8 Maneras de Honrar A Papá y Mamá

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Honra a tu padre y a tu madre:

reflexión sobre su significado


bíblico
Cuando la Biblia habla de honrar a nuestros padres, nos
está llamando a tratarlos con amor, con respeto y a
reconocer su valía como seres humanos. Este es un
mandamiento tan importante para Dios que hasta contiene
una promesa. Los que lo cumplan disfrutarán de una larga
vida.

Honra a tu padre y a tu madre, para que disfrutes de una larga vida en la tierra que
te da el Señor tu Dios.
(Éxodo 20:12)

Los padres son la primera figura de autoridad con la que


nos relacionamos en la vida. En cierto sentido, podemos
decir que el trato que se tiene con ellos durante la niñez,
marca la relación que se tendrá tanto con Dios como con
las demás personas.

El deseo de Dios es que todos tengamos una relación


fuerte y sana con nuestros padres. ¿Cómo lo conseguimos?

En Efesios 6:1, Pablo dice que es justo obedecer a los


padres en el Señor.

Hijos, obedezcan en el Señor a sus padres, porque esto es justo. «Honra a tu padre
y a tu madre —que es el primer mandamiento con promesa— para que te vaya bien
y disfrutes de una larga vida en la tierra».
(Efesios 6:1-3)

La frase «en el Señor» da a entender que los hijos han


aprendido a vivir conforme a las enseñanzas bíblicas. ¿Y
dónde se supone que las han aprendido? ¡En el hogar, con
sus padres! Los padres que aman a Dios de todo corazón,
viven vidas de amor y respeto tanto dentro de la familia
como fuera de la familia. Por lo tanto, sus hijos crecen con
esa base firme de servicio a Dios, amor y respeto a todos, y
no les es difícil obedecer y honrar a sus padres.

Podemos decir entonces, que el componente principal


para que haya una relación de respeto entre padres e hijos,
es que todos tengan una relación personal con Dios.
Teniendo al Señor como centro del hogar, habrá amor,
respeto, obediencia y honra entre todos sus miembros.

¿Qué sucede con los que crecen en hogares


disfuncionales? ¿Deben honrar a sus padres de todas
formas? La respuesta es sí. Dios nos llama a tratar a todas
las personas con respeto, porque todas fueron creadas a
su imagen y semejanza (ver 1 Pedro 2:17 y Génesis 1:27).

Esto no quiere decir que no vamos a establecer límites


claros y sanos en casos de abuso emocional o físico.
Podemos crear reglas sanas para protegernos sin faltarles
el respeto o menospreciarlos. El amor de Dios y la
disposición de perdonar deben guiarnos en nuestra
relación con ellos.

¿Por qué es importante honrar a nuestros


padres?
Hay varias razones. Primero, por amor a Dios y porque
confiamos en él, decidimos honrar a nuestros padres
terrenales. Obedecemos el mandamiento que Dios nos dio,
aunque a veces sea muy difícil, y lo hacemos por amor.
También sabemos que, si somos hijos de Dios, contamos
con el poder del Espíritu Santo. Donde no alcanza nuestro
amor, su amor irrumpe y transforma.
Otra razón por la cual debemos honrarlos es para dar
testimonio de que Dios gobierna en nuestros corazones.
Todos los seres humanos somos imperfectos, nuestros
padres no son una excepción. Al honrarlos, permitimos que
el amor de Dios fluya a través de nosotros y los alcance de
una forma especial.

Otro punto importante es que la honra y el perdón van de


la mano. Es más fácil perdonar aquellos que honramos. Y el
perdón es esencial en la vida del cristiano. En Efesios 4:32
se nos llama a ser «bondadosos y compasivos unos con
otros, y perdónense mutuamente, así como Dios los
perdonó a ustedes en Cristo». Aún más importante, si
queremos ser perdonados, debemos perdonar:

Y cuando estén orando, si tienen algo contra alguien, perdónenlo, para que también
su Padre que está en el cielo les perdone a ustedes sus pecados.
(Marcos 11:25)

Por último, ¿quieres que te vaya bien en la vida y disfrutar


de una larga vida en la tierra? Honra a tus padres y
recibirás esa bendición conforme a la voluntad de Dios y
sus propósitos para tu vida.

