El Vendaval Amarillo - César Rengifo
El Vendaval Amarillo - César Rengifo
El Vendaval Amarillo - César Rengifo
El vendaval
amarillo
Alcaldía
d e C ara cas
C ésa r R e n g if o
Nació en Caracas el 14 de mayo
de 1915. Escritor, artista plástico,
periodista. Estudió en la Academia
de Bellas Artes de Caracas entre 1930
y 1935. En 1937 vivió en México
y tuvo contacto directo con el
movimiento muralista mexicano.
De regreso a Venezuela en 1938,
se involucró en las luchas políticas,
afiliado al Partido Comunista.
Reportero, redactor y coordinador
de páginas culturales, formó parte del
equipo fundador del diario Últimas
Noticiasen 1941. En 1953 fue fundador
del grupo teatral «Máscaras»,
dedicándose por entero a la
dramaturgia y la puesta en escena.
Paralelamente, su actividad pictórica
le valió galardones en los salones de
arte de la época, y el Premio Nacional
de Pintura en 1954. Entre 1954 y 1955
ejecutó su famoso mural dedicado
al héroe mítico caribe Amalivaca en
el Centro Simón Bolívar. Fue Director
de Extensión Cultural
de la Universidad de Los Andes de
Mérida entre 1958 y 1960. Desde 1959
concurrió con sus obras al Festival
de Teatro Venezolano, obteniendo
varios premios. En 1980 se le otorgó
el Premio Nacional de Teatro, poco
antes de fallecer, el 2 de noviembre,
en Caracas.
César Rengifo
El vendaval amarillo
D ram a en tres actos
(1952)
★
Colección Biblioteca César Rengifo
2* Edición. Fundarte 2015
El vendaval am arillo
C é s a r R e n g if o
Imagen de portada
Título: El regreso
Autor: C é sa r R e n g if o
Técnica: Óleo s/tela
Dimensiones: 96 x 72 cm
Año: 1969
Tomado del libro: Rengifo. J o rg e N unes Ernesto A m ilano Editor. 19 8 1
Al c u i d a d o d e : H é c t o r A. G o n z á l e z V.
Diseño y concepto gráfico general: D a v id J. A rneaud G .
8
A la buena gente de Burbusay,
pueblo de páramos, junio a cuya
bondadosa hospitalidad cobraron
forma estos pensamientos.
G entes
Acción
El vendaval amarillo I 11
ACTO I
Al iniciarse la acción al escenario está comple
tamente oscuro, únicamente cerca del proscenio
y en el lateral izquierdo hay un tronco de árbol
cortado casi a dos cuadras del suelo y levemen
te iluminado por una luz violeta.
(Por el lateral derecho e iluminado por una luz
difusa de reflectores aparecen Zoilo y dos obre
ros. La vestimenta de los tres se ve sucia y con
huella de humo y quemaduras. Zoilo camina
con dificultad, sostenido por sus acompañantes,
lleva un brazo en cabestrillo y se muestra ago
biado por una gran fatiga. A medida que ellos
avanzan, el fondo se ilumina interm itentemente
con golpes de luz rojiza, mientras a lo lejos se
oyen explosiones y un rumor difuso)
Z o il o : ¿Sigue el incendio?
O brero I: ¡Sigue!
Z o il o : ¡Deben regresar!
O brero II: ¿Y tú?
Z o il o : Puedo seguir solo; el hospital ya no está le
jos.
O brero 1: ¿Solo? ¿Y la pierna? ¿Y el brazo que
brado?
Z o il o : E s verdad. Pero ustedes deben volver allá.
(Llegan junto al tronco) Los aguardaré aquí, es
toy cansado.
El vendaval amarillo / 13
O brero II: (.Ayudando a Zoilo a sentarse en el tron
co) Bueno, es mejor; vendremos pronto a bus
carte. No te muevas.
(El obrero I saca un cigarrillo, lo enciende y se
lo da a Zoilo. Luego hace una seña al Obrero II
y se van, desapareciendo en la oscuridad. A lo
lejos se oyen nuevas explosiones sincronizadas
con los violentos golpes de luz rojiza. Zoilo se
seca el sudor de la frente con la manga del bra
zo sano, y luego de una pausa, da una chupada
al cigarrillo)
Z o il o : Fuego, humo, cenizas. Si creyera en demo
nios podría decir que ellos han caído aquí, para
vaciar sus palas llenas de tantas cosas malas.
Pero no han sido demonios lo que ha caído...
¡Cuántas calamidades en tan poco tiem po...!
¿Poco tiempo? Tengo la impresión de que fue
hace siglos que se soltaron por aquí, pero a ve
ces, también me parece que todo comenzó ayer.
Con sólo cerrar los ojos vuelvo a encontrar el
pueblo viejo, con su río sembrado de pomarro-
sas, las casas de telas, la escuelita, y la pobreza
de todos arañando los pequeños conucos para
comer. Por doquier los alambre de púas de los
grandes latifundios corriéndose cada día y estre
chando más al pueblo. ¿Qué se hizo todo? Las
alambras siguen... ( Vuelven a verse en el fondo
los resplandores rojizos) y sigue también el fue-
1 4 / C é sa r R e n g if o
go (Arroja el cigarrillo) y la angustia. Pueblo
Viejo estaba en ruinas, las alambradas de las
grandes haciendas se habían ido corriendo a tra
vés de los años y sólo quedaban para sembrar
unas pequeñas vegas a la orilla del río. Muchos
se iban huyéndole al hambre, pero otros seguía
mos allí con la esperanza de que los alambres
habían de ser quitados, de que la vida cambiaría
algún día. Pero los alambres dieron paso al dia
blo... (Se pone Je pie) Un día en Pueblo Viejo,
ocurrió algo extraordinario... (Da unos pasos
con suma dificultad)
(La luz se apaga, segundos después se vuelve
a encender y aparece el interior de la casa de
Crisanto)
Es una sala con un pequeño corredor a la dere
cha que hace de entrada. En el lateral izquierdo
hay una puerta que comunica con las dependen
cias interiores. Al fondo una ventana con reja
permite ver un paisaje rural. La habitación pre
senta un aspecto pobre, pero muy limpio. Hay
diversos muebles sencillos. Sillas de paja, mesa
de centro. Un mecedor, algunas repisas en las
paredes y varios retratos. En un ángulo se en
cuentra un pequeño pizarrón colocado contra
la pared; junto a él hay un viejo mapa de Vene
zuela. Frente al pizarrón y colocadas una junto
a otra, hay cinco sillas o banquitos.
El vendaval amarillo / 15
(La escena está sola, segundos después por el
corredor entra Antonio. Aparenta más edad de
la que tiene. Viste traje de dril con blusa y fra
nela; calza zapatos y lleva sombrero. A lo lejos
se oye una música venezolana, popular, alegre)
A n t o n io : (Llamando ) ¡Crisanto, Crisanto!
C r is a n t o : (Llamando por la puerta que da al inte
rior, viste de dril y calza alpargatas) ¡Ah!, eres
tú, Antonio. ¿Qué te trae por aquí tan temprano?
¿Tienes alguna novedad en la casa?
A n t o n io : N o, en c asa n o h ay n o v e d a d , es en el p u e
b lo ...
1 6 / C é sa r R e n g if o
C r is a n t o : Deben ser cuentos. La gente habla y exa
gera mucho. ¿Acaso porque haya en las hacien
das — lo que aún no creo— va a haber en todas
partes?
A n t o n io : Pues, compadre, como que no son cuen
tos. Parece que sí hay mucho de cierto en eso de
que todo esto por debajo es petróleo...
C r is a n t o : Siempre tan crédulo, al pueblo tienen
que dejarle tierras. ¿Dónde vamos a sembrar en
tonces? Ya apenas quedan las vegas.
A n t o n io : Será en la misma orilla del rio.
C r is a n t o : ¿En el pedregal? No me hagas reír...
(Entra Zoilo )
Z o il o : Buenas... ¿Cómo están por aquí?
C r is a n t o : Será bien, Zoilo, ¿y tu?
Z o il o : Risueño y alegre como un turpial... ¿Supie
ron la noticia?
A n t o n io : ¿La de las haciendas?
Z o il o : ¡Claro! ¿Qué otra podría ser?
C r is a n t o : Hablábamos de eso
Z o il o : (Estrujándose las manos) Tenemos petró
leo. Una gran fortuna para este lugar. Ahora sí
es verdad que salimos adelante.
A n t o n io : (A Crisanto) ¿Ves que es cierto?
Z o il o : (Continuando) Y parece que hoy mismo co
mienzan los trabajos, hay apuro por sacarlo...
El vendaval amarillo / 17
A n t o n io : (A Crisanto) ¿Se da cuenta?
C r is a n t o : ¡Cónfiro! ¡Hoy mismo!
Z o il o : Ya están llegando a la loma de arriba las má
quinas y los camiones, y mucho gringo... ¡Son
los que traen la plata!
A n t o n io : Entonces, la cuestión es un hecho... Se
compuso esto. Ahora sí es verdad que se acabó
la miseria, porque dicen que adonde llega el pe
tróleo...
Z o il o : Todo cambia como por arte de brujería...
A n t o n io : Con los gringos no hay tontería. ¡Esa
gente trabaja y da a ganar!
Z o il o : A sí es. Conversé con uno que llegó con la s
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A n t o n io : ¿A lgo...? M ucho... ya verás... ¡Con el
dineral que va a correr!
Z o il o : El petróleo es plata... ¡Oro negro, como le
dicen, y del bueno!
C r is a n t o : Hay que esperar para ver.
Z o il o : N o seas tan descreído, compadre, si ya esta
mos viendo.
(Entra Natividad, aspecto bondadoso, ademanes
suaves, trae una vasija de barro llena de agua)
N a t iv id a d : ¡Que bueno!, tenemos visitas temprane
ras... ¿Cómo están ustedes?
A n t o n io : Bien, Natividad...
Z o il o : Y yo muy contento...
C r is a n t o : (A Natividad) Tendrás que apurarte, pues
ya es hora de que lleguen los niños.
N a t iv id a d : No creo que vengan, pues todo el pue
blo es un alboroto con la llegada de esas má
quinas y la noticia del petróleo. Parece como si
hubiera fiesta. Donde Margarita hasta han ador
nado las ventanas y puesto la bandera.
C r is a n t o : ¡La gente es muy novelera!
Z o il o : Hoy tienen razón, compadre. Es el progreso
que ha llegado, una nueva vida para todos...
N a t iv id a d : Dicen que han bajado como cuarenta ca
miones cargados de máquinas y de hierro, y so
bre todo, mucha gente forastera... (Vaadentro)
El vendaval amarillo / 19
Z o il o : (A Crisanto) ¿Se fija? ¡La cosa es grande!
A n t o n io : ¡A sí es!
Z o il o : Y o t a m b i é n a n d o a s í , p e r o h o y e s u n d í a e x
tra o rd in a rio .
R a ú l h a c i a la l o m a d e a r r i b a a v e r l o s c a m i o n e s
q u e e s tá n lle g a n d o .
2 0 / C é sa r R e n g if o
C r is a n t o : ¿Pero Trino y Raúl están locos? ¿Pien
san acaso meterse a trabajar con los musiús?
Z o il o : Son jóvenes y deben tener aspiraciones...
Toda la vida no pueden estar agarrados a una
escardilla.
A n to n io : Es cierto, piensan en otros horizontes...
lo s a lg u n a v e z , c o m p a d r e , ¡y m á s a h o r a q u e e s
tie m p o d e p r o g re s o !
El vendaval amarillo / 21
para tirarlo hacia un canal que construyen las
compañías, no sé dónde...
C r is a n t o : ¡Cómo! ¿Van a desviar el río ...? Y en
tonces, ¿qué agua va a tener esto?
C a m il a : A sí d ijo .
¡Qué locura!
Z o il o : Esa gente hace sus trabajos muy bien y no
van a dejar este pueblo sin su río; por eso no
debemos ni preocupamos.
A n t o n io : Saben mucho, nunca hacen cosas malas
sino muy bien hechas...
C a m il a : Dicen por ahí que van a construir un pue
blo nuevo aquí mismo, con cines y grandes edi
ficios.
Z o il o : Son capaces de todo y pueden hacerlo...
C r is a n t o : Con tal que dejen quieto el río, que ha
gan lo que quieran. (A Camila) Tengo hambre,
2 2 / C é sa r R e n g if o
\
anda y dile a Natividad que nos preparé café y
algunas cositas de masticar.
C a m il a : Bueno.
(Camila va al interior. Afuera se oyen voces y
gritos de júbilo)
Z o il o : Oigan cómo está la cosa afuera, por todas
partes hay alegría.
(Entra la Vecina, delgada, nerviosa, camina con
premura)
V e c in a : (Sin saludar) ¿Está Natividad?
C r is a n t o : Sí, vecina, está en la cocina, pase usted...
V e c in a : Con el permiso, pues, y perdonen que ni si
quiera dé los buenos días, pero estoy apurada...
(Pasa al interior)
C r is a n t o : Margarita siempre anda así... ¡Como un
caballito de diablo!
Z o il o : El negocio de la posada la va a volver loca.
(Afitera se oyen nuevamente voces y gritos junto
con bocinazos y ruidos de motores de autos y
camiones)
A n t o n io : (Caminando hacia la puerta del come
dor) Voy a curiosear, la cosa como que aumen
ta... (Sale)
Z o il o : E s u n a v e r d a d e r a f i e s t a . . .
El vendaval amarillo / 23
tos. Natividad y Camila, por su parte, traen una
bandeja con tres tazas llenas de café y un mantel)
N a t iv id a d : (Poniendo el mantel en la mesa mien
tras Camila coloca las tazas y los cubiertos)
Beberán antes el café, ya lo demás va a estar...
V e c in a : (A Natividad) ¿Y no le harán falta esos pla
tos y cubiertos?
N a t iv id a d : N o, Margarita, no te preocupes.
V e c in a : (A Crisanto) Vine a hacerle un préstamo a
Natividad, pues tengo la posada llena de gente
forastera y todos quieren desayuno. No sé qué
voy a servirles.
Z o il o : Y eso va a ser diario, M argarita...
V e c in a : A sí d ic e n , e n e l fo n d o e s to y m u y c o n te n ta .
2 4 / C é sa r R e n o if o
C r is a n t o : (A Antonio) ¿ No oíste hablar algo del
río?
A n t o n io : Nada, cuentos...
N a t iv id a d : ¿Qué hay con el río?
C a m il a : Que lo van a desviar... D icen...
N a t iv id a d : E s o t i e n e n q u e s e r m e n t i r a .
El vendaval amarillo / 25
C a m il a : (Corriendo hacia la puerta que da a la
calle y deteniéndose en el dintel) Ahí van los
camiones cargados de gente... También van los
m uchachos... ¡Adiós, adiós...! Ahí van Trino y
Raúl... (Grita) ¡Trino! ¡Raúl!
N a t iv id a d : (Entrando con los platos servidos que
pone sobre la mesa) ¿Raúl? ¿A donde va? (Co
rre hacia la puerta, se asoma; luego regresa)
C r is a n t o : (Asomándose también para regresar al
instante donde Zoilo y Antonio) Es cierto, todo
el pueblo está en la calle... ¡Hay una verdadera
fiesta! ¡Como si fuera carnaval!
A n t o n io : Y nosotros aquí sin gozar nada... ¿Por
qué no salimos a ver?
Z o il o : N o s e ría m a lo ...
2 6 / C é sa r R e n g if o
C r is a n t o : (Desde la puerta) Volvemos ya, sólo ¡re
mos hasta la plaza. Hay que ver de cerca el río
de oro que nos llega...
(Salen, mientras afuera crecen los gritos de
júbilo y un cuatro y un clarinete dejan oír una
alegre música venezolana, a tiempo que esta
llan cohetes y petardos. La luz se apaga pausa
damente... segundos después enciéndese la luz
violeta junto al tronco del proscenio y divisase
a Zoilo tal como estaba al iniciarse la acción)
Z o il o : Desde aquel día vinieron grandes cambios.
En las extensas tierras alambradas comenzaron
a nacer torres y tubos de acero. Llegó mucha
gente nueva al pueblo. Uno a uno, los jóvenes
primero y los viejos después, fueron enrolándo
se en las compañías. Las manos no volvieron
a tocar más los terrones, y poco a poco se fue
ron acostumbrando a las maquinarias, al aceite.
¡Todo, efectivamente, comenzó a cambiar!
(La luz se apaga)
A lo lejos comienza a oírse una música de jazz
que va aumentando hasta hacerse estrepitosa;
al llegar a un límite cesa y la escena se encien
de totalmente, apareciendo la misma sala de la
casa de Crisanto. El paisaje de fondo se divisa
por la ventana; ya no es verde sino erosionado.
Natividad está en escena y se ocupa de limpiar
algunos muebles y en acomodar el pizarrón y
El vendaval amarillo / 27
las sil litas. Entra Trino, vestido de over-all, cal
za alpargatas, lleva en la mano un palo y un
pequeño portaviandas.
T r in o : Buenos días, madrina, y ¿Raúl?
N a t iv id a d : Muy de mañana lo vino a buscar un
gringo en un camión. Se fue sin tomar café.
Cuando se estaba montando me dijo que te es
peraba en el campamento.
T r in o : Ibamos a salir juntos, pero me quedé dormi
do ... Ahora tendré que ir cam inando...
N a t iv id a d : Me ha dicho Antonio que ahora te trans-
nochas y bebes, por eso te levantas tarde... ¡Eso
está malo!
T r iñ o : N o c re a u s te d , p a p á e x a g e ra .
s ie n d o o tra s .
2 8 / C é sa r R e n g if o
caído como una plaga? No sé qué me sucede,
pero no me siento tranquila.
T r in o : Usted está acostumbrada al pueblito de an
taño, donde no se movía ni una hierba... Pero,
es el progreso...
N a t iv id a d : A sí s e r á ...
El vendaval amarillo / 29
C r is a n t o : ¡E s v e rd a d !
(Entra Antonio)
A n t o n io : (Quitándose el sombrero y limpiándose
el sudor de Iafrente) Compadres, la cosa del río
es un hecho...
C r is a n t o : ¿Qué co sa?
3 0 / C é sa r R e n g if o
C r is a n t o : Diré unas cuantas cosas bien claro...
¡Vamos!
(Crisanto sale seguido por Antonio y Zoilo. Se
gundos después entra Camila; luce muy empe
rifollada y su rostro está pintado con un poco de
exageración)
C a m il a : ( En voz alta y como llamando) ¿Cómo que
no hay nadie aquí? (Llama) ¡Natividad! ¡Nati
vidad!
