se va a abordar en esta investigacin: la existencia del FPMR en los tiempos de la dictadura. Este tema, sin duda presenta las caractersticas que se enunciaran anteriormente, hay muchas publicaciones que hacen alusin al tema, hay material informativo, sin embargo, lo que predomina en el subconsciente de la mayora de la opinin pblica, son las ideas preconcebidas o las imgenes distorsionadas de lo que fue la experiencia Frentista.

El pas de a poco se ha hecho cargo de la traumtica experiencia que signific la lucha poltica de la dcada de los setenta, la cul culmin con el golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973. Del mismo modo, poco a poco se empieza a rescatar y reflexionar sobre lo que fue su secuela inmediata, el gobierno dictatorial. Este perodo no slo representa la segunda parte de lo asentado un 11 septiembre, tambin es el perodo donde el aspecto ms dramtico de ese hecho, la violencia poltica, adquiri una nueva dinmica, profundizando an ms las heridas abiertas en el alma nacional. De ah nace el inters por desarrollar esta investigacin, sin duda faltarn hechos, nombres, por eso desde ya la invitacin a otros investigadores a indagar sobre este perodo de la historia nacional reciente, el cul tiene sus propias riquezas y complejidades. Y por supuesto tambin esa invitacin apunta a que se investigue y sobretodo se reflexione sobre un tema tan complejo y tan presente en la historia nacional cmo lo es la violencia poltica, tema que sin embargo, constituye uno de los tabes de la sociedad chilena.

Tambin cabe consignar que al estudiar el FPMR en los ochenta, ineludiblemente se est hablando de una parte de la historia del Partido Comunista de Chile, uno de los protagonistas de la historia poltica del siglo XX chileno. Este trabajo tambin pretende ser un aporte a la interpretacin y al debate sobre este perodo de la historia del PCCH, cmo lo son diversas investigaciones de otros autores, como Luis Corvaln Mrquez, Rolando lvarez, Toms Moulin, Augusto Samaniego, Mara Soledad Gmez, Hernn Venegas Patricio Garca, slo por nombrar algunos.

Cronolgicamente, este estudio abarcar el perodo de los aos 1980-1987, tomando en cuenta que en el ao 1980, se anuncia oficialmente la tesis de todas las formas de lucha por parte del PCCH, que inclua la salida insurreccional para terminar con la dictadura, y se delimita este trabajo hacia el ao 1987 porqu ese es el ao donde se produce el quiebre entre una parte del FPMR y el PCCH por las diferencias surgidas en torno a qu estrategia seguir para enfrentar el fracaso del ao decisivo en 1986. Desde ese quiebre nace el FPMR-Autnomo, que no ser el objeto de estudio de este trabajo. Tomando en cuenta que tanto un hecho histrico as como una organizacin poltica tienen sus orgenes o antecedentes y sus consecuentes secuelas, este trabajo no slo abarcar el perodo de tiempo antes descrito sino que tambin se har referencia a los aos anteriores a la dcada de 1980, y tambin a sucesos posteriores al ao 1987.

La hiptesis que plantea esta investigacin, es que al anunciar Luis Corvaln un 4 de septiembre de 1980, la tesis de todas las formas de lucha, no se estara anunciando un giro o viraje determinante en la estrategia poltica del PCCH, como lo plantean diversas publicaciones. Segn la interpretacin de esta investigacin, con este anuncio y con la creacin del FPMR, se viene a completar un trabajo partidario relacionado con lo militar, que se vena realizando con anterioridad, pero de una manera incompleta. Por otra parte, esta nueva poltica militar asumida con mayor dedicacin por el PCCH, coexistir durante el perodo de tiempo estudiado con el llamado a la unidad de todas las fuerzas opositoras, no imponindose ninguna de estas dos estrategias por sobre la otra. Incluso el FPMR funciona cmo un ente que propaga esa idea de unidad antifascista.

Como objetivo central esta investigacin se propone hacer una reconstruccin histrica, lo ms completa posible acerca de lo que fue la existencia y experiencia del FPMR, cmo estructura integrada al PCCH y como actor de la historia poltica chilena en el perodo de la dictadura militar. Por esta razn, algunos objetivos especficos que se propone esta investigacin son establecer el porqu nace el FPMR a principios de los ochenta, su

accionar, su organizacin, y tambin se pretende establecer el porqu de la desvinculacin de una parte de la organizacin con el PCCH a fines de la dcada de 1980.

Y como ya se ha enunciado en los prrafos precedentes, se ha podido constatar que existe un abundante material escrito sobre el FPMR, pero la mayora de estos escritos tratan sobre hechos puntuales, es decir, acciones del FPMR que alcanzaron notoriedad pblica. Generalmente son textos o publicaciones periodsticas, y que por lo tanto slo se remiten a tratar el hecho puntual, sin referirse a la globalidad del tema y su trayectoria histrica o lo hacen de manera muy somera o superficial. Sin embargo, de las crnicas periodsticas, destaca el reportaje sobre el FPMR de marzo del ao 2002 de la hoy extinta revista La Huella, el cul ser citado en esta investigacin. Tambin estn las publicaciones, qu como lo consigna Hernn Vidal1intentan por un lado crear una leyenda rosa sobre el FPMR, como por ejemplo Nacer en Primavera. Son

generalmente libros de propaganda o donde se plasma el pensamiento poltico del FPMR. Por otro lado, estn las publicaciones que intentan demonizar al FPMR, o simplemente, reducirlo a un grupo terrorista como por ejemplo El Tringulo del Terror: Frente Manuel Rodrguez.

Adems, existen numeroso trabajos que investigan los virajes tcticos del Partido Comunista Chileno, especficamente analizan y comparan, lo que fue la tctica poltica gradualista e institucional del Partido Comunista Chileno, -que se inaugura formalmente el ao 1933 con la lnea de la Revolucin Democrtico-Burguesa- con las polticas de Frente Antifascista y Poltica de Rebelin Popular de Masas (PRPM), que bsicamente fueron las polticas oficiales que sigui el PCCH bajo la Dictadura. Frente a este anlisis, claramente hay dos lecturas o interpretaciones de parte de los investigadores. Respecto a los anuncios del PCCH a principios de los 80, sobre la adopcin de todas las formas de lucha incluida la violencia aguda, algunos autores han interpretado estos anuncios como un viraje o un cambio de lnea poltica del PCCH en comparacin con la anterior poltica gradualista e institucional sealada anteriormente. En sntesis, debido a la coyuntura poltica que se sucede en Chile a principios de los 80 (la institucionalizacin de la dictadura y al fracaso de la constitucin del Frente Antifascista), se produce un quiebre en la prctica poltica del PCCH, donde se clausura una determinada tctica poltica: la bsqueda de alianzas polticas amplias y de acuerdos polticos, los mtodos tradicionales de participacin (marchas, huelgas, etc.). Y por otra parte se inaugurara una nueva estrategia poltica
1

Vidal Hernn: FPMR, El Tab del Conflicto Armado en Chile, Ed. Mosquito, Stgo 1995, pp. 22 -23.

marcada por lo militar como eje central de esta, con una clara orientacin rupturista desde afuera del sistema poltico-social imperante.

Por otra parte, estn los autores que plantean, que lo aplicado por el PCCH a principios de los 80, no fue un viraje o un quiebre en la lnea poltica del partido, sino ms bien fue una cambio pero en la lnea, o sea una readecuacin tctica, pero los objetivos polticos de fondo de la poltica comunista se mantuvieron intactos. Plantean que la nueva estrategia poltica (PRPM), tena elementos de continuidad que provenan de la lnea poltica anterior institucional y gradualista, la cual era mejorada o completada superando las falencias detectadas (el tema de lo militar en la poltica) en la lnea poltica aplicada desde 1933 hasta los primeros aos de la dictadura. En definitiva se habla de cambio de forma, no de fondo.

Dentro del primer grupo se inscriben los trabajos: Las Tensiones entre la Teora y la Prctica en el Partido Comunista en los Aos 60 y 70, de Luis Corvaln Marques, Las relaciones Internacionales del Partido Comunista, de Boris Yopo, La Poltica del Partido Comunista de Chile. Elementos de su Evolucin y Permanencia en el ltimo perodo, Osvaldo Puccio, el libro de Hernn Vidal FPMR, El Tab del Conflicto Armado en Chile, otro libro es El Tringulo del Terror: Frente Manuel Rodrguez de Andrs Benavente Urbina.

Los escritos que seguiran a la segunda lnea de interpretacin son, Csar Quiroz, La poltica de la Rebelin Popular de Masas, Continuidad o Cambio en la Lnea poltica del Partido Comunista de Chile?, de Toms Moulin e Isabel Torres, La Poltica del PCCH: Desde la Rebelin Popular a la Actualidad de Oscar Azocar, tambin Augusto Samaniego con su trabajo Lo Militar en la Poltica: Lecturas sobre el cambio estratgico en el PCCH.1973-1983.,y Rolando lvarez vallejos, Las Juventudes Comunistas de Chile y el Movimiento Estudiantil Secundario :un Caso de Radicalizacin Poltica de Masa (1983-1988)

Cabe destacar que esta categorizacin solo cumple con el objetivo de ordenar esta discusin bibliogrfica, no significa que los autores agrupados en una categora, escriban lo mismo o estn de acuerdo en todo, todos desarrollan y concluyen sus trabajos con matices que los alejan y acercan a una u otra lnea de interpretacin. Tampoco - para no abrumar al lector- se pretende revisar todos los escritos enunciados.

Esta investigacin concuerda o se acerca ms con los planteamientos de los autores que siguen la lnea continuista, ya que la interpretacin que nos habla de un viraje o quiebre, en la lnea poltica comunista, es insuficiente para responder algunas dudas que surgen al estudiar este tema, bsicamente son tres preguntas:

Por qu el PCCH en una fecha tan temprana respecto al golpe de estado, como lo es el ao 1975, comienza la preparacin de cuadros militares profesionales en el extranjero, cinco antes de que la PRPM fuera anunciada oficialmente, y mucho antes del nacimiento oficial del FPMR?

Por qu el PCCH en aos posteriores como 1985-1986, del termino oficial del la poltica de Frente Antifascista (1980), an se busca llegar a un acuerdo poltico con la Democracia Cristiana?

Por qu el PCCH aparentemente no sigui aplicando su estrategia de Sublevacin Nacional, y al final de los ochenta, se sum a la va electoral y por ende a la transicin pactada?

Frente a estas preguntas, esta investigacin plantea que la interpretacin que esgrime una continuidad en la lnea poltica del PCCH, enriquecida con el intento de superacin de las falencias del movimiento popular, nos da una respuesta a estas interrogantes y en definitiva a comprender las ambigedades o contradicciones presentes en la estrategia comunista, en los 70 y 80. Quizs las siguientes palabras de A. Samaniego, ilustren mejor esa disyuntiva: Cmo se entiende la esquizofrenia del PC, que se representa en planteamientos aparentemente tan dismiles como los contenidos en los documentos El Ultraizquierdismo: Caballo de Troya del Imperialismo (1974) y en la consigna de todas las formas de lucha incluida la violencia aguda del 4 septiembre de 1980?.2

Tambin se plantea que el PCCH, siempre a actuado acorde a su matriz leninista que ha guiado gran parte de su poltica partidaria, es decir, en su tctica poltica el partido comunista ha actuado con flexibilidad y acomodndose a la realidad social y poltica objetiva del pas, por esta misma razn, tambin su comportamiento aparece como contradictorio o ambiguo para algunos, y para otros aparece como oportunista o reformista. La siguiente cita puede aclarar an ms lo que se ha querido expresar: Las tareas polticas concretas hay que plantearlas en la situacin concreta. Todo es relativo, todo fluye, todo se modifica3 Este pequeo prrafo de Lenin, resume en gran parte la concepcin de como hacer poltica para este autor fundamental para el movimiento comunista: se deben disear estrategias polticas adecuadas para la realidad objetiva, concreta, para obtener el triunfo de la Revolucin, eso
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Conversacin con el autor 8-1-04 Lenin V.I.: Dos Tcticas de la Socialdemocracia en la Revolucin Democrtica, Ed. Anteo, Buenos Aires 1957, p.68

s, sin perder de vista el fin ltimo de todo proceso revolucionario llevado a cabo por el proletariado: la Revolucin Socialista.

Ms que implementar un viraje en los ochenta, ms bien, el partido comunista con la aplicacin de una forma de hacer poltica tradicional a travs de los llamados a unidad antifascista y del MDP, y su incorporacin de lo paramilitar a su poltica, aplic una estrategia de todas las cartas del juego sobre la mesa, fiel a su matriz leninista, privilegiando o acentuando una tctica (los mtodos polticos tradicionales) u otra (lo paramilitar), de acuerdo a las condiciones poltico y sociales imperantes en el pas en determinado momento.

Se debe destacar, que la PRPM en su gestacin tambin es la resultante de un proceso de reflexin acerca de sucesos nacionales e internacionales concretos, los cuales se detallaran ms adelante. Con lo planteado anteriormente, no se intenta absolutizar la ideologa como un todo explicador, sino que sealarla como un elemento importante que constituye la prctica poltica no solo de los comunistas, sino que de cualquier partido poltico.

Los autores que plantean la interpretacin del viraje o el quiebre estaran pasando por alto algunos elementos de juicio claves. Por ejemplo Luis Corvaln Marquz, en su trabajo plantea lo siguiente: Existi cierta tensin e incluso contradiccin entre la teora ortodoxa marxista leninista a la que el PC adhera en forma rigurosa y el tipo de estrategia y prctica gradualista e institucional que lo caracteriz. A fines de los setenta y comienzos de los ochenta, sin embrago esta tensin se resolvi a favor de la teora ortodoxa donde la cual paso a determinarse la prctica partidaria. 4

Esta tesis plantea que el PCCH, desde los aos 30 hasta 1973, sigui una estrategia gradualista e institucional, y esta tctica estara alejada de la ortodoxia marxista leninista, por obviar los elementos referentes a la insurreccin y a la toma del poder a travs de la lucha armada, asimismo, cuando a comienzos de la dcada del 80 el PC incluy en su discurso lo militar en la poltica, habra existido una revalorizacin o un redescubrimiento de la ortodoxia por parte del PC, en palabras del autor: durante la segunda parte de la Dictadura, desarroll (el PC) una poltica militar activa, con capacidad operativa inmediata, cuya expresin fundamental fue la conformacin del Frente Patritico Manuel Rodrguez . Todo termin insertndose en funcin de una especie de perspectiva insurreccional que
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Corvaln M. Luis: Las Tensiones entre la Teora y la Prctica en el Partido Comunista en los Aos 60 y 70, en J. Rojas y M. Loyola (compiladores): Por un Rojo Amanecer: Hacia una Historia de los Comunistas Chilenos, Impresora Valus Stgo 2000, p. 227.

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denomin Sublevacin Nacional, coronacin de la Poltica de Rebelin, la que no obstante, finalmente fracas luego del fallido atentado a Pinochet en 1986 y el descubrimiento de los arsenales en el norte.

Se complet as un viraje orientado a armonizar la prctica partidaria con la teora ortodoxia () Tal desenlace a mi juicio constituy el remate de un proceso de involucin hacia formas preliminares del pensamiento revolucionario siendo, a la par, uno de los tantos factores de las crisis del PC verificada en los ochenta y de las tendencias al aislamiento que desde entonces lo afectaron.5 Se deben hacer un par de aclaraciones a estos postulados, se podra establecer primero, si el PCCH con su poltica gradualista e institucional que viene de la lnea de la Revolucin Democrtico Burguesa, efectivamente se alej de la ortodoxia marxista leninista, y la otra aclaracin, tiene que ver con establecer cuales fueron las fuentes prcticas y tericas que nutrieron el supuesto viraje del PCCH, se debi este viraje a una vuelta hacia la ortodoxia?

Para despejar la primera aclaracin, como se hizo anteriormente nos remitiremos al autor clsico por antonomasia del marxismo-leninismo: V.I. Lenin. Se ha querido revisar algunos escritos de este autor, ya que como se ha anticipado, es considerado como uno de los autores clsicos de la prctica y del ideario comunista. Lenin, que a partir de los supuestos tericos de Marx y Engels y de su estudio, luch por crear una organizacin de

revolucionarios profesionales (el partido) que llegaran al poder, para llevar estos postulados a la prctica. Cabe destacar que para nada se busca igualar las realidades histricas y sociales de pases tan dismiles como la Rusia Zarista y el Chile de mediados del siglo XX. Pero es innegable, por las razones que ya se esgrimieron, la influencia de este cuerpo de ideas en la prctica poltica comunista.

Por ejemplo, Lenin en su escrito de 1905, llamado Dos tcticas de la Socialdemocracia en la Revolucin Democrtica, plantea lo que debe hacer el partido revolucionario en el perodo en que no se lucha directamente por la instauracin del socialismo, sino que se lucha por la ampliacin de las libertades de todo el pueblo, incluidos sectores de la burguesa contra la opresin de la monarqua en el caso de Rusia del rgimen zarista. A este perodo prerevolucionario, democratizador y modernizador, es el que Lenin denomina como revolucin democrtico burguesa. Se reproducirn algunos pasajes de este escrito que son interesantes: En pases como Rusia la clase obrera sufre no tanto del capitalismo como de la insuficiencia del desarrollo de este ltimo. Por eso la clase obrera est absolutamente

Ibid. p. 244

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interesada en el desarrollo ms vasto, ms libre, ms rpido del capitalismo. Es indudablemente, beneficioso, para la clase obrera la eliminacin de todas las viejas reminiscencias que entorpecen el desarrollo amplio, libre y rpido del capitalismo. La revolucin burguesa, es precisamente, la revolucin que de un modo ms decidido barre los restos de lo antiguo, las reminiscencias del feudalismo, (a las cuales pertenecen no slo la autocracia, sino tambin la monarqua) y que de un modo ms completo garantiza el desarrollo ms amplio, ms libre, ms rpido del capitalismo.

Por eso la revolucin burguesa es extremadamente beneficiosa para el proletariado. Cuanto ms completa y decidida, cuanto ms consecuente sea la revolucin burguesa, tanto ms garantizada se hallar la lucha del proletariado contra la burguesa por el socialismo6.

Estos postulados indican que es conveniente para la clase obrera, impulsar y apoyar la revolucin democrtico burguesa, porque antes de luchar por instaurar el socialismo, un pas rural y atrasado como la Rusia zarista, tiene que primero transitar por una etapa capitalista modernizadora , es decir eliminar los resabios del feudalismo como por ejemplo la servidumbre en los campos, que impide la organizacin de los campesinos y por ende su unin a la causa obrera por la lucha por la justicia social de todo el pueblo. Tambin la no incorporacin de Rusia a la modernidad, es decir a su expresin concreta, la Industria (como ocurri con la Inglaterra del XIX), impide el desarrollo, educacin y creacin de la conciencia de la clase obrera, la cual es la llamada -segn la doctrina marxista- a acabar con las injusticias del capitalismo, reemplazndolo por el socialismo.

Si comparamos estos preceptos, con los postulados del PCCH que empieza a aplicar desde su lnea poltica de 1933, encontraremos una absoluta concordancia y similitud. En Julio de 1933, el PCCH aprueba la lnea de la revolucin democrtica burguesa, donde se plantea la unin de todos los sectores democrticos para enfrentar y derrotar a los tres principales enemigos de Chile y su pueblo: el imperialismo estadounidense, el latifundio y la oligarqua nacional.7 Posteriormente en el Programa del Partido Comunista de Chile de 1955, se ratifica el carcter pre-socialista del proceso revolucionario chileno, definindolo como antiimperialista, anti oligrquico y democrtico popular, la ratificacin de una poltica amplia de alianzas de clases. El PCCH, no slo planteaba estos postulados por seguir al pie de la letra la teora o la ortodoxia marxista-leninista, este partido tambin trataba de levantar un programa que respondiera a la realidad del Chile de mediados del siglo XX, donde no olvidemos, el latifundio en el campo chileno slo fue eliminado totalmente a principios de la
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Lenin V.I., op.cit., pp.34-35 Ver Ljubetic Ivn: Breve Historia del Partido Comunista, Ed. La Colmena, p. 31

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dcada del 70 (ms de un siglo despus que Inglaterra). Esta forma de produccin, es considerada retrograda tanto en el aspecto social, como econmico, ya que por ejemplo se basa en el inquilinaje, es decir, los campesino no trabajan a cambio de un salario, sino que lo hacen por alojamiento y comida, por lo tanto gran parte de la poblacin del pas, no manejaba dinero para estimular la produccin industrial y comercial interna. Por otra parte, el latifundio, no era productivo, muchos de ellos, eran vistos por sus dueos capitalinos como grandes extensiones de tierra que estaban destinadas a la crianza de animales o con fines recreativos, lo que menguaba la produccin nacional de alimentos, obligando al pas a importarlos, afectando la balanza comercial del pas. Por otra parte la minera del cobre, principal riqueza del pas estaba en manos de capitales extranjeros, principalmente norteamericanos, el cobre finalmente fue nacionalizado en 1971.

Como se puede observar, si hacemos referencia a slo una pequea parte de la ortodoxia marxista leninista, y la comparamos con la poltica seguida por el PCCH, podremos decir que el partido no se alej de la ortodoxia, por lo tanto es difcil ver las variaciones de estrategia del PCCH como una vuelta o alejamiento de la ortodoxia marxista-leninista. Adems para reforzar este planteamiento, se puede decir que en el XX Congreso del PCUS8 de 1956, se subray la importancia de que en la nueva situacin internacional tena cabida el principio de la coexistencia pacfica. El socialismo no necesita exportar la revolucin ni recurrir a la guerra para triunfar. En la competencia pacfica entre el mundo socialista y el capitalista saldra triunfante el primero.

El XX Congreso desarroll tambin las ideas de Lenin sobre la variedad de formas de paso al socialismo segn las particularidades de cada pas. El congreso centr la atencin en el problema del paso pacfico al socialismo. Antes, cuando el capitalismo constitua un sistema mundial nico, la posibilidad de trnsito pacfico al socialismo era remotsima. En cambio, en la dcada de 1950 existe y pareca fortalecerse el campo mundial del socialismo. Este congreso tambin planteaba que como el movimiento obrero y comunista se ha robustecido en todo el mundo, la perspectiva de agrupar a la gran mayora de la poblacin contra el poder de los monopolios, es perfectamente viable; como consecuencia de estos factores, en una serie de pases se puede crear tal superioridad de las fuerzas del progreso sobre las de la reaccin, que impida a estas ltimas recurrir a la violencia para mantener su poder y abra una va pacfica y parlamentaria al socialismo sin insurreccin armada ni guerra civil. Como se puede ver los planteamientos del PCCH que apoyaban la va institucional y gradualista, y que venan desarrollndose desde mediados de los treinta, no estaban para nada alejados

PCUS: Partido Comunista de la URSS

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de los planteamientos que emanaban precisamente del lugar que deba resguardar la ortodoxia, la patria obrera, la Unin Sovitica.

Augusto Samaniego, en su trabajo tambin hace referencia a la coincidencia entre los planteamientos del XX congreso del PCUS, y la estrategia poltica seguida por el PCCH, para sealar tambin que los cambios de estrategia operados en el PCCH, a fines de los 70, no tuvieron como fuente inspiradora un retorno hacia la ortodoxia marxista-leninista, De hecho, una poltica que se propuso actuar mediante la movilizacin de masas y con los objetivos de la recuperacin de la democracia, pero desde fuera y en contra de la institucionalidad de la dictadura, nada tiene que ver con la ortodoxia de la toma del poder en funcin del modelo de Estado y sociedad propios del socialismo realmente existente() El cambio de lnea no implica que la poltica que los comunistas llamaron rebelin popular de masas, incluida la perspectiva de una sublevacin popular, pueda explicarse como la consecuencia del retroceso terico a la ortodoxia. Tampoco-y a mi juicio esto es lo histricamente ms significativo-puede concluirse que el PC interpretase su propio giro en tanto una estrategia de asalto al poder, de destruccin del Estado burgus y modelo de Estado de la dictadura del proletariado. (Convengamos, al menos, que formas violentas y armadas contra dictaduras latinoamericanas ha habido muchas y sin relacin con marxismo leninismo alguno)9.

Lo principal que plantea este autor, es que la PRPM no se puede considerar como una vuelta a la ortodoxia, sino que esta estuvo inspirada en sucesos que ocurrieron tanto en el plano interno, como externo del PCCH. En el plano interno principalmente se seala que algunos militantes, los que participaron en la elaboracin terica del PRPM, se mostraron crticos ante el estancamiento de facto de la poltica del PC. Estimbamos que an reivindicando sus grandes mritos -la vocacin de trabajo de masas y de amplias alianzassi ella se mantena igual a s misma no sera capaz de abrir paso al xito de la lucha antidictatorial, ni menos a una perspectiva democrtico-revolucionaria, que no podamos quedarnos en una formulacin y una prctica que implicaba digmoslo as, Frente Antifascistay punto10 . Se hacia evidente, por lo menos, para una parte del partido que era necesario aplicar nuevas estrategias, ms movilizadoras que la de frente antifascista, para quebrar con el statuo quo de la institucionalizacin de la dictadura, y necesariamente esas estrategias, para que fueran exitosas deban convocar a la ms amplia movilizacin social posible, es decir a las masas.
Samaniego Augusto: Lo Militar en la Poltica: Lecturas sobre el cambio estratgico en el PCCH, 1973-1983, Ponencia 2002., en http://www.palimpsestousach.cl/ revista electrnica del Departamento de Historia de la USACH, p4. 10 Ibid., p.5
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Respecto a sucesos de orden externo, se seala la influencia que tuvo el eurocomunismo11, en las discusiones polticas de los militantes del PC, que participaron en la elaboracin terica de la PRPM. Tambin se apunta al declive del foquismo12 como estrategia revolucionaria a mediados de los 70. Tambin generaba gran impacto en este grupo la revolucin Sandinista como expresin multifactica de movilizacin popular para derrotar a una dictadura, lo mismo que la revolucin que derrib al Sha de Irn. Entonces seran estos factores, tanto los internos como los externos los que influyeron en la elaboracin de la estrategia comunista, y no una vuelta hacia la ortodoxia marxista leninista.

Otro aspecto interesante planteado por A. Samaniego en su trabajo, es que este proceso de discusin y elaboracin terica de la PRPM, gener corrientes de pensamiento crtico al interior del partido, se habra empezado a debatir, primero soterradamente y luego a fines de los 80 con la Perestroika y la cada de la URSS, en forma abierta y acalorada: Qu tipo de partido revolucionario queremos?, y Cul es el tipo de socialismo por el cul luchamos?. Estas preguntas estn ligadas a otra gran interrogante que al parecer el PCCH nunca abord de manera completa, y dice relacin con la incapacidad de este partido de hacer una definicin del problema del poder, de su toma y de la necesidad de hacer frente a la contrarrevolucin, o como lo expresa el autor, citando a otro participante de la elaboracin terica de aquellos aos (Ernesto Contreras): lo ms relevante de la experiencia chilena haba sido la incapacidad terica y poltica para prever y abordar estratgicamente la definicin del problema del poder y de la objetivamente necesaria tendencia a la
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Durante los aos setenta surgi en Europa occidental una nueva interpretacin o corriente del comunismo, el Eurocomunismo, propugnada por Enrique Berlinguer, secretario general del PCI, inmediatamente fue asumida por el PCE dirigido por Santiago Carrillo y el PCF de Georges Marchais El PCI desarrollo la lnea del Compromesso Storico: la idea de Berlinguer-inspirado en los sucesos de Chile en 1973- de que un pas muy polarizado entre un gran partido catlico, de fuerte entrelazamiento clerical y con el Vaticano, y un fuerte Partido Comunista, era un pas que necesitaba llegar a un compromiso entre la corriente marxista y la corriente catlica o demcrata cristiana. Esa lnea fue llevando a una aproximacin con la DC, liderada por el varias veces primer ministro Aldo Moro, perodo que se interrumpe abruptamente con el secuestro y asesinato de Moro a manos de las maostas Brigadas Rojas. El Eurocomunismo tena la caracterstica de mantener postulados distintos y crticos de los de la URSS y de las leyes sobre como hacer la revolucin y el asalto al poder: Por ejemplo el Eurocomunismo, renunci a la Dictadura del Proletariado y sugiri la toma del poder gradual a travs de los cauces de las democracias occidentales, convengamos eso s, que la URSS tambin haba eliminado este trmino en su programa de 1961. El Eurocomunismo lleg a posiciones tan desafiantes hacia la URSS como la que en 1976 asumi el PCI en vsperas de elecciones, cuando proclama la lucha contra los dos bloques militares. La OTAN y el Pacto de Varsovia, pero con el agregado de que, mientras existieran bloques militares, Italia pertenecera a la OTAN, opositora en ese tiempo al Pacto de Varsovia. Es decir que, en la Guerra Fra, el PCI adhiri al alineamiento occidental de Italia. El foquismo, hace referencia a la tctica del Foco Guerrillero, la cual consiste bsicamente, en la toma del poder, a partir del accionar de pequeos grupos guerrilleros, generalmente situados en zonas rurales o selvticas de difcil acceso para la fuerza estatal. Asentados en esas zonas, el grupo guerrillero, inicia una guerra de desgaste contra el ejercito regular, a la vez que intenta ganar apoyo en la poblacin local, expandiendo cada vez ms su radio de influencia poltica, hasta que esta se hace tan fuerte como para desestabilizar al Gobierno

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contrarrevolucin, sostenida con todos los recursos del imperialismo (norteamericano) y de la gran burguesa. Las reacciones de ultraizquierda-con todo el grave dao que causaron a la unidad de orientacin y conduccin estratgica del proyecto de la U.P.- slo pueden analizarse desde la carencia de una concepcin integral de una estrategia revolucionaria; a eso se la llamaba desviaciones de Derecha. Dice (Camilo C.), por ejemplo: Inscribindose el fenmeno izquierdista dentro del hecho positivo mayor que es la inclinacin masiva de importantes sectores intermedios al campo de la revolucin, el que sta (la ultraizquierda) ocupe un espacio operativo mayor que el objetivamente permisible, depender en ltimo trmino del propio movimiento obrero, de la existencia en l de una poltica de principios multilateralmente revolucionaria, y de la capacidad del Partido de vanguardia para no dejar ni problemas, ni formas orgnicas, ni acciones vacantes a la accin aventurera y anarquista 13.

Oscar Azocar, tambin alude a este problema en su trabajo: El problema del poder es fundamental, no hablamos de un poder de una minora, estamos hablando de cmo se expresa la mayora que est por las transformaciones revolucionarias, tambin en el sistema poltico, en el poder del Estado, y yo creo que en Chile esto qued claramente demostrado con el golpe de Estado. La concepcin de la U.P. tena una insuficiencia de fondo. Me remito en primer lugar a las discusiones que tienen que ver con el nacimiento y desarrollo de la poltica de la Rebelin Popular, el anlisis crtico y autocrtico de la derrota y sobre todo, las proyecciones estratgicas hacia delante. Ello est en la discusin del XV Congreso del Partido del ao 89, y en el anlisis del pleno del 77, todava insuficiente pues se habla de problemas de Derecha y de Izquierda pero el problema esencial en la derrota de la Revolucin Chilena es el problema del poder y ah est la insuficiencia de fondo de la poltica del PC14.

Los planteamientos de estos autores son importantes, porque apuntan a un problema de mayor profundidad o complejidad que subyace en el PCCH a travs del tiempo: El problema del poder. S bien, en la matriz ideolgica leninista de este partido, la cuestin del poder era abordada15, es muy distinto aplicar esos postulados a una realidad social concreta, es una tarea en extremo difcil, que tiene que tener en cuenta aspectos tan diversos como el sistema poltico imperante en un pas, su desarrollo econmico, su composicin de clases,

Samaniego A. op.cit. pp. 11-12. Negrita es nuestra. Azocar Oscar: La Poltica del PC: Desde la Rebelin Popular a la Actualidad, en J. Rojas y M. Loyola (compiladores): Por un Rojo Amanecer: Hacia una Historia de los Comunistas Chilenos, Impresora Valus Stgo2000, p.264 15 Ver Lenin VI: El Estado y la Revolucin, Ed. Planeta, Barcelona 1992.
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hasta la idiosincracia de sus habitantes16. El problema del poder planteado al PCCH, como apunta A. Samaniego, tiene que ver con la relacin entre la lucha por la democracia y el socialismo, en tener la capacidad de hacer coincidir el desarrollo del socialismo, con el esquema demo-liberal y pluripartidista imperante en Chile. El PCCH al asumir durante gran parte de su historia poltica, un discurso (va pacfica y alianzas polticas amplias) acorde a esta realidad pudo haber acertado, pero sin duda esta estrategia tuvo sus limitaciones o insuficiencias, en cuanto a que quizs, se subestimaron las fuerzas que se desataron tanto a favor y en contra del movimiento popular en Chile desde los aos 50. Hacia eso apuntan creemos algunos prrafos que hemos subrayado ms arriba, referentes a una estrategia revolucionaria ms completa o ms flexible.

Entender estas limitaciones de la estrategia tambin presupona para el partido cuestionarse su capacidad de adaptabilidad, tanto en su organizacin interna, como en su elaboracin de propuestas acertadas de acuerdo al ambiente social que rodeaba al partido, creo que ejemplos de esta situacin son por un lado el Qu Hacer? frente a la dictadura y posteriormente el Qu Hacer? frente al derrumbe del socialismo real a nivel mundial y el advenimiento de la transicin y posterior democracia tutelada en el aspecto nacional. Creemos que a esto se refiere A. Samaniego cuando plantea que la significacin histrica de ese perodo, ( mediados de los 70 y los 80) tiene que ver con la creacin de un nuevo contexto en la vida del PC, que gener el desarrollo de corrientes de pensamiento crtico que se fueron proyectando, ms o menos rpidamente, sobre la propia matriz terica del marxismo-leninismo heredado, la idea de partido revolucionario y la necesidad de profundas mutaciones que incluyeron, finalmente, el debate acerca del tipo de socialismo que queremos17.

Si se permite hacer una disgresin, el problema del poder no slo es un problema que atae al PCCH, creemos que es lo que debera preocupar a cualquier partido poltico, y se puede trasladar como materia de anlisis de todo el sistema democrtico: hasta dnde se puede tensionar este sistema?, Cul es el grado de libertad tolerable en pos de la estabilidad del sistema?, hasta que punto es valido mantener un determinado sistema, si este ya no se
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En el caso chileno creemos que es fundamental en este sentido, el concepto Subordinacin Asctica acuado por Jos Bengoa, en sus estudios sobre el campo chileno, este seala como algo muy arraigado en la mentalidad del trabajador inquilino chileno, la aceptacin pasiva de las imposiciones del patrn, es decir este puede explotar y tratar mal al inquilino, pero como provee de techo, alimento y la posibilidad de ascender socialmente en la estructura del Latifundio, este lo soporta, e incluso defiende a su benefactor, de ah viene tambin otro concepto clsico en el ambiente laboral chileno: el apatronado . Si bien la dominacin asctica hace referencia a la realidad del trabajador del Latifundio (distinta a la actitud del pampino en las salitreras y del pen errante), esta actitud, mezcla de conformismo y miedo, se vio reinstalada en la realidad laboral actual, debido en gran parte a la brutal represin de la dictadura militar y la desarticulacin del sindicalismo. 17 Samaniego A., op.cit., p. 4

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vuelve representativo?, necesitamos un nuevo tipo de organizacin estatal?, son interrogantes que invitan a la reflexin, sobretodo si se habita en un pas como Chile, donde la participacin ciudadana recin se esta reconstruyendo, donde las autoridades se protegen de la ciudadana en vez de estar a su servicio, y donde muchas veces las razones de Estado pesan ms que lo moralmente correcto. En definitiva, como satisfacer las necesidades u aspiraciones de toda una sociedad, dentro de los lmites de la estabilidad del sistema democrtico, y como conjugar los intereses y libertad particulares con el bien comn.

Hernn Vidal seala que a pesar del ttulo del libro, l no pretende hacer una historia del FPMR. Su inters, en realidad es dar luces sobre el tab social en que se convierte, el conflicto armado en Chile. En este sentido, el tema del FPMR es el instrumento, o la excusa para que Hernn Vidal exponga el tema que realmente le preocupa: reorientar la ptica con que se ha tratado el tema de las violaciones de los derechos humanos durante la dictadura militar, bajo la lgica de que en Chile en esa poca se vivi un soterrado conflicto armado. En consecuencia, H. Vidal estima que tendran ms xito las demandas de justicia, s se hiciera hincapi en que aqu en Chile se violaron las normas bsicas que protege a todo contendiente en un conflicto armado: los convenios de Ginebra de 1949 y sus protocolos adicionales de 1947.

Si bien Hernn Vidal defiende y argumenta coherentemente -y en ciertos momentos contundentemente- su tesis, esta merece algunos cuestionamientos. Esta investigacin tambin adhiere a la idea de que la violencia y sobre todo la violencia con fines polticos, es un tab presente en la sociedad chilena hasta nuestros das, situacin que tambin consigna Patricio Manns en su libro Chile una Dictadura Militar Permanente (1811-1999), texto que hace un recorrido sobre diversos hechos violentos ocurridos en la historia de Chile, que destruyen el mito del Chile pacfico y democrtico.

Pero a la vez esta investigacin plantea que es una equivocacin hablar de la existencia de un conflicto armado en Chile. En el mismo libro de Vidal as como en otros revisados para esta investigacin, queda claro que el FPMR no fue un grupo guerrillero al estilo clsico vietnamita, cubano, u colombiano, ni tampoco se trato de crear un referente poltico-militar como el MIR.

El FPMR era una estructura ms dentro de la orgnica del PCCH, entonces se tratara del enfrentamiento de una estructura para- militar de un partido poltico con las FFAA. Estructura partidaria que analizando el carcter de sus acciones estaba ms bien orientada

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a la autodefensa, a la desestabilizacin y a la recuperacin de material logstico y financiero. Quizs con la introduccin en Chile durante 1986 de material de guerra para un enfrentamiento a ms alto nivel, el FPMR pudo haber adquirido un carcter ms ofensivo y haberse planteado un enfrentamiento directo con los cuerpos armados estatales, pero esta perspectiva se vio truncada por distintos aspectos que sern tratados en esta investigacin ms adelante.

Por otro lado, en su mayora, el resto de la oposicin a la dictadura lo conformaban principalmente partidos polticos y organizaciones sociales desarmadas, y aunque se habra intentado instalar en 1981 focos guerrilleros en Neltume, iniciativa impulsada por el MIR, en el marco de sus Operacin Retorno, estos fueron inmediatamente anulados tanto por la accin militar como por la falta de condiciones favorables logsticas y humanas para su asentamiento definitivo.

Por esto se plantea que podra estar mal usado el trmino de conflicto armado en Chile. La existencia de sucesos de violencia brutal durante esta poca, est fuera de duda, pero ms bien se trataba de la represin del Estado hacia toda forma de oposicin, ya fuera esta una protesta callejera o un partido poltico y no slo la armada. Y muchas veces la violencia represiva, no fue resistida.

Una de las argumentaciones de Hernn Vidal para explicar este tab o el no reconocimiento del conflicto armado, dice lo siguiente: En el contraste entre la accin real del aparato de seguridad de las Fuerzas Armadas-el Conflicto de Baja Intensidad- y su afirmacin de la existencia de una guerra constante contra la subversin comunista yace el ncleo de significaciones que constituye el Tab del conflicto armado desde la perspectiva del rgimen militar. Se trato de un contraste altamente paradjico: por una parte se afirma el Estado de Guerra, pero simultneamente se niega el ejercicio de sus mtodos prcticos: la Guerra Sucia18. Se plantea la siguiente pregunta, el conflicto de baja intensidad19 se puede considerar como guerra interna?. La respuesta a esta interrogante es materia de discusin, puede que H. Vidal tenga razn, pero como ya se planteo anteriormente, creemos que el conflicto de
Vidal Hernn, op cit, p56. C.B.I.: "El conflicto de baja intensidad es una lucha poltico-militar limitada para alcanzar objetivos polticos, sociales, econmicos o psicolgicos. Es muchas veces prolongado y vara de presiones diplomticas, econmicas y psico-sociales hasta el terrorismo y la insurgencia. El conflicto de baja intensidad generalmente se limita a un rea geogrfica y muchas veces se caracteriza por constreimientos en las armas, tcticas y nivel de violencia. Definicin en Arellano Enrique, La ideologa militar de EEUU y las dictaduras,27 de sept. 2003. Disponible en http:// www.rebelion.org. Consultado 23 enero 2004.
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baja intensidad en Chile, ms que ser un enfrentamiento armado entre la dictadura y sus opositores, fue la represin de todo tipo de oposicin y no el enfrentamiento entre una guerrilla y el Ejrcito de Chile. Es ms, los enfrentamientos entre el aparato armado del PCCH y los servicios de seguridad del rgimen militar fueron puntuales y espordicos, no prolongados en el tiempo. Incluso, lo paradjico es que cuando se empez a vislumbrar un enfrentamiento armado ms agudo por parte del PCCH mediante la internacin de armas por la localidad Carrizal Bajo y el atentado a Pinochet20, en parte por estos hechos, se empieza a visualizar un cambio en las condiciones polticas en el pas, que abrirn primero el camino para el plebiscito para luego dar paso a la transicin pactada.

En tal situacin el PCCH debe definirse para no quedar aislado, o se sumaba plenamente a la transicin pactada o segua apostando a la Sublevacin Nacional. Esta disyuntiva es uno de los elementos que provoca el quiebre entre el PCCH y parte del FPMR. Por lo tanto se plantea que nunca llego a explotar o desarrollarse una guerra o un conflicto interno de gran envergadura, insistiendo en que esto no implica desconocer la violencia que ti este perodo. Se concluye que el tipo de conflicto que se dio en Chile en esos aos corresponda ms bien a las lgicas de un enfrentamiento de carcter poltico y social contra un Estado represor que a los mtodos y lgicas de un conflicto armado.

En otros aspectos el libro de Hernn Vidal concuerda con algunos planteamientos de esta investigacin y con otros autores revisados. En cuanto plantea que el PCCH despus del 1973 y durante la dcada de 1980 implement una poltica que conjugaba varios aspectos. Especficamente Vidal plantea tres: 1 la que enfatiza la alianza antifascista de carcter amplio, 2 cuando plantea que el PCCH busca ampliar su aparato militar interno para abrir paso a la 3 opcin; Vidal afirma que el propsito del PCCH es la de convertir una parte del aparato armado en un Frente de Liberacin Nacional, segn las experiencias nicaragense y salvadorea21. Sobre los dos ltimos puntos planteamos algn grado de desacuerdo.

Segn lo que se ha podido ir estableciendo en la investigacin, la idea original y lo que -a nuestro juicio- fue la prctica, el FPMR fue concebido y acto como una estructura paramilitar de apoyo al movimiento de masas, y no con la intencin de convertirse en un grupo guerrillero, como ya se dijo, en el momento en que pudo haberse convertido en un Frente de Liberacin las condiciones polticas del pas y del partido cambiaron produciendo su frustracin. Se estima que no hay que dejarse llevar por lo dicho en algunos documentos, donde pareciera que el tema militar es lo fundamental, aunque, muchas veces, esos anlisis
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Carrizal Bajo: Caleta de pescadores ubicada en la III Regin de Chile. Vidal Hernn, op.cit., pp. 101-102.

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vayan acompaados de una retrica referente a las masas y a las alianzas polticas amplias. Recordemos que la ambigedad es lo que mejor define a la poltica del PCCH durante este perodo, por eso el tema de lo militar en la poltica del partido genera hasta ahora confusiones.

Siguiendo con este ltimo punto, Hernn Vidal plantea que la llamada Poltica de Rebelin Popular de Masas no provino del interior del PCCH, provocando serias disensiones dentro de la Comisin Poltica, encargada de dirigir la poltica militar22. Surge as la pregunta: acaso los cuadros polticos que participaron de la elaboracin terica de la PRPM, no eran comunistas?. Por otro lado como lo establece Rolando lvarez en su Tesis Magster23, la subjetividad de la actividad clandestina de los militantes que quedaron en Chile y que trasuntan su espritu combativo al equipo de direccin interior (EDI), encabezado por Gladys Marn, es el principal impulsor prctico de la PRPM. Segn lvarez, por todo esto no se entiende el porqu se dice que la PRPM no provino del interior del PCCH, cuando fueron comunistas quienes la idearon y fueron comunistas quienes la implementaron.

Es necesario insistir en este ltimo punto, ya que publicaciones como Nuestros Aos Verde Olivo del diario La Tercera, o el libro de Andrs Benavente, contribuyen a forjar una imagen distorsionada de lo que fue esa poca. Porqu plantean la experiencia del FPMR y la poltica seguida por el PCCH en los ochenta como algo digitado ntegramente desde La Habana o Mosc, reduciendo al PCCH al mero papel de ente ejecutor de los designios poltico de aquellos pases. En este sentido, a raz de este estudio, tiene cierto asidero lo planteado por Cesar Quiroz, acerca de esta serie periodstica: es un recocido de muchas verdades para construir una gran mentira24. Esa interpretacin se debera al trasfondo ideolgico de los sostenedores de aqul diario (vinculado a la UDI), el cual recrea una visin histrica interesada, con el objetivo de reducir toda la poltica comunista de la poca al accionar para- militar del FPMR; as, al destacar el carcter violentista de aquella poltica, se deduce que el PCCH tuvo un accionar terrorista, e implcitamente se justifican los crmenes y la alta represin hecha por el rgimen militar en aquella poca. Adems, con el agravante de plantear esta poltica terrorista como digitada desde el exterior.

Ese ltimo elemento agregaba otra justificacin ms porque se plantea la lucha contra la dictadura como un conflicto entre el marxismo mundial y sus enviados, contra nuestras FFAA las cuales estaran defendindolos de la agresin e infiltracin internacional. De ese
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Ibid., p.102 lvarez Rolando, Desde las Sombras Una Historia de la Clandestinidad Comunista 1973-1980. Tesis para optar al grado de magster, Universidad de Santiago de Chile. Sgto. 2001. 24 Entrevista a Cesar Quiroz. 6-5-04.

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modo, esa serie periodstica confunde el apoyo logstico prestado por pases de la orbita socialista con la creacin e implementacin de una poltica creada por y para los chilenos; as lo plantea C. Quiroz: esa (la PRPM) es una creacin de los comunistas chilenos, propia, nuestra, no la digit nadie, la hicimos en diferentes lugares, con el apoyo de los blgaros, de los cubanos y tambin recogiendo la rica experiencia de otros lados25. Aclarado este punto, prosigamos.

Los autores, as como la mayora de los artculos periodsticos que hacen alusin al FPMR, y que al parecer han planteado la cuestin de la inflexin en la poltica del PCCH, como un asunto de presencia o no de lo militar tanto en la retrica, como en la prctica, pasaran por alto, -como ya se dijo- la continuidad de ciertos elementos desde la poltica anterior al golpe de Estado hasta la PRPM. La cuestin militar, por ejemplo, ya estaba presente tanto en la retrica, como en la estructura orgnica del Partido, mucho antes de la PRPM.

La presencia en la retrica comunista de la posibilidad de incorporar lo militar a la poltica del partido, antes de la PRPM, es de lo que dan cuenta Toms Moulin e Isabel Torres en su trabajo. En el cual los autores plantean dudas sobre las tesis que hablan de un giro en la poltica del PCCH, se plantean s este cambio estratgico, fue un abandono total de las antiguas prcticas o del discurso anterior de 1973, o solamente fueron cambios o readecuaciones en la lnea poltica para enfrentar una nueva situacin poltica coyuntural: la dictadura, pero qu en lneas generales mantiene sus objetivos polticos y una definicin de las formas de lucha que vena aplicando desde hace tiempo.

Sus planteamientos tienen dos elementos centrales, primero, ellos plantean que la va pacfica hacia el socialismo, siempre tuvo una condicionalidad, y la existencia de esta condicionalidad es parte de su argumentacin, para establecer que el elemento que

formara parte del viraje de 1980 del partido: lo Militar, ya estaba presente en el discurso comunista mucho antes de esa fecha. Cul era esta condicionalidad?: El discurso estratgico del Partido Comunista consideraba la necesidad de un cambio en la relacin entre las formas de lucha si se modificaba el contexto social bsico, si se pasaba de una democracia a una dictadura abierta26. Para expresarlo ms concretamente citaremos un interesante prrafo contenido en el trabajo de estos autores: En 1961, Luis Corvaln abord el problema de la va pacfica en dos importantes artculos, uno en Enero y el segundo en Octubre. En el primero se preocupa de encontrar en los clsicos una justificacin del
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Ibid., Negrita es nuestra. Moulin Tomas, Torres Isabel: Continuidad o Cambio en la Lnea poltica del Partido Comunista de Chile?, en Varas Augusto (compilador): Estudio Multidisciplinario: El Partido Comunista en Chile Ed .CESOC-FLACSO. Stgo.1988 p.462

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camino pacfico, sealando por ejemplo, que en las famosas Tesis de Abril, Lenin haba propugnado la Conquista de la mayora de los Soviets, y que el intento

contrarrevolucionario de Kornilov haba cambiado la situacin, generando la necesidad de una solucin armada del problema del poder. En ese artculo Corvaln plante, que la va pacfica era la forma ms probable y no un camino excepcional de construccin del socialismo como lo haban pensado los clsicos. Pero tambin afirm que no se deba contrastar la va pacfica, con la va violenta, sino ms bien, con la va no armada, dado que muchas formas de violencia formaban parte del proceso. En el artculo de Octubre, Corvaln afirm que la va pacfica solamente exclua la guerra civil y la insurreccin armada, pero, en ningn caso, acciones de masas que podan tener componentes de violencia (huelgas, tomas, etc.). En ese mismo artculo Corvaln sostuvo que si las clases dominantes, de las cuales no poda esperarse que abandonaran el poder sin lucha, recurrieran a la violencia, el movimiento popular podra verse obligado a emprender el otro camino27.

Si se agregan a estos planteamientos, lo expuesto en el Pleno del Partido de 1977, que seala que desde 1963 el partido haba iniciado la preparacin militar de algunos militantes con fines auto-defensivos, y el posterior inters de los comunistas de que no se desintegrara el gabinete cvico-militar de 1972 encabezado por el general Prats28, se puede decir que efectivamente, aunque de manera incipiente; haba una preocupacin, por la influencia de lo militar en la poltica, mucho antes de 1980.

El segundo planteamiento central de los autores en su artculo, es que una vez adoptados los cambios en las formas de lucha -incorporacin ms activa de lo militar- debido a que el contexto social se modific, esto no habra significado la clausura total de la forma tradicional de hacer poltica del PCCH, ni significo grandes cambios programticos de fondo en la propuesta del PCCH, ya que el partido, con la PRPM, sigui poniendo el eje de su accin en su capacidad de movilizar a las masas, de copar las calles, y para nada signific priorizar una lnea militar o aparatista. Tampoco el PCCH en los ochenta preconizo como objetivo inmediato la lucha por el socialismo, obviamente el principal objetivo, era derribar a la dictadura, y volver a la democracia lo mas avanzada posible para retomar las transformaciones antiimperialistas y antioligarquicas29, sealadas por el partido.

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Ibid. p. 458 Ciertamente se vea esta incorporacin de los militares al gobierno popular, como una forma de acercamiento hacia las FFAA, de fortalecer a los sectores constitucionalistas encarnados en al figura del General Prats, hacindolas partcipes del proyecto popular, neutralizando as a los sectores golpistas de las mismas. 29 Citado en PCCH: La Rebelin Popular Poltica de Nuestro Partido, cuadernillo para la formacin de cuadros, prob.1986, donacin particular, p15

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Como se puede apreciar, se esta en presencia de una readecuacin en la lnea poltica comunista y no de un cambio de lnea. En base a estos elementos los autores concluyen que: la argumentacin de la rebelin popular, se basa en dos ideas centrales. Una que justifica la rebelin como conducta moral (el derecho del pueblo de ejercer su voluntad soberana), la otra como tctica (la institucionalizacin del rgimen y el desaliento en la oposicin). Segn el razonamiento del partido Comunista se ha constatado que los mtodos de lucha tradicionales no son suficientes para enfrentar con xito al rgimen, ni mucho menos para terminar con l. No obstante, no se debe prescindir de los llamados mtodos tradicionales, ms bien se trata de profundizar en ellos y ser capaces de sumar otras formas de lucha. El partido Comunista, no abandona al asumir la lnea de la rebelin popular, ni la lucha de masas, ni la necesidad de formar un gran movimiento de masas. No se trata de una visin foquista ni militarista de la lucha poltica, ya que la lnea de rebelin popular no es formalmente contradictoria con la concepcin permanente en su estrategia- de unidad amplia. Esta definicin surge del carcter del programa planteado y del hecho que los cambios afectan a las formas y no al contenido del programa ni de las reivindicaciones. Los objetivos de la lucha siguen siendo democrticos, populares y antiimperialistas, por tanto, compatibles con los objetivos de otras fuerzas democrticas30

La continuidad de lo tradicional en la poltica comunista, tambin queda establecido en otro trabajo de Rolando lvarez, quin a travs de el estudio de la participacin comunista en la rearticulacin del movimiento secundario en los ochenta, demuestra que los comunistas mantenan una poltica de dilogo, de alianzas polticas amplias, y su vocacin por movilizar a las masas, en este caso, los secundarios. Sumando estos elementos tradicionales, a una predisposicin de disputarle el uso de la violencia (claro esta que con otros fines) a la dictadura, a travs de la creacin de unidades de choque y autodefensa. Ejemplo concreto de lo primero es la constitucin del comit Pro-Feses: La unin del izquierdista COEM (PC., MIR, PS-Almeyda, I.C.) la democratacristiana ASEC y la ADE (socialdemcrata) dio vida en mayo de 1985 al comit Pro-Feses. Este fue la expresin de la mesa poltica que posteriormente dio origen en 1986 a la FESES. Es as como una fuerza poltica como la Jota, que viva en esos aos (como ya veremos), la fase de mayor radicalizacin de su praxis poltica de su historia, no vea incompatible la unidad con sus antiguos enemigos polticos. La fusin de lo nuevo (lo militar) con lo viejo (aliancismo y negociacin) se hacia en funcin del histricamente criticado pragmatismo (o realismo, segn la mirada)

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Moulin Tomas, Torres Isabel, op.cit.,p. 474

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comunista31.

Y ejemplo de lo segundo, es la existencia de grupos paramilitares en la

Enseanza Media: Las Milicias Rodruiguistas (MR) y Los Comit de Autodefensa de Masas (CAM).

Es interesante citar la siguiente reflexin -a manera de conclusin- que hace el autor respecto a este perodo de la historia del PCCH la cual respalda las tesis de continuidad y no de quiebre en lnea poltica del PCCH durante los 80: Planteamos que la radicalizacin del PCCH en los 80 no signific abandonar sus prcticas discursivas y de accin basado en lo que los comunistas llaman trabajo de masas. La profundidad de la derrota poltica (y militar) sufrida por el PCCH en la segunda mitad de los 80, reflejada en la salida que se dio de la dictadura y el descubrimiento de los arsenales y la fallida eliminacin de Augusto Pinochet, es innegable. Sin embrago, eso no debe conducirnos a explicaciones simplistas y mecnicas de la realidad histrica. Un Partido con el ya mencionado arraigo de masas e inserto como un actor importante en la realidad poltica chilena, no iba a botar a la basura todo su acervo histrico de un plumazo () evidentemente que las viejas practicas no fueron olvidadas. Es ms, buena parte de quienes aplicaron las tesis insurreccionales en los 80, fueron los mismos que se la haban jugado por Allende en cuatros elecciones presidenciales. Por eso, que no puede resultar extrao que en los 80 estemos en presencia de una fusin de mtodos polticos al interior del PC y las JJ.CC.: por un lado, la mezcla de discurso revolucionario, populista y nacionalismo, acompaado de una praxis de fuerte insercin de masas, propia de antes del golpe y, por otro lado, formas militaristas y radicalizadas, inditas en la historia de los comunistas chilenos32.

En definitiva se puede decir, que hay elementos de juicio suficientes para establecer que lo anunciado por Luis Corvaln en 1980, no fue un viraje o un quiebre en la lnea poltica comunista, se adhiere por lo tanto, a los postulados que plantean que el PCCH, aplic una lnea poltica que rescataba formas de lucha que eran tradicionales en la historia del PCCH, pero que adems intent superar las falencias, debilidades, o vacos de aquella poltica tradicional. Y es en este contexto donde debe insertarse la experiencia frentista, no como una desviacin militarista del PCCH. El FPMR fue una estructura ms, dentro de una estrategia poltica mucho ms amplia : la PRPM, la cual planteaba un accionar multifactico de la militancia comunista que iba desde el rayado de muros, el panfleteo, pasando por la barricada y finalmente el generar un apagn derribando una torre de alta tensin en apoyo a

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lvarez Rolando, Las Juventudes Comunistas de Chile y el Movimiento Estudiantil Secundario: Un Caso de Radicalizacin Poltica de Masa (1983-1988), (s/e). p.17 Ibid. p.7

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la protesta poblacional, y es en esta ltima tarea donde actuaba el FPMR, como la fuerza militar propia del PCCH especializada en las acciones ms arriesgadas que demandaba la desestabilizacin de la dictadura debe entenderse tambin al FPMR como la respuesta a la represin del rgimen militar, y no en el sentido de crear un comando de vengadores, sino que demostrar que era posible combatir a la dictadura en todos sus mbitos, incluido el incierto y peligroso mbito de la violencia, la cual en sus consecuencias y alcances no distingue entre la justeza o no de una causa.

Se puede plantear tambin, que hubo una suerte de comportamiento ambiguo o poco definido al interior del PCCH, respecto al tema de incorporar una fuerza militar propia a la vida partidaria, esto habra sido una de las principales causas del quiebre entre el PCCH y gran parte del FPMR. Por parte del partido al parecer no hubo una proyeccin en profundidad, sobre la incorporacin de una estructura militar de carcter ms ofensivo al interior del PCCH: para qu era el FPMR?, era slo para combatir a la dictadura?, se podra vislumbrar su existencia en un gobierno democrtico?. Son preguntas que al parecer el partido no respondi de manera satisfactoria durante el tiempo que aplic su estrategia insurreccional. Esta falta de definicin se produjo porqu al interior del PCCH si bien se actuaba cohesionadamente en torno a las decisiones partidarias- esta poltica militar tuvo el rechazo de algunos sectores, por lo tanto, esta fuerza militar propia y las concepciones poltico militares, no fueron incorporadas totalmente a la estructura partidaria, y fueron vistas, bsicamente como una estructura de tcnicos militares, de la cual se poda prescindir en cualquier momento.

Por parte del FPMR, hubo en algunos sectores la certeza de que se deba actuar con cierta independencia respecto a lecturas sobre la situacin poltica que haba hecho el PCCH, las cuales ellos consideraban como errneas. Estos sectores obviamente no se consideraban como meros tcnicos militares. Se autoperciberon, frente a lo que pareca ser un abandono de las tesis insurreccinales por parte del PCCH, como los continuadores de la implementacin de la Sublevacin Nacional. Estrategia bajo la visin del FPMR-Autnomoque servira no slo para derribar a la dictadura, sino que para de una vez por todas, la cuestin del poder pudiera resolverse a favor del pueblo, a travs de la lucha armada como eje central, pero de igual manera esperando el concurso de las masas a medida que el enfrentamiento directo y definitivo con la dictadura se fuera desarrollando.

Quizs la formacin y la experiencia combativa en el extranjero de muchos de los oficiales del PCCH que al final encabezaron la separacin con aqul partido, pudo haber influido en la visin distinta de cmo deba ser la lucha antidictatorial en Chile. Lo que a la larga

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provoc que a la hora de la transicin democrtica, hubieran dos lecturas antagnicas por parte del PCCH y el FPMR-Autnomo sobre qu hacer frente al nuevo escenario democrtico.

Metodologa Como fuentes primarias que han ayudado a construir esta investigacin, se han analizando documentos y boletines del PCCH de la poca, as como tambin del FPMR, existentes tanto en la bibliografa consultada, como los que estn en poder de particulares, tambin se recurri al archivo documental de FLACSO-Chile Eugenio Ruiz Tagle, quienes han prestado una inapreciable colaboracin a esta investigacin. Este fondo documental tiene slo un par de aos de existencia. Es un archivo que posee una coleccin inicial de dos mil documentos originales producidos por partidos polticos y otras organizaciones prohibidas por la dictadura entre los aos 1973-1990.

Otra fuente primaria fue la entrevista oral, a personas que hayan participado de la organizacin rodriguista as como tambin del PCCH, en los aos que abarca la investigacin. Sin embrago este tipo de fuente no es el pilar de esta investigacin, debido a la dificultad de acceder a testimonios de este tipo dadas las caractersticas del tema a estudiar. Sin embargo esta carencia se suple con otras fuentes testimoniales cmo lo son los relatos contenidos en la bibliografa. Hay testimonios de este tipo presentes en los libros Ignacio Valenzuela, fundador del FPMR, de Adriana Pohorecky, y el libro de Hernn Vidal El FPMR, el Tab del Conflicto Armado en Chile.

Antes de proseguir, nos gustara argumentar la validez de la fuente oral como evidencia histrica, previniendo los reparos dudas que esta, an suscita, en algunos historiadores, que sobretodo cuando se trata de Historia Poltica, tienden a menospreciar este tipo de fuentes. Primero definiremos qu es historia oral?, para esto nos apoyaremos en dos autores que han tratado esta problemtica: Thad Sitton (y otros autores), y Leopoldo Benavides.

Segn el primer autor la Historia Oral es un procedimiento vlido de investigacin en el trabajo de un historiador, y, en un sentido secundario, de las formas de historiografa creadas por esa investigacin. Historia es una palabra comn con significados muy confusos. En un sentido, la Historia es todo lo que ocurri en el pasado humano. En otro, son los restos, los indicios que deja lo que ocurre, y que toman la forma de documentos, un artefacto y la memoria. Los historiadores se esfuerzan por hacer Historia en el tercer sentido, ms conocido: las formas de la historiografa, que incluyen biografas, narraciones

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polticas, libros de texto y otros similares, esto es la Historia tal como se muestra en el librero.

La Historia Oral son las memorias y recuerdos de la gente viva sobre su pasado. Como tal est sometida, a todas las vaguedades y debilidades de la memoria humana; no obstante, en este punto no es considerablemente diferente de la Historia como un todo, que con frecuencia es distorsionada, subjetiva y vista a travs del cristal de la experiencia contempornea. Los materiales de la historia oral son la materia prima del academicismo histrico, la Historia como sus fuentes primaria, con todas sus facetas e inconsistencias. Abundante en triunfos y tragedias personales, es una historia de la persona comn, de quienes no aparecen en los documentos, pero que son capaces de hablar articuladamente () la historia oral esta ampliando los lmites, de nuestro conocimiento histrico en particular en el campo de la historia social, pero como proceso narrativo, es tan antigua como la propia historia

De hecho la historia oral no es nada nuevo. El historiador griego Herodoto, llamado el Padre de la Historia, trabaj principalmente con los recuerdos personales de participantes en los eventos que describi. En las sociedades sin escritura (y en los antecedentes grafos de nuestra propia sociedad) la historia era una tradicin oral, conservada solo en la memoria viva y transmitida de generacin en generacin por medio de narraciones, cuentos populares, baladas y versos picos33

Interesante exposicin, donde primero se reconocen a las fuentes orales como parte de los indicios que deja lo que ocurre en las sociedades humanas, por lo tanto debe pasar a formar parte de los elementos de juicio que ocupa el historiador para armar una reconstruccin histrica. Tambin es interesante como se deja en evidencia, la antigedad de la historia oral como vehculo de transmisin de las tradiciones y hechos relevantes para una sociedad, mucho antes quizs que los documentos oficiales, y cartas, tan valorados por la corriente histrica positivista propia del siglo XIX. Pero tambin este prrafo nos plantea la problemtica que implica el uso de las fuentes orales en la Historia: la vaguedad y debilidades de la memoria humana, debilidad a la que tambin apunta Leopoldo Benavides: la relacin de los hechos con la memoria de los actores genera uno de los problemas ms importantes a la ciencia histrica, esto es el de la calidad del documento construido a partir de un elemento tan falible como es el de la memoria, puesto que no puede separarse, en un

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Sitton Thad, Mehalky George, O. L. Davis Jr., Historia Oral. Una Gua para profesores (y otras personas), Ed. Fondo de Cultura Econmica. Mxico 1995., p.12

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anlisis del recuerdo, la relacin fundamental que constituye el proceso de memoriaolvido34.

Pero a continuacin este mismo autor, da algunas pistas para la superacin de este problema, La duda para la Historia tradicional es s es posible pensar que los materiales derivados de la historia oral constituyen un instrumento de inferior calidad, que el tradicional documento escrito, o si por el contrario es posible considerarlo como un elemento de igual rango. Creemos que la diferencia no est dada por la tcnica como son constituidos, sino por la rigurosidad del mtodo empleado en ambos casos () una ventaja establecida por los especialistas para la historia oral, es que este material no solo puede ser objeto de la crtica histrica, acerca de la forma y de la consistencia interna de la informacin sino que es posible y sobre todo recomendable la confrontacin del contenido con las fuentes ya constituidas sobre el acontecimiento o hecho estudiado. Esta situacin no viene sino a reafirmar la necesidad que tiene la historia de acudir a las ms diversas formas de obtener informacin, complementando las tcnicas en la persecucin de un cuadro ms cercano a la realidad35.

Dos elementos centrales para que las fuentes orales, sean tiles: rigurosidad, en al aplicacin del mtodo, esto incluye delimitacin de un perfil de los entrevistados, una pauta para las entrevistas, en definitiva establecer criterios claros de cmo se trabajara con estas fuentes. Otro elemento, es la posible confrontacin de lo rescatado por la fuente oral con otro tipo de fuentes, en este sentido, coincidimos con lo que L. Benavides plantea, respecto a la complementacin de las distintas tcnicas de investigacin, para as construir el cuadro histrico ms completo posible. Ni la fuente oral por s sola, ni lo documentos escritos, pueden darnos un cabal panorama del hecho histrico que queremos reconstituir.

Ahora en lo concreto, respecto a nuestra investigacin, las entrevistas se han estructurado en torno a cuatro preguntas: 1-Como era la vinculacin entre el PC y el FPMR, qu tipo de relacin tenan, vertical, instrumental, vergonzante, etc.? 2- Cul era el proyecto nacional del FPMR en sus inicios? 3-De donde provenan preferentemente los cuadros? 4- Cules fueron las causas del quiebre con el PC?

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Benavides Leopoldo, Historia Oral: Problemas y Perspectivas, documento de trabajo n 220, FLACSOChile 1984, p27 35 Loc.cit., el subrayado es nuestro.

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Cabe destacar que las respuestas dadas por los entrevistados, han desbordado a los temas planteados en las preguntas, derivando las entrevistas en verdaderas conversaciones abiertas, donde surgen ms preguntas y ms respuestas.

Las personas que fueron entrevistadas con este cuestionario son: Cesar Quiroz, oficial del FPMR durante los ochenta, y que ahora milita en el Movimiento Patritico Manuel Rodrguez (MPMR), faccin del frente que se quedo en el PCCH.

Leo, posiblemente Leonardo Tapia vocero actual del FPMR-Autnomo, grupo que sigue los postulados de la fraccin que se separo del PCCH a fines de los ochenta.

Tambin se ha sostenido conversaciones de carcter abierto con el profesor Augusto Samaniego, quin siendo militante del PCCH, durante la poca particip de la discusin y elaboracin de la Poltica de Rebelin Popular de Masas.

Otras fuentes, de carcter secundario, que aportaron al relato histrico de esta investigacin fueron las fuentes bibliogrficas que se refieren a la Historia del FPMR, pero de una manera novelada, mezclando la realidad con la ficcin, me refiero a las obras Nacer en Primavera I y II, y Una Larga Cola de Acero, aunque esta ltima se presenta como una historia real, -cosa que en algunos temas no se pone en duda- si presenta algunas inconsistencias al contrastarlas con otras fuentes, por eso pensamos que el autor no solo relat hechos vividos por l, sino que tambin construyo un relato a partir de la experiencia de otros, o de lo contado por otros. Frente a estas obras, entraramos, en una problemtica similar a la planteada por las fuentes orales, eso es efectivo, pero del mismo modo, tambin pensamos que esta fuente, la Novela Histrica, se valida como fuente para la reconstruccin histrica, porque a pesar de ser un relato de ficcin, capta elementos, sensibilidades que son propios del momento histrico al que se refiere.

Para clarificar aun ms estos planteamientos, citaremos a Fabiola Jimnez, quin escribe La utilidad de la Literatura en el estudio del pasado histrico se legitima al estar conformada por una diversidad de elementos que son propios de una determinada sociedad a la cul se refiere. La inclusin de lo imaginario no desvirta tales elementos, sino ms bien los embellece. De todos modos, esto ltimo es factor de riesgo ante una mirada ligera hacia tales obras, de lo que resultara una confusa distincin entre lo que es verdadero y lo que es ficticio. ()Esto depende de la agudeza y meticulosidad del historiador, necesita de un respaldo historiogrfico que permita comprobar que los componentes que la obra entrega son certeros.

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Los ambientes, los personajes, las relaciones entre ellos, sus actitudes, las diferencias sociales, los aspectos materiales, entre otros elementos son integrantes de la Literatura histrico-social. Estos caracteres se conjugan para dar una visin de la sociedad de la poca y junto con ello, contribuir a la sensibilizacin de aquel que pretende conocer el pasado, logrando as la comprensin de anteriores existencias humanas36.

Se puede apreciar, que otra vez la validez o no de determinada fuente histrica, no depende tanto de s misma, sino que de la manera en que sea usada por el historiador, para el cual ser recomendable utilizarla apoyndose en otras, para que cada una: la entrevista, la novela, documentos, fotos, etc, aporte su color individual, al lienzo histrico completo.

Otra fuente secundaria fue la revisin de diversos artculos de prensa referidos al tema, aparecidos tanto en diarios, revistas periodsticas y de propaganda tanto recientes como antiguas, revistas como El Rodriguista, La Huella, Siete +7, Qu Pasa y Ercilla. De los peridicos destaca la reciente serie de reportajes de La Tercera: Nuestros aos Verde Olivo. Tambin se revisaron ediciones de ese peridico que datan de la dcada de los 80. Otro peridico consultado fue el diario argentino El Clarn, especficamente algunos reportajes publicados en septiembre de 1986.

Esta investigacin est estructurada de la siguiente manera, en el primer captulo se hace una descripcin de las estrategias polticas aplicadas por el PCCH bajo la dictadura militar, este captulo abarca cronolgicamente principalmente el perodo que va desde los aos 1974-1986, y el eje de este captulo es la elaboracin poltica y el comentario de algunos hitos importantes en la historia del partido en este perodo. Luego en los captulos restantes el eje de la investigacin se desplaza desde el PCCH hasta su fuerza militar propia, aunque en estos captulos igual se hace referencia al partido aunque ya no es el protagonista central del relato.

En el captulo II se vuelve a las postrimeras del ao 73, pero esta vez para describir el desarrollo de los primeros pasos del partido en la constitucin de su fuerza militar propia. Este captulo, principalmente se refiere a sucesos ocurridos entre los aos 1975-1983.

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Jimnez Fabiola: La Literatura Chilena de Fin de Siglo (1880-1920), como fuente para la Enseanza de la Historia., Tesis de Grado para optar al grado de Licenciatura en Educacin en Historia y Geografa, Universidad de Santiago de Chile, Stgo 2003, p43

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En el captulo III esta dedicado casi exclusivamente al FPMR, describiendo tanto sus aspectos orgnicos, operativos y polticos, as cmo tambin dedica una parte a comentar el quiebre entre el PCCH y parte del FPMR. Finalmente se anexan a esta investigacin algunos archivos de la poca, as cmo algunas fotografas.

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Captulo I.

Las Estrategias del PCCH durante la Dictadura: El Frente Antifascista y la Poltica de Rebelin Popular de Masas

El Frente Patritico Manuel Rodrguez, oficialmente sali a la luz pblica el 14 de diciembre de 1983, con un apagn nacional y acciones de sabotaje a la banca e instituciones financieras, pero este nacimiento y acciones son parte de una historia que se remonta mucho ms all de aqul da del ao 83.

El FPMR, fue una estructura paramilitar del PCCH. En tanto iniciativa poltica y fuerza prctica, fue uno de los elementos que constituyeron la Poltica de Rebelin Popular de Masas (PRPM), impulsada por el PCCH en los ochenta. Esta estrategia fue diseada a mediados de los 70 para resistir y acelerar el derrocamiento de la dictadura militar y

rescataba elementos que haban sido tradicionales en la historia del Partido: el llamado a participar a las masas, y una poltica de alianzas amplias con otras fuerzas democrticas y progresistas, este ltimo elemento -el de las alianzas polticas amplias- es una prctica de larga data en la historia del PCCH. Su participacin en el Frente Popular en la dcada del 30, es un ejemplo de aquello. La alianza de las fuerzas democrticas, tanto el centro como la izquierda, ser el argumento central del PCCH en los primeros aos de la dictadura, argumento que se plasmara en el llamado a constituir el Frente Antifascista, estrategia que cronolgicamente antecede a la PRPM y que se supone reemplazada por esta ltima. Pero, como veremos ms adelante, la idea de constituir una unidad entre todas las fuerzas democrticas que se oponen a la dictadura, ser una constante en la prctica y en la retrica del PCCH en los 80, es decir, en cierto modo, tambin ser incorporada a la PRPM. Tambin la PRPM, buscaba superar una debilidad o vaco, que tambin era de larga data en la historia partidaria: el tema de lo militar incorporado a la poltica; es decir, integrado orgnicamente al desarrollo y aplicacin de la lnea poltica.

Creemos que, a partir de la gran derrota que supuso para el PCCH el golpe de Estado de 1973, el Partido sac dos grandes conclusiones o lecciones, la primera tiene que ver con que para haber evitado la cada del gobierno popular, se debi haber impedido el aislamiento de este. Es decir, para la profundidad de cambios que se quera implementar en el pas, no bastaba slo con la unin de los partidos de izquierda, era necesario tratar de incorporar al centro al bando de las reformas, constituir una mayora social lo ms amplia posible que respaldara los cambios que se proponan, dejando a un lado las propuestas

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sectarias. Y la segunda conclusin, es que el PCCH, tuvo una insuficiente poltica militar, y cuando hablamos de poltica militar, no slo estamos hablando de la constitucin de una estructura o brazo armado dentro del Partido, sino que tambin dice relacin con el grado de conocimiento, y acercamiento que pudo haber tenido el PCCH respecto a las FFAA

Claramente el golpe de estado de 1973, demostr que los esfuerzos que hizo el Partido y la UP- para evitar que prevalecieran los sectores golpistas al interior de los cuerpos armados, fueron insuficientes, inclusive, no se calibr la magnitud que tendra la incidencia de estos grupos al interior de las FFAA37. Estas dos grandes conclusiones estarn presentes tanto en el discurso como en la prctica del PCCH durante la dictadura, y explican porque casi al mismo tiempo se haya impulsado la creacin de un Frente Antifascista y se haya enviado cuadros del PCCH a prepararse como oficiales militares a las academias de Cuba y Europa Oriental.

Hecha esta pequea introduccin, veamos con ms detalles los planteamientos de la estrategia oficial del PCCH durante los primeros aos de la dictadura, el Frente Antifascista.

I.I- El Frente Antifascista.

Como se sabe, el PCCH, el da del golpe, llam sus militantes a no llevar a cabo una resistencia intil frente al alzamiento militar, ya que como se comprob dramticamente, no se trataba del alzamiento de una parte del ejercito, como lo haba sido la intentona golpista denominada tancazo del 29 de junio de 1973.

El golpe de Estado del 11 de septiembre implic a la totalidad de las FFAA, no ocurri el esperado quiebre en el ejrcito entre los sectores constitucionalistas que defenderan al gobierno, y los golpistas. Frente a la abrumadora sedicin militar, el PCCH, juzg un llamado a oponerse por las armas al golpe como una medida que hubiera derivado en un bao de sangre y en el aniquilamiento de muchos de sus militantes38. Cmo ya se ha planteado, el PCCH opt por el repliegue, pasando sus dirigentes y cuadros a actuar en la clandestinidad. Es decir, en el marco de la ilegalidad y represin seguir con el trabajo partidario, ocultndose de los agentes del Estado eludindolos a travs de la utilizacin de nombres falsos (chapas), reunindose en casas de seguridad, etc. A pesar del trabajo
37 38

Ver lvarez Rolando: Desde las Sombras op. cit., pp. 93-110 Ver PCCH: Informe al Pleno de agosto de 1977, en boletn del exterior nov.-dic. 1977 (s/e), p. 36.

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clandestino, durante los primeros aos de la dictadura, el PCCH sufri la detencin y asesinato de muchos de sus dirigentes y militantes39, descontando a los cados el mismo da del golpe.

Unidad Anti-Fascista, eje de la poltica comunista ante la Junta Militar. Semanas despus del golpe de Estado, surgiran las primeras declaraciones de personeros del PCCH, llamando a la unidad de las fuerzas democrticas para rechazar al rgimen militar, particularmente estos llamados iban dirigidos hacia la Democracia Cristiana, ejemplo de esto son las declaraciones que hiciera Volodia Teitelboim a travs de radio Mosc el 29 de septiembre de 1973: Los elementos progresistas de la DC estn contra la Junta y contra la Poltica miope sostenida por la directiva, que cri con tanta delectacin a los cuervos que ahora le sacan los ojos40. Si bien aqu se desliza una crtica a la actitud inicial de apoyo al golpe y colaboracin a la dictadura por parte de la DC., cmo por ejemplo, la famosa carta de Eduardo Frei a Mariano Rumor (dirigente de la DC italiana) justificando el golpe y respaldando a la Junta Militar, tambin el PCCH reconoce que esta postura en ese partido no fue unnime, cabe consignar la declaracin de 13 dirigentes de la DC41, encabezados por Bernardo Leighton, quienes suscribieron una declaracin pblica el 13 de septiembre reprobando el golpe de Estado.

En la misma declaracin radial, Volodia Teitelboim agregaba: seguimos pensando ms que nunca que slo la convergencia de la mayora nacional contra la Junta puede terminar con este perodo cruento y sombro. Hay que superar la desunin, afrontar enrgicamente la correccin de los errores cometidos42. Se reafirma el llamado a unidad de las fuerzas democrticas, y implcitamente, a superar una de las falencias que mostraba el temprano anlisis sobre las causas de la derrota del PCCH y de la UP: la falta de acuerdo entre las fuerzas progresistas, tanto del centro como de la izquierda para bloquear a la contrarrevolucin, y sacar adelante las reformas que el pas necesitaba.

Estos planteamientos eran coincidentes con las declaraciones y documentos oficiales, elaborados por la Direccin clandestina del PCCH, encabezada despus de la cada de Luis Corvaln a fines de septiembre de 1973, por Vctor Daz. El primer comunicado oficial del Partido frente al golpe, es el llamado Manifiesto de Octubre, que en realidad se titulaba La
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Ver lvarez Rolando op cit captulos VII y VIII; Cavallo Ascanio, Salazar Manuel, Seplveda Oscar: La Historia Oculta del Rgimen Militar, Ed La poca 1988, pp. 90-92. 40 Teitelboim Volodia: Noches de Radio (escucha Chile) Una voz viene de lejos. Ed LOM, Stgo 2001, p.43. 41 Los otros firmantes fueron Radomiro Tomic, Renn Fueltealba, Ignacio Palma, Fernando Sanhueza, Claudio Huepe, Andrs Aylwin, Belisario Velasco, Ignacio Balbontn, Florencio Ceballos, Waldemar Carrasco y Marino Penna. 42 Teitelboim Volodia, op.cit., p. 44

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voz de orden es la unidad dado a conocer pblicamente el 11 de octubre de aqul ao 73. En esta declaracin se haca un llamado a establecer un lucha de masas contra la dictadura: como siempre pondremos el acento en la organizacin, la unidad y la lucha de masas y en el desarrollo creciente de su conciencia poltica , tambin el PCCH haca un llamado a la unidad antifascista sin exclusiones, aunque criticaba el accionar del MIR durante la UP, el PCCH planteaba que no era el momento de enfrascarse en recriminaciones mutuas, que lo importante en ese momento era enfrentar al enemigo comn, el rgimen militar.

Esta misma posicin de anteponer la unidad por sobre las crticas por la actuacin de cada colectivo poltico durante la UP, el PCCH la sostendr tanto frente al MIR, como frente a la DC.:este no es el momento preciso para discutir los errores cometidos por el gobierno y la Unidad Popular en su conjunto o por cada sector poltico en particular. Cada cosa a su debido tiempolo principal es mantener y desarrollar (la) unidad para hacer frente a la dictadura militar. Ms adelante este manifiesto deca que la voz de orden de la hora presente es la de la unidad ms amplia del pueblo. Unidad para defender el derecho al trabajo y terminar con los despidos y represaliasUnidad para reconquistar las libertades pblicasEn esta unidad tienen lugar cada hombre, mujer o joven de nuestro pueblo, no importa si ayer estuvo en la oposicin confundido por la propaganda de los reaccionarios43.

Es interesante hacer notar, que a poco de ocurrido el golpe, el PCCH ya tiraba lneas sobre lo que sera su poltica de largo aliento para enfrentar a la dictadura: un movimiento de masas, y la unidad democrtica lo ms amplia posible. El PCCH hizo hincapi en que el trabajo partidario siempre procurara estar en vinculacin con las masas, ya que eso, evitaba caer en lo que los comunistas le criticaba al MIR: el aventurerismo de ultraizquierda. Es decir, aplicar una poltica que utilizaba la violencia, hecha por una vanguardia reducida en nmero, sin vinculacin con la mayora del pueblo. El PCCH siempre procur elaborar sus estrategias, acorde al estado de animo de las masas, o dicho de otra forma, tratar de tomar en cuenta si la correlacin de fuerzas era favorable para el desarrollo de la poltica del partido, es decir, si las estrategias logran tener algn grado de identificacin con el pueblo. Y de acuerdo a la correlacin de fuerzas y el estado de nimo de las masas, poner nfasis en uno u otro matiz de la estrategia poltica comunista. Un momento histrico nacional, quizs era propicio para buscar una salida ms poltica a la dictadura, y otro momento era propicio para la movilizacin social y el uso de todas las formas de lucha.

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Documento citado en A. Rolando: Desde las Sombras op.cit. pp. 118-119. Negrita es nuestro

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Por ejemplo, en los primeros momentos de la dictadura, cuando incluso algunos sectores del PDC, apoyaban la gesta militar, la represin era masiva y con una violencia no selectiva: los fusilamientos sumarios en el estadio Nacional, o el tono de algunas amenazas, como las del general Gustavo Leigh, quin propuso matar dos prisioneros de isla Dawson por cada persona secuestrada por la izquierda44. Bajo este panorama, donde la mayora de la poblacin estaba paralizada por la brutal violencia del golpe, la represin y la dictadura an se vea como algo pasajero, no era adecuado por las represalias que hubiera acarreado, o no era concordante con los momentos que viva el pas haber llamado a una oposicin armada contra la dictadura, por esto se privilegia la bsqueda de unidad con las otras fuerzas democrticas y mantener la unidad de la UP. Ms adelante, ya en la dcada de los 80, a los pocos aos de anunciada la PRPM y todas las formas de lucha, estallan las grandes protestas nacionales del ao 83, movilizacin social que calza perfectamente con los postulados de dicha estrategia.

