2002 Tipos de Hogar y Pobreza
2002 Tipos de Hogar y Pobreza
2002 Tipos de Hogar y Pobreza
RESUMEN
La evolución en la incidencia de la pobreza por tipo de hogar muestra que ésta es mayor
entre los hogares nucleares que cuentan con hijos y al convertirse en monoparentales. La
incidencia es más alta en 1987, se reduce para 1994 y prácticamente se mantiene para el
2002.
No obstante que en todas las fases del ciclo de vida familiar la incidencia de la pobreza
disminuyó en el periodo 1987-1994, en el periodo más reciente al 2002 la incidencia es
mayor en las etapas en que las familias poseen más hijos dependientes menores de 18
años, lo que expone a estas familias a una mayor vulnerabilidad a situaciones de pobreza.
Los hogares y familias con mayor riesgo de vulnerabilidad ante la pobreza, se hallaron
entre aquellos con mayor cantidad de miembros dependientes menores de edad y
jefeados por mujeres.
INTRODUCCIÓN
En los últimos diez años Costa Rica experimenta un estancamiento en las condiciones de pobreza
y avances significativos en materia de transición demográfica. Los niveles de pobreza se sitúan
alrededor del 20% de hogares por debajo de la línea de pobreza, mientras la mortalidad alcanza a
una esperanza de vida de 78 años y la fecundidad recientemente llega al histórico nivel de
remplazo.
1
Docente e investigador del Departamento de Sociología y del Centro Centroamericano de Población
(CCP), Universidad de Costa Rica. [email protected]
2
Docente e investigador de la Escuela de Economía y del Instituto de Investigaciones en Ciencias
Económicas (IICE), Universidad de Costa Rica. [email protected]
323
Población y Salud en Mesoamérica
Esta situación plantea la pertinencia de estudios de carácter conceptual y empírico que den cuenta
de las relaciones entre el fenómeno de la pobreza y las condiciones de vulnerabilidad
sociodemográfica que experimentan aún una proporción importante de los hogares en el país.
Las tipologías de hogar o familia (tipo de hogar) aluden a la composición de los arreglos
familiares y no familiares, dentro de cada hogar, a partir de las relaciones de parentesco entre sus
miembros con respecto a una persona de referencia, que por lo general es aquella considerada
como jefe o jefa del hogar.
El ciclo de vida de las familias alude a las diversas fases o etapas por las que suelen pasar los
arreglos familiares, desde la constitución de un núcleo inicial (pareja con o sin hijos), pasando por
distintos momentos de cambio de acuerdo al crecimiento del grupo inicial y a las edades de sus
miembros, hasta la disolución de dicho núcleo o su dispersión en nuevos núcleos y arreglos
familiares.
La hipótesis que se maneja en este trabajo, más bien de carácter exploratorio, es la de que el tipo
de hogar y la fase del ciclo de vida familiar, pueden verse también como una expresión de las
condiciones de vulnerabilidad sociodemográfica, que se agrava en los hogares en condición de
pobreza. Dicha vulnerabilidad expone a los hogares y sus miembros a mayores riesgos de
exclusión social y facilitan la reproducción intergeneracional de la pobreza.
Luego de esta introducción, este trabajo se compone de una primera sección donde se reseña la
evolución de la pobreza en Costa Rica y las principales características de los pobres; en la
sección siguiente se dan las principales orientaciones conceptuales y metodológicas que guían el
trabajo; en la siguiente se describen los hogares totales con base en las dos variables de estudio:
ciclo de vida familiar (CVF) y tipo de hogar (TH); en la quinta sección se profundiza en los
principales hallazgos sobre la pobreza de acuerdo al CVF y las características de los miembros
que las componen; y finalmente se resumen las principales conclusiones del estudio.
324
Tipos de hogar, ciclo de vida familiar y pobreza en Costa Rica 1987-2002
La evolución de la pobreza
Desde una perspectiva temporal amplia, las informaciones disponibles sobre la evolución de la
pobreza muestran que su incidencia ha marchado a la par del ciclo económico. Durante la década
de los sesenta, la pobreza se reduce de cerca del 50% en 1961 a un poco más de una cuarta parte
de las familias en 1971, en el marco de un fuerte crecimiento económico (Piñera, 1979; Fields,
1980). Durante el decenio de los setenta, la incidencia de la pobreza continuó su tendencia
descendente, aunque a ritmos diferentes según la fuente y también como parte de un período de
crecimiento económico (CEPAL, 1991; Trejos, 1995b). Esta vinculación con el ciclo económico
es más clara durante los años ochenta, cuando los grupos urbanos asalariados de baja calificación
se mostraron como los más vulnerables a la crisis de inicios de los ochenta (Sauma y Trejos,
1990; Seligson, Martínez y Trejos, 1997).
La incidencia de la pobreza aumenta fuertemente durante la crisis de inicios de los años ochenta
y, aunque luego este proceso se revierte, tiende a incrementarse con menos intensidad durante los
ajustes recesivos de 1990/91 y 1995/96 (Céspedes y Jiménez, 1995; Trejos, 2000a). Este patrón
se reproduce aún si se utilizan distintas líneas de pobreza o se ajustan los ingresos por
subdeclaración o por falta de respuesta y se mantiene tanto para la incidencia como para la
intensidad y la profundidad (Sauma y Garnier, 1998; Trejos, 2000a; Trejos y Montiel, 1999).
Si la pobreza se define como una situación de ingresos insuficientes para satisfacer las
necesidades materiales básicas de la familia y para su medición se acude a las Encuestas de
Hogares de Propósitos Múltiples (EHPM) del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC),
el panorama de su evolución durante los últimos dieciséis años se resume en el gráfico II.1.3
Según esta información, la incidencia de la pobreza medida como el porcentaje de familias bajo
los umbrales de pobreza, desciende pasando de afectar al 29% de las familias en 1987 a solo el
20% siete años más tarde (1994), con un incremento coyuntural pero importante, durante 1991.
A partir de ese año y por los siguientes ocho, la incidencia de la pobreza se estanca oscilando
entre el 20% y el 21%. Este estancamiento se produce a pesar de que la economía creció, la
inversión social per cápita se expandió y el empleo también aumentó (Proyecto Estado de la
Nación, 2002). Cabe destacar que esta evolución de la pobreza es similar tanto si la atención se
pone en el ámbito urbano o en la zona rural. También se mantiene la misma evolución si se
consideran las personas en vez de las familias o si se pone la atención en la pobreza extrema.
Finalmente y como se muestra en el gráfico II.1, la misma dinámica se reproduce cuando la
atención se pone en otros indicadores de la pobreza, como la intensidad y la severidad, que son
más sensibles a los cambios distributivos.4 Este último resultado permite a su vez centrar la
atención sólo en la incidencia de la pobreza para evaluar el posible impacto de las variables
demográficas, resumidas en el ciclo de vida y el tipo del hogar, en el estancamiento de la pobreza.
3
Estas estimaciones oficiales de la pobreza, surgen del uso de líneas de pobreza diferenciadas por zona, que se
confrontan con los ingresos familiares per cápita, sin consideración de escalas equivalentes. Los ingresos se ajustan por
zona para corregir posible subdeclaración y omisión de rubros, aunque no se imputan los ingresos no reportados y se
excluyen las familias que se reportan sin ingresos corrientes (DGEC, 1996). Para el año 2002, las líneas de pobreza
mensuales por persona son de 28.895 colones ($80) para la zona urbana y de 22.714 colones ($63) para la zona rural.
Las de pobreza extrema o indigencia se sitúan en los 13.255 colones ($37) para la zona urbana y los 11.530 ($32) para
el rural.
4
La intensidad de la pobreza considera tanto la proporción de pobres (incidencia) como su nivel de pobreza en
términos de cuánto se alejan sus ingresos del umbral de pobreza (qué tan pobres son). La severidad de la pobreza
considera ambos aspectos, solo que les da un mayor peso (ponderación) a las familias cuánto más pobres son.
