8 Maneras de Honrar A Papá y Mamá
8 Maneras de Honrar A Papá y Mamá
8 Maneras de Honrar A Papá y Mamá
Honra a tu padre y a tu madre, para que disfrutes de una larga vida en la tierra que
te da el Señor tu Dios.
(Éxodo 20:12)
Hijos, obedezcan en el Señor a sus padres, porque esto es justo. «Honra a tu padre
y a tu madre —que es el primer mandamiento con promesa— para que te vaya bien
y disfrutes de una larga vida en la tierra».
(Efesios 6:1-3)
Y cuando estén orando, si tienen algo contra alguien, perdónenlo, para que también
su Padre que está en el cielo les perdone a ustedes sus pecados.
(Marcos 11:25)
Jesús les contestó: ¿Y por qué ustedes quebrantan el mandamiento de Dios a causa
de la tradición? Dios dijo: “Honra a tu padre y a tu madre”, y también: “El que
maldiga a su padre o a su madre será condenado a muerte”.
(Mateo 15:3-4)
Por ejemplo, Moisés dijo: “Honra a tu padre y a tu madre”, y: “El que maldiga a su
padre o a su madre será condenado a muerte”. Ustedes, en cambio, enseñan que un
hijo puede decirle a su padre o a su madre: “Cualquier ayuda que pudiera haberte
dado es corbán” (es decir, ofrenda dedicada a Dios).
(Marcos 7:10-11)
Cuando oramos por nuestros padres, los llevamos figurativamente ante el trono
del Padre celestial. ¡Es el regalo (y el honor) más grande que les podemos ofrecer!
Intercedemos por ellos ante nuestro Señor, por sus necesidades, su salud, sus
problemas. Sean o no sean cristianos, tenemos que orar por nuestros padres.
Si aún no tienen a Cristo como Rey y Señor, es imperativo que oremos por su
salvación.
Además de orar por sus necesidades personales y por su relación con Dios,
debemos orar por nuestra relación con ellos. Nuestros padres son, al igual que
nosotros, seres humanos con virtudes y defectos. Son muchas las situaciones
difíciles que enfrentamos como familia a través de los años. Unas las superamos
bien; otras no tanto.
Padres e hijos necesitamos sanidad del alma para poder seguir amándonos y
respetándonos. Pidamos a Dios que nos dé la actitud correcta para relacionarnos
con nuestros padres y que nos muestre cómo él desea que los honremos.
Versículos de apoyo:
Efesios 6:18
Filipenses 1:3-4
Doy gracias a mi Dios cada vez que me acuerdo de ustedes. En todas mis
oraciones por todos ustedes, siempre oro con alegría.
(Filipenses 1:3-4)
Con el paso de los años nuestras responsabilidades crecen y no es tan fácil sacar
tiempo para estar con la familia extendida. Entre el trabajo, las compras, la
limpieza de la casa, el cuidado de nuestros hijos y todo lo demás, cuesta bastante
encontrar un par de horas para ir a visitar a los padres. ¡Pero debemos hacerlo!
Puede que ellos pasen la mayor parte del tiempo solos y la alegría más grande de
esa semana (o de ese mes, si viven lejos) sea vernos.
Al visitarlos mostramos que nos importan. Un abrazo, una sonrisa y una palabra
de ánimo son pequeños detalles que no nos cuestan, pero que pueden ser de
bendición y de gozo para ellos. No todas las familias han sabido expresar el amor
y el cariño a través de los años. Pero cuando tenemos a Jesús en el corazón y su
Espíritu mora en nosotros, nuestra perspectiva cambia. El amor de Cristo nos llena
y nos guía en nuestra relación con nuestros padres y con todos los que nos
rodean.
Versículos de apoyo:
1 Tesalonicenses 5:11
Por eso, anímense y edifíquense unos a otros, tal como lo vienen haciendo.
(1 Tesalonicenses 5:11)
2 Juan 1:12
Aunque tengo muchas cosas que decirles, no he querido hacerlo por escrito, pues
espero visitarlos y hablar personalmente con ustedes para que nuestra alegría sea
completa.
(2 Juan 1:12)
Es posible que una de las escenas más tristes que podamos ver sea la de un hijo
faltándole el respeto a sus propios padres. No importa cómo ellos nos hayan
tratado en el pasado, hay una elección que debemos hacer como hijos de Dios.
