Alegoria de La Caverna

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¿Qué es el mito de la caverna de Platón?

Se conoce como la alegoría de la caverna (incorrectamente referida como el mito de la


caverna, pues no se trata en realidad de un mito) a un experimento mental llevado a cabo
por el filósofo griego Platón (c. 427-347 a. C.) en el libro VII de su obra sobreviviente más
conocida, la República. Se trata de una de las construcciones imaginarias más famosas de la
filosofía occidental, en la que se reflejan las bases del pensamiento de Platón a través de
una explicación metafórica respecto de cómo percibimos la realidad los seres humanos.
Para entender la alegoría de la caverna, es importante saber que, de acuerdo a lo propuesto
por Platón, la realidad se compone de dos mundos diferentes:
El mundo de lo sensible, es decir, todo aquello que podemos percibir a través de nuestros
sentidos limitados.
El mundo de lo inteligible, es decir, todo aquello que podemos pensar e imaginar sin ayuda
de nuestros sentidos.
Dicho de un modo más simple, existe el mundo de los sentidos y existe el mundo de las
ideas y los conceptos. Esta distinción juega un papel vital en cómo comprendemos los seres
humanos la realidad: algo que estaba entre las principales preocupaciones del filósofo
griego.
Otro aspecto importante a destacar es que la alegoría de Platón es explicada a través de un
diálogo imaginario entre Sócrates, el maestro del propio filósofo, y el personaje principal
de la obra, llamado Glauco. Este método de narración y explicación de las ideas platónicas
es bastante común en la obra del filósofo. De allí que se lo conozca como los “diálogos
platónicos”.
Resumen de la alegoría de la caverna
Imaginemos por un momento que existió, en algún lugar de la Grecia antigua, una cueva
subterránea muy profunda, en la que un grupo de prisioneros vinieron al mundo y han
pasado sus vidas enteras, sin jamás haber visto el mundo exterior, ni sospechar siquiera de
su existencia. Estos prisioneros se hallan encadenados a un muro muy sólido de ladrillos, de
un modo tal que, hagan lo que hagan, pueden solo mirar hacia el frente, hacia una pared en
la cual se proyecta la luz de una antorcha situada a sus espaldas.
A espaldas de los prisioneros pasan numerosos sirvientes, llevando a cuestas toda clase de
objetos, estatuillas y vasijas. Las sombras de los objetos se proyectan en la pared, donde
son percibidas por los prisioneros como si fueran cosas en sí mismas y no el reflejo de la
luz a sus espaldas. Es decir, los prisioneros creen que el mundo real consiste en esas
sombras y a través de ellas explican incluso su propia existencia. No conocen nada más.
Hasta que un buen día, uno de los prisioneros logra zafarse de sus ataduras y voltear hacia
la antorcha, descubriendo así una nueva realidad. De golpe, el prisionero entiende que las
cosas reales estaban fuera de su visión y que las sombras no son las cosas, sino apenas un
espejismo.
Motivado por la curiosidad, el prisionero camina por la caverna hasta dar con la salida y
descubre el mundo exterior y todo lo que allí existe: árboles, lagos, personas, e incluso el
Sol. Deslumbrado con su nueva percepción del universo, el prisionero regresa de inmediato
a la cueva con la intención de liberar a sus compañeros.
Sin embargo, al entrar a la caverna, la deslumbrante claridad de afuera le impide ver bien, y
llega dando tumbos hasta sus compañeros. Estos últimos, al verle andar de ese modo, se
ríen de él y de lo que les cuenta respecto al mundo exterior, respecto a la luz y las sombras,
y lo dan por loco o por tonto. Enfurecido, el prisionero entonces decide liberar a sus
compañeros, para que entiendan que dice la verdad; pero estos, en su afán por defenderse y
defender lo que consideran verdadero, se ponen a pelear con él y, eventualmente, le dan
muerte entre todos.
Interpretaciones de la alegoría de la caverna
La alegoría de la caverna tiene numerosas interpretaciones posibles, pero en general se la
comprende como una metáfora narrativa que ilustra nuestra propia situación en el mundo:
contamos con aquello que podemos presenciar usando nuestros sentidos, pero nos resulta
difícil dar con la verdad de las cosas.
Por lo demás, es posible interpretar la alegoría de Platón del siguiente modo:
La diferencia entre las sombras en la pared y los objetos reales detrás de los prisioneros es
la diferencia que hay entre el mundo sensible (de los sentidos) y el mundo inteligible (de las
ideas). Para Platón, los sentidos eran fuente de engaños y percepciones erróneas, mientras
que las ideas eran el único camino que conducía a la verdad de las cosas.
Los prisioneros representan a la humanidad toda, sentenciada a confiar en sus sentidos y a
juzgar ciegamente lo que observan, a menos que desarrollen métodos críticos para mirar
más allá, para revelar los objetos ocultos. De allí que Platón distinga también entre la
opinión (doxa) que depende de los sentidos y es desinformada; y el saber propiamente
dicho, que va más allá de lo percibido para llegar a la esencia de las cosas.
De lo anterior se desprende que la educación es un instrumento de liberación, que permite a
los seres humanos abandonar el mundo de las formas y las sombras, y mirar hacia la luz de
la verdad.
La alegoría también ilustra el grado de apego que los seres humanos podemos demostrar
hacia lo conocido, lo predecible y lo acostumbrado, al punto tal que podemos negarnos a
creer o a descubrir la verdad de las cosas, prefiriendo vivir cómodamente en el engaño, lo
que puede llevar a rechazar a quienes pretenden mostrarnos el mundo verdadero.
El prisionero que habiendo descubierto el mundo real regresa a la caverna para liberar a sus
compañeros, representa al sabio o al filósofo, que responde a la obligación de abandonar el
mundo de las ideas y hacer frente al pueblo, a sus congéneres, para guiarlos así hacia el
saber y alejarlos de la oscuridad de la ignorancia.
Aplicaciones en el mundo contemporáneo
En diferentes obras y tendencias del mundo contemporáneo se hace alusión a la alegoría de
la caverna de Platón o se la reproduce, a veces sin saberlo siquiera. Por ejemplo, en la
película estadounidense The Matrix, en que los seres humanos se hallan atrapados en una
simulación del mundo real por computadora, el mito de la caverna se hace muy presente:
los protagonistas buscan despertar a la humanidad de ese mundo ficticio y conducirla a la
realidad, por horrible que sea, para continuar la lucha contra las máquinas.

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