La Neurodiversidad

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Escuela Normal Superior

Del Valle De México,

Tlalnepantla

Licenciatura en Educación Primaria

Grupo: 422

Tema: La Neurodiversidad

Alumno: Ángel Uriel Bárcenas García

Asignatura: Interculturalidad crítica e Inclusión

Docente: Laura Esther Guerrero López


1. INTRODUCCIÓN

El pensamiento y el comportamiento humano están determinados por las características


personales que establecen variaciones en un espectro que asiste desde lo normotípico hasta
la patología. La Neurodiversidad comprende las diferencias cerebralesy aporta una visión
de normalidad de cara a la disimilitud a nivel neurológico, considerando los rasgos tanto
típicos como atípicos que conforman dichas variaciones. Autores como Baker en 2006,
reconocen la combinación de capacidades y discapacidades en una misma persona
determinada por la conectividad cerebral (Glannon, 2007).

Actualmente, el término “Neurodiversidad” se asocia a diagnósticos de trastornos


neurológicos y trastornos del desarrollo, aunque inicialmente se relacionaba con el
Trastorno del Espectro Autista (Fenton & Krahn, 2009). Dicho trastorno (TEA), es un
trastorno generalizado del desarrollo definido por la presencia de un desarrollo alterado o
anormal, que se manifiesta antes de los tres años y por un tipo característico de
comportamiento anormal que afecta a la interacción social, a la comunicación y a la
presencia de actividades repetitivas y restrictivas.

Por otro lado, la “Teoría de la Mente” consiste en la capacidad de comprensión ypredicción


de las conductas, conocimientos, intenciones, emociones y creencias de otras personas
(Premack & Woodruf, 1978). Este término comenzó a desarrollarse para hacer referencia
a la ausencia de esta capacidad de la Teoría de la Mente como síntoma de la etiología del
autismo. Los seres humanos no nacemos con “Teoría de la Mente”, aunque existe la
predisposición en el desarrollo para generar los estados psicológicos complejos que
implican un mayor nivel de abstracción. Entre los niveles de complejidad de la ToMse
recogen tres aspectos fundamentales; la percepción de la expresión emocional, la
capacidad de atribuir deseos, intenciones y creencias a otros y la capacidad de ponerse enel
lugar de otra persona (Tirapu-Ustárroz, Pérez-Sayes, Erekatxo-Bilbao & Pelegrín- Valero,
2007). Las teorías que tratan de dar significado a los motivos por los que puede surgir el
problema en el desarrollo de relaciones afectivas es especialmente amplio, aunque los
autores Barbolla y García en 1993 parecen inclinarse hacia la dificultad a la hora de pensar
que otra persona puede pensar de forma diferente a ellos mismos.
2. NEURODIVERSIDAD

2.1. ¿Qué es?


La Neurodiversidad es un neologismo que hace referencia a la forma positiva de
acercamiento hacia inevitable diversidad entre la neurología humana. Reconoce la
composición del sistema neural como una combinación de capacidades y limitaciones
(Glannon, 2007).

La sociedad necesita un espacio neurodiverso y una mentalidad tolerante para ser capaces
de apreciar lo enriquecedoras que pueden llegar a ser dichas diferencias en lo querespecta a
las funciones mentales. Puede contribuir a la perspectiva de trastorno mental, cambiando
la visión actual de segmentos limitados e impedidos, permitiendo su desarrollo hasta
alcanzar su máximo potencial y ser capaces de vivir de forma plena y digna. Este fenómeno
nos plantea la cuestión de qué rasgos patológicos pueden equilibrarse con los rasgos
saludables y si las diferencias entre un individuo normotípicoy un individuo neurodiverso
pueden considerarse diferencias en vez de discapacidades (Glannon, 2007).

La Neurodiversidad aporta una visión estable de los segmentos de la sociedad quepadecen


trastornos mentales, tratando de reducir la etiopatogénesis que les sitúa en la posición de
personas vulnerables y haciendo énfasis en la diversidad. La cultura actual sigue un modelo
del cerebro basado en la enfermedad, en el déficit y en el trastorno. Noshemos habituado a
una situación en la que partes significativas de la sociedad seencuentras desoladas por una
discapacidad/al padecer trastornos con base neurológica que se desconocía que existían
hace cincuenta años (Armstrong, 201). La implicación más socialmente significativa de la
Neurodiversidad permite desdibujar los límites entrelos rasgos normales y anormales, lo
cual, puede reducir la percepción negativa de las personas con enfermedades mentales.
Haría más difícil marginarlos. Esto, a su vez, puedeayudar a reducir el estigma asociado a
las enfermedades mentales y minimizar el daño a las personas afectadas por la enfermedad
y las actitudes sociales hacia ella. (Glannon, 2007)

Por supuesto, el trastorno mental ocasiona limitaciones y dolor, tanto para la persona que
lo padece como en su entorno más inmediato. El método para mitigar el sufrimiento
consiste en resaltar las capacidades de las personas afectadas tratando de invertir la imagen
culturalmente inferiorizada. Esta filosofía es coherente con el movimiento académico
liderado por Martin Seligman llamado Psicología Positiva (Armstrong, 2012).
2.2. PRINCIPIOS DE LA NEURODIVERSIDAD

A continuación, presento las siguientes aserciones respecto a los principios de la


Neurodiversidad relatadas en el libro “El poder de la Neurodiversidad” de Thomas
Armstrong (2012):

- En el Siglo XVII, René Descartes describió el funcionamiento cerebral desde un


punto de vista mecanicista, concepto que hoy en día sigue vigente. Es una visión
equivocada ya que no tiene en cuenta la capacidad para adaptarse al cambio. Desde una
perspectiva neurodiversa, el cerebro humano funciona como un sistema relacional entre
los seres humanos y el mundo circundante.

- La Neurodiversidad permite que las personas libres de patología se comporten de


una forma más tolerante hacia las personas con trastorno mental, ya que gran parte del
malestar que sienten viene dado por el aislamiento social al que son sometidos. La
tolerancia surge de la comprensión de la patología como una parada en el camino de un
espectro común entre la diversidad y lo normotípico.

- Los trastornos mentales se enfrentan a momentos históricos que provocan la


estigmatización de lo que la sociedad refiere como un hecho que atenta contra el sistema
de valores del momento. Nicholas Hobbs (1973) afirmó que el diagnóstico de los niños
con problemas era la forma de protección social de las comunidades ante la posible
amenaza que podían constituir. En relación con esta idea, los TEA irían en contra del
valor social de la sociabilidad.

- La sociedad establece las habilidades y el diagnóstico en función de la cultura del


momento histórico y del lugar.

- El mundo vive en una espiral de constante cambio y es el individuo el que debe


estar preparado para adaptarse a las circunstancias. Más allá de los psicofármacos que
permiten la adaptación de numerosos cerebros neurodiversos en entornos de individuos
sin trastornos, las estrategias puestas a disposición de los individuos neurodiversos son
escasas.

- La adaptación también depende de la puesta en marcha de mecanismos que


faciliten la satisfacción de las necesidades de las personas en el entorno. La alteración del
entorno adecuándose a las necesidades que demanda un cerebro neurodiverso provocaría
una mayor tolerancia social y la posibilidad de desarrollar sus capacidades en un entorno
estable y equilibrado.

- La formación de un entorno propicio que se percate de las capacidades de los


cerebros neurodiversos podría suscitar la visión de los síntomas del trastorno como un
conjunto de capacidades beneficiosas para desempeñar un trabajo. Un soporte de
herramientas de alta tecnología o tecnología poco avanzada puede ser

una opción eficaz para los TEA al trabajar con objetos y no con habilidades sociales. Así
como, generar una red estable de profesionales que se percaten de sus capacidades.

- La disposición de un entorno óptimo no sólo modifica de forma directa el cerebro


neurodiverso, también energiza su capacidad para una mejor adaptación al entorno.
Durante los primeros años de vida es fundamental generar un espacio que facilite la
interacción social y la disposición de ambientes que generen una adaptación positiva para
lograr su máximo potencial.

2.3. NEURODIVERSIDAD Y TEA

El término “Neurodiversidad” fue inicialmente concebido como forma de referirse a la


neurología atípica de las personas que padecen Trastorno del Espectro Autista. La
Neurodiversidad toma forma hace una década como respuesta al movimiento encabezado
por personas con TEA que pedían ser reconocidos como personas hábiles, capacitadas y,
ante todo, diferentes, pero no impedidas. Las primeras personas que acuñaron dicho
término fueron Harvey Blume (1998) y Judy Singer en su tesis doctoral en Sociología
(1998) (Armstrong, 2012).

