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El manifiesto del 16 de enero 1844

el Manifiesto del 16 de enero de 1844, como su fecha lo indica, fue concebido y


redactado antes de la fundación de la República Dominicana. Es el Acta de
Independencia de la Nación Dominicana, plataforma sobre la cual se fundó y se
levantó la República. El Manifiesto presenta las razones que justifican la
separación de la República de Haití, señalando todos los agravios sufridos
durante la ocupación haitiana de Santo Domingo y pasa a detallar cómo sería
el nuevo Estado que surgirá de esa separación.

La Manifestación, como algunos la llaman, luego de la fundación de la


República, sirvió como Carta Magna desde febrero hasta el 6 de noviembre de
1844 cuando fue proclamada la primera Constitución en San Cristóbal.

El Manifiesto establece los límites de la República Dominicana y las provincias


que la componen: Dividido como está el territorio de la República Dominicana
en cuatro provincias, a saber Santo Domingo, Santiago o Cibao, Azua desde el
límite hasta Ocoa y el Seíbo.

En ausencia de Juan Pablo Duarte, quien se encontraba refugiado en


Venezuela, fueron Francisco del Rosario Sánchez, Matías Ramón Mella y
Vicente Celestino Duarte quienes se encargaron de dirigir a los Trinitarios. Con
recursos muy pobres, haciendo circular hojas manuscritas por todo el país, bajo
enorme peligro, se completaba la campaña destinada al logro de más adeptos
a la causa independentista, así como la ultimación de detalles.

El más importante de estos documentos fue la célebre Manifestación de los


pueblos de la Parte Este de la Isla antes Española o de Santo Domingo, sobre
las causas de su separación de la República Haitiana, del 16 de enero de 1844,
escasos días antes de ser proclamada la República Dominicana el 27 de
febrero de 1844. Es, por consiguiente, el primer documento oficial de la Nación,
con el cual se inicia nuestra colección de leyes.

Se señaló que sería formado un estado libre y soberano en el cual se


protegería y garantizaría el sistema democráti
co, la libertad de los ciudadanos (aboliendo para siempre la esclavitud), la
igualdad de los derechos civiles y políticos sin atender a distinciones de origen
o de nacimiento. Las propiedades serían inviolables y sagradas, la religión
católica apostólica y romana será protegida en todo su esplendor como la del
Estado; pero nadie podría ser perseguido ni castigado por sus opiniones
religiosas.

La junta proclamó: “La esclavitud ha desaparecido para siempre del territorio de


la República Dominicana y el que propague lo contrario será considerado como
delincuente, perseguido y castigado si hubiere lugar”.
Pedro Santana y el articulo

Santana y sus asesores mostraron su inconformidad con respecto al proyecto,


ya que consideraban que este dejaba prácticamente sin facultades al
Presidente tomando en cuenta que la soberanía del país se encontraba en
juego. El General Santana se negó a ser nombrado presidente si las mejoras
de lugar no se aplicaban a la Constitución, sosteniendo que el Poder político
dominicano no debía ser civil sino militar a raíz del estado de guerra.

En el Congreso Constituyente se negaron a aceptar las propuestas hechas por


Santana lo que desencadenó una crisis política que se escenificó con la gran
tensión existente entre la Asamblea y la Junta Central Gubernativa, siendo tal
el caso que se llegó a movilizar tropas hasta la ciudad de San Cristóbal.

La crisis vio su fin cuando, por coacciones de Tomás Bobadilla (aunque el


cónsul Saint-Denys se atribuyó la autoría), se estableció en el texto
constitucional el que sería su artículo 210 y decía lo siguiente:

Durante la guerra actual y mientras no esté firmada la paz, el Presidente de la


República puede libremente organizar el ejército y la armada, movilizar las
guardias nacionales y tomar todas las medidas que crea oportunas para la
defensa y la seguridad de la Nación; pudiendo en consecuencia, dar todas las
órdenes, providencias y decretos que convengan, sin estar sujeto a
responsabilidad alguna.

Sin más objeciones por parte de Santana o la Junta, la Constitución fue


promulgada el 6 de noviembre de 1844.
La Constitución de 1844

Título I, De la Nación. (Art.1).

El primer artículo menciona por primera vez la palabra dominicanos, y declara


que la nación será el resultado de la unión de estos, que deberá ser libre,
independiente y soberana, bajo un gobierno esencialmente civil, republicano,
popular, representativo, electivo y responsable.

