Persona en El Derecho Civil y Comercial

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LA PERSONA HUMANA EN EL NUEVO DERECHO CIVIL Y

COMERCIAL

Autores: Dra. Karina Gallo / Dr. Maximiliano Sancisi

INTRODUCCION:

El derecho -entre una de sus tantas funciones-, se encuentra destinado


a regular las conductas de los miembros de la sociedad, estableciendo un
orden social a través de pautas indicativas de cuáles serán las conductas
prohibidas y cuáles serán las permitidas. El derecho va a acompañar al hombre
siempre, y va a generar durante distintas etapas de su vida el despliegue de
un abanico de derechos y obligaciones que no necesariamente se extenderá
en forma uniforme a toda la sociedad, sino que respetando por supuesto el
“principio de igualdad”1 podrá hacerlo en forma diferenciada. A partir de allí, si
imaginamos una sociedad organizada, donde el sistema jurídico reconoce
derechos a sus integrantes y a su vez establece el cumplimiento de deberes,
comenzaremos lógicamente a preguntarnos ¿a partir de cuándo puede
considerarse que la persona humana es alcanzada por la norma, ya sea para
el cumplimiento de esos deberes y/o ejercicio de sus derechos?, ¿existe
diferencia entre el concepto jurídico y el biológico de “persona”?, ¿los óvulos
fecundados gozan del status jurídico de “persona humana”?. Avanzaremos en
estas cuestiones a medida que se desarrolle el capítulo.

El concepto de “persona” como sujeto de derecho es y ha sido un


concepto que siempre ha traído grandes discusiones, entre ellas las más
importantes versan sobre el comienzo de su existencia, las características que
deben reunirse para ser considerada tal, y la posibilidad de agruparse con fines
de crear un sujeto de derecho distinto al de las personas que la componen y
que pueda operar como factor de atribución jurídica, entre otras.

1 Receptado por la Constitución Nacional en art. 18, e interpretado por la Corte Suprema de la Nación en
diversos pronunciamientos. –ej. “La CSJN en el leading case "Caille" (Fallos, 153:67) ha dicho que "la
igualdad ante la ley del Art. 16 de la Constitución (...) no es otra cosa que el derecho a que no se
establezcan excepciones o privilegios que excluyan a unos de lo que en iguales condiciones se concede a
otros, de donde se sigue que la verdadera igualdad consiste en aplicar la Ley en casos concurrentes,
según las diferencias constitutivas y, que cualquier otra inteligencia o excepción de este derecho es
contraria a su propia naturaleza o interés social (Fallos, 105:273; 117:229; 132:198; 150:144)".
La persona humana es y ha sido uno los pilares fundamentales de las
ciencias jurídicas y del ordenamiento jurídico durante toda la historia de la
humanidad. No por casualidad el CCYC comienza con el tratamiento de la
“Persona Humana”. Si hacemos el ejercicio de ver el índice del CCYC y
conocemos la metodología que ha utilizado el legislador, nos encontramos que
luego del TÍTULO PRELIMINAR, en el PRIMER LIBRO, dentro de la PARTE
GENERAL, se dedica en el TITULO I, al estudio de la PERSONA HUMANA.
Siempre es importante ver la ubicación y metodología con la que el legislador
trata las instituciones ya que esto nos permitirá interpretar cada una ellas. Tal
como se señaló en el párrafo precedente, la “Persona” ha sido uno de los
pilares fundamentales del derecho, pasando a ser el centro del ordenamiento a
partir de la constitucionalización del derecho privado, y así ha sido receptado
por el legislador en el CCYC. Esta conclusión puede ser afirmada a partir de la
lectura comparada entre el método actual y el que utilizaba Vélez Sarsfield en
el Código Civil de la República Argentina, quien iniciaba su consideración
titulando el libro “DE LAS PERSONAS”, en el que principiaba por el tratamiento
de la persona jurídica para luego detenerse a regular sobre la persona
humana. Si bien éste compartía el criterio de que la persona humana es
anterior a la persona como creación del derecho –o sujeto de derechos- con la
modalidad de tratamiento adoptada no quedaba muy claro este principio e
inducía a confusión la definición que brindaba en sus artículos 30 a 33, pues
algunos concluían en la confusión identificando como sinónimos a los
conceptos de persona y capacidad. Actualmente, con la metodología adoptada
con el CCYC resulta claramente que se ha exaltado la centralidad de la
persona humana para el ordenamiento jurídico 2.

I- CONCEPTUALIZACION DE LA PERSONA HUMANA:

El CCYC apartándose de la técnica legislativa de Vélez Sarsfield no ha


definido a la persona humana, ratificando la teoría de que la persona humana

2 La Convención Americana sobre derechos humanos establece en su art. 3 que “ toda persona tiene
derecho al reconocimiento de su personalidad jurídica”, y a partir de la constitucionalización del
derecho privado, era de esperar que el derecho privado siguiera las pautas sembradas por el derecho de
los Tratados y en general el derecho internacional, que claramente reconoce a la Persona Humana como
el centro del ordenamiento juridico.
es anterior al derecho, y por lo tanto no es ni ha sido una creación del derecho.
En consecuencia el CCYC no conceptualiza a la persona humana, porque no
es posible definirla dado que el derecho no la crea sino que se limita a
reconocer su existencia.

Así ha sido plasmado en los fundamentos del CCYC donde se señala


que “la noción de persona proviene de la naturaleza, es persona todo ser
humano, por el solo hecho de serlo. La persona es un concepto anterior a la
ley; el derecho se hace para la persona que constituye su centro y su fin.”3
Correctamente concluye Tobias4 “no podría investir esta calidad quien no es
ser humano ni tampoco dejar de tener esa condición quien lo es”.5

Es importante destacar que a partir de la constitucionalización del


derecho privado, tanto el ordenamiento jurídico interno como las
interpretaciones doctrinarias y jurisprudenciales deben realizarse conforme a
los Tratados Internacionales de Derechos Humanos en los que la Republica
sea parte. El legislador desde el CCYC ha seguido los lineamientos del Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos cuyo art. 16 proclama: "todo ser
humano tiene derecho en todas partes al reconocimiento de su personalidad
jurídica". En la misma línea de ideas, el art. 1° inc. 2° de la Convención
Americana de Derechos Humanos prescribe que: "para los efectos de esta
Convención persona es todo ser humano" y que toda persona6 "tiene derecho
al reconocimiento de su personalidad jurídica" en su art. 3. El art. 6 de la
Declaración Universal de Derechos Humanos reza que "Todo ser humano tiene
derecho, en todas partes, al reconocimiento de su personalidad jurídica". Así,

3 Fundamentos del Proyecto de Código Civil y Comercial del año 1998, al analizar que la definición de la
persona a partir de su capacidad de derecho confunde al sujeto con uno de sus atributos
4 En “La persona humana en el Proyecto” Tobías, José W. Publicado en: LA LEY 25/06/2012, 25/06/2012,

1 - LA LEY2012-D, 743 - DFyP 2012 (julio), 01/07/2012, 261 Cita Online: AR/DOC/2764/2012
5 La definición de persona surgía expresamente del Código Civil de Velez Sarsfield de la concordancia de

los art. 30, 31 y 31.


