Las Enfermedades y El Hombre
Las Enfermedades y El Hombre
Las Enfermedades y El Hombre
16-5-2021
Género: narrativo
Subgénero: novela
HIPÓTESIS DE LECTURA:
La Peste ha sido una viajera recurrente y e- terna de la historia que el hombre fue creando
con sus matices, partícipe de su mortal conse cuencia. Nada la satisface más que el ser prota-
tagonista breve del tiempo, asechadora latente de la suerte de su víctima. Ella hace una irrup-
ción repentina en la escena, al principio sor- prende a todos los presentes y los pone en aler
alerta y expectante de lo que vaya a suceder.
La Ciencia y los médicos aún no han podido descubrir todos sus secretos, a pesar del tiempo
y los avances científicos, no hay algoritmo que lo re- suelva y pueda retrasarla o evitarla.
Hasta nuestro presente las únicas armas con que cuenta el ser humano para combatirla son
las mismas con las que se armó el hombre de siglos pasados: “la cuarentena, el encierro, la
limpieza, la higiene personal, etc., que no son siempre aceptadas por la sociedad.
El espíritu del hombre, en cuanto se encuen tre atrapado, ya por el encierro, ya por la enfer
medad, romperá las reglas y le servirá de asis- tente a la cazadora de vidas. El peor de los cóm
plices que ayudará a su insaciable voracidad, no importa la época ni las circunstancias.
Las víctimas de la tragedia son inevitables, las habrá siempre y serán muchas, sin importar la
clase social, el color de piel, el credo, etc.
Daniel Defoe en su “Diario del Año de la Pes te”, basado en un hecho real ocurrido en Lon-
dres entre años de 1663 y 1665 da cuenta de lo que pasó especialmente en 1664, es en ese
lapso de tiempo que sucederán una serie de hechos a causa de la peste que llega a La City
desplazándose desde el extremo oeste de la ciudad, y lo hará lenta y pausadamente, en su
paso aminorará y acelerará la marcha, hasta que por fin tomará el extremo este de ella arra-
sando con los más vulnerables que, como siem pre son los pobres y desahuciados.
La Londres del Siglo XVII estaba entrando a u na época crucial de la historia, daba sus prime-
ros pasos hacia la iluminación que le llegaría de la mano de la Ilustración y la Ciencia. Todo
esto estaba muy bien, ya que se abogaba por luchar conta la ignorancia y volcarse a la era del
cono- cimiento. El narrador de la novela en todo mo- mento nos recordará que “las gentes
extramu- ros” eran ignorantes, pobres e incapaces de de fenderse de la peste.
El hombre vive en una constante confronta- ción de fuerzas opositoras, y estas luchas, gene-
ralmente estas luchas son favorables a los más poderosos que son los que acumulan riqueza y
el poder. Para ellos es necesario e indispensable el perdedor: el pobre e ignorante, esta gente
sería la servidumbre en palabras de Defoe.
La Ilustración sostenía en uno de sus princi-pios, que “el conocimiento humano podía com-
batir la ignorancia, la superstición y la tiranía”: “Sapere aude”: “atrévete a saber”. Sin
embargo, la realidad, como siempre pasa, era otra, la educación o el acceso a la educación
estaba vedado para la clase baja y para las mujeres, así que, aún con la teoría tan resonante
que invitaba a todos a salir de la ignorancia, muchas personas quedaban por fuera del plan. La
educación era para muy pocos, es decir, para los que tenían dinero.
En el relato del Diario del año de la Peste, de ja al descubierto, desde nuestra perspectiva, la
gran desigualdad de la época, la falta de posibi- lidades que tenían a su alcance, sin ayuda del
Gobierno y con apenas la asistencia de la Igle-sia. Los únicos trabajos a los que podían aspirar
eran de servir a los ricos y lo hacían toda su vida; cuando la gran peste llegó, esta pobre gente
fue su víctima preferida. Los ricos y pudientes hu-yeron en sus carruajes hacia el campo
logrando así, salvar sus vidas.
