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UNIVERSIDAD MARIANO GÁLVEZ

CENTRO UNIVERSITARIO, RETALHULEU.

FACULTAD EN CIENCIAS JURIDICAS Y SOCIALES

CRIMINOLOGÍA

Dr. José Salomón Castro Díaz

LAS MARAS

Marlon Francisco Aguilar Sandoval


Carné 2850-10-11754
INTRODUCCIÓN

Desde hace unas tres décadas los países centroamericanos están siendo azotados
por la presencia de las maras o pandillas juveniles, las que por su actividad delictiva
y la amenaza que generan en la población, se han transformado en un fenómeno
de creciente preocupación. La inquietud evidente ha motivado a los gobiernos de la
región a sostener diversas reuniones para tratar el tema, compartir experiencias e
intentar generar respuestas, tanto a nivel individual como colectivas.

Del mismo modo publicaciones internacionales de diversa naturaleza están


abordando la temática e intentando ofrecer una explicación y luces para su
tratamiento. Si bien el fenómeno – tal como le conocemos hoy – es de reciente data,
hay autores que plantean que la existencia de pandillas juveniles se remonta a la
antigüedad. En efecto, se menciona que el propio San Agustín reconoció que
durante su juventud participó en grupos que cometían acciones delictivas. En
épocas posteriores (siglos XIV, XV y XVII) la presencia de pandillas se constataría
en países como Alemania, Francia, Inglaterra y Suiza.

En la actualidad la presencia de las temidas maras o pandillas aparece vinculada a


los altos niveles de criminalidad (asaltos, robos, extorsiones, asesinatos,
microtráfico, entre otras actividades) que exhiben países como Guatemala. Dejando
constancia de la importancia de la problemática, este trabajo aborda el fenómeno
de las maras en Guatemala a través del análisis de los factores sociales que
explican su aparición.
Desviación social y delincuencia
La investigación sociológica ha encontrado una posible explicación al surgimiento
del fenómeno de las pandillas juveniles y sus actos delictivos a partir del concepto
de desviación social. El sociólogo español Juan José Caballero señala que la
desviación social suele entendérsele – de modo general – como una conducta que
transgrede normas sociales. La explicación clásica es la propuesta por Robert
Merton. El autor separó su visión de las interpretaciones sicológicas que atribuían
el funcionamiento defectuoso de las estructuras sociales a fallas del control social
sobre los impulsos biológicos del hombre. Merton planteó que no había evidencia
de que el hombre se levantaba contra la sociedad en una lucha permanente contra
sus impulsos biológicos. Por el contrario, indicaba que la evidencia sociológica
mostraba que la conducta se desviaba de normas prescritas. Merton habla de
anomia3 para referirse a la tensión a la que se ven expuestos los individuos cuando
las normas aceptadas entran en conflicto con la realidad social. Rarl Rarendorf dice
que Merton añadió su propio rasgo al entendimiento de la anomia al definirla como
una ruptura en la estructura cultural que se produce cuando la gente, por virtud de
su posición social, es incapaz de acatar valores de su sociedad. Merton distinguió
cinco tipos de adaptación individual, tomando como criterio las distintas
combinaciones que pueden tener lugar entre metas culturales y medios
institucionalizados (la meta es aquello por lo que merece luchar y los medios, los
procedimientos para alcanzarla). Reconoció, a su vez, cuatro tipos de desviación:
innovación, ritualismo, retraimiento y rebelión. La desviación se produce cuando hay
una disociación o asincronía entre las metas culturalmente prescritas y los medios
institucionalizados que buscan hacer realidad esas metas, encarnadas en
individuos. Lo que nos interesa, por tanto, son los comportamientos desviados o
divergentes, siendo el caso más claro la delincuencia juvenil, contexto en el cual
insertamos el fenómeno de las maras o pandillas.