Art. 30 del CC: “Son personas todos los entes susceptibles de adquirir derechos, o contraer
obligaciones. Y luego completaba la definición En esta concepción superadora del legislador en el CCYC
no queda duda que no se es persona por el hecho de gozar de capacidad de derechos.
Art. 31 del CC: Las personas son de una existencia ideal o de una existencia visible. Pueden adquirir los
derechos, o contraer las obligaciones que este código regla en los casos, por el modo y en la forma que
él determina. Su capacidad o incapacidad nace de esa facultad que en los casos dados, les conceden o
niegan las leyes.
Art. 33. Todos los entes susceptibles de adquirir derechos, o contraer obligaciones, que no son personas
de existencia visible, son personas de existencia ideal, o personas jurídicas.
6 Léase “ser humano”
respetando los lineamientos expuestos nuestro legislador no ha definido a la
persona humana, pues se es persona por el solo hecho ser humano, solo ha
indicado en el artículo 19 del CCYC cuando comienza su existencia, quedando
así claro que para el CCYC “la persona humana es anterior a la capacidad”, es
necesario la existencia de la persona humana para que luego el ordenamiento
le reconozca esa personalidad jurídica que le permite ser titular de derechos y
deberes. Estos son dos conceptos que si bien tienen una íntima e inescindible
vinculación7 no pueden ser utilizados como sinónimos pues llevaría a la
confusión del sujeto con uno de sus atributos como lo es la capacidad. Es
claro, uno opera como “prius”8 y otro como “posterius”9.

II- CLASIFICACION:

Si bien en este capítulo nos dedicaremos al tratamiento de la persona


humana, no podemos sin embargo continuar con este tema sin previamente
hacer una clasificación primaria.

El ordenamiento reconoce en cabeza de la persona humana derechos y


obligaciones, actuando la misma como centro de imputación. A esto referimos
cuando el derecho otorga personalidad jurídica a la persona humana. Pero no
podemos limitar este reconocimiento de personalidad jurídica a la persona
humana, pues también ha de alcanzar a las personas jurídicas10, que se
constituyen a partir de la agrupación de más de una persona con un objetivo
común, y que persiguen la actuación diferenciada de las personas que la
componen.11

7 PERLINGIERI, P. "La personalitá umana nel'ordenamento giuridico", p. 137, -citada por Tobías en En “La
persona humana en el Proyecto” Tobías, José W.-
8 La persona humana.
9 La capacidad, esa aptitud de adquirir derechos y contraer obligaciones.
10 El CCYC en su artículo 141 define a la persona jurídica en los siguientes términos: “Son personas

jurídicas todos los entes a los cuales el ordenamiento jurídico les confiere aptitud para adquirir derechos
y contraer obligaciones para el cumplimiento de su objeto y los fines de su creación”.
11 El art. 143 del CCYC al tratar la personalidad diferenciada de la persona jurídica y las personas que la

componen reza que esta tiene una personalidad distinta de la de sus miembros.
DERECHOS OBLIGACIONES

PERSONA HUMANA

DERECHOS OBLIGACIONES

PERSONA JURIDICA

III- COMIENZO DE LA EXISTENCIA DE LA PERSONA HUMANA

Con relación a la existencia de la persona humana nos encontramos


ante el cuestionamiento que ha preocupado a la doctrina y jurisprudencia en
cuanto a cuando comienza su existencia. El CCYC en su artículo 19 indica que
“la existencia de la persona humana comienza desde la concepción”12.
Pareciera que la respuesta es sencilla pues marca su el comienzo de su “desde
la concepción”, es decir que aún antes de nacer se es PERSONA. Pero la
respuesta no es tan sencilla como parece, pues si bien establece como hito
temporal la concepción, existen interpretaciones que otorgan a este concepto

12Vélez Sarsfield ya sentaba las reglas en sus art. 63 y 70 del Código Civil, donde la existencia de la
persona humana comenzaba desde la concepción, gozando de personalidad jurídica desde la
concepción.
Art. 63 CC: Son personas por nacer las que no habiendo nacido están concebidas en el seno materno.
Art. 70 CC: Desde la concepción en el seno materno comienza la existencia de la persona y antes del
nacimiento puede adquirir derechos y obligaciones.
distintos alcances, algunos recurren a conceptos médicos, biológicos,
morales, religiosos y éticos, entre otros.

Al no nacido hemos de referirnos como el “NASCITURUS” ó “PERSONA


POR NACER”, reconociéndole “personalidad jurídica” tanto el derecho
nacional como internacional.

Vélez Sarsfield reconocía a la persona por nacer la aptitud de adquirir


derechos y contraer obligaciones13, y esto ha sido receptado por el legislador
en el CCYC, pero sin embargo debemos remarcar que en la redacción del
CCYC no se hace expresa referencia a la concepción en el “seno materno” 14,
sino que simplemente refiere a la concepción en forma pura y simple, sin
aclarar si necesariamente ha de ser en el seno materno.

Es lógico que Vélez hiciese esta aclaración porque a la época de la


sanción del Código Civil no podía representarse los avances de la medicina y
las formas de fertilización in-vitro.

Lo cierto es que la normativa internacional mayormente ha receptado la


personalidad jurídica de la persona humana desde la “concepción” sin ninguna
aclaración sobre el alcance de la terminología.

El Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (de rango


constitucional, art. 75, inc. 22), en su art. 16 proclama: "todo ser humano tiene
derecho en todas partes al reconocimiento de su personalidad jurídica". El
Preámbulo —de relevancia como elemento de interpretación de las
disposiciones del Pacto— declara a su vez la dignidad de "todos los miembros
de la familia humana", de la cual derivan derechos iguales e inalienables.