325
Población y Salud en Mesoamérica
Los datos del gráfico II.1 corroboran lo señalado en el párrafo previo y cabe resaltar dos
resultados. El primero tiene que ver con la ausencia de un proceso de empobrecimiento durante
las reformas económicas que se enfatizan a partir de mediados de los ochenta, fuera de los
episodios recesivos señalados. Este resultado ha sido explicado por el efecto favorable de las
reformas en el sector agrícola (Morley y Alvarez, 1992), por el papel de los salarios mínimos
(Sauma y Garnier, 1998), por el mantenimiento de bajos niveles de desempleo que posibilitaron
aumentos en los salarios reales (Sauma y Vargas, 2000) y por la gradualidad y especificidad de
las reformas que no contemplaron, entre otras cosas, despidos masivos de empleados públicos por
procesos de privatización (Trejos, 2000a). En efecto y como apoyo a esta última hipótesis, no
existe evidencia cuantitativa ni cualitativa sobre la irrupción de los llamados “nuevos pobres”,
esto es, sectores medios empobrecidos por las reformas, especialmente exempleados públicos
(Sojo, 1997).
El segundo resultado tiene que ver con el estancamiento de la incidencia de la pobreza alrededor
del 20% de las familias durante los últimos ocho años y a pesar del crecimiento económico.
Según Trejos (2002a) varias son las explicaciones que se han delineado para explicar este
estancamiento en la incidencia, intensidad y severidad de la pobreza desde el año 1994. La
primera alude a la magnitud y calidad del crecimiento económico. En cuanto a la magnitud se
alude que un crecimiento económico insuficiente no permite que mejoren los ingresos reales de
los trabajadores y en esa medida los ingresos reales de los hogares. En cuanto a la calidad del
crecimiento se señala que si este es excluyente o concentrado en ciertas actividades que
demandan principalmente trabajadores calificados, ello no permite crear empleos para los
trabajadores menos calificados que son los que conforman los hogares más pobres.
Una segunda explicación del estancamiento de la pobreza se refiere al deterioro del capital
humano de la población activa. El argumento es que la crisis de los años ochenta redujo
sensiblemente la cobertura de la educación secundaria y esta baja cobertura se ha mantenido hasta
principios de los años noventa cuando se recuperan los niveles de cobertura existentes antes de la
crisis de la deuda (Trejos, 2000b). Así a partir de mediados de los años noventa se estarían
incorporando al mercado de trabajo mayoritariamente personas que no han completado la
educación secundaria y en esa medida no cuentan con el capital humano suficiente para obtener
ingresos que les permitan superar los umbrales de pobreza.5 Esto estaría mostrando los efectos a
mediano plazo de deterioros en la política social, particularmente la educativa, resultados que
podrían estarse apoyando también por una fuerte inmigración de trabajadores con menor perfil
educativo.
5
CEPAL (1998) ha estimado que los trabajadores jóvenes requieren por lo menos secundaria completa (12 o 13 años
de educación en el caso de Costa Rica) para tener una probabilidad del 80% o más de superar o no caer en la pobreza.
326
Tipos de hogar, ciclo de vida familiar y pobreza en Costa Rica 1987-2002
En este trabajo se busca explorar una nueva línea de explicación vinculada con los cambios
demográficos. Si la incidencia o riesgo de pobreza aumenta conforme la población y las familias
envejecen, entonces, sin cambios en la incidencia de la pobreza, el estancamiento puede surgir de
un cambio en la estructura demográfica hacia personas y hogares más “viejos”. Los jefes de
hogar de mayor edad presentan crecientes problemas para mantenerse en el mercado de trabajo y
en ausencia de una adecuada cobertura de la seguridad social aumenta el riesgo de caer por
debajo de los umbrales de pobreza. Pero también la presencia de recomposiciones de los hogares
hacia organizaciones que los hacen más vulnerables a la pobreza, como los monoparentales, en
particular los que están a cargo de mujeres, y los unipersonales, pueden aportar en la explicación
demográfica del estancamiento. La propuesta seguida en este trabajo es la de utilizar el ciclo de
vida del hogar y el tipo de hogar como variables que resumen los posibles cambios demográficos
que repercuten sobre la pobreza.
Distintos estudios sobre la pobreza, como los citados previamente, tienden a corroborar el perfil
sociodemográfico de los hogares pobres: el predominio de la pobreza en la zona rural, hogares de
mayor tamaño por la mayor cantidad de niños y con presencia creciente de jefatura femenina;
inserciones precoces y menos exitosas al mercado de trabajo, asociadas con abandonos tempranos
del sistema educativo, más claro para los hombres, quienes ostentan bajos niveles educativos, en
tanto que las mujeres, también con baja educación, tienden a participar con menor intensidad en
el mercado de trabajo (Trejos, 1990). El reducido capital humano de las mujeres limita sus
posibilidades de inserción, en tanto que la presencia de niños se convierte en una barrera para
entrar al mercado de trabajo, a no ser que otras mujeres más jóvenes puedan sustituirlas en ese
papel, aunque a costa de las posibilidades de acumulación de capital humano en las últimas
(Trejos y Montiel, 1999).
6
Ello supone una relación de sustitución entre ambos tipos de trabajadores. No obstante, si los inmigrantes vienen a
realizar tareas que los locales menos calificados ya no quieren ejecutar, la relación es de complementariedad y podría
ser compatible con aumentos en el empleo y los ingresos de los trabajadores locales.
327
Población y Salud en Mesoamérica
acceso al sistema educativo ha mejorado entre los pobres durante la última década, aún se torna
insuficiente para garantizarle a los jóvenes de esos hogares la acumulación del capital humano
necesario para superar en el futuro los umbrales de pobreza.7
Para las familias vinculadas con el desarrollo de actividades no agrícolas en pequeña escala o
sector informal urbano, Trejos y Montiel (1999) han encontrado que si bien el acceso al crédito es
muy limitado, cuando éste se da, mejoran las posibilidades de acumulación del capital productivo
y su rentabilidad. También encuentran que la diversificación de fuentes de ingreso dentro del
hogar, con la inserción de sus miembros en actividades diferentes al micronegocio reduce
sensiblemente la vulnerabilidad del hogar a sufrir episodios de privación.
Este perfil se corrobora y complementa con los indicadores mostrados en el cuadro II.1 para el
año 2002. El mayor tamaño de los hogares pobres, por la mayor presencia de niños, sugiere una
fecundidad mayor y una transición demográfica más atrasada. Esto hace que los hogares con
niños tengan un mayor riesgo de pobreza, por la mayor dependencia económica, y que por lo
tanto los niños padezcan en mayor proporción del flagelo de la pobreza (Trejos, 2002b),
aumentando el riesgo de la transferencia intergeneracional de la pobreza (Uthoff, 1990). Ello
sugiere que no solo los hogares en las etapas finales del ciclo de vida podrían enfrentar un mayor
riesgo de pobreza, sino también aquellos en las etapas iniciales del ciclo. Pese a que la población
de 60 o más años, aún representa una proporción reducida de la población total de los hogares, es
claro también que se encuentran sobrerepresentados entre los hogares pobres apoyando la
hipótesis del envejecimiento.8
Pese a no existir diferencias entre el número de miembros en edad de trabajar, entre hogares
pobres y no pobres, una vinculación menos intensa y menos exitosa al mercado de trabajo, y
consecuentemente, una menor protección de la seguridad social a la hora del retiro, son aspectos
asociados con la pobreza por ingresos y que refuerza la dependencia económica de los hogares
pobres. Los hogares monoparentales, en particular los jefeados por mujeres son más frecuentes
entre los hogares pobres, lo que indica que estas formas crecientes de organización familiar se
asocian con mayores riesgos de pobreza. Los hogares no nucleares, también muestran una
presencia mayor entre los pobres, sugiriendo estrategias no exitosas de superación de la pobreza.