N a t iv id a d : (Desde adentro) ¡Ya voy! (Llegando)
¡Ah, qué arreglada vienes, y tan temprano!
C a m ila : ¡Es un estreno!
N a t iv id a d : Me debes el m edio...
C a m il a : (Viendo el pizarrón y las si IIitas) ¿Y los
niños?
N a t iv id a d : Ahora casi no vienen por la mañana,
pues la mayoría tiene que llevar la comida a
los padres a los campamentos. Pero ¿qué te trae
aquí?
C a m il a : Vengo a pedirle un favor.
N a t iv id a d : Pues, dilo.
C a m il a : Ocurre que esta tarde hay paseo para la
montañita. Lo han organizado las Andelmi junto
con míster Morris, Smith y el otro musiuíto de
la planta. Me han invitado, pero no me atrevo a
decirle a papá, pues a lo mejor me pone trabas. Si
usted me sacara el permiso, él no le dirá que no.
El vendaval amarillo / 31
N a t iv id a d : ¿Lo sabe Trino?
C a m ila : ¡N o ! A ese no le digo, pues quiere que sea
com o una monja.
3 2 / C é sa r R e n g if o
C a m il a : (Sin dejar de bailar) ¡Ah!, debo irme, ni
me acordaba del almuerzo. Ya sabe, la espero.
(Sale bailando)
N a t iv id a d : Sin falta iré... (Para sí) ¡Qué cosas tie
ne Cam ila...! (Mira el piso) buscaré la escoba.
(Natividad va a dentro, la música lejana cesa;
entra Crisanto, se muestra abatido. Con lenti
tud se sienta en una silla. Regresa Natividad)
N a t iv id a d : Te hacia en el campo. (Se pone a ba
rrer)
(Crisanto no habla y se toma la cabeza con las
manos como abatido)
N a t iv id a d : (Dejando de barrer) ¿Qué te ocurre?
¿Te sientes mal?
C r is a n t o : ¡ N o !
El vendaval amarillo / 33
N a t iv id a d : ¿Y entonces? ¿Las siembras? ¿De qué
iremos a vivir?
C r is a n t o : ¿Quién lo sabe? Ya Raúl es peón petrole
ro ... Quizás yo tenga que seguir el mismo cami
no... (Pausa) ¡Me siento afligido!
N a t iv id a d : N o te preocupes, los tres sabemos traba
jar. Me pondré a hacer comida, como Margarita.
C r is a n t o : (Incorporándose) He sido y soy agricul
tor... ¡Y amo la tierra!
(Entra la Vecina)
V e c in a : Crisanto, ¿supo lo del río?
C r is a n t o : ¡Sí!
V e c in a : ¡Parece que hay algo m ás grave, además
de eso!
C r is a n t o : ¿Qué puede ser peor que eso?
V e c in a : Un tipo dijo hace poco en mi posada que
pueblo.
C r is a n t o : ¿Dentro del pueblo? ¡No puede ser!
V e c in a : ¡Sí! Pronto comenzarán a citar, algunos
tendrán que m udarse...
C r is a n t o : ¿Mudarse?
V e c in a : E so d i jo e l h o m b r e . . . Y com o h a n lle g a d o
ú ltim a m e n te a b o g a d o s d e la s c o m p a ñ í a s ...
3 4 / C é sa r R e n g if o
C r is a n t o : ¡Quizás son rumores exagerados!
N a t iv id a d : De todos modos, sería bueno averi
guar...
(.Afuera se oyen ruidos de máquinas y motores y
muchas voces confusas)
V e c in a : ¿Qué ocurrirá? (Se asoma a la puerta)
¡Ah!, están desmontando de unos camiones má
quinas perforadoras...
(Natividad se mueve con premura hacia la puer
ta y se asoma)
N a t iv id a d : (Alarmada) ¡Crisanto unos tractores
han comenzado a derribar las casas de la esqui
na!
C r is a n t o : ¡María Santísima! ¡No! ¡No puede ser,
no pueden acabar con el pueblo...! ¡Estás equi
vocada! (Se incorpora y camina hacia la puer
ta, turbado)
(Oscuro)
T elón .
El vendaval amarillo / 35
A CTO II
¿verdad?
N a t iv id a d : ¿Y eso cóm o?
3 6 / C é sa r R e n g if o
C r is a n t o : N o sé. Pero ha sido así de acuerdo con
unos papeles sacados de no sé dónde. Luego las
com pañías arreglaron lo d em ás... ¡Eso que lla
man concesiones!
El vendaval amarillo / 37
C r is a n t o : (Afirmando con la cabeza) Ya Rodrigo
lo hizo; ahora m ism o lo hace la gente de El Pe
dregal y Pueblo Abajo. M argarita tam bién está
com o loca, la vi llorando m ientras recogía los
corotos.