Pero, es significativo destacar que respecto al uso de la violencia, los comunistas planteaban que sta deba estar amparada moralmente -para decirlo de algn modo- por un amplio respaldo popular antidictatorial. De este modo se ve a la violencia no como el eje central del movimiento popular, sino como un elemento potenciador y protector de la movilizacin social. Creemos que la movilizacin de masas, y la bsqueda de la ms amplia unidad de los demcratas, son pieza fundamental de la estrategia poltica comunista

desarrollada durante la dictadura militar, y permiten comprender la supuesta dualidad o contradiccin entre un llamado a participar con las masas y el desarrollo posterior de una fuerza militar propia: el FPMR. Si miramos la estrategia comunista bajo esta ptica, veremos que estos dos elementos no se contradicen sino que se complementan.

Las declaraciones del PCCH durante 1973, terminan con una titulada Unir millones para poner trmino a la pesadilla del 20 de Diciembre de aqul ao, en donde bsicamente estn presentes nuevamente los llamados a no caer en el vanguardismo de ultraizquierda el cual bsicamente provocaba una justificacin para su poltica de terroren el pasado el ultrismo y la provocacin prestaron considerable ayuda a los enemigos del pueblo. Del mismo modo ahora, la accin aventurera es lo que quiere el fascista Leigh para imponer su juego y se insista en la posibilidad de lograr la unidad con amplios sectores democratacristianos que se han pronunciado contra el golpe, (Y) sectores independientes que han comprobado con horror lo que es el fascismo45. Esta unidad se vea facilitada -segn el PCCH- por los
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Ver Soto Hernn y Villegas Sergio: Archivos Secretos, documentos desclasificados de la CIA, Ed LOM, Stgo. 1999, p. 84 45 Documento citado en lvarez Rolando: Desde las sombras op.cit. pp. 121-123.

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efectos de la represin y los problemas econmicos que aquejaban a la poblacin con el nuevo rgimen: cesanta y alzas de los precios. Estas condiciones inevitablemente, haran que sectores del centro poltico, se pasaran al bando del movimiento popular encarnado por los partidos que componan la derrocada UP.

En enero de 1974, hay un interesante comentario, difundido por el programa donde participaba Volodia Teitelboim, Escucha Chile de radio Mosc, donde se plantea que Ahora lo ms urgente es aislar a la Junta, luchar contra ella en todos los terrenos; esforzarse porque se selle la alianza ms amplia y efectiva de los obreros con las capas medias, cosa que no se consigui antes; reforzar las posiciones de las fuerzas democrticas y progresistas. Porque esa desunin fue uno de nuestros talones de Aquiles46 . Interesante es este comentario, porqu adems del llamado a la unidad ms amplia, lo menos sectaria posible, est presente un tono de reconocimiento a las falencias que cometi el PCCH y el movimiento popular en el pasado (es decir durante la UP). En este caso -como ya se ha planteado antes- se hace notar la incapacidad de concretar una unin amplia de las fuerzas democrticas y progresistas que evitara el reforzamiento de los sectores fascistas o golpistas de la sociedad. Por eso ahora (en 1974 y los aos subsiguientes), debera ser una tarea del PCCH corregir ese error.

En 1974, el PCCH, ya hace oficial a nivel mundial y nacional su estrategia de Frente Antifascista, a travs de un cable de la agencia Associated Press, que se reprodujo en El Mercurio del 26 de junio de aqul ao, donde se afirmaba que en Buenos Aires se difunda una declaracin del PCCH llamando a construir un Frente Antifascista junto al PDC47. Esta declaracin se basaba en un documento llamado Los Acontecimientos en Chile: Visin de los Comunistas dado a conocer ese mismo mes, donde se haca una valoracin de la lnea poltica gradualista (la revolucin por etapas) adoptada por el PCCH desde la dcada del treinta y que haba tenido su momento culmine con el triunfo de salvador Allende en 1970. Se valora esta estrategia, pero tambin se sealan sus debilidades y vacos, por ejemplo: uno de nuestros errores ms serios como partido es haber sobrestimado en varios aspectos las capacidades democrticas del sistema estatal en Chile y no haber actuado a tiempo para transformarlo. Ocurri as en relacin con las F.F.A.A. Ms adelante se seala que el aislamiento de la clase obrera permiti el desencadenamiento de la violencia reaccionaria y a la vez, inhabilit la capacidad de respuesta armada de la clase obrera y el pueblo, cuya necesidad haba sido proclamada por nosotros ya que la transformaba en holocausto () la Junta Militar usurp el poder contando con una situacin poltica en la que la correlacin de
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Teitelboim Volodia, op.cit., p. 53 Ver Cavallo Ascanio et al, op cit, pp. 89

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fuerzas era desfavorable al movimiento popular cuando una mayora no estaba dispuesta a defender al Gobierno legtimo48. Se sealan como errores no haber abordado a tiempo las transformaciones orgnicas del aparato estatal, incluidas las FFAA, para bloquear su copamiento por los sectores reaccionarios representados por la ultraderecha y el imperialismo, por eso en el futuro (y hasta hoy) el PCCH respecto a las FFAA, exigir su democratizacin: concretamente cambiar su carcter de clase, representada por la hegemona en sus mandos superiores por los sectores acomodados de la sociedad chilena y revisar sus planes de estudios, completamente influenciados por las doctrinas estadounidenses, sobretodo la de la Doctrina de la Seguridad Nacional, donde se seala como el enemigo principal de cualquier pas bajo la orbita estadounidense a la subversin marxista, bajo esta lgica, cualquier expresin izquierdizante debe ser y as lo fueperseguida y exterminada.

Por otra parte, cuando se seala que el aislamiento de la clase obrera permiti el desencadenamiento de la violencia reaccionaria, se est otra vez dejando en claro que una de las debilidades del partido y de la UP. fue no haber conseguido la unidad de los obreros y las capas medias, es decir, a nivel de partidos, no haber alcanzado un acuerdo entre la izquierda y la DC, representante mayoritario del centro poltico, para frenar un golpe de Estado.

Un aspecto importante a destacar de este documento, dice relacin con la forma en que el partido durante gran parte de este perodo histrico cataloga a la dictadura, la cual es caracterizada como fascista: es el gobierno de la ultraderecha, es la vuelta al pasado, el dominio del imperialismo y la oligarqua monopolista terrateniente49 . Respecto al anlisis de esta parte del documento, coincidimos con lo planteado por Rolando lvarez en su trabajo Desde las Sombras Una Historia de la Clandestinidad Comunista 1973-1980, en cuanto a que el partido al caracterizar a la dictadura como fascista, incurri en una debilidad

analtica sobre el carcter del rgimen, al respecto el autor plantea los siguiente: los comunistas no captaron la profundidad de los cambios estructurales que el nuevo rgimen estaba produciendo , conformndose con una definicin de fascismo que era sinnimo de vuelta atrs de retorno a, cuando en realidad se estaban operando transformaciones econmicas y sociales que golpearan puntos de apoyo de los comunistas (clase obrera y sindicatos industriales). Como ya se ha dicho, esta definicin llev a los comunistas a anlisis exitistas que hablaban de un rpido fin de la dictadura.50 En efecto, al caracterizar
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Citado en lvarez Rolando: Desde las Sombras op cit, pp. 169 Ibd.,p. 173 50 loc. cit.

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a la dictadura como fascista evocando al fenmeno que se dio en Europa desde la dcada del 30, el partido slo visualiz un gobierno autoritario de corte conservador, que slo quera bloquear los cambios sociales y mantener los privilegios de la oligarqua y la burguesa porque el rgimen fascista, segn una definicin clsica51, mantiene intactas las estructuras econmicas y sociales, que son la base del sistema de dominacin poltico; en otras palabras, no altera el sistema econmico capitalista, a pesar de su retrica anti-liberal. Lo nico que cambia bajo el fascismo, respecto a un gobierno democrtico liberal, es el grado de represin y control sobre la poblacin. Aunque, debemos precisar que en Chile la fraccin terrateniente de la llamada oligarquia desapareci con la Reforma Agraria, y no era posible una restauracin del latifundio atrasado pre-capitalista.

En cambio, lo hecho por el rgimen militar, no fue una vuelta atrs a antes de 1973, ni tampoco fue un rgimen que mantuviera el statuo quo en materia econmica, lo hecho por la dictadura fue una verdadera contrarrevolucin capitalista52, una destruccin, bajo la influencia gremialista (hoy la UDI), no slo de la UP., sino que de todo el sistema poltico basado en la Constitucin de 1925. Por eso es que se redacta una nueva Constitucin, la cual reemplaza el concepto de una democracia pluripartidista y de activa movilizacin social, por el concepto de democracia protegida o tutelada, donde lo mejor es despolitizar a las masas; y en donde el eje de la gobernabilidad del pas, est en las instituciones altamente jerarquizadas. En lo concreto esto se manifiesta en un parlamento, con miembros elegidos y otros que eran designados, y por un sistema electoral binominal que favorece el empate entre las fuerzas polticas, por sobre la expresin de la mayora, y del derecho de las fuerzas menores a representar en el parlamento a sus electores.

En lo econmico, la aplicacin del neoliberalismo, interrumpe el modelo econmico de desarrollo hacia adentro que vena aplicndose por dcadas en Chile, donde el estado tena un rol importante y el impulso de la economa estaba dado por el sector industrial. Se privilegia as un rol subsidiario del Estado, es decir su reduccin, disminuyendo su
Definicin que parte del anlisis de un suceso histrico concreto en particular, como es la ascensin del nazismo en Alemania, pero del que tambin se pueden extraer ciertas generalidades acerca del fascismo, se seala por ejemplo que: la ideologa fascista es reaccionaria en tanto es heredera de las tendencias ms extremistas del pensamiento contrarrevolucionario del siglo pasado, en sus componentes irracionalistas, racistas y radicalmente antidemocrticos; y en ciertos aspectos, como los mitos teutnicos, el juramento personal al jefe, el nfasis puesto en el honor, la sangre y la tierra, vuelve su mirada hacia atrs hasta un orden pequeoburgus () El fascismo se establece con ms frecuencia en sociedades en que el proceso de industrializacin y de modernizacin ya est adelantado y a buena altura, y su objetivo no consiste tanto en la industrializacin y modernizacin de la sociedad como en la movilizacin y subordinacin de una sociedad ya industrializada y modernizada para sus propios fines () el fascismo deja en gran parte con vida la antigua clase dirigente, tanto econmica como burocrtica y militar, tratando primero de hacerla su aliada y luego de convertirla en un instrumento de su propia poltica. Definicin en Bobbio Norberto, Diccionario de Poltica, Ed. Siglo XXI, Mxico 1976. pp. 1629-1630 52 Ver Moulin Tomas: Chile Actual, Anatoma de una Mito Ed. LOM-ARCIS, Stgo. 1997,Cap. II 2 Parte.
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injerencia en la economa, siendo el eje central del desarrollo econmico, la iniciativa privada, la cual invade reas que tradicionalmente - por el valor social que tenan- eran de propiedad social, es decir, estatal, como lo son la previsin, la educacin y la salud. Esto, hasta el da de hoy ha tenido costos sociales para la poblacin chilena, cmo la existencia de una educacin de primera y segunda categora y la muerte de personas por carecer de recursos para acceder a una prestacin mdica, son las pruebas tangibles de la aplicacin de esta teora econmica. Porqu la iniciativa privada, siempre buscar la ganancia del inversionista que participa en el negocio y no la ayuda o el beneficio a otra persona, quizs esa lgica funciona bien para las exportaciones, la banca y la produccin industrial, pero, aplicarla a reas donde el beneficio no es monetario, sino social es un error.

Si bien se puede suponer como una vuelta atrs el tipo de desarrollo econmico que se ha aplicado en Chile, porqu este promueve el desarrollo hacia fuera, a travs de la explotacin de las ventajas comparativas del pas, es decir, explotando sus materias primas para su exportacin. Considerando que el modelo exportador, se parece al tipo de

economa de la poca del salitre, -en cuanto a su fragilidad y dependencia- no es menos cierto que el impacto que ha generado la casi total privatizacin de las actividades sociales, ha configurado un nuevo individuo y una nueva sociedad chilena. As, tal como en la Inglaterra del siglo XVII el cercado de las tierras comunales fue lo que ayud a impulsar la revolucin industrial; ahora, la privatizacin (el nuevo cercado) de cada relacin social en Chile y luego en el resto del mundo, supone un nuevo impulso para el capitalismo.

Luego de esta larga digresin, podemos decir entonces que en lo econmico, tambin el rgimen militar supuso una refundacin. Por eso era equivocado de tildarlo solamente de fascista, pero en el momento histrico en que nos estamos situando (1974), an no era totalmente claro este caracterstica del rgimen militar, aunque como seala A. Samaniego en su escrito, hubo algunas opiniones dentro del PCCH que se encontraban en el exilio, que diferan un poco de esta postura oficial. Cita como ejemplo un artculo de 1974 firmado por Camilo Gonzlez, titulado El Fascismo en Chile publicado en la Habana, el que enunciaba bsicamente que una caracterstica esencial del rgimen de Pinochet era la actitud corporativa de la burguesa; la cul habra optado por ceder a los militares la conduccin econmica, poltica e ideolgica del proceso que ms que restaurador, sera

necesariamente fundacional. Ello implicaba que todas las fracciones burguesas daban por clausurado cualquier futuro para el viejo Estado de Compromiso53. Lo interesante de este prrafo, es que ya se hace notar el carcter fundacional y no restaurador del rgimen militar,

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Samaniego Augusto, op cit, p.6

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aunque se trata slo del artculo de un militante, que quizs tuvo una difusin marginal y no poda representar la posicin oficial del PCCH, pero sin duda representaba un aporte al proceso de discusin y elaboracin terica dentro del PCCH acerca de la derrota sufrida y de cmo afrontar el nuevo escenario dictatorial. Proceso de discusin, que por razones obvias, en los primeros aos de la dictadura fue ntimo y marginal, y que luego sera oficializado o masificado en el Pleno de agosto de 1977. Volviendo al documento citado anteriormente -Los Acontecimientos en Chile...-, este seala tambin que: Se han creado as, en primera instancia las condiciones para construir el ms amplio Frente Antifascista donde tienen lugar todas clases y capas sociales del pueblo. Se trata de que la clase obrera agrupe en torno suyo al campesinado, la pequea burguesa, capas medias y sectores de la burguesa nacional democrtica en un Frente capaz de derrocar a la Dictadura, conquistar una democracia renovada, erradicar para siempre el fascismo y retomar, con el apoyo mayoritario del pueblo el camino de los cambios revolucionarios que el pas quiere54. Al referirse el PCCH a condiciones que han creado un clima propicio para la unidad, significaba que los comunistas esperaban que el impacto negativo que tenan las medidas econmicas del rgimen sobre la poblacin, unido a la represin, provocaran que fuerzas democrticas no marxistas, se unieran a estas, en una gran coalicin poltica que luchara por derribar a la dictadura, y especficamente se haca un llamado al PDC.

En definitiva, podemos decir que el Frente Antifascista, fue la estrategia poltica impulsada por el PCCH, la cual buscaba principalmente establecer una coalicin poltica amplia que luchara por una vuelta a la democracia, esta alianza inclua a los partidos de la UP. (todava no suceda la divisin en el PS55.), a la Democracia Cristiana, incluyendo al MIR, pero haciendo la salvedad de que este debera abandonar su discurso y prctica poltica, que inclua a la violencia armada como un elemento que deba estar presente en forma inmediata en la lucha por el socialismo56. Tambin el PCCH, planteaba que la movilizacin
Citado en lvarez Rolando: Desde las Sombras op cit., p. 174 En 1979 el P.S. se dividi en dos corrientes con visiones polticas irreconciliables: el P.S.-Almeyda que segua adhiriendo a los postulados del marxismo-leninismo y a la alianza de clases con el PC, y la otra corriente representada por Carlos Altamirano que se ha denominado Renovada, que se distancio de los postulados marxistas, y fue critica a los socialismos reales, y se acerco ms a los postulados de la socialdemocracia europea, que acepta el papel preponderante del mercado en el desarrollo econmico social. 56 En sus estatutos fundacionales de 1965, el MIR marc una clara diferencia con el PCCH y lo que l llamaba la izquierda tradicional, en una parte de estos estatutos planteaba que: El MIR rechaza la teora de la "va pacfica" porque desarma polticamente al proletariado y por resultar inaplicable ya que la propia burguesa es la que resistir, incluso con la dictadura totalitaria y la guerra civil, antes de entregar pacficamente el poder. Reafirmamos el principio marxista-leninista de que el nico camino para derrocar el rgimen capitalista es la insurreccin popular armada. Frente a estos hechos, hemos asumido la responsabilidad de fundar el MIR para unificar, por encima de todo sectarismo, a los grupos militantes revolucionarios que estn dispuestos a emprender rpida, pero seriamente, la preparacin y organizacin de la Revolucin Socialista Chilena.
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de las masas deba ser un componente central en el accionar de este Frente, es decir promover la movilizacin de los sindicatos, las federaciones estudiantiles y en general de la poblacin descontenta con el rgimen militar. Tambin esta propuesta rechazaba las acciones violentistas de ultraizquierda, que slo serviran como justificacin, para aumentar la represin por parte del rgimen, por eso declaraba: La senda del terror individual, el aventurerismo del pustch, debe ser cancelada por el movimiento popular. Los fascistas quieren que el pueblo se deslice por ese tipo de acciones para justificar el terror, que es la base de su poder57, aunque tambin se reconocan los vacos que posea el PCCH en el tema de lo militar y de hecho el partido, por esos aos (74-75) ya haba iniciado acciones tendientes a corregirlos que se comentaran ms adelante. En cierto modo, en el documento que estamos analizando, se deslizaba un comentario respecto al uso de la violencia por parte del movimiento popular, claro que de una manera condicionada por el cambio en la situacin poltica del pas, en definitiva era algo hipottico: la actuacin de los golpistas en el presente, la extrema crueldad de que dan pruebas (haran que) la respuesta armada fuera obligatoria58. Tambin habra que agregar que esta condicionalidad a la va armada o al uso de la violencia, ya estaba presente en la retrica comunista mucho antes del ao 74, e incluso mucho antes del gobierno de la UP. Por ejemplo Luis Corvaln haba sealado en un artculo de su autora en octubre de1961, que si las clases dominantes recurran a la

Y en un discurso pronunciado por Miguel Henrquez el 17 de julio de 1973 en el teatro Caupolicn, tambin se intentan establecer las diferencias con la izquierda tradicional, ahora en los das crticos de la UP: Dos tcticas se ofrecen a la clase obrera y al pueblo. Una que establece que no es posible profundizar la ofensiva popular pues encendera de inmediato el enfrentamiento. Que es necesario ganar tiempo. Que se mantiene al interior de la institucionalidad burguesa a la que no dejan de criticar pero al no dar una salida alternativa a sta se abren al dilogo con sectores del campo contrario, lo que slo pueden construir devolviendo empresas y haciendo concesiones. Esta tctica est irremediablemente condenada al fracaso, pues buscando aliados en el campo contrario los perder en el propio. La otra tctica es la tctica revolucionaria. Es la tctica que han puesto en prctica la clase obrera y el pueblo en la semanas recientes La tctica revolucionaria consiste en reforzar y ampliar la toma de posiciones en fbricas, fundos y distribuidoras, no devolver las empresas tomadas, incorporarlas al rea social bajo direccin obrera, imponiendo en la pequea y mediana industria el control obrero, desarrollando la fuerza de los trabajadores fuera de la institucionalidad burguesa, estableciendo el Poder Popular en los Comandos Comunales, en los comits de defensa, multiplicando y extendiendo la ofensiva popular incorporando a ella a los pobladores, campesinos y estudiantes, extendiendo la movilizacin a todo el pas, desarrollando la alianza de los trabajadores con los soldados y suboficiales, con los oficiales antigolpistas, rescatando la base obrera y popular de la Democracia Cristiana, fortaleciendo la alianza revolucionaria de la clase obrera y el pueblo, impulsando la reagrupacin de los revolucionarios y la accin comn de la izquierda por la base. La tarea inmediata de esta tctica revolucionaria es profundizar y ampliar la contraofensiva popular y revolucionaria en curso, y para ello proponemos la realizacin de un Paro Nacional por 24 horas. Estos prrafos as como los estatutos han sido obtenidos de los documentos que aparecen en la pagina Web de este partido: www.mir-chile.cl
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Cavallo Ascanio et al, op cit, p.89. lvarez Rolando: Desde las Sombras,op cit., p.175.

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violencia para oponerse al triunfo del movimiento popular, este se vera obligado a recurrir a la va armada o violenta, en otro artculo, de enero de ese ao, tambin plante que no haba que oponer va pacfica, con va no violenta, ya que la va pacfica slo exclua la lucha armada o emprender una guerra civil, pero no exclua otras formas de violencia propias de la lucha de masas: las protestas callejeras, las huelgas, las tomas y su posible desalojo. Entonces, se planteaba que si bien el PCCH propiciaba una estrategia gradualista hacia el socialismo, por lo tanto renunciaba al uso del asalto por las armas del poder, esta va pacfica no estaba exenta de actos violentos, y que la necesidad de recurrir a las armas por parte del movimiento popular, estaba condicionada por la reaccin de las clases dominantes, es decir, si suceda la contrarrevolucin59.

Interesante es hacer notar, al comparar estos planteamientos con los arriba citados de 1974, la continuidad de algunos elementos componentes del discurso comunista, en este caso es la existencia de una condicionante para el uso de la violencia, y en especfico del uso de las armas por parte del PCCH. Esta condicionante no parta del partido, sino que de la actitud de los enemigos del pueblo: la oligarqua, parte de la burguesa, y en el plano internacional, el imperialismo.

A nuestro juicio, los fundamentos del Frente Antifascista, se encuentran ms all de la necesidad tctica del momento histrico concreto que viva el PCCH en esos aos post-73, se pueden rastrear tanto en el pasado, como tambin veremos que se proyectaron ms all del supuesto viraje del partido en los 80. El planteamiento de la necesidad de lograr una alianza poltica que fuera ms all de la izquierda, incorporando al centro poltico, es una idea que estaba presente en la estrategia comunista, desde que planteara su lnea poltica de Revolucin Democrtico-Burguesa el ao 1933, esta claro que esta estrategia no se mantuvo inmutable en el tiempo, fue reemplazada por otras directrices, pero lo que se quiere resaltar, es que la idea de una unidad democrtica amplia60 fue una constante en el PCCH, desde los gobiernos del Frente Popular, pasando por su participacin en la Alianza Democrtica de 194261, hasta los aos del rgimen militar.

Ver Moulin Toms, Torres Isabel, op cit, p. 458. Despus que el gobierno del radical Gabriel Gonzlez Videla declarara ilegal al PCCH en 1948, produciendo un cierto cuestionamiento del PCCH frente a las coaliciones con la burguesa, sin embargo no se produjo el desahucio total de esta estrategia de alianzas, aunque despus de esa experiencia, el PC recalcara que lo principal era la alianza PS-PC, Galo Gonzlez Secretario General del PC desde 1949 hasta 1958, declarara que el PCCH mantendra su concepcin terica de alianzas con la burguesa nacional en determinadas circunstancias. 61 Alianza poltica formada por los partidos del ex Frente Popular (donde estaba el PC), la Falange Nacional (posterior PDC) y sectores liberales, esta alianza llevo a alcanzar la presidencia al radical Juan Antonio Ros en las elecciones presidenciales del 1 de febrero de 1942, el cual se impuso frente al ex -dictador Carlos Ibaez del campo.
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Tambin creemos, que uno de los hechos que alentaron al PCCH a continuar insistiendo con esta estrategia, pese al revs que significaba el apoyo tcito de una parte significativa del PDC al incipiente rgimen militar y ms tarde con la negativa oficial de este partido de concretar dicha coalicin, tiene que ver con que por lo menos en el exilio esta idea unitaria entre sectores democratacristianos tanto nacionales como internacionales y los partidos de la UP, estuvo presente casi inmediatamente en el movimiento de solidaridad que se cre en torno a los exiliados y al reclamo por el termino del fascismo en Chile. Haba transcurrido solo una semana del golpe cuando se efectu en Roma una reunin solidaria internacional. Se escogi una fecha simblica. El da aniversario de la independencia de Chile del dominio extranjero, el 18 de septiembre de 1973. Participaron representantes de todos los partidos de la acosada Unidad popular y sobre todo ex embajadores acreditados en varios pases europeos, junto a la suma de las fuerzas democrticas italianas. Solo permaneci al margen el Movimiento Fascista. El lugar de la cita fue el Palacio Madama sede del Senado. Nos recibieron su presidente Ferrucio Parri, Enrico Berlinguer, Giancarlo Pajetta , y muchos otros representantes de la totalidad del arco democrtico italiano. Ferrucio Parri expres la voluntad de toda la democracia de su pas para organizar no solo un movimiento solidario local () Chile se convirti en Italia en un asunto nacional. Les recordaba la poca del fascismo. Entre los dirigentes y el pueblo haba muchos que haban sido partisanos, actuaron en la Resistencia y tenan muy viva la memoria de la lucha antifascista () El cnclave en el Senado italiano aprob la iniciativa de celebrar a la brevedad un encuentro internacional que diera forma al sentimiento solidario que haba brotado con fuerza incontenible en muchos pases. En dicho momento se dio lectura a una invitacin que acababa de llegar de Helsinki. Los finlandeses invitaban a todos para los ltimos das de septiembre del setenta y tres. Celebraran un Congreso Mundial de repudio al rgimen de terror impuesto en Chile, exigiendo el fin de la muerte en masa. 62. Das despus (el 29), se celebraba el ya mencionado encuentro en la lejana Finlandia, con el mismo tenor del encuentro en Italia: los exiliados chilenos acogidos por las fuerzas democrticas tanto del centro como de la izquierda (liberales, democratacristianos, socialistas, comunistas) piden al resto del mundo que interceda para poner fin al rgimen militar, y que se recupere la democracia en Chile.

Lo destacable de este pequeo relato, es que en las instancias que se describen, ya se palpaba la idea de un movimiento amplio de unidad de todas las fuerzas democrticas, y se nota que el PCCH tempranamente apel a este argumento como una manera de buscar una salida a la dictadura. La presencia de representantes polticos italianos y finlandeses

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Teitelboim Volodia, op cit, p.17

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posteriormente, pertenecientes a variadas tendencias polticas -excluyendo obviamente a la ultraderecha- vendran a respaldar o potenciar esta idea de Frente Antifascista. Se cita otro ejemplo: En Italia se han realizado actos similares (se refiere a los actos de solidaridad con Chile y de repudio al rgimen militar en Francia y en la RFA63). En Roma se celebraron misas en diferentes iglesias. En la Baslica de Massenzio, participaron Carlo Francansani, democratacristiano, Gian Carlo Pajetta, comunista; Enrico Manda, socialista; Claudio Venanzatti, republicano; Gian Piero Orzello, socialista democrtico; Luigi Macario, por todas las centrales sindicales Giuseppe Andrei, por la ACLI, organizacin catlica; el poeta espaol Rafael Alberti y el representante chileno Jos Miguel Inzulza64. Este acto que se realiz en agosto de 1974, es otro ejemplo, de la accin unitaria demcrata que ocurri en el exilio, la cual PCCH quiso concretar en Chile.

Esta reaccin de apoyo a los partidarios de la UP. por parte de los partidos europeos y de otras partes del mundo, que se identificaban con la democracia, no debera extraar, no slo por las impactantes imgenes que llegaron de Chile -como el bombardeo a La Moneda-, sino porque tambin el triunfo y desarrollo de la UP. fue visto cmo LA va o alternativa a seguir por muchos partidos y movimientos progresistas occidentales que no comulgaban con el tipo de sociedad que se daba en los llamados socialismos reales bajo gida sovitica y a los cuales tampoco les era til la forma de llegar al poder siguiendo el estilo guerrillero o la revolucin violenta de la Rusia de1917 o la Cuba de 1959.

El gobierno de la UP y Salvador Allende, su triunfo a travs de las urnas, su idea de realizar los cambios usando la institucionalidad65, respetando el pluripartidismo, y la existencia de diversos medios de comunicacin, es decir todas las formalidades de la democracia liberal,

RFA: Repblica Federal Alemana, es decir la Alemania Occidental, la no comunista, la que estaba bajo la influencia sovitica era la RDA, Repblica Democrtica Alemana o Alemania Oriental 64 Ibid., p. 73 65 La lgica de S. Allende era: si se pudieron hacer cambios tan trascendentales para el pas como la reforma agraria y la nacionalizacin del cobre ocupando las instituciones del sistema poltico vigente, era posible hacer otras reformas sin un quiebre violento del sistema. As lo expone en su mensaje al Congreso pleno, el 21 de mayo de 1971: Tengo muy presente que aqu se debatieron y se fijaron las leyes que ordenaban la estructura agraria latifundista, pero aqu tambin fueron derogadas instituciones obsoletas para sentar las bases legales de la reforma agraria que estamos llevando a cabo. Las normas institucionales en que se basa la explotacin extranjera de los recursos naturales de Chile fueron aqu establecidas. Pero este mismo parlamento las revisa ahora, para devolver a los chilenos lo que por derecho les pertenece () A lo avanzado en la liberacin de las energas chilenas para reedificar la nacin, tendrn que seguir pasos ms decisivos. A la reforma agraria en marcha, a la nacionalizacin del cobre que slo espera la aprobacin del Congreso Pleno, cumple agregar, ahora, nuevas reformas. Sea por iniciativa del Parlamento, sea por propuesta del Ejecutivo, sea por iniciativa conjunta de los dos poderes, sea con apelacin legal al fundamento de todo poder, que es la soberana popular expresada en consulta plebiscitaria. Ver Quiroga Patricio: Salvador Allende. Obras Escogidas. Ed. Crtica, Barcelona 1989, pp. 323-324.

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sumado esto a la larga trayectoria poltica66 del mismo Salvador Allende, cuya imagen y realidad se acercaba ms a la de un poltico tradicional creyente, convencido en el sistema democrtico chileno, que a la de un comandante, o una especie de Stalin del Cono Sur, en fin, todas estas caractersticas hacan que el desarrollo de la UP, fuera visto con inters y entusiasmo por muchos sectores progresistas del mbito occidental, sobretodo en pases como Francia, Italia, Suecia, etc. Pero esto tambin fue la causa de ganarse enconados enemigos como Henry Kissinger que a la larga propiciaron su cada. Para Kissinger el triunfo de la UP era ms peligroso que el triunfo de la Revolucin Cubana, ya que el impacto del triunfo de la UP, no slo poda influir en Sudamrica, sino que en pases importantes del bloque occidental europeo. Por las razones que esgrimamos ms arriba, un triunfo de la izquierda en pases como Italia, Francia o Grecia, podra significar - segn Kissinger- el resquebrajamiento de la OTAN, lo que minara las posibilidades de triunfo de los EEUU en el principal teatro de operaciones de un hipottico enfrentamiento con la URSS: Europa. As el triunfo o fracaso de la UP se convirti para los EEUU en un asunto de seguridad nacional, ya no slo con consecuencias hemisfricas, sino que mundiales.

Por el inters y porque no decirlo, por la esperanza de una va nueva hacia el socialismo que represent la UP., su cada en cierto modo, para el mbito del progresismo internacional, tambin supuso el trmino abrupto de un sueo.

Como ya se ha planteado, el PDC rechaz oficialmente formar parte de una alianza con el PCCH, pero esto no impidi que a nivel de las bases y en otras instancias de participacin social como el mbito sindical, el estudiantil y en el exilio, ambos partidos se encontrarn participando juntos codo a codo. Se podra decir entonces, que a pesar de que en el mbito de la negociacin poltica pblica ambos partidos se mostraban distanciados, en al mbito de la accin concreta y cotidiana, la convergencia de las fuerzas antifascistas que propugnaba el PCCH se dio de hecho. Ms adelante haremos referencia a ejemplos que dan cuenta de ello.

Este llamado a la unidad antifascista del PCCH a la DC, no slo estaba sustentado en la tradicin aliancista de los comunistas, tambin lo justificaban y lo daban por hecho por la situacin coyuntural que viva el pas en esos primeros aos de dictadura, planteaban que el costo social de las polticas econmicas del rgimen67 y la represin68 dictatorial, golpearan

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Diputado en los perodos parlamentarios entre 1937 y 1945, senador entre 1945 y 1970, ministro de salud bajo la presidencia de Pedro Aguirre Cerda, presidente del Senado en 1966 bajo el gobierno de Eduardo Frei Montalva. 67 Ver cuadro en esta misma pgina.

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por igual a los militantes y a los simpatizantes tanto de los partidos de izquierda como a los de la democracia cristiana, se deca que esa situacin lentamente hara que la DC se deslizara desde la aprobacin y la oposicin pasiva de un principio, hasta una oposicin ms crtica y combativa, lo que inevitablemente la llevara a una alianza con la izquierda.

Las Cifras del Shock Econmico

1974 Desempleo (porcentaje anual) ndice de sueldos (base 100 = 1970) Crecimiento del PIB (porcentaje) Produccin Industrial (base 100 = 1978) Deuda externa pblica (millones dlares) Deuda externa privada (millones dlares) Reservas (millones dlares) Gasto Social (millones dlares) 9,1 61 1

1975 17,6 * 59,9 -12,9

Fuente U. de Chile INE Banco Central INE/SOFOFA Banco Central Banco Central

107,5 77,3 3.583 3.597 443 94 670

-129,2 Banco Central Banco Central

28,07 19,47

Fuente: La Historia Oculta del Rgimen Militar * no considera PEM, creado en febrero de 1975

Es interesante hacer notar, que el PCCH no estaba tan equivocado al prever ese cambio de posicin, as se deduce del anlisis de otras fuentes, como por ejemplo los documentos de la CIA, que dan cuenta de esta situacin:

CIA, 12 de noviembre de 1973:

a) noviembre de 1973, los dirigentes del Partido Demcrata Cristiano (PDC) realizaron la primera reunin importante de su direccin despus del golpe militar del 11 de septiembre. Se efectu para analizar la situacin poltica y econmica del pas y para decidir qu acciones necesitaba emprender el partido.
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Se le prohibi el ingreso al pas a Bernardo Leighton en octubre de 1974 despus que viajara a Europa, ese mismo ao fue expulsado el ex senador y presidente del partido Renn Fuentealba y detenido el ex diputado Claudio Huepe. En 1975 el rgimen militar mand a matar a Bernardo Leighton en Roma, salvando l y su esposa la vida, pero quedando con secuelas fsicas permanentes, en 1977 la dictadura resolvi disolver todos los partidos polticos, y con esto la DC quedo en la completa ilegalidad, el rgimen militar confisc sus bienes, incluyendo la radio Presidente Balmaceda.

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b) A la reunin, presidida por Patricio Aylwin, presidente del PDC, asistieron los cinco miembros del secretariado nacional, todos los miembros regulares de la comisin poltica y varios dirigentes del PDC invitados, incluidos varios ex presidentes del partido.

Luego en el informe se hace un comentario respecto a las pugnas internas del PDC, por ejemplo se seala que Eduardo Frei M. no asisti a dicha reunin para no entrar en conflicto, con otros dirigentes como Tomic, Fuentealba y Leighton. Despus contina:

c) Durante la reunin, los dirigentes del PDC concluyeron que el gobierno militar no estaba comportndose democrticamente en relacin con los derechos humanos y tena la obligacin de asegurar que se respetaran esos derechos. Esto, acordaron los dirigentes, deba llevarse a cabo al mismo tiempo que el partido mantena su posicin de silencio pblico y de apoyo condicionado al gobierno militar. El PDC examin violaciones especficas de los derechos humanos como:

a. Las continuas ejecuciones de un nmero importante de extremistas y marxistas por parte de las autoridades militares; b. Ejecuciones inmediatas de los que ofrecen oposicin armada al gobierno militar; c. La ejecucin de prisioneros que supuestamente han intentado escapar. d. El decreto del gobierno segn el cual toda persona que no se presente a las autoridades cuando se ha anunciado pblicamente que es buscada ser sentenciada a cinco aos de prisin. Esta ley, publicada recientemente, aade sanciones criminales para cualquier familiar del fugitivo que lo ayude a escapar de las autoridades . Comentario: este decreto es el decreto ley 81y 11 de octubre de 1973.

d) En la reunin se acordaron los siguientes cursos de accin:

A. Debe ejercerse presin sobre la Junta para que haya mayor respeto por los derechos humanos, por el retorno a la normalidad democrtica y la reanudacin de la actividad poltica;

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B. Mantenimiento del PDC como una unidad poltica cohesionada: la organizacin partidaria bsica debe preservarse, tomando medidas para que ello sea viable.69

Como se puede apreciar, la postura de silencio pblico y apoyo a la dictadura, estaba condicionada a que mejoraran algunos aspectos negativos del rgimen militar: la poca claridad en los plazos de duracin del rgimen, la violacin a los derechos humanos y el respeto al libre desenvolvimiento de los partidos polticos. Como ya se sabe, ninguno de estos aspectos fue mejorado, al contrario, con el correr del tiempo fueron empeorando, el rgimen agudiz la represin de la mano de la DINA y el Comando Conjunto, se restringi toda actividad poltica, y ya no se habl ms de una pronta vuelta a la democracia en 1976, sino que de metas y no plazos. Por lo tanto, obviamente la DC debi asumir una postura ms crtica y ms combativa hacia el rgimen militar.

Respecto al MIR, el otro actor poltico antagnico del PCCH durante la UP, al cual tambin se le haca extensiva esta invitacin para participar del Frente Antifascista, si bien el PCCH mantena su mirada crtica hacia el accionar que tuvo esta agrupacin durante la UP debido a lo negativo que era para el movimiento obrero sus acciones de ultraizquierda, porqu estas lo aislaban de posibles aliados del centro poltico y le daban una justificacin tangible a aquellos sectores contrarrevolucionarios que queran aplastar y eliminar al movimiento popular. A pesar de esta crtica y de resaltar las diferencias entre ambas agrupaciones, el PCCH, al igual que con la DC, ocup un tono conciliador con el MIR, para que se sumase al Frente Antifascista. Para ilustrar esta situacin, es interesante citar al comentario de Volodia Teitelboim en Radio Mosc respecto a la muerte de Miguel Henrquez70, el cual fue emitido el 11 de octubre de 1974:

Muchas fueron las diferencias que mantuvimos los comunistas con las posiciones polticas del Miguel Henrquez. Y es evidente que las discrepancias subsisten en materia estratgica tctica con la organizacin que l fund y dirigi. Ello no obsta para que veamos en su existencia, prematuramente segada por la barbarie fascista, una vida limpia, noblemente dedicada a una causa que sirvi segn la concepcin poltica que lo animaba. Ha cado en la batalla. Su nombre se incorpora con perfiles propios a la larga lista de los mrtires del pueblo y de los combatientes con causa y sin olvido71 . Primero se deja en claro que existieron y existen diferencias con el MIR, pero tambin se seala que los mrtires del
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Soto Hernn y Villegas Sergio, op cit, pp.58- 60. Miguel Henrquez muri el 5 de octubre de 1974, en un enfrentamiento con la DINA. 71 Teitelboim Volodia, op cit, p. 81

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pueblo mueren a manos de un enemigo comn, que est por sobre cualquier diferencia del pasado y del presente. Este enemigo comn es la barbarie fascista.

Antes de continuar quisiramos consignar un comentario de Volodia Teitelboim, en el programa radial ya citado referente a las FFAA: Para muchos uniformados de Amrica, Bolvar no ar en el mar. Esta idea de la Segunda Independencia les anda entre pecho y espalda, movindoles el corazn preparndolos para un Nuevo Ayacucho. Tmelo en cuenta el soldado patriota.72 . Este tipo de llamado que hace alusin al nacionalismo que deberan poseer ciertos sectores de las FFAA, va a ser una constante del discurso comunista en los aos de la dictadura. El partido buscar influir en los sectores democrticos y nacionalistas de las FFAA, para producir un quiebre en el ejrcito a favor de las fuerzas democrticas, que contribuyeran a la desestabilizacin y cada de la dictadura. Se pensaba que haba sectores de las FFAA que no estaban de acuerdo con la desnacionalizacin de la economa y con la opresin de que era objeto la ciudadana y que en el marco de una insurreccin de la poblacin, podran combatir junto al pueblo a los sectores fascistas y vende patria de las FFAA, que sostenan al rgimen militar.

Sin duda el ejemplo de la Revolucin de los Claveles en Portugal de 1974, donde el ejrcito portugus tuvo un importante papel para acabar con la dictadura de ese pas, sirvi de aliciente para este tipo de propuestas. Cabe consignar, que durante la UP y sobre todo en los meses finales de 1973, algunos sectores de la UP, donde se inclua al PCCH, pensaban que para resistir el golpe contaran con fuerzas leales para defender el gobierno de Salvador Allende y hasta ltimo minuto se esper la llegada del General Prats y sus tropas. Entonces, esta bsqueda de acercamiento hacia las FFAA por parte de la izquierda no era un elemento nuevo en su estrategia, claro que con contextos y fines distintos. En el PCCH, este intento por ganar el apoyo de parte de las FFAA para la causa democrtica, estuvo presente en las formulaciones de la PRPM.

En 1975, el PCCH segua abocado a sus tareas principales, las cuales eran, en el marco de la clandestinidad, tratar de continuar con el trabajo partidario en los frentes de masas (sindicatos, establecimientos educacionales, etc.), apoyar a las familias de los cados, y coordinar exitosamente la salida de dirigentes del partido hacia el exterior por razones de seguridad. Tambin se luchaba por mantener fluido el contacto con el equipo de direccin del exterior, sobretodo para mantener las menguadas finanzas del partido, y coordinar las acciones de este en el interior. Tambin se trabaja para crear condiciones seguras, para un

72

Ibid, p. 98

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hipottico retorno de dirigentes y cuadros que se encontraban en el exilio, esto ltimo, con los trgicos sucesos de 1975 y 1976 tuvo que aplazarse, y no pudo realizarse sino hasta principios de 1978.

Mientras tanto el exilio comunista, junto a los otros perseguidos por el rgimen, no descansaba de participar en cuanto foro internacional hubiera para mover la condena internacional hacia el rgimen militar, lo que por las acciones represivas de este, no era cosa tan difcil. Tambin se preocupaba de recibir a los que lograban salir de Chile, coordinar la solidaridad internacional y a travs de iniciativas como el programa Escucha Chile, dar una palabra de aliento a los que resistan en el interior y contrarrestar de algn modo, la propaganda oficial de la Junta73.

Por ejemplo, frente al obvio silencio oficial sobre la situacin de los detenidos por el rgimen militar, estaba la denuncia de este programa radial, que deca que algo horroroso estaba sucediendo bajo el manto de aparente calma y progreso del da a da de muchos chilenos en aquellos aos. En una transmisin de octubre de 1975, este programa daba a conocer las conclusiones a las que haba llegado el Grupo de Trabajo designado por la Comisin de Derechos Humanos de Las Naciones Unidas, para investigar el estado en que se encontraban estos derechos en Chile. Esta comisin recibi el nombre de Comisin Allana74 por su presidente, el paquistan Ghulam Ali Allana. El informe de esta Comisin fue

entregado a la XXX Asamblea General, y en el se daba cuenta de los tratos que reciban los prisioneros del rgimen militar, algunas de sus conclusiones eran impactantes:

a) aplicacin de electricidad en partes sensibles del cuerpo, entre ellas los rganos genitales, tratamiento que se agudizaba colocando a la vctima desnuda sobre el armazn de un catre de acero o en una cama humedecida; b) violacin y malos tratos sexuales, caracterstica comn del trato a las mujeres presas y detenidas, en algunos casos repetidos con intensidad, dando por resultado el fallecimiento de la vctima o graves traumas sicolgicos; c) introduccin de objetos, como palos, cuellos de botella y hasta mstiles de guitarra en al vagina o en el ano; d) golpes, normalmente dados con objetos pesados, como fusiles, estacas de madera o barras de metal, cadenas, etc. 75.
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Para esta sntesis nos hemos basado en los trabajos ya citados de R. Alvarez, Volodia Teitelboim y las memorias de Luis Corvaln L. 74 Los otros miembros de esta Comisin eran: Leopoldo Benitez, de Ecuador, Abdoulaye Diy, de Senegal, Felix Ermacora, de Austria y Marian Teresa Kamara, de Sierra Leona. 75 Teitelboim Volodia, op cit., p. 178, tambin ver Ascanio Cavallo, et al., op cit, Captulo 18.

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El informe es mucho ms extenso, slo se reprodujo una parte de l. Al final, las Naciones Unidas emitieron una condena al rgimen chileno por noventa y cinco votos contra once por la mala situacin de los derechos fundamentales en el pas. Pinochet calific el veredicto como falso, calumnioso y profundamente injusto y obviamente apunt de qu se trataba de un complot del marxismo internacional. Repblica Federal Alemana, Gran Bretaa, y Estados Unidos, pases que votaron a favor de condenar al rgimen militar eran comunistas en aquella poca?.

Tambin, respecto a este programa radial transmitido desde Mosc, es pertinente hacer referencia a la difusin que hizo de una entrevista a un dirigente del partido en la clandestinidad, donde el PCCH ofrece una especie de programa de gobierno. Esta entrevista fue difundida el 10 de junio de 1975 y seala que La esencia de esa poltica (la del gobierno popular) desbrozada de los excesos ultraizquierdistas y de su debilidad ante el sabotaje, es un camino vlido para salir adelante. En consecuencia devolveramos a los trabajadores el poder adquisitivo de sus sueldos y salarios que la Junta les ha arrebatado. Con ello de por s se lograra una reactivacin de la economa que beneficiara a amplios sectores, el comercio, a la mediana y pequea industria y artesanado, terminara con las altas tasas de desocupacin y cesanta, y las empresas en general ocuparan mejor sus instalacin y capacidades como se consigui durante nuestro gobierno 76.

Es interesante primero hacer notar que el PCCH an segua levantando la alternativa de revivir aspectos del programa bsico de la UP, como parte de un futuro gobierno postdictadura. Se podra inferir que esto denota la confianza del partido en que la dictadura era solo un parntesis de corta duracin en la historia chilena, que vera acelerada su cada por los efectos sociales de sus medidas econmicas. Tambin hay que destacar que en esta declaracin estn presentes elementos que se repiten en la retrica comunista de este perodo, se reconocen los errores cometidos en el actuar como gobierno por parte de la UP y el partido, los cuales no deben repetirse en la lucha antidictatorial. Por un lado se hace un llamado a no caer en el ultraizquierdismo, pero a la vez se llama a superar las debilidades del movimiento popular para contrarrestar los ataques de la reaccin. El primer fenmeno asla a la clase obrera impidiendo la unin tctica con la DC, y el segundo hecho dice relacin con lo que despus se denominar como el vaco histrico del PCCH: la ausencia de una poltica militar que defienda al gobierno popular y que acompae las luchas de las masas para potenciarla y tambin protegerla frente a los enemigos del pueblo, que ya en el

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Citado en Teitelboim Volodia, op cit. p.152. Negrita es nuestra.

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Chile post 73, estaban teniendo un tenebroso xito en su razzia contra el PCCH y la izquierda en general.

En septiembre de 1975 se dio a conocer uno de los ltimos documentos pblicos de la direccin clandestina del PCCH, encabezada por Vctor Daz77, llamado El Ultraizquierdismo, caballo de Troya del imperialismo, donde se vuelve a deslizar una fuerte crtica hacia el MIR, su participacin en la UP y en dictadura. Por ejemplo se seala que el terrorismo a fuerza de ser intil para el pueblo sirve a la reaccin. Nada de eso ocurre con la lucha de masas real. No advierten acaso los miristas con qu cuidado la dictadura oculta las acciones de masas como paros, huelgas, actos, etc. que se desarrollan ya por decenas y con elevados niveles de combatividad?...no ven acaso que es eso precisamente lo que teme la dictadura y que es muchsimo ms til a la revolucin real empearse en ese trabajo de masas que no en la preparacin de actos de terror donde esas masas no podrn estar presentes78.

Como podemos apreciar el PCCH, insiste en que la lucha contra la dictadura tiene que ser una lucha de masas, es decir el mximo copamiento de lo pblico por parte de la oposicin antidictatorial, y para lograr ese nivel de convocatoria, se necesitaba un acuerdo poltico que incluyera al centro poltico, teniendo en cuenta su capacidad de convocatoria en amplios sectores de la poblacin. Tambin era necesario no caer en los excesos del ultraizquierdismo -estrategia en la cual habra incurrido el MIR- que eran bsicamente acciones de propaganda armada llevadas a cabo por un grupo reducido, en divorcio de las masas. Segn la lgica comunista, este tipo de acciones que actuaban sin la legitimidad del apoyo amplio de la poblacin por un lado servan de excusa para la campaa de aniquilamiento de la izquierda emprendida por la Junta, y por otro impedan que las fuerzas de izquierda lograran un acuerdo poltico con el centro, es decir la DC. Este acuerdo podra significar un gran paso tctico hacia la recuperacin de la democracia, ya que con la unidad se hara ms contundente la demanda por el trmino de la dictadura.

A nuestro juicio es importante resaltar que el tono conciliador que insinubamos ms arriba, mezclado con fuertes crticas hacia la DC y hacia al MIR, se entiende porqu el PCCH supeditaba las disputas polticas al objetivo principal de ese momento, el cual era terminar con la dictadura y recuperar la democracia. Se poda criticar a la DC por haber sido
Vctor Daz, haba asumido la direccin del partido, tras el golpe, los otros dirigentes ms conocidos como Luis Corvalan, Orlando Millas, etc, deberan asumir un bajo perfil por razones de seguridad, as y todo no se pudo evitar la detencin de Luis Corvalan el 27 de septiembre 1973. Acompaaron en la direccin del PCCH a Daz, Mario Zamorano, Uldarico Donaire, Vctor Canteros, Jorge Muoz, Amrico Zorrilla, Ins Cornejo y Jos Weibel. Durante los dos aos que funciono esta direccin, esta sufri algunas modificaciones, debido a la salida al exterior de algunos integrantes, por eso algunos nombres no aparecen en la lista de los cados durante 1976. 78 Citado en lvarez Rolando: Desde las sombras, op cit, p.194.
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oportunista durante la UP y al MIR por haber sido gancho de la burguesa, pero ahora lo principal era la unidad. El tener claro que para el PCCH durante estos aos lo principal era llegar a concretar la unidad antifascista, sirve para entender lo contradictorio que supone criticar por un lado al ultraizquierdismo del MIR, pero por otro lado llamar a superar las debilidades ante el sabotaje, lo que inequvocamente podra llevar al PCCH a plantear el uso de la violencia y quizs de las armas para defenderse. Tambin podra suponer una contradiccin que el mismo ao que se diera a conocer el documento El Ultraizquierdismo, caballo de Troya del imperialismo, fuerte crtica hacia el MIR y sus acciones, a la vez se ponga en marcha la preparacin de cuadros militares para el PCCH en 1975. Hay que aclarar, que el partido tambin pudo haber cado en esas contradicciones respecto al uso de la violencia y de las armas, porqu en un principio no se tena claro que rol jugaran esos cuadros militares o una futura fuerza militar propia al interior del partido. Un diseo polticoestratgico ms preciso sobre este tema vendra despus con la implementacin de la PRPM, pero como se ver ms adelante, declaraciones contradictorias que parecen en un momento aceptar y en otro no a lo militar incorporado a la poltica, sern una constante al interior del PCCH, durante la dictadura.

Creemos que respecto a la preparacin de cuadros militares, -como se deduce de lo sealado por Rolando lvarez, Cesar Quiroz y Augusto Samaniego- si bien representa que el PCCH no rechazaba totalmente la lucha armada contra la dictadura, el lugar o el nfasis que esta iba a tener en la globalidad de la lucha, era la principal diferencia que el PCCH quera hacer resaltar respecto del MIR. El PCCH vea unida la lucha de masas con lo militar, y esta ltima dependa de s la correlacin de fuerzas le eran favorables para su implementacin, es decir, s el estado de animo de las masas y el grado de debilidad o fortaleza del rgimen auguraban un buen desarrollo de esta. El PCCH tambin pone de manifiesto que no quiere repetir la experiencia de total indefensin partidaria en el terreno militar, como ocurri en 1973. El MIR, segn la visin comunista planteaba una posicin ms confrontacional y de accin armada directa frente a la dictadura, donde la lucha armada segua siendo visto como algo inmediato y posible. Pese a estas diferencias y recriminaciones de estos primeros aos dictatoriales (que se arrastraban desde mucha antes), en la dcada del ochenta, ambas colectividades polticas junto a un sector socialista formarn una alianza poltica para combatir juntos a la dictadura, el MDP79.

En octubre de 1975, el programa Escucha Chile, pona en conocimiento un foro de discusin, que se llev a cabo el 10 de septiembre de aqul ao donde participaron

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Movimiento Democrtico Popular, alianza poltica creada el 20 de septiembre de 1983

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Bernardo Leighton, Jaime Gazmuri, que en ese entonces era secretario general del MAPU Obrero - Campesino y Volodia Teitelboim. Las principales conclusiones fueron publicadas das ms tarde por el diario de orientacin democratacristiana La Gaceta del Popolo de Turn. De estas conclusiones, el PCCH la que ms destacara en sus transmisiones seran las siguientes: Leighton dijo algo muy simple, claro y sensato: Lo importante es hacer cosas concretas. No estar pelando con nosotros, sino pelear con Pinochet. Ese es el adversario, es todo el sistema instaurado por l y por otros. Ese es nuestro adversario contra l estamos en lucha y me parece que es fundamentalmente el sentido de nuestra accin comn. Creo que se irn superando dificultades para que cada vez esta labor sea mayor80. El PCCH haca hincapi en este tipo de declaraciones, para demostrar que la unidad con la DC era posible y que ambas colectividades estaban de acuerdo en puntos importantes del anlisis de la realidad nacional, por lo tanto un entendimiento y un accionar conjunto no eran ideas descabelladas.

En diciembre de 1975, se da a conocer una declaracin del partido, donde se consignaba de manera entusiasta el cambio de posicin de la DC hacia el rgimen militar. Este hecho haba sido vislumbrado por el PCCH, en los primeros tiempos de la dictadura y el caso es que s bien la DC no adhiri concretamente al Frente Antifascista, su actitud ms crtica hacia el rgimen militar, fue interpretada por el PCCH como una confirmacin de que su estrategia era acertada. El PCCH declar en ese momento que: El fenmeno ms caracterstico es el que se da en el seno del PDC. En un ao se han pasado del apoyo pblico al golpe militar a la condena tambin pblica del gobierno fascista y a la afirmacin de su transitoriedad.

Contra el PDC el fascismo ha ejercido una agresin sistemtica. Las concepciones totalitarias reniegan de la presencia de cualquiera estructura democrtica, aunque en esta predominen intereses de la burguesa.

Contra el PDC se ha ejercido primero la presin verbal y luego el carcelazo, como en el caso del diputado Huepe y decenas de dirigentes comunales y provinciales. Adems se pretende prohibir la presencia en Chile de sus ms destacados dirigentes impidiendo el regreso al pas de Bernardo Leighton y expulsando arbitrariamente a Renn Fuentealba81. Se destaca otra vez en el discurso comunista, una crtica implcita para marcar diferencia con el PDC: el apoyo al rgimen, el representar intereses burgueses y que ambas colectividades polticas comparten un problema comn que las afecta, la represin fascista. Esto ltimo se

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Teitelboim Volodia, op cit, p.209 Ibid., p. 211.

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destacaba para demostrar que la unin entre ambos partidos era algo necesario, a pesar de las diferencias entre ellos.

Antes de pasar a resear el ao 1976, nos parece pertinente revisar una cita testimonial que nos puede servir para ilustrar cmo en aquellos primeros aos del rgimen militar, el PCCH intentaba activar la movilizacin social y llevar a la prctica la unin antifascista que tanto se pregonaba en las declaraciones y documentos. Este testimonio es de uno de los compaeros de universidad de Ignacio Valenzuela Pohorecky, quin en esa poca era dirigente de las JJCC en la Universidad de Chile, y ms tarde en los ochenta sera un prominente miembro del FPMR, siendo asesinado por la CNI en la denominada Operacin Albania en 1987. Revisemos el testimonio: En el ao 1974 ingresamos juntos a la Escuela de Economa y fue Ignacio una de las primeras personas que conoc en la Universidad () Desarrollamos con fuerza la actividad cultural, llegando a celebrar en 1975 nada menos que la semana de Neruda en la Escuela de Economa, algo atpico del resto del mundo universitario () Adems de estudiar, debamos tomar parte de los destinos de la Universidad y del pas, por que habamos dejado ya atrs el colegio, lo que implicaba desempear otro rol. En marcha la etapa de aglutinamiento, en torno a las necesidades econmicas haba que pasar a una superior, que permitiera generalizar la participacin. Ah mismo naci el nombre de Comits de participacin, y fue la primera organizacin estudiantil.

Ignacio constituy y estructur estos Comits colaborando en ellos gente de izquierda, algunos MAPU, Izquierda Cristiana e incluso demcrata-cristianos. Tambin tuvo un papel muy resolutivo en la extensin de estos Comits a otras facultades ms grandes -donde por eso mismo tuvieron ms renombre- y a otras Universidades, antes de que existiera la Federacin de Estudiantes armada por el gobierno.

() La primera vez que hicieron una huelga de hambre los familiares de detenidos desaparecidos, que tuvo cierto impacto nacional, realizamos una asamblea () lo que ahora parece tan sencillo, en aquella poca era muy difcil. Hay que situarse en este pas en los aos 1974, 1975, 1976, cuando el desaparecimiento era poltica oficial del gobierno, y cualquier cosa que se quisiera hacer, por pequea que fuera, era inmensamente grande. Se requera un compromiso y una decisin enormes.

Ignacio intervino con palabras muy significativas. Dijo que lo que estaba pasando en Chile deba conmover a todos y cada uno, an cuando no se conociera personalmente a alguien quebrantando por estas atrocidades; como estudiantes y seres humanos, no podamos

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permanecer ajenos a los horrores que se estaban cometiendo y habindose hecho desaparecer gentes en Chile negarse a escuchar y comprender a los afectados resultaba imposible. Fue la primera vez que se hizo algo as en la sala de Conferencias de la Escuela de Economa82. Vemos como los militantes y dirigentes del partido intentaban de alguna forma encender la mecha de la movilizacin social paralizada por el terror difumado por la represin, en uno de sus frentes de masas, como lo era el sector estudiantil. En torno a actividades culturales y de solidaridad con la causa de los derechos humanos, el PCCH buscaba levantar una temprana oposicin al rgimen militar, buscando tambin la comunin con las otras fuerzas polticas democrticas. Aunque los efectos de estas iniciativas fueron marginales, es destacable el temprano intento por superar la persecucin y la censura oficial.

Los golpes represivos. 197683, es sealado como uno de los aos ms difciles del PCCH bajo la dictadura. Porqu si bien las detenciones y asesinatos que sufri este partido durante el rgimen militar no son exclusivas de este ao, la diferencia est en que en aqul ao estas afectaron a dos Direcciones clandestinas del PCCH, lo que signific el virtual descabezamiento del partido y su casi paralizacin. Adems la represin del rgimen contra el PCCH recrudeci ese ao, porqu la DINA y la SIFA84, iniciaron el trmino de la ofensiva que haban comenzado en 1975 contra aqul partido, con el claro objetivo de aniquilarlo, como lo estaban haciendo con el MIR. Por este motivo, la represin no slo afect a los dirigentes, sino que en ese ao cayeron numerosos cuadros, dirigentes intermedios, e incluso muri gente solo por el hecho de ser familiar de algn militante comunista, como sucedi con las esposas de algunos detenidos desaparecidos.

El golpe que recibi el PCCH fue demoledor, no slo por las muertes, sino porqu al caer las Direcciones partidarias, el partido perdi comunicacin con las estructuras del PCCH que se hallaban en el exilio, las cuales aportaban un valioso flujo de financiamiento. Luis Corvaln L. recordara en sus memorias aquellos difciles aos: el partido atravesaba, adems, por grandes penurias financieras. Careca de recursos para propaganda, para solventar los viajes a las regiones y, ciertamente, para cancelar los estipendios de sus funcionarios. Cmo hacerles llegar algn dinero? En mayo de 1977 estuve en Bucarest, acompaado por Vctor Cantero, como husped del Partido Obrero Rumano. Pens, entonces, que este problema podramos resolverlo a travs de Rumania que, junto a la repblica Popular China,
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Pohorecky Adriana:Ignacio Valenzuela, fundador del FPMR, Testimonios, (s/e), Stgo. 1995, pp.55-57 Ver cuadro pp. 59-62 84 La SIFA, era el servicio de inteligencia de la Fuerza Area (FACH), antecedente inmediato del rgano represor denominado Comando Conjunto.

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eran los nicos pases socialistas que no haban roto sus relaciones diplomticas con el Gobierno de Pinochet. Se lo plante derechamente a Nicols Ceausescu, Secretario General del Partido y Presidente de la Repblica. Me dijo, tambin derechamente derechamente?- que no se poda enviar dinero a travs de su embajada porque por sobre todo estaba para l el principio de la no intervencin en los asuntos de otro pas
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. El

PCCH slo pudo seguir funcionando en el interior del pas, por el tesn y el trabajo de los dirigentes intermedios o simples militantes, que repentinamente por la desaparicin de su Direccin, tuvieron que asumir la responsabilidad de dirigir el partido todo el ao 1977 y parte de 1978 hasta que se produjo el reingreso de dirigentes desde el exterior en febrero de 1978, como fue el caso de Gladys Marn.

El xito de los organismos represivos, se debi en parte a la colaboracin o traicin de algunos militantes comunistas vinculados a tareas de autodefensa e inteligencia al interior del PCCH, como son los casos de Ren Basoa y Miguel Estay Reino ( El Fanta), quienes entregaron nombres, chapas86, enlaces y puntos de encuentro. Cabe consignar, que en estos casos la tortura fue un no despreciable incentivo para cooperar, pero la diferencia, en el caso del Fanta con otros militantes comunistas que pudieron entregar informacin a causa de las brutales torturas, es que este individuo, se transform en un verdadero agente de la represin, apareciendo por ejemplo vinculado al caso degollados de 198587; tambin se dio el caso de militantes que a pesar de las torturas, no entregaron ninguna informacin y muchos pagaran con su vida aqul silencio. Tambin se seala, que los comunistas no mantuvieron las rigurosas reglas que impone la clandestinidad, muchos frecuentaban o vivan con su familia, lo que en cierto modo facilit la tarea de los servicios de seguridad. Por ltimo, el carcter cientfico de la represin de este perodo, que no tena parangn en la historia de clandestinidad de los comunistas tambin fue un factor importante en la debacle de este partido. Cuando se habla del carcter cientfico de la represin, nos estamos refiriendo a las caractersticas de sta, que la diferencian de la represin arbitraria y masiva de los primeros das del golpe. Esta represin cientfica se caracterizaba por:

A) la creacin de organismos represivos (la DINA, Comando Conjunto, CNI) con una tarea especfica, la eliminacin de toda oposicin al rgimen, y particularmente toda manifestacin de la izquierda;

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Corvaln Luis: De lo vivido y lo peleado, Memorias, Ed. LOM Stgo. 1997, p. 215 La Chapa, o nombre poltico es una identidad alternativa que adopta un miembro de alguna agrupacin poltica para ocultar su nombre verdadero, y as hacer ms difcil su identificacin. En caso de actuar bajo clandestinidad esta es una regla esencial para asegurar la sobreviva del cuadro poltico. Por ejemplo Ral Pellegrn, comandante del FPMR, se haca llamar Rodrigo o Jos Miguel. 87 Secuestro y asesinato de tres miembros del PCCH: Manuel Guerrero, Jos Manuel Parada y Santiago Natino.

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B) estos organismos ocupan mtodos propios de la Inteligencia militar o el espionaje: se trata de infiltrar las agrupaciones opositoras; se analizan posibles escenarios de conflicto; se hace un seguimiento prolongado a los sospechosos; se establecen cuales son los tipos de relaciones en los individuos, reconstruyendo los organigramas de las agrupaciones opositoras;

C) para llevar a cabo estos fines, los organismos represivos cuentan con unidades especializadas en distintos mbitos.: operaciones especiales, desinformacin y propaganda, brigadas de informacin ciudadana (los que despus la ciudadana denominara popularmente como sapos), Logstica, etc. Para todas estas tareas contaban con numeroso personal que inclua expertos en interrogatorios y manejo de detenidos, mdicos, publicistas y hasta periodistas. Como se puede apreciar, haba toda una maquinaria88 hecha funcionar por numerosas personas, con el nico fin de reprimir a un sector de la poblacin. El respaldo econmico para sostener esta maquinaria represiva, vino en gran parte del Estado chileno, por eso las acciones emprendidas por estos organismos represivos creados bajo la dictadura caen bajo la denominacin de Terrorismo de Estado. En los primeros das de mayo de 1976, cay en manos de la DINA gran parte de la Direccin clandestina del PCCH que era encabezada por Vctor Daz, en lo que ms tarde se conocera como el caso de calle Conferencia, donde la DINA logr detectar una casa de seguridad del PCCH, en la cual se realizara una reunin de la Direccin. Los agentes se ocultaran adentro de esta casa y esperaran a los que participaran en dicha reunin que deberan llegar en forma escalonada; as fueron cayendo uno a uno en la trampa, los miembros de la Direccin clandestina. El 4 mayo cayeron Jorge Muoz miembro de la Comisin Poltica del PCCH y Mario Zamorano, miembro del Comit Central. Al otro da cayeron Uldarico Donaire jefe de Control y Cuadros y Jaime Donato miembro de la Comisin Nacional Sindical del PCCH, quin haba asistido a dicha reunin en reemplazo de Vctor Daz, quin no asisti, por la precaria situacin de seguridad que se palpaba con la ola de detenciones que venan sucediendo desde el ao 1975. Vctor Daz caera das despus, el 12 de mayo de aqul ao.

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Hacia 1975 se estima que la DINA contaba con dos mil agentes, ms el personal civil que conformaban la Brigada de Inteligencia Ciudadana (BIC) que ascenda a 2100 personas, a muchos de estos agentes civiles se les pagaba por hora y a los menos, a tiempo completo, y realizaban una labor de gran importancia para la DINA, porque podan detectar a los opositores al rgimen en la cotidianidad: en los centros laborales, estudiantiles o en los barrios, su labor pasaba desapercibido para el resto debido a que aparentaban ser personas comunes y corrientes.

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De la primera Direccin clandestina comunista post-73, solo se salvaran Vctor Canteros e Ins Cornejo. El primero por un tema de agenda de la reunin de calle Conferencia: el tema a tratar era la cuestin sindical, no la orgnica del partido, por eso no deba asistir a dicha reunin; y la segunda por razones de salud que la haban mantenido alejada del trabajo partidario. Junto a esta Direccin cayeron otros miembros del Comit Central y militantes del PCCH.

Tiempo despus se constituira otro equipo de Direccin en reemplazo del anterior, este fue dirigido por el historiador y profesor universitario Fernando Ortiz, los otros miembros de esta nueva Direccin clandestina fueron Waldo Pizarro, Horacio Cepeda, y Fernando Navarro. El funcionamiento de este equipo tambin sera detectado por la DINA, y sus miembros seran hechos desaparecer en diciembre de 1976.

LOS CAIDOS DEL PCCH 1973-1976. 11/09/73-Daniel Escobar Cruz, empleado pblico, Enrique Pars, mdico, miembro del CC. 19/10/73-David Miranda, fusilado en Calama. Miembro del CC. 22/10/73-Isidoro Carrillo, gerente de Enacar, fusilado en Concepcin. Miembro del CC. 11/11/73-Alberto Molina, secretario regional de Cautn, fusilado. Miembro del CC. 14/12/73-Juan Lpez, alcalde de Vallenar. Fusilado. Miembro del CC. 17/08/74-Es detenido Carol Fedor Flores Castillo, miembro del Aparato de Inteligencia de la JJCC Se transforma en colaborador. 04/10/74-Secuestran a David Siberman, gerente general de Codelco, desde la Penitenciaria. 28/08/75-Miguel Rodrguez Gallardo. 01/09/75-Arsenio Leal Pereira. 03/09/75-Humberto Castro Hurtado. 04/09/75-Juan Corts Corts. 08/09/75-Alfonso Gahona Chvez. 20/10/75-Luis Moraga Cruz. 22/10/75-Horacio Yaez Jimnez. 26/10/75-Ricardo Weibel. 30/10/75-Francisco Ortiz Valladares. 03/11/75-Jos Sagredo Pacheco. 04/11/75-Humberto Fuentes Rodrguez. 08/11/75-Son ejecutados en Peldehue, Gallardo, Weibel y otros nueve dirigentes del PC, segn testimonio de desertor de la FACH. El mismo da cae Juan Rivera Matus. 20/11/75-Alejandro Dvalos Davidson. 04/12/75-Ignacio Gonzlez Espinoza, artesano.

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11/12/75-Santiago Ferrus Lpez, jubilado. 12/12/75-Mario Quezada Sols. 20/12/75-Detienen a Ren Basoa. Pertenecia al aparato de inteligencia del PC. Se transforma en colaborador. 22/12/75-Detienen a Miguel Estay Reino (El Fanta). Se transforma en colaborador. 20/12/75-Jos Ascencio Subiabre, artesano. 02/02/74-Ulises Merino Varas, empleado municipal. 20/03/76-Jos Weibel, subsecretario general de la JJ.CC. 02/04/76-Bernardo Araya, 64, ex diputado, dirigente sindical. 29/04/76-Luis Emilio y Manuel Recabarren; la esposa del primero, Nalvia Rosa Mena, embarazada de tres meses y Humberto Fuentes Rodrguez 30/04/76-Manuel Recabarren Rojas, padre de los anteriores, 50, dirigente nacional grfico. 03/05/76-Miguel Morales Ramrez. 04/05/76-Jorge Muoz, 43, esposo de Gladys Marn, miembro de la CP; y Mario Zamorano, 45, obrero marroquinero, miembro del CC. 05/06/76-Uldarico Donaire durante 20 aos jefe de Control y Cuadros; y Jaime Donatos, 41, presidente de la Federacin Elctrica, uno los encargados sindicales, miembro del CC. 06/05/76- Elisa Escobar Cepeda, enlace del CC 07/05/76- Fernando Lara rojas, tcnico agrcola, 27 aos, miembro del CC de la JJCC 09/05/76- Lenn Daz Silva, 31 aos, economista, miembro del CC de la JJCC 10/05/76-Marcelo Concha Bascuan, 30 aos, ingeniero agrnomo, miembro del CC de la JJCC 19/05/76-Csar Cerda, 47 aos, encargado nacional campesino 12/05/76-Vctor Daz Lpez, 56 aos, subsecretario general del PCCH, encargado de dirigir la primera Direccin clandestina del Partido despus del Golpe, tambin cae ese da su enlace con el CC Eliana Espinoza Fernndez. 18/05/76-Rodolfo Nez Benavides, miembro del aparato econmico, chofer de camiones de algunos supermercados que financiaban parte de las actividades del PCCH. 08/06/76- Juan Ren Orellana, miembro CC de las JJCC; y Luis Maturana, encargado regional centro de la JJCC 06/76-detenido Luciano Mallea, miembro del aparato de inteligencia. Se transforma en colaborador. 21/06/76-Guillermo Martnez Quijn. 15/07/76- Jos Tolosa y Mariano Turiel 21/07/76- Ral Montoya Vilches 22/07/76-Juan Moraga Garcs 23/07/76- Eduardo Canteros Prado, Clara Canteros Torres 22 aos (hermano e hija de

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Vctor Canteros) y Juan Quiones Abaceta. 26/07/76- Juan Gianelli Company, 30 aos, dirigente del magisterio. 27/07/76- Alejandro Rodrguez Urza, 49 aos, arquitecto, miembro del CC 28/07/76-Guillermo Glvez Rivadeneira y Nicomedes Toro Bravo. 30/07/76-Nicols Lpez Surez, Daro Miranda Godoy y Jorge Solovera Gallardo. 04/08/76- Ivn Insunza Bascuan, 43 aos, mdico; Carlos Godoy, medico; Hugo Vivanco y su esposa Alicia Herrera; y Daniel Palma Robledo. 05/08/76-Marta Ugarte, Mario Julca Vega, Pedro Silva Bustos, Jorge Salcedo Salinas, Vctor Morales Mazuela, Jos Corvalan Valencia miembro del CC 06/08/76-Oscar Ramos Garrido, 70 aos, ex intendente de Llanquihue; Gabriel Castillo Tapia, Oscar Ramos Vivanco. 06/08/76-Jos Santander Miranda. 07/08/76-Manuel Vargas, 54, regidor de Tiltil, candidato a diputado en 1973. 10/08/76-Nicols Vivanco Herrera. 11/08/76-Vicente Atencio, Carlos Vizcarra Jofr, Jos Flores Garrido, Miguel Nazal Quiroz. 13/08/76-Julia Retamal Seplveda, Juan Villarroel Zrate. 15/08/78-Rosa Morales Morales. 16/08/76-Julio Vega Vega. 18/08/76-Enrique Jede Silva. 26108/76-Vctor Crdenas Valderrama. 09/09(76-Alfonso Araya Castillo, Francisco Gonzlez Ortiz, Anbal Riquelme Pino. 03/11/76-Carlos Contreras Maluje, miembro del CC. De las JJCC 09/09/76-Armando PortilIa Portilla. 13/12/76-Femando Navarro Allende, 49 aos, dirigente de la CUT. 15/12/76-Hctor Vliz Ramrez, 44, ex dirigente de la CUT. Femando Ortiz Letelier, 54 aos, mximo dirigente del PC en Chile; Lincoyn Berrios Cataldo, 48, presidente de los empleados municipales; Horacio Cepeda Marinkovic, 54 aos, const. civil. Ex director del Instituto Chileno Alemn de Cultura (RDA); Waldo Pizarro Molina, 42, trabajador de lnsimet; Reinalda Pereira Plaza, 29 aos, embaraza de cinco meses, tecnloga mdica, secretaria de los trabajadores de la Salud; Luis Lazo Santander, ex presidente de Chilectra, dirigente de la CUT. 18/12/76-Carlos Durn Gonzlez, 27, constructor civil; y Lisandro Cruz Daz, 54, dirigente de Polpaico. 20/12/76-Edras Pinto Arroyo, 49 aos, ex secretario de los diputados comunistas. tcnico en Minas,

Fuente: La Historia Oculta del Rgimen Militar (corregida)

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Cuando Frei rompi su silencio. El mismo ao en que el PCCH sufri los golpes represivos enunciados anteriormente, el partido en el exterior haba comentado el documento entregado por Eduardo Frei en diciembre de 1975, llamado El mandato de la Historia y las Exigencias del Porvenir. En los comentarios de dicho documento y como hacamos alusin anteriormente, se expresa la mezcla de crticas y llamados a la unidad que el PCCH haca a sus antiguos opositores (La DC y el MIR), veamos: Eduardo Frei ha entregado un texto mimeografiado de sesenta y siete pginas () generaliza culpas. No recuerda sus palabras que siguieron al golpe del once de septiembre: La junta salv a Chile. Desde luego no interesa ni soluciona nada caer en el juego infantil de la culpa es tuya. Chile renecesita que cada uno asuma la suya honestamente, con respeto por hechos y realidades. La poltica no se reduce a una operacin de catarsis; no debe confundirse con un confesionario donde se absuelven los pecados. Pero la autocrtica, sin duda es una buena amiga de la verdad89.

Como vemos en la primera parte de este comentario se desliza la crtica, para luego dar paso al entendimiento: creemos que los chilenos que hoy estn contra la Junta incluso aquellos que saludaron el golpe con jbilo esperando que fuera la antesala para su retorno al poder, deben unirse en torno al comn denominador de poner fin a la dictadura. Estamos muy conscientes de que no es en absoluto monopolio de los comunistas el esfuerzo de cada da, el dolor y el martirio, la fidelidad conocida o annima al servicio de la causa de los perseguidos. Siendo cualidad y patrimonio moral de diversos partidos y movimientos, excede tambin las alineaciones polticas. Aspira a ser una conciencia colectiva que despertar vigorosa un da. Aunque demore en plasmarse no sabemos cunto tiempo, incluso llegar a las Fuerzas Armadas.

La dura contienda demanda la participacin de la Democracia Cristiana. No es nuestra intencin contestar golpe por golpe a los numerosos ataques que Frei desliza contra las fuerzas de izquierda en su documento. No, el blanco nuestro es la dictadura sanguinaria. Todos sus adversarios, incluso Frei hacen bien en apuntar contra ella.

Subrayamos: lo que importa es un proceso de unidad. Para ello las cuentas claras son decisivas. Con respeto por las personas, con amor por las ideas humanistas, con adhesin a los principios democrticos, es nuestro deber analizar a fondo este documento a fin de disipar equvocos con el propsito de sealar afinidades, acuerdos y diferencias en el

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Teitelboim Volodia, op cit., p.207.

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camino necesario de unas unidad con ojos abiertos que excluya falsas alternativas paternalistas, de espaldas al pueblo. Ello ha de ser la obra conjunta de todas las fuerzas opositoras sin exclusiones que partiendo de la base, por la ley de la vida y de la historia, consiga articular una solucin para el drama de Chile90.

Luego el PCCH recalcar los puntos en comn con la DC, para darle un mayor nfasis, al llamado a la unidad antifascista: No se trata de una empresa pequea no individualista. No ser tarea de un Partido excluyente. Frei escribe algo razonable cuando expresa que no es a travs del apetito de poder, ni mucho menos del partidismo, que Chile podr encontrar su camino y su acuerdo. Tampoco ningn partido aislado podr afrontar con xito esta difcil empresa. Este pas para superar sus actuales problemas, necesita de todos sus hombres.

Estamos decididamente resueltos y de acuerdo en terminar con esta dictadura que hoy oprime al pas, que se caracteriza por un desprecio absoluto por la democracia; por su odio a las organizaciones polticas, por la exaltacin de un Ejecutivo dictatorial al que se le asigna en monopolio la interpretacin y administracin de los supremos intereses de la patria; por la utilizacin de este concepto como fundamento de la exclusin social poltica de todos los que disienten. En su prctica concreta - agrega Frei- el totalitarismo de derecha ha generado experiencias polticas caracterizadas por la existencia de enormes y costosos aparatos represivos; la entrega de la economa a pequeos grupos de grandes monopolios; el dominio de las mentes a travs del manejo de la propaganda, la cultura y los medios de comunicacin de masas, y la destruccin o aniquilamiento del movimiento obrero.

Compartimos dichas proposiciones. Por qu no unirse entonces todos los que as lo piensan?91.

Por ltimo, se cierra este comentario con una verdadera declaracin de principios y volviendo nuevamente hacia las crticas contra Eduardo Frei por lo que el PCCH consideraba un comportamiento poltico poco coherente: El Partido comunista en Chile jams ha tenido un desliz, una sombra de complicidad con ningn intento golpista y dictatorial en el curso de nuestra historia. El pas lo sabe. Aunque lo pase en silencio, Frei no lo ignora porque inclusive el PC defendi su rgimen en cuanto gobierno constitucional ante el tacnazo de Viaux, en octubre de 1969. No era el seor Frei un mandatario de nuestras simpatas. Militbamos en la oposicin decidida, por razones valederas y muy fuertes. Sin embargo, no vacilamos un instante - y as tambin lo hizo la clase obrera- en
90 91

Ibid., pp. 208-209. Ibid., p.211.

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salir a la calle contra la asonada castrense, la cual no logr derribar a un Frei entonces sumamente preocupado y abatido. El 11 de septiembre de 1973 Frei no replic con la misma conducta. De manera que en materia de fidelidad a los principios, los hechos, que son la nica prueba de la sinceridad de las declaraciones, demuestran que no podemos ser observados como faltos de consecuencia democrtica. La democracia no es para nosotros una tctica. Es la esencia permanente de un gobierno del pueblo por el pueblo, para el pueblo92.

Tambin la parte del PCCH que se encontraba en el exterior, daba cuenta de la difcil situacin que viva el partido en el interior en diciembre de aqul difcil ao: Jos Weibel fue el primer representante de la Direccin Interna que recibi el equipo exterior del partido. Lo acogimos con el mximo inters y efecto. Fue un encuentro de mutua fraternidad. Vena a entregar y discutir de viva voz un informe sobre la situacin del pas. El combate no deba cesar un instante, a conciencia de que una represin tan espantosa nunca se haba conocido en Chile. La dictadura de Pinochet no result ser la de Ibaez, sino mil veces peor, un genocidio. Pero en medio de la persecucin atroz, el partido reorganizaba sus filas e insista all donde poda en la necesidad de unir a todos los que queran terminar con el terrorismo de estado y recuperar la democracia. En medio del panorama ferozmente sombro fue una alegra recibir a Jos Weibel, y abrazar en l a todos los compaeros, a todos los que en el interior se jugaban la vida por la libertad.

Jos Weibel regres a Chile. Fue detenido el 29 de marzo de 1976. Ha desaparecido. Qu ser de l.93. El PCCH en el exterior, empezaba a reafirmar sus peores temores, se haba desatado una verdadera campaa de exterminio contra el partido y esta haba tenido hasta ese momento, una mortfera efectividad. Tambin se empezaba a tomar conciencia de que derribar a la dictadura iba a ser una tarea mucho ms difcil y larga de lo que se haba pensado en un principio.

Como ya se ha sealado anteriormente, tras el virtual descabezamiento del PCCH el ao 1976, asumieron la conduccin de este, dos equipos de Direccin integrados por dirigentes intermedios, los cuales, junto a los militantes que lograron sobrevivir a la represin y que aceptaron seguir militando bajo las difciles condiciones de la dictadura - donde una detencin podra significar la muerte- permitieron que el PCCH siguiera existiendo al interior del pas, contribuyendo a que ese partido a fines de los 70 volviera a levantarse y que a pesar de la clandestinidad, se convirtiera en un activo actor de la oposicin poltica al
92 93

Ibid., p.212. Ibid., p.280

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rgimen militar. A pesar que la muerte sigui golpeando al PCCH en los aos venideros, despus de aqul fatdico ao 76, no se produjo nunca ms la cada de otra Direccin partidaria. La adopcin de medidas ms rigurosas de clandestinidad, el hecho de que los nuevos dirigentes fueran poco conocidos a nivel nacional (lo que dificultaba su identificacin por parte de los organismos de seguridad), son factores que explican que lo sucedido el ao 76 no se volviera a repetir.

El Pleno de Agosto de 1977. En agosto de 1977 se realiza el Pleno del Comit Central del PCCH, que es el primer Pleno que se lleva a cabo despus del golpe militar y en dictadura, era una instancia largamente esperada ya que por razones obvias, no se haba podido convocar antes esta importante instancia de debate y de toma de decisiones del PCCH. Era imperioso en primer lugar analizar la derrota que supuso el derrocamiento de la UP y por otro lado establecer directrices polticas acerca de cmo enfrentar y derrotar a la dictadura. Sin duda, la liberacin de Luis Corvaln en diciembre de 197694 fue el impulso para concretar dicha iniciativa, ya que Luis Corvaln a pesar de haber estado detenido y haber sido reemplazado en la Direccin del partido en el interior por otros miembros, formalmente continuaba siendo el Secretario General del PCCH, por eso era importante que l estuviera presente en dicha instancia.