7
Según estimaciones de la CEPAL (2000a), los jóvenes en Costa Rica requieren de 13 a 14 años de educación (más
que secundaria completa) para contar con buenas probabilidades de no caer en la pobreza.
8
Para una incidencia de la pobreza en el año 2002 de casi el 21% a nivel de familia, sube al 24% cuando se considera
la población, por el mayor tamaño familiar. La mayor presencia de niños y de adultos mayores hace que entre los
menores de 12 años la incidencia de la pobreza se eleve al 31% y al 28% para la población de 60 o más años.
328
Tipos de hogar, ciclo de vida familiar y pobreza en Costa Rica 1987-2002
Finalmente, los jefes de los hogares pobres muestran una edad media un tanto mayor, apoyando la
hipótesis del envejecimiento, y claramente niveles educativos más limitados. En tanto el logro
educativo de los hijos dependa marcadamente del clima educativo del hogar (CEPAL, 1998), es
claro que los niños los hogares pobres enfrentan menores posibilidades de mantenerse
exitosamente en el sistema educativo y con ello enfrentan mayores posibilidades de reproducir
generacionalmente la pobreza.
Como ya se explicó en la sección anterior, durante la década de los años noventa Costa Rica al
igual que otros países latinoamericanos experimentaron un estancamiento, cuando no un aumento,
en sus índices de pobreza, afectando a grupos sociales y regiones con claro rezago social y
económico.
Por su parte, la dinámica de la población de Costa Rica acusa una serie de indicadores que ubican
a este país en niveles de una sociedad moderna y de ventaja relativa frente a otros países, sobre
todo del área centroamericana. Con una esperanza de vida al nacer de 78 años y una fecundidad
que el año 2002 alcanzó el valor de remplazo de 2.1 hijos por mujer, junto a un saldo migratorio
positivo de alrededor de 20 mil personas anualmente.
Ambas dimensiones, los rezagos en materia de equidad social y económica, y los avances en
materia demográfica, aparecen estrecha y contradictoriamente ligadas. Sin embargo la dirección e
intensidad de sus interrelaciones continúan siendo parte de debates e interpretaciones sin claro
consenso. Así por ejemplo, la persistencia de problemáticas en áreas geográficas y grupos
sociales más pobres, tales como la fecundidad temprana en adolescentes, el trabajo infantil,
situaciones de violencia, la deserción escolar, situaciones de desempleo o empleo en actividades
poco productivas, y las inadecuadas condiciones materiales de vida de ciertos grupos; se dan
junto a pautas de comportamiento y estilos de vida modernos que promueven una mayor
participación de las mujeres en el mercado laboral y en la educación superior, y en general una
modificación de pautas de valores culturales mediatizada por una mayor circulación de
información producto de los procesos de integración y globalización (Ariza y De Oliveira, 2001).
Esta situación apunta no sólo a reavivar las viejas polémicas teóricas e ideológicas, en el campo
científico y político, acerca de las posibles relaciones causa-efecto entre la dinámica demográfica
y las características o dimensiones de los procesos de desarrollo, sino también a analizar tales
discusiones desde enfoques y metodologías renovadas, que además de confirmar la existencia de
comportamientos y situaciones diferenciales entre grupos sociales, permita dar cuenta de las
características sociodemográficas y estructurales de la pobreza que contribuyen a reproducir las
condiciones de vulnerabilidad social y demográfica que presenta este amplio sector poblacional.
329
Población y Salud en Mesoamérica
Las variables e indicadores para mostrar las condiciones de vulnerabilidad sociodemográfica son
muchos y de variado alcance. Los primeros estudios demográficos en América Latina sobre
diferenciales en la mortalidad y la fecundidad, comprobaron la asociación significativa con
variables como el nivel de educación, la residencia urbana-rural, el grupo socio-ocupacional de
pertenencia, la etnia, entre otros. Los estudios con hogares y familias también brindaron otras
variables que ahora pueden analizarse entre pobres y no pobres (por ingreso o necesidades básicas
insatisfechas), como las tipologías de hogar, las jefaturas de hogar por sexo, y el ciclo vital de las
familias (como se analizarán en este trabajo).
Los propósitos de los estudios sobre vulnerabilidad social y demográfica apuntan entonces a
identificar grupos de mayor riesgo, de acuerdo a la vulnerabilidad que presentan, y a comprender
las condiciones sociodemográficas que exponen a tales riesgos. También en términos
sociodemográficos tales estudios permiten identificar grupos que presentan rezago en materia de
transición demográfica (Schkolnik y Chackiel, 1998).
Como se dijo al principio, para el presente trabajo, se verá al tipo de hogar y las fases o etapas del
ciclo de vida de los hogares, como condiciones que exponen a una mayor vulnerabilidad social
ante el riesgo de pobreza. A continuación se explica como se han operacionalizado estas
variables a partir de la definición de hogares y familias que manejan los censos y encuestas.
En el caso de Torrado, se distingue para el estudio de la familia y las estrategias familiares de vida,
entre unidades de análisis (nivel teórico), unidades de observación (nivel metodológico) y unidades
de cuenta (nivel empírico)
Como unidad de análisis, la unidad familiar o doméstica indicaría el grupo de personas que
interactúan, regular y permanentemente, a fin de asegurar mancomunadamente el logro de uno o
varios de los siguientes objetivos: la preservación de su vida, el cumplimiento de todas aquellas
prácticas, económicas y no económicas, indispensables para la optimización de sus condiciones
materiales y no materiales de existencia.
En general, esta interacción implica la coresidencia en una misma unidad de habitación o en estrecha
cercanía residencial, la vinculación por relaciones de parentesco y el funcionamiento como unidad de
consumo y en ocasiones de producción; dependiendo en cada caso de la posición socioeconómica de
330
Tipos de hogar, ciclo de vida familiar y pobreza en Costa Rica 1987-2002
la unidad familiar. Esto permite perfilar las características de una definición operacional como unidad
de observación.
Lo anterior involucra dos o tres definiciones que en el diseño de censos o encuestas deben quedar
debidamente clarificados y que, por lo general, siguen los lineamientos de las recomendaciones
internacionales que se dan con ocasión de la ronda de censos en cada decenio. Son éstas, las
definiciones de vivienda, hogar y familia.
Para la familia, los criterios tienen que ver con determinado grado de vinculación de parentesco (por
sangre, matrimonio o adopción) y con cierta estructuración, de acuerdo a la etapa en que se encuentra
la familia en lo que se denomina ciclo vital familiar. Dicho ciclo va desde el núcleo inicial (pareja de
cónyuges con o sin hijos) hasta la disolución del núcleo o el cambio a distintos tipos de agrupación,
al incluir otros miembros familiares o no, e incluso, otros núcleos emparentados al núcleo inicial o
principal por vía ascendente o descendente (vertical u horizontal).
Si bien estas definiciones resultan ser conceptualmente claras e independientes, de forma que a cada
vivienda puede corresponder más de un hogar y cada hogar puede estar estructurado de manera
distinta en términos familiares y no familiares, puede presentar problemas en términos operativos.
Los más serios suelen presentarse al momento de identificar hogares dentro de la vivienda y núcleos
familiares en la vivienda o el hogar9.
9
Una discusión mayor sobre este tema se abordan en Barquero (2002).
331
Población y Salud en Mesoamérica
En Costa Rica las investigaciones sobre estructuras familiares siguen con leves variantes este
segundo procedimiento, en términos de trabajar las variables de relación de parentesco contenidas
en censos nacionales y encuestas de hogares para poner a prueba tipologías de hogar (Reuben,
1996, Kühlmann y Soto, 1994, y Vega, 1994, está ultima incorpora también encuestas
exploratorias). Más recientemente, el INEC agregó por primera vez a la base de datos y la
publicación del Censo Nacional del 2000 de Costa Rica, la variable de tipo de hogar propuesta
por Barquero (2002).
Todos estos estudios sobre la estructura de los hogares costarricenses dan cuenta del predominio
de los hogares nucleares (porcentajes del orden de 50% al 60 %). Se constata también, como en
otros estudios en América Latina, el incremento de hogares monoparentales, principalmente
jefeados por mujeres, así como los hogares unipersonales
Para efectos del presente trabajo la definición de la variable tipo de hogar (TH), está basada en la
propuesta para la construcción de dicha variable en los tabulados del Censo 2000, elaborada por
Barquero y que con ligeras modificaciones de reordenamiento, en términos de la desagregación
de los hogares compuestos o ampliados, es lo seguido por Araya (2004). Aquí se utiliza una
nomenclatura resumida para efectos de la elaboración de los cuadros que se presentarán.
• Nuclear sin hijos: jefe(a) y cónyuge, sin hijos, sin otros familiares y sin no familiares.
• Nuclear con hijos: jefe(a), cónyuge e hijos, sin otros familiares y sin no familiares.
• Nuclear monoparental: jefe(a), sin cónyuge, con hijos, sin otros familiares y sin no
familiares.
• Extenso sin hijos: Nuclear sin hijos, con otros familiares, sin no familiares.
• Extenso con hijos: Nuclear con hijos, con otros familiares, sin no familiares.
• Extenso monoparental: Nuclear monoparental, con otros familiares, sin no familiares.
• Extenso sin núcleo: jefe(a), sin cónyuge y sin hijos, con otros familiares, sin no
familiares
10
Véanse los trabajos de Torrado (1981) para Argentina, Reuben (1996) para Costa Rica, Arriagada (1997, 2001
y 2002) para países latinoamericanos.
332
Tipos de hogar, ciclo de vida familiar y pobreza en Costa Rica 1987-2002
Como se verá más adelante, el hecho de que más de la mitad de los hogares caen en la categoría de
hogares nucleares, llevó a explorar otros tipos de agrupamientos que dieran cuenta del otro
procedimiento o variable mencionada arriba: el ciclo vital de las familias u hogares.
Como se mencionó, el ciclo de vida de las familias alude a las diversas fases o etapas por las que
pasan los arreglos familiares, desde la constitución de un núcleo inicial pasando por distintos
momentos de cambio de acuerdo al crecimiento del grupo inicial y a las edades de sus miembros,
hasta la disolución de dicho núcleo o su dispersión en nuevos núcleos y arreglos familiares.
Para la definición de la variable ciclo de vida de las familias se parte de las propuestas de
Espíndola (1997), Arriagada (1997 y 2002) y Araya (2004). Las variables definitorias del ciclo
son principalmente la edad de las mujeres y los hijos. En nuestro caso la edad de la mujer fue a
los 40 años (como en Arriagada, 2002) y para los cortes de edad de los hijos se sigue a Araya
(2004) pero abriendo los del ciclo de salida en dos grupos según la edad de los hijos menores.
También se desagregan los hogares unipersonales en dos grupos según la edad de la persona pues
la incidencia de la pobreza se asocia directamente con la edad.
• Pareja sola: jefe (a) y cónyuge sin hijos, donde la edad de la mujer sea menor de 40
años.
• Inicio: jefe (a), con o sin cónyuge, cuyo hijo mayor tenga entre 0 a 5 años.
• Expansión: jefe (a), con o sin cónyuge, cuyo hijo mayor tenga entre 6 y 11 años.
• Consolidación: jefe (a), con o sin cónyuge, cuyo hijo mayor tenga entre 12 y 17 años.
• Estabilización: jefe (a), con o sin cónyuge, cuyo hijo mayor tenga 18 años o más y el
hijo menor tenga 18 años o menos.
• Desmembramiento o Salida: jefe, con o sin pareja, cuyo hijo menor tenga 18 años o
más.
• Nido vacío: jefe (a) y cónyuge sin hijos, donde la edad de la mujer sea de 40 años o
más.
• Sin núcleo: jefes sin pareja ni hijos y con otros familiares o no familiares.
• Unipersonal adulto: Únicamente el jefe (a), menor de 60 años de edad.
• Unipersonal mayor: Únicamente el jefe (a), de 60 o más años de edad.11
Una de las desventajas del concepto tradicional de ciclo de vida de la familia, es que sólo
considera la experiencia de la familia nuclear, por lo que en nuestro caso la definición operativa
de la variable considera hogares con pareja sólo en las categorías extremas y en las intermedias se
11
Nótese que estas tres últimas categorías no constituyen parte del ciclo propiamente dicho pero resultan relevantes
para el análisis de la vulnerabilidad en este trabajo.
333
Población y Salud en Mesoamérica
aceptan hogares con y sin parejas. Esta opción de considerar el ciclo del hogar en general y no
sólo del hogar familiar, aunque no resuelve por completo dicha desventaja, permite admitir otros
arreglos familiares como los hogares monoparentales productos de la separación, muerte o no
convivencia del cónyuge o pareja 12.
Tanto en los primeros estudios del ciclo de vida como de las tipologías de hogar, las hipótesis que
estarían detrás son, por un lado, la de que los procesos de industrialización, urbanización y
modernización de las sociedades llevarían a una nuclearización creciente de las familias, y por
otro, que las familias despliegan estrategias de vida de manera conciente e inconsciente, que
facilitarían el crecimiento paulatino de las familias extensas y monoparentales jefeadas por
mujeres.
Los resultados obtenidos en este trabajo que a continuación se presentan de las variables tipo de
hogar y ciclo de vida del hogar para Costa Rica, primero para el conjunto total de los hogares y
después para aquellos en condición de pobreza; apuntan en la dirección de ambas hipótesis según
consideran distintas variables socioeconómicas y demográficas.
Como se muestra en el cuadro IV.1 la composición de los hogares en Costa Rica muestra un
patrón concentrado en los hogares nucleares (alrededor del 70% en el periodo), donde más de la
mitad de los hogares se componen de parejas con o sin hijos, lo que corrobora los hallazgos de
estudios previos citados en la sección anterior. Los hogares extensos principalmente con hijos,
son en orden de importancia relativa los que aparecen en segundo lugar (20%) y el restante 10 %
se distribuye entre hogares compuestos y principalmente unipersonales.
Los resultados evidencian también lo que otros estudios encuentran para otros países
latinoamericanos: un aumento de los hogares monoparentales y unipersonales y de parejas sin
hijos, durante el periodo estudiado. En el gráfico IV.1 se puede observar que en el periodo más
reciente la tendencia es a una paulatina disminución de los hogares nucleares con hijos y a un
aumento de los nucleares sin hijos y los monoparentales (principalmente los jefeados por mujeres,
como se comenta más adelante).
Estos cambios parecen estar asociados a modificaciones en los valores y funciones asignados a la
formación de uniones, a la familia y la sexualidad, así como a cambios en las estructuras por
edades que aumenta el número de personas en edades de unión conyugal (Arriagada, 1997 y
2002).
Al examinar la estructura por grupos de edad en cada tipo de hogar, en el gráfico IV.2 se ve más
claramente los efectos de la transición demográfica: se observa un predominio de población en
edades mayores de 18 años, con una tendencia a hacerse más numerosos al periodo más reciente,
12
Un problema adicional, específico de las encuestas de hogares, surge con que los ponderadores se redondean por
persona y no por hogar. En esta dirección, al expandir los datos pueden salir más jefes que parejas, o al revés, sobre
todo en los casos de parejas solas. Esto, si bien es cuantitativamente irrelevante, sobre todo cuando lo que interesa son
los cambios en las estructuras relativas, debe tenerse en cuenta.
334
Tipos de hogar, ciclo de vida familiar y pobreza en Costa Rica 1987-2002
Es de notar que los cambios más significativos se dan principalmente entre 1987 y 1994, periodo
que coincide con la disminución de la pobreza a los niveles en que se estancó a partir de 1994 y
hasta el 2002.