3 8 / C é sa r R e n g if o
do! (Incorpórasey se acerca a la ventana. Hace
una pausa) ¡Ah!, no quería decírtelo, pero ten
go otra m ala noticia que d arte ... algo que nos
d u ele...
N a t iv id a d : ¿C uál?
N a t iv id a d : ¿Y el viejo A ntonio?
El vendaval amarillo / 39
N a t iv id a d : Por eso creo que es bueno m archam os.
Quizás en las barracas del lago estem os mejor.
A llá volveré a abrir mi escuela.
C r is a n t o : ¡Ojalá puedas!
(Entra Antonio)
A n t o n io : ¿N o habrá por aquí trago de c a fé ? ... Ven
go de lejos, del lago, y aún no he ido a ca sa...
( Va adentro)
4 0 / C é sa r R e n g if o
C r is a n t o : Me da m iedo irme; es difícil m overse
sin tem or de una tierra donde se ha vivido por
añ o s...
A n t o n io : ¿Y Para dónde vam os a coger? Ya aparté
sitio, y la m udanza está resuelta. Zoilo tam bién
se m archa; por allá lo vi. Se vino un poco antes.
El vendaval amarillo / 41
N a t iv id a d : ¡Qué podía decir! ¿Él m ism o no ha te
nido que seguir siendo peón porque ya en todo
esto no hay m ás nada que hacer?
4 2 / C é sa r R e n g if o
(Mira a natividady a Cr¡santo, éstos le afirman
con la cabeza)
A n t o n io : Aún no lo creo.
N a t iv id a d : ¿Un accidente?
El vendaval amarillo / 43
rio de la jefatura, que en cuestiones de faldas y
C r is a n t o : Seguram ente.
4 4 / C é sa r R e n g if o
N a t iv id a d : ( Llorando ) ¡Está m u e r to ... m u e rto !
El vendaval amarillo / 45
(Zoilo callado, abraza a Natividad. Entra la Ve
cina, semi-llorosa y agitada)
V e c in a : Ya los están bajando por la calle de arriba.
4 6 / C é sa r R e n g if o
ACTO III
El vendaval amarillo / 47
con excesiva pobreza y las paredes dejan ver la
construcción a base de tablas sin cepillar, latas
y cartones. Hay algunas sillas, un viejo alma
naque, un espejo, una destartalada cocina de
kerosene, algunos cajones y una pequeña mesa
sobre la que está una tinaja de barro cocido.
(En escenas se encuentran Natividad, la Veci
na y Crisanto. Las dos primeras hablan entre
si, mientras que Crisanto, sentado en una silla
de cuero, mira fijamente todo con ojos torpes.
De vez en cuando deja escapar una leve risa
blanda, propia de algunos enfermos mentales.
Natividad viste un camisón negro)
V e c in a : (Tiene en la mano un pequeño portavian
das) Siem pre que com a, aunque sea poco, es un
buen síntoma. Lo noto con m ejor sem blante.
4 8 / C é sa r R e n g if o
N a t iv id a d : Y m enos mal que tu herm ana lo cuida
con tanto cariño.
El vendaval amarillo / 49
N a t iv id a d : Avergonzaste a tu padre. El m ism o Tri
no por poco se m uere cuando después de su des
gracia y todo deform ado com o quedó supo lo
que tú habías hecho.
5 0 / C é sa r R e n g if o
C a m il a : ¿Q ué otra cosa? Ya no m e acostum brada.
Me gusta estar a s í... ¡Libre! (Pausa) Adem ás,
le debo m ucho a la dueña del dancing. Una para
trabajar allí necesita ropa buena, m edias finas,
zapatos, pintura. Ella presta adelantado, antes
de pagar ya necesitam os otra vez cosas y la
cuenta nunca a c a b a ...
El vendaval amarillo / 51
C a m il a : (Dando muestras de miedo) ¡Ah, es él!
¡Tiene que ser él! ¡Carga un cuchillo! ¡Escón
dame!
5 2 / C é sa r R e n g if o
T r in o : ¿Sanarm e? (Se mira y mueve la cabeza con
desaliento) Ya no serviré para n a d a ...
(Entra Zoilo. Viste como obrero del petróleo,
overol, botas, camisa. Afuera se oyen gritos y
voces)
Z o il o : (Viendo a Trino) ¡Me suponía que estaba
aquí! ¿Qué hiciste? Te busca la policía. Dicen
que armaste un escandalo en el cabaret y gol
peaste a Cam ila ¿Es cierto? ¿N o te da vergüenza?
El vendaval amarillo / 53
Z o il o : (Ya idos Natividad y Trino, se acerca a Cri
santo y le palmoteo un hombro a tiempo que le
habla) ¡Ah, com padre! ¿C óm o se siente?