ACTIVIDADES DELICTIVAS DE LAS MARAS

Maras en Guatemala La palabra mara deriva del nombre de las hormigas brasileras
marabuntas, las que a su paso son capaces de arrasar con todo. Asociada a las
pandillas comenzó a utilizarse en Guatemala a fines de 1970. Por mara
entenderemos aquellas colectividades sociales, mayoritariamente de adolescentes
o jóvenes adultos, quienes comparten una identidad social que se expresa a través
del nombre de la pandilla. La pandilla es un conjunto formado por clikas, grupos a
nivel de colonias o barrios, que comparten ciertas reglas y relaciones más o menos
jerárquicas y se encuentran dispersos en un espacio nacional o internacional. Las
clikas están integradas por jóvenes locales que comparten la identidad de la
pandilla, interactúan a menudo entre ellos, se ven implicados con cierta frecuencia
en actividades ilegales, expresan su identidad grupal mediante símbolos y señales,
y reclaman control sobre ciertos asuntos, territorios o mercados económicos9 .
Respecto al origen del fenómeno en el país, es posible encontrar en la literatura las
siguientes interpretaciones: Fenómeno autóctono Los trazos más antiguos son los
que se señalan en el trabajo Por sí mismo de la Sra. Levenson. Allí se establece
que el fenómeno de las pandillas callejeras en Guatemala no era nuevo. En efecto,
planteó que en el decenio 1950-60 y, conforme la ciudad de Guatemala crecía, las
pandillas se hacían cada vez más comunes. Dichos grupos eran integrados sobre
todo por hombres que peleaban entre sí por problemas territoriales con cadenas y
cuchillos y usaban drogas10. Fenómeno transfronterizo Carlos Alberto Elbert sitúa
el surgimiento de las pandillas en El Salvador.

La Mara Salvatrucha (MS-13) se habría originado en dicho país hace unas tres
décadas y sus miembros se habrían expandido hacia Honduras y Guatemala. Elbert
explica el surgimiento de las pandillas en El Salvador a partir de los siguientes
factores: la expulsión de los EE.UU. (especialmente desde San Diego) de
pandilleros de nacionalidad salvadoreña, que regresaron a su país, llevando
consigo hábitos y grupos de referencia; la existencia de masas juveniles sin futuro
tras el fin de la guerra, una buena parte de los cuales habían participado en la
guerrilla, el ejército, grupos paramilitares o policiales durante el conflicto armado.
Finalmente, la desocupación y la falta de perspectivas de los jóvenes en el período
de reconstrucción democrática, durante el cual muchas promesas de reinserción no
fueron cumplidas”.
Producto de la globalización Thomas Bruneau, por su parte, ubica la emergencia de
las maras en la década de los ’80 y señala que son un producto negativo de un
mundo globalizado.
En efecto, plantea que durante las guerras civiles en El Salvador, Guatemala y
Nicaragua, miles de personas, incluyendo hombres jóvenes, volaron hacia los
EE.UU., muchos de ellos eran ilegales. Allí, debido a las dificultades para integrarse
socialmente y a la familiaridad con las armas y el combate armado, se agruparon
en pandillas: la Mara 18 o la Mara Salvatrucha12. Expansión del fenómeno El Foro
Ecuménico por la Paz y la Reconciliación (FEPAZ) distingue tres momentos en el
desarrollo de las maras en Guatemala.
TRES MOMENTOS BÁSICOS OBSERVABLES EN EL DESARROLLO DE LAS MARAS

Implantación: se inicia en la capital (Ciudad de Guatemala) y el tipo de delito se


caracteriza por robos y consumo de drogas.
Expansión: el fenómeno se percibe en provincia y comienzan los delitos violentos.
Además del robo, aparecen los asaltos, asesinatos, disputas territoriales,
violaciones y consumo de drogas.
Consolidación: en la fase final, el territorio incluye áreas indígenas y el delito
adquiere un carácter más organizado.
Así, además de las anteriores, surgen las extorsiones, asesinatos con sadismo,
intento de controlar las cárceles, cultos satánicos (no generalizados), fabricación de
armamento, cobro de impuesto, interacción regional centroamericana y con los
mareros de los EE.UU. (incluyendo sitio web). Cuantificación y territorialidad de las
Maras Cuantificar la cantidad de pandillas y sus integrantes no es fácil. Carlos
Alberto Elbert señaló que en la región hay unos 600.000 pandilleros activos13. Otros
autores hablan de 150.000. Si miramos el cuadro Maras en Centroamérica,
construido sobre información de diversas fuentes confiables, nos habla de 69.700
personas. CEPAL se acerca a esta última cifra al plantear 69.145 pandilleros.
MARAS EN CENTROAMÉRICA