Otro de los rasgos sobresalientes en los arreglos familiares latinoamericanos es el aumento en los
hogares jefeados por mujeres, con hijos y sin compañero, principalmente, pero también los hay
además extensos con otros familiares; lo cual puede en muchas ocasiones ser fuente de
desventajas sociales para ellas y los demás miembros bajo su responsabilidad. Para el caso que
nos ocupa en el cuadro IV.2 se presentan las distribuciones de hogares por tipo y sexo de las
jefaturas. Nótese que aunque los hogares nucleares con hijos tienen a un hombre como jefe de
hogar en poco más de dos terceras partes (64% en 2002), destacan los hogares con mujeres jefas
en los tipos monoparentales nucleares y extensos (43 y 24 por ciento, respectivamente).
Los resultados descritos hasta aquí muestran en general que los tipos de hogar expresan los
efectos de la transición demográfica, así como una creciente aparición de hogares con
características de vulnerabilidad. En el siguiente apartado se analizan como se expresan tales
características de acuerdo a la variable ciclo de vida del hogar, bajo la premisa de que ésta indica
mejor los cambios en la dinámica familiar y expone a riesgos de pobreza distintos en cada
momento o etapa del ciclo de los hogares.
Se describen primero los resultados de la variable ciclo de vida del hogar para el total de hogares,
antes de profundizar en como se expresan por niveles de pobreza.
En el cuadro IV.3 se observa primero que la variable ciclo de vida familiar pareciera representar
mejor que las tipologías de hogar, la situación de los hogares en cuanto a su tránsito por
diferentes conformaciones, ya que su distribución es más uniforme y en el caso de los hogares
familiares (cerca del 90 %), muestra el comportamiento cíclico esperado y que está asociado a
cambios en la dinámica demográfica y sociocultural de la familia.
Resulta interesante observar los cambios en el periodo, en tanto los ciclos de las familias pueden
estar asociados a la baja de la fecundidad (la tasa global pasó de casi 3.3 a 2.1 en el periodo que
nos ocupa) y el envejecimiento poblacional (se ganaron 2 años de esperanza de vida). Así, los
resultados parecen confirmar el traslado de los hogares hacia las etapas en que los hijos tienen
más edad e inician el desmembramiento del núcleo inicial, produciendo un aumento ligero en los
335
Población y Salud en Mesoamérica
hogares sin hijos en parejas adultas, que pasan 4 a 7 por ciento del total de hogares, así como los
hogares unipersonales que alcanzan al 7% en el 2002 (según se obtenga como tipo o ciclo del
hogar).
Al considerar la variable ciclo del hogar por edad de sus miembros y sexo de las jefaturas, se
desprenden situaciones que hacen pensar en la existencia de mayores riesgos y vulnerabilidad
sociales en ciertas etapas.
En el caso de la edad de los miembros, en el gráfico IV.4 se muestra la situación al 2002 para los
hogares familiares, donde se observa una mayor presencia de niños y jóvenes menores de 18 años
en las primeras etapas, principalmente en los hogares más numerosos entre éstas (expansión, con
hijos en edad escolar). En las edades intermedias de 18 a 49 años, principalmente se agrupan en
hogares de parejas sin hijos y de familias en las etapas iniciales. Un porcentaje más alto de
personas adultas y de mayor edad se ubican en las etapas finales de desmembramiento y nido
vacío. En otras palabras, los resultados tienden a mostrar que las personas van dejando sus
familias o núcleos iniciales conforme avanzan en la edad, con lo que producen una concentración
de personas mayores de 50 años anos residiendo en hogares o familias sin hijos o solas
(unipersonales).
Esta distribución por edad y ciclo familiar trae consecuencias evidentes en cuanto a la
vulnerabilidad ante la pobreza, en tanto estos hogares destacados tienen personas en edades más
dependientes (menores edad y de edad avanzada) que los preceptores de ingresos.
Para el sexo de las jefaturas, en vista de su relación directa con la vulnerabilidad a la pobreza, se
presenta en el cuadro IV.4 para los tres momentos del estudio. Se observa en general que en todos
los años se pasa de una clara mayor jefatura masculina a una mayor importancia relativa de
hogares jefeados por mujeres, conforme se pasa de las etapas iniciales a las finales del ciclo de
vida de las familias, lo cual es producto en parte de los patrones de nupcialidad y mortalidad
diferenciales entre hombres y mujeres, pero también asociado a las diferencias de género en
cuanto a estrategias de vida. Cabe destacar la mayor presencia de hogares a cargo de mujeres en
los casos en que la familia tiene hijos con edades alrededor de 18 años, y en hogares que inician
el desmembramiento (hijos menores con más 18 años), así como en hogares unipersonales con
jefas de mayor edad.
Nótese que al igual que la variable tipo de hogar, la variable ciclo acusa cambios mayores entre
1987 y 1994, que entre 1994 y el 2002, coincidiendo también con la evolución de la pobreza
comentada al inicio de este trabajo, lo cual se explorará en el capitulo siguiente para el caso de los
hogares en condición de pobreza.
Una mayor incidencia de la pobreza en hogares con hijos menores o en hogares extendidos y
compuestos, es un hecho documentado para América Latina durante los años noventa (Arriagada,
1997 y 2002), aunque circunscrito en general a las zonas urbanas. Aquí se busca avanzar tanto
con mediciones para el país en su conjunto, como para una apertura mayor de las etapas del ciclo
y del tipo de hogar. Ya Retamoso (2002) había propuesto una apertura en la etapa inicial del
ciclo de vida para separar los hogares con niños en edad escolar. Aquí se avanza estableciendo
además una apertura en la penúltima etapa, separando los hogares con hijos de 18 años o más
años, en aquellos que todavía tienen otros hijos menores de 18 años de aquellos en que todos
336
Tipos de hogar, ciclo de vida familiar y pobreza en Costa Rica 1987-2002
tienen edad adulta, pues la movilización de activos es diferencial y por ende el riesgo de pobreza.
También en línea con lo establecido por Arriagada (2002) se eleva la edad de la madre al hacer la
separación entre la pareja sola y el nido vacío.
El cuadro V.1 busca ofrecer información para el año 2002 sobre si la etapa del ciclo de vida por la
que atraviesa el hogar o el tipo de hogar de que se trata, aumentan o reducen la vulnerabilidad a
sufrir situaciones de privación material. Una mayor vulnerabilidad a sufrir cuadros de pobreza
por insuficiencia de ingresos está asociada a las posibilidades de movilizar recursos por el hogar,
en particular su fuerza de trabajo que es el recurso más abundante, y a la cantidad de dependientes
que posea el hogar. El cuadro muestra tanto la incidencia de la pobreza como la distribución de
los hogares pobres y en situación de pobreza extrema.
Entre los hogares no familiares, los unipersonales manifiestan una menor incidencia de la pobreza
con respecto a los hogares sin núcleo. La ausencia de dependientes puede explicar este resultado.
El mismo patrón se reproduce cuando la atención se pone en la pobreza extrema, aunque por el
menor número de observaciones, los resultados pueden tornarse menos robustos.
La distribución de los hogares pobres tiende a reproducir y acentuar la distribución de los hogares
totales pues los grupos más numerosos son a su vez los que tienden a mostrar mayores
extensiones de la pobreza. Así, los hogares familiares en la etapa de consolidación (hijo mayor
entre 12 y 17 años) se mantienen como el grupo más numeroso y representan una cuarta parte de
los hogares pobres del país. Si le agregamos los hogares en la etapa de inicio y expansión, esto
es, los hogares que solo tienen hijos menores de edad, ellos representan la mitad de los hogares
pobres del país y un grupo de atención especial en el combate de la pobreza, pues es en ellos
donde se consolida, o se rompe, el círculo de reproducción intergeneracional de la pobreza.