En la misma línea de ideas, el art. 1° inc. 2° de la Convención Americana


de Derechos Humanos—también de rango constitucional (art. 75, inc. 22 CN)—
establece que: "para los efectos de esta Convención persona es todo ser
humano" (art. 1°, inc. 2°) y que toda persona (es decir todo ser humano) "tiene
derecho al reconocimiento de su personalidad jurídica" (art. 3).

La Declaración Universal de Derechos Humanos en su art. 6 – también


alcanzada por el art. 75, inc. 22 CN- prescribe que: "Todo ser humano tiene
derecho, en todas partes, al reconocimiento de su personalidad jurídica” y en
el art. 4.1 de la Convención cuando expresa que el derecho a la vida estará
protegido por la ley "y, en general, a partir del momento de la concepción".

La Convención de Derechos del Niño —de rango constitucional (art. 75,


inc. 22 CN)— en la oportunidad de su ratificación la Rca. Argentina hizo una
reserva , tal como surge del art. 2°, Ley 23.849, que dice: "Con relación al art.

13 Ver nota anterior.


14 Ver transcripción del art. 70 en nota al pie nro. 11.
1° de la Convención sobre los Derechos del Niño, la República Argentina
declara que el mismo debe interpretarse en el sentido que se entiende por niño
todo ser humano desde el momento de su concepción y hasta los 18 años".
Para los efectos de esta convención se entiende por niño todo ser humano
menor de 18 años de edad, salvo que en virtud de la ley que le sea aplicable
haya alcanzado antes la mayoría de edad, complementándose con el
Preámbulo que señala que el niño por su falta de madurez física y mental
necesita, necesita protección y cuidados especiales, incluido la debida
protección legal, tanto antes como después de su nacimiento.” Observemos
que es relevante la declaración que hace argentina en relación al concepto de
niño desde la concepción y hasta los 18 años.

En todos los instrumentos mencionados, se hace referencia a la


personalidad jurídica de la persona humana, aún antes de nacer, pero no
marca expresamente una distinción expresa entre la “concepción dentro o fuera
del seno materno” a través de TRA –técnicas de reproducción asistida-.

A) LA CONCEPCION Y LA PROBLEMÁTICA DEL EMBRION NO


IMPLANTADO.

Como ya hemos adelantado el art. 19 del CCYC no brinda elementos


que nos permitan interpretar cuando acontece la concepción. Es importante
determinar este momento, pues el legislador ha optado por otorgar
personalidad jurídica a la persona desde “la concepción”.

La problemática radica en la distinción que debe hacerse a partir de la


posibilidad de que la unión del ovulo y el espermatozoide puede acontecer
tanto dentro como fuera del seno materno.

Las modernas técnicas de reproducción humana desarrollan diversos


métodos de fecundación in-vitro, así a partir de ellas, y de la posibilidad de
fecundación extra-corpórea –es decir, fuera del seno materno- se ha generado
una de las discusiones sociales, religiosas y jurídicas más conflictivas en torno
al estatus jurídico del embrión no implantado. Es claro que para el supuesto
de concepción en el seno materno la vida humana comienza sin dubitación
desde la “concepción”, entendiéndose por concepción la unión del ovulo con el
espermatozoide, independizándose de la probabilidad de vida como del
estadio de formación del feto. Este artículo resulta idéntico al art. 15 del
Proyecto de Código Unificado del año 1998, donde en sus fundamentos se
aclaraba que se quitaba la palabra “seno materno” para que queden
comprendidas las concepciones extrauterinas. Sin embargo no es tan clara la
lectura que ha se darse al citado art.19 del CCYC, pues en si bien su redacción
originaria podía despejar toda duda en tanto establecía que “La existencia de
la persona humana comienza con la concepción en la mujer o con la
implantación del embrión en ella en los casos de técnicas de
reproducción humana asistida”; luego de que se le extrajera de su contenido
lo que se ha señalado en negrita, quedó redactado en definitiva como: “La
existencia de la persona humana comienza con la concepción”. En
consecuencia estamos obligados a preguntarnos ¿Qué pasó? ¿Debemos
darle relevancia a dicha modificación en la norma que originariamente
establecía claramente que para la fertilización extra-uterina la existencia de la
persona comienza desde la implantación del ovulo fecundado? ¿Debemos
considerar cosas a los óvulos fecundados no implantados? ¿Qué estatus
jurídico les corresponderá?

Esta es la cuestión de debate y sobre la que difícilmente se pueda llegar en


forma pacífica a una solución, debido a cuestiones morales, religiosas, ética,
científicas, y jurídicas entre otras, que surcan la respuesta.

Si aceptamos que el embrión no implantado no es persona y ante la


inexistencia de una norma que regule el estatus de los embriones no
implantados como su manipulación, destrucción y titularidad, se podría
disponer libremente de los mismos tanto en relación a su destrucción o a su
posible utilización en otras personas distintas a los donantes. Podríamos
preguntarnos ¿qué responsabilidad le corresponde al médico por una
manipulación inadecuada de los embriones? ¿Quiénes tienen la disponibilidad
de los embriones?, y así seguir con muchos más cuestionamientos, dado que
al no encontrar una respuesta cierta, clara, concreta y valiente en el
ordenamiento jurídico y que una norma regule en extenso los derechos del
embrión no implantado, vamos a seguir en la misma encrucijada, y serán
nuestros jueces quienes decidan siguiendo la jurisprudencia sentada por la
Corte Interamericana de Derechos Humanos como los tratados internaciones
en el mejor de los casos.

Volviendo a la cuestión del momento en que comienza la existencia de la


persona humana, debemos agregar a lo que se ha indicado previamente que
el art. 19 del CCYC debe coordinarse con el art. 21 del CCYC, quien ha
quedado en su redacción algo desacompasado, pues en este último, el
legislador SI se detiene en distinciones y señala que: “Los derechos y
obligaciones del “concebido” o “implantado en la mujer” quedan
irrevocablemente adquiridos si nace con vida”.

No podemos pasar de largo esta distinción, sin hacer dos aclaraciones que
nos pueden llevar ayudar a arribar a un acercamiento a la definición y alcance
del concepto concepción.

En primer lugar, podemos suponer que ha sido un olvido del legislador y que al
modificar el art. 19 en su redacción original del Proyecto de Código Civil y
Comercial Unificado del año 2012, por un olvido no modifico el art. 21, y sólo
borró esta distinción en el art. 19, debido a las diversas discrepancias e
impugnaciones que en torno a su redacción original había recibido; ó, como
otra alternativa podríamos suponer que con esta aclaración que hace el art. 21
del CCYC, ya se superaba cualquier discusión y la respuesta a todas nuestras
preguntas sobre el alcance de la “concepción” surgiría de la armonización de
ambos artículos.

A nuestro criterio si bien la primer respuesta perecería ser la más acertada,


lamentablemente, y a la luz de la doctrina nacional como internacional,
debiéramos encontrar la respuesta en la armonización del art. 19 del CCYC y el
art. 21 del CCYC, aún cuando esto me parece poco serio, debido a que ante
una cuestión de tanta trascendencia no pueden darse respuestas “vedadas”
que queden a interpretación del lector. ¿No hubiera sido más “sano” confrontar
al sistema y legislar claramente, para así evitar respuestas especulativas? SI,
así debiera haber sido, a cuestiones confusas respuestas claras. Pero, ante
tanta oscuridad legislativa, y ante el estado actual de la legislación, parece que
el “embrión fecundado no implantado o crio-conservado” ha quedado
desprotegido, pues el art. 21 del CCYC claramente distingue entre el concebido
o implantado en el seno materno.

A la luz de las ideas que hemos ido esbozando,

Para interpretar el art. 19 del CCYC,


te sugerimos la lectura de:
a) Los fundamentos del CCYC, que al
referir a la PERSONA HUMANA y el
comienzo de su existencia el
legislador consigna expresamente
que “la norma relativa al comienzo
de la persona” tiene en
consideración el estado actual de

SABIAS QUE …? las técnicas de reproducción


humana asistida, conforme el cual,
no existe posibilidad de desarrollo
de un embrión fuera del seno
materno,
b) El art. 21 del CCYC,
c) La ley 26.994 de aprobación del
CCyC de la Nación,
d) El art. 75 inc. 12 de la
Constitución Nacional, y
e) La doctrina del fallo “Artavia
Murrillo vs. Costa Rica” y la
Convención Americana de Derechos
Humanos
B) LA CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS- EL FALLO
“ARTAVIA MURILLO” Y SU IMPORTANCIA EN EL ESTADO ACTUAL DE
LA LEGISLACIÓN

A partir de la modificación introducida a la Constitución Nacional en su


art. 75 inc. 22, que trae aparejada la constitucionalización del derecho privado a
partir de la incorporación al derecho interno del bloque de tratados
internacionales sobre derechos humanos suscriptos por la República Argentina
y de la expresa mención que hace el Código Civil y Comercial en art. 1, al
referir entre las fuentes a todos los tratados de derechos humanos en que la
Republica sea parte, se hace obligatorio hacer una análisis comprensivo de la
jurisprudencia de la Corte Interamericana de Justicia (CIDH), pues según se
verá a continuación la misma puede resultar obligatoria para nuestros
tribunales al momento de dictar sentencia, y ante el sometimiento de la
cuestión ante nuestros tribunales o ante una eventual decisión divergente de
nuestros tribunales con la decisión de la CIDH ya podremos aventurarnos a
responder cuál será su interpretación de la Convención o Tratado sobre
derechos humanos si se requiere su valoración y análisis de la norma.

El fallo citado resulta de singular importancia pues fija cual es el criterio y


postura ideológica de la CIDH sobre cuál será el “estatus jurídico del embrión
no implantado”, aun cuando la composición de la CIDH ha cambiado desde
28 de Noviembre de 201215 al 2016, y seguirá variando conforme lo prevé el
art. 5 de su reglamento.

Para avanzar, debiéramos evaluar en primer lugar ¿cuándo interviene la


CIDH? y ¿si todas las decisiones de esta son vinculantes para Argentina sea o
no parte en la causa?

En principio, podemos señalar que la CIDH es un es un órgano judicial


de la Organización de los Estados Americanos (OEA) cuya función, en otras,
es aplicar e interpretar la Convención Americana sobre Derechos Humanos y
otros tratados de derechos humanos a los cuales se somete el llamado sistema
interamericano de protección de derechos humanos.

Es interesante evaluar qué alcances tienen las resoluciones dictadas por


la CIDH. La Convención Americana de Derechos Humanos16 en su art. 68
acápite 1 establece que “Los Estados Partes en la Convención se
comprometen a cumplir la decisión de la Corte en todo caso en que sean
partes”. Del texto transcripto surge claramente que la resolución es oponible al

15 Fecha de resolución de “Artavia Murillo c/ Estado de Costa Rica”


16 Ó Pacto de San José de Costa Rica.
estado parte17 en el conflicto que llega a la Corte, siendo su resolución
definitiva e inapelable. Sin embargo, la cuestión de la oponibilidad es
conflictiva, pues la misma CIDH en reiterados pronunciamientos ha establecido
la obligatoriedad de sus decisorios para los estados parte en la Convención 18,
aun cuando no hayan intervenido en un conflicto o expediente concreto ante el
Tribunal. 19

El caso “Artavia Murillo c/ Estado de Costa Rica”, fue resuelto por la


CIDH, en el año 2012, y si bien no llega expresamente como un planteo
directo sobre el comienzo de la existencia de la persona, termina adentrándose
inevitablemente en la cuestión atento a que el tema principal sometido era
prohibición de tratamiento FIV –fertilización in-vitro. Los hechos comienzan
cuando el Estado de Costa Rica por Decreto Ejecutivo, emitido por el
Ministerio de Salud, autorizaba y regulaba la práctica de la Fecundación In Vitro
(“FIV”), en este se definía las técnicas de reproducción asistida como “todas
aquellas técnicas artificiales en las que la unión del óvulo y el espermatozoide
se logra mediante una forma de manipulación directa de las células germinales
a nivel de laboratorio”. Este decreto fue aplicado durante el lapso de 5 años,
hasta que fue declarado inconstitucional por la Sala Constitucional de la Corte
Suprema, la que en su sentencia resolvió que la FIV “atentan claramente contra
la vida y la dignidad del ser humano”, indicando que “en cuanto ha sido
concebida, una persona es una persona y estamos ante un ser vivo, con
derecho a ser protegido por el ordenamiento jurídico.” Luego, la Asamblea
legislativa del Estado de Costa Rica, en el año 2010 presenta un proyecto de
ley que buscaba regular la FIV, pero el mismo no fue aprobado. El caso
contra el Estado de Costa Rica, se sustenta que la mencionada prohibición
generalizada de TRA –tratamientos de reproducción asistida- es una injerencia
arbitraria a derechos tales como el derecho a la vida privada y familiar, o el
derecho a formar una familia. A efectos de decidir la cuestión planteada, la

