Juan Camilo Lópe Llanos T07

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Comunicació n Lingü ística- Lic Martha Cecilia Andrade C.

1-2024
Taller 07

No. Nombres y apellidos


22 Juan Camilo López Llanos

Objetivo: desarrollar competencias de lectura a partir de un texto.

1. Elabore la reseñ a del texto, “Có mo empecé a escribir” de Gabriel García


Má rquez, en tres párrafos. Es decir, escriba con sus palabras de qué se trata.
(Lectura Literal). Se encuentra en la siguiente pá gina.

2. Señ ale 3 aspectos que le haya gustado del escrito. Escríbalos en 3 oraciones.

3. Qué comprende o interpreta del texto. Redactelo en un pá rrafo.

4. Emita su crítica sobre el artículo de García Má rquez, en dos pá rrafos. Exprese


lo que le pareció el escrito, ¿interesante? ¿Le gustó ? ¿Por qué? Dé argumentos.

Desarrollo:

1. El texto titulado "Có mo empecé a escribir" es la transcripció n de una conferencia


ofrecida por el renombrado autor Gabriel García Má rquez. En este discurso, García
Má rquez comparte su experiencia personal como escritor y ofrece reflexiones
sobre su proceso creativo. Desde el inicio, el autor revela su incomodidad al hablar
en pú blico, lo que permite al pú blico empatizar con su humanidad. A través de
anécdotas personales, García Má rquez relata có mo un desafío de un amigo crítico lo
llevó a iniciar su carrera literaria, destacando la influencia y la motivació n en la
vida de un escritor.

El autor ofrece una visió n honesta sobre el proceso de escritura, resaltando la


emoció n inicial de la inspiració n contrastada con la laboriosa ejecució n del proceso
creativo. Esta revelació n proporciona una visió n realista del trabajo detrá s de la
creació n literaria, mostrando que la escritura requiere disciplina y dedicació n.
Ademá s, García Má rquez comparte una idea de historia en desarrollo, demostrando
la profundidad y la persistencia de su proceso creativo, y brinda una metá fora
poderosa sobre el impacto del miedo y los rumores en una comunidad, instando a
la reflexió n sobre temas universales.

En conclusió n, la conferencia "Có mo empecé a escribir" de García Má rquez ofrece


una visió n íntima del mundo de la escritura, invitando al pú blico a considerar la
1
importancia del arte literario y su influencia en la sociedad. A través de sus
reflexiones personales y profundas, el autor inspira a los oyentes a apreciar el
proceso creativo y a reflexionar sobre la naturaleza humana y la percepció n
colectiva, mientras destaca su singularidad y originalidad en el discurso literario.

2. La descripció n del proceso creativo del autor.


La influencia del entorno en el desarrollo del talento artístico.
La metá fora del pueblo en pá nico como reflexió n sobre la sociedad.

3. El texto "Có mo empecé a escribir" de Gabriel García Má rquez nos sumerge en un


relato íntimo sobre sus inicios como escritor y las circunstancias que lo llevaron a
abrazar la literatura. A través de la narració n, García Má rquez nos muestra có mo
un simple comentario crítico de un amigo desencadenó un giro trascendental en su
vida, llevá ndolo a incursionar en la escritura y eventualmente consolidarse como
uno de los grandes exponentes de la literatura latinoamericana. Ademá s, el autor
reflexiona sobre la naturaleza del proceso creativo, evidenciando có mo este se
torna cada vez má s complejo con el paso del tiempo. Sin embargo, má s allá de su
experiencia personal, el texto también nos invita a reflexionar sobre temas
universales, como el poder de los rumores y la influencia de la percepció n colectiva
en nuestras acciones y decisiones. En conclusió n, la obra nos ofrece una mirada
profunda y reveladora tanto del viaje individual del autor como de las
complejidades de la condició n humana y la sociedad.

4. El artículo "Có mo empecé a escribir" de Gabriel García Má rquez me impactó por


su habilidad para transmitir una experiencia tan íntima y personal de una manera
accesible y conmovedora. Má s allá de la historia de có mo comenzó su carrera
literaria, aprecio có mo García Má rquez revela la vulnerabilidad y las dudas que
experimentó en el proceso. Esta sinceridad añ ade una dimensió n humana a su
relato, haciendo que sea fá cil para el lector identificarse con sus luchas y triunfos.
Ademá s, el texto invita a reflexionar sobre la naturaleza misma de la creatividad y
el proceso de encontrar la propia voz como escritor. El artículo ofrece no solo una
mirada a la vida de un autor icó nico, sino también una ventana hacia los desafíos y
las recompensas de la bú squeda creativa.

Cómo empecé a escribir1


Gabriel García Márquez

1
Por: Gabriel García Márquez / 3 de mayo de 1970, discurso en Caracas, Magazín Dominical. Discurso
pronunciado por Gabriel García Márquez en una de sus visitas a Venezuela y más tarde divulgado en el
periódico, en el que el futuro Premio Nobel expuso las razones que lo llevaron a convertirse en un escritor de
oficio. En 1947 Gabriel García Márquez publicó su primer cuento en El Espectador

2
Primero que todo, perdó nenme que hable sentado, pero la verdad es que si me
levanto corro el riesgo de caerme de miedo. De veras. Yo siempre creí que los cinco
minutos má s terribles de mi vida me tocaría pasarlos en un avió n y delante de 20 a
30 personas, no delante de 200 amigos como ahora.

Afortunadamente, lo que me sucede en este momento me permite empezar a


hablar de mi literatura, ya que estaba pensando que yo comencé a ser escritor en la
misma forma que me subí a este estrado: a la fuerza. Confieso que hice todo lo
posible por no asistir a esta asamblea: traté de enfermarme, busqué que me diera
una pulmonía, fui a donde el peluquero con la esperanza de que me degollara y, por
ú ltimo, se me ocurrió la idea de venir sin saco y sin corbata para que no me
permitieran entrar en una reunió n tan formal como esta, pero olvidaba que estaba
en Venezuela, en donde a todas partes se puede ir en camisa. Resultado: que aquí
estoy y no sé por dó nde empezar. Pero les puedo contar, por ejemplo, có mo
comencé a escribir.

A mí nunca se me había ocurrido que pudiera ser escritor, pero, en mis tiempos de
estudiante, Eduardo Zalamea Borda, director del suplemento literario de El
Espectador de Bogotá , publicó una nota donde decía que las nuevas generaciones
de escritores no ofrecían nada, que no se veía por ninguna parte un nuevo cuentista
ni un nuevo novelista. Y concluía afirmando que a él se le reprochaba porque en su
perió dico no publicaba sino firmas muy conocidas de escritores viejos, y nada de
jó venes en cambio, cuando la verdad —dijo— es que no hay jó venes que escriban.

A mí me salió entonces un sentimiento de solidaridad para con mis compañ eros de


generació n y resolví escribir un cuento, no má s por taparle la boca a Eduardo
Zalamea Borda, que era mi gran amigo, o al menos que después llegó a ser mi gran
amigo. Me senté y escribí el cuento, lo mandé a El Espectador. El segundo susto lo
obtuve el domingo siguiente cuando abrí el perió dico y a toda pá gina estaba mi
cuento con una nota donde Eduardo Zalamea Borda reconocía que se había
equivocado, porque evidentemente con “ese cuento surgía el genio de la literatura
colombiana” o algo parecido.

Esta vez sí que me enfermé y me dije: ¡En qué lío me he metido!” ¿Y ahora qué hago
para no hacer quedar mal a Eduardo Zalamea Borda?” Seguir escribiendo, era la
respuesta. Siempre tenía frente a mí el problema de los temas: estaba obligado a
buscarme el cuento para poderlo escribir. Y esto me permite decirles una cosa que
compruebo ahora, después de haber publicado cinco libros: el oficio de escritor es
tal vez el ú nico que se hace má s difícil a medida que má s se practica. La facilidad
con que yo me senté a escribir aquel cuento una tarde no puede compararse con el
trabajo que me cuesta ahora escribir una pá gina.

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En cuanto a mi método de trabajo, es bastante coherente con esto que les estoy
diciendo. Nunca sé cuá nto voy a poder escribir ni qué voy a escribir. Espero que se
me ocurra algo y, cuando se me ocurre una idea que juzgo buena para escribirla, me
pongo a darle vueltas en la cabeza y dejo que se vaya madurando. Cuando la tenga
terminada (y a veces pasan muchos añ os, como en el caso de Cien añ os de soledad
que pasé diez y nueve añ os pensá ndola), cuando la tengo terminada repito,
entonces me siento a escribirla y ahí empieza la parte má s difícil y la que má s me
aburre. Porque lo má s delicioso de la historia es concebirla, irla redondeando,
dá ndole vueltas y revueltas, de manera que a la hora de sentarse a escribirla ya no
le interesa a uno mucho, o al menos a mí no me interesa mucho.

La idea que le da vueltas

Les voy a contar, por ejemplo, la idea que me está dando vueltas en la cabeza hace
ya varios añ os y sospecho que la tengo ya bastante redonda. Se las cuento ahora,
porque seguramente cuando la escriba, no sé cuá ndo, ustedes la van a encontrar
completamente distinta y podrá n observar en qué forma evolucionó . Imagínense
un pueblo muy pequeñ o donde hay una señ ora vieja que tiene dos hijos, uno de 17
y una hija menor de 14. Está sirviéndoles el desayuno a sus hijos y se le advierte
una expresió n muy preocupada. Los hijos le preguntan qué le pasa y ella responde:
No sé, pero he amanecido con el pensamiento de que algo muy grave va a suceder
en este pueblo”.

Ellos se ríen de ella, dicen que esos son presentimientos de vieja, cosas que pasan.
El hijo se va a jugar billar, y en el momento en que va a tirar una carambola
sencillísima, el adversario le dice: “Te apuesto un peso a que no la haces”. Todos se
ríen, él se ríe, tira la carambola y no la hace. Pago un peso y le pregunta: ¿Pero qué
pasó , si era una carambola tan sencilla? Dice: “Es cierto, pero me ha quedado la
preocupació n de una cosa que me dijo mi mamá esta mañ ana sobre algo grave que
va a suceder en este pueblo”. Todos se ríen de él y el que se ha ganado el peso
regresa a su casa, donde está su mamá y una prima o una nieta, o, en fin, cualquier
parienta. Feliz con su peso dice: “Le gané este peso a Dá maso en la forma má s
sencilla, porque es un tonto”. “¿Y por qué es un tonto?”. Dice: “Hombre, porque no
pudo hacer una carambola sencillísima estorbado por la preocupació n de que su
mamá amaneció hoy con la idea de que algo muy grave va a suceder en este
pueblo”.

Entonces le dice la mamá : “No te burles de los presentimientos de los viejos,


porque a veces salen”. La parienta lo oye y va a comprar carne. Ella dice al
carnicero: “véndame una libra de carne” y, en el momento en que está cortando,
agrega: “Mejor véndame dos porque andan diciendo que algo grave va a pasar y lo
mejor es estar preparado”. El carnicero despacha su carne y cuando llega otra
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señ ora a comprar una libra de carne, le dice: “Lleve dos porque hasta aquí llega la
gente diciendo que algo muy grave va a pasar, y se está preparando, y andan
comprando cosas”.

Entonces la vieja responde: “Tengo varios hijos, mire, mejor deme cuatro libras”. Se
lleva cuatro libras y para no hacer largo el cuento, diré que el carnicero en media
hora agota la carne, mata otra vaca, se vende toda y se va esparciendo el rumor.
Llega el momento en que todo el mundo en el pueblo está esperando que pase algo.
Se paralizan las actividades y de pronto, a las dos de la tarde, hace calor como
siempre. Alguien dice: “Se han dado cuenta del calor que está haciendo?”. “Pero si
en este pueblo siempre ha hecho calor”. Tanto calor que es un pueblo donde todos
los mú sicos tenían instrumentos remendados con brea y tocaban siempre a la
sombra porque si tocaban al sol se les caían a pedazos. “Sin embargo —dice uno—
nunca a esta hora ha hecho tanto calor”, “sí, pero no tanto calor como ahora”. Al
pueblo desierto, a la plaza desierta, baja de pronto un parajito y se corre la voz:
“hay un pajarito en la plaza”. Y viene todo el mundo espantado a ver el pajarito.

“Pero, señ ores, siempre ha habido pajaritos que bajan”. “Sí, pero nunca a esta hora”.
Llega un momento de tal tensió n para los habitantes del pueblo que todos está n
desesperados por irse y no tienen el valor de hacerlo. “Yo sí soy muy macho —grita
uno— yo me voy”. Agarra sus muebles, sus hijos, sus animales, los mete en una
carreta y atraviesa la calle central donde está el pobre pueblo viéndolo. Hasta el
momento en que dicen: “Si este se atreve a irse, pues nosotros también nos vamos”,
y empiezan a desmantelar literalmente al pueblo. Se llevan las cosas, los animales,
todo. Y uno de los ú ltimos que abandona el pueblo dice: “Que no venga la desgracia
a caer sobre todo lo que queda de nuestra casa” y entonces incendia la casa y otros
incendian otras casas. Huyen en un tremendo y verdadero pá nico, como en éxodo
de guerra, y en medio de ellos va la señ ora que tuvo el presagio clamando: “Yo lo
dije, que algo muy grave iba a pasar y me dijeron que estaba loca”.

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