Título II, Del Territorio (Art. 2-6)

El territorio estatal quedó consagrado como la Parte Española de la Isla de


Santo Domingo por los límites fronterizos de 1793, que fueron los establecidos
por Francia y España en 1777 mediante el Tratado de Aranjuez (1793).
Además se incorporaban todas las Islas adyacentes. El ordenamiento territorial
interno fue también establecido con cinco provincias (Compostela de Azua,
Santo Domingo, Santa Cruz del Seíbo, la Concepción de la Vega y Santiago de
los Caballeros), la capital del país y sede del gobierno fue fijada en la ciudad
de Santo Domingo.

Título III, De los dominicanos y sus derechos (Art. 7-38)

Capítulo I, De los dominicanos (Art. 7-13)

La Constitución da la nacionalidad a cuatro clases de personas, básicamente la


media de la población en ese momento: Todos los individuos que al momento
de la publicación de la presente Constitución, gocen de esta cualidad; todos los
que nacidos en el territorio de la República Dominicana de padres
dominicanos, y habiendo emigrado vuelvan a fijar su residencia en ella; todos
los españoles dominicanos y sus descendientes que habiendo emigrado en
1844, no han tomado las armas contra la República Dominicana, ni la han
hostilizado en modo alguno, y que vuelvan a fijar su residencia en ella; todos
los descendientes de oriundos de la parte Española nacidos en países
extranjeros que vengan a fijar su residencia en la República.
También hace posible a los extranjeros adquirir la nacionalidad dominicana si
adquirieran bienes o un establecimiento de agricultura a título de propietarios.
Dichos extranjeros no podían gozar de la nacionalidad sino hasta después de 6
años a menos que se casaran con una ciudadana dominicana o sus bienes
raíces ascendieses a los 12 mil pesos.

Al artículo 12 consideraba aquellos naturalizados haitianos que no lucharon por


la independencia por la causa independentista serán considerados extranjeros.
En artículo 13 se establece, de manera primitiva la migración, dándosele trato
preferencial a los que profesen algún arte, ciencia o industria útil y prohíbe la
entrada de los extranjeros pertenecientes a una nación enemiga.
División de los poderes :

Como ya hemos dicho en la primera Constitución de San Cristóbal, se


estableció la división tripartita de los poderes del Estado: legislativo, ejecutivo y
judicial.

El Poder Legislativo: Estaba compuesto por dos cámaras llamadas: Tribunado


y Consejo Conservador. Los miembros de ambas cámaras eran elegidos por
vía indirecta cada seis años, por los electores de cada provincia. El Tribunado
estaba compuesto por quince miembros, mientras que el Consejo Conservador
sólo tenía cinco miembros. La reelección estaba permitida para ambos grupos
de legisladores.

El Tribunado presentaba al Consejo Conservador los candidatos a jueces.


También, acusaba ante este Consejo al Presidente y a los Secretarios de
Estado por violación a la Constitución y demás leyes. Por otra parte, el Consejo
Conservador, tenía el poder de juzgar y destituir al Presidente, Secretarios de
Estado y miembros del Poder Judicial. También debía elegir a los jueces de
todos los tribunales. Finalmente, cada Cámara era la única que podía juzgar a
sus propios miembros.

El Poder Ejecutivo: La Constitución estableció que las funciones ejecutivas del


gobierno estaban en manos del Presidente de la República y de los Secretarios
de Estado. En el artículo 206, se estableció que el Primer Presidente sería
elegido por la Asamblea Constituyente y duraría 2 períodos consecutivos de 4
años.

Según el artículo 97 de la Constitución, para ser Presidente de la Republica, es


necesario:
Primero: Ser Dominicano de origen.
Segundo: Tener treinta y cinco años cumplidos por lo menos.
Tercero: Reunir todas las demás cualidades requeridaspor el artículo 62, para
ser miembro del Consejo Conservador
En el artículo 98, se establece que el Presidente sería elegido cada cuatro años
y no podía ser reelegido sino después de haber transcurrido un período
completo.
Estos eran elegidos por vía indirecta, de los cuales entre sus funciones
estaban:

1-Promulgar las leyes que le sometía el congreso u observarlas si lo creía


conveniente.

2-Designar a los Secretarios de Estados y todos los demás funcionarios y


empleados públicos.

3-Mandar las fuerzas del mar y tierra; designar sus oficiales.

4-Proponer al poder legislativo proyectos de leyes.

Las funciones del Presidente de la República estaban consignadas en el


artículo 102 de la Constitución.

El Poder Judicial: La Constitución dedicó un capítulo al tercer poder del


Estado, el Judicial, pues se preveía la promulgación de una ley de organización
judicial que daría la estructura jurídica al estado dominicano.