C r is a n t o : (Lo mira sin conocerlo y ríe) ¡Ja, ja , j a . ..
el río está crecido, seguro que llueve en sus ca
b eceras... je , je ...! ¡Qué agua tan su cia...!
C a m il a : ¡Trino me perseguía!
Z o il o : E s u n l i s i a d o y tú c o n e s a v i d a q u e lle v a s
m a lo !
54 / C é s a r R e n g ifo
(Entra Natividad, se quita el paño y lo pone so
bre una silla)
N a t iv id a d : Lo dejaron, pues la m adam a del cabaret
lo acusó de querer pegarle a ella tam bién. ¡Qué
m ortificación esa! Ya le avisé a M argarita para
que le lleve una estera y com ida. (Vaadentro)
Z o il o : ¡Pobre Trino!
Z o il o : ¡Se fue!
N a t iv id a d : ¿Sigue?
El vendaval amarillo / 55
Z o il o : Igual han dicho en casi todo el pueblo; por
eso es que no hay que descuidarse.
N a t iv id a d : E s p o r e s o q u e q u ie re n a v e n ta m o s a n o
s o tro s c o m o b a s u ra s , c o m o c á s c a ra s d e n a ra n ja s
a la s c u a le s s e le s h a e x tr a íd o e l j u g o . ..
N a t iv id a d : ¡D a n g a n a s d e r e ír ... y d e llo ra r al m is
m o tie m p o !
Z o il o : ¡ A s í e s !
5 6 / C é sa r R e n g if o
Z o il o : ¡Valemos m enos que el petróleo!
El vendaval amarillo / 57
Z o il o : L o s obreros, por nuestra parte, tam bién ha
rem os a lg o ... ¡Ah! ¡Si estuviésem os unidos!
N a t iv id a d : ¡Y golpes!
5 8 / C é sa r R e n g if o
p elig ro s... Me m archo... Ya lo sabes, nada de
ceder; hay que resistir...
N a t iv id a d : ¡N o te preocupes!
El vendaval amarillo / 59
llevarle esto. (Muestra a Natividad los objetos
que porta)
N a t iv id a d : ¡Que locura la de ese m uchacho! ¿Y
para dónde irá?
6 0 / C é sa r R e n o if o
N a t iv id a d : ( Entrando muy preocupada) N o lo vi
por ninguna parte ¿Q uién sabe por donde co
gería?
El vendaval amarillo / 61
N a t iv id a d : (Al verlo) ¿Q ué te pasa m uchacho? ¿Por
qué te fugaste? ¡Ahora será peor!
(Trino sin contestar, sale rápido)
N a t iv id a d : (Gritando desde la puerta) ¡No seas
loco, Trino! ¡Ten cuidado!
(Cuando Natividad regresa hacia Crisanto, lle
ga el Obrero I con actitud nerviosa)
O brero I: ¿Está Zoilo?
N a t iv id a d : N o. ¿Q ué p asa?
62 / C é sa r R e n g if o
(Cerca, p o r ¡a puerta, pasa gente gritando)
O brero I: (A Zoilo) Te buscaba para avisarte.
N a t iv id a d : ¿Q ué m uchacha?
El vendaval amarillo / 63
coloca junto a la rejilla que separa a la habita to al no ver a Crisanto y advertir el espanto de
ción donde él está del corredor que cae al lago. Natividad se alarma y va hacia el corredor. Allí
En el fondo siguen los resplandores y el fuego se detiene, vuélvase y pregunta a gritos nativi-
más intenso, mientras en la calle aumentan los dad) ¿Y C risanto? ¿D ónde está C risanto?
gritos y el tumulto. Agitado) ¡Ah, está lloviendo N a t iv id a d : (Absorta por su espanto le responde
sobre el río ...! ¡Ja, ja ...! ¡Todo se está poniendo mecánicamente señalándole las aguas encendi
am arillo ...! ¡Es un vendaval lo que c a e ...! ¡Un das del lago) ¡Allá! ¡Allá!
vendaval de oro! ¡Y el rio crece ... crece! ( Vuel
Z o il o : (Espantado también) ¿Q ué d ic e s ...? ¿Q ué
ve la cabeza como buscando a alguien) Raúl,
dices, N ativ id ad ...? ¿C ayó allí? ¿C risanto? ¡Ah!
Raúl, ¿dónde estas? ¡Ven co n m ig o ...! (Rompe
(Zoilo enmudece de la impresión y queda estáti
con el cuerpo la barandilla y avanza p o r el co
co mirando hacia el fondo. Entran presurosos los
rredor) ¡Ven, aprovechem os el vendaval am ari
Obreros I y II. A lo lejos se oyen explosiones)
llo para bañam os de o ro ...! ¡Mira com o está ca
O brero I: ¡La gasolina está explotando!
y en d o ...! ¡Mira! (Camina con rapidez y cae al
lago. Segundos después, entra Natividad, presa O brero II: ¡Y los tanques de petróleo arden!
de angustia y turbación) (Entra la Vecina, llorando)
N a t iv id a d : (Al no ver a Crisanto en su silla se an V e c in a : ¡Natividad, la candela llegó a la isla de tu
gustia más y grita) ¡Crisanto! ¡Crisanto! (Va al escuela! ¡Aquello se está quem ando!
otro cuarto y regresa alarmada) ¡Ay, Virgen Z o il o : (Con inquietud violenta) ¿A la isla? ¡Allá
bendita! ¡Crisanto! ¡C risanto...! ¿D ónde estás? están los niños!
(De pronto fija la vista en la barandilla rota y, N a t iv id a d : (Presta de una crisis de dolor) ¡Crisan
presintiendo lo que ha ocurrido, enmudece, se to! ¡Crisanto! ¡Mi amor!
lleva las manos a las mejillas y retrocede espan
Z o il o : (A los obreros) ¡Corran a la isla! ¡Hay que
tada. Entra Zoilo. En el fondo los resplandores
salvar a los niños!
rojos crecen y en la escena las luces se van de
(Los obreros parten con rapidez)
bilitando, a tiempo que de afuera llegan gritos y
voces de alarma) V e c in a : (A Natividad) ¡A presúrate, N atividad...
ven! (De pronto toma conciencia de que algo
Z o il o : ¡Tienen que salir de aquí pronto! ¡Ya el fue
grave ocurre y grita) ¿Y C risanto? ¡No veo a
go alcanzó los tanques de g aso lin a...! (D epron
64 / C é sa r R e n g if o El vendaval amarillo / 65
Crisanto! (Se acerca a Natividad, quien no la
mira, absorta en el fuego que se extiende en el
lago) ¿D ónde está C risanto?
N a t iv id a d : (Tendiendo los brazos hacia las aguas)
¡Allí está, ardiendo! ¡Ardiendo!
V e c in a : (Perpleja y horrorizada) ¡No puede ser,
Natividad, no!
6 6 / C é sa r R e n g if o
lluvia. (Con ira) Será necesario una gran tem
pestad, con truenos, centellas, ray o s... ¡Y me
gustaría tener fuerzas para hacerla caer ahora
m ism o ...!
T elón.
F in d e l a o b r a
El vendaval amarillo / 67
Este libro se terminó de imprimir
en los Talleres laográficos
Instituto Municipal de Publicaciones
durante el mes febrero de 2015
500 ejemplares
Caracas-Venezuela
Alcaldía
de Caracas
Jorge Rodríguez
Alcalde
F red d y Ñ á ñ e z
Presidente de Fundarte
Consejo Directivo
Gustavo Pereira
Alberto Rodríguez Carucci
Zuleiva Vivas
Nelson Guzmán
Carlos Tovar
Saúl Rivas Rivas
Xavier Sarabia
Gerente de Publicaciones
Kclvin Malavé
Otros títulos
1.-Lo que dejó ¡a tempestad
2.- Oscéneba
3.- I m fiesta de los moribundos
4.- Im esquina de! miedo / L a sonata del alba
5.- Apacuanay Cuaricurián
6.- Un ta l E^equie! Zamora
7.- Los hombres de tos cantos amargos
8.- Esa espiga sembrada en Carabobo
9.- Curayú o E l Vencedor
10. Buenaventura chatarra
11.- Joaquina Sanche^
12.- María Rosario Nava / Manuelote
13.- ¿Porqué canta elpueblo? / Harapos de esta noc/je
14.- Las mariposas de la oscuridtul
15.- E ! vendaval amarillo
E l vendaval amarillo, drama que se desarrolla «en un
lugar del Estado Zulia, durante los años 1938-1939».
H echo real, el incendio accidental de las aguas conta
minadas por petróleo en Lagunillas, le sirve de base
para mostrar el m undo agotado de los campesinos
que deben iniciar un periplo por los cam pos petrole
ros para sobrevivir. La absorción de las tierras por
las compañías petroleras de diferentes nacionalida
des, pero ambiciones comunes; la falsa ilusión de la
riqueza negra y donde gran parte de los habitantes
encuentra la muerte en la tragedia. En esta obra
César Rengifo dibuja con un tratamiento casi
cinematográfico cóm o «la cultura del petróleo»
transformó el esfuerzo y la constancia en el facilis-
mo. La avidez por los bienes materiales, la búsqueda
del estatus a cualquier precio reemplazo la modestia,
la sencillez y la conducta de los habitantes de las
provincias petroleras en esas décadas iniciales.