Decide hoy honrar a tus padres con tus actitudes, palabras


y acciones. Llénate del Espíritu Santo de Dios y lograrás
tratarlos con amor y comprensión en todo momento.

Otros textos bíblicos con la frase «honra a


tu padre y a tu madre»:
1. Deuteronomio 5:16, capítulo donde encontramos los 10
mandamientos.

Honra a tu padre y a tu madre, como el Señor tu Dios te lo ha ordenado, para que


disfrutes de una larga vida y te vaya bien en la tierra que te da el Señor tu Dios.
(Deuteronomio 5:16)
2. Mateo 15:3-4 y Marcos 7:10-11, en medio de una
reprimenda de Jesús a los fariseos por acomodar el
mandamiento según lo que les convenía.:

Jesús les contestó: ¿Y por qué ustedes quebrantan el mandamiento de Dios a causa
de la tradición? Dios dijo: “Honra a tu padre y a tu madre”, y también: “El que
maldiga a su padre o a su madre será condenado a muerte”.
(Mateo 15:3-4)
Por ejemplo, Moisés dijo: “Honra a tu padre y a tu madre”, y: “El que maldiga a su
padre o a su madre será condenado a muerte”. Ustedes, en cambio, enseñan que un
hijo puede decirle a su padre o a su madre: “Cualquier ayuda que pudiera haberte
dado es corbán” (es decir, ofrenda dedicada a Dios).
(Marcos 7:10-11)

3. Mateo 19:18-19, Marcos 10:19 y Lucas 18:20, cuando


Jesús cita los mandamientos al joven rico.

¿Cuáles? —preguntó el hombre.


Contestó Jesús: “No mates, no cometas adulterio, no robes, no presentes falso
testimonio, honra a tu padre y a tu madre”, y “ama a tu prójimo como a ti mismo”.
(Mateo 19:18-19)

8 maneras de honrar a papá y mamá:

1. Ora por ellos

Cuando oramos por nuestros padres, los llevamos figurativamente ante el trono
del Padre celestial. ¡Es el regalo (y el honor) más grande que les podemos ofrecer!
Intercedemos por ellos ante nuestro Señor, por sus necesidades, su salud, sus
problemas. Sean o no sean cristianos, tenemos que orar por nuestros padres.
Si aún no tienen a Cristo como Rey y Señor, es imperativo que oremos por su
salvación.

Además de orar por sus necesidades personales y por su relación con Dios,
debemos orar por nuestra relación con ellos. Nuestros padres son, al igual que
nosotros, seres humanos con virtudes y defectos. Son muchas las situaciones
difíciles que enfrentamos como familia a través de los años. Unas las superamos
bien; otras no tanto.

Padres e hijos necesitamos sanidad del alma para poder seguir amándonos y
respetándonos. Pidamos a Dios que nos dé la actitud correcta para relacionarnos
con nuestros padres y que nos muestre cómo él desea que los honremos.

Versículos de apoyo:

 Efesios 6:18

Oren en el Espíritu en todo momento, con peticiones y ruegos. Manténganse


alerta y perseveren en oración por todos los santos.
(Efesios 6:18)

 Filipenses 1:3-4

Doy gracias a mi Dios cada vez que me acuerdo de ustedes. En todas mis
oraciones por todos ustedes, siempre oro con alegría.
(Filipenses 1:3-4)

2. Pasa tiempo con ellos

Con el paso de los años nuestras responsabilidades crecen y no es tan fácil sacar
tiempo para estar con la familia extendida. Entre el trabajo, las compras, la
limpieza de la casa, el cuidado de nuestros hijos y todo lo demás, cuesta bastante
encontrar un par de horas para ir a visitar a los padres. ¡Pero debemos hacerlo!
Puede que ellos pasen la mayor parte del tiempo solos y la alegría más grande de
esa semana (o de ese mes, si viven lejos) sea vernos.