En la primera parte del Informe que se elabor a raz de este Pleno se hace una denuncia de lo que han sido los cuatro aos de dictadura militar, se destaca la precarizacin de las condiciones de los trabajadores y los crmenes cometidos por la dictadura, despus se hace una anlisis crtico de lo que fue el gobierno de la UP y por ltimo se hace un anlisis de lo que debiera hacer el partido para enfrentar a la dictadura y su rol en un futuro gobierno postdictatorial. En este informe hay interesantes afirmaciones que nos permiten apreciar la continuidad de la lnea poltica comunista y lo importante que sern dos grandes conclusiones que a nuestro juicio reafirma el PCCH en este Pleno: la unidad entre las fuerzas antifascistas y la superacin del vaco histrico en cuanto a la poltica militar del partido. Estas conclusiones estarn presentes en las futuras directrices polticas. Veamos en detalle algunos prrafos de este informe.

Para el tema que estamos investigando es importante referirse a la parte del documento llamada La Revolucin Chilena: sus Grandes Mritos y las causas de su Derrota. Primero se valora la estrategia seguida por el partido para contribuir al triunfo de la UP: La revolucin
94

Como parte del juego de propaganda y contra propaganda propio de la Guerra Fra, Corvaln fue canjeado a la URSS por el disidente sovitico Vladimir Bukovsky. La operacin se llevo a cabo en Zurich.

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chilena fue el fruto de una larga lucha, de muchos aos de combate. Vencimos en 1970 y conquistamos una parte del poder gracias a una apreciacin correcta del proceso social chileno, a una definicin acertada de los enemigos principales, del campo de alianzas posible de la clase obrera, de las transformaciones maduras que era necesario materializar y del diseo general de una va para llevarla adelante95. Aqu se hace una valoracin de la lnea poltica comunista de carcter democrtico burguesa, abierta a las alianzas polticas hacia sectores de la burguesa y teniendo en cuenta que antes de realizar la revolucin socialista, hay que terminar con los resabios del antiguo rgimen. Tambin, implcitamente se valora la va pacfica hacia el socialismo que haba desarrollado el PCCH. Se debe destacar que Luis Corvaln en los 60 y en este documento vuelve a precisar que la va pacfica deba entenderse ms bien como va no armada, ya que la va pacfica tambin poda incluir grados de violencia y no es sinnimo de pasividad.

Como habamos sealado anteriormente, es importante resaltar ese punto, ya que al ver en este informe, que el PCCH llama a llenar el vaco histrico en lo militar, se puede caer en confusiones y plantear que se esta en presencia de un quiebre en la poltica comunista cuando lo que se hace es cumplir con la condicionalidad que tena al va pacfica: el pueblo poda recurrir a las armas, si se desataba la violencia contrarrevolucionaria. Obviamente la dictadura representaba eso, entonces sin dejar de lado la lucha con los mtodos tradicionales se deba incorporar alguna forma de lucha armada en el movimiento popular.

Tambin, en el prrafo anterior viene incluido el reconocimiento de un error de apreciacin en que incurri el PCCH en la UP. Este error dice relacin con el hecho de que se crey que con slo alcanzar el gobierno popular, se poda llevar a cabo la revolucin. Ahora se reconoce que slo se conquisto una parte del poder, el poder poltico, el poder formal. Al partido y a la UP para haber triunfado le falto conquistar el poder militar y haber afianzado el llamado poder popular, ya sea ampliando la base de apoyo social al proceso de la UP y creando efectivamente instancias de mayor participacin ciudadana. Esta autocrtica ser permanente en los comunistas incluso en tiempos recientes, como queda establecido en un documento de principio de los aos 90: No asumimos que lo principal eran los factores polticos en juego, en particular la conquista de la direccin del Estado en base a la unidad poltica y social de todo el pueblo. Esto exiga, entre otras cosas, la unidad estratgica con la DC y dems fuerzas de centro, y haber llevado a un punto superior la participacin y la movilizacin popular.() En ese cuadro de cosas las fuerzas democrticas no tuvieron una adecuada poltica militar, tanto respecto de las FFAA -en donde el sentimiento democrtico

95

PCCH: Informe al Pleno de agosto, op cit, p.18.

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tuvo un peso importante-, como en relacin de las facultades del pueblo para defender la democracia a travs de una amplia correlacin general de fuerzas polticas y sociales 96.

Volviendo al Pleno del ao 77, es importante resaltar las razones que da el PCCH para explicar la derrota de 1973. Dividen estas razones en errores de derecha y errores de izquierda. El primer error de derecha en que habra incurrido la UP, fue nuestra debilidad en cuanto a tolerar y no impedir las actividades sediciosas del enemigo y el abuso que haca de las libertades consagradas en la Constitucin. En este aspecto prevalecieron en el Gobierno criterios reformistas y no revolucionarios97. ; ms adelante el PCCH agregara: Como quiera que sea, queremos subrayar que esto de tolerar las demasas de los contrarrevolucionarios constituye un error capital. Nuestra experiencia indica que los revolucionarios debemos luchar por la libertad para el pueblo y no para sus enemigos. La revolucin le da y debe darle ms libertad al pueblo y, a la vez no debe permitir que la contrarrevolucin se abra paso. Permitir esto ltimo conduce al fracaso de la revolucin, al triunfo de la contrarrevolucin y al terror sangriento () Por eso no compartimos las posiciones de quienes estiman que la libertad es indivisible y que la revolucin y el socialismo deben darle los mismos derechos a todos, comprendidos sus enemigos. Los capitalistas no lo hacen, ni siquiera en los pases de democracia burguesa ms desarrollada98.

Algunos historiadores han interpretado estos prrafos, como una valoracin negativa por parte del PCCH hacia el sistema democrtico liberal y a la vez se le interpreta como una revalorizacin o una aoranza de conceptos clsicos del marxismo como lo es la Dictadura del Proletariado. Puede ser, pero como hemos visto en este mismo documento, el PCCH s hizo una valoracin positiva de su estrategia gradualista, destacando lo acertada que haba sido su opcin por la va pacfica hacia el socialismo. Nos inclinamos a pensar que estos cuestionamientos apuntan a una cierta debilidad en que habra incurrido la UP para frenar los esfuerzos desestabilizadores de la oposicin. Es una crtica frente a una debilidad tctica. Hay que recordar por ejemplo, que un grupo de ultraderecha el 22 de octubre 1970 asesina al general Ren Schneider para impedir que Allende asuma la presidencia de la repblica. Tambin durante la UP oper el grupo derechista Patria y Libertad, quin no slo se dedic a protestar en las calles, sino que tambin realiz una serie de atentados explosivos contra bienes pblicos y utiliz el asesinato con fines polticos; estos actos estaban enmarcados en una clara estrategia de sabotaje para provocar la desestabilizacin
96 97

PCCH: Nuestro Partido y la Izquierda Chilena, documento, USACH, ao 1990?, p.5. PCCH, Informe al Pleno op cit. p. 26 98 Ibid, p. 28

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del gobierno99. Por ltimo, se agrega la campaa de propaganda negra llevada a cabo por los medios de comunicacin opositores. A nuestro juicio, por la falta de una respuesta ms decisiva contra estas acciones por parte de la UP, es que se desliza la crtica frente al exceso de tolerancia hacia la libertad de accin de la oposicin y no contra el sistema democrtico en su conjunto. Esto ltimo puede confirmarse con el prrafo que cierra el anlisis del primer error de derecha: a pesar de haber sido ahogada en sangre la revolucin chilena, creemos que nuestra derrota no desaloja la posibilidad de la va pacfica en una serie de pases. Al mismo tiempo deducimos tambin de nuestra experiencia que las leyes generales de la revolucin rigen en toda circunstancia, cualesquiera sean las vas de que se trate100. Por un lado no se desecha la va pacfica, e igual se la valora. Pero por otro lado, se hace hincapi en que el partido debe estar preparado para defender el gobierno popular del ataque de la contrarrevolucin.

El segundo error de derecha que el PCCH reconoce, es la poltica militar insuficiente de la UP y del partido. Y no slo se debe pensar que con esto, se hace referencia slo a la falta de una fuerza militar propia, sino que tambin se hace hincapi en que hubo una insuficiente poltica de acercamiento hacia las FFAA: La lnea de la Unidad Popular y del Presidente Allende, de apoyarse en los sectores democrticos de las Fuerzas Armadas, buscaba una identificacin creciente de los militares con el pueblo, pero no se aplic a fondo. Y ese era el terreno ms favorable para combatir las tendencias reaccionarias en el seno de las instituciones castrenses, bloquear el golpismo y, en el caso de que este se desencadenara por parte de los oficiales reaccionarios, contar con fuerzas militares al lado del Gobierno, de la clase obrera y del pueblo para abatirlos. As lo prob octubre de 1972.101

La UP y el PCCH asignaban un importante papel en la defensa del gobierno al hecho de lograr el concurso de fuerzas militares leales, ya que por un lado se reconoca el peso que tena dicha institucin al momento de inclinar la balanza de las fuerzas para un lado o para el otro y tambin porque las estructuras militares de los partidos de izquierda, entre ellos el PCCH, no estaban diseados para una va insurreccional, sino que ms bien estaban orientados para la autodefensa partidaria. Incluso otros grupos de izquierda, como el MIR o el ELN102, que planteaban una va ms insurreccional, tenan un potencial militar limitado y marginal. Ms adelante el informe seala: Al sostener desde 1956 la posibilidad de la va pacfica en nuestro pas tuvimos en cuenta, primero que se trataba slo de una posibilidad y,

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Ver Quiroga Z. Patricio: Compaeros. El GAP: la escolta de Allende, Ed. Aguilar, Stgo.2001, pp 98-99 PCCH Informe al Pleno, op cit, p.28. 101 Ibid. p. 29 102 Ver Quiroga Z. Patricio, op cit., pp 52-75
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segundo, que de abrirse paso la revolucin por dicha va, en algn momento podra surgir la alternativa de la lucha armada.

Esta justa consideracin debi ir acompaada de una poltica militar que, en primer trmino deba contemplar el estudio, el conocimiento de las instituciones armadas de nuestro pas y un trabajo dirigido a promover en su seno las ideas democrticas, el inters por la lucha del pueblo. Dicho trabajo, para producir frutos significativos, efectos de importancia, debi desarrollarse desde hacia muchos aos, en definitiva, haber sido una constante en la lnea del Partido.103 . Primero, se hace una referencia a la condicionalidad de la va pacfica de la cual ya se ha hecho comentario. Luego se seala que el PCCH descuid el trabajo poltico hacia las FFAA: si bien el PCCH, a raz del intento golpista del general Viaux de 1969, haba sealado que el perodo de prescindencia de las FFAA haba terminado, esta constatacin no fue acompaada de una preocupacin constante del partido hacia las FFAA, lo que al final redund en su copamiento por los sectores golpistas.

Siguiendo el anlisis en el terreno de lo militar, se seala tambin las insuficiencias del partido respecto a este tema, pero ahora analizndolo como una tarea o responsabilidad del partido en su conjunto. Se hace una resea sobre la preparacin militar propia: Nos preocupamos, en cambio, desde 1963, de la preparacin militar de miembros del Partido, no para derribar al gobierno de turno, que era el de Alessandri, ni al siguiente que era el de Frei, sino para contribuir a defender las conquistas del pueblo chileno que, estbamos convencidos, alcanzara el poder.

Logramos contar con alrededor de mil militantes que saban manejar armas automticas de distinto tipo, algunos de los cuales tenan cierto conocimiento de tctica y estrategia militar y nociones en otros terrenos. Otros dos mil compaeros haban aprendido el manejo de armas cortas, la defensa personal y diversas formas de lucha callejera. Estos ltimos desempearon un importante papel en la vigilancia de los locales y de los actos del Partido, y en el cuidado de los dirigentes. Tambin logramos disponer de una cantidad limitada de armamentos104.

En otros trabajos se ha hecho una referencia ms detallada de esta estructura militar del PCCH, que en el fondo no pasaba de ser un grupo de vigilancia y de autodefensa partidaria. Luis Corvaln L. da un ejemplo de cmo funcionaban tales grupos: Si se trataba de realizar una concentracin en el teatro Caupolicn. Las comisiones de vigilancia tornaban posesin
103 104

PCCH: Informe al Pleno op cit, p.32. Ibid., p. 32

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del local a las 2 de la madrugada., lo inspeccionaban rigurosamente y mantenan guardia al interior y exterior desde esa hora basta el trmino del acto () No slo en una oportunidad, sino en varias, los propios jefes policiales hablaban con nuestros encargados de las Comisiones de Vigilancia para ponerse de acuerdo en algunos problemas, y hasta hacan algunas observaciones amistosas cuando algunos compaeros por ingenuidad o fanfarronera andaban con la herramienta visible o en forma demasiado notoria105.

Rolando lvarez en su trabajo tambin consigna la existencia de los Grupos Chicos, especie de grupo de choque del PCCH tambin orientado a la autodefensa partidaria y a la lucha por el control de la calle en las movilizaciones de masas: Junto a estas Comisiones (las de vigilancia), existan los Grupos Chicos, constituidos por cinco personas cada uno. Los requisitos para integrarlos eran poseer ms de cinco aos de militancia, no haber sido objeto de sanciones al interior del Partido, haber realizado el servicio militar y ser considerado como un cuadro poltico de absoluta confianza de la Direccin del Partido. Los integrantes de estos Grupos Chicos fueron unos mil, con una instruccin militar superior a los de las Comisiones de Vigilancia: manejo de armas automticas, conocimientos de tctica y estrategias militares. Desde el punto de vista logstico, los Grupos Chicos posea cerca de 400 fusiles automticos y meda docena de lanzagranadas106.

Como ya hemos sealado la funcin de estructuras era la autodefensa partidaria, no estaban ideadas para realizar el asalto al poder. Tambin es interesante anotar que su existencia estaba en conocimiento de las autoridades de turno, las cuales al parecer no habran hecho mayor escndalo por su existencia, y no debera extraar tal conducta, ya que al contrario de lo que se piensa hoy - por el mito del Chile pacfico y democrtico- la presencia de armas o de estructuras paramilitares en la poltica no era nada extrao en el Chile de principios y mediados del siglo XX. Basta recordar que en los treinta casi todas las agrupaciones polticas tenan sus milicias o cuerpos de defensa y de choque: el movimiento Nazi, los socialistas, la Milicia Republicana de inspiracin derechista y la ACHA (Accin Chilena Anticomunista) en el gobierno de Gabriel Gonzlez Videla. Incluso una de las leyes de carcter represivo ms antiguas de la Nacin, La Ley de Seguridad Interior del Estado tiene su razn de ser en la existencia de estos grupos: La noche del 15 de noviembre de 1935 se produce un violento incidente en la estacin de Rancagua, en el que un grupo de nazistas que regresa de Chilln se ve envuelto en un tiroteo con manifestantes adversos apostados en los andenes. El hecho permite al ejecutivo solicitar la urgencia para el trmite del proyecto sobre Seguridad Interior del Estado. La discusin de este proyecto provoca un apasionado debate, siendo impugnado fuertemente por los partidos agrupados en el Frente
105 106

Citado en lvarez Rolando: Desde las sombras, op cit., pp. 84-85 Ibid., p. 85

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Popular. Sin embargo, las mayoras gubernativas logran su aprobacin y es promulgado como Ley de la Repblica el 12 de febrero de 1937.107 Esta Ley promulgada desde 1937, ha permanecido hasta hoy, sobreviviendo a gobiernos de distinta bandera poltica como el de Frei Montalva, pasando por la UP y la dictadura hasta los gobiernos de la Concertacin.

Volviendo a nuestro tema, como sealamos anteriormente, el PCCH haba desarrollado estructuras militares como un tema de seguridad partidaria y para defender un hipottico y que despus fue real- gobierno popular, junto a las fuerzas leales del ejrcito, que constituiran el grueso de la fuerza militar para defender al gobierno, debido a que no haba en Chile -pese al verbalismo revolucionario izquierdista y al violentismo derechista- una fuerza militar equiparable a la del ejrcito. Cualquier desenlace de fuerza a la lucha poltica en ese momento pasaba por contar con sectores castrenses de un lado o del otro, como en cierto modo lo demostr el fracaso de la primera intentona golpista del ao 73, la sublevacin del regimiento Blindados N2 Maturana, que pas a la posteridad como el Tanquetazo.

Sin duda esta incipiente poltica militar del PCCH -constitucin de grupos de autodefensa, y el intento de lograr un mayor acercamiento hacia las FFAA- fue insuficiente, y a esta insuficiencia los comunistas la denominaron como el vaco histrico: Examinando estos problemas desde el ngulo de nuestras responsabilidades, es evidente que no nos habamos preparado adecuadamente para la defensa del Gobierno Popular en cualquier terreno. No solo tenamos el vaco histrico de la falta de una poltica militar, sino que el tratamiento del problema no lo enfocbamos desde el punto de vista de tarea de todo el Partido y por tanto de dominio de sus organismos y cuadros108. Como anteriormente sealramos, el PCCH pareci concluir que no slo haban fallado en hacer del acercamiento hacia las FFAA una constante en su prctica poltica, sino que tambin la capacidad para responder militarmente a la agresin contrarrevolucionaria, se vio limitada porque lo militar fue reducido a un problema de seguridad partidaria y no se prepar al partido en su conjunto (que muchos ms militantes manejaran el tema militar) para un escenario donde casi no se contaran con fuerzas militares leales del lado del Gobierno. Dicho sea de paso, la capacidad para responder a la agresin golpista, es una de las valoraciones que tiempo despus harn muchos militantes del PCCH de la experiencia Frentista. Acerca de este ltimo punto el PCCH sealara que: Las cosas se presentaron en forma tal que no debamos lanzar al combate las fuerzas de que disponamos. La mortandad habra sido varias veces mayor, habran cado miles de militantes de nuestro Partido en un
107 108

Concha C. Alejandro y Malts C. julio: Historia de Chile,Ed Bibliogrfica Internacional, Stgo.1996, p.444 PCCH: Informe al Pleno, op cit, pp. 32-33.

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combate perdido de antemano, porque, como todos sabemos, no se trataba de luchar contra una faccin alzada109. Se reafirma el reconocimiento de la impotencia material y humana para resistir militarmente un golpe de Estado como el del 11 de septiembre de 1973.

Respecto a los errores de izquierda, en primer trmino se seala lo negativo que fueron para el gobierno popular las acciones de la ultraizquierda y la falta de conduccin de la UP, debido en gran parte al sectarismo de algunas agrupaciones polticas, que contribuy a la falta de unificacin de criterios para llevar adelante el programa de la UP, lo que se tradujo en el inmovilismo y en la perdida de la iniciativa por parte del gobierno popular.

Creemos innecesario entrar en detalles. Todos sabemos que el MIR y otros grupos y tendencias de ultraizquierda, aprovechndose del clima revolucionario y de la generalizada voluntad de cambios, del revolucionarismo pequeo burgus que surge en los movimientos revolucionarios, del espontanesmo y de la presencia de un gobierno que por su naturaleza no poda emplear mtodos represivos contra los trabajadores, promovieron y lograron ocupar pequeas y medianas empresas industriales y predios agrcolas que no pertenecan a los latifundios.

Tambin otros sectores de capas medias fueron tratados incorrectamente, entre ellos algunas categoras de profesionales.110

Siguiendo la lnea crtica de otros documentos hacia la ultraizquierda, se seala lo daino que fue para el normal desarrollo del gobierno, los excesos de la ultraizquierda, en cuanto a vulnerar o sobrepasar el programa original de la UP, que en materia de expropiaciones se propona que estas slo deban afectar a los grandes propietarios. El hecho de despojar a los pequeos propietarios y a la mediana empresa, significaba que potenciales aliados, las capas medias, se pasaran al bando opositor. La propaganda y el verbalismo armado tambin contribuan a lo mismo y a dar justificacin suficiente a los que propiciaban en la oposicin, una salida de fuerza para la crisis institucional. Respecto al sectarismo de algunos sectores de la UP, se seala que las concepciones polticas estrechas o mejor dicho sobreideologizadas carentes de sentido prctico impidieron un virtual acuerdo con la DC, lo que hubiera acrecentado el respaldo social, sino para el gobierno, para una salida pacfica a la crisis del 73 : en una parte de la UP se acentu la tendencia a dirigir los juegos (SIC, debiera decir fuegos) sobre todo contra la democracia cristiana, por el hecho de ser la fuerza ms numerosa de la oposicin. No se comprendi,
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Ibid., p.36 Ibid., p.38

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entonces, adecuadamente, que el frente de lucha principal se desplazaba al aplastamiento de las notorias expresiones fascistas en ascenso que aunque numricamente inferiores, representaban efectivamente al enemigo principal. Con criterios parecidos se dificult permanentemente el dilogo con la Democracia Cristiana.

Estas y otras actitudes semejantes empujaron al campo de la contrarrevolucin a bastos sectores de las capas medias, por otra parte vinculados ideolgicamente con la burguesa111.

Quizs lo que mejor resume la falta de unificacin de criterios en la UP, son las distintas consignas que acuaron los principales partidos de este conglomerado, por un lado el PS llamaba a avanzar sin transar y por otro lado el PCCH deca: avanzar consolidando. Lo que puede ser slo una diferencia semntica, esconda en el fondo las diferentes lecturas que tenan ambos partidos sobre el momento histrico que estaban viviendo: en la Unidad Popular no haba un criterio comn respecto al verdadero carcter de la revolucin, a las etapas de la revolucin. Para algunos se trataba ya de una revolucin socialista. De otro lado en dichos sectores no haba tampoco una concepcin clara acerca de la necesidad, en el momento del paso al socialismo, de buscar el acuerdo con las capas medias, teniendo en cuenta sus propios intereses, mediante una serie de resortes y sistemas puestos en prctica en otras revoluciones, como la creacin de cooperativas, empresas mixtas y el aprovechamiento de las capacidades y conocimientos de los propios capitalistas pequeos y medianos.

Todo esto influy decisamente en el cambio de la correlacin de fuerzas que, insistimos una vez ms, constituy desde el comienzo hasta el fin de los tres aos de gobierno de la Unidad Popular la cuestin central en torno a la cual giraba o deba girar la poltica de la Unidad Popular y gir la poltica de la reaccin112. Aqu el PCCH especfica lo que habamos planteado anteriormente, en el sentido de que la no resolucin sobre el carcter del proceso chileno s se trataba de una transicin gradual al socialismo o se estaba viviendo ya un cambio inmediato hacia el socialismo-, provoc el entorpecimiento no slo de la marcha diaria del gobierno de la UP, sino que tambin de los intentos de lograr una alianza tctica con la Democracia Cristiana, lo que habra sido determinante para inclinar la correlacin de fuerzas a favor de la oposicin.

111 112

Ibid., p.39 Ibid., p.39.

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Es interesante hacer referencia a la precisin que hace el PCCH sobre el concepto de correlacin de fuerzas favorable: Queremos precisar nuestro pensamiento. El concepto de una correlacin de fuerzas favorables no es sinnimo de Mayora. Es claro, la mayora es importante y hay que buscarla siempre, pero ella no basta por s sola y en determinados instantes histricos hasta que puede faltar transitoriamente. Adems, lo que pesa verdaderamente, hablando de mayora, es la mayora activa. El concepto de una correlacin de fuerzas favorable es, entonces ms rico y ms complejo. Comprende tambin la moral de combate, el nivel de organizacin, la capacidad de movilizacin, la homogeneidad de pensamiento de la coalicin, y, obviamente, de una manera relevante, el componente militar113. En este prrafo algunos historiadores han visto una revalorizacin por parte del PCCH de la ortodoxia marxista y un rechazo a la prctica partidaria de buscar alianzas polticas con partidos de la burguesa, ya que se rechazara la importancia de buscar la mayora poltica y se privilegiara el papel que pudiera jugar una minora activa, revalorando en su sentido clsico el concepto de vanguardia del pueblo. Esta investigacin prefiere analizar este prrafo en el contexto de reconocimiento y superacin de errores que hace el PCCH en este Pleno.

A nuestro juicio lo que plantea el partido en este mismo documento y en otros, es que no slo se necesita ganar las elecciones -tener mayora-, sino que tambin se necesita que la base social de apoyo sea activa y cohesionada, para resistir los embates desestabilizadores de la oposicin al Gobierno Popular. No hay aqu un llamado a la negacin del sistema democrtico burgus como instancia vlida de participacin, ni tampoco una rechazo a la accin unitaria de las fuerzas democrticas, ms bien se trata de una readecuacin tctica y del reconocimiento de los errores que el PCCH debe corregir en el plano de la utilizacin de la fuerza como herramienta poltica; herramienta poltica que la oposicin a la UP haba utilizado a su favor, a travs del Ejercito de Chile. Finalmente, en una fijacin de estrategias a futuro, el PCCH reafirma su llamado a la constitucin de un Frente Antifascista unido a una gran movilizacin de masas:

En consecuencia, nuestro llamado a la lucha no es una exhortacin a lanzar a la gente a todo o cualquier tipo de accin, exponindola torpemente a ser vctima de la brutalidad.

Es as, en cambio, un llamado a la lucha en todos los frentes y en todos los lugares por todo aquello que sea susceptible de unir y que permita acumular fuerzas.

113

Ibid., p.40

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Para nosotros, comunistas, lo fundamental es y ser siempre la accin de masas, de miles y miles de chilenos que en torno a cosas pequeas, y cuando es posible grandes, vayan buscando camino y formas de expresin de sus necesidades y sentimientos, de su agrupamiento en torrentes cada vez ms poderosos. Nuestra poltica es, pues, afianzar y desarrollar todo lo que une al pueblo114.

Ms adelante el PCCH ser ms explcito en su llamamiento a la unidad y a la constitucin de un gobierno provisional y democratizador para normalizar al pas. Gobierno del cual no podrn estar ausentes los sectores democrticos o no fascistas de las FFAA:Creemos que un gobierno provisional integrado fundamentalmente por la Unidad Popular, la Democracia Cristiana y los sectores democrticos de las fuerzas armadas debe asegurar la erradicacin del fascismo, garantizar la expresin del pueblo y convocar a una Constituyente que sancione la renovacin democrtica de Chile.

Esta unidad debe hacerse en torno a un programa, elaborado con la participacin de todas las fuerzas antifascistas, de un programa de reconstruccin poltica, econmica, social, moral, cultural de nuestro pas115.

Esta doble tarea: sacar a la dictadura y constituir un gobierno provisional democratizador ser la prioridad para el PCCH durante el rgimen militar y una vez superada la emergencia de la dictadura, dentro de un sistema poltico normalizado, es decir democrtico, el PCCH volvera a su lucha histrica por el Socialismo: Nuestro proyecto, y el proyecto de la Unidad Popular, como ya dijimos, contempla cambios profundos, antiimperialistas y antioligrquicos y, de nuevo, con vistas al socialismo.() No tratamos entonces de engaar a nadie acerca de nuestros propsitos de hoy y de maana. No buscamos el aprovechamiento de otras fuerzas para conseguir objetivos que hoy son slo los nuestros y de nuestros aliados. La unidad que proponemos es para echar abajo la tirana y, en seguida, para crear en conjunto un sistema democrtico, antifascista, que es la garanta comn para todos a quienes convocamos al reencuentro de los chilenos; slo en tales condiciones podr el pueblo resolver libremente sobre su provenir116.

114 115

Ibid., p.61 Ibid., p.72 116 Ibd., p.80

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Es importante hacer hincapi en este establecimiento de prioridades por parte del PCCH, ya que muchos de los que han escrito acerca de este perodo del PCCH117, han visto la estrategia del PCCH de esos aos como un proceso de radicalizacin que incluso planteara el uso de la fuerza para la toma del poder. Esto se debe al nfasis que se le da al tema de lo militar en este Pleno y al llamamiento explcito del uso de la fuerza que hace el PCCH en el ao 80. Pero haber planteado tal tesis por parte de los comunistas, habra sido desconocer la importancia poltica y social de la Democracia Cristiana, y tambin habra significado el enfrentarse directamente con las FFAA. El PCCH estaba conciente de estas limitantes, por eso sigui insistiendo en una poltica de unidad respecto a las otras fuerzas polticas y haciendo un llamado a hipotticos sectores de las FFAA que no estuvieran de acuerdo principalmente con la desnacionalizacin de la economa impulsada por los Chicago Boys y con la represin de la ciudadana.

Respecto al MIR, el PCCH, si bien le hace crticas por representar al sectarismo, no lo excluye de su poltica unitaria: En relacin a nuestra poltica de unidad sin exclusiones, queremos decir una palabra sobre el MIR. Ha habido en el pasado y subsisten hoy diferencias profundas entre l y nuestro Partido. Consideramos ayer y estimamos hoy que es nuestro deber luchar contra las posiciones ultristas, sectarias y estrechas que tanto daaron a la causa popular. Pero tambin tenemos entendido que el MIR, aunque en forma pblica no se ha hecho autocrtica a sacado y sacar las lecciones correspondientes de sus errores. Confiamos, adems, en que la accin comn contribuya siempre a superar diferencias y, por todo esto, coincidimos con los dems Partidos de la Unidad Popular en buscar puntos de entendimiento con tal agrupacin118.

En este Pleno, por lo menos para una parte del PCCH, se hicieron visibles los avances que estaba teniendo el Partido respecto al tema de lo militar como parte de su estrategia, as lo rememora Luis Corvaln L.: Durante el tiempo que permanec en las prisiones de la Junta fascista, mis vnculos con la Direccin del Partido eran comprensiblemente espordicos y limitados a una que otra informacin o consulta. Por eso, slo cuando sal al exilio me impuse del esfuerzo que haban hecho los compaeros del exterior en la preparacin de cuadros militares y cuanto haba avanzado el Partido en este aspecto. En el Pleno de agosto habl uno de esos cuadros, Salvador. Desde el fondo de la sala avanz haca la Presidencia de la Asamblea, se cuadr como militar y, dirigindose a m, habl tambin como militar. Dijo: -Compaero Secretario General, permiso para dirigirle la palabra al Pleno!. Fue ese
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Ver a modo de ejemplo el libro de Andrs Benavente: El Tringulo del Terror: Frente Manuel Rodrguez Ed. Procuradura General de la Repblica, Stgo.1988. 118 PCCH: Informe al Pleno, op cit., p. 82.

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un momento emocionante119. No debe extraar, la coincidencia que significa que en el misma instancia que se reconoce oficialmente que el PCCH tiene un vaco histrico respecto al tema de lo militar, se presente tambin una especie de respuesta inmediata, un cuadro militar del partido; recordemos que ya en el ao 1975 se haba iniciado la

preparacin de cuadros militares en academias militares tanto en Cuba como en Europa Oriental. La decisin de iniciar esta preparacin militar, haba sido tomada a la luz de la temprana comprobacin de la debilidad mostrada por los comunistas en el tema militar - lo que es reafirmado por el Pleno del 77- y por ende, para resistir la asonada militar del 73. Por lo mismo, el lugar que deberan ocupar en la estrategia comunista, estos cuadros militares en formacin, en un principio no estaba bien definido, slo con la elaboracin de la PRPM quedara ms claro el rol que cumpliran.

Como una forma de conclusin, el PCCH parece querer dejar en claro que reafirma su histrica lnea poltica de carcter gradualista, abierta a las alianzas amplias y buscando siempre estrechar el vnculo entre el partido y las masas, eso s, hace la salvedad que esta estrategia puede y debe readecuarse a las circunstancias: La lnea del Partido ha sido y es esencialmente justa. Es claro, la situacin ha cambiado por completo. Pero tal cambio no impone otra lnea, sino una adecuacin de la misma a las nuevas condiciones, el desarrollo de nuestra poltica de siempre, de unidad y lucha de la clase obrera y de las amplias fuerzas democrticas () en la lucha por la aplicacin de la lnea del Partido, a la firmeza en las posiciones de principios, hay que unir la flexibilidad tctica y la consideracin atenta de las situaciones cambiantes que se pueden ir presentando120. Los intentos por superar su insuficiente poltica militar y los anuncios que hace el PCCH en el ao ochenta, vienen a reafirmar la idea de readecuacin de su estrategia poltica a los sucesos concretos que vivir el pas.

A modo de conclusin respecto a este Pleno, podemos plantear que las dos grandes ideas fuerza que emanan de este son: a) el reconocimiento de que falt cohesin de los partidos populares en la Unidad Popular y que se fracas en la estratgica alianza poltica con el centro, por lo tanto, en dictadura ser necesario mantener la unidad en el seno de la UP y ampliar esta unidad a las dems fuerzas democrticas o que estn contra la dictadura; b) Por otro lado, tambin se reconoce la insuficiente poltica militar del PCCH durante su historia y se acua el trmino de vaco histrico, el cual deber ser superado con el intento de incorporar formas de lucha armada a la estrategia del partido y a insistir en el

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Corvalan Luis, op cit., p.249. PCCH: Informe al Pleno op cit. pp. 93-94.

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llamamiento de unin del pueblo con los sectores no fascistas de las FFAA, y a una democratizacin de estas ltimas.

El PCCH y el reinicio de la lucha de masas. En 1978, se reinician los ingresos clandestinos hacia Chile desde el exilio de militantes y dirigentes del PCCH, proceso que haba sido detenido por los fuertes golpes represivos que sufri aquel partido en 1976, Luis Corvaln L., relata as este proceso: a raz de la cada de las Direcciones del Partido, una encabezada por Vctor Daz y otra por Fernando Ortiz, se suspendieron estos retornos por un ao aproximadamente, hasta que un buen da tomamos la decisin de enviar gente al interior, en forma legal o clandestina, legal en el caso de quienes no tuvieran la letra L en su pasaporte, es decir que no figuraran en el listado de los que no podan retornar, y clandestina en el caso de aqullos que tenan expresa prohibicin de vivir en su Patria. En ese entonces, todos los miembros de la Comisin Poltica se hallaban detenidos, desaparecidos o se encontraban en el exilio y la Direccin del Partido estaba a cargo del compaero Nicasio Faras () De los miembros del Comit Central, el primero en volver fue Oscar Riquelme, que en el perodo legal era conocido como Alfredo y en la clandestinidad como el viejo Pablo o Heriberto ()Tiene el mrito de haber sido el primer encargado del trabajo militar del Partido cuando los esfuerzos que se desplegaban en este sentido chocaban contra el desinters y la falta de conviccin y de experiencia121.

Interesante es esta cita, no slo por la breve descripcin que se hace del retorno clandestino, sino porque tambin se seala al primer encargado de trabajo militar en el PCCH, Oscar Riquelme. Hay que clarificar, que el trabajo militar que pudo haber desarrollado esta incipiente estructura militar, estaba ms relacionado con el activismo o propaganda callejera y con las pequeas acciones de sabotaje, ms que con la utilizacin de medios armados como sucedera en aos posteriores. Y este trabajo se desarrollaba a la par con las incipientes jornadas de movilizacin social que empezaban en aqul ao, como por ejemplo el Da de la Mujer el 8 de marzo, el 1 de Mayo, y el inicio de la tercera huelga de los familiares de detenidos desaparecidos. Lo otro que es importante destacar de lo expresado por Luis Corvaln, es lo referente al desinters y a la oposicin que generaba en sectores del Partido la incorporacin de formas ms radicales de lucha a la poltica del PCCH, lo que viene confirmar lo sealado por otras fuentes en atencin de lo mismo: de que la decisin por parte de aqul partido de llegar a hacer incluso uso de la violencia armada, no fue unnimemente aceptada, algunos militantes y dirigentes tuvieron una actitud crtica frente aquella readecuacin tctica, viendo

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Corvalan Luis, op cit., pp.215-216.

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incluso con recelo la aplicacin de la PRPM durante los ochenta. Y la aceptacin o no del trabajo militar del partido, es uno de los elementos que contribuyen a la crisis que experimentar el PCCH a fines de los ochenta, y que entre otros efectos, produce el quiebre entre parte del FPMR y el PCCH. Ms adelante se volver sobre este asunto.

1978 fue un ao de rechazo al rgimen militar, tanto en el plano interno como externo. En el plano externo, a la nueva condena por parte de la ONU contra el rgimen militar chileno emitida en diciembre del 77, se sumaba a fines del 78, la amenaza de un boicot sindical internacional, promovido por la central sindical norteamericana AFL-CIO122, por la represin hacia los sindicatos chilenos.

En el plano interno la oposicin al rgimen empieza manifestarse en la calle en las jornadas antes enunciadas, y en estas protestas, el PCCH que haba logrado sobrevivir a la represin, empezaba nuevamente a hacerse visible, llegando incluso a dar entrevistas, obviamente algunas de ellas en la clandestinidad a medios gobiernistas como la revista Ercilla y El Mercurio123.

El PCCH organiz en el teatro Caupolicn un acto por el Da Internacional de la Mujer, que no pudo ser impedido por el rgimen. Otra jornada de protesta con importante participacin de los comunistas fue el 1 de Mayo de aqul ao. Veamos un pequeo relato de lo

ocurrido en ese da, extrado de su publicacin nacional clandestina Unidad Antifascista: Alrededor de las 10 de la maana se produce la primera represin violenta a cargo de las fuerzas especiales de carabineros, que golpean y detienen a trabajadores, jvenes y mujeres, disolviendo la manifestacin. Al cabo de una hora, los manifestantes se reagrupan nuevamente en la plaza Pedro Aguirre Cerda y Almagro lanzando consignas unitarias y contrarias al tiranoEn ese minuto irrumpen cuatro micros de las fuerzas represivas, golpeando a discrecin y deteniendo a cientos de personas, entre las que caen figuras como los dirigentes Ernesto Vogel (DC.), de los ferroviarios; Eduardo Ros (DC.), de los martimos; Seplveda de los metalrgicos; el viejo luchador y primer presidente de la CUT, ochenta aos de edad, Clotario Blest, que al oponer cierta resistencia es golpeado brutalmente en los riones. Tambin detienen al ex dirigente estudiantil Guillermo Yunque y al textil Manuel Bustos (ambos DC) (en el medioda) en la Iglesia de San Franciscoall habla Eduardo Ros, que momentos antes fue dejado en libertad, luego de ser detenido en plaza Almagro. Denuncia Ros la represin de que son objeto incluso algunos dirigentes sindicales
Ver Cavallo Ascanio et al, op cit., Cap. 23 y 26 El Mercurio entrevist en junio de 1978 al dirigente comunista Alamiro Guzmn dirigente de la Confederacin Minera, tambin en el mismo mes la revista Ercilla pblica El PC habla desde la clandestinidad, una entrevista a los dirigentes del PC clandestinos Nicasio Farias, y Cifr Cid.
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extranjeros invitados al actoLuego interviene el padre Rafael Maroto, pidiendo que se mantenga la calma, instando a abandonar el templo para que siga la misa. Entonces, todos juntos, con las manos tomadas abandonaron el templo entonando el Himno a la Alegra. A dos cuadras del lugar nuevamente la represin. Grandes grupos se trasladan a la Plaza de Armas y continan lanzando consignas. Suman los detenidos que llegaron a un millar hasta las cuatro de la tarde en que terminaron las manifestaciones124 .

Este relato nos transporta al incipiente ambiente de movilizacin contraria al rgimen militar, que se empezaba a gestar en el pas a fines de los 70, si bien estas movilizaciones no alcanzaran la magnitud de las jornadas de protesta nacionales que estallaran en 1983, eran una demostracin de que se estaba intentando superar el inmovilismo y el temor engendrados por la violencia de la represin. Tambin se observa concretamente, el cambio hacia una actitud ms combativa por parte del PDC respecto al rgimen, representada por la activa participacin en esta jornada de sus dirigentes sindicales. Esto ltimo no haca ms que alimentar an ms las esperanzas del PCCH de concretar formalmente la unidad antifascista que pese al rechazo oficial de la DC, se vena dando de hecho. Es en este contexto donde se debe mencionar una carta enviada por el PCCH al Presidente del PDC, fechada el 12 de mayo, con la intencin de enviar condolencias al PDC por el asesinato de Aldo Moro. En esta carta el PCCH condena al terrorismo, haciendo un paralelo entre el asesinato de Moro y la violencia desatada por el rgimen militar chileno: El partido Comunista desea hacer llegar a usted y a la Democracia Cristiana Chilena sus condolencias ante el asesinato del Sr. Aldo Moro () El terrorismo como arma poltica solo tiene racionalidad para quienes hurfanos de un real apoyo de masas, tratan de imponerse sobre los pueblos a cualquier costo. En este sentido se asimila la accin, la violencia de

ultraderecha y el terrorismo de Estado, base de los regmenes fascistas. Y si se hila ms fino, estos prrafos tambin pueden interpretarse como un nuevo recado para el MIR. Despus el PCCH aprovecha de hacer nuevamente un llamado a la unidad a la DC:

El secuestro y asesinato de Aldo Moro es otro signo de alerta y urgencia frente a la responsabilidad que tenemos de eliminar de nuestra patria la barbarie poltica. Esta dolorosa experiencia nos ensea a todos, que corresponde al pueblo -con la contribucin (de todos)cerrar el paso al terrorismo, abriendo una salida democrtica que responda a los intereses mayoritarios, que son los autnticos intereses nacionales125.

Citado en lvarez Rolando: Desde las Sombras, op cit., pp.263-264. PCCH: Carta al Presidente del Partido Demcrata Cristiano, Santiago 12 de mayo 1978, del Partido Comunista de Chile, en Fondo Documental Eugenio Ruiz Tagle, FLACSO-CHILE.
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En el movimiento sindical la participacin conjunta de dirigentes comunistas y democratacristianos y el trabajo en las poblaciones a travs de la labor social de la iglesia (por ejemplo las ollas comunes, la actividad cultural en las parroquias, etc.), hizo que cristianos y marxistas se encontraran trabajando juntos en la oposicin al rgimen. Hay que destacar que si bien muchas instancias de participacin no eran obra del PCCH, como por ejemplo, las impulsadas por la iglesia, este partido encontraba en ellas un espacio para vincularse al trabajo de masas. Otro ejemplo la constituye la Coordinadora Nacional Sindical (CNS) creada en junio de 1978, con la participacin de dirigentes con filiacin comunista como el de la Confederacin Minera, Alamiro Guzmn y otros dirigentes demcratas cristianos como Hernn Mery y el dirigente textil Manuel Bustos.

El 14 de junio fue publicada una entrevista hecha por la revista Ercilla, al PCCH en la clandestinidad a dos de sus dirigentes Nicasio Faras (Hctor), y Cifr Cid (Mariana), entre otros aspectos tratados en la entrevista, es destacable el discurso unitario y por la lucha de masas que despliegan estos dirigentes, que representan la voz del Partido en Chile: a pesar de los duros golpes recibidos, el Partido mantiene su organizacin en todo el pas y se fortalece da a da desarrollando una tenaz y unitaria lucha contra el gobierno militar () Creemos que los trabajadores y el pueblo a dado mltiples ejemplos de cmo luchar por sus derechos. Cabe mencionar el paro de los trabajadores del cobre, de la construccin en diversos puntos del pas; de estudiantes en algunos liceos, de trabajadores de la salud, de industrias como Burger; la constitucin de comits de defensa de las empresas nacionales en la que participan empresarios y obreros, la huelga de hambre de los familiares de los desaparecidos; las salidas a la calle en pro de los derechos humanos y por la democracia en los das previos a la consulta del 4 de enero; la presentacin de centenares de petitorios salariales; la accin solidaria de la Iglesia; la lucha de padres y estudiantes contra el pago de matrculas; la accin de los chilenos exiliados 126.

Otra demostracin de desafo al rgimen militar fue la celebracin del da del minero, el 12 de agosto de aquel ao, obviamente el gobierno haba prohibido cualquier acto, igual la Confederacin Minera encabezada por Alamiro Guzmn se concentro en el cine Mnaco para celebrar aquella fecha. El PCCH volvera a hacerse presente, en otra movilizacin de carcter sindical, que estall no por demandas polticas sino que por causas econmicas, la cual fue iniciada en agosto, en Chuquicamata. En el ltimo da de julio, sintiendo agotadas las vas legales y directas de presin salarial, los trabajadores de Chuquicamata haban decidido iniciar un movimiento de protesta que consistira en no asistir a los comedores de la

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Citado en lvarez Rolando: Desde las sombras op cit., pp. 274-275

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empresa. Al principio, la situacin fue vista con cierto desdn por los ejecutivos de Codelco. No pareca que semejante reclamo, expresado con la prescindencia de un servicio, pudiera llegar muy lejos () .El 7 de ese mes, el ministro del Trabajo, Vasco Costa, se reuni con los dirigentes sindicales de Chuquicamata y les prometi una rpida respuesta del gobierno. Tambin les pidi informar a las bases. Los dirigentes cumplieron con el encargo al da siguiente. Cuatro mil trabajadores se reunieron para escuchar la cuenta () El 9 de agosto, los dirigentes que participaron en al asamblea fueron citados por el vicepresidente ejecutivo de Codelco, el general (R) Orlando Urbina. En realidad, no se trataba de un dilogo, sino de una advertencia: si el movimiento continuaba, habra sanciones muy severas.

Pero la protesta continu. As que al da siguiente, la empresa despidi a seis trabajadores por injurias al gobierno. Aquella noche, la radio Loa llam a las mujeres de los trabajadores a persuadir a sus maridos para abandonar el movimiento. Pero aquello no hizo ms que empeorar el clima: aquella noche hubo en Chuquicamata un generalizado caceroleo, el primero que se oa desde los tiempos de la Unidad Popular. El gesto sembr la alarma en el gobierno. Despus de unos das de espera, el gobierno decidi aplicar la mano dura. Decret el estado de sitio en la provincia y detuvo y releg a Chonchi a diez dirigentes de los sindicatos. El ministro Fernndez127us una cadena nacional de radio y TV para explicar la medida. Afirm que el Partido Comunista estaba detrs del movimiento de los mineros y dijo que los detenidos pertenecen o estn vinculados al PC.

La acusacin sembr el desconcierto en las propias filas del gobierno. Los arrestados eran empleados y supervisores, un rea donde la izquierda jams haba tenido influencia. Uno de ellos tena nivel ejecutivo: era jefe de relaciones laborales; otro, con rango de supervisor, era hijo de un general de Carabineros retirado que tambin perteneca a la plana mayor de Codelco.

Como un boomerang, la violenta medida tranquiliz la protesta pblica, pero abri el debate dentro del rgimen. El subsecretario de Minera, general Rubn Schindler, declar sin ambages que el reclamo de los mineros le pareca lgico. El vicepresidente de comercializacin de Codelco, coronel Gastn Frez, opin en Santiago que la negociacin haba sido mal conducida128.

Podemos resaltar de esta extensa cita varias cosas, aparte de constatar el comportamiento totalitario del rgimen para tratar una demanda laboral, que en tiempos democrticos
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Sergio Fernndez Ministro del Interior de aquella poca, actual senador UDI Cavalo Ascanio et al, op cit., p.187

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normales no generara tanta convulsin, se puede apreciar tambin, una prctica que se aplic durante todo el rgimen militar, e incluso ahora, en el sentido de que para desperfilar cualquier movilizacin o demanda legtima, se recurre al fantasma del complot comunista como causa de todo desorden. Como queda claro en este relato de los hechos, de que tanto el origen de la movilizacin y su movimiento anexo de protesta, as como muchos de los que sufrieron la represin de esta, nada tenan que ver con el partido Comunista. Pero esto no significa que el PCCH haya estado completamente ausente, sobretodo tratndose en este caso de un frente de lucha histricamente esencial para los comunistas como lo es el sindical. Aunque ciertamente, por las razones ya esgrimidas, se magnific la influencia del PCCH en este conflicto, las palabras de Fernndez confirman el resurgir de los comunistas despus de los duros aos 75 y 76. As durante este conflicto en particular, aparecieron panfletos firmados por el Comit Regional Antofagasta del PCCH instando a la lucha, estos panfletos decan que el conflicto de Chuquicamata era una nueva lucha del pueblo chileno contra la dictadura hambreadota, terrorista y fascista129.

Este tipo de movilizaciones, el xito que supuso para el PCCH el reingreso de dirigentes desde el exterior, desde ese ao, asumi la Direccin del Interior (EDI) Gladys Marn, en reemplazo del equipo encabezado por Nicasio Farias. Las dificultades por las que atravesaba el rgimen militar, en el plano externo e interno: la condena de la ONU, los coletazos del caso Letelier, el malestar sindical, la expulsin de Leigh de la Junta y el virtual descabezamiento de la FACH, etc. Todos estos factores hicieron mirar al PCCH con cierto optimismo el futuro y augurar una pronta cada del rgimen, por ejemplo Luis Corvaln en un discurso del 15 de agosto emitido por Radio Mosc, deca: el rgimen fascista vive una profunda crisisreflejo del profundo repudio nacional y mundial por los asesinatos, torturas, desaparecimientos, por los efectos de la poltica econmica. Son consecuencias de la lucha creciente de nuestro pueblo y del aislamiento internacional en que se debate el fascismo () existe la sensacin de que su cada no slo es inevitable sino prxima. Hay fundamentos para pensar en ellocomo la investigacin del asesinato de Orlando Leteliersomos optimistas. Sin embrago, nuestro optimismo no se fundamenta en ilusiones o en verdades a medias. Se fundamenta ante todo en la capacidad de lucha de nuestra clase obrera y de nuestro pueblo, en la accin y la unidad de las fuerzas democrticas del pas130. Visto en retrospectiva, este planteamiento era demasiado optimista, porque si bien el rgimen militar pasaba por difciles momentos, nada fue suficiente para que su itinerario de consolidacin o institucionalizacin se cumpliera, esto debido al monopolio que detentaba sobre la fuerza coercitiva y tambin porque si bien las demostraciones pblicas
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Citado en lvarez Rolando, op cit., p. 279. Ibid.,pp.282-283

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de descontento que ocurrieron en este ao, mostraban que se estaba superando el terror represivo, su alcance an no era nacional, y no lograban la paralizacin productiva del pas, as que estas distaban mucho de ser un factor realmente desestabilizador.

Junto con el optimismo, el PCCH en los meses finales de aqul ao reafirmaba el carcter unitario y de masas de su poltica, as lo constata en declaraciones publicadas en su Boletn del Exterior de noviembre y diciembre: Lo ocurrido en estos das (salida de Leigh) muestra claramente que le trmino de la dictadura slo sobrevendr como producto de las luchas del pueblo, de la actividad combativa de las masas, de su herosmo, de la labor paciente y cotidiana de cada persona que es lo que permitir la incorporacin al combate de millones de chilenos. La historia no conoce la derrota de ninguna tirana sin la accin decidida de las masas

() Queremos ratificar nuestra conviccin de que la poltica de unidad no tiene alternativa vlida. No hay otro camino que sea realmente positivo para el pueblo.131

El Paso Tctico y Nuestro Proyecto Democrtico. En 1979, el PCCH reafirma el continuismo de su lnea antifascista, llevndola a la prctica de una manera extrema para unos y para otros, pragmtica, con una propuesta donde queda claro que lo principal para el PCCH, era el trmino de la dictadura, renunciando incluso a cuotas de poder. Luis Corvaln L. relata as lo que los miembros del Partido que estaban en Chile, propusieron hacia el exterior: A comienzos del 79, los compaeros del Equipo de Direccin Interior (EDI), nos hicieron ver la conveniencia de: dar los pasos tcticos necesarios para contribuir al objetivo central, a la derrota de la dictadura. Es obligacin -nos decan en una extensa carta- que el Partido se adelante, como ya lo ha hecho, sealando su disposicin a gobernar junto a las dems fuerzas opositoras y les proponga un programa de transformaciones democrticas. Pero si lo que obtenemos es slo un compromiso democrtico suscrito por quienes estn o no estn en el gobierno, ser un paso revolucionario. Ponernos ante diversas alternativas, incluso la no participacin en el gobierno de transicin, no significa, en modo alguno, abandonar nuestro objetivo estratgico. Al revs, ello puede significar despejar el camino para avanzar hacia l132.

Esta propuesta fue la que el PCCH bautiz como el paso tctico, y que fue aprobada por el segundo Pleno del CC que realizaba aqul partido en dictadura, este ocurri en abril de
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Ibid. pp.283-284, subrayado aparece en la publicacin original. Corvalan Luis, op cit., pp.256-257

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aqul ao 79 en Mosc. Los comunistas plantean el paso tctico porque era evidente de que uno de los mayores escollos para lograr la unin de todas las fuerzas democrticas, era el lugar o el papel que cada agrupacin poltica desempeara en un futuro gobierno postdictatorial, o para decirlo ms derechamente, era una disputa por la hegemona de un hipottico gobierno post-dictatorial. Otro obstculo para que la poltica de unidad del PCCH fuera efectiva, era la propia disgregacin que a esa altura haba sufrido la UP, marcada por la divisin de su principal aliado, el Partido Socialista.

En abril de 1979 se hizo oficial el quiebre de la colectividad socialista, al parecer provocado por las divergencias respecto a las causas del golpe de 1973, el papel del Estado en la economa y en la estrategia a seguir para derrocar a la dictadura, desde ese momento, hasta la recuperacin de la democracia, el PS se dividir en dos corrientes, una encabezada por Carlos Altamirano (los despus llamados renovados) y la otra por Clodomiro Almeyda. Los renovados parecieron renunciar al marxismo leninismo adoptando tesis ms centristas, lo que tiempo despus en los ochenta los acercara a una alianza con la DC y parte de la centroderecha (alianza llamada AD). En cambio el PS-Almeyda mantuvo su adhesin al marxismo leninismo, y privilegi por tanto mantener la histrica alianza comunista-socialista. Eso si, posteriormente y con motivo del plebiscito de 1988, el PS Almeyda dejara su alianza con el PCCH, debido a que frente a la consolidacin de la salida institucional, el PS-Almeyda ya no va a apoyar la tesis insurreccional que segua sosteniendo en cierta medida el PCCH. En 1989 el PS-Almeyda se unira con el PSrenovado reunificando otra vez aqul partido.

El PCCH siempre haba sostenido que la unidad de la UP era fundamental para su poltica de alianzas y de sumar fuerzas para la clase obrera. Frente a estos obstculos el PCCH lanza esta propuesta, que en definitiva es una renuncia a centrar el debate opositor, en el tema de cual es el grado de participacin de cada partido en un escenario post-dictatorial, haciendo nfasis en que lo principal es derrocar a la dictadura, anulando as la desconfianza que inspiraba en otros sectores democrticos (por ejemplo en la DC), una supuesta alianza con el PCCH. En segundo trmino, es tambin un mensaje de que la unidad democrtica debe estar por encima de cualquier divisin.

Lo dicho anteriormente queda plasmado en el informe a ese Pleno, de la siguiente manera () hemos logrado importantes avances hacia un acuerdo de la Unidad Popular con la Democracia Cristiana, aunque se nota que la composicin del futuro gobierno es un de los escollos para formalizar tal acuerdo con esa y otras fuerzas. En las conversaciones realizadas en el interior con el Partido Demcrata Cristiano, su delegacin ha hablado de un

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posible gobierno muy breve de transicin y ha dicho a nuestro partido que no tiene claro se deben o no participar ellos en tal gobierno, a la vez que objetan la posible participacin comunista. (adems de) las diferencias surgidas en el seno del Partido radical, en las actitudes de Aniceto Rodrguez, en las de Carlos Altamirano y Ral Ampuero y en ciertos fermentos en otros de los partidos, tambin est presente este problema( es por esto que el Informe del Pleno propona) dar un paso tctico que reduzca el campo de accin del enemigo y tienda a aprovechar las contradicciones que hay en su senoPuede haber un gobierno en que no est el Partido comunista, o incluso un gobierno en que no est la Unidad Popular, o hasta un gobierno en que tampoco est el Partido Demcrata Cristiano; pero en algn gobierno de este tipo puede ser una frmula de transicin, cuya mayor o menor duracin depender de lo que suceda despus133.

Tambin en el informe a este Pleno, el PCCH hace referencia a su poltica militar, reconociendo los avances en cuanto al desarrollo de la fuerza propia, lo que es muy

valioso (a la vez que era) muy dbil el trabajo orgnico metdico que realizamos hacia las Fuerzas Armadas. Hacemos llegar a sus miembros determinada propaganda desde el exterior y alguna desde el interior, hay ciertas iniciativas en el pas y un grado de vinculacin con militares en el exilio. Todo esto es muy poco134 . Estos dos aspectos, la Fuerza Propia y el Trabajo poltico ideolgico hacia las FFAA sern una constante de la poltica militar del PCCH durante los ochenta, pero que lentamente se viene desarrollando en estos aos. Hay que destacar, que muchos de los cuadros militares que el PCCH haba comenzado a preparar en el ao 75, en mayo del 79 empiezan a combatir en las fuerzas Sandinistas contra la dictadura de Anastasio Somoza, que precisamente caer ese ao. Y estos cuadros militares despus de la experiencia en Nicaragua formaran parte de la Fuerza Propia, el FPMR. Por esto es que el PCCH hablaba de los avances en cuanto a la Fuerza Propia, porque sus cuadros ya estaban completando su formacin militar y ms tarde en Nicaragua probaran su capacidad operativa. Pero tambin se hace hincapi en que el trabajo poltico-ideolgico hacia las FFAA, no ha rendido los frutos esperados. Penetrar y ms an, influir en unas FFAA cohesionadas135 y que se auto perciban como las salvadoras y restauradoras del pas, comprometidas con un proyecto fundacional, era en s una tarea en extremo difcil, sobretodo para un partido perseguido y en la clandestinidad como el

PCCH: Informe al Pleno del Comit Central del Partido Comunista de Chile-1979, citado en lvarez Rolando, op cit., pp.298-299. 134 Ibid., p.301. 135 En aras de la cohesin o la inquebrantable unidad de las FFAA, varias disputas al interior del rgimen no fueron llevadas al extremo, de producir un virtual enfrentamiento entre las distintas ramas castrenses, a modo de ejemplo ver en La Historia Oculta del Rgimen Militar el captulo 22 La Cada de Leigh.

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PCCH. Un trabajo exitoso en ese sentido requera metodicidad y sobretodo paciencia. No se podan esperar resultados inmediatos.

Ms adelante, en julio de aqul ao, el PCCH va a precisar an ms su postura del paso tctico, en un documento denominado Nuestro Proyecto Democrtico, en el cul plantea que: En reemplazo de la dictadura fascista hoy no est planteada la constitucin de un Estado socialista, ni tampoco un rgimen tpicamente burgus. () Teniendo en cuenta toda la situacin, no se podr retornar a lo mismo de ayer. Sin mengua de la grandeza del perodo de la Unidad Popular, no se trata de volver a ese tiempo, como tampoco al que le antecedi. El futuro rgimen poltico deber retomar las mejores tradiciones democrticas de Chile, pero tambin incorporar valores y edificarse con materiales ms slidos136. El PCCH reafirma, que lo ms importante es el trmino de la dictadura y tambin confirma su aspiracin de construir una Nueva Democracia algo que ya haba planteado en el programa poltico del Pleno de 1977, y esta Nueva Democracia debera incorporar valores nuevos, como lo son, el respeto de los DDHH como una poltica de Estado.

El documento prosigue planteando que: Los comunistas estamos por llevar las cosas tan lejos como sea posible, siempre en estrecho acuerdo con nuestros aliados de la Unidad Popular y en franco y claro entendimiento con las dems fuerzas democrticas, en primer trmino la Democracia Cristiana () no queremos una nacin dividida en tres porcionesizquierda, centro y derecha-, ni en dos mitades (sino que) unida en torno a los valores de una democracia poltica y social, que enfrente como un solo todo a los enemigos internos y externos de su independencia y su progreso. Nosotros propiciamos abiertamente el entendimiento entre la Unidad Popular y la Democracia Cristianaentendimiento que incluya la constitucin de un gobierno amplio, intrprete real de la mayora ciudadana () Si la correlacin de fuerzas no nos fuera favorable, si al momento del derrumbe de la dictadura surgiera un gobierno distinto al que propiciamos, creemos incluso que la Unidad popular, manteniendo su cohesin y su independencia, podra prestar alguna cooperacin si dicho gobierno se comprometiera con un programa mnimo a favor del pueblo y del pas, sin perjuicio de seguir luchando por la formacin de un gobierno ms amplio, con su plena inclusin137.

Estos planteamientos son de una flexibilidad poltica mxima, ya que el PCCH incluso compromete su cooperacin con un futuro gobierno democrtico, renunciando a participar en l, eso s, dando a entender que bajo este hipottico gobierno seguiran luchando por
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PCCH: Nuestro Proyecto Democrtico, citado en Corvalan Luis, op cit., p.257. Ibid., pp. 257-258

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alcanzar algn grado de representacin. Es claro que para el PCCH cualquier otro gobierno que asegurara un mnimo de espacio para las libertades polticas y que detuviera la aplicacin de las medidas econmicas de corte neoliberal, era mejor que la dictadura que gobernaba Chile, esto era lo prioritario, terminar con la dictadura, y por esto se deban realizar los mximos esfuerzos, aunque estos parecieran concesiones polticas excesivas.

En definitiva, como ya hemos sealado, no se concret la tan buscada Unidad Antifascista, los argumentos del paso tctico, tampoco fueron suficientes para convencer a la DC, esta rechaz oficialmente cualquier tipo de alianza con el PCCH. Para explicar este rechazo, dejando de lado las razones ideolgicas e histricas, hay que tener en cuenta de que si bien todos los partidos polticos opositores al rgimen, estn viviendo bajo la dictadura una situacin de emergencia (proscripcin y represin), estos no han renunciado a sus aspiraciones propias de un partido poltico en un rgimen democrtico normal, es decir, siguen actuando bajo la lgica de quin logra hegemonizar el proceso histrico o quin tiene la mayor representatividad, esto ltimo claramente poda entorpecer cualquier propuesta de unidad viniera de quin viniera.

En la izquierda, esta disputa por la hegemona y la falta de acuerdos sobre una estrategia en comn a veces se haca evidente, as se desprende de lo relatado por Luis Corvaln en sus memorias, donde hace referencia a una reunin entre socialistas y comunistas llevada a cabo los das 13 y 14 de febrero de 1980 en Mosc: participaron Clodomiro Almeyda, Rolando Caldern, Vctor y Elas por los socialistas y, de nuestro lado, Orlando Millas, Jorge Insunza, Gladys Marn y yo. Vctor y Elas venan del interior (desde Chile) del pas, con el expreso encargo de cumplir, entre otras misiones, la de reunirse con nosotros para exponernos francamente, sin intermediarios, la posicin del Partido Socialista que luchaba en las primeras lneas de fuego contra la dictadura de Pinochet. Tambin Gladys proceda del interior138 despus de esta presentacin Luis Corvaln rememora los argumentos de uno de los hombres del PS que provena del interior, Elias,139 el cual hace una lectura de la situacin poltica del pas de 1979: Hay -afirm- elementos de la coyuntura que son ledos en forma diferente tanto por la DC como por el PS y el PC. La DC -explic- habla de crisis parcial del rgimen en el que se potencian elementos negociadores, lo cual incide en el quehacer tctico de ese partido. Este busca reconocimiento de la hegemona y que socialistas y comunistas renunciemos a la violencia y a nuestros objetivos estratgicos. Por su lado, el Partido Comunista-nos dijo- sobrevalora los elementos de la coyuntura, optimiza
Corvalan Luis, op cit., p.267 Elas no fue identificado por Luis Corvalan L, el otro miembro del PS Victor era Germn Correa, quin despus fue ministro de Transporte y Telecomunicaciones, bajo el Gobierno de Patricio Aylwin y ministro del Interior en el gobierno de Frei Ruiz Tagle.
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el auge del movimiento de masas, cree que hay crisis militar y percibe la cada del rgimen. Sin embrago-agreg- el PC piensa que no es el movimiento popular el que tiene las mayores posibilidades de conducir las cosas, por lo cual busca un conjunto de acuerdos con la DC. En funcin de ello crea una multiplicidad de estructuras y superestructuras y, de alguna manera, sin explicitar, renuncia a objetivos estratgicos, declara que est dispuesto a marginarse del Gobierno que suceda a la dictadura. Esto -afirma- es un elemento de confusin.

En seguida -prosigue Corvaln- Elas explica la lectura del PS. Sostiene que no hay condiciones que prefiguren que el rgimen se acerca a su derrumbe y que es un craso error de la DC andar en busca de una negociacin con el rgimen y es error del PC buscar acuerdos con la DC. Cree que es imprescindible discutir a fondo, pues es imposible la convivencia de tres tcticas. Ustedes -dice- van a sostener que la discusin poltica no tiene prioridad, sino la lucha concreta y los acuerdos. Esto va a determinar que desarrollemos una poltica de bloqueo, que consistir en frenar, en obstaculizar tales tcticas y slo a facilitar lo que no est ligado a vuestros proyectos. No nos vamos a negar a actividades concretas, a proyectos neutros, pero s a los que favorezcan los proyectos del PC y de la DC. Habr dilogo de sordos por largo tiempo.140

Este acertado anlisis, donde se crtica el temprano optimismo comunista sobre el pronto fin de la dictadura y tambin los postulados del paso tctico y que termina con unas frases poco amistosas, produjo mucha preocupacin en los representantes del PCCH, primero, porque pensaron que sus planteamientos estaban siendo mal interpretados, en el sentido de que para parte del PS, el PCCH estaba privilegiando los acuerdos entre las cpulas partidistas y dejando de lado al movimiento popular como eje conductor de la lucha antidictatorial, y en segundo trmino, se hacan evidentes las diferencias en el mismo seno de lo que quedaba de la UP, que amenazaban su cohesin, algo que era fundamental para el PCCH en el cumplimiento de la unidad antifascista, esto queda claro en la intervencin que hizo Corvaln en el mismo encuentro: debemos -sostuve- evitar su divisin. Si la UP se divide -termin diciendo- ello ser un gran golpe para el pueblo de Chile, retrasar todo el proceso y favorecer, por ltimo, salidas de tipo burgus 141. La molestia que provocaron los planteamientos socialistas, Corvaln los expone en forma anecdtica: los planteamientos que hicieron los compaeros socialistas que procedan del interior del pas nos dejaron con la bala pasada. Dos o tres semanas despus tuve que ir a Berln a una reunin con mis compaeros de Partido. Naturalmente, me contact con Clodomiro Almeyda
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Corvalan Luis, op cit., pp. 268-269 Ibid., p.269

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que resida all. Le busqu conversa sobre la reunin que habamos tenido en Mosc y le expres que nos haban dejado perplejos las opiniones que traan sus compaeros del interior. Se limito a decirme: -T tienes que entender. Son dirigentes muy bisoos-142 .

Respecto a la Democracia Cristiana, no hay que olvidar, que en ese momento una de las figuras polticas ms importantes y que tena ms chances de ensombrecer el desarrollo del rgimen militar, era el ex presidente Eduardo Frei Montalva, perteneciente a ese partido. Debido a su condicin de ex mandatario, a que en un principio haba mantenido un tcito apoyo al golpe militar lo que pudo haberle granjeado no slo el apoyo de su partido sino que tambin de otros sectores de centroderecha, que vean un regreso al orden en la accin militar, pero que no necesariamente apoyasen la prolongacin de un gobierno militar; sus viajes al extranjero y su llegada a personalidades polticas internacionales importantes (sobretodo en Europa), hacan de Frei, un lder de la oposicin que poda concitar grandes adhesiones tanto en el interior como en el exterior del pas, de ah su peligrosidad para el rgimen militar. Incluso Fidel Castro al momento de hacer el ofrecimiento al PCCH para formar cuadros militares a mediados de 1974, le habra sealado a los dirigentes del PCCH Volodia Teitelboim y Rodrigo Rojas, que: El gran error del gobierno de Allende fue no contar con una fuerza militar que lo defendiera () ahora no veo ninguna posibilidad a la va armada en Chile, dado el profesionalismo y nivel de sus fuerzas armadas. No veo otra salida a la dictadura militar chilena que la formacin de un gran frente encabezado por Eduardo Frei Montalva143 Al parecer, inclusive el icono americano de la insurreccin violenta, Fidel Castro, reconoca el importante rol que debera jugar Eduardo Frei, en la lucha por recuperar la democracia como personaje central de una amplia coalicin poltica.

Ms tarde este liderazgo quedara demostrado para el plebiscito de 1980, que tena por objeto validar la Constitucin redactada por el rgimen. Frei sera el lder visible de la oposicin a dicho plebiscito, siendo el orador principal en el nico acto de la oposicin al rgimen que fue autorizado, el Caupolicanazo, que provoc gran impacto, por ser una de las pocas instancias de expresin de la ciudadana, tanto as, que la dictadura prohibi cualquier otro acto pblico de oposicin donde participara el ex presidente. Por este gran protagonismo que haba alcanzado Frei como lder de la oposicin - lo que afectaba los intereses del rgimen-, este habra sido asesinado por los organismos de seguridad del

Ibid., p.270. Ver Ortega Javier: La Historia Indita de Nuestros Aos Verde Olivo, serie de reportajes de La Tercera 22/4/ 2001, Cap.I en www.docs.latercera.cl/especiales/2001/verdeolivo/. Consultada en los meses de mayo y junio de 2002. Respecto a esta serie cabe sealar que principalmente se trabaj con la versin disponible en Internet. La excepcin la constituye el captulo II, el cual est en nuestras manos en su versin impresa, y ser citado de la manera tradicional.
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gobierno militar, tiempo despus, a fines de 1981, aprovechando que Frei se encontraba internado en la Clnica Santa Mara, por una operacin menor144. Por el factor Frei, y la participacin de destacados dirigentes DC en el mbito sindical (como por ejemplo Tucapel Jimnez y Manuel Bustos), es plausible que la Democracia Cristiana, privilegiara un camino propio, en su lucha contra el rgimen militar, no juzgando necesario establecer una alianza formal con la izquierda, y especialmente con el PCCH, y por ende de ah su rechazo a la propuesta comunista del Frente Antifascista. Entonces, al finalizar la dcada del 70, nos encontramos con un PCCH, que ha logrado sobrevivir a la represin y que mostraba nuevamente presencia pblica, por otro lado la ciudadana comenzaba a manifestarse: en el ao 79, tambin el 8 de marzo y el 1 de mayo fueron jornadas de protesta. Pero tambin, este ao el PCCH se encontraba con el rechazo de la DC a la constitucin del Frente Antifascista y adems tena problemas de unidad en su propia coalicin poltica, la UP, marcada por la fractura en el PS. Pero lo ms importante, se encontraba frente a un rgimen militar que marchaba inexorablemente hacia la institucionalizacin, de hecho al ao siguiente (1980) el rgimen militar convocara a un plebiscito para aprobar una nueva Constitucin y las normas que regirn el gobierno de transicin a la democracia. Proceso en el cul, el rgimen militar lejos de hacer un traspaso de poder, buscara proyectar su obra ms all de un gobierno del general Pinochet. El carcter fundacional de este proyecto se resume en las declaraciones que hiciera Pinochet, - influenciado por el Gremialismo- cuando se da inicio pblicamente a este proceso el ao 77 en un acto en el cerro Chacarillas, sobre el carcter de la nueva democracia chilena, esta sera autoritaria, protegida, integradora, tecnificada y de autntica participacin social145.

Balance de la Lucha de Masas 1979-1980, hacia la Rebelin Popular. Frente a este escenario, el PCCH se hara ms permeable a la tesis que tanto en los militantes del interior como del exterior se vena desarrollando casi paralelamente en estos tiempos de Frente Antifascista, la cul planteaba que era necesario para derribar a la dictadura, que el PCCH no solo deba centrarse en plantear una mera alianza poltica con la DC. Frente a la imposibilidad de concretar dicha alianza y frente al afianzamiento del rgimen, se haca necesario agregar a esa poltica unitaria, estrategias que le devolvieran al partido la iniciativa en el plano de la movilizacin social y que realmente se remeciera al rgimen. As, el PCCH sin abandonar la idea de buscar alianzas polticas hacia el centro, empieza a anunciar a nivel discursivo y en su praxis partidaria a implementar una nueva
Si bien la tesis del asesinato de Frei an no es una verdad oficial, hay muchas pruebas que la sustentan. Ver el reportaje Los hombres de Pinochet que cercaron a Frei Montalva., aparecido en la revista Siete +7, N 101,12 de marzo de 2004. 145 Citado en Cavallo Ascanio et al, op cit, p.126.
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estrategia, que se denominara como Poltica de Rebelin Popular de Masas (PRPM), dentro de la cul, encontrara un sentido o razn de ser la formacin de militantes comunistas como cuadros militares, la cual haba empezado aos atrs en Cuba y en Europa oriental.

Estas tesis pueden vislumbrarse en un documento del PCCH de posiblemente principios del ao 1980, llamado Balance de la Lucha de Masas 1979-1980, donde se reafirma la bsqueda por parte del PCCH de a) la unidad antifascista y el entendimiento de todos los demcratas, b) el carcter prioritario del derrocamiento de la dictadura sobre otros objetivos y c) s el rgimen insiste en su consolidacin, se deber agudizar la lucha de masas, en apoyo de los otros puntos.

En primer trmino el PCCH, hace una optimista valoracin, de lo que fueron las movilizaciones de masas del ao que recin terminaba: Las luchas libradas en 1979, han sido importantes, que han logrado resonancia internacional, conquistando espacios en la prensa y en la TV en una serie de pases. La Romera de Lonqun y la que recientemente se realiz a Yumbel, la celebracin del 8 de marzo, las acciones callejeras del Primero de mayo, los actos con motivo del 75 natalicio de Neruda y del 60 aniversario de su muerte, las huelgas de hambre de los D.D., los conflictos laborales planteados en diversas industrias, algunas de las cuales han desembocado en combativas huelgas como las de Good Year y Fensa Mademsa, las jornadas del 4 y 11 de septiembre. La Asamblea Nacional de Mujeres Trabajadoras, el Congreso Nacional de Periodismoson sucesos relevantes de 1979 que marcan un alza en el combate de las masas146. En este prrafo se enuncian diversas movilizaciones, donde se las destaca porque son ejemplos de lucha multifactica y con participacin de las masas, caractersticas que el PCCH consideraba fundamentales, para que la oposicin a la dictadura fuera realmente efectiva.

Pero junto a la movilizacin de masas, en este mismo documento se valoraba la posibilidad de las alianzas polticas amplias, a favor de un acuerdo democrtico de consenso, que entregara una salida al pas de la dictadura: Claro est, que slo no podemos llevar a nuestro pueblo a la victoria. Hay en Chile otras fuerzas polticas que representan cul ms, cul menos a diversos sectores democrticos. Cada uno de los partidos de la UP y la DC, los grupos que se definen como social demcratas y que hoy no forman parte del radicalismo, los de la derecha que estn en contra de la tirana y muchos hombres y mujeres sin partido, amantes de la libertad, aportan y tienen algo o ms de algo que aportar al gran
PCCH: Balance de la Lucha de Masas 1979-1980, ao 1980, en Fondo Documental Eugenio Ruiz Tagle FLACSO-Chile, p. 2.
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combate antifascista de los chilenos. Por su parte la Iglesia Catlica se ha convertido en una de las principales fuerzas que se oponen a la violacin de los Derechos Humanos147. Es interesante este prrafo, porque aqu esta el reconocimiento por parte del PCCH, de la necesidad de aliarse con otros partidos para derrotar a la dictadura, es decir, se reafirma el llamado a la constitucin de un Frente Antifascista. Tambin implcitamente, se reafirmaba la tesis de que una derrota de la dictadura, no pasaba por la accin de una vanguardia revolucionaria que planteara una insurreccin armada. El PCCH reconoce, que no existe la fuerza para plantear la accin directa contra el rgimen. En definitiva el PCCH trata de no caer en una postura sectaria que lo asle polticamente. Necesariamente una derrota del rgimen, implicaba una concertacin poltica que asegurara un gran respaldo popular.

Tanta fue la intencin del PCCH, de no renunciar a la bsqueda de un acuerdo poltico amplio, que incluso la estructura que se ha presentado durante largo tiempo como el icono de la militarizacin de la poltica, del giro hacia la insurreccin, en definitiva de la intransigencia, el FPMR, tambin posea una identidad y un discurso integrador. Porqu el nombre de Frente Patritico Manuel Rodrguez, no es una casualidad, ni tampoco un detalle menor, as como tampoco lo fue el nombre de Sandino para Nicaragua. Qu ms integrador, y que ms efectivo para sumar la mayor cantidad de partidarios a la lucha contra el rgimen, que apelar al nacionalismo?, al respecto es interesante lo que dice Cesar Quiroz: Yo creo que no es casualidad el nombre del Frente, pudo haberse llamado Luis Emilio Recabarren o pudo haberse llamado de cualquier otra forma, pero se llam Manuel Rodrguez, porque creo que con eso se interpretaba una parte de su nombre, lo patritico, quiero insistir en este tema, Frente patritico, patritico, y adems asumir el nombre de un insigne patriota: Manuel Rodrguez, es hasta una redundancia, pero que tiene que ver con el acento que se pone en lo nacional148. El hecho, de que se denominara al brazo militar del PCCH con el nombre de uno de los Padres de la Patria, y el hecho de que el PCCH nunca durante la dictadura reconociera que el FPMR era parte de su estructura, nos hablan de una estrategia que no renunciaba a ningn tipo de salida a la dictadura, aunque abogaba por la propia (la democrtica-popular), y que tambin buscaba evitar el rechazo de la oposicin ms moderada, que condenaba el uso de la violencia armada o terrorismo por parte del PCCH. Es decir, el PCCH no jugaba todas sus cartas a una sola opcin.

Ms adelante, el documento trata sobre la relacin con la DC, en el acpite denominado La DC y la Unidad, en este se afirma que:

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Ibid.,p.3 Entrevista a Cesar Quiroz, 2-5- 02.

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c) Se llega a este balance con importantes logros en la aplicacin de nuestra poltica unitaria. Antes hacamos llamados y no haban respuestas. Ahora las hay Lo que falta es avanzar concretando ms. La Unidad Antifascista tiene que convertirse en una gran fuerza, en una avalancha multitudinaria, que sea capaz de derrotar el fascismo()149 Ms adelante el

documento detalla en lo que hay consenso con la DC y lo que esta colectividad rechaza: d )La DC propicia lo que ella llama el movimiento social. Esto es la convergencia desde la base con participacin de todas las fuerzas opositoras. Est tambin por arribar a un acuerdo para terminar con la dictadura. Est tambin dispuesta a ciertos compromisos para el post-fascismo, pero sin concretar pblicamente un pacto poltico con la UP. No est dispuesta a convenir un gobierno de conjunto Tal es en estos momentos la posicin de la DC, sin prejuicio de que algunos de los miembros estn por ir ms all o ms ac del conducto oficial.

e) Estamos dispuestos por ir tan lejos como sea posible. - Nuestro Proyecto Democrtico, plante claramente nuestra poltica. - Partimos del hecho de que lo principal es terminar con el fascismo - Estamos de acuerdo en que lo primero es derrocar a la dictadura. - En lo que respecta al post-fascismo estamos dispuestos a avanzar en lo que haya consenso, siempre que (a) ello concurran nuestros aliados de la UP. - Esto quiere decir que ahora mismo la UP podra entenderse con la DC, en base al borrador del Compromiso Democrtico, que en forma oficiosa se ha elaborado por parte de un representante suyo y uno nuestro150.

Adems de reafirmar la prioridad de derribar a la dictadura, el PCCH da cuenta, de que han sucedido algunos acercamientos entre ese partido y la DC, incluso se habra llegado a un principio de acuerdo. Los puntos de consenso se centran en la necesidad de deshacerse de la dictadura, haciendo uso de la movilizacin social. A la vez que las discrepancias se centran en definitiva, en las cuotas de poder que detentara cada colectividad, en un hipottico gobierno post- dictadura, lo cual tambin es manifestacin de la competencia implcita que hay entre ambas colectividades, acerca de quin logra al final hegemonizar la
149 150

PCCH: Balance de la Lucha de Masas, op cit., p.3 Ibid., pp.3-4

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salida a la dictadura. Por esto tambin se explica la actitud ambigua de la DC, quin por un lado mantiene contactos con el PCCH y en privado sostiene la intencin de llegar a un acuerdo con esa colectividad, pero, por otro lado, tambin no se cierra a la posibilidad de negociar con el rgimen, una salida pactada. Adems que la necesidad de la DC de mantener un bajo perfil, sobre sus acercamientos con el PCCH, le permite a la vez mantener sus contactos con el resto de la oposicin de centro, donde se incluyen sectores de derecha, quienes no miraran con buenos ojos la participacin comunista en este proceso por retornar a la normalidad democrtica.

El PCCH a pesar de su optimismo, estaba conciente de la posibilidad, de que la Unidad Antifascista, no llegara a concretarse nunca -como efectivamente sucedi-, y plasma esta condicionalidad de manera coloquial: f) Pero la leche no est cocida - La propia DC se puede echar para atrs - Por otro lado surgen en la UP, posiciones que no ayudan a la concertacin de dicho compromiso. - En noviembre, el PS plante que para llegar al acuerdo democrtico, es necesario que previamente la UP, tenga su programa. - Dicen que el movimiento popular debe crear una alianza tan amplia como sea posible, pero, que la UP conserve siempre dentro de ella la hegemona para que no se distorsione el proyecto socialista. - Estas posiciones debemos tenerlas presentes en el debate con mayor razn, si en ellas hay cierta recada en posiciones sectarias151.

En esta parte del documento, el PCCH, enuncia los elementos que pueden echar por tierra la Unidad Antifascista, el primero, es la posibilidad de que la DC finalmente opte por marginar a los comunistas de cualquier tipo de negociacin. El segundo factor dice relacin con la ya recurrente crtica comunista hacia el sectarismo, de una parte de la UP y de la izquierda en general, s antes el depositario casi exclusivo de este juicio de valor era el MIR, ahora sus aliados socialistas (PS-Almeyda), aparecen cayendo en esta conducta, la cul, a la luz de sus desastrosos efectos para el gobierno popular debera estar desterrada de la izquierda. Claro esta, que hay que distinguir entre una verdadera conducta sectaria, y el planteamiento de una crtica hacia el temprano optimismo comunista por la concrecin de un acuerdo poltico de toda la oposicin, y de una pronta cada de la dictadura. Vindolo desde ese punto de vista, ms que ser una posicin sectaria, la crtica que hacen los socialistas,

151

Ibid., p.4

97

hacia lo que parece ser una postura comunista muy flexible hacia la DC, es ms que nada, una voz de alerta sobre la actitud comunista, la cual estara afectando la hegemona o peso poltico de la izquierda en la conduccin de la lucha antidictatorial. Ms que nada, al parecer al PS- Almeyda le preocupaba que se creyera en demasa en las ilusiones aperturistas, y se dejara de lado, la activacin del movimiento popular.

Frente a esta crtica, el PCCH, responda de que la concertacin poltica no era excluyente del combate de las masas y viceversa, se pone como ejemplo la recientemente triunfante Revolucin Sandinista: -Derribar a Somoza fue el gran objetivo que uni y moviliz a Nicaragua. - Uni a todo su pueblo, inclusive a grupos de la burguesa y hasta elementos que mantenan nexos con el imperialismo. - En torno a tal objetivo se fue dando all el consenso y plasmando los acuerdos polticos y programticos, sin que haya sido siquiera necesario mencionar el objetivo final del Socialismo. - Esto muestra que en ciertas situaciones, hablar del Socialismo a cada rato no es apuntar bien, y no ayuda precisamente a desbrozar el camino. - El verbalismo revolucionario suele ser la tumba de la revolucin en los hechos. - () Esto significa que movilicemos y unamos a todas las fuerzas opositoras contra la tirana y el tirano.

c) La mayora inmensa del pas est contra Pinochet y su rgimen.

- La consigna Democracia Ahora Chile, elaborada en conjunto con la DC, cuenta con el respaldo de casi toda la ciudadana. - () Lo verdaderamente revolucionario es luchar por la democracia en contra el fascismo. - Esto es lo nico que une y puede unir, y movilizar a todos los sectores de oposicin y plantear la forma necesaria para alcanzar la victoria. - Sin lograr esto y echar abajo la tirana, hablar de Socialismo es pura palabrera.

d) Nos unen fuertes lazos con los partidos de la UP

-() Pero, una de las lecciones ms grandes de ayer y de hoy, es que la UP, por s sola no basta.

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- () Es preciso el acuerdo entre todas las fuerzas democrticas. No hacerlo, significa ayudar a prolongar la dictadura de Pinochet152.

Tambin, el PCCH trata de dejar en claro, que a pesar de la importancia que le significara llegar a un acuerdo con la DC, esta colectividad no va a renunciar a su independencia:

f) Nuestro Partido acta con independencia:

La DC no estaba por la lucha callejera el Primero de mayo del 79, quera que se realizaran actos en locales cerrados.

Algunos partidos de la UP, vacilaban, pero el nuestro empuj las cosas de manera conocida.

Otro tanto sucedi para el 4 y el 11 de septiembre. La jornada del 4, estaba convenida con la DC, pero esta a ltima hora se ech para atrs.

En estas circunstancias el Partido y la UP le echaron para adelante. ()Claro est, que esto no significa que debamos convertir en una norma, el actuar al margen de las opiniones aliadas.

Significa ante todo, mantener nuestras posiciones, buscando el acuerdo y la accin comn153.

En el siguiente prrafo, se puede apreciar que al PCCH tambin le preocupaba, el tema de la unin de los demcratas, no solo por ser un factor importante en la lucha contra el rgimen militar, tambin porque el grado de cohesin que presentara dicha alianza en un perodo post- dictatorial determinara la fortaleza del proceso democratizador del pas en su conjunto. Y como ejemplo de los efectos negativos que acarreara la desunin de las fuerzas democrticas despus de derrotar al autoritarismo, se hace alusin a lo que acontece en ese momento en El Salvador. Tambin el PCCH aclara en cierto modo, que de resultar triunfante la lucha de masas, no significara desconocer los acuerdos polticos previos con las otras fuerzas de oposicin. As el PCCH afirma:

g) Lo determinante ser a fin de cuentas, lo que diga y sea capaz de hacer el pueblo:

Echar abajo la dictadura ser la ms importante accin antifascista. Pero ella de por s no resolver todo el problema del fascismo.

152 153

Ibid., pp.4-5 Ibid., p.6

99

Por ello debemos seguir haciendo conciencia acerca de la necesidad de dar una batida a fondo y erradicarlo especialmente en las FFAA

Esto no significa que pensemos echar abajo con las masas los acuerdos que convengamos.

() Al aceptar la DC, que el consenso no va en perjuicio de los proyectos histricos de cada Partido, acepta algo importante; la independencia de cada colectividad poltica.

Pero quizs esta actitud, tiene en cuenta la posibilidad de que maana nos separemos. Esto no sera bueno y podra ser muy negativo.

Debemos tener en cuenta lo que ocurre en El salvador. Despus del triunfo popular en Nicaragua, las fuerzas militares-civiles y burguesas con el apoyo yanqui, se adelantaron y dieron un golpe, contra la dictadura de Romero.

() Las fuerzas antifascistas no marchan todas unidas actuando de conjunto podran haber llevado las cosas por un mejor camino. Ahora se han separado en distintos bandos. El negocio lo ha dominado el sector ms derechista del ejrcito. Actuando a nombre de la reaccin. Este sector del ejrcito aparece hoy apartndose de la Junta de Gobierno que se constituye en reemplazo de Romero y cometiendo toda clase de fechoras en contra del pueblo.

Una situacin como esta no est totalmente descartada en nuestro caso. Debemos hacer todo lo posible por evitarlo, por lograr el entendimiento amplio, no solo para echar abajo a Pinochet, sino que para marchar tambin de acuerdo despus de su cada154.

Para entender lo que planteaba el PCCH, vale la pena detenerse en la situacin que se vivi en El Salvador, la cual fue compleja, porque se lleg a un momento en que la divisin entre gobierno autoritario y opositores fue difusa, debido a una cierta apertura propiciada por los propios militares, en vista de lo sucedido en Nicaragua: Tras haber comprobado como en la vecina Nicaragua el rgimen de Somoza se resisti al cambio social y como cay posteriormente ante un levantamiento popular, los oficiales militares salvadoreos defensores de una reforma, derrocaron al gobierno autoritario del general Carlos Romero en octubre de 1979155. Hasta el momento del derrocamiento de Romero, comunistas y

demcrata cristianos estaban juntos en la oposicin al rgimen, aunque tambin el Partido Comunista de El salvador, ese mismo ao haba participado tambin en acciones militares contra la dictadura: Es importante tener en consideracin que el Partido Comunista de El
154 155

PCCH: Balance de la Lucha de Masas 1979-1980, op cit. p.7 El Salvador: una Revolucin Democrtica en Tecnologa Militar, ao 7, Especial 1985, p.122

100

salvador comienza a participar de acciones militares conjuntas a partir de la constitucin del Frente de Liberacin Nacional Farabundo Mart (FLNFM) en 1979. Este hecho coincide con el triunfo de la Revolucin Sandinista en Nicaragua y con la constitucin de una junta militar democratizadora156. Pero la unin de la oposicin se quiebra, cuando una parte de esta se divide: Durante el transcurso de 1979 se vivi una compleja situacin que se relaciona estrechamente con la divisin de la Democracia Cristiana (en cuyo sector ms derechista se encuentra Jos Napolen Duarte) y la mantencin de la represin. En 1980 luego de la constitucin del FLNFM, bajo la presidencia de la Junta Cvico Militar de Magaa (Duarte,) recrudece la represin, aparecen los escuadrones de la muerte y, entre otros son asesinados el Arzobispo de El Salvador Oscar Arnulfo Romero y seis miembros del comit Ejecutivo del Frente Democrtico Revolucionario (FDR)157.

Volviendo al documento, en una de sus partes, este plantea lo que puede considerarse como una antesala de los anuncios que realizara el PCCH en septiembre de 1980, frente a la intencin del rgimen de asentarse definitivamente:

- (Pinochet) tratar este ao de legitimar su rgimen y hacer aprobar su Constitucin y hacerse elegir por seis aos ms

S llamara al supuesto plebiscito, hay que levantar a todo Chile contra l

Luego, el documento indica, cual debe ser el camino a seguir durante 1980: -Desarrollar la participacin activa, no ya de miles o decenas de miles sino de cientos de miles, y s es posible de millones de personas. Debemos trabajar para que la clase obrera, siga descubriendo nuevos caminos para el desarrollo de su lucha reivindicativa. () Es necesario multiplicar el trabajo poltico-ideolgico hacia las FFAA En definitiva las luchas coordinadas de las masas, abrirn el camino de la victoria ()Hay que sellar en la prctica la unin de todos los antifascistas.158

En estos prrafos, el PCCH, vuelve a recalcar la unidad de todas las fuerzas antifascistas, la lucha de masas aumentando su combatividad. Tambin plantea la necesidad de continuar con el trabajo poltico e ideolgico hacia las FFAA. Todos estos elementos sern parte de la
Gmez Mara S: El Discurso de los Partidos Comunistas de Amrica Latina y el Caribe en las publicaciones del Movimiento Comunista Internacional, documento de trabajo, FLACSO-Chile n 295, mayo 1986, p.3 157 Ibid. Duarte era un dirigente demcrata cristiano que participa de la Junta Cvico Militar, y ms tarde sera elegido presidente en 1984. Por otro lado el FDR, era el brazo poltico del FLNFM. 158 PCCH:Balance de la Lucha de Masas 1979-1980, op cit. pp.7-9
156

101

estrategia del PCCH que pasaremos a revisar en las prximas pginas: la Poltica de Rebelin Popular de Masas (PRPM).

I.II- La Poltica de Rebelin Popular de Masas.

Condiciones y argumentos para la readecuacin estratgica. Existen distintas versiones en los escritos que relatan la historia del PCCH en los 70 y 80, para sealar donde exactamente se fragu la PRPM. Rolando lvarez, en su excelente trabajo Desde las Sombras, Una Historia de la Clandestinidad Comunista (1973-1980), plantea en base a los testimonios y documentacin que logr reunir, que a partir de la nueva subjetividad combativa que se desarroll en los militantes comunistas que sufrieron y sobrevivieron a lo ms duro de la represin, se habra desarrollado la idea de que el partido deba aplicar nuevas estrategias ms contestatarias hacia la dictadura. As, en una parte de su trabajo, en que describe un viaje que realiz hacia el exterior, el encargado de la Direccin clandestina en 1978, Nicasio Faras (Hector), y que lo llevara a Mosc para informar a la Comisin Poltica sobre la situacin poltica del partido y del as en general. lvarez cita unas palabras del dirigente Orlando Millas, alguna de las cuales subraya: dio a conocer (Nicasio Farias) reflexiones y anlisis desarrollados en el pas sobre el curso de la lucha. Haba conciencia en afirmar nuestra lnea de conducta y confiarlo todo a la creacin del movimiento de masa convergente en el combate por la libertad y la democracia. Se estimaba, a la vez, que debamos recurrir a un lenguaje y a consignas menos simplificados, buscando expresiones que tradujesen mejor el estado de nimo de odio a la dictadura, disposicin a la resistencia civil, exigencia de un gobierno democrtico. Fue a Hctor a quin primero escuch los trminos que acogimos poco a poco y proclamamos en 1980 de rebelin popular de masas . Ms adelante lvarez respecto a este relato y a otros del mismo tenor, agrega: lo que nos interesa resaltar es cmo el cambio de lnea que se hara pblico en 1980, no fue algo solamente ideado por un grupo de dirigentes iluminados en tierras lejanas de Chile, sino que ste tambin tuvo su proceso de templanza y fragua en el pas () Los comunistas chilenos, testigos de dos derrotas histricas, la de 1973 y 1976, que adems conocan por experiencia propia o por odas la brutalidad del terrorismo de estado, no queran seguir poniendo la otra mejilla. Sus voces encontraran eco en Mosc, Berln y otras capitales en donde se encontraban dispersos la mayora de los integrantes del CC del Partido159.

159

lvarez Rolando, op cit. pp.258- 260.

102

Cuando Rolando lvarez, se refiere a un grupo de dirigentes iluminados en tierras lejanas de Chile, hace referencia a la versin ms extendida sobre la paternidad de la nueva tesis insurreccional del PCCH, e inclusive del FPMR. As por ejemplo, en La Historia indita de nuestros aos verde olivo de La Tercera, se seala que a partir de agosto de 1979, un grupo secreto de militantes del PC comenz a trabajar en una casa del barrio de Pankow, en Berln Oriental. All nacera la teora de la va insurreccional que el partido tom en 1980160. La Tercera denomina a este grupo de militantes como el Grupo de Berln. El trabajo de Augusto Samaniego Lo Militar en la Poltica: lecturas sobre el cambio estratgico en el PC. Chile 1973-1983. (Relato e interpretacin del origen de la Poltica de Rebelin Popular de Masas y la idea de Sublevacin Nacional contra la dictadura), tambin hace nfasis -claro que en un sentido distinto que el que le da la serie de reportajes- en el protagonismo que habra tenido este denominado Grupo de Berln, en el desarrollo de la PRPM. Como vemos, estaramos principalmente frente a dos versiones: la de Rolando lvarez, que pone nfasis en el trabajo poltico de los militantes del interior, de los que permanecieron en Chile, y por otro lado tenemos las crnicas periodsticas, las cuales endilgan toda paternidad sobre la tesis insurreccional del PCCH y el FPMR, principalmente al exilio comunista y a los pases de la orbita socialista, optando por teir el origen de aquella poltica en el PCCH, de un color conspirativo restndole protagonismo a los militantes y dirigentes en Chile. En el trabajo de A. Samaniego, principalmente se hace un relato sobre las opiniones y vivencias de este Grupo de Berln, pero ni el autor, ni Ernesto Contreras otro protagonista de aquellas vivencias- se han arrogado la paternidad de la PRPM y menos del FPMR.

Frente

estas

distintas

visiones,

consideramos

que

ambas

realidades

son

perfectamente compatibles, porqu, sin temor a caer en eclecticismos, ambas son ciertas. Porque por un lado, lo que plantea R. lvarez es cierto, resulta lgico que el partido y sus dirigentes del interior, quienes soportaron lo ms duro de la dictadura -sufriendo torturas, viendo morir a sus compaeros, sintiendo cada da el peso de vivir bajo un rgimen que los quera exterminar- hayan reflexionado y planteado de que no bastaba con los mtodos tradicionales de lucha para derribar esta dictadura, tan distinta a la de Ibaez del Campo, o al gobierno de Gonzlez Videla.

Por otro lado, en el exilio y autorizado por la Direccin de Mosc, existi un grupo de anlisis, que se reuni en Berln para generar opiniones sobre la poltica comunista. Y este grupo, tuvo una visin crtica de la estrategia poltica seguida por el PCCH hasta ese momento, generando conclusiones similares a las planteadas por los militantes del interior.

160

Ortega Javier: La Historia Indita., op cit.Cap. IV.

103

Estas conclusiones se inspiraban en el anlisis del fracaso de la UP, de sus vivencias en los llamados socialismos reales y en sucesos mundiales como la cada del Sha de Irn y la revolucin Sandinista de Nicaragua. Ms adelante no referiremos en detalle a este grupo. Lo que nos interesa resaltar ahora, son dos puntos: primero, la actividad de reflexin y de anlisis no se puede centralizar en un grupo o sector especfico. Es bien probable, que en un partido que sufre una dispora, cmo el comunista, muchos militantes y dirigentes estuvieran reflexionando, llegando a conclusiones parecidas, pero encontrndose en distintas partes del mundo, sin una comunicacin fluida, por lo tanto se haca ms difcil compartir las conclusiones con el resto de la colectividad. En el partido Comunista en aquella poca, los nicos (debido a la persecucin, el exilio, la verticalidad y compartimentacin del partido) que pudieron haber tenido conocimiento tanto de las ideas del interior como de la elaboracin terica de ciertos grupos en el exilio, eran los dirigentes histricos que se encontraban en Mosc (Corvaln, Teitelboim, Millas, Zorrilla) y el resto de la Comisin Poltica que por lo menos hasta el ao 78 se encontraba en su totalidad en el exilio. Y aqu se hace hincapi en el segundo punto, si bien estamos de acuerdo en que la capacidad de reflexin y de generar ideas no es privativa de ningn grupo en particular, otra cosa son las estructuras partidarias que deben centralizar la ideas y dar la luz verde para aplicarlas, y en este sentido la capacidad poltica y financiera efectiva para tomar la decisin de una readecuacin de la lnea poltica, resida en aquella poca (fines de los 70), en los miembro de la Direccin comunista que estaban en el exterior. Esto no significa desconocer el rol protagnico que tuvieron los equipos de Direccin Interior en mantener el partido funcionando en Chile y en su esfuerzo por insertar de nuevo al PCCH en el trabajo de masas, como queda ejemplificado en pginas anteriores. Esto sin duda contribuy a que cuando los dirigentes y militantes que reingresaron a Chile con la tarea de afianzar el trabajo partidario y a que la lucha antidictatorial tuviera un salto cualitativo, se encontrarn en el pas a un partido con una disposicin o un nimo favorable a las nuevas estrategias a desarrollar.

Para finalizar estas observaciones, nos parecen interesantes reproducir en extenso las palabras de uno de los veteranos de la poltica militar del PCCH, Cesar Quiroz, quin al ser consultado respecto a este tema, afirma: S, efectivamente en Berln exista como en todas partes exista estructura del partido, () de gente que estaba exiliada, dirigentes del partido que estaban exiliados y en Berln haba un grupo de compaeros de la direccin del partido que reflexionaban. Yo creo que en todos lados habra que hablar del grupoporque si hablamos de grupo, habra que hablar del grupo de Mosc, del grupo de Berln del grupo de Budapest, habra que hablar del grupo de Bulgaria, del grupo de la Habana, en todas partes el partido estaba reflexionando porque la derrota que habamos sufrido era una derrota muy

104

grande, entonces habra sido una irresponsabilidad no reflexionar respecto de eso y en la reflexin siempre que tu reflexionas es para buscar respuestas a algn problema y el problema que nosotros tenamos es que un proceso revolucionario en el cual nosotros tenamos una responsabilidad muy grande haba sido derrotado, le haba sido cerrado el paso al desarrollo de un proceso revolucionario, por lo tanto como comunistas tenamos una responsabilidad muy grande y a eso haba que buscarle una respuesta y la reflexin que se haca en todos los lugares era precisamente para eso, para buscar las respuestas de los grandes problemas que tena nuestro pas y parte de esa respuesta es precisamente la PRPM que se arriba con el concurso de la reflexin de todos los comunistas en diferentes lugares del mundo, entonces el grupo de Berln por supuesto que existi como existieron mucho grupos de reflexin ms adelante agrega y tambin el partido reflexion conjuntamente, es decir, s aqu no hay reflexiones personales, individuales es decir todos reflexionbamos individualmente pero lo hacamos en una instancia que es colectiva que se llama Partido, y hay una reflexin que es mayor, que es superior y que es colectiva, que se llam el Pleno del 77 del PC, que es donde se analizan los mil das de la UP sus grandes mritos y las causas de su derrota y es precisamente en ese Pleno el del ao 77 donde se constata el tema del vaco histrico y es el que desata una discusin mayor, el Pleno del 77 desata una discusin mayor que a la larga viene a dar como resultado la PRPM ,y yo creo que ah se inicia con mucho mayor fuerza la reflexin, y ya con una reflexin dirigida porque estaban muy claras las causas de la derrota que habamos sufrido por lo tanto haba ya una direccionalidad, en donde buscar respuestas, y efectivamente Ernesto Contreras (tambin Camilo Gonzlez) puede ser uno de los que reflexion y en toda reflexin finalmente hay quin hace sntesis, salen documentos (), es decir, no todos pueden hacer la sntesis porque la discusin es muy amplia, es de miles, incorpora a miles por lo tanto habrn cinco o diez que hacen una reflexin, digamos a lo mejor l estuvo dentro de eso y nadie le niega los mritos que pueda tener, pero aqu nadie puede atribuirse en forma individual la creacin de tal o cual poltica o el descubrimiento de tal o cual hecho importante en la historia de los comunistas, siempre ha sido as, los comunistas reflexionan en su instancia regulares, en su vida diaria, pero tambin tienen instancias de reflexin ms colectiva que son los Plenos, que son los Congresos y precisamente un Pleno para mi gusto muy importante es el del ao 77 que marca un punto muy importante para lo que estamos hablando ,que es para el desarrollo de la concepciones poltico militares de los comunistas161.

Se har referencia al denominado en la crnica periodstica como Grupo de Berln, pero sin atribuirle paternidad sobre estrategia o estructura alguna, plantearemos su actuacin, desde

161

Entrevista a Cesar Quiroz 6/5/04.

105

la perspectiva de un grupo de miembros del PCCH que aportan a la elaboracin terica y prctica de la PRPM. Vale la pena hacer algunas aclaraciones, respecto al reportaje de La Tercera, el cual cae en algunas imprecisiones. El primer asunto que hay que aclarar, es que la denominacin de Grupo de Berln, es un invento de La Tercera. Es una equivocacin hablar de Grupo de Berln, ya que esta denominacin da la idea al lector de que en aquella ciudad se constituy un grupo homogneo, con una finalidad especfica crear la tesis insurreccional y el FPMR- cuyo trabajo se extendi a travs del tiempo. Como plantebamos algunas pginas atrs, efectivamente en Berln hubo un grupo de militantes que tuvieron la autorizacin de la Direccin de Mosc, para que se reunieran y generaran opiniones crticas. Estas reuniones se circunscribieron a das determinados, entre los aos 77 y 80, y despus de aquellas reuniones, los integrantes del grupo se dispersaron corriendo cada uno suertes muy distintas, algunos ingresaron a Chile, otros permanecieron en Europa por algn tiempo ms, es decir, despus de aquellas reuniones en la capital Alemana, el mal denominado Grupo de Berln dej de existir. Otra circunstancia que demuestra que no se trat de un grupo homogneo y monoltico en el tiempo, es que algunos de sus integrantes an permanecen en el PCCH, mientras que otros renunciaron al partido a principios de los noventa. Por estas aclaraciones, de ahora en adelante en este trabajo no usaremos la denominacin Grupo de Berln, sino que nos referiremos a ese colectivo como el grupo de anlisis.

Tambin hay errores en la crnica periodstica de la revista Qu Pasa, La Cruzada Armada del PC, donde se seala que: Fue en ese pas (RDA), donde a mediados de los setenta un grupo de jvenes intelectuales - que componan el llamado "crculo de Leipzig"- comenz a reflexionar sobre la necesidad de llenar el vaco histrico del PC en materia militar162. De acuerdo a nuestra investigacin, jams hubo en Leipzig reuniones con el objetivo de disear estrategias respecto a la poltica militar del PCCH, por lo tanto, tambin la denominacin de Crculo de Leipzig es una licencia periodstica. En Leipzig efectivamente haba un grupo de militantes del PCCH, pero estos se encontraban vinculados a estudios universitarios. La actividad del tambin mal denominado circulo de Leipzig, no tuvo nada que ver con las opiniones que gener el grupo de anlisis de Berln. No fue ni su antesala, ni un referente paralelo al grupo berlines, como se da a entender en la versin de La Tercera, muy similar que la entregada por Qu Pasa.

Siguiendo con las aclaraciones, el grupo de anlisis no comienza su trabajo especficamente desde agosto de 1979, los militantes que participaron de l, se venan
La cruzada armada del PC, Lunes 25 de Mayo al lunes 1 de Junio 1998, en http://.www.quepasa.cl/revista/1415/22.html. Consultada 17 noviembre 2002.
162

106

reuniendo -claro que en principio con un carcter ms informal- desde el ao 77, coincidiendo con lo planteado por Cesar Quiroz ms arriba, en el sentido de que el Pleno de aqul ao, al establecer abiertamente el tema de lo militar en la poltica, desata la discusin sobre este tema en gran parte del partido. No es un tema menor el establecer las fechas precisas, ya que quienes reafirman la tesis de un cambio total en la lnea poltica de los comunistas hacia la insurreccin armada, hacen nfasis en que esta cambio ocurri de un ao a otro (79-80), como respuesta casi mecnica al triunfo de los Sandinistas en Nicaragua y a la aprobacin de la Constitucin de 1980, perdiendo de vista toda la evolucin de la lnea poltica comunista desde el mismo 11 de septiembre de 1973, en donde ya antes de 1980, se hace referencia a la posibilidad de incorporar lo militar a la lucha poltica. A. Samaniego aclara as este punto en su escrito: La Revolucin Sandinista en Nicaragua, por cierto estaba presente en el nimo y en la reflexin sobre cmo hacer para enfrentar a Pinochet convocando a multitudes. La imagen de la insurreccin, que en ese pas y situacin se haba hecho efectivamente popular, masiva, significaba entre nosotros -como para la mayora de los chilenos de izquierda- el reforzamiento de un ethos. Pero eso no significa que nosotros tradujramos esa revolucin de Nicaragua como un modelo a seguir, solucionando (as de fcil) las definiciones acerca de los contenidos y formas probables de la PRPM. A propsito de factores externos que influyeron en el giro de la Lnea, no tienen ningn sentido las interpretaciones que han dicho que los comunistas chilenos decidieron copiar el sandinismo: su inicio en la guerrilla, su lucha militar prolongada; y que de esa insensatez se derivaba la opcin de desarrollar una poltica militar como parte de la lnea del PCCH, caricaturizando la nueva perspectiva estratgica como el necio propsito de derrotar militarmente a las FFAA en Chile. Y despus de estampar esa interpretacin peregrina y antojadiza, se conclua sentenciosamente: Chile (su capitalismo, su Estado y FFAA, etc.) no podan compararse con Nicaragua. La nica comparacin era la que inventaban en sus cabezas aquellos crticos facilistas. Otra cosa, distinta, fue que oficiales chilenos, militantes del PC, formados en las FAR de Cuba, que pelearon contra el somozismo en Nicaragua, trajeran a Chile sus vivencias, como es lgico163.

Tambin, al centrar el relato histrico en el hecho de la incorporacin o no de armas a la poltica por parte de los comunistas, no se hace referencia al hecho de que esta poltica insurreccional formaba parte de una estrategia poltica mucho ms amplia, la cul nunca desech la posibilidad de una salida poltica al conflicto por la va de una concertacin poltica amplia. A lo que s se opuso el PCCH durante los ochenta, fue a la negociacin con el rgimen por parte de un sector de la oposicin. Negociacin que dejara de lado a los

163

Samaniego Augusto: Lo Militar en la Poltica,op cit., p10.

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sectores populares y que al final dejara intacta las bases polticas, econmicas y sociales del rgimen militar, como finalmente ocurri. No olvidemos que el PCCH, tanto en el Pleno del 77 y del 79 anunciaba su intencin de construir una Nueva Democracia.

A la vez, es equvoco darle el carcter de grupo secreto a este grupo de anlisis, es exagerado, como lo hace notar R. lvarez en su trabajo: es necesario aclarar que en esas fechas -1979- como hemos podido apreciar en los documentos del PCCH de la poca, todo el Partido y la Juventud vena pensando y repensando la cuestin militar. Por esta razn, no tena nada de misterioso ni secreto-como lo intenta plantear el autor de la crnica- que intelectuales o militantes comunistas estuvieran abocados a temas militares, ms an cuando numerosos militantes se estaban formando militarmente en pases socialistas y Cuba164. Obviamente por tratarse de un tema estratgico delicado, lo militar no era una materia de mucha discusin pblica (por lo menos hasta el ao 80), pero cmo muestran los informes de los Plenos del 77 y el 79, el desarrollo de una nueva poltica militar se pona en conocimiento del partido en su conjunto, y por esa va, en cierto modo, tambin se haca pblica aquella poltica.

Hechas estas aclaraciones, es necesario pasar a revisar con ms detalle la historia de este grupo de anlisis de Berln, basndonos en el relato e interpretacin de uno de sus participantes, contenido en el trabajo de A. Samaniego: en la fase 1977-1979 ramos pocos y algo dispersos en el exilio los militantes que reaccionbamos crticamente ante el estancamiento de facto de la poltica del PCCH. Estimbamos que an reivindicando sus grandes mritos -la vocacin de trabajo de masas y de amplias alianzas-, si ella se mantena igual a s misma no sera capaz de abrir paso al xito de la lucha anti-dictatorial, ni menos a una perspectiva democrtico-revolucionaria. Qu no podamos quedarnos en una formulacin y una prctica que implicaba -digmoslo as- Frente Antifascistay punto

Unos ms claramente que otros, sentamos y opinbamos que el enfoque del carcter y del rgimen de Seguridad Nacional que sostena la Direccin era insuficiente o errneo. En tal sentido nadbamos contra la corriente de la sabidura de la Comisin Poltica (CP). De manera prudente ironizbamos con ideas y frases tomadas de declaraciones oficiales de la Direccin del Partido (desde Mosc), tales como: la dictadura tiene el ala heridatiene sus das contados, se ha iniciado el ocaso de Pinochet (con alguna intencin, comentbamos: ha comenzado acaso el ocaso de la dictadura?). Pero lo fundamental, nos pareca, era la opinin predominante en el discurso de los dirigentes que vean, mediante el anlisis de los

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lvarez Rolando, op cit., p.302.

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hechos econmicos y sociales, las aberraciones del rgimen que no poda sino llevarlo a la bancarrota. Esto es, se hablaba y se escriba mucho sobre la destruccin de la industria chilena (tradicional), junto a la criminal represin, la cesanta y todos los efectos sociales sobre los trabajadores, incluida las capas medias. Se calificaba a la Dictadura de fascista, pero no se reparaba que se le conceba como un modelo incapaz de imponer un desarrollo al capitalismo dependiente Chileno165.

En la cita anterior, se relata cuales eran algunos de los temas que generaban la reflexin y la discusin en este grupo de militantes del exilio. Criticaban y miraban con preocupacin el estancamiento al que haba llegado el PCCH por la ineficacia de la estrategia del Frente Antifascista, y adems planteaban que el anlisis que haca la Comisin Poltica del partido era errneo, en cuanto a: primero, al pensar que por s solos, las dificultades econmicas con sus costos sociales y la indignacin provocada por las violaciones de los DDHH, estaban debilitando al rgimen militar, e inevitablemente esto provocara su cada. El tiempo dira otra cosa, ya que a travs de la represin y del beneficio que obtuvieron los intereses extranjeros, y los grupos econmicos nacionales, que le dieron un sustento al rgimen militar, el cual se mantendr a pesar del malestar social. Segundo, el rotular a la dictadura slo como fascista y no reparar en su carcter fundacional de largo plazo, fue otro error que este grupo remarc.

Ms adelante A. Samaniego agrega: El asunto es entonces, qu pensbamos. Que logrbamos armar o estructurar en cuanto a ideas polticas a fin de promover un cambio de visin estratgica, pero sabiendo y sintiendo que esos cambios requieren de nuevas subjetividades, nuevas legitimaciones de personas (dirigentes). Y -sobre todo- que ello acarreaba nuevas capacidades de pensamiento crtico respecto de temas demasiados pesados: enfrentarse con el dogma de la teora revolucionaria heredada, la idea y la prctica de funcionamiento del Partido de Vanguardia, con la crtica del socialismo realmente existente; es decir, pensar y actuar ante el paradigma o tipo de socialismo que queremos y por el cual luchamos166. En este prrafo se da a entender que la elaboracin de nuevas ideas por parte del grupo de anlisis berlines, no slo habra derivado en la bsqueda de respuestas para la coyuntura o la necesidad inmediata de una nueva estrategia, sino que al final, la reflexin de este grupo, tambin apuntaba a cuestionamientos ms profundos cmo la derivacin del socialismo en un cierto autoritarismo de Estado en los pases del socialismo realmente existente, debido a la supervivencia de cierto stalinismo, a pesar de la apertura que supuso el XX Congreso del PCUS en 1956. Tambin se
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Samaniego Augusto, op cit., p.5 Ibid. p.7

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criticaba,(aqu nos referimos a una crtica a nivel terico y en general) la aplicacin casi mecnica de la teora revolucionaria, donde slo el partido y la clase obrera eran los llamados a encabezar las movilizaciones sociales, desechando una movilizacin que incluyera a otros sectores, desconociendo los cambios en la estructura econmico social que se poda producir en los pases con la aplicacin del neoliberalismo (desarticulacin del sindicalismo, aumento del empleo informal, etc.).

Luego, el autor da algunas caractersticas de los integrantes de este mal llamado Grupo de Berln: Por lo dems, en el grupo ramos bastante pocos militantes y no homogneos en cuanto a ideas, tipos de experiencias dentro de la militancia y experiencias culturales o intelectuales y polticas. Contados con el dedo de una mano eran los compaeros que podan realizar trabajo operativo; ellos vivan en Berln en esa fase y cumplan precisamente- tareas operativas para la Direccin (seguridad, hacer funcionar los correos). Varios tenamos alguna cuota biogrfica de discolos opinantes y casi todos ramos antiguos militantes y dirigentes en la JJCC.

Entre el 77/78 y el 80, yo viaj a lagunas reuniones del grupo desde Paris o msterdam, por poqusimos das a Berln. Tambin me contactaba con Camilo Gonzlez (Ernesto Contreras) cuando l pasaba por mi casa. Al inicio no entenda bien si las entretenidas y sueltas conversaciones daban slo para catarsis o para algo msTambin era muy posible -pensaba yo- que la Direccin nos volara las plumas167 . Las conversaciones que en un principio tenan un carcter informal, y que empezaran a nutrir las ideas del Grupo de Berln, luego seran expuestas a la CP y a la Direccin del Partido que estaban en Mosc, las cuales terminaron avalando el trabajo de dicho grupo: de all (de las

discusiones en el seno del grupo) van quedando opiniones en muchas pginas escritas, ellos son invitados en algunas oportunidades a reuniones en Mosc, ese s era un grupo reducido y desde el punto de vista del contenido, lo novedoso que plantea este grupo (o grupito, no ms de tres personas) es que el inmovilismo que se vive desde el punto de acuerdo con la DC, tiene razones que en un elemental anlisis marxista van mucho ms all de la calidad como persona de ciertos dirigentes de la DC, y que efectivamente la Dictadura ha consolidado su proyecto que es un proyecto de refundacin del capitalismo168 .

Otro tema que sera recurrente en las conversaciones de los integrantes de aqul grupo era el tema militar, ya que se saba que el partido estaba formando cuadros militares, se analizaba que podra significar aquella medida en la estrategia poltica de los comunistas:
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Ibid. Conversacin con A. Samaniego 11/10/02

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El tema de lo militar en la poltica se iba haciendo muy central en nuestro intercambio de ideas. Camilo traa la vivencia de las inquietudes que asediaban a los estudiantes-oficiales en las FAR169 de Cuba () y naturalmente vibrbamos con la capacidad de convocatoria del sandinismo que avanzaba incorporando a todo un pueblo en la lucha antidictatorial, y sabamos que no era para instaurar de golpe el socialismo, pero s para una alternativa democrtico-popular. Aprecibamos la voluntad poltica, la capacidad de mostrar mediante mtodos de accin multifacticos una perspectiva de poder.

Estbamos de acuerdo entre nosotros (a pesar de no ser homogneos, como dije) y lo repetamos as: todos los movimientos revolucionarios triunfantes en A. L. han nacido de la heterodoxia respecto del MCI170; enfatizbamos la carga crtica del 26 de julio, y despus del Sandinismo171.

En el prrafo anterior el autor, describe la situacin de incertidumbre que estaban viviendo los cuadros militares que el PCCH haba autorizado preparar, en escuelas militares extranjeras. Muchos de estos jvenes oficiales se preguntaban para qu estamos formndonos militarmente?, para ir a Chile?. Muchos de ellos haban dejado atrs familia y carreras universitarias y al no poder ir a combatir a Chile, porqu el partido an no lo decida, y las condiciones - como se describe pginas ms atrs- en el pas no estaban dadas, generaba en ellos una cierta desazn e incertidumbre. Recordemos que hasta que el PCCH no anunci su estrategia insurreccional de manera oficial en el ao 80, este no pareca tener una estrategia donde tuvieran cabida aquellos cuadros militares. Se haca necesario una discusin o una elaboracin terica sobre el papel que debera jugar lo militar en la poltica, para evitar situaciones conflictivas entre el PCCH y sus cuadros militares, pero ms importante, para darle un sustento terico a dicha estrategia. Porqu una estrategia armada, sin una directriz poltica ms amplia que la sustente, puede derivar en lo que tanto le criticaba el PCCH al MIR, el aparatismo o vanguardismo, es decir, que toda la poltica insurreccional, no pasara de ser un cmulo de acciones de propaganda armada, que podran ser exitosas en el plano de lo militar, pero que no tendran un efecto poltico duradero.

Para el grupo de anlisis, lo militar, no deba entenderse como una estrategia por s sola, sino que cmo un elemento que debera ir inserto en un amplio movimiento social. Un punto de consenso en el grupo de anlisis , era la idea de que los movimientos revolucionarios
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F.A.R.: Fuerzas Armadas Revolucionarias, el ejrcito de la Cuba post-59 MCI: Movimiento Comunista Internacional. 171 Samaniego Augusto, op cit., pp.7-8.

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exitosos en Amrica Latina, fueron llevados a la victoria por movilizaciones que abarcaron un amplio espectro social, fueron movimientos de masas, multitudinarios; as se pona de ejemplo los procesos de inicio de la Revolucin Cubana y a la Revolucin Sandinista, no con la idea de trasladar mecnicamente dichas experiencias, pero s se les vea como sucesos histricos, de los cuales sacar ciertas enseanzas.

Cuando en el grupo de anlisis, se planteaba que una de las caractersticas ms rescatables, tanto del Movimiento 26 de julio as como del Sandinismo, era su heterodoxia respecto al MCI, se refieren al hecho de que ambos movimientos, no fueron iniciativas impulsadas por los Partidos Comunistas de Cuba y Nicaragua. Por ejemplo, la Revolucin cubana, en su gestacin poco tiene que ver con el conflicto ideolgico de la Guerra Fra (capitalismo v/s socialismo), en ella influy, principalmente el anhelo de independencia de los EEUU, y de la corrupcin de muchos de sus gobernantes. La independencia cubana de Espaa fue tarda (ao 1898), y se debi precisamente a la guerra que sostuvieron EEUU y Espaa, la cual este ltimo pas perdi. En diciembre de 1898 Espaa firma con EEUU el tratado de Pars, por el que renuncia a Cuba (tambin las Filipinas y Puerto Rico) y esta pasa a ser administrada por los EEUU. Desde ese momento, Cuba, prcticamente se convierte en un protectorado de la Unin: por ejemplo el 75% de la produccin de azcar estaba en manos de empresarios estadounidenses, y a nivel poltico la Enmienda Platt (ao 1902) permita constitucionalmente la intervencin militar de los EEUU en la isla caribea. Esta Enmienda se derog en 1930, pero la presencia de EEUU sigui siendo extremadamente fuerte, en la poca de Batista, las empresas estadounidenses controlaban el 90% de las minas y las haciendas, el 40% de las azucareras, el 80% de los servicios pblicos, y el 50% de los ferrocarriles e industria petrolera. Por esto, uno de los objetivos de la Revolucin cubana, no era precisamente instaurar el socialismo en la isla, sino que era principalmente una revolucin con un carcter nacionalista y popular, que se defina principalmente por su antiimperialismo, principalmente anti-estadounidense, y dispuesta a barrer con la corrupcin del gobierno de Fulgencio Batista. Por este carcter nacionalista de la Revolucin Cubana, no es de extraar su amplia convocatoria social de todos los sectores de Cuba, por ejemplo en el movimiento 26 de julio participaron incluso sectores del empresariado nacional cubano, y miembros de las fuerzas armadas cubanas172.

Las nacionalizaciones de empresas, como las azucareras, y las empresas de petrleo, obviamente que no iban a dejar indiferente al gobierno de EEUU, quin ejerce presin. Castro alrededor del ao 1961 se declara marxista-leninista, y se acerca ms hacia la

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As se manifiesta por ejemplo en el alzamiento de la base naval de Cienfuegos en 1957.

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URSS, en gran parte debido a la presin estadounidense, ya que la nica forma de evitar una agresin armada, en forma de invasin por parte de esta potencia, era buscando el respaldo en la otra: la URSS .Sin embargo, por estos hechos, el amplio apoyo social que haba caracterizado a la Revolucin, va mermando en el tiempo, a medida que el gobierno de Castro deriva cada vez ms en un Estado Socialista y entra en franco conflicto con los Estados Unidos. La burguesa cubana toma distancia del proceso y empieza la migracin hacia Miami, hacia 1974, el 10% de la poblacin de la isla ha salido de esta, principalmente gente proveniente de los sectores medios-altos.

El Partido comunista cubano era uno de los ms fuertes de Amrica Latina, pero no toma partido de la revolucin en un comienzo, ya que vean al Movimiento 26 de Julio y a sus lderes como una aventura pequeoburguesa. Eso s, en aqul movimiento haban dos hombres proclives a este partido, pero que no eran militantes: Ral Castro (hermano de Fidel Castro) y Ernesto che Guevara, los cuales se convierten en lderes del gobierno revolucionario.

Incluso el PC cubano, tiempo atrs haba pactado con el futuro derrocado Batista: A cambio de su legalizacin, de libertad para organizar una nueva estructura sindical y de la promesa de una asamblea constituyente, el partido accedi a apoyar a la presidencia de Batista (ao 1940). El partido se benefici. De los 5.000 afiliados que tena en 1937 pas a tener 122.000 en 1944. El partido tena su emisora de radio y su diario propios y dominaba el movimiento obrero173. Tambin hay que destacar, que el primer gran apoyo social a la segunda y exitosa aventura guerrillera de Castro en la Sierra Maestra174, vendra del campesinado cubano, y no del movimiento obrero urbano, principal reducto de los partidos comunistas en general.

El caso nicaragense es similar; en los postulados de la guerrilla sandinista (el FSLN), se amalgamaban posturas claramente identificables con el lenguaje de izquierda ms ortodoxo, pero tambin, con un fuerte contenido nacionalista. Esta amalgama de elementos se manifiesta en el artculo 6 de sus estatutos fundacionales del ao 62, que corresponde al juramento de este movimiento, y este dice as: "Con mi pensamiento y mi corazn puesto en el inmortal ejemplo patritico de Augusto Csar Sandino y de Ernesto Che Guevara, ante el recuerdo de todos los hroes y mrtires, por la liberacin de Nicaragua, Amrica Latina y la humanidad entera, ante la historia, pongo mi mano sobre la bandera roja y negra que
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Bethell Leslie: Historia de Amrica Latina, Ed. Crtica -Grijalbo, Barcelona, 1997, p.93 El primero haba sido el famoso y frustrado ataque al cuartel Moncada el 26 de julio de 1953, donde Castro terminara apresado

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significa: Patria Libre o Morir. Juro defender con las armas en la mano el decoro nacional y combatir por la redencin de los oprimidos y de los explotados de Nicaragua y del Mundo. Si cumplo este juramento, la liberacin de Nicaragua ser mi premio; si traiciono este juramento, la muerte oprobiosa y la ignominia sern mi castigo"175. Como vemos el discurso nacionalista que habla de defender el decoro nacional encarnado en la figura de Sandino, va a la par con la figura del internacionalismo revolucionario por el socialismo que lucha por la redencin de los oprimidos y de los explotados encarnado en el Che Guevara. El realce que se hace a la figura de Sandino por parte de este movimiento poltico - militar, no es gratuito. Augusto Csar Sandino, fue un caudillo Liberal cuya principal lucha fue el terminar con la intervencin estadounidense en los asuntos polticos de su pas, que a principios de siglo se debata en una lucha fratricida entre Conservadores y Liberales, ms la intervencin norteamericana, que apoyaba principalmente al bando conservador, quienes oponan menor resistencia a la opcin estadounidense de establecer un protectorado sobre el pas para la construccin de un canal biocenico, la explotacin de las materias primas, ferrocarriles y la concesin de emprstitos, etc.

La intervencin armada estadounidense se plasm en dos invasiones de los marines, la primera que comenz en 1912 y concluy en 1925, pero los marines regresaron en 1927, siendo en esta oportunidad enfrentados por Sandino, quin con un pequeo ejercito, inicia una guerra de guerrillas que desgasta a los estadounidenses, quienes se retiran en 1933. Con la retirada de los marines, Sandino depone las armas e inicia conversaciones de paz con el gobernante de turno, Juan Bautista Sacasa. El acuerdo consiste, en la retirada de los marines y su reemplazo por un cuerpo armado local: la Guardia Nacional, a cambio de la deposicin de las armas por parte de la guerrilla sandinista. No obstante, cumplido el acuerdo, Anastasio Somoza Garca, director de la Guardia Nacional, ordena el asesinato de Sandino, quin muere el 21 de febrero de aqul ao. Ms tarde Somoza, con el apoyo de los EEUU, alcanza el poder en 1936 derrocando a Sacasa, iniciando una larga dictadura administrada por su familia, la cual se extender hasta 1979.176

Por esta historia, el FSLN, levanta la figura de Sandino, la cual esta impregnada de nacionalismo y de lucha antiimperialista, imagen que puede servir a esta guerrilla para aglutinar a los sectores ms amplios de la poblacin nicaragense, en su lucha contra la dinasta Somoza representante precisamente de la opresin avalada por el imperialismo yanqui. Al igual que en Cuba, el Partido Comunista Nicaragense no haba tenido en un
FSLN: Estatutos del FSLN, en www. fsln-nicaragua.com./documentos/. Consultado 5 junio 2004 Anastasio Somoza Garca fue el primero, muri producto de un atentado en 1956, le sucedi su hijo Luis Somoza Debayle (Tacho), quin muri en 1967, entonces asumi el poder el hermano de este, Anastasio Somoza Debayle (Tachito) quin continu gobernando hasta 1979, ao del triunfo sandinista.
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principio, un papel activo en el derrocamiento del ltimo de los Somoza, como lo consigna Leslie Bethell en su obra: El FSLN reciba apoyo de muchos sectores de la sociedad, aunque el nmero de militantes que participaba en los combates era muy pequeo. Hasta la ofensiva final de 1979 haba unos trescientos militantes divididos en tres facciones. Pero, al igual que el movimiento cubano, que en el aspecto numrico tambin era reducido, logr movilizar una amplia oposicin contra una dictadura impopular. Contaba con el apoyo de la Iglesia catlica. Utilizaba el lenguaje del nacionalismo y aprovechaba el recuerdo de Sandino. Contaba tambin con los sentimientos anti norteamericanos propios de un pas que haba sufrido a manos de los Estados Unidos () Las condiciones empeoraron cuando en el decenio de 1970 un movimiento sindical revivificado organiz huelgas contra el descenso de los salarios. Las reducciones del nivel de vida tambin fomentaron el crecimiento de sindicatos combativos entre los maestros, los trabajadores de la sanidad y otros grupos parecidos. Los radicales catlicos empezaron a organizar sindicatos de campesinos y comunidades de base, que proliferaron despus del terremoto de Managua. La creciente oposicin a Somoza, que no era menor por parte de los sectores empresariales y los Estados Unidos, y el progresivo apoyo a los sandinistas, incluso entre elementos conservadores de la Iglesia 1979
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catlica, culminaron con la victoria de la insurreccin en

El Partido Comunista de Nicaragua, el PCN, fue espectador de estos acontecimientos mientras segua abogando por una lucha pacfica contra Somoza. Esta cautela recibira ms adelante fuertes crticas de la Unin Sovitica, que virtualmente volvi la espalda al PCN y prefiri cultivar las relaciones con el gobierno sandinista178.

Hemos querido hacer esta digresin para recalcar lo que planteramos pginas arriba, en cuanto a la heterodoxia respecto de los PC que caracteriz a los movimientos latinoamericanos aludidos por grupo de anlisis. Se trataban de movimientos que si bien tienen una retrica de izquierda, e indudablemente participan en ellos militantes comunistas, estos referentes polticos tambin elaboraron un discurso y una praxis poltica interclasista. Ambos movimientos, se desarrollaron y obtuvieron el triunfo al alero de una movilizacin social, que inclua a diversas fuerzas polticas. Esto no debe extraar, ya que ambos pases eran gobernados por longevas dictaduras personalistas, que cometan los excesos tpicos de gobiernos de este tipo: clientelismo poltico exacerbado que derivaba en corrupcin y un
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Tras el triunfo sandinista, se instaur un gobierno de carcter pluralista, la cpula de este gobierno estaba ocupada por miembros de una Junta Provisional de Gobierno, donde estn representados los distintos grupos de oposicin al somozismo: Grupo de los 12, Mov, Pueblo Unido, Frente Amplio Opositor, y Frente Sandinista .Ms tarde en 1984 se celebraran elecciones, donde los sandinistas obtendran la mayora. 178 Bethell Leslie, op cit., pp. 114-115.

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estilo de gobernar autoritariamente. Otra caracterstica que se hace evidente, es la tarda participacin comprometida de los partidos comunistas en el derrocamiento de estos gobiernos. Esto ltimo se podra destacar, para demostrar que no existan formulas rgidas o leyes generales para la insurreccin, que en Amrica Latina haba primado la heterodoxia que planteaba que los movimientos obreros articulados en los partidos comunistas no tenan la capacidad por s solos de culminar con xito un proceso revolucionario. Claro que ahora la insurreccin para el grupo de anlisis no era por el socialismo, sino que era una posible salida a un rgimen dictatorial.

Pero no slo estas insurrecciones latinoamericanas inspiraban a este grupo, otros sucesos fuera de este continente llamaban su atencin, como la cada del Sha179 en Irn y la Revolucin de los Claveles en Portugal. Ambos sucesos, compartan la caracterstica de ser movimientos de masas y que en un momento determinado, las fuerzas armadas que sustentaban los gobiernos dictatoriales sufrieron un quiebre en su seno a favor de los insurrectos, agudizando la crisis de dichos gobiernos. Lo que derrib al gobierno de carcter monrquico del Sha (Muhammad Reza Pahlavi) de Irn, fue la confluencia de la protesta social encabezada por los sectores religiosos (islmicos) conservadores, y el malestar social de sectores no islmicos. Los primeros estaban descontentos con el Sha, porque este en los 60 haba llevado a cabo una serie de reformas econmicas sociales de carcter occidental: la denominada Revolucin Blanca, por ejemplo, se le concedi el derecho a voto a la mujer, y se le dio preeminencia a la educacin laica por sobre la religiosa; esto llev a los fundamentalistas, dirigidos por el Ayatol (lder espiritual) Ruhollah Jomeini, ha iniciar una frrea oposicin al Sha, incluso Jomeini vivira exiliado por mucho tiempo. Por otra parte sectores no religiosos tambin manifestara su descontento con el Sha, por el perfil autoritario que iba adquiriendo su gobierno, por ejemplo el 2 de marzo de 1975, este haba decretado el fin del sistema multipartidario. Tambin la desigual distribucin de la gran riqueza petrolera del pas, fue una causa de malestar social. En 1978 ocurren numerosas jornadas de protestas, el 8 de septiembre de aqul ao en Tehern, los soldados disparan contra unos 20.000 manifestantes matando e hiriendo a cientos de ellos, pero la movilizacin social lejos de amedrentarse, se potencia, y en noviembre del mismo ao, cientos de jvenes islmicos toman las calles de Tehern, destruyendo los smbolos de la influencia occidental (bancos, comercios de bebida alcohlicas, etc.). Finalmente en el mes de diciembre, mes sagrado para los musulmanes shies, el Ayatol Jomeini lanza una proclama instando a la sublevacin total. Acogiendo este llamado, el 10 y el 11 de diciembre un grupo de soldados se rebel y atac el comedor de oficiales de la Guardia Imperial del

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Denominacin equivalente a Rey

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Sha. Dicho incidente supuso un quiebre en las fuerzas leales al Sha, quin frente a esta situacin y a la magnitud de la movilizacin popular huy del pas en Enero de 1979, triunfando la insurreccin mayormente islmica, la cul tiempo despus, instaurara una Teocracia en aqul pas.

Portugal por su parte, hasta el ao 1974 haba sido gobernado por un gobierno de caractersticas autoritarias, desde el establecimiento del Estado Nuevo por Antonio Oliveira Salazar en 1933. Este rgimen era corporativo y de Partido nico, suprimi el derecho a huelga, la libertad de prensa, reprimi a la oposicin poltica, y arrastro al pas a una interminable y anacrnica guerra, para conservar las colonias portuguesas en frica (Angola, Mozambique y Guinea). Salazar gobern hasta el ao 1968 cuando sufre un ataque de apopleja, siendo reemplazado por Marcelo Caetano, quin hizo una cierta apertura poltica; por ejemplo, se admiti a la oposicin en el Parlamento. Pero su gobierno enfrentaba serias dificultades econmicas y tampoco daba una solucin a la degastante guerra colonial. Este hecho principalmente, propici el quiebre en el ejrcito portugus, hasta ese momento sustento del rgimen. A mediados de 1973, surgi el Movimiento de los capitanes, quienes al principio plantearon demandas de tipo institucional, pero pronto estas exigencias se tornaron en un clamor por una reformulacin del sistema poltico y del gobierno, que amparaban una guerra que se vislumbraba como un callejn sin salida. El malestar militar, apoyado ampliamente por la poblacin civil, lleg a su punto culmine, el 25 de abril de 1974, cuando las columnas de militares procedentes de varios lugares del pas ocuparon pacficamente los puntos estratgicos de la capital y se produjo, pocas horas despus, la rendicin del presidente, Marcelo Caetano. Los militares partcipes de esta insurreccin, se presentaban como El Movimiento de las Fuerzas Armadas, suscribiendo un programa en el que se garantizan los derechos y libertades de los ciudadanos, y un rgimen de democracia pluralista. Dicho Movimiento, decret la eliminacin de las instituciones del rgimen depuesto y se comprometi a convocar elecciones para una Asamblea Constituyente, afirmando la necesidad de una nueva poltica econmica y social y anunciando el inicio del proceso de descolonizacin. El clavel, ofrecido efusivamente por la poblacin a los soldados, y colocado por stos en el can de las ametralladoras180, se convirti en el smbolo de esta accin notable, apoyada por la inmensa mayora de los portugueses, cansados de aos de represin, de ah viene el nombre para esta insurreccin: Revolucin de los Claveles. Respecto a este suceso A. Samaniego comenta: Las colonias portuguesas en frica han ganado su independencia. Sus luchas se vieron respaldadas por el renacer de la causa de
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Para el relato de la Revolucin Islmica como de la Revolucin de Los Claveles nos hemos basado en la Microsoft Encarta 2004(S.I.): Biblioteca de Consulta 2004. 1 Cd-rom.

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la democracia: En Portugal, en 1974, y cuando oficiales de las FFAA del ya muy viejo fascismo subdesarrollado, asumieron posturas izquierdistas, lideraron un movimiento masivo de reconstruccin democrtica: la revolucin de los claveles, la consigna de la UP se vocea en portugus: O povo unido jamais ser vencido181 .

Tanto la cada del Sha como la Revolucin de los Claveles, resultaron inspiradores para el grupo de anlisis y sin duda para el resto del PCCH, ya que se presentaban como acontecimientos que haban permitido a sus respectivos pueblos, sacudirse de regimenes autoritarios182, mediante el concurso de una protesta civil masificada, apoyada por sectores de los cuerpos armados que sustentaban a las dictaduras. Los fundamentos de la PRPM, recogeran las experiencias de estos acontecimientos; as se desprende de lo que habra declarado Ernesto Contreras (Camilo Gonzlez) a La Historia Indita de Nuestros Aos Verde Olivo de La Tercera: Nuestra tesis era que la instalacin de una solucin insurreccional dependa del juego entre dos crisis: la crisis poltica al interior del gobierno y la crisis poltica en las Fuerzas Armadas. Esto ltimo implicaba algo muy similar a lo acontecida en la revolucin bolchevique, donde la cada del zarismo fue un desplome moral de sus fuerzas. Esta experiencia se renov por lo acontecido con la cada del Sha de Irn, en 1979, donde gran parte de los iranes estaba en la calle y las fuerzas represoras del rgimen simplemente se desplomaron183.

Otro tema que se iba haciendo evidente, en las discusiones de este grupo, era la mirada crtica hacia los socialismos realmente existentes, que en cierto modo, ms adelante, derivara en una crtica tambin hacia la convivencia democrtica interna en el PCCH, marcada muchas veces por un centralismo democrtico184 exacerbado.

El otro gran tema terico poltico y tico que es la crtica del modelo de socialismo, probablemente no era visto entre nosotros de una sola manera. Algunos pocos opinbamos duramente sobre el tipo de sociedad Socialista Soviticay discrepbamos de su poltica
Samaniego Augusto, op cit, p.9. En el caso de Irn el carcter liberador de la Revolucin Islmica es cuestionable, ya que prcticamente se cambi un rgimen monrquico por un gobierno religioso fundamentalista. 183 Ortega Javier: La Historia Indita op cit., Cap. IV 184 Centralismo Democrtico, en palabras simples, significa libertad de discusin, pero unidad absoluta en la accin, esta es la mxima en los partidos comunistas, es decir, se discuten las estrategias polticas escuchando todas las opiniones, pero una vez que se vota una resolucin, los votos que quedan en minora deben acatar como suyas las mociones aprobadas por la mayora, cerrando en ese minuto la discusin. As el partido en su conjunto trabaja por el xito de determinada poltica, evitndose la creacin de corrientes o grupos articulados que entorpezcan el desarrollo de la lnea del partido (atornillar al revs). Pero por otra parte se corre el peligro que la discusin o el pensamiento crtico necesarios en toda agrupacin poltica queden clausurados. En el PCCH, este ltimo factor se habra potenciado, por la clandestinidad y la persecucin poltica, ya que estas requeran una disciplinada compartimentacin, y una necesidad de que las rdenes del partido se llevaran a cabo fielmente y sin contratiempos.
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mundial en aspectos duros en esa fase. Yo deca sin reservas pero dentro del PC en Pars y Holanda donde militaba que, por ejemplo, con la invasin a Afganistn no me haran comulgar; que la buena convivencia con el PCUS la aceptaba como una necesidad en funcin del apoyo material para llevar la lucha contra Pinochet. Para algunos del grupo, de esas reflexiones surga la conviccin de que nuestro socialismo requera distancia crtica ante el realmente existente185. Cmo plantebamos pginas atrs, este aspecto de la elaboracin terica del grupo de anlisis tendr efectos en el PCCH, que se manifestarn tardamente, en la forma de corrientes de pensamiento crtico las cuales a fines de los ochenta formaran grupos disidentes del partido, como el CISPO y ms adelante en el ARCO, donde se planteaba la necesidad de una Perestroika para el PCCH, para enfrentar la salida pactada de la dictadura y la cada de los socialismos en la Europa oriental. Y algunos miembros del grupo de anlisis fueron partcipes de esta corriente crtica, reivindicando que lo sucedido a nivel mundial -el triunfo sandinista, el eurocomunismo- y nacional -el desarrollo de la PRPM- a fines de los 70 y los 80, realzaba el anti-dogma y la anti-ortodoxia, el siempre pensar con cabeza propia.

Volviendo al ltimo prrafo citado, quizs el desarrollo de esta actitud crtica pudo verse potenciada por el desarrollo del eurocomunismo, corriente de pensamiento comunista, que algunos miembros de este grupo y otros militantes del PCCH empezaron a conocer de cerca, como se consigna en el siguiente prrafo: El otro aspecto preado de consecuencias terico-polticas, era el fenmeno del eurocomunismo. En las discusiones colectivas lo tratbamos circunstancial y tangencialmente. Yo -el nico que viva en Europa occidental y se empapaba de lo que deca y haca el PC italiano (PCI), tambin de lo referente a los comunistas espaoles y franceses, etc.le deca a Camilo que en el eurocomunismo

(como expresin generalizadora) haba vertientes y contenidos tericos de dulce y de grasa. Pero que la crtica italiana al socialismo real era profunda y slida (hablo del perodo de Enrico Berlinguer). Ms adelante se consigna que otros miembros del PCCH, acogan estos nuevos postulados En el Pleno de las JJCC de 1979, (Ernesto) Ottone, Pipo Rojas y varios otros compaeros, esbozaron una crtica de corte erocomunista, a la poltica general del PC. Estimo que de esas opiniones no se proyectaba un cambio de poltica comunista para Chile, para re-situarnos en la lucha contra la Dictadura y su institucionalizacin. Se escuch s, una crtica al socialismo real. Ello sintonizaba con el movimiento ideolgico crtico que remeca al PS, y que se agravaba despus de su divisin, dando impulso al gran giro de la

185

Samaniego Augusto, op cit, p.8

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renovacin socialista y su separacin del llamado leninismo y, en buena medida, del marxismo en cualquiera de sus expresiones186.

Luis Corvaln en sus memorias, reconoce, que el eurocomunismo en su tiempo -aparte de abrir un debate en el comunismo internacional- no fue recibido muy entusiastamente de manera oficial por el PCCH, dado su carcter crtico hacia los socialismos reales y por ende al PCUS, respecto al cual el PCCH por razones histricas y prcticas ejerca una gran lealtad y defensa pblica. En el siguiente prrafo el otrora Secretario General, en una mirada en perspectiva, marca las afinidades y diferencias que se marcaron con el eurocomunismo: Los comunistas chilenos y los italianos tenamos no pocas afinidades en una serie de importantes cuestiones terico-prcticas. Unos y otros concebamos la va pacfica, que los italianos llamaban va democrtica como un proceso revolucionario de masas, que deba ir ms all de la izquierda, agrupar a la mayora ciudadana y desarrollarse en la lucha por los derechos del pueblo, por la defensa y la ampliacin de las conquistas democrticas; pensbamos que era incorrecto identificarlo con un simple camino parlamentario y nos pronuncibamos categricamente por construir, junto a las ms amplias fuerzas progresistas, una sociedad socialista, con pluralismo poltico y en un Estado de derecho. Con los comunistas franceses y espaoles tenamos criterios similares en tales materias. No compartamos, en cambio, la crtica al socialismo real. Desde nuestro punto de vista, esas crticas lindaban en el anti sovietismo y eran aprovechadas por el enemigo. Hoy, a la luz del colapso de ese tipo de socialismo y de cuanto con l qued al desnudo, no se puede menos que reconocer que, ms all de las exageraciones, abordaban problemas reales. Los comunistas italianos, franceses y espaoles, conocan ms que nosotros la sociedad que se haba construido sobre las ruinas del imperio zarista y saban ms acerca de cmo transcurra la vida y se manejaban las cosas en los pases socialistas de Europa 187.

Pasando a otro punto, se ha hecho referencia en pginas anteriores, al nombre del militante comunista Camilo Gonzlez (Ernesto Contreras), el cul particip del grupo de anlisis de Berln, y tambin a mediados de los 70 habra escrito y publicado algunos artculos, como por ejemplo El Fascismo en Chile de 1974, Las Desviaciones de Derecha en el movimiento obrero chileno, en 1975 o 76, Algunas Tesis falsas sobre la lucha armada probablemente el 78 o 79. En estos artculos se sintetizaron los fundamentos del desarrollo de la Lnea poltica comunista en los 80. Incluso en el trabajo de A. Samaniego se seala que este miembro del PCCH fue el que jug el papel ms importante en el desarrollo de las

186 187

Ibid. Corvaln Luis, op cit., p.273.

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nuevas ideas188 . Este rol protagnico se debera a la confeccin de los artculos ya mencionados, donde como temas principales se abordan las insuficiencias tericas del PCCH en el anlisis de la derrota sufrida en 1973, los vacos presentes en la estrategia revolucionaria y la necesidad de asimilar lo militar como una tarea partidaria. Ya hemos dejado clara nuestra posicin respecto a la autora de la PRPM y del FPMR, aqu reafirmamos que citamos la participacin de este militante como un aporte ms al desarrollo de la lnea poltica comunista, y no en el sentido de atribuir paternidad alguna sobre esa poltica y esa estructura.

Es interesante citar nuevamente el trabajo de A. Samaniego, donde se comenta, las tesis principales de un artculo de Camilo Gonzlez que habra circulado internamente en parte del PCCH a fines de los 70, este artculo se llamaba Algunas Tesis falsas sobre la lucha Armada, que trataba de dar algn fundamento a la poltica militar del PCCH, tomando en cuenta la existencia de los militantes, que se estaban formando como oficiales en escuelas militares extranjeras y que en ese momento no vislumbraban cmo encajara su experiencia en la realidad chilena . En lo fundamental este artculo afirmaba que que lo militar es parte de la poltica y que el PCCH necesitaba cubrir los vacos conceptuales que haban afectado su estrategia de larga data, tratando de descubrir la realizacin prctica de una poltica de masas, pero esta vez, desarrollando los mltiples aspectos de lo militar: primero, el trabajo militar de masas, luego el trabajo ideolgico-prctico por influir dentro de las FFAA, y despus, la definicin-dentro de la estrategia y sus definiciones tcticas muy concretas- la probable accin de la fuerza (militar) propia. Quedaba planteada la idea fundamental de que esos especialistas (los militantes convertidos en oficiales), deban foguearse como militantes y dirigentes del PC, vinculndose a todas las formas de trabajo con y hacia las masas. En el partido revolucionario no caba el concepto de expertos (militares) que se mantienen en un espacio estanco y separado de la accin general para actuar en lo suyo, pero cuando se requiriese189. En aqul artculo, se habra seguido coherentemente, con la argumentacin acerca de lo militar, ya establecida en el Pleno del ao 1977 en el sentido de que el PCCH necesitaba elaborar una estrategia poltica completa que abarcara todas las reas que ataen al juego del poder y entre ellas se cuenta el factor militar, el cual bajo la situacin de insurreccin popular que quera proponer PCCH, deba ser abordado como una tarea de todo el colectivo y estrechamente vinculado con la movilizacin de masas; segn este artculo no se deba caer en el error de entender lo militar como el trabajo de un grupo de expertos militares, con una capacidad de incidencia marginal, aislados de los frentes de masas, como las poblaciones, universidades,
188 189

Samaniego Augusto, op cit, p.6 Ibid.,p.11

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sindicatos, etc. Es interesante anotar la referencia, que se habra hecho en este artculo de los tres pilares de la poltica militar del PCCH: el trabajo militar de masas, el trabajo ideolgico-prctico para influir en las FFAA, y despus, la probable accin de la fuerza militar propia, ms adelante volveremos a hacer referencia sobre estos pilares.

En sntesis, lo que planteaba el grupo de anlisis con respecto a la lucha antidictatorial, era que frente al inmovilismo poltico y social, que supona el fracaso de llegar a constituir formalmente el Frente Antifascista, el PCCH deba incorporar nuevas concepciones estratgicas que de verdad, lograran desestabilizar a la dictadura y que le devolvieran al partido su protagonismo en la lucha de masas. Sin abandonar los mtodos tradicionales, de la poltica comunista chilena: la vocacin de masas y la bsqueda de alianzas polticas amplias, y adems tomando en cuenta las lecciones ms tiles de algunas insurrecciones populares a nivel mundial, el grupo de anlisis de Berln propona propiciar un alzamiento popular masivo, que copara las calles, provocando el desgobierno, y derrumbando squicamente la capacidad de represin del ejrcito chileno. Bajo esta concepcin, lo militar, no debera actuar por fuera de la accin de la masa, sino con ella, para potenciarla y ampararla. Es en este mbito de accin donde deban actuar los cuadros militares del partido, a travs fuerza propia ms tarde el FPMR-, y en el trabajo de autodefensa en los barrios populares (trabajo militar de masas). Es decir, lo principal era la movilizacin social, y no lo militar.

Por ltimo, cabe consignar, que varios de los miembros del grupo de anlisis, lograron ingresas a Chile a principios y durante los 80, incorporndose al trabajo partidario. Luis Corvaln, en 1980 proclamar el derecho a la rebelin contra la tirana. Ernesto Contreras fue el primero en ingresar a Chile en septiembre de 1980, y comenz a trabajar en la constitucin de un equipo del partido que tena como misin llevar a la prctica la idea de elevar la combatividad de las masas para desestabilizar al rgimen; este grupo ms tarde sera denominado como el Frente Cero u Frente 17, y puede decirse que fue la comisin de trabajo militar del PCCH en aqul nuevo perodo (80-82). Ms adelante veremos con un poco ms de detalle, la actuacin de esta estructura partidaria.

Como sealramos pginas atrs, muchas de las argumentaciones del grupo de anlisis, eran informadas a la dirigencia comunista en Mosc, quin tambin reciba las recomendaciones del Equipo de Direccin Interior, en el sentido de que la lucha contra el rgimen en Chile deba dar un salto, aprovechando la incipiente manifestacin social que pareca despertar en el Chile de fines de los 70, y el resurgir que estaba experimentando el partido en Chile. Teniendo en cuenta estos hechos, y los que comentbamos ms atrs

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(rechazo de la DC, quiebre de la UP, institucionalizacin del rgimen militar), el PCCH decide dar a conocer lo que parecer ser su nueva estrategia para enfrentar al rgimen militar en la dcada de los 80.

Todas las Formas de Lucha: El Derecho a la Rebelin. El 3 de septiembre de 1980, a travs de un discurso transmitido por Radio Mosc, Luis Corvaln anunciaba a Chile y al mundo, que el PCCH adoptara una estrategia ms combativa hacia la dictadura. El anuncio se hizo en el marco de un acto del PCCH en conmemoracin de los diez aos del triunfo de la Unidad Popular, el cual se llev a cabo en la Sala de las Columnas, sede de los sindicatos soviticos. La fecha en que se hizo este anuncio, tambin era simblica porque se realizaba una semana antes de que el rgimen militar efectuara el plebiscito para aprobar la Constitucin de 1980 y las disposiciones para la transicin democrtica en Chile. En sus memorias, Luis Corvaln rememora este momento: En el discurso que pronunci en la sala de los sindicatos soviticos dijimos que el resultado del plebiscito se conoca de antemano, pues era como una carrera de un solo caballo. Pero agregamos- habr otro resultado. Se hacen humo las ilusiones respecto de una presunta liberalizacin del rgimen. Se cierran los caminos para la evolucin gradual con que algunos han soado. En estas circunstancias, no tenemos dudas de que el pueblo chileno sabr encontrar el modo de sacudirse del yugo de la tirana. Las masas irrumpirn de una u otra manera hasta echar abajo el fascismo. Pinochet no podr mantenerse en el poder por el tiempo que pretende. El derecho del pueblo a la rebelin pasa a ser cada vez ms indiscutible190. Al analizar este prrafo del discurso de L. Corvaln, se pueden hacer algunas afirmaciones, en el sentido de que primero se manda un mensaje -especialmente a la DC- a una parte de la oposicin al rgimen militar, que abogaba por una conciliacin con este, buscando una especie de salida pactada de la dictadura. Segn el anlisis comunista, -ahora en ms concordancia con el PS-Almeyda- con la insistencia del rgimen de legalizarse y por ende proyectarse a largo plazo a travs de la Constitucin, se cerraba el camino para una pronta vuelta a la democracia. La obstinacin de la dictadura, llevaba inevitablemente al pueblo, a buscar su liberalizacin, imitando un poco lo hecho por los portugueses, iranes, y nicaragenses, a travs de la irrupcin de las masas.

El discurso prosigui de la siguiente manera: El pueblo sabr descubrir en la lucha las formas especficas de expresin de su proceso democrtico y revolucionario, dando paso, seguramente, a los ms variados mtodos que ayuden a desarrollar el movimiento de masas, aislar a la tirana, aunar fuerzas, abrir perspectivas de victoria. Es el fascismo el que

190

Corvaln Luis, op cit., p.275

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crea una situacin frente a la cual el pueblo no tendr otro camino que recurrir a todos los medios a su alcance, a todas las formas de combate que lo ayuden, incluso a la violencia aguda, para defender su derecho al pan, a la libertad y a la vida191.

Otros prrafos destacables son: En nuestra poltica no hay rupturas, no hay cambio de lnea, sino permanente desarrollo y enriquecimiento de la misma () El desarrollo de esta lnea se expresa, con modificaciones tcticas o en formulaciones que la complementan, de acuerdo con los cambios que se producen en la situacin()En el combate contra el fascismo el pueblo ha ido aprendiendo a combinar diversas formas de lucha, abiertas y clandestinas, pacficas y violentas, tradicionales y nuevas192 .

Son precisamente los prrafos, referentes a todas las formas de combate incluyendo la violencia aguda, los que para algunos investigadores son la prueba de un giro abrupto en la lnea poltica del PCCH hacia la insurreccin armada. Ms que un viraje, lo que se anunciaba aqu, era que desde el minuto en que el rgimen militar no dejaba dudas acerca de su intencin de prolongarse, se haca necesario para el PCCH sumar a los mtodos tradicionales de lucha, la violencia armada como el ltimo recurso que resta, para hacer efectiva una real desestabilizacin del rgimen. No signific en definitiva renunciar a ningn medio de oposicin a la dictadura, ni tampoco se apost por una sola forma de lucha. As explica Luis Corvaln, el porqu de la incorporacin de la violencia armada: se haca claro que para terminar con la dictadura ya no bastaban las declaraciones de protesta y otros recursos tradicionales. Era necesario agregar a tales mtodos, otras formas de lucha, ms contundentes, recurriendo incluso a determinadas acciones de violencia. Fue en esa circunstancia que reivindicamos el derecho del pueblo chileno a rebelarse contra la tirana. Lo reivindicamos luego de concluir, como los hechos lo venan demostrando, que la dictadura de Pinochet no se le poda poner fin mediante meras protestas y declaraciones y el uso de mtodos tradicionales de lucha, aunque todos los mtodos y formas eran respetables y tiles en alguna medida. Ya haban transcurrido siete aos de rgimen fascista y era impropio de revolucionarios conformarse con una oposicin ms o menos versallesca que no le haca mayor mella, favoreca su prolongacin y significaba ms bien estar a la espera de que terminara con el paso del tiempo193.

Es interesante detenerse a comparar las declaraciones del PCCH, referentes a la violencia aguda, con lo declarado por su similar de El Salvador, respecto al mismo tema, y en un
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Ibid. Citados en Ortega Javier:La Historia Indita de Nuestros Aos Verde Olivo, op cit.,Cap. V 193 Corvaln Luis, op cit, p.275

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relativamente cercano tiempo cronolgico. En El Salvador: A partir del VII Congreso de 1979 el PC salvadoreo se autodefine como un partido de guerra cuyo brazo armado son las Fuerzas Armadas de Liberacin (FAL). Esta integrado al FMLN, el que es considerado vanguardia militar revolucionaria indiscutible de El Salvador y al Frente Democrtico Revolucionario (FDR), el cul es un frente poltico194. Claramente hay diferencias entre los dos PC frente al uso de la violencia, la tajante o decidida declaracin del PC salvadoreo de definirse como un partido de Guerra con un brazo armado reconocido, contrasta con la ambigua o ms flexible posicin del PCCH de todas las formas de lucha y el no reconocimiento explcito de la paternidad sobre el FPMR, al que slo declara su simpata. Esto muestra cuan diferentes eran las realidades de ambos pases, aunque sus conflictos tenan elementos en comn (lucha contra un rgimen autoritario y un partido comunista asumiendo la lucha armada), y sin duda estas diferencias influan en la forma en que sus respectivos partidos comunistas afrontaran sus conflictos. La apertura y la pacificacin en Chile, pasaba ms que nada por el grado de apertura o flexibilidad del rgimen, como lo demostr el tipo de transicin que se llev a cabo en Chile. Mientras que en El Salvador, se desarroll una verdadera guerra civil, y que dur hasta la dcada de los 90, incluso, mientras hubo gobiernos elegidos por las urnas. Ah la pacificacin dependa de la derrota militar de uno de los bandos, lo cual forzara a una negociacin. Se hace esta digresin, porque en los 80, frente a la estrategia del PCCH y a la represin desatada por el rgimen por las jornadas de protesta, era comn la opinin, sobre todo en la oposicin de centro, de que se estaba produciendo una salvadorizacin del pas, lo cual objetivamente era exagerado y puede llevar a confusiones, lo que no significa desconocer la peligrosa espiral de violencia en que pareca sumergirse el pas en aquellos aos.

Con los anuncios del 3 de septiembre de 1980, el PCCH oficializaba su nuevaestrategia para enfrentar a la dictadura, la PRPM. En qu consista dicha estrategia? .Claramente lo que plante el PCCH, no era entablar en Chile una lucha guerrillera directa contra las FFAA y el gobierno de Pinochet, sino que ms bien, se inclinaba hacia una desobediencia civil generalizada que ojal paralizara los centros de poder ms importantes del pas, para producir ingobernabilidad y as deslegitimar al gobierno de Pinochet, produciendo su cada. Ahora bien, esta protesta masificada deba ser potenciada, impulsada y amparada por acciones paramilitares, principalmente de sabotaje en contra de la infraestructura estatal y privada, como por ejemplo las torres de alta tensin. Tambin se buscaba golpear especficamente a los aparatos represivos de la dictadura, todo esto para alentar al pueblo,
194

Gmez Mara S: El Discurso de los Partidos Comunistas de Amrica Latina y el Caribe en las publicaciones del Movimiento Comunista Internacional, op cit p.3

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a la masa, a la lucha. Es en este contexto que es interesante citar unas palabras de A. Samaniego, respecto a la PRPM: se puso el acento en que la actividad violenta deba subordinarse a la lucha poltica de masas. En concreto, un tema puede ilustrar: las experiencias de revoluciones democrticas de masas contra las dictaduras hacan ms o menos importantes a los partidos comunistas, en la medida que estos partidos lograban debilitar a las fuerzas armadas de estas dictaduras, en una revolucin como la de Los Claveles en Portugal, el aparato represor del ejrcito se mantiene inclume pero lo que pasa es que se produce una descomposicin y contradiccin dentro de las filas del ejrcito, pero esto requera de un trabajo poltico. Un tipo es la revolucin portuguesa donde el ejrcito se descompone antes que el gobierno dictatorial, aunque ah influyen mltiples factores: crisis colonial, etc. Otro ejemplo es el de Irn donde cae el gobierno del Sha, se erosiona, el ejrcito, es quin mantiene al Sha, pero la irrupcin del movimiento de masas que copa las calles y en un momento inmoviliza al ejrcito, no pueden disparar, no hay condiciones polticas ni psicolgicas para masacrar a tanta gente, a travs de ese tipo de argumento este grupo planteaba algo que no se saba lo que era, pero que era similar a lo que irrumpe el 82 y el 83, cuando estallan las protestas nacionales y estas grandes protestas requieren el apoyo tcnico para respaldar a estas masas, para descomponer al ejrcito, la situacin evocaba lo acaecido en Irn: una Sublevacin Nacional, una movilizacin de masas tan grande que inmovilizara a la dictadura195.

Quizs la prxima cita ilustre de manera concreta, el ambiente de desestabilizacin que se quera crear: La aparente calma que suele haber en las calles de las ciudades se transforma sorpresivamente en marchas y manifestaciones a todo lo largo del territorio nacional. Los pobladores copan las arterias con barricadas, los estudiantes ocupan sus centros de educacin, los obreros no llegan a las industrias, las mujeres salen a las calle, los jvenes enfrentan al ejrcito, los gases lacrimgenos inundan el centro de la ciudad y en las poblaciones, se siente desde todos los sectores el tableteo de ametralladoras, los helicpteros pasan rasantes en las barricadas obreras. Ningn vehculo recorre las principales avenidas, y mientras un apagn deja a oscuras a casi todo el pas, se escuchan explosiones, los bombazos, en medio del sonar de cacerolas y un ronco y va a caer! surge de todos los rincones196.

La PRPM, fue la estrategia comunista durante los 80, y el PCCH oficialmente la defini como un proceso de masas, poltico, ideolgico, moral, cultural, organizativo, civil, militar y paramilitar que se engrana con toda la actividad del pueblo que no se vincula slo a un tipo
195 196

Entrevista con el autor 11-10-2002 Torchio B. Leandro: Manuel Cabalga de Nuevo, Ediciones III Aniversario, Chile 1986.,p. 4

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de forma de combate, sino que debe recurrir al arsenal histrico de lucha de nuestro pueblo y aprender formas de accin que an le son desconocidas 197. Otra vez se destaca en el discurso comunista una estrategia que intentaba caracterizarse como amplia, vinculada a la movilizacin de masas y amalgamando formas tradicionales de lucha, con la

experimentacin de dotar al partido de una Poltica Militar completa. Es interesante, que en la definicin de este perodo determinado de la lucha y de sus objetivos esenciales, el PCCH an apelara a conceptos propios de la Lnea Poltica del XIV Congreso de 1956, combinndolos con las definiciones objetivas del perodo dictatorial: De este modo, en las nuevas condiciones aparecidas luego de septiembre de 1973, se produjo un entrelazamiento muy estrecho entre las tareas antiimperialistas y antioligarquicas. O, dicho de otro modo, la lucha antifascista y por la democracia, es parte integrante inseparable de la lucha antiimperialista y antioligrquica. En este contexto, la tarea inmediata y la forma especfica que adopta la lucha contra los enemigos principales de Chile y su pueblo, es la lucha por el derrocamiento de la dictadura fascista. En este marco hay que entender la poltica de Rebelin Popular198. Se est nuevamente frente a la idea de combinar lo tradicional con lo nuevo que nace con la instauracin del rgimen fascista. Esto se hizo para enfatizar que el PCCH se mantena firme a una lnea poltica alejada del sectarismo o del aventurerismo de la accin directa.

El PCCH trat de elaborar un discurso y una praxis poltica amplia, donde la opcin por incorporar la violencia armada, no fuera contraproducente con su necesidades polticas prcticas: evitar su aislamiento y por ende, un rol protagnico en el concierto poltico nacional. Quizs consciente el PCCH, de que cada crisis representa un peligro y una oportunidad, trato de no jugar todas sus cartas a una sola estrategia. El peligro bajo la lucha antidictatorial era desaparecer como colectividad poltica de peso, tanto por la represin como por la posibilidad de quedar bajo la mesa de posibles negociaciones para una salida de la dictadura. La oportunidad estaba dada, porque, inevitablemente el derrocamiento de la dictadura, configurara un nuevo escenario poltico, donde la influencia de cada uno de los partidos polticos, iba a estar determinada por el tipo de salida que se diera a la dictadura. S triunfaba la tesis de la transicin pactada a travs de un acuerdo poltico nacional, el PCCH deba presentarse como una colectividad abierta al dialogo y al entendimiento, no le serva el mote de Partido de Guerra. Por otra parte, si la situacin poltico social en el pas, decantaba en una insurreccin popular, el PCCH deba tener la capacidad de intentar conducir y controlar dicha fuerza vital. Por esto, el PCCH necesitaba
197

PCCH: Manifiesto del PCCH de septiembre de 1981, citado en La Rebelin Popular Poltica de Nuestro Partido, cuadernillo para la formacin de cuadros, prob.1986, donacin particular, p. 17 198 Ibid., p.14

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de una estrategia, que le permitiera tener la flexibilidad necesaria para afrontar tanto el peligro como la oportunidad del rgimen militar.

Algunas definiciones del carcter y de los objetivos de la PRPM que son interesantes de destacar son las siguientes:

1. Lo central hoy es derribar a la dictadura fascista y recuperar la democracia. 2. Esta democracia debe ser lo ms avanzada posible, lo que implica la democratizacin y nacionalizacin de las FF.AA., la disolucin de los organismos represivos, el castigo a los criminales, el establecimiento de todas las libertades y el acceso del pueblo a las esferas de direccin poltica. Esta democracia avanzada debe retomar, de acuerdo a las condiciones concretas, las tareas antiimperialistas y antioligarquicas que el pas requiere y que corresponden al carcter de la revolucin. 3. (4) El rgimen fascista es ilegtimo, por lo cual no cabe reconocer su legalidad ni su institucionalidad. Frente a l solo cabe la lucha ms intransigente sin ningn tipo de conciliacin ni transicin. 4. (5) El combate contra el rgimen fascista no puede limitarse a las formas tradicionales de la lucha puesto que stas por s mismas son insuficientes para provocar su cada. Por ello es que se debe acudir a todas las formas de lucha, conocidas y por conocer-pacficas y violentas-, incluyendo las ms agudas. 5. (6) Usando todas las formas de lucha, viejas y nuevas, el pueblo debe orientarse a desestabilizar al rgimen, a hacerle ingobernable la situacin, a desconocerle su autoridad y por esa va derrocarlo. 6. (7) En la perspectiva del derrocamiento del rgimen, se debe crear una correlacin de fuerzas poltico-militar que haga posible echar abajo a la dictadura, dndole una salida popular y avanzada a la situacin que permita retomar las tareas antiimperialistas y antioligarquicas planteadas. 7. (9) En la perspectiva de derrocar al rgimen es necesario unir contra l a todos los sectores que se le opongan, es decir, tanto a la oposicin popular como a la oposicin burguesa. Esto constituye la UNIDAD ANTIFASCISTA sin exclusiones, la que debe darse a pesar de las contradicciones existentes entre ambas oposiciones. Dichas contradicciones deben subordinarse al logro objetivo de derrocar al rgimen. Ciertamente que en el futuro esas contradicciones de una u otra forma tendrn que ser resueltas199.

199

Ibid., pp.15-16, numeracin entre parntesis es la original.

128

Es interesante hacer notar, que muchos elementos del discurso comunista construido durante el PCCH en los 70, y que fueron sistematizados en el Pleno del ao 77, siguen estando presentes en el discurso de la PRPM: la cada de la dictadura como objetivo prioritario, la unidad opositora, y el establecimiento de la democracia, retomando el proceso de participacin popular interrumpido abruptamente en septiembre de 1973 y la necesidad de construir una estrategia revolucionaria completa, que abarque todos los mbitos, inclusive el estudio y el desarrollo prctico del tema de lo militar en la poltica, una de las falencias del PCCH en el pasado. La superacin de este vaco para el PCCH, es fundamental, ya que la inclusin del tema de lo militar como tarea del partido le permitira tener una correlacin de fuerzas ms favorable, ya que a lo poltico se le agregaba el factor militar, el cual fue determinante en la derrota histrica que sufri el PCCH durante 1973. Lo militar es parte componente del problema del poder, entendido en su globalidad y no slo, como un mero hecho de lograr la mayora poltica a travs de los votos. As los comunistas en el marco de la PRPM, desarrollan el concepto de Correlacin de Fuerzas Poltico-Militar, con este concepto el PCCH indicaba que en la balanza de las fuerzas que se da entre las clases revolucionarias y la reaccin interviene de manera relevante el componente militar200 .

Las siguientes citas, nos pueden ilustrar el pensamiento del PCCH respecto al tema de la Correlacin de Fuerzas Poltico Militar. La primera, corresponde al ya mencionado discurso de Luis Corvaln de septiembre de 1980, la segunda, corresponde a un testimonio dado por un compaero del fallecido jefe del FPMR Ignacio Valenzuela Pohorecky. Luis C. afirm que: La revolucin debe resolver el problema del poder en su plenitud. Esto significa que no basta, como ocurri en nuestro caso, conquistar el gobierno una parte del poder poltico- ni llevar a cabo transformaciones slo en la estructura econmica, sino ser capaces de cambiar, tambin y de modo profundo, toda la estructura del Estado. La subsistencia de un aparato estatal cuya misin es la de sostener y defender los intereses reaccionarios termina por transformarse en instrumento de la contrarrevolucin. Tal fue, en particular el caso del poder judicial y sobre todo el de las FFAA201.

Por su parte Ignacio Valenzuela habra dicho que la experiencia de la UP confirm que un proceso revolucionario pasa por diversos momentos en los cuales se entrelazan discontinuamente medios, mtodos y formas de lucha diferentes, que deben privilegiarse con mayor o menor relevancia, segn las caractersticas de la ocasin que se vive.

200 201

Ibid., p.16 Ibid., pp.14-15

129

Lo podemos ver en la poltica que desarroll la UP hacia las FFAA, estrechamente vinculadas al camino pacfico por el cul quera transitar la revolucin chilena, que busc crear las condiciones que permitieran las transformaciones de las Fuerzas Militares atrayndolas sin quiebres ni enfrentamientos. Por lo tanto y por su dificultad, no aspiraba a que las masas se armaran, lo que se mostr eficaz hasta una fase avanzada del gobierno allendista. Pero comenz a declinar la efectividad del mtodo y en la ofensiva golpista de 1972, si bien un conjunto de acciones polticas coadyuvaron para frenar la contrarrevolucin, fue un elemento militar el decisivo: la determinacin del mando patritico de las Fuerzas Armadas de apoyar al gobierno popular ordenando al puntal de la ofensiva

contrarrevolucionaria el comando de camioneros- a concluir el paro.

Agudizada esta declinacin del mtodo pacfico, se produjo el Tancazo de junio de 1973. All la Contrarrevolucin emple medios exclusivamente militares y fue repelida con medios de la misma clase () Para mantener la Correlacin de Fuerzas, entonces y lograr el xito de los esfuerzos polticos que realizaba el movimiento popular, fue preciso contar con un propio y suficiente respaldo militar. Si bien la poltica que se sigui durante el proceso revolucionario, en lneas gruesas fue adecuada, la poltica militar fue insuficiente y hasta errnea, utilizndose, en consecuencia, inadecuadamente los mtodos de lucha () nuestra propia experiencia, nuestra propia realidad prctica no solo la de otros pases- demostr que en la medida que avanza la revolucin, cualquiera que sea la ruta que siga, se acumula en su contra la fuerza creciente de la contrarrevolucin que se manifiesta en ltima instancia en la forma armada

Esto da como consecuencia que para conseguir una revolucin victoriosa debemos implementar una poltica militar de la cul durante la UP tuvimos solamente ciertos elementos, como la tradicin constitucionalista de algunos mandos por ejemplo el General Schneider, el General Prats, el General Bachelet- pero muchsimas carencias () lo que nos sucedi revela que debe tenerse en cuenta la unidad de los factores polticos y militares dndole la relevancia que corresponde a cada uno de estos factores en cada momento de la lucha para operar correctamente en el proceso revolucionario.202

En las dos citas, se parte del anlisis de los errores cometidos durante la UP y se llega a la conclusin que en ese momento el PCCH no tuvo una estrategia poltica completa, donde lo militar no fue asumido con la importancia que tena, por eso ahora se haca necesario incorporar al concepto de Correlacin de Fuerzas, el factor militar, para que ahora esta

202

Pohorecky Adriana: Ignacio Valenzuela, op cit., pp.140-142

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estrategia no cayera en las falencias del pasado. Queremos volver a destacar que cuando el PCCH, hablaba de una insuficiente poltica militar, no slo se estaba refiriendo a la falta de un respaldo propio en ese terreno en la forma de un brazo armado. El poseer una poltica militar por parte de un partido poltico, no se refiere exclusivamente a la existencia de armas o no en el seno de este, sino que tambin a la relacin que tenga con las FFAA y el grado de conocimiento de los cuerpos armados: sus aspiraciones, su composicin social, el conocimiento de sus miembros ms relevantes, etc. Y al parecer, como se dieron los hechos en los 70, tanto las otras fuerzas polticas opositoras a la UP, como organismos forneos como la CIA, tenan un grado de conocimiento e influencia mayor que el PCCH en las FFAA.

Un ejemplo que puede ilustrar esta falencia del PCCH, es la ascensin de Augusto Pinochet hacia el mando del Ejrcito, su llegada a la Comandancia en Jefe no fue mayormente vetada, ya que contaba con la recomendacin del Gral. Prats, quin era un reconocido constitucionalista, con Pinochet se pas por alto su historial de represor de la izquierda durante el gobierno de Gonzlez Videla203, y su adherencia poltica, marcada por su anticomunismo.

El PCCH, asuma que una poltica militar deba ser integrante de su lnea poltica, cmo defini el PCCH este concepto?: Se entiende por poltica militar al conjunto de lineamientos y orientaciones principales por los que se guen las actividades militares del Partido de vanguardia. Estos lineamientos deben armonizar con el conjunto de la lnea poltica del Partido siendo, por lo mismo, partes integrantes de ella. Es muy importante retener que poltica militar es parte integrante de la lnea del Partido, por lo cual no se le puede entender al margen de ella204. Principalmente el PCCH quera dejar claro, que lo militar deba estar frreamente subordinado a las directrices polticas del partido y no deba entenderse a las acciones militares, como un elemento contrario a la estrategia global del Partido en esos aos. Se haca hincapi en ese punto, por lo temores del PCCH que anteriormente comentramos, en el sentido de que el PCCH no quera caer en el aparatismo o en acciones de propaganda armada sin un real efecto poltico, lo cual podra aislarlo del conjunto de las fuerzas poltico sociales de la oposicin a la dictadura. Adems, que con estas directrices, se dejaba en claro la subordinacin de la estructura militar y de los tcnicos, evitando posibles grados de autonoma de esta delicada estructura, y por lo tanto, posteriores quiebres al interior del PCCH, de esta forma tambin resguardaba su cohesin y
Pinochet estuvo a cargo de los relegados comunistas en los centros de detencin de Pisagua en el verano de 1948, y tambin fue Delegado del Jefe de la Zona de Emergencia en la Compaa Carbonfera de Schwager, donde reprimi a los mineros y a sus familias, en el marco de una huelga votada por la mayora de los mineros de ese yacimiento carbonfero. 204 PCCH:La Rebelin Popular Poltica de Nuestro Partido, op cit, p.18
203

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unidad, algo que siempre ha sido fundamental para este partido. Por eso, en el documento que estamos citando, el PCCH dedica un punto especial para recalcar que lo militar se subordina a lo poltico:

() podemos deducir a lo menos dos grandes conclusiones: 1) la poltica militar y lo militar se subordinan y sirven a la lnea poltica general, dentro de la cual se articulan como un elemento ms. De aqu se infiere tambin que el mando militar se subordina a la direccin poltica, y no a la inversa. 2) la poltica militar y la actividad militar son un medio, instrumento para conseguir objetivos polticas y de ninguna manera un fin en s. Ms an, lo militar es un aspecto de la poltica, es la poltica, pero llevada a cabo por otros medios, precisamente por medios militares. Por eso es que toda accin militar debe conducir a un objetivo poltico .No entender que lo militar es un medio de la poltica y no un fin en s conlleva el peligro de caer en una desviacin militarista205. A pesar de este nfasis, en el futuro, la subordinacin y la unidad entre el partido y su fuerza militar propia (el FPMR), se resquebrajara por las distintas lecturas polticas, que existen en el interior de cada estructura acerca de la

estrategia a ratificar en el curso de la lucha por recuperar la democracia. Ese tema se tratar ms adelante.

El PCCH, justificaba la necesidad de una Poltica Militar, con argumentos que recogan la propia experiencia del abortado proceso de la UP, y la retrica propia de los fundamentos clsicos del marxismo-leninismo. Estos argumentos se agrupaban de acuerdo a tres escenarios: En primer lugar, debido a que lo militar es un componente de la correlacin de fuerzas, con el agregado de que en los momentos decisivos de la lucha de clases, este componente gana en importancia, pudiendo incluso convertirse en el factor decisivo. Esto es sobre todo claro durante una situacin revolucionaria donde se le plantea al factor subjetivo (cuyo ncleo es el Partido) dar golpes suficientemente fuertes al viejo poder hasta quebrarlo y hacerlo caer, porque nunca caer por s solo. De aqu se infiere claramente que toda poltica revolucionaria no puede prescindir de los elementos militares, independientes de s stos llegan a ser utilizados o no. En todo caso, siempre actuarn por presencia.

En segundo lugar, lo militar y la poltica militar son necesarios por cuanto las clases dominantes disponen del estado, el que es un instrumento de dominacin. Cuyo ncleo est compuesto por los aparatos armados represivos (FFAA, policas, servicios de seguridad, etc.). Estos aparatos son las reservas ltimas de las clases dominantes, quienes los utilizan a toda su potencia cuando ven agotados sus otros mecanismos de dominio. Las fuerzas

205

Ibid. los subrayados son nuestros.

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populares y revolucionarias deben, en condiciones determinadas, poder enfrentar si fuese necesario tambin en este plano a la reaccin de las clases dominantes y vencer

En tercer lugar, se requiere de lo militar y de la poltica militar debido a que cuando la revolucin triunfa, inevitablemente luego se desata la contrarrevolucin interna y externa, las cuales se valen de todos los medios para lograr sus propsitos, incluso los armados. En tales condiciones la revolucin necesita saber defenderse en todos los planos, incluyendo el militar. Y esto, evidentemente, supone una poltica militar206.

Los Componentes de la Poltica Militar del PCCH. Como se sealara en pginas anteriores, la Poltica de Rebelin Popular de Masas supuso el uso de todas las formas de lucha, incluyendo las ms agudas, y la forma orgnica que adopta el ejercicio de los mtodos ms agudos de lucha es la organizacin militar207, esta organizacin o poltica militar del PCCH se dividi en tres componentes:

1. El Trabajo Militar de Masas (TMM), que era el trabajo de formacin paramilitar en las poblaciones urbanas, tena un carcter de autodefensa y de pequeas acciones de sabotaje a nivel local. Esto era en la prctica ensear y alentar a los pobladores a hacer barricadas, enfrentarse a carabineros cuando intentaban entrar a las poblaciones, provocar apagones a travs de los clsicos cadenazos , etc. Su forma orgnica concreta fueron Las Milicias Rodriguistas .Grupos del PCCH que estaban presentes en los barrios populares emblemticos, como por ejemplo en La Victoria, y que buscaban la organizacin de los pobladores para que defendieran su poblacin de las fuerzas policiales y militares que iban a reprimirlos en las jornadas de protesta hacia el rgimen. Tambin suponan una especie de antesala para muchos militantes-combatientes jvenes, de ingresar al FPMR, si mediaba una destacada actuacin de ellos en estos grupos. As cmo tambin, a travs de estos grupos se podan establecer redes de apoyo a los combatientes rodriguistas en los barrios populares.

Acerca de las Milicias Rodriguistas (MR), vale la pena citar un trabajo de R. lvarez donde se hace referencia a esta estructura para-militar, y que sirve para despejar confusiones respecto a la relacin entre las MR y el FPMR: En el caso de las Milicias Rodriguistas, ests no dependan del FPMR, aparato armado del PCCh, sino que de la Comisin Militar de las direcciones regionales de la Jota y el Partido. En el
206 207

Ibid., pp.17-18. Ibid., p. 17

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caso de la Enseanza Media, de la DREM208(Direccin Regional de Enseanza Media).

El PCCH, tambin llamaba a esta rea de trabajo como La Organizacin Militar del Pueblo: Consiste precisamente en la existencia de destacamentos populares organizados militarmente, por ejemplo, en milicias. Estos destacamentos se constituyen a travs de un proceso y pueden comenzar como organismos de autodefensa para luego, habiendo adquirido experiencia, mayores niveles de organizacin y equipamiento, pasar a una fase superior que implique avanzar en acciones de desestabilizacin de la dictadura en la perspectiva de una ofensiva estratgica , todo segn lo demande la situacin poltica.

En su proceso de formacin estas milicias comienzan constituyndose como destacamentos pequeos cinco o diez personas- girando principalmente en torno a la autodefensa de masas. En una posterior etapa estas milicias apuntarn a subordinarse a una jefatura comn, constituyendo cuerpos mayores. En ellas puede participar todo el pueblo, independientemente de sus convicciones polticas, filosficas o religiosas, bastando profesar una posicin anti-fascista, el deseo de luchar para poner fin a la dictadura y reconquistar la democracia209.

2. La Fuerza Militar Propia: Se entiende por tal a aquel aparato armado preparado en el arte militar, disciplinado, premunido de los recursos humanos, tcnicos y materiales suficientes, conformado exclusivamente por militares del Partido. Esta fuerza militar propia debe estructurarse en los diversos eslabones del Partido, subordinndose siempre a las direcciones polticas respectivas y a la direccin central. La fuerza militar propia debe ser capaz de ponerse a la cabeza de la organizacin militar del pueblo210.

Esta definicin se concret en el FPMR, que fue la Fuerza Militar Propia del PCCH, o lo que tambin se denomina como su brazo armado. Esta estructura deba encargarse de realizar las acciones de sabotaje o desestabilizacin ms complejas, y las que provocaban un impacto ms general, como por ejemplo los apagones nacionales en apoyo de las jornadas de protesta, los cuales requeran un grado de coordinacin y sincronizacin -valga la redundancia- a nivel nacional, para que el
lvarez Rolando: Las Juventudes Comunistas de Chile y el Movimiento Estudiantil Secundario: Un Caso de Radicalizacin Poltica de masas (1983-1988), op. cit. p.19. 209 PCCH:La Rebelin Popular Poltica de Nuestro Partido, op cit. p. 19 210 loc. cit.
208

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sistema elctrico interconectado nacional sufriera diversas fallas a la vez, provocando la cada del sistema en varias regiones del pas. Tambin fueron los encargados de llevar a cabo las acciones ms difciles y delicadas en contra de los organismos de represin del rgimen militar, como lo fueron los ataques a los diversos cuarteles de la CNI, as como tambin las acciones de propaganda armada, destinados a lograr hechos polticos de importancia, cuya mxima expresin fue el intento de magnicidio de Augusto Pinochet.

3. El Trabajo hacia las F.F.A.A. Se trataba de un trabajo poltico ideolgico. Es la actividad realizada por el conjunto del partido, del pueblo y las fuerzas democrticas, destinadas a 1)ganar a un sector de las Fuerzas Armadas aqul ms sano- para la causa patritica de la recuperacin de la democracia; 2) neutralizar a otro sector de las F.F.A.A., impidiendo al menos que respalde militarmente a la Dictadura, a pesar de que no se ubique activamente del lado de las fuerzas democrticas, y 3) aislar a los irreductibles, a la cpula fascista y a sus grupos incondicionales de torturadores, corrompidos y criminales.211

Tambin denominado Frente Clarn, se trataba ms que nada, de un trabajo de propaganda al interior de las FFAA, y de acercamiento pblico va proclamas con un discurso dirigido hacia las FFAA, con el objetivo de establecer un cierto grado de convencimiento al interior de ellas, del error en que habran incurrido en apoyar a un rgimen autoritario y personalista como el de Pinochet, planteando la necesidad de que las FFAA, tambin deban sumarse a la lucha contra una dictadura que divida al pas, estaba en contra del pueblo, y que favoreca principalmente a los grupos econmicos forneos. En este sentido, el PCCH levantaba las banderas del constitucionalismo y del nacionalismo que deban ser propias de unas FFAA en un rgimen democrtico normal, como manera de mostrar que la lucha de los antifascistas no era precisamente una guerra contra las FFAA, sino contra los mandos y estructuras comprometidos con la represin y el beneficio econmico a costa del pueblo, de las corporaciones nacionales y extranjeras.

Un ejemplo de lo que se trataba el trabajo hacia las FFAA queda estipulado en la siguiente cita:

211

loc. cit.

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En 1983 logramos por primera vez establecer contacto con 34 generales y oficiales de las fuerzas armadas chilenas (...) Estas relaciones tienen que ser ampliadas prolijamente. Positivo ha sido, sobre todo, el trabajo con militares en retiro, los que, a su vez, pueden ejercer influencia en las filas. Hemos logrado repartir cientos de panfletos en los cuarteles.212

El PCCH tambin aclaraba que estos componentes, no deban actuar como elementos disgregados e independientes entre s, para que la estrategia insurreccional tuviera xito, estos tres componentes de su poltica militar deban actuar articuladamente, en estrecha colaboracin unos con otros: S sumamos el sector de las F.F.A.A. ganado para la causa democrtica, a la organizacin militar del pueblo y a la fuerza militar propia, se tendra que generar un componente militar que debera articularse con los tres elementos de la correlacin de fuerzas, lo cual tendra que dar como resultado una correlacin poltico-militar favorable al antifascismo, lo cul tendra que permitir derrocar a la dictadura y conquistar una democracia lo ms avanzada posible. Esa es la perspectiva. Para eso se requiere realizar el trabajo hacia las FFAA.

Es muy importante precisar que el trabajo hacia las FFAA es una tarea permanente planteada al conjunto del Partido y del pueblo. En ese sentido, las FFAA deben ser consideradas como un frente de masas213.

Respecto a la utilizacin del componente militar (la Poltica Militar), su aplicacin dependera del desarrollo de los acontecimientos, sin embargo este tendra un carcter de permanente: Ese componente militar eventualmente podr utilizarse en toda su potencia, podr utilizarse parcialmente, o bien podr no utilizarse; Ello depender de cmo se vaya presentando la situacin poltica. Sin embargo, lo importante reside en que cualquiera sea la situacin hay que disponer de dicho componente pues siempre l influir en la correlacin de fuerzas, aunque sea actuando por presencia () Ahora, s cambiaran las condiciones del pas, la poltica militar tendra que adquirir las formas correspondientes y reflejar esos cambios, pero siempre existir por cuanto, como se dijo, quirase o no lo militar es parte integrante de la correlacin de fuerzas214.

Como ya se ha planteado, la PRPM fue la estrategia del PCCH durante los ochenta, pero a mediados de aquella dcada, los comunistas elaboran una variante de esta, la Sublevacin
Conferencia Nacional del PC en Mosc, del 14 al 19 de mayo 1984, Lunes 25 de Mayo al lunes 1 de Junio 1998, en http://.www.quepasa.cl/revista/1415/22.html. Consultada 17 noviembre 2002. 213 PCCH:La Rebelin Popular Poltica de Nuestro Partido, op cit, p.20 214 loc. cit.
212

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Nacional, que no sera ms que la descripcin del momento culmine de la insurreccin popular planteada por la PRPM. De este concepto tambin se desprende el de ao decisivo, el cual quedo radicado en el ao 1986, porque segn el anlisis comunista, la creciente movilizacin popular iniciada por las Jornadas de Protestas Nacionales en 1983, las dificultades econmicas del rgimen (crisis del 82),el estancamiento de una cierta apertura del rgimen con el fracaso del llamado Plan Jarpa (1983), ms la consolidacin de la Poltica Militar del partido, le hacan pensar, que en ese ao, las fuerzas acumuladas contra el rgimen provocaran su crisis y su cada final. La Sublevacin Nacional (SN), fue definida por el Pleno del Comit Cemtral de enero de 1985 como un levantamiento o sublevacin que involucre a toda la poblacin, a la mayor parte de las fuerzas polticas y sociales, y parte de las FFAA que estn contra la dictadura. Se trata de llegar a un estado de rebelin generalizada, que logre la paralizacin real del pas, alzamientos populares en los principales centros urbanos, con la participacin decidida del proletariado industrial, de los estudiantes, de las capas medias, y del campesinado. Tales acciones se veran fortalecidas por golpes efectivos en apoyo a la paralizacin, que ayuden a acelerar el desmoronamiento poltico moral de las fuerzas represivas. La culminacin de este proceso debiera ser el copamiento por las masas de los principales centros polticos del pas. En esta perspectiva sealo el Pleno- nuestra tarea principal ser la de crear y mantener una situacin de movilizacin total en el plano poltico y social que disperse las fuerzas represivas del rgimen215.

La Sublevacin Nacional, estaba compuesta por cinco elementos, que para su desarrollo exitoso deban actuar en conjunto coordinadamente, estos cinco elementos eran:

1.- Paralizacin Real del pas. Esto significa en primer trmino llegar al Paro Nacional prolongado que incluya principalmente:

a) La paralizacin de las actividades productivas del pas, especialmente las ms importantes; b) La paralizacin de los transportes y comunicaciones (locomocin colectiva, camiones, ferrocarriles, carreteras, etc.); c) La paralizacin de las actividades estudiantil tanto universitaria como de Enseanza Media; d) La paralizacin del comercio; etc.

215

Ibid.,p.21

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Esta paralizacin del pas debe ser prolongada a fin de que la situacin se vuelva ingobernable para la dictadura y as sta no pueda seguir sostenindose.

2.- Levantamientos Populares. Al mismo tiempo que se produce la paralizacin prolongada del pas, la SN contempla levantamientos populares ms o menos simultneos en las principales ciudades y tambin en el campo. Ellos consistirn en ocupacin de calles, fbricas, lugares estratgicos, defensa y castigo respecto a las fuerzas represivas, etc.

Desde el punto de vista social, los principales sectores que deben impulsar estos levantamientos son el proletariado, especialmente el industrial, los estudiantes universitarios y de enseanza media, los pobladores, las capas medias y le campesinado.

Desde el punto de vista poltico es necesario lograr que la mayor cantidad posible de partidos y bloques de partidos impulse, participe y apoye activamente a esta lucha y se comprometa en ella. Lo ideal por lo que hay que trabajar es que se sume no slo todo el MDP, sino tambin el BS y la mayor parte de la AD216, sino toda. Esto requiere un gran esfuerzo poltico unitario por parte de los comunistas. La sublevacin para garantizar su xito requiere sumar fuerzas, ganar amplitud. Aqu el sectarismo slo favorece al rgimen.

Desde el punto de vista militar, los levantamientos populares en lo posible no slo deberan recibir el apoyo de los aparatos militares y paramilitares que los partidos participantes dispongan y de la organizacin militar y paramilitar del pueblo, sino que tambin de la parte de las FFAA que estn contra la dictadura y se pase al lado de las fuerzas democrticas. La masividad de los levantamientos populares debe jugar un gran papel en la derrota de las fuerzas represivas. Sus participantes no deben contarse por miles sino por cientos de miles, e incluso por milln. Los levantamientos deben producirse en distintos puntos del pas y tambin en distintos lugares de una misma ciudad a fin de impedir la concentracin de las fuerzas represivas tendindose as a dispersarlas.

3.- Golpes efectivos en apoyo a la paralizacin y autodefensa. Para lograr la paralizacin real del pas las fuerzas que participan en la sublevacin deben ser capaces de golpear algunos puntos que los aparatos represivos obliguen a funcionar por las fuerza, por ejemplo, FFCC, locomocin colectiva, algn centro laboral estratgico, etc. Esto puede
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MDP (Movimiento Democrtico Popular): bloque poltico que reuni al PCCH, PS-Almeyda, y al MIR. AD (Alianza Democrtica): bloque poltico integrado por la DC, sectores de Derecha Liberal, el PR, y gran parte del Socialismo, BS (Bloque Socialista), integrado por sectores de la izquierda socialista.

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significar la necesidad de utilizar o controlar rutas de acceso, cortar flujos de energa o de materias primas, etc. Al mismo tiempo, los sublevados deben ser capaces de defenderse de las fuerzas represivas, de luchar decididamente contra ellas, de liberar ciertos territorios, etc. Todo lo cual supone el manejo de formas militares y paramilitares de combate y de organizacin.

En resumen, el pas no se paralizar como producto de la pura voluntad de las mayoras nacionales, esa voluntad debe ser capaz de hacerse valer frente a los aparatos represivos del rgimen respondiendo con golpes efectivos que aseguren la paralizacin prolongada y protejan a los alzados contra la represin permitiendo continuar el desarrollo ascendente de los levantamientos.

4.- Desmoronamiento poltico-moral de las fuerzas represivas. La paralizacin prolongada del pas unida a los mltiples levantamientos populares y a los golpes efectivos en apoyo del paro deben crear una situacin de descontrol por parte del rgimen, un deterioro rpido de las contradicciones internas entre las FFAA y Pinochet, el desgajamiento de parte de las FFAA para pasarse a posiciones ms democrticas y, en definitiva la marginacin o la incapacidad de actuar, o a la falta de voluntad de hacerlo, por parte de determinados destacamentos de las FFAA. La derrota poltica que para Pinochet y las FFAA significara el desarrollo ascendente y continuado de la SN, tendra que dar paso a la inhibicin, descomposicin y derrumbamiento poltico y moral de las fuerzas represivas, al aislamiento de sus mandos ms fascistas y al surgimiento de liderazgos internos ms proclive a soluciones que impliquen la liquidacin del rgimen.

5.- Copamiento por parte de las masas de los principales centros polticos administrativos. Aqu el PCCH plantea que, si los otros elementos tienen un resultado positivo, la suma de todos ellos, le dara a los distintos frentes de masas la posibilidad de pasar a la ofensiva, tendran que tomar (o copar, como dice el Pleno) los principales centros polticoadministrativos del pas: centros de gobierno, intendencias, municipalidades, el centro de las ciudades claves y sus lugares estratgicos, etc., instaurndose all un nuevo poder. De este modo, la dictadura dejara de existir.

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Consolidndose en las zonas claves del pas (Santiago, Valparaso y Concepcin, especialmente) el nuevo poder, apoyado en todo el pueblo, procedera a desarticular los centros de resistencia fascistas que an puedan resistir en otros lugares217.

Como podemos apreciar, la SN, era la confirmacin prctica de la PRPM, mantena el acento en la movilizacin de las masas, la unidad en la oposicin poltica continuando con la idea del Frente Antifascista; y por ltimo el apoyo militar y paramilitar para proteger, y potenciar la sublevacin. Todo esto, para lograr la cada del rgimen, no a travs de un enfrentamiento armado directo y permanente (del tipo de una guerra civil) o apelando al terrorismo de las acciones de propaganda armada, sino que a travs de lograr la desobediencia civil generalizada, manifestndose en todas sus formas, logrando incluso un hipottico quiebre en los cuerpos armados sustentadores de la dictadura.

Tambin cabe destacar que lo que estamos comentando en esta parte son planes o elaboraciones tericas, aspiraciones de lo que debe ser, distinta fue la realidad. Algunos escenarios que en estos prrafos se describen, nunca llegaron a desarrollarse. Si bien durante la etapa ochentera de la dictadura, la movilizacin social y el grado de enfrentamiento violento (debido a que ya la violencia no solo provena de un solo bando) aumentaron, no se lleg a vivir en el pas un grado de sublevacin general crtico, as como tampoco se produjo un quiebre en el caso de las FFAA, y por el lado de la oposicin poltica a la dictadura, esta mantuvo respecto a su unidad, un historial de altos y bajos.

Al igual que los elementos que constituan la Poltica Militar del PCCH, los que componan la SN tambin deban actuar en forma interdependiente: no es posible pensar en grandes levantamientos populares sin parar el pas. El paro prolongado contribuir a los levantamientos, y lo mismo suceder a la inversa. Del mismo modo, no se puede pensar en defenderse y darle golpes contundentes y sostenidos a las fuerzas represivas sin haber parado el pas y sin producir levantamientos en todas partes a fin de dispersar sus fuerzas. Golpear a las fuerzas represivas sin paralizar prolongadamente al pas y sin producir el alzamiento de millones de chilenos equivaldra a plantear la lucha en el terreno casi exclusivamente militar, en el cual la dictadura lleva las de ganar. Las fuerzas del pueblo pueden derrotar a las del rgimen slo si dan la lucha en todos los planos, incluyendo el militar, pero no limitndose exclusivamente a ste. En esta cuestin se requiere perfecta claridad218.

217 218

PCCH: La Rebelin Popular, op cit, pp. 26-28, negritas en el original. Ibid., p.28, el subrayado es nuestro.

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La interdependencia y coordinacin de los elementos que intervenan en el desarrollo de la SN, tambin deba manifestarse a nivel de la organizacin partidaria: La SN requiere tener un mando nacional nico que tenga a su cargo tanto los aspectos polticos como militares. Se trata, en consecuencia, de una direccin poltico-militar.

Para los efectos prcticos de la sublevacin el pas queda dividido en zonas estratgicas, cada una a cargo de su respectivo mando zonal poltico-militar. Cada CR, CL y Clula
219

desarrollarn su trabajo dentro de una zona determinada y bajo el mando zonal respectivo, el que se asesorar por diversas comisiones.

() resulta claro que los planes que elaboren los distintos eslabones del Partido deben tener una concordancia y una estrecha coordinacin. Dicho de otra manera, es necesario armonizar los planes de las CN, de los CR con sus respectivas comisiones, de los CL y de las clulas y, en fin, de todos los equipos del Partido. Todos estos planes, coordinados entre s, deben pasar a conformar un plan mayor nico. Por ejemplo, si la CN Sindical y el CR de Maip consideran que es importante preparar la paralizacin del cordn Cerrillos, entonces los planes del CR, de la CNS, de los CL y de las clulas debern transformarse en partes de un plan nico encaminado a la paralizacin del cordn Cerrillos. A este plan debe incorporarse las JJCC, as como tambin los dirigentes pblicos y las federaciones que se estimen220.

La organizacin y planificacin de la SN, deba apuntar a establecer la unidad en los frentes de masas, como un factor fundamental para su triunfo: Al respecto, una buena experiencia en empresas, servicios y otros organismos, son las organizaciones multigremiales o intersindicales de paro. Por ejemplo, en Chuquicamata tendra gran fuerza un organismo que incluyera a los obreros, a los empleados y a los supervisores, tras el objetivo del paro. En las poblaciones son un buen ejemplo las mesas de concertacin social. En el plano nacional, el ejemplo ms relevante es la A. de la Civilidad221.

El Partido, en cada uno de estos organismos de concertacin social debe actuar estrechamente unido a los partidos del MDP y dems fuerzas de izquierda. Pero sin dudas que lo ptimo sera que participaran del acuerdo de paro y de su planificacin y preparacin,
CR, Comit Regional, CL, Comit Local, Clula, todas estas nominaciones representan a estructuras del PCCH, siguiendo el modelo leninista, de ellas la bsica es la Clula, compuesta por un reducido nmero de militantes, desde esa base se estructura la pirmide organizativa del PC, de acuerdo al nmero de militantes y segn el radio espacial de su influencia. 220 PCCH:La Rebelin Popular Poltica de Nuestro Partido, op cit, p. 30 221 Asamblea de la Civilidad: organizacin de oposicin nacida a principios de 1986, que la conformaban una diversidad de organizaciones sociales, que representaban un amplio espectro poltico.
219

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todas las fuerzas opositoras. Lo mismo se puede decir en relacin a todos los dems aspectos que involucra la SN222.

No se puede finalizar esta revisin de la estrategia comunista aplicada en los 80, sin hacer un ltimo comentario. Hay que destacar que la Poltica de Rebelin Popular de Masas, aparece como fundamental en el nacimiento y creacin del FPMR, aunque tericamente no era el elemento central de esta poltica, pero que de a poco con el transcurrir del tiempo por el impacto meditico de sus acciones empieza a adquirir ms notoriedad que los otros componentes de la poltica militar comunista, aunque tambin esto se debi a razones de orden prctico, puesto que por ejemplo el trabajo hacia las FFAA deba tratarse con mayor reserva. La PRPM es uno de los elementos (otro sera el reconocimiento del vaco histrico) que le da vida al FPMR, como coinciden las actuales y opuestas vertientes del rodriguismo:

(...) otro elemento es la Poltica de Rebelin Popular de Masas que para m es lo fundamental, es decir, sin poltica de rebelin popular de masas en los comunistas no hay FPMR, no habra surgido, yo creo que esa es la causa directa del surgimiento del frente: una poltica, un diseo estratgico para combatir a la dictadura..223

(...) el FPMR, una estructura por lo tanto dependiente de una comisin militar del partido, era por lo tanto un ente funcional-ejecutor en el plano operativo de la implementacin de la poltica de Rebelin Popular, que era la estrategia en ese momento del PC para enfrentar a la dictadura224.

Captulo II

Nicaragua y el Frente 0: Precedentes del FPMR

Como ya se ha planteado, el PCCH en 1980, anunci la implementacin de una nueva estrategia para enfrentar al rgimen militar, llamada PRPM. Dentro de esta estrategia, se contemplaba la superacin del llamado vaco histrico, que era la falta de una Poltica Militar, que a la vez era la manifestacin de una falla sistmica de la lnea poltica histrica de los comunistas. Volvemos a insistir, que cuando se planteaba la falta de una Poltica

222 223

PCCH: La Rebelin Popular Poltica de Nuestro Partido, op cit, pp.30-31 Entrevista a Csar Quiroz 2-5-02. 224 Entrevista a Leo 15-5-02

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Militar, no se haca referencia a la ausencia o no del uso de las armas en la praxis poltica del partido, sino que, se pona en evidencia un desconocimiento total del factor militar como elemento decisivo de la lucha poltica. Entender esto es fundamental, para no caer en la caracterizacin caricaturesca, que se hace hoy en da de la estrategia comunista, la cual es reducida a la imagen del encapuchado portando un M-16, o simplemente caracterizada como un giro hacia posiciones extremistas irreductibles. El PCCH se plante para esta etapa de la dictadura, una estrategia multifactica, y trat de aplicar dicha premisa. En la prctica, esta estrategia multifactica tuvo su expresin poltica en el MDP y su bsqueda de acuerdos polticos con el resto de la oposicin. Su presencia en el mundo sindical (la CNT) y estudiantil (comit Pro-FESES). Esta lucha poltica, se articulaba con el componente militar de la PRPM: trabajo paramilitar poblacional de las Milicias Rodriguistas, los golpes audaces del FPMR, y la bsqueda del quiebre poltico-moral de las FFAA.

Tampoco se debe olvidar, el contexto poltico social que viva el pas en ese entonces: una dictadura militar, medidas econmicas que hacen crisis el ao 1982, que producen entre otros efectos negativos la quiebra total de la banca nacional y cifras de desempleo reales superiores al 20%. Parte de estos factores, inciden para que en 1983, se inicien las Jornadas de Protesta Nacional, manifestacin de que toda la oposicin al rgimen estimaba que la desobediencia civil era un camino legtimo de hacer or sus demandas. Por lo tanto, haba elementos en la realidad poltico social de la poca que hacan aparecer a la estrategia insurreccional de masas como viable. Sin embargo, su xito estaba determinado por la permanencia de ciertos factores, que al finalizar la dcada se diluyeron: despus de 1986, el ao que al final no fue decisivo, la movilizacin social cay en un reflujo, porqu para evitar un estallido social ms dramtico, y en parte por la mediacin del Vaticano y los EEUU, la dictadura y parte de la oposicin, coinciden en dar una salida a la dictadura que pasa por la aceptacin del itinerario constitucional planteada por sta, es decir elecciones en octubre de 1988 para aprobar o no la continuidad del rgimen.

En este captulo retrocederemos en el tiempo hasta los aos 1974-1975, para hablar sobre la formacin de los primeros cuadros militares del PCCH en tierras lejanas, los cuales ms tarde pasaran a ser en su mayora la oficialidad del FPMR. Luego se har referencia, a la primera estructura del PCCH que intent aplicar lo multifactico de las formas de lucha, y que en cierto modo antecedi al FPMR, el Frente 17 o Frente 0.

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II.I La Formacin de los Oficiales Militares del PCCH.

El porqu de los aos verde olivo. A mediados de 1974, se estableci un acuerdo entre el PCCH, y el gobierno cubano, encabezado por Fidel Castro, para la formacin de militantes del PCCH como oficiales en las Escuelas Militares cubanas. El acuerdo se sell en una reunin en el Palacio de la Revolucin de la capital cubana en junio de 1974, en la cual estuvieron presentes Castro, su hermano Ral (comandante de las FAR), el jefe de la inteligencia cubana Manuel Pieiro, el viceprimer ministro Carlos Rafael Rodrguez y los representantes del PCCH Volodia Teitelboim y Rodrigo Rojas. Cabe destacar que para ese entonces, el PCCH no tena an desarrollado una estrategia que incluyera lo militar en la poltica, es decir, se tom esa decisin sin tener muy claro cuales eran sus objetivos, y mucho menos que consecuencias poda acarrear: La verdad es que mientras se preparaban profesionalmente, el PC an no saba que hara con ellos225, seala el actual dirigente del PCCH Jorge Insunza. Otra cita, esta vez de Orlando Milla, apunta a la misma direccin: (lo militantes comunistas) manteniendo sus deberes disciplinarios de afiliados a nuestra organizacin, que podra disponer en cualquier momento de ellos para asignarles las tareas que determinsemos. La direccin del partido, que actuaba en Chile, no haba hecho reparos y se entenda otorgado su consentimiento. El asunto implicaba mucho y nunca se debati mucho226.

Ya se cumpla casi un ao del golpe de Estado de 1973, el PCCH y la izquierda en general saban de los rigores de la persecucin desatada en su contra, as que no es de extraar, que el PCCH haya asumido tempranamente, la necesidad de mejorar su capacidad de autodefensa, y quizs, tambin se empezaba a hacer cargo de sus insuficiencias en el terreno de lo militar, aunque no con la elaboracin terica y estratgica que tendra este tema tiempo despus. Para Castro, quizs la formacin de cuadros militares chilenos, le permitira contar con un destacamento militar profesional que apoyara a los Sandinistas en Nicaragua, ya que Cuba, no poda aparecer formalmente enviando tropas para apoyar dicha guerrilla227, lo cual podra invitar a una intervencin directa de los EEUU, y tensionar, la
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Jorge Insunza, citado en FPMR, Un Fantasma sin Cabeza de Siete+7, n 24, 23 de agosto 2002. Citado en lvarez Rolando: Desde las Sombras, op cit., p.170 227 Esta era una de las reglas tcitas de la Guerra Fra, cuando uno de los bloques actuaba directamente en una regin del mundo, el otro lo combata en forma indirecta y oculta. As muchas veces los bloques se combatieron a travs de las llamadas guerras delegadas, por ejemplo en Vietnam, los EEUU intervinieron abiertamente, enviando tropas regulares, ms la gran cantidad de armamentos que entregaron a los survietnamitas, en cambio el bloque sovitico no envi tropas (salvo algunos asesores para la guerra area), limitando su apoyo, a la entrega de armamento a Vietnam del Norte. En Afganistn la situacin fue al revs, mientras la URSS ocup ese pas con tropas regulares, los EEUU a travs de la CIA, entregaron armamento y dinero a los Mujahadeen (guerrilleros islmicos) en su lucha contra los soviticos, sin el despliegue de tropas estadounidenses. La cautela

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siempre delicada convivencia de la Guerra Fra, adems hay que recordar que desde el ao 1975 Cuba haba desplegado tropas en frica en apoyo de la naciente repblica de Angola y posteriormente a Etiopia en su conflicto con Somalia por el desierto de Ogaden, en 1977. Entonces, creemos que otro despliegue formal de tropas cubanas insistimos- en el rea de influencia de los EEUU, pudo desatar una crisis mucho mayor.

Ahora, el inters de Castro en el triunfo de los Sandinistas, creemos que va ms all del argumento subjetivo que se da en la ya citada serie de reportajes de La Tercera La Historia Indita., en su captulo II; donde se seala que Nicaragua era un trofeo muy preciado por el lder cubano, ya que estaba en vas de convertirse en el nico pas latinoamericano despus de Cuba- donde mostraba la viabilidad de que la izquierda llegara al poder por la va de las armas228. Cabe destacar que el foquismo en el decenio de 1970, estaba prcticamente desvirtuado como estrategia viable para gran parte de la izquierda latinoamericana. El declive de esta estrategia estaba marcado por la derrota del Che Guevara en Bolivia en 1967, y esto se manifiesta en que despus del triunfo Sandinista, no hubo una proliferacin de guerrillas en el continente229 (aparte de los grupos armados que ya estaban operando, como por ejemplo las FARC en Colombia), los grupos armados como el FPMR- que surgieron posteriormente al triunfo sandinista, respondan ms bien a la lucha contra las dictaduras que en ese entonces campeaban en el continente230que a una respuesta mecnica al triunfo sandinista. Al respecto es interesante citar una vez ms a Leslie Bethell, quin seala sobre el triunfo Sandinista que la izquierda latinoamericana no respondi al triunfo de la revolucin nicaragense de la misma manera que haba recibido a la cubana. Consideraba que la revolucin nicaragense era una forma particular de lucha que tena sentido en aquel pas: no estaba destinada a la exportacin, al menos ms all de Amrica Central. La izquierda latinoamericana era ms consciente que antes de que cada pas tena sus propias tradiciones, su propia estructura local de poder y sus propios problemas especficos. Ahora se miraba con escepticismo la idea de que haba una forma aplicable universalmente, ya fuera la del Komintern o la revolucin cubana. Ms adelante agrega: Fueran cuales fueran las razones de las diferencias entre los movimientos
en estas intervenciones deba ser mxima, ms si se trataba de interferir en un rea de reconocida influencia de uno de los bloques, si no se quera desatar una crisis mundial. En este sentido, El Caribe y Sudamrica se entendan como territorio de influencia estadounidense, con la excepcin claro esta, de Cuba, quin obtuvo ese estatus como parte de los acuerdos para terminar con la Crisis de los Misiles de 1962, Cuba se mantendra socialista, no sera invadida, pero permanecera bloqueada. 228 Ortega Javier: La Historia Indita de Nuestros Aos Verde Olivo, op cit., 29/4/2001, Cap. II, p2 229 Sendero Luminoso en el Per, si bien comenz a operar militarmente en 1980, este movimiento, faccin del partido maosta peruano Bandera Roja, haba empezado un trabajo de captar adherentes y propagar sus ideas en la regin indgena de Ayacucho desde el ao 1967, ao en que Abimael Guzmn funda el Partido Comunista peruano Sendero Luminoso (PCP-SL). 230 Paraguay (1954), Brasil (1964), Chile y Uruguay (1973), Argentina (1976), Bolivia (sucesivos golpes de estado en los 70).

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nicaragense y salvadoreo, lo cierto es que subrayaron la idea de que una estrategia que daba buenos resultados en un pas no los dara necesariamente en otro. Al comenzar el decenio de 1980 la izquierda todava estaba absorbiendo las lecciones de la derrota de Allende, los conflictos de Amrica Central, la puesta en duda de la ortodoxia ideolgica por parte de los partidos comunistas revisionistas de Europa y la versin cada vez menos atractiva que del socialismo ofreca Cuba231.

Ms que buscar dar seales a la izquierda latinoamericana, Cuba, con su apoyo a los sandinistas buscaba hacerse de un futuro aliado, que paleara en algo su virtual aislamiento del resto del continente232, y as mejorar su capacidad de maniobra frente a los EEUU, sostenida slo por el cordn umbilical de la ayuda sovitica. Por esto, pueden ser ciertas las razones que da Volodia Teitelboim sobre este acuerdo, y que son citadas en la crnica periodstica: Teitelboim reconoci la existencia de un encuentro con Castro en el cul el jefe de estado cubano ofreci adiestrar militantes del PC en las FAR. Tambin admite que la propuesta fue aceptada. Pero seala que la proposicin no fue para venir a combatir a Chile. Fidel propuso formar jvenes chilenos para la lucha en Nicaragua contra Somoza. Adems, nosotros pensamos que era necesario tener una autodefensa. Recuerde que se producan hechos como la Caravana de la Muerte, donde gente indefensa fue asesinada233. El periodista de La Tercera desvirta esta opinin, sealando que Luis Corvaln se impuso de este acuerdo en 1976, cuando no haba ninguna guerra civil en Nicaragua, ya que esta slo se iniciara en 1978. Se equivoca otra vez el periodista, confunde lo que fue la ofensiva final contra Somoza, con la larga lucha que venan desplegando lo sandinistas contra esa dinasta desde los 60, esa lucha pas por altos y bajos, entroncando finalmente la lucha de esta guerrilla, con la creciente movilizacin social que empieza en los 70. Teniendo en cuenta estos factores, Castro pudo haber captado que la perspectiva insurreccional de Nicaragua, en algn momento podra desembocar en una lucha total y frontal contra Somoza con posibilidades de cierto xito, y en ese momento sera necesario contar con cuadros militares profesionales, para asegurar el triunfo de la insurreccin, y eso claramente no se prepara de un da para otro.

Pero, no se puede dejar de mencionar que existe otra versin que es divergente con lo estipulado por VolodiaTeitelboim respecto al motivo por el cual Castro habra hecho el ofrecimiento de formar cuadros del PCCH en las FAR. La diferencia no es tanto por el hecho
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Bethell Leslie: Historia de Amrica Latina, op cit., pp. 115-116 Por ejemplo, Cuba es expulsada de la OEA en 1962. 233 Ortega Javier: La Historia Indita de Nuestros Aos Verde Olivo, op cit.,Cap. I

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en s, sino en cuanto a la motivacin principal que habra tenido el lder cubano para hacer tal ofrecimiento. En el trabajo de A. Samaniego y en la La Historia Indita de Nuestros Aos Verde Olivo, se rescata principalmente la versin de Ernesto Contreras, el cual en 1974 tambin se encontraba en La Habana y obtuvo en detalle a travs de Rodrigo Rojas lo conversado entre el lder cubano y los representantes del PCCH que asistieron a la cita en el Palacio de la Revolucin. Segn esta versin, cuando Fidel Castro hizo el ofrecimiento de formar cuadros militares para el PCCH, puso nfasis no en Nicaragua o misiones internacionalistas, sino que en tener una poltica militar y especialistas para un hipottico futuro democrtico en Chile, en la perspectiva de que la derrota de 1973 no se volviera a repetir: Fidel haba precisado que su sugerencia de que el PCCh formara profesionales militares, en su visin, deba responder al objetivo de que en el futurono volviese a ocurrir lo del golpe y derrocamiento de un gobierno legal, como el de Allende, sin capacidad efectiva para resistir234. Este relato de A. Samaniego se reproduce con mayor detalle en la serie de reportajes de La Tercera, la cual a travs de E. Contreras cita las supuestas palabras de Castro: El gran error del gobierno de Allende fue no contar con una fuerza militar que lo defendiera () ahora no veo ninguna posibilidad a la va armada en Chile, dado el profesionalismo y nivel de sus fuerzas armadas. No veo otra salida a la dictadura militar chilena que la formacin de un gran frente encabezado por Eduardo Frei Montalva () Estos muchachos se formarn para que no vuelva a ocurrir la derrota de 1973 () para defender al futuro gobierno democrticono para tomar el poder por asalto () Sern militantes suyos, pero yo ser dueo de darle la formacin militar que estime conveniente235.

Como se puede apreciar, en ningn pasaje se nombra a Nicaragua, lo que debilita la versin de V. Teitelboim, aunque tambin se podra argumentar que slo se ha dado a conocer una parte del dilogo sostenido en aquella reunin en La Habana. Pero hay un hecho que s puede desvirtuar lo afirmado por V. Teitelboim; s desde un principio una de las intenciones de este acuerdo del ao 1974 era la participacin chilena en Nicaragua, porqu Fidel, debe consultar a la Direccin del PCCH en Mosc en 1978, para que autorice el envi de los chilenos a Nicaragua?, planteando adems que si la Direccin del PCCH no estaba de acuerdo, l no podra hacer nada.236Si se sigue este razonamiento se reafirma la tesis que plantea principalmente que el ofrecimiento de Fidel Castro tuvo su motivacin central en la situacin chilena y no pensando en alguna intervencin en el extranjero. Se puede seguir debatiendo acerca de las verdaderas motivaciones para esta propuesta, pero, en aras del
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Samaniego Augusto: Lo Militar en la Poltica, op cit, p.10 Ortega Javier:La Historia Indita de Nuestros Aos Verde Olivo,op cit.,Cap. I Ver Ortega Javier: La Historia Indita de Nuestros Aos Verde Olivo, op cit., 29/4/2001 Cap. II, p.3

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avance de este trabajo es mejor concentrarse en lo que est fuera de duda y en donde las fuentes son coincidentes: el hecho de que efectivamente se produjo un encuentro en La Habana donde Castro ofreci formar como oficiales militares a militantes del PCCH y que esta propuesta fue aceptada por el partido chileno.

Aceptada la oferta cubana, empieza en 1975 el proceso de incorporacin de militantes comunistas chilenos a la Escuela Militar cubana Camilo Cienfuegos. Los comunistas enrolados pertenecan a las JJCC, y en su mayora haban formado parte de un grupo de jvenes militantes de la UP que haban llegado antes del golpe a la Isla, a estudiar medicina: Haban llegado a Cuba un ao y medio antes del golpe, gracias a una invitacin hecha por Fidel Castro durante su maratnica visita a Chile (1971), () En una de sus intervenciones, Castro determin que uno de los problemas de Chile era la falta de mdicos. Ofreci pblicamente 100 cupos para que jvenes militantes de la UP, rigurosamente seleccionados, estudiaran gratis la carrera en la Universidad de La Habana. Un segundo grupo conformado por otro centenar lleg a Cuba en marzo de 1973.

Casi todos eran humildes jvenes comunistas y socialistas, aunque tambin haba algunos miembros de la juventud del Mapu Obrero Campesino. No haba ningn miembro del MIR, ya que esta colectividad no form parte de la Unidad Popular237.

Al respecto, es atingente citar el testimonio de uno de esos estudiantes de medicina que se convirtieron en militares profesionales: ramos estudiantes. Todos compartamos una idea y nos pareca que todas nuestras decisiones correspondan a ese gran ideal, al compromiso. Yo integraba uno de los mayores contingentes de estudiantes chilenos, de todos los partidos polticos de la izquierda e independientes, becados a Cuba en 1971() La educacin era de un nivel tal que al momento de efectuarse la proposicin de salirnos de los estudios universitarios para incorporarnos a una tarea de gran magnitud, la militar, no ramos ni treinta por ciento del total que sorte airoso la prueba acadmica () la nuestra fue la respuesta lgica de comunistas, aunque no sabamos a ciencia cierta hasta qu punto bamos a tomar una decisin trascendental. El golpe militar en Chile rompi el objetivo para el que habamos venido. Estbamos en una situacin confusa. Estudibamos, pero no sabamos para qu, si bamos a ser mdicos en Chile o no. Durante los aos posteriores al golpe se produjo una suerte de ausencia para el proyecto profesional, vital. Con el tiempo cada uno buscara una respuesta individual para su vida. Los que estbamos metidos en las

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Ibid., p.5

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bases de la Jota238 sabamos de rumores relacionados con el fenmeno militar. La Jota nos haca ser promotores de esa idea, sin tener ninguna informacin oficial, pero de la que algo se trasluca, como ocurre en todas las grandes ocasiones239. Es interesante rescatar algunos elementos de este testimonio, en primer lugar se da cuenta de la rigurosa exigencia acadmica a que fueron sometidos estos jvenes, claramente la beca a Cuba no era un paseo. Tambin es importante destacar, el impacto que tuvo el golpe militar en estos militantes, el cual a pesar de la distancia, y sumado a la preocupacin por sus familias y compaeros en Chile, inmediatamente los puso en una situacin de incertidumbre. Incertidumbre que tampoco sera despejada por su Partido, ya que por lo que se desprende de lo sealado en este testimonio, la propuesta de cambiar el quirfano por las aulas militares, no pasaba ms all de eso, una invitacin u orden de prepararse como militares, pero tampoco teniendo muy claro, cual era la idea del PCCH al asumir dicha decisin.

Pero no slo de este grupo de estudiantes de medicina, se nutri el contingente de cuadros militares, otros que se integraron, llegaron desde Chile despus del golpe. El siguiente testimonio puede ser atribuido a Salvador uno de los mximos dirigentes del FPMR hasta hace algunos aos, fue l quin se present como un verdadero militar frente al Pleno del Comit Central el ao 1977, algo que sealamos en el captulo pasado a travs de las Memorias de Luis Corvaln. Sergio Galvarino Apablaza nombre verdadero de Salvadormilitaba en las Juventudes Comunistas y estudiaba Qumica en el ex Instituto Pedaggico, cuando ocurri el golpe de estado de 1973, por su militancia fue detenido y torturado, estando preso casi un ao, saliendo en libertad el ao 1974, llegando a Cuba ese mismo ao: Los chilenos llegamos por las ms diversas vas. El grueso del contingente eran estudiantes, muchos de Medicina () El ncleo central era en su mayor parte de situacin econmica precaria, pues no poda seguir estudios universitarios en nuestro pas. Casi todos militantes de las JJCC, haban vivido el gobierno de la Unidad Popular y los ms haban estado insertos en la lucha contingente. La mayora fue seleccionada en la periferia de la propia Jota para proseguir los estudios afuera () En mi caso, yo era estudiante universitario, dirigente estudiantil. Para el golpe fui tomado preso y ms de un ao despus se me plante la posibilidad de salir de la crcel al exilio. Me negu esto fue decisin de todos los que tuvimos esa oportunidad- entonces fui expulsado del pas. El hecho es que todos, todos, en una especie de plan de reclutamiento del Partido, fuimos seleccionados. Lo
la Jota denominacin que le dan los militantes comunistas a sus juventudes, las JJCC citado en Vidal Hernn: FPMR, El Tab del Conflicto Armado en Chile, op cit, p.148 lamentablemente y por razones obvias, los testimonios que aparecen en este libro no aparecen individualizados. El autor seala que sostuvo una serie de entrevistas por tres semanas con oficiales y combatientes del FPMR. Respecto a los oficiales seala que todos los oficiales dialogantes recibieron instruccin en Escuelas Militares y Academias de Guerra en el extranjero.
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prioritario es que predominaba gente con un alto grado de conciencia. Abandonamos carreras, familia, el medio en que nos desenvolvamos y empezamos a recibir nuestra preparacin militar en 1974. No sabamos dnde nos conducira esto. El primer tiempo, todos estbamos entusiasmados por lo novedoso. Despus del primer ao comenz la crisis. Era un compromiso asumido de por vida, con miles de limitaciones en lo personal y sin tener una idea remotamente cercana desde el punto de vista de la preparacin nuestra240.

Tambin se sumaron algunos que estaban en el exilio europeo, como por ejemplo sucedi con el Comandate Jos Miguel, Ral Alejandro Pellegrn, quin llegara a ser el comandante del FPMR en Chile: El golpe de Estado lo sorprendi en Isla de Pascua en una gira de estudios. A su regreso, junto a su familia solicitan asilo en la embajada de Alemania, viajando luego a Frankfurt. A los 15 aos participa de las actividades del exilio: organiza el conjunto folclrico Vctor Jara y la estructura de las Juventudes Comunistas en la localidad. Estudia Ingeniera, inicialmente en Alemania () En 1976 su familia se traslad a Cuba y Pellegrn asume la carrera militar, incorporndose a la Escuela militar Camilo Cienfuegos de las Fuerzas armadas revolucionarias (FAR) cubanas, logrando el grado de subteniente241.

Volviendo a los primeros reclutados, en 1975 los estudiantes de medicina, fueron citados a las oficinas del Comit Chile Antifascista de La Habana, que se encontraba en la calle 13 del barrio de El Vedado, all el ex diputado y dirigente comunista Orel Viciani, uno por uno les hizo la invitacin para transformarse en cuadros militares del PCCH, el siguiente testimonio recrea ese momento: Una tarde nos dicen que tenemos que estar a las ocho de la maana del da siguiente en una casa que era un antiguo palacete. De ms est decir que no fallamos. Entre nosotros, jvenes comunistas de veinte a veinticinco aos de edad, la expectacin era inmensa () Todos reunidos en un saln amplio, en la primera planta, cuchichebamos. No sabamos quin estaba arriba. Como si fuera una fotografa, recuerdo la escalera larga de madera que cruja. Si se suba por ella, se encontraba la respuesta al enigma. Una voz deca, el otro y esa escalera iniciaba al que suba. Lo ms interesante era que quin bajaba mostraba una sonrisa de satisfaccin enorme, no deca nada y se iba hasta que me toc a m. Escuch mi nombre y sub. Esa escalera conduca a lo que me llev hasta hoyCuando me nombran y llego arriba veo ante una mesa con papeles a un miembro de la Comisin poltica del Partido Comunista de Chileme lata el corazn aceleradamente. Ellos representaban la Direccin todopoderosa que tena respuesta para todo. Esa Direccin que respetbamos y que no habramos osado poner en tela de juicio. Lo
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Ibid., p.150 Osorio Vctor: FPMR 1987-2002: la historia oculta, en La Huella, n 7, marzo 2002, p. 11

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importante es que cuando sub la escalera, para m representaban eso. Me hizo la pregunta: ests dispuesto a incorporarte a las filas?. Se me grab para siempre cada una de sus palabras, pero yo no alcanc a articular ni dos. Solamente dije s. Me estrecharon la mano. Eso no dur ms de un par de minutos. Baj242.

La mayora de los estudiantes acept la oferta, pero hubo algunos que se negaron, en la serie de reportajes de La Tercera se seala al respecto: El estudiante Pedro Marn argument que quera aportar a la lucha, pero como mdico. Se gan el repudio de sus compaeros. Aos despus, Marn se reivindicara combatiendo en Nicaragua e ingresando a Chile, donde fue apresado y torturado con salvajismo. Ms tarde integrara la red del FPMR encargada de darle asistencia mdica a los combatientes.243 Esta afirmacin es reafirmada en otro testimonio aparecido en el libro de Hernn Vidal: recuerdo que fueron dos los que dijeron no. Uno, que se neg, sigue siendo mdico, se insert en el modo de vida que tena adelante, donde los seres no tienen miedo al patrn, a la enfermedad y sienten la tranquilidad de vivir () El otro, que amaba su carrera, profundo enamorado de la ciruga, dijo que no, pero en la vida dira que s. () cuando supimos que haba dicho no, le hicimos la vida imposible. Soportaba estoicamente nuestras crticas y puyas. Terminara por darnos una gran leccin contra la rigidez y el esquematismo. Cuando termin su carrera, la uni con sus ideales y en la guerra hizo operaciones increbles. Particip en todas las luchas. Entr en la zona costera ms atrasada de Nicaragua. Realiz operaciones histricas, salv muchas vidas. Imposible olvidar al Comandante Cinco!244. Al parecer el recordado mticamente como Comandante Cinco en este testimonio, fue el a la postre mdico de campaa Pedro Marn. Este primer contingente de enrolados, se formaron como oficiales de artillera terrestre y antiarea: Los chilenos entraron a un curso de un ao destinado a perfeccionar a oficiales jvenes para mandos superiores. Una vez graduados, se integraron sin distingos a la oficialidad islea: vestan verde olivo, cumplan turnos de guardia y estaban bajo oficiales superiores cubanos245.

No slo en Cuba, fueron formados los cuadros militares del PCCH, tambin hubo otro contingente de chilenos que se form en Bulgaria, uno de ellos fue Cesar Quiroz, quin comparte una experiencia poltica similar a la de los otros enrolados del PCCH: militante de las JJCC, vivi intensamente el gobierno de la UP, y luego por el golpe de Estado de 1973, vivi la persecucin poltica, y tuvo que marchar a un largo periplo por el exilio, hasta que acept la oferta de transformarse en un cuadro militar: Yo ingrese a militar a las JJCC el
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Citado en Vidal Hernn, op cit., p.152 Ortega Javier:La Historia Indita, op cit.,Cap. I 244 Citado en Vidal Hernn, op cit,p.151 245 Ortega Javier:La Historia Indita, op cit.,Cap. I

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ao 69y viv toda la experiencia de la UP como militante y dirigente de las JJCC en la provincia de Bio-Bio en Los ngeles ms concretamente () como resultado del golpe de estado, yo fui reclamado por las autoridades dictatoriales en mi provincia y tuve que pasar a la clandestinidad, me mantuve algo as como alrededor de cinco meses ms o menos, y en Enero del ao 74 me asil en la embajada de Argentina, viv en Argentina durante dos aos trabajando en el tema de la solidaridad con Chile, militando activamente en la Juventud Comunista, y fui expulsado de Argentina, fui expulsado el ao 75 por el gobierno de Estela Martnez de Pern que fue la fachada de quin gobernaba ah, que era un fascista redomado como Lopez Rega que fue el creador de la triple A en Argentina246, y sal a Dinamarca, despus en Dinamarca permanec un ao, posteriormente me fui a estudiar un ao a Mosc, a la Unin Sovitica, y all se me propone que pueda formarme como militar profesional, como Oficial. Estudi durante cinco aos en Bulgaria, en su Escuela Militar, posteriormente de all nos fuimos a Cuba, el grupo nuestro que era de varios compaeros, y all permanecimos tres aos, llegamos el ao 81 hasta el ao 84 permanecimos en Cuba trabajando como profesores en una escuela militar tambin en Cuba247. En La Historia Indita de Nuestros Aos Verde Olivo, tambin se hace referencia a este grupo, coincidiendo con lo relatado anteriormente: En la segunda mitad de 1981, al ya desarrollado destacamento de chilenos en La Habana se incorporara una tercera generacin que con el correr del tiempo sera considerada el cuerpo de fuerzas especiales del FPMR: los llamados blgaros, que haban cumplido una acabada instruccin militar en al repblica socialista de Bulgaria.

Cuando llegaron a Cuba, los blgaros eran slo 13, pero se distinguieron inmediatamente del resto por su excelente adiestramiento militar. De hecho, casi todos asumieron como instructores en los centros castrenses de la isla248.

Uno de los integrantes del FPMR, que alcanz una cierta notoriedad pblica, y que tambin perteneci a los blgaros, fue Jos Joaqun Valenzuela Levi, sobre quin recay la responsabilidad de planificar la Operacin Siglo XX, nombre con que el FPMR, design el atentado a Augusto Pinochet realizado en septiembre de 1986. En septiembre de 1977, el ex diputado comunista Gilberto Canales le propuso ingresar a la escuela militar de la repblica Socialista de Bulgaria, para formarse durante cinco aos como oficial de tropas generales. Valenzuela Levi acept, junto a otros hijos de exiliados. Tena 19 aos. Aos

Alianza Anticomunista Argentina (Triple A), fundada el 11 de noviembre de 1974 por Lpez Rega quin sera ministro de Bienestar en el gobierno de Isabel Pern. 247 Entrevista con el autor 6-5-04 248 Ortega Javier:La Historia Indita, op cit., Cap. I

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ms tarde Valenzuela Levi, encontrara la muerte en su pas natal, sera ejecutado por agentes de la CNI, en el marco de la Operacin Albania en 1987.

La serie de reportajes La Historia Indita de Nuestros Aos Verde Olivo, agrega sobre este grupo que: Treinta fueron las plazas que la Escuela Militar blgara abri para los chilenos. Los cupos restantes se llenaron con jvenes comunistas que vivan en la ciudad cosaca de Saporoche, una retrasada urbe de la Unin Sovitica. Haban llegado ah el 9 de septiembre de 1973, para capacitarse como tractoristas, pero quedaron completamente olvidados cuando vino el golpe. En su necesidad de postulantes para ir a Bulgaria, el PC volvi a recordarlos.

Cuando en 1981 los blgaros egresaron, el ex senador (SIC, en verdad diputado y ministro) comunista Orlando Millas les pidi que se integraran al dispositivo militar del PC en Cuba. A los que bamos, Millas se comprometi a facilitarnos los trmites de inmigracin. A los que se quedaron les advirti que no podran salir de Bulgaria, para evitar filtraciones, relata un ex oficial249.

Cmo se ha sealado en pginas anteriores, cuando el PCCH decide iniciar la preparacin de cuadros militares, no tena todava muy definido el papel que iban a jugar estos cuadros en su estrategia. Cuando se tom esta decisin, se pudo tener en mente, la superacin de las falencias que haba mostrado el partido en el terreno de lo militar, pero de una manera muy vaga, no haba en desarrollo una estrategia elaborada que justificase dicha opcin. Esta indecisin estratgica del PCCH, al parecer provoc un sentimiento de incertidumbre y frustracin, en los nveles oficiales comunistas, que con el correr del tiempo empezaron a cuestionar un cambio que les signific dejar muchas cosas atrs, y que hasta ese momento pareca ser por nada, aportaremos alguna vez a la lucha en Chile, o permaneceremos como miembros de las FAR?, pareca ser la pregunta ms frecuente entre el contingente. Este sentimiento de incertidumbre en un momento amenaz con minar la moral de los jvenes oficiales y con ello todo el proyecto de formacin de cuadros militares. Los siguientes testimonios dan cuenta de aquello: Se haba partido de una idea global justa: esto en algn momento ser necesario en Chile. La idea general era acertada pero no suficiente para muchos. Prevaleci la mstica del momento, la disciplina partidaria, la juventud. En mi grupo, unos treinta, eran raros los que haban hecho el servicio militar. En la seleccin de especialidades militares prevalecieron la curiosidad, la simpata, el inters circunstancial, de esos treinta quedaran cinco. En Europa, () el planteamiento de la

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Ibid., Cap. IV

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misin que se les hizo fue similar al que nos hicieron a nosotros. Y una juventud pelada al rape, en uniforme, que coma alimentos y frutos a los que no estaba acostumbrada, regida por horarios y por una disciplina repudiable por condicionamiento de rebelda poltica pero que con el tiempo llegara a entender como indispensableseguimiento de estos jvenes, slo les dio el impulso250. sufri el impacto brutal. El

impacto no fue el mismo entre los que haban estado presos. El Partido no se preocup del

Ms adelante, el que parece ser otro entrevistado agrega: En el primer tiempo todos estbamos entusiasmados por lo novedoso del entrenamiento militar. Despus del primer ao, comenz la crisis. Era un compromiso asumido de por vida, con miles de limitaciones en lo personal y sin tener claridad en dnde desembocara. En aquellos aos no se visualizaba en nuestro pas una salida ni remotamente cercana desde el punto de vista de la preparacin nuestra. Se produjo una desercin considerable. Tampoco haba repuesta desde el punto de vista partidario y era natural, porque no exista perspectiva en lo concerniente a nuestro pas. En este contexto, la mayor parte pensaba reincorporarse a la vida normal, a los estudios. El propio partido trataba de canalizar lo que llam prepararnos para la vida civil. Por otra parte, esta determinacin nuestra a seguir adelante agudizaba la crisis. Se valoraba que el Partido empezaran a pensar en serio en los problemas militares, pero la situacin no haba sido producto de un anlisis poltico sino de una eventualidad: dar un paso sin saber qu iba a pasar el da de maana. Se hicieron grandes esfuerzos desde el punto de vista interno para mantener la preparacin y lograr que la desercin fuera la menor posible a fin de mantener un ncleo permanente.

Hubo un hombre que encabez la discusin y tuvo la visin suficiente para valorar el papel de la actividad militar ms all de lo inmediato y con un sentido ms poltico. Esto aglutin a un grupo fuerte. Es en ese momento cuando surge la posibilidad de ir a Nicaragua y la crisis interna y con el PCCH se supera. De lo contrario, no se hubiera podido mantener por muchos aos tal actividad ni llevar a la prctica lo que se estaba aprendiendo251.

Se puede apreciar en estos testimonios, por un lado el entusiasmo y el alto grado de compromiso que supuso en un principio, el cumplimiento de la nueva tarea que el Partido asignaba a estos militantes. Influa en este sentimiento la necesidad de contribuir en algo, en hacer algo por la lucha antidictatorial. Pero a medida que pasa el tiempo, y se hace evidente que el regreso a Chile no ser inmediato, y que el PCCH no ha definido una

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Citados en Vidal Hernn, op cit., pp. 153-154 Ibid., pp. 154-155

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estrategia acorde con la formacin de sus cuadros militares, empieza a cundir el desaliento, y una cierta crtica haca la indefinicin y titubeos del Partido respecto a su poltica militar.

Los Oficiales del PCCH van a Nicaragua. Esta incipiente crisis, que afecta la preparacin de cuadros militares del PCCH, se supera a travs de una vlvula de escape que descomprime la tensin entre el PCCH y sus Oficiales. Esta vlvula de escape, segn estos testimonios y otras fuentes revisadas, es la lucha contra la dictadura de Somoza en Nicaragua, pas, donde el PCCH iniciar una larga labor internacionalista, siguiendo la tradicin de la Guerra Civil Espaola y sus Brigadas Internacionales252. La idea de enviar a los cuadros militares del PCCH, a combatir junto a los sandinistas en Nicaragua, fue una iniciativa del gobierno cubano en consulta con el PCCH. En 1978, los sandinistas haban iniciado su ofensiva final contra el rgimen

somozista, Cuba, en vista de una perspectiva insurreccional favorable, decide dar un apoyo decisivo a los revolucionarios nicaragenses, pero en vista de las restricciones impuestas por las reglas de la Guerra Fra que comentbamos pginas atrs, La Habana no poda mandar un contingente militar propio. Por lo tanto el gobierno cubano decide movilizar cuadros militares formados en la isla, pero que no son de nacionalidad cubana, y entre ellos, son convocados los oficiales del PCCH: Nos reunieron a todos en la Academia de Guerra en La Habana. Por la noche lleg Fidel () En la pizarra de un saln, Castro traz con tiza el futuro de los chilenos. Un mapa de Nicaragua, entonces en guerra civil. Fidel les explic
En la Guerra Civil Espaola (1936-1939), que enfrent a Republicanos (heterognea coalicin poltica que abarc desde Anarcosindicalistas y Socialistas, nacionalistas vascos y catalanes, hasta Comunistas) y Nacionales (que aparte de los militares sublevados, incluan los sectores Conservadores de la sociedad espaola: los Monrquicos, la iglesia Catlica y grupos fascistas como la Falange), ambos bandos en pugna recibieron el apoyo externo, con la gran diferencia de que las fuerzas nacionalistas (dirigidas por el Gral. Franco) recibieron el apoyo masivo y abierto de las naciones fascistas de la Europa de la poca, es decir la Italia de Mussolini y la Alemania Hitleriana, quienes enviaron tropas, tanques, aviones e incluso buques de guerra durante el transcurso del conflicto en apoyo del ejrcito franquista. Mientras tanto las democracias liberales como los Estados Unidos, Inglaterra, Francia, etc. quienes en el papel deberan haber apoyado a la repblica espaola frente a la sublevacin fascista, aplicaron el concepto de la no intervencin, negando todo apoyo material a la Repblica espaola. Esto por el temor que tambin les supona el fortalecimiento de un gobierno, como el republicano, que poda derivar en un Estado Socialista como la URSS, lo cual era contrario a muchos intereses internos de esos pases, quienes abogaban por no intervenir a favor de la Repblica, por el temor de favorecer un avance mundial del comunismo. A la larga, irnicamente, la no intervencin de las democracias liberales, termin por facilitar la intervencin de los estados fascistas, lo cual fue un factor crtico que influy en el triunfo franquista, y en el fortalecimiento del fascismo en Europa, el cual aos ms tarde se convertira en el enemigo ms acrrimo de las democracias liberales. Solo Mxico y la URSS, y en una menor medida Francia, entregaron armas a los republicanos. Frente a la negacin de apoyo oficial a la Repblica espaola, distintas agrupaciones de la izquierda europea, y entre ellas, los partidos comunistas de distintos pases, movilizaron a miles de voluntarios para pelear al lado de las fuerzas republicanas. As por ejemplo, militantes comunistas franceses, italianos, alemanes, ingleses, as como tambin de otras nacionalidades del mundo, se fueron a combatir a Espaa, formando parte de las celebres Brigadas Internacionales, las cuales fueron el retrato vivo de una poca marcada por el romanticismo y el idealismo de hombres que se sentan parte de una encrucijada histrica, que poda influir en la Historia de la humanidad, como en cierto modo, lo fue la Guerra Civil espaola, ya que esta guerra es considerada la antesala, o la primera batalla de la Segunda Guerra Mundial, y de la gran lucha ideolgica entre Derecha e Izquierda que dividi externamente e internamente a las naciones del mundo durante gran parte del siglo XX.
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que los sandinistas necesitaban artillera y que Cuba no iba a intervenir directamente. Los chilenos todava recuerdan la sugerencia que sigui a la explicacin: Yo he pensado que ustedes vayan. La propuesta cubana deba ser autorizada por Luis Corvaln, entonces secretario general del PC () Los chilenos an recuerdan la ansiedad que dej la salida de Castro esa noche del cuartel, as como su regreso triunfal poco despus de la medianoche. Nos dijo que iba camino a su casa y haba recibido la respuesta de Corvaln y pens que la noticia no poda esperar, recuerda uno de los combatientes253. Otro testimonio, nos ilustra mejor el efecto que gener en los oficiales comunistas, la proposicin cubana:

De la noche a la maana se produce el hecho. Estbamos en nuestros lugares de trabajo y nos citaron a una reunin a todos los chilenos. Seriamos un ciento. Quedamos concentrados. Especulbamos con ardor variantes diversas, incluso el retorno a Chile. Todo se esclareci cuando se plante la situacin en Nicaragua, el desarrollo de la guerra en una gama ms o menos amplia de variantes, de las cuales tena importancia la contribucin internacionalista a un pueblo hermano, el ganar experiencia de combatividad. Lo interesante del planteamiento es que dejaba la puerta abierta. Independiente de la decisin que se tomara; era respetable el slo plantearse la posibilidad de asumir la oportunidad. Se present un cuadro muy realista de lo que estaba aconteciendo: la posibilidad real de alcanzar la liberacin de Nicaragua, la situacin favorable a la revolucin desde el punto de vista de la situacin internacional, la debilidad creciente del rgimen de Somoza, de ah la premura de que las fuerzas sandinistas aprovecharan ese minuto. Al trmino de este primer encuentro se produjo un hecho espontneo y entusiasta que reflej nuestra moral: empezamos a cantar la Internacional con una fuerza grandiosa, como si con esto quedara sellado nuestro compromiso y la decisin de participar en la lucha del pueblo nicaragense. Una vez terminado el encuentro, quedamos a la espera de la decisin superior y, tambin, a las posibilidades concretas del envo. No poda eludirse el factor de que las presiones imperialistas coartaran a los pueblos que ayudaban a Nicaragua o a que la decisin del Partido fuera otra. Pero jams pusimos en duda de que bamos a ir () Fue tomando cuerpo la idea de un gran contingente internacionalista, aprovechando la preparacin de otras organizaciones revolucionarias que tambin consultaban a sus organizaciones madres. Fue as como argentinos, colombianos, guatemaltecos, salvadoreos, uruguayos fueron dando forma a una unidad. () A alguno se le ocurri, y si los viejos del Partido dicen que no?. Nuestra decisin era inquebrantable, por el carcter internacionalista de la tarea y porque ya tenamos un destino.

Campaa Sebastin y Vergara Pablo: FPMR, Un Fantasma sin Cabeza en Siete+7 n 24, 23 de agosto 2002, pp. 47-48

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Todo el mundo quera agarrar asiento en el primer vuelo, ser de los primeros en partir. Nos sentamos latinoamericanos para asumir Amrica Latina. Seran grupos de veinte o treinta por viaje. Del grupo chileno, unos tres. Despus la cuota fue subiendo. A los chilenos se les hizo asumir la direccin de la estructura. Es as como en el primer grupo salimos siete. En el segundo grupo fue Rodrigo, Ral Pellegrin. Muchos ramos casados y con hijos los que nos habamos casado antes de la prohibicin de hacerlo que eman del partido- no tuvimos la oportunidad de verlos, pues no tenamos ningn contacto con el exterior254.

Podemos apreciar en este testimonio, la verdadera inyeccin de energa y de expectativas que signific el ofrecimiento cubano, para los oficiales comunistas. El grado de compromiso y de mstica que se crea en torno a este suceso, contrasta con el tono sombro que haba recubierto a la experiencia militar del PCCH, debido a la falta de una estrategia clara respecto a este tema. Incluso en este testimonio, se hace patente ese sentimiento de incertidumbre, cuando el entrevistado plantea que frente al desconocimiento del temario de la reunin a la que fueron citados, dentro de las muchas especulaciones que se fraguaron al interior del grupo, una de ellas era un posible retorno a Chile, lo que tambin nos ilustra las ansias que haba en este grupo, por contribuir a la lucha antidictatorial de alguna manera. Tanto fue el grado de compromiso, que incluso al parecer, estos militantes se plantearon marchar igual hacia Nicaragua, sin contar con la aprobacin del partido. Esto ltimo, para algunos es la primera seal de independencia de estos cuadros militares frente al PCCH, autonoma que a larga, producira el quiebre entre PCCH y parte de su estructura militar, puede ser cierto, pero tampoco se debe perder de vista, que esta total disposicin para participar en el conflicto nicaragense, tambin pudo verse influenciada, por un aspecto ms emotivo, que responde a ideales histricamente arraigados en la cosmovisin comunista, como lo es el internacionalismo proletario. El Comunismo siempre se ha autodefinido como una doctrina universal, como una lucha que va ms all de las fronteras del Estado-Nacin, ya que la Clase Obrera, y sus enemigos, la burguesa y el imperialismo no tienen una localizacin especfica, estn presentes en cualquier parte del mundo donde se haga presente el capitalismo, cabe recordar solamente que una de las frases ms famosas del Manifiesto Comunista redactado por Marx y Engel es Proletarios del Mundo Unos, as como tambin, el himno del movimiento comunista, precisamente se llama La Internacional. Entonces, el internacionalismo es un pilar constitutivo del Movimiento Comunista,

profundamente arraigado en cada partido comunista del mundo y en sus militantes. Por lo mismo no es de extraar, la inmediata aceptacin de los oficiales chilenos al ofrecimiento cubano, as como tambin era difcil que el PCCH, se negara a dicha solicitud, ya que no

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Citado en Vidal Hernn, op cit. pp. 157-158

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slo sera un gesto impresentable hacia un gobierno que frente a la persecucin que sufrieron los comunistas chilenos, haba prestado un gran apoyo, sino que tambin supondra la negacin o traicin a uno de los valores ms arraigados en el ideario comunista.

Los chilenos agrupados en el denominado Batalln Chile, arribaron a Nicaragua a principios de 1979, su lugar de combate fue el Frente Sur ubicado en la frontera con Costa Rica, y que abarcaba desde el Ocano Pacfico hasta el lago Nicaragua. Desde esa posicin los sandinistas lanzaron su ofensiva final contra el gobierno de Somoza, lo que produjo que la lucha al estilo de guerra de guerrillas que se haba desarrollado en Nicaragua, derivara en un combate frontal y del tipo convencional entre la Guardia Nacional y las fuerzas sandinistas, de ah la necesidad de estos ltimos de contar con militares profesionales entre sus filas, sobretodo si estos tenan conocimiento sobre el manejo de sistemas de armas ms complejos, como lo es el manejo de piezas de artillera. Por esto, el aporte de los chilenos dado por su formacin de militares profesionales - sera muy valorado y reconocido por los sandinistas, y algunos de los oficiales chilenos llegaran a lo ms alto de la nueva dirigencia nicaragense surgida despus del triunfo de la revolucin, as queda de manifiesto en el siguiente testimonio:

Soy el comandante Javier Pichardo, jefe de la Fuerza Area de Nicaragua. Fue en el contexto del Frente Sur, la Colina 55, donde conocimos a los internacionalistas chilenos, salvadoreos, peruanos, argentinos y de otras nacionalidades latinoamericanas. Entre todos los compaeros internacionalistas sobresalieron los chilenos con cuya ayuda contaramos ms tarde para la organizacin de las unidades. Los chilenos actuaron a la par con los jefes nuestros en el empleo ptimo de la artillera, de las tropas, de la defensa de posiciones, como tambin en apoyar la direccin y la conduccin de las acciones combativas () Nosotros tenamos serias limitaciones: ramos guerrilleros, en cambio ellos tenan una importante formacin profesional () Cuando se organiza la brigada se da un salto superior. Los chilenos pasan como asesores de los Estados Mayores de las regiones militares y del Estado Mayor General. A Benjamn (Ral Pellegrin) lo nombraron en la Segunda Regin () Eran oficiales. Nosotros, en cambio, no habamos pisado ni la acera de una academia. Ellos tenan conocimientos suficientes para poder iniciar un ejrcito255.

A continuacin retomaremos el testimonio, del oficial chileno citado en las paginas 159 y 160, esta vez hace referencia a su participacin en la lucha nicaragense: Al fin llegamos al

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Ibid., pp.165-166

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lugar de las acciones combativas. En el frente de batalla reinaba un desorden absoluto. Haba unas casas abandonadas, algunos combatientes vestidos de cualquier manera. Esos combatientes se subordinaron a nosotros. La primera misin que cumplo es acudir a un galpn donde est el armamento. Empezamos a armar pieza por pieza hasta conformar un nmero importante de elementos de artillera. Tengo a mi cargo una batera con seis piezas y treinta hombres, incluso diez o quince mujeres () Luego que estuvimos preparados, con la tcnica en ptimas condiciones para el combate, usamos los medios ms increbles y se hizo gala de enorme iniciativa para sustituir aquellos de los que carecamos. A los tres das, ya con mi unidad entrenada, se me designa la primera misin. Recuerdo que uno de los jefes me lleva al borde delantero a la medianoche. Lo exploramos. Me indican en un mapa donde est el enemigo y donde estamos nosotros. Determino donde ubicar las piezas. Esa misma noche instalo mi unidad. Al amanecer rompemos el borde delantero para que despus avancen las tropas. Haba que asestarle al enemigo, las tropas selectas de Somoza, un intenso fuego de artillera en un radio de siete kilmetros de ancho y cinco o seis de profundidad. El conjunto de la artillera vino a cambiar la correlacin de fuerzas en el frente.

() Fue as como participamos en innumerables combates por romper el borde delantero y por impedir que el enemigo aniquilara nuestro frente. All se destaca la participacin de algunos, como Rodrigo (Ral Pellegrin). El era asesor y jefe de una columna. Nuestro enemigo ms violento era la aviacin y no tenamos cmo defendernos de ella. Tambin nos preocupaba nuestra propia artillera. Mis recuerdos son intensos. Mucha lluvia en pleno mes de junio. Terreno arcilloso, muy blando. Cuando empezbamos a tirar, con el retroceso las piezas se iban enterrando. Los hombres totalmente cubiertos de lodo. Veo a uno que limpia la mira con su lengua. Pieza lista. Fuego. Las cargas se humedecen. Por teora sabemos que la espoleta choca y no explota. Optamos por rescatar esos proyectiles y volverlos a usar. A veces el proyectil no sale y se descarga de nuevo. En un caso el proyectil se asoma y no sale. El hombre se queda mirndolo, mientras otros se tiran al suelo y lo miran. El hombre se acerca poco a poco, lo agarra, lo saca y lo muestra a todos. Le quita las cargas y lo pone otra vez. Una vez me calificaron de gran irresponsable: pieza interrumpida; el can en el interior est cubierto de lodo, plvora y humedad; agarro un palo largo, calculo no tocar la punta, lo ajusto, saco el palo, me echo para atrs y sale el proyectil. En accidente semejante un compaero pierde la mano en combate. Ha llegado un momento en que la baqueta y todo est cubierto de fango. En el fragor del combate muchas veces no se sabe si el proyectil sale o no. pieza interrumpida. El hombre se asoma, pasa la mano sobre el tubo y el proyectil agarra la mano y se la lleva. El proyectil no explota; si no habran muerto muchos. El hombre, con sangre fra terrible se hace un torniquete y pide que le corten el

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colgajo con una bayoneta. Fue llevado al hospital, pocos das despus se reincorpor a su puesto de combate256.

En este relato se aprecia, las duras condiciones en que combatieron los chilenos en Nicaragua, no slo se enfrentaban a un ejrcito regular con superioridad area, sino que adems deban luchar contra las dificultades que presentaba la geografa y el clima de aqul pas . Aunque en lneas generales, la experiencia combativa fue exitosa para los oficiales comunistas, la muerte inherente a todo conflicto armado, tambin toco sus puertas: El primero de los nuestros que muri fue Days Huerta Lillo () su muerte fue el primer gran golpe. En la ltima etapa de la ofensiva, cuando los combates eran ms intensos y arreciaba el fuego de la artillera, con un promedio diario de tres o cuatro muertos y gran cantidad de heridos. Ya se haba configurado el Estado Mayor, a cargo de todas las decisiones de la guerra y de las fuerzas que all operaban. Dentro del Estado Mayor tenamos la responsabilidad de la artillera. Ah estaba yo cuando llega una mdica y me dice que lo mataron. Mi reaccin fue violenta. Lo que antes era una probabilidad, ahora era una evidencia. Dnde est?, pregunto. Con todo su nerviosismo, la compaera, que era gran amiga de Days, me dice: Est aqu. Yo lo ando trayendo. Quieres verlo?. El no! me sali de adentrohaba explotado una municin de artillera en su posicin y lo destroz. Muri de inmediato. Ella estaba demasiado angustiada. De inmediato tomamos las medidas para sepultarlo. Era el primer hombre del contingente internacionalista que mora.

Acondicionamos un lugar. Se prepar una caja de municiones como atad. No s de dnde sali una bandera chilena. Alguien trajo otra del Frente Sandinista. Con las dos banderas envolvimos el improvisado atad. Se mont guardia de honor. Citamos a algunos jefes los que pudieran venir- de distintas unidades y se le rindieron honores. Tambin particip el Estado Mayor Sandinista. Toda su familia estaba en el exilio, repartida. Despus el Payo Lagos cay herido junto a otro compaero, tambin por el fuego de artillera. Le entr una esquirla por la cadera e hizo un recorrido hasta perforarle los pulmones. Muri en el hospital en Costa Rica, mientras era atendido257 . Estas bajas tambin quedan consignadas en un documento del SED258 donde se cita una conversacin de Luis Corvaln con uno de los encargados de ese Partido, sostenida el 25 de septiembre de 1979 en Mosc: En confianza, el compaero Corvaln inform que los jvenes del PC chileno entrenados en Cuba y la RDA pasaron con xito por Nicaragua, aunque hubo que lamentar la muerte de dos combatientes chilenosMs adelante, en este mismo documento, tambin se consigna el rol protagnico alcanzado por los oficiales chilenos en el pas centroamericano. () En
Ibid., pp.158-160 Ibid., pp161-162 258 Partido Socialista Unificado, en alemn: Sozialistische Einheitspartei Deutschlands (SED), partido poltico rector de la RDA.
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total hay 76 hombres en Nicaragua, de los cuales 52 han alcanzado el grado de oficiales en las tropas sandinistas. Uno de ellos es actualmente asesor personal de Jaime ortega, comandante en jefe de las fuerzas armadas de Nicaragua259.

El avance del Frente Sur, el desarrollo de la insurreccin en otras regiones de Nicaragua y la huelga nacional iniciada el 4 de junio, determinaron la cada de la dictadura de Somoza, el 17 de julio de 1979, Somoza huye a Estados Unidos, dos das despus los remanentes de la Guardia Nacional se rinden y el 20 de julio el Batalln Chile junto al resto de las tropas sandinistas ingresan triunfantes a la capital Managua: al producirse el triunfo avanzamos a Managua. Todos iban a Managua en migracin masiva y loca. Nos encargamos de recoger todo el armamento, cargar camiones, asumir toda la responsabilidad, dejar gente y armamento en la retaguardia para cualquier eventualidad. Esto era lo ms difcil porque nadie quera quedarse. La marcha a Managua era muy linda. Miles de personas en el camino. En los poblados controlados por las fuerzas milicianas la poblacin se acercaba a la caravana nuestra. Nos invitaban a sus casas. Apareca caf, aparecan tortillas. Era un ambiente hermoso y conmovedor. All se produca un poco la insatisfaccin de uno; a pesar de todo no se poda vibrar con la misma intensidad porque ese triunfo no era el de nuestro pueblo. Todos los sandinistas se iban a su casa, a ver si quedaban casas, en procura de su familia. Nosotros nos quedamos solos. Nos ubicamos donde pudimos, decididos a mantener nuestras unidades. Llegamos al famoso bunker de Somoza y cada uno empez a buscar cosas () En una de esas correras llegamos a la oficina de seguridad, una especie de CNI, una oficina inmensa. Estaba llena de fotos de todos los chequeos, de los interrogatorios, del seguimiento de la gente. Yo lea las cosas ms siniestras. Al lado estaban los calabozos de castigo, llenos de rayados de los detenidos y torturados. Fechas y consignas () Encontramos lo recogido en los allanamientos: bombas caseras, prensa clandestina, panfletos. Un saln grande, lleno de mquinas proyectoras y cualquier cantidad de microfilms: toda la historia del Frente Sandinista, de los interrogatorios, de los trabajos de seguridad. En el bunker algunos descubrieron la cocina y all se instalaron a vivir. Alguien encontr un plato de cobre con un escudo de Chile. Se lo llevara de regalo a un noble amigo, de esos que siempre nos tuvieron fe y respeto. Haba armamento en cantidad. Trajinbamos sin preocuparnos de que hubieran dejado explosivos cazabobos: fue por la desbandada de ellos, nada quemaron, nada destruyeron. Lo que ms nos llam la atencin, ms que el plato con nuestro escudo, fue la gran cantidad de vino chileno. Encontramos una serie de documentos internos de la Guardia Nacional, preparados en Chile por Carabineros,
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Nota Berln, 3 de octubre de 1979 en La Cruzada Armada del PC. Lunes 25 de Mayo al lunes 1 de Junio 1998, en http://.www.quepasa.cl/revista/1415/22.html. Consultada 17 noviembre 2002.

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por ayudas bilaterales; cartas firmadas por el agregado militar chileno, cartas de personajes importantes, muchos testimonios de colaboracin con las fuerzas especiales de Chile. Todo lo investigbamos mientras la gente estaba celebrando. Tenamos todo el tiempo del mundo y buscbamos cosas, constatbamos el pasado inmediato. Aparentemente ramos los nicos interesados en esto. Tal vez un poco nuestro instinto de cachureros nos mova a guardar papeles, planillas, todo el material del que con posterioridad haramos entrega. Entonces no nos dimos cuenta, pero nosotros contribuimos a preservar ese material que ms tarde sera absolutamente apreciado por los sandinistas. Del bunker nos trasladamos a la inmensa casa antigua de Somoza, en El Retiro, donde se concentraban todas las fuerzas que venan del sur260.

Los documentos que habran encontrado los sandinistas en el bunker de Somoza, vinculando a instituciones castrenses chilenas con aqul gobierno, no solo eran fruto de cooperaciones bilaterales. El rgimen de Somoza,- y despus los Contra- recibi el apoyo prestado por una especie de Entente Poltico-Militar formada por EEUU y las dictaduras militares latinoamericanas que se definan principalmente por su anticomunismo, como eran los casos de Chile y Argentina. En el caso de este ltimo pas, se sabe que la dictadura militar Argentina en concomitancia con la CIA, aport armas y cerca de 200 asesores que fueron ubicados en Honduras, El Salvador y Guatemala, y que la Contra nicaragense fue organizada con la participacin del sub jefe de la Inteligencia militar argentina261. Esta supuesta alianza entre la potencia del norte y las dictaduras del cono sur, les hizo creer a estas ltimas que contaran con el respaldo de EEUU, cuando se tratara de resolver problemas en beneficio suyo. Pero como lo comprob amargamente Argentina en la Guerra de las Malvinas donde el gobierno de Reagan apoy decisivamente a Gran Bretaa-, los aliados de tercer orden, son slo fichas prescindibles en el gran tablero de ajedrez de la poltica internacional que disean las grandes potencias. As, tambin el rgimen de Pinochet fue un damnificado ms del doble juego estadounidense, el cual por un lado financiaba y alentaba el combate contra la subversin en el continente americano, pero por otro, no dud en condenar en el palco de las Naciones Unidas las atroces violaciones a los DDHH, en que incurran gobiernos como el chileno.

El Apoyo del PCCH al naciente gobierno sandinista y la preparacin militar post-75. Como planteramos pginas atrs, el trabajo internacionalista de los cuadros militares comunistas, no slo se limit a la lucha contra Somoza, fue un trabajo que se extendi en el tiempo a travs de la dcada de los 80, y que involucr no slo a los cuadros militares que
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Citado en Vidal Hernn, op cit., pp.163-164 Ver el documental Hundan al Belgrano del director Federico Urioste.

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pertenecan al primer contingente enviado en 1979, sino que a otros comunistas chilenos que arribaron despus de ese ao al pas centroamericano. Despus del triunfo sandinista, algunos oficiales del primer contingente chileno, se quedaron en Nicaragua, esta vez, para aportar en la configuracin del nuevo Estado nicaragense, especficamente en sus FFAA: Una parte del destacamento de oficiales colabor con la creacin de las nuevas Fuerzas Armadas nicaragenses. En 1983, segn relatan diversas fuentes del PC, haba cinco oficiales chilenos ocupando altas responsabilidades en Managua. Otros prestaban servicios en las zonas militares del pas, como asesores de los jefes de tropa. Incluso algunos llegaron a asesorar al Estado Mayor de la zona militar respectiva, explica un ex frentista.

Entre estos ltimos destac Juan Waldemar Araya, el comandante Arturo. Nieto del ex diputado comunista Bernardo Araya y egresado de una academia militar cubana, en 1983 fue asignado al entrenamiento de milicias sandinistas al sur del pas. Al decidir volver clandestinamente a Chile para integrarse a la cpula del FPMR- el Presidente Daniel Ortega lo condecor con la Medalla al Combatiente Internacionalista Primera Clase262.

Otras fuentes, tambin hacen alusin a la cooperacin prestada por el PCCH al gobierno sandinista; en uno de los documentos de la RDA, donde se da cuenta de reuniones efectuadas en marzo de 1982, entre miembros del PCCH y algunos personeros del gobierno de la RDA, se seala que: Tambin se le pidi al SED que a los tres pilotos militares chilenos, que actualmente estn en un curso de entrenamiento para combatientes latinoamericanos en la Escuela de Kleinmachnow, se les otorgue boletos para viajar a Nicaragua. Bajo la conduccin del compaero Vergara debern ayudar en la construccin de la fuerza area nacional de Nicaragua263.

Adems de prestar asesora en la configuracin de las nuevas FFAA nicaragenses, la ayuda de los comunistas chilenos, bsicamente estuvo orientada a apoyar al gobierno nicaragense en su lucha con la Contra, guerrilla armada y financiada por los EEUU a partir de los remanentes de la Guardia Nacional que huyeron hacia Honduras despus de la cada de Somoza, y que hizo su irrupcin en 1983. Esta guerrilla tena por objetivo derrocar al gobierno sandinista que era visto como pro-sovitico por los estadounidenses. Fue de tal magnitud la intervencin de la potencia norteamericana, que incluso el Tribunal Internacional de Justicia de La Haya solicit en mayo de 1985, que Washington pusiera fin al minado de los puertos nicaragenses. Este hecho fue uno de los tantos episodios de la verdadera
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Ortega Javier La Historia Indita op cit., 29/4/2001 Cap. II, p.10 Documento de la oficina de Hermann Axen, miembro del bur poltico del comit central del SED. en La Cruzada Armada del PC., op cit,.Consultada 17 noviembre 2002.

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guerra no declarada que llev a cabo EEUU contra el rgimen sandinista264. La Contra tena sus bases de operaciones en Honduras, desde donde realizaba sus incursiones en territorio nicaragense. Frente a esta amenaza el ejrcito sandinista cre los BLI, Batallones de Lucha Irregular, los cuales eran los encargados de contrarrestar a la Contra, y en estos, tambin tuvieron participacin cuadros militares del PCCH, sobre este punto retomaremos el testimonio de Csar Quiroz:

() llegamos el ao 81 hasta el ao 84 permanecimos en Cuba y en ese momento se reinicia la misin internacionalista en Nicaragua de los comunistas chilenos, en Chile ya haba surgido el FPMR el ao 83() viaj a Bulgaria a someterme a tratamiento mdico y a principios del ao 86 regrese a Cuba y de ah me fui a Nicaragua, en Nicaragua estuve dos aos, estuve un ao participando en los Batallones de Lucha Irregular que luchaban contra los contrarrevolucionarios, los BLI. Y despus de eso me hice cargo del trabajo militar que nosotros tenamos en Nicaragua, que consista en la preparacin, ms que en la preparacin, en asegurar la participacin de nuestros compaeros en la experiencia combativa en Nicaragua, que era el apoyo que nos haban pedido los sandinistas, que era incorporar cuadros militares nuestros a las diferentes estructuras militares de Nicaragua para la lucha contra las bandas contrarrevolucionarias265.

As como la participacin de los cuadros militares del PCCH en Nicaragua se extendi ms all de 1979, abarcando la dcada de los ochenta, tambin el proceso de instruccin militar en el exterior para cuadros del PCCH fue una prctica que continu en dicha dcada. Por ejemplo en La Historia Indita se seala que: Un ex oficial chileno del Ejercito cubano, hoy radicado en Alemania, estima que en 1982 se haban formado en la isla por lo menos 200 de sus compatriotas como oficiales, distribuidos en especialidades que iban desde blindados hasta pilotos de helicptero () Adems de la Camilo Cienfuegos, varios contingentes de chilenos pasaron por al menos cinco otras escuelas militares profesionales (Antonio Maceo, Jos Maceo, Instituto Tcnico Militar, la Escuela Naval Granma y la Cabaa) y por los tres principales centros de formacin de guerrilleros: Punto Cero, Cordillera de los rganos y Pinar del Ro() diez chilenos pasaron por la Escuela Naval cubana Granma () La escuela Jos Maceo destinada a la instruccin de tropas

generales y ubicada en Santiago de Cuba- recibi en 1983 al nico contingente de chilenos llegado ntegramente del interior de Chile. Como ese mismo ao el centro traslad sus instalaciones a un complejo militar en la Isla de la Juventud frente a las costas del sur de
Otros hechos fueron el sobrevuelo de aviones espas estadounidenses sobre territorio nicaragense, y el famoso escndalo Irn-Contra, o tambin llamado Irangate que casi le cuesta la presidencia a Ronald Reagan 265 Entrevista con el autor 6-5-04
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Cuba- los miembros de esa generacin fueron bautizados como los jvenes. Mientras los camilitos (por la Escuela Militar Camilo Cienfuegos) tenan una formacin militar estndar que completaron con cursos posteriores, los jvenes accedieron a una formacin completa de oficiales, partiendo como cadetes y egresando de alfrez. Terica y tcnicamente eran mejor preparados266 .

En uno de los documentos de la ex RDA, que reproduce las ya citadas reuniones entre funcionarios de la RDA y miembros del PCCH quienes les expusieron a los alemanes sus planes para organizar el trabajo militar del partido, tambin queda consignado el envi de militantes comunistas para instruirse como combatientes en el extranjero en los 80. El documento aludido dice as: Berln, 13 de abril de 1982. Estimado compaero Honecker, te transmito una conversacin que sostuve el 16 de marzo con Jorge Montes, miembro del comit central del Partido Comunista de Chile y presidente de la comisin militar. () En Berln, sostuvo reuniones con miembros del comit central del SED, y en el MfS267expuso los planes de nuestro partido hermano en la organizacin del trabajo en el terreno militar () En la entrevista participaron Manuel Cantero, de la comisin poltica del PC de Chile, Rodrigo Rojas, jefe del PC en la RDA, Sergio Ovalle, del comit central del PC, Edgar Fries, jefe de la Seccin IV del comit central del SED.

() Jorge Montes: Los cuatro puntos prioritarios para el partido son:

1. Fortalecimiento del partido 2. Formacin de dirigentes militares 3. Influir en el desarrollo del movimiento de masas 4. Desestabilizacin del rgimen.

Un lugar central tendr la formacin de cuadros armados. En este sentido se han elaborado planes concretos para 1982 y 1983. Estos son necesarios para una amplia escalada de actividades que van desde el lanzamiento de panfletos, manifestaciones callejeras hasta atentados a objetivos estratgicos o las ejecuciones de verdugos fascistas.

Los planes del PC se concentran fundamentalmente en cuatro reas:

1. Formacin de dirigentes para un aparato militar del partido en Chile.


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Ortega Javier: La Historia Indita, op cit.,Cap. I Ministerio de Seguridad del Estado, el equivalente alemn del KGB sovitico, tambin se le denominaba Stasi

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2. Formacin de cuadros de combate como fuerzas estratgicas. 3. Equipamiento con armas. 4. Creacin de una infraestructura.

Respecto al punto 1: la formacin de dirigentes para el aparato militar ya est en marcha. El aparato est formado por cuatro comisiones con las especializaciones:

Trabajo militar-defensa-labores en las fuerzas armadas de la Junta- desestabilizacin del rgimen.

Durante las conversaciones de Luis Corvaln con Fidel Castro en la Habana en enero de este ao, acordaron la formacin de los dirigentes militares que encabezarn y construirn estas misiones en Chile.

Respecto al punto 2: La formacin de cuadros de combate presupone la formacin de los dirigentes militares. En Cuba ya estn siendo entrenados 100 combatientes, que actualmente estn siendo ocupados en Cuba y Nicaragua. Corvaln y Fidel Castro acordaron que otros 30 combatientes sern entrenados en 1982. Estos sern integrados a las fuerzas armadas cubanas. () Tambin hemos previsto la formacin de grupos especiales. Tenemos la intencin de instruir en 1982 alrededor de 100 compaeros en cursos de cuatro a seis meses en los pases socialistas. Cuba se mostr dispuesta a encargarse de la formacin de 70 hombres, la Unin Sovitica de 20, y le pedimos al SED que reciba unos 15 a 20. Como todos los compaeros vendrn desde Chile, tambin hay que costearles los pasajes. (Sobre este entrenamiento de grupos especiales se entendern con la Stasi). En lo esencial se busca para estos grupos especiales dos reas de entrenamiento: a) tcnicas de lucha militar; b) mtodos de secuestro, interrogatorios y otras tareas especiales. Estos hombres asumirn la direccin de tropas de comando en Chile.

Para Santiago prevemos la formacin de 90 de estos grupos especiales, cada uno formado por 3 a 5 hombres. Fuera de la capital pretendemos tener 90 grupos.

Respecto al punto 3: la obtencin de armamento ya no es un problema tras las consultas con cubanos y soviticos. El problema reside en el transporte a Chile. La comisin militar del PC ha elaborado siete variantes posibles y el partido est interesado en los consejos del SED o de los rganos pertinentes al respecto.

166

Respecto al punto cuatro: En la creacin de la infraestructura hay que solucionar los siguientes problemas:

Obtencin de depsitos de armas camuflados Organizar puntos de apoyo mdico Abrir talleres mecnicos y elctricos Equipar laboratorios para la produccin de explosivos Instaurar puntos de apoyo areo y martimo para la llegada del armamento. Y para estos fines adquirir, tierras, inmuebles adecuados y vehculos268.

Este documento no slo consigna la formacin en tcnicas de lucha armada de militantes comunistas en otros pases socialistas diferentes a Cuba, sino que tambin se pueden apreciar los planes del PCCH para organizar su trabajo militar. Como podemos ver no era una tarea fcil, implicaba resolver muchos problemas que requeran de un trabajo a mediano y largo plazo. No slo se trataba de entrenar personas en el manejo de armas y dotarlas de estas. Haba que preocuparse tambin de la logstica para sostener un trabajo doblemente clandestino como lo era el militar: haba que constituir grupos de apoyo de carcter mdico, adquirir y construir una infraestructura para el ocultamiento de armas, crear empresas de fachada, etc. Varios elementos de la organizacin militar del PCCH que aparecen en este documento fueron implementados en el accionar del FPMR. Esta estructura, se organizaba segn la lgica de la compartimentacin, las variadas labores que implicaba el trabajo militar, eran asignadas a grupos distintos, independientes entre si, pero coordinados y dirigidos por un mando central, en este caso la Direccin Nacional del FPMR. En pginas venideras nos referiremos con ms detalle acerca de la estructura de esta organizacin, ahora pasaremos a revisar lo que fue el Frente 0.

II.II El Frente 0.

Es septiembre de 1980, el PCCH ya ha anunciado su intencin de aplicar todas las formas de lucha frente a la institucionalizacin del rgimen militar. El partido, entonces decide crear una estructura para llevar a cabo acciones que llevaran a la practica aqul anuncio de 1980: el Frente 0, o tambin llamado Frente 17.

Documento de la oficina de Hermann Axen, miembro del bur poltico del comit central del SED. en La Cruzada Armada del PC., op cit.

268

167

Si bien las acciones de esta estructura, en la retrica del partido se clasificaban en el rea del trabajo militar, hay que aclarar, que las acciones emprendidas por esta estructura correspondan ms bien a pequeas acciones de sabotaje con un sentido propagandstico, hechas casi artesanalmente y con escasos medios; objetivamente no se puede hablar todava de acciones militares. Todava no eran los tiempos de los grandes arsenales del norte

Luis Corvaln en sus memorias nos da una idea del tenor de las acciones que empez a impulsar el PCCH, para elevar la combatividad de las masas en esos primeros aos de la Rebelin Popular: No fue fcil poner en prctica la diversidad en los mtodos de lucha. Pero el Partido supo convertir las palabras en hechos e ir desde lo pequeo a lo grande. Primero fueron los miguelitos, las bombas de ruido y los planchatones o planchazos. El peridico clandestino La Chispa, impreso en mimegrafo, describa as los planchazos en agosto de 1981: Qu es el planchazo? Se trata de provocar un sobreconsumo de energa elctrica en todo el pas, para cortar el sistema y causar un apagn en repudio a la dictadura corrupta.

Cmo hacerlo?. Se trata de enchufar todos los artefactos elctricos de la casa, cada viernes a partir del 17 de julio, desde las 19 y hasta las 21 horas, finalizando el 11 de septiembre.

Cunto va a gastar por el sobreconsumo? Si enchufa una plancha elctrica durante una hora, consume 5 pesos; pero son 5 pesos de victoria sobre el enemigo del pueblo de Chile.

Corren algn peligro sus artefactos? Ninguno. Lo peor que puede ocurrir es que se le quemen los tapones.

Cul es el valor de su resistencia? Inmensa, porque significa golpear a la dictadura dnde ms le duele. Porque significa que el pueblo de Chile no es un rebao de corderos y estamos dispuestos a tirarle a la cara del tirano nuestro repudio. CON LA RAZN Y LA FUERZA EL PUEBLO PLANCHA A PINOCHET!

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Respecto a esta iniciativa Corvaln agrega que: Los planchazos no causaron apagones generales, sino parciales. Pero sirvieron para incorporar a mucha gente al combate contra la dictadura y a comprender que cada cul algo poda y deba hacer269.

Acerca del Frente 0 las referencias testimoniales y bibliogrficas que existen sobre esta estructura del PCCH son escasas, comparadas con las que hay acerca del FPMR. Esto se debe en parte a que el perodo de funcionamiento de esta estructura fue corto, bsicamente abarc los aos 81 y 82.

Ernesto Contreras, uno de los participantes del grupo de anlisis de Berln, ingres al pas normalmente es decir no clandestinamente- desde Mxico en septiembre de 1980. Al parecer Contreras no figuraba en la lista de personas que posean una L en su pasaporte, seal de que eran personas con prohibicin de ingresar al pas. Contreras se haba establecido en Mxico despus de su estancia en la RDA. A su arribo al pas, el partido le encomienda que se haga cargo de la puesta en marcha del Frente 0, como un grupo de trabajo que se encargara de llevar a cabo las actividades de sabotaje contra la dictadura, es decir, l es el encargado militar del Frente 0; no se debe confundir con el presidente de la Comisin Militar del partido -que era la estructura responsable de todos los componentes militares de la PRPM- que en esa poca al parecer era el miembro del Comit Central Jorge Montes. Contreras slo fue el encargado del trabajo del Frente 0 por un par de aos, de ah fue destinado a otro tipo de trabajo: se resisti a la proposicin de pasar al trabajo como vocero pblico, pero qued en otros equipos de trabajo de relaciones polticas con las otras fuerzas de oposicin. Sebastan (Guillermo Teiller270) fue el nuevo encargado militar271.

En el trabajo de A. Samaniego, tambin se describe una pequea accin de sabotaje, siguiendo el estilo de los planchazos llevada a cabo durante esos aos: vendrn muchas acciones populares, encauzadas con la nueva visin y prctica de los comunistas () Recuerdo, lo que se llam algo as como Operacin Manantiales, los muchachos comunistas y quienes podan acompaarlos, a una hora, un da, rompan o abran grifos por centenas; muchas arterias se convirtieron en cauces de agua. Y se lanzaba propaganda, denuncias y llamados contra la dictadura.272

Cuando Manuel Rodrguez opac a Vodanovic en la Quinta Vergara.


269 270

Corvaln Luis: De lo Vivido y lo Peleado, op cit., p.213. Actual Secretario General del PCCH. 271 Samaniego Augusto,:Lo Militar en la Poltica, op cit, p.14 272 loc. cit.

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Sin duda una de las acciones en las que particip el Frente 0 que tuvo ms resonancia a nivel meditico, fue su sabotaje al Festival de la Cancin de Via del Mar el 22 febrero de 1981. Esta accin consisti en la difusin de una proclama a nombre del Comando Manuel Rodrguez contra la dictadura, y en la provocacin de un apagn a nivel de la V regin. Este apagn provoc que la Quinta Vergara quedara a oscuras por al menos tres minutos y el famoso festival debi continuar con equipos de emergencia.

En el Frente 17 o en el 0 () surge la idea: hay que crear un comando Manuel Rodrguez para qu?, para golpear en el Festival de Via, donde esta concentrada la ilusin de los chilenos, de las familias populares. Los compaeros escriben una proclama del Comando M. Rodrguez. La Direccin interior la aprueba y los Comits Regionales de Stgo., Valparaso, etc. reproducen en decenas de casettes la proclama () Se compran artefactos toca-casettes, se potencian los parlantes. Cientos de toca casettes. Durante el Festival, en diversos lugares aledaos a la Quinta Vergara, se empieza a escuchar la proclama. Tambin se entregan copias a algunas figuras, periodistas del festival. Joan Manuel Serrat recibe una de ellas. En diversas vas de acceso los comits locales del PC han sembrado miguelitos. Durante el desarrollo del espectculo del Festival se produce una apagn; buena parte del rea de la quinta regin qued a oscuras, como resultado de acciones cumplidas por muchos militantes273.

En el siguiente relato de A. Samaniego se detalla un poco ms la gnesis de esta accin: () fue un invento en una casa, con unos copetes entre todas las personas que estaban ah, en unas conversaciones con muchas piscolas o que se yo, gente casi toda, toda intelectual, todos universitarios, ingenieros, socilogos, ex dirigentes estudiantiles: oye lo que hay que hacer, escribamos escribamos una proclama, cmo le llamaban en los tiempos de la Colonia?.... estai pensando en la proclama de Quirino a Limache s algo as, es que me acordaba del colegio eso, entonces proclama, pero de quin es la proclama?, no puede ser del partido, no, no, apuntamos para una cuestin amplia que se yo Jose Mart Manuel Rodrguez no hay otroLautaro, no,Manuel Rodrguez ya, proclama de queun comando!, ya, un comando, proclama comando Manuel Rodrguezse escribi una cuestin y grabaron una casette adentro de un closet, entonces despus volvieron: la idea es esta, no hay otra oportunidad de aqu hasta doce meses ms, el festival de via y qu vamos a hacer? hay que comprar una cach de toca casette, trabajar con los regionales, mandar refuerzos para Valparaso, para Via, y se arm una cuestin grande, empezaron aparecer toca casettes para perderlos, porque se dejaban; toca

273

Ibid., p.13

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casette con pilas que se dejaban puestos en una esquina o al lado de un quiosco, o en unas cajas de cartn, y haba que echarlos a andar todos al mismo tiempo y la gente que iba pasando por la calle comenzaba a escuchar Manuel Rodrguez y la dictadura y bla bla bla y despus empezaron los apagones, que eran cadenazos, ahora yo no se realmente, pero en su gran mayora eran cadenazos274.

Como podemos apreciar, esta accin emprendida por el Frente 0, as como otras realizadas por el PCCH en estos aos, estaban orientadas bsicamente a demostrar que el PCCH no estaba liquidado, y que era posible para la ciudadana, a pesar de la realidad represiva que viva el pas manifestar su oposicin hacia la dictadura. Esta propaganda activa del PCCH confirmaba la resureccin de aqul partido, despus de la debacle de 1976. Esta resureccin incluso era confirmada por las fuentes oficiales de la poca, en un artculo de la revista Qu Pasa de fines de agosto de 1981, titulado Partido Comunista: Vivito y coleando? donde se comenta entre otras cosas la reaparicin de El Siglo275, se seala que: Ciertamente Radio Mosc tiene ms medios, sin embargo, la (re) aparicin de El Siglo, aunque sea sumamente espordica, tiene un valor simblico. Recuerda la presencia clandestina pero activa de los comunistas dentro de Chile. Segn el Subsecretario General de Gobierno, Jovino Novoa, ellos mantienen intacta su estructura, despus de ocho aos del pronunciamiento militar. Pueden mimetizarse en la realidad actual y pueden, tambin en cualquier momento, desarrollar nuevas formas de lucha. La crnica de Qu Pasa prosigue con una asptica referencia al ineficiente trabajo de exterminio del PCCH por parte de la DINA y posteriormente de la CNI: Sus mximos organismos de poder han sido descabezados dos veces por fuerzas de Seguridad, pero hoy da parecen estar nuevamente estructurados 276.

Lo Militar en la Poltica del Partido. En 1981, la Direccin del partido aprueba la difusin entre los militantes de un artculo confeccionado por Ernesto Contreras, denominado Lo Militar en la Poltica del Partido, donde se sistematizan gran parte del conjunto de ideas que se han venido desarrollando en el interior del partido acerca del tema militar. La circulacin de este documento entre los militantes tena una doble misin: difundir y clarificar las nuevas concepciones estratgicas que el partido quera aplicar. Este documento muestra la intencin del PCCH, de que el tema militar fuera incorporado cada vez ms al acervo poltico de los comunistas, como un
Conversacin con A. Samaniego 8-1-04 El Siglo era y es el peridico publicado por el PCCH, durante la dictadura obviamente estaba constitucionalmente proscrito 276 Vial Elena: Partido Comunista: Vivito y coleando? en Qu Pasa, 27 de agosto al 2 septiembre de 1981, p.23
275 274

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elemento constitutivo de su estrategia poltica global. Pero, para que esta incorporacin de lo militar no generara concepciones errneas acerca de la poltica del partido, las cuales provocaran una desviacin militarista entre las filas comunistas, se deba clarificar qu significaba realmente lo militar en la poltica. Este documento tambin cumpla con este objetivo clarificador.

La preocupacin del partido porque se comprendiera correctamente el verdadero sentido de la incorporacin de lo militar queda de manifiesto ya en los primeros prrafos de aqul documento, donde se establece como una conclusin preliminar fundamental que: Para el anlisis de este vital problema de la revolucin, partimos de una afirmacin central que anima toda nuestra concepcin sobre este asunto; es que lo militar hay que concebirlo como parte componente substancial de nuestra lnea poltica, en general, y como el problema de las vas de la revolucin, en particular, pues se liga directamente con el trnsito del pueblo hacia la conquista del Poder y su consolidacin277.

Ms adelante se manifiesta que el cambio estratgico en la lnea poltica del PCCH, es determinado a su vez por el carcter represivo e institucional, es decir, asentado de la dictadura: La forma fascista del Estado chileno ha implicado un cambio violento y radical del rgimen poltico-jurdico del pas; por medio del cual se expresa el gobierno terrorista del gran capital financiero, que cierra todos los caminos pacficos o institucionales para el derrocamiento de las actuales clases dominantes y de construccin de la nueva sociedad. Esto ha significado, pues un enriquecimiento y un cambio cualitativo de orden estratgico en la lnea del Partido. Tal cambio estratgico es relativo al problema de las vas. Para precisar tales cambios es menester, sin embrago, a partir de lo comn a todas ellas y percibir ah, el lugar y el contenido del problema militar, despus remontarse a lo distintivo de cada va hacia la revolucin278. Despus el documento enumera lo que es comn a todas las vas de la revolucin, citaremos algunos puntos que es interesante comentar:

1. Todas las vas revolucionarias son siempre violentas; pues la revolucin en esencia es el reemplazo en el poder de la sociedad, de las viejas clases dominantes desplazadas por las nuevas clases revolucionarias, clases que tienen entre s intereses opuestos y excluyentes. Todas las vas son pues, violentas, pero sin embargo, no toda la violencia de clases se expresa como violencia armada y bajo la forma de lucha armada, pues estas son contenidas y formas particulares de la violencia de clases, la que se trasunta incluso en las formas ms pacficas de lucha.
277 278

Contreras Ernesto: Lo Militar en la Poltica del Partido. Documento, , 10 de mayo de 1981, en USACH, p. 1 Ibid., subrayado en el original.

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2. Todas las vas al poder son siempre de masas, es slo con el concurso de la inmensa mayora de las clases explotadas y oprimidas que se puede desplazar del poder a las clases dominantes. Lo distintivo de cada va no reside entonces en la presencia de las masas o en un grado de participacin de ellas, sino en el modo concreto de discurrir hacia el poder.

3. Todas las vas se asientan en el hecho de contar con una correlacin poltica de la revolucin, y una correlacin militar en su favor. No hay vas desarmadas hacia el poder; la mayora militar debe estar presente en todas ellas, incluidas ciertamente la va pacfica. En este sentido no se puede confundir lo armado de toda va con la lucha armada como mtodo principal de las masas para la solucin del poder en su favor279.

En el primer punto, no se hace otra cosa que reafirmar las reflexiones que hiciera Luis Corvaln el ao 1961 y reafirmadas en el Pleno de 1977, en el sentido de que no se debe confundir lava pacfica, con la no violencia, ya que implcitamente todo proceso de cambios radicales implica algn tipo de violencia. A su vez la violencia no es sinnimo de enfrentamiento armado. En el punto dos se recalca que lo principal de toda va revolucionara es la presencia de las masas como eje central de la lucha por los cambios revolucionarios. Sin el concurso de las masas, cualquier estrategia desarrollada por el PCCH fracasara.

Respecto al punto tres, este recoge las conclusiones del Pleno de agosto de 1977, en el sentido de que las fuerzas revolucionarias siempre deben contar con una poltica militar, la cual no es sinnimo de brazo o estructura armada, sino que significa incorporar el factor militar como un elemento ms del anlisis poltico comunista, es un rea de trabajo que no se puede descuidar como habra sucedido durante la UP. Claramente este ltimo prrafo muestra el anhelo comunista de superar o llenar el vaco histrico detectado en el Pleno del 77.

Luego el documento hace hincapi en lo que hace diferente a cada va de la revolucin, es decir lo que al final determinar por cul trnsito se desarrollar la revolucin:

a) El rgimen jurdico-poltico que permite e impide, dificulta o facilita un curso dominantemente militar (de lucha armada o pacfica hacia el Poder)

279

Ibid., subrayado en el original

173

b) Un grado determinado de avances y desarrollo del movimiento popular que le permite plantearse como perspectiva estratgica concreta una u otra va hacia el poder. c) Por la correlacin internacional de fuerzas, etc. Lo determinante son los dos primeros elementos.

En una y otra va se dan todas las combinaciones posibles de las formas principales de la lucha de clases, a saber, las formas de la lucha armada y las formas de la lucha pacfica. Pero lo distintivo de cada va y su contenido principal est en que la actividad multifactica de las masas tiende a vertebrarse en torno a una de aquellas dos formas principales de lucha (las formas de la lucha armada y las formas de la lucha pacfica)280.

Estos prrafos vienen a complementar la explicacin que se daba en la primera parte de este documento, acerca del cambio estratgico que deba operar en el PCCH respecto a la dictadura. Se da a entender que la estrategia revolucionaria se debe asumir como un todo sistmico, en el sentido de que toda va revolucionaria, implica la combinacin tanto de las formas de lucha armada y las formas de lucha pacfica. La diferencia que existe entre una va y la otra, es en la centralidad que le asignan las masas a una u otra forma de lucha (la pacfica o la violenta), lo cual a su vez est determinado por la realidad poltico social del pas. Bajo estas premisas, la situacin de represin y de explotacin econmica hacia las masas por parte de la dictadura, crearan las condiciones para una insurreccin popular, donde la lucha armada podra tener un rol protagnico, como el elemento culmine de la crisis del rgimen dictatorial. Al respecto, el documento vuelve a recalcar que la lucha armada por s sola no determina el triunfo de la revolucin, o aterrizndolo a la realidad chilena de ese momento, al triunfo de la insurreccin. Las acciones audaces no deben ser un fin en s, sino que tienen que tener un efecto poltico que potencie el accionar de las masas. La decisin de pasar de la defensiva a la ofensiva debe impregnar a toda la estructura partidaria y en todos sus frentes de trabajo:

La perspectiva insurreccional no se reduce a las acciones audaces sino que involucra toda la actividad revolucionaria de las masas. Las acciones audaces son de masas no tanto por el nmero de sus participantes sino por su armona con el estado de nimo de las masas. Pero se trata adems que las acciones son de masas no slo por su carcter sino adems por el concurso de la inmensa mayora de las masas del pueblo. Lo insurreccional, es decir la capacidad de las masas de centrar su lucha fuera, en contra y a pesar de la

280

Ibid., subrayado en el original, p2

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institucionalidad fascista, debe impregnar todas las formas de lucha, incluidas las ms pacficas y legales281.

Respecto a la importancia que tiene el cambio de pasar de la defensiva a la ofensiva, este queda ratificado en el siguiente acpite de este documento, bajo el nombre de La Iniciativa Histrica: El desarrollo exitoso de nuestra perspectiva insurreccional implica la toma de la

iniciativa histrica a favor del movimiento popular. Es decir pasar de la defensiva al equilibrio relativo de fuerzas, y de aqu a la ofensiva histrica, la que puede tener avances parciales y generales. Tomar la iniciativa quiere decir:

A. Ser capaces con las masas de influir como factor, o ser uno de los factores principales de la poltica nacional. B. En segundo trmino quiere decir, ser capaz de transformar a las masas en el factor creativo principal de las crisis polticas del rgimen y del poder. C. Tercero, ser capaz con las masas de influir en el carcter o tipo de soluciones que las clases dominantes se vean obligadas a dar a sus propias crisis polticas, cada vez ms puestas en la pendiente de su inevitable cada. D. Por ltimo, ser capaces de transformar la crisis en las alturas en una crisis nacional revolucionaria, primero parcial y despus general que ponga a punto la toma revolucionaria del Poder. Esto y no otro quiere decir aquello de que los de arriba no pueden seguir gobernando como antes y que los de abajo no quieran que se les gobierne como hasta entonces282.

Como podemos apreciar, la participacin activa de las masas era el factor principal para el xito de la perspectiva insurreccional comunista. Sin la movilizacin de masas no se puede pasar a la ofensiva para provocar la crisis nacional revolucionaria la cual va a determinar en ltima instancia la cada de la dictadura.

Otro concepto que este documento intenta clarificar a los hipotticos lectores, es el de mayora poltica:

1. Ser mayora en poltica no es una cuestin primeramente aritmtica sino eminentemente poltica. Incluso dos grupos sociales enfrentados entre s y de igual o

281 282

loc. cit Ibid., p.3

175

similar magnitud numrica, pueden ser magnitudes polticamente muy desiguales entre s, en el caso del movimiento popular, esto se expresa: a) Polticamente convencido de la justeza de sus propsitos y consignas polticas de cada etapa de la perspectiva insurreccional. b) Unido tras una sola lnea poltica general y tctica, una sola direccin revolucionaria y cuenta con jefes inteligentes prestigiados. c) Dispone de un grado adecuado de organizacin en funcin de los objetivos superiores es decir en funcin de las necesidades de cada etapa de la perspectiva estratgica hacia el poder. d) Cuenta con disposicin combativa, con un estado de nimo favorable a las acciones ms resueltas para cada etapa de la iniciativa histrica contra el rgimen fascista, el que no caer por ms en crisis que est, si es que no se hace caer

Se define mayora poltica, segn lo establecido en el Pleno de 1977, en el sentido de que no solamente se trata de alcanzar una mayora electoral, o ser mayora en simpatas polticas, sino que se trata de establecer una mayora que sea activa, es decir que se movilice, que sea un actor protagnico en la lucha por derrocar al rgimen. Esta mayora activa debe actuar cohesionadamente tras unos lineamientos polticos claros, y con un gran espritu de lucha. Prosigamos con la definicin de mayora:

2. En segundo trmino, ser mayora implica serlo entre los que hacen la poltica en cada una de las etapas de la perspectiva insurreccional y no entre cualquier grupo social. Es decir mayora en los sectores ms activos, ms organizados y polticamente ms desarrollados del pas y que sean a la vez componentes fundamentales de los centros neurlgicos de la vida econmica, social, cultural, poltica y militar de la nacin.

3. Por ltimo, ser mayora poltica implica serlo en aquellos lugares del territorio nacional en donde se resolvern los golpes principales contra los enemigos principales de la revolucin. Es decir, la correlacin poltica-militar, o correlacin general de las fuerzas, debe dislocarse en funcin de la perspectiva insurreccional, en aquellos lugares del pas destinados a ser centros, zonas y fases principales de la lucha insurreccional de las masas283.

En estos prrafos se especfica an ms el concepto de mayora, ya que se lo define desde su aplicacin concreta en la lucha antidictatorial. Ser mayora significa serlo en grupos claves de la sociedad como lo son los frentes de masas: los sindicatos, las federaciones

283

loc. cit

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estudiantiles, asociaciones gremiales, etc, es decir todo grupo organizado cuya influencia y acciones tengan un gran impacto a nivel nacional. Tambin se debe ser mayora activa en los centros neurlgicos claves del pas, es decir, en el caso chileno se trata de desarrollar una gran actividad en los principales centros urbanos (Antofagasta, Valparaso, Santiago y Concepcin), ya que ah se concentra la mayora de la poblacin, y el poder poltico econmico de la nacin. Segn estas definiciones, el PCCH no consegua nada con concitar simpatas entre la poblacin, si estas muestras de adhesin no se trasuntaban en una presin efectiva hacia el rgimen, as como tambin de poco vala ser mayora en una localidad como Putre o Quepe. Como vemos, al igual que lo militar, la bsqueda de la mayora poltica tampoco era un fin en s, esta deba buscarse y aplicarse en funcin del triunfo de la rebelin popular. A continuacin el documento se explaya en cul es el contenido principal de la Perspectiva Insurreccional:

tomar la iniciativa histrica est en ntima vinculacin con la capacidad de ir desarrollando la mayora poltica y militar a favor de la revolucin, y correspondientemente con ello llevando al rgimen fascista y a las clases dominantes a la defensiva poltica y militar, a su transformacin en minora poltica no slo por su creciente aislamiento nacional e internacional, sino que adems por la disgregacin y degradacin poltica-ideolgica de sus fuerzas componentes como de sus fuerzas polticas de apoyo () llevar a las fuerzas del fascismo al terror hacia el movimiento popular estrechamente ligado a su desesperanza respecto del rgimen fascista, etc. y por cierto a las fuerzas intermedias reformistas, a la derrota de sus polticas conciliadoras y a su polarizacin a favor de la revolucin o de la contrarrevolucin, a la vacilacin extrema, entre una y otra fuerza obligndolas a que se inclinen, aunque sea a regaadientes, al lado del movimiento popular que se desarrolla vigorasemente. Este es el contenido principal que debe asumir la perspectiva insurreccional en sus etapas superiores para asumir un desarrollo increblemente ms acelerado en vinculacin con el surgimiento de la crisis nacional revolucionaria284.

Lo principal de la perspectiva insurreccional, es generar una correlacin de fuerzas que sea favorable al movimiento popular y al partido. Esto se logra asumiendo la iniciativa histrica, es decir, pasando de la defensiva a la ofensiva, y esto a la vez se logra creando una mayora activa del movimiento popular, a la cual el partido debe aspirar conducir, para no slo alcanzar la democracia, sino que para aspirar al gobierno del rgimen post-dictatorial. Por esto que la correlacin de fuerzas favorable al partido no slo debe servir para derrotar al fascismo sino que tambin debe provocar la derrota de los proyectos democrticos

284

loc. cit

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burgueses que slo aspiraran a una conciliacin con el rgimen, lo que provocara a la larga solamente un traspaso formal del poder desde la dictadura hacia la democracia, no alterando las bases econmicas y jurdicas del pas construidas por la dictadura.

Luego este documento explica de qu forma lo militar se inserta en la perspectiva insurreccional: Es dentro de este cuadro general poltico de desarrollo al que aspiramos, en donde debe ubicarse la solucin del problema militar de la revolucin en curso hacia el poder. Es necesario tener presente los siguientes elementos centrales:

a) El ritmo distinto que asumir la crisis y el desplome del poder poltico del fascismo de un lado, y la crisis y el desplome de las actuales FFAA, de otro. b) Los elementos componentes de la correlacin militar favorable a la revolucin, y la dialctica de sus surgimientos y de la interdependencia entre ellos c) Las formas de lucha armada y algunas tesis errneas en el movimiento popular chileno d) La dialctica entre lo poltico y lo militar, en una poltica cientficamente fundamentada, y, por ltimo. e) El Partido y lo militar.

Respecto al primer elemento presente en el problema militar el documento explica que: En las revoluciones exitosas contemporneas, la crisis poltica del viejo rgimen se ha dado a una velocidad, a un ritmo y en una profundidad distinta a como este mismo se ha dado en sus FFAA de clase. Nicaragua, Cuba e Irn, por ejemplo, han desarrollado sus propias crisis nacionales revolucionarias a niveles extremadamente avanzados sin por ello

simultneamente manifestarse una crisis similar en sus viejos ejrcitos. Es decir las cadas de los viejos ejrcitos slo se ha producido en momentos culmines de la crisis nacional, prcticamente coincidente con la cada total y definitiva del viejo rgimen, e incluso sobreviviendo por algunos das al desplome de las clases dominantes hasta entonces. Ciertamente que estos siete aos en Chile han provocado por fuerza un proceso de fascistizacin no slo de la cpula de las FFAA sino adems en parte importante de su oficialidad. Lo ms probable es que ello y por el compromiso de todo orden con el rgimen en Chile tambin se d esta crisis tarda en las FFAA respecto de un nivel desarrollado de la crisis nacional. An as es probable que al calor del desarrollo de la alternativa popular y de las crisis polticas revolucionarias se puedan expresar crisis parciales dentro de las FFAA;

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pero la tendencia ms probable sea que se mantengan unidas durante un tiempo importante de desarrollo de la crisis nacional285.

El documento manifiesta que lo ms probable es que exista un desfase entre la crisis del gobierno dictatorial y la crisis o desmoronamiento de las FFAA que son su principal sustento. Se hace esa afirmacin, despus de analizar la manera en que se han desarrollado otras salidas insurreccinales a dictaduras en la realidad mundial moderna, algunas de las cuales Nicaragua e Irn- son relativamente contemporneas al caso chileno. Adems se esta tomando en cuenta las caractersticas del gobierno dictatorial chileno, donde se observa un total compromiso de las FFAA con el rgimen, y una gran cohesin entre sus filas.

Debido al desfase entre la crisis nacional y la crisis de las FFAA, se hace necesario el surgimiento de los elementos componentes de la poltica militar del partido -que ya han sido descritos en otra parte de este trabajo- para lograr una correlacin de fuerzas en el terreno militar, y as lograr una correlacin de fuerzas completa, es decir poltica y militar. Recordemos que estos elementos son: La Fuerza Militar Propia, La Organizacin Armada de las Masas (Milicias Populares), y el Trabajo Hacia las FFAA, que en este documento se denomina como Aquella parte de las actuales FFAA que se Vuelquen a favor de la revolucin. Despus de describir estos elementos, el documento se aboca a clarificar algunas tesis falsas o mitos sobre la lucha armada que en cierto modo estn arraigados en el movimiento popular, se especfica que son principalmente tres:

1. La idea errnea de que la lucha armada es la resultante exclusivamente de un grado desarrollado de la crisis nacional revolucionaria, es decir el armamento del pueblo se produce al da siguiente de un nivel generalizado de carcter insurreccional de las masas. Esto puede acontecer, como en Irn, pero eso no lo constituye en una ley general pues Cuba, Nicaragua, por nombrar estos dos ejemplos, indican que la lucha armada tambin puede surgir y desarrollarse con xito antes del surgimiento de la crisis nacional revolucionaria, y ser adems un factor de acumulacin de fuerzas y un factor determinante en el surgimiento de tal crisis nacional, ser un factor determinante en la toma de la iniciativa histrica.

2. Una segunda tesis falsa la constituye la idea de que la lucha armada exitosa del pueblo slo puede darse de mediar previamente una divisin del viejo ejrcito. Tal cosa tambin

285

Ibid. pp. 3-4 subrayado en el original.

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puede acontecer, como en (la) Rusia Bolchevique, pero eso no la torna en una ley pues otras revoluciones han demostrado que la lucha armada puede desarrollarse sin que se d previamente tal divisin o que esta se produzca ya en niveles muy desarrollados de la lucha armada independiente del pueblo. Se ha demostrado adems que la lucha armada puede tornarse en un importante factor de divisin del viejo ejrcito.

3. Una tercera tesis falsa dice relacin con la idea que la lucha armada slo puede desarrollarse de mediar una topografa poco ms que selvtica que permita la dislocacin, el movimiento y el repliegue de las guerrillas o de la fuerza armada del pueblo. Las experiencias argelinas, saharajis, y la propia experiencia de Cuba y Nicaragua demuestran la falsedad de esta tesis. Sobre todo en esta ltima jug un vital papel la lucha guerrillera urbana. Lo cierto es que en la misma medida que la lucha armada discurre del campo a la ciudad, la topografa del terreno debe ser reemplazada por una topografa poltica de las masas a favor de la revolucin.286

Los comentarios sobre las dos primeras tesis falsas de la lucha armada, vuelven a recalcar que el poseer una poltica militar por parte del partido debe ser una constante de ste. Y en el caso especfico que se comenta en estos prrafos, la lucha armada, esta no puede ser asumida como una iniciativa que se improvisa al calor de los acontecimientos. Debe ser una tarea que implique un trabajo a largo plazo.

En el comentario sobre la tercera tesis, se derriba el mito de que selva = a lucha guerrillera exitosa, mito que se construye a partir de la experiencia del foquismo. Se da a entender que en el caso chileno, donde la ciudad es el mbito decisivo del pas, una hipottica lucha armada debera desarrollarse principalmente en el mbito urbano, y si as fuera, las consideraciones estratgicas de carcter topogrfico, deberan dar paso a priorizar el trabajo de fomentar un estado de nimo favorable hacia la insurreccin que potencie los golpes de la guerrilla urbana.

Despus el documento entrega sus conclusiones principales acerca de la relacin entre lo poltico y lo militar: La principal conclusin de lo expuesto es de que lo militar es parte componente de la poltica, y no un mero aadido o complemento tcnico de las cuestiones polticas. Es decir, lo militar est en el centro de la poltica misma y se vincula directamente con el problema de la toma del poder y su consolidacin.

286

Ibid., p.4 subrayado en el original

180

En segundo trmino, de que la correlacin militar a favor de la revolucin es, antes que la resultante de esfuerzos orgnicos y tcnicos por parte de las vanguardias, es primeramente una resultante de la poltica revolucionaria y de la lucha poltica e ideolgica en este terreno.

En tercer trmino, la poltica se manifiesta por medio de lo militar, en el sentido de que la correlacin poltica de fuerzas se expresa tambin por medio de una correlacin militar de fuerzas. Es decir, que ambas correlaciones no existen separadamente sino que una explica y fundamente a la otra.

En cuarto trmino, de que as como lo militar se expresa como un componente esencial de la poltica, lo poltico se contina en circunstancias de una perspectiva insurreccional a travs de lo militar, es decir la lucha armada y en particular la insurreccin armada del pueblo no es otra cosa que la prolongacin de la poltica revolucionaria del proletariado por otros medios, a saber, por medio de la violencia armada (la lucha armada) del pueblo287.

La principal conclusin es que lo militar va unido a la poltica, no disociado de ella. Tampoco se trata de un asunto meramente tcnico, que se solucione con la preparacin de tcnicos militares y la creacin de estructuras dedicadas al tema militar. Pero, ms importante que esta implementacin prctica, es que el tema de lo militar debe estar presente en la reflexin poltica del partido. Luego, el documento finaliza estableciendo la relacin entre el partido y lo militar:

La primera conclusin es que lo militar es parte substancial de nuestra lnea poltica y, por ende, debe estar al centro de nuestra discusin, elaboracin y prctica insurreccional del Partido.

Esto permite despejar el error de considerar que lo militar es una cuestin eminentemente tcnica y no primera y principalmente poltica. En tercer trmino, que lo militar, es decir la poltica militar debe ser aplicada por el conjunto del Partido y no slo por sus frentes especializados; y ser capaz el Partido de llevar esta poltica a las masas.

En cuarto trmino, que la lnea militar del Partido no constituye un secreto partidario sino que debe ser conocida por toda la militancia, nuestras fuerzas aliadas y las masas y la opinin pblica en general. Lo secreto se reduce a los aspectos especficamente operativos.

287

Ibid., p5

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En quinto trmino, que el desarrollo de la perspectiva insurreccional como tambin el desarrollo de cualquier va revolucionaria implica por parte del Partido la conquista previa a la toma del poder, de su derecho a entregar pblicamente su opinin sobre cuestiones militares, tanto en lo referido a sus actuales FFAA como al derecho de las masas de manifestarse tambin en ese terreno de la lucha de clases.

En sexto trmino, la necesidad de comprender no slo el contenido poltico de nuestra lnea militar, sino adems de conocer los elementos de la ciencia y el arte militar por toda nuestros militantes, que los capacite para ponerse al frente de la presencia armada del pueblo. Es decir no slo poltica sino adems jefes militares de la revolucin288.

Se vuelve a destacar que lo militar es parte substancial de la poltica y por lo tanto debe ser considerado como un factor que influye en el desarrollo de la lnea poltica del partido. Tambin se intenta recalcar que lo militar no es un tema de armas ms o armas menos, o de salir a disparar a diestra y siniestra. Al llegar a esta parte, se nos vienen a la memoria algunas opiniones vertidas por el vocero del FPMR-Autnomo, surgidas al calor de una discusin acerca de esta temtica y que creemos conveniente citar: Va armada, va armada a qu, s el tema no es s con armas o no armas, el tema es el objetivo poltico: la toma del poder?, la revolucin? o qu, o el objetivo es una transicin a una democracia, volver a lo que haba antes, y el cmo se logra, las formas de lucha, y con quin289. En estas palabras, as como en este documento, se quiere dejar en claro que lo militar no puede solamente reducirse a un acto irracional de violencia, sino que es la manifestacin de objetivos polticos ms profundos que a la vez forman parte de una estrategia insurreccional multifactica.

En este sentido el PCCH defini cuales eran los objetivos polticos que se propona con el desarrollo de la PRPM y por ende de su poltica militar: el principal era derrocar a la dictadura. Respecto a las formas de lucha: lo principal era la movilizacin de las masas y el desarrollo de todas las formas de lucha las cuales iban desde los mtodos pacficos hasta la lucha armada. Por ltimo con quin?; con la unin de todas las fuerzas antifascistas. Es Interesante referirse sobre los planteamientos que hace este documento, sobre el supuesto carcter conspirativo que debiera tener la poltica militar del PCCH. El documento plantea que la poltica militar no es un secreto partidario, es ms, incluso recomienda que esta sea dada a conocer tanto a sus aliados como a la opinin pblica. Creemos que se plantea esto
288 289

loc. cit Entrevista a Leo 15-05-02.

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con la idea de cumplir con uno de los objetivos planteados en otra parte de este documento, el cual dice relacin con la tarea de elevar la combatividad de las masas e infundir el terror en las fuerzas del fascismo. Al anunciar pblicamente la disposicin de implementar una poltica militar, el PCCH tratara de enviar un poderoso mensaje a la poblacin y al rgimen, dicindoles que era posible desafiar a la dictadura en cualquier terreno. Dicho de otro de modo, anuncios como esos tambin podan contribuir a alentar la insurreccin y a la desmoralizacin de las fuerzas partidarias de la dictadura, sobretodo a su principal sostn: las FFAA.

Lo cierto es que el PCCH, aplic esta recomendacin, teniendo en cuenta su otro gran objetivo poltico: el entendimiento con las fuerzas opositoras de centro. Porqu si bien es cierto que Luis Corvaln en su discurso de septiembre de 1980, haca un llamado a todas las formas de lucha, incluidas las ms agudas, es decir, las violentas y el PCCH alentaba a los pobladores a unirse a las Milicias Rodriguistas, tambin es cierto que durante la dictadura aqul partido no reconoci pblicamente su vinculacin con el FPMR, porqu ciertamente este reconocimiento, poda entorpecer la bsqueda de entendimiento con la oposicin de centro. Esta oposicin de centro en el comienzo de las movilizaciones nacionales del ao 83, apoy la desobediencia civil y alentaba la movilizacin social, la cual bajo un gobierno dictatorial implcitamente llevaba a un enfrentamiento violento. Pero otra cosa era estar de acuerdo con acciones armadas que pudieran acrecentar la espiral de violencia a la que el pas pareca encaminarse en los ochenta, o que segn los sectores de centro, aumentaba la represin hacia la ciudadana.

Despus del ao 86, cuando una salida pactada se vislumbraba como lo ms probable, la oposicin de centro derecha (la Alianza Democrtica: AD) critic al PCCH y al FPMR de militarizar la poltica. Este juicio de valor emitido por el centro poltico, era una forma de marcar una diferencia clara por parte de la AD con su contraparte en la oposicin a la dictadura, el MDP, y especficamente con el PCCH, elevndolo al mismo plano violentista de la dictadura. Recordemos que si bien estas dos agrupaciones polticas luchaban por un mismo objetivo, la vuelta de la democracia, entre ellas siempre subsistieron diferencias, debido en parte a las pugnas histricas que existan entre lo partidos polticos que las conformaban y por la bsqueda de conducir la oposicin al rgimen militar, lo que a la larga le dara a la agrupacin que lograra establecer su hegemona un papel protagnico en el futuro post-dictatorial. Por estas razones quizs el PCCH reconoca pblicamente tener una poltica militar, pero a la vez no haca evidente su vinculacin con el FPMR, a pesar que al poco tiempo tal vinculacin fuera un secreto a voces tanto para la dictadura, como para la AD, aumentando los resquemores entre comunistas y democratacristianos.

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Captulo III.

La Fuerza Militar Propia del PCCH: El FPMR

En este captulo se har referencia especficamente al componente quizs ms famoso de la poltica militar del PCCH, su Fuerza Militar Propia (FMP), el FPMR. Se describir su estructura, el cmo se financiaba, sus militantes, tambin se describirn algunas acciones realizadas por esta estructura, obviamente por razones de espacio, no se har referencia a todas ellas, sino que se han escogido algunas que puedan servir para ilustrar las caractersticas de su accionar. Adems, se busca privilegiar el conocimiento de acciones que tanto por el transcurso de los aos as cmo por su falta de espectacularidad han ido pasando al olvido y sin embargo algunas de ellas representan el accionar cotidiano del FPMR, y por eso son de inters para esta investigacin.

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Por las razones antes esgrimidas, no se har una referencia detallada de la internacin de armas por Carrizal Bajo, ni del atentado a Augusto Pinochet, ya que estos hechos han sido objeto de varias investigaciones, reportajes y descripciones especficas290, por lo tanto el conocimiento que tiene de ellas la opinin pblica es mucho mayor. Adems que estas acciones por s solas daran pie a una investigacin especfica sobre ellas. Sin embargo igual estas acciones estn reseadas parcialmente para ejemplificar parte del accionar del FPMR.

Tambin este captulo ilustra en parte la realidad de un pas que se debata entre una cuestionada normalidad e institucionalidad y un estado de violencia constante emanado de aquella frgil legitimidad del sistema poltico y social imperante. La opinin pblica y el conocimiento general hacia esa poca de hoy en da, se ha centrado en los casos especficos de los detenidos desaparecidos o ejecutados y ahora ms recientemente en el conocimiento de la tortura. Lo cierto es que en la dcada de 1980 el pas vivi un clima de violencia generalizada, diaria, estado de violencia que parta desde el ente que precisamente en la teora de la ciencia poltica debera velar por el orden y la creacin de condiciones donde no prolifere la violencia, es decir, el Estado, a la violencia estatal, vino la respuesta de las agrupaciones polticas perseguidas y despus con el deterioro econmico y la falta de libertades se sum la poblacin en general. En este panorama, muchas vidas que no estaban precisamente en la prmera lnea de combate, se perdieron.

III.I El arribo a Chile y la organizacin del FPMR.

El 11 de mayo de 1983, ocurre la primera jornada de protesta nacional convocada por la Confederacin de Trabajadores del Cobre (CTC) -encabezada por el dirigente

democratacristiano Rodolfo Seguel- y respaldada por los partidos firmantes del Manifiesto Democrtico (gnesis de la Alianza Democrtica). Y si bien en un principio aqul da transcurri sin muchos sobresaltos, la situacin cambi radicalmente en la noche: Abruptamente, contra todo lo esperado, a las 8 en punto de la noche un gigantesco caceroleo estremeci la capital. Centenares de autos se lanzaron a las calles sobre todo en los barrios altos- para cubrirlas de bocinazos. Una polica desconcertada sali a quebrar parabrisas en los atochamientos de Providencia y Las Condes, mientras piquetes especiales intentaban acallar el ruido de los edificios lanzando lacrimgenos. Dos personas murieron baleadas en La Victoria y en Lo Plaza. Ms de 600 fueron detenidos y hubo decenas de
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Ver por ejemplo, Hertz Carmen y Verdugo Patricia.: Operacin Siglo XX. Ed Ornitorrinco, Stgo. 1990; Cavallo Ascanio, et al: La Historia oculta, op cit., Cap. 47; Loza Arturo: Atentado a Pinochet: FPMR fija Posicin. Ed. Antarca, Buenos Aires 1987, etc.

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heridos. Una medianoche espectral cay sobre la ciudad. Las ltimas rfagas resonaron en la periferia de madrugada291. Al parecer toda la frustracin acumulada de los chilenos por la represin dictatorial y la desastrosa conduccin econmica de los Chicago boys estall en aquella jornada.

La dictadura, en un principio sorprendida por el estadillo de la protesta, no dud en responder ante tal desafo: el gobierno suspendi los servicios informativos de radio Cooperativa () en Osorno, otra radio disidente, La Voz de la Costa, sufri un atentado contra su antena transmisora. En la madrugada del sbado 14, la Guarnicin de Santiago moviliz parte de su contingente, cerc un amplio permetro del rea sur y realiz el primer allanamiento masivo sobre cinco de las ms grandes poblaciones santiaguinas. Recin entonces se inici el proceso contra diez dirigentes de la CTC, por su responsabilidad en el llamado a paro292.

En junio de aqul mismo ao se realiza en La Habana una reunin entre dirigentes del PCCH que venan desde Chile y Mosc con sus militantes-oficiales que se encontraban en la isla caribea, a esta reunin se le denomin como el concentrado de La Habana. El motivo de esta reunin, era analizar los pasos a seguir por parte del partido frente a la creciente efervescencia social que pareca estallar en Chile y cuya manifestacin ms palpable haba sido la protesta del 11 mayo. En el marco de esta reunin se di un impulso decisivo a la implementacin de la PRPM en todos sus mbitos. Se decide cursar la baja de los oficiales del PCCH de las FAR para que inicien su ingreso a Chile, incorporndose al desarrollo e implementacin del trabajo militar partidario y especficamente de su fuerza militar propia, la encargada de llevar a cabo las acciones ms audaces contra la dictadura. Sin duda, se buscaba elevar cualitativamente la capacidad desestabilizadora del PCCH, en la perspectiva de aprovechar al mximo el momento de debilidad que pareca manifestar la dictadura.

El retiro de los oficiales comunistas de las FAR se concret oficialmente en el marco de una ceremonia solemne en presencia de los miembros del PCCH que haban viajado a la reunin en La Habana y personeros del rgimen cubano: Frente a ellos se ubicaron en posicin marcial los oficiales elegidos para partir a Chile. El grupo lo encabezada el oficial Ral Pellegrin () Luego de ser condecorados por los servicios prestados a la isla como militares, el grupo fue dado de baja y cada uno suscribi un documento consignando que

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Cavallo Ascanio et al: La Historia Oculta del Rgimen Militar , op cit, pp.305-306 Ibid., pp. 307-308

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desde ese momento, ya no eran soldados a las rdenes de Castro293. No todos los oficiales ingresaran de inmediato a Chile, por ejemplo Salvador no ingresara hasta el ao 1986.

Ral Pellegrin fue puesto a cargo de la incipiente estructura, y junto al resto de oficiales que ingresaron probablemente a fines de junio y julio de 1983, se aboc a la tarea de construir la Fuerza Militar Propia. Tambin en distintas fuentes consultadas por esta investigacin, se seala que fueron incorporados a este incipiente brazo armado, algunos cuadros que haban participado en el Frente 0. Obviamente el nmero de combatientes fue reducido, as como tambin el material logstico con que contaba esta naciente estructura militar: Inicialmente, el FPMR no cont con Direccin nacional, sino con una reducida jefatura al mando de Pellegrin- ms las estructuras militares preexistentes. En Santiago comenzaron con apenas seis pequeas unidades de combate divididos en dos zonas, dos o tres grupos en Valparaso e igual cantidad en Concepcin. Contaban adems con un reducido nmero de armas cortas, subametralladoras, granadas caseras y explosivos, fruto de una logstica centralizada que ya exista en el propio Partido Comunista294.

Precisamente, a continuacin se har referencia a la organizacin ms probable que pudo haber tenido el FPMR. Se debe tener en cuenta que es difcil poder llegar a establecer a ciencia cierta la estructura definitiva de una organizacin cuyo accionar fue clandestino. Adems, cmo organizacin perseguida por los servicios de seguridad de la dictadura, deba siempre hacer cambios y ajustes a su orgnica para dificultar el trabajo de deteccin y desarticulacin por parte de los servicios de seguridad. Por lo tanto la siguiente reconstruccin de la estructura del FPMR, debe ser tomada como una aproximacin general, no definitiva y sujeta a revisiones en el futuro.

Estructura del FPMR. El FPMR estaba encabezado por una Direccin Nacional, compuesta por una parte de los oficiales que se haban formado en Cuba y haban combatido en Nicaragua. Esta Direccin Nacional al parecer estaba integrada por unos cinco comandantes y como ya se hizo mencin, estaba encabezada por Ral Pellegrin o comandante Jos Miguel. La Direccin Nacional a su vez dependa orgnicamente de la Comisin Militar del PCCH, la cual estaba encargada del trabajo militar del partido; esta estructura habra estado formada desde el ao 1982 por los ya mencionados Jorge Montes y Guillermo Teillier, adems de otro dirigente identificado slo con la chapa de Adrin, y por lo menos se tiene la certeza que Teillier fue encargado militar del PCCH hasta el ao 1987. Integraban tambin esta comisin algunos
293 294

Ortega Javier: La Historia Indita op cit.,Cap. V Osorio Vctor: FPMR 1987-2002: la historia oculta, op cit, p.11

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comandantes de la Direccin Nacional del FPMR, uno de ellos era su lder, Jos Miguel. Es decir, la Comisin Militar del PCCH en la prctica fue la instancia de comunicacin y coordinacin entre el PCCH y el FPMR: La direccin y conduccin del Frente desde el punto de vista poltico militar fue responsabilidad del PC, a travs de su comisin militar y desde el punto de vista operativo a travs del principal rgano del FPMR, la Direccin Nacional.

Sobre estos principios se establecieron las primeras formas orgnicas, constituyndose un mando central dependiente de la comisin militar del PC, con la responsabilidad de organizar, dirigir, equipar, preparar y llevar adelante las acciones de los nacientes grupos operativos295.

Si bien la DN dependa orgnicamente de la Comisin Militar del PCCH, esta jefatura en lo operativo actuaba con una cierta independencia, es decir, por el carcter del trabajo de esta estructura y por razones prcticas, la DN no iba a discutir cada accin cotidiana que realizara con la Comisin Militar del partido, as lo plantea Cesar Quiroz: ()la Direccin Nacional del FPMR como un ente Yo dira como un ente con caractersticas autnomas, porque el Frente funciona en base a diseos polticos y estos diseos polticos son los del PC ()por lo tanto teniendo ese diseo, no es necesario que haya que tener una suerte de relacin permanente en la cul el Frente este recibiendo indicaciones peridicas del PC para funcionar, no, estn diseadas las lneas estratgicas y ahora los aspectos tcticos, la implementacin prctica de esos diseos estratgicos es lo que hace el Frente y para eso tiene una Direccin que acta, que elabora, que organiza, que toma decisiones y que acta en consecuencia296.

Siguiendo la lnea de jerarqua del FPMR, sucedan a los comandantes de la Direccin Nacional, los jefes y sub jefes regionales o zonales, los cuales estaban a cargo de los destacamentos, denominacin que reciba la estructura operativa del FPMR presente en cada regin y segn el extracto de un informe que hemos denominado como Organizacin del FPMR, estos destacamentos habran sido los siguientes:

V regin VI regin

Destacamento J.M. Balmaceda (Curic-Rancagua) Destacamento Bernardo OHiggins

VIII regin (Concepcin) Destacamento Lientur


295

FPMR-Autnomo: Nacimiento, Desarrollo y Consolidacin del FPMR 1983-1986 en http:// www. fpmr.org./. consultada en mayo 2002. 296 Entrevista con Cesar Quiroz 2-5-02.

188

IV regin

Destacamento Camilo Henrquez

IX regin Destacamento Lautaro (principalmente Lota y Coronel) Regin Metropolitana Destacamento Salvador Allende Destacamento Chacabuco297.

Habran formado estos destacamentos las distintas Unidades o pelotones que operaban en las zonas donde el FPMR tena presencia. En definitiva estas unidades eran los grupos operativos, los cuales llevaban a cabo concretamente las distintas acciones que realizaba el FPMR. Se puede decir que estos grupos operativos eran la base de la organizacin. Al respecto, en posteriores documentos del FPMR-Autnomo, se seala que El

funcionamiento interno se realiz, por un lado, como organizacin celular para los aspectos polticos y, por otro, como unidad combativa para los efectos militares. Lo primero fue de responsabilidad del Partido, mediante sus informes y documentos, y lo segundo del Frente, a travs de sus reglamentos, directivas y disposiciones, siendo los jefes los responsables directos del funcionamiento298.

Cada unidad o grupo operativo tambin estaba a cargo de un jefe responsable y el nmero de combatientes que componan dichas unidades al momento de actuar estaba determinado por el tipo de acciones que llevaban a cabo, as por ejemplo, una unidad que participaba de una voladura de torres de alta tensin, se estructuraba de forma distinta a la que participaba en un ataque a un cuartel de la CNI o a la que estaba asignada a la autodefensa de los barrios populares en los centros urbanos. Esto ltimo nos habla de un modo de operar dinmico, no sujeto a una rigidez estructural. As tambin lo plantean hoy los rodriguistas autnomos: A pesar de la dependencia poltica y orgnica del PC, la orgnica del Frente no estuvo sujeta a esquemas rgidos y se modific permanentemente. Se crearon diversas y variadas estructuras a los distintos niveles299.

Sin embargo, este modo de estructura dinmica pareciera slo circunscribirse al momento de conformar un grupo operativo al momento de actuar, ya que varias fuentes indican que a medida que la organizacin y el enfrentamiento se fueron desarrollando, se establecieron distintos tipos de unidades. Por ejemplo, habran existido unidades de carcter especial, las cuales estaban encargadas de realizar las acciones ms arriesgadas, y unidades operativas territoriales, destinadas a actuar en los barrios populares en estrecha colaboracin con las Milicias Rodriguistas.
Organizacin del FPMR. Extracto de informe, probablemente fines de 1986 o principios 1987. Fondo Documental Eugenio Ruiz Tagle, FLACSO-Chile. Slo 1 pgina. 298 FPMR-Autnomo, op. cit. 299 Ibid.
297

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Tambin, algunas fuentes300 sealan el intento de constituir una fuerza militar mapuche y otras unidades que actuaran especficamente en el mbito rural, pero estas iniciativas no tuvieron los efectos deseados: () bajo la direccin del Frente se organiz una fuerza operativa mapuche, que surgi como una nueva organizacin: Leftraru. Su base la componan cuadros rodriguistas mapuches y otros combatientes del FPMR. Si bien es cierto que estas fuerzas operaron, estuvieron lejos de transformarse en la organizacin que permitiera la incorporacin de este pueblo a la lucha. () hubo esfuerzos por construir fuerzas en la periferia de los grandes centros urbanos y en el terreno rural. Este tipo de fuerzas fue definido cmo independiente y su construccin se enfrent con criterios similares a las otras, aplicando y trasladando mecnicamente formas, mtodos y experiencias del desarrollo urbano.

La fuerza independiente, concebida cmo tipo de unidades guerrilleras, no pudo desarrollarse porque el tipo de accin y el carcter del enfrentamiento planteado por la estrategia de la sublevacin no contemplaba ni requera de fuerzas de una calidad superior. Esfuerzos en esa direccin se diluyeron al no contar con fundamentos e intentar ajustar su desarrollo a los marcos de la SN, dejando inconsistentes resultados301.

Cmo plantean lo ltimo prrafos citados, los intentos de establecer unidades operativas que realizaran su trabajo en el mbito rural, no fueron desarrollados cabalmente, porqu principalmente la implementacin de fuerzas del tipo guerrilla rural no calzaban con los diseos estratgicos planteados por la Sublevacin Nacional, donde lo principal era la movilizacin de las masas para copar los centros de poder urbanos, por lo tanto el accionar del FPMR se concentr en ese mbito. En todo caso, al parecer los intentos conocidos del FPMR -durante los aos que cubre esta investigacin- de establecer campamentos guerrilleros en el mbito rural, estuvieron destinados a establecer lugares aptos para

instalar escuelas de instruccin y puntos de acopio logstico para sus actos de sabotaje, ms que al establecimiento de focos guerrilleros como lo haba intentado el MIR en Neltume el ao 1981. Un ejemplo de lo anterior, es el caso del frentista Ernesto Zamorano Daz, detenido en octubre de 1986: En 1986, la Intendencia del Biobo anunci que el 23 de octubre la CNI haba detenido en Los Angeles a un militante del FPMR acusado de haberse instalado en esa zona con el fin de efectuar prospecciones de terreno a objeto de instalar campos guerrilleros () de acuerdo a la informacin oficial, fue aprehendido en el sector
300

En su ltima intervencin ante la Comisin Militar del PCCH en junio de 1987, el comandante Jos Miguel hace mencin de la jefatura de Fuerza Mapuche. 301 FPMR-Autnomo, op. cit..

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cordillerano de Raenhuenco. Se trataba, agregaba el comunicado, de un miembro destacado del Aparato de Reconocimiento y Exploracin del FPMR, quin ya haba desarrollado funciones similares al interior de Temuco y de Talca. En Bobio haba inspeccionado sectores cordilleranos como Antuco, Laguna El laja y Polcura, tras lo cual habra determinado que Raenhuenco era el sitio ms adecuado para instalar una escuela de guerrillas. Como lo haba planificado, encabez un grupo de militantes que construy varios tatoos (refugios subterrneos), en los cuales se encontraron vestuarios, sacos de dormir, carpas, medicamentos y explosivos302.

Prosiguiendo con la estructura del FPMR, se puede agregar, que a los grupos de combate, se sumaban las unidades que conformaban las redes logsticas o de apoyo al FPMR. El ya citado documento Organizacin del FPMR seala que La estructura real parece ser en dos ramas, (una) operativa, ordenada en Destacamentos, Unidades y Pelotones y una rama, o mejor dicho red logstica303. La red logstica estaba encargada de distintas tareas cmo la atencin mdica, el mantenimiento de la infraestructura de funcionamiento: casas de seguridad para los acuartelamientos, reuniones de planificacin y el resguardo de armamento (barretines) as como su transporte. Otra funcin de los equipos de apoyo era la propaganda, labor que al igual que otros aspectos de la logstica del FPMR, dependa en gran parte del PCCH: al comienzo el aseguramiento mdico dependi de las posibilidades de contactos y colaboracin puntual de profesionales del PC o su periferia, los que haciendo uso de su infraestructura legal de trabajo slo podan dar una atencin de carcter primario. Con estas mismas limitantes algunas estructuras urbanas contaban con colaboradores mdicos sanitarios () En funcin de ello, se implement el aseguramiento mdico sanitario centralizado (1984) con funcionamiento escalonado mediante el sistema de: autoayuda, ayuda mutua, primera asistencia, clnica y atencin especializada en el exterior. Aprovechando el personal especializado con experiencia internacionalista preparado en el exterior se organizaron clnicas clandestinas de carcter permanente304.

Respecto a la infraestructura y a la propaganda el documento anteriormente citado, tambin hace referencia a una dependencia total inicial del PCCH, pero tambin seala que con el transcurso de los aos, el FPMR logr desarrollar un trabajo propio en esas reas. La publicacin oficial del FPMR fue El Rodriguista, revista de circulacin clandestina, que contena artculos sobre la realidad nacional e internacional, incluso una seccin de humor y documentos o proclamas donde el FPMR daba a conocer sus planteamientos. Una
302 303

Osorio Vctor: FPMR 1987-2002: la historia oculta, op cit, p.30 Organizacin del FPMR, op. cit. 304 FPMR-Autnomo, op. cit.

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expresin interesante de la propaganda rodriguista fue el uso de transmisiones radiales: desde puestos mviles, que consisti en interferir el audio de la televisin en diversos barrios de Santiago. Esta experiencia funcion coordinada con el Partido. Por un lado, Radio Manuel Rodrguez y por otro, Radio Rebelin. A pesar de las limitaciones tcnicas en cuanto a su radio de accin, estas transmisiones de radio-televisin constituyeron un impacto en la poblacin y un aliciente para la organizacin y la protesta305. Otra forma de dar a conocer sus postulados y acciones fueron los Boletines de Prensa que se hacan llegar regularmente a los medios de comunicacin, as como tambin las conferencias de prensa clandestinas con presencia de corresponsales chilenos y extranjeros.

Tambin a travs de acciones de tipo operativo el FPMR se daba a conocer, un ejemplo de esta situacin fueron los otros tres secuestros llevados a cabo por el FPMR durante el perodo que cubre esta investigacin306, todos ellos con el fin de provocar un impacto noticioso en el pas. Cuando se haga comentario sobre el accionar del FPMR, se har referencia con ms detalle acerca de este tipo de acciones.

Como se ha planteado en pginas anteriores, en un principio el nmero de efectivos y unidades con que contaba el FPMR fue reducido. Pero a medida que el trabajo militar se iba consolidando con la incorporacin de ms cuadros y con la necesidad de aumentar la presin hacia el gobierno dictatorial, el FPMR fue creciendo orgnicamente, aumentando su nmero de unidades y de efectivos, los cuales hacia 1985 se habran acercado al medio millar, como lo seala uno de los documentos del SED:

Actualmente existen 500 unidades de combate con una fuerza total de hombres de 2.500. El Frente Patritico tiene una estructura independiente, aunque sus actividades estn directamente subordinadas a la direccin del partido. En estos momentos el FPMR tiene 450 combatientes y 150 colaboradores organizados en 46 unidades.

Actualmente 30 suboficiales de las fuerzas armadas colaboran con ellos llevando material propagandstico al interior de los cuarteles militares () Para 1985 tenemos previsto la formacin de 150 combatientes en el extranjero307.
305 306

Ibid. El secuestro del teniente coronel Carlos Carreo subdirector de FAMAE, el 1 de septiembre de 1987 fue realizado por el FPMR-Autnomo, por eso no es considerado en la estadstica de esta investigacin. Para un conocimiento acabado sobre este hecho ver: Bardini Roberto, Bonasso Miguel y Restrepo Laura: Operacin Prncipe. Ed. Planeta, Mxico D.F. 1988. 307 Nota estrictamente confidencial! Acerca de la visita de una comisin del PC de Chile al compaero Erich Honecker, primer secretario del comit central del SED, efectuada el 24 de enero de 1985.en La Cruzada Armada del PC., op cit.

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Vale la pena aclarar algunos aspectos presentes en este ltimo documento citado. Las primeras cifras que consigna se refieren al parecer a la totalidad del trabajo militar de aqul partido, donde seguramente se incluyen a las Milicias Rodriguistas y a los militantes que se encuentran en el exterior recibiendo e impartiendo instruccin militar o participando en alguna misin internacionalista como fue el caso ya comentado de Csar Quiroz. Despus, se hace mencin especficamente a la fuerza militar propia, consignando tambin el trabajo poltico ideolgico que se intent hacer al interior de las FFAA. Generalmente la presencia de militantes comunistas al interior del ejrcito, se lograba a travs del servicio militar obligatorio, que cmo su nombre lo indica, es una preparacin militar obligatoria y por lo tanto accesible para cualquier joven chileno con dieciocho aos. Al parecer se alentaba a los jvenes comunistas a cumplir con dicho requisito y a tratar de permanecer en la carrera militar.

Financiamiento del FPMR. Respecto a los recursos para financiar esta estructura, estos provenan del PCCH, que a su vez los reciba de la ayuda internacional prestada en su mayora por los pases del bloque socialista y por empresas que el propio partido impuls para financiar sus actividades. Sobre la ayuda internacional, la serie de reportajes La Historia Indita de Nuestros Aos Verde Olivo, en uno de sus captulos seala que: En 1984 se instal en Berln Oriental una oficina clandestina de apoyo logstico al FPMR. Gracias a la participacin de tcnicos chilenos y al alto nivel de industrializacin de la RDA, en esa oficina comenzaron a recopilarse fondos, explosivos y armas captados en terceros pases, a fin de solventar las necesidades del grupo armado, que un ao antes haba iniciado sus acciones en Chile. ()La oficina logstica ubic sus instalaciones en la Bornholmer Strasse, una calle del tradicional barrio de Prenzlauer Berg, en Berln Oriental.