17Esto quiere decir que sus decisiones no son oponibles erga omnes, sino solo a las partes.
18 Esto lo ha dispuesto la CIDH a través de reiterados fallos, prescindiendo de todo respaldo normativo,
pues ni la Convención ni su propio estatuto lo autoriza.
19 Entre varias de sus resoluciones en este sentido podemos citar el caso “Gelman vs. Uruguay s/

supervisión de cumplimiento de sentencia”, CIDH, 20/03/13 que indica que “todas las autoridades
estatales estén en la obligación de ejercer de oficio un control de convencionalidad entre las normas
internas y la Convención Americana. En esta tarea deberán tener en cuenta no solamente el tratado,
sino también la interpretación que del mismo ha hecho la corte Interamericana, interprete última de la
Convención.” En consecuencia, debemos concluir que si esto es así, los estados que no respeten sus
decisiones aun no siendo parte del conflicto son responsables por violación del art. 4 de la Convención.
La Corte Suprema de Justicia de la Nación ha receptado este criterio mantenido por la CIDH en los autos
“Mazzeo Julio y otros” del 13/07/2007, y en autos “Videla Jorge y Massera Emilio” del 31/08/2010.- Sin
embargo, parece haber un retroceso en la doctrina de la CSJN con relación a esto a la luz de lo resuelto
en el caso “Fontevecchia y D´Amico”, donde la CIDH ordena al Estado Argentino dejar sin efecto una
condena civil y se le responde por la CSJN sorpresivamente que el tribunal doméstico está habilitado
para definir cuándo el Tribunal Internacional ha obrado en el marco de sus potestades remediales y
cuándo no, lo que equivale a decir “veré si quiero cumplir”, lo cual obviamente dio lugar a un
apercibimiento en la audiencia posterior de cumplimiento para el Estado Argentino.
CIDH evalúa si el art. 4 apartado 1) 20 de la Convención Americana de
derechos humanos que consagra el derecho a la vida desde la concepción, se
veía vulnerado a partir de las técnicas de reproducción asistida. En
consecuencia, debió dilucidarse el alcance que se le otorga al término
“concepción” y cual será es estatus
del embrión fecundado pero no
implantado.
En el caso en estudio se acreditó
que en las fecundaciones FIV se
produce una mortalidad de un 90%,
en tanto en las fecundaciones
naturales alcanza un 30%

SABIAS QUE …?

La CIDH analiza en la causa mencionada que, “en el contexto científico


actual se destacan dos lecturas diferentes del término “concepción”. Una
corriente entiende “concepción” como el momento de encuentro, o de
fecundación, del óvulo por el espermatozoide. De la fecundación se genera la
creación de una nueva célula: el cigoto. Cierta prueba científica considera al
cigoto como un organismo humano que alberga las instrucciones necesarias
para el desarrollo del embrión. En tanto otra corriente entiende a la
“concepción” como el momento de implantación del óvulo fecundado en el
útero. Lo anterior, debido a que la implantación del óvulo fecundado en el útero
materno faculta la conexión de la nueva célula, el cigoto, con el sistema
circulatorio materno que le permite acceder a todas las hormonas y otros
elementos necesarios para el desarrollo del embrión.”

Luego, entre otras de sus consideraciones señala que “cuando se firmó


la Convención Americana en 1969, y actualmente, la Real Academia de la
Lengua Española definía “concepción” como “acción y efecto de concebir”,
“concebir” como “quedar preñada la hembra” y “fecundar” como “unirse el
elemento reproductor masculino al femenino para dar origen a un nuevo ser”.
En este sentido la CIDH ha observado que en la actualidad la Real Academia
de la Lengua Española mantiene casi de forma idéntica la definición de las
palabras mencionadas anteriormente. Luego resaltó que, la prueba científica

20Convención Americana de derechos humanos, artículo 4. 1 “Toda persona tiene derecho a que se
respete su vida. Este derecho estará protegido por la ley y, en general, a partir del momento de la
concepción. Nadie puede ser privado de la vida arbitrariamente.”
concuerda en diferenciar dos momentos complementarios y esenciales en el
desarrollo embrionario: la fecundación y la implantación, y señala que “sólo al
cumplirse el segundo momento se cierra el ciclo que permite entender que
existe la concepción”; y teniendo en cuenta la prueba científica presentada por
las partes constata que, si bien al ser fecundado el óvulo se da paso a una
célula diferente y con la información genética suficiente para el posible
desarrollo de un “ser humano”, lo cierto es que si dicho embrión no se implanta
en el cuerpo de la mujer sus posibilidades de desarrollo son nulas. Si un
embrión nunca lograra implantarse en el útero, no podría desarrollarse pues no
recibiría los nutrientes necesarios, ni estaría en un ambiente adecuado para su
desarrollo.” En consecuencia, luego de un exhaustivo análisis de la cuestión
debatida concluye que antes de la implantación del embrión no procede
aplicar el art. 4 de la Convención Americana de Derechos Humanos. En
otras palabras, antes de su implantación en el útero el embrión no es
persona humana, no goza del derecho a la vida receptado en el art. 4 de la
Convención; recién habrá concepción desde su implantación en la mujer
pues antes de ello el embrión no tiene posibilidad de supervivencia.

C) CONCLUSIONES ACERCA DEL ESTATUS JURIDICO DEL EMBRION.

Luego de la lectura de la normativa nacional e internacional y del criterio


sentado por la CIDH en el caso “Artavia Murillo c/ Estado de Costa Rica” y su
interpretación se pueden arribar a dos conclusiones en relación al estatus
jurídico del embrión en nuestro derecho:

1) RECONOCIMIENTO DE ESTATUS JURIDICO AL EMBRION:

“El embrión –sin distinción alguna- siempre es persona”. Esta


afirmación se sustenta en el art. 19 del CCYC que “establece que comienza la
vida desde la concepción” se rechaza la distinción que hace el art. 21 del
CCYC, por considerarla un error de pluma del legislador que modificó el art. 19
del CCYC y olvido modificar el 21 del CCYC. Asimismo, se remiten a la ley
26994 que en su art. 9 segunda indica que “la protección del embrión no
implantado será objeto de una ley especial”, con lo que se está dejando la
cuestión para una norma especial que regule la cuestión teniendo como pauta
básica a respetar que el “embrión es persona humana”

Esta postura de la doctrina, por supuesto rechaza el criterio de la CSJN


que considera que los fallos de la CIDH son oponibles a todos los estados
signatarios de la Convención, y rechaza el criterio adoptado por la CIDH en
sus decisiones acerca de la obligatoriedad y oponibilidad de sus decisiones con
carácter “erga omnes”.
Señala además, y no equivocadamente, que fácticamente las realidades
de ambos países son distintas, pues en Argentina la FIV se encuentra regulada
legalmente21, por lo que se encuentra garantizado el derecho a reproducirse.