Al visitarlos mostramos que nos importan. Un abrazo, una sonrisa y una palabra
de ánimo son pequeños detalles que no nos cuestan, pero que pueden ser de
bendición y de gozo para ellos. No todas las familias han sabido expresar el amor
y el cariño a través de los años. Pero cuando tenemos a Jesús en el corazón y su
Espíritu mora en nosotros, nuestra perspectiva cambia. El amor de Cristo nos llena
y nos guía en nuestra relación con nuestros padres y con todos los que nos
rodean.

Versículos de apoyo:

 1 Tesalonicenses 5:11

Por eso, anímense y edifíquense unos a otros, tal como lo vienen haciendo.
(1 Tesalonicenses 5:11)
 2 Juan 1:12

Aunque tengo muchas cosas que decirles, no he querido hacerlo por escrito, pues
espero visitarlos y hablar personalmente con ustedes para que nuestra alegría sea
completa.
(2 Juan 1:12)

3. Háblales y trátales como personas dignas

Es posible que una de las escenas más tristes que podamos ver sea la de un hijo
faltándole el respeto a sus propios padres. No importa cómo ellos nos hayan
tratado en el pasado, hay una elección que debemos hacer como hijos de Dios.
¿Les pagaremos con mal o con bien? Romanos 12:21 dice: «No te dejes vencer
por el mal; al contrario, vence el mal con el bien.» No quiere decir que vamos a
excusar sus errores y dejarlos pasar. No. Pero si se presenta el momento,
hablaremos y trataremos los temas necesarios con la unción y la dirección de
Dios.

Debemos hablar a nuestros padres con amabilidad y respeto. Aun los tópicos
más delicados o difíciles que surgen con el pasar de los años (quién los cuidará,
dónde vivirán, la importancia de tomarse los medicamentos, etc.) debemos
lidiarlos con el cariño y la suavidad que brotan de un corazón lleno del Espíritu
Santo.

En la Biblia encontramos palabras bastante claras y directas sobre la forma en la


que debemos hablar y tratar a nuestros padres y a las personas mayores en
general. ¡No fallemos en esto!

Versículos de apoyo:

 Levítico 19:32

Ponte de pie en presencia de los mayores. Respeta a los ancianos. Teme a tu


Dios. Yo soy el Señor.
(Levítico 19:32)

 Levítico 20:9

Si alguien maldice a su padre o a su madre, será condenado a muerte: ha


maldecido a su padre o a su madre, y será responsable de su propia muerte.
(Levítico 20:9)

 1 Timoteo 5:1a
No reprendas con dureza al anciano, sino aconséjalo como si fuera tu padre.
(1 Timoteo 5:1a)

Efesios 6: qué dice la Biblia sobre nuestro trato a los demás

4. Escucha sus historias y consejos

A menudo, el mejor regalo que podemos dar a nuestros padres es escucharlos. Sí,
es cierto que hay historias que ya conocemos de memoria... ¡Nos las han repetido
tantas veces! Pero, ¿qué daño hay en escucharlas una vez más? Dejémosles
hablar y compartir sus recuerdos con nosotros. ¡Son parte de nuestra historia!

Puede ser más difícil y complicado oír sus consejos o advertencia ahora que
somos adultos «hechos y derechos». Pero debemos hacerlo con respeto
y evaluar ante Dios la sabiduría que pueda haber en sus palabras. Nuestros
padres llevan más camino recorrido y muchos de sus consejos se basan en sus
experiencias, sus éxitos y fracasos. Escuchemos lo que nos dicen y pidamos a
Dios sabiduría y humildad para aplicar lo que corresponda.