En Guatemala las estadísticas mantienen ese patrón dispar y, en algunos casos, la


espectacularidad de las cifras sólo contribuye a magnificar el fenómeno. El Consejo
Nacional de la Juventud concluyó en 2004 que en el país existían entre 170 mil y
250 mil pandilleros. Carlos Alberto Elbert habló de 200 mil. USAID dijo que oscilaban
entre 14 mil y 165 mil. Otro autor plantea que en 2005 había 13.450 pandilleros.
Respecto a las agrupaciones, se habla de 402, 434 y hasta 452 pandillas. De
acuerdo con información de prensa, entre los años 2000-2003, el número de
pandillas creció desde 104 a 43420. Por su parte, el número de integrantes se
incrementó desde 2.559 a 7.987 en el mismo período.

CRECIMIENTO MARAS GUATEMALA (2000-2003)

Por otra parte, es interesante identificar las maras existentes en relación a las
comisarías que la Policía Nacional Civil tiene distribuidas en el territorio
guatemalteco.
En Guatemala existirían 8.114 pandillas juveniles.
Las áreas de mayor concentración de dichas agrupaciones son:
– Ciudad de Guatemala: 97 maras y 2.401 integrantes.
– Quetzaltenango: 43 maras y 289 integrantes.
– Suchitepéquez: 40 maras y 535 integrantes.
– Mixco y San Juan Zacatepéquez: 39 maras y 1.505 integrantes.
– Huehetenango: 35 maras y 906 integrantes.
– Escuintla: 28 maras y 302 integrantes.

SEGÚN INFORMACIÓN DE CADA UNA DE LAS COMISARÍAS.

De acuerdo con las mismas fuentes policiales, el 95% de los integrantes de las
maras identificadas son hombres y el 5% a mujeres. Por otra parte, los menores
que participan en ellas están comprendidos entre los 8 y 17 años de edad. Los
adultos, por su parte, entre los 18 y 33 años.
MARAS QUE OPERAN EN GUATEMALA

Factores que estimulan el surgimiento de las Maras Respecto a las causas que
explican el surgimiento de las maras, hay consenso en que son factores de tipo
estructural presentes en la sociedad centroamericana en su conjunto. Wielandt
plantea que son el resultado de procesos construidos históricamente, los cuales han
sido potenciados por una democracia insuficiente, guerras civiles, deportación de
pandilleros y pobreza. En cuanto a la violencia, dice que se ha instalado como
norma de regulación de las relaciones sociales debido a la exclusión social y las
dificultades de conformar una identidad nacional compartida22. En ese largo listado
de posibles factores23, examinaremos sólo los que nos parecen los más relevantes.
Enclaves marginales urbanos Los niveles de criminalidad (de pandillas y maras,
entre otras) son más intensos en sectores urbanos y en la periferia de los mismos.
Ciudad de Guatemala es una metrópolis que en los últimos 30 años creció desde
los 600 mil habitantes a los 2,5 millones, producto de un permanente proceso
migratorio. La migración campo ciudad, que acontece hasta hoy, no ha estado
acompañada por un crecimiento equilibrado de servicios sociales y empleo. La
rápida urbanización ha concentrado a los grupos más inclinados a la violencia.
Así, los miembros de la maras provienen en grande medida de áreas pobres,
marginales, urbanas y son producto de un ambiente caracterizado por una gran
densidad de población, servicios sociales saturados y poco efectivos, exclusión y
débil capital social, desintegración de familias y hacinamiento. Pobreza De acuerdo
con las estimaciones del último censo, la población total de Guatemala es de
11.237.196 habitantes. Cerca del 65% es menor de 25 años.
Su concentración es altamente rural del 54%26. Guatemala es, al mismo tiempo, un
país altamente diverso en términos étnicos y culturales, el 41% pertenece a una de
las 22 comunidades étnicas. Por otra parte es un país con altos niveles de pobreza.
El 21,5% de la población general del país vive en extrema pobreza28, mientras que
el 57% de la población es pobre. La extrema pobreza aumenta a cifras
considerables cuando se analiza la realidad en la población indígena (el 38% de los
indígenas rurales viven en dicha condición, mientras que los que habitan en centros
urbanos el 17,6%).