() Prenzlauer Berg se convirti en una pieza esencial del andamiaje que sostena al Frente. Hasta ah llegaban dineros provenientes de pases rabes, arsenales mdicos de Hungra y partidas de explosivo plstico de alto poder T-4, fabricado exclusivamente en Checoslovaquia y del cul se encontraron 124 kilos en Carrizal Bajo308. Se puede apreciar que el apoyo prestado por los pases del bloque socialista no slo se limit a colaborar con el entrenamiento de los combatientes del PCCH y con la entrega de remesas de dinero, sino que tambin prest un importante apoyo de tipo logstico. Otro aspecto interesante que

308

Ortega Javier: La Historia Indita op cit.,Cap. VII

193

consigna este reportaje, sera la colaboracin de pases vinculados con el mundo rabe a la lucha antidictatorial, sealando especialmente a Libia y Argelia. Si bien este hecho no aparece consignado en otras fuentes, puede ser cierto ya que estos pases se caracterizaron por apoyar a grupos insurgentes y gobiernos no necesariamente vinculados con la causa rabe. La justificacin para dicha ayuda que expone la crnica periodstica es bastante lgica: Segn Miguel, un ex ayudista del FPMR que oper en Europa Oriental canalizando la ayuda internacional al FPMR () la colaboracin de naciones rabes se enmarcaba en su conocida poltica de ganar aliados en la lucha contra el Estado de Israel, para lo cual extendan su mano a los ms diversos movimientos subversivos del mundo. S algunos de ellos llegaba a triunfar, la deuda sera saldada a travs del apoyo al mundo rabe en el concierto internacional 309.

La serie de reportajes de La Tercera, tambin hace referencia a las empresas que el PCCH impuls para ayudar al financiamiento de sus actividades: En 1981 el empresario comunista Gerardo Weisner se lanz a la tarea de montar una estructura econmica en Europa, cuyas ganancias comerciales iran a las arcas del PC. () Weisner dise un aparato econmico asentado casi completamente en Europa occidental. Su idea era convincente: aprovechando la gran presencia de exiliados en ese continente y los contactos del partido, concibi la creacin de una agencia de viajes orientada especialmente hacia los chilenos desterrados, con filiales en los pases donde existan las ms numerosas colonias residentes.

La agencia fue bautizada como Holland travel y en sus mejores aos lleg a contar con sedes en Santiago, Buenos Aires, Holanda, Blgica, Cuba y Suecia. Todas las ganancias iban a las arcas del PC. Para el cargo de gerente general fue designado el ingeniero industrial Jaime Moreno Mickle, un exiliado en Holanda que por entonces no alcanzaba los 40 aos y que manejaba una casa discogrfica especializada en msica latinoamericana. () A mediados de 1986, Moreno no slo estaba a cargo de la filial en Santiago de Holland Travel constituida como sociedad en mayo de ese ao- sino que tambin tena injerencia en el funcionamiento de otras empresas que la colectividad controlaba en suelo chileno: una conocida cadena de tiendas de perfumera, una distribuidora de abarrotes y una importadora de ron cubano310.

Sin embargo, pronto la realidad mostr que estas vas de financiacin provenientes del PCCH eran insuficientes para costear el funcionamiento del FPMR, por lo tanto esta
Ibid., Cap. V. El artculo se basa en el testimonio de un supuesto ex ayudista del FPMR de nombre poltico Miguel entrevistado en octubre del 2000 en Alemania, tambin cita informes de Inteligencia del departamento de Estado de los EEUU 310 Ibid., Cap. VII.
309

194

estructura debi realizar acciones de recuperacin econmica, es decir, asaltos a objetivos financieros tanto pblicos como privados: La lucha elev significativamente las demandas en el terreno financiero, las cuales eran imposibles de resolver por los canales tradicionales, en funcin se realizaron actividades de recuperacin econmica. Pero este camino, por los riesgos que implica no constituy la base de nuestro quehacer en este terreno311. Efectivamente, este tipo de acciones era una situacin riesgosa para el FPMR, tanto por motivos poltico-morales, cmo prcticos; ya que en los asaltos podan salir daadas personas comunes y corrientes, tanto del pblico que estaba en el lugar asaltado, as cmo por la respuesta lgica de los dueos o de los encargados de defender el local asaltado. Esta situacin, obviamente iba en desmedro del inters del FPMR de lograr la adhesin de la poblacin en general, ms an, si en una de estas acciones resultaba aprehendido o abatido algn miembro del grupo operativo, lo cul era material ideal para que el rgimen mostrara al FPMR cmo un grupo de delicuentes sin sustento ideolgico.

Se sumaba a lo antes descrito, la posibilidad de un seguro enfrentamiento con las fuerzas de seguridad que acudiran al llamado de alerta y si bien los combatientes del FPMR estaban preparados para esa posibilidad, sin duda la capacidad de copamiento del sitio del suceso por parte las fuerzas de seguridad era superior, lo que podra traer un negativo balance para el grupo operativo materializado en detenidos o muertos. As ocurri el 28 de abril de 1986, cuando a las 08:00 horas aproximadamente, en la comuna de La Cisterna fue asaltada la panadera Lautaro por un grupo del FPMR, alertado de esa situacin, una camioneta de Carabineros concurri al lugar producindose un enfrentamiento, por lo cual muri el carabinero Miguel Vsquez Tobar y resultaron heridos los otros dos tripulantes del vehculo policial, sin embargo, estos alcanzaron hacer uso de sus armas de servicio hiriendo de muerte a Lenin Miranda Clavijo, integrante del FPMR, quin alcanzo a huir unos 150 metros de la panadera antes de caer desplomado definitivamente producto de los impactos.

Es difcil establecer con certeza cuantas acciones de este tipo realiz el FPMR durante esta etapa de su historia, ya que se deben distinguir los asaltos con fines netamente econmicos, de los que tenan como finalidad recuperar medios materiales para ocupar en futuras acciones. En esta ltima categora se clasifican los asaltos a armeras (que en el perodo 1983-1986 sumaron siete) y los vehculos sustrados a sus dueos, que proporcionaron el transporte para muchas operaciones: Recuperamos autos y fuimos desarrollando la creatividad y el ingenio para resolver los problemas. Por ejemplo, cuando hacamos acciones con taxistas, se nos ocurri llevar una maleta grande, vaca. Hacamos parar el taxi

311

FPMR-Autnomo, op. cit.

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y le decamos al chofer compadrito, podramos echar la maletita atrs, y aprovechbamos para encerrarlo, evitndonos as tener que usar la fuerza para que dejara el volante312, despus de hecha la accin, el vehculo era abandonado en la va pblica. Adems estn los asaltos con fines propagandsticos, cmo los eran las recuperaciones de camiones repartidores de mercaderas, lcteos y productos avcolas los cuales eran repartidos a los pobladores de las principales ciudades del pas. En el mes de agosto de 1984 se realizaron acciones de este tipo en Santiago, Valparaso y Concepcin.

Para finalizar, cabe consignar, que la posibilidad de establecer el nmero real de acciones de recuperacin perpetradas por el FPMR se dificulta an ms, porqu el gobierno de aquella poca tenda a acusar de cada acto delictual, as cmo de cada atentado con explosivos al FPMR, cmo una manera de presentar a dicho grupo slo como una banda de simples terroristas. Por el mismo motivo, la dictadura tambin llev a cabo acciones de este tipo313, a travs de sus servicios de seguridad (primero la DINA y luego la CNI), cmo una forma de crear un clima social proclive a la accin represiva y como parte de una campaa de desprestigio hacia la oposicin al rgimen. Un ejemplo de esta situacin, lo constituye el caso del teniente de ejrcito Patricio Contreras Martnez, quin encontr la muerte el 6 de octubre de 1984 en la ciudad de Punta Arenas, cuando instalaba una bomba en la parroquia Nuestra Seora de Ftima de dicha ciudad. Al parecer el artefacto explosivo le jug una mala pasada
314

estallando

cuando

no

deba,

muriendo

el

teniente

horriblemente

despedazado.

Es tambin por necesidades econmicas, que el FPMR realiza el nico secuestro con fines econmicos que esta estructura llev a cabo durante los aos que cubre esta investigacin, el cuestionable secuestro del hijo del empresario Manuel Cruzat, Gonzalo Cruzat Valds de tan slo 11 aos, efectuado el 10 de abril de 1984. El menor fue liberado despus de cinco das, luego que la familia de este habra cancelado unos 50 mil dlares, ms 20 millones de pesos de esa poca. Estas cifras no han sido confirmadas hasta ahora, debido a que la
312 313

Torchio B. Leandro: Manuel Cabalga de Nuevo, op cit, p. 41. el combatiente slo se identifica cmo Juan Ver Cavallo Ascanio, et al: La Historia Oculta del Rgimen Militar, op cit, Cap. 28 314 El diario La Prensa Austral en su crnica del 7 de octubre de 2004 seala: En el marco de las indagaciones que llevaba en Santiago el ministro Sergio Muoz en torno a la bsqueda de los coautores del asesinato del sindicalista Tucapel Jimnez, surgi el antecedente de que el Destacamento Especial de Inteligencia dependiente de la Quinta Divisin de Ejrcito determin poner la bomba en el templo Ftima con el sentido de amedrentar a la poblacin de Punta Arenas que se aprontaba a realizar protestas debido a una visita de Augusto Pinochet. Fue as como dicha tarea habra sido encargada al teniente Patricio Contreras y al suboficial Milton Muoz. El artefacto explot antes de tiempo terminando con la vida de Contreras y dejando gravemente herido a Muoz. La profunda herida que este atentado dej al interior de la Iglesia Catlica pareci cicatrizarse cuando en diciembre de 2003, el Ejrcito, a travs del general Luis Clavel concret la entrega de un centro comunitario construido con fondos fiscales en terrenos de la parroquia Ftima. En Ran Poly: Caso Ftima, poco avance en la investigacin. 7/10/04, en http://www.laprensaaustral.cl, consultado el 19 de octubre 2004.

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familia y el afectado por razones obvias- han guardado siempre hermetismo frente a este hecho. Incluso durante el plagio, las negociaciones fueron llevadas directamente por la familia, sin intermediarios y el hecho slo fue informado a la prensa cuando el menor fue liberado.315

Los militantes del FPMR. Respecto a los militantes, como estructura perteneciente al PCCH, obviamente los integrantes del FPMR eran miembros de aqul partido y especialmente de la juventud del PCCH. Aunque tambin, varias fuentes coinciden en sealar que con el tiempo se fueron incorporando a la organizacin personas no vinculadas con aqul partido, sobretodo en el rea de trabajo poblacional a travs de las Milicias Rodriguistas: Yo era obrero de la construccin y viva en una poblacin muy activa en cuanto a la resistencia contra el rgimen de Pinochet, donde funcionaba un ncleo grande de milicianos. A pesar de todos mis esfuerzos no consegua hallar trabajo y viendo la insolencia y brutalidad de las fuerzas represivas allanando sin respeto ni consideraciones nuestras casas y eso sin referirme a muertos, desaparecidos ni torturados- quera formar parte de estas milicias en las que muchos jvenes participaban. Haciendo algunos contactos entr a un grupo formado por Ignacio. No saba quin era mi instructor y fue mucho despus, cuando lo mataron, que me enter de su identidad316. El nombre Ignacio, mencionado por este poblador convertido en miliciano identificado slo como Juan, alude al ya mencionado Ignacio Valenzuela Pohorecky, en ese tiempo (aos 84-85) instructor de los nuevos rodriguistas que se iban incorporando al FPMR. Al parecer, el paso por una de las escuelas de instruccin que el FPMR tena en Chile marc el ingreso definitivo de este miliciano a dicha estructura militar.

Otra rea donde era probable que se incorporara gente no vinculada con el PCCH, era en el rea logstica o de apoyo, pero principalmente predominaban los militantes del PCCH por razones obvias de seguridad: El PC fue el elemento de control que garantizaba una calidad ideolgica y moral de quienes ingresaban al FPMR, disminuyendo las posibilidades de infiltracin enemiga317.

Cmo ya se ha planteado, los primeros militantes provenan del contingente que fue entrenado en el exterior a mediados de los setenta y principios de los ochenta, a lo cul se sumaban los militantes del PCCH que se haban destacado en las primeras acciones contra la dictadura. Pero cuando ya el FPMR haba asentado en el pas su capacidad operativa,
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Ver Cuadrado Carlos, Gonzlez Paulo: Los otros rehenes del Frente.,24/2/02, http://www.quepasa.cl/revista/2002/02/24, consultado el 21 de septiembre 2004. 316 Pohorecky Adriana:Ignacio Valenzuela, fundador del FPMR, Testimonios,op. cit., p.211 317 Organizacin del FPMR, op. cit.

en

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principalmente entre los aos 1984-1985, la organizacin establece escuelas de instruccin y empieza a nutrirse con jvenes comunistas formados combativamente en el interior del pas, sobre este tema son aclaratorias algunas palabras de Leo: Hay distintas generaciones, los cuadros originales, los fundadores por llamarlos as, eran jvenes comunistas en su gran mayora de la jota, que fueron los que recibieron esta formacin militar en Cuba, en otros pases socialistas tambin, pero especialmente en Cuba,()y bueno eran hijos de militantes comunistas, los que vivieron el golpe de los 70, fue la primera camada y no eran muchos tampoco, pero una vez que ingresan a Chile, y empiezan a desarrollar la organizacin, se empieza a nutrir con jvenes comunistas de ac, formados en Chile y empieza a crecer la organizacin con gente joven de ac () esa fue la segunda generacin, los ochenteros () su gran mayora eran jvenes comunistas, aunque tambin ya empiezan a entrar de otras vertientes318.

Sin embargo, cabe recordar que a pesar de la formacin combativa en el interior del pas, el entrenamiento militar en el exterior principalmente en Cuba, no ces durante los ochenta y en esta etapa aquella experiencia era tomada como un curso de perfeccionamiento para algunos de los combatientes entrenados en Chile que se haban destacado en las acciones llevadas a cabo por la organizacin.

Cmo toda organizacin de carcter militar, haba un sistema de ascenso y de amonestaciones para los militantes del FPMR, as, un combatiente poda desempear distintas funciones en la organizacin. En los ascensos as cmo en la destinacin de los cuadros en determinadas unidades, primaba la valoracin de la prctica combativa del militante, es decir, su formacin militar, su destacado desempeo en las acciones, as cmo la cantidad de acciones en que hubiera participado. Se puede ejemplificar lo planteado anteriormente revisando parte del historial de Marcial Moraga Contreras, militante del FPMR, quin particip indirectamente en la preparacin del atentado a Augusto Pinochet, ya que para esa operacin l fue designado para trabajar en la unidad encargada de recibir y distribuir parte del armamento internado por Carrizal Bajo que se us en el atentado: Haba tenido que salir al exilio con su familia, luego que su padre un dirigente sindical del mineral El Teniente- fue liberado de prisin en marzo de 1975. Marcial tena entonces 21 aos () l pudo volver a comienzos de 1984, consigui trabajo cmo profesor de francs en el Sindicato Sewell de Rancagua y en agosto del mismo ao le presentaron a Tamara.

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Entrevista con el autor 15-5-02

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-Ella me plante que ingresara al FPMR cmo ayudista, ya que estaba formando un grupo de combate en Rancagua- asegur Marcial Moraga en el proceso.

()Al poco tiempo la comandante Tamara le pidi que pasara a formar parte de un grupo operativo () Nunca imagin que su eficacia en acciones armadas y de sabotaje lo iba a hacer acreedor de una beca() A mediados de octubre del 85, Tamara le plante que la Direccin haba decidido enviarlo a Cuba ()Y all en La Habana, durante cinco meses, asisti a cursos que lo prepararon en Mtodo Conspirativo, Contrainteligencia, Barretines y Tiro ()A fines de abril del 86, oficiales cubanos le dijeron que deba volver para integrarse en la lucha. Y para despistar a los espas, lo hicieron dar una vuelta al mundo en pocos das: Blgica, Checoslovaquia, Italia, Suiza y finalmente Chile.

() Se vea a s mismo en esa escena cuando rechaz la orden de hacerse cargo de Logstica en Valparaso, quebrando la disciplina de la organizacin. Y cuando Matasle pregunt la razn, contest: no quiero volver a separarme de Isabelle. -No es argumento vlido, compaero. Tiene que obedecer-dijo Matas con voz perentoria. -Quiero una reunin con un jefe de la estructura- respondi Marcial. Y mientras esperaba que le avisaran da, hora y lugar de esa reunin, recibi la noticia de la muerte de su padre. Se embarc en el primer vuelo disponible para ir a Suiza, pero igual lleg tarde al funeral.

-Cuando finalmente me reun con uno de los jefes polticos, lo primero que me reproch fue mi indisciplina por no aceptar la orden de traslado a Valparaso. Le expliqu que pasaba por momentos difciles por la muerte de mi padre y por la separacin de Isabelle, pero que estaba dispuesto completamente para el Frente y que hara lo posible por superar ese mal momento. Entendi y me ofreci tres posibilidades: ser jefe logstico de Valparaso, ser jefe de un batalln o ser jefe de distribucin del armamento que estaba por llegar desde el norte. Eleg lo ltimo- relat ms tarde ante la justicia militar319.

Pero as como un militante poda ascender en la estructura rodriguista, otros podan recibir una amonestacin. El combatiente Fernando, describe la que recibi Ignacio Valenzuela P. por su excesivo arrojo: Supe que fue castigado por desplegar excesiva audacia en una operacin. Se concluy que su explosivo arrojo, pudo poner en riesgo la accin y le quitaron su jefatura, dejndolo como combatiente raso. Eso fue entre los aos 1983 y 1984.
319

Hertz Carmen y Verdugo Patricia: Operacin Siglo XX.Ed. Ornitorrinco, Stgo.1990. pp.61-64. La comandante Tamara era en realidad Cecilia Magni Camino, uno de los miembros de la DN del FPMR, que en el atentado a Pinochet actuara como encargada de montar la infraestructura para la operacin.

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()Todava castigado por ser demasiado cojudo particip en una recuperacin de armamento correspondindole a l, como soldado raso, la conduccin del vehculo operativo. Absolutamente disciplinado, nunca iba a decir que no a una empresa, a escatimar su participacin, a proponer que otro hiciera su parte o a reservarse determinada actividad. Ahora, su misin era estar arriba del auto y conducir, nada ms320.

Como se puede apreciar, en el trnsito de un combatiente de una responsabilidad hacia otra, se privilegiaban los aspectos o mritos de tipo tcnico-militar, lo que en el anlisis que hacen los rodriguistas hoy en da, habra sido uno de los factores qu a la larga influy en el quiebre entre el PCCH y el FPMR, ya qu la exaltacin de los aspectos tcnico-militares habra influido en una cierta agudizacin de la separacin de roles entre el trabajo militar y el trabajo poltico. Precisamente lo contrario a lo que el partido pretenda cuando afirmaba que lo militar se subordina a lo poltico, en la perspectiva de evitar el fraccionalismo y en la comprensin cabal de que la violencia era un medio y no un fin en s. Sobre este tema el ya citado documento del Frente-A seala: () se desarroll nuestra poltica de cuadros, regida por aspectos tcnico-militares que hicieron primar el valor de la prctica combativa y subestimar la preparacin poltica. La instruccin terica no estuvo orientada a lograr una slida formacin marxista-leninista, base principal y herramienta fundamental para el ejercicio de una prctica acertada.

()Las estructuras partidarias concibieron el paso de militantes al Frente slo desde el punto de vista cuantitativo y no cualitativo. Asumieron al FPMR nicamente como un problema de fierros () La realidad indica que el PC no destin al Frente ninguno de sus cuadros dirigentes ni los ms experimentados en el terreno de la lucha poltica para que contribuyeran al desarrollo integral del FPMR.

Dentro del Frente, la formacin se dio de acuerdo a los requerimientos del aparato, constituyndose lo tcnico en elemento rector y estando la preparacin poltica-ideolgica dirigida a estimular los aspectos subjetivos y morales necesarios para la accin. En la prctica, se produjo una supuesta separacin de roles en que, por un lado, el partido deba encargarse de la poltica y el Frente, de lo militar 321. Se volver a hacer referencia sobre este tema cuando se trate la problemtica del quiebre entre el PCCH y el FPMR.

Respecto a los tipos de militantes del FPMR, estos podran clasificarse segn el papel que desempeaban en la estructura, as se obtiene una clasificacin jerarquizada en
320 321

Pohorecky Adriana, op. cit., pp.197-198. FPMR-Autnomo, op. cit.

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comandantes, jefes, combatientes, ayudistas o amigos. Cmo ya se ha planteado, los comandantes conformaban la jefatura mxima del FPMR y eran el nexo con el partido. Los jefes zonales y regionales a su vez subordinados al mando central de la DN, coordinaban las acciones de las distintas unidades de la zona en concomitancia con los jefes de los grupos operativos; estos ltimos cumplan un papel vital, ya que eran el nexo entre los combatientes y el resto de la estructura: El nexo (para el combatiente) con la totalidad de la organizacin se daba con la corta aparicin o contacto con un oficial superior que lo informaba de la situacin general, lo orientaba en sus deberes y se preocupaba de su bienestar general322. Adems como jefes de los grupos operativos, estos participaban directamente de las acciones con sus subordinados. Esto no quiere decir que el resto de la jefatura no participase tambin de las acciones, recordemos que uno de los mritos que se tomaba en cuenta para ascender en la estructura del FPMR, era la efectividad demostrada en las acciones en terreno. Los combatientes o combas en la jerga frentista, eran por as decirlo, los soldados que llevaban a cabo las acciones encomendadas al grupo operativo.

Acerca de los ayudistas, estos generalmente eran cuadros que recin estaban ingresando a la estructura, por lo tanto se le destinaba a tareas no combativas, desarrollando su trabajo principalmente en el rea logstica o grupos de apoyo del FPMR. Tambin bajo esta categora, operaban los militantes del PCCH y otras personas sin ninguna vinculacin con el FPMR ni con el PCCH, que en algunas operaciones prestaron apoyo logstico al FPMR. Tal fue el caso de Csar Bunster Arizta, un joven exiliado de 28 aos, que haba vuelto al pas en marzo del ao 86 y cuya nica razn para haber estado exiliado, era su condicin de hijo del ex embajador de la UP en Inglaterra, lvaro Bunster. Su nombre alcanz notoriedad ya que prest su colaboracin para una de las operaciones ms famosas del FPMR, el atentado a Pinochet: Tamara contact a Csar Bunster a comienzos de agosto de 1986 y le pidi participar en una operacin que cambiar el curso de la historia de Chile. Le explic que lo necesitaban slo para montar la infraestructura arrendar vehculos y una casa- y para ello deba usar su verdadero nombre. El acept con la condicin de ser sacado fuera del pas 48 horas antes de la operacin misma. Ella se lo garantiz y, adems, le asegur que podra volver poco tiempo despus323. Se necesitaba una persona que usara su verdadera identidad y que tuviera una coartada respetable (Bunster haba ingresado a trabajar a la embajada de Canad), para no levantar la ms mnima sospecha en los interlocutores de las transacciones comerciales necesarias para la operacin: corredor de propiedades, empleados de las casas de arriendo de vehculos, etc.

322 323

Vidal Hernn: FPMR, El Tab del Conflicto Armado en Chile, op cit, p.184. Hertz Carmen y Verdugo Patricia: Operacin Siglo XX.op cit. p.38

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III.II El accionar del FPMR.

Las acciones que realiz el FPMR durante este perodo de tiempo, respondieron a las directrices planteadas en el diseo poltico-estratgico diseado por el PCCH para enfrentar a la dictadura, las cuales ya han sido comentadas en el captulo primero de este trabajo. Siguiendo esas directrices, las acciones del FPMR, se concentraron principalmente en acciones de sabotaje contra la infraestructura pblica, objetivos polticos de la dictadura por ejemplo, el edificio Diego Portales- y en acciones de advertencia contra las fuerzas de seguridad que actuaban contra la poblacin en aquella poca, la CNI y Carabineros de Chile.

En un documento del SED, que hace referencia al Pleno del Comit Central del PCCH del ao 1985, se seala que: Se discuti la posibilidad de un levantamiento popular que busque an este ao el derrocamiento de Pinochet. ()El encargado mximo del aparato militar del partido, el compaero Roberto, resumi la actividad en este terreno: Entre septiembre de 1983 a octubre de 1984 se realizaron: -1.138 atentados explosivos-229 actos de sabotaje-130 asaltos armados-47actos mayores de sabotaje324.

Unas cifras similares a las estipuladas en este documento son entregadas por el diario La Tercera fechado el 18 de noviembre de 1984: entre Septiembre de 1983 y Octubre de 1984 se registraron 1889 acciones desestabilizadoras, 1138 de las cuales son con explosivos, 229 sabotajes, 163 asaltos a mano armada, 36 atentados selectivos, 47 sabotajes mayores.325 Mientras que el FPMR-A seala que para los aos 1985-86 el nmero de acciones tambin habran sido cercanas al millar: podemos decir que en 1985 el FP realiz 350 acciones exitosas y cincuenta fallidas. En 1986 las fallidas fueron 150 y 554 las exitosas, donde 70 de ellas fueron derribamiento de torres; treinta fueron cortes de vas frreas; 18 fueron ataques a instalaciones de las fuerzas represivas; hubo ocho acciones de hostigamiento; 337 sabotajes menores; fueron distribuidos cinco camiones con alimentos y se realizaron ocho acciones especiales, entre las que estn la emboscada a Pinochet y el ataque al cuartel de Carabineros de calle Polo Banda326. Podemos apreciar que el FPMR durante el perodo que abarca los aos 1983-86 realiz una gran cantidad de acciones, pero
Documento interno del AIV del SED acerca del pleno del PC en Praga, realizado entre el 17 y el 20 de enero de 1985.en La Cruzada Armada del PC., op cit. 325 Esas cifras son citadas tanto por la ya comentada serie La Historia Indita de Nuestros Aos Verde Olivo en su captulo quinto y por un artculo del ICAL (Instituto de Ciencias Alejandro Lipschutz), entidad vinculada al PCCH, publicado por primera vez en octubre de 1994. Ver Azcar Oscar: La Revolucin Democrtica y la Poltica de Rebelin Popular, 15/07/2003, en http://www.ical.cl, consultado el 25 de octubre 2004. 326 FPMR-Autnomo, op. cit.
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durante el ao 1987 se va a producir un reflujo de estas, debido a que el descalabro de Carrizal Bajo y el fallido intento de eliminar a Pinochet produjo un replanteamiento de parte del PCCH de su poltica militar, atendiendo tambin al hecho de que la situacin poltico social del pas se haba tornado desfavorable a la va insurreccional. Por lo tanto, se decide bajarle el perfil a las acciones armadas. Adems, por la visita de Juan Pablo II en abril de ese ao, el FPMR declar una tregua desde el mes de marzo, donde se abstuvo de realizar acciones.

Cmo operaba el FPMR para realizar estas acciones?, para responder a esa interrogante, se debe conocer primero los principios que rigen el trabajo clandestino, los cuales fueron aplicados tanto por el PCCH y el FPMR durante la dictadura. Una de las reglas bsicas del trabajo clandestino era la compartimentacin. Para explicar este concepto y otros propios del trabajo clandestino nos son tiles las definiciones que entrega Rolando lvarez en su ya citado trabajo sobre la clandestinidad comunista: El primer principio de la clandestinidad era la compartimentacin () consista en el establecimiento de un sistema de comunicacin interno, que iba de arriba hacia abajo, y por vas diferentes, de manera tal que cada persona o estructura conoca slo la parte que le corresponda, desconociendo lo realizado por personas o estructuras ajenas. El significado de la compartimentacin resida en el quehacer de militantes o estructuras desligadas entre s, pero que en un momento determinado, aportaban cada uno de ellos parte de s, al logro de un objetivo central, sin que se supiera el origen del aporte327.

La vida clandestina se rige por la compartimentacin para evitar la desarticulacin o cada de toda la estructura u organizacin, ya que si un militante slo conoce una parte del trabajo de la organizacin, si es detenido, aunque quiera no podr entregar mayor informacin a sus captores, ya que slo conoce su parte del trabajo. As, el golpe represivo no se amplifica, afectando slo al mbito cercano al militante y no a toda la organizacin, la cual puede seguir funcionando. En el FPMR, el concepto de compartimentacin se traduca en el hecho de que a los integrantes de cada unidad operativa se les asignaba una tarea especfica, la cual deban cumplir sin saber cul era el objetivo final de su aporte. Para ejemplificar esta situacin citaremos algunos prrafos de la historia novelada del FPMR Nacer en Primavera, donde se describe una accin tpica de esta organizacin, una operacin con explosivos: Juan tiene una operacin esta noche. Es algo sencillo, estn construyendo unas oficinas en el Barrio de San Miguel pretextando que son para cuestiones administrativas de la Municipalidad, pero el Frente sabe que son dependencias de la CNI. La construccin no

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lvarez Rolando: Desde las Sombras op. cit., p.136

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tiene ms vigilancia que un sereno. Se trata de sacar al sereno y volar las oficinas a las que slo les faltan los ltimos toques () A las siete de la tarde, Juan pasar por las armas a una casa que le sirve de buzn. El encargado de la logstica le entregar una subametralladora, dos pistolas y los explosivos, Juan ir en un vehculo que le entregarn slo unos instantes antes328.

En esta accin recreada, se puede apreciar de mejor forma lo que se planteaba anteriormente, Juan y sus compaeros, son el grupo operativo que actuar concretamente sobre el objetivo seleccionado; los explosivos y las armas para la operacin les sern entregados por otra unidad, una logstica, cuya funcin especfica es asegurar la entrega de los elementos necesarios para la operacin; otra unidad distinta estar encargada de proveer el mvil para la operacin, es decir, deber recuperar un auto. Tanto los miembros de la unidad logstica cmo los de la unidad de recuperacin desconocen para que sern utilizados los medios materiales que ellos proporcionan al grupo operativo, slo se les indica que son para una operacin y nada ms, tampoco ellos insistirn con preguntas. Adems, los integrantes de las distintas unidades que participan en la operacin no se conocen entre s, ya que el uso de chapas otro principio bsico de la clandestinidad- era estrictamente obligatorio para cada militante. Ningn militante deba ocupar su verdadera identidad, ni revelar muchos aspectos de su vida personal a otro miembro de la organizacin.

Se tomaba tan seriamente el resguardo de la identidad verdadera, que generalmente cuando los instructores impartan clases en las escuelas clandestinas del FPMR, estos usaban una capucha o pasamontaas frente a los noveles rodriguistas. Estos instructores, generalmente pertenecan a la oficialidad del FPMR, por lo tanto cuadros de importancia dentro de la estructura, de ah el sumo cuidado por no dar a conocer ningn indicio que pudiera ayudar en su identificacin por parte de las fuerzas de seguridad, a raz de la detencin de algn combatiente. Sin embargo, no debe quedar la idea de que todo el FPMR era una estructura de desconocidos que interactuaban entre s, lo que se ha descrito anteriormente era lo que idealmente se esperaba y sin duda el resguardo de la identidad fue una medida que se aplic. Pero tambin es cierto, que la dinmica de las operaciones que provoca constantes cruces entre militantes de las distintas unidades, as como la permanencia de un combatiente en un grupo operativo por un perodo de tiempo determinado, provocan que muchas veces se viole la regla de la impersonalidad entre los militantes. Incluso se di el caso de la existencia de vnculos familiares en la organizacin, as ocurri con Mauricio Arenas Bejas (el comandante Joaqun) y su hermano Arnoldo

328

Saldias Claudio: Nacer en Primavera II, Ed. Rodriguistas, Stgo. 2003. p. 208.

204

Hernn Bejas (Milton), ambos participaron en el atentado a Pinochet pero al mando de distintas unidades.

Otra regla que deba ser observada por los integrantes del FPMR que se encontraban en la clandestinidad, era el establecimiento de un manto sobre su verdadera actividad poltica. (El manto) Estaba constituido por la actividad, profesin u oficio que desarrollaba o deba desarrollar todo militante clandestino para enmascarar su actividad ilegal. El manto poda ser verdadero o falso. En caso de ser falso, la persona deba poseer conocimientos mnimos de la actividad que representaba. La necesidad de un manto era obligatoria especialmente para aquellos militantes dedicados un cien por ciento al trabajo poltico, no as para quin lo haca en sus horas libres329.

Un ejemplo de un manto lo encontramos en el siguiente relato, que describe el encuentro entre un dirigente del PCCH y el comandante Rodrigo: La primera vez que lo vi fue el 8 de septiembre de 1984, en una casa por Independencia. Me impresion por lo jovencito que era. Un nio bonito. Rubio, ojitos azules, vestido impecable, buena diccin, peinado al lado. Un joven ejecutivo, camisa blanca, corbata azul. Lo primero que l hizo fue saludarnos y nos dijo que era vendedor de seguros. De ah sac una TIFA (tarjeta de Identificacin de las Fuerzas Armadas) de un oficial de inteligencia que haban recuperado en un asalto a una armera donde haban matado a tres compaeros330. Segn este relato, el comandante Rodrigo tena como manto la profesin de vendedor de seguros, esa sera su coartada frente a su vecindario para no levantar sospechas. Otro recurso, que pudo ser usado como elemento para construir un manto, es la TIFA que se encuentra en poder de Rodrigo obviamente a esa altura ya adulterada- para aparentar ser un miembro de las FFAA. Esta identificacin, tambin pudo haber sido usada para alguna operacin. Otra situacin que implicaba el trabajo clandestino, era la alteracin de la apariencia fsica verdadera: En una reunin de febrero yo iba vestido de lolo, peinado afro y lentes antiguos como John Lennon. En marzo estaba peinado para el lado. Con esto quiero decir que me preocupaba por cumplir las reglas de la conspiracin331.La alteracin de la apariencia fsica se practicaba para evitar ser detenido en el caso de los militantes que estuvieran identificados y por lo tanto buscados por los servicios de seguridad, as cmo tambin, para dificultar la confeccin de retratos hablados certeros del combatiente por parte de testigos, en el caso de participar en alguna operacin.

329 330

lvarez Rolando: Desde las Sombras op. cit., p.137 Vidal Hernn: FPMR, El Tab del Conflicto Armado en Chile, op cit, pp 174-175. 331 Ibid., p.179

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Exista ms de una forma para comunicar las acciones y las orientaciones polticas a los militantes del FPMR, una de ellas era el uso de enlaces personales o vinculos, encuentros que se llevaban a cabo en la va pblica, en un lugar, da y hora predeterminada y en donde muchas veces se usaban contraseas y seas visuales para facilitar la identificacin entre los militantes que deben juntarse. El siguiente relato describe el momento en que Vctor Daz Caro uno de los participantes del atentado a Augusto Pinochet, es requerido para esta accin a travs de un contacto en la calle, el 28 de agosto de 1986: Haba sido citado con urgencia a establecer un vnculo en la avenida Irarrzabal y ah estaba caminando al lado de Jos. -Y cmo estamos para morirnos?- pregunt de golpe Jos. - Cmo siempre. Hasta la ltima si se precisa- respondi Vctor Daz sin titubear. -Vamos a lo concreto y a lo oficial. Hay una misin con un 99 por ciento de probabilidades de no salir con vida. T decides- dijo Jos. -De qu se trata?- pregunt Vctor. -Te lo dir el comandante Ernesto que nos espera ms adelante En la cuadra siguiente se encontraron con Jos Joaqun Valenzuela Levy y Vctor sigui caminando junto a l, mientras Jos actuaba como guardaespaldas. La conversacin fue escueta: se lo necesitaba como conductor de un vehculo en una misin de extremo peligro, una misin que cambiara el curso de la historia, y deba acuartelarse ese mismo da. Vctor Daz caro no lo dud: -Cuenta conmigo -Bien, sabamos que esa sera tu respuesta. Te recogern a las seis de la tarde. Aprovecha las horas que faltan y despdete de tu gente- dijo finalmente el comandante Ernesto332.

Otra forma de comunicarse era a travs de los buzones, que poda ser un nmero de telfono, un local o una casa de alguien de confianza para la organizacin, donde se dejaban mensajes o recados y materiales para la actividad del militante. En el caso de las casas, su uso cmo buzon deba ser espordico y de carcter rotativo, es decir, una misma casa no poda ser usada muchas veces seguida, para evitar su deteccin por los organismos de seguridad. En el caso de los buzones telefnicos, el lenguaje utilizado en los llamados deba ser crptico para no dar ningn indicio de la activad verdadera que se desarrollaba, en los siguientes prrafos se describe el funcionamiento de uno de estos buzones telefnicos habilitado para la operacin Siglo XX, se debe hacer la salvedad qu en este caso en particular, al parecer la duea del telfono desarroll el rol de buzn sin saberlo, ya que Rebeca Hidalgo de 64 aos, slo haba llegado a un acuerdo econmico

332

Hertz Carmen y Verdugo Patricia: Operacin Siglo XX.op cit. pp. 74-75.

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para prestar su telfono a un hombre llamado Ignacio Leiva para que este recibiera y dejara recados de sus socios de una oficina constructora: Ella acept la proposicin y comenzaron los llamados de Ignacio para Genaro, Gonzalo, Toms, Ramiro, Romn y viceversa. Todos los recados eran simples: Que vayan a mi oficina, que no result el trabajo, que no hay novedades. El domingo 7 de septiembre, cmo a las cuatro de la tarde, llam Ramiro para dejar un recado a Ignacio: que vamos a la fiesta. Y luego, cmo a las ocho de la noche, volvi a llamar: Digale que ya nos retiramos de la fiesta. Doa Rebeca transmiti los recados, sin preocuparse siquiera de qu fiesta se trataba. En todo caso jams imagin que la tal fiesta era el atentado contra el general Pinochet333.

Otra forma de informarse de las directrices polticas y planificar acciones, era a travs de reuniones en alguna casa de seguridad, el siguiente testimonio de Fernando nos describe algunos aspectos de estas reuniones, por cierto clandestinas: Un da, estbamos un grupo en una reunin secreta, y el circuito de seguridad comunic que haba enemigos al acecho, detectados en el exterior del recinto () En esta ocasin haba personal de la CNI en vehculo en las cercanas.

Cuando hay una reunin clandestina, los que participan se abocan exclusivamente a ella y se olvidan de lo dems. La responsabilidad de su cuidado se delega en el circuito de seguridad interior, y segn la importancia de la asamblea hay un circuito externo que nunca es de muchas personas porque un despliegue excesivo alerta al enemigo. Eran las seis de la tarde, en algn lugar de Santiago.

Los que estn adentro no saben quienes estn afuera. Cada vez que particip con Ignacio en reuniones slo vea a una persona de la casa, que era la que nos abra la puerta y nos conduca a la dependencia correspondiente.

En esa ocasin se avist al vehculo que examinaba el entorno a unas dos o tres cuadras, lo que originaba un problema de seguridad de mediano riesgo, considerando que se estima diez cuadras a la redonda una distancia relativamente cercana. En esos casos se toman las medidas de acuerdo con los planes generales. Se paraliza el trabajo y se guarda la documentacin en un lugar de modo que pueda ser destruida en un minuto. Si el grupo es grande, muchos se quedan tranquilos, sin hacer nada, o se disponen en los sitios de evacuacin; otros se dislocan por la casa, otros se concentran en un punto para romper el anillo del enemigo, todo segn las circunstancias.

333

Ibid., pp. 235-234

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() Al final, los elementos peligrosos despejaron la zona. Es posible que no supieran donde estbamos, que tuvieran otro objetivo o bien que se tratara de un chequeo rutinario de comprobacin o investigacin. Retirados los extraos seguimos trabajando normalmente pero ya no volvimos a usar el lugar. Las casas de seguridad las emplebamos por cortos perodos de tiempo334.

Cmo se puede apreciar, en el trabajo clandestino nada era dejado al azar e implicaba el cumplimiento riguroso de reglas preestablecidas. En una estructura de carcter polticomilitar como el FPMR, que cumpla una misin tan delicada as como riesgosa, todo el accionar deba ser planificado meticulosamente, tratando de tomar en cuenta todas las variantes posibles que pudieran desarrollarse en determinada situacin. Esta caracterstica del accionar del FPMR, se ve reflejada en sus operaciones, algunas de las cuales se pasar a resear en el marco de las campaas que desarroll dicha estructura en el perodo de tiempo abarcado por esta investigacin.

Cuando se apagaba la luz. Desde octubre hasta diciembre del ao 1983, el FPMR inicia su campaa que se podra denominar de nacimiento, en el marco de esta campaa, se llev a cabo el 14 de diciembre, uno de los primeros apagones que afect a gran parte del territorio nacional, desde Copiap hasta Temuco- este tipo de acciones, fue una de las ms comunes que realiz el FPMR. Muchas veces los apagones tenan cmo objetivo ser un aliciente para el desarrollo de las jornadas de protesta y los paros nacionales convocados por la oposicin a la dictadura, cmo por ejemplo el que se llev a cabo el 2 y 3 de julio de 1986 con motivo del paro nacional convocado por la Asamblea de la Civilidad.

Cmo se realizaban estos apagones?, antes de explicar en detalle el cmo se realizaban este tipo de acciones, vale la pena hacer algunas precisiones acerca de las distintas etapas que inclua una misin del FPMR. Generalmente cuando se seleccionaba un objetivo, previamente a la accin del grupo operativo, entraban en accin grupos de exploracin, cuya misin era recabar la mayor cantidad de datos posibles acerca del objetivo seleccionado: caractersticas fsicas del lugar, distancia de los cuarteles policiales ms cercanos, s contaba con resguardo, etc. Estos datos les permitan a las unidades que intervenan directamente en la accin, disear su plan de accin de acuerdo a las condiciones operativas en que deban actuar. Por ejemplo, en el marco de la preparacin del

334

Pohorecky Adriana: Ignacio Valenzuela, fundador del FPMR, Testimonios, op. cit., pp.196-197

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atentado a A. Pinochet, varios grupos de exploradores se abocaron a la tarea de confeccionar informes con las rutinas de desplazamiento del entonces Jefe de Estado desde que sala cada maana de la casa presidencial de calle Presidente Errzuriz, en un elegante barrio de la capital chilena. Una tarea en extremo difcil ya que la Guardia de Seguridad Presidencial tena justamente por misin el no establecer rutinas que lo pusieran en riesgo. Parejas de enamorados, vendedores ambulantes, estudiantes de inocente aspecto, mujeres de elegante atuendo y hombres con apariencia de prspero empresarios realizaron tareas de vigilancia y seguimiento a lo largo de meses. Y esa labor se extendi a provincias, cuando el general Pinochet sala en gira, y a la casa de El Melocotn, su lugar preferido de descanso en los fines de semana entre otoo y primavera335.

Cuando los combatientes eran notificados de su participacin en alguna operacin, estos se acuartelaban en casas de seguridad horas o das antes de la operacin, para recibir las instrucciones operativas y las arengas polticas de sus jefes. En el ya citado libro Operacin Siglo XX, se describe esta prctica: () entre el 27 y el 28 de agosto de 1986, todos estaban acuartelados en casas de seguridad tras ser recogidos en la calle por vehculos que los llevaron por rumbos desconocidos.

Cuando Vctor Daz abri los ojos, se encontr en una habitacin donde ya haba otros ocho: seis hombres y dos mujeres, todos jvenes. Comenzaban a preparar las colchonetas para pasar la noche, cuando ingres la comandante Tamara para darles las instrucciones: Descansen, se les necesita tranquilos y descansados; no hagan ruidos que alerten al vecindario; no hablen entre ustedes nada ms all de lo estrictamente necesario. Ya lo saben, seguridad ante todo. Maana sern trasladados a otro lugar. Se tendieron sobre las colchonetas, repartindose las frazadas336.

Una vez realizada la operacin, los combatientes se retiraban por rutas preestablecidas y si en la accin participaban varios grupos operativos, estos escapaban en distintas direcciones, haciendo dos o ms recambios de vehculos para despistar a sus perseguidores. Luego, los combatientes deban dispersarse, ocultndose nuevamente en su realidad clandestina. Tambin se dio el caso de que muchos combatientes, al enfrentar serios problemas de seguridad al ser identificados, debieron ser sacados hacia el extranjero cmo una forma de evitar su detencin.

335 336

Hertz Carmen y Verdugo Patricia: Operacin Siglo XX.op cit. p. 18. Ibid., p. 77.

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Volviendo a los apagones, estas operaciones incluan varias etapas: preparacin, aproximacin, realizacin, retirada y normalizacin. En la etapa de preparacin, se inclua el trabajo exploratorio previo a cualquier acto de sabotaje, se deba ubicar primero donde estaban las torres de alta tensin, cul eran los puntos dbiles en las lneas de alta tensin del sistema nacional interconectado y establecer cuales eran las medidas preventivas que dispona la dictadura para evitar el sabotaje, ya que una vez que los apagones se hicieron cada vez ms frecuentes, se dispuso que las torres fueran vigiladas por patrullas militares y por helicpteros para evitar su destruccin. As los grupos exploratorios deban tratar de establecer cuales eran los intervalos de tiempo, en que una patrulla se demoraba en pasar ms de una vez por un mismo punto.

Generalmente en una operacin de este tipo, los combatientes actuaban divididos en tres grupos: uno de choque, otro de contencin y uno de zapadores. Este ltimo es el que realiza la accin propiamente tal, consistente en hacer volar las torres () El grupo de contencin tiene la misin de proteger a los zapadores337. Se debe aclarar que grupo de choque y de contencin es prcticamente lo mismo, entonces, en definitiva se puede afirmar que en las voladuras de torres elctricas actuaban principalmente dos grupos: uno de contencin y el otro encargado de colocar las cargas.

Cuando se realizaba la aproximacin a las torres de alta tensin, adelantaba unos metros al grupo principal, una vanguardia, la cul, estaba encargada de avisar s en el camino de aproximacin haban patrullas. S se detectaba la presencia de una, el grupo avisado por la vanguardia- aguardaba a que esta se retirara hacia otra direccin, s esto no ocurra el grupo deba ocupar otra variante de aproximacin. Una vez en el lugar donde estaban las torres de alta tensin, los zapadores deban trepar en ellas y colocar las cargas, dejndolas listas para su detonacin. Mientras eso ocurra, el grupo de contencin se encargaba de vigilar el entorno, atento a la presencia de alguna patrulla militar, en caso de que una apareciese este grupo deba enfrentarla, contenerla, para facilitar la retirada del resto de los combatientes. Antes de emprender la retirada, el jefe del grupo operativo enviaba otra vez a un combatiente adelantado para chequear el camino de escape, al igual que en la aproximacin, el uso o no uso de una variable estaba determinado por la presencia de alguna patrulla en el camino de regreso.

Sin embargo, a pesar de todos los resguardos la posibilidad de ser descubiertos y de enfrentar una escaramuza armada, era una realidad siempre latente para los torreros, uno

337

Torchio B. Leandro: Manuel Cabalga de Nuevo, op cit, p. 54

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de ellos, Julio describe esa situacin: A nosotros se nos ha rastreado por aire y tierra. Hasta perros se han ocupado para tratar de detectarnos. Cuando se va a una operacin tenemos que tomar muchas precauciones. Nadie debe fumar, por ejemplo. Muchas veces tenemos que cruzar campos y zonas solitarias hablando en susurros o simplemente callados, como si estuviramos en plena guerra. A veces no se ve nada, pero el enemigo est presente y de pronto se deja caer.

() En una ocasin habamos ya realizado una accin cuando casi a boca de jarro nos topamos con una (patrulla militar). Nosotros previendo la situacin venamos separados en la retirada. Nuestra vanguardia detect al enemigo y nos avis. Nos lanzamos al suelo y as estuvimos mucho rato. Fue en una zona del sur. Podramos haberlos emboscado. Tenamos una serie de condiciones a nuestro favor. Ellos iban pasando por una quebrada y nosotros estbamos ubicados en lo alto. Sin embargo, nos dimos cuenta de que era una patrulla constituida por conscriptos, e iban muy relajados en su vigilancia. As, determinamos que no habra tenido sentido atacarlos. Siempre hemos decidido actuar con nuestras armas cuando no nos quede otro recurso, y fundamentalmente, en una accin defensiva. As lo hicimos esa vez. Sin embargo, despus que ellos se fueron pas el helicptero de reconocimiento alumbrando la zona con un potente foco y estuvimos a punto de ser detectados. Son instantes esos en que hasta la respiracin a uno le parece que hace ruido. Nos quedamos muy inmviles, bajo los arbustos. En muchos momentos pensamos que nos iban a ametrallar. Pero el aparato luego de dar varias vueltas encima de nuestras cabezas se alej como si nada anormal hubiera descubierto338.

Otros combatientes no correran la misma suerte, Manuel Genaro Oyarzn y Eduardo Guido Brignardello Lara cayeron abatidos el jueves 12 de junio de 1986, cuando fueron sorprendidos por una patrulla de la Armada colocando cargas explosivas en una torre de alta tensin ubicada en el sector de Miraflores Alto en Via del Mar. La prensa de la poca detall de la siguiente manera este hecho: La accin tuvo lugar en los pies de la torre de alta tensin 118, del tendido elctrico Ventana-Miraflores, a la hora indicada (22.05) cuando una patrulla de efectivos navales sorprendi a tres individuos que, amparados por la oscuridad de la noche y la baja neblina, colocaban artefactos explosivos. Al verse sorprendido el tro enfrent a la patrulla naval, pereciendo en el mismo lugar dos de los delincuentes subversivos, logrando huir un tercero, quin lanz una granada contra los uniformados, alcanzando las esquirlas de sta al efectivo naval, cuyos compaeros de

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Ibid., p.55

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accin solicitaron la llegada de una ambulancia, la que en pocos minutos se hizo presente en el sector, trasladando al herido hasta un centro asistencial prximo339.

En el Informe Retting, por lo menos se consigna dos enfrentamientos del mismo tipo que el anteriormente descrito y en los que es muy probable (por el objetivo y la forma de actuar) la participacin de combatientes del FPMR. El primero de ellos ocurri el 16 de abril de 1984 en las torres de alta tensin de la subestacin ENDESA de la comuna de Cerro Navia, en este enfrentamiento falleci el Sargento 1 del Ejrcito Carlos Enrique Meza Torres, quin cumpla labores de patrullaje en dichas torres: Al ver individuos en actitudes sospechosas se acerc a ellos, conminndolos a detenerse. Estos, huyeron efectuando disparos, uno de los cuales impact al Sargento MEZA, quien falleci posteriormente cuando era atendido en la Posta Central de Santiago340.

El otro enfrentamiento ocurri en Talcahuano el 22 de noviembre del mismo ao, en el cual, muri el cabo 1 de la Armada Hugo Alberto Faundez Hulin y habra resultado herido un miembro del FPMR: Ese da, cerca de la medianoche, en circunstancias que cumpla funciones de vigilancia en unas torres de alta tensin en el sector de Puente Perales de la ciudad de Talcahuano, fue objeto de disparos efectuados por desconocidos, los que le causaron la muerte momentos despus, cuando era atendido en el Hospital Naval.

En el sitio del suceso fue encontrado un fusil FAL, automtico, presuntamente utilizado por el agresor que lo habra dejado abandonado luego de caer herido tras la respuesta al ataque por parte de otros uniformados que vigilaban el lugar341.

Para finalizar el tema de los apagones, se retomar el testimonio de Julio donde describe los principales temores, dificultades y motivaciones que inclua el rol de zapador en su accionar: Uno se imagina muchas cosas, ms de las que efectivamente existen en contra de uno. Por ejemplo, uno de los momentos ms difciles es cuando se sube las primeras veces por la torre a poner las cargas. Entonces se siente que de pronto, por la espalda, le va a llegar un tiro. Uno no ve nada, pero le parece que de todas partes lo estn vigilando, y lo cierto es que as suele suceder. Te puedo contar que un hermano nuestro muri en la Quinta Regin, justamente en el momento que iba subiendo por la torre. En se momento le lleg por la espalda un balazo.

La Tercera, 14 de junio de 1986. Secretaria de Comunicacin y Cultura-Ministerio Secretara General de Gobierno: Informe a la Comisin Verdad y Reconciliacin, Stgo. 1991, p.687. 341 Ibid., p.690
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() Piensa que muchas veces tenemos que determinar nuestra operacin para un da especfico, e incluso precisamente hasta el segundo en que tiene que explotar la carga. Entenders que Chile es muy largo y con microclimas. En el norte un combatiente est colocando un explosivo con un clima clido, y otros en el sur estn hacindolo bajo la lluvia. Y tanto all como ac la explosin tiene que producirse en el mismo minuto. Y supieras cmo es de difcil escalar una torre cuando est lloviendo, cuando el agua se te mete por los brazos y te recorre todo el cuerpo. Adems, piensa que uno est subiendo a una torre cargada de electricidad. En esos momentos a uno se le paran los pelos.

()Es muy complicado actuar en la noche, ofreciendo la espalda al enemigo, con el agua que te corre por todos lados, y sintiendo la inmensa responsabilidad de lo que podra significar s uno se demora ms de la cuenta. Cuando estamos en medio del campo, sentimos que todo Chile est combatiendo. Nosotros cumplimos nuestro deber y debemos hacerlo lo mejor posible. Uno siente ese peso y lo cierto es que se complica. Sabemos que somos una prolongacin de los destacamentos que a esa misma hora estn luchando en las calles de Valparaso, Santiago o Concepcin, y ellos, ms todos los chilenos, esperan que el apagn nacional se produzca a la hora esperada342.

Una radio y un secuestro por propaganda. Cmo se ha planteado en pginas anteriores, el FPMR hizo propaganda o daba a conocer sus postulados a travs de su accionar. Una de las formas en que lograba sus objetivos propagandsticos, era a travs de la toma de radioemisoras para la transmisin de sus proclamas. Durante el perodo abarcado por esta investigacin, el FPMR realiz por lo menos cinco acciones de este tipo. Una de ellas se llev a cabo en la noche del jueves 7 de junio de 1984, cuando dos grupos operativos del FPMR tomaron los estudios y la planta retransmisora de Radio Minera. La accin se llev a cabo cerca de las 22 horas, cuando la radio transmita en directo un partido de ftbol desde el Estadio Nacional.

Al igual que en otras operaciones del FPMR, la accin fue rpida y coordinada, mientras un grupo operativo de seis combatientes tomaba los estudios de la emisora ubicados en Providencia con Tobalaba, otro grupo, tambin compuesto por seis personas, se apoderaba de la planta retransmisora ubicada en la comuna de La Florida con el objetivo de que no se interrumpiera la emisin de la proclama. El diario La Tercera en su crnica detall de la

342

Torchio B. Leandro: Manuel Cabalga de Nuevo, op cit, pp. 56-57.

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siguiente manera este hecho: () el comando fue apoderndose gradualmente de las oficinas de la radioemisora, siendo el departamento de prensa el ltimo lugar en copar.

Mientras los ocho funcionarios de la emisora, periodistas, radiocontroladores y porteros eran recluidos en el casino del inmueble, un operativo similar se llevaba a efecto en ese instante en el recinto de la planta transmisora, situado en la comuna de La Florida.

En este ltimo lugar, un comando conformado tambin por cinco a seis personas, se apoder de la planta y recluy a dos de las tres familias de funcionarios que viven all en la vivienda de Luis Flores, jefe tcnico de las instalaciones. El encierro del jefe de la planta y de los otros funcionarios se hizo con el expreso propsito de que no pudieran interrumpir la proclama que ya en esos momentos comenzaba a fluir por la emisora

Mientras tanto en los estudios centrales ubicados en Providencia ocurra lo siguiente: Una vez tendidos en el suelo los ocho funcionarios de la emisora, uno de los integrantes del comando habl con el periodista Guillermo Retamal, a quin le pidi el nombre del operador-master, a cargo de los controles de la emisora en esos momentos.

Edwing Konig, quin cumpla esa labor, debi acompaar a dos de los extremistas hasta la sala de controles, mientras el resto del comando aguardaba en cuclillas, algunos a rostro descubierto y otros protegidos con pauelos y bufandas- la salida al aire de la proclama.

Traan consigo un casette y una pequea radio porttil para cerciorarse que la proclama saldra al aire. Me forzaron bajo amenaza de sus armas- a poner la grabacin en los controles, y luego me hicieron regresar de inmediato al casino, relat el radiocontrolador Konig.

()El grupo, en el que aparentemente participaba al menos una mujer, permaneci alrededor de cinco minutos en las oficinas de Radio Minera. Una vez que la proclama comenz a ser difundida, los desconocidos se retiraron343.

Otra forma en que el FPMR logr romper la censura oficial fue a travs del secuestro selectivo de personas que de una u otra forma representaban a la dictadura. Fueron tres los secuestros: el del subdirector del diario La Nacin, Sebastiano Bertolone el 18 de diciembre de 1984, el del cabo de Carabineros Germn Obando el 8 de abril de 1986 y el del coronel

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La Tercera, 8 de junio de 1984

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de Ejrcito Mario Haberle, jefe de protocolo de la Guarnicin de Santiago, ocurrido el 17 de septiembre de 1986.

En el caso del cabo de Carabineros, el objetivo del secuestro era la difusin de una carta del FPMR a los miembros de dicha institucin, instndolos a abandonar su papel represivo y su lealtad al gobierno de Pinochet y a unirse a la lucha libertaria del pueblo. El cabo Obando fue liberado tres das despus de su secuestro. El secuestro de Mario Haberle tuvo el mismo carcter persuasivo hacia las FFAA, el coronel tambin fue liberado tres das despus de su captura.

La Nacin, cmo empresa periodstica del Estado y por ende en esa poca, rgano de propaganda de la dictadura incluso public los escritos autorreferentes de Augusto Pinochet, cmo por ejemplo El Da Decisivo- fue considerada un objetivo con fines propagandsticos por parte del FPMR, por eso se decidi el secuestro de Sebastiano Bertolone, en ese entonces subdirector de aqul diario. La revista Qu Pasa en un reportaje del ao 2002 relata en parte el secuestro de Bertolone:

() el FPMR decidi secuestrar la noche del 18 de diciembre de 1986 (SIC, debe decir 1984) al entonces subdirector del diario La Nacin, Sebastiano Bertolone

() En su prisa por escapar, los secuestradores dejaron en el lugar un bolso que contena una ametralladora de origen checoslovaco con 155 tiros, un libro con el registro de las actividades diarias de sus rehenes, as como dibujos de su casa y las de sus vecinos. Tambin se encontr un mapa de toda la zona incluyendo los semforos y su duracin. Por lo mismo, no pocos pensaron en un montaje. Al da siguiente, la esposa de Bertolone recibi un llamado del Frente para decirle que le haran llegar un comunicado con sus demandas.

El periodista permaneci la mayor parte del tiempo con los ojos vendados y nunca supo en qu lugar se encontraba. En un principio temi por su vida, pero se tranquiliz por el trato deferente y cordial que le dieron los secuestradores. El objetivo de su captura, una vez ms, era que distintos medios escritos de la capital difundieran sus proclamas. Liberado en la noche del 25 de diciembre en el barrio matadero, Bertolone rpidamente se dirigi a una parroquia cercana y les pidi a dos sacerdotes que lo condujeran al domicilio del entonces Arzobispo de Santiago, monseor Juan Francisco Fresno, quien haba abogado

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pblicamente por el fin de su cautiverio. Recin en la residencia del prelado, llam a su familia para informarle de su liberacin344.

A travs de esta accin se dio a conocer el Primer Manifiesto Rodriguista al Pueblo de Chile, documento donde el FPMR analiza la realidad del pas, explica el origen de la violencia, propone una serie de medidas para poner fin a la dictadura y recuperar la democracia, tambin hace un llamado a las FFAA a deponer su actitud represiva y define cuales son sus objetivos y motivaciones cmo organizacin.

Al igual que en otras operaciones, en los secuestros actuaban distintos grupos de combatientes en perfecta coordinacin: un grupo llevaba a cabo el secuestro propiamente tal, otro grupo se encargaba de la custodia del rehn y del resguardo de la casa de seguridad que serva cmo lugar de detencin y otro grupo actuaba como equipo negociador quienes se comunicaban con la familia o las autoridades para plantear las exigencias de la liberacin. Tanto la toma de Radio Minera cmo el secuestro de Sebastiano Bertolone se llevaron a cabo bajo la campaa denominada Por la patria, basta de Pinochet desarrollada durante los aos 1984 y 1985.

El rescate. Una de las acciones audaces que llev cabo el FPMR en aquella poca, fue el rescate del combatiente Fernando Larenas Seguel, hecho ocurrido el 1 de junio de 1985. Fernando Larenas estaba involucrado en el secuestro del menor Gonzalo Cruzat y en el marco de la investigacin de ese caso haba sido identificado por la CNI, quines se abocaron en su bsqueda, siendo interceptado en la va pblica por funcionarios de este organismo de seguridad el 20 de octubre de 1984. Larenas intent oponerse a su captura, por lo que fue baleado recibiendo un impacto de bala en su cabeza que lo dej de por vida en estado semivegetal, incluso, el magistrado al someterlo a interrogatorio comprob que era intil intentar algo coordinado o cuerdo con l345. Debido a su delicado estado de salud y a que en lo inmediato no podra aportar mucho a la investigacin, los tribunales la Tercera Fiscala Militar y el 12 juzgado del crimen- haban autorizado su internacin en la casa de reposo particular Nuestra Seora de las Nieves ubicada en el paradero 10 de Gran Avenida.

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Ver Cuadrado Carlos, Gonzlez Paulo: Los otros rehenes del Frente., op. cit. La Tercera, 4 de junio de 1985.

345

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El prisionero diariamente era custodiado por dos gendarmes y la nica persona que poda permanecer con l era su esposa Mnica Alvarez. Al parecer, la mujer sirvi de importante nexo para planificar la operacin, ya que habra entregado vital informacin sobre el movimiento interno de la clnica al encargado de exploracin del Frente, tambin colabor con la treta que ocup el grupo operativo para ingresar al centro asistencial sin ser identificados cmo extremistas. Precisamente Mnica Alvarez y Alberto, encargado del rescate relataron tiempo despus en una publicacin rodriguista cmo se desarroll esta accin:

Evidentemente, su vida estaba en serio riesgo. Luego de estudiar la situacin, una idea surgi en la Direccin Nacional del FPMR. Para ello se encomend a un combatiente que mantuviera peridicamente un control de las condiciones en que se encontraba Fernando, recogiendo toda la informacin que fuera posible.

Mnica contara despus, que hasta las manos de dicho combatiente llegaron los planos de la clnica, el movimiento del personal, la cantidad de pacientes que haba y dnde se ubicaban, y junto con ello la actividad diaria que realizaban los gendarmes.

()Mnica, la compaera de Fernando relata: Yo me qued como todos los das, ya que estaba autorizada por los directivos de la clnica y por la custodia de los gendarmes, hasta pasadas las 9 y media de la noche, hora en que me retir y di la seal de normalidad convenida. Me qued conversando con una enfermera en la misma puerta. Fue el momento en que llegaron los combatientes del Frente.

Nosotros nos presentamos como detectives, nos dice Alberto. Explicamos que bamos a interrogar al detenido. Mnica colabor diciendo que nos conoca. Subimos tres combatientes, junto con la enfermera.

En el segundo piso la situacin no era la prevista. En la sala de custodia encontramos a un solo gendarme. Este estaba algo borracho, y seguramente envalentonado por el alcohol, trat inmediatamente de disparar, pero el combatiente Roberto fue ms rpido y lo redujo. No era nuestra intencin es ms, pensbamos que no iba a existir ningn problema- sin embargo, lo imprevisto nos oblig a hacer uso de nuestras armas.

Mientras tanto yo pas a la habitacin de Fernando. All estaba mi gran amigo, y estuve a punto de ir abrazarlo, pero me contuve. Haba que preocuparse de otras cosas y le dije a

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Mnica que lo vistiera rpidamente. Fernando se mova con mucha lentitud, pareca tortuga. Estaba asombrado.

Yo pregunt dnde estaba el armamento y comenc a registrar el closet. Entonces Fernando, enfermo y todo, me dijo que l saba y trat de ir a buscarlo. Mira le contestpreprate pronto que yo me encargo de eso.

Alberto sigue relatando. Nos cuenta cmo la situacin qued inmediatamente bajo el control de los combatientes. En el primer piso, incluso hubo que ordenar al personal de la clnica que se lanzara al suelo.

() no deja de ser divertido y casi extrao, que cuando salimos de la clnica, haba otro automvil similar al nuestro, y del mismo color. Fernando, en el estado que se encontraba, no distingua claramente las cosas y menos en esa situacin. De pronto lo vemos abriendo la puerta del vehculo que estaba estacionado cerca del nuestro y tratando de entrar en l. Finalmente logramos salir del lugar, atrs quedaban los guardias, y la detencin de Fernando346.

Efectivamente en esta accin result herido (posteriormente fallecera) el gendarme Hctor Valenzuela Cea, el otro gendarme fue reducido por los combatientes, resultando ileso. Fernando Larenas y Mnica Alvarez posteriormente fueron sacados hacia el extranjero, donde Larenas complet su recuperacin, se seala a la ciudad alemana de Frankfurt cmo uno de los lugares donde se hosped. En esa ciudad, as como en Buenos Aires y Praga, el FPMR dispona de una casa de seguridad y de militantes encargados de mantenerla.347

Fernando Larenas en cierto modo fue afortunado, ya que las expectativas para los combatientes del FPMR que caan detenidos si sobrevivan a la captura-, eran malas, las largas sesiones de tortura y duros interrogatorios eran una constante para ellos, antes de que fueran trasladados a sus lugares de reclusin definitiva.

Con el trabajo militar de masas. SANTIAGO, Chile,5 (AFP, EFE, UPI, ANSA y Reuter).- Pobladores de los barrios populares de Santiago volvieron armar barricadas esta maana, tratando de impedir el paso de las patrullas policiales y militares que anoche efectuaron batidas en distritos obreros, en
346 347

Torchio B. Leandro: Manuel Cabalga de Nuevo, op cit, pp. 60-62 Ver Ortega Javier: La Historia Indita op cit.,Cap. VII

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tanto se inform que fueron tres los muertos durante la jornada de protesta cumplida por la oposicin chilena. Tras la muerte de un joven en Via del Mar, otras dos vctimas fatales fue el saldo, precisamente, de una de las incursiones nocturnas de la polica, segn datos ofrecidas por testigos a la Vicara de la Solidaridad.

()Alrededor de 30 heridos y ms de 350 detenidos muchos de ellos acusados en el marco de una ley antiterrorista- se registraron en las dos jornadas de protesta, en tanto se elev a tres el nmero de muertos, con la confirmacin del deceso del obrero desempleado Eduardo Germn Vielma Luengo, de 24 aos, quin cay alcanzado por las balas de una patrulla policial en el barrio de La Cisterna, al sur de santiago, en la noche del jueves. En la tarde de ese da Alberto vega Lpez, de 21 aos, muri en el enfrentamiento de un comando armado con una patrulla naval. La tercera de las vctimas fatales fue identificada como Angel Hernndez Albornoz, quin falleci en el Hospital Barros Luco, luego de recibir varios proyectiles en la cabeza y en el trax.

La polica reprimi con chorros de agua a un grupo de jvenes y mujeres que al medioda intentaron protestar contra la Justicia frente al palacio presidencial de La Moneda, mientras un helicptero sobrevolaba el lugar. Se registraron tambin concentraciones estudiantiles que gritaron consignas contra el presidente Augusto Pinochet y por la cada de su rgimen, y levantaron barricadas en sedes universitarias.

() Anoche, dos tanques ingresaron al suburbio obrero de La Hermida alumbrando con potentes focos el sector mientras los soldados disparaban al aire rfagas de metralleta. En Valdivia, a 800 kilmetros de la capital, desconocidos dispararon contra el obispo Alejandro Jimnez, cuando viajaba en un automvil.

En la zona de Pudahuel, Santiago, los militares ingresaron a una parroquia y destrozaron un cartel que peda el cese de la represin al pueblo348.

Esta crnica de la prensa internacional describe el desolador panorama de violencia y represin que se desataba en las Jornadas de Protesta Nacionales y en los Paros Nacionales, ciclo de movilizaciones que se inici con la protesta reseada al comenzar este captulo. Hubo catorce jornadas de protesta entre los aos 1983-1985, a esto se sumaron los Paros Nacionales cmo los desarrollados los das 30 de octubre de 1984, 2 y 3 de julio de 1986, y el de los das 4 y 5 de septiembre del mismo ao, al cul pertenece la

348

El Clarn, 5 de septiembre de 1986. Negrita en el original

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descripcin de la crnica periodstica citada. Y precisamente en el contexto de esta ltima movilizacin, se desarrolla la accin del FPMR que ser descrita a continuacin.

Como ya se ha mencionado en pginas anteriores, el PCCH desarroll una poltica militar que inclua un trabajo paramilitar en las poblaciones populares de los principales centros urbanos de Chile, bsicamente era desarrollar una autodefensa de masas para impedir la accin de las fuerzas represivas y as amplificar el efecto desestabilizador de la movilizacin social. La cara ms visible de los comunistas en este terreno eran las Milicias Rodriguistas, pero estas en su accionar, actuaban en conjunto con las unidades territoriales del FPMR, grupos operativos que dicha estructura tena destacados en los barrios populares para apoyar la protesta de los pobladores y cumplir con la premisa partidaria de combinar la movilizacin de masas con un componente armado.

Pedro, jefe de una de estas unidades territoriales asignada a la poblacin La Victoria, relata el modo de operar del FPMR en las poblaciones: Antes cuando llegaba el enemigo dice Pedro- la gente se replegaba. Ahora en cambio es muy distinto. En los das previos a una protesta, cuando los pobladores estn cavando zanjas y fabricando barricadas all estn nuestros combatientes protegindolos. Ahora la cosa cambia, porque cuando llega el enemigo los Rodriguistas pasan bala y atacan directamente

() El 4 y 5 de septiembre, cada uno de nuestros combatientes actu con 15 personas, incluidos hombres, mujeres y jvenes. As se enfrentaba al enemigo. Primero un combatiente lanzaba una rfaga y luego vena una inmensa lluvia de piedras. Y eso en muchas ocasiones desconcert completamente a las fuerzas represivas. Toda la poblacin estaba a oscuras, no conocan el terreno y no vean a quin dispararle.

()Te voy a resear el teatro de operaciones de una poblacin () la zona est enmarcada por tres arterias principales: Departamental, Avenida La Feria y San Joaqun; y por otro lado, la lnea frrea. Este era el cuadrado que haba que defender.

Sabamos que el enemigo estaba en cada una de estas avenidas. En los dos retenes que existen en la zona haba dos columnas de fuerzas especiales que contaban en cada lugar con dos tanquetas, tres micros y cuatro furgones. Nosotros contemplamos que el enemigo tena unos 800 hombres parados all. Adems tena efectivos en otros lugares claves. En el Estadio La Marina haban 400 hombres, y en el pozo de Avenida La Feria, 600. Aqu se agregaban seis tanquetas y ocho camiones.

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Nosotros sabamos que el enemigo tena ms recursos que nosotros; pero tambin sabamos que la gente y nuestros combatientes luchan por convencimiento. En cambio los pelados de all en frente lo hacen porque los mandaron. Ellos tienen ms recursos, pero no el corazn dispuesto a la batalla cmo suceda con nosotros.

() As sucedi que en esos das, el Frente, junto a los habitantes, tena la poblacin completamente tomada, y nadie accionaba si el FPMR no est presente y diriga cada paso () Todo esto se facilit previamente a septiembre. Nosotros slo trabajamos en instruccin, logrando un buen nivel de preparacin. Cuando lleg el 4 resolvimos correr al enemigo, y para ello tenamos contemplados siete planes.

Ese da a las 22:00 horas resolvimos la ofensiva, empezando con emboscadas al enemigo en los lugares donde se encontraba. Nuestras fuerzas avanzaron por todas las calles principales de La Victoria: calle 30 de Octubre hacia Avenida La Feria, Baldomero Lillo hacia Departamental, y por Ramona Parra hacia el Pozo de La Feria.

Una vez que todos estaban en sus lugares, y a travs de una sincronizacin de relojes, a pesar que tenamos unos walkietalkie que no fue necesario utilizar, se dio inicio a las acciones.

Ah se arm lo que la poblacin despus bautiz como La Guerrilla, porque nuestros combatientes avanzaron a vista de toda la gente con las armas en la mano, disparando y tomando las posiciones que corresponden a un avance.

Nosotros sabamos que el enemigo quera meterse y separarnos, cuando en ese momento aparece un hombre corriendo en medio de la oscuridad con las manos arriba. Aparece en el espacio de unos 25 metros que nos separaba del enemigo. Este estaba parapetado detrs de un muro y nosotros tendidos en las calles disparando.

El hombre que vena corriendo era el Padre Dubois. Podra haber muerto. Afortunadamente sali corriendo desde donde estaban las Milicias, y nosotros alcanzamos a reconocerlo.

All se hizo un alto al fuego. Ahora ya nuestras fuerzas haban avanzado hasta unos dos metros del enemigo y prcticamente nos estbamos dando fusil con fusil. El Padre Dubois nos dice que la accin no debe continuar, que esto no puede ser. Entonces, aparecen las tanquetas que haban estado en el enfrentamiento, y los milicos lo nico que nos pedan era que parlamentramos con sus superiores porque ellos no queran tener esa muerte. All

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aparece un oficial y trata de amenazar a nuestro Jefe, diciendo que si muere uno de ellos, l nos va a moler a todos adentro. La respuesta nuestra fue de que ah, a la poblacin, no iban a entrar.

Ante la insistencia del padre Dubois, tanto el enemigo como nosotros resolvimos una tregua. Ellos optaron por retirarse y nosotros volvimos a nuestras posiciones de resguardo. As cumplimos nuestra meta de defender la poblacin a continuacin Pedro describe el segundo da del Paro () Cuando llegaban las tanquetas disparando y las micros blindadas, nosotros las recibamos a balazos y con granadas. Realmente, el da 5 fue de verdad nuestro. Ese da el enemigo estuvo ms lejos que el anterior y nosotros aprovechamos el territorio liberado para hacer un desfile armado. Adems se hicieron varias marchas y actos en el interior de la poblacin 349.

Despus, Pedro explica de qu manera los combatientes del Frente lograban burlar los allanamientos que fueron frecuentes en los barrios populares, ya que estos se haban convertido en un importante foco de resistencia en cada jornada de protesta. El frente nos explica- toma una serie de medidas que nos permiten seguir trabajando. Por ejemplo, se prctica constantemente el autoallanamiento y el autochequeo. As se ha creado la conciencia de que nuestras casas deben estar siempre limpias y esa es una orden que se debe cumplir estrictamente.

Despus de las jornadas de lucha del 4 y 5 de septiembre, despus de todos los allanamientos no tenemos ni muertos, ni heridos, ni detenidos en nuestras filas.

En las poblaciones existe una orientacin que a veces se ha practicado cuando viene un allanamiento sorpresivo y la gente no alcanz a prepararse. En esas ocasiones se toma todo lo que an queda en las casas, papeles, revistas, lo que sea, y se tira a la calle. Cuando llegan las fuerzas represivas se encuentran con todo botado afuera, y no hallan a quin culpar porque no tienen idea en qu casas estaban350. 1986 el ao decisivo para el PCCH, fue el ao de la campaa Frentista denominada Con Todo Fuera Pinochet.

Los daos colaterales. Cmo se comentaba en la introduccin de este trabajo, la violencia y sobretodo la violencia armada cuando es aplicada, no es una prctica que en sus consecuencias ms dramticas haga distinciones entre la justeza o no de la causa que la convoca. No es una prctica que
349 350

Torchio B. Leandro: Manuel Cabalga de Nuevo, op cit, pp. 32-35. Ibid., p.36

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pueda estar sometida a leyes de racionalidad asptica, a pesar que su uso puede ser regulado en cuanto al cmo, cuando y en que intensidad, jams la violencia armada ser algo quirrgico, cmo quieren hacer creer lo tericos de la guerra moderna. El actual conflicto iraqu y su ralea de bajas civiles, a pesar del uso de las llamadas armas inteligentes parecen confirmar lo que hemos planteado. Esta digresin sirve para introducir al lector, al tema que se comentar a continuacin, la lamentable realidad de las vctimas casuales provocadas por el accionar del FPMR.

Ese fue el caso de Juan Avila Garay, funcionario de ferrocarriles del Estado quin falleci el 21 de junio de 1984, a raz de un disparo efectuado por un miembro del FPMR. El hecho se produjo cuando un grupo de rodriguistas compuesto por unos 20 combatientes se tomaron el tren Expreso a Linares con el objetivo de desplegar lienzos, distribuir panfletos y leer una proclama. Claramente la accin tena un carcter propagandstico, pero se complic cuando Juan Avila en un temerario acto quiso arrebatarle la pistola a una de las mujeres que integraba el grupo operativo, esta solicit ayuda a sus compaeros y uno de ellos le dispar a Avila hirindolo en la clavcula derecha, a raz de esta herida Juan Avila morira ms tarde a causa de una anemia aguda.

Otro caso es el de Mario Sergio Prez Correa, de 48 aos de edad, kinesilogo, quin muri a raz de un atentado explosivo ocurrido 19 de julio de l985. Esta accin del FPMR, consisti en la colocacin de un autobomba al frente del Consulado estadounidense cmo un homenaje a Nicaragua.

PEREZ CORREA, quien trabajaba en el Hospital del Trax, se diriga a su domicilio en su automvil por la calle Merced. Encontrndose a escasos metros del Consulado de los Estados Unidos de Norteamrica, se produjo un atentado contra dichas dependencias, mediante la explosin de una bomba colocada al interior de un automvil marca Volkswagwen estacionado al frente de la sede Consular.

El profesional muri instantneamente, a causa de traumatismos crneo enceflico y torcico por accin de elementos explosivos y carbonizacin parcial de partes blandas segn indica el certificado de defuncin351.

III.III Contenidos fundamentales del discurso poltico del FPMR.


351

Secretaria de Comunicacin y Cultura-Ministerio Secretara General de Gobierno: Informe a la Comisin Verdad y Reconciliacin, op cit, p.692.

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Uno de los elementos fundamentales de la discursiva del FPMR es su apelacin al carcter nacionalista de su lucha, al igual que el nombre de esta estructura militar, este discurso nacionalista es la manifestacin de la idea comunista de un frente amplio de lucha, no excluyente, que pueda atraer a los ms variados sectores a la lucha contra la dictadura. En el marco de este discurso nacionalista no son pocas las referencias a la historia de Chile, especficamente al perodo de la Independencia nacional; se comparaba as la lucha emancipadora de la dcada de 1810 con la lucha del pueblo chileno por recobrar la democracia, los ejemplos abundan, en su Primer Manifiesto Rodriguista al Pueblo de Chile afirmaban:

El Frente patritico Manuel Rodrguez naci para entregar una respuesta al pueblo que reclama una conduccin en el terreno militar, y para ser el brazo armado de todo el pueblo en su lucha contra la tirana. Nos inspiramos en el ejemplo heroico del guerrillero del pueblo, de Manuel Rodrguez, el que no conoci el miedo, y con coraje y valenta supo organizar y encabezar la lucha del pueblo en la gesta emancipadora de la Independencia. Manuel Rodrguez jams permiti en l la vacilacin y el desnimo, y cuando despus de una derrota cunda en el pueblo la desesperanza y la cobarda se haca presa de algunos lderes que se preparaban para huir a Mendoza, supo revertir la situacin y al grito de An tenemos Patria, ciudadanos reorganiz las fuerzas patriticas para enfrentar al enemigo, jugando un papel clave en la derrota de los enemigos de la Patria y la obtencin de la Independencia352.

En una proclama de 1985 los Frentistas planteaban que: Hoy, cuando la Patria se encuentra prcticamente destrozada por el manejo brutal, ineficiente, irresponsable y antipatritico de Pinochet y su comparsa, los chilenos de corazn no podemos dejar de sentirnos interpretados y comprometidos a entregar lo mejor de nuestro esfuerzo, sin sectarismos ni vacilaciones hacia el ms pronto fin de la dictadura y abrir paso a un nuevo tiempo que tenga cmo objetivo fundamental la felicidad del pueblo y el progreso de Chile353.

Meses despus en el mismo ao proclamara que: Nuestra lucha es libertaria y patritica buscamos liberar a nuestro pueblo de la tirana y recuperar la democracia y la libertad

FPMR: Primer Manifiesto Rodriguista al Pueblo de Chile. Documento, noviembre de 1984, en Torchio B. Leandro: Manuel Cabalga de Nuevo, op cit, p. 111. Negrita en el original. 353 FPMR: Direccin Nacional del FPMR. Documento, 30 de septiembre de 1985, en Fondo Documental Eugenio Ruiz Tagle, FLACSO-CHILE. El ttulo es nuestro por faltar en el original.

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anhelada pero tambin nuestra lucha es por liberar a nuestro pas del dominio del Imperialismo354.

Otro ejemplo de lo planteado anteriormente: Los Padres de la Patria, en los cuales nos inspiramos, puestos en un trance histrico similar, no dudaron en armarse contra el Ejrcito que los oprima. Los chilenos hoy entienden que nuestras armas son para acelerar la cada de la tirana y conquistar la libertad355.

En otra proclama se afirmaba que: El anti- patriotismo demostrado por Pinochet en su entrega a los intereses econmicos del Imperialismo ha abierto los ojos a muchos oficiales cuya conciencia se siente agraviada356. Esta apelacin al nacionalismo era adems, una forma de contrarrestar la propaganda dictatorial que presentaba a los comunistas y a la izquierda en general como agentes del extranjero al servicio del marxismo internacional, los cuales al atacar al gobierno estaban en contra de Chile. El FPMR y por ende el partido comunista a travs de este discurso nacionalista buscaba mostrar que los vende patria al servicio de potencias extranjeras eran otros: Vivimos una profunda crisis econmica producto de la poltica entreguista y pro-imperialista llevada a cabo por el rgimen, que destruy toda la estructura econmica del pas en beneficio de los consorcios y compaas internacionales, encalillando al pas en una deuda externa que compromete en forma dramtica nuestro futuro. Esta situacin ha significado para el pueblo el drama de la cesanta, el hambre y la miseria, lo cual lo ha llevado a la disyuntiva de morir de hambre o alzarse sin vacilaciones en contra de la causa de su drama, la dictadura357.

Otro tema que siempre est presente en el discurso rodriguista y que esta ligado a su antiimperialismo es su discurso internacionalista. Cmo se ha establecido en esta investigacin, la propia experiencia militar de los combatientes y comandantes del FPMR en otras naciones, principalmente en Centroamrica, fue una pgina de gran importancia en la historia de esta estructura militar, por lo tanto, las referencias a la hermandad y solidaridad entre los pueblos americanos no podan estar ausentes en las declaraciones Frentistas: () nuestra lucha es solidaria y coincidente con todos los que en nuestro continente y en el mundo hoy luchan por liberarse de las garras del imperialismo o construyen patrias liberadas, enfrentando la cruel agresin imperialista. Vaya pues nuestro afecto y solidaridad
FPMR: 14 de diciembre, 1983-1985: dos aos de combate junto al pueblo. Documento, diciembre 1985, en Fondo Documental Eugenio Ruiz Tagle, FLACSO-CHILE. 355 FPMR: Manifiesto: Tres Aos de Combate. Documento, diciembre de 1986, op cit, p. 120. 356 FPMR: Las vacilaciones y conciliaciones con Pinochet ya no tienen cabida. Documento, diciembre de 1984, en Fondo Documental Eugenio Ruiz Tagle, FLACSO-CHILE. El ttulo es nuestro por faltar uno en el original 357 FPMR: Primer Manifiesto Rodriguista al Pueblo de Chile, op cit. pp. 98-99.
354

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para la lucha de los pueblos de Guatemala y El salvador, para los pueblos y los gobiernos de Cuba y Nicaragua, para los pueblos de Uruguay, Paraguay y Brasil, para los procesos democratizadores de Bolivia y Argentina, en ellos queremos simbolizar la lucha de todos los pueblos del mundo por la libertad y la independencia nacional358.