La relación entre tipo de hogar y pobreza es menos clara ya que la mayoría de los hogares se
constituyen en hogares nucleares (ver gráfico V.2). Dentro de ellos, la presencia de hijos o la
ausencia de pareja aumenta el riesgo de pobreza. No obstante, como la mitad de los hogares del
país son nucleares completos con hijos, es claro que se requiere conocer la etapa del ciclo en que
se encuentran para tener una mejor idea de su situación de vulnerabilidad relativa. Los hogares
337
Población y Salud en Mesoamérica
extendidos, que representan cerca de una quinta parte de los hogares del país, aportan casi una
cuarta parte de los hogares pobres, con riesgos de pobreza superiores a los homólogos nucleares,
aunque sin un patrón definido. Ello sugiere que la estrategia de agrupamiento para enfrentar la
pobreza no parece del todo exitosa. Los hogares compuestos, que resultan marginales dentro de
la organización familiar del país, muestran por el contrario un riesgo de pobreza ligeramente
menor. Ello sugiere que los hogares extendidos tienden a aportar relativamente más
dependientes, en tanto que los compuestos aportan más perceptores potenciales. Del resto de
hogares, solo los unipersonales tienen cierta presencia y con una incidencia de la pobreza
ligeramente por debajo de la media nacional.
Dado que la variable ciclo de vida del hogar ofrece una mejor discriminación en cuanto a la
vulnerabilidad relativa a sufrir situaciones de privación, el cuadro V.2 presenta una serie de
indicadores de los hogares pobres según su ciclo de vida y poniendo el énfasis en los hogares
familiares. Partiendo de las dos personas por hogar en el caso de la pareja joven, el tamaño del
hogar aumenta sistemáticamente al pasar de una etapa del ciclo a otra hasta la etapa de
estabilización (hijo mayor de 18 o más años y presencia de hijos menores), donde alcanza los 6,2
miembros por hogar. A partir de ahí el tamaño empieza disminuir hasta volver a las dos personas
en el caso del nido vacío. Claramente, el riesgo de pobreza se asocia al tamaño de la familia y a
la posibilidad de movilizar recursos, por eso, en las etapas iniciales, conforme aumenta el tamaño
del hogar, aumentan las tasas de dependencia y si bien en la etapa de estabilización sigue
creciendo el tamaño del hogar, la baja en la incidencia de la pobreza se sustenta en una reducción
de los dependientes por perceptor regular de ingresos, que resulta un indicador con más poder de
discriminador que el de dependencia demográfica.
El cuadro también muestra como, excluyendo las etapas extremas, conforme “envejece” la
familia pobre, aumenta la presencia de hogares monoparentales, la jefatura femenina y los
hogares extendidos o compuestos. Por el contrario, la educación del jefe del hogar se reduce de
los ya limitados niveles, pues se asocia con jefes de mayor edad y que por lo tanto, que
disfrutaron de menores oportunidades educativas durante su infancia.
338
Tipos de hogar, ciclo de vida familiar y pobreza en Costa Rica 1987-2002
Volviendo al ciclo de vida del hogar y pese a este comportamiento uniforme en ambos períodos,
si se observan cambios importantes en la composición relativa de las familias pobres en cada
etapa del ciclo de vida familiar en el periodo (ver gráfico V.5). Al igual que lo observado para el
conjunto de los hogares familiares, los hogares familiares pobres muestran un relativo
“envejecimiento”, particularmente entre 1987 y 1994. El peso relativo de los hogares en las
etapas iniciales del ciclo de vida se reduce y aumenta la participación de los hogares en las etapas
medias y finales del ciclo. También se observa un incremento relativo de los hogares no
familiares, particularmente los unipersonales. Este efecto composición de los hogares si puede
provocar cambios en la incidencia media de la pobreza de origen demográfico.
Los resultados generales muestran que el factor explicativo básico de la reducción (1987 –1994) y
del estancamiento (1994 – 2002) se encuentra en cambios que ocurren al interior de cada grupo
de hogares y no entre ellos, esto es, por factores no asociados con modificaciones en sus pesos
poblacionales relativos . La reducción de nueve puntos porcentuales en la incidencia de la
pobreza entre 1987 y 1994, es explicada casi en 100% por la reducción de la incidencia en cada
grupo de hogar. Los cambios en los pesos poblacionales tienden a neutralizarse y la interacción
de los efectos se torna marginal.13 Durante el período de estancamiento, aunque el aumento de
0,6 puntos porcentuales no es significativo estadísticamente, sigue siendo explicado
mayoritariamente por los efectos al interior de cada grupo de hogares. Los efectos poblacionales
adquieren un mayor peso explicativo y apoyarían una reducción en la incidencia. Estos resultados
sugieren que no se encuentra evidencia en torno a que los factores demográficos asociados con
los cambios en la estructura relativa de los hogares entre las distintas etapas del ciclo de vida,
estén aportando centralmente a la explicación del estancamiento de la pobreza observado a partir
de 199414. Esto no significa que se descarte la influencia que indirectamente tengan las tendencias
demográficas sobre las características y evolución de la pobreza.
No obstante el hecho de que las variables demográficas, como han sido aproximadas en este
estudio, no ayuden a explicar el estancamiento observado en la incidencia, intensidad y
13
El efecto interacción es positivo si los grupos de hogares en que está aumentando la incidencia de la pobreza,
también están aumentando su peso relativo. Un signo negativo significa que los grupos de hogares que aumentan su
peso relativo son los que muestran a su vez reducciones en la incidencia de la pobreza.
14
Resultados semejantes se obtuvieron para el caso de Estados Unidos en la década de los años noventa (Iceland,
2003).
339
Población y Salud en Mesoamérica
profundidad de la pobreza; ello no significa que no resulten de importancia para mostrar las
vulnerabilidades diferenciales de sufrir cuadros de privación que enfrentan los hogares según su
etapa en el ciclo de vida y, en esa medida, la necesidad de considerar estas variables en la
definición de prioridades y en el diseño de políticas específicas. A manera de ejemplo, el cuadro
V.5 muestra una serie de variables que la literatura asocia claramente con un mayor riesgo de
pobreza y diferenciadas por cada etapa del ciclo de vida del hogar. Es claro como para una
misma característica del hogar que los hace más o menos vulnerable a sufrir cuadros de pobreza,
el riesgo aumenta en las etapas intermedias del ciclo de vida, esto es, cuando la familias cuentan
con la mayor cantidad de hijos menores de edad. Como en estas etapas se consolida o quiebra la
reproducción intergeneracional de la pobreza, la atención prioritaria de esas familias resulta
indispensable.
PRINCIPALES CONCLUSIONES
Este trabajo permitió explorar los alcances metodológicos de las variables tipo y ciclo de vida de
los hogares en Costa Rica en el periodo 1987 al 2002, pudiéndose comprobar su validez para
describir y discriminar entre situaciones diversas de composición y vulnerabilidad socio
demográfica ante la pobreza.
Con este trabajo se logró la identificación de los hogares con mayor riesgo de vulnerabilidad ante
la pobreza, en particular aquellos con mayor cantidad de miembros dependientes menores de edad
y hogares jefeados por mujeres.
Si bien en todas las fases del ciclo de vida de los hogares, la incidencia de la pobreza disminuyó
en el periodo 1987-1994, en el periodo más reciente de 1994 al 2002 la incidencia se mantiene
mayor en las etapas de expansión y consolidación de los hogares familiares, donde se concentra la
mayor proporción de hogares pobres y la mayor cantidad de población dependiente menor de 18
años, lo que los expone a una mayor vulnerabilidad a la pobreza.
No obstante la validez de las variables analizadas, en particular la del ciclo de vida del hogar, para
estudiar la vulnerabilidad sociodemográfica ante la pobreza; no se encontraron evidencias que
apoyen la hipótesis de que las condiciones demográficas expliquen el estancamiento observado de
la pobreza en Costa Rica. Esto no significa que se descarte la influencia que indirectamente tengan
las tendencias demográficas sobre las características y evolución de la pobreza.