Desigualdad.
Si bien la pobreza es un factor relevante, hay coincidencia en señalar que la
desigualdad es la primera causa de la criminalidad y la violencia. Las investigadoras
Moser y Winston concluyeron que en la región centroamericana la desigualdad
influía más que la pobreza en las tasas de asesinatos a nivel nacional.

Legado de conflictos y violencia.


El conflicto armado dejó en el país una profunda huella y un legado de violencia que
aún persiste. En tal sentido las cifras son elocuentes: entre el año 2000 y 2007, la
cantidad de asesinatos fue de 35.510, es decir, un promedio de 4.439 por año, 370
mensuales o 12 diarios.
Estructura organizativa de las «maras».
La Oficina Federal de Investigación de los Estados Unidos (FBI) define las maras
como “una empresa delictiva que tiene una estructura organizativa, que actúa con
una continua conspiración delictiva, que emplea la violencia y cualquier otra
actividad delictiva para mantener la empresa.”

Es importante señalar el funcionamiento totalmente estructurado de las maras. Así,


cuentan con contables que administran ingresos y gastos, médicos que los atienden
tras las peleas clandestinamente para evitar denuncias a la policía desde hospitales,
o con locales o casas adquiridos para la celebración de reuniones.

Aunque podemos distinguir dentro de la mara una jerarquía, la verticalidad no es


férrea, y ésta variará en función de la “clicka” específica. Sin embargo, dicha
verticalidad está más presente en las prisiones, como consecuencia de la necesidad
de interlocutores para tratar con las autoridades de la prisión (muchas veces
corruptas), asociaciones, etc.