Este fenómeno sugiere que lo "normal" debe interpretarse de manera más amplia al evaluar
las propiedades neurológicas y psicológicas de una persona. La heterogeneidad
neurológica que acompaña a las personas con TEA, junto con una sólida comprensión de
la funcionalidad, valora las capacidades excepcionales y aprecia las limitaciones a la hora
de buscar la igualdad en términos de diversidad neurológica. No hay duda de que tanto los
TEA de mayor y de menor funcionamiento pueden ser funcionales en el sentido que
anteriormente se defiende, y esto debería tener un impacto en cómo los neurotípicos
perciben a los TEA (Fenton & Krahn, 2009).

3. TEA
3.1. DESCRIPCIÓN CLÍNICA ACTUAL

La Asociación Americana de Psiquiatría (APA) publicó en 2103 una nueva versión del
Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, el DSM-V, donde se
recogen los tres niveles de gravedad de las personas con TEA.

El Trastorno del Espectro Autista se define, según López, Rivas y Taboada en 2009:

Trastorno neuropsicológico de curso continuo, asociado, frecuentemente, a retraso mental,


con un inicio anterior a los tres años de edad, que se manifiesta con una alteración
cualitativa de la interacción social y de la comunicación, así como con unos patrones
comportamentales restringidos, repetitivos y estereotipados con distintos niveles de
gravedad. (p. 557)

La Organización Mundial de la Salud en 2017 estableció que 1 de cada 160 niños padece
un Trastorno del Espectro Autista. La prevalencia actual se desconoce, aunque estudios
epidemiológicos parecen indicar cierto aumento.

Etimológicamente procede del griego “autos” que significa “uno mismo” y el sufijo “-
ismo” que significa “tendencia a” (Armstrong, 2012). En 1943, Leo Kanner publicó el
artículo “Autistic Disturbances of Affective Contact” convirtiéndose en el pionero del
estudio contemporáneo del Trastorno del Espectro Autista. La causa del trastorno se situó
en los progenitores rígidamente estructurados, siendo dicha frialdad en su comportamiento
la causa de las secuelas permanentes a nivel social de los TEA. Más adelante, se refutó en
los años setenta, considerándose un trastorno biológico, aunque actualmente se desconozca
la causa biológica definitiva explicativa del trastorno. Se ha considerado que la etiología
podría ser la genética, las infecciones víricas, las dificultades en el parto o las alteraciones
durante el embarazo (Barlow & Durand, 2003).

Los TEA conforman un continuo de trastornos con profundas diferencias, sin embargo,
existe un síntoma patognomónico: el fracaso para desarrollar relaciones sociales normales
(Baron-Cohen, Leslie & Frith, 1985). Aproximadamente el 75% de los TEA padece retraso
mental de leve a moderado (CI 35 – 50). La correlación entre padecer el Trastorno del
Espectro Autista y que exista retraso mental es significativa, pero no determinante, si bien
supone el diagnóstico tradicional. Existe un patrón dentro del continuo que, compartiendo
los criterios de los TEA, se diferencia en la particularidad a nivel cognitivo que presentan
y en una adecuada capacidad de adaptación. Dicho patrón es llamado Autismo de Alto
Funcionamiento (AAF). El AAF coexiste con el Síndrome de Asperger (SA) en la
discusión a nivel de diagnóstico diferencial, considerándose el SA como la alteración que
presenta una mayor capacidad funcional. Ambas son consideradas paradas en el continuo
del Trastorno del Espectro Autista (Pérez & Martínez, 2014).

Los TEA dotados de alta capacidad intelectual poseen una aptitud por la que destacan en
diversas tareas cognitivas. No obstante, el impacto que provoca en su vida no es
significativo porque, aunque posea dicha capacidad, sigue siendo una persona con
necesidades de apoyo. El beneficio que aporta su percepción atípica no crea el mismo
impacto positivo en su calidad de vida; las dificultades emocionales, conductuales, sociales
y relacionales siguen presentes (Foley-Nicpon & Assouline, 2010). Un ejemplo de ello es
el Síndrome de Savant. Hace referencia a la combinación de baja capacidad intelectual con
una o más habilidades extraordinarias. La prevalencia del Síndrome de Savant es mayor
en los TEA, siendo una de cada diez personas afectadas, pero no es una alteración exclusiva
de dicho trastorno (Tárraga & Fernández, 2007). Fernández y Tárraga en 2007 hipotetizan
sobre la alta correlación entre el Síndrome de Savant y el TEA. Las proezas de las personas
que lo padecen suelen relacionarse con habilidades cuya localización coincide con el
hemisferio derecho, entre las que cabe destacar competencias musicales, aptitudes
matemáticas o altas capacidades en arte. La afectación cerebral concuerda con el
hemisferio izquierdo, lo que puede significar que la limitación en un área puede provocar
la exaltación de la capacidad del otro hemisferio (Muñoz- Yunta, Ortiz-Alonso, Amo,
Fernández-Lucas, Maestú & Palau-Baduell, 2003).