Defoe nos relata lo que sucedió meses antes de la llegada de la enfermedad: su
protagonista es testigo, al igual que los habitantes de la City, de dos eventos celestiales que
fueron tomados como presagios de malos tiempos para la cui- dad: el avistamiento de dos
cometas o estrellas que provocó la aparición de nigromantes, astró logos, videntes, la
impresiones de almanaques y libros mentirosos, falsos médicos, curanderos, charlatanes, etc.,
que, aprovechándose de la ignorancia de los pobres, inventaban cuentos de viejas para
quitarles su poco dinero a cambio de pociones mágicas o mensajes predictivos de un futuro
incierto. En esos tiempos la servidumbre tuvo mucho miedo de ser despedida de sus empleos y
perecer a causa del hambre o enfermedad. La mayoría de estos inescrupulosos personajes, por
justicia, padeció bajo el yugo de la peste a pesar de vender la cura contra ella a todo aquél que
lo quisiera.
La Peste fue la única capaz de acabar con es te grupo de gente astuta y mentirosa ya que no
lo pudo lograr ni el Gobierno ni la Iglesia, que sólo obligó a los feligreses que confiesen todos
sus pecados a cambio de salvarse, pero sus sermones no perdonaban a nadie. Y es la Peste el
castigo divino, según el personaje de Defoe, y, por lo tanto, nada se salvaría de ella ni siquiera
los médicos ni cirujanos. Nadie puede ganarle a Dios.
Frente a la razón está la fe, frente al creer está el no creer, frente al rico está el pobre,
frente a la verdad está la mentira, frente a la peste está el hombre y frente al hombre está
Dios: Dios y la Peste. Como dije antes, la con- frontación es necesaria y es siempre un camino
para avanzar. El protagonista de la novela también se encuentra en una encrucijada, “huir o
quedarse en Londres”, finalmente decide permanecer, un poco por los designios que se le
presentan y que atribuye a Dios, y otro poco, porque no quiere perder sus bienes y medio de
trabajo. Se trata de un londinense muy religioso, pero a su vez, alguien capaz de descifrar que
lo de los cometas no es cosa de presagios, sino que se trata de fenómenos as- tronómicos. Es
un tiempo muy similar al de nuestros días con nuestra peste, el coronavirus o covit-19, aquella
provocada, según algunos por mongoles, ésta por los chinos: “el virus chi no”, dijo alguien, por
la rivalidad que mantie- nen sus respectivos países por políticas mal en- tendidas o ambiciones
desmedidas de los po-derosos.
Poco importa la época, el hombre va a morir ciertamente, rico o pobre, sabiendo o ignoran-
te. Dios también murió en la cruz, por la salva-ción del hombre: “¡Maestro sálvate a ti mis-
mo!” (“Mateo 27.39-44”). En la novela de Da- niel Defoe y nuestro relata actual cuentan la
misma historia separada apenas por la causa que ocasiona las enfermedades, las formas en
que se presenta, los síntomas que produce, los tratamientos que requieren, los efectos que
provoca en el cuerpo, en el paciente, etc., pero todo lo demás: médicos, medidas sanitarias, en
cierro, aislamiento, medidas preventivas, me- didas del Gobierno, asistencia pública, certifica
do de buena salud, permisos, utilización de mé todos alternativos, enfermeros, inspectores y
demás situaciones y cosas tales como huir del aislamiento, resistirse a la fuerza, mentir para
ocultar la enfermedad, etc., es casi como un relato de nuestra vida misma, es algo atempo- ral,
la peste nos iguala a todos y no se detiene a ver el calendario ni le preocupa que ideas
filosóficas o científicas están en auge. El ser humano actúa de la misma forma y con los mismos
recursos ante lo desconocido y peli- groso, primero, muestra miedo, luego, con el avance de la
enfermedad y su mortal conse- cuencia, resignación y, ya al final, cuando todo pasa sus
corazones y recuerdos lo olvidan todo y vuelven a repetir lo mismo.
Cuestionario:
a) Investigar conceptos como “contagio”, “pes- te”, “otredad” para adquirir el manejo del len-
guaje técnico requerido.
b) Investigar acerca de las pestes en Europa en general y sobre la peste de 1665 que azotó la
ciudad de Londres.
Respuestas:
Contagio: etimología «contagĭum», com- puesto del prefijo «con» del latín «cum» a-
gregación y «tangere» que quiere decir tocar". Es la transmisión de una enfermedad de un
organismo a otro, de persona a persona (CO-VID-19), de animal a animal (viruela aviar), de
animal a persona (la rabia), etc.