1. Dirección general o jenga. Las maras no tienen un solo líder, sino varios
líderes de gran prestigio (conocidos como Mero Mero, Mero Queso o Big
palabra). El Gran Míster, Leader, Primera Palabra o Ramfla determina las
actividades del grupo y es elegido en base a distintos criterios, ya sea por
valentía, audacia o violencia o debido a su capacidad organizativa y de
liderazgo, teniendo en algunos casos estudios, trabajo y cierto prestigio en
su comunidad.
2. El segundo al mando es también llamado Míster. La mayor parte de estos
líderes se encuentran en prisión (pintones), y es desde allí desde donde
dirigen las acciones, mandando cometas o wilas (mensajes). Hay líderes en
todos los países donde se encuentra el grupo. Estos líderes contactan entre
ellos y dirigen las acciones, siendo sus órdenes de obligado cumplimiento.
Se llevan a cabo reuniones (Ruedas o Cuerdas), en la mayor
parte de los casos en espacios públicos, para transmitir estas acciones y, en su
caso, tomar decisiones.
3. Clickas. Agrupaciones de jóvenes (hombres y mujeres) de entre 25 a 50
integrantes normalmente. Aunque el funcionamiento de todas las clickas es
en esencia el mismo, sus modos de proceder dependen de sus líderes, con
lo cual pueden sufrir variaciones de una clicka a otra. Se diferencian
interiormente entre (los nombres pueden variar de un país a otro, pero los
que siguen son los más usuales):
4. Veteranos o miembros de la base dura. Generalmente, éstos son los
miembros más antiguos, violentos y tatuados. Su cometido es
determinado por el Gran Míster, integrándolos en el grupo de sicarios, el de
logística o el de vigilancia. Normalmente no estudian ni trabajan y carecen de
lazos con el exterior. Pueden llegar a ser Míster, y sustituir así al Líder si este
muere o es capturado, o consejeros con derecho a opinar, también
conocidos como carnales o coronados.
5. Novatos. Ya han realizado el brincado, bautizo o ritual marero y cuentan con
un apodo y algún tatuaje. Son enseñados por un Tutor (de la base dura.) Es
posible que aún estudien y/o trabajen y conserven vínculos familiares. Para
ganar el prestigio del que aún carecen, tienen que llevar a cabo actuaciones
tales como matar a un marero de una pandilla rival o a un policía o asumir la
condena por delitos que haya cometido otro marero de la misma pandilla.
6. Aspirantes y simpatizantes. Se trata de los jóvenes residentes en los
barrios con elevada actividad de las maras, a las que son atraídos por
amistad. La cercanía a la mara determina la diferencia entre aspirante o
simpatizante (contacto físico y verbal, identificación de los mareros por su
apodo, etc.). Para pasar al status de novato tienen que pasar por
el ritual o bautizo marero, el brincado.
Cabe señalar que durante los últimos años ha sido perceptible una transformación
de la estructura de las maras hacia una de características más piramidales.
La Mara Salvatrucha se creó en los años 80 y 90 en las calles de Los Ángeles,
California (Estados Unidos), con el propósito de cuidar a los salvadoreños
emigrantes. El proceso de migración salvadoreño fue facilitado por la guerra civil en
la que el país se vio envuelto dentro del contexto de la Guerra Fría.
La Mara Salvatrucha comenzó por la emigración de los salvadoreños a Estados
Unidos. Se presume que comenzó por el maltrato y discriminación que existía hacia
los salvadoreños por parte de los mexicanos y afroamericanos. Así, un grupo de
salvadoreños se unieron y crearon esta pandilla, una de las más violentas del
mundo. Tienen rivalidades con otras pandillas como: Barrio 18, Mafia
mexicana, Latin Kings, Bloods, Crips, etc. Por su parte el FBI y la DEA han llevado,
en varias ocasiones, acciones para detener a este grupo organizado, llegando a
deportar muchos de sus miembros a sus países de origen.
La mara ha experimentado un incremento notable. Se presume que parte del
crecimiento de las maras en los jóvenes se debe a diversos problemas familiares,
abandono, maltrato, abuso, etc. Los mareros suelen iniciarse cuando tienen entre
12 y 21 años. Estos jóvenes entran a la mara en busca de apoyo o una familia,
siendo esa una de las principales razones por las que un alto porcentaje de
adolescentes en Centroamérica se han visto vinculados de una u otra forma con
pandillas callejeras, pero igualmente un alto índice de jóvenes se ve reclutado de
forma forzosa por esta pandilla, quienes muchas veces aceptan por temor a
represalias.
Como se dijo antes, esta pandilla tiene diferentes «clicas» (células) para poder
controlar sus territorios, por lo que al ser muy territoriales suelen ser brutalmente
agresivos con quienes se introducen a los lugares que controlan, e incluso con
quienes no forman parte de esa pandilla, pero suelen ausentarse de ese sitio y
después regresar, al "barrio" que dominan.
Los mareros pueden ser reconocidos por su forma de caminar, vestimenta y por su
lenguaje oral y de señales. Se dice que los tatuajes expresan su lealtad y amor a la
mara, y cada uno tiene un significado. El rival más conocido de la mara Salvatrucha
es el Barrio 18, con los que han tenido, en diversas ocasiones, episodios violentos,
e incluso mortales. En general, se entiende que para mantenerse en la mara, es
necesario cometer estos actos de violencia. De hecho, se dice que los mareros no
pueden salir de la mara, ya que la única manera de salir es muerto.