¿Les pagaremos con mal o con bien? Romanos 12:21 dice: «No te dejes vencer
por el mal; al contrario, vence el mal con el bien.» No quiere decir que vamos a
excusar sus errores y dejarlos pasar. No. Pero si se presenta el momento,
hablaremos y trataremos los temas necesarios con la unción y la dirección de
Dios.
Debemos hablar a nuestros padres con amabilidad y respeto. Aun los tópicos
más delicados o difíciles que surgen con el pasar de los años (quién los cuidará,
dónde vivirán, la importancia de tomarse los medicamentos, etc.) debemos
lidiarlos con el cariño y la suavidad que brotan de un corazón lleno del Espíritu
Santo.
Versículos de apoyo:
Levítico 19:32
Levítico 20:9
1 Timoteo 5:1a
No reprendas con dureza al anciano, sino aconséjalo como si fuera tu padre.
(1 Timoteo 5:1a)
A menudo, el mejor regalo que podemos dar a nuestros padres es escucharlos. Sí,
es cierto que hay historias que ya conocemos de memoria... ¡Nos las han repetido
tantas veces! Pero, ¿qué daño hay en escucharlas una vez más? Dejémosles
hablar y compartir sus recuerdos con nosotros. ¡Son parte de nuestra historia!
Puede ser más difícil y complicado oír sus consejos o advertencia ahora que
somos adultos «hechos y derechos». Pero debemos hacerlo con respeto
y evaluar ante Dios la sabiduría que pueda haber en sus palabras. Nuestros
padres llevan más camino recorrido y muchos de sus consejos se basan en sus
experiencias, sus éxitos y fracasos. Escuchemos lo que nos dicen y pidamos a
Dios sabiduría y humildad para aplicar lo que corresponda.
Versículos de apoyo:
Proverbios 1:8
Proverbios 23:22
Santiago 1:19
Mis queridos hermanos, tengan presente esto: Todos deben estar listos para
escuchar, y ser lentos para hablar y para enojarse.
(Santiago 1:19)
Tristemente, todos los seres humanos cometemos errores y dañamos a otros, sea
a propósito o sin querer. Esto aplica también a nuestra niñez y a la relación con
nuestros padres. Puede que haya heridas profundas que necesiten el toque de
sanidad que solo Dios puede dar. La mayoría de las veces, el primer paso para
ser sanos de ese dolor emocional es decidir perdonar.
Toma la decisión de perdonar a tus padres y permite que Dios sane y restaure tu
corazón. La actitud de tus padres no depende de ti: la tuya sí. Obedece a Dios y
perdónalos. Pídele al Señor que te permita ver a tus padres con sus ojos y
amarlos con el amor puro que viene de él. No permitas que el rencor y la
amargura gobiernen tu vida, sino que sea Dios quien reine completamente en tu
corazón y te muestre cómo amar y perdonar.
Versículos de apoyo:
Marcos 11:25
Y cuando estén orando, si tienen algo contra alguien, perdónenlo, para que
también su Padre que está en el cielo les perdone a ustedes sus pecados.
(Marcos 11:25)
Efesios 4:32
Según pasan los años, nuestros padres - que cuidaron de nosotros durante la
niñez - necesitan más de nuestra ayuda. A veces solo necesitan que les
recordemos cuándo tomar los medicamentos o cuándo tienen que ir al médico.
Otras veces tendremos que llevarlos al supermercado o comprar algo que
necesitan y no pueden pagar. Sea lo que sea, debemos intentar ayudar en lo que
podamos. No lograremos resolver todos sus problemas porque somos humanos,
finitos y tenemos nuestras limitaciones, pero podemos ayudar.
La base de nuestra ayuda debe ser el amor de Dios. Si lo hacemos solo porque
es nuestra obligación o porque nos lo exigen, nos sentiremos frustrados. Pide a
Dios que te llene de amor y te muestre las formas en las que puedes ayudar a tus
padres.
Versículos de apoyo:
1 Timoteo 5:4
Pero, si una viuda tiene hijos o nietos, que estos aprendan primero a cumplir sus
obligaciones con su propia familia y correspondan así a sus padres y abuelos,
porque eso agrada a Dios.
(1 Timoteo 5:4)
Gálatas 6:2
Ayúdense unos a otros a llevar sus cargas, y así cumplirán la ley de Cristo.