Contagiarse es la adquisición de una enfer- medad por contagio. Se puede referir a emo-
ciones o estados de ánimo como el contagio de optimismo, pesimismo, risa, tristeza, pesar,
etc. Etimología. Origen, historia o formación.
"Contagium, contacto e influencia en buen o mal sentido se usó en escritos poéticos o en
prosas literarias, con la connotación de "influir a", "afectar a" como en" aegrae contagia men-
tis" (Ovidio), "la influencia de un alma mala o perversa", "contagia mutua corporis atque ani
mae (Lucrecio), "la acción del cuerpo y el alma sobre todo".
"En latín tardío, Flavio Vegeto Renato (ss. IV-V d.C.), usó el término contagiosus: contagioso,
por contacto directo o indirecto con una perso na o animal infectado; gente o animal que lleva
el contagio de enfermedades; o bien que excita o propicia emociones similares: la ira. Con el su
fijo de abundancia "osus": oso, en la obra Artes Veterinarias o Mulomedicina".
Fuentes: http://etimologias.dechile.net/?contagio/
https://deconceptos.com/ciencias-natura-les/contagio
Peste: es una enfermedad infectoconta- giosa que afecta tanto a animales como a hu-
manos. Está causada por la bacteria Yersinia pestis. Es una de las enfermedades bacteria-nas
más agresivas y provoca frecuentemente la muerte si no se instaura el tratamiento antibió-tico
adecuado. Se transmite por picadura de pulgas infectadas procedentes de roedores, que
originan bubones en las ingle y axilas, cua dro clínico conocido como peste bubónica. Si la
transmisión tiene lugar por vía respiratoria, se produce una forma particular de la enferme-
dad: "la peste neumónica". A la gran epidemia de peste que afectó a Europa a mediados del
siglo XIV se la denomina “la peste negra”.
"La Otredad: La otredad es no percibir al o- tro como igual, sino como alguien diferente, que
no forma parte de nuestra comunidad. Implica la diferenciación de que el otro no es igual a
nosotros, pero no se relaciona con algo negativo.
-Es la capacidad de respetar, reconocer y poder vivir armoniosamente con la diversidad. Esto
da la dimensión de que cada persona es única e irrepetible en el universo".
-Es el poder coexistir entre todos y fomentar el crecimiento de cada individuo. Surge a través
de construcciones psicológicas y sociales.
-Es el concepto de la existencia en el mundo de algo que no es lo propio, que no forma parte
del mundo de cada uno".
En la difícil lucha que debe realizar el sujeto para conservar esa construcción que lo identi-
fica, surge la figura del Otro, el alter, el ajeno, que cuestiona por similitud o por diferencia esa
construcción en la cual se apoya el psiquismo. El diferente, el extraño, hace tambalear esa
construcción precaria que es la identidad y, por esa razón, ése se convierte en un enemigo, un
contrincante, un rival o un indeseable, según la posición en que se ubica o es ubicado".
https://concepto.de/otredad/#ixzz6s3cvB19B
"Jean Paul Sartre dice: la comprensión de la existencia vista desde la mirada del otro. La
mirada como centro de reflexiones para des- cubrir en ella la presencia del prójimo. Hecho tan
cotidiano e invisible que suele ser significa- tivo...el escritor ejemplifica la teoría de la otredad
con la vergüenza ante alguien. El acto de “avergonzarme” se refiere a mí ser; lo que nos
aterroriza es que en ese momento tengo vergüenza de mí “tal como yo parezco el otro". El
otro, por tanto, se me muestra como un mediador entre mí y yo mismo".
https://culturacolectiva.com/letras/nuestras-miradas-teoria-de-la-otredad
"En 1665-1666 apareció la Gran Peste de Londres, la epidemia que mató casi 100.000
personas. Más conocida como la "peste bu- bónica".
Esta epidemia fue similar a la anterior "Pes-te negra", un virulento brote de la enfermedad
que surgió en Europa entre 1347 y 1353, y fue recordada como la "Gran Plaga" por haber sido
uno de los últimos grandes brotes que ha pa-decido el Viejo Continente.
La temida “Gran Peste” hizo estragos en to-das partes. En Londres, una cuarta parte de la
población murió en esos dos años. Fue uno de los brotes más importantes en los 400 años que
la denominada Peste Negra devastó Eu-ropa.
https://www.clarin.com/internacional/londres-habla-folleto-gran-peste-1665-similitud-pedi-
dos corona-virus_0_fpliM-KDiv.html#:~:text-=En%201665%2D1666%20apareci
%C3%B3%20la,las%20pulgas%20de%20las%20ratas.&text=La%20leyenda%20dice%20que
%20podr%C3%ADan%20pertenecer%20a%20v%C3%ADctimas%20de%20la%20Peste
%20Negra.
ANTECEDENTES DE LA PESTE
"La peste negra de mediados del siglo XIV se extendió por las regiones del mediterráneo y el
resto de Europa en pocos años. El punto de par tida se situó en la ciudad comercial de Caffa
(actual Feodosia), en la península de Crimea. En 1346, Caffa estaba asediada por el ejército
mon-gol... Se cree que fueron los mongoles quienes extendieron el contagio a los sitiados,
arrojando sus muertos mediante catapultas al interior de los muros, pero es más probable que
la bacteria penetrara a través de ratas infectadas con las pulgas a cuestas. Cuando tuvieron
conocimiento de la epidemia, los mercaderes genoveses que mantenían allí una colonia
comercial huyeron despavoridos, llevan-do consigo los bacilos de la enfermedad hacia Italia y
otras ciudades desde donde se difundió por el resto del continente.
La transmisión se produjo a través de barcos y personas que transportaban las ratas y el pul
gas infectadas, entre las mercancías o en sus propios cuerpos, propagando así la peste. Las
ciudades comerciales eran los principales focos de recepción. Desde ellas, la plaga se transmi-
tía a los burgos y las villas cercanas, que, a su vez, irradiaban el mal hacia otros núcleos de
población y hacia el campo circundante.
A pesar de que muchos huían al campo...las ciudades eran más seguras, dado que el conta-
gio era más lento porque las pulgas tenían más víctimas a las que atacar. Se ha constatado que
la progresión de las enfermedades infecciosas es más lenta cuanto mayor es la densidad de
población, y que la fuga contribuía a propagar el mal... El índice de mortalidad pudo alcanzar el
60 por ciento en el conjunto de Europa, ya como consecuencia directa de la infección, ya por
los efectos indirectos de la desorganización social provocada por la enfermedad, desde las
muertes por hambre hasta el fallecimiento de niños y ancianos por abandono o falta de
cuidados".
La Peste en la literatura:
"Las noticias escritas son de distinto rango: míticas, religiosas o literarias, otras son histó-
ricas y médicas. Otros tipos de noticias están siendo aportadas por la investigación arqueo-
lógica, gracias a los estudios de huesos, mo-mias, etc.
Para hablar de la peste, era más frecuente el uso del término griego loimós, utilizado en te-
mas médicos, aunque también en textos histó-ricos, literarios y religiosos ".
"La Loimología era obra de un médico lla-mado Nathaniel Hodges (1629-1688), que fue uno
de los pocos doctores que no abandonó Londres cuando la mortal epidemia diezmó la capital
inglesa. El doctor Hodges, aparte de sus observaciones médicas, incluye en su obra tablas de
mortandad y consejos para huir de una muerte segura" (INTRODUCCIÓN LA ÚLTIMA DANZA DE
LA MUERTE por José C. Vales. Daniel Defoe Diario del año de la peste ePub r1.2 Titivillus
13.04. 16) .
"Antes de la aparición de los textos médicos se interpretaba que la causa de la peste era
consecuencia de un castigo divino por alguna falta cometida bien por un representante de la
ciudad o del reino, bien por un particular.