Etimología.
La etimología del nombre es Mara (grupo de personas) Salvatrucha (por el país de
origen El Salvador).
Fuentes afirman que la banda lleva el nombre de La Mara, una calle de la ciudad
de San Salvador, pero esa calle no existe.
Otra hipótesis es que el nombre proviene de una guerrilla Salvatrucha que habría
luchado en la Guerra Civil de El Salvador, pero la guerrilla jamás fue llamada
Salvatrucha, sino Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN).
También puede provenir de «marabunta», una especie de hormigas voraces que se
alimentan de todo lo que encuentran a su paso.
Salvatrucha puede ser una combinación de las palabras «salvadoreño y «trucha»,
una palabra de caló popular que significa ‘estar alerta’.
Lo más probable, sin embargo, es que el nombre se origine en el neologismo
«mara», utilizado popularmente como sinónimo de ‘grupo de amigos’ que en
los años 1970 y 1980 tuvo un uso extendido y sin ninguna vinculación criminal.
Gradualmente el significado del nombre se fue deformando hacia el de ‘pandilla’.
«Salvatrucha» podría deberse a que se utilizó durante algún tiempo el término
«salvatrucho» como un gentilicio despectivo deformado de «salvadoreño» y, puesto
que los miembros de la pandilla se considerarían parias de su mismo país, podrían
haberlo asumido como tal.
Tomando en cuenta exclusivamente el argot popular de El Salvador, explicado
anteriormente, el nombre de la pandilla vendría a significar de manera simple:
pandilla salvadoreña, lo cual sería coherente con el origen de pandilla étnica en el
sur de Los Ángeles. No obstante, con el paso del tiempo la misma se ha compuesto
por otros centroamericanos (en especial guatemaltecos y hondureños) y no solo por
salvadoreños. Esta pandilla tiene diferentes «clicas» (células) para poder controlar
sus territorios. Estas clicas contienen un número probable de 700 a 1000 miembros.
Fundación: Decada de 1960.
Lugar de Origen: Los Angeles, Estados Unidos.
Territorio: El Salvador, Honduras, México, Nicaragua, Guatemala, Estados Unidos,
Canadá, Italia, España, Portugal, Alemania, Australia, Venezuela, Chile.
Aliados: Sureños, Cártel de Sinaloa, Cártel del Golfo, Islander 23, La Vata Roseli,
Tren de Aragua, La Familia Michoacana, Mafia mexicana, y los Zetas.
Enemigos: Mara Barrio 18, Gobierno Federal de los Estados Unidos, Cártel de
Juárez, Los Negros, Sombra Negra, Cártel de Tijuana, Cártel de los Beltrán Leyva,
The Rascals, Bloods, Norteños, Armenian Power, y los Latin Kings, Los del Sur.
Actividades delictivas: Narcotráfico, robo, terrorismo, extorsión, trata de personas,
inmigración ilegal, blanqueo de dinero, asesinato, proxenetismo, crimen, asalto,
secruestro y tráfico de armas.
Operacional: Decada de 1980 – actualidad.
Estatus: Activa.
Tamaño: 250,000 – 300,000.
CONCLUSIÓN

Como se ha dicho el fenómeno de las maras está llamado a ocupar un lugar


prioritario en la agenda de los gobiernos. El tema es creciente y el aporte para
aclarar aspectos de los que no tenemos suficiente luz. La carencia de estudios
específicos y la falta de una metodología policial adecuada, no permite distinguir
con claridad entre la delincuencia habitual, la acción del crimen organizado y las
maras.

En el caso guatemalteco, las altas cifras de asesinatos, pero no sabemos cuánto de


ello es producto de la delincuencia, la acción de maras o el narcotráfico. El conjunto
de factores que describimos contribuyen a caracterizar la realidad social
guatemalteca pero refleja, también, la realidad que vive buena parte de
Centroamérica.

Es evidente la frustración social que cierra las alternativas de sobrevivencia y


reproducción pacífica de la vida social. La población juvenil que no encuentra vías
para incorporarse a la sociedad a través de sus mecanismos normales de
socialización, busca en la pandilla la satisfacción de sus necesidades sociales.

La existencia y expansión de las maras es una expresión de la descomposición de


la sociedad misma en términos de su incapacidad para promover y formar valores,
fortalecer a la familia, brindar oportunidades reales de estudio y trabajo a los
jóvenes.
Web-grafía

https://es.wikipedia.org/wiki/Mara_SalvatruchaBibliografía

Ministerio de Gobernación (ver http://www.mingob.gob.gt/estadisticas.html).

Bibliografía

Caroline Moser, Alisa Winston. “Violencia en la región de América Central. Hacia


un marco de referencia integrado para la reducción de la violencia”.

Overseas Development Institute. Informe 171. 31 PNUD. Op. cit.; p. 95.

Decreto Número 21-2006 Ley Contra La Delincuencia Organizada.

Decreto 17-73 Código Penal.

Decreto 51-92 Código Procesal Penal.

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