En Agosto Nos Vemos
En Agosto Nos Vemos
En Agosto Nos Vemos
alcanzó a terminar.
Reseña de "En agosto nos vemos", la pequeña gran novela que
G
García Márquez, como lo dicen sus dos hijos en el prólogo, mi padre nos dijo: “la
memoria es a la vez mi materia prima y mi herramienta. Sin ella no hay
nada”, el nobel (luchaba una batalla final contra el Alzheimer), disminuyendo así
sus posibilidades de escribir, ante lo que se sintió frustrado y fuera la verdadera
razón para no haberla terminado y lo reafirma también de otra manera su
restaurador: “el señor Cristóbal Pera”, cuando dice en el epílogo y que explica
como lo rearmó: “mi trabajo consiste en hacerlo más fuerte de lo que ya está
en la página”.
Una de las cosas que llama la atención de esta novela es la generalización de las
referencias y los comentarios sobre música en la narración. Desde el nombre de la
protagonista, hasta el hecho de que es hija del director de un conservatorio y está
casada con otro músico, nos parecen indicar que la novela fue escrita mientras
García Márquez pensaba continuamente en música, un asunto que siempre dijo
que era una importante parte de su vida. Además del nombre y profesión de los
personajes, en la novela se muestra que estos siempre están escuchando y
comentando música de diferentes autores e intérpretes: Debussy, Agustín
Romero, Mstislav Rostropóvich, Edvard Grieg, Agustín Lara, Celia Cruz, Van
Morrison, Aaron Copland, entre varios otros. Además, García Márquez puso en
boca de los personajes reflexiones sobre música que parecían claramente
personales y que incluso ya había mencionado, “Siempre había pensado que la
obra de un gran músico era inseparable de su destino, y creía haberlo
comprobado con el estudio sistemático de la música y las vidas de los grandes
maestros”.
Pero sin duda el nudo central de esta novela es el tratamiento moral que el autor
hace del tema; “el adulterio”, un tema usualmente asociado con protagonistas
varones, es tratado aquí desde el punto de vista de una mujer, quien, a pesar de
cuestionarse continuamente la conveniencia de sus acciones, termina
entregándose sin remordimientos a su libertad sexual.
En agosto nos vemos la protagonista parece no tener motivos para ponerle los
cuernos a su marido (un hombre que no demuestra un solo signo de celos en todo
el libro y quien siempre la espera de buen humor después de sus viajes), más allá
de la razón que le da a uno de sus amantes de ocasión, que le pregunta por qué lo
escogió para irse a la cama con él: “fue una inspiración”. Al parecer, la repetición
de historias familiares (otro tema recurrente en García Márquez) también cumple
un papel en esta decisión, pues uno de los descubrimientos de Ana Magdalena
Bach en el cementerio marino es que otro hombre (posiblemente un amor isleño)
también pasa cada año por la tumba de su madre a dejarle flores. Uno de los ejes
principales de la novela, entonces, es la relación de Ana Magdalena con su madre
muerta y el largo proceso que aquella atraviesa para entender por qué esta pidió
ser enterrada en ese lugar. Al final, las visitas a la isla le sirven a la hija para que
ella viva y valore su propia libertad en un espacio donde ningún personaje tiene
nombre propio y todos están por fuera de las obligaciones cotidianas, del esposo y
los hijos en el hogar.