Csar Quiroz confirma estas apreciaciones: () por la propia experiencia nuestra, la propia experiencia de la mayora de los cuadros militares, principalmente Centroamrica, Cuba, Nicaragua, El Salvador, nosotros tenemos una mirada ms latinoamericanista, porque en general los partidos comunistas se construyen mirando hacia Europa, mirando hacia la Unin Sovitica, hacia la experiencia de la Unin Sovitica y mirando mucho hacia Europa, con cierto eurocentrismo, en cambio nosotros surgimos con una mirada ms

latinoamericanista y tambin asumiendo mucho el tema de las races nuestras, de lo nacional359.

Respecto al resto de la oposicin a la dictadura, el FPMR realizaba un llamado a la unidad sin exclusiones y adhera a los planteamientos que la oposicin en su mayora levantaba en los primeros aos de la dcada de 1980, por ejemplo la centrista Alianza Democrtica en la noche de su fundacin en agosto de 1983 propona: Un acuerdo nacional para generar una Asamblea Constituyente y una nueva Constitucin; la renuncia del presidente Augusto Pinochet, y el establecimiento de un gobierno provisional para una breve transicin360. En su primer manifiesto el FPMR afirmaba que: Nos declaramos dispuestos a firmar un Pacto Constitucional que incluya como parte central el compromiso de los firmantes de luchar por: 1.- Poner fin al actual rgimen, terminando con el gobierno de Pinochet y su Junta. 2.-Derogacin inmediata de la constitucin de Pinochet. 3.-Constitucin de un Gobierno Patritico y de Unidad Nacional, con carcter provisional, que tenga como tarea solucionar los problemas ms graves de nuestro pueblo, desmontar todo el aparataje de la tirana y convocar por ltimo a una Asamblea Constituyente que nos provea de una nueva Constitucin361. Hacia 1986, el FPMR segua planteando argumentos similares: Hemos afirmado que a la cada del rgimen aspiramos a la generacin de un Gobierno Patritico de Unidad Nacional, de carcter provisional, que tenga como tareas principales, entre otras:

- Desmontar todo el aparataje constitucional a la dictadura, convocando para ello una Asamblea Constituyente.
358 359

Ibid., pp.112-113 Entrevista a Cesar Quiroz 2-5-02. 360 Cavallo Ascanio, et al: La Historia Oculta del Rgimen Militar , op cit, p. 315 361 FPMR: Primer Manifiesto Rodriguista al Pueblo de Chile, op cit. pp. 102-103.

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- Disolver los organismos represivos, capturar a los asesinos y torturadores y juzgarlos. - Crear unas Fuerzas Armadas depuradas y transparentes al pueblo, eliminando la Doctrina de Seguridad Nacional y dotando a los uniformados de derechos y deberes acordes a su condicin de garantes de la Soberana Nacional362.

Estos planteamientos referentes al nacionalismo y a un gobierno patritico de unidad nacional seran la manifestacin de dos concepciones que son permanentes segn Cesar Quiroz- del pensamiento rodriguista, estas son la soberana nacional y la soberana popular: ()dos elementos claves del ideario si t quieres o del planteamiento rodriguista son el tema de la soberana nacional, es decir la verdadera independencia, la segunda independencia de cualquier imperialismo no slo del yanqui, sino de todo tipo de dependencia y un segundo punto es el tema de la soberana popular, es decir la democracia real, la soberana popular, es decir, el sujeto de la democracia es el pueblo, ese es el soberano, y esas eran nuestras aspiraciones: soberana nacional y soberana popular, por eso nosotros plantebamos que a la cada de la dictadura no los amarrbamos nosotros a caminos posteriores, nosotros decamos: queremos que el pueblo es el que decida cul es el orden que quiera darse, por eso nuestra primera tarea era una asamblea constituyente y en la constituyente se expresara el soberano, el pueblo se expresara respecto de lo que quera para adelante363.

Otros mensajes de unidad y de conciliacin con el resto de la oposicin se pueden encontrar en los siguientes prrafos de su primer manifiesto: No somos un nuevo partido poltico y no pretendemos disputarle espacios a nadie. Agradecemos a los partidos que han manifestado su comprensin, simpata y solidaridad hacia nuestra lucha () No despreciamos ninguna alternativa de combate. Quisiramos tener la comprensin y coincidir con todos los partidos que hoy luchan contra la dictadura, y conformar con ellos el gran Frente Patritico que conduzca al Pueblo a la victoria364.

Siguiendo esta misma lnea de argumentacin, el FPMR en 1985 plante: Chilenos: () A quienes se nos unan, los recibiremos con alegra y fraternidad. A quienes combaten en otras trincheras, los saludamos y apoyamos su lucha. Dejemos de lado las diferencias y apreciaciones sectarias! Unmonos para terminar con este oprobioso rgimen!365.
362 363

FPMR: Manifiesto: Tres Aos de Combate, op cit. pp. 122-123. Negrita en el original. Entrevista a Cesar Quiroz, 2-5-02. 364 FPMR: Primer Manifiesto, op cit. p.112. 365 FPMR: Proclama emitida en la ocupacin de radio Santiago. Documento, 8 de octubre 1985, en www.mpmr.org/heroes/procla2, consultada el 6 de octubre de 2004.

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En un artculo de El Rodriguista de abril de 1986, el FPMR volva a valorar las instancias unitarias en la oposicin, pero a la vez, defenda su forma de luchar: Para el FPMR su posicin es seguir contribuyendo a agudizar la lucha y precipitar su cada. El FPMR est por la formacin de las instancias ms unitarias posibles, pero al mismo tiempo que ello no signifique ni renunciar a ningn modo de combatir ni transar los intereses del pueblo humilde366.

Acerca de estos planteamientos, es interesante citar la opinin de Leo sobre el sentido que tena este discurso unitario: ()el primer manifiesto dice: no somos un partido poltico aqu tienen cabida cristianos, marxistas, y eso era propaganda, porque estaba compuesto nicamente por militantes comunistas, pero eso reflejaba la poltica que se quera implementar, digamos, de unidad, de crear unidad dentro de los llamados patriotas en ese momento, de todos los que estuvieran en contra de la dictadura, as como a nivel ms macro el PC siempre busc la unidad con la Democracia Cristiana, y la oposicin ms de centro, o sea era una proyeccin de eso367.

Efectivamente, cmo se ha planteado anteriormente, el PCCH a pesar de anunciar su tesis de la rebelin popular no abandon totalmente su idea de constituir un frente antifascista, es decir una coalicin poltica amplia para enfrentar a la dictadura. De hecho en un principio el PCCH busc integrarse a la Alianza Democrtica, su presencia era bien recibida por los sectores socialistas presentes en dicha coalicin, pero el resto de los partidos integrantes rechaz la integracin de los comunistas, porqu la presencia de estos podra entorpecer la negociacin que en ese momento llevaban a cabo con la dictadura a travs del entonces ministro de Interior Sergio Onofre Jarpa, dilogo llevado a cabo en el segundo semestre de 1983. Este rechazo en parte impuls al PCCH junto a otras fuerzas de izquierda a la creacin del MDP en septiembre de aqul mismo ao368.

A pesar de esta separacin de aguas en la oposicin a la dictadura, el PCCH continu con sus tentativas de dilogo y de alcanzar un acuerdo con la oposicin de centro durante el resto de la dcada. Y en este sentido las declaraciones del FPMR, referentes a no caer en el sectarismo poltico, apuntaban por un lado a reforzar la idea de unidad opositora para enfrentar a la dictadura y en el establecimiento de un futuro gobierno post-dictadura, pero por otro lado, dejaban de manifiesto su rechazo a una poltica de aislamiento hacia los
366 367

El Rodriguista, abril de 1986, N14, ao II, p.10. Entrevista a Leo 15-5-02 368 Ver Cavallo Ascanio, et al: La Historia Oculta del Rgimen Militar , op cit, Cap. 39

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comunistas por parte de las otras fuerzas opositoras, en la bsqueda de los acuerdos para el restablecimiento de la democracia. Quizs por esto los llamados a la unidad iban acompaados de crticas a las tentativas de negociacin entre la dictadura y parte de la oposicin, ya en su primer manifiesto lo Frentistas advertan:

Nos parece una inconsecuencia que algunos sectores opositores llamen al pueblo a movilizarse y protestar, para luego salir repudiando la violencia de todo tipo, incluyendo en este repudio a la legtima violencia que ejerce el pueblo en su defensa. Algunos van ms all y utilizan la movilizacin del pueblo cmo un verdadero chantaje para conseguir una salida pactada con la dictadura a espaldas del pueblo mismo; esto es una inmoralidad, eso se llama manipular al pueblo.

()Son comunes a todo su accionar (de Pinochet) el objetivo de aniquilar al oponente, la guerra sicolgica como arma poltica, el engao, el factor sorpresa, el crimen, el soborno, la presin, etc. Esos han sido y seguirn siendo sus mtodos, quienes pretenden sacarlo de su lgica y llevarlo al terreno tradicional de la lucha poltica, nos parecen, por decir lo menos, ingenuos. El tirano no tiene otros recursos y por tanto no se le puede pedir lo que no posee369.

En otra proclama de 1984 afirmaron: Las vacilaciones y la conciliacin con la dictadura ya no tienen cabida. El pueblo debe hacer uno de todas las formas de lucha, recurriendo incluso a la legtima violencia en defensa de sus derechos. En la misma lnea de argumentacin y frente al fracaso del Plan Jarpa sentenciaron: () El nazi Jarpa ha sido desenmascarado, toda su mentira ha quedado al descubierto, no hay apertura, no hay gradualismo hacia la democracia, slo represin y ms represin370.

Los chilenos ven hoy con desconfianza los intentos de algunos sectores por conciliar con la dictadura, la misma desconfianza sienten ante las maniobras intervencionistas de los enviados de Reagan. Al igual que el pueblo estamos convencidos de que nada bueno saldr para nuestra patria de las concesiones a la tirana y de la intervencin imperialista371, proclamaron en noviembre de 1985. En 1986, el ao decisivo para el PCCH, cuando su poltica militar pareci alcanzar su mxima notoriedad con el descubrimiento de los arsenales en Carrizal Bajo y el atentado a Pinochet, por estos hechos, arreciaron las crticas
FPMR: Primer Manifiesto Rodriguista al Pueblo de Chile, op cit. pp.101 y 107. FPMR: Las vacilaciones y conciliaciones con Pinochet ya no tienen cabida. Documento, diciembre de 1984, op cit. 371 FPMR: Vspera de Aniversario. Documento, 7 de noviembre de 1985, en Fondo Documental Eugenio Ruiz Tagle, FLACSO-CHILE. El ttulo es nuestro por faltar uno en el original
370 369

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hacia la poltica militar del PCCH desde una parte de la oposicin, sobretodo de la Alianza Democrtica; y frente a las crticas el FPMR respondi: No han sido los dilogos, las propuestas de la centro-derecha y ni siquiera los recados, codazos y presiones del imperialismo lo que ha hecho tambalear al rgimen. Lo que ha profundizado la crisis de la tirana ha sido el accionar multifactico del conjunto de los chilenos y que va desde las manifestaciones ms pacficas y testimoniales, pasando por marchas, protestas y paros hasta las acciones autodefensivas y armadas de las organizaciones milicianas y de nuestro Frente372.

Si bien el FPMR deca apoyar y respetar todas las estrategias y formas para oponerse a la dictadura, los rodriguistas obviamente privilegiaban su estrategia que no era otra que la planteada por el PCCH, la Sublevacin Nacional: Las protestas y paros han demostrado que es posible pasar a la ofensiva, que es posible paralizar el pas, que es posible crear bastiones inexpugnables del pueblo; en definitiva, que el inmenso podero militar y represivo de la dictadura se hace ineficaz ante la decisin de un pueblo que combate a la ofensiva y empleando todas las posibilidades de lucha.

Lo anterior ha marcado claramente cual es el camino a seguir, la Sublevacin Nacional de Masas que paralice el pas en forma prolongada a travs de una movilizacin total y permanente de las masas, unido al levantamiento de todo el pueblo, tanto en la ciudad como en el campo, constituyendo centros en los cuales las fuerzas de la dictadura sean incapaces de penetrar y actuar.

A travs de esta forma de accin seremos capaces de dispersar la capacidad tcnica y militar del enemigo, logrando en definitiva el desmoronamiento del aparato militar de la dictadura.

Para lograr estos objetivos es necesario avanzar mucho ms en la organizacin paramilitar de las masas, para lo cual el FPMR ha constituido las Milicias Rodriguistas. Por nuestra parte seguiremos dando nuevos y ms contundentes golpes contra las fuerzas enemigas373.

Un par de aos despus, estos planteamiento se mantenan intactos: Proclamamos la Sublevacin Popular como la mejor salida para esta oprobiosa situacin, pues al combinar un estado de movilizacin permanente y ascendente de(l) pueblo, con el alzamiento en poblaciones y en todo el pas, que rebasen la capacidad represiva del rgimen, se crearn
372 373

FPMR: Manifiesto: Tres Aos de Combate, op cit, p.115. FPMR: Primer Manifiesto Rodriguista al Pueblo de Chile, op cit. pp.109-110.

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las condiciones para el desmoronamiento poltico moral de las fuerzas que sustentan este rgimen y el abandono por stas del dictador374.

Otro tema que permanentemente esta presente en el discurso del FPMR es su justificacin de la violencia, es decir, de su opcin por usar las armas contra la dictadura. Esta justificacin de la violencia armada tena principalmente dos orgenes, por una parte se buscaba legitimar ante el pueblo un forma de lucha que podra hacer aparecer en el mismo plano violentista que la dictadura a la izquierda y en especial a los comunistas, contradiciendo los valores humanistas y de entendimiento que decan defender. Adems, en cierto modo, esta legitimacin ante la sociedad de la violencia, buscaba ser una atenuante ante las posibles consecuencias negativas para la misma oposicin a la dictadura, de la aplicacin de una forma de lucha tan peligrosa y radical cmo la armada. El otro origen de esta justificacin de la violencia armada, es la necesidad de contrarrestar la propaganda de la dictadura, que mostraba las acciones del FPMR ante la opinin pblica cmo actos propios de extremistas movidos por el odio irracional. Para el FPMR el origen de la violencia en Chile era la dictadura:

El rgimen desarrolla una costosa y bien concertada campaa en contra del llamado violentismo o terrorismo, pretendiendo hacer aparecer el origen de la violencia en las acciones que el pueblo ha emprendido para zafarse de la dictadura. Aparecen denunciando la violencia precisamente aquellos que la iniciaron hace 11 aos a travs de un golpe sangriento que termin con la democracia y con la vida misma del presidente constitucional de Chile, imponindonos por la fuerza de las armas una dictadura brutal y sanguinaria que ya dura demasiado.

()La violencia del pueblo es legtima, y tiene su explicacin en la brutalidad salvaje que ha sufrido y sigue sufriendo bajo la dictadura. Lo ms civilizado hoy da es poner fin cuanto antes a la dictadura que es el origen de toda violencia; tras este objetivo hay que emplear todas las modalidades de combate, incluidas aquellas que transitan por el camino de la violencia, camino que los chilenos no hemos buscado, sino que se nos impuso375.

A raz de la acusacin de militarizar la poltica que parte de la oposicin le endilgaba a los rodriguistas, estos se defendieron exponiendo parte de las conclusiones que el PCCH haba elaborado en su Pleno del ao 1977: En las ltimas semanas se ha podido leer y escuchar
374 375

FPMR: Manifiesto: Tres Aos de Combate, op cit, p.119 FPMR: Primer Manifiesto Rodriguista al Pueblo de Chile, op cit. pp.101-102.

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un canto plaidero por la presunta decisin de los extremos de este pas (a los que se define explcitamente: la dictadura y el FPMR) de militarizar la poltica chilena con su actuacin. Esta argumentacin est dirigida fundamentalmente a descalificar al FPMR y a su poltica de oponer la fuerza a la fuerza y utilizar la violencia libertaria contra la violencia represiva del rgimen.

()Lo que realmente se pretenden decir al plantear el tema de la militarizacin de la poltica es que quienes pensamos que hay que responderle a la dictadura en todo terreno y con todos los mtodos y elementos que seamos capaces de utilizar estamos trasladando el enfrentamiento a la dictadura desde el terreno poltico al terreno militar. Esta es la afirmacin que hay detrs de todo este coro de declaraciones y planteamientos tericos.

()Lo que se ha planteado es la necesidad ineludible de complementar la lucha poltica de las masas contra la tirana. A Pinochet hay que contestarle en todas las direcciones, y eso obliga NECESARIAMENTE a plantearse repuestas en el campo paramilitar y militar, independiente de los buenos deseos, LO MILITAR es un elemento omnipresente en la poltica chilena. Es cierto que ese es el terreno en que Pinochet aparece cmo ms fuerte pero nadie ha planteado un enfrentamiento militar abierto (ejrcito contra ejrcito). Aqu se trata de golpear a la dictadura en su base de sustentacin fundamental, se trata de ablandar el pilar en que Pinochet basa su poder y todo esto como complemento al accionar poltico en la ms amplia y decidida lucha de los patriotas por terminar con la tirana.

ESTA ES Y SER UNA LUCHA POLTICA contra la dictadura pero lo poltico no es antagnico con lo militar sino por el contrario son elementos complementarios en la estrategia que desarrollan los chilenos para lograr su liberacin, entendiendo que es la derrota poltica de la dictadura el objetivo buscado, y que esa derrota poltica para que sea real- se lograr por un accionar que combine creadoramente las acciones de masas llamadas pacficas o no violentas con las acciones militares376.

Una interesante argumentacin sobre la legitimidad de la violencia, fueron las referencias al pensamiento cristiano hechas por los rodriguistas en una declaracin precisamente titulada El Frente Patritico Manuel Rodrguez una opcin cristiana, bajo este aparentemente contradictorio ttulo afirmaron que: ()Respecto a la utilizacin de la violencia cmo medio de lucha la voz de la Iglesia nos dice que hay una violencia justa, legtima, que es un imperativo moral en situaciones cmo las que vive nuestro pas.
FPMR: Militarizacin de la Poltica?. Documento, 23 de junio de 1986, en Fondo Documental Eugenio Ruiz Tagle, FLACSO-CHILE. Subrayado en el original.
376

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Santo Toms deca que por lo que respecta a aquellos que persisten en formular leyes injustas, se trata de Tiranos. Y los tiranos pueden ser legtimamente derrocados ya que son culpables de abuso de su posicin y de su poder a menos que haya razones para creer que la sublevacin dara cmo resultado un estado de cosas tan malo cmo el que se trataba de remediar.

En la encclica Populorium Progressio, Paulo VI estableca categricamente que la violencia revolucionaria se legitima en el caso de tirana evidente y prolongada que atentase gravemente a los derechos fundamentales de las personas y daase peligrosamente el bien comn del pas.

Hemos asumido pues este compromiso, incorporamos de lleno a las luchas de nuestro pueblo, ya que no tememos ser perseguidos por subversivos; tememos en cambio traicionar el evangelio y la esperanza de nuestro pueblo.

Convencidos de estar contribuyendo a anticipar el reino de Dios invitamos a nuestros hermanos en la f a incorporarse a la lucha por la liberacin. Cristianos del FPMR377.

Este llamado sigue la lgica de mostrar hacia la opinin pblica, la lucha desarrollada por el FPMR, cmo era una iniciativa amplia, unitaria, en definitiva patritica, el hecho que esta proclama fuera firmada por los cristianos del FPMR daba entender que el Frente no era una organizacin excluyente, en ella tenan cabida todos los patriotas, cristianos o marxistas que luchaban contra la dictadura.

Para finalizar esta parte, se har referencia al discurso que los Frentistas desarrollaron hacia las FFAA. Este discurso era parte integral del accionar de esta estructura con el fin de lograr el tan buscado desplome moral del principal pilar que sostena a la dictadura, las FFAA. Este mensaje hacia las fuerzas armadas se divida principalmente en dos tipos de declaraciones, las que llamaban al entendimiento, a la toma de conciencia de las FFAA sobre lo necesario que era para el pas terminar con la dictadura y otras declaraciones,

FPMR: El FPMR una Opcin Cristiana. Documento, 19 de marzo de 1987, en Fondo Documental Eugenio Ruiz Tagle, FLACSO-CHILE.

377

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donde se haca una advertencia a las fuerzas armadas sobre futuros castigos por participar en la represin del pueblo:

() Llamamos a los soldados a no disparar contra el pueblo, a no participar en la represin. Los llamamos a unirse al FPMR en donde encontrarn un lugar para realizar su vocacin de soldados, queridos y respetados por el pueblo.

A las fuerzas represivas les advertimos que el Pueblo no aceptar ms ser atropellado y masacrado, y se organiza y prepara para dar el justo castigo a los verdugos. Si no cambian de actitud, sabrn lo que es enfrentar los destacamentos del pueblo en armas, que no es lo mismo que enfrentar a un pueblo desarmado e indefenso. No pueden olvidar que hasta los ejrcitos ms poderosos han mordido el polvo de la derrota ante los pueblos decididos a conquistar su libertad378.

Para carabineros de Chile, cmo era la cara ms visible de la represin de la movilizacin social, el FPMR dedicaba declaraciones especiales, cmo las que daba a conocer en los aniversarios de dicha institucin: (...) El pueblo no saludar a los Carabineros porque los ve cmo sus criminales. El pueblo tiene una opinin de ellos muy distinta a la de Pinochet, Mendoza o los grandes magnates de este pas.

() Desde los fatdicos das de Lonqun hasta los asesinatos de los hermanos Vergara y del estudiante Oscar Fuentes, pasando por los asesinatos en las protestas (entre ellos el del sacerdote Jarlan) y tanto otros crmenes cometidos por carabineros, por encargo del tirano, el pueblo slo ve la brutalidad de la otrora respetada institucin policial.

Qu hacer?. La disyuntiva es muy clara. O carabineros deja de reprimir a la poblacin, se separa de la triste misin que la tirana le asign y se une a la lucha de todos los chilenos por recuperar la libertad, o sigue reprimiendo y cometiendo crmenes.

S optan por lo primero, se evitar mucho sufrimiento a nuestra Patria. De lo contrario, significar que en Chile no existe Estado de Derecho, y que el pueblo tendr que tomar la justicia en sus manos.

378

FPMR: Primer Manifiesto Rodriguista al Pueblo de Chile, op cit. p.106. Negrita en el original.

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Carabineros sabe que stas no son palabras sin sentido, ya han probado la eficacia del brazo justiciero del pueblo y saben que si el pueblo se decide a hacer justicia, no habr lugar donde ste no los alcance.

En el da del Carabinero, el Frente Patritico Manuel Rodrguez los llama a tomar el camino de la justicia. No quisiramos que la tragedia golpeara tambin los hogares de carabineros, igual como ha golpeado tantos hogares de chilenos.

Los llamamos a recapacitar antes que sea demasiado tarde. El lugar de ustedes est junto al pueblo, porque son en su mayora gente del pueblo379.

A travs del secuestro del cabo de Carabineros Germn Obando dieron a conocer la siguiente declaracin dedicada a la institucin policial: El 31 de marzo reciente, durante una jornada de protesta, fue herido el carabinero Hernn Martnez Agero de la 28 Comisara, mientras detena a una manifestante llevndola del pelo, cumpliendo as con el rol asignado por Pinochet. Este acto espontneo y demostrativo de la ira contenida en los chilenos, debe llamar a reflexionar a los carabineros de Chile.

()La Direccin Nacional del FPMR quiere dejar muy en claro este punto. Los llamamos a tomar conciencia de sus actos y a definirse antes de que sea tarde. Maana ya no ser vlido desconocer su responsabilidad y complicidad con el rgimen. En los momentos decisivos, cmo se demostr en Hait y Filipinas, los tiranos y sus secuaces huyen y los soldados y carabineros se quedan a enfrentar la justicia y la ira popular.

El pueblo chileno ha aprendido a defenderse y sabr hacer justicia. Si ustedes persisten, aceptando ser sus verdugos, debern atenerse a las consecuencias. Los llamamos a cesar las acciones represivas, a abandonar esta aventura de muerte en la que Pinochet los ha embarcado. El FPMR no tolerar ms muertes de patriotas y los verdugos sern castigados.

Es ya hora, en el 58 aniversario de Carabineros de Chile, de retomar la senda de hombres de armas amantes de la democracia, honestos y profesionales, dispuestos a sacrificar su vida en defensa de la Patria, que llenarn de orgullo y prestigio a su institucin.

AUN ESTAN A TIEMPO, UNANSE AL PUEBLO,


FPMR: En el Da del Carabinero. Documento, abril de 1985, en Torchio B. Leandro: Manuel Cabalga de Nuevo, op cit, pp. 127-128.
379

235

ABANDONEN AL TIRANO380.

Pero tambin para los aniversarios de las instituciones castrenses, el FPMR tena preparado un mensaje especial, la siguiente proclama se emiti con motivo del 106 aniversario de la toma del Morro de Arica (7 de junio), fecha establecida como el Da de la Infantera: () Las Fuerzas Armadas chilenas se han destacado desde sus orgenes cmo las herederas y continuadoras de las tradiciones libertarias de los ejrcitos que lograron la independencia del yugo espaol. A lo largo de la historia, conocieron xitos y victorias, lo que les vali el reconocimiento de la Nacin. Hoy, pretenden usarlas para el trabajo sucio. Hoy, convierten a sus miembros en verdugos, los ocupantes de su propio pas, el que los ve como sus enemigos. Frente a esta actitud irresponsable del gobierno, el Frente Patritico Manuel Rodrguez los llama a reflexionar: Cuando Chile pare en contra del tirano,

Ustedes qu harn? Seguirn ciegamente sus rdenes y dispararn contra su pueblo?

Pinochet tiene propiedades y dinero en el exterior, todo preparado para el momento de su huda, al derrumbarse la dictadura. Ustedes, sin embargo, permanecern ac a responder por sus crmenes.

()El juramento militar los obliga con la Patria, con las grandes mayoras que la conforman, no con Pinochet y su camarilla. Es hora de que cada soldado, sea cual sea su rango, asuma una actitud responsable, consciente y se defina de qu lado est. Sabemos que ustedes cumplen rdenes, ms esa no ser una excusa vlida cuando deban responder por sus actos, de nada valdr tampoco esconderse detrs de caras pintadas. El pueblo tiene buena memoria, los conoce y los vigila. Quienes se hagan cmplices del rgimen y sean culpables de abusos, muertes y sufrimientos, sentirn el peso de la ira popular. El largo brazo del pueblo, de su destacamento armado, el FPMR, llegar hasta sus verdugos, quienes, como otros ya lo han comprobado, pagarn las consecuencias.

Queremos un pas libre, en democracia, donde todos puedan vivir dignamente, donde el Ejrcito, junto a otras instituciones, tiene un rol patritico que cumplir.

FPMR: A los Miembros de Carabineros y Fuerzas de Orden. Documento, abril de 1986, en Torchio B. Leandro: Manuel Cabalga de Nuevo, op cit, pp. 141-142. Negrita en el original.

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Los llamamos a retomar el digno camino de militares ejemplares como OHiggins, Lagos, Prats y Schneider, fieles representantes de las tradiciones ms nobles y perdurables del Ejrcito de Chile. Quienes as acten, tendrn un lugar digno en la construccin de la futura democracia, el pueblo los recibir con los brazos abiertos. El FPMR les ofrece una trinchera para luchar junto a la mayora de los chilenos

AUN ES TIEMPO. MAANA SERA DEMASIADO TARDE. SOLDADO DE LA PATRIA, ABANDONA AL TIRANO. NO REPRIMAS AL PUEBLO. UNETE A LA LUCHA POR LA LIBERTAD381.

Cmo se puede apreciar en esta ltima proclama, junto con los llamados a las FFAA para abandonar a Pinochet y a prepararse para ser castigadas si persisten en la represin, estn presentes los otros elementos destacados anteriormente por el discurso rodriguista, la apelacin a la Patria y a parte de su historia, especficamente la referente al perodo de la Independencia Nacional. No deja de ser interesante el hecho de que algunas situaciones advertidas por los Frentistas en estas proclamas, hoy en da se han establecido en la opinin pblica cmo verdades indesmentibles, cmo por ejemplo, las recientes investigaciones sobre las cuentas de Augusto Pinochet en un banco estadounidense y otros desfalcos de su gobierno y el hecho de que en la mayora de las sanciones judiciales por los crmenes cometidos durante la dictadura, quienes efectivamente han debido cumplir condenas no son los altos mandos, sino los llamados mandos medios.

III.IV 1987, el ao del quiebre. Causas coyunturales. En 1987 los comunistas enfrentaron un adverso panorama poltico, el cual empez a configurarse desde el segundo semestre del ao 1986. Paradojalmente, dos sucesos impulsados por lo comunistas contribuyeron a generar ese cuadro adverso. Porqu el descubrimiento de ms de cincuenta toneladas de armas en Carrizal Bajo en agosto de 1986 y el fracaso del atentado a Pinochet en septiembre del mismo ao, vinieron a reforzar las posturas que tanto desde la oposicin cmo de sectores afines al gobierno dictatorial abogaban por una salida negociada e institucional a la dictadura. En tales sectores polticos influa crecientemente el giro de la poltica hacia Chile por parte del gobierno de EEUU,
FPMR: A los Soldados de Chile en el 106 Aniversario de la Toma del Morro de Arica. Da de la Infantera. Documento, junio de 1986, en Torchio B. Leandro: Manuel Cabalga de Nuevo, op cit, pp. 143145. Negrita en el original.
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proclive a un termino pactado de la dictadura, a una transicin bien controlada y la exclusin rigurosa de los comunistas. A tal perspectiva se sumaron los sectores socialistas y socialdemcratas internacionales.

En este sentido, para la postura de la AD y de los enviados de Washington estos hechos fueron un argumento de peso para demostrarle al rgimen que era mejor iniciar una apertura poltica antes de seguir manteniendo las condiciones represivas que provocaban la respuesta insurreccional a la dictadura. En este sentido las declaraciones de Robert Gelbard -subsecretario adjunto para asuntos latinoamericanos de EEUU- en su visita a Chile en julio de 1986 no dejan lugar a dudas: Aquellos que otorgan legitimidad a los comunistas y otros extremistas, no estn contribuyendo a un Chile estable y democrtico382. Una doble advertencia tanto para los intentos negociadores de la oposicin de centro con la izquierda, cmo para la tozudez de Pinochet. Estas declaraciones luego daran paso a advertencias ms directas: El embajador de Estados Unidos en Chile, Harry Barnes Jr., dijo hoy que el gobierno norteamericano estudia el empleo de presiones econmicas para obligar al rgimen encabezado por el general Augusto Pinochet a negociar con los partidos centristas383. El inters de Washington por una transicin negociada hacia la democracia se explica porqu aqul gobierno quera evitar otra situacin similar a la ocurrida en Nicaragua el ao 1979. En aqul pas, por el apoyo abierto que durante dcadas prest el gobierno de EEUU a la dictadura de la dinasta Somoza, contribuy a la instauracin de un gobierno claramente antagonista a sus intereses cmo lo fue el sandinista instalado en el poder luego del derrocamiento de Somoza. Estados Unidos no quera otro tiro por la culata y frente a la perspectiva incierta de un derrocamiento de Pinochet donde la izquierda tuviera algn protagonismo, prefera presionar por una negociacin cuyos resultados no alteraran dramticamente la favorable relacin econmica y poltica que sostena con el gobierno dictatorial y los grupos empresariales, desde el derrocamiento de Allende. Pinochet pareci entender el mensaje y al finalizar 1986 anunci tres cambios importantes que abran el camino hacia el plebiscito y la transicin pactada, se anuncia el fin del estado de sitio, el fin del exilio y la aprobacin de las leyes polticas. Con estas medidas, lentamente se empezaba a desactivar la efervescencia social de corte insurreccional y se cambiaba por la contienda poltica en torno al plebiscito.

Por otra parte, para el PCCH el descubrimiento de los arsenales y el fracaso del atentado signific que sus intenciones de lograr algn consenso con el resto de la oposicin y de no quedar marginado del proceso democratizador, se vieran seriamente daadas, provocando
382 383

Lozza Arturo: Atentado a Pinochet, el FPMR fija posicin. Ed. Antarca, Buenos Aires 1987, p.7. El Clarn, 9 de septiembre de 1986. Negrita en el original.

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su virtual aislamiento poltico. Como se ha planteado anteriormente, el PCCH no haba cesado en sus intentos de negociacin con la oposicin de centro, cuando los comunistas fueron excluidos del Acuerdo Nacional en 1985, estos le propusieron a la AD un plan de accin denominado Tres Tesis no Vinculantes, Ernesto y Lautaro Contreras fueron designados por el PCCH para iniciar conversaciones con los lderes de la Alianza Democrtica para dar a conocer los postulados comunistas: la unin de todas las fuerzas antipinochetistas para lograr la salida de Pinochet; la creacin de una comisin de hombres buenos que representara a todos los sectores (con nombres cmo el del cardenal Ral Silva Henrquez), y que esta instancia convocara a una Asamblea Legislativa para redactar una nueva Constitucin384. El nombre de tesis no vinculantes indicaba que bastaba que se aceptara una sola de las propuestas para que el PCCH aceptara llegar a un acuerdo. Adems durante 1986 funcion el Comit Poltico Privado, instancia de dialogo no oficial donde los comunistas y el resto de la oposicin siguieron buscando formulas de consenso. Cuando se descubrieron los arsenales, las tentativas de dialogo empezaron a pensionarse, incluso Patricio Aylwin le habra advertido a los dirigentes comunistas que participaban del Comit Poltico Privado: Esas armas no eran para cuidar locales. El PC no puede dialogar y al mismo tiempo internar armas385. Finalmente despus del atentado a Pinochet, esta instancia de dialogo se suspendi, as el nico nexo entre la DC y el PCCH se quebr, aunque existieron reuniones posteriores para enfrentar el futuro plebiscito de octubre de 1988 y la eleccin presidencial del ao soguiente, es decir, el trmino del Comit Poltico Privado no signific el total quiebre de los contactos entre los comunistas y la oposicin de centro-izquierda, principalmente la DC. Pero sin duda, los hechos antes mencionados, al menos pblicamente, resintieron las relaciones entre ambas fuerzas polticas.

El descrdito poltico del PCCH y la inflexin en la situacin poltico social del pas al finalizar el ao 1986 queda de manifiesto en un comentario de la revista catlica Mensaje, que en su edicin del 17 de octubre de 1986 seal: El descubrimiento de los arsenales, el atentado contra el general Pinochet, el estado de sitio y los asesinatos de opositores, cometidos bajo su vigencia, produjeron sorpresivamente un nuevo cuadro poltico. Numerosos partidos y personalidades, desde los socialistas hasta tres miembros de la Junta de Gobierno, se han pronunciado a favor del dilogo poltico entre la oposicin y las FFAA. Las voces discordantes han sido las del PC en su carta a la Democracia Cristiana, y la del general Pinochet y sus seguidores ms cercanos, que descalifican el dilogo por razones distintas, haciendo verosmil lo que muchos piensan: que ambos extremos se fortalecen386.
384 385

Ortega Javier: La Historia Indita op cit.,Cap. VII Ibid. 386 Ver Vidal Hernn: FPMR, El Tab del Conflicto Armado en Chile, op cit, p.119

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El PCCH frente a este adverso panorama, tomo medidas respecto a su poltica militar. Si bien los comunistas en sus documentos y declaraciones pblicas seguan reafirmando su adhesin a la PRPM y a la mantencin de su poltica militar, internamente tomaron una serie de medidas, se habla de por lo menos veinte medidas sobre el FPMR y el inicio de un proceso de discusin entre la directiva del PCCH y la DN del Frente sobre el rol de las acciones militares, se habran realizado unas quince reuniones entre noviembre del ao 86 y julio del 87. A la vez el PCCH empez a intervenir y desmantelar a su fuerza militar propia, al parecer el PCCH decide de que no era el momento adecuado para que sucedieran otras acciones militares que fracasaran y expusieran al partido a otra derrota poltica. Una de las medidas fue la intervencin de la Direccin Nacional: Hasta junio de 1987, el alto mando del FPMR estaba integrado por seis comandantes: Jos Miguel (Ral Pellegrin), Bernardo (Jos Valenzuela Levi), Aurelio (Roberto Nordenflycht), Benito (Ignacio Valenzuela), y otros dos identificados slo como Aureliano y Daniel. Cuando en los primeros meses de 1987 el PC inform que tres de los seis mandos seran reemplazados por hombres de la absoluta confianza del partido, se iniciaron los problemas387. Otras medidas tomadas por el partido y la reaccin que produjo en la estructura militar son relatadas en el libro de Hernn Vidal a travs de un portavoz del FPMR: En esas condiciones se llega a octubre del 86, cuando el Partido toma una serie de resoluciones en torno al Frente, las cuales estaban encaminadas a disminuir enormemente su accionar y su capacidad organizativa, ya que se planteaba la desarticulacin de unidades en los sectores poblacionales, estudiantiles y al interior del pueblo mapuche. Unido tambin a la decisin de disminuir los recursos econmicos y materiales.

()Las razones que daban eran, como deca anteriormente, que el momento poltico haca que se tomaran esas medidas. Pero el otro elemento grave fue el hecho que, al tomar esas resoluciones, no se discutieron ni se analizaron a travs de una discusin democrtica, en donde ni siquiera participaron los principales Jefes del Frente. En ese momento, a pesar del retroceso que significaban las medidas tomadas, as como la puesta en prctica de muchas de ellas y nosotros no estar de acuerdo con ellas, asumimos por disciplina de comunistas estas resoluciones. Sin embrago, producto de las discusiones se lograron parar algunas de ellas.

Esta situacin vuelve a resurgir en junio de este ao (1987) en donde se reitera la decisin del Partido en torno a llevar a cabo las resoluciones fundamentalmente dirigidas a parar el
387

Ortega Javier: La Historia Indita op cit.,Cap. VIII

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trabajo del Frente en los sectores poblacionales, estudiantiles y el pueblo mapuche. Esto iba unido, adems, a acusaciones descalificadoras, tales como que en el Frente no haba trabajo poltico, haba una accin fraccionalista, ante lo cual nosotros y nuestra Direccin Nacional, bajo la direccin de Jos Miguel, planteaba que el problema central era cmo aplicar realmente en la prctica la Rebelin Popular, y que estas resoluciones no ayudaban en nada a esto. Adems, que deba darse una discusin poltico-ideolgica en el interior del Partido. La respuesta del partido fue entonces el relevo y cambio de la Direccin Nacional del Frente, ante lo cual decidimos romper todo tipo de vnculos con el Partido y continuar por separado nuestro accionar poltico-militar388.

Efectivamente frente a la reestructuracin del aparato militar por parte de la direccin partidaria, gran parte de los cuadros rodriguistas y de su jefatura encabezada por su lder Ral Pellegrin se mostraron en desacuerdo y acusaron al PCCH de abandonar la lnea poltica de la rebelin popular, establecindose el disenso en torno a qu estrategia era la que deban seguir los comunistas frente al fracaso del ao decisivo. Para el partido era necesario poner el acento en recomponer el dialogo roto con el resto de la oposicin y tratar de recomponer el cuadro poltico unitario de movilizacin social, que se reeditaran instancias cmo la Asamblea de la Civilidad. Por su parte, los rodriguistas planteaban que haba que aumentar la combatividad de las masas aplicando los principios de la Sublevacin Nacional, con la presencia activa del componente armado cmo un elemento que guiara y potenciara la combatividad de las masas. As le explicaba Ral Pellegrin a sus subordinados estas diferencias en un comunicado donde se exponan las razones de la separacin:

Con posterioridad, entre Diciembre 86 y Enero del 87, al elaborarse la precisin tctica para el perodo que vena, se reiteran estos cambios. Esto, pues se hace el anlisis acerca de la necesidad de poner el acento en la bsqueda de la unidad durante un perodo, incluso previendo lo poco probable de su buen xito. Con esto nos manifestamos plenamente de acuerdo y nos jugamos por ello. Se trataba de ganar tiempo, curar heridas, sentar precedentes, recomponer el cuadro y crear condiciones para abrir una brecha por donde irrumpiera nuevamente la movilizacin social y la lucha combativa de masas. Pero esto no iba ni fue acompaado de la otra parte, la permanente e irrenunciable, en trminos de perseverar en crear las condiciones para alcanzar la SN exitosa. Pues si de una salida poltico-militar se trata, y de acumular fuerzas para ello, mientras exista fascismo, y por relacin directa, poltica de rebelin popular y sublevacin nacional, la actitud militar (no
388

Ver Vidal Hernn: FPMR, El Tab del Conflicto Armado en Chile, op cit, pp. 123-124.

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el accionar) no puede subordinarse a la situacin poltica (a la coyuntural), pues en este terreno es enorme el vaco y debemos avanzar muy rpido. Y en este momento ya no se habl de fortalecer, de desarrollar el trabajo militar, sino de reestructurarlo solamente. Y esto lo sealamos en ese momento389. En la ltima intervencin ante la Comisin Militar del PCCH en junio de 1987, Ral Pellegrin ley una carta al partido donde oficializaba la separacin de gran parte del FPMR del PCCH y donde se esgriman los argumentos para tomar tan drstica situacin: En los ltimos meses y, en particular, en las ltimas semanas, se han ido proponiendo nombres tras los cuales van implcitos cambios profundos en la concepcin del Frente y esto se hace cuando an no se ha profundizado ni discutido sobre la nueva concepcin del Frente que tiene el Partido. Se hacen cambios cuando an no se hace una discusin poltica real, no sobre la poltica global, sino sobre la implementacin prctica por el Frente de las resoluciones del Pleno del 85 y de la poltica de la Sublevacin Nacional.

Hemos planteado incansablemente una discusin real en la cual se escuche e intercambien los variados enfoques de la situacin, y slo hemos recibido silencio como respuesta. La toma de resoluciones sin discusiones, sin conclusiones claras, no compartidas y hechas carne en los compaeros, no es un mtodo que pertenezca al estilo del Partido y objetivamente ha llevado a la paralizacin del Frente y de su actividad, situacin que se hace verdaderamente insostenible.

()Existe la impresin de un abandono de la poltica de Rebelin Popular y de la Sublevacin Nacional. Se reafirma la poltica de Rebelin Popular, pero en la prctica nada se hace; por el contrario, el Frente se ha transformado en algo molesto para una nueva poltica que no se tiene la valenta de expresar.

()Varios compaeros y varias jefaturas consideramos que este es el momento de dar paso al accionar, a la lucha decidida y resuelta en perspectiva de la Sublevacin Nacional, que seguimos considerando cmo la nica estrategia vlida para resolver los problemas de nuestro pas. Levantamos estas banderas con modestia, porque estamos conscientes de nuestras limitaciones, pero con la consecuencia revolucionaria que nuestro Partido nos ha inculcado. La FI, los Presos Polticos, la jefatura Santiago, la jefatura DE, la jefatura de Fuerza Mapuche y la jefatura de apoyo exterior, todos, cmo estructura y varios oficiales, incluso del Trabajo Militar de Masas y yo como oficial responsable de estos compaeros, somos partidarios de que hay que dar paso al accionar y no seguir empantanados.
389

Pellegrin Ral: Comunicado FPMR, Cuando la Separacin. Documento, junio de 1987, en http://www.fpmr.org/historia2.html/ , consultada el 17 de octubre de 2004.

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()Se ofrecen soluciones cmo el Frente en Santiago, con un compaero que no comparte el criterio sobre las Unidades Territoriales y se plantea terminar con ellas. Mientras se discute esto se pone a un compaero que va a desmantelar las UT. Creo que se debera haber terminado seriamente esta discusin en los marcos de la fraternidad y confianza mutuas. En todo caso, este tema no es el central, se lo ha querido magnificar para justificar la debilidad ideolgica y el abandono de la poltica de Rebelin Popular.

Las soluciones que se estn adoptando implican que el Partido hace abandono del trabajo militar. Creo que existen responsabilidades personales que la historia del movimiento revolucionario de Chile no podr olvidar. Formado cmo comunista, cmo oficial del partido de Recabarren, asumo la ma, con transparencia, con modestia y con dignidad. Opino que si se ponen jefes militares que la base no respeta, los militantes del Frente no se subordinan a ellos, y esta subordinacin es esencial en una fuerza militar; quin crea que en una fuerza armada las cosas se arreglan entre amigos quiere decir que no tiene una remota idea de lo que es una fuerza militar ni menos una fuerza capaz de hacer cambios revolucionarios. Para que esta fuerza sea revolucionaria tiene que haber cario por los mandos, confianza en su capacidad de direccin, en su prestigio demostrado en los hechos ()

En el Partido circulan opiniones lapidarias sobre nosotros. Se habla de un grupo framente calculador que aplica mecnicamente el proyecto nicaragense y cubano, que pretende cambiar la Direccin del Partido. Es necesario detener esta avalancha de trminos equivocados y peyorativos que slo conducen al desprestigio de quienes los emiten y al desprestigio del Partido.

()El 85 bamos por el camino de la Sublevacin Nacional, el 86 caminamos ms cerca que nunca de la Sublevacin Nacional. Quin y con qu derecho nos ha apartado de ese camino? Por qu se ha impuesto en el Partido una tendencia que no es mayoritaria?.

Los compaeros del Partido tambin hacen llegar sus opiniones a la Direccin. Es un derecho, as cmo el Partido hace llegar sus opiniones al Frente. Por qu las cosas se unilateralizan, privndonos de ese elemental derecho de un militante? Se nos considera ejecutores militares al ms puro estilo burgus? No es eso militarismo burdo?. Ha sido difcil llegar a este planteamiento. Pero se nos acorrala y no queda otro camino que luchar as por el Partido. Es una actitud general del Frente, puede haber excepciones. Todos tenemos sentimientos comunistas tras todo esto, ms fuertes que nunca y que cada da se acentan porque es el Partido el que nos ha formado cmo comunistas, incluso para

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entregar la vida por la revolucin. Es el Partido el que nos ha formado y eso no est en discusin.

()Teniendo nuestra responsabilidad, no somos los principales responsables, sino los que luchan por apartarnos del camino de la lucha decidida y frontal que es la Sublevacin Nacional en una perspectiva superior. Parece que los que luchan por sacar al Partido de este camino han tenido xito, temporalmente390.

En esta carta se hacen principalmente dos acusaciones contra el PCCH, una es la toma de decisiones trascendentales sin la necesaria discusin poltica interna y la otra es que el partido con estas decisiones estara haciendo abandono de sus propios lineamientos tcticos y estratgicos. En la primera afirmacin los rodriguistas escindidos dan cuenta de una situacin que efectivamente existi al interior del PCCH, en el sentido de que las exigencias de la clandestinidad y de la persecucin dictatorial potenciaron el aspecto ms autoritario del Centralismo Democrtico, es decir, se privilegiaba la unidad frrea en la accin y la adhesin sin cuestionamientos de las directrices partidarias, clausurando el pensamiento crtico en la colectividad391. Adems que el rpido cambio del panorama poltico en el pas, el cual en menos de un ao haba pasado desde las grandes movilizaciones hasta una convergencia social en torno a una salida plebiscitaria a la dictadura, exiga un rpida readecuacin tctica que no dejaba mucho espacio a la discusin. Al parecer los rodriguistas escindidos no captaron que la correlacin de fuerzas ya no era favorable para plantear una Sublevacin de Masas con presencia de un componente armado. Y si bien tanto el PCCH cmo el FPMR-Autnomo apostaban a un nuevo fraude plebiscitario el ao 1988 y para ello ambas colectividades auguraban una nueva situacin de rebelin de las masas, quizs el partido tuvo la cualidad de saber esperar un poco el desarrollo de los acontecimientos y no jugarse enteramente por una sola opcin.

A fines de junio y principios de julio ya no se puede hablar del FPMR como una unidad, se produce el quiebre definitivo entre el PCCH y gran parte de su fuerza militar propia. Este cisma no pasa desapercibido para el mbito internacional relacionado con las concepciones poltico-militares comunistas, en un documento de la RDA se da cuenta de ese hecho: El compaero Rojas inform que existen serios problemas con el Frente Patritico Manuel Rodrguez. Ellos acusan al PC de haber abandonado la doctrina Corvaln (rebelin popular).
Vidal Hernn: FPMR, El Tab del Conflicto Armado en Chile, op cit, pp. 201-208. Un ejemplo de ello fue la expulsin del partido de Maria Maluenda en 1987, por haber apoyado pblicamente la inscripcin en los registros electorales, un asunto que el partido vea cmo secundario y que en ese momento era discutido al interior de la colectividad en sus instancias regulares.
391 390

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La mayora de los dirigentes del Frente han abandonado el PC y se niegan a obedecerle. Hoy da, existen de facto dos Frentes. La dirigencia considera la actual situacin cmo una de las ms difciles en toda la historia del PC.

El PC tiene la impresin que Cuba apoya al Frente disidente, no obstante que digan lo contrario. As, por ejemplo, le permitieron al comandante Salvador tomar contacto con hombres del PC que siguen instruccin militar en Cuba392.

En La Historia Indita de Nuestros Aos Verde Olivo de La Tercera tambin se hace referencia a la internacionalizacin de la pugna comunista, en su capitulo VIII, relata los intentos de ambas partes por legitimar su postura ante el gobierno cubano. Es as como una pequea comitiva del partido viajo a La Habana en julio de 1987 para informar personalmente a Castro sobre la situacin, los Frentistas Autnomos tambin hicieron lo mismo. Por parte del partido se buscaba el apoyo cubano para ayudar a recuperar a los Frentistas rebeldes y para detener lo que ellos sostenan cmo una desviacin militarista. Para el FPMR-A, era vital el apoyo cubano, sobretodo en los aspectos logsticos y financieros, para continuar con su camino independiente de su estructura madre. Castro habra apoyado la postura del partido, razonando tambin que la experiencia del FPMR ya no tendra sentido en el nuevo panorama poltico chileno, pero a la vez habra afirmado que no dejara solos a los autnomos.

El PCCH se refiri oficialmente sobre el quiebre en el marco de su Pleno del ao 1987 desarrollado en octubre, donde afirmaban que: En cuanto a lo sucedido con el grupo militar que se apart del Partido, empecemos por decir con toda crudeza que este asunto es grave. Nos causa dao y es mucho ms importante que otros problemas que nos han preocupado en el ltimo tiempo. Porque lo militar es una parte trascendente de nuestro trabajo y de nuestra poltica. No corresponde a lo tctico sino a lo estratgico. Por lo tanto dice relacin con la esencia de nuestra concepcin poltica y de nuestra conducta prctica.

Los comunistas nos guiamos por una sola lnea y una sola direccin y tenemos una sola disciplina que vale para todos, cualesquiera sean sus mritos. A la orientacin, la direccin y la disciplina del Partido estamos subordinados sus militantes y organismos, sin excepcin. El trabajo militar del Partido, cualquiera sea su magnitud y en toda circunstancia, es parte de la

Entrevista entre el compaero Rodrigo Rojas, jefe de la oficina del PC en la RDA, y el compaero Hermann Axen, miembro del bur poltico del comit central del SED, sostenida el 10 de septiembre de 1987 . en La Cruzada Armada del PC., op cit.

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poltica del Partido y no puede concebirse al margen de ella ni de sus normas. Esto corresponde al ABC del leninismo.

()Hubo tolerancia con los errores y concepciones equivocadas que se expresaban en algunas estructuras del trabajo militar. Fue insuficiente el control efectivo y educador, al estilo leninista. Aunque en el curso de 1986 se formularon diversos anlisis crticos sobre el Trabajo Militar, transmitidos en cada ocasin, e incluso se tomaron algunas medidas para poner coto a tendencias errneas y acciones inconsultas, la verdad es que muchas de esas crticas no fueron aceptadas por los actuales divisionistas del Frente, denotando una actitud de resistencia que se hizo cada da mayor y que los condujo a separarse del Partido. Los mtodos de trabajo vertical, las insuficiencias del anlisis poltico, las manifestaciones de amiguismo en las promociones del Frente, tampoco fueron abordados con suficiente rigurosidad. Se abus de la compartimentacin. Y es obvio que nosotros mismos, los miembros de la Direccin del Partido, tenemos responsabilidad en estos hechos. Nos confiamos demasiado en los cuadros. La falta de una mayor vigilancia no nos permiti prever lo que poda ocurrir.

Nuestra voluntad sigue siendo que los que se han ido no se transformen en enemigos de los comunistas. Trabajaremos por reintegrar (?) ojala a la mayora. Pero este propsito no significa permitir que intenten minar nuestras filas, anden sorprendiendo la buena fe de algunos militantes del Partido y traten de confundirlos inducindolos a engao a fin de arrancarles adhesiones o ayudas indebidas. No podemos admitir tampoco que se dediquen a difundir rumores y maledicencias sobre cuadros del Partido, a desinformar sobre la verdad de los hechos, sin reparar siquiera en los problemas de seguridad que generan sus comentarios393.

Cmo se puede apreciar para el partido, este fue un asunto grave ya que afectaba una de sus reas ms sensibles, su trabajo militar, el cual por lo menos a nivel discursivo estaba dispuesto a seguir desarrollando, pero que en la prctica estaba readecuando para enfrentar el nuevo panorama poltico. En este documento, el partido enfatiza que la separacin es principalmente un problema de indisciplina y obviamente no considera que la causa del cisma se deba a un abandono de sus lineamientos polticos. Tambin vislumbra cmo un error la cierta independencia que habra gozado la fuerza militar propia respecto al control partidario. Esta independencia habra sido el caldo de cultivo de concepciones polticas errneas y de acciones que iban en detrimento del objetivo poltico del partido.

393

PCCH: Informe al Pleno del CC octubre 1987. Documento, octubre de 1987, USACH, pp.16-18.

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Causas estructurales. Se suele afirmar que una de las causas profundas del quiebre entre el PCCH y parte del FPMR, se puede encontrar en la formacin y experiencias de gran parte de sus oficiales y cuadros en el extranjero, principalmente habran marcado a fuego las concepciones polticomilitares de estos rodriguistas su formacin en Cuba y su experiencia de combate en Nicaragua y otros pases. Siguiendo esa argumentacin, su entrenamiento militar forneo, su experiencia combativa nicaragense les habra abierto lo ojos acerca de cual era el camino correcto para la lucha antidictatorial. Esta tesis tiene cierto asidero, sobretodo en la experiencia prctica de Nicaragua, donde quedaba demostrado que una rebelin popular y prolongada en combinacin con una ofensiva militar final decisiva haban dado el triunfo a los sandinistas. Ya en 1982, uno los oficiales que haba vivido cada etapa de la experiencia militar comunista, Sergio Galvarino Apablaza, habra dado seales de que el destacamento militar poda ser influido por ideas rupturistas:Una primera manifestacin de su independencia poltica frente a la direccin del Partido ocurri a comienzos de los 80, cuando convoc a los ms destacados cuadros militares a trabajar en condensados (comisiones) para definir el carcter de lo que haran en Chile. Elaboran un documento de 200 pginas, en el que luego de realizar un diagnstico del pas- estimaban posible una insurreccin y manifestaban su disposicin de regresar al pas.

En su propuesta, la totalidad del Partido Comunista asumira un carcter poltico-militar y formara las denominadas Fuerzas Armadas Libertador Bernardo OHiggins. Dentro de ellas habra un destacamento para operaciones especiales: se llamara Frente Manuel Rodrguez.

En la comisin poltica del PC hubo cautela cuando se conocieron esas tesis. La insurreccin se transform en Rebelin Popular de Masas; y la estructura partidaria continuara orientada a la accin poltica y de masas, pero se dotara de una Fuerza Militar Propia, dependiente de una Comisin Militar del Comit Central. No habran Fuerzas Armadas del Pueblo, sino un brazo armado del pueblo.

Por

ltimo

la

concepcin

de

Frente,

importada

de

la

experiencia

guerrillera

centroamericana, se transform en Frente Patritico, nocin ms cercana a las viejas polticas de los Frentes Populares y los Frentes Antifascistas, los cuales siempre fueron presentados como Frentes de la Patria394.

394

Osorio Vctor: FPMR 1987-2002: la historia oculta, op cit, p. 11

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Tal cmo lo seala la crnica periodstica las diferencias entre el proyecto presentado por Apablaza y lo que finalmente se concretiz, muestran ciertas diferencias estratgicas entre el partido y parte de su oficialidad, las cuales seran un factor en el quiebre de 1987.

Sin embargo, los planteamientos que explican el quiebre a travs del factor forneo pierden cierta validez con la siguiente pregunta porqu personas cmo Cesar Quiroz, no tomaron el camino rupturista?, l tambin fue un oficial graduado en el extranjero, tambin estuvo en Cuba y tambin particip del conflicto nicaragense, sin embargo al igual que otros, permaneci leal al partido. Quizs por esta interrogante se deba complementar dicha explicacin del quiebre, con la problemtica que surge debido al funcionamiento mismo de una estructura militar que posee cierta independencia y que adems tiene que desenvolverse con una doble rigurosidad clandestina. Esto a la larga tiende a establecer una cierta divisin que va ms all de lo prctico y lo tctico y desemboca en la existencia de concepciones estratgicas distintas entre la estructura partidaria y su aparato militar quin se supone debe ser el ejecutor de la poltica no el elaborador. Al respecto es interesante citar una reflexin final de Csar Quiroz acerca del quiebre:

Yo creo que hay una constante en la experiencia histrica, y los vietnamitas que son maestros en el arte de la guerra, en el arte de la guerra del pueblo, en la guerra cmo conduccin revolucionaria, ellos son maestros en eso, ellos dicen que en el tema de la guerra, el problema de la guerra lo dirige el partido, entonces ellos tienen una mxima: el partido dirige a sus fuerzas armadas y dirige el asunto de la guerra en forma total, directa, y absolutamente, el partido sin intermediarios, no necesita comisiones militares, no necesita aparatos militares, es decir, es el partido para la guerra, no necesita subsidiarios, no necesita contratistas, el partido dirige todo, total, absoluta y directamente, los aparatos, y esta es la lgica que te quera decir, en la mayora de las experiencias latinoamericanas y mundiales, los aparatos han terminado en divisiones, todos los aparatos militares, comisiones militares, brazo armado de partido han terminado transformndose en facciones de los partidos y generalmente en divisiones del movimiento revolucionario popular.

Es interesante analizar la divisin del propio frente Sandinista, ellos se dividen bsicamente en tres grupos antes del triunfo, los proletarios, la guerra popular prolongada y los terceristas, pero ellos decan que la divisin ms que ser ideolgica o de asuntos de mtodo, tena que ver con el asunto de las tareas, de las tareas que cumplan, y se

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dividieron por una suerte de divisin del trabajo: los proletarios estaban ms por una fuerza urbana con los estudiantes, los trabajadores, la guerra popular prolongada estaba metida en la montaa, eran pura montaa, eran los grupos guerrilleros rurales, y los terceristas estaban ms metidos en la cosa intelectual, ms cultural, ms universitario ()entonces ah ocurre una suerte de divisin del trabajo y se produce una divisin, entonces ocurre un poco de eso que en el trabajo militar en el partido hay compaeros que dicen mi tarea es poltica, y los otros dicen que es el profesional, el tcnico de las tareas militares y hay una suerte de divisin y esto tambin va produciendo una separacin, entonces t necesitas que tengas cohesionado eso y que tengas al partido dirigiendo todo y el secretario del partido es el hombre que tiene que velar por la cosa poltica, pero tambin debe velar por el manejo de la marcha de los asuntos militares, es la nica garanta, por eso yo creo en esa mxima de los vietnamitas395.

Estas opiniones vuelven a poner en el tapete lo que se ha planteado en pginas anteriores, respecto a que el fraccionalismo entre el aparato militar y su partido se vio potenciado por la propia dinmica de funcionamiento de la estructura militar, signada por la compartimentacin y una cierta independencia en su accionar. Pudo haber contribuido a esa situacin la actitud un poco ambigua y poco clara del partido respecto a su vinculacin con su fuerza militar propia, lo que a la larga reforzara una subjetividad rodriguista independiente.

Finalmente no se puede dejar de mencionar un hecho ocurrido en medio de la polmica entre el PCCH y el FPMR. Los das 15 y 16 de junio de 1987, el FPMR recibe uno de sus ms duros golpes, en esos dos das son asesinados 12 Frentistas por la CNI en presuntos enfrentamientos. En honor a la verdad, slo dos combatientes murieron con la posibilidad de defenderse, porque cuando la CNI atac una casa de seguridad ubicada en la calle Varas Mena 417, San Miguel, que funcionaba cmo escuela de instruccin, Juan Waldemar Henrquez Araya y Wilson Daniel Henrquez Gallegos cubrieron la retirada de el resto de sus compaeros (unas diez personas) oponiendo una tenaz resistencia armada, cayendo abatidos en esa accin por la desigual cantidad de efectivos y de armas usados en su contra. El resto de los Frentistas fueron asesinados a mansalva e incluso siete de ellos que haban sido detenidos el da 15 son ejecutados al da siguiente en una casa vaca de Pedro Donoso 582, Conchal, por ejemplo Elizabeth Escobar de 29 aos presentaba 13 impactos de bala, nueve de ellos desde corta distancia, es decir, a menos de 80 centmetros de su cuerpo, el resto de los ultimados: Ester Cabrera, 22 aos, Anglica Quiroz, 29 aos, Ricardo

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Entrevista con Cesar Quiroz 2-5-02. Negrita es nuestra.

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Silva, 28 aos, Ricardo Rivera, 24 aos, Manuel Valencia, 21 aos y Jos Valenzuela Levi, 29 aos, fueron encontrados con similares caractersticas.

Al finalizar el ao 1987, el FPMR se encontraba definitivamente dividido, el PCCH finalmente en marzo de 1988, siete meses antes del plebiscito llama a su militancia a inscribirse en los registros electorales, los oficiales y cuadros Frentistas que haban permanecido en el partido al iniciarse la transicin pasan a denominarse Movimiento Patritico Manuel Rodrguez, la expresin del rodriguismo que an hoy en da forma parte del PCCH. La parte escindida del FPMR encabezados por Ral Pellegrin empieza a denominarse FPMR-Autnomo, realizan algunas acciones para demostrar capacidad operativa y se sumergen en la elaboracin y aplicacin de su propia estrategia, la Guerra Patritica Nacional (GPN), la cual los llevar a un descalabro poltico militar del que no se recuperarn en mucho tiempo, pero eso ya es otra historia. Hoy en da, algunos jvenes que se sienten identificados con el rodriguismo independiente, han logrado dar forma a una especie de continuacin de este FPMRAutnomo, claro esta, que su accionar al igual que el MPMR, est orientado hacia un trabajo principalmente, poltico y social.

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Conclusiones

Al concluir esta investigacin, se puede plantear que aunque existi un incipiente acercamiento de los comunistas con la problemtica de lo militar, la cual est presente en su discurso y en cierto modo en su funcionamiento partidario antes de 1973 y por ende antes del periodo dictatorial, sin embargo, la experiencia del desarrollo de una poltica militar que contempla la existencia de un brazo armado operativo cmo lo fue el FPMR, es algo indito en la historia de este partido poltico. Para comprender la existencia de dicha estructura, es fundamental no perder de vista la influencia de los acontecimientos que sacudieron al pas desde el ao 1973, en el desarrollo concreto de esta fuerza militar propia por parte del PCCH.

En este sentido importantes son las conclusiones que establece esta colectividad despus del anlisis de su derrota del ao 1973 y que se cristalizan en las resoluciones del Pleno de su Comit Central del ao 1977, las cuales van a determinar su discurso y su accionar durante todo el perodo dictatorial. Segn estas conclusiones, los dos principales problemas que afectaron a la experiencia de la UP, fueron, por un lado el sectarismo poltico que afect la concrecin de alianzas polticas estratgicas para enfrentar la avanzada golpista y por otro lado la insuficiencia o la ingenuidad del Gobierno Popular y del propio partido en cuanto a sus lineamientos poltico-militares, establecindose la existencia de un vaco histrico en ese campo. En coherencia con estos planteamientos, el PCCH se aboca a la tarea de superar esas falencias, por un lado desarrollando un discurso y un entendimiento unitario con el resto de los partidos democrticos, para oponerse en conjunto a la dictadura, intentos que se reflejarn en sus llamados a constituir un Frente Antifascista. Y por otro lado, y en un principio sin mucha claridad estratgica, el PCCH inicia la formacin de cuadros militares en los pases de la orbita socialista, lo que refleja en cierto modo, un primer intento de ir llenando el vaco histrico que haba quedado duramente en evidencia aqul 11 de septiembre de 1973.

La primera de estas dos estrategias que sale a escena, es la del Frente Antifascista la cual planteaba la bsqueda de acuerdos polticos unitarios con el resto de la oposicin, lo que rescataba un aspecto tradicional del quehacer poltico comunista. Al finalizar la dcada de 1970, esta idea no haba prosperado, por lo cual el partido decide impulsar ya con un grado de mayor elaboracin la otra estrategia que se vena desarrollando casi a la par con la de Frente Antifascista. Esta nueva estrategia que implica el desarrollo de una poltica militar que pudiera aportar a la desestabilizacin de la dictadura, se denominar PRPM. Y respecto a este punto, se puede afirmar que deben revisarse las versiones que ven en el impulso de

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esta nueva estrategia poltica cmo un viraje de los comunistas a posiciones irreductibles o un giro hacia una va armada, que pretende romper la obstinacin dictatorial, presentando a un PCCH que apuesta cerradamente a la capacidad de su brazo armado para derrocar a la dictadura. Esta investigacin plantea que la realidad fue mucho ms matizada, ya que el PCCH no abandon sus postulados unitarios hacia el resto del espectro poltico, no renunci a la posibilidad de hacer poltica por lo mtodos tradicionales y lo ms importante, en su discursos, en sus valoraciones estratgicas y en sus orientaciones prcticas, esta nueva poltica insurreccional tena como actor principal a la movilizacin de las masas y bajo esa premisa el componente militar y el accionar del FPMR estaban subordinados al xito o fracaso de esta movilizacin social, es decir, el FPMR no era el eje de la poltica comunista. Esta subordinacin, se manifiesta en el tipo de acciones mayoritariamente realizadas por el FPMR, ideadas para potenciar la movilizacin social y contribuir al quiebre poltico y moral de las FFAA, no buscaban un enfrentamiento directo, ni el desarrollo de una guerra popular prolongada.

Inclusive, el FPMR en cuanto a su identidad y declaraciones tambin transmita la idea fuerza de una unidad amplia en contra de la dictadura, y el no reconocimiento implcito de la paternidad comunista sobre el FPMR, demuestra la intencin de no clausurar el camino a un posible entendimiento con las otras fuerzas polticas. Sin embargo, iniciativas impulsadas por el PCCH en su poltica militar, cmo el desembarco de Carrizal Bajo, fueron contraproducentes con las tentativas negociadoras que desarrollaba el partido,

contribuyendo a la sumisin de este en un grave aislamiento poltico. Este hecho, sumado a la crisis que le significa la defeccin de parte de su fuerza militar propia, por una suerte de independencia operativa y poltica, demostraran que a pesar de toda la elaboracin terica y el discurso favorable hacia el desarrollo de una poltica militar, el PCCH no se habra compenetrado totalmente tanto a nivel de militantes como de estructura con la existencia de una fuerza militar propia.

No obstante, no debe quedar la idea de que el aislamiento poltico del PCCH a fines de los 80 fue slo producto del fracaso de parte de su estrategia militar, la reflexin histrica y poltica- acerca de la frustracin en ese lgido perodo (al menos 1980-90), de los objetivos que el PCCH y el FPMR se proponan alcanzar, debe considerar el giro cualitativo que experiment la poltica mundial durante esa dcada. El debilitamiento de la URSS y el socialismo real, el intento derrotado de recuperacin y cambio que impregn a la perestroika; todo ello mientras se afianzaban las condiciones de las transformaciones cientficas, tecnolgicas, econmicas y polticas de la era de la globalizacin y de la hegemona y la unipolaridad poltica-militar a favor de los EEUU.

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La manifestacin de ese cambio planetario favoreci la poltica anti-comunista bajo el gobierno de Reagan en concordancia con similar visin de parte de otros actores

internacionales muy significativos, tales cmo el Vaticano. En esas condiciones, la oposicin de centro-izquierda cmo pas a denominarse la otrora Alianza Democrtica, acept sin mayor criticismo el enfoque y el itinerario de una salida de la dictadura presidida por Pinochet y un cronograma hacia la transicin pactada con el rgimen dictatorial y avalada por los poderes internacionales vencedores.

As, la Concertacin de Partidos por la Democracia tuvo entre los pilares que la hicieron posible, la exclusin del PCCH. Esto a pesar de que muchos de sus actores reconociesen el rol destacado que le cupo a los comunistas en la reorganizacin y revitalizacin del protagonismo popular y en la conciencia y voluntad mayoritaria por exigir el fin de la dictadura.

Entonces queda abierta a una futura investigacin, la hiptesis que plantea que la militarizacin de la poltica, especialmente la creacin del FPMR, determin la autoexclusin del PCCH de la conjuncin de fuerzas democrticas antes y despus del fin del gobierno de las FFAA y la derecha. Al respecto, cabe dejar planteadas algunas preguntas especficas o globales- tales cmo: el PCCH consult la opinin de personeros importantes de la AD antes de decidir que vala la pena atentar contra Pinochet?; qu tipo de reacciones se pueden constatar?; existi en la oposicin plural un rechazo o, al contrario, un entusiasmo por los mtodos y acciones de autodefensa popular, muchas veces organizado por el FPMR durante el significativo perodo de las protestas nacionales?; cmo se impuso e internaliz en las dirigencias de los partidos y sectores de la AD y Concertacin la poltica deseable para Washington, con otros apoyos internacionales, es decir, la exclusin absoluta de los comunistas?.

Otros tema que puede desarrollarse a futuro, es revisar la proyeccin del rodriguismo despus del quiebre del ao 1987. Interesante sera constatar cmo ambas expresiones del rodriguismo (el MPMR y el FPMR-A), marcadas por una fuerte identidad asociada con lo paramilitar, han logrado desarrollar una insercin poltica en la nueva poca de la transicin. Tambin sera interesante historizar la evolucin de la visn poltica del

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FPMR-A396 despus de su separacin del PCCH y de su experiencia, relativa a la visin estratgica llamada Guerra Patritica Nacional (GPN), as cmo establecer las causas que an impiden una nueva convergencia del rodriguismo, ver s estas tienen relacin con la descomposicin poltico moral que sufri esa agrupacin a principios de los noventa. As como tambin ver la evolucin del discurso del MPMR desde el ao del quiebre hasta los primeros aos de la transicin.

Bibliografa. A) Libros referentes a la Dictadura Militar y al contexto histrico en general:

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Desclasificados de la CIA Ed. LOM, Stgo. 1999.

B) Libros referentes a la historia del PCCH:

Corvaln Luis: De lo vivido y lo peleado, Memorias, Ed. LOM Stgo. 1997. Faundez Julio: Izquierda y Democracia en Chile (1932-1973) (s/e) Ljubetic Ivn: Breve Historia del Partido Comunista, Ed. La Colmena, sin fecha de edicin. Loyola Manuel, Rojas Jorge (compiladores): Por un Rojo Amanecer: Hacia una Historia de los Comunistas Chilenos, Impreso en Valus, Stgo. 2000. Teitelboim Volodia: Noches de Radio (Escucha Chile) Una voz viene de LejosEd. LOM, Stgo. 2001. Varas Augusto (compilador):Estudio Multidisciplinario:El Partido Comunista en Chile Ed .CESOC-FLACSO. Stgo.1988.

El Comandante Salvador (Galvarino Apablaza) recientemente detenido en Argentina (29-11-04) , en una entrevista publicada por el diario La Nacin del 26 de noviembre del ao 2002, daba cuenta de las distintas posiciones estratgicas presentes en el proceso de discusin interno del FPMR-A, convocado tras el fracaso de la GPN, mientras un grupo creciente de Frentistas abogaban por una reinsercin al sistema poltico, otros al parecer, queran seguir basando el accionar del FPMR-A en las acciones armadas. Este proceso de discusin interna qued repentinamente clausurado, cuando un grupo de Frentistas encabezados por Mauricio Hernndez Norambuena asesinan al senador UDI Jaime Guzmn, en lo que parece ser una imposicin de hecho de la lnea dura en el FPMR-A. Toda tentativa de cambio qued clausurada con esta medida de fuerza.

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C) Libros referentes al Frente Patritico Manuel Rodrguez:

La Lucha de Clases y el Surgimiento del FPMR en Chile, Ed Rodruiguistas, Stgo.1999. Benavente Andrs: El Triangulo del Terror: Frente Manuel Rodrguez Ed. Procuradura de la Repblica, Stgo. 1988. Hertz Carmen, Verdugo Patricia: Operacin Siglo XX Ed. Ornitorrinco, Stgo.1990.

Lozza Arturo: Atentado a Pinochet: El FPMR Fija Posicin Ed. Antarca, Buenos Aires 1987 Palma S. Ricardo Una Larga Cola de Acero (Historia del FPMR 1984-1988) Ed. LOM, Stgo.2001. Pohorecky Adriana: Ignacio Valenzuela: fundador del FPMR,

Testimonios,autoedicin, Stgo. 1995. Restrepo Laura, Bonasso Miguel, Bardini Roberto: Operacin PrncipeEd. Planeta, Buenos Aires 1988. Saldias Claudio :Nacer en Primavera Vol. I, Ed. Rodriguistas Stgo.1998 Saldias Claudio: Nacer en Primavera Vol. II, Ed. Rodriguistas Stgo.2003. Torchio Leandro: Manuel cabalga de Nuevo Ed. Rodriguista, Stgo. 1995 Vidal Hernn:FPMR, El Tab del Conflicto Armado en Chile Ed Mosquito, Stgo. 1995.

D) Libros Complementarios: Bethell Leslie: Historia de Amrica Latina, Ed. Crtica -Grijalbo, Barcelona, 1997 Lenin V.I.: Dos Tcticas de la Socialdemocracia en la Revolucin Democrtica, Ed. Anteo Buenos Aires 1957 Lenin V.I.:Qu Hacer?(s/e). Lenin V. I.:El Estado y la Revolucin Ed. Planeta. Barcelona 1992. Quiroga Z. Patricio: Salvador Allende. Obras Escogidas. Ed. Crtica, Barcelona 1989 Quiroga Z. Patricio: Compaeros. El GAP: la escolta de Allende, Ed. Aguilar, Stgo.2001

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Secretaria

de Comunicacin y Cultura-Ministerio Secretara General de

Gobierno: Informe a la Comisin Verdad y Reconciliacin, Stgo. 1991 Sitton Thad, Mehalky George, O. L. Davis Jr., Historia Oral. Una Gua para profesores (y otras personas), Ed. Fondo de Cultura Econmica. Mxico 1995.

E) Tesis, Ponencias y trabajos sin publicar: lvarez Rolando, Desde las Sombras Una Historia de la Clandestinidad Comunista 1973-1980. Tesis para optar al grado de magster, Universidad de Santiago de Chile. Sgto. 2001. Mientras se desarrollaba esta investigacin este trabajo apareci bajo el formato de libro, editado por LOM. lvarez Rolando, Las Juventudes Comunistas de Chile y el Movimiento

Estudiantil Secundario: Un Caso de Radicalizacin Poltica de Masa (19831988), (s/e) Jimnez Fabiola: La Literatura Chilena de Fin de Siglo (1880-1920), como fuente para la Enseanza de la Historia. Tesis de Grado para optar al grado de Licenciatura en Educacin en Historia y Geografa, Universidad de Santiago de Chile, Stgo 2003. Samaniego Augusto: Lo Militar en la Poltica: Lecturas sobre el cambio estratgico en el PCCH, 1973-1983, Ponencia 2002, en

http://www.palimpsestousach.cl/ revista electrnica del Departamento de Historia de la USACH.

D) Prensa: a) Diarios: Comandos extremistas coparon estudios y planta de Radio Minera.La Tercera, 8 de junio de 1984. Peligra vida del reo secuestrado.La Tercera, 4 de junio de 1985. Dos Extremistas mueren en enfrentamiento con marinos. La Tercera, 14 de junio de 1986. Concluy la protesta en Chile: tres muertos y dos policas heridos.El Clarn, 5 de septiembre de 1986 Prev presiones el embajador de EEUU.El Clarn, 9 de septiembre de 1986. FPMR difundi dura respuesta a Luis Guastavino del Partido Comunista. Diario La poca. 16 de junio 1990 Opositores a lista nica, usan pretextos aejos. Diario la Nacin 24 de Enero de 1991.

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Ortega Javier, et al:La Historia Indita de los Aos Verde Olivo. Serie de 8 reportajes del diario junio del 2001. Miranda Richard: El viraje del PC implica todas las formas de lucha, menos la armada. La Nacin, 5 de noviembre de 2002 Guzmn Hugo: El Frente cumpli su ciclo. La Nacin, 26 de noviembre del 2002. Ran Poly: Caso Ftima, poco avance en la investigacin. La Prensa Austral 7 de octubre 2004, en http://www.laprensaaustral.cl, La Tercera. Publicada desde el 22 de abril al 10 de

b)

Revistas, artculos: Vial Elena: Partido Comunista, Vivito y coleando?. Qu Pasa n? 27 de agosto al 2 de septiembre 1981. Rozas Eliana: El Partido Comunista va o viene?.Qu Pasa n ?28 de junio al 4 de julio de 1984. Benavides Leopoldo, Historia Oral: Problemas y Perspectivas, documento de trabajo n 220, FLACSO-Chile 1984 El Salvador: una Revolucin Democrtica en Tecnologa Militar, ao 7, Especial 1985 Gomez Mara Soledad: El discurso de los partidos comunistas en Amrica Latina y el Caribe en las publicaciones del comunismo internacional Documento de trabajo FLACSO. Mayo 1986. Alternativa popular est bloqueada y El continuismo es evidente. Revista Punto Final n ?marzo 1990. La cruzada armada del PC, Lunes 25 de Mayo al lunes 1 de Junio 1998, en http://.www.quepasa.cl/revista/1415/22.html Osorio Vctor: FPMR 1987-2002: la historia oculta.. La Huella n7 marzo de 2002 Campaa Sebastin y Vergara Pablo:FPMR: Un fantasma sin cabeza Siete +7 n24 agosto 2002 Viscontti Horacio: Ral Pellegrin y el Pensamiento del FPMR. Pretextoss. Publicacin digital en www. Modo50.org/pretextoss// Cuadrado Carlos, Gonzlez Paulo: Los otros rehenes del Frente. En http://www.quepasa.cl/revista/2002/02/24 Arellano Enrique La ideologa militar de EEUU y las dictaduras,27 de sept. 2003. Disponible en http:// www.rebelion.org

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F) Publicaciones del PCCH y del FPMR: Boletn del Exterior. PCCH. Nmeros 69, 70, 71, 72.enerojunio de 1985. El Siglo n7677 Enero 1989. Apuntes Militares Ao III n7 Octubre 1989. El Rodriguista. Ao II n14, abril 1986 El Rodriguista Ao IV n35 agosto 1988 Nuestra Historia y Acerca del Rediseo. En pgina web www.fpmr.org

G) Otras pginas web y recursos digitales consultados: Microsoft Encarta 2004(S.I.): Biblioteca de Consulta 2004. 1 Cd-rom. www.mir-chile.cl www. fsln-nicaragua.com www.ical.cl

Documentos: a) Material documental del PCCH: Carta al Presidente del Partido Demcrata Cristiano, del Partido Comunista de Chile. 12 de marzo de 1978, en Fondo Documental Eugenio Ruiz Tagle, FLACSOChile. Balance de la Lucha de Masas 1979-1980. Documento, probablemente inicios de 1980. Fondo Documental Eugenio Ruiz Tagle, FLACSO-Chile. Carta del PCCH a Andrs Zaldivar, Jaime Castillo, Toms Reyes y Ral Troncoso. 21 de febrero 1980. Fondo Documental Eugenio Ruiz Tagle, FLACSOChile. Lo Militar en la Poltica del Partido. Documento, 10 de mayo 1981. Archivos USACH. Gloria al Heroico y Popular Guerrillero Coronel del Ejrcito Patriota Manuel Rodrguez en el mes del Bicentenario de su Natalicio. Proclama, 25 de febrero de 1985. Fondo Documental Eugenio Ruiz Tagle, FLACSO-Chile. Carta del PCCH al Partido Demcrata Cristiano. Marzo 1985. Fondo Documental Eugenio Ruiz Tagle, FLACSO-Chile. La Izquierda Chilena al Pas: Nuestra propuesta de Concertacin de la Oposicin para la Lucha Democrtica. Documento, probablemente fines de 1986. Archivos USACH. Declaracin del Partido Comunista.proclama, 19 de diciembre 1986. Archivos

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USACH Carta al Arzobispo Bernardino Piera de la Direccin del Partido Comunista. Abril 1987. Fondo Documental Eugenio Ruiz Tagle, FLACSO-Chile. Informe del Pleno del CC de 1987. Documento, probablemente octubre de 1987. Archivos USACH. Algunos Desafos de la Teora. Documento, probablemente 1988. Archivos USACH Anlisis de Coyuntura n15. Documento, probablemente 1988. Archivos USACH La Nueva Situacin Poltica y su Perspectiva General.documento, probablemente fines de 1988. Archivos USACH Nuestro Partido y la Izquierda Chilena.Documento, probablemente 1989. Archivos USACH.

b) Material Documental del FPMR: Las Vacilaciones y la Conciliacin con la Dictadura ya no tienen Cabida Proclama, diciembre de 1984 Fondo Documental Eugenio Ruiz Tagle, FLACSO-Chile. * Proclama emitida en la ocupacin de radio Santiago. Proclama, 8 de octubre 1985, en www.mpmr.org/heroes/procla2. Direccin Nacional FPMR. Proclama, 30 de septiembre 1985. Fondo Documental Eugenio Ruiz Tagle, FLACSO-Chile.* Vspera de Aniversario. Proclama, 7 de noviembre de 1985. Fondo Documental Eugenio Ruiz Tagle, FLACSO-Chile.* Muerte de Patricio Leonel Gonzlez Gonzlez. Proclama, 14 de diciembre de 1985. Fondo Documental Eugenio Ruiz Tagle, FLACSO-Chile. * 14 de diciembre, 1983-1985: dos aos de combate junto al pueblo.Proclama, diciembre de 1985. Fondo Documental Eugenio Ruiz Tagle, FLACSO-Chile Con Todo Fuera Pinochet. Proclama, principios de 1986. Fondo Documental Eugenio Ruiz Tagle, FLACSO-Chile. Organizacin del FPMR. Extracto de informe, probablemente fines de 1986 o principios 1987. Fondo Documental Eugenio Ruiz Tagle, FLACSO-Chile. * Militarizacin de la Poltica?. Proclama, 23 de junio de 1986, en Fondo Documental Eugenio Ruiz Tagle, FLACSO-CHILE A Solidarizar con la Heroica Huelga de los Presos Polticos. Proclama, 19 de marzo de 1987. Fondo Documental Eugenio Ruiz Tagle, FLACSO-Chile. El FPMR una Opcin Cristiana. Proclama, 19 de marzo de 1987, en Fondo Documental Eugenio Ruiz Tagle, FLACSO-CHILE.

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Comunicado FPMR, Cuando la Separacin. Documento Interno, junio de 1987, en http://www.fpmr.org/historia2.html/

El titulo es nuestro, por faltar en el original algn encabezado.

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Informacin disponible en el sitio ARCHIVO CHILE, Web del Centro Estudios Miguel Enrquez, CEME:

http://www.archivochile.com
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