Homero, Ilíada, I.61: [Aquiles] «¡Oh Atrida! Ahora creo que de nuevo a la deriva regresare-
remos, en caso de que escapemos de la muer-te, si la guerra y la peste juntas van a doblegar a
los aqueos. (Trad. Emilio Crespo, 1991, p. 105, Biblioteca Clásica Gredos 150). Hesíodo,
Trabajos y días, 243: Sobre ellos desde el cielo hace caer el Cronión una terrible calamidad, el
hambre y la peste juntas, y sus gentes se van consumiendo. (Trad. Aurelio Pérez Jiménez,
1978, p. 137, Biblioteca Clásica Gredos 13). Esquilo, Suplicantes, 659: ¡Que nunca la peste deje
a esta ciudad vacía de varones! (Trad. Bernardo Perea Morales, 1986, p. 347, Biblio-teca
Clásica Gredos 97) Esquilo, persas 715: [Sombra de Darío] ¿Vino algún azote de peste o la
guerra civil? (Íd. p. 247). Sófocles, Edipo rey, 28: Además, la febril divinidad se precipita y
arrasa la ciudad, peste odiosa, por la cual el palacio cadmeo se vacía y el negro Hades se llena
de suspiros y lamentos. (Trad. Assela Alamillo, 1981, p. 312, Biblioteca Clásica Gredos 40)".
" En textos histórico de Heródoto, Tucídides, Timeo, Duris, Teopompo, Apiano, etc. Algunos
ejemplos más conocidos:
Heródoto VI, 27.5: En cierta ocasión envia-ron a Delfos un coro de cien jóvenes, de los que
regresaron sólo dos, pues a noventa y o-cho de ellos los arrebató una peste que atacó de
improviso. (Trad. Carlos Schrader, 1981, p. 245, Biblioteca Clásica Gredos 39). Heródoto
VII.171.8: Por eso cuando regresaron de Troya padecieron tanto ellos [los cretenses] como sus
ganados, hambre y peste, quedando Creta des-poblada por segunda vez”. (Trad. Carlos Schra-
der, 1985, p. 233, Biblioteca Clásica Gredos 82). Heródoto VIII, 115.11: [...] hacían esto por
hambre. Además, una peste [loimós, epidemia] que se declaró en el ejército iba diezmando a
las tropas por el camino. Y a los [soldados] enfermos los dejaba... (Trad. Carlos Schrader, 1989,
p. 189, Biblioteca Clásica Gredos 130...”.
"El texto de Tucídides el pasaje en el que describe los estragos y características de la peste
se extiende desde el cap. II, 47.3 al II, 59.3, libro I. Tucídides I, 23: “…historias que antes refería
la tradición…dejaron de resultar inverosímiles… y, en fin, la calamidad que menos daños causó
y que destruyó a una parte de la población, la peste [la enfermedad pestilente]. Todos estos
males cayeron sobre Grecia junto con esta guerra.
Fuentes: https://es.wikipedia.org/wiki/Peste
https://dle.rae.es/peste
https://dialnet.unirioja.es
"En Roma: la peste de Justiniano, en 561 d.C., mató a unas 10.000 personas al día…la más
famosa y mortífera fue la epidemia de peste que asoló Europa en el siglo XIV y que acabó con
la vida de millones de personas".
El Proemio
"... quiero contar cien novelas, fábulas, pará-bolas o historias, como las queramos llamar,
narradas durante diez días por una honrada compañía de siete damas y tres jóvenes, en los
pestilentes tiempos de la pasada mortandad, y algunas cancioncillas cantadas a su gusto por
las dichas señoras" (página 5).
Introducción
"Digo, pues, que en el año mil trescientos cuarenta y ocho de la fructífera Encarnación del
Hijo de Dios llegó una mortífera pestilencia a la egregia ciudad de Florencia, nobilísima entre
todas las italianas. Producida por influencia de los astros o enviada a los mortales por la justa
ira de Dios para corrección de nuestras ini-quidades, se había iniciado unos años antes en O-
riente; arrebató innumerable cantidad de vi-das y, sin asentarse en un solo lugar, se exten- dió
continuamente hasta que, por desgracia, llegó a Occidente”.
“No valieron contra ella ningún saber ni providencia humana...al principio, aparecieron
hinchazones en las ingle o bajo las axilas de las personas de ambos sexos; algunas crecían has-
ta alcanzar el tamaño de una manzana ordina-ria y otras de un huevo, … y el vulgo las llamaba
bubones. En breve tiempo el mencionado bu-bón mortífero empezó a aparecer y a crecer en
otras partes del cuerpo distintas de las dos an- tes dichas; y después de eso la enfermedad
comenzó a mudarse en manchas negras o cár-denas que brotaban en los brazos y por los
muslos y en cualquier parte del cuerpo, unas grandes y espaciadas y otras diminutas y abun-
dantes. Y de la misma manera que el bubón había sido primeramente y aún era indicio cer-
tísimo de muerte futura, así eran éstas a quie-nes les sobrevenían" (páginas 13, 14).
Detalle pintoresco:
Un médico de la época con su máscara pro-tectora, siglo XVII, “éstos iban tapados de pies a
cabeza con una larga túnica y llevaban una máscara picuda. El "sombrero" incluía anteojos y
una máscara con una nariz de 15 centímetros en forma de pico, llena de perfume y con dos
agujeros, uno a cada lado de las fosas nasales, suficiente para respirar y transportar en el aire
que se respira la impresión de las hierbas colocadas en la punta del pico que con-tenía una
triaca, una elaboración de más de 55 hierbas, polvo de víbora, canela, mirra y miel.
La indumentaria se atribuye a Charles de Lor-me, que fue médico personal de la realeza eu-
ropea.
https://historia.nationalgeographic.com.es/a/peste-negra-epidemia-mas-mortifera_6280
Los personajes:
d) Sobre el comportamiento de los personajes ante la amenaza de la peste y las relaciones
respecto de nuestra pandemia actual. Las citas correspondientes, explicadas a los efectos de
establecer categorías dentro del universo na-rrativo:
1) La Peste: al principio, era sólo un rumor. La muerte silenciosa. Una habitante más de la ciu-
dad. La desesperanza. Castigo divino.
"...se esperaba que este rumor se extinguiese, y que las gentes comenzasen a olvidarlo como si
fuese una cosa que realmente no les concer-niese y de la que esperaban que no fuese cier-
ta..." (pág. 16).
-"...habitaba entre las gentes … de la ciudad; y que muchos habían muerto por su causa..."
(pág.17) ...la peste estaba efectivamente des- extendida por todas partes…"la epidemia había
bordado toda esperanza de mitigación…” (pági- na 21).
"Yo vivía más allá de Aldgate, a medio ca-mino entre Aldgate Church y Whitechapel Bars, a
mano izquierda o lado norte de la calle...". Era un hombre caritativo y solidario, la situación lo
conmovía mucho: "... mi alma se llenó de muy graves pensamientos acerca de la miseria que
iba a cernirse sobre la ciudad, y la infelicidad de aquellos que hubiesen quedado en ella... (pág.
23). Su narración sobre lo que estaba sucediendo con respecto a la peste está dirigida al lector
que se encuentre en un momento similar: "He escrito este extremo tan detalladamente,
porque no sé si podrá ser de utilidad a aquellos que vengan después de mí, si les aconteciese el
verse amenazados por el mismo peligro y si tuviesen que decidir de la misma manera; deseo
que esta narración llegue a ellos más en calidad de orientación de sus actos... Me enfrentaba a
dos cuestiones: una de ellas era el manejo de mi tienda y mi negocio, en el que estaba
embarcado todo lo que yo poseía en el mundo; la otra era la preservación de mi vida en la
calamidad tan funesta que iba a caer sobre toda la ciudad...".
-El narrador tenía empleados a cargo a los cuales no quería abandonar: "tenía una familia de
criados a la que mantenía en mi negocio; tenía una casa, tienda y almacenes repletos de
mercancías; y el abandonar todo eso hubiese sido arriesgar mi comercio, mis bienes y de todo
lo que poseía en el mundo".
-Su familia: " tenía una hermana y un her-mano mayor en Londres, que había venido unos
pocos años antes de Portugal...", éste lo instaba a abandonar la ciudad ante la amenaza de la
enfermedad, además tenía amigos y parientes en Northamptonshire, de donde era
originariamente su familia; "mi única hermana estaba en Lincolnshire, muy deseosa de recibir-
me y hospedarme. (pág. 24 y 25).
-El comerciante era un hombre muy religioso, eso lo decidió a dejar su suerte y vida en
manos de Dios: "siempre mi resolución de alejar-me se cruzó con algún contratiempo, aplazan-
do mi partida una y otra vez; estos contratiempos provenían del Cielo... "
-El religioso comerciante era un hombre sa-ludable: "...yo tenía mi buena salud y mis fa-
cultades, y otros sirvientes... (pág. 27). Perma- neció en Londres y siguió trabajando: "Los ne-
gocios lo llevaban hacia el otro extremo de la ciudad, invadida por la enfermedad..."(pág. 33),
esto hizo que se convierta en el testigo principal de lo que ocurría en la City.
-Era un hombre educado, sabía de ciencia, astronomía, etc., unos meses antes de que la
Peste llegara fue testigo de algunos aconte-cimientos interesantes: dos eventos que ocu-
rrieron, se trataba del avistamiento de dos cometas que fueron tomados como presagios de
malos tiempos:
"... Yo vi ambas estrellas... sabiendo que los as-trónomos asignan a estos fenómenos causas
naturales; y que su movimiento y revoluciones están calculados, no se pueden llamar estricta-
mente precursores o presagios, y mucho me-nos causantes, de acontecimientos tales como
peste, guerra, incendio y similares. (pág. 36 y 37).
3) Las gentes:
-Pobres: la servidumbre fue la que más sufrió ya que sus amos los abandonaban a su suerte y
ellos, por ignorancia, miedo o esperanza, recu-rrían a charlatanes y brujos viejas para que les
adivinara su futuro.
-Cuando la Peste irrumpió en la ciudad y se unió a la otra peste causada por el tabardillo
pintado:
-"La gente se inquietó mucho por esto, y empe-zó a alarmarse en toda la ciudad..."Esto arraigó
grandemente en el espíritu del pueblo ... (pág. 17). ... "el pueblo sentía terribles
aprensiones, ... "En total hubo nueve casos de peste y siete de tabardillo pintado" (pág. 20).
" ...la primera semana de junio el contagio se diseminó de manera terrorífica... víctimas de la
fiebre o del tabardillo comenzaron a hincharse; hicieron todo cuanto pudiera ocultar su
enfermedad, para evitar que los vecinos los rehuyesen y se negasen a conversar con ellos; y
también para evitar que las autoridades cerrasen sus casas” (pág. 22 y 23).
"...algunas semanas la prisa de la gente era tal, que hacía casi imposible llegar hasta las
puertas del corregidor; una muchedumbre apremiante se apiñaba allí para obtener pases y
certificados de salud, como para viajar al extranjero" (pág. 23).
-Los que no tenían recursos para huir, permanecieron en sus hogares y cambió sus costumbres
para adecuarse a los tiempos:
“…no todo el mundo salió de la ciudad de Londres… (pág. 25) ... la gente ya había tomado la
costumbre de no salir de sus casas después de la caída del sol (pág. 28).
“...en medio de tal calamidad puede haber personas con el corazón tan duro como para robar
y saquear, lo cierto es que en la ciudad sucedían, más abiertamente que nunca, toda clase de
villanías, e incluso casos de libertinaje y corrupción (no diré que, con la frecuencia
acostumbrada, porque el número de habitantes había mermado ... (pág. 32) ...
“… ya hacia el final, los corazones de los hombres estaban endurecidos y la muerte estaba ante
sus ojos tan constantemente, que ya no se preocupaban mucho por la pérdida de sus amigos,
ya que veían que ellos mismos podrían ser llamados a la hora siguiente. (pág. 33).
Meses antes, luego del avistamiento de los cometas, las personas comenzaron a
sugestionarse por causa de los astrólogos y charlatanes de turno:
“Las aprensiones de la gente estaban igualmente multiplicadas por los engaños de aquellos
tiempos, eran más adictas a las profecías y conjuros astrológicos, sueños y cuentos de viejas...”
(pág. 38).
“la clase más rica de gente, la nobleza y la clase acomodada de la parte oeste de la ciudad,
salió en tropel de la villa, con sus familias y criados... en Whitechapel, en la calle Ancha en la
que yo vivía; por cierto, se veía otra cosa que carros y carretas con enseres, mujeres, niños,
criados, etc.; carruajes llenos de gente de la mejor clase, y jinetes que los acompañaban; y
todos ellos huyendo... aparecían carros y carretas vacíos y más caballos… para recoger a más
gente”.
-La clase acomodada, los comerciantes que tenían recursos propios, también lo hacían:
“…una innumerable cantidad de hombres a caballo, algunos solos, otros con criados, cargados
con equipaje y preparados para viaja ... (pág. 23).
-La Corte: “… la Corte salió muy pronto, en el mes de junio, y fue a Oxford, la enfermedad ni
siquiera la rozó…”no puedo decir que haya visto nunca muestra alguna de agradecimiento, ni
señal de enmienda, bien que no querían que se les reprochase, con justicia, de que habían sido
sus atroces vicios los que habían atraído sobre toda la nación tan terrible castigo… (pág. 32).
“Las Posadas de la Corte estaban cerradas; tampoco podían verse muchos abogados en las
hospederías del Temple o Lincoln, ni en la de Gray.
“… era la época de vacaciones durante la cual, iban al campo. En algunos lugares había filas de
casas todas cerradas, sus moradores huidos, con sólo uno o dos guardianes...”
“… muchas personas huyeron, eran del extremo oeste de la ciudad, … el corazón de la ciudad;
las gentes más acomodadas... (pág. 34).
Presagios:
"... al comienzo de esta sorprendente época. Mientras fueron nuevos los temores de la gente,
se vieron varios singulares sucesos apareció una estrella muy brillante o cometa durante varios
meses anteriores a la peste... Las viejas, y los flemáticos e hipocondríacos del otro sexo,
hicieron notar (especialmente después, si bien antes de que hubiesen pasado ambos azotes),
que esos dos cometas… significaban algo... el cometa anterior a la peste era de color tenue,
desvaído, apagado, de movimiento muy pausado, solemne y lento; pero el cometa que
precedió al fuego era luminoso y chispeante, como dijeron otros, bien inflamado, y de
movimiento crudo y furioso;… el primero presagiaba un castigo pesado, lento pero severo,
terrible y atroz, tal como fue la peste; pero que el otro predecía un golpe repentino, veloz y
ardiente como el incendio..." (pág. 37).
“…tan entusiastas y atrevidos como para correr por las calles con sus predicciones verbales,
pretendiendo haber sido enviados para predicar a la ciudad; y uno, en especial, gritaba por las
calles: «Cuarenta días más, y Londres será destruida»...y otro que corría por todas partes
desnudo, cubierto sólo con unos calzones y gritando día y noche, quien gritaba: «¡Ay de
Jerusalén!», «¡Oh, el Dios grande y terrible!»,(pág. 38)...y los sueños de las viejas, o más bien
la interpretación que las viejas hacían de los sueños de otras personas...(pág. 39).
"… el Gobierno tenía un informe veraz sobre el asunto, habiéndose celebrado varios consejos
para discutir los medios de evitar que el mal llegase hasta nosotros; todo ello se mantuvo muy
en secreto. De ahí que este rumor se extinguiese nuevamente, y que las gentes comenzasen a
olvidarlo como si fuese una cosa que realmente no les concerniese y de la que esperaban que
no fuese cierta…”.
“... llegó a conocimiento de los secretarios de Estado; ordenaron a dos médicos y a un cirujano
que fuesen a inspeccionar la casa, a fin de estar seguros de la verdad..." (pág. 15-16) …"...el
corregidor daba certificados de salud a todos aquellos que habitaban en las noventa y siete
parroquias; y durante algún tiempo también a los que vivían fuera de la ciudad (pág. 24).
“…se rumoreaba que aparecería una orden del Gobierno para poner vallas y barreras en los
caminos a fin de impedir que la gente viajase; y que los pueblos sobre los caminos no
tolerarían el paso de los londinenses por miedo a que trajesen consigo la epidemia" (pág. 24).
5) La Iglesia: en la ciudad había noventa y siete Parroquias, de diferentes credos. Esto demues-
tra que las creencias eran muy importantes para la población. Los pobres eran personas con
mucha fe y temerosa del enojo de Dios. Esta institución concentraba mucho poder y cumplía
funciones ordenadas por el Gobierno:
En la imagen se puede apreciar cómo actuaban las carrozas de la muerte, los cocheros iban
de casa en casa retirando a los muertos que eran innumerables, de vez en cuando también
levantaban por error a alguno que se quedaba dormido como le sucedió al músico, (hoy, son
las ambulancias las que realizan esta tarea).
En la siguiente imagen se puede ver cómo vivían los que permanecieron en la ciudad.
https://www.lavanguardia.com/historiayvida/edad-moderna/20200416/48530016118/daniel-
defoe-gran-plaga-londres-peste-siglo-xvii-coronavirus.html#foto-1