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La ciencia olvidada: Matemáticas y matemáticos en las construcciones


nacionales durante las dictaduras de España y Portugal

Conference Paper · November 2019

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José M. Pacheco
Universidad de Las Palmas de Gran Canaria
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La ciencia olvidada: Matemáticas y matemáticos en las
construcciones nacionales durante las dictaduras de España y
Portugal
José M. Pacheco∗

Departamento de Matemáticas, Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. [email protected]

Resumen / Abstract
La presente contribución explora las relaciones entre Matemáticas, matemáticos y regímenes
dictatoriales en la península ibérica, sobre todo en los oscuros años 1940, teniendo en cuenta los
aspectos simbólicos que las caracterizaron. A pesar de la importancia de la disciplina matemática,
se muestra que, aunque ambos regímenes olvidaron por lo general tanto a las Matemáticas
como a sus practicantes, la evolución de los correspondientes colectivos bajo las correspondientes
dictaduras fué muy diferente en ambos países.

The aim of the present contribution is an exploration of how the totalitarian regimes in Por-
tugal and Spain considered Mathematics and mathematicians –mainly during the dark 1940s–,
stressing symbolic aspects characterising them. It will be shown that from the official viewpoint,
both regimes practically ignored Mathematics and its practitioners, but nevertheless the rela-
tionship of these collectives with the current authorities evolved quite differently in both Iberian
countries.

Palabras clave: Cassirer, España, Matemáticas, Nacionalismo, Portugal. Clasificación AMS/MSC


2011: 01A60

Francisco Bobillo, in memoriam

1 Introducción
1.1 En primera persona
Para quienes éramos niños en los primeros años 1950, los días en la escuela pública comenzaban con
una sesión de cánticos patrióticos y a veces con una pequeña tabla de ejercicios gimnásticos. Los
cantos incluían el himno nacional, en aquel tiempo dotado de letra –escrita por José Mª Pemán–,
el Cara al Sol y alguno más, entre los que recuerdo uno dedicado a la reivindicación española sobre
Gibraltar, con una estrofa que decía: Gibraltar, Gibraltar, tierra amada de todo español... Ese ritual
cotidiano era parte, y no pequeña, de un proceso de educación que además incluía por las tardes el
rezo colectivo del rosario, antes de dar por terminado el día. Por supuesto, los textos de los cantos,
así como las letanías del rosario, se aprendían de memoria sin explicación alguna ¿dónde quedaría
eso de Gibraltar? ¿por qué era tan amada esa tierra? ¿qué significaría Kyrie eleison?

Contribución al Simposio Internacional: Ciencia y cultura como recursos simbólicos del nacionalismo en la España
del siglo XX. Barcelona, Diciembre de 2017. Trabajo parcialmente subvencionado por el Proyecto HAR2016-75559.
Con el paso al Bachillerato, a los 10 años de edad, y durante seis cursos, desaparecieron
los cánticos, no tanto los rosarios, complementados con una misa semanal. Sin embargo se nos
suministraban, ahora en forma de asignaturas, una llamada Formación de Espíritu Nacional (o
simplemente “política”) y otra, Educación Física (“gimnasia”). Ambas solían estar en manos de
personas ligadas al Movimiento Nacional, en el mejor de los casos procedentes de la Escuela de
Mandos “José Antonio”. El proceso educativo / formativo se completaba con seis años de Religión,
asunto no siempre fácil que incluía dominar el Catecismo de la Doctrina Cristiana. En nuestra
zona era la versión del Padre Astete, en otras, la del Padre Ripalda, pero no se nos dijo nunca
que aquellos textos, salvo tal vez alguna corrección ortográfica mínima, ya estaban en uso en el
Siglo XVIII. También se nos hacía participar anualmente en una semana de ejercicios espirituales,
durante los cuales, por supuesto, se nos liberaba de las clases. Muchos años más tarde, en 2002, el
profesor Francisco Bobillo publicó un magnífico libro donde, con el pretexto de estudiar los himnos
autonómicos españoles, analizaba el poder hipnótico de músicas y letras, y su papel como formas
simbólicas de afianzamiento identitario.1 En el estupendo prólogo que lo acompaña, debido a Luis
González Seara, tuvo el autor de estas líneas por primera vez noticia del mundo mítico y simbólico
según Ernst Cassirer, acabando por entender el objetivo de tantísima repetición durante los años
infantiles. 2
Todavía, y hasta finales de los años 60, los planes de las carreras universitarias contenían como
materias objeto de examen durante tres años la Formación de Espíritu Nacional, la Educación Física,
y por descontado, la Religión. Es cierto que se solían considerar sin importancia, tanto por alumnos
como por quienes las tenían a su cargo, pero más de un estudiante se encontró con la desagradable
sorpresa de no tener la carrera terminada a tiempo por haberse “olvidado” de la Religión de 3º o
la Educación Física de 2º. Analizar en detalle los contenidos y métodos de tales asignaturas queda
fuera del alcance de esta presentación, y ya ha sido estudiado, a veces con visos humorísticos, por
más de un autor. Y de humorístico todo ello tenía poco, desde luego. Pero como suele ocurrir, aquel
esquema educativo del régimen franquista para los futuros súbditos del país ya se había colapsado
a mediados de los 1960, preludiando el final o al menos una transformación del régimen. Tal vez
el ejemplo más espectacular consista en que aunque existía desde 1943 la Facultad de Políticas en
Madrid, pensada en sus inicios como vivero de cuadros del régimen, su evolución posterior fue tan
impensada como inevitable. No entraremos aquí en historias recientes que son de sobra conocidas.

1.2 Educación y Formación


En los párrafos anteriores se han descrito a grandes rasgos algunas características del sistema o
programa de adoctrinamiento oficial del régimen franquista vigente hace sesenta y tantos años. La
incorporación de la Formación del Espíritu Nacional y la Religión (católica, por supuesto) en las
varias etapas educativas, muestra que el propósito de imbuir el concepto de nación española en
la población estaba bien planificado. Dicho de otra forma, se había programado un nacionalismo
español a la medida del régimen del general Franco sobre algunos supuestos teóricos y simbólicos
del abigarrado conjunto de apoyos políticos del régimen, reunidos en una especie de partido único,
el Movimiento Nacional, con el añadido del inmenso poder de la Iglesia. Pero lo más interesante era
su carácter de asignaturas en régimen de paridad con las materias habituales: el adoctrinamiento
político / religioso era parte esencial del sistema educativo. Por poner un ejemplo, la culminación
1
Bobillo F (2002) El sonajero de los pueblos. Biblioteca Nueva, Madrid.
2
Ernst Cassirer, conocido por sus contribuciones al estudio de diversas actividades humanas –el lenguaje, el pen-
samiento mítico, la fenomenología del conocimiento– como formas simbólicas, distribuidas en una trilogía publicada
entre 1923 y 1929, completada en 1930 con Forma y técnica. Tanto Cassirer como Hannah Arendt apuntarían a la
importancia de máquinas e industrias como elementos simbólicos en el desarrollo de los sistemas capitalistas, de los
que las dictaduras de derecha son ejemplos extremos. También se puede aplicar a las dictaduras de izquierdas.
del Bachillerato superior de Ciencias dependía tanto de aprobar la Física y las Matemáticas del 6º
año como de superar la Religión del 5º curso: el pensamiento mítico al que se refería Ernst Cassirer
en El mito del Estado era más que tangible.

Fig. 1. “Discursos a la nación alemana”, de Johann Gottlob Fichte (1808)

Es difícil señalar, debido a la multitud de escuelas, de ideologías en pugna, de tantos prejuicios


académicos o no, cuándo se originaron los conceptos de nación y nacionalismo, pero la narración
efectuada hasta ahora permite seleccionar un punto de partida no demasiado arbitrario: En el año
1808 el filósofo alemán Johann Gottlieb Fichte publicó las Reden an die deutsche Nation.3 Se trata
de un texto fundacional donde la palabra Erziehung 4 aparece una y otra vez, incluso hay uno de los
discursos, el 10º, titulado específicamente Erziehung der deutschen Nation.5 La educación y el control
de la misma acabarán por proveer a los súbditos del bagaje necesario para aceptar y adoptar como
propio un espíritu nacional. Muy diferente es medir el éxito de esos programas, pues por lo general
la historia muestra que sin logros –que devienen a su vez en símbolos de excelencia y representación–
en una variedad de campos culturales, técnicos, científicos, artísticos, comerciales, los regímenes no
se sostienen sólo con el espíritu nacional: Éste debe incorporar en su aleccionamiento, y de forma
continua, hechos que apoyen la existencia y persistencia del espíritu, y no es infrecuente observar
que las bases originales, impuestas con tanto esfuerzo, se convierten al final en cáscaras vacías y
lastre para futuros cambios.
Por lo anterior, resulta obligado volver la mirada sobre los ambientes culturales y científicos
que convivieron con las etapas más duras en la implantación de los correspondientes nacionalismos.
Desde luego, se trata de una empresa fenomenal, y en esta contribución se considerarán sólo dos
regímenes y una materia científica bajo ellos: Las larguísimas dictaduras de la península ibérica
durante los años centrales del Siglo XX y las Matemáticas, la Ciencia Olvidada del título.

1.3 ¿Por qué Portugal?


Portugal y España no sólo comparten el espacio geográfico de la península ibérica, también tienen
en común una larga y no siempre pacífica historia que a veces oculta por completo las muchas
3
Discursos a la nación alemana.
4
Educación, en su sentido etimológico de “sacar de” para llevar a otra parte.
5
Educación de / para la nación alemana
semejanzas entre ambos países. Como antiguas superpotencias coloniales, el gobierno y control
de sus inmensos imperios venía acompañado de la carga de gastos militares, enormes flotas y su
mantenimiento, burocracias complejas y cada vez más poderosas, y finalmente, los movimientos
independentistas y la pérdida de la mayor parte de las antiguas colonias a principios del Siglo XIX.
El imperio español quedó prácticamente desmantelado en 1898 con la pérdida de Cuba y
Filipinas tras una breve guerra contra los Estados Unidos, que dejó al país en un estado de empo-
brecimiento generalizado. Aún así, algunos restos del imperio se mantuvieron durante años en el
norte y oeste de África en un estado de guerra más o menos latente, ofreciendo a grupos de generales,
entre ellos el futuro dictador Francisco Franco, la oportunidad de rápidos ascensos y de acceder a las
altas esferas del poder –por pobre que fuera el país. La Guerra Civil Española (o simplemente, “la
guerra”) entre 1936 y 1939 tuvo en ello uno de sus detonantes, y los restos del imperio desaparecieron
a mediados de los años 1970, junto con la dictadura franquista.
Por la otra parte, la mayor colonia portuguesa, el Brasil, se había independizado ya en 1822,
pero el imperio portugués, aún muy extenso, sobrevivió con grandes territorios en África hasta
los años 1970, en un estado de guerra similar al padecido por España en el norte de África. Las
posesiones asiáticas, de menor tamaño y muy diseminadas, fueron desapareciendo poco después,
aunque no siempre pacíficamente.
Pero aquí el punto en común de interés son las dictaduras: Entre los años 1939 y 1974 ambos
países fueron gobernados por dictadores. En Portugal, el economista António de Oliveira Salazar,
tras haber ocupado varios ministerios en los años 1920, se hizo con el poder absoluto en 1933, man-
teniéndolo hasta su muerte en 1970, cuando fue sucedido por Marcelo Alves Caetano. El conjunto
de revueltas del año 1974 en la metrópoli puso fin a la dictadura salazarista en Portugal de forma
notablemente tranquila, aprovechada por las grandes colonias africanas, Angola y Mozambique, para
conseguir su independencia de inmediato. Un año más tarde, la muerte del general Franco en 1975
dió paso en España al actual régimen, no sin dificultades. En todo caso, hacia el 2000 los imperios
ibéricos habían desaparecido y estaban olvidados en la vida cotidiana.

1.4 Años oscuros: símbolos


Los años entre la 1ª y la 2ª Guerras Mundiales fueron más bien una pausa en medio de una única
guerra, que proporcionó la oportunidad de reponer fuerzas –no sólo militares sino también políticas,
para la segunda parte. Tras la 1ª guerra mundial o Gran Guerra y la tremenda destrucción que
causó en Europa, la aparición de las dictaduras –o intentos de ellas– durante esos años como sistemas
de organización política no puede ser casual. En los casos más exitosos, Italia, la URSS, Portugal,
Alemania, los regímenes venían acompañados de sus correspondientes sistemas educativos al estilo
de la propuesta fichteana de un siglo atrás, junto con las habituales organizaciones paramilitares y
juveniles con sus uniformes y demás aparato propagandístico.
Elementos simbólicos, como himnos, banderas, uniformes, monumentos, y una desmedida
afición a las obras públicas –autopistas, embalses, puertos, planes de ensanche, ferrocarriles– trans-
mitían con fuerza la imagen de un carácter nacional unificado, y aquí aparece de nuevo la visión
de Cassirer en Forma y Técnica, soportada además por un populismo consistente en proporcionar
trabajo, comida, vestido y habitación a las masas empobrecidas, aunque sin olvidar la presencia
constante de aparatos represivos en constante crecimiento: Sí, la ideología puede ser importante en
una dictadura, pero más lo es el mantenimiento del régimen. España,6 el último en llegar al club de
las dictaduras europeas en 1939, cumplió todo el plan al pie de la letra, salvo la alimentación, entre
6
Durante los años 1920, también existió un régimen dictatorial en España con el beneplácito del rey Alfonso XIII,
el del general Primo de Rivera entre 1923 y 1930, dividido en dos periodos, uno militar y otro civil. Vino a coincidir
con una cierta bonanza económica que favoreció el desarrollo de iniciativas científicas y culturales.
otras causas por una serie de malas cosechas (por ejemplo, el año 1945 se dió un mínimo histórico
de 420 Kg de trigo por hectárea), propiciando oleadas de emigrantes hacia América del Sur.
La neutralidad mantenida por España en ambas guerras mundiales, y Portugal en la segunda,
con sus preferencias (España, con Alemania; Portugal, con “los aliados”) fue determinante para la
permanencia de las dictaduras peninsulares, supervisadas con gran pragmatismo por los Estados
Unidos, patrocinadores de la entrada de Portugal en la OTAN ya en 1949, pero no la de España,
premiada en su lugar con la instalación de varias bases militares conocidas eufemísticamente como
“bases de uso conjunto” en los tratados de 1952-1953. España ingresó en la OTAN en 1985, pero ya
sin himnos ni banderas.

2 Matemáticas, por fin


Es indudable que Italia, Alemania, la URSS, durante sus épocas como dictaduras, también fueron
potencias del mundo matemático, herencia de largas tradiciones culturales, adoptadas o al menos
toleradas a través de los procesos de creación nacional del Siglo XIX para Italia y Alemania, o de
las revoluciones de 1905 y 1917 en Rusia. Otros países con regímenes tradicionales como Francia
o el Reino Unido, y varios en Centroeuropa, tanto antes como después de la disolución del Impe-
rio Austrohúngaro, o también Escandinavia, mantenían comunidades muy activas en Matemáticas,
todas ellas bien conectadas entre sí. Se puede decir que las Matemáticas, como bien cultural, eran
apreciadas en los países citados con independencia de su calidad y repercusión, pero también es
cierto que en Portugal y España los saberes matemáticos, por no hablar de su práctica, no gozaban
de sus mejores momentos.
Hacia el año 1900 apareció la revista L’Enseignement Mathématique, que aún se publica hoy.
En sus primeros números ofrecía artículos de revisión sobre el estado de las Matemáticas en varios
países, y el nº1 comenzaba con Les Mathématiques en Espagne, por el conocido profesor de Zaragoza
Zoel García de Galdeano (1846-1924). Leído el artículo más de cien años después, el resultado
es descorazonador: No aparecen trabajos originales, sólo traducciones de textos –sobre todo del
francés– recopilaciones de ejercicios, alguna adaptación de manuales extranjeros y décadas de retraso
con respecto a las Matemáticas de Alemania, Francia o Italia. Las pasadas glorias ibéricas de las
Matemáticas aplicadas a la cartografía, la navegación, la ingeniería, etc: Nunes, Lavanha, Jorge Juan,
Bails y algunos más, estaban olvidadas o pasadas de moda. La obtención de títulos universitarios
–por otra parte accesibles para pocos– se hallaba reducida a procedimientos muy simplificados, en
su mayoría de carácter burocrático, y la organización de la enseñanza superior, donde se adquiere la
educación en Matemáticas, estaba muy atomizada en ambos países, donde Universidades y Escuelas
de Ingeniería o Militares gozaban de mucha independencia en el control de sus programas y títulos
otorgados.
La figura de un Ministerio de Educación apareció por primera vez en Portugal en 1870 y sólo
por un año, recuperándose después en 1913, ya tras la proclamación de la República en 1910. En
España, la situación era parecida, aunque los movimientos regeneracionistas tras el desastre del
1898 consiguieron separar en 1905 en un Ministerio específico lo que hasta entonces eran secciones
de otros departamentos ministeriales. Se puede considerar que a pesar de los inevitables cambios de
nomenclatura y de competencias, hace más de un siglo que existe en ambos países este Ministerio.
Como ciencia, las Matemáticas han participado bajo una u otra forma en el patrimonio cultural
de muchos países, y su práctica siempre ha ido ligada a la educación. Los avances en Matemáticas
fluyen en los dos sentidos: de la indagación teórico-práctica hacia la enseñanza, y al revés, aunque
de modo bastante asimétrico y dependiente de los niveles educativos. Por lo general, los avances
en problemas abstractos y difíciles pronto llegan –aunque tal vez sería más cierto decir “llegaban”–
a las aulas y seminarios universitarios, pero su adaptación a los niveles medio y primario es una
tarea difícil y complicada, cuando no directamente imposible. Tanto en España y Portugal se
hicieron esfuerzos durante el Siglo XX para compaginar ambos aspectos, aunque en distintas épocas
y con diferentes puntos de vista. La creación de Ministerios y el comienzo de una época de rápido
crecimiento poblacional también pusieron de relieve la necesidad de financiación para la enseñanza,
la investigación y la divulgación matemática, y una iniciativa repetida en muchos lugares fue la
creación de instrumentos semioficiales bajo el nombre de Sociedades Matemáticas para canalizar la
tarea. He aquí una lista de algunas y sus años fundacionales:

Grupo 1º

1864: Sociedad Matemática de Moscú (Московское математическое общество)


1865: London Mathematical Society
1872: Societé Mathématique de France
1873: Deutsche Mathematiker Vereinigung
1888: American Mathematical Society

Grupo 2º

1910: Schweizerische Mathematische Gesellschaft / Societé Mathématique Suisse


1911: Sociedad Matemática Española
1918: Greek (Hellenic) Mathematical Society (Ellhnik† Majhmatik† Etaire–a)
1922: Unione Matematica Italiana

Grupo 3º

1936: Unión Matemática Argentina


1940: Sociedade Portuguesa de Matemática
1943: Sociedad Matemática Mexicana
1969: Sociedade Brasileira de Matemática

En el primer grupo se halla el caso británico, pionero entre las sociedades matemáticas, que
responde a las peculiaridades de la vida académica inglesa tan aficionada a las agrupaciones de
todo tipo, que acaban transformándose en círculos de influencia ciudadana y política; lo mismo
puede decirse de los norteamericanos. Las sociedades francesa y alemana se fundaron, tal vez como
símbolos de paz, en los años de recuperación tras la guerra franco-prusiana de 1870-71. Todas ellas
se mantienen y gozan de buena salud.

Fig. 2. Noticia de la fundación de la SME en 1911 (de L’Enseignement Mathématique, 1912)

El grupo segundo, las sociedades fundadas en el entorno de la 1ª guerra mundial, contiene a los
españoles con sus intentos regeneracionistas, y ha sobrevivido hasta nuestros días bajo los diferentes
regímenes, con cambios de nombre y algunos años de escasa relevancia durante la etapa final del
franquismo. Hoy día existe, renovada, bajo el nombre de Real Sociedad Matemática Española. En
Italia, la Unione se creó en 1922, coincidiendo con el acceso al poder de Mussolini en 1922-23: Su
carácter simbólico resulta evidente.
Ya en el tercer grupo, al otro lado de la frontera peninsular, la Sociedade Portuguesa de
Matemática se creó con una clara vocación anti-Salazar, su propósito entre político y simbólico era
promover y modernizar las Matemáticas en Portugal, consideradas anticuadas por sus promotores,
lo cual era cierto en comparación incluso con España. El régimen de Salazar clausuró la Sociedade
tras la ola de represión de los años 1946-1948, y tardaría décadas en volver a ser autorizada. La
Unión argentina y la sociedad mexicana son deudoras del modelo español, y merecerían un estudio
más detallado, sobre todo del papel representado en sus orígenes por emigrantes y exiliados no sólo
españoles, sino europeos huídos de las varias dictaduras.
Todas las sociedades promovieron de inmediato sus correspondientes revistas y / o boletines.
En los años previos a internet, mucho antes de que los grandes holdings del negocio editorial se
hicieran con el control de la mayoría de ellas, el intercambio de revistas entre sociedades y bibliotecas
universitarias –admitidas como socios institucionales– proveía información acerca del estado de cosas
en otros países y de los progresos en los temas más avanzados. Así, los afiliados podían mantenerse
al día con un coste no demasiado elevado. También es típico que las sociedades editen dos o más
revistas, una de ellas de carácter científico y otra de tipo elemental y didáctico. Por supuesto, así
ocurrió en España y Portugal.
La Sociedad Española inició de inmediato en 1911 la publicación de su órgano, la Revista
de la Sociedad Matemática Española, refundada en 1918 como Revista Matemática Hispano Ameri-
cana con la idea de extenderse hacia Hispanoamérica –pero con escaso éxito inicial al otro lado del
Atlántico– que se publicó con ese nombre hasta el año 1988, incluso durante la guerra civil en la
zona republicana. A finales de los 1980 una profunda remodelación cambió los formatos y títulos las
revistas. La compañera de la Revista Matemática Hispano Americana para cuestiones elementales
fue Matemática Elemental, que ofrecía lecciones elaboradas, propuestas y soluciones de problemas.
También sobrevivió a la guerra civil, cambiando su nombre en 1949 a Gaceta Matemática, aunque
desapareció en 1988. Desde entonces las revistas son Revista Matemática Iberoamericana y una reno-
vada Gaceta Matemática, mientras que la vida social se halla representada por un boletín electrónico
semanal.
En Portugal, la revista, Portugaliae Mathematica, se fundó en 1937 –unos años antes que la
propia Sociedade– durante una de las épocas más duras del régimen salazarista. La creación de la
Sociedade en 1940 vino anticipada por la publicación de la revista elemental, Gazeta de Matemática,
en 1939. El carnet de socio nº1 de la Sociedade le correspondió a Maria do Pilar Ribeiro, persona muy
activa tanto política como matemáticamente, que perteneció al grupo fundacional de Gazeta. En
1942 viajó a Zürich acompañando a su marido Hugo Ribeiro, trasladándose ambos después a Estados
Unidos desde Suiza, y sólo regresaron a Portugal tras la revolución del 1974. Ambas revistas siguen
existiendo en la actualidad, aunque Portugaliae, al igual que su homóloga española la Iberoamericana,
se publique ahora bajo los auspicios de la entidad supranacional European Mathematical Society.

2.1 El dinero también importa


Durante siglos la Ciencia y su desarrollo fueron empresas más bien individuales que sociales. Muchos
científicos que podríamos denominar profesionales pudieron trabajar y elaborar tanto teorías como
experimentos de forma privada –si de trataba de personas con un buen pasar– o bajo la protección
de los poderosos, reyes, príncipes, duques u otras autoridades, enrolándose en ejércitos y armadas,
o simplemente ingresando en alguna de las órdenes religiosas más extendidas, p. ej. Jesuitas o
Dominicos en los países católicos, o en el clero en los protestantes. Por tanto, la financiación de
la ciencia se transformó en asunto político, o de estado, bastante tardíamente: Los estados habían
crecido, la población también, y el acceso a la cultura se iba imponiendo lentamente en las clases
sociales menos favorecidas debido a los desarrollos tecnológicos que demandaban una cierta formación
para la manipulación de instrumentos cada vez más complejos.

Fig. 3. Francisco Gomes Teixeira y Zoel García de Galdeano, matemáticos portugués y español, respectivamente.
Son los representantes más conocidos de la generación anterior a la 1ª Guerra Mundial

La aparición de sociedades ilustradas, como las vistas más arriba, y de otras entidades cívicas
como las de Amigos del País (aún existentes en su mayoría en las provincias españolas), así como
la importancia que iban adquiriendo los Ministerios de Educación, propiciaron en muchos países
la aparición de otras organizaciones de carácter más general para la financiación de actividades
científicas. En principio se trató de una mezcla de iniciativas privadas y públicas, condenadas a
funcionar en un delicado equilibrio con los diferentes escenarios políticos. Desde luego, el dinero
como tal es sólo un símbolo, pero la financiación –basada en la posibilidad de manejarlo– es todo
menos simbólica.

Fig. 4. Calles dedicadas a dos matemáticos españoles, becarios de la JAE: Carmen Martínez Sancho, en Sevilla;
Guillermo Sáez Muñoz, en Salamanca. Sería difícil encontrar a alguien que los recordase hoy día.

Volviendo al Siglo XX y a la península ibérica, la creación del Ministerio de Educación en


1905 y la concesión del Premio Nobel a Santiago Ramón y Cajal en 1906 tuvieron un claro efecto
propagandístico que ayudó a la creación de una agencia para la financiación científica en 1907, la lla-
mada Junta para la Ampliación de Estudios (JAE). Cajal actuó como presidente hasta su muerte en
1934, siendo sustituido por Ignacio Bolívar, aunque el trabajo diario y las imprescindibles relaciones
públicas estuvieron siempre en manos de José Castillejo, persona inteligente y muy bien dotada
para las interacciones sociales. Con el tiempo, la JAE evolucionó hacia una estructura compleja que
comprendía no sólo la financiación de iniciativas, sino también la construcción de edificios, labora-
torios, secciones científicas, y mucho más, existiendo en activo hasta el comienzo de la guerra en
1936, aunque formalmente desapareció en 1939. Pero mediado 1938, antes de que la guerra hubiese
terminado, el gobierno del general Franco ya se había incautado de sus instalaciones, y sobre todo,
adoptado su estructura interna para adaptarla al nuevo régimen que se avecinaba. El nombre elegido
fué Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y comenzó de inmediato sus funciones
como un sistema proteico, en continuo cambio, de Patronatos, Institutos, Secciones, Subsecciones,
delegaciones regionales, pero con una diferencia esencial: Mientras que la JAE dependía mucho de
iniciativas privadas y donaciones, el CSIC recibía su financiación del estado y su distribución venía
fijada por el gobierno central. El equivalente de José Castillejo fue José María Albareda, edafólogo
que más tarde se ordenó sacerdote, pues no se ha de olvidar que el papel de la Iglesia y de alguna de
sus organizaciones satélites fue importante durante toda la existencia de la dictadura franquista. El
CSIC aún existe, con el mismo nombre, y goza de considerable poder en la actualidad tras profundos
cambios sufridos en la década de los 1980.
En el país vecino se instituyó en 1929 la Junta de Educação Nacional, siguiendo el modelo
español, cambiando su nombre en 1936 por Instituto para a Alta Cultura, y más adelante, en 1952,
por el de Instituto de Alta Cultura, siendo finalmente desmantelado en 1976.7 Su primer presidente
fue el almirante Carlos Gago Coutinho, pionero de la aviación y figura muy respetada en Portugal,
cuyo papel fue semejante al de Cajal en España.
Las nomenclaturas utilizadas resultan interesantes desde el punto de vista simbólico: adjetivos
como superior, alta, se usan a los dos lados de la frontera, y también se puede notar que la sucesión de
nombres de la institución portuguesa está bien correlada con momentos clave del salazarismo: 1928,
Salazar es nombrado Ministro de economía con plenos poderes; 1936, endurecimiento y consolidación
del Estado Novo; 1952, cambios para la adaptación al nuevo orden mundial bajo los Estados Unidos.
Pero en todo caso, hubo una entidad a cargo de la financiación científica durante medio siglo. Hoy
día, la Fundação para a Ciência e Tecnologia es la heredera de aquella Junta inicial y sus diferentes
Institutos

2.2 Sobre Matemáticas, matemáticos y algunas (pocas) matemáticas


Hasta el inicio de la segunda guerra mundial, la introducción e implantación de las Matemáticas
contemporáneas (las de su época) en la península ibérica dependió en gran parte de las agencias
recién citadas y de sus esquemas de distribución de fondos, adjudicación de becas para estancias
y visitas de estudio. Sin embargo, existen diferencias importantes entre las metodologías usadas a
ambos lados de la frontera.
La política española, canalizada a través de la JAE, y más concretamente por el llamado
Laboratorio-Seminario Matemático, dedicó sus esfuerzos entre 1908 y 1936 a enviar becados a difer-
entes países, especialmente Francia, Alemania, Suiza e Italia para temporadas no muy largas, rara
vez su duración excedía de los seis meses, pues por lo general, los pensionados ya solían tener una
carrera académica consolidada tras de sí. Algunos, en especial los seleccionados para estudios de
carácter pedagógico, obtuvieron ayudas varias veces, pero no consecutivas: Era mejor, a efectos de
propaganda, enviar muchos pensionados, incluso al precio de menores avances científicos en el país.
El matemático más conspicuo de la JAE fue el entonces muy joven Julio Rey Pastor, nacido
en 1888, quien visitó dos veces Alemania entre 1911 y 1913, recorriendo una serie de universidades,
bibliotecas y seminarios. Había obtenido su doctorado antes del primer viaje, y entre ambas visitas
tuvo tiempo para obtener una cátedra en la universidad de Oviedo y participar en la creación de la
Sociedad Matemática Española, manteniendo desde entonces una vida muy activa tanto en el campo
matemático como socialmente. Lo más interesante es que siguiendo el ejemplo de Rey, en España
se instituyó la costumbre de obtener el doctorado, y si fuera posible un puesto fijo, y después viajar
al extranjero, regla que sólo se quebrantó un par de veces en los últimos años de la JAE. Con todo,
se reconoce a Rey como el impulsor de las Matemáticas en España durante el Siglo XX, y aunque
hay opiniones discrepantes acerca de si durante sus estancias en Alemania fue capaz de captar en
profundidad los últimos avances, se le considera merecidamente fundador de una escuela matemática
española, creando en torno a él un grupo cuya influencia fue duradera y decisiva no sólo en España,
sino también en Hispanoamérica, incluso durante años después de la guerra civil.
7
Dos magníficas recopilaciones para la comprensión de la situación portuguesa:
Fitas A, Príncipe J, Nunes M, Bustamante M (eds) (2012) A Atividade da Junta de Educação Nacional. Calei-
doscópio, Lisboa
Fitas A, Príncipe J, Nunes M, Bustamante M (eds) (2013) A Junta de Educação Nacional e a Investigação Científica
no Período entre Guerras. Caleidoscópio, Lisboa
Fig. 5. Dos matemáticas españolas: María Capdevila d’Oriola, Carmen Martínez Sancho, y otra portuguesa,
Pilar Ribeiro. Todas ellas participaron en los programas de viajes de las respectivas agencias.

Hay un caso especial, el de Carmen Martínez Sancho: fué la primera mujer de España en
obtener un doctorado en Matemáticas, y también una cátedra de enseñanza media de Matemáticas,
ambos en 1928. Pero el mal trato personal por parte de sus colegas de la enseñanza media determinó
que fuera pensionada para Alemania en 1931 durante año y medio. La otra mujer pensionada por
la JAE en 1931 para Matemáticas fue María Capdevila d’Oriola, quien estudió en París con Gaston
Julia, pero no terminó nunca su doctorado. Después de la guerra civil y las “depuraciones” Carmen
Martínez se estableció como catedrática de instituto en Sevilla, donde existe una calle con su nombre;
María Capdevila se jubiló en un Instituto de Barcelona.
Por parte de Portugal, la JEN prefirió un modelo de estancias largas y renovables consecu-
tivamente, y con carácter formativo. El caso de António Aniceto Monteiro lo ilustra bien: Pasó
unos cinco años en París entre 1931 y 1936, donde finalmente elaboró su tesis doctoral con Maurice
Fréchet.8 También coincidió en París con Manuel Zaluar Nunes, becado para el periodo 1933-1938.
El sistema de la JEN estaba más pensado para la importación y transferencia de conocimientos a
Portugal que el de la JAE en el caso español, al menos en Matemáticas. La divergencia posterior
entre ambos países durante los años 1940, a pesar de hallarse ambos bajo sus dictaduras respectivas,
lo muestra claramente. Por poner otros ejemplos portugueses, José Sebastião e Silva, fue becado en
Roma entre 1942 y 1946 tras haberlo sido en Portugal durante dos años, y Hugo Ribeiro en Zürich
esos mismos años. Y ninguno de los dos era demasiado afín al régimen. Sin embargo, a Hugo Ribeiro
le fue retirada la beca y él y su esposa, Pilar Ribeiro –ya citada más arriba– hubieron de subsistir
del trabajo de ésta en el circuito de las clases particulares hasta la finalización de los estudios de
Hugo Ribeiro en Suiza.
Salvo el caso de Pilar Ribeiro no se dispone de noticias acerca de la presencia de mujeres en
las Matemáticas portuguesas de los años analizados, lo que no quiere decir que no las hubiera, espe-
cialmente en colegios e institutos. Sí es conocido que la primera mujer en licenciarse en Matemáticas
fue Domitila Carvalho, primera mujer en ser admitida por la universidad de Coimbra. Allí estudió
Matemáticas hasta 1894, Filosofía hasta 1985, y finalmente Medicina. Obtuvo un doctorado en esta
última materia en 1904.

2.3 Matemáticas desde el régimen y/o a pesar del régimen


Acabada la guerra civil, la actividad matemática española siguió organizándose según el esquema de
la JAE, en un modelo de arriba-abajo. Si la pauta antes de la guerra era “doctorado - puesto fijo -
pensionado”, también se aplicó de inmediato tras ella, pues ofrecía la posibilidad de seleccionar a las
personas adecuadas entre los adeptos al régimen, que ya se formarían científicamente más tarde si
hiciera falta. En plena guerra mundial, los pocos países disponibles para estancias eran Alemania,
Italia, Suiza y Portugal.9
8
El volumen 39 (1-4), de Portugaliae Mathematica, dedicado en su totalidad a António Aniceto Monteiro, es la
fuente principal de informaciones sobre él y su entorno.
9
Pacheco J (2014) Mobility and migration of Spanish mathematicians in the years around the Civil War and WWII.
Science in Context, 27(1), 109-141.
Rey se hallaba en la Argentina en el verano (español) de 1936, y prefirió no volver a España tras
la guerra, aunque se le había ofrecido en 1939 la dirección del Instituto Jorge Juan de Matemáticas
en el seno del CSIC. Su tarea científica fue asumida, de forma bastante excepcional, por su viejo
amigo y colaborador Tomás Rodríguez Bachiller (n. 1899). Éste había permanecido en la zona
republicana y por tanto resultó desprovisto de su cátedra en Madrid, pero fué recuperado por el
CSIC para dirigir los destinos matemáticos de la posguerra. Era una persona educada, hablaba
idiomas y ya había mantenido una vida muy activa de contactos internacionales con matemáticos
de todo el mundo. Así, varios jovencísimos adeptos al régimen elaboraron sus tesis con Bachiller,
obtuvieron cátedras y fueron enviados a Alemania o Italia a formarse.
En Portugal la situación bajo la dictadura fue muy distinta, pues a su regreso de París, Mon-
teiro impulsó un sistema diferente, de abajo-arriba. António Monteiro nunca obtuvo un puesto fijo
en Portugal por haberse negado a firmar la preceptiva adhesión al régimen exigida a los funcionarios
a partir de 1936, pero hasta su exilio en 1946 pudo mantenerse muy activo con el apoyo de ami-
gos, reuniones más o menos clandestinas y contratos precarios como clasificador de libros en una
biblioteca. Él y un grupo de entusiastas se embarcaron en la tarea de construir una comunidad
matemática a base de crear o inventar una red de seminarios, grupos de trabajo, centros de estudio,
etc. He aquí una cronología:

1936: El Seminário da Análise Geral (Análisis Funcional) para trasladar al país las últimas
novedades en investigación.
1937: Creación de la revista Portugaliae Mathematica. Su primer volumen consistió en la tesis
de Monteiro, como una especie de aviso de los nuevos tiempos en Matemáticas.
1938: Seminário Matemático de Lisboa, Centro de Estudos de Matemáticas Aplicadas à Econo-
mia.
1939: Gazeta de Matemática inicia su andadura.
1940: Se funda la Sociedade Portuguesa de Matemática (SPM) y junto con ella un número
de estructuras muy descentralizadas en los varios niveles educativos, p.ej los lamados Núcleos de
Matemática.10 También, el Centro de Estudos Matemáticos de Lisboa.
1942: Ruy Luís Gomes pone en marcha el Centro de Estudos Matemáticos do Porto .
1943: Se crea la Junta de Investigações Matemáticas (hasta 1947)...

La consecuencia inmediata fue que en Portugal se ofrecía un currículum matemático más


actual y al día que en España. El texto fundacional del álgebra abstracta, el Algebra de Van der
Waerden, fue traducido al portugués por Hugo Ribeiro en varias etapas hacia 1948, pero nunca lo
ha sido al español. El estilo impuesto por Monteiro y sus seguidores era muy próximo al formalismo
bourbakista, pero dedicando mucho interés y esfuerzo a la enseñanza de cuestiones clásicas a nivel
elemental, con la edición de excelentes libros de texto por el propio Monteiro, el pedagogo José Silva
Paulo y el matemático, economista y activista social Bento de Jesús Caraça, entre otros.
11

Pacheco J (2015) The Portuguese connection of José Gallego-Díaz. Boletim da SPM, 72


Pacheco J (2015) The life and Mathematics of Norberto Cuesta (1907-1989). Revista de la Real Academia Canaria
de Ciencias, XXVI, 85-126.
10
La SPM nunca fue autorizada –sí tolerada– por el gobierno salazarista, sólo fue oficialmente aprobada en 1977.
11
Una revisión excelente de la vida y obra de Caraça, así como de su influencia en cuestiones organizativas, se
encuentra en: Farias C, Medeiros A (2003) O pensamento dialético de Bento de Jesús Caraça e sua concepção da
educação matemática. Ciência e Educação Matemática 9 (2), 261-276.
Un ejemplo del estilo matemático de Caraça, originamente del año 1941, puede verse en: Caraça B (1948) Sobre o
espaço de capitalização. Revista de Economía (Lisboa) (1-1), 3-5.
Fig. 6. Algunas actividades matemáticas en Portugal (1937/8) y España (1942/3) bajo las respectivas
dictaduras.

En España, los matemáticos siguieron con sus temas habituales ya trabajados antes de la
guerra civil; los discípulos más antiguos de Rey que habían podido mantenerse en España, fueron
incorporados al sistema junto con los jóvenes recién reclutados a través del CSIC y Bachiller. El
grueso de la generación más joven de colaboradores de Rey ya había abandonado España a finales
de la guerra, y su formación se perdió para el país. La preocupación por la mejora de la enseñanza,
que había ocupado –y gastado– parte de la actividad durante los años de la JAE, fue prácticamente
abandonada cuando una parte sustancial de la enseñanza, epecialmente la Media, fue puesta en
manos de instituciones eclesiásticas de diversas órdenes. Sin embargo, textos y traducciones fueron
muy corrientes en esos años: los sueldos eran bajos, y la actividad editorial proveía unos ingresos
complementarios.

2.4 Fin de la segunda guerra mundial


El final de la segunda guerra mundial en Europa a mediados de 1945 tuvo gran impacto en los
regímenes dictatoriales de la península ibérica. A corto plazo, las consecuencias fueron un endurec-
imiento de la represión contra izquierdistas, reales o supuestos, de todo tipo y además se impuso a
España un embargo económico durante algunos años, traducido en un empobrecimiento generalizado
y en oleadas de emigrantes hacia América del Sur, ya citadas antes. Las tan deseadas plazas de
profesorado universitario se congelaron durante un tiempo, más por motivos económicos que políti-
cos, pues la acción represiva sobre los intelectuales ya se había ejercido en los años de la inmediata
posguerra civil. A pesar del embargo, o tal vez a causa de él, a finales de 1946 ya había viajado
Bachiller a los Estados Unidos y otros países, en una especie de embajada científica destinada a
mostrar el potencial español en las Matemáticas. Finalmente, cuando Estados Unidos y España fir-
maron los tratados de 1952-1953, la maquinaria científica americana, con sus becas y oportunidades
de generosas subvenciones, vino a sustituir a los destinos europeos anteriores a la segunda guerra
mundial.
La represión sobre la aún pequeña comunidad matemática portuguesa fué muy fuerte, muchos
de sus componentes eran antisalazaristas declarados y dió como resultado el desmontaje, en 1946-
1947, de la red creada en torno a Monteiro y la expulsión de una buena cantidad de profesores,
universitarios o no, de sus puestos. La Sociedade fue clausurada por décadas –no así su revista– y
el propio Monteiro se vio obligado a exilarse en Brasil tras intentos fallidos de ir a Estados Unidos.
Finalmente acabó en la Argentina, donde reeditó su sistema de redes matemáticas mediante contactos
con la escuela local de Rey Pastor, donde había recalado parte de los discípulos más jóvenes de éste.
Quizá sea ahora el momento de una reflexión acerca del papel político, histórico y simbólico de
Matemáticas y matemáticos para entender de forma conjunta las relaciones científicas entre las dos
naciones. Las Matemáticas son tradicionalmente una parte inevitable de la cultura y de bastantes
actividades profesionales, y su status en el panorama intelectual de cualquier país es una buena
medida de la importancia internacional, tanto del país como del régimen político que tenga. Los
enormes y valiosos esfuerzos de los grupos de Rey y Monteiro para propiciar y aumentar el papel
de de más y mejores Matemáticas en España y Portugal no tuvieron el respaldo necesario por parte
de las instituciones, más interesadas en controlar a las personas por sus ideas políticas que por la
calidad de sus conocimientos y métodos. Además, y esto es indudable, se debe recordar con Cassirer
que las Matemáticas no poseen la atracción de la Química, la Física, la Fisiología o la Medicina,
disciplinas cuyos resultados, a veces muy espectaculares, pueden ser exhibidos propagandísticamente
como logros que el régimen no dudará en apropiarse por su posible utilidad tanto simbólica como
práctica. Es notable que ninguno de los líderes matemáticos de países penisulares había prestado
demasiada atención a las aplicaciones de las Matemáticas antes de la 2ª guerra mundial, situación
que se mantuvo en los años 1940. Por ejemplo, aunque Vito Volterra visitó España en 1932, la
influencia de sus teorías en Biología matemática fue muy escasa. Todo elló cambió, aunque despacio,
tras la segunda guerra mundial cuando se pudo comprobar la importantísima contribución de las
Matemáticas a los esfuerzos bélicos.

3 Los vecinos se visitan poco


Las visitas e intercambios matemáticos entre España y Portugal nunca habían sido habituales,
aunque a finales del Siglo XIX el respetado matemático Francisco Gomes Teixeira fue premiado dos
veces –en 1893 y 1897– por trabajos presentados a la Real Academia de Ciencias de Madrid. Teixeira
fue uno de los últimos “matemáticos universales”, acostumbrado a trabajar en solitario, con una vasta
producción internacional, que incluso fundó su propia revista, Jornal de Sciencias Mathemâticas e
Astronomía (1877-1902), más conocido como O jornal de Teixeira. Incluso fue nombrado Doctor
Honoris Causa por la Universidad de Madrid.
Durante los años de la posguerra civil sí ocurrieron varios, especialmente en el sentido España-
Portugal con motivo de algún congreso o reunión en Lisboa o Porto, así como publicaciones en las
revistas portuguesas por parte de autores españoles. Sin embargo, en sentido contrario no hubo
intercambios, sólo se ha encontrado una estancia de José Bayolo Pacheco de Amorim en Madrid a
finales de 1946 para redactar una tesis doctoral con Bachiller sobre el problema de los cuatro colores,
editada en Coimbra en 1953, aunque no se han hallado publicaciones relacionadas.
Los portugueses de esos años no publicaban en la Hispanoamericana de la posguerra civil,
pero entre 1940 y 1945 se encuentran seis contribuciones por parte de españoles en Portugaliae
Mathematica. Tras 1945, cuatro trabajos más de Luis Santaló aparecieron en la revista, pero para
entonces ya Santaló se había exilado y no entra en este cómputo. Sería interesante explorar las
verdaderas razones de esa asimetría publicística, aparte de las obvias diferencias entre las comunidade
matemáticas: enfentadas al régimen en Portugal, sumisas en España.12
Gazeta de Matemática también publicó notas y trabajos de españoles, y la Revista de Economía
(Lisboa), desde 1948, dirigida por Eurico Colares Viera e inspirada por Caraça –quien falleció ese
mismo año– publicó el grueso de la tesis sobre Economía matemática del heterodoxo ingeniero y
matemático español José Gallego Díaz, autor de varias notas en Gazeta.
12
Publicaciones de españoles en Portugaliae Mathematica durante los oscuros años 1940:

Ancochea G (1942) Sur quelques théoremes de la théorie algébrique des corps, Port. Math. 3(2), 115-119.
Ancochea G (1945) Corps hyperelliptiques abstraits de caractéristique deux, Port. Math. 4(3), 119-128.
Balanzat M (1942) Sur quelques formules de la Géometrie intégrale des ensembles dans un espace à n dimensions,
Port. Math. 3(2), 87-94.
Ríos S (1942) Sobre las singularidades de la integral de Laplace, Port. Math. 3(2), 110-14.
San Juan R (1941) Caractérisation de la transformation de Laplace par la loi de composition appelée règle de la
“Faltung”, Port. Math. 2, 91-92.
Vidal E (1945) Sobre una representación equivalente de una porción de superficie curva sobre un plano, Port. Math.
4(4), 199-202.
A veces las revistas españolas ofrecían alguna nota sobre el desarrollo matemático portugués.
Se encuentra la recensión del texto Aritmética Racional, de Monteiro y Silva Paulo, así como una
traducción del informe de Monteiro sobre los Clubes de Matemática, uno de los elementos más
interesantes de su red.
El episodio más importante para ambas comunidades fue la visita de Maurice Fréchet a España
y Portugal a principios de 1942, durante la cual pronunció varias conferencias sobre diferentes temas.
Los medios informativos se hicieron eco de la visita del ilustre matemático francés, y la Hispano
Americana dedicó un número especial a ella, incluyendo una fotografía a página entera y los apuntes
de las conferencias. Pero sin duda alguna las oportunidades más importantes de intercambios fueron
ofrecidas por las reuniones conjuntas de la Asociación Española para el Progreso de las Ciencias
(desde 1908) y la Associação Portuguesa para o Progresso das Ciências (desde 1917), ocurridas en
Porto –1942– y Lisboa en 1950. Ambas sociedades celebrababan por separado sus sesiones bianuales,
y solían cursar invitaciones puntuales a su homóloga, hasta que comenzaron a organizarse reuniones
conjuntas, la primera en Porto ya en 1921 y, en la época del presente estudio, Lisboa en 1932 y los
dos citados. La última tuvo lugar en 1979.

A modo de conclusión
Durante sus primeros años, la dictadura de Franco prestó escasa o nula atención a Matemáticas
y matemáticos, que contribuían poco a la mejora de la imagen pública del régimen. La disciplina
se vió afectada por el mantenimiento del legado de Rey Pastor y su carácter de grupo de presión.
No se desarrollaron nuevos campos matemáticos en aquellos años, donde la pura supervivencia re-
sultaba más acuciante que la producción científica, pero se aprovechó la oportunidad ofrecida por
la segunda guerra mundial para establecer una incipiente industria aeronáutica, cuyas Matemáticas
fueron también adjudicadas, en principio, al grupo reypastoriano. También apareció la Estadística,
de la mano del economista y matemático Olegario Fernández Baños. Posteriormente, y hasta el final
de la dictadura, la evolución de las Matemáticas en España se vió muy influida por los becarios envi-
ados sobre todo a Estados Unido y Francia, para formarse y preparar sus tesis, al estilo implantado
en los años 1930 en el país vecino.
En Portugal, sin embargo, se desarrolló un vigoroso movimiento matemático impulsado por
António Aniceto Monteiro, más o menos tolerado por el Estado Novo, para el cual la adscripción
política de gran parte de sus integrantes no era la correcta. El momento álgido de ese movimiento
portugués, muy activo entre 1936 y 1945, tuvo lugar entre 1940 y1942. Es muy interesante señalar
que aunque las Matemáticas de este grupo eran decididamente formalistas, muy al estilo del grupo
Bourbaki, la preocupación por los niveles elementales fue una de sus prioridades, redactándose
excelentes textos, tal vez el más conocido sea Conceitos Fundamentais de Matemática, por Bento
Caraça, publicado en 1942 por la Biblioteca Cosmos.13 Así se expresaba su autor en plena dictadura
salazarista: uno de sus objetivos era “a criação de uma mentalidade livre e de tonalidade científica
entre os cidadãos.”

Agradecimientos
El autor agradece la ayuda de los bibliotecarios de la Fundação Mário Soares (Lisboa) y de la
Biblioteca de la Facultad de Ciencias de la Universidad de La Laguna (Tenerife) por su ayuda y
consejos en la búsqueda de documentos. También fueron de mucha inspiración varias de las ponencias
13
Puede encontrarse en: https://es.slideshare.net/vancrecci/livro-conceitos-fundamentais-da-matematica-bento-
caraça
del Simposio “Mathematical Sciences and 20th Century Dictatorships (Western Europe, Portugal
and its Atlantic Connections)” celebrado en Lisboa en Diciembre de 2015.

Índice onomástico
Albareda Herrera, José Mª (1902-1966)
Alves Caetano, Marcelo (1906-1980)
Aniceto Monteiro, António (1907-1980)
Arendt, Hannah (1906-1975)
Bayolo Pacheco de Amorim, José (1918-2013)
Baptista Ribeiro, Hugo (1910-1988)
Bobillo de la Peña, Francisco (1946-2017)
Bolívar Urrutia, Ignacio (1850-1944)
Capdevila d’Oriola, María (1905-1993)
Castillejo Duarte, José (177-1945)
Cassirer, Ernst (1874-1945)
Colares Viera, Eurico (1920-?)
de Carvalho, Domitila Hormizinda Miranda (1871-1966)
de Borbón, Alfonso (rey Alfonso XIII) (1896-1941)
de Jesús Caraça, Bento (1901-1948)
de Oliveira Salazar, António (1899-1970)
Fernández Baños, Olegario (1886-1946)
Fichte, Johann Gottlieb (1762-1814)
Franco Bahamonde, Francisco (1892-1975)
Fréchet, Maurice (1878-1973)
Gago Coutinho, Carlos (1869-1959)
Gallego Díaz, José (1913-1965)
García de Galdeano, Zoel (1846-1924)
Gomes Teixeira, Francisco (1851-1933)
González Seara, Luis (1936-2016)
Julia, Gaston (1893-1978)
Martínez Sancho, María del Carmen (1901-1995)
Pemán y Pemartín, José Mª (1897-1981)
Primo de Rivera Orbaneja, Miguel (1870-1930)
Ramón y Cajal, Santiago (1852-1934
Rey Pastor, Julio (1888-1962)
Ribeiro, Maria do Pilar (1911-2011)
Rodríguez Bachiller, Tomás (1899-1980)
Santaló Sors, Luis (1911-2001)
Sebastião e Silva, José (1914-1972)
Silva Paulo, José (¿?)
Volterra, Vito (1860-1940)
Zaluar Nunes, Manuel (1907-1967)

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