Indica, asimismo, que debe prestarse singular atención a la reserva que


hizo Argentina al firmar la Convención sobre los derechos del niño.

2) DESCONOCIMIENTO DEL ESTATUS JURIDICO AL EMBRION NO


IMPLANTADO EN EL SENO MATERNO:

Para esta doctrina es importante la distinción entre el embrión


implantado y el no implantado en el seno materno. “Pues no todo
embrión será considerado persona humana”. Consideran que esta
distinción surge claramente de la lectura y coordinación de los art. 19 del
CCYC con el art. 21 del CCYC, y que la distinción entre “el concebido o
implantado en la mujer” que hace el art. 21 del CCYC no está por casualidad u
olvido, sino que reproduce la distinción que hacía el proyecto de Unificación del
año 1998, que establecía que la existencia de la persona humana comenzaba
con la concepción en la mujer o con la implantación del embrión en ella para
los casos de reproducción humana asistida.

Además, se recepta la doctrina de la obligatoriedad de las decisiones de


la CIDH para todos los estados que suscribieron la Convención Americana de
Derechos Humanos, lo que es sostenido por la CSJN como por la CIDH en
reiteradas oportunidades.

IV) EL NASCITURUS Y SU POSIBLE APTITUD DE SER SUJETO DE


DERECHO

Con el desarrollo llevado adelante en los puntos precedentes, ya


podemos abocarnos al contenido del art. 21 del CCyC, que señala los
lineamientos sobre los cuales se ha de desarrollar la personalidad jurídica de la
persona por nacer.

En citado artículo predica que “los derechos y obligaciones del


concebido o implantado en la mujer quedan irrevocablemente adquiridos si
naciese con vida. Si no nace con vida se considera que la persona nunca
existió. El nacimiento con vida se presume”.

21Aunque de modo deficiente, pues no se prevé que tratamiento se le va a dar a los embriones no
implantados, ni cuánto será el plazo máximo de crio- conservación, ni quien es titular de los derechos
sobre el embrión no implantado, ni cuál será el destino de los embriones crio-conservados no
implantados, entre otras cuestiones que hoy son objeto del acuerdo de las partes del contrato.
A partir del mismo podemos avanzar con el siguiente gráfico que te
brindará un listado de los conceptos que debería conocer para entender la
personalidad jurídica del nasciturus:

PERSONA POR NACER

El CCYC en el artículo citado mantiene el criterio de Vélez que


consideraba que la persona por nacer existía desde la concepción, y agrega
la distinción entre “concepción natural o asistida” cuando refiere al concebido
o implantado en el seno materno. Este reconocimiento de su existencia puede
verse modificado si acontece el hecho futuro e incierto del nacimiento sin
vida.

Varios conceptos aparecen en la norma, que nos obligan a tener una


respuesta a las siguientes preguntas; ¿Qué es una condición? ¿Qué diferencia
existe entre una condición resolutoria o suspensiva? ¿Por qué decimos que es
Vélez se ha inclinado por considerar que la personalidad de la persona por
nacer está sujeta a una condición resolutoria?

La condición es el acontecimiento futuro e incierto al que está


supeditada la adquisición o pérdida de un derecho. Se dice que es un hecho
futuro porque no puede referir a un hecho ya cumplido –pasado-- o que se
esté cumpliendo –presente-, sino que refiere al futuro.

Se dice que es incierto porque no hay certeza de que el hecho se


cumpla, puede o no suceder, pero el mismo debe ser de cumplimiento posible
porque si es un hecho imposible o prohibido no puede ser objeto de una
condición. Un ejemplo del primer caso sería vrg. “mi casa será tuya el día que
me bajes una estrella del cielo” y para el segundo supuesto “mi casa será tuya
el día que mates a tu esposa”. Una condición válida sería mi casa será tuya el
día que te recibas de abogado.

Las condiciones pueden clasificarse de la siguiente manera22:

Este acontecimiento futuro e incierto, va a operar como una condición


resolutoria cuando se produzca la pérdida del derecho. Ejemplo: La
persona por nacer puede adquirir derechos y contraer obligaciones, pero si
naciese sin vida, se considera como si nunca hubiese existido, por lo que se
produce la perdida de los derechos que había adquirido.

Ahora, si por el contrario, si al cumplirse la condición se produce la


adquisición de los derechos, estamos ante una condición suspensiva.
Ejemplo: Se le reconoce existencia a la persona por nacer, a partir de su
nacimiento con vida, momento a partir del cual al cumplirse la condición nacer
con vida, adquiere los derechos. Este último supuesto no es el receptado por
nuestra legislación sino que adhiere al supuesto de condición resolutoria. 23

Como ya hemos señalado el CCYC mantiene el criterio de Vélez en


relación a que el reconocimiento de la personalidad de la persona por nacer

22 La presente no implica una clasificación completa de las condiciones, lo que queda reservado para
otro capitulo.
23 Existen miles de ejemplos, los que podemos dar sin vincularlos necesariamente a la existencia de la

persona por nacer. Vrg. de condición suspensiva “te dono todos mis bienes el día que te recibas de
médico” y Vrg. de condición resolutoria “Los bienes que te doné volverán a mi propiedad el día que te
recibas de médico”. En estos ejemplos se puede apreciar sencilla pero claramente la diferencia entre
ambas condiciones.
está sujeta a condición resolutoria, pero lamentablemente, también es objeto
de las mismas críticas que se le hacían a Vélez Sarsfield, pues la redacción es
confusa y ha llevado a parte de la doctrina a confusión sobre qué tipo de
condición es y cuál es el hecho que opera como condición, llegándose a
afirmar erróneamente que “la personalidad del nasciturus está sujeta a
condición suspensiva y que opera como tal el nacimiento con vida”, arribando a
esta conclusión con la lectura de norma cuando señala que “quedan
irrevocablemente adquiridos los derechos con el nacimiento con vida.”