Versículos de apoyo:

 Proverbios 1:8

Hijo mío, escucha las correcciones de tu padre y no abandones las enseñanzas de


tu madre.
(Proverbios 1:8)

 Proverbios 23:22

Escucha a tu padre, que te engendró, y no desprecies a tu madre cuando sea


anciana.
(Proverbios 23:22)

 Santiago 1:19

Mis queridos hermanos, tengan presente esto: Todos deben estar listos para
escuchar, y ser lentos para hablar y para enojarse.
(Santiago 1:19)

5. Perdona las heridas del pasado

Tristemente, todos los seres humanos cometemos errores y dañamos a otros, sea
a propósito o sin querer. Esto aplica también a nuestra niñez y a la relación con
nuestros padres. Puede que haya heridas profundas que necesiten el toque de
sanidad que solo Dios puede dar. La mayoría de las veces, el primer paso para
ser sanos de ese dolor emocional es decidir perdonar.
Toma la decisión de perdonar a tus padres y permite que Dios sane y restaure tu
corazón. La actitud de tus padres no depende de ti: la tuya sí. Obedece a Dios y
perdónalos. Pídele al Señor que te permita ver a tus padres con sus ojos y
amarlos con el amor puro que viene de él. No permitas que el rencor y la
amargura gobiernen tu vida, sino que sea Dios quien reine completamente en tu
corazón y te muestre cómo amar y perdonar.

¿Cuántas veces debo perdonar?

Versículos de apoyo:

 Marcos 11:25

Y cuando estén orando, si tienen algo contra alguien, perdónenlo, para que
también su Padre que está en el cielo les perdone a ustedes sus pecados.
(Marcos 11:25)

 Efesios 4:32

Más bien, sean bondadosos y compasivos unos con otros, y perdónense


mutuamente, así como Dios los perdonó a ustedes en Cristo.
(Efesios 4:32)

El perdón en la Biblia: cómo podemos perdonar de verdad

6. Ayúdalos en lo que te sea posible

Según pasan los años, nuestros padres - que cuidaron de nosotros durante la
niñez - necesitan más de nuestra ayuda. A veces solo necesitan que les
recordemos cuándo tomar los medicamentos o cuándo tienen que ir al médico.
Otras veces tendremos que llevarlos al supermercado o comprar algo que
necesitan y no pueden pagar. Sea lo que sea, debemos intentar ayudar en lo que
podamos. No lograremos resolver todos sus problemas porque somos humanos,
finitos y tenemos nuestras limitaciones, pero podemos ayudar.

La base de nuestra ayuda debe ser el amor de Dios. Si lo hacemos solo porque
es nuestra obligación o porque nos lo exigen, nos sentiremos frustrados. Pide a
Dios que te llene de amor y te muestre las formas en las que puedes ayudar a tus
padres.

Versículos de apoyo:

 1 Timoteo 5:4
Pero, si una viuda tiene hijos o nietos, que estos aprendan primero a cumplir sus
obligaciones con su propia familia y correspondan así a sus padres y abuelos,
porque eso agrada a Dios.
(1 Timoteo 5:4)

 Gálatas 6:2

Ayúdense unos a otros a llevar sus cargas, y así cumplirán la ley de Cristo.
(Gálatas 6:2)

 1 Juan 3:17

Si alguien que posee bienes materiales ve que su hermano está pasando


necesidad, y no tiene compasión de él, ¿cómo se puede decir que el amor de Dios
habita en él?
(1 Juan 3:17)

7. No los culpes de tus errores

No culpes a tus padres de lo que podría haber sido y mucho menos de los errores
que cometiste en el pasado. Cada uno de nosotros es responsable de sus propias
elecciones y de sus pecados. Lo más fácil es culpar a otros por lo que hemos
hecho o dejado de hacer, pero necesitamos responsabilizarnos con madurez y
valentía.

Asumir nuestra propia culpa pidiendo perdón a Dios y a nuestros padres (por
haberles culpado) muestra que hemos crecido, madurado y aprendido la lección.
Cuando confesamos nuestros pecados a Dios, él nos escucha y nos perdona. Con
Cristo, siempre podemos comenzar de nuevo.

No malgastemos la vida buscando culpables. Aprovechemos el perdón y las


oportunidades que Dios nos da para vivir en amor como hijos que brillan con su
luz y que lo glorifican en todo momento.

Versículos de apoyo:

 2 Corintios 5:10

Porque es necesario que todos comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para


que cada uno reciba lo que le corresponda, según lo bueno o malo que haya
hecho mientras vivió en el cuerpo.
(2 Corintios 5:10)

 1 Juan 1:9
Si confesamos nuestros pecados, Dios, que es fiel y justo, nos los perdonará y nos
limpiará de toda maldad.
(1 Juan 1:9)

8. Dales mucho amor

Sobre todas las cosas, ¡ama a tus padres! Ese es el mejor premio que les puedes
dar por sus años de dedicación y su paciencia contigo. Dales cariño, mímalos un
poco. No es fácil ver cómo con el pasar de los años nuestro cuerpo cambia, es
más frágil, nos enfermamos con frecuencia... El abrazo y el apoyo de los hijos vale
mucho y ayuda a enfrentar los nuevos retos que se presentan.

Honra a tus padres mostrándoles tu amor. No te arrepentirás.

Versículos de apoyo:

 1 Corintios 16:13-14

Manténganse alerta; permanezcan firmes en la fe; sean valientes y fuertes. Hagan


todo con amor.
(1 Corintios 16:13-14)

 1 Pedro 1:22

Ahora que se han purificado obedeciendo a la verdad y tienen un amor sincero por
sus hermanos, ámense de todo corazón los unos a los otros.
(1 Pedro 1:22)

 1 Tesalonicenses 3:12

Que el Señor los haga crecer para que se amen más y más unos a otros, y a
todos, tal como nosotros los amamos a ustedes.
(1Tesalonicenses 3:12)
Honra a tu padre y a tu madre, para que disfrutes de una larga vida en la tierra que
te da el Señor tu Dios.
(Éxodo 20:12)

Entendiendo los diez mandamientos

El ejemplo de Jesús

1. Honró y respetó a María y José

Jesús, aun siendo Dios, honró a sus padres terrenales y a su Padre celestial en
todo momento. En Lucas 2:51 leemos que Jesús vivió sujeto a sus padres
terrenales, José y María. Él no les echaba en cara que él era Dios y hacía lo que
le parecía. No. Como niño, él aceptó la autoridad de ellos y les obedeció.

Así que Jesús bajó con sus padres a Nazaret y vivió sujeto a ellos. Pero su madre
conservaba todas estas cosas en el corazón.
(Lucas 2:51)

2. Se sujetó al Padre honrándolo en todo momento

Jesús también se sujetó a su Padre celestial en todo. Oraba a menudo y vivía


atento a la dirección de Dios Padre en medio de cualquier situación. Él no buscaba
su propia gloria. Buscaba siempre honrar y obedecer al Padre.

Todos los que el Padre me da vendrán a mí; y al que a mí viene, no lo rechazo.


Porque he bajado del cielo no para hacer mi voluntad, sino la del que me envió.
(Juan 6:37-38)
Aun sabiendo que moriría una muerte tremendamente dolorosa y humillante,
Jesús se sometió al Padre por amor a él y por amor a cada uno de nosotros.
Honró a Dios Padre en completa obediencia y reconoció su autoridad.