340
Tipos de hogar, ciclo de vida familiar y pobreza en Costa Rica 1987-2002
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344
Tipos de hogar, ciclo de vida familiar y pobreza en Costa Rica 1987-2002
Cuadro
Cuadro II.1II.1
Costa Rica. Algunas características de los hogares por estrato de pobreza 2002
Costa Rica: Algunas características de los hogares por estrato de pobreza. 2002
1
Hogares (miles) 840 173 48 125 667
Distribución % 100.0 20.6 5.7 14.9 79.4
1
Población (miles) 3,281 771 226 546 2,510
Distribución % 100.0 23.5 6.9 16.6 76.5
2
Dependencia demográfica 0.6 1.0 1.0 0.9 0.5
Dependientes por ocupado 1.6 3.4 4.2 3.1 1.3
Dependientes por perceptor 1.4 3.0 4.0 2.7 1.1
1/ Excluye hogares con ingreso cero o ignorado (15% de los hogares y 16% de la población).
2/ Menores de 15 años y mayores de 64 años entre la población de 15 a 64 años.
Fuente: Cálculos de los autores con base en las encuestas de hogares del INEC.
345
Población y Salud en Mesoamérica
Gráfico reciente
Grafico II.1 Costa Rica. Evolución II.1 de la pobreza (familias)
Costa Rica: Evolución reciente de la Pobreza (Familias)
35
30
25
Incidencia
20
15
Intensidad
10
5
Severidad
0
1987 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002
Cuadro
CuadroIII.1
III.1Costa Rica: Indicadores de la dinámica demográfica y la pobreza, 1987-2002
Costa Rica: Indicadores de la dinámica demográfica y la pobreza, 1987-2002
Año Mortalidad Fecundidad Pobreza
346
Tipos de hogar, ciclo de vida familiar y pobreza en Costa Rica 1987-2002
50 1987
1994
40
2002
30
20
10
0
s s al s s al ar so eo al s
h ij o hijo rent hij o hi jo rent cle xt en n ucl rso n iliare
i n n p a i n o n p a nu e e
s co o s c no sto sto to si
n ip am
cl ear clear m on
t en so t en so o mo pue pue e s Un No f
Nu r x Ex t en s u
Nu clea E Co
m
Co
m
mp
Nu Ex Co
Gráfico
Grafico IV.2 Distribución por edad IV.2
según tipo de hogar 2002
Distribución por edad segun tipo de hogar 2002
35
30
25
Nuclear
20 Extenso
15 Compuesto
10 Unipersonal
0
0a5 6 a 11 12 a 14 15 a 17 18 a 29 30 a 49 50 a 64 65 a 97
347
Población y Salud en Mesoamérica
Gráfico según
Grafico IV.3 Distribución de hogares IV.3 ciclo de vida, 1987, 1994 y 2002
Distribución de hogares según ciclo de vida1987, 1994 y 2002
25
1987
1994
20
2002
15
10
0
Sin Núcleo P areja s ola Inicio Expans ión Cons olidaciónEs tabilización Des memb. Nido vacío Unip. Adulto Unip. Mayor
10
5
0
0a5 6 a 11 12 a 14 15 a 17 18 a 29 30 a 49 50 a 64 65 a 97
348
Tipos de hogar, ciclo de vida familiar y pobreza en Costa Rica 1987-2002
Cuadro
Cuadro IV.1IV.1 Costa Rica: Distribución relativa de los hogares y tamaño del hogar según
tipo.
Costa Rica: Distribución relativa de los 1987 -y1994
hogares - 2002
tamaño del hogar según tipo. 1987 - 1994 - 2002
Cuadro IV.2 Costa Rica: Distribución relativa de los hogares por sexo del jefe de hogar según tipos de
Cuadro IV.2
hogares. 1987 - 1994 - 2002
Costa Rica: Distribución relativa de los hogares por sexo del jefe según tipos de hogar. 1987 - 1994 - 2002
Nuclear sin hijos 7,6 0,3 9,9 0,4 10,8 2,1 0,9 1,0 6,0
Nuclear con hijos 66,9 3,0 63,2 3,2 64,1 6,2 0,9 1,2 3,1
Nuclear monoparental 1,4 45,1 1,6 42,5 1,4 43,1 87,0 86,8 90,8
Extenso sin hijos 1,8 0,5 2,1 0,4 1,7 0,5 5,3 4,4 8,1
Extenso con hijos 12,6 1,4 13,0 2,2 11,3 2,2 2,3 4,0 6,2
Extenso monoparental 1,0 25,9 1,3 26,5 0,9 24,5 83,5 83,1 90,4
Extenso sin núcleo 2,0 6,9 2,1 7,3 1,7 6,7 41,6 46,3 56,3
Compuesto nuclear 2,1 1,4 1,9 1,7 1,5 0,9 11,5 18,2 16,8
Compuesto extenso 0,8 1,3 0,6 1,1 0,5 1,0 24,7 30,5 38,2
Compuesto sin nucleo 0,1 0,5 0,1 0,2 0,2 0,4 64,7 25,6 45,9
Unipersonal 3,5 12,3 3,9 13,2 5,4 11,7 41,7 45,5 41,7
No familiares 0,3 1,4 0,3 1,3 0,4 0,8 50,2 50,0 38,8
Total 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 16,8 19,7 25,0
Fuente: Cálculo de los autores con base en la Encuesta de Hogares de Propósitos Múltiples del INEC.
349
Población y Salud en Mesoamérica
Cuadro
Cuadro IV.3IV.3Costa Rica: Distribución relativa de los hogares y tamaño del hogar según ciclo de vida.
Costa Rica: Distribución relativa de los hogares y tamaño
1987 - 1994del hogar según ciclo de vida. 1987-1994-2002
- 2002
Cuadro
Cuadro IV.4 IV.4 Costa Rica: Distribución relativa de los hogares por sexo del jefe de hogar según ciclo de
Costa Rica: Distribución relativa de los hogares por sexo1987
vida. del jefe según -ciclo
- 1994 2002 de vida. 1987 - 1994 - 2002
Pareja sola 4,9 0,3 4,7 0,1 4,5 0,9 1,2 0,4 6,4
Inicio 17,5 4,1 13,7 2,5 12,3 3,6 4,5 4,4 8,9
Expansión 21,0 10,3 16,8 9,2 16,2 8,8 9,0 11,8 15,4
Consolidación 17,0 15,5 19,2 16,4 18,2 15,2 15,6 17,3 21,8
Estabilización 17,2 19,2 15,4 17,4 17,2 19,5 18,5 21,8 27,3
Desmembramiento 11,7 28,9 15,8 31,7 15,5 30,6 33,3 33,0 39,7
Nido vacío 4,9 0,7 8,0 0,7 8,5 1,7 2,7 2,2 6,2
Sin Núcleo 2,4 8,8 2,6 8,8 2,3 7,9 43,0 45,7 53,2
Unipersonal Adulto 2,2 4,3 2,3 5,1 3,5 5,1 27,9 35,2 32,6
Unipersonal Mayor 1,2 8,0 1,6 8,1 1,9 6,6 56,7 55,9 53,1
Total 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 16,8 19,7 25,0
Fuente: Cálculo de los autores con base en la Encuesta de Hogares de Propósitos Múltiples del INEC.
350
Tipos de hogar, ciclo de vida familiar y pobreza en Costa Rica 1987-2002
Cuadro
CuadroV.1
V.1 Costa Rica: incidencia y distribución de la pobreza por ciclo de vida y tipo de hogar.
Costa Rica: Incidencia y distribución de la pobreza
2002 por ciclo de vida y tipo de hogar. 2002
Tipo de Hogar
Fuente: Cálculos de los autores con base en las encuestas de hogares del INEC.