Ratificando conceptos: “La personalidad del “nasciturus” está


sometida a la condición resolutorio del nacimiento sin vida.” Si nace
muerto se extinguen retroactivamente todos los derechos que pudo haber
adquirido, se considera que nunca existió. En tanto, si nace con vida conservan
sus derechos y quedan irrevocablemente adquiridos, perfeccionándose la
personalidad que ya tenía.

La persona por nacer puede ser titular de derechos y obligaciones, y


atento a no poder ejercer por si sus derechos, lo harán a través de sus padres
que son sus representantes legales conforme lo estable el art. 101 inc. 1) del
CCYC.24

Bajo el régimen del CCYC no se distingue que derechos y obligaciones


pueden corresponderse a la persona por nacer, esto es debido al
jurisprudencia que se fue gestando durante la vigencia del Código Civil de
Vélez Sarsfield que en principio limitaba la capacidad de la persona por nacer a
ser titular de bienes que la este recibiese por herencia, legado y donación. Esto
último dio origen a críticas realizadas por la doctrina que perseguía la
ampliación del catálogo de derecho de la persona por nacer, produciéndose
paulatinamente una ampliación por vía jurisprudencial, que reconoció que la
persona por nacer era titular de obligaciones que inevitablemente derivaban
del derecho del cual se la hacía titular por herencia, donación o legado –ej.
Obligación de pagar impuestos, derecho a usufructuar el bien objeto de legado,
donación o herencia (locarlo, constituir plazo fijo), realizar gastos de
conservación de los mismos con el dinero habido por el usufructo, disponer de
la cosecha de un campo. Luego se admitió que los derechos no eran solo de

24 Para el derecho romano, y a partir de la interpretación de Savigny, los no nacidos pero concebidos en
el seno materno no eran personas, pues era considerado parte de las vísceras de su madre, y en dicha
condición no podía ser considerado como hombre. Esto fue receptado por jurisconsultos y varias
legislaciones que consideraban que la personalidad del nasciturus estaba sujeta a una condición
suspensiva, es decir se le reconocía existencia y derechos una vez producido el nacimiento con vida,
hecho que operaba como condición, “suspensiva” para esta doctrina, era el “nacimiento con vida.”.-
Esta condición a la que estaba condicionada la adquisición de la personalidad no fue bien vista por
Freitas, quien a su vez inspiró a Vélez Sarsfield, que consideraban que si la persona por nacer podía
adquirir derechos –condicionados al nacimiento con vida – no podía negársele en consecuencia a la
persona por nacer su personalidad jurídica, pues es innegable que son personas, no son personas
futuras, son personas que por su condición biológica requieren de la actuación de su representante
legal.
carácter patrimonial y vinculados a los derechos derivados de los bienes
recibidos por donación, herencia o legado, y se le amplió la capacidad para
reclamar alimentos, reclamar daños y perjuicios por ilícitos contenido contra él
o sus padres, etc), Derecho a la vida, derecho a la salud, derecho a la
integridad física, crecimiento y desarrollo adecuado, derecho a la dignidad-.

La Dra. Ana Silvia Fernández, en su publicación titulada “La tutela


jurídica de la persona por nacer y la responsabilidad de la madre por los
daños prenatales
derivados del consumo de alcohol”25 analiza en particular la protección de los
derechos menor en forma preventiva, ante una situación de riesgo cierta
provocada por los maltratos que recibía la madre durante el embarazo y el
alcoholismo de esta, analiza la cuestión de la protección preventiva del daño
del nasciturus, y refiere entre otros a la resolución del Tribunal Colegiado nro. 5
de Rosario, donde en autos “A.J.M. y otro c. P.G.” 26, se resuelve la tutela
preventiva efectiva del nasciturus, en virtud de la situación de peligro cierto de
daño en la que se encontraba el concebido, el tribunal avanzó sobre el derecho
de intimidad y la privacidad de la mujer resolviendo en contra de la voluntad
de continuar la convivencia de ambos progenitores que expresamente esta
manifestó, haciendo prevalecer el derecho a la vida y a la salud de la persona
por nacer y ordenando el cese de la convivencia como protección preventiva
del daño. En el citado expediente la Defensora General enfatiza que “la
persona por nacer es titular de derechos que forman parte del derecho de
menores que abarca todo el espectro de las regulaciones jurídicas vinculadas
con el menor y aún también las relativas a la persona por nacer ya que tiene
por objeto su protección, tutela y resguardo integral, lo que va desde su
concepción, continúa con el nacimiento y sigue hasta que alcanza la mayoría
de edad. Así está previsto por código civil y por la ley 23.849 que aprueba la
Convención de los Derechos del Niño con rango constitucional”. El tribunal
señala que “señala que se trata de un incapaz absoluto el que, en virtud de lo
normado por el art. 59 del código civil es representado por el Ministerio de
Menores – representación que completa la necesaria de los padres – el cual se
encuentra en peligro como consecuencia de estar inmerso dentro de un grupo
familiar desestabilizado lo que perjudica su desarrollo y lo coloca en una
situación de peligro incluso de su propia existencia al ser la madre grávida
objeto de agresiones físicas y violencia sicológica que repercuten directamente
en la evolución del nasciturus, el cual, indudablemente resulta ser sujeto
receptor de las mismas. Por lo tanto, resultando la existencia de una situación
dañosa originada por la relación de los progenitores que perjudica la evolución

25Publicación digital en: http://www.revistapersona.com.ar/Persona43


26 Publicado en La Ley Litoral 2003 (abril)
de la persona por nacer y que podría ocasionarle daños irreversibles e incluso
comprometer su propia existencia, impidiendo que culmine el proceso natural
con el nacimiento o alterando su natural y conveniente desarrollo, entiendo que
resulta aconsejable, como recaudo de protección, disponer la cesación de la
convivencia de los sujetos activos de la situación violenta.” En resumen, la
prevención de daños cobra un valor importantísimo cuando se trata de la
protección de la vida y la salud del concebido, ya que este se encuentra
completamente imposibilitado de oponer la mínima defensa ante quien ejerce
conductas que atentan contra sus derechos.

Examinada la normativa actual confrontada con la regulación que el


Código Civil hacía de los derechos de la persona por nacer, debemos concluir
que el reconocimiento que hace el art. 21 es amplio por lo que
debiéramos hacer un catálogo de derechos y obligaciones que le están
permitidos al nasciturus, sino que manteniendo la amplitud que surge del
ordenamiento podrá ejercer a través de su representante, pero siempre
dentro de los límites que su especial condición biológica le permite -por
ejemplo la persona por nacer no podría reclamar daño moral-.

El mentado artículo en su último párrafo agrega que el nacimiento con


vida se “presume”, por lo no habrá que probar que nació sin vida a fin de hacer
caer la presunción.

En derecho, las presunciones operan como ficciones jurídicas a través


de las cuales, en forma automática se considera que un hecho o determinado
acontecimiento se entiende probado, prescindiéndose de producir prueba
acerca del hecho cuya certeza se presume.

A través de las presunciones se persigue otorgar a los hechos o actos


seguridad jurídica. Las presunciones pueden clasificarse en: a) presunciones
iure et de iure y b) presunciones iuris tantum.

El CCYC establece en el art. 21 que el nacimiento con vida se presume,


creando de esta manera una presunción iuris tantum. Esta presunción del
nacimiento con vida es de significativa importancia, porque atento el efecto que
produce el nacimiento sin vida que opera como condición resolutoria de la
personalidad del nasciturus, por lo que quien pretenda invocar el hecho que
hace operativa la condición resolutoria deberá probarlo. De esta manera se
otorga seguridad jurídica, y no ilógico que se deba probar el nacimiento sin
vida, pues este ha de ser un acontecimiento que excepcionalmente va a
acaecer.

Si bien el CCYC no aclara como se interpreta cuando la persona por


nacer muere antes de que haya sido separada completamente del seno
materno, consideramos que es aplicable el mismo criterio que receptaba el
Código Civil, donde se consideraba que si muriesen antes de encontrarse
completamente separados del seno materno serán considerados como si
nunca hubiesen existido. 27

Debemos además dejar constancia que la “viabilidad o posibilidad de


prolongar la vida”, no es una condición que nuestro legislador haya
considerado más allá de la “vida”, pues tal distinción ya se encontraba
superada por el CC y claramente surge de la interpretación de la noma que
aún cuando haya vivido luego del nacimiento tan sólo unos minutos, nuestro
derecho considera que la persona humana existió y que en ella se han
consolidados todos los derechos hubiese adquirido antes de su nacimiento.

V- DURACION DEL EMBARAZO. PRESUNCION. IMPORTANCIA

El art. 20 del CCYC unifica y reproduce el criterio de los art. 76 y 77 del


CC28. El artículo citado establece una plazo durante el cual se presume se
produjo la concepción, tomando como puntos de referencia el plazo máximo y
mínimo fijados para la duración del embarazo, contados desde el día anterior al
nacimiento.

El plazo máximo de duración de embarazo será de 300 días, lo cual


representa un embarazo de aproximadamente 10 meses, y el mínimo de 180

27Conforme art. 74 del Código Civil.


28Estos artículos eran de gran importancia pues permitía fijar la fecha de la concepción como punto de
arranque para determinar si la filiación era matrimonial o extramatrimonial y con ello atribuir o no
derechos a los mismos. Luego con la ley 23.264 que viene a equiparar ambas filiaciones se redujo su
importancia, pero no por ello es menos útil su previsión, pues es de utilidad para los supuestos de
matrimonios sucesivos, o del hijo de la viuda. No debemos olvidarnos que esta previsión no será la única
que ayude a determinar la filiación, sino que servirá como punto de arranque, operando como
presunción pero a la que además se le sumarán el resto de las pruebas, como la de ADN. El Plazo
originariamente establecía una “presunción iure et de iure”, pero luego con la reforma de la ley 24.264
se modificó el carácter de la presunción por lo que paso a ser una “presunción iuris tantum”
días que representa un embarazo de 6 meses. Así se establece que este plazo
se contará hacia atrás computado desde el día anterior al nacimiento.

Esta presunción nos autoriza a determinar por ejemplo si la adquisición


de los derechos hereditarios que le corresponden al “presunto” hijo sobre la
sucesión de su progenitor es legítima, pues si el progenitor hubiese fallecido a
los 325 contados a partir del día anterior al nacimiento, no puede en principio
atribuírsele vinculo de parentesco por la presunción, pues a la fecha de la
concepción presumida el progenitor ya había fallecido, habrá que probar el
parentesco ya sea a través de la prueba biológica o acreditar que la concepción
obedece a medios de fertilización asistida con material genético del progenitor
fallecido. Distinto sería el supuesto en que el progenitor hubiese fallecido 100
días antes del fallecimiento del menor, pues, durante el periodo de concepción
presumido por ley, el progenitor se hallaba vivo. Esta presunción que surge del
art. 20 del CCYC, puede ser desvirtuada mediante prueba en contra, pues
sería muy injusto atribuir la paternidad con esta presunción basada en simples
cálculos a la vista de la certidumbre que otorgan las pruebas biológicas, pues
bien pudieron haber existido terceros que coincidan en una relación con la
progenitora.

Aquí te planteamos un caso para que analices a la vista de la norma


más abajo graficada para que puedas sacar tus propias conclusiones.

CASO: El 2 de junio de 2015 nace Alejandra, siendo su madre Miriam. Miriam


se encontraba en pareja (conviviente) con José Gonzalez, quien fallecio el 10
de agosto de 2014. Miriam afirma que Alejandra resulta ser hija de la unión que
mantenía con José. José resulta tener un hijo de una unión anterior llamado
José Junior Gonzalez, quien se encuentra debidamente reconocido. José
pretende ser el único heredero del fallecido, argumentando que Alejandra no es
hija de su padre. Mas alla de la prueba biológica (ADN) que el abogado de
Alejandra puede ofrecer, en este caso podemos echar mano a las
presunciones que aun continúan vigente en nuestro CCyC con la finalidad de
presentar a Alejandra, prima facie, en el expediente sucesorio de su progenitor,
como su hija, a las resultas de la prueba biológica, eso sí.

Si aplicásemos las presunciones del articulo, ¿considera ud. a Alejandra hija de


José?

DN

P. MAX. -300 DIAS- DAN

P. MIN. -180 DIAS-

PC -120 DIAS-

120 D
1/6/2015
5/8/2014 3/12/2014

2/6/2015

TABLA DE REFERENCIA PARA EL GRAFICO

P. MAX PLAZO MAXIMO DE CONCEPCION


P. MIN. PLAZO MINIMO DE CONCEPCION
PC PRESUNCION DE CONCEPCION
DN DIA DE NACIMIENTO
DAN DIAN ANTERIOR AL NACIMIENTO

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