(Gálatas 6:2)
1 Juan 3:17
No culpes a tus padres de lo que podría haber sido y mucho menos de los errores
que cometiste en el pasado. Cada uno de nosotros es responsable de sus propias
elecciones y de sus pecados. Lo más fácil es culpar a otros por lo que hemos
hecho o dejado de hacer, pero necesitamos responsabilizarnos con madurez y
valentía.
Asumir nuestra propia culpa pidiendo perdón a Dios y a nuestros padres (por
haberles culpado) muestra que hemos crecido, madurado y aprendido la lección.
Cuando confesamos nuestros pecados a Dios, él nos escucha y nos perdona. Con
Cristo, siempre podemos comenzar de nuevo.
Versículos de apoyo:
2 Corintios 5:10
1 Juan 1:9
Si confesamos nuestros pecados, Dios, que es fiel y justo, nos los perdonará y nos
limpiará de toda maldad.
(1 Juan 1:9)
Sobre todas las cosas, ¡ama a tus padres! Ese es el mejor premio que les puedes
dar por sus años de dedicación y su paciencia contigo. Dales cariño, mímalos un
poco. No es fácil ver cómo con el pasar de los años nuestro cuerpo cambia, es
más frágil, nos enfermamos con frecuencia... El abrazo y el apoyo de los hijos vale
mucho y ayuda a enfrentar los nuevos retos que se presentan.
Versículos de apoyo:
1 Corintios 16:13-14
1 Pedro 1:22
Ahora que se han purificado obedeciendo a la verdad y tienen un amor sincero por
sus hermanos, ámense de todo corazón los unos a los otros.
(1 Pedro 1:22)
1 Tesalonicenses 3:12
Que el Señor los haga crecer para que se amen más y más unos a otros, y a
todos, tal como nosotros los amamos a ustedes.
(1Tesalonicenses 3:12)
Honra a tu padre y a tu madre, para que disfrutes de una larga vida en la tierra que
te da el Señor tu Dios.
(Éxodo 20:12)
El ejemplo de Jesús
Jesús, aun siendo Dios, honró a sus padres terrenales y a su Padre celestial en
todo momento. En Lucas 2:51 leemos que Jesús vivió sujeto a sus padres
terrenales, José y María. Él no les echaba en cara que él era Dios y hacía lo que
le parecía. No. Como niño, él aceptó la autoridad de ellos y les obedeció.
Así que Jesús bajó con sus padres a Nazaret y vivió sujeto a ellos. Pero su madre
conservaba todas estas cosas en el corazón.
(Lucas 2:51)
Yendo un poco más allá, se postró sobre su rostro y oró: «Padre mío, si es
posible, no me hagas beber este trago amargo. Pero no sea lo que yo quiero, sino
lo que quieres tú».
(Mateo 26:39)
Por último, Jesús honró a su mamá pensando en su bienestar aun mientras sufría
el dolor del Calvario. Encomendó el cuidado de María a Juan, su discípulo y
amigo. No la dejó desamparada sino que veló por ella.
1 Pedro 5:5
Proverbios 20:7
Justo es quien lleva una vida sin tacha; ¡dichosos los hijos que sigan su ejemplo!
(Proverbios 20:7)
Efesios 6:1-3
Levítico 19:3
Respeten todos ustedes a su madre y a su padre, y observen mis sábados. Yo soy
el Señor su Dios.
(Levítico 19:3)
Deuteronomio 5:16
Mateo 15:3-4
Lucas 18:20
Proverbios 3:11-12
Hijo mío, no desprecies la disciplina del Señor, ni te ofendas por sus reprensiones.
Porque el Señor disciplina a los que ama, como corrige un padre a su hijo querido.
(Proverbios 3:11-12)
Malaquías 1:6
El hijo honra a su padre y el siervo a su señor. Ahora bien, si soy padre, ¿dónde
está el honor que merezco? Y, si soy señor, ¿dónde está el respeto que se me
debe? Yo, el Señor Todopoderoso, les pregunto a ustedes, sacerdotes que
desprecian mi nombre.
Y encima preguntan: «¿En qué hemos despreciado tu nombre?»
(Malaquías 1:6)
Colosenses 3:20
2 Timoteo 3:1-3
Ahora bien, ten en cuenta que en los últimos días vendrán tiempos difíciles. La
gente estará llena de egoísmo y avaricia; serán jactanciosos, arrogantes,
blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, insensibles, implacables,
calumniadores, libertinos, despiadados, enemigos de todo lo bueno.
(2 Timoteo 3:1-3)
Proverbios 19:26
Proverbios 13:1