351
Población y Salud en Mesoamérica
Cuadro
Cuadro V.2 V.2 Algunas caracsterísticas de los hogares pobres según etapa de su ciclo de vida familiar. 2002
Costa Rica: Algunas características de los hogares pobres según etapa de su ciclo de vida familiar. 2002
1
Hogares Pobres (miles) 173 156 1 14 32 42 28 25 14 18
Distribución % 100,0 89,8 0,6 8,0 18,5 24,1 16,3 14,2 8,1 10,2
Incidencia de la pobreza 20,6 20,8 3,3 15,3 25,4 27,7 19,5 16,8 23,9 19,3
Personas por hogar 4,5 4,7 2,0 3,6 4,7 5,2 6,2 4,4 2,0 2,1
Menores de 12 años 1,4 1,6 0,0 1,6 2,8 1,7 1,5 0,8 0,0 0,3
En edad de trabajar 3,0 3,1 2,0 2,0 1,9 3,5 4,7 3,6 2,0 1,8
Activas 1,2 1,3 1,4 1,1 1,0 1,4 2,0 1,2 0,4 0,4
Ocupadas 1,0 1,1 1,1 1,0 1,0 1,2 1,6 0,9 0,4 0,3
Perceptores regulares 1,1 1,2 1,1 1,0 1,0 1,3 1,7 1,1 0,7 0,4
2
Dependencia demográfica 1,0 0,9 0,0 0,8 1,5 1,1 0,6 0,8 1,5 1,3
Dependientes por ocupado 3,4 3,3 0,9 2,6 3,8 3,2 2,9 3,9 3,7 6,1
Dependientes por perceptor 3,0 3,0 0,9 2,5 3,7 3,2 2,8 2,9 1,9 3,7
Monoparentales (%) 32,9 25,3 0,0 8,9 18,6 23,0 33,3 53,6 0,0 100,0
Extendidos o compuestos (%) 32,8 25,2 69,5 10,0 8,7 14,6 40,1 55,0 24,2 100,0
Edad promedio 48,2 46,3 35,8 29,9 34,3 40,8 47,1 67,4 68,7 65,0
Años de educación formal 4,8 5,0 4,7 5,9 6,0 5,7 5,0 3,2 2,9 3,5
Jefes mujeres (%) 29,9 26,3 0,0 12,9 18,6 25,9 35,0 47,0 6,5 61,8
1/ Excluye hogares con ingreso cero o ignorado (15% de los hogares y 16% de la población).
2/ Menores de 15 años y mayores de 64 años entre la población de 15 a 64 años.
Fuente: Cálculos de los autores con base en las encuestas de hogares del INEC.
352
Tipos de hogar, ciclo de vida familiar y pobreza en Costa Rica 1987-2002
Fuente: Cálculos de los autores con base en las encuestas de hogares del INEC.
353
Población y Salud en Mesoamérica
Cuadro
CuadroV.4 V.4 Costa Rica: Descomposición de los cambios en la incidencia de la pobreza por etapa del ciclo de
Costa Rica: Descomposición de los cambios en la incidencia de la pobreza por etapa del ciclo de vida del hogar
vida del hogar
Todos los hogares Familiares/no familiares Hogares familiares
Efectos
1994/87 2002/94 1994/87 2002/94 1994/87 2002/94
Efectos
Intra -9,04 0,67 -9,18 0,70 -8,99 0,65
Población 0,01 -0,02 0,01 -0,12 -0,06 -0,02
Interacción -0,02 0,00 0,12 0,07 0,17 0,06
Distribución relativa
Cuadro V.5 Costa Rica: Incidencia de la pobreza según ciclo de vida familiar y características del jefe de
Cuadro V.5
hogar. 2002
Costa Rica: Incidencia de la Pobreza según Ciclo de Vida Familiar y características del jefe o del hogar. 2002
Nivel Educativo 20.6 20.8 3.4 15.3 25.4 27.7 19.4 16.9 24.1 19.2
Primaria Incompleta 37.1 37.2 7.2 32.1 51.1 47.1 36.6 30.4 38.5 37.0
Primaria Completa 21.6 22.5 4.8 21.1 31.0 32.4 18.3 11.4 17.7 11.8
Secundaria 13.7 14.1 3.6 9.7 17.5 23.4 13.8 6.7 3.7 9.2
Superior 3.4 3.4 0.0 3.2 5.2 4.0 4.5 0.8 2.8 3.7
Tipo de Hogar 20.6 20.8 3.3 15.3 25.4 27.7 19.5 16.8 23.9 19.3
Nuclear 19.6 19.6 1.1 15.5 26.0 27.1 15.8 12.7 22.5 0.0
No Nuclear 23.1 25.3 21.2 13.5 20.7 31.8 29.8 22.9 29.6 19.3
Perceptores en el Hogar 20.6 20.8 3.3 15.3 25.4 27.7 19.5 16.8 23.9 19.3
Sin perceptores 70.5 70.7 42.8 66.9 76.0 53.0 85.2 69.9 70.1
Con 1 perceptor 26.3 29.3 6.4 19.8 32.4 33.3 40.7 30.8 24.4 9.3
Con 2 o más perceptores 9.5 9.7 0.6 4.9 6.4 17.4 12.1 7.0 5.7 4.9
Condición de actividad 20.6 20.8 3.3 15.3 25.4 27.7 19.5 16.8 23.9 19.3
Ocupados 16.7 17.6 2.1 14.1 23.9 24.7 16.3 8.8 13.6 5.9
No Ocupados 34.5 33.6 30.5 39.9 47.2 57.4 36.1 25.1 36.8 38.1
Sexo 20.6 20.8 3.3 15.3 25.4 27.7 19.5 16.8 23.9 19.3
Masculino 19.2 19.7 3.6 14.7 24.4 26.5 17.6 15.0 23.8 13.4
Femenino 24.9 24.5 0.0 21.3 31.0 32.1 24.5 19.5 24.8 26.4
Zona de Residencia 20.6 20.8 3.3 15.3 25.4 27.7 19.5 16.8 23.9 19.3
Urbano 17.3 17.2 3.6 13.1 22.4 22.2 16.0 14.3 18.6 18.0
Rural 25.4 25.8 3.1 17.7 29.3 34.2 24.6 22.2 31.5 21.3
Región de Residencia 20.6 20.8 3.3 15.3 25.4 27.7 19.5 16.8 23.9 19.3
Central 15.9 15.8 3.7 11.2 20.4 20.1 14.3 13.1 20.7 16.1
Resto del País 28.5 29.1 2.8 20.9 33.4 38.0 30.1 25.4 28.6 23.9
Fuente: Cálculo de los autores con base en la Encuesta de Hogares de Propósitos Múltiples del INEC.
354
Tipos de hogar, ciclo de vida familiar y pobreza en Costa Rica 1987-2002
Gráfico V.1
Costa Rica: Porcentaje de hogares pobres según etapa del ciclo de vida. 2002
30
Pobres
Indigentes
25
20
15
10
0
To tal P areja so la Inicio Expansió n Co nso lidació n Estabilizació n Salida Nido vacío Sin Núcleo Uniperso nal
Gráfico V.2
Costa Rica: Porcentaje de hogares pobres según tipo de hogar. 2002
35
Nuclear Extendido Compuesto Otros
30
25
20
15
10
355
Población y Salud en Mesoamérica
Gráfico V.3
Costa Rica: Porcentaje de hogares pobres según etapa del ciclo de vida y año
40
2002
35 1987
1994
30
25
20
15
10
0
To tal P areja so la Inicio Expansió n Co nso lidació n Estabilizació n Salida Nido vacío Sin Núcleo Uniperso nal
Gráfico V.4
Costa Rica: Porcentaje de hogares pobres según tipo de hogar y año
50
Nuclear Extendido Compuesto Otros
45
40
35
30
25
20
15
10
5
0
356
Tipos de hogar, ciclo de vida familiar y pobreza en Costa Rica 1987-2002
Gráfico V.5
Costa Rica: Distribución de los hogares pobres según etapa del ciclo de vida y año
30
1987
1994
25 2002
20
15
10
0
P a re ja s o la Inic io Expa ns ió n C o ns o lida c ió n Es ta biliza c ió n S a lida Nido va c ío S in Núc le o Unipe rs o na l
357