Yendo un poco más allá, se postró sobre su rostro y oró: «Padre mío, si es
posible, no me hagas beber este trago amargo. Pero no sea lo que yo quiero, sino
lo que quieres tú».
(Mateo 26:39)

3. Cuidó de su mamá terrenal hasta el último momento

Por último, Jesús honró a su mamá pensando en su bienestar aun mientras sufría
el dolor del Calvario. Encomendó el cuidado de María a Juan, su discípulo y
amigo. No la dejó desamparada sino que veló por ella.

Cuando Jesús vio a su madre, y a su lado al discípulo a quien él amaba, dijo a su


madre: Mujer, ahí tienes a tu hijo.
Luego dijo al discípulo: Ahí tienes a tu madre.
Y desde aquel momento ese discípulo la recibió en su casa.
(Juan 19:26-27)

Aprendamos de Jesús. Honremos siempre a nuestro Padre Dios y a nuestros


padres terrenales.

Otros versículos relacionados:

 1 Pedro 5:5

Así mismo, jóvenes, sométanse a los ancianos. Revístanse todos de humildad en


su trato mutuo, porque «Dios se opone a los orgullosos, pero da gracia a los
humildes».
(1 Pedro 5:5)

 Proverbios 20:7

Justo es quien lleva una vida sin tacha; ¡dichosos los hijos que sigan su ejemplo!
(Proverbios 20:7)

 Efesios 6:1-3

Hijos, obedezcan en el Señor a sus padres, porque esto es justo. «Honra a tu


padre y a tu madre —que es el primer mandamiento con promesa— para que te
vaya bien y disfrutes de una larga vida en la tierra».
(Efesios 6:1-3)

 Levítico 19:3
Respeten todos ustedes a su madre y a su padre, y observen mis sábados. Yo soy
el Señor su Dios.
(Levítico 19:3)

 Deuteronomio 5:16

Honra a tu padre y a tu madre, como el Señor tu Dios te lo ha ordenado, para que


disfrutes de una larga vida y te vaya bien en la tierra que te da el Señor tu Dios.
(Deuteronomio 5:16)

 Mateo 15:3-4

Jesús les contestó: ¿Y por qué ustedes quebrantan el mandamiento de Dios a


causa de la tradición? Dios dijo: “Honra a tu padre y a tu madre”, y también: “El
que maldiga a su padre o a su madre será condenado a muerte”.
(Mateo 15:3-4)

 Lucas 18:20

Ya sabes los mandamientos: “No cometas adulterio, no mates, no robes, no


presentes falso testimonio, honra a tu padre y a tu madre”
(Lucas 18:20)

 Proverbios 3:11-12

Hijo mío, no desprecies la disciplina del Señor, ni te ofendas por sus reprensiones.
Porque el Señor disciplina a los que ama, como corrige un padre a su hijo querido.
(Proverbios 3:11-12)

 Malaquías 1:6

El hijo honra a su padre y el siervo a su señor. Ahora bien, si soy padre, ¿dónde
está el honor que merezco? Y, si soy señor, ¿dónde está el respeto que se me
debe? Yo, el Señor Todopoderoso, les pregunto a ustedes, sacerdotes que
desprecian mi nombre.
Y encima preguntan: «¿En qué hemos despreciado tu nombre?»
(Malaquías 1:6)

 Colosenses 3:20

Hijos, obedezcan a sus padres en todo, porque esto agrada al Señor.


(Colosenses 3:20)

 2 Timoteo 3:1-3

Ahora bien, ten en cuenta que en los últimos días vendrán tiempos difíciles. La
gente estará llena de egoísmo y avaricia; serán jactanciosos, arrogantes,
blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, insensibles, implacables,
calumniadores, libertinos, despiadados, enemigos de todo lo bueno.
(2 Timoteo 3:1-3)

 Proverbios 19:26

El que roba a su padre y echa a la calle a su madre es un hijo infame y


sinvergüenza.
(Proverbios 19:26)

 Proverbios 13:1

El hijo sabio atiende a la corrección de su padre, pero el insolente no hace caso a


la reprensión.
(Proverbios 13:1)

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