Según el artículo 120 de la Constitución, los tribunales eran las únicas


entidades con potestad de aplicar la justicia, excepto en materia de derechos
políticos. Esta excepción dejó abierta la creación de tribunales militares, cuyas
potestades abarcarían hechos de índole política.La Constitución dictó lo
siguiente:

1-Toda persona sometida a la justicia tenía que ser llevada ante un tribunal
creado con anterioridad al hecho de que se le acusaba.

2-Las sesiones de los tribunales serían en principio públicas.

3-En las sentencias debía mencionarse la ley aplicada y los motivos de la


decisión.

4-Los jueces debían deliberar a puerta cerrada.


5-Las sentencias debían encabezarse con la frase: ‘En nombre de la República
Dominicana.’ Constitucionalmente, se dispuso la existencia de una Suprema
Corte de Justicia para toda la República y de Tribunales de Apelación para los
Distritos Judiciales en los que se dividiría el país por una ley.

Del régimen electoral :

La Constitución estableció los aspectos generales del régimen electoral y dejó


que los demás aspectos se regularan por una ley ordinaria. Excepto para los
ayuntamientos que se adoptó el método de elección indirecta, consistente en
dos sufragios, mediante el cual los votantes escogían a los electorales, y estos
a su vez, escogían a los funcionarios que constitucionalmente eran de
designación electoral, o sea, al Presidente de la República, a los miembros del
tribunado y del Consejo Conservador y de las diputaciones provinciales.

Se estableció que los ciudadanos con derecho al voto en las elecciones


primarias, debían estar en pleno goce de sus derechos civiles y políticos, ser
propietarios o arrendatarios de bienes inmuebles, o ser empleados públicos u
oficiales, o ejercer alguna industria o profesión, arte o ciencia liberal, lo cual
excluía a los asalariados, las mujeres, a los militares que no u oficiales y a los
que no tuvieren algunas de las ocupaciones señaladas.

Las primarias se realizaban por comunes y bajo el control de las autoridades


municipales. Debían escogerse 118 electores según una tabla por común,
hasta que se dictara una ley electoral.
La organización de la República :

el año 1844 la República Dominicana, tenía unos 126,000 habitantes,repartidos


en poco más de 50,000 kilómetros cuadrados de superficie; a un pueblo con
casi ninguna experiencia de auto-gobierno, acostumbrado al dominio político de
otros; estructurado para que el grupo social de los terratenientes mantuvierasu
dominio en el sector rural y el de los comerciantes importadores (casi todos
extranjeros) en los pocos núcleos urbanos; sin experiencia democrática; con
una justicia cuyo balance se había inclinado tradicionalmente en favor de la
minoría gobernante; que jamás se había regido por leyes propias sino que
aquellas que les dictaba un gobernante lejano desconocedor de su
idiosincrasia y sus necesidades; con un sistema económico fundamentalmente
precapitalista y productor de materias primas para la exportación.

La herencia de tres siglos del sistema colonial español se hará sentir


constantemente; y veremos la incapacidad de los gobernantes para regir el
país al amparo de las leyes que ellos mismos dictaban; el anhelo frustrado de
un pueblo y de contados líderes en estructurar una sociedad políticamente
independiente de dominio extranjero y económicamente capaz de progresary
mejorar la vida de sus ciudadanos; la lucha de una sociedad contra los juegos y
vaivenes políticos de las grandes potencias; y la profunda inestabilidad política
que rigió en la República Dominicana durante sus primeros años de vida
independiente.

Cumpliendo con el mandato constitucional, se hicieron las convocatorias para


la elección de los miembros del Congreso y de las Diputaciones Provinciales.
Estas convocatorias constan en un Decreto de Santana del 9 de diciembre de
1844, que fijó para enero 2 y 3 de 1845 la reunión de las asambleas primarias
de cada común, las cuales escogieron a los miembros de los Colegios
Electorales. Estos últimos, a su vez, reunieron el 27 de enero y designaron a
los 15 miembros del Tribunado y sus suplentes, a los cinco del Consejo
Conservador y a los 20 diputados provinciales, a razón de cinco por cada
diputación. Asimismo esos electores formaron la lista de los candidatos a
jueces de los tribunales.

El 3 de marzo se reunieron por primera vez los legisladores recién elegidos y


empezó la vida legislativa de la nueva República, organizándose internamente
cada Cámara. Se establecieron comisiones permanentes en cada una y se
empezaron a conocer los distintos proyectos de ley que era menester dictar
para organizar la República tal como lo exigía el art. 211 de la Constitución.
Pero surgió un problema en la formación de los municipios. Los Ayuntamientos
existentes en ese momento se regían por la ley haitiana y sus funciones eran
muy diferentes a las del régimen municipal que se quería establecer, más
parecido al que rigió bajo el período colonial español.

Por eso, en el Decreto de Convocatoria del 9 de diciembre se dispuso


posponer la elección de los miembros de los Ayuntamientos hasta que se
dictara una ley sobre esta materia. Mientras tanto quedarían disueltos todos los
organismos municipales y sus funciones se repartieron entre los delegados de
Hacienda, los jueces de paz, los escribanos públicos y los párrocos; y se
derogaron todos los impuestos municipales entonces en vigor.

La Ley sobre este ramo fue dictada en mayo de 1845 y las Asambleas
Primarias se reunieron el 1 de julio para elegir a los regidores de los
ayuntamientos de las comunes. Así, pues, entre el 8 de diciembre de 1844,
fecha del Decreto que suspendió provisionalmente los ayuntamientos y el
primero de junio de 1845, o sea por unos cinco meses, la República careció de
régimen municipal.

En el período comprendido entre la promulgación de la Consti tución y la


apertura de las sesiones del primer Congreso dominicano, Santana gobernó
por Decreto, bajo el Art. 210 de la Constitución y lo aprovechó para dictar una
serie de disposiciones que fortalecieron su posición política y le permitieron
eliminar a sus enemigos. La más importante fue el Decreto del 18 de enero de
1845 que creó Comisiones Militares para juzgar y sancionar una serie de
delitos de tipo político; este Decreto será estudiado en su lugar
correspondiente.

El Gobierno Central: En el primer año, se dictó la Ley de Secretarías de


Estado y un Reglamento Interno de Gobierno, en los que se detallaban los
mecanismos burocráticos de la administración central de la República. La Ley
de Secretarios de Estado enunció la función colectiva del Consejo de
Secretarios”, la función específica de cada despacho, la responsabilidad de los
titulares, los sueldos de los Secretarios y de sus subalternos, los uniformes que
correspondían a esos Secretarios y otros asuntos de menor importancia.

La Constitución en su artículo 99 había dispuesto que los Secretarios de


Estado, constituidos en Consejo, sustituirían al Presidente de la República en
caso de muerte o impedimento temporal, pero la ley de 1845 dispuso además
que ese Consejo era quien asesoraba al Presidente en los asuntos de orden
general, y en sus reuniones, que debían ser semanales, se resolvían los
conflictos entre diferentes Secretarías y donde cada Secretario informaba del
estado de su despacho. Pero ese cuerpo no era deliberativo ni dictaba
disposiciones como tal, puesto que cada Secretario dependía directamente del
Presidente con quien trabajaba en los asuntos de su competencia y cuyas
disposiciones confirmaba con él cuando su ejecución dependía de su
despacho.

No había responsabilidad colectiva, sino que cada Secretario era responsable


de lo que él hacía o de lo que ocurría en su Secretaría. Esta responsabilidad
abarcaba el haber firmado disposiciones emanadas del Presidente que fueran
contrarias a la Constitución o a las leyes o que “violen los derechos del pueblo
garanti zados por ella”; el haber dado órdenes contrarias a la Constitución y a
las leyes; el tolerar a sabiendas la infracción o inejecución de la Constitución y
de aquellas leyes cuya ejecución estuviere confiaba a su despacho; el inducir al
Presidente de la República a violar la Constitución y las leyes; el negarse a ser
interpelado por los cuerpos legislativos; el no denunciar a la justicia los delitos
cometidos por los empleados bajo su dependencia y por toda omisión o
negligencia en el desempeño de sus funciones.
Tan pronto se presentaba una acusación contra un Secretario de Estado, éste
quedaba automáticamente suspendido en el ejercicio de sus funciones y era
inmediatamente traducido ante la Suprema Corte de Justicia para que
conociera de la acusación, pudiendo este alto tribunal imponer solamente dos
penas: la destitución y la condenación en daños y perjuicios en favor del
Estado o de la parte perjudicada. Una vez condenado, un Secretario de Estado
jamás podría volver a ocupar un ministerio.

El Patrimonio Nacional: Una de las mayores preocupaciones del primer


gobierno constitucional dominicano fue la de organizar los bienes del Estado y
ponerlos a fructificar. Para ello lo primero que tenía que hacer era definir cuáles
bienes eran del Estado y cuáles de particulares, y para ello desde el principio
dio pasos legislativos: Ya se vio que la Junta Central Gubernativa dictó un
Decreto el 20 de abril de 1844 secuestrando los bienes de los haitianos y los de
los que abandonaran el país después del 1 de marzo de ese año. Luego el
Congreso dictó

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