Tesis de Maestría - Cohorte 2015 - 2016
Tesis de Maestría - Cohorte 2015 - 2016
Tesis de Maestría - Cohorte 2015 - 2016
destacadas del año académico 2015-2016 / Harold Burbano Villarreal ... [et al.]; prólogo
de Jorge Taiana 1aed. - San Martín: UNSAM EDITA, 2017.
CDD 323
Laura Casals
Carlos Ruta
Rector
Daniel Di Gregorio
Vicerrector
Jorge Taiana
Director General
Verónica Gómez
Dirección de Investigación, Enseñanza y Comunicación
Marina Pecar
Dirección de Gestión y Planeamiento
Claudia Couso
Coordinación de Publicaciones
Jorge Taiana Prólogo 9
9
Vaya nuestro agradecimiento especial por el acompañamiento brindado durante el in-
tenso período de producción de estos trabajos, a las siguientes personas: los integrantes
del Comité Académico de la Maestría, Susana Méndez, María Sondereguer y Víctor
Abramovich; a la docente responsable del taller de tesis, la doctora Nancy Cardinaux;
al tutor de la Maestría, Diego López, quien acompaña a los estudiantes en el desa-
rrollo de sus tesis desde el inicio de la cursada; al coordinador académico, Sebastián
Scioscioli; y a los tutores académicos que supervisaron la escritura de las tesis junto a
los estudiantes.
Las tesis seleccionadas a efectos de integrar este volumen se destacan por su
actualidad, relevancia y valor testimonial, siempre con rigor académico, perspectiva
interdisciplinaria y visión sobre los temas de la realidad latinoamericana en materia
de derechos humanos y democracia. Concretamente, versan sobre extractivismo y
criminalización a defensores y defensoras de derechos humanos y de la naturaleza;
educación secundaria para jóvenes y adultos en el conurbano bonaerense; el proceso de
registro ante la Ley de víctimas y restitución de tierras a las mujeres afrocolombianas
en un municipio colombiano; las restricciones y demandas en el acceso a los dere-
chos políticos de migrantes en la Ciudad de Buenos Aires; y el fortalecimiento de las
prácticas comunitarias participativas para la efectivización de la seguridad y soberanía
alimentaria en el Estado Plurinacional de Bolivia. Corresponde destacar y agradecer
el trabajo de la coordinadora de publicaciones del CIEP, Claudia Couso, y muy espe-
cialmente el apoyo de Daniela Verón y el equipo de UNSAM EDITA, en la edición y
publicación de este volumen.
Las presentes tesis también se encuentran publicadas en formato digital en la pá-
gina del CIEP (http://www.unsam.edu.ar/ciep/), con la finalidad de contribuir a una
mayor difusión de estas temáticas.
El Centro Internacional de Estudios Políticos de la UNSAM se enorgullece por
difundir la producción de sus graduados con la convicción de que esta publicación
constituye un aporte al debate continuo sobre el fortalecimiento de la cultura demo-
crática y de respeto y promoción de los derechos humanos en América Latina.
Jorge E. Taiana
Director general del CIEP
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UN CONTINENTE EN RESISTENCIA.
Extractivismo y criminalización
a defensores y defensoras
de derechos humanos y de la
naturaleza en América Latina
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Harold Burbano Villarreal
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Un continente en resistencia. Extractivismo y criminalización a defensores y defensoras de...
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Capítulo 1
Wilhelmi y Pisarello Prados (2008: 141) definen los derechos como: “pretensiones
o expectativas que un sujeto, de manera fundada, tiene de que otros sujetos hagan o
1 Por ejemplo: la Constitución de Bolivia, en su preámbulo, hace referencia a la Pachamama como fuente de la
vida y de la fortaleza de su pueblo; y en su artículo 33 establece que “Las personas tienen derecho a un medio
ambiente saludable, protegido y equilibrado”.
2 La Constitución ecuatoriana del año 2008, en sus artículos 71 y 74, reconoce a la naturaleza como sujeto de
derechos.
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Harold Burbano Villarreal
dejen de hacer algo en relación con sus intereses o necesidades”. En esta línea, según
Bovero (2005: 219), serían derechos humanos los derechos “que no se pueden comprar
ni vender”; en palabras de Ferrajoli, “aquellos derechos subjetivos que corresponden
universalmente a todos los seres humanos en cuanto dotados del estatus de personas, de
ciudadanos o de sujetos con capacidad de obrar” (2007: 219). Sin intención de detener-
nos en la discusión sobre la naturaleza y el fundamento de los derechos humanos, en las
líneas siguientes se asume la postura ecléctica entre las respuestas ius-naturalista y ius-
positivista a esta interrogante, expuesta por Luigi Ferrajoli. En este sentido, se entiende
que estos derechos, para ser fundamentales, deberían ser sancionados positivamente, sin
que se ponga en duda su existencia previa como derechos humanos (Massini, 2009: 23).
Entonces, los derechos fundamentales serían derechos subjetivos, en la medida en que
se refieren a expectativas positivas o negativas, adscriptas a un sujeto por una norma ju-
rídica y en razón de su estatus o condición de tal (Ferrajoli, 2004: 39).
Al trabajar sobre la definición del derecho a defender los derechos como un dere-
cho fundamental, se deben analizar cuatro condiciones básicas:
1) Que corresponda universalmente a todos los seres humanos, en cuanto a su es-
tatus de persona: El reconocimiento y desarrollo histórico de los derechos humanos
viene acompañado por innumerables enfrentamientos bélicos e ideológicos. Todo lo
alcanzado hasta la actualidad sería inimaginable sin la existencia de individuos que, en
el marco de una situación de desventaja o imposición, ejercieron el derecho a defender
los derechos. Roberto Gargarella (2004: 295) expone su concepto de la alienación legal
y la define como una situación en donde el derecho no representa una expresión más o
menos fiel de nuestra voluntad como comunidad, sino que se presenta como un con-
junto de normas ajeno a nuestros designios y control, que afectan a los intereses más
básicos de una mayoría de la población, pero frente a la cual la misma parece sometida.
Esta línea plantea la idea de que el pueblo podría ser la última corte de apelación.
El concepto de correspondencia universal de los derechos humanos se encuentra
estrechamente ligado a la noción de conflicto. Su reconocimiento no es una conce-
sión bien intencionada, sino resultado de conquistas históricas. La ampliación de los
derechos, la satisfacción creciente de las necesidades básicas, que permiten expandir la
autonomía individual y colectiva de las personas, han dependido siempre de la elimi-
nación tanto de viejos privilegios como de antiguos derechos convertidos en privilegios.
Y es que si los derechos no tienen sentido sin deberes correlativos, es también evidente
que no puede haber sujetos con deberes, con obligaciones, sin sujetos capaces de obli-
gar y defender lo ganado (Pisarello, 2008: 158).
En este orden de ideas, las expresiones del derecho a defender los derechos, como
la resistencia, la desobediencia civil o la protesta social, han sido formas de participa-
ción de los grupos más excluidos en el transcurso de la historia. En Latinoamérica, la
protesta social se convirtió en el mecanismo más importante de participación para las
minorías, debido a las dificultades en el acceso a los espacios de toma de decisiones de
la gran mayoría de su población (Caetano, 2006: 243). Así, en países como Argentina,
Brasil, Bolivia, Perú, Colombia o Ecuador se pueden identificar momentos históricos
en los que los procesos de defensa de derechos les han dado voz a los grupos invisi-
bilizados o sin ventajas, promoviendo cambios estructurales en el reconocimiento de
derechos para estos colectivos (Cordero, 2012: 19).
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Un continente en resistencia. Extractivismo y criminalización a defensores y defensoras de...
Asimismo, Pisarello (2008: 149) señala la necesidad de que el pueblo tenga la capa-
cidad de activar garantías en el marco del ejercicio legítimo del derecho a defender los
derechos, el cual actúa como detonante de procesos de cambio o legitimación de de-
mandas individuales o colectivas. En este orden de ideas, este derecho debería contener
todas las expresiones de demanda pública (ya sean institucionales o no institucionales)
que tengan como objetivo exigir al Estado el cumplimiento o el reconocimiento de
otros derechos.
En cualquier caso, el derecho a defender los derechos es intrínseco a la calidad de
ser humano, preexistente a su reconocimiento positivo e interdependiente a todos los
demás derechos humanos. Tratarlo como un derecho independiente podría dar la po-
sibilidad, como se demostrará en el transcurso de este trabajo, de generar obligaciones
propias del mismo, protegiendo y defendiendo su ejercicio de arbitrariedades del poder.
2) Que se encuentra reconocido en un ordenamiento jurídico positivo: El reconoci-
miento del derecho a defender los derechos se da originalmente en el derecho interna-
cional de los derechos humanos, a través de normas de soft law,3 como las resoluciones
de la Asamblea General de Naciones Unidas o los informes de la CIDH, y de la juris-
prudencia internacional. Todas estas herramientas han tenido gran impacto en todos
los actores involucrados y en el desarrollo de los estándares de protección. La Corte
Internacional de Justicia (1996: 226), en la Opinión Consultiva referida a la legalidad
de la amenaza o el uso de las armas nucleares, destacó que las resoluciones de la Asam-
blea General de la ONU sobre una misma cuestión significan un importante paso en
la consecución de un objetivo, por lo que reconoció que estas tienen un valor que va
más allá de una mera recomendación, dado su potencial transformador de la realidad
para la consecución de los derechos.
En este marco, la Declaración Universal de los Derechos Humanos (en adelante,
“Declaración Universal”),4 adoptada y proclamada por la Resolución Nº 217 A (III), de
la Asamblea General de las Naciones Unidas, el 10 de diciembre de 1948, en su con-
siderando tercero del preámbulo, establece que es esencial que los derechos humanos
3 Se ha denominado como soft law a los instrumentos internacionales que no deben atravesar un proceso de
ratificación interna por parte de los Estados. Existe aún una amplia discusión sobre la naturaleza vinculante de
las obligaciones que emanan de estas normas, pero sin duda alguna, estos instrumentos han tenido una impor-
tancia fundamental en el desarrollo del derecho internacional público.
4 Se inicia citando este instrumento, pues habría sido fundamental en la evolución de los derechos humanos y
su defensa. A pesar de no tener fuerza vinculante, se ha considerado, desde su surgimiento, como una meta
común y una fuente de inspiración para el reconocimiento de los derechos y la construcción de sociedades de-
mocráticas. En este sentido, se podrían observar, por ejemplo, referencias a la Declaración Universal en los dos
tratados internacionales más importantes del sistema de Naciones Unidas: el Pacto Internacional de Derechos
Civiles y Políticos, y el Pacto Internacional de Derechos Económicos Sociales y Culturales.
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Harold Burbano Villarreal
sean protegidos por un régimen de derecho, a fin de que el hombre no se vea compeli-
do al supremo recurso de la rebelión contra la tiranía y la opresión.
Este instrumento citado puede caracterizar la necesidad de que el Estado respete
y garantice, de manera institucionalizada, los derechos, pero además otorga la posibi-
lidad de que los ciudadanos activen mecanismos de defensa de derechos (que pueden
incluso ser actos de rebelión contra la tiranía y la opresión) hacia el incumplimiento
de esta obligación. En este sentido, esta facultad de acción generada por la violación
o la falta de reconocimiento de otros derechos puede ser catalogada como un derecho
humano en sí mismo (ECOSOC, 2001: 7). En una interpretación a contrario sensu del
texto citado, la regla general es la garantía de los derechos humanos como obligación
inherente del Estado pero que, en la excepción, existe la posibilidad de toda persona de
exigir, por cualquier vía, el respeto de sus derechos.
En el mismo camino, la Declaración Universal y Programa de Acción de Viena,5
aprobado por la Conferencia Mundial de Derechos Humanos el 25 de junio de 1993,
reconoció la existencia de este derecho. Si bien limitadamente y en relación con las
acciones de promoción y protección que desempeñan, los defensores del pueblo nacio-
nales y las organizaciones de la sociedad civil indican que los Estados tendrían la obli-
gación de protegerlas en cuanto organización, así como a sus miembros, con motivo de
sus actividades de defensa de derechos, de la siguiente forma:
36. La Conferencia Mundial de Derechos Humanos reafirma el importante y constructivo papel
que desempeñan las instituciones nacionales de promoción y protección de los derechos hu-
manos en particular en lo que respecta a su capacidad para asesorar a las autoridades com-
petentes y a su papel en la reparación de las violaciones de los derechos humanos, la divul-
gación de información sobre esos derechos y la educación en materia de derechos humanos.
(…)
38. La Conferencia Mundial de Derechos Humanos reconoce la importante función que cum-
plen las organizaciones no gubernamentales en la promoción de todos los derechos humanos
y en las actividades humanitarias a nivel nacional, regional e internacional. La Conferencia
aprecia la contribución de esas organizaciones a la tarea de acrecentar el interés público en
las cuestiones de derechos humanos, a las actividades de enseñanza, capacitación e investi-
gación en ese campo y a la promoción y protección de los derechos humanos y las libertades
fundamentales. Si bien reconoce que la responsabilidad primordial por lo que respecta a la
adopción de normas corresponde a los Estados, la Conferencia también aprecia la contri-
bución que las organizaciones no gubernamentales aportan a ese proceso. A este respecto,
la Conferencia subraya la importancia de que prosigan el diálogo y la cooperación entre go-
biernos y organizaciones no gubernamentales. Las organizaciones no gubernamentales y los
miembros de esas organizaciones que tienen una genuina participación en la esfera de los
derechos humanos deben disfrutar de los derechos y las libertades reconocidos en la Decla-
ración Universal de Derechos Humanos, y de la protección de las leyes nacionales. Esos de-
rechos y libertades no pueden ejercerse en forma contraria a los propósitos y principios de las
Naciones Unidas. Las organizaciones no gubernamentales deben ser dueñas de realizar sus
actividades de derechos humanos sin injerencias, en el marco de la legislación nacional y de la
Declaración Universal de Derechos Humanos.
5 Declaración promulgada en el marco de la Conferencia Mundial de los Derechos Humanos, realizada en Viena,
Austria, en el año de 1993. Su objetivo fue reforzar la Declaración Universal y la Carta de las Naciones Unidas.
Supuso la creación del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos.
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Un continente en resistencia. Extractivismo y criminalización a defensores y defensoras de...
6 Los Folletos sobre los derechos humanos son publicaciones de la Oficina del Alto Comisionado de las Nacio-
nes Unidas para los Derechos Humanos. En ellos se tratan determinadas cuestiones de derechos humanos que
son objeto de examen intensivo o que revisten especial interés para el sistema de Naciones Unidas. La finalidad
de los Folletos sería que cada vez más personas conozcan los derechos humanos fundamentales, la labor que
realiza las Naciones Unidas para promoverlos y protegerlos, y los mecanismos internacionales con que se cuen-
ta para ayudar a hacerlos efectivos.
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Un continente en resistencia. Extractivismo y criminalización a defensores y defensoras de...
Estados deben garantizar que las personas bajo sus jurisdicciones podrán ejercer este dere-
cho a nivel nacional e internacional. Asimismo, los Estados deben garantizar que las personas
tendrán la posibilidad de promover y proteger cualquiera o todos los derechos humanos, in-
cluyendo tanto aquellos cuya aceptación es indiscutida, como nuevos derechos o componen-
tes de derechos cuya formulación aún se discute (CIDH, 2006: 9).
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Harold Burbano Villarreal
que ellos u otros defensores y defensoras ejerzan su derecho a defender los derechos
libremente (CIDH, 2016: 22).
En este orden de ideas, el reconocimiento de la existencia del derecho a defender
los derechos por parte de la Corte IDH despeja dudas acerca de su reconocimiento
positivo. Este tribunal señala que toda persona o grupo de personas tiene derecho a
defender los derechos. Este reconocimiento, a pesar de constar hasta la actualidad
únicamente en normas de soft law, goza en su ejercicio de los estándares de todos los
derechos reconocidos en los instrumentos internacionales vinculantes.
Entonces, a pesar de los esfuerzos realizados por la comunidad internacional por
construir un cuerpo normativo para el derecho a defender los derechos, y de la con-
fianza que la sociedad civil deposita en los sistemas internacionales de protección, es
aún una tarea pendiente para los Estados el producir un tratado que proteja este dere-
cho, ya que aún no existe ninguna iniciativa real para la discusión de un instrumento
con estas características.
Como se puede advertir, el ordenamiento jurídico internacional de protección de
derechos humanos identifica y reconoce el derecho a defender los derechos, y establece
mecanismos de seguimiento y protección, lo que nos podría llevar a la conclusión de
que el derecho a defender los derechos es un derecho humano.
3) Que se refiera a expectativas positivas y/o negativas de un sujeto individual o
colectivo determinado: un derecho no puede ser una pretensión arbitraria e inmotivada,
este debe ser una expectativa que alega razones y argumentos, que se estima fundada,
legítima o justa. Un indicio clave de esa legitimidad sería su carácter generalizable, es
decir, la posibilidad de que también los demás puedan alegar una pretensión similar en
circunstancias similares (p. 143).
En esta línea, Ferrajoli, en su ensayo Expectativas y garantías. Primeras tesis de una
teoría axiomatizada del derecho (1997: 248), reconoce que estas expectativas serán la
expresión de las necesidades de cada sujeto de derecho. Es así que para entender la
naturaleza del derecho a defender los derechos como un derecho humano, se debe
comprender cuál es la necesidad fundada, legítima y justa que vendría a acompañar su
reconocimiento. En este marco, para Castrejón García (2012: 53), el interés legítimo
estaría relacionado con la afectación o presunción de afectación de un bien moral y
jurídicamente protegido.
Asimismo, mediante la Declaración de Independencia de los Estados Unidos de
América, los separatistas habrían buscado la legitimidad de sus acciones en este argu-
mento, mencionando que:
Sostenemos como evidentes estas verdades: que todos los hombres son creados iguales;
que son dotados por su Creador de ciertos derechos inalienables; que entre éstos están la
vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad; que para garantizar estos derechos se instituyen
entre los hombres los gobiernos, que derivan sus poderes legítimos del consentimiento de
los gobernados; que cuando quiera que una forma de gobierno se haga destructora de estos
principios, el pueblo tiene el derecho a reformarla o abolirla e instituir un nuevo gobierno que
se funde en dichos principios, y a organizar sus poderes en la forma que a su juicio ofrecerá
las mayores probabilidades de alcanzar su seguridad y felicidad (Cordero, 2012: 24).
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Un continente en resistencia. Extractivismo y criminalización a defensores y defensoras de...
Tal como señala Gudynas (1999: 101), tanto en América Latina como en otras
regiones, se estaría evidenciando una creciente preocupación por la temática ambiental.
Cuestiones como la preservación de especies silvestres, el cambio climático, los efectos
de la contaminación o los problemas ambientales globales son motivo de atención de
políticos, académicos y ciudadanos.
Así también, en el discurso de los organismos de protección de derechos humanos,
la relación entre el ser humano y la naturaleza estaría tomando un papel fundamental.
La CIDH, por ejemplo, en el año 2016, emite su informe sobre “Pueblos indígenas, co-
munidades afrodescendientes y recursos naturales: protección de derechos humanos en
el contexto de actividades de extracción, explotación y desarrollo”, en el que destaca el
alcance y la complejidad de las problemáticas causadas por las actividades extractivas y
de desarrollo en la región, especialmente los daños a la biodiversidad (CIDH, 2016: 15).
Por otro lado, el Sistema de Naciones Unidas también le da prioridad a esta te-
mática. En marzo de 2012, el Consejo de Derechos Humanos estableció un experto
especial dedicado exclusivamente a la relación entre derechos humanos y medio
ambiente, que tendría como propósito estudiar las obligaciones de derechos huma-
nos relacionadas con el disfrute de un medio ambiente sin riesgos, limpio, saludable
y sostenible, y promover las mejores prácticas relativas a la formulación de políticas
medioambientales.
Svampa (2011: 367), explica que en las sociedades actuales existen nuevas miradas
del mundo y del desarrollo, tales como “el Buen Vivir” o el reconocimiento de los “de-
rechos de la naturaleza”, donde se rompe la relación dualista entre naturaleza y ser hu-
mano promovida por el capitalismo. Estos nuevos paradigmas reconocerían, entonces,
no solamente el valor intrínseco de la dignidad humana sino también, y fundamen-
talmente, el de la dignidad natural, y por lo tanto, la protección de estos bienes moral-
mente reconocidos por un amplio sector de la sociedad se constituirían en un interés
legítimo de defensa y protección.
Lo expuesto, entonces, podría llevarnos a concluir que el derecho a defender los
derechos estaría relacionado con la autotutela no solamente de derechos humanos,
sino también de los derechos ambientales o de la naturaleza, dos dimensiones que, al
parecer, podrían reconocerse como intereses legítimos en las sociedades democráticas
actuales.
4) Que contenga obligaciones correlativas adscritas y oponibles a un sujeto en par-
ticular: El derecho a defender los derechos humanos, al estar reconocido en normas
internacionales, genera obligaciones generales de los Estados así como su respeto, ga-
rantía y protección o tutela.
La obligación negativa de respeto restringe el poder estatal para precautelar los de-
rechos, es decir, sería una obligación de no hacer, de abstención de actuar (Corte IDH,
2005b: 39). Por otro lado, la obligación positiva de garantía implicaría el deber de los
Estados de organizar todo el aparato gubernamental y, en general, todas las estructuras
a través de las cuales se manifiesta el ejercicio del poder público, como la legislación y
la política pública, de manera tal que sean capaces de asegurar el libre y pleno ejercicio
de los derechos humanos; por lo tanto, es una obligación de actuar, de obrar, de hacer
(Corte IDH, 2005b: 40). Es así que, como parte de dicha obligación, parecería que el
Estado debe prevenir las violaciones de los derechos e investigar seriamente, con los
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Harold Burbano Villarreal
El problema general de la titularidad del derecho a defender los derechos podría ser
responder el interrogante sobre si este corresponde únicamente a las defensoras y los
defensores de derechos humanos. En este sentido, parece que el marco de análisis para
determinar quién debe ser considerado como defensora o defensor se encontraría con-
tenido en la Declaración sobre la materia. Así, el artículo 1º de la Declaración estable-
ce que: “toda persona tiene derecho, individual o colectivamente, a promover y procurar
la protección y realización de los derechos humanos y las libertades fundamentales en
los planos nacional e internacional”. Por lo tanto, al parecer, toda persona que de cual-
quier forma promueva o procure la realización de los derechos humanos y las liberta-
des fundamentales reconocidos a nivel nacional o internacional podría ser considerada
como defensora de derechos de humanos (Oficina del Alto Comisionado de Naciones
Unidas para los Derechos Humanos, 2004: 4).
Según lo señalado por el informe 2), la calidad de defensor se desprende de las
actividades realizadas por la persona, y no así de otras cualidades como la posible re-
muneración que reciba por el desarrollo de sus actividades (Meza, 2011: 30). Asimismo,
señala algunas herramientas que facilitan la identificación de quién puede ser conside-
rado como defensor de derechos humanos (ACNUDH, 2004: 3). Esta oficina sugiere
que para ser considerada dentro de la categoría, la persona debe proteger o promover
cualquier derecho o derechos a favor de personas o grupos de personas, lo que podría
incluir la promoción y protección de cualquier derecho civil o político, económico, so-
cial o cultural, y los derechos ambientales y de la naturaleza.
7 La universalidad sería un atributo consustancial al reconocimiento original de estos derechos, con lo cual se
podría resaltar, que por ser inherentes a la condición humana, todas las personas son titulares de los derechos
humanos y no podría invocarse condición alguna para limitar o restringir su goce y ejercicio.
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Un continente en resistencia. Extractivismo y criminalización a defensores y defensoras de...
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Harold Burbano Villarreal
En este sentido, el reconocimiento del trabajo realizado por la defensa del medio
ambiente y su relación con los derechos humanos cobra mayor vigencia en los países
de la región, y es necesario lograr que el concepto de defensor de derechos humanos
alcance su actividad, ya que su papel está destinado a defender a la naturaleza, que por
su particularidad aporta al desarrollo y reproducción de la vida. En esta línea, el juez
Sergio García Ramírez, en su voto razonado del caso Kawas Fernández, expresó:
Debo agregar que la violación del deber de garantía que se observa en este caso (…) contra-
ría la protección general de quienes dedican su vida y su trabajo a la preservación del ambien-
te, servicio que va mucho allá del derecho particular de alguno o algunos: concierne e interesa
a todos. Esta dedicación queda ahora de manifiesto, por cuanto la víctima era una distinguida
defensora del ambiente, que por serlo había enfrentado oposiciones y adversidades. Las
acciones y omisiones que lesionan directamente a quienes actúan en este ámbito, también
intimidan a otras personas que realizan actividades del mismo género. Por ello generan des-
aliento individual y social, con severo perjuicio para la comunidad en su conjunto. La posición
de la Corte sobre este punto concuerda, por lo demás, con la reiterada exigencia de brindar
especial protección a quienes asumen la defensa de los derechos humanos. La preservación
del medio, cuya integridad constituye un derecho de todos, milita en esa dirección y requiere
tutela (Corte IDH, 2009: 72).
Por otro lado, es importante señalar, como lo hizo Jilani, ex Relatora de Naciones
Unidas sobre la situación de los defensores y defensoras de derechos humanos ante la
Corte IDH, en su peritaje dentro del caso Defensor de derechos humanos vs. Guate-
mala, del año 2014, que la condición de defensor de los derechos humanos podría no
ser permanente, aunque sí en algunos casos, ya que hay organizaciones no guberna-
mentales que se dedican únicamente a esa actividad, a nivel nacional o internacional.
Sin embargo, no podemos negarle esa condición a quienes hayan actuado de manera
momentánea o esporádica, pues sería dejar desprotegidos a un gran y valioso número
de ciudadanos titulares del derecho a defender los derechos.
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Por lo expuesto, se puede entender como defensor a toda persona que de forma
individual o colectiva ejerce el derecho a defender los derechos a través de cualquier
mecanismo institucional o no institucional, sin restricción temporal o geográfica, y
que tiene como objetivo la promoción, reconocimiento, respeto, garantía, protección o
reparación de cualquier derecho indispensables para la reproducción y desarrollo de la
vida y su relación con la naturaleza.
8 Existe aún una corriente en la que se expone el peligro de que el “discurso de los derechos humanos” quiera
subsumir y reemplazar a la democracia. Ver, por ejemplo, Sarthou Calzavara (2009).
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El derecho a defender los derechos no solo tiene los mismos atributos que los demás
derechos humanos (universalidad e indivisiblilidad), sino que, además, tiene a todas
las personas como titulares primarios. Así también, quien ejerce activamente de forma
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Un continente en resistencia. Extractivismo y criminalización a defensores y defensoras de...
individual o colectiva este derecho puede ser catalogado como defensor de derechos
humanos y de la naturaleza, situación que generara al Estado la obligación de respetar,
garantizar y tutelar efectivamente el desarrollo de su actividad. Así, la labor de defensa
de derechos implica el ejercicio particular de otros derechos conexos necesarios para el
adecuado trabajo del defensor y, además, el cumplimiento por parte del Estado de obli-
gaciones específicas en la materia.
En este orden de ideas, a continuación se tratarán cuatro derechos que constitu-
yen la columna vertebral del trabajo de los defensores de derechos humanos y de la
naturaleza:
1) El derecho a ser protegido: El trabajo de los defensores de derechos humanos
y de la naturaleza los expone a numerosas situaciones de vulnerabilidad. En muchos
países, las personas y las organizaciones dedicadas a promover y defender los derechos
humanos y las libertades fundamentales, a menudo, están expuestas a amenazas y acoso
e incluso padecen de situaciones tales como restricciones de la libertad de asociación
o expresión o del derecho de reunión pacífica, o abusos en los procedimientos civiles
o penales en su contra. Estas amenazas y acoso suelen repercutir negativamente en su
labor y su seguridad personal y familiar.
Los Estados, en razón de las obligaciones generales de respetar (obligación negati-
va) y garantizar (obligación positiva), se comprometen también a generar condiciones
por la cuales no se impida el trabajo de los defensores de derechos humanos y, además,
a tomar todas las medidas necesarias para que su labor se ejecute en un ambiente segu-
ro (ONU, 2010b: 9).
Específicamente en relación con los defensores, el derecho a ser protegido estaría
previsto en la Declaración sobre defensores, en sus artículos 9.1, 12.2 y 12.3, de la si-
guiente forma:
Artículo 9
1. En el ejercicio de los derechos humanos y las libertades fundamentales, incluidas la promo-
ción y la protección de los derechos humanos a que se refiere la presente Declaración, toda
persona tiene derecho, individual o colectivamente, a disponer de recursos eficaces y a ser
protegida en caso de violación de esos derechos.
Artículo 12
2. El Estado garantizará la protección por las autoridades competentes de toda persona, indi-
vidual o colectivamente, frente a toda violencia, amenaza, represalia, discriminación, negativa
de hecho o de derecho, presión o cualquier otra acción arbitraria resultante del ejercicio legíti-
mo de los derechos mencionados en la presente Declaración.
3. A este respecto, toda persona tiene derecho, individual o colectivamente, a una protección
eficaz de las leyes nacionales al reaccionar u oponerse, por medios pacíficos, a actividades y
actos, con inclusión de las omisiones, imputables a los Estados que causen violaciones de los
derechos humanos y las libertades fundamentales, así como a actos de violencia perpetrados
por grupos o particulares que afecten el disfrute de los derechos humanos y las libertades
fundamentales.
Este instrumento reconoce directamente el derecho que poseen todos los defensores y defen-
soras de derechos humanos y de la naturaleza a ser protegidos por el Estado en el ejercicio de
su labor, además, la Declaración reafirma la responsabilidad de todos de no violar los derechos
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Harold Burbano Villarreal
de los demás, abarcando la responsabilidad de los actores no estatales de respetar los dere-
chos de las y los defensores de los derechos humanos y de la naturaleza (ONU, 2010b: 9).
Por su lado, la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas por los De-
rechos Humanos (2004: 46) indica que solo puede ejercerse libremente la actividad de
defensa de los derechos humanos cuando los defensores no son víctimas de amenazas,
agresiones físicas, psíquicas o morales u otros actos de hostigamiento. En esta línea, la
Corte IDH (2006b: 36) establece que los Estados tienen el deber, a la luz de los es-
tándares de la Convención Americana, de facilitar los medios necesarios para que los
defensores de derechos humanos realicen libremente sus actividades, y de protegerlos
cuando son objeto de amenazas para evitar los atentados a su vida e integridad. Ade-
más, deben abstenerse de imponer obstáculos que dificulten la realización de su labor,
e investigar seria y eficazmente las violaciones cometidas en su contra, combatiendo la
impunidad (Meza, 2011: 36).
En este orden de ideas, un ejercicio libre de las actividades de defensa y promoción
de los derechos humanos y de la naturaleza presupone el aseguramiento del derecho a
la vida y a la integridad personal, derechos que serían indispensables para que el defen-
sor pueda llevar a cabo su actividad (Meza, 2011: 37). En esta línea, la Oficina del Alto
Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos (2004: 16) subraya que
un aspecto de preocupación en algunos Estados es que los defensores tengan que dejar
en segundo plano temas fundamentales de su trabajo, para centrar su atención en su
propia seguridad.
Es así que, según Juan Humberto Meza (2011: 37), los Estados deben garantizar
y respetar los derechos esenciales de las personas defensoras; tales derechos esenciales,
como la vida e integridad personal, constituyen el fundamento de existencia y seguri-
dad de las personas que se dedican a las actividades de defensa de los derechos huma-
nos y de la naturaleza.
Al respecto, según lo habría señalado la Oficina del Alto Comisionado de las
Naciones Unidas por los Derechos Humanos (2004: 11) el impacto especial de las
agresiones en contra del derecho a la vida de defensores de derechos radica en que su
efecto vulnerador va más allá de las víctimas directas. Así, la Corte IDH (2005b: 27)
establece que las violaciones al derecho a la vida, en contra de defensores de derechos
tienen un efecto amedrentador que se podría expandir a las demás defensores, dismi-
nuyendo directamente sus posibilidades de ejercer su derecho a defender los derechos.
Es por esto que este tribunal habría resaltado que los Estados tienen:
(…) la obligación especial (…) de garantizar que las personas puedan ejercer libremente sus
actividades de promoción y protección de los derechos humanos sin temor de que serán
sujetos a violencia alguna, y ha señalado que cuando falta dicha protección se disminuye la
capacidad de las agrupaciones de organizarse para la protección de sus intereses.
Por otro lado la CIDH (2006: 11) subraya que solamente cuando los defensores
cuentan con una apropiada protección a sus derechos, tienen la posibilidad de buscar
la protección de los derechos de otras personas. Cuando se hace referencia a que los
Estados deben de respetar y garantizar los derechos, la CIDH se refiere a la obligación
de tomar tanto medidas negativas como positivas en relación con la protección de los
defensores. En este sentido la Corte IDH estable que:
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Un continente en resistencia. Extractivismo y criminalización a defensores y defensoras de...
no basta que los Estados se abstengan de violar los derechos [obligación de respeto], sino
que es imperativa la adopción de medidas positivas, determinables en función de las particula-
res necesidades de protección del sujeto de derecho, ya sea por su condición personal o por
la situación específica en que se encuentre [obligación de garantía](Corte IDH, 2006b: 28).
2. Toda persona tiene derecho a la libertad de expresión; este derecho comprende la libertad
de buscar, recibir y difundir informaciones e ideas de toda índole, sin consideración de fronte-
ras, ya sea oralmente, por escrito o en forma impresa o artística, o por cualquier otro procedi-
miento de su elección.
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Un continente en resistencia. Extractivismo y criminalización a defensores y defensoras de...
esta línea, por ejemplo, para la Asociación Mundial de Radios Comunitarias (2009:
2), la radiodifusión comunitaria es un actor indispensable en la defensa de derechos
humanos.
En el mismo sentido, la OEA ratificó que en este nuevo marco, todas las personas
deben poder acceder al debate político –sin censura– a través de varios medios, inclu-
yendo internet, como componentes esenciales de la sociedad de la información y del
conocimiento (OEA, 2006: 1). Los medios de comunicación deben estar abiertos a
todos sin discriminación (Corte IDH, 1985: 55), debiéndose fomentar la diversidad
de regímenes de propiedad de los mismos, de acuerdo con la legislación nacional e
internacional (ONU, 2003: 8). Además, la Organización de las Naciones Unidas para
la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) sostiene que a través de los medios
de comunicación, los ciudadanos pueden asumir una participación esencial en la edu-
cación dentro de un espíritu de paz y respeto mutuo, a fin de fomentar los derechos
humanos (UNESCO, 1978: 1).
El acceso a medios de comunicación, tanto tradicionales como digitales, potencia
el trabajo de los defensores de derechos humanos y de la naturaleza, pues les otorga
la capacidad de difundir ampliamente sus opiniones y demandas y, además, promueve
su participación constante en la toma de decisiones que atañen a los derechos propios
de su agenda individual o colectiva. El Estado se encuentra obligado a promover este
acceso pero, además, a eliminar las barreras existentes para el efectivo goce de este de-
recho por parte de los defensores.
En cuanto al segundo presupuesto, las garantías del acceso a la información, para
que el trabajo de promoción y exigibilidad de derechos humanos y de la naturaleza sea
adecuado y efectivo, el defensor debe contar con la posibilidad de acceder a la informa-
ción, que muchas veces posee únicamente el Estado. Tomando en cuenta esta necesi-
dad, la Declaración sobre defensores prescribe, en su artículo 6:
Toda persona tiene derecho, individualmente y con otras:
a) A conocer, recabar, obtener, recibir y poseer información sobre todos los derechos huma-
nos y libertades fundamentales, con inclusión del acceso a la información sobre los medios
por los que se da efecto a tales derechos y libertades en los sistemas legislativo, judicial y
administrativo internos;
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Un continente en resistencia. Extractivismo y criminalización a defensores y defensoras de...
En este sentido, la Relatoría Especial de las Naciones Unidas sobre los derechos a la
libertad de reunión pacífica y de asociación (ONU, 2016: 4) reconoce que las reuniones
son también un instrumento mediante el cual pueden expresarse otros derechos ya sean
sociales, económicos, políticos, civiles y culturales, entre ellos el derecho a defender los
derechos. Además, son claves para dar lugar a los sectores marginados o que presentan
un mensaje alternativo a los intereses políticos y económicos establecidos. En este sen-
tido, las reuniones podrían ser un medio de comunicación no solo con el Estado, sino
también con otros interlocutores que ejercen poder en la sociedad, como las empresas,
las instituciones religiosas, educativas y culturales y la opinión pública en general.
De la misma forma, estos derechos dan cauce al ejercicio de muchos otros derechos,
y dada la interdependencia y la interrelación existente entre ellos, constituyen un valioso
indicador para determinar en qué medida los Estados los respetan y garantizan. Son
también elementos esenciales de la consolidación de la democracia, pues mediante su
ejercicio, los hombres y las mujeres pueden expresar sus opiniones, participar en proyec-
tos de cualquier índole y en otras actividades culturales, económicas y sociales, participar
en cultos religiosos o practicar otras creencias, fundar sindicatos y afiliarse a ellos, y ele-
gir dirigentes que representen sus intereses y respondan de sus actos (ONU, 2010a: 2).
Estos derechos se ejercen fundamentalmente en el espacio público, por lo que los
defensores de derechos humanos y de la naturaleza deben tener garantizado su acceso
y goce sin limitaciones irrazonables. Para Manuel Castells (2009: 395), el espacio pú-
blico es “el espacio de la interacción social y significativa donde las ideas y los valores se
forman, se transmiten, se respaldan y combaten; espacio que en última instancia se con-
vierte en el campo de entrenamiento para la acción y la reacción”. Según Torres (2011),
al analizar la obra de Castells, el concepto de espacio público se amplía a las esferas de la
comunicación humana y a la construcción de la opinión pública. Así, estos cambios en la
definición del espacio público, tanto real como virtual, contribuyen a la reconfiguración
de las formas de hacer política y de la acción colectiva (Calderón et. al., 2012: 118).
Los numerosos ejemplos de manifestación pública que se podrían encontrar en
América Latina en los últimos años (YASunidos en Ecuador, Movimiento estudiantil
de Chile, entre otros) evidencian el hecho de que la protesta social se estaría convir-
tiendo en un medio importante de ejercicio de la democracia directa y participativa
en los países. Los Estados deberían, entonces, velar para que todos los sectores de la
sociedad ejerzan sus derechos humanos sin discriminación ni temor a la violencia al
participar en manifestaciones (ACNUDH, 2014a: 13).
Los Estados no deben considerar la protesta social como una amenaza, sino que
deberán permitirla y facilitar su realización. De acuerdo a Navanethem Pillaya, ex
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Harold Burbano Villarreal
Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos (2014a: 13), las
manifestaciones públicas pueden servir de barómetro del desempeño de los gobiernos
y constituir un instrumento esencial para que las personas, en particular las que per-
tenecen a grupos marginados, las minorías y los jóvenes, señalen sus preocupaciones
respecto de la conducción de los asuntos públicos a la atención del Estado y logren
cambios. Una cultura sólida de derechos humanos y un Estado de derecho fuerte son
requisitos importantes para la protección de los defensores de derechos humanos y de
la naturaleza en ejercicio del derecho a la libertad de asociación y reunión, por lo que,
para la misma autora:
los Estados deberían garantizar un ambiente propicio en el que la fuerza pública, especialmen-
te la policial respete íntegramente a los manifestantes; deberían promover además, mecanis-
mos de rendición de cuentas eficaces, así como la posibilidad de que las víctimas de violacio-
nes de los derechos humanos en el contexto de protesta social puedan interponer recursos y
obtener reparaciones (ACNUDH, 2014a: 14).
38
Capítulo 2
1. El “extractivismo” latinoamericano
El papel que ha jugado la extracción y exportación de los recursos naturales como ma-
teria prima a lo largo de la historia, tanto en países industrializados como en aquellos
que son proveedores, fue fundamental para sostener la dinámica económica de merca-
do actual. El petróleo y los minerales como el carbón o el cobre se posicionaron en la
cima de las necesidades mundiales, como sostén de la matriz energética.
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Un continente en resistencia. Extractivismo y criminalización a defensores y defensoras de...
público, lo cual pudo haber favorecido el rechazo a cualquier tipo de sistema de carac-
terísticas intervencionistas (Batista Polo, 2009: 14). En esta línea, según Batista Polo,
el modelo económico generó “la reivindicación del poder del mercado y su papel en el
desarrollo económico y social, la prevalencia del sector privado sobre el público y la eli-
minación de la función del Estado en el desarrollo de la economía” (p. 15).
América Latina aplicó un sistema que establecía una serie de medidas que permi-
tían y facilitaban el comercio internacional entre los países en vías de desarrollo y los
desarrollados. La finalidad era impulsar el crecimiento económico a través de acuerdos
comerciales bilaterales o multilaterales; y por otra parte, controlar las finanzas públi-
cas del Estado reduciendo su tamaño y minimizando o casi eliminando los subsidios
(Martínez y Reyes, 2012: 43).
Toda esta crítica al modelo cepalino y a la implementación del neoliberalismo en
la región impulsaron, en los noventa, un refortalecimiento de la actividad de extrac-
ción y exportación de recursos naturales que, además, pudo haber sido “potenciada”
por las políticas globalizantes, aperturistas y privatizadoras del modelo, iniciándose
así un sostenido proceso de desindustrialización relativa y reprimarización de la eco-
nomía10 (Seoane, 2012: 8). En este contexto, los Estados y las empresas, generalmente
transnacionales, al parecer necesitan cada vez mayor territorio para desarrollar su
actividad, escenario que habría devenido en despojo de las comunidades y conflictos
sociales y ambientales.
Para describir este fenómeno, en las últimas décadas se utiliza la palabra “extrac-
tivismo”, intentando asemejar la extracción y exportación de recursos naturales a un
proceso de industrialización (Seoane, 2012: 5). Según Gudynas (2013: 2) de acuerdo
con esa perspectiva, el extractivismo minero o petrolero es una industria más. Por lo
tanto, este término no se aplicaría a las actividades de pequeña o mediana escala, sino
únicamente a los grandes emprendimientos. A pesar de ser un término empleado por
los economistas por lo menos desde la década de 1950, se volvió muy popular en los
países del sur, al ser utilizado por agencias de desarrollo como el Banco Mundial. A su
vez, empresarios y gobiernos lo han adoptado para defender al extractivismo como una
industria (Gudynas, 2013: 3).
Las constantes referencias al extractivismo en el pensamiento social y el debate
político resultan novedosas (Seoane, 2012: 5) y remiten al modelo productivo socioe-
conómico que se basa en la explotación de bienes comunes naturales que, con poco o
ningún procesamiento, es comercializado en el mercado internacional. Ello incluye a
aquellos recursos naturales que son considerados no renovables, como el petróleo y la
minería. Pensadores actuales como Acosta (2012) o Svampa (2011) lo han ampliado a
actividades como la agroindustria, la bioproducción y a megaproyectos de infraestruc-
tura en materia de transporte o energía como hidroeléctrica, carretera o puertos. En
palabras de Svampa, estos proyectos:
abonan a una lógica extractivista a través de la consolidación de un modelo tendencialmen-
te mono-productor, que destruye la biodiversidad, conlleva el acaparamiento de tierras y la
10 Por ejemplo, entre 1975 y 2000, la participación de la industria en el PIB regional descendió más de un 30%;
así como se elevó el peso de las exportaciones latinoamericanas respecto del PIB del 11,6% en 1975 al 23,7%
en 2003 asentadas fundamentalmente en el crecimiento de los commodities (Arceo, 2006: 5).
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Un continente en resistencia. Extractivismo y criminalización a defensores y defensoras de...
deslegitimar las críticas al neoliberalismo y, según Seoane (2012: 9), para “consolidar
los cambios y las continuidades respecto del modelo vigente en la década anterior en
un contexto de relativa trasparencia institucional” y una supuesta estabilización de las
relaciones comerciales internacionales entre países proveedores y compradores, en un
contexto que podría llamarse “de nueva dependencia”.
En este sentido, el crecimiento de las economías latinoamericanas en esta época es-
tuvo estrechamente relacionado a las exportaciones de commodities,11 y se manifestó tan-
to en el incremento de los volúmenes exportados como en el de sus precios, asegurando
saldos favorables en la balanza comercial y las cuentas públicas (Seaone, 2012: 10).
En este orden de ideas, Svampa (2013) señala que estamos atravesando un nuevo
orden económico en América Latina a partir de la crisis neoliberal, marcada por la
centralidad del extractivismo. Este modelo mantendría la matriz previa. Así, la autora
sugiere que Latinoamérica pasó del Consenso de Washington a un “Consenso de las
Commodities”, pues:
(…) si bien es cierto que la explotación y exportación de materias primas no son actividades
nuevas en América Latina, resulta claro que en los últimos años del siglo XX, en un contexto
de cambio del modelo de acumulación, se ha intensificado notoriamente la expansión de me-
gaproyectos tendientes al control, la extracción y la exportación de bienes naturales, sin mayor
valor agregado. Por ende, lo que de modo general aquí denominamos “Consenso de los
Commodities” subraya el ingreso en un nuevo orden, a la vez económico y político-ideológico,
sostenido por el boom de los precios internacionales de las materias primas y los bienes de
consumo cada vez más demandados por los países centrales y las potencias emergentes,
lo cual genera indudables ventajas comparativas visibles en el crecimiento económico y el
aumento de las reservas monetarias, al tiempo que produce nuevas asimetrías y profundas
desigualdades en las sociedades latinoamericanas (Svampa, 2013: 31).
Según CEPAL (2013), los países de Sudamérica poseen una de las mayores reser-
vas minerales del planeta: un 65% de las reservas mundiales de litio, un 42% de plata,
un 38% de cobre, un 33% de estaño, un 21% de hierro, un 18% de bauxita y un 14% de
níquel; aunque se estima que el potencial minero es aún mayor, ya que la información
geológica disponible es parcial. También son importantes las reservas petroleras, sobre
todo tras la certificación de los crudos extrapesados de la Faja del Orinoco en la Repú-
blica Bolivariana de Venezuela. La región posee, además, alrededor de un 30% del total
de los recursos hídricos renovables del mundo, lo que correspondería a más del 70%
del agua del continente americano (CEPAL, 2013: 7).
Este nuevo orden se caracteriza por un agresivo proceso de reprimarización de
las economías latinoamericanas, al acentuar su reorientación hacia actividades extrac-
tivas. Según la Comisión de las Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo
(UNCTAD, 2016), en 2014 las materias primas agrícolas, mineras y commodities deri-
vados representaron el 78% de las exportaciones de los países de Latinoamérica, contra
11 A lo largo de este trabajo se ha utilizado el término recursos naturales para hacer referencia a los productos
originados por la actividad extractiva, pues, según Gudynas (2013: 4) este es el “término más adecuado, para
dejar en claro que su fuente de origen es la Naturaleza”, por lo que la lucha antiextractivista se relaciona no solo
a la defensa de derechos humanos, sino también, prioritariamente, de la naturaleza. Sin perjuicio de ello se usan
también los términos “materias primas” o commodities, siguiendo la lectura que realizan las instituciones interna-
cionales. Asimismo, se debe precisar que, a los fines del presente trabajo, el extractivismo involucra la exporta-
ción de recursos naturales sin procesar o poco procesados y los proyectos energéticos y de movilidad conexos.
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Harold Burbano Villarreal
solo el 33% del total mundial. Las manufacturas de alta tecnología, en cambio, repre-
sentaron el 9% y el 26%, respectivamente.12
Este proceso de fortalecimiento del papel de la extracción y exportación de re-
cursos naturales en la economía de la región se puede observar también a través de la
desaceleración en el crecimiento que ha tenido América Latina en los últimos 5 años,
hecho que podría ser directamente proporcional a la disminución de los precios de las
materias primas, especialmente el cobre y el petróleo. En este sentido, según el Banco
Mundial (2016), hasta el año 2010, el índice de crecimiento promedio del PIB de la
región llegó 6,1% anual. En ese año, el precio del petróleo fue de 83 dólares por barril
y el de la libra de cobre, 3,20. Por el contrario, en el año 2015, el crecimiento de Amé-
rica Latina fue únicamente del 0,4%, teniendo precios del petróleo de 37 dólares y de
la libra de cobre en 2,50.
Por otro lado, desde el punto de vista político, es necesario entender que durante la
primera década del siglo XXI, se diversificaron los grupos que alcanzaron el poder en
la gran mayoría de los países de Latinoamérica, por lo que se deja atrás el alineamiento
al Consenso de Washington.
Según señala Gudynas (2009: 181-182) la izquierda tradicional cuestionó históri-
camente los mecanismos de inserción de América Latina dentro de la economía mun-
dial, entre ellos el extractivismo. La dependencia exportadora primaria –especialmente
de los sectores mineros y petroleros–, las condiciones laborales, el enorme poder de las
empresas extranjeras y la mínima presencia estatal fueron objeto de su severa mirada.
Se reclamaba cambiar el rumbo, romper con la dependencia global histórica, diversifi-
car la producción y hasta voltear la mirada a modelos económicos locales o comunita-
rios (p. 182).
El orden neoliberal queda, entonces, atrás tras las sucesivas victorias electorales
de partidos, coaliciones o agrupamientos que se definían como progresistas o nueva
izquierda.13 Estos nuevos gobiernos habrían estado presentes en siete países: Néstor
Kirchner y Cristina Fernández, en Argentina; Evo Morales, en Bolivia; Rafael Correa,
en Ecuador; Luis Inacio Lula da Silva y Dilma Rousseff, en Brasil; Tabaré Vázquez y
José Mujica, en Uruguay; y Hugo Chávez y Nicolás Maduro, en Venezuela. Por otra
parte, algunos países habrían permanecido con gobiernos conservadores o de derecha,
como Alan García, Ollanta Humala y Pedro Pablo Kuczynski, en Perú; y Alvaro Uribe
y Juan Manuel Santos, en Colombia (Gudynas, 2009: 189).
Al parecer estos gobiernos serían muy distintos entre sí, e incluso existirían diversi-
dades notables al interior de cada uno de ellos. Según Gudynas:
En unos casos, el Poder Ejecutivo descansa en una coalición de partidos diversos, tanto
de derecha como izquierda (tal como se observa en Brasil), mientras que en otros casos no
existe el respaldo de un partido político organizado y formal (como se observa en Ecuador).
Las tendencias políticas presentan matices, y a veces diferencias importantes, y es usual en-
contrar en la prensa rótulos tales como “izquierda radical” para los casos de Bolivia, Ecuador
y Venezuela, mientras que no es raro que se tipifique la situación de Brasil, Chile y Uruguay
como similar a la socialdemocracia europea. En unos casos incluso tuvieron lugar reformas
12 Estos datos han sido actualizados. Maristella Svampa, en el artículo citado, hace referencia a datos del año
2011; al momento de la realización de este trabajo, los datos más recientes en la página web de UNCTAD son
los de 2014.
13 Para ampliar, ver Natalia Sierra (2011).
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constitucionales (Bolivia, Ecuador, Venezuela), entendidas como una necesaria refundación del
Estado. A pesar de esas diferencias, los gobiernos de la nueva izquierda sudamericana com-
parten su crítica al reduccionismo de mercado, que prevaleció en las décadas de 1980 y 1990,
y lo han intentado de diversas maneras, despliegan otro activismo estatal, y postulan la lucha
contra la pobreza como una de sus tareas prioritarias (Gudynas, 2009: 190).
Para Boaventura de Sousa Santos (2010: 128), el sistema capitalista (en el que se en-
marcan los modelos neodesarrollistas) genera un sistema constante de desigualdad y
exclusión. En este sentido, América Latina es el reflejo de esta premisa, y el extracti-
vismo, el mecanismo por el cual se acentúan de forma crítica estas realidades. En este
orden de ideas, De Sousa Santos manifiesta que:
En cuanto a la desigualdad, la función del Estado consiste en mantenerla dentro de unos
límites que no impidan la viabilidad de la integración subordinada. En lo que respecta a la ex-
clusión, su función es la de distinguir entre las diferentes formas aquellas que deben ser objeto
de asimilación o, por el contrario, objeto de segregación, expulsión o exterminio (De Sousa
Santos, 2003: 129).
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y además, tras la salida de las comunidades, “la minería ilegal toma un inusitado im-
pulso amparado por grupos al margen de la ley contribuyendo a la grave devastación
ambiental del territorio indígena” (CODHES, 2016/06/22: 11h50).
En Bolivia, los indígenas guaraníes de la Tierra Comunitaria de Origen Takovo
Mora, ubicada en la provincia Cordillera del departamento de Santa Cruz, son despo-
jados de su territorio ancestral por los proyectos petroleros impulsados por la empresa
Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos del Chaco (YPFB), sin realizar siquiera
la consulta previa. Con la aprobación en el auge de la época neoliberal de la Ley del
Instituto Nacional de Reforma Agraria en 1996, se habría dado prioridad a la titula-
ción de los predios a empresarios extractivos y ganaderos para que realicen su actividad,
dejando a las comunidades indígenas del Chaco boliviano sin ningún título dentro de
su territorio ancestral. Este hecho provoca que en 2012, se inicie un proceso de despla-
zamiento de las comunidades que dura hasta la actualidad. (Defensoría del Pueblo del
Estado Plurinacional de Bolivia, 2016: 6-7).
En Chile encontramos a Lumaco (agua de luma), comuna de la región de La
Araucanía. Está ubicada entre el valle central del país y la cordillera de Nahuelbuta-
“Nagche”, territorio ancestral mapuche. Según el Grupo Internacional de trabajo sobre
asuntos indígenas (IWGIA, 2012: 22) la población de Lumaco cuenta con 11.405 ha-
bitantes, de los cuales 7273 viven en las zonas rurales. Pero, a pesar de ser considerado
territorio ancestral de la comunidad, el 26% del total de la superficie comunal son pro-
piedad de empresas forestales (Mininco, Arauco y Millalemu) y solo el 10% de la co-
munidad mapuche. Las plantaciones forestales provocan desplazamientos y una serie
de efectos y cambios respecto de la convivencia de las familias indígenas con el medio.
Según IWGIA (p. 24), el principal impacto que se genera es la baja disponibilidad de
recursos hídricos para las plantaciones y la escasez de agua para consumo.
En Brasil, el caso de la construcción de la represa de Belo Monte ejemplifica el
despojo y exclusión de las comunidades causadas por el extractivismo. Belo Monte es
la tercera represa más grande del mundo, construida en uno de los ecosistemas más
importantes del planeta: la selva amazónica. Norte Energia es el consorcio empresarial
público-privado que lidera el proyecto, y en el que comparten acciones el grupo eléc-
trico estatal Electrobras con capital privado y la multinacional Iberdrola. La represa es
construida a lo largo del río Xingú, en Pará, un estado del norte de Brasil, y su cons-
trucción desvía de su curso el 80% del río a través de un canal de 500 metros de ancho
y setenta y cinco kilómetros de largo. La construcción de este canal requiere remover
más tierra que la utilizada para construir el Canal de Panamá. Deben ser inundados
516 km2 de tierra, de los cuales 400 km2 serían de bosque en pie. Belo Monte produce
el desplazamiento forzado de más de 20.000 indígenas y pobladores campesinos. Al-
gunas comunidades de la zona de influencia del proyecto ya han sido forzadas a dejar
sus hogares después de varias ventas de sus tierras, calificadas como forzadas. Otros
todavía siguen negociando. Tal como señala Svampa en su entrevista con Arellano
Ortiz (2014): “el extractivismo abre un nuevo capítulo en la violación de los derechos
humanos”.
En este sentido, los impactos a los derechos humanos y de la naturaleza ocasio-
nados por la actividad extractiva podrían ser múltiples y diferentes según el tipo de
actividad. Según la CIDH (2015a: 18), los monocultivos, por ejemplo, acarrean efectos
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la justicia”, habiéndose configurado así nuevos colectivos sociales que promueven vi-
siones críticas o alternativas a la explotación del ser humano y la naturaleza. Por su
lado, Svampa (2013: 40) ha analizado que en este proceso se insertan, las comunidades
afectadas, los nuevos movimientos socioambientales, tanto rurales como urbanos, con-
formados por individuos de diferentes clases sociales y caracterizados por una diná-
mica colectiva y una importante demanda de autonomía, ciertas ONG ambientalistas
y diferentes colectivos culturales y académicos, en los cuales “abundan intelectuales y
expertos, mujeres y jóvenes, que no solo acompañan la acción de organizaciones y mo-
vimientos sociales, sino que en muchas ocasiones forman parte de ellos”. Así también,
se podrían agregar a los organismos internacionales de derechos humanos, los cuales,
por presión del movimiento, habrían vinculado a su agenda la temática ambiental.
Esta explosión de resistencias es evidente en América Latina. En cada uno de
los países, se pueden identificar referentes de esta lucha. En Ecuador, por ejemplo, se
promueven iniciativas ciudadanas como el colectivo YASunidos, del año 2013, confor-
mado tanto por organizaciones sociales de derechos humanos, ecologistas, feministas, y
otras organizaciones de la sociedad civil, así como personas particulares, en su mayoría
jóvenes. La agenda inicial estuvo basada en la lucha contra la explotación petrolera
en el parque Nacional Yasuní, una de las zonas más biodiversas del mundo según la
UNESCO (2001). Poco tiempo después, sus objetivos se diversificaron, por lo que
actualmente se han catalogado como un movimiento nacional contra el extractivismo
(CASE, 2015: 15). Las resistencias locales han sido indispensables para frenar el avan-
ce de los proyectos extractivos en el país. En la zona sur del Ecuador, conformada por
las provincias de Morona Santiago, Zamora Chinchipe, Azuay, Loja, El Oro y Cañar,
se habría articulado la Asamblea de los Pueblos de Sur, organización que estaría coor-
dinando la lucha antiextractiva con las comunidades afectadas. En Azuay se podría
sumar la Federación de Organizaciones del Azuay (FOA) y la Unión de Sistemas
Comunitarios de Agua (UNAGUA), que rechazan la implementación del proyecto
minero Loma Larga.
En Perú, por su lado, el rol que habrían jugado las ONG especializadas en la ma-
teria como la Asociación Labor, CooperAcción, la Sociedad Peruana de Derecho Am-
biental (SPDA), la Asociación Derecho, Ambiente y Recursos Naturales (DAR) y más
recientemente el Movimiento Ciudadano frente al Cambio Climático (MOCICC) o
el Grupo de Formación e Intervención para el Desarrollo Sostenible (GRUFIDES) en
la formulación y consolidación de un debate interno sobre la política ambiental resulta
clave para visibilizar la problemática que atraviesan diversos sectores y comunidades
indígenas y campesinas enfrascados en conflictos por la implementación de proyec-
tos extractivos y en defensa de sus territorios y derechos colectivos. La relación con
sectores alrededor de organizaciones indígenas o campesinas a escala nacional, como
la Confederación Nacional de Comunidades Afectadas por la Minería (CONACA-
MI) y la Asociación Interétnica de Desarrollo de la Selva Peruana (AIDESEP), entre
otras, junto con organizaciones supranacionales como la Coordinadora Andina de
Organizaciones Indígenas (CAOI) o la Coordinadora de las Organizaciones Indígenas
de la Cuenca Amazónica (COICA), han sido de gran importancia para darle alcance
transnacional y orientación política a sus acciones de incidencia local e internacional
(Fernández y Carpio, 2015: 42).
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con la Ley Nº 3058 de 2005, que dedica parte de su redacción a la protección de los
derechos de los pueblos indígenas. Pero esta ley es implementada posteriormente a
través del Decreto Supremo Nº 29.033 de 2007 denominado Reglamento de Consulta
y Participación para Actividades Hidrocarburíferas, el cual sufre tres modificaciones,
en 2007, 2008 y 2015. Diversas organizaciones, entre ellas el CEJIS, habrían expresado
preocupación por la última de estas, debido a que representaría un retroceso en la nor-
mativa sobre derechos indígenas, ya que se reduce el proceso de consulta previa para la
extracción de hidrocarburos únicamente a cuarenta y cinco días. Dispone, además, que
si los pueblos no responden al pedido de consulta en el plazo establecido, se podría
prescindir de la misma y continuar con el trámite de licencia mediante una resolución
administrativa (CIDH, 2016: 91).
Como se puede notar, existe una reacción regional de la sociedad civil frente al mo-
delo extractivista y sus efectos en el territorio y los pueblos. Las organizaciones sociales
asumen una dinámica crítica y de exigibilidad de derechos, pues, como se podría ad-
vertir en los ejemplos citados, están separadas de las organizaciones político-partidistas,
manteniendo independencia y construyendo una identidad basada en la defensa de
derechos.
2.1. La protesta social como ejercicio del derecho a defender los derechos humanos y
de la naturaleza
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Puede ser que el voto universal sea un excelente comienzo, pero es solo eso, un co-
mienzo (Rodríguez Alzueta, 2016).
En este sentido, el disenso debería pensarse como una condición necesaria para la
existencia de las democracias actuales, más que el consenso, tal como se proclamó his-
tóricamente. La protesta social no es un derecho en sí mismo, sino una manifestación
de exigencia de los derechos reconocidos en toda sociedad democrática, por lo que
podría entenderse, entonces, que las acciones de protesta social deben ser respetadas y
garantizadas por los Estados, ya que constituyen uno de los mecanismos no institucio-
nales de ejercicio del derecho a defender los derechos.
Según Oliver Olmo y otros (2015: 25), las protestas pueden trascender el orde-
namiento jurídico, en tanto que de estas manifestaciones de exigibilidad y defensa
depende la existencia de dicho ordenamiento. Ejemplos de esta premisa pueden ser los
impulsos constituyentes de las últimas décadas en Ecuador o Bolivia y el camino hacia
la Ley de Consulta previa, libre e informada en el Perú.
Las sociedades actuales deben moverse entre dos ideas de democracia, la primera,
una idea restringida, en la que impera el elitismo de las instituciones y la desconfianza
en la participación del ciudadano o ciudadana; y una segunda, más ampliada, en la que
la participación de la ciudadanía, sin importar el mecanismo utilizado, sea prioritaria
en la toma de decisiones públicas (Gargarella, 2004: 141). Es en este proceso donde
el papel de las personas y organizaciones defensoras de derechos humanos se torna
fundamental, pues, en la mayoría de los casos, la institucionalidad podría inclinarse por
una visión elitista, y será necesario que desde la sociedad civil se ejerza un contrapeso
real para que la participación ciudadana pueda tener un papel protagónico, con el úni-
co fin de lograr la plena vigencia y ejercicio de los derechos humanos y de la naturaleza.
Así, la garantía del ejercicio de la protesta social pasa a ser una condición necesa-
ria en la construcción de las verdaderas democracias en América Latina (Rodríguez,
2016/17/06: 17h02), en donde los ciudadanos empoderados, día a día, se conviertan
en defensores de derechos humanos y de la naturaleza y de exigirle a los Estados el
cumplimiento de sus obligaciones y respeto y garantía a sus derechos, para así poder
desarrollarse y tener la capacidad de reproducir la vida en sociedad.
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Capítulo 3
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la CIDH (2016), con la aprobación de este instrumento, la OEA habría dado un paso
histórico en cuanto al reconocimiento, la promoción y la protección de los derechos de
los más de cincuenta millones de hombres, mujeres, jóvenes, niños y niñas indígenas de
la región. El texto reconoce el derecho fundamental de los pueblos indígenas a la libre
determinación, a sus territorios ancestrales, a la consulta y al consentimiento previo,
libre e informado. A su vez, destaca su derecho a vivir libres de genocidio y otras for-
mas de asimilación, discriminación racial, racismo, intolerancia y violencia. Asimismo,
fomenta el respeto, el desarrollo y el fortalecimiento de las culturas, tradiciones, formas
de vida e idiomas indígenas, resaltando su derecho a impartir o a tener acceso a edu-
cación en sus propios idiomas y cultura, tal como el derecho de promover, desarrollar
y acceder en igualdad de condiciones a todos los sistemas y medios de comunicación.
Además, la Declaración protege el derecho de pueblos indígenas a la salud y a un me-
dio ambiente sano, y el derecho a la igualdad de género de las mujeres indígenas.
Este instrumento refleja las particularidades de la región, ya que es el primero en
reconocer los derechos de los pueblos y comunidades indígenas en aislamiento volun-
tario y en contacto inicial a permanecer en dicha condición y a vivir de forma libre y de
acuerdo a su cultura y cosmovisión. Así también, haciendo un análisis prima facie de la
Declaración, se puede señalar que en algunos derechos va más allá de lo establecido en
la Declaración de Naciones Unidas en la materia, por ejemplo, en cuanto al derecho de
los pueblos indígenas a la familia y su derecho a la paz y la seguridad.
Si bien el proceso para su adopción no fue fácil, la firma de la Declaración consti-
tuye una muestra más del interés que tendrían los Estados latinoamericanos en ampliar
normativamente los derechos de los pueblos indígenas y campesinos de la región. Ade-
más, resulta una contribución importante al desarrollo de estándares normativos adop-
tados por los países de América Latina en la materia, que debe leerse en conjunto con
los demás instrumentos de derechos humanos, tales como la Declaración de Naciones
Unidas sobre los Derechos de Pueblos Indígenas, el Convenio 169, la Convención
Americana, la Declaración Americana sobre los Derechos y Deberes del Hombre y los
tratados especializados del sistema interamericano y universal.
Por otro lado, dado que la actividad de las empresas nacionales o transnacionales
tiene un alto impacto sobre la realización de los derechos de los individuos o las co-
munidades, en el año 2005 el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas
solicita al secretario general de la ONU que designe a un representante especial para
investigar una serie de temas importantes relacionados con las empresas y los derechos
humanos (Ruggie, 2007: 821). La persona designada es John Ruggie, profesor de la
Universidad de Harvard quien realiza una investigación exhaustiva sobre este tema y
publica una serie de informes entre 2005 y 2011 (Bilchitz, 2010). En abril de 2008, se
hace pública su propuesta de marco para imponer responsabilidades en materia de de-
rechos humanos sobre las empresas. Esta propuesta finalmente es aprobada en marzo
de 2011 por la Asamblea General de la ONU, generándose así los Principios Rectores
sobre las empresas y los derechos humanos.
Estos principios establecen el deber del Estado de proteger a la población de los
efectos adversos que podrían producir las empresas que se encuentran bajo su jurisdic-
ción o en su territorio. También refieren a la responsabilidad de todas las empresas, sea
cual sea su tamaño, su sector o el país en el que se encuentren, de respetar los derechos
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En esta misma línea, los textos constitucionales de Ecuador y Bolivia dan a la na-
turaleza la calidad de sujeto de derechos. La constitución de Ecuador, en su artículo
setenta y uno, por ejemplo, prescribe que la naturaleza es el lugar donde se reproduce
y se realiza la vida, y por lo tanto tendría el derecho a que se respete integralmente su
existencia y el mantenimiento y regeneración de sus ciclos vitales, estructura, funciones
y procesos evolutivos. En este sentido, reconoce también que toda persona, comunidad,
pueblo o nacionalidad tiene la posibilidad de exigir a la autoridad pública el cumpli-
miento de los derechos de la naturaleza y, además, que el Estado debe incentivar a las
personas naturales y jurídicas y a los colectivos, para que protejan la naturaleza y pro-
muevan el respeto a todos los elementos que forman un ecosistema.
Todo lo expresado anteriormente podría llevarnos a advertir que ha existido un
proceso constante de ampliación normativa de derechos humanos y de la naturaleza en
la región, proceso que al parecer irradiaría al derecho a defender los derechos.
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protección de estos derechos. De tiempo atrás, los órganos del sistema interamericano
prestan particular atención al derecho de los pueblos indígenas y tribales a la propie-
dad comunal sobre sus tierras y recursos naturales como un derecho en sí mismo y en
cuanto garantía del disfrute efectivo de otros derechos básicos. Para la CIDH (2009:
2), por ejemplo, la protección del derecho a la propiedad de los pueblos indígenas so-
bre sus territorios es un asunto de vital importancia, porque su goce efectivo implica
no solo la protección de una unidad económica, sino la protección de los derechos
humanos de una colectividad que basa su desarrollo económico, social y cultural en la
relación con la tierra. Por su lado, la Corte IDH subraya que los derechos territoriales
de los pueblos indígenas se relacionan con el derecho colectivo a la supervivencia como
pueblo organizado, con el control de su territorio como una condición necesaria para la
reproducción de su cultura, para su propio desarrollo y para llevar a cabo sus planes de
vida (Corte IDH, 2005a: 34).
En este orden de ideas, este tribunal, en casos como el de la Comunidad Awas
Tingni (2001), Yakye Axa (2005), Saramaka (2008) o Sarayaku (2012), ha emitido
sentencias que crean una línea jurisprudencial sobre los derechos territoriales indíge-
nas estableciendo que la propiedad comunitaria debe estar amparada en el artículo 21
de la Convención Americana y, por ende, los pueblos indígenas tienen el derecho al
uso y goce de la misma, resaltando la estrecha vinculación con sus tierras tradicionales
y los recursos naturales ligados a su cultura. Además, se considera que este derecho
debe ser salvaguardado no solo porque es su principal medio de subsistencia, sino por-
que también constituye un elemento integrante de su cosmovisión, religiosidad y de su
identidad cultural (CIDH, 2009: 2).
Podría decirse, entonces, que durante los últimos años, la doctrina y la jurisprudencia
del sistema interamericano contribuyeron a desarrollar los contenidos del derecho de
propiedad de los pueblos indígenas sobre sus tierras, territorios y recursos naturales, con
base en las disposiciones de la Convención Americana interpretadas a la luz de las nor-
mas del Convenio 169 y de la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos
de los Pueblos Indígenas, por lo que se habría conformado, en palabras de la CIDH
(2009: 3) un “corpus iuris coherente que define las obligaciones de los Estados miembros
de la OEA en relación con la protección de los derechos de propiedad indígenas”.
El derecho al territorio, además, es interpretado como una prohibición de despla-
zamiento forzado. En este sentido, este tipo de desplazamiento es definido por los
Principios Rectores sobre Desplazamientos Internos de Naciones Unidas como la
movilidad de una individuo o colectivo cuando se ha visto forzado u obligado a escapar
o huir de su hogar o de su lugar de residencia habitual, en particular como resultado de
–o para evitar– los efectos de un conflicto armado, de situaciones de violencia genera-
lizada, de violaciones de los derechos humanos o de catástrofes naturales o provocadas
por el ser humano, y que no ha cruzado una frontera estatal internacionalmente reco-
nocida.21 En este sentido, los pueblos indígenas, campesinos y sus miembros cuentan
con el derecho a no ser desplazados por agentes del Estado y a ser protegidos del des-
plazamiento forzado de sus territorios por cualquier causa. El desplazamiento forzado
21 Para ampliar, ver ONU (1998). La Comisión de Derechos Humanos tomó nota de estos Principios Rectores.
Ver también: Resolución 50 del Comité de Derechos Humanos del 17 de abril de 1998.
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22 Para esta afirmación se toma como punto de partida la sentencia del caso de la comunidad Awas Tigni, emi-
tida por la Corte IDH en el año 2000
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En Bolivia, la Constitución de 2009 señala, en su artículo 30. II Nº 15, que los pue-
blos indígenas y campesinos tienen derecho a ser consultados mediante procedimien-
tos apropiados, y en particular a través de sus instituciones ancestralmente reconocidas,
cada vez que se prevean medidas legislativas o administrativas susceptibles de afec-
tarlos. En este marco, se respeta y garantiza normativamente el derecho a la consulta
previa obligatoria, realizada por el Estado, de buena fe y concertada, respecto a la ex-
plotación de los recursos naturales no renovables en el territorio que habitan. Además,
se emite el Decreto Nº 2298 del 18 de marzo de 2015, que regula los procedimientos
de consulta previa, libre e informada en actividades petroleras y gasíferas, elaborado
conjuntamente con las organizaciones indígenas afectadas.
En Colombia, por su parte, está vigente el Decreto Nº 1320 de 1998, el cual regula
la consulta previa con comunidades indígenas y afrocolombianas afectadas por la ex-
plotación de los recursos. En el año 2008, la Corte Constitucional colombiana declara
la nulidad de la Ley Forestal, y en el año 2009, la del Estatuto de Desarrollo Rural de-
bido a la falta de participación de las organizaciones indígenas y afrocolombianas y, en
especial, por haber omitido la consulta previa; la Corte, además, a través una sentencia,
habría suspendido en el año 1997 la explotación petrolera en las comunidades U’wa;
y en el año 2009, las actividades mineras de la empresa Muriel Mining (Schilling-
Vacaflor y Flemmer, 2013: 23). Las decisiones de la Corte Constitucional colombiana
tienen gran importancia en ese país para la definición y aplicación concreta de consul-
tas previas. De acuerdo con la decisión de la Corte IDH (2008), en el caso Kimel vs.
Argentina, la Corte Constitucional de Colombia dictamina que en los proyectos de ex-
plotación de recursos, con fuertes repercusiones sociales, culturales y ecológicas sobre la
población local, se debe obtener el consentimiento de esta. Por lo tanto, en estos casos,
las decisiones de las comunidades deberán ser consideradas vinculantes.23
En Chile, el 28 de mayo de 2012, por medio del Consejo de Ministros para la
Sustentabilidad, se aprobó el Reglamento del Sistema de Evaluación de Impacto Am-
biental, publicado el 12 de agosto de 2013 como Decreto Supremo Nº 40 del Minis-
terio de Medio Ambiente. Asimismo, el 15 de noviembre de 2013, mediante Decreto
Supremo Nº 66, el Ministerio de Desarrollo Social aprueba el reglamento que regula
el procedimiento de consulta indígena en virtud del artículo 6 Nº 1 literal a) y Nº 2 del
Convenio 169, que fue publicado el 4 de marzo de 2014.
En Ecuador, el derecho a la consulta fue reconocido explícitamente tanto en
la Constitución de 1998 como en la de 2008. La Constitución vigente establece
que los recursos no renovables ubicados dentro del país son patrimonio inalienable,
irrenunciable e imprescriptible del Estado (arts. 1, 317, y 408), lo cual lo faculta
para administrarlos, regularlos, controlarlos y gestionarlos (art. 313). Pero esta
potestad respecto a este tipo de recursos no es absoluta, ya que cuenta con límites
y deberes que deben guiar su actuación. La misma Constitución plantea, por ejem-
plo: 1) la obligación de consultar previamente a pueblos indígenas por explotación
de recursos naturales en sus territorios (art. 57.7); 2) la restauración y adopción
de medidas para eliminar o mitigar consecuencias por impacto ambiental en la
explotación de recursos naturales (art. 72); 3) la gestión de recursos no renovables
23 Para ampliar, ver fallos de la Corte Constitucional colombiana: T-382 de 2006, T-769 de 2009 y T-129 de
2011.
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24 La criminalización de los defensores podría consistir en la manipulación del poder punitivo del Estado por
parte de actores estatales y no estatales, con el objetivo de controlar, castigar o impedir el ejercicio del derecho
a defender los derechos humanos y de la naturaleza. Esta podría tomar lugar, por ejemplo, mediante la presen-
tación de denuncias infundadas o a través de la sujeción a procesos penales prolongados (CIDH, 2016: 18).
25 Información extraída del video: Caimanes Testimonios de la criminalización de la protesta social, disponible
en: http://www.youtube.com/watch?v=WPFsUGt0Zvs.
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para el material de desecho que, al parecer, serían arrojados en las quebradas que
drenan hacia el río Lluta, ubicado en las inmediaciones de la mina. La resistencia al
proyecto está encabezada desde sus inicios por la Junta de Vigilancia del Río Lluta, por
la Coordinadora Aymara de Defensa de los Recursos Naturales y la Junta de Vecinos
Nº 1 de la comuna de Putre, quienes a través de varios reclamos judiciales y adminis-
trativos, lograron que en mayo de 2015, el Consejo de Ministros niegue a la empresa el
permiso ambiental para el inicio de la etapa de explotación.
El 19 de agosto del año 2013, un total de 50 personas fueron detenidas luego de
una protesta y la toma temporal de la Gobernación provincial de Arica en rechazo a
la aprobación de la Comisión de Evaluación Ambiental del proyecto minero. Los ma-
nifestantes llegaron tras realizar una marcha pacífica que partió desde la Intendencia.
Según el Observatorio Latinoamericano de Conflictos Ambientales (2013) luego de
lo sucedido, Fuerzas Especiales de Carabineros desalojaron a los comuneros, quienes
fueron violentamente atacados con un desproporcionado uso de la fuerza, utilizando
carros hidrantes para dispersar a los manifestantes que se encontraban en las afueras
del recinto. Todos los detenidos pasaron a la Tercera Comisaría de Arica, en donde se
les inició un proceso por el delito de terrorismo.
c) Caso de la comunidad de Putaendo-Proyecto Vizcachitas: Vizcachitas es un pro-
yecto de cobre y molibdeno llevado adelante por la minera canadiense Andes Copper en
plena cordillera de Los Andes, al inicio de la cuenca del río Putaendo. La comunidad
del mismo nombre se declaró en resistencia contra la eventual operación minera, ya que
podría acarrear un gran impacto ambiental y social sobre el río Rocín o el estero de Cha-
laco, alimentadores de la cuenca. El 21 de enero de 2016, un grupo de vecinos del sector
Las Coimas, en su mayoría jóvenes, interrumpieron el tránsito en la carretera E-71, a
la altura del Paradero 25. De acuerdo con información presentada por el Observatorio
Latinoamericano de Conflictos Mineros (OCMAL, 2016), la manifestación se inició
pasadas las 21 horas. A través de Radio FM Vida, el teniente de Carabineros, Ángelo
Acevedo, expuso que no iba a haber diálogo entre los uniformados y los manifestantes,
lo que tornó más tenso el ambiente. Posteriormente, se llevó a cabo un desalojo violento,
situación por la que los manifestantes se dispersaron hacia los sitios colindantes ingre-
sando hacia los cerros del sector, produciéndose nuevos enfrentamientos con personal de
Carabineros. Tras la manifestación, dos personas fueron procesadas por el delito de mal-
trato de obra a Carabineros. El expediente continuaría abierto hasta la actualidad.
2) Argentina
a) Caso Minera Agua Rica: El proyecto minero Agua Rica de oro, cobre y molib-
deno, administrado por el consorcio suizo-canadiense Glencore Xstrata, Goldcorp y
Yamana Gold, se encuentra ubicado en la provincia de Catamarca, departamento de
Andalgalá, a doscientos cuarenta kilómetros de la capital provincial. El proyecto es tres
veces más grande que Alumbrera, la mayor mina de la zona, y está ubicado a tan solo
diecisiete kilómetros del pueblo, lugar en donde, al parecer, nacen los ríos que proveen
de agua a la población. Las asambleas ciudadanas de Andalgalá, Santa María y Belén
tienen una gran resistencia al proyecto, expresada a través de acciones legales como así
también de movilizaciones y protesta. Además, se conformó la Asamblea El Algarrobo,
que todos los sábados protestan en el centro del pueblo y realizan campañas informa-
tivas. El 15 de febrero de 2010, cortaron el camino de acceso al proyecto evitando el
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paso de maquinaria de Yamana Gold y recibieron una dura represión por parte de la
policía provincial. En enero de 2012, se intensificó la demanda por consulta previa del
proyecto, por lo que las asambleas catamarqueñas volvieron a cortar los caminos hacia
la mina. En este contexto, el 26 de enero, fueron detenidos cuatro asambleístas en
Santa María, el 27, dieciocho y el 8 de febrero, veinte personas en Belén, entre ellas un
chico de trece años, indicándose así un proceso penal por paralización de obra (“De-
nuncian que Andalgalá está sitiada”, 2012). De todos los procesados, cuatro fueron
condenados, y treinta y ocho fueron absueltos.
En enero de 2010, la Asamblea presenta un amparo ambiental basado en el dere-
cho a un ambiente sano, y solicita la suspensión del proyecto. El amparo estuvo tres
años frenado en el Poder Judicial de Catamarca y, desde julio de 2013, en la Procura-
ción General de la Nación, antesala de la Corte Suprema de Justicia. En noviembre de
2014, la Asamblea El Algarrobo realiza un acampe frente a Tribunales, en la ciudad
de Buenos Aires, reclamando por la demora judicial. En diciembre de 2014, se da luz
verde para que la causa pase a la Corte Suprema, y el 6 de marzo de 2016, la Corte
declara la suspensión del proyecto hasta que no se tomen las medidas ambientales y
sociales necesarias.
b) Caso Mina Valadero: Valadero es una mina de oro a cielo abierto concesionada
a la empresa Barrick Gold, ubicada en el departamento Iglesia, provincia de San Juan.
Está situada aproximadamente a trescientos cincuenta kilómetros al noroeste de la ciu-
dad de San Juan. Comenzó a producir en septiembre de 2005.
En la madrugada del 23 de octubre de 2015, la policía de la localidad de Jáchal re-
primió a comuneros que bloquearon el ingreso a las instalaciones de la mina pidiendo
remediación ambiental tras un derrame de un millón de litros de agua con cianuro ha-
cia los ríos de la zona. El saldo de esta acción ordenada por el juez Pablo Oritija fue la
detención de veintidós personas, que fueron trasladadas primero a la Comisaría Nº 22
de Rodeo y luego a la de Jáchal para ser procesadas por el de paralización de obra (“El
cianuro de la Barrick”, 2015). El proceso continúa abierto hasta la actualidad.
c) Caso Famatina: Famatina es un proyecto minero de oro ubicado en el cerro del
mismo nombre, en la provincia de La Rioja. Su yacimiento de oro es de interés para
varias empresas nacionales e internacionales. En abril del año 2015, la empresa MI-
DAIS SH, de capitales salteños, se instala sobre el cauce del río Blanco, en el cordón
del Famatina. La resistencia a la explotación acompaña todo el proceso de concesión,
constituyéndose así la Asamblea de Famatina, organización que desde el año 2013 vie-
ne denunciando la falta de participación y consulta en las decisiones sobre la viabilidad
social y ambiental del proyecto (Notas, 2015).
El 15 de octubre de 2015, la Asamblea realiza un corte de ruta en contra del ingre-
so de nuevos trabajadores de la empresa; en la mañana de ese día, la policía provincial
reprime con gases lacrimógenos y balas de goma a los manifestantes, resultando heri-
das al menos quince personas, entre ellas el diputado nacional Julio César Martínez.
Por su parte, la empresa denuncia a treinta y cinco asambleístas, entre ellos al inten-
dente y al sacerdote Omar Quinteros, por cerrar el paso a la compañía. El fiscal de la
causa sería Diego Torres Pagnusat, y el juez de Instrucción Nº 1 de Chilecito, Marcelo
Carrizo. En la primera semana de mayo de 2015 fueron notificados los vecinos y, en la
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petrolera y sus empresas contratistas, al parecer por los abusos tanto laborales como
ambientales. Como resultado de esta medida fueron detenidos cincuenta indígenas y
mestizos, de los cuales 21 fueron procesados y acusados de haber encabezado y parti-
cipado en la toma del Aeródromo de Pluspetrol. En atención a ello, la Fiscalía solicitó
penas privativas de libertad que iban desde los ocho hasta los veinticinco años por los
presuntos delitos de disturbios, robo agravado, violencia y resistencia a la autoridad,
lesiones graves y tenencia ilegal de armas. La acusación fue impulsada por la empresa.
En diciembre del 2009, la Sala de la Corte Superior de Justicia de Loreto absolvió a
los procesados. Finalmente, el 11 de agosto de 2011, la Sala Penal Permanente de la
Corte Suprema del Perú ratificó la sentencia absolutoria (Román, 2011).
c) Caso Yurimaguas-Mario Bartolini: Mario Bartolini Palombi es un sacerdote de-
fensor de derechos humanos, que lleva más de treinta y cinco años trabajando en dife-
rentes zonas del Perú, especialmente en las misiones por el río Marañon y San Martín,
Barranquita, siendo particularmente reconocido por su apoyo a las comunidades y pue-
blos indígenas. En los últimos años apoyó a las comunidades indígenas de Barranquita
en defensa de su territorio, frente a la pretensión de explotar madera por parte una
empresa privada del grupo denominado Romero. Tras acompañar un paro indígena
en mayo de 2009, Mario Bartolini Palombi, que en ese momento había sido párroco
del Vicariato Apostólico de Yurimaguas, Gorqui Vásquez Silva, secretario general del
Sindicato Único de Trabajadores de Educación del Perú, tres dirigentes del Frente de
Defensa y Desarrollo del Alto Amazonas, Bladimiro Tapayuri Murayari, dirigente de
la etnia Cocama Cocamilla, y Eduardo Acate Coronel, director de Radio y Televisión
Oriente, fueron procesados por la presunta comisión de los delitos de atentado contra
los medios de transporte colectivo o de comunicación, hurto agravado, daños agrava-
dos, disturbios e instigación al delito de rebelión. En marzo de 2010, el Ministerio Pú-
blico los acusó de liderar a más de mil personas que portaban armas blancas (machetes
y lanzas artesanales) y objetos contundentes (palos), para prohibir el libre tránsito del
público, obligar al cierre de los locales comerciales y mercados de la ciudad, promover
que terceros coloquen troncos en la carretera Yurimaguas-Tarapoto e impedir el trans-
porte público interprovincial, para “de esta manera hacer sentir que su medida de lucha
sea escuchada”.28 En el año 2011, los procesados fueron absueltos (Gamarra Herrera,
2010: 204).
d) Caso Bagua: El 5 de junio de 2009, fuerzas policiales peruanas realizaron un
operativo con la intención de desalojar a comuneros que se encontraban en la denomi-
nada “Curva del Diablo”, zona de Bagua, en la amazonía del Perú, protestando contra
un conjunto de decretos legislativos promulgados por el Poder Ejecutivo que, a su en-
tender, podrían afectar el derecho al territorio de los pueblos amazónicos. En el marco
de esta protesta, en la Estación 6 de Petro Perú se produjo la muerte de treinta y tres
personas y otras doscientas sufrieron lesiones, de las cuales ochenta y dos habrían sido
causadas por armas de fuego (Manacés Valverde y Gómez Calleja, 2010: 16).
Luego de los sucesos de Bagua, se abrieron procesos penales por delitos de distur-
bios, arrebato de armamento de uso oficial, motín, y contra los medios de transporte
público, en los que más de ochenta personas, entre indígenas, dirigentes sociales y
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Una serie de organizaciones sociales, entre las cuales destaca el Frente de Defensa
Ambiental de Cajamarca y sobre todo la Plataforma Interinstitucional de Celendín,
cumplen un papel determinante al cuestionar la viabilidad del proyecto. En su mayoría
están integrados por actores urbanos vinculados a las zonas rurales. Esta elite local rea-
lizó un trabajo político en las comunidades cercanas al proyecto, pero fuera del área de
influencia (Zavaleta, 2013).
Al parecer, a juicio del Observatorio de Conflictos de Cajamarca (2015: 11-12) la
empresa y los gobiernos locales demostraron una pobre capacidad de respuesta a este
conflicto social recurriendo a las denuncias penales para poder desarticular la resisten-
cia. Desde el año 2009, varios líderes fueron perseguidos judicialmente. Entre el 2011
y el 2016, existían trescientos tres denunciados por los delitos de: disturbios, extorsión
agravada, entorpecimiento al funcionamiento de los servicios públicos, apología a la re-
belión atentado contra los medios de transporte, usurpación, secuestro agravado, coac-
ción y daños a la propiedad. La gran mayoría de estos procesos fueron desestimados, o
la investigación aún se encuentra en marcha.
La única defensora que fue condenada hasta el momento es Máxima Acuña de
Chaupe, habitante de la zona de influencia del proyecto, miembro de la Asociación de
Mujeres en Defensa de la Vida y de la Unión Latinoamericana de Mujeres (ULAM).
La defensora de derechos humanos lleva más de veinte años viviendo en sus tierras, en
el sector denominado Tragadero Grande, Sorochuco, Cajamarca.
Máxima Acuña es una de las pocas campesinas que no aceptó las ofertas de compra
por parte de la empresa y permanece en el lugar. En agosto de 2011, luego de destruir
en reiteradas ocasiones la casa familiar, un contingente policial y técnicos de la minera
Yanacocha ingresaron a la finca de la familia intentando desalojarla sin éxito. Luego de
estos hechos, la empresa denuncia a la familia por el delito de usurpación agravada. En
noviembre de 2012, la justicia peruana condena a 3 años de prisión a Máxima Acuña.
El caso se encuentra en instancias de apelación.
5) Ecuador
a) Caso Kimsacocha-Azuay: Según lo informa el Ministerio de Minas del Ecuador
el proyecto Loma Larga (anteriormente llamado Kimsacocha), ubicado en la provin-
cia de Azuay, es un proyecto minero de oro operado por la empresa INV Minerales
Ecuador S.A., que podría tener una vigencia aproximada de 27 años. Actualmente, se
encuentra en la fase de exploración avanzada. Asentado sobre el bosque protector Ya-
nuncay Irquis, a una altura de 3750 metros sobre el nivel del mar (Bonilla Amos, 2011:
32), comprende tres concesiones: Cerro Casco, Río Falso y Cristal, que estarían ubi-
cadas en las parroquias: Baños, Tarqui, Victoria del Portete, Chumblín y San Gerardo,
que pertenecerían a los cantones Cuenca, San Fernando y Girón, una zona agrícola y
ganadera (Bonilla Amos, 2011: 41).
Desde la concesión y la etapa de exploración, el anuncio del proyecto generó un
conflicto socioambiental intenso, teniendo como actores principales, por un lado, a la
empresa IAMGOLD, que habría cedido su participación en el año 2014 a INV Mi-
nerales Ecuador S.A. y el Estado, como defensores de la actividad minera; y por otro, a
la Unión de Sistemas Comunitarios de Agua (UNAGUA) del Azuay y la Federación
de Organizaciones del Azuay (FOA). Los campesinos provocaron un sinnúmero de
protestas desde el año 2006 (Bonilla Amos, 2011: 78), lideradas principalmente por
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Nacional de Justicia del Ecuador, institución que, en agosto de 2015, niega los pedidos
de la defensa y ratificado la sentencia (FIDH, 2016: 10).
c) Caso Intag: La comunidad de Junín, ubicada en la zona de Intag, en el cantón
Cotacachi de la provincia ecuatoriana de Imbabura, viene defendiendo su tierra desde
hace diecisiete años. Varios grupos poblacionales de la comunidad se proclamaron en
defensa de sus fuentes de agua, bosques y actividades ocupacionales autosustentables,
que serían pilares de su soberanía alimentaria y organización económica, oponiéndose
así, a la actividad minera a gran escala que se habría pretendido implementar en sus
tierras desde los años noventa (CDH-PUCE; INREDH, 2014: 11). En la actualidad, la
Empresa Nacional Minera del Ecuador (ENAMI) adquirió la concesión del proyecto
de explotación de cobre, denominado Llurimagua, que afecta territorios de la comuni-
dad. Adicionalmente, este proyecto es objeto de un convenio entre esta empresa pública
y la Corporación Nacional del Cobre de Chile (CODELCO) firmado en el año 2011.
En este marco, el día 6 de abril de 2014, un grupo de personas de la zona de Intag
impidió el paso a funcionarios de ENAMI que se dirigían hacia la comunidad Char-
guayacu Alto, a fin de socializar el proyecto de minería a gran escala (Sentencia Javier
Ramírez; 2014: 4) a partir de lo cual, la empresa presentó una denuncia ante la Fiscalía
por supuestas agresiones a los funcionarios y supuestos daños a uno de sus vehículos. A
partir de esta denuncia, el 9 de abril de 2014, se inicia una indagatoria previa, respon-
sabilizando por los hechos a Javier Ramírez y a su hermano Hugo, quienes lideraban el
corte de ruta.
El día 10 de abril del mismo año, en horas de la noche, mientras Javier Ramírez re-
tornaba a su comunidad junto a otros dos dirigentes después de haber mantenido una
reunión con el ministro del Interior, miembros de la Policía Nacional lo detuvieron
cerca del poblado denominado Nanegalito. El Dr. Ramiro Román, abogado defensor
de los procesados, manifestó que la detención ocurrió sin orden de juez competente,
manteniéndolo incomunicado durante varias horas y habiéndolo interrogado sin la
presencia de su defensor y sin darle a conocer la causa de su detención (CDH-PUCE;
INREDH, 2014: 12).
Al día siguiente, el viernes 11 de abril, tuvo lugar una audiencia en la cual se le
formularon cargos por delitos de rebelión y sabotaje y se le dictó prisión preventiva
por noventa días. Cumplido este tiempo, la jueza a cargo ordenó otros treinta días ar-
gumentando la peligrosidad del dirigente campesino. El 10 de febrero de 2015, Javier
Ramírez fue sentenciado a 10 meses de prisión por el delito de rebelión; el 11 de fe-
brero salió en libertad, pues se da por cumplida anticipadamente la pena al sumarse los
meses que estuvo en prisión preventiva. La defensa apeló el fallo, pero su recurso fue
negado en segunda instancia.
d) Caso San Pablo de Amalí-Hidrotambo: La comunidad San Pablo de Amalí
está ubicada en el cantón Chillanes perteneciente a la provincia ecuatoriana de Bolivar.
Esta población se opone a la construcción del proyecto hidroeléctrico denominado
Central Hidroeléctrica San José del Tambo, a cargo de la empresa HIDROTAMBO
S.A., que está conformada por la asociación de Plasticaucho Industrial S.A., la Cor-
poración para la Investigación Energética- Electrogen S.A. y la española Ingehydro
S.L. El argumento principal para la resistencia es la defensa de su derecho al acceso
al agua. Desde el año 2005, además, se vienen imponiendo servidumbres de tránsito y
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Harold Burbano Villarreal
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Un continente en resistencia. Extractivismo y criminalización a defensores y defensoras de...
30 El aimara, a veces escrito aymara, es la principal lengua perteneciente a la familia lingüística del mismo nom-
bre. Este idioma es hablado en diversas variantes por el pueblo aimara en Bolivia (donde es una de las lenguas
amerindias mayoritarias), en Perú y Chile. El idioma es cooficial en Bolivia y en el Perú, junto con el castellano.
Constituye la primera lengua de un tercio de la población de Bolivia
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Harold Burbano Villarreal
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Un continente en resistencia. Extractivismo y criminalización a defensores y defensoras de...
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Harold Burbano Villarreal
Una huelga general realizada los días 29, 30 y 31 de marzo de 2012 por trabajado-
res de la hidroeléctrica fue el escenario para que la empresa denuncie a los activistas
del Movimiento Xingú Vivo para Siempre que lidera la resistencia en territorio. Re-
presentantes de la empresa habrían acusado a Antonia Melo, coordinadora del movi-
miento, a Ruy Sposati, periodista de la organización, y a otras dos personas vinculadas
a la resistencia, por liderar un bloqueo en la carretera BR 230 haciendo una especie de
pared humana. Los cuatro manifestantes también fueron acusados de invadir un ómni-
bus de la empresa.
Después de recibir la denuncia el juez estadual de la comarca de Altamira, Wander
Luís Bernardo emitió un mandato prohibitorio con carácter de medida cautelar, de-
terminando una multa de hasta cien mil reales en el caso de que los acusados vuelvan
a producir “cualquier tipo de molestia a la propiedad” de la empresa, al ejercicio de las
actividades de los trabajadores o impidieran su acceso a las instalaciones (ADITAL,
2012). El proceso se cerró en el 2014, pero la medida cautelar continua vigente.
78
CONCLUSIONES
79
Harold Burbano Villarreal
pieza fundamental para el desarrollo de la vida, por lo que el ejercicio del derecho a
defender los derechos alcanza también a las acciones de defensa de derechos de la
naturaleza o medioambientales.
El derecho a defender los derechos es la potestad que tiene todo ser humano de
defender, a través de cualquier mecanismo institucional o no institucional, uno o más
derechos indispensables para la reproducción y desarrollo de la vida en relación estre-
cha con la naturaleza.
A pesar de que el principio de universalidad de los derechos humanos es un atribu-
to inherente a este derecho, resulta necesario, en determinadas circunstancias, catalogar
algunos individuos o grupos como defensores de derechos humanos y de la naturaleza.
Esta calificación le da un estatus reforzado de protección en su trabajo, por lo que el
Estado y los particulares deben procurar el pleno y libre ejercicio de todas las garantías
relacionadas con la defensa de derechos, en especial su derecho a ser protegido en el
marco de su labor, el respeto a su vida privada y familiar, su libertad de expresión y ac-
ceso a la información y la libertad de asociación y reunión a través del uso del espacio
público en acciones de exigibilidad como la protesta social.
En las últimas décadas, América Latina habría reforzado su economía basada en
actividades de extracción y exportación de recursos naturales. En este sentido, varios
pensadores contemporáneos califican este proceso de reprimarización de la economía
como “extractivismo”, término que se haría popular tanto en la academia como en la
sociedad civil y en los organismos internacionales, como el FMI y el Banco Mundial.
Este modelo extractivista posiciona a la región en el contexto global, como produc-
tora de materias primas, mientras que a los países, denominados “desarrollados” son
los que le otorgan el valor agregado a estos recursos a través de los procesos de in-
dustrialización. Este orden económico mundial está acompañado por el aumento de
los precios de los commodities, pero además por políticas públicas neodesarrollistas
propias de Latinoamérica.
Así también, el extractivismo acarrea consecuencias graves sobre el goce y el
ejercicio de derechos humanos de un gran número de poblaciones, especialmente
rurales, indígenas o campesinas, por ejemplo: desplazamientos forzados, despojo de
territorios, afectaciones a la salud o a su seguridad alimentaria, entre otras. En este
contexto, las comunidades, en uso de su derecho a defender los derechos, habrían
iniciado procesos de exigibilidad y resistencia a la implementación de proyectos
extractivos en su territorio.
Estos procesos están marcados en un primer momento por acciones institucionales
que normativamente promueven un diálogo entre el Estado y los sectores afectados. Al
parecer, esta estrategia muchas veces habría sido insuficiente o inefectiva. Ejemplos
como la solicitud de consulta popular sobre la explotación del parque nacional Yasuní
en el Ecuador, que habría sido negada, o los constantes pedidos de consulta previa rea-
lizados por comunidades Awajún en Perú o Kechwas en Bolivia, que son omitidos por
los Estados, podrían ser muestra de la actitud poco abierta al diálogo que se evidencia
en los países de la región en el marco de la implementación de proyectos extractivos en
los territorios.
La protesta social es el mecanismo de exigibilidad escogido por las comunida-
des en resistencia. Podemos observar que tanto organizaciones de base como ONG
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Un continente en resistencia. Extractivismo y criminalización a defensores y defensoras de...
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Videos
Agradecimientos
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EDUCACIÓN Y TERRITORIO.
Educación secundaria de jóvenes y
adultos a través del Plan Fines en el Área
Reconquista de Gral. San Martín
LAURA CASALS
1 Esta autora realiza un análisis crítico de la clasificación tradicional entre educación formal y no formal, y pro-
pone hablar de procesos de formalización, entendiendo que “El continuo de formalización es una perspectiva
que atraviesa esta visión integral de lo educativo, para referirse al grado de estructuración u organización de una
experiencia educativa en sus distintos aspectos” (Sirvent, 2007: 4).
99
Laura Casals
100
Educación y territorio. Educación secundaria de jóvenes y adultos a través del Plan Fines en el...
comunitarias? ¿Qué lugar ocupa en ese vínculo la gestión local? ¿De qué modo dialo-
gan la trama de organizaciones sociales y comunitarias con las trayectorias educativas
de estudiantes y referentes de Fines? ¿De qué modo podemos caracterizar esas trayec-
torias educativas, sus puntos críticos y sus soportes?
Para dar respuesta a estos interrogantes, se analizarán las trayectorias educativas
de los estudiantes; la dimensión territorial de esta experiencia educativa, sus lazos con
otras organizaciones del territorio, su anclaje en un conjunto de sentidos asignados al
espacio y sus dinámicas y prácticas sociales.
El estudio de las trayectorias educativas nos permite reconocer trayectorias in-
terrumpidas o truncas, modalidades más y menos exitosas de interpelar a jóvenes
estudiantes, las expectativas que estos construyen respecto de sus experiencias actuales.
Las trayectorias educativas configuran una parte de la materialidad de la construcción
de representaciones sociales respecto de sus experiencias, así como de la educación en
general y sus propios horizontes de realización en particular (Duschatzky y Aguirre,
2013). Para el abordaje de las trayectorias de estudiantes jóvenes y adultos, en este tra-
bajo tomamos la perspectiva de Flavia Terigi (2007 y 2009) respecto de las trayectorias
escolares (y educativas), además de las tensiones entre las trayectorias teóricas y las tra-
yectorias reales (Llosa, 2008 y 2014) respecto del abordaje específico de las biografías
educativas en la EDJA.
Flavia Terigi toma como punto de partida, el diseño del sistema educativo y el re-
corrido teórico que se propone al estudiante. Este presupuesto se estructura alrededor
de tres características de su organización: un sistema estructurado en niveles, la gra-
dualidad del currículo y la anualización de grados de instrucción. En función de estos
tres elementos se configura un recorrido ideal de niños y niñas que ingresan al sistema
educativo a los 5 años, y que 13 años después terminan la educación secundaria. Sin
embargo, estas trayectorias teóricas se encuentran, en palabras de la autora, desacopladas
con las trayectorias reales (Terigi, 2007).
Si bien las trayectorias reales coinciden en muchos casos con las trayectorias teóri-
cas, nos encontramos con un conjunto de casos cada vez más numeroso, con recorridos
“heterogéneos, variables y contingentes” (Terigi, 2007:4) que hacen de la trayectoria
teórica, un itinerario posible, dentro de muchos otros. Distintos puntos de transición
(que exceden el de la educación primaria a la secundaria) configuran momentos de
quiebre de las trayectorias educativas: la repitencia, el abandono temporal de la escuela
y los reingresos fallidos, el cambio de escuela o de modalidad, son algunos de estos
momentos. Asimismo, un conjunto de elementos modula la experiencia escolar de un
modo también no previsto: el ausentismo sistemático, las experiencias de escolaridad
de baja intensidad (Kessler, 2004), configuran escenarios que ante un detonador tien-
den a devenir en abandono; la sobreedad (que contrasta con los sujetos de aprendizaje
previsto por el diseño del sistema educativo, y lo interpela) y los bajos logros en los
aprendizajes. Tanto estos quiebres en el itinerario educativo como estas formas relati-
vamente nuevas de experimentar la escuela vienen a poner de manifiesto la persistencia
de “puntos críticos del sistema educativo” (Terigi, 2009: 8), y la necesidad no ya de
“normalizar trayectorias, sino de ofrecer una amplia gama de trayectorias educativas
diversas y flexibles” (Terigi, 2007: 18).
101
Laura Casals
102
Educación y territorio. Educación secundaria de jóvenes y adultos a través del Plan Fines en el...
educativo que se instala en el interior de barrios en los que hay pocas instituciones
educativas, y lo hace de manera muy “esparcida” (al tratarse de sedes pequeñas, puede
haber un número muy alto de sedes en un radio geográfico pequeño), y por otro lado,
porque este programa es llevado adelante por el Estado en gestión asociada con orga-
nizaciones sociales locales, cuyas acciones (educativas y de otra índole) y lazos son, en
muchos casos, configuradas por el territorio en que se insertan.
Ramiro Segura asigna al vínculo entre espacio urbano y desigualdad una doble
dimensión: “el acceso desigual al espacio urbano, y el espacio urbano como dimensión
que impacta en la reproducción de la desigualdad” (Segura, 2014: 18). El primer ele-
mento remite a los procesos de acceso desigual a la ciudad, entendida en términos de
segregación o de fragmentación espacial que, en el caso latinoamericano (y la periferia
bonaerense no es una excepción), es una segregación con base centralmente socioeco-
nómica2 (Segura, 2014 y 2015). En este mismo sentido, la organización de la ciudad
excede lo residencial y configura un juego de
distancias y barreras, el acceso desigual a la ciudad no se relacionaría exclusivamente con los
espacios residenciales y las distancias físicas sino también con los tiempos diferenciales de
conexión con la ciudad de personas que habitan en espacios próximos espacialmente y des-
iguales socialmente (Segura, 2014: 19).
2 A diferencia de estudios clásicos como el de Louis Wacquant (2013), que marcan criterios raciales como los
centrales para la segregación residencial.
103
Laura Casals
3 Estos ejes no agotan los debates alrededor de la EDJA. Podrían sumarse otras dimensiones, tales como aque-
llos ligados a los debates didácticos y a la especificidad de la pedagogía en la EDJA; la vinculación entre la EDJA
y la formación profesional y el mundo del trabajo; o bien los análisis de la configuración de la modalidad en las
distintas jurisdicciones. Para ampliar estos ejes, puede consultarse el Informe de Investigación Nº 3, de la Direc-
ción Nacional de Información y Evaluación de la Calidad Educativa (DINIECE/ME, 2010).
4 Coordinadora de un Programa de Investigación en el Instituto de Investigaciones en Ciencias de la Educación
de la Universidad de Buenos Aires.
104
Educación y territorio. Educación secundaria de jóvenes y adultos a través del Plan Fines en el...
cuestión. Desde otros espacios, Florencia Finnegan (2009) trabaja la relación entre
educación popular y EDJA, así como el vínculo entre experiencias de educación popu-
lar y políticas gubernamentales. Por su parte, los estudios de Roberto Elizalde (2008)
y Marina Ampudia (2012) analizan el proceso de generación y desarrollo de los bachi-
lleratos populares en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA). Estos estudios
se concentran en la vinculación ente el surgimiento de estas experiencias y el contexto
social, económico y político, especialmente enfocado desde la perspectiva de los traba-
jadores. En el caso de Marina Ampudia (2012), uno de los ejes de trabajo es la recons-
trucción de trayectorias educativas de los estudiantes de estos bachilleratos.
El conjunto de trabajos reseñados nos permite dar cuenta de un área de estudio
con un desarrollo importante de investigaciones, tanto empíricas como teóricas. Aun
así, entendemos que sigue habiendo vacancia de estudios que aborden las trayectorias
educativas heterogéneas que pueblan las experiencias de EDJA. Si bien se ha avan-
zado especialmente respecto de los bachilleratos populares, las particularidades de las
experiencias educativas recientes en el marco del Plan Fines ameritan una mirada que
articule las trayectorias educativas con las características de un espacio educativo que
vincula al Estado con organizaciones sociales, y los territorios socialmente más críticos.
Justamente por este vínculo con los actores territoriales, es importante que el análisis
del Plan se ubique en el ámbito de la implementación local y los modos en que es “vi-
vido” por sus protagonistas, más que en el estudio de su normativa o diseño institucio-
nal. El desarrollo de esta investigación se propone aportar a ese análisis.
2. Objetivos
Objetivo general: Comprender el modo en que las trayectorias educativas de jóvenes y adul-
tos estudiantes del Plan Fines en territorios socialmente críticos se vinculan con el entrama-
do de organizaciones sociales y comunitarias del Área Reconquista de Gral. San Martín
Objetivos específicos: 1. Describir la dinámica local de la implementación del
Plan FINES en Gral. San Martín; 2. Reconstruir la trama de organizaciones sociales
y comunitarias del barrio Villa Hidalgo, en el Área Reconquista de Gral. San Martín
vinculadas al Plan Fines; 3. Reconstruir las trayectorias educativas de estudiantes del
Plan Fines en el barrio Villa Hidalgo, en el Área Reconquista de Gral. San Martín, y
su anclaje en lo territorial.
3. Metodología
105
Laura Casals
de la Dirección General de Cultura y Educación (DGCyE), como a partir del rol del
Ministerio de Desarrollo Social de la Nación y las iniciativas de organizaciones sociales y
políticas. Las propuestas de EDJA en espacios comunitarios han pasado por un desarrollo
significativo en los últimos años, particularmente en propuestas de educación secundaria
a través del Plan Fines. Esto representa un desafío de gestión complejo respecto de la
logística y supervisión del trabajo docente, la articulación interinstitucional entre las áreas
de gobierno involucradas en el plan y la articulación intersectorial entre el Estado y las
organizaciones sociales y comunitarias que llevan adelante el Plan.
Otra decisión metodológica estuvo vinculada a la selección de nuestro caso de
entre el conjunto de espacios comunitarios en que se lleva adelante el Plan Fines. Uti-
lizamos dos criterios: por un lado, que se tratara de una sede en una zona socialmente
crítica, con presencia de organizaciones sociales y comunitarias con abordaje de tareas
educativas (el Área Reconquista); y por otro, se buscó una sede con trayectoria prolon-
gada en la implementación del Plan Fines. A los fines de poder problematizar trayec-
torias educativas en articulación con el rol de las organizaciones sociales y comunitarias,
resultaba relevante que la sede seleccionada tuviera la experiencia de, al menos, una co-
horte egresada. Bajo estos criterios se seleccionó como caso de estudio, la sede Nuestra
Señora de Luján, coordinada por la Cooperativa Reconquistadores. Esta sede se ubica
en el barrio Villa Hidalgo, dentro del Área Reconquista, y se trata de una de las cuatro
organizaciones sociales y comunitarias que iniciaron la implementación del Plan Fines
en el distrito y la primera en hacerlo en el Área Reconquista.
El abordaje del caso se hizo a través de entrevistas a informantes clave en las áreas
de gobierno de gestión del Plan Fines, a personas que desempeñan diversos roles
dentro de la organización social comunitaria que lleva adelante la sede en cuestión y a
estudiantes de la comisión de Fines.5 Del conjunto de entrevistas, tres han sido en pro-
fundidad bajo el enfoque metodológico de reconstrucción de cursos de vida,6 con acento
en las trayectorias educativas.
Además, se encuestó a un grupo de estudiantes a fin de relevar datos vinculados a
sus trayectorias educativas, participación y vínculo con organizaciones sociales comuni-
tarias, como así también datos sociodemográficos. Se han realizado observaciones par-
ticipantes en la sede de nuestro caso de estudio, así como recorridos por el barrio y con-
versaciones informales con nuestros informantes clave por fuera del marco de entrevista.
Para el análisis de la implementación del Plan Fines se ha accedido y procesado
información interna de los equipos de la gestión local. El procesamiento e interpreta-
ción de los datos ha permitido generar información estadística local, que se encuentra
incorporada en los capítulos 2 y 3.
5 Son diez entrevistas que incluyen a los Inspectores de la Modalidad de Educación de Jóvenes y Adultos que
conducen o han conducido el Plan Fines en el distrito (2); representantes del Ministerio de Desarrollo Social con
tareas de conducción local de la implementación del Plan Fines (2); ex - Director de Articulación Comunitaria y
Participación Popular de la Municipalidad de San Martín (1); tres referentes de la Cooperativa Reconquistadores,
dos de ellas, estudiante y egresada de propuestas de terminalidad educativa en contextos comunitarios; entre-
vistas con estudiantes actuales de Fines de esta sede (tres entrevistas, dos de estas entrevistas individuales y en
profundidad, y la tercera grupal, con el universo de estudiantes).
6 El enfoque de curso de vida implica la articulación de las trayectorias individuales y los procesos sociales. Des-
de este enfoque el estudio de trayectorias refiere a “una línea de vida o carrera, a un camino a lo largo de toda
la vida, que puede variar y cambiar en dirección, grado y proporción” (Elder, 1991: 63, en Blanco, 2011:12). En
este sentido, no suponen una secuencia particular; abarcan distintos ámbitos interconectados de los social; y
abordan la trayectoria individual en el marco de su vínculo con otros (Blanco, 2011).
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Capítulo 1
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Laura Casals
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Educación y territorio. Educación secundaria de jóvenes y adultos a través del Plan Fines en el...
de relatorías de Naciones Unidas. Si bien existe una relatoría que aborda específica-
mente el Derecho a la Educación desde el año 1998, esta aparece como un elemento
transversal y, en este sentido, hace parte de mandatos que no la tienen necesariamente
en su centro. En todo caso, pareciera haber un consenso respecto del compromiso de
una garantía mínima por parte de los Estados, expresada en la educación primaria y en
el avance hacia la garantía de la educación secundaria y educación técnica-profesional
o para el trabajo a lo largo de toda la vida en el marco de la obligación de progresividad.
Así, el derecho a la educación ha sido abordado en conferencias y declaraciones
específicas desde 1990. Respecto de la educación de jóvenes y adultos, su abordaje se
dio centralmente en el Foro Mundial sobre la Educación, en el año 2000, en el que
manifestó la preocupación por la expansión de la educación secundaria para jóvenes y
adultos, asociada con el desarrollo económico y con el acceso al empleo. En un sentido
similar, se promueve la educación permanente no solo dentro del sistema formal, sino
en múltiples opciones que aborden especialmente a la juventud. Aparece aquí, de ma-
nera explícita, la necesidad de “ampliar y diversificar de manera considerable la educa-
ción continua y de adultos e integrarla en todas las estrategias nacionales de educación
y reducción de la pobreza”,14 entendiendo que la educación de adultos se encuentra en
la periferia de los sistemas educativos nacionales y la asignación de presupuesto.
sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad (artículo 24); la Convención Internacional sobre la Protec-
ción de los Derechos de Todos los Trabajadores Migratorios y de sus Familias (artículo 43, inc. 1.a).
14 Foro Mundial sobre la Educación, materiales disponibles en http://www.unesco.org/education/efa/wef_2000/
index.shtml.
15 Oscar Oszlak (1997) ha realizado un trabajo ya clásico sobre el proceso de consolidación del Estado argenti-
no y sus instrumentos (entre ellos, el educativo).
16 Este elemento tiene mayor fuerza en la primera parte del período, en el llamado Orden Conservador (Botana,
2012), y se reduce con la relativa expansión de la educación secundaria y universitaria hacia mitad del siglo.
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Laura Casals
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Educación y territorio. Educación secundaria de jóvenes y adultos a través del Plan Fines en el...
111
Laura Casals
18 Volveremos sobre este punto, ampliándolo en el capítulo 3, al analizar las trayectorias educativas de estudian-
tes de nuestro caso de estudio.
19 Personas que abandonaron el sistema educativo por un número pequeño de años han regresado a un es-
quema diferente de aquel en cursaron. En particular por la modificación en la extensión de la educación primaria.
112
Educación y territorio. Educación secundaria de jóvenes y adultos a través del Plan Fines en el...
Esta perspectiva, que cuestiona las lógicas de poder que subyacen al sistema edu-
cativo respecto de las relaciones Estado-sociedad (entendidas como parte de las más
amplias relaciones de poder) y respecto de las relaciones docente-estudiante, es central
en la constitución de estos espacios.
En el marco de un conjunto de políticas de participación social en educación, se
crea, en el año 2008, el Plan Fines para la terminalidad de la educación secundaria,
primero con un formato más restringido (que exigía haber terminado con regularidad
la cursada del nivel medio), luego abierto para los cooperativistas del programa Ingreso
Social con Trabajo “Argentina Trabaja” (creado un año antes) y, por último, ampliado a
la participación de jóvenes y adultos mayores de 18 años sin necesidad de estar enmar-
cados en un programa social o educativo.
El despliegue territorial y la dimensión que ha adquirido el Plan en los seis años que
lleva de implementación han sido significativo. El desarrollo del Plan Fines se enmarca
en la trayectoria histórica de crecimiento de la EDJA. Se enmarca en la conjunción de
procesos de más larga data, como la universalización de la educación primaria, con ele-
mentos de mediano plazo, como la sostenida masificación de la educación secundaria,
conjugada con una profunda crisis de su capacidad de generar trayectorias sostenidas, y
fenómenos más recientes como el despliegue de un conjunto heterogéneo de propuestas
educativas de nivel secundario para jóvenes y adultos, que incluyen las escuelas formales,
CENS o los bachilleratos populares (de diversos orígenes y pertenencias organizativas).
Esta multiplicidad configura un escenario de investigación interesante para interrogar-
nos sobre la relación entre educación e igualdad, educación y territorialidad, educación y
trayectorias de jóvenes y adultos en espacios socialmente críticos.
20 Respecto de la masificación de la escuela secundaria Flavia Terigi (2007: 7) plantea que: “Traducida en alum-
nado concreto, esta buena noticia significa el incremento en la proporción y la diversidad de quienes asisten a
113
Laura Casals
nuestras escuelas. Este incremento tiene lugar cuando no se han introducido modificaciones de fondo en la
oferta escolar hacia propuestas educativas adecuadas a las condiciones vitales de estos jóvenes y debidamente
anoticiadas de sus aprendizajes reales”.
21 Toda la información estadística de este apartado puede consultarse en http://observatorioconurbano.ungs.
edu.ar/.
22 Las observaciones que ha recibido la Argentina por parte del Comité DESC en junio de 2011, en lo que
respecta al derecho a la educación, se centran en dos puntos: por un lado, la disparidad entre el acceso a pro-
puestas educativas en el distrito federal y en el interior del país; y por otro, las tasas de repetición y sobreedad.
Ambos puntos se vinculan de manera indirecta con las altas tasas de jóvenes y adultos que no han llegado a
completar el nivel secundario, si bien el informe no aborda la generación de programas específicos para esta
población una vez adulta. Disponible en: http://tbinternet.ohchr.org/_layouts/treatybodyexternal/TBSearch.aspx?
Lang=en&TreatyID=9&DocTypeID=18.
114
Educación y territorio. Educación secundaria de jóvenes y adultos a través del Plan Fines en el...
estudiantes.23 En el caso de Gral. San Martín, en las escuelas de gestión estatal esta
asciende al 58,4% y en la gestión privada, al 18,3%.
Estas cifras dan cuenta de que la educación secundaria presenta los mayores de-
safíos y arrastra problemáticas encadenadas entre el primer ciclo y el superior. Es im-
portante observar que la tasa de repitencia es mayor en el primer ciclo de la secundaria
(con la consiguiente tasa de sobreedad), pero la tasa abandono interanual se dispara
en el ciclo superior. Esta constatación nos obliga a no perder de vista que se trata de
dimensiones que se refuerzan unas a otras, aun cuando estadísticamente separemos su
registro.
Para el caso del Municipio de Gral. San Martín, son también las cifras en educa-
ción secundaria las que resultan más alarmantes: si en tasas de escolarización y alfabe-
tismo el distrito se encuentra dentro del conjunto de distritos mejores posicionados,
en las estadísticas del último ciclo de la secundaria estatal, el escenario se transforma.
Tanto en abandono interanual como en repitencia y sobreedad, este distrito se ubica
por encima de las cifras generales del conurbano y con cifras cercanas a los límites
superiores.
Como adelantábamos, no tenemos datos de migración entre modalidades, pero
podemos estimar que el avance tan fuerte de la sobreedad en el nivel secundario puede
ser una explicación del fenómeno que marcan los agentes educativos entrevistados
respecto del ingreso cada vez más temprano a la modalidad de adultos en todas sus
propuestas y al crecimiento de la población del Plan Fines.
23 En este caso no se cuentan con cifras que permitan comparar los niveles primario y secundario.
115
Capítulo 2
24 La lista de programas y proyectos que se han desarrollado en el último período, y aquellos que continúan
procesos anteriores, es extensa. Su desarrollo pormenorizado excede los objetivos de este apartado. En este
espacio se nombrarán los programas de mayor alcance, en pos de dar cuenta de diferentes modos en que las
acciones del estado han buscado dar respuesta a los desafíos actuales.
117
Laura Casals
3) Programa “Ellas Hacen”: nueva etapa del Programa de Ingreso Social con
Trabajo “Argentina Trabaja”, aborda a mujeres desocupadas jefas de familia, en
situaciones sociales críticas y/o en el marco de situaciones de violencia de
género. La diferencia (sustantiva para nuestro trabajo) es la obligatoriedad de la
terminalidad educativa a través del Plan Fines
118
Educación y territorio. Educación secundaria de jóvenes y adultos a través del Plan Fines en el...
25 Una comisión de Fines refiere a un grupo de estudiantes que están realizando conjuntamente un tramo del
trayecto, equivalente a una sección en el sistema común.
26 Recolectar la documentación necesaria para la apertura de la comisión y la inscripción de los estudiantes,
entregar la documentación a las autoridades del plan y ser intermediarios entre ellos y los estudiantes para la
asignación de un espacio de cursada; por ejemplo, ante la presentación del certificado de secundario incomple-
to por parte de un estudiante, puede ocurrir que sea el referente quien se encargue de acordar con el inspector
de adultos si debe cursar dos, cuatro o los seis cuatrimestres y luego comunicárselo al estudiante.
119
Laura Casals
la DGCyE. Asimismo, esta inspección designará, por un lado, un CENS que adminis-
trativamente considere las comisiones de Fines como secciones fuera de sede de sus
instituciones, y por tanto emita los títulos a sus estudiantes; y, por otro, a los docentes.
Estos tomarán sus cargos a partir de la conformación de un orden de mérito, producto
de la presentación de sus antecedentes y titulaciones, y un proyecto pedagógico para el
dictado del espacio curricular para el que se postula.27 Conformado el listado de orden
de mérito, se realiza un acto público en el que se asignan las horas docentes de cada
cuatrimestre.28 La supervisión pedagógica está a cargo de la inspección de adultos y del
directivo del CENS, aunque la dispersión territorial del Plan hace que esa tarea sea de
gran dificultad.
El acompañamiento a las sedes y sus referentes está a cargo del inspector de adul-
tos designado (y su equipo administrativo); y un segundo equipo de trabajo designado
por el Ministerio de Desarrollo Social (de manera directa, desde el nivel central). Este
equipo involucra un responsable regional, un responsable distrital y un grupo de ta-
lleristas (también llamados articuladores), quienes tienen la tarea de recorrer las sedes,
recoger las inquietudes y las dificultades de los referentes, articular tareas comunes a
todas las sedes y asistir en la articulación entre los referentes y la inspección de adultos.
Esquema 1. Diagrama de gestión del Plan Fines.
27 Es importante marcar que la presentación de un proyecto pedagógico para la conformación de los listados
que servirán de base a la toma de cargos es un formato que no se presenta en los otros niveles y modalidades
educativas (a excepción de las cátedras del nivel terciario). En los otros niveles y modalidades, el listado se ge-
nera solo a partir de los antecedentes y la antigüedad de los inscriptos.
28 La designación es cuatrimestral, porque al avanzar cada comisión en su recorrido, la materia dictada un cua-
trimestre en una sede muy posiblemente no se dicte en el siguiente.
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Educación y territorio. Educación secundaria de jóvenes y adultos a través del Plan Fines en el...
Tal como ya hemos señalado, la gestión del Plan Fines se organiza en la articulación de
tres actores (ver esquema 1): la conducción del sistema educativo local, expresado en
los inspectores de la modalidad de Adultos (cuyos superiores inmediatos, la inspección
Distrital y Regional, así como sus autoridades de Modalidad, en la Dirección de Edu-
cación de Adultos, dependen de la DGCyE); en segundo lugar, el equipo de talleristas
del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, organizados en una coordinación
regional, una coordinación distrital y un grupo de talleristas (todos de dependencia di-
rectamente nacional); en tercer lugar, el conjunto heterogéneo de referentes de las or-
ganizaciones sociales comunitarias e instituciones diversas que organizan las sedes del
programa. Podría sumarse un cuarto actor relevante, el gobierno municipal, a través del
área de educación, aunque sea formalmente ajeno a la conducción del Plan Fines. Una
característica importante es la existencia de vínculos estrechos (con mayor tendencia
a la asociación o a la conflictividad de acuerdo con el contexto político) entre los dis-
tintos actores institucionales y un complejo entramado de vínculos con el conjunto de
29 Un ejemplo de ello es la diferencia entre Tres de Febrero y Gral. San Martín, dos distritos colindantes, perte-
necientes a la misma región educativa y que comparten gran parte del equipo educativo y de desarrollo social.
Aun con esos elementos comunes, en un caso, el programa se implementó fundamentalmente en escuelas y
minoritariamente en organizaciones sociales comunitarias y, en el otro, de manera exactamente inversa.
30 En articulación con el concepto de ciudadanía de baja intensidad construido por Guillermo O’Donnell (2004)
para dar cuenta de los modos en que un conjunto formalmente reconocido de derechos no se efectiviza nece-
sariamente en la práctica; Gabriel Kessler (2004) habla de “escolaridad de baja intensidad” para dar cuenta de
la relación que algunos jóvenes en contextos socialmente críticos establecen con la escuela. Inscriptos en ella,
asistiendo con mayor o menor asiduidad, no participan de las actividades escolares ni de los procesos de apren-
dizaje que allí se proponen.
31 Junto a una crítica a las nociones tradicionales de educación formal y no formal, reemplazándola por la no-
ción de procesos de formalización, la idea de una educación más allá de la escuela involucra espacios educati-
vos fuera del marco de la institución escolar, con diversos grados de articulación con ella (Sirvent, 2007).
121
Laura Casals
3.1. Un recorrido por la implementación del Plan Fines en Gral. San Martín
La implementación del Plan Fines en Gral. San Martín tuvo un crecimiento marca-
do en un lapso de tiempo corto, con un salto significativo a partir del tercer año. De
acuerdo con la información proporcionada por el área de Desarrollo Social, podemos
observar la expansión, tanto en cantidad de comisiones conformadas como en alcance
territorial, en función del número de sedes:
Cuadro 2. Cantidad de sedes y comisiones de Fines del distrito de Gral. San Martín, 2011-2015.
Fuente: Elaboración propia. Fuentes consultadas: listados del equipo de talleristas del Ministerio de Desarrollo
Social, Gral. San Martín.
32 Hablaremos “conjunto” y no de grupo o equipo (que usaremos solo para fracciones de ese conjunto mayor),
puesto que no se trata de sujetos que actúan coordinadamente ni se vinculan colectivamente más allá de la
interpelación de los actores institucionales. Desde ya, hay vínculos de articulación y afinidad política entre grupos
de ellos, pero por vínculos que exceden a o no se fundan principalmente en, la gestión del Fines.
33 El Plan Ahí funcionó creando Mesas de Gestión Local en tres barrios de Gral. San Martín (Villa Hidalgo, Cár-
cova y Barrio Independencia). En estas mesas, siete ministerios nacionales, organizaciones e instituciones de
la comunidad de esos barrios y la municipalidad articulaban acciones. Información disponible en: http://www.
desarrollosocial.gob.ar/planahi.
122
Educación y territorio. Educación secundaria de jóvenes y adultos a través del Plan Fines en el...
34 Es importante marcar que el estado municipal es quien conduce las actividades de las cooperativas AT, de
modo que es factible que este escenario nos hable de dificultades de articulación entre el Ministerio de Desarro-
llo Social y la Municipalidad, aunque nuestras fuentes no lo aclaran.
35 El Plan Fines fue conducido por tres inspectores de adultos. Uno de ellos solo formó parte del primer cuatri-
mestre de implementación en 2011 (luego se jubila); la segunda, solicita tenerlo a su cargo y lo conduce entre
2012 y 2014; y el tercero, desde 2015 hasta la actualidad.
36 Un de las diferencias entre el Plan Fines y los CENS es que en el primero se cursa solo dos días en la sema-
na, y en el segundo, de lunes a viernes.
123
Laura Casals
Cuadro 3. Cantidad de comisiones de Fines Histórico y cantidad de comisiones EH entre 2013 y 2015.
1º 2º 1º 2º 1º 2º
Comisiones
45 104 141 128 151 s/datos
Fines Histórico
Comisiones
50 53 44 43 s/datos
Ellas Hacen
Fuente: Elaboración propia. Fuentes consultadas: listados del equipo de talleristas del Ministerio de Desarrollo
Social, Gral. San Martín.
Las expresiones de esta referente dan cuenta de algunas tensiones que cada proceso
de crecimiento de los alcances del Plan ha generado. Como veremos en el próximo
37 “Fines histórico” es el modo en que se llama cotidianamente a las comisiones de Fines que no están
compuestas íntegramente por cooperativistas, sino que se generan con público general.
38 Esta disposición generó amplios debates, puesto que como se presenta como un caso excepcional, puede
ocurrir que un estudiante que cursó hasta 9º año de la EGB deba hacer solo un año de Fines, y alguien que ha-
ya completado 1ª año de la educación polimodal (es decir, un año más de escolarización) deba cursar dos años
en Fines.
39 La educación general básica de adultos (equivalente a la educación primaria) no está alcanzada por esta
disposición.
124
Educación y territorio. Educación secundaria de jóvenes y adultos a través del Plan Fines en el...
apartado, el ingreso de población más joven o discursos que acentúan que lo jóvenes
aprovechan que el Fines es más fácil, ponen permanentemente en tensión tanto la re-
lación entre el Fines y las propuestas educativas convencionales para adultos, como su
sentido y destinatarios.
A partir del 2015, el crecimiento del Plan se desacelera y dos elementos marcan la
dinámica de su gestión; el cambio del inspector de adultos a cargo de la implementa-
ción del Plan, y, en mayor medida, la incidencia del contexto electoral. Este último ele-
mento es fuente de tensiones entre los actores, principalmente entre el sistema educa-
tivo y el equipo de talleristas, que tiene un perfil marcadamente militante en favor del
gobierno saliente. Con el cambio de gestión nacional y provincial en 2016, los vínculos
entre el sistema educativo y el equipo de Desarrollo Social se encuentran prácticamen-
te cortados. El inspector de adultos a cargo del Fines plantea que no tienen relación:
“ellos [los talleristas] se ocupan de los planes”, en referencia a AT, EH, o bien PRO-
GRESAR, pero no de cuestiones educativas puesto que “no son docentes”.
No contamos con las cifras exactas del segundo cuatrimestre de 2015 ni del primer
cuatrimestre del 2016. Sobre este último, el inspector a cargo y su equipo adminis-
trativo nos cuentan que el Fines tiene aproximadamente 60 sedes, que dan espacio a
175 comisiones con alrededor de 2250 estudiantes inscriptos, que en el mes de mayo
se reducen (por desgranamiento) a 1750. Estos datos contrastan fuertemente con la
dimensión de la educación secundaria de jóvenes y adultos en CENS, que en el distri-
to agrupa a 11 establecimientos, donde funcionan aproximadamente 60 secciones (el
equivalente a comisiones en Fines), con aproximadamente 700 alumnos. El contraste
actual entre las dimensiones de uno y otro formato de la EDJA pone de manifiesto el
desafío que para la educación formal implica llevar adelante el Plan Fines, así como el
potencial impacto territorial de una propuesta con elevada capacidad de interpelación
a jóvenes y adultos.
Por último, en 2016 se ha iniciado un proceso de encuadramiento normativo del
Fines en la provincia. La DGCyE remitió cuatro circulares40 buscando ordenar la
gestión, las funciones y las competencias de los distintos actores dentro del sistema
educativo. Esto tuvo como consecuencia algunas modificaciones de personal y de la es-
tructura de sostén del Fines: la designación de un número mayor de personal adminis-
trativo, la designación de tres CENS para la supervisión de sedes y emisión de títulos y
la indicación de fortalecer las visitas a las sedes por parte de las autoridades educativas.
40 Disponibles en www.abc.gov.ar.
41 Respecto de la implementación local del Plan Fines, hemos entrevistado a dos inspectores de adultos que
estuvieron a cargo del programa: a la coordinadora distrital de los talleristas y a una tallerista; y a la referente de
la sede que es caso de estudio de esta tesis.
125
Laura Casals
en ese año. En ningún caso se plantean estas irregularidades como una regla, pero aun
siendo excepciones, son los errores que generan más tensión y conflicto por su propia
gravedad. La inspectora de adultos a cargo de Fines entre 2012 y 2014 lo explica: “El
problema es en qué año ubican a los estudiantes, eso se articula con los referentes, y
hay poca supervisión. Los talleristas son cinco para todo San Martín, y no pueden es-
tar viendo cada alumno donde está sentado. El punto está en el responsable del lugar”.
Junto con el descubrimiento de estas irregularidades aparecen los dilemas sobre
la respuesta: “Una persona que le hicieron cursar tercero y tenía que estar en primero,
¿vuelve a primero?”.
Estas situaciones son reflejo de la dificultad en una implementación que requiere
no solo de la gestión asociada (entre el Estado y las organizaciones sociales comu-
nitarias), sino del trabajo interinstitucional de distintas áreas gubernamentales que
dependen de distintos niveles de gobierno. Respecto del vínculo con Desarrollo Social,
la inspectora reconoce la labor de los talleristas, pero expresa también diferencias y
tensiones: “Desarrollo Social fue muy invasivo (…) buscaba una marca política”. La
información que debía circular entre sede e inspectora se dificultaba, porque “la coor-
dinación desconfiaba y construía en paralelo”. La sensación de invasión en un sistema
como el educativo, marcado por la verticalidad y con pocas experiencias de incorpora-
ción de actores que no sean del sistema a las actividades educativas, se combina con la
amenaza que parece sugerir de la participación política de los talleristas y de muchas
de las organizaciones sociales que son sede del plan Fines. Estos desencuentros se ex-
presan como dificultades de control de las tareas de cada sede y acceso a información
de aquello que sucedía en algunas de ellas, sobre todo respecto del control de la asis-
tencia de docentes y estudiantes.
Las nuevas autoridades de educación marcan una distancia mucho mayor con el
equipo de Desarrollo Social en más de una ocasión durante la entrevista. El inspector a
cargo plantea que no sabe cuáles son las tareas de este equipo, con el que no se vincula
porque sus tareas “no son educativas”. La adecuación de los canales de comunicación
entre referentes, inspector y talleristas es una de las tensiones actuales, en el marco de
la redefinición del programa.
Este tipo de dificultades en los circuitos de información se reproducen en otro tipo
de tareas, como las actividades administrativas que quedan en manos de los referentes
comunitarios. El acompañamiento de los talleristas para el cumplimiento con obliga-
ciones de este tipo ha sido muy relevante, de modo que las tensiones entre los equipos
institucionales (que Educación solicite determinada documentación, y Desarrollo
Social, otro, o bien tomen un criterio diferente para resolver situaciones) tienden a difi-
cultar la tarea de los referentes. Por último, es importante marcar que la carga de traba-
jo en las organizaciones sociales comunitarias implica un desplazamiento de tareas de
gestión institucional hacia el trabajo gratuito voluntario de estas organizaciones. Este
mecanismo genera procesos de crecimiento personal y organizacional, pero podemos
pensarlo también como un mecanismo estatal de traslado a la sociedad civil de parte
de los costos de implementación de sus políticas.
Otro elemento de tensión que señalan los entrevistados es la relación entre el sis-
tema formal y el Plan Fines. La inspectora a cargo del programa entre 2012 y 2014 lo
plantea en términos de que “el Fines moviliza estructuras. Los otros inspectores no
126
Educación y territorio. Educación secundaria de jóvenes y adultos a través del Plan Fines en el...
querían tomar el programa”, estos impugnaban sobre todo el hecho de que el Fines “le
roba matrícula” a los CENS. Sin embargo, en su perspectiva aparece la reivindicación
de la ruptura con los espacios escolares tradicionales: “Los fines no tienen que estar en
la escuela que los expulsó, hay un debate incluso sobre si pueden o no estar en casas
particulares”, pero en esta definición hay también diferencias de acuerdo a la conduc-
ción distrital: “En Tres de Febrero los Fines funcionan todos en escuelas, a diferencia
de San Martín donde se buscó todo lo contrario”.
El sistema tiene, en esta mirada, una tarea que cumplir frente al entramado social:
“El problema más difícil de resolver es el comunitario. Que la comunidad sea una red,
solo se logra con liderazgos fuertes, y hasta cierto punto…”. Con la mirada puesta en
esta preocupación sobre lo comunitario, hace su análisis sobre las dinámicas de las
sedes de Fines y los grupos fuera de sede de terminalidad de primaria. La posibilidad
de trabajar sobre el entramado social y territorial aparece como el sentido más fuerte
del Plan Fines y como su mayor fracaso, “así como es complejo el hambre y la miseria,
esto es igual”. La mirada territorial excede la mirada sobre el rol de las organizaciones
sociales y políticas y sus conflictos, y abarca poder tomar en consideración los límites
entre barrios, los circuitos por donde circulan sus habitantes y las diferencias entre es-
pacios geográficamente cercanos. Un ejemplo que la entrevistada trae a colación es la
creación de un anexo de un CENS en una escuela, a pocas cuadras de una escuela pri-
maria de adultos: “Yo decía que tenía que ir a la EP15 que tenía la primaria, lo pusie-
ron en la EP24, y de la 15 solo el 10% siguió estudiando”. Otro tipo de ejemplo son las
dificultades para que grupos de personas vayan a una sede cercana cuando corresponde
a un referente social u otro.
Esta posición frente al sentido del Fines permea la mirada de la inspectora sobre
dos niveles, por un lado, la relación con los elementos más formales del sistema educa-
tivo y, por otro, los destinatarios del Fines, su población objetivo. Respecto del primer
punto, la entrevistada tiene una mirada crítica sobre el proceso que llama de sistemati-
zación del Fines de la mano de su masificación: “Los docentes empezaron cumpliendo
muy bien, eran docentes de impronta comunitaria”, cuando el número de docentes
aumenta, “llegan los de secundaria con todos sus vicios”, principalmente el ausentismo.
“El problema es la sistematización, que tiene que ver con convertirlo en escuela: se pier-
de la educación popular”.
Desde el punto de vista de la inspectora, la sistematización se vincula con la es-
tructura y el empleo formal de los docentes: “un suplente… es imposible ponerlo en
la estructura de Fines. Hay que definir qué va a ser. Ahora es un engendro, no es nada.
Antes estaba más claro que era un marco de educación popular”.
Esta perspectiva de la masificación, asociada a un mayor grado de formalización,
por un lado, y de absorción de problemáticas nodales de otras modalidades (como el
ausentismo), por otro, viene de la mano con un tercer elemento: la transformación de
sus destinatarios. Para la inspectora consultada, “el Fines, como el COA, fue creado
para los mayores [acentúa esa palabra] que habían dejado, y se abrió. Se desbordó. El
Fines era para la población mayor, por algo empiezan por las cooperativas, acoplándolo
al trabajo”.
Este desborde tiene que ver con la migración desde el secundario, y un problema
que a medias comparte con la EDJA en general: la edad cada vez más temprana de
127
Laura Casals
ingreso a la EDJA (que en CENS se llega hasta los 15 años, y en Fines se sostiene en
18). En el marco de las dificultades de comunicación con las sedes y, principalmente,
de control del proceso de la inscripción y cursado de los estudiantes, el ingreso de los
más jóvenes complejiza contestar las impugnaciones que se hacen al Fines por ser una
opción que compite con la educación formal de jóvenes y adultos y, en los últimos años,
con la secundaria común.42
La nueva gestión del Fines, que asume la tarea en 2015, ancla su mirada en defi-
niciones institucionales y normativas, especialmente en las disposiciones que este año
han procurado ordenar la gestión del Fines. Es importante resaltar que, en la entrevista,
el inspector explícitamente manifestó la voluntad de no hacer una valoración personal
del Plan. En términos más generales, su mirada está puesta sobre todo en los aspectos
que marcan continuidades entre el Fines y experiencias anteriores: “Esto no es nada
nuevo. Adultos funciona desde 1974, y ya funcionaba fuera de las escuelas [se refiere
a educación primaria], y secundaria fuera de sede desde los ochenta (…) en sindicatos,
pero con el formato habitual de escuela [de lunes a viernes]”.
En términos similares, no encuentra que el hecho de funcionar en espacios co-
munitarios genere diferencias, “el trabajo en el aula es igual (…), no se modifica la
relación, la falta de cumplimiento [de horarios o asistencia] se da en todos lados”, en
todo caso “la contra que tienen los fines es que al no haber un profesional en la sede
se cometen errores”.
Los errores principales son la ubicación de los estudiantes en el año que les corres-
ponde o la inscripción de estudiantes sin contar con todos los datos o documentación.
Respecto de la relación entre el Fines y el sistema educativo formal, el foco de con-
flictividad, según el inspector entrevistado, está en distintos planos de reivindicación
gremial. Por un lado, los directivos de los tres CENS que supervisan y titulan Fines
“no están contentos con la tarea. El director tiene un rol de supervisor sobre los docen-
tes que antes no tenía. El problema es que el Fines no es parte de la [Planta Orgánica
Funcional] POF…43 el director tiene a cargo 170 comisiones, pero la POF no le cam-
bia… cobra lo mismo”.
Por otro lado, tanto los docentes de Fines como el equipo administrativo, son
contratados “fuera del estatuto docente”, de marzo a diciembre, con la consiguiente
pérdida de beneficios en la remuneración como en derecho a licencias: “No son ni pro-
visionales, ni suplentes, solo tienen del estatuto la licencia por accidente de trabajo y
embarazo, todo lo demás no”.
La coordinadora distrital del grupo de talleristas de Desarrollo Social pone el sen-
tido del Fines en la idea de inclusión y da cuenta de la resistencia del sistema educativo
en relación con la implementación del Fines: “No lo querían porque el Fines viene
a interpelar a la educación formal. A ver, el Fines nace en el seno del Ministerio de
42 Una disposición local, aunque no escrita, para frenar la migración desde la secundaria común es la exigencia
de que haya un tiempo de al menos un año entre el abandono de la educación secundaria y el inicio de la termi-
nalidad en el programa Fines.
43 La Planta Orgánica Funcional es el conjunto de trabajadores docentes, auxiliares y administrativos de un es-
tablecimiento educativo (designados a partir de la matrícula de ese establecimiento). El volumen de la matrícula
y de la POF de un establecimiento le otorga una categoría, que a su vez modifica el salario del directivo a cargo
de esa institución.
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Educación y territorio. Educación secundaria de jóvenes y adultos a través del Plan Fines en el...
Desarrollo Social, ahí nace. Al sistema educativo mucha gracia no le hizo. Aunque des-
pués se entendió y se trabajó muy bien juntos”.
La referente de nuestro caso de estudio hace mención de una tensión con el siste-
ma formal. Para ella, el problema: “En el Fines siempre fue la falta de legitimidad, se lo
deslegitima por muchos lugares. [La escuela formal dice que] le roban matrícula. Pero
sacar los fines no puebla los CENS, deja a los estudiantes sin opción”.
Esta falta de legitimidad se relaciona con una idea extendida de que el Fines es más
fácil que las otras modalidades de educación secundaria. Esta percepción de facilidad
ella la encuentra en la población más joven que se suma con la Resolución 99/12 y la
posibilidad de terminar el ciclo en un año. Sin embargo, a diferencia de la inspectora,
observa aspectos positivos en la incorporación de este grupo de jóvenes. Con los adul-
tos “cuesta mucho. Siempre la menos prioridad es la escuela. Hay mucho abandono.
[Cuando ingresan los jóvenes] Empieza a sostenerse más, el joven decide terminar,
busca el título por el trabajo”.
En un sentido similar, observa la resistencia de muchos cooperativistas del AT a
incorporarse al Fines, “yo decía ‘que error que AT no lo ponga como obligatorio como
sí en EH”, muchos cooperativistas no encuentran sentido a estudiar, señalando “yo ya
tengo la vida hecha”.
Junto con esta reivindicación de la juventud, aparece una valoración de lo formal
respecto de la tarea docente, aun cuando esta formalidad se articula tensamente con la
particularidad de una experiencia de educación en contextos comunitarios. Hace una
fuerte reivindicación de los docentes que “se preocupan por la clase, por los estudiantes,
dedican el tiempo”, estos son los docentes a cuyas clases “vienen todas. Quedan en la
memoria”. En el caso de los docentes que ella cuestiona, hay dos elementos que son
objeto de crítica: el primero es cómo pensar la especificidad del Fines. La primera crí-
tica es a los docentes que participan de la concepción del Fines como un espacio más
fácil o que sitúan su tarea por fuera de las reglas escolares:
dicen “esto es Fines”, o “ya saben todo”. No, es enseñarles a cualificar, a ordenar, a darle sen-
tido a los saberes y el profesor también a aprender porque no es lo mismo en cada modalidad,
hay que seguir formándose (…) Siempre vienen a hacer el favor, [dicen] “si no se quedan sin
profesor”; yo digo, si no cumplís es como si no tomara [las horas] nadie (…). Se da como una
sintonía con los estudiantes, viene tarde… todos contentos porque se van temprano, que
porque deja trabajos. Y yo digo, no es muy útil, para eso estudio sola. Investigar es una parte,
no todo. Y yo les decía “y sin embargo el profesor cobra”. A veces hay grupos que se quejan.
129
Laura Casals
44 María Teresa Sirvent realiza un análisis crítico de la clasificación tradicional entre educación formal y no-formal,
y propone hablar de procesos de formalización, entendiendo que “El continuo de formalización es una perspec-
tiva que atraviesa esta visión integral de lo educativo, para referirse al grado de estructuración u organización de
una experiencia educativa en sus distintos aspectos” (Sirvent, 2007:4).
130
Capítulo 3
CONFIGURACIÓN TERRITORIAL
Y BARRIOS POPULARES: LA TRAMA
DE ORGANIZACIONES SOCIALES
COMUNITARIAS EN VILLA HIDALGO
En el presente capítulo se describirán los procesos sociales y territoriales que han con-
figurado los barrios populares de la periferia del conurbano bonaerense y que contex-
tualizan el presente caso de estudio. Para ello, se describirán algunos de los elementos
socioeconómicos que han marcado la vida de los sectores populares en la Argentina,
con especial énfasis en la situación del conurbano bonaerense y del Municipio de Gral.
San Martín. A posteriori se realiza una descripción más detenida de esta localidad y
más específicamente en el Área Reconquista. Se analizarán las dimensiones que han
sobresalido en el trabajo de campo realizado dentro del barrio Villa Hidalgo, con eje
en la trama de organizaciones en la que se ubica la sede del Plan Fines que coordina la
Cooperativa “Reconquistadores”. Finalmente, se presenta la historia, el funcionamien-
to y las características centrales de dicha cooperativa.
El período que se abre en la Argentina con la última dictadura militar en el año 1976
inaugura un proceso de profundas reformas orientadas por los principios neoliberales
que se extiende hasta el cambio de siglo. Este período tiene su epicentro en las reformas
estructurales del Estado en los años noventa, que desmantelaron el sistema de bienestar
y marcaron la primacía del capital financiero por sobre el aparato productivo industrial
(que en cierto modo es también “desmantelado”), y que tiene un punto de quiebre en
la crisis social, económica y política que se produce en el año 2001. Dicho modelo da
lugar a una modificación de la estructura social en el país por una multiplicidad de fac-
tores, entre los cuales se destaca el fenómeno de la desocupación: esta se caracteriza no
solamente por sus altos índices, sino también por ser sostenida en el tiempo. El deterio-
ro de las condiciones de vida de amplios sectores de la población se vio acompañado por
transformaciones territoriales y la ampliación del repertorio organizativo de los sectores
socioeconómicamente más postergados (Svampa y Pereyra, 2003).
La pauperización de los sectores populares y de una parte de las clases medias ha
tenido efectos en distintos ámbitos de lo social, entre los que se destacan el surgimien-
to de nuevas modalidades organizativas alrededor de la figura del desocupado, con los
131
Laura Casals
45 Ramiro Segura analiza los modos en que, a partir de la organización del territorio, la desigualdad es experi-
mentada por los sujetos en la ciudad: “Buscamos conocer la experiencia de habitar en un espacio segregado
en la periferia de la ciudad. Se trata de estudiar precisamente lo que no se reduce a las condiciones de vida
e infraestructura de un barrio, ni al estudio de los procesos políticos que tienen lugar en él, sino en conocer el
cotidiano de la vida barrial y urbana en el que ambas cuestiones (carencias y política) están incorporadas en los
puntos de vista de los actores y en la experiencia cotidiana del habitar la periferia” (cursivas en el original) (Segu-
ra, 2015: 31).
46 Esto hace que las cifras agregadas, si bien nos dan un marco general de referencia, difícilmente expresen la
situación particular de los distintos municipios (marcamos el amplio arco de variación de estos datos en algunos
casos) ni como tampoco dentro de localidades en cada municipio. En este sentido, las cifras presentadas resul-
tan relevantes, pero en su generalidad encuentran también su límite.
47 Esto incluye la suma de cuatro categorías: 1. Viviendas irrecuperables; 2. Cohabitación en viviendas buenas;
3. Viviendas recuperables; 4. Hacinamiento crítico en viviendas buenas (SSTUyV, 2015). “Informe de Gestión
132
Educación y territorio. Educación secundaria de jóvenes y adultos a través del Plan Fines en el...
2015 de implementación de la Ley 14.449 de Acceso Justo al Hábitat”, producido por la Subsecretaría Social de
Tierras, Urbanismo y Vivienda del gobierno provincial, con datos de los 24 municipios del conurbano bonaerense.
48 El CEAMSE es una empresa que gestiona tres complejos ambientales, que son zonas de destino final de resi-
duos provenientes de CABA y del conurbano.
49 Se llama vulgarmente “quema” a la fundición de metales encontrados en la revisión informal de la basura a
partir del ingreso, legal o ilegal, en el espacio de vuelco de los camiones de recolección. En el uso cotidiano,
este término hace referencia tanto a la práctica de “quemar”, o a las actividades que se desarrollan dentro del
basural, como a una zona específica llamada por los vecinos “La quema”.
133
Laura Casals
134
Educación y territorio. Educación secundaria de jóvenes y adultos a través del Plan Fines en el...
Fuente: www.iconoclasistas.net
La dinámica social de este territorio está marcada por su relación con el basural y
por la generación de un conjunto de prácticas económicas y actores sociales a su al-
rededor.50 Esta diversidad de prácticas tiene su origen en las transformaciones que el
trabajo con la basura ha tenido en los últimos 20 años. Durante la crisis económica de
fines de los años noventa y comienzos del siglo XXI, la actividad de ingreso al basural
para la recuperación de residuos como forma de subsistencia adquirió una masividad
no vista anteriormente, acompañada de una fuerte conflictividad con los agentes po-
liciales. Las actividades de recolección en el basural pasaron por etapas diferentes, y
hasta el 2004, la combinación de ingresos ilegales con fuertes dispositivos de seguridad
(estatal y privada) dio lugar a represiones y actos de violencia contra los recuperadores
urbanos.51 El uso sostenido de la fuerza llegó a un punto de quiebre en el año 2004 con
la desaparición de un niño, sepultado en la montaña por la descarga de un camión de
basura.52 Este acontecimiento brutal marca un antes y un después en la política estatal
y empresarial frente a los recuperadores urbanos. A partir de ese momento, si bien los
50 Según el estudio de Raúl Álvarez, podemos diferenciar distintas denominaciones para las tareas que se
realizan alrededor de la basura: “Dentro del concepto genérico de ciruja o recuperador, hay varias especies. Se
le llama ‘cartonero’ al recuperador urbano, que recolecta por vía pública. Se llama ‘carrero’ al ciruja que se vale
de carro tirado por caballos. El término ‘recuperador urbano’ es la denominación que se le asigna a los cirujas a
partir de (…) la Ley 992 de CABA. Botellero es el recuperador que compra a los vecinos los objetos o materiales
a recuperar (…). ‘Quemero’ es el ciruja que desenvuelve su actividad en el basural, aunque allí ya no se queme
basura. Como en el relleno sanitario se forman montañas de basura que los quemeros deben escalar, también
se los denomina ‘gente de la montaña’. Esto se debe a que los recuperadores que entran al CEAMSE a trabajar
con la basura se dividen entre ‘los de las plantas’ y la ‘gente de la montaña’. Por último, están los trabajadores en
plantas de tipo industrial de separación de basura que pueden ser asalariados o asociados” (Álvarez, 2012: 13).
51 No hay datos oficiales sobre la cantidad de personas que ingresa diariamente al basural. Según el estudio
de Raúl Álvarez (2012), el número varía entre doscientas y mil personas, estableciendo en setecientos la cifra
promedio de ingresos.
52 La desaparición de Diego Duarte, la noche del 15 de marzo de 2004, cuando estaba con su hermano Fede-
rico revisando la montaña, es hasta el día de hoy la muestra más brutal y de mayor difusión del accionar policial
y empresarial en el CEAMSE. Cuando se encontraban ambos en la montaña, ante la presencia policial se es-
conden bajo cartones, y cuando Federico se asoma ve que un camión había echado un cargamento de basura
135
Laura Casals
sobre Diego. Según su declaración en la causa, al avisar al maquinista la respuesta fue “Tapamos a un ciruja”
(Álvarez, 2012: 32).
53 Galpones de acopio y separación de residuos, equipadas por una cinta transportadora sobre la cual trabajan
los recicladores separando el material reciclable del no reciclable y clasificando los materiales recuperados para
su venta posterior (cartón, papel, envases, metal, vidrio, etcétera).
54 Los jardines provinciales y oficiales no representan la totalidad de la oferta de educación inicial. Además
de sumar la oferta privada, es importante resaltar que, en muchos lugares, la educación inicial es cubierta por
jardines comunitarios y por Centros de Desarrollo Infantil dependientes del Ministerio de Desarrollo Social de la
Nación y apoyados por la Municipalidad (para su caracterización, ver Zibecchi, 2015).
55 Las transformaciones del sistema educativo en la provincia de Bs. As. dieron lugar a la extensión de la prima-
ria a nueve años, y luego a que la creación de secundarias básicas, que reemplazaron el último ciclo de la EGB,
facilitara la extensión de escuelas que anteriormente solo ofrecían educación primaria a la secundaria completa.
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Educación y territorio. Educación secundaria de jóvenes y adultos a través del Plan Fines en el...
religiosos que nuclean a una parte de la comunidad. Estas funciones aparecen también
de manera superpuesta.
Se destaca la existencia de OSC pequeñas, de corte local, que no se encuentran
asociadas a ninguna estructura de nivel nacional o regional. Por otro lado, existen espa-
cios de articulación de acciones entre OSC de distintos barrios. Estos espacios, gene-
ralmente llamados “mesas”, articulan actividades, proyectos comunes, o bien reclamos
puntuales ante autoridades municipales o provinciales.
Para finalizar, es relevante observar este espacio social a la luz de algunas discu-
siones teóricas sobre el lugar de los barrios periféricos en el funcionamiento de la
ciudad. El debate alrededor de la segregación residencial y la noción de gueto, para
abordar la dinámica territorial, está presente en las reflexiones sobre la inscripción te-
rritorial de los sectores populares. Retomando a Ramiro Segura (2015), la necesidad
de pensar las fronteras entre espacios sociales se da en la operación complementaria
de separar y ligar. Analizar el entramado de condiciones de vida y de organización
de los sectores populares en barrios periféricos no significa, entonces, suponer que
en ese espacio geográfico (y social) se agota la experiencia vital de sus protagonistas.
Tanto respecto de sus trayectos cotidianos (Segura, 2009) como en la articulación
entre soportes locales y recursos del “afuera” (Merklen, 2006), las dinámicas sociales
y políticas del Área Reconquista están lejos de expresar un universo cerrado y autó-
nomo. Más bien, muestran un dinamismo que interpela al poder político y construye
sus propios espacios de creación de puentes con otros ámbitos de lo social. En todo
caso, en este escenario de articulación entre “adentros” y “afueras” vale la pena pre-
guntarse qué lugar tiene la educación, que tipos de puentes construyen las experien-
cias educativas en contextos comunitarios.
3. Villa Hidalgo
El presente caso de estudio es la sede Nuestra Sra. de Luján del programa Fines que
se encuentra en la capilla del mismo nombre, situada en el barrio Villa Hidalgo, y está
coordinada por la Cooperativa “Reconquistadores” del programa Argentina Trabaja.56
El barrio de Villa Hidalgo se encuentra al norte del partido de Gral. San Martín,
en el límite con la localidad de Boulogne, partido de San Isidro. Se encuentra atravesa-
do por las vías del Ferrocarril Belgrano Norte, que lo divide en dos zonas diferenciadas.
Del lado norte de las vías (el espacio que no está presentado en el mapa), un barrio hu-
milde, aunque con casas construidas de ladrillo y en terrenos más altos, que lindan con
zonas más empobrecidas organizadas en cuadrícula, pero con las características de un
asentamiento (por la precariedad de las viviendas y del acceso a servicios). El trazado
56 En esta sección se describirán las principales problemáticas del barrio, y el entramado organizacional en el
que se enmarca el caso estudiado. Para ello haremos referencia a las observaciones y entrevistas grupales e
individuales del trabajo de campo. Las entrevistas que serán citadas en este apartado son: dos entrevistas en
profundidad a estudiantes actuales de la sede; dos entrevistas en profundidad a las referentes de la sede, una
de ellas egresada del Plan Fines en esta misma sede, y la otra estudiante actual del nivel primario en otra sede
coordinada por lo misma cooperativa, a las que ambas pertenecen; una entrevista grupal con el grupo que ac-
tualmente estudia Fines allí; y una entrevista con el ex - Director Articulación Comunitaria y Participación Popular
de la Municipalidad de San Martín. Asimismo, se han hecho observaciones en la sede, en el barrio y recorridos
por la zona en que se encuentra.
137
Laura Casals
del barrio es una cuadrícula, con calles mayoritariamente asfaltadas.57 En este sector
del barrio se encuentra, desde 1969, una escuela parroquial llamada San Martín de
Porres, que goza de un gran prestigio, producto tanto de su rol educativo como de las
actividades extracurriculares y de vinculación comunitaria que despliega. Según con-
versaciones informales, este sector es “la parte mejor del barrio”, principalmente porque
al ser más alto sortea la posibilidad de inundaciones y porque tiene una provisión
formal de servicios públicos domiciliarios en su sector residencial. Sin embargo, esta
percepción de barrio “mejor” que los entrevistados marcan no es unánime. Justamente
por ser el extremo del distrito, alejado de su centro administrativo y comercial, una de
las organizaciones sociales que se encuentran en ese sector (sobre las vías del tren) ha
elegido el nombre “Los Olvidados”, haciendo referencia a la ausencia del gobierno
municipal y al deterioro de la infraestructura urbana de la zona.
Fuente: Universidad de General San Martín-Municipalidad de Gral. San Martín-CISP. Proyecto: “Prevención y
mitigación del riesgo de inundaciones en el Partido de Gral. San Martín, Prov. de Bs. As”.
El sector del barrio que presenta el mapa, y en donde se ubica la sede de Fines que
se analiza, comparte con el resto del Área Reconquista algunas de sus características
centrales, entre las que se destaca, en primer lugar, la superposición de distintas formas
57 Todo el barrio, a uno y otro lado de las vías del tren, ha sido objeto de un plan de pavimentación en los
últimos años, principalmente desde la gestión municipal iniciada en 2011, y con la implementación del Plan Ahí,
de orden nacional, que implicó un fuerte traspaso de fondos al gobierno local para la realización de obras de
infraestructura urbana.
138
Educación y territorio. Educación secundaria de jóvenes y adultos a través del Plan Fines en el...
58 La recolección de residuos es un problema de todo el Área Reconquista, y al igual que otros barrios en don-
de no ingresan los camiones de la empresa recolectora de residuos, se han creado sistemas informales privados
de carros (generalmente con tracción a sangre) que recolectan los residuos domiciliarios y los depositan en dis-
tintos puntos al costado de las vías o en la vera del camino del Buen Ayre. Estos puntos son también utilizados
para desechar autos robados luego de su desarme para la venta de autopartes.
59 El Barrio Nuevo, donde vive una de las estudiantes del programa Fines del grupo que asiste a la organización
observada, tiene entre diez y quince años de existencia. Se ubica sobre la margen de las vías del Ferrocarril Mi-
tre y comienza donde termina el extremo inferior de nuestro mapa de referencia. Este barrio presenta contrastes
en su interior, con una parte de trazado urbano en cuadrícula, asfalto, y casas de material, confortables, asimi-
lables a cualquier barrio de trabajadores. Otra parte del barrio, que limita con la Villa Cárcova, tiene otro tipo de
formato, clásicamente de villa, en donde encontramos casas muy humildes, construidas con chapa y madera,
combinadas con partes de ladrillo, y un trazado irregular de calles. Por último, sobre la vera de las vías puede
verse un proyecto habitacional estatal de envergadura, que fue generado en los años 2003-2004 para la reubi-
cación de familias de la Villa Cárcova, y desde entonces se encuentra abandonado y sin terminar.
60 La Av. Juan Manuel de Rosas toma luego, en su camino hacia Panamericana, el nombre de Av. Márquez. En
todas nuestras entrevistas, este último es el nombre que dan a la avenida, de modo que, para simplificar la lec-
tura, utilizaremos el nombre Av. Márquez cada vez que hagamos referencia a esta arteria.
139
Laura Casals
extensiones realizadas por los vecinos desde las zonas de aprovisionamiento formal de
electricidad;61 una parte importante del barrio solucionó de manera también informal
el aprovisionamiento de agua, a través de caños comunitarios o mangueras; la zona no
cuenta con desagües cloacales, lo que genera espacios de acumulación de aguas servidas.
Un análisis de los datos del Censo 2010, a nivel de radio censal, da cuenta de que este
barrio presenta (respecto de otros barrios del distrito) los índices más críticos de pobla-
ción con necesidades básicas insatisfechas y acceso a estos servicios.62
Esta es una de las primeras cuatro sedes que iniciaron la implementación del Plan
Fines en San Martín. Desarrolla sus actividades en la iglesia Nuestra Señora de Luján,
ubicada en la intersección de las calles Cisneros y Villalba (ver mapa 1), y es llevada
adelante por una cooperativa del AT llamada “Reconquistadores”. Esta misma coope-
rativa también coordina otras dos sedes del Fines en el mismo barrio, una de ellas en la
Parroquia San Cayetano, ubicada a unas diez cuadras, y la otra en la organización so-
cial Flor de Loto, que es también sede del Sindicato de Amas de Casa de la República
Argentina (SACRA), ubicada a tan solo cinco cuadras de la sede Luján. Este último
lugar, como muchas otras OSC, es también la vivienda de una de las participantes de
la cooperativa, y junto con las actividades de Fines, lleva adelante la terminalidad de la
educación primaria de adultos y actividades productivas de la cooperativa.
Nuestras entrevistadas63 nos cuentan que la cooperativa es anterior al programa AT,
y nucleaba a un grupo muy amplio de participantes (aproximadamente trescientas per-
sonas). En sus inicios, la cooperativa llevaba el nombre “Daniel Rollano”, un docente
de escuelas de la zona vinculado a la Iglesia tercermundista y el cristianismo de base,
que tuvo presencia en la dinámica política de la zona en los años ochenta y falleció
joven en un accidente de tráfico.64 La cooperativa, vinculada a un movimiento social y
político nacional del peronismo de izquierda, toma su nombre.
Cuando se crea el programa AT, buscan adecuarse a las condiciones impuestas por
su normativa. Para ello deben dividirse en grupos de 30 personas, y asimismo optan
por incorporar nuevos miembros. En ese proceso de reestructuración, Adriana pasa a
ser coordinadora de uno de estos grupos cuya tarea es limpiar los bordes del río Re-
conquista. Esta nueva cooperativa pasa a denominarse “Reconquistadores”, que en
palabras de Adriana implica que “conquistamos sobre lo conquistado”. La creación de
61 En nuestra última visita al campo, la provisión de energía estaba interrumpida de manera intermitente hacía
varios días. Esto provocó no solo que estuvieran dictando clases sin luz (suspendiéndolas luego del atardecer),
sino también conflictos con vecinos que manifestaron sus reclamos, y sobre los cuales intervino la policía.
62 Estos datos, georreferenciados, pueden observarse en el Sistema de Información Territorial (SIT), desarrollado
por la Universidad de Gral. San Martín. Disponible en: http://www.unsam.edu.ar/sit/indec2.php.
63 De los referentes de esta sede hemos entrevistado a la coordinadora de la cooperativa, que es quien cumple
funciones tanto de organización de las tareas como de interlocución con distintas áreas del Estado, y a dos inte-
grantes de la cooperativa (de quienes volveremos a hablar en el capítulo siguiente), que llevan adelante las tareas
cotidianas de la sede: abrir, pasar lista tanto de estudiantes como de docentes, ser referencia de los docentes y
estudiantes en caso de ausencias, reprogramación de clases, etc. Asimismo, los otros días de la semana organi-
zan allí mismo apoyo escolar para niños de primaria y un merendero.
64 Estos datos nos fueron proporcionados por el ex director de ACyPP durante un recorrido realizado por el
barrio, en el que relataba que él había tenido de profesor a Daniel Rollano cuando hizo su secundaria en José
León Suarez.
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Fuente: Elaboración propia. Fuentes consultadas: listados del equipo de talleristas del Ministerio de Desarrollo
Social, Gral. San Martín.
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Organizaremos este apartado en dos ejes que permiten explicar los modos en que
es representado el espacio local, la dinámica de sus actores y el lugar específico de lo
educativo en el discurso de los estudiantes: a. Límites y jerarquías; b. El lugar de las
organizaciones sociales comunitarias.
143
Laura Casals
entramado social. En este sentido, la operación de explicar dónde vive uno se entrelaza
con un conjunto de distinciones, que implican, según Ramiro Segura:
un conjunto de operaciones de marcación de límites y umbrales que separan y aíslan ámbitos
y prácticas, distinguiendo según los casos adentro y afuera, exterior e interior, público y pri-
vado, nosotros y otros. Por otro lado, un conjunto de operaciones que se dirigen en sentido
opuesto, estableciendo puentes y pasajes (Segura, 2009: 47).
69 Es importante resaltar que el estudio de Ramiro Segura, a partir del cual propone estos ejes metafóricos co-
mo modo de representar el espacio barrial, se funda en un trabajo de campo realizado en el barrio Cárcova que,
como dijimos se encuentra al lado de Villa Hidalgo. En este sentido, estos ejes son especialmente pertinentes,
puesto que son en parte referencias compartidas en toda la zona.
70 Una expresión de la inestabilidad de estas diferenciaciones puede verse en la superposición de los nombres
del barrio mismo. Catastralmente, toda esta zona (y hasta más allá de la Av. Márquez) se denomina barrio “Gral.
Eugenio Necochea”, nombre que se traduce en el Club Necochea, en el Centro de Salud, donde funciona una
OSC organizada como cooperativa y llamada Brigada Necochea; sin embargo, al menos desde los años ochen-
ta, el barrio comienza a adoptar el nombre Villa Hidalgo, que es el que toma la Sociedad de Fomento Fernando
Hidalgo (en el mismo lugar funciona el Centro Juvenil Villa Hidalgo, dependiente de la Municipalidad) y el Centro
de Jubilados. De manera similar, aunque menos institucionalizada, el lado norte de las vías del tren Belgrano,
perteneciente al mismo barrio (Necochea o Hidalgo), es nombrado como barrio Las Magnolias.
71 En la transcripción de la entrevista grupal no se consignarán los nombres de los entrevistados, a excepción
de aquellos cuyas historias de vida desarrollaremos en el capítulo 3, y de algunas participantes cuyas inter-
venciones se repiten, para facilitar la lectura. En estos casos, por respeto a su intimidad, sus nombres están
cambiados.
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Varias: Ella es de San Isidro… [tono irónico, imitando la forma de hablar de las clases altas]…
Ay, yo soy de San Isidro [mismo juego].
F: Yo vivo para allá [señala hacia Av. Márquez].
LBC: Para allá, ¿cuánto?
F: Unas 5 o 6 cuadras.
Varias: Ay, sos del barrio todavía… no te hagás la fina [risas]… no, lo digo en joda…
G: Yo tengo 42 años, he vivido acá.
LBC: ¿Toda la vida viviste acá?
G: Toda la vida.
A: Ahí está, ahí está, la representante del barrio [entre risas].
B: y Juan Pablo, y Juan Pablo también. Vos Juan Pablo también, ¿no?
H: Sí, sí.
Esta simple pregunta nos da una imagen de la complejidad de organizar los límites
dentro del barrio; la pregunta “viene a ser el mismo barrio, ¿no?” es elocuente en este
sentido. Asimismo, esta complejidad se enmarca en el proceso histórico de ocupación
de tierras en la zona. Crecimiento que, como esbozamos más arriba, se hace desde
la arteria principal (Sarratea) hacia las vías y hacia el camino del Buen Ayre. Una de
nuestras entrevistadas lo explica:
Del principio, lo que me acuerdo de chica, que llegaba el barrio y detrás ya empezaba el
CEAMSE, como un CEAMSE que se había hecho para tirar la basura y todo eso. Así que de-
trás de mi casa, donde yo vivía, tiraban la basura. Y ahora no. Detrás… vendría a ser, donde
era en ese momento mi casa, está el jardín maternal, el jardín Manuelita… la Colmenita, des-
pués está el maternal, y después se sigue, se siguió hasta allá atrás [señala el camino hacia
Cárcova y hacia Buen Ayre] (Mariana, estudiante de Fines, sede Ntra. Sra. de Luján).
Ese espacio detrás (que es un detrás de su casa, pero también del barrio original) es
el asentamiento, y configura un fondo y un abajo, cuyo adelante y arriba es la zona cer-
cana a la Av. Sarratea y dos referencias más lejanas: Boulogne (en San Isidro) y la Av.
Márquez.72 Sin embargo, la definición de ese fondo es también posicional. Si para esta
estudiante, el fondo es el asentamiento (no su propio barrio), en el caso del ex director
de Articulación Comunitaria y Participación Popular (ACyPP) municipal, el fondo
comienza en la calle José Hernández e incluye todo el barrio, siendo el adelante la ex-
tensión del barrio hacia la Av. Márquez.
El crecimiento del barrio (y del barrio Cárcova), con la construcción del Barrio
Nuevo, ha afectado otros aspectos del barrio:
Y las calles hasta hace unos años eran todas de tierra, pero ahora… Estrada, Cisneros y Mitre
hasta la mitad tienen asfalto. Después Huergo no, porque Huergo se terminó quedando un
pozo y se terminó llenando de agua. Porque cuando llueve desciende de Sarratea toda el
agua para abajo, y lo que era antes el zanjón, de salida así rápida del agua, al quedar cerrado
72 Es importante enmarcar estas representaciones en una mirada que exceda el barrio, puesto que este no es
(como ningún otro) autónomo en la construcción de miradas sobre sí mismo y sobre el espacio social circundan-
te. En este sentido, vale traer a colación que todo el Área Reconquista tiende a ser nombrado como fondo del
distrito en los discursos públicos (mediáticos y políticos), en contraste con el centro de San Martín y los espacios
cercanos a la ciudad de Buenos Aires. El orden en que se encuentran numeradas las calles (con inicio en el lími-
te con CABA y final en el Área Reconquista) puede ser tomado como ejemplo de ello.
145
Laura Casals
quedó ahí, quedó hecho un piletón digamos. (…) Y más cuando el barrio del otro lado, el Ba-
rrio Nuevo vendría a ser, empezaron sus rellenos, sus casas más altas, porque en cierta forma
el agua terminaba depositándose toda ahí. Entonces quedó Sarratea así, Barrio Nuevo así, y
Huergo, Madero y Mitre, sosteniendo esas aguas.
En un marco de lucha contra la degradación del suelo y la baja cota de los terre-
nos, en el abajo se entrelazan la configuración del espacio y de sus posiciones sociales.
Del mismo modo, estas referencias locales interactúan con un afuera del barrio que lo
interpela y es parte de la construcción relacional de aquello que el barrio “es” o “no es”.
Siguiendo a Denis Merklen (2006), entendemos que la atención a lo local encuentra un
límite que debemos tener presente en dos sentidos: por un lado, porque las regulaciones
institucionales de la vida del barrio se realizan en gran medida fuera de este; y por otro,
porque la participación social de los sujetos no se agota en los límites de lo barrial.
Desde este contraste entre el barrio (con este conjunto heterogéneo de sectores)
y sus afueras, podemos comprender el modo en que aparece en nuestra entrevista la
referencia irónica a pertenecer a San Isidro, que es un distrito que en los discursos me-
diáticos se asocia con un alto poder adquisitivo, aunque en su territorio también se en-
cuentren bolsones de pobreza. La ironía del grupo no remite a la ubicación geográfica
(muy cercana), sino a las posiciones sociales que se juegan en el imaginario construido
alrededor de pertenecer a San Isidro, y alrededor de pertenecer a Villa Hidalgo, sobre
el que puede decirse “Ay, sos del barrio todavía… no te hagás la fina”.
La jerarquía entre espacios del barrio, y entre el barrio y el afuera, se articula con la
jerarquía entre instituciones educativas que no necesariamente coincide en términos
espaciales. Dos escuelas sobresalen y son contrapuestas en la entrevista grupal: la pri-
maria Nº 65, que se encuentra a nueve cuadras de la sede (puede verse su ubicación en
el mapa), y el colegio San Martín de Porres, ubicado del otro lado de las vías del Ferro-
carril Belgrano Norte, a cuatro cuadras del cruce de Sarratea y las vías.73 La pregunta
“¿qué escuelas hay acá en el barrio?” dispara inmediatamente esa distinción:
Juan Pablo: La mejor, la mejor, la 65 [es la escuela donde él hizo su primaria].
[Varias se ríen y dicen que no]: No ponga eso, eh…
A: El mejor colegio, el San Martín de Porres.
Varias: Claaaaro...
B: Eso que te dijo de la 65 es al contrario de lo que realmente es [voces asintiendo].
LBC: ¿Por qué es mala la escuela?
B: Es un nivel más bajo.
C: Como que no enseña mucho, digamos.
D: Los chicos van más a comer que a otra cosa.
B: Van a comer porque hay un comedor y... bueno, van todos lo de acá abajo para allá, bueno,
no todos, pero la mayoría.
Viviana: El por qué es que son chicos más carenciados, por ahí, vienen de estos lugares y son
los chicos que pegan, no prestan atención, a lo cual, bueno, citan a la familia y la familia reac-
ciona queriendo pegar a la profesora o directamente no van.
Juan Pablo: Que eso trae muchas cosas, también, porque los chicos tampoco tienen la culpa.
73 Es nombrada la escuela primaria Nº 31, ubicada a cuatro cuadras de la sede, sobre la calle Ing. Huergo, pero
no hacen comentarios significativos.
146
Educación y territorio. Educación secundaria de jóvenes y adultos a través del Plan Fines en el...
Viviana: [Comienza a hablar en forma superpuesta a Juan Pablo]: Van muchos chicos que no
tendrían que ir.
Silvia: ¿A qué te referís con que “van muchos chicos que no tendrían que ir”?
Viviana: No, no tienen.
Silvia: Todos tienen derecho a la enseñanza, ¿por qué ellos no tendrían que ir? ¿Por qué son
pobres?
Viviana: No, son chicos carenciados en el sentido de que no tienen una atención de la familia,
que por ahí van… es la realidad.
Silvia: Pero ahí mandás a tu hija...
Viviana: No, la mía no va ahí. Dicen malas palabras, y cuando vos querés hablar con la mamá,
porque ponele, ¿no?, a mí me pasa, mi hija va al Porres, y hay chicos buenos y chicos no,
que no son tan buenos; a mí, yo a mi hija la educo bien, a mí no me gusta que le peguen, pe-
ro ¿por qué yo tengo que bancarme que un chico que tiene problema de familia le pegue a mi
hija? Y lo primero que te dicen, “no, son chicos carenciados…”.
Alicia: [La interrumpe] Estás excluyendo al chico. Vos misma lo estás excluyendo de tu…
Viviana: [La interrumpe] Yo lo lamento por excluirlo, primero siempre va a estar mi hija como
madre, porque yo no quiero que a mi hija le, sabés que un día…
Alicia: [La interrumpe] Yo tampoco quiero que a mi hija le peguen… pero hay que...
Viviana: [La interrumpe] Uno lo primero que hace, reclama a la institución, y ellos no se hacen
cargo, y yo ¿qué tengo que hacer? Romperle la cabeza al chico, no. Primero… si no va la
institución, bueno, hablar con los padres, pero si vos vas a querés hablar con los padres y la
madre te dice, “bueno…”, así, te quieren cagar a palos, es la realidad, entonces ¿qué tengo
que hacer yo? Sacarla a mi hija del colegio por ese chico. Y a mí no me gusta, lo lamento por
lo que digo, pero el que tiene el problema es el que se tiene que ir.
Daniela: Y eso, ¿sabés qué te dicen? Que no se puede discriminar.
E: No, porque hay un plan de convivencia que tienen que… que la institución del ministerio
baja que hay un plan de convivencia y que tienen que aprender a vivir con ese…
Andrés: Claro, el que falla es el sistema, no es un problema de la mamá ni el hijo, tiene que
haber desde lo pedagógico… hay un gabinete para eso, si a vos te viene a pegar otra madre
bueno, es que ya está pirada del tomate, pero el chico no. Vos al chico lo tenés que rescatar,
sacarlo. Entonces lo estás excluyendo… por más que sea un chico problemático, ¿qué hace-
mos entonces, el chico problemático entonces lo hechas del colegio y lo sacamos? (…) que
vos por cuidar a tu hija excluís, entonces la vas a poner en una cajita de cristal.
Diversas aristas forman parte de la mirada sobre las escuelas cercanas al barrio. La
escuela San Martín de Porres aparece como la mejor posicionada, sin ninguna inter-
vención que muestre desacuerdos o matices. En cambio, la escuela primaria Nº 65
resulta mucho más polémica para el grupo y nos permite dar cuenta de modos en que
la configuración barrial en términos de posiciones sociales (que no se superponen de
manera directa con la espacialidad) impacta en las miradas sobre las instituciones edu-
cativas. La escuela primaria Nº 31, que se encuentra dentro de la zona más precaria del
barrio, ha sido nombrada durante la entrevista, pero sin mayores comentarios, tan solo
se ha dicho que es mejor que la escuela Nº 65, “de un diez, a esa le podés dar un siete…
un ocho”. Sin embargo, no ha habido reflexiones ulteriores. La escuela que genera ma-
yor debate es aquella que, estando en los bordes del barrio (en términos geográficos),
parece alojarlo en toda su conflictividad. De algún modo, podría resultar una exten-
sión del abajo, puesto que “van todos lo de acá abajo para allá, bueno, no todos, pero
la mayoría”. La forma de caracterizar a los niños y jóvenes que asisten a esta escuela
(funciona allí tanto una escuela primaria como una secundaria) muestra una faceta de
147
Laura Casals
Los modos de significar a los barrios periféricos del Gran Buenos Aires alrededor
de un conjunto de características negativas (Grimson y otros, 2009), que asimismo
permean los modos de significar los espacios educativos (y complejizar sus vínculos
internos) (Kessler, 2014), no se expresan tan solo en una división “centro-periferia”,
sino que involucran diferenciaciones internas y representaciones sociales complejas
sobre la generación de un “ellos” y un “nosotros” que no es lineal. Podemos ver en el
debate sobre los chicos que están en la escuela Nº 65, en la que no hay una postura
homogénea en las percepciones del grupo sobre quiénes son, qué nivel de respon-
sabilidad sobre esos niños incumbe a la sociedad, a las familias, a las escuelas. Hay,
asimismo, posiciones encontradas sobre las responsabilidades adultas (aparecen alter-
nativamente como responsables de la conflictividad: la institución escolar, la familia,
y “el sistema”) y la garantía de acceso a derechos (“todos tienen derecho a la ense-
ñanza”). Preocupaciones similares sobre las responsabilidades adultas se suscitaron
en conversaciones informales sobre los niños que a edades muy tempranas caminan
solos por la calle, en zonas consideradas peligrosas o que se encuentran rodeadas de
basura. En ambos casos, lo que parece subyacer es que, aun en situaciones de conflic-
tividad, el lugar que debe ampararlos es la escuela. Menos desencuentro genera la ca-
racterización que se hace sobre ellos a través de expresiones como: “van a comer más
que otra cosa”, “chicos más carenciados”, “pegan, no prestan atención”, “no tienen una
atención de la familia”, “dicen malas palabas”, y otras imágenes asociadas a la violen-
cia. La construcción de un estereotipo (Hall, 2010) alrededor de los niños y jóvenes
del fondo los convierte en “otros”, frente a un “nosotros” complejo. Sin embargo, la
construcción de un “nosotros” y “ellos” no se da sin conflictos, y de hecho en el grupo
no genera un criterio unificado frente a los chicos de la escuela Nº 65, y podríamos
decir, que frente a los jóvenes en general en el barrio.
En este caso, la marcación negativa se dirige tanto a los sujetos como a la institu-
ción que los aloja.74 Sin embargo, no es plenamente compartida. Lo que nos parece
significativo de las voces discordantes (que además son mayoría) es que esgrimen, co-
mo principal argumento, el derecho a la educación, sobre el cual se sustentan luego las
posturas alrededor de la inclusión o exclusión.
Como veíamos en el capítulo 1, el derecho a la educación, en la historia argen-
tina, estuvo cimentado en un horizonte igualador (tanto como homogeneizante y
74 En el artículo “El espectáculo del otro”, Stuart Hall (2010) define el proceso de estereotipación como la acción
de tomar un conjunto de rasgos de una persona (o grupo) y reducir todo acerca de una persona a ese conjunto
de rasgos, simplificándolos, exagerándolos y fijándolos de manera inamovible. En este sentido, la estereotipia
produce un efecto de hendimiento, delimita universos a través de una frontera simbólica que delimita un noso-
tros. Esta delimitación produce, asimismo, un efecto de marcación.
148
Educación y territorio. Educación secundaria de jóvenes y adultos a través del Plan Fines en el...
normalizador) que implica el acceso irrestricto y la obligación de garantía por parte del
Estado. Este sentido compartido implica el supuesto de que todos los niños deben es-
tar en la escuela, de ahí la interpelación en el diálogo de la entrevista “¿A qué te referís
con que ‘van muchos chicos que no tendrían que ir’?”, y luego, “todos tienen derecho a
la enseñanza”. La educación aparece no solo como un derecho fundamental, sino como
la respuesta posible a una situación conflictiva de difícil resolución: la relación entre la
comunidad con los niños y jóvenes.
En este sentido, los ejes metafóricos arriba y abajo, en articulación con el adentro y
afuera, como forma de simbolizar el espacio barrial y su relación con el más amplio es-
pacio social, se articula con el debate alrededor de la escuela Nº 65. Cuando se pone en
juego el acceso a la educación como derecho, aun con posiciones encontradas, tiende
a primar la perspectiva de que los niños y los jóvenes deben estar adentro; aun cuando
el adentro refiera a un ámbito educativo heterogéneo y con profundas asimetrías. El
intercambio de posturas alrededor de esta escuela nos permite dar cuenta de lo educa-
tivo como un espacio jerarquizado y permeado por las imágenes construidas sobre los
distintos grupos sociales. Este tipo de imágenes, cargadas de estereotipos, son también
algunas de las que operan sobre la experiencia del Fines, sus potencialidades, sus lími-
tes, o en palabras de Adriana “su legitimidad”.
149
Colmena y La Colmenita, y la Radio FM Reconquista, que ha cumplido 28 años y en
la que se llevan adelante diversas actividades que incluyen programas de radio llevados
adelante por otras organizaciones sociales del AR, un programa llevado adelante por
estudiantes universitarios privados de la libertad, alojados en el penal de José León
Suarez, talleres de diverso tipo (música, arte, formación profesional), terminalidad edu-
cativa a través del programa Fines, entre otras.
La Sociedad de Fomento Villa Hidalgo, la Brigada Necochea,75 jardines comunita-
rios y comedores aparecen como instrumentos con los que cuenta el barrio. En el caso
del Club Necochea se destaca, además, el modo en que acompaña la trayectoria de niños
y jóvenes, frente al espacio que aparece como de mayor peligrosidad, que es la calle. En
este sentido, Juan Pablo, que es instructor de fútbol en el Club Necochea, lo presenta:
Viviana: Un día, así, medio rara la maestra de mi hija, un día me dice… Yo tengo que venir
ahora a las cuatro [a cursar en Fines], así que la retiro antes, y ella me dice “¿pero no hay una
posibilidad de que vaya sola?”. Yo la miro como diciendo, o está loca esta mujer o no sé lo
que le pasa porque tiene nueve años y de allá del colegio hasta mi casa son… ¿13 cuadras
más o menos?
A: Hay chicos que van y vienen solos a las escuelas, ¿viste?
Viviana: Pero yo no me animo.
B: En general son los varones que vienen solos.
Juan Pablo: Pero el club también es muy bueno, porque ahora pusieron futbol de salón para
chicos más grandes entonces muchos van ahí.
C: Hoy el barrio tiene su propio club que es el que está diciendo él, que es el Necochea.
D: Está bueno eso.
Juan Pablo: Y ese… vamos mucho los chicos ahí y entonces es una forma de contener (…) y
además lo que es bueno es que cuando los chicos salen de los 5 o 6 años que juegan, salen
y si son más grandes… y si no están en el club… andan dando vueltas… y ahí es donde, bue-
no, están los malos hábitos (…) por eso, si no estaría el club, no agarraría esa parte.
Las OSC aparecen para las estudiantes ligadas también a las mejoras en el barrio
(“Creo que a través del jardín se fueron formando también… se fue formando la salita
Necochea”), y también como un canal de acceso a información sobre lo que ocurre en
el barrio. Es así que Silvina, que trabaja como coordinadora del jardín maternal Ánge-
les Traviesos,76 explica las mejoras en asfalto e iluminación pública:
Silvina: Yo lo vivo acá en el barrio, sé, porque tuve muchas reuniones en la salita por mi traba-
jo, ¿no? En la Sociedad de Fomento que es por acá también, pero sé que por el Plan AHI se
hizo muchas cosas acá en el barrio.
A: ¿Sí?
Silvina: Sí, muchas cosas.
B: Ah, no, no me acuerdo del plan yo.
75 Se trata de una cooperativa del AT que se aloja en la Sala de Salud 17 y que ha realizado tareas de mejoras
de infraestructura barrial y de algunas viviendas.
76 El jardín comunitario Ángeles Traviesos no está marcado en el mapa, se ubica en la calle Italia esquina José
Hernández, sobre el extremo inferior izquierdo. Pertenece a la Red Construyendo Sueños y aloja aproximada-
mente a 60 niños de entre 8 meses y 5 años, a quienes también se les sirve desayuno, almuerzo y merienda.
Educación y territorio. Educación secundaria de jóvenes y adultos a través del Plan Fines en el...
Silvina: En el barrio, pero en todos los barrios del partido de José León Suarez, de San Martín,
se hicieron muchas cosas, se hizo el puente, se hizo del otro lado, se arregló, se pusieron to-
das las luces de la Av. Márquez, todo.
C: Ahora en Italia pusieron cámaras también.
D: En Sarratea también hay cámaras, en la barrera.
Junto con las mejoras que se han realizado, producto de acciones de los gobiernos
municipal y nacional, la asociatividad aparece como una forma de anclaje territorial
para la interpelación al poder político (Merklen, 2006), aun cuando la conflictividad
barrial limite la sostenibilidad de esos proyectos. En este sentido, Andrés, que participa
en una cooperativa del AT, propone este tipo de estrategias, aunque la experiencia más
reciente no haya sido exitosa:
Andrés: [A Viviana] Vos acabás de decir que en la equina de tu casa hay un baldío, bueno, por
qué no… mirá, suponete, no hay ningún puntero político, nada, ¿no?, bueno suponete que se
encuentran ustedes los vecinos, y en vez de quejarse, bueno, porque no van ahí a la munici-
palidad ustedes mismos y… “bueno, queremos ese espacio público para hacer un verde”, no
es cierto, y tomás un petitorio, con todos los vecinos que están ahí hacen y se mueven por
ese baldío, no dejan que un solo vecino vaya y se pelee, la unión hace la fuerza, ustedes son
la fuerza. Ustedes se tienen que juntar para moverse.
Daniela: Eso intentaron acá, y mirá cómo terminó (…) acá en la esquina, enfrente de las vías,
vendría a ser, hicieron una placita, una semana y se robaron todo.
Andrés: Bueno, bueno, pero hay que cuidarlo las cosas.
LBC: Pero, ¿cómo fue? ¿Hicieron alguna petición?
A: A través del plan trabajar se limpió porque era como un CEAMSE ahí, un baldío grande de
basura, se limpió, se arregló, se ordenó y se hizo una plaza. Una plaza con un equipo de gim-
nasia… [gesto de enumeración]. Pero hoy en día no tenés nada, tenés la tierra seca que no te
crece ni el pasto.
B: Vinieron unos cavernícolas, quemaron todo.
Daniela: ¿Dónde hay cavernícolas? No se trata así a la gente, porque después…
C: Mirá que la que dijo que si se mata un chico que haya uno menos fuiste vos, eh...77
Daniela: Bueno, pero es así [risas].
Juan Pablo: Bueno, bueno, no se olviden de las raíces, por favor.
Al igual que este tipo de iniciativas, las OSC no están al margen de la conflic-
tividad del barrio. Alicia, que participa de una iglesia, cuenta la situación de un
merendero:78
A: El comedor que pusieron ahí lo prendieron fuego, se llevaron todo.
Alicia: Lo volvieron a rehacer, chicas, está, hace diez días que estoy ahí.
LBC: Cuéntenme…
77 En el próximo apartado volveremos sobre la conflictividad barrial. Esta frase remite al siguiente diálogo: A: Vi-
niendo para acá, lo que me pasa a mí, ¿no? Yo cruzo la vía y vengo caminando, ¿no?, Vengo tranqui, pero siem-
pre hay chicos solos, ¿viste? Y… tiran piedras, diciendo malas palabras, se suben a los colectivos… se cuelgan
de los colectivos, y yo digo, se llegan a caer y se matan.// Daniela: Y uno menos.// B: Nooo// C: [Tímidamente]
Sí, sería eso, pero no…//.
78 El caso es conocido por las estudiantes y por el ex director de ACyPP municipal, sin embargo, no hemos
podido reconstruir el nombre de la OSC.
151
Laura Casals
Alicia: Es un merendero que se inició con un profesor de la escuela San Martín de Porres,
Maxi, no me acuerdo el nombre, que a su vez [se escuchan comentarios “es un amor el pro-
fesor”] ese profesor hizo una unión con otros profesores que terminó haciendo un merendero,
entonces empezaron a hacer un movimiento de apoyos escolares, de talleres, de… inició
hace bastante.
B: Dos años o tres.
Alicia: No, más, mi hija era chica, la más grande que hoy tiene 22 lo tenía el profesor en 6° así
que hace bastante ya, 10 años… sí, sí (…) Empezaron como merendero, tienen talleres de
violencia familiar, talleres de … para los chicos, de apoyo escolar, tienen talleres de defensa
personal también, y un montón de cosas más y yo he ido con grupos de mi iglesia a hacer ahí
los talleres, grupos de chicas, de adolescentes, a hacer ahí los talleres de defensa personal,
talleres de violencia, de cuidados de salud sexual y reproducción, un montón de cosas.
LBC: ¿Y cuándo pasó lo del fuego?
Alicia: Hace tiempo ya, hace como un año, dos años atrás, sí, le habían robado todo, le deja-
ron vacío, pero ya lo volvieron a armar.
Viviana: Yo pasé hace tres semanas o un mes y tenía las puertas cerradas con…
Alicia: Sí, lo tienen todo cerrado, está cerrado, así, apenas hay una puertita que entras ahora,
porque le han robado tantas veces que la puertita es chiquita, cosa que entraste, pero no sal-
ga nada… [risas] sí, han sufrido muchos robos.
Daniela: Sí, y a veces los fines de semana va la ginecóloga, pero hace un montón que no ve-
nía, no sé si sigue viniendo.
A: Porque, por el tema de la seguridad, porque justo está en un lado donde en la esquina tiene…
Daniela: El zanjón está en la esquina esa… es muy heavy.
Juan Pablo: Además tiraron la… Hicieron… el otro día estaban juntando firmas, ahí en la feria
para poder limpiar ahí, porque justo no terminaron el asfalto, ahí no terminaron el asfalto… jus-
to ahí… está todo un hueco ahí… [voces: “se llena de agua”]… se llena de agua y tiran todo y
con el tema del dengue… sacando igual lo del dengue… Pero hay todo infección.
79 Con esto nos referimos tanto al cambio de localización de algunas OSC o del trabajo de referentes barriales,
como a la sostenibilidad de las actividades que desarrollan, muchas veces dependientes del tipo de recursos
(generalmente estatales) de los que dependen.
152
Educación y territorio. Educación secundaria de jóvenes y adultos a través del Plan Fines en el...
referente de una cooperativa, Juan Pablo participa de una iglesia (fuera del barrio) y
es instructor de fútbol en el Club Necochea, y Alicia participa de una iglesia y acom-
paña un merendero. Junto a ello, es de destacar que el conjunto de estudiantes conoce
y, en muchos casos, se ha vinculado con estas instituciones para acceder a algún tipo
de servicios. En el capítulo 4, y en las conclusiones, avanzaremos nuestra reflexión
sobre el rol que este tipo de entramados tiene en la trayectoria educativa de adultos
que se encuentran terminando su secundario.
153
Capítulo 4
155
Laura Casals
80 Los datos generales que caracterizan al grupo se fundan en las entrevistas y en las observaciones efectua-
das, y en datos relevados a través de una encuesta realizada a los estudiantes. Esta no pudo ser completada
por todo el grupo, porque el final del trabajo de campo estuvo atravesado por conflictos barriales por el aprovi-
sionamiento de electricidad. De este modo, si bien no es material suficiente para la elaboración de estadísticas
sobre el total del universo de estudio, las respuestas de ocho de los once estudiantes habitualmente presentes
resulta orientadora para esta caracterización.
81 Solo una de las cursantes no ha sido madre, el resto manifiesta haberlo sido en edades tempranas, y ser esta
una de las causas por las que no ha retomado sus estudios previamente.
156
Educación y territorio. Educación secundaria de jóvenes y adultos a través del Plan Fines en el...
82 Sin intentar hacer un abordaje general a partir de información tan acotada, nos parece importante marcar que
entendemos al abandono o fracaso escolar en el marco de un conjunto de dinámicas que incluyen procesos
generales de la sociedad, procesos personales y capacidades de decisión de los agentes (estudiantes) y dinámi-
cas del sistema educativo. En este sentido, Bárbara Briscioli y Evangelina Canciano (2012: 5) dan cuenta de los
abordajes que priorizan “un análisis de las situaciones, dinámicas y condiciones que están en la base, confluyen
o podrían estar asociadas al abandono”, más que factores, causas o características centradas en el sujeto. Esto
así, en tanto el curso de vida de los sujetos encuentran un anclaje importante en lo contextual, en el momento
histórico en que se sitúan y la posición social en que se configura su experiencia (Zibecchi, 2014).
83 Este tipo de situaciones suelen darse en otras sedes también, si bien no necesariamente en términos tan
extremos como en este caso. Esto suele dar lugar a diversas campañas por parte de la conducción del Fines
y por OSC, para que los docentes tomen las horas de las sedes más alejadas, sobre todo cuando se acerca la
finalización del tercer año, porque no pueden titularse con materias pendientes, y el Fines no habilita la condición
de libre para acreditar materias a través de un examen (deben cursarse de forma regular).
157
Laura Casals
1. Volver a estudiar
La decisión de volver a estudiar tiene impacto en los sujetos tanto en términos sub-
jetivos como en la organización de su tiempo y de sus familias. La primera reflexión
respecto de la vuelta al secundario, es que se trata de una deuda pendiente, algo que en
algún momento tenía que hacerse, y lo que es difícil dedicarle tiempo. Según Mariana,
es algo que el que está acá es porque siempre lo pensó, pero nunca se le dio la oportunidad,
digamos, no se dio el tiempo, el momento, entonces ahora (…) el pensamiento de terminar el
secundario yo creo que todos lo tenemos, yo siempre lo tuve, pero no se me daba porque
tenía que trabajar… trabajar, criar mis hijos, mi marido, los perros [risas].
84 Disponible en www.indec.mecon.ar/.
85 Disponible en http://www.siteal.iipe-oei.org/base_de_datos_descripcion.
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Educación y territorio. Educación secundaria de jóvenes y adultos a través del Plan Fines en el...
Alicia: Bueno sí, mi hermana es un año más chica que yo, ella ya lo terminó, ya estudió, ya se
recibió así que…
B: “Quedo yo”.
Alicia: [Risas] No, no, quedan los otros dos… yo soy la tercera, quedan dos más así que...
[risas].
Por último, son también los vínculos por fuera del núcleo familiar, en ámbitos di-
versos de socialización, los que acompañan y propician el regreso al estudio. En el caso
de Marina, se trató de una docente conocida: “Era profesora de los Fines, entonces me
dijo ‘andá y anótate, Mari, andá y anótate en el Fines que esto y lo otro…’, buscó por
internet, me dio la fecha, todo, me mandaba mensajes… [risas]”.
Ahora bien, la decisión de volver a estudiar aparece entrelazada con un conjunto
de experiencias vitales, entre las que se destacan las obligaciones laborales y, sobre
todo entre las mujeres, las responsabilidades familiares de cuidado. El vínculo entre la
coyuntura vital en que se encuentran las personas y las propuestas educativas disponi-
bles son las que configuran escenarios posibilitadores o bien inhibidores del retorno o
la continuidad de los estudios secundarios. Tal como Alicia relata que su matrimonio
temprano fue un factor que frenó su educación secundaria, otras de sus compañeras
relatan acontecimientos vitales similares que afectaron su trayectoria educativa. Yamila,
una de las estudiantes más jóvenes nos cuenta: “Yo, el colegio decidí porque yo dejé
porque fui madre joven, madre más chica, entonces, dejé el colegio y ahora que puedo
vine a terminar para después seguir”. El Plan Fines tiene, en este plano, relevancia co-
mo espacio habilitador. Mariana, a quien vimos que no se le daba terminar el secundario
por sus obligaciones laborales y familiares, nos cuenta que:
Entonces ahora cuando, eh… por ejemplo si yo me anotaba en un secundario común, a la no-
che, de adultos, es todos los días. Yo no puedo ir todos los días, faltar a mi casa todas las no-
ches, porque ya falto todo el día porque voy a trabajar, me voy a las ocho de la mañana y vuel-
vo a las cinco de la tarde, a las cuatro… llego y me tengo que ir a un secundario a la noche y
vuelvo a las once de la noche… no es… no puedo, entonces cuando pusieron este Fines, que
son dos veces por semana dije: “bueno, acá es la mía. Si no lo hago ahora no lo hago más”.
Alicia refrenda las palabras de Mariana: “Es verdad lo que dice ella, yo me anoté
dos veces en el secundario a la noche, todos los días, y lo dejás porque cuando uno tie-
ne familia, y trabaja, es como que te impide un montón de cosas”.
159
Laura Casals
Las características que hacen del Fines un espacio capaz de adaptarse a las respon-
sabilidades de cuidado que recaen sobre las mujeres (especialmente aquellas que son
madres) no se limitan al hecho de tener una carga horaria reducida (en comparación
a otras ofertas educativas). Al situarse en el marco de espacios comunitarios, pudimos
observar que algunas de las estudiantes acuden con sus hijos a clase, aunque no de
manera sistemática, o bien la cercanía entre la sede y sus viviendas les permite mayor
capacidad de respuesta ante imprevistos.86
Los factores que complejizan el retorno al estudio no son solo familiares, sino que
la articulación entre estudio y trabajo fuera del hogar es un factor también clave. En
palabras de Silvia:
Yo también, fui a anotarme a hacer el secundario, y cuando llegué me dijeron que era una op-
ción más factible y más rápida para mí, y por el trabajo y para no estar todos los días, un Fines
[era una escuela de adultos que funciona de día]… a mí me costaba, mi intención era dejar de
trabajar, pero a veces no se puede dejar de trabajar, y le había pedido, bueno, hablado con
mi marido si me daba ese tiempo para estudiar y dijo “bueno, está bien” y después dije “no”,
después se me vio imposible dejar de trabajar y bueno… y ahí mismo me dicen, “bueno pero
porque no… mirá que están los Fines”, “es mejor, capaz te resulta mejor eso”…. “Depende
[tono de alerta], dependiendo de lo que vos quieras”. Ella ahí me dice “mirá, los Fines podrían
ser, pero hay carreras que si vos elegís una carrera larga no la vas a poder hacer”, yo… mi
intención es poder terminar el secundario, sacarme eso que uno queda como que no lo hizo,
y “bueno, me dice, andá”. Cuando vine acá las chicas me dijeron que no, que el Fines nos
puede dar un desarrollo para estudiar en la universidad, y seguir una carrera, entonces, digo,
bueno, me quedo acá.
86 En la sede Flor de Loto, coordinada por la misma cooperativa y donde estudian mujeres de las cooperativas
Ellas Hacen hay un mayor número de estudiantes que asisten a clase con sus hijos pequeños. Una de las inicia-
tivas que están intentando llevar adelante actualmente es la generación de una ludoteca y espacio de cuidado
de niños durante los horarios de clase de sus madres.
87 Los CENS habitualmente establecen una cursada de 18 a 22 h, y en todos los casos, de lunes a viernes; en
el caso de Fines, el horario de cursada lo propone la sede, en este caso ingresan a las 16.30 h un día y a las 17
h el segundo, y la cursada se extiende hasta las 21 h.
160
Educación y territorio. Educación secundaria de jóvenes y adultos a través del Plan Fines en el...
Desde esta perspectiva, las palabras de Soledad y Susana aclarando que “el Fines
nos puede dar un desarrollo para estudiar en la universidad, y seguir una carrera” no
es solo el aporte de un dato administrativo sobre el carácter de la titulación del Fines,
sino una habilitación de horizontes para su trayectoria futura.
Un primer enfoque, siguiendo a Flavia Terigi (2007 y 2009), parte de repensar a las
trayectorias “esperadas” para los sujetos como respuesta exitosa a un recorrido escolar
previsto, pautado etariamente y organizado en ciclos sucesivos. La autora llama a este
recorrido trayectorias escolares teóricas, que “expresan itinerarios en el sistema que siguen
la progresión lineal prevista por este en los tiempos marcados por una periodización
estándar” (Terigi, 2007: 2). Sin embargo, estas trayectorias escolares teóricas se encuen-
tran desacopladas de una parte de las trayectorias reales de los estudiantes, dando lugar
a trayectorias no encauzadas. Se pregunta la autora: “¿Por qué es necesario poner las tra-
yectorias no encauzadas en el centro? Porque las trayectorias teóricas no son una mera
estipulación que pueda parecernos alejada de la realidad; en la realidad de los sistemas
escolares, producen numerosos efectos” (p. 4).
161
Laura Casals
Uno de estos efectos nos interesa particularmente: “el tiempo monocrónico de las
trayectorias teóricas tiene consecuencias sobre nuestras visiones acerca de los sujetos
de la educación, sobre lo que esperamos de ellos” (Terigi, 2007: 4). Este efecto de
construcción de un estudiante ideal anclado en las pautas de las trayectorias escolares
teóricas, supone un sujeto pedagógico específico. Siguiendo a Pablo Pineau (2016: 2):
Partimos de considerar que los sujetos pedagógicos no son un dato previo al acto educativo,
que están ahí antes del acto esperando que este se produzca, sino que son una construcción
de y sobre los sujetos sociales que participan en él (…) Los discursos educativos interpelan
y construyen sujetos pedagógicos “ideales”. Esa construcción tiene efectos en el futuro y es
performativa y predictiva, porque generalmente viene acompañada de un “mandato” o una
“profecía” sobre dicho sujeto.
162
Educación y territorio. Educación secundaria de jóvenes y adultos a través del Plan Fines en el...
trayectorias de vida. Los tres elementos “pueden estar implicados en los hitos o ‘nodus’
de decisiones educacionales en la historia de vida de los individuos y grupos” (Llosa,
2014: 177). En este sentido, las biografías educativas no se reducen a la educación co-
mo inserción escolar, sino que
Se parte de considerar a la biografía educativa desde la perspectiva global e integral de la Edu-
cación Permanente; esto implica incluir (…) los tres componentes del fenómeno educativo: ya
sea en la Educación Inicial (referida al sistema educativo formal o escolar en todos sus niveles),
en la Educación de Jóvenes y Adultos (EDJA) (referida a las experiencias con cierta intencionali-
dad educativa dirigidas a la población joven y adulta que ya no transita por la Educación Inicial)
o a través de los Aprendizajes Sociales (referidos a los aprendizajes no intencionales e inestruc-
turados que se suceden en la vida cotidiana en su contexto sociocultural) (Llosa, 2008: 406).
Esta perspectiva nos permite articular instancias educativas de distinto grado de for-
malización (Sirvent, 2007) que participan del curso vital de los sujetos. En este sentido,
el tercer enfoque que resulta una herramienta tanto analítica como metodológica es el
análisis de cursos de vida. Desde una perspectiva de trabajo con historias de vida, la pers-
pectiva de curso de vida, siguiendo a Mercedes Blanco, implica tres elementos centrales:
-Desde el enfoque del curso de vida, la trayectoria no supone alguna secuencia en particular ni
determinada velocidad en el proceso del propio tránsito, aunque sí existen mayores o meno-
res probabilidades en el desarrollo de ciertas trayectorias vitales.
-Las trayectorias abarcan una variedad de ámbitos o dominios (trabajo, escolaridad, vida repro-
ductiva, migración, etcétera) que son interdependientes.
-El análisis del entrelazamiento de las trayectorias vitales tanto en un mismo individuo como en
su relación con otros individuos o conglomerados (de manera muy importante, con la familia
de origen y la procreación) es central para el enfoque del curso de vida (Blanco, 2011: 12).
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Educación y territorio. Educación secundaria de jóvenes y adultos a través del Plan Fines en el...
Susana: Y estaba bueno el taller, era un mes más o menos. Estaba bueno, porque había mu-
cha gente, todo eso… había un montón de cooperativas. Y ahí empecé yo a andar más, a ha-
blar más, y así (…) y después hicimos otro taller, ¿te acordás? [mira a Soledad] En la facultad
allá, de mamás cuidadoras,88 y así anduvimos hasta que conseguimos para venir acá a traba-
jar. Bah, ella trabajaba en otro lado, pero bueno, ¿a dónde era que trabajabas? Reconquista…
Soledad: Allá en Río Reconquista, con Adriana. Hacíamos limpieza.
Susana: Cortaban el pasto… [con tono de enumeración]. Ella trabajaba tres días y dos días
venía a estudiar. Y después bueno, se… esto del apoyo, ella se vino, se anotó acá y se quedó
acá, trabajando acá.
Su tránsito por el Fines lo relata como algo difícil, en parte por la exposición fren-
te a otros, y también con los contenidos. Sobre sus profesores dice: “a mí no me caía
bien la de lengua primero, no mucho (…) algunos son estrictos (…) te daban mucho…
muchas cosas que yo no… no entendía” (Soledad). Aunque puntualiza solo sobre esta
materia, tampoco menciona ninguna otra que le haya gustado particularmente. La
actividad que le resulta más atractiva es la participación en el apoyo escolar que orga-
nizan los otros tres días de la semana con otras mujeres de la cooperativa Reconquis-
tadores y de cooperativas del programa Ellas Hacen. Allí atienden a aproximadamente
88 Se refiere a una formación técnica dictada a madres cuidadoras de jardines comunitarios, organizada por la
Universidad Nacional de General San Martín y el jardín comunitario La Colmena.
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Laura Casals
89 Siguiendo a Carla Zibecchi respecto de las trayectorias de mujeres cuidadoras, entendemos que “dada la
particularidad que tienen los itinerarios laborales femeninos y la especificidad y naturaleza que tiene el trabajo
de cuidado, las trayectorias de las mujeres cuidadoras no pueden ser homologadas al estudio de ninguna otra
trayectoria laboral” (2014: 102).
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Educación y territorio. Educación secundaria de jóvenes y adultos a través del Plan Fines en el...
90 Utilizamos aquí el concepto de aprendizajes sociales, entendido como “los aprendizajes no intencionales e in-
estructurados que se suceden en la vida cotidiana, en su contexto sociocultural” (Llosa, 2008: 406).
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Laura Casals
Juan Pablo: Mi papá tiene… le falta un brazo. Vos imaginate que es medio complicado para
él, entonces también iba a eso, era necesario, a ver… un sustento más alguien que ayude. Y
bueno, te voy a ser sincero, en el primer tiempo, veníamos mal económicamente, llegó un
momento que no teníamos ni para comer, y por ahí tampoco… ni me da vergüenza porque he
ido a pedir, a manguear, a cirujear, a salir con el carro, viste, trataba de hacer todo lo posible
como para… ayudar… en lo que es… mi familia, viste, porque mi padre, mi madre, mi mamá,
también trabajaban, pero en un momento que mi padre no podía… no trabajaba, entonces,
porque bueno, surgieron cosas de mi papá, tenía una heridas de cosas que hizo que no eran
correspondiente, digamos. Hizo las cosas mal en su momento, que tampoco lo juzgo por-
que… eso son cosas de su momento, más de grandes, de ellos, situaciones que te puedo
decir que en ese sentido yo hoy no soy así. (…) [Eso le impidió trabajar] entonces imaginate mi
mamá trabajaba todo el día.
LBC: ¿De qué trabajaba?
Juan Pablo: Y ella, ama de casa,91 siempre, hasta el día de hoy.
91 En este caso, por ama de casa se refiere al empleo en la realización de tareas domésticas por horas.
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Educación y territorio. Educación secundaria de jóvenes y adultos a través del Plan Fines en el...
hacer. (…) ¿Entendés? Él me decía “después me lo vas a agradecer”, que hoy te puedo decir
que estoy muy agradecido.
92 Villa Ballester es uno de los dos centros comerciales más importantes de Gral. San Martín, y un barrio resi-
dencial de clase media.
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capacitarme en ese sentido, y obviamente que también es algo personal mío, pero primera-
mente también lo quise en ese sentido, porque a veces si yo le tengo que hablar a una perso-
na que va a una universidad [me mira] y/o a X persona y no puedo tener un diálogo, porque
por ahí… al saber más de cosas, eh… como que me ha pasado que… no hablar con gente
que está más, estudios mucho más arriba, entonces vos vas a tener una charla con él y estás
hablando no se… porque por ahí hay cosas que por ahí no las entiendo, no las entiendo por-
que nunca las estudié nunca las supe, y es algo que por ahí me decís y es simple.
¿De qué modo construye Juan Pablo su demanda efectiva por una educación secun-
daria? Sandra Llosa diferencia distintos tipos de demanda de educación de jóvenes y
adultos: la demanda potencial (población de más de 25 años con necesidades educa-
tivas), la demanda efectiva (aspiraciones educativas de esta población que se concretan
en alguna instancia de EDJA, sean estas para acreditar un ciclo obligatorio, o instan-
cias de formación no escolar) y la demanda social (la presentación colectiva y organi-
zada de demandas educativas) (Llosa, 2008: 401). El punto de partida de esta autora
es que la demanda educativa es acumulativa, es decir, que “es quien más educación formal
tiene, quien más y mejor educación demanda y se apropia en términos de una educación
permanente” (Llosa, 2008: 403). En este caso, la combinación de un pasaje por la edu-
cación de adultos en formación profesional con el acceso a aprendizajes sociales93 en
ámbitos de sociabilidad religiosa aparecen como factores significativos en la decisión
de finalizar el ciclo secundario. La articulación con un espacio religioso tiene un senti-
do crucial para Juan Pablo y es fuente, a un tiempo, de herramientas que lo fortalecen y
le otorgan seguridad:
Y ese día te puedo asegurar que fue un antes y un después en mi vida, y eso me inclinó a
cambiar totalmente… a veces la gente puede buscar una cosa, puede buscar otra, pero si
vos querés, toda la solución de todos tus problemas y de todo lo que vos quieras está escrito
en la Biblia.
Y fuente de un gran desafío: “poder hablar de Jesús” con excelencia. Esto último,
asociado a un sentido afianzado de la educación como ámbito de movilidad social
ascendente.
Su llegada a la sede Fines aparece configurada por la pertenencia a dos institucio-
nes: a la iglesia Emanuel y (dentro del barrio) al Club Necochea, donde comienza a
trabajar como entrenador de fútbol para niños. Es allí donde se entera del Plan:
Y porque al trabajar, como trabajo, y bueno… me habían dicho unos vecinos, un amigo había
escuchado que me había dicho, dice “podés hacer el secundario que es Fines”. Y yo soy en-
trenador de acá, del club del barrio, y entonces la madre de uno de los chicos, hablando una
cosa y otra, como la conozco del barrio me dijo: “ah sí, mirá que no llego a buscar a los chi-
cos, a buscar a mi hijo, ¿me lo tenés un rato más? porque estoy estudiando”, entonces le pre-
gunto, “ah, ¿sí?”… “sí, estoy haciendo la secundaria”, me dice “ah, ¿sí? Porque yo no, yo no
hice la secundaria”, le digo, y ella me dijo, entonces vino, “y fijate, aprovechá, porque son dos
veces por semana, y por ahí te conviene, te sirve, lo podés arreglar por el tema laboral, ¿no?”.
Y eso me quedó dando vueltas entonces ahí, entonces vine, averigüé, y bueno me anoté.
93 Utilizamos aquí el concepto de aprendizajes sociales entendido como “los aprendizajes no intencionales e
inestructurados que se suceden en la vida cotidiana, en su contexto sociocultural” (Llosa, 2008: 406), para abar-
car el proceso formativo de Juan Pablo en sus dos experiencias de participación en iglesias.
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94 Pierre Bourdieu, en su libro Poder, derecho y clases sociales, problematiza la noción de capital presentándolo
en sus distintas manifestaciones (que exceden la concepción puramente económica del capital). En este sentido,
llamará capital cultural a la articulación de tres de sus formas o estados: el incorporado (como disposiciones
duraderas del organismo), el objetivado (en forma de bienes culturales) y el institucionalizado (en el que incluye
los créditos académicos). Llamará capital social a un tipo de capital constituido por “la totalidad de los recursos
potenciales o actuales asociados a la posesión de una red duradera de relaciones más o menos institucionaliza-
das de conocimiento y reconocimiento mutuos” (2001: 148).
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Laura Casals
un sistema que ha tendido a ser expulsivo o que ha generado una historia de fracaso
(“[repetir en la primaria] imaginate que hoy me acuerdo de eso, es como que me quedó
eso, como una marca”) es posible, en gran medida, porque se hace en el marco de los
soportes que mencionamos arriba.
2.3. Daniela
Daniela es una de las estudiantes más jóvenes del grupo. Tiene 21 años y se incorporó
en este cuatrimestre, después de transitar más de una experiencia educativa secundaria,
tanto de adolescentes como de adultos. Nació en este mismo barrio, donde vivió toda
su vida con su madre. Es la única hija del matrimonio de sus padres, que tenían hijos
de matrimonios previos, por lo que tiene una hermana mayor por parte de su madre
y un hermano por parte de su padre, aunque no convive con ninguno de ellos. Su
madre trabajó toda la vida realizando tareas de servicio doméstico por horas en casas
particulares y, aunque se jubiló recientemente, sigue trabajando combinando tareas de
limpieza y de cocina en una casa en Carapachay. Su padre se encuentra hace dos años
desocupado, luego de haber trabajado durante 20 años en una fábrica metalúrgica, con
la que está en juicio.
Actualmente viven con ella su pareja actual y su madre. Sus padres se separaron
siendo ella muy pequeña, pero mantuvieron un vínculo que ella caracteriza como una
dinámica afectuosa y armónica, que la lleva a situar la separación muchos años más
tarde, cuando se produce de manera conflictiva. En un principio su padre vivía en
Grand Bourg (partido de Malvinas Argentinas), pero volvía de manera intermitente a
su casa:
se quedaba días, después se iba días, volvía días, ¿entendés? Me venía a buscar los viernes,
me llevaba, me traía los domingos y ya el domingo se quedaba y se iba a trabajar los lunes y
ya cuando mi mamá decidió cortar todo, que yo tenía 16 años, y yo ya era grande, yo me ha-
bía acostumbrado a esa vida, a verlos, aunque sea un momento estar sentados los tres juntos
compartiendo algo, por más que sea un agua, un jugo, algo, ¿entendés? Y me costó muchí-
simo aceptar, pero bueno es… uno ya cuando… yo ya tengo mi marido y sé lo que es, yo no
puedo estar con alguien si no me llevo bien.
Distancia que se profundiza luego: “No lo veo mucho por el sentido de que él está
un mes acá, y se va a Formosa donde vive su mamá, y está tres… cuatro meses con ella,
y después vuelve. Está bien, porque yo quiero que disfrute de su mamá mientras pueda,
porque mi abuela ya es grande”.
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Educación y territorio. Educación secundaria de jóvenes y adultos a través del Plan Fines en el...
Frente a la distancia con su padre, producto de una separación para ella dolorosa,
aparece en su relato la maternidad como un elemento omnipresente. El vínculo mater-
no estructura gran parte de las explicaciones que da a sus decisiones y las de su pareja,
con quien lleva aproximadamente un año, y con quien convive. Con su pareja organi-
zan, de hecho, un cronograma semanal que también se estructura en base este vínculo,
viviendo de lunes a viernes con la madre de ella, y de viernes a domingo con la madre
de su pareja, que durante la semana trabaja “cama adentro” y no puede verlos.
Además de tener un papel central en el vínculo con sus mayores, la maternidad la
interpela en función de su propio origen:
me veo muy… no, preparada, nunca estamos preparadas para ser madres, pero… porque
eso se aprende en el momento, pero, quiero disfrutar mi vida sin hijos hasta que… aparte no
quiero “ay, estoy buscando un hijo”, un hijo, un hijo [con ironía]… quiero que llegue cuando
tiene que llegar, ¿viste? Que no sea buscado… que sea un error como le dicen algunos. Un
hijo no es un error para mí. Mi mamá quería quedarse con su hija nomás, con mi hermana, se
hizo la atadura de trompas, y al fallecer el papá de mi hermana adelgazó muchísimo y eso se
desata, y, bueno, acá estoy yo. Pero no se arrepiente porque si yo no estaría ella estaría sola,
¿entendés?, y entonces como que yo soy su sostén.
Pero junto a sus propias proyecciones, la maternidad interpela el vínculo con sus pares:
Veo que todas mis amigas tienen hijos y no está bueno, porque perdés mucho tus cosas que
tenés que hacer cuando sos chica. Yo salgo con mi novio, o salimos a pasear, o salimos a
cumpleaños, venimos tarde, o salimos y estamos en la casa de un amigo o en la vereda. Y sé
que si yo tengo un hijo no voy a hacer eso. A veces salimos a bailar, sé que si tengo un hijo no
voy a ir bailar, porque es tener un hijo y saber que mi mamá no me lo va a cuidar. Aparte si ten-
go un hijo sabés que va a ser mío y yo tengo que hacerme responsable de mi hijo. Pero, igual a
veces me llama la atención, a veces no, son cinco minutos “quiero un bebé”, “no, no, mentira”.
En su relato describe su situación actual como atravesada por dos elementos: por
un lado, la maternidad y el establecimiento de una pareja propia (asociado a cierto in-
greso en el mundo adulto “yo ya tengo mi marido, sé lo que es”) y, por otro, elementos
vinculados al sostenimiento de una idea general de juventud (“tus cosas que tenés que
hacer cuando sos chica”). La noción de juventud no tiene un único sentido ni un único
anclaje etario, muy por el contrario, aparece como un tiempo vital difícil de delimitar
y de definir. Sin embargo, lejos de pensar que la juventud se restringe a la experiencia
de un grupo social o la característica esencial de un componente etario, el análisis nos
lleva a pensar en su heterogeneidad atravesada por distintas dimensiones: el estrato
173
Laura Casals
Asimismo, este tipo de situaciones asociadas al delito amateur (Kessler, 2004) for-
man parte de experiencias amorosas decepcionantes; y su abandono aparece como con-
dición necesaria para la conformación de su pareja actual:
[su pareja actual] él era una persona… cambió un montón, no era una súper persona. Y yo an-
tes de estar con él estuve de novia ponele dos, tres meses. Cuando yo lo presenté en mi casa
a los días él entró y me robó un montón de cosas (…) me costó un montón superarlo (…).
[Cuando conoce a su actual pareja] me costó muchísimo confiar en él. Y él andaba mucho en
la calle, en cosas que no tenía que andar… y yo le dije, o son tus cosas o soy yo, y él cambó
al 100% y yo no lo podía creer cuando el cambio al 100%, dejó todo por estar conmigo, y
es una repersona como es conmigo, me trata como… como me lo merezco (…) y al ver eso,
bueno, confié en él y sigo confiando.
Esta conflictividad asociada al mundo de sus pares aparece en sus apreciaciones so-
bre su trayectoria escolar y es puesto en el lugar de causa de su abandono de la escuela
secundaria. Avanzando, entonces, sobre su experiencia educativa, Daniela transita su
escuela primaria en el colegio San Martín de Porres, en el período en que sus padres
no están definitivamente separados. Encuentra dificultades para promover el año en
dos ocasiones durante la entonces secundaria básica (SB). No logra promocionar y
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Educación y territorio. Educación secundaria de jóvenes y adultos a través del Plan Fines en el...
debe recursar tanto el primero como el segundo año de la SB, y logra al año siguiente
culminar el ciclo para insertarse en el cuarto año de la educación secundaria (ES). Este
período de mayor dificultad coincide con el de mayor inestabilidad familiar y de resi-
dencia, puesto que pasa algunos períodos con su padre y otros con su madre.
Este cuarto año de la ES, le resulta:
Daniela: Muy difícil. Ya no me gustó el colegio porque se hizo muy feo para mí (…) Feo en el
sentido de que, si había un problema con alguien, yo supongo que ellos tenían que solucio-
narlo. No para que se vaya a otro lado, ¿entendés? Terminar peleándose o agarrándose a las
piñas con alguien (…) porque si yo no me llevo bien con vos, ellos tienen que venir y hablarnos
para que nosotras no nos peleemos. Yo supongo que es así, y no, no pasarte bolilla y terminar
agarrándote a las piñas y que ellos, después quieran solucionar las cosas (…) Y además no
me gustaba porque hacían muchas cosas y los preceptores como que no les daban bolilla a
los chicos.
LBC: ¿Como qué?
Daniela: Y… estar fumándose un porro en el baño del colegio. Esas cosas, para mí, en el cole-
gio no se hacen, o cosas que terminaban haciendo en el baño del colegio, ¿entendés? Y para
mí no me gustaban. Aparte era muy feo de noche. (…) Y después me cambié a la media 4
[en Boulogne, San Isidro, turno tarde], me quedé libre, di todas las materias… todas, pero me
quedó Historia y no me acuerdo cuál otra…
Daniela no logra aprobar el año, y deja la escuela durante dos años, en los que
tampoco se inserta en el mercado laboral. Presentan sus ocupaciones como las tareas
domésticas de su casa y, en lapsos intermitentes, el cuidado de su padre a raíz de su
accidente laboral. Es después de estos dos años que transita su primera experiencia en
el Fines, en la sede de San Cayetano, coordinada por la cooperativa Reconquistadores:
Daniela: Y después me anoté acá, en san Cayetano me mandaron y también, ¿viste?, tenía
que salir tarde, mi mamá no me podía ir a buscar, y entonces me anoté a la mañana [en la
misma sede], y después me puse a ayudar a mi mamá a trabajar y ya no fui. Y ahora me ano-
té de vuelta, Adriana como que mucho no me quería anotar, pero…
LBC: ¿Por qué?
Daniela: Porque había dejado más que nada. Y yo le dije que no, que quería termina. Quiero
terminar el colegio y… Quiero que mi mamá tenga ese logro “tomá, terminé el colegio”, por-
que ni mi hermana ni yo… mi hermana no terminó el colegio, y ahora tiene el nene menos lo
va a terminar, y yo… Ese es su sueño “que mi hija termine el colegio”, como su orgullo.
Sin embargo, entre la sede San Cayetano y la actual en Nuestra Señora de Luján
relata diferencias principalmente de índole vincular:
Daniela: Yo cuando iba a San Cayetano, no me gustaba ir… porque como que las compa-
ñeras, al ser un montón, al ser muchas como que siempre ¿viste? era yo la que… ponele
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Laura Casals
“hagamos nosotras dos” y éramos nosotras dos charlamos nosotras dos, el profesor no venía
y nos quedábamos charlando nosotras dos. En cambio, yo, al ir sola, como que nadie me
hablaba, ¿viste? Era yo, sentada, esperando que venga el profesor. En cambio, acá hay gente
que conozco y hay gente que no conozco, pero a la vez la voy conociendo, como que no te
hace de lado porque sos más chica o porque sos… porque no tenés hijos, algo así (…) o por-
que no te vestís como ellas, ellas eran refinas [con ironía].
LBC: ¿A quiénes conocías?
Daniela: Y acá está mi tía, pariente de mi papá, después está una amiga de mi mamá, des-
pués gente que cruzás en la calle.
Esta sede del Fines parece ser el lugar para poder asociar los vínculos más cerca-
nos, con el encuentro entre pares95 y la educación. Algunas características del Fines
son centrales para que esto ocurra. Por un lado, su estructura de horarios permite un
amplio espacio de libertad para una joven que no trabaja en el mercado laboral ni tiene
personas a cargo y, por otro, posibilita los vínculos intergeneracionales en el espacio
educativo, que es además lo suficientemente flexible como para que Daniela realice
testeos cortos hasta hallar el espacio donde se siente cómoda. Asimismo, esto se realiza
a través de la guía de un adulto (Adriana) que es referencia de su recorrido por el Fines.
Este tipo de acompañamiento no tiende a ocurrir en el paso de una escuela a otra. Si
observamos su paso por esta propuesta, en el lapso de un cuatrimestre hizo el intento
en San Cayetano en el turno noche, y luego en el turno mañana; y recién en el siguien-
te pudo incorporarse a esta nueva sede, en la cual (al menos hasta ahora) se siente
cómoda y contenida. Este tipo de búsquedas son mucho más complejas en el marco
de una escuela que tiene una oferta más acotada (por ejemplo, un único espacio físico
y, por ende, un único núcleo de sociabilidad), y un currículo anualizado que genera pla-
zos más largos para la reincorporación al trayecto educativo una vez abandonado.
Desconocemos si esta será la experiencia en la que se gradúe. Hasta ahora, Daniela
viene reproduciendo una lógica de inestabilidad y migración entre propuestas que no
sabemos si se detendrá. De todos modos, lo que sí parece haberse detenido es cierta
dinámica de “llegada y huida” que aparecía con fuerza en sus experiencias anteriores.
Ahora bien, ¿qué nos permiten contar estas historias? Resaltamos aquí cuatro aspectos:
en primer lugar, la ineludible heterogeneidad de las trayectorias educativas y vitales
de jóvenes y adultos. Heterogeneidad que no refiere únicamente a la construcción de
recorridos que se diferencian de las trayectorias escolares teóricas, sino que parecen de-
mandar modalidades educativas capaces de diseñar estrategias flexibles. La forma que
toma el plan Fines en el marco de esta OSC parece avanzar en este sentido, permitien-
do la articulación entre la cursada de Soledad en la secundaria con la de Susana en la
primaria, y la de ambas con su inserción laboral; o bien, acompañando el recorrido de
Daniela por distintos grupos, sedes y horarios.
En segundo lugar, estas historias, nos permiten acercarnos al vínculo entre saberes
sociales y trayectorias escolares. El paso por instancias de aprendizajes inestructurados
95 Esta expresión refiere al trabajo en casas particulares en la modalidad sin retiro, en la cual la persona emplea-
da reside en el domicilio de su empleador.
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CONCLUSIONES
El derecho a la educación es reconocido por la Argentina, desde los orígenes del Es-
tado nacional, como herramienta para su consolidación. A partir de la reforma cons-
titucional de 1994, el reconocimiento de la jerarquía constitucional de los tratados de
derechos humanos en nuestro país fortalece el marco jurídico de protección de este
derecho, que se encuentra reconocido en el Pacto Internacional de Derechos Econó-
micos, Sociales y Culturales, así como en los distintos instrumentos internacionales
que reconocen derechos a grupos especialmente vulnerables. La incorporación de estos
instrumentos en nuestro país le da al derecho a la educación el rango de Derechos
Fundamental, y sitúan en este marco las obligaciones del Estado en su cumplimiento.
A lo largo de esