Estudio de Caso 3

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Facultad de Derecho y Ciencias Políticas

Carrera:

Licenciatura en Derecho y Ciencias Políticas

Tema de Investigación:

Corte Interamericana de Derechos Humanos


Caso Baena Ricardo y otros Vs. Panamá
Sentencia de 2 de febrero de 2001 (Fondo, Reparaciones y Costas)

Materia:
Derechos Humanos

Estudiante:

Kadmiel Duarte

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INDICE

INTRODUCCION

1. ¿Quién introdujo la demanda ante la Corte Interamericana y cuáles


fueron las fuentes normativas que se usaron para ello?

2. ¿Cuáles fueron en general, los hechos y problemas que rodearon el


caso?

3. ¿Cuáles de los principios de los Derechos Humanos estuvieron


involucrados en el asunto?

4. ¿Cuál fue la decisión de la corte en este caso y sobre cuales


argumentos se basó para alcanzar la misma?

5. ¿Cuál es su opinión respecto al tratamiento que le dio la corte a los


derechos humanos en este caso?

CONCLUSION

BIBLIOGRAFIA

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INTRODUCCION

En ocasión de la próxima audiencia de cumplimiento de sentencia contra el Estado


de Panamá en la Corte Interamericana de Derechos Humanos, en el primer
semestre de 2008, durante la cual la Honorable Corte evaluará el grado de
cumplimiento de la sentencia pronunciada en el caso Baena Ricardo y otros Vs
Panamá los abajo firmantes quisieran recordar a las autoridades panameñas lo
siguiente:

El dos de febrero del 2001, Panamá fue condenado por la Corte Interamericana de
Derechos Humanos en el caso Baena Ricardo y otros Vs Panamá a reparar el
perjuicio sufrido por 270 personas que fueron indebidamente destituidas de sus
cargos de empleados públicos tras haber participado en una manifestación de
carácter laboral y por lo cual se les acusó falsamente de complicidad con una
asonada militar

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Corte Interamericana de Derechos Humanos
Caso Baena Ricardo y otros Vs. Panamá
Sentencia de 2 de febrero de 2001 (Fondo, Reparaciones y Costas)

1. ¿Quién introdujo la demanda ante la Corte Interamericana y cuáles


fueron las fuentes normativas que se usaron para ello?

El 16 de enero de 1998 la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (en


adelante “la Comisión” o “la Comisión Interamericana”) sometió ante la Corte una
demanda contra la República de Panamá (en adelante “el Estado” o “Panamá”)
que se originó en una denuncia (No. 11.325) recibida en la Secretaría de la
Comisión
el 22 de febrero de 1994. En su demanda, la Comisión invocó los artículos 50 y 51
de la Convención Americana sobre Derechos Humanos (en adelante “la
Convención” o “la Convención Americana”) y los artículos 26 y siguientes del
Reglamento.

La Comisión sometió este caso con el fin de que la Corte decidiera si hubo
violación, por parte de Panamá, de los artículos 1.1 (Obligación de Respetar los
Derechos); 2 (Deber de Adoptar Disposiciones de Derecho Interno); 8 (Garantías
Judiciales); 9 (Principio de Legalidad y de Retroactividad); 10 (Derecho a
Indemnización); 15 (Derecho de Reunión); 16 (Libertad de Asociación); 25
(Protección Judicial), y 33 y 50.2 de la Convención.

2. ¿Cuáles fueron, en general, los hechos y problemas que rodearon el


caso?

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Los hechos ocurridos a partir del 6 de diciembre de 1990 y especialmente a partir
del 14 de diciembre de dicho año en que se aprobó la Ley.25, con base en la cual
fueron arbitrariamente destituidos de sus cargos 270 empleados públicos que
habían participado en una manifestación por reclamos laborales, a
quienes se acusó de complicidad con una asonada militar. Posteriormente al
despido arbitrario de dichos trabajadores, en el procedimiento de sus quejas y
de mandas, se cometieron en su contra una sucesión de actos violatorios de sus
derechos al debido proceso y a la protección judicial.

3. ¿Cuáles de los principios sobre los Derechos Humanos estuvieron


involucrados en el asunto?

El derecho internacional de los derechos humanos no ha sido tenido


en cuenta ni por el Órgano Ejecutivo ni por los Tribunales de Justicia. La
Constitución Política establece, en su artículo cuarto, que Panamá acata las
normas del derecho internacional. La Corte Suprema de Justicia ha establecido en
jurisprudencia reiterada, que el artículo octavo de la Convención Americana es
parte del bloque de constitucionalidad, y que el numeral primero de dicho artículo
establece el derecho de toda persona a ser oída antes de ser sancionada, es
decir, antes de que se establezcan sus obligaciones, no sólo de carácter penal,
sino en materia civil y fiscal, entre otras. Es evidente que la Ley 25 infringía el
artículo 8 de la Convención Americana, por lo menos en su numeral primero. El
bloque de constitucionalidad existe desde mucho antes que la Corte Suprema de
Justicia panameña lo reconociera. Cuando la Corte Suprema de Justicia, al
pronunciarse en su sentencia sobre el reclamo de los trabajadores destituidos por
la Ley 25, expresó que la Convención Americana y el Pacto Internacional de
Derechos Civiles y Políticos eran sólo un traslapo de los preceptos de la
Constitución y que tenían valor de ley y carecían de categoría constitucional, la
Procuraduría General de la Nación consideró que el fallo tenía el propósito de
constitucionalizar algo que no era constitucional, pero no pudo expresar

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públicamente esa opinión porque estaba en una situación muy difícil como Jefe del
Ministerio Público y debido a que dicha demanda se había enviado a otra
Procuraduría. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) estableció que la
Ley 25 violaba los Convenios 87 y 98. Cuando la Suprema de Justicia declaró
inconstitucional el “parágrafo” del artículo 2 de la Ley 25, ya la ley no era
necesaria, porque había surtido todos sus efectos. Hubo una campaña de
desprestigio contra su persona que dio como resultado un proceso penal que
permitió que inconstitucionalmente el Procurador de la Administración lo
suspendiera el 24 de diciembre de 1992. La Corte Suprema de Justicia lo condenó
por abuso de autoridad, pero en el mismo fallo suspendió los efectos del mismo.
No se quería que fuera a la cárcel, lo que se quería era que saliera del cargo
porque no tenía el favor político del Gobierno.

4. ¿Cuál fue la decisión de la Corte en este caso y sobre cuales


argumentos se basó para alcanzar la misma?

En consecuencia, la Corte condenó el Estado de Panamá pagar a los 270


trabajadores (o a sus derechohabientes en caso de que los trabajadores hubiesen
fallecido) "los montos correspondientes a los salarios caídos y demás derechos
laborales que les correspondan según su legislación" en un plazo máximo de 12
meses y a reintegrarles en sus cargos o, "si esto no fuera posible, brindarles
alternativas de empleo que respeten las condiciones, salarios y remuneraciones
que tenían al momento de ser despedidos. En caso de no ser tampoco posible
esto último, el Estado deberá proceder al pago de la indemnización que
corresponda a la terminación de relaciones de trabajo, de conformidad con el
derecho laboral interno vigente antes de la violación cometida". La Corte decidió
también el pago por el Estado de un monto de 3,000 US $ a cada uno de los
trabajadores afectados por daño moral.

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Casi siete años después, y a pesar de la emisión por la Corte Interamericana de
Derechos Humanos de dos sentencias y seis resoluciones recordándole a
Panamá su obligación de cumplir con esta sentencia y estableciéndole otras
ordenanzas, entre ellas, la devolución de los impuestos sobre la renta, gravados
ilegalmente a una condena por violación de derechos humanos, todavía Panamá
sigue sin cumplir integralmente con la sentencia.

Los abajo firmantes estamos muy preocupados por esta violación inaceptable de
las obligaciones internacionales de Panamá y en particular del artículo 68.1 de la
Convención Americana sobre Derechos Humanos (CADH) conforme al cual: "Los
Estados Partes en la Convención se comprometen a cumplir la decisión de la
Corte en todo caso en que sean partes».

El cumplimiento íntegro por parte del Panamá de la sentencia dictada por la Corte
Interamericana constituye una obligación de resultado. Consecuentemente,
Panamá está obligado por las normas internacionales primarias a implementar con
actos jurídicos adecuados, del modo que crea más conveniente y ajustado a su
derecho - el cual incluye naturalmente a su Constitución - el resultado establecido
en el fallo. Para asegurar ese resultado el Estado está obligado, asimismo, a
eliminar todos los obstáculos que existan – derogar leyes, juzgar de nuevo, etc. –
y al mismo tiempo dictar lo que sea necesario, para poder cumplir con la
obligación internacional ya referida.

5. ¿Cuál es su opinión respecto al tratamiento que le dio la Corte a los


Derechos Humanos en este asunto?

En particular, el Estado panameño tiene en este caso la obligación de borrar los


efectos del acto ilícito que verificó esta Honorable Corte Interamericana en su
sentencia del 2 de febrero de 2001 (art. 63.1 de la CADH), obligación que deriva

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de un principio de jus cogeos que expresa valores fundamentales de la comunidad
internacional.

En efecto, Señor Presidente, cuando ha sido constatada la responsabilidad


internacional del Estado por una violación de derechos humanos, surge para el
Estado la obligación de borrar las consecuencias derivadas del acto ilícito, por vía
de hacer cesar la ilicitud o por la de restituir in integrum, los derechos violados.
Obligación en cuyo cumplimiento se debe tener en cuenta, asimismo, el principio
internacional de origen consuetudinario, según el cual los Estados no pueden
dejar de cumplir con sus obligaciones internacionales justificando su conducta en
disposiciones de su derecho interno (Convención de Viena sobre el Derecho de
los Tratados, artículo 27)

Esta actitud irrespetuosa hacia las víctimas va en detrimento no solamente de


ellas sino también de la imagen de Panamá y afecta la credibilidad del sistema
interamericano de protección de los derechos humanos en su conjunto. En ese
sentido, hemos tenido conocimiento, que, a través del Ministerio de Trabajo, se ha
pretendido que las víctimas acepten arreglos que contravienen los principios
internacionales antes citados, contradiciendo la sentencia de la Corte, al pretender
coaccionar a los trabajadores a declararse satisfechos por un monto determinado
por el Estado que no se ajusta a la realidad jurídica de la sentencia, en virtud de
su precaria situación socioeconómica.

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CONCLUSION

Como consecuencia de las violaciones señaladas de los derechos


consagrados en la Convención, la Corte debe disponer que se garantice a los
lesionados en el goce de sus derechos o libertades conculcados.75 Aunque
algunos trabajadores hubieran sido reintegrados como sostiene el Estado, a
esta Corte no le consta con exactitud cuántos lo fueron, así como si fueron
reinstalados en los mismos puestos que tenían antes del despido o en puestos
de similar nivel y remuneración. Este Tribunal considera que el Estado está
obligado a restablecer en sus cargos a las víctimas que se encuentran con vida
y, si esto no fuera posible, brindarles alternativas de empleo que respeten las
condiciones, salarios y remuneraciones que tenían al momento de ser
despedidos. En caso de no ser tampoco posible esto último, el Estado deberá
proceder al pago de la indemnización que corresponda a la terminación de
relaciones de trabajo, de conformidad con el derecho laboral interno. De la
misma manera, a los derechohabientes de las víctimas que hayan fallecido el
Estado deberá brindarles retribuciones por concepto de la pensión o retiro que
les corresponda. Tal obligación a cargo del Estado se mantendrá hasta su total
cumplimiento.

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BIBLIOGRAFIA

https://www.fidh.org/es/region/americas/panama/Caso-Baena-Ricardo-y-otros-Vs#:~:text=El
%20dos%20de%20febrero%20del,en%20una%20manifestaci%C3%B3n%20de%20car
%C3%A1cter

https://www.corteidh.or.cr/docs/casos/articulos/seriec_72_esp.pdf

https://www.refworld.org/es/jur/caselaw/crm/2001/es/131449

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