3.2. DISFUNCIONES ESPECÍFICAS

El síntoma patognomónico del TEA es la profunda dificultad para desarrollar relaciones


sociales normotípicas. No obstante, las personas con TEA padecen una serie de
disfunciones específicas:

- La Función Ejecutiva y la Memoria de Trabajo. Los trabajos de Ozonoff y


colaboradores en 1991 arrojaron luz sobre la inherente limitación de los TEA en las
funciones ejecutivas (Martos-Pérez & Paula-Pérez, 2011). Esta disfunción surge como
uno de los paradigmas explicativos del TEA junto con la Teoría de la Mente (ToM). La
afectación a nivel neurológico se debe fundamentalmente a la alteración del lóbulo frontal
(Calderón, Congote, Richard, Sierra & Vélez, 2012). La limitación cognitiva que
presentan los TEA es ampliamente heterogénea, por consiguiente, procederé a nombrar
las alteraciones en las funciones ejecutivas más estudiadas. La anticipación y el
establecimiento de metas, planificación, capacidad de iniciación y monitorización,
autorregulación, selección precisa de los comportamientos, flexibilidad mental, capacidad
de organización en el tiempo y en el espacio.

- La conectividad cerebral, la desregulación emocional y la percepción sensorial. La


conectividad a nivel funcional y a nivel estructural de los TEA sitúa la alteración que
provoca el Trastorno del Espectro Autista en numerosas áreas cerebrales debido a la
alteración de la sustancia blanca (Palau-Baduell, Salvadó- Salvadó, Clofent-Torrentó &
Valls-Santasusana, 2012; Calderón, Congote, Richard, Sierra & Vélez, 2012). La
irregularidad en la sustancia blanca – tejido orgánico encargado de la conexión a nivel
neuronal interhemisférica (Tirapu- Ustárroz, Luna-Lario, Hernáez-Goñi & García-
Suescun, 2011) – provoca déficits de integración en los procesos cognitivos y déficits en
conductas sociales. La regulación emocional comprende un conjunto de formas de control
emocional para adaptarse al mundo circundante (Palau-Baduell, et al., 2012; Luna, et al.,
2016). El Síndrome de Descontrol Episódico es una forma de desregulación emocional
(Hervás, 2017). La alteración de la percepción sensorial se añade como criterio
diagnóstico para valorar el Trastorno del Espectro Autista DSM-V (APA, 2013). Estudios
recientes muestran la estrecha relación entre la gravedad de la alteración en la percepción
sensorial y la severidad del trastorno en edades tempranas (Sanz, Fernández, Pastor,
Puchol & Herráiz, 2014). La investigación de Kern et al. (2007) (citado en Sanz et al.,
2014) sugiere que las alteraciones provocadas por el Trastorno de la Percepción Sensorial
disminuyen con la edad y valora la mejoría como un desarrollo madurativo de adecuación
al mundo que les rodea. La anomalía en la percepción sensorial puede afectar a las
relaciones sociales, las habilidades de autonomía personal, las pautas de juego y la
comunicación. La alteración en la percepción sensorial se comprende en términos de
limitación, aunque también puede permitir la habilidad de generar un talento inalcanzable
para un cerebro normotípico (Sanz, et al., 2014). Las personas con TEA encuentran cierta
dificultad a la hora de percibir un sistema en su totalidad, lo que les permite percatarse de
los detalles. La capacidad de advertir de los detalles se explica en la Teoría de la Débil
Coherencia Central y está estrechamente ligada a la disfunción ejecutiva (Armstrong,
2012).

- El “Síndrome de Descontrol Episódico” es el conjunto de interrupciones súbitas


traducidas en conductas autolesivas o agresivas hacia el entorno (Ogalla, 2003, Paula-
Pérez & Artigas-Pallarés, 2016). La disrupción en su comportamiento repetitivo o ritual
puede ocasionar una intensa frustración. La no-familiarización de las rutinas puede
ocasionar explosiones de enfado fruto de la irritabilidad (Gómez, Badillo, Martínez &
Planells, 2009) y de la visión que poseen de su entorno más inmediato como impredecible
e incomprensible (Baron-Cohen, Leslie & Frith, 1985).

- La Teoría de la Mente (ToM) e Intersubjetividad. La ToM es un mecanismo


cognitivo especializado que se encarga del desarrollo de las nociones psicológicas
populares. Dicho mecanismo está disociablemente dañado en las personas con TEA
(Peterson & Siegal, 2000). La “Ceguera Mental” es una alteración distintiva que poseen
los TEA basada en la dificultad para comprender y advertir los sentimientos ajenos.
Supone un obstáculo en la interpretación de las emociones, debido a la vivencia de éstas
como confusas. Por lo tanto, al carecer de dicha capacidad, no se benefician de las
hipótesis a nivel social ni actúan en consecuencia a ellas (Baron-Cohen, 1995). Los
estudios sobre las neuronas espejo afirman que es una estructura que permite atribuir,
comprender, experimentar, reconocer e interpretar las intenciones de los demás,
permitiendo la empatía con los demás (Rizzolatti & Craighero, 2004; Calderón, Congote,
Richard, Sierra & Vélez, 2012; Tirapu-Ustárroz, Pérez-Sayes, Erekatxo-Bilbao &
Pelegrín-Valero, 2007; Gómez, 2010). Las neuronas espejo constituyen el soporte
biológico de la Teoría de la Mente, el cual es disfuncional en las personas con TEA
(Téllez-Vargas, 2006).

3.3. PRINCIPIOS DE INTERVENCIÓN

Algunos de los principios de intervención en el acompañamiento a personas con TEA que


sería trascendental tener en cuenta en la intervención, son (Maseda, 2016):

1. Respetar las diferencias desde la Neurodiversidad y fomentar la reflexión para


normalizar su situación.

2. Trabajar desde las capacidades, fomentándolas.

3. Trabajar en entornos naturales siempre que sea posible para facilitar la


generalización de lo aprendido.

4. Fomentar programas de intervención donde sea posible la participación de figuras


familiares o de grupos de apoyo.

5. Darle la ayuda profesional que necesita para desarrollarse de una forma adecuada.
6. Trabajar desde un enfoque multidisciplinar.

7. Ajustar un entorno óptimo atendiendo a sus necesidades.

8. Redefinición continua de objetivos basándose en un sistema de andamiaje del


conocimiento.

9. Trabajar de forma adecuada la comunicación se fomentará la disminución de los


problemas de conducta.

10. Proporcionar una educación escolar ajustada.

11. Trabajar en espacios ordenados para evitar la sobreestimulación y aumentar la


sensación de control.

12. Controlar el control que se ejerce sobre el infante en los momentos de intervención
para evitar estallidos de frustración (síndrome de descontrol episódico).

13. La intervención no sólo se centra en el paciente, también tiene en cuenta el entorno


y la sociedad.

4. CONCLUSIÓN:

La socialización en la cultura actual es concebida como una expresión natural, como un


valor básico. El hecho de que la socialización se considere un pilar fundamental en la
sociedad es el motivo que hace que les dificulte la adaptación a las necesidades que
demanda el mundo que les rodea. La Neurodiversidad aporta una visión positiva de los
TEA, centrándose fundamentalmente en las habilidades. Esto no significa que se deba
minimizar la importancia de las limitaciones, no debemos negar la evidente gravedad de
la alteración. El trastorno en sí es limitante y la limitación puede ser menor o mayor en
función del lugar que ocupe la persona en el espectro de dicho trastorno. Un niño autista
con un retraso mental severo no discernirá de un niño autista con alta capacidad intelectual
en situaciones que impliquen Teoría de la Mente. Un individuo incapaz de atribuir mente
a sí mismo y a las personas que le rodean no participará de la interacción social que
demanda la cultura actual. Sólo por medio de entrenamiento desde una edad temprana,
fomentando la socialización desde los primeros años de vida, permitirá generar la
cognición social que posibilite una situación más inclusiva en un mundo normotípico.

Los niños con TEA son conscientes de los demás, son capaces de identificar las relaciones,
pero por algún motivo no son capaces de disfrutar de las relaciones significativas o
simplemente carecen de la capacidad para desarrollarlas a un nivel estadísticamente
normal. La idea de que los TEA parecen encontrar placer en el retraimiento social choca
con la idea comúnmente aceptada del alcance de la felicidad por medio de la relación con
los demás. Este hecho no significa que sean personas ajenas a la felicidad por no compartir
el concepto normotípico.

No se debe menospreciar la capacidad de las personas con TEA sólo por el hecho de que
no se comuniquen por medio del lenguaje típico. Se habla de déficit en el momento en el
que la comunicación de los TEA y de la sociedad normotípica no coinciden. Sería
favorable hacer el esfuerzo de comprender la forma en la que perciben el mundo. La visión
de la sociedad no es la única visión válida. Para fomentar una sociedad basada en el respeto
a este segmento social es fundamental la comprensión de las numerosas visiones
igualmente válidas de una misma realidad. Antes de tratar de introducir en la mente de
estas personas cómo funciona el mundo y cómo deberían observarlo, lo más adecuado sería
pararnos a pensar e intentar ver cómo es el mundo para estas personas.

Todos los estudios coinciden en la idea de la necesidad de una atención temprana y una
intervención individualizada debido a la heterogeneidad del TEA. Por medio de un
entrenamiento adecuado en tareas que impliquen Teoría de la Mente durante los primeros
años de vida, la interacción social puede mejorar, fomentando un aprendizaje basado en el
andamiaje de conocimientos y no en el entrenamiento en reglas sociales. La ausencia de la
Teoría de la Mente es un claro limitante de cara a la socialización y a la interacción con
otras personas, pero una intervención individualizada, pronta y adaptada permitirá la
adquisición de capacidades mentalistas. La complejidad de los conceptos relacionados
estará ceñida a las capacidades que posea el niño y sin un adecuado nivel intelectual no se
podrán trabajar de forma amplia las tareas relacionadas con la ToM.

Su alteración puede funcionar como una habilidad extraordinaria y ésta misma puede
convertirles en personas igualmente dependientes, es un arma de doble filo. Todo lleva a
pensar que la realidad es limitante pero no determinante. Por supuesto, la mejoría no llegará
a un nivel estadísticamente normal de cognición social, pero ampliar las competencias de
estas personas, permitirá cierto nivel de inclusión social desde la Neurodiversidad. Como
ya he comentado anteriormente, la inclusión social no es una tarea única y exclusiva de las
personas neurodiversas. El cambio no está en la educación de las personas que no
consiguen adaptarse. El cambio también se encuentra en los entornos óptimos que facilitan
la adaptación y en las personas que fomentan las capacidades de las personas con TEA y
no ven en ellos una discapacidad, sino una igualdad. Nos encontramos en un momento en
el que no sólo se trata de intervenir con las personas neurodiversas, también se intenta
curar a la sociedad, modificando la visión estigmatizante que poseen de los individuos
TEA.

5. REFERENCIAS:

• American Psychiatric Association (APA). (2013). Manual diagnóstico y


Estadístico de los Trastornos Mentales DSM-V-TR. Arlington, VA: American Psychiatric
Publishing.

• Armstrong, T. (2012). El poder de la Neurodiversidad. Editorial Paidós Ibérica.

• Barbolla, M. A., & García, D. A. (1993). La “Teoría de la Mente” y el autismo


infantil: una revisión crítica. Revista Complutense de Educación, 4 (2), 11-28.

• Barlow, D. H. & Durand, M. (2003). Psicopatología. 3ª Ed. Editorial Paraninfo.

• Baron-Cohen, S (1995) Mindblindness: an essay on autism and theory of mind.


MIT Press, Bradford Books.

• Baron-Cohen, S., Leslie, A. M. & Frith, U. (1985). Does the autistic child have a
“theory of mind?” Cognition, 21, 37–46.

• Calderón, L., Congote, C., Richard, S., Sierra, S. & Vélez, C. (2012). Aportes desde
la teoría de la mente y de la función ejecutiva a la comprensión de los trastornos del
espectro autista. Revista CES Psicología, 5(1), 77-90.

• Esteve, O. (2002). La interacción en el aula desde el punto de vista de la co-


construcción de conocimiento: un planteamiento didáctico. La lengua, vehículo cultural
multidisciplinar, 61-78.

• Fenton, A. & Krahn, T. (2009). Autism, neurodiversity and equality beyond the
'normal'. Journal of Ethics in Mental Health, 2(2), 1-5.

• Glannon, W. (2007). Neurodiversity. Journal of Ethics in Mental Health, 2(2), 1-5.

• Gómez, I. (2010). Ciencia Cognitiva, Teoría de la Mente y autismo. Pensamiento


Psicológico, 8(15), 113-124
• Gómez, B., Badillo, V., Martínez, E.M., & Planells, P. (2009). Intervención
odontológica actual en niños con autismo. La desensibilización sistemática. Cient. Dent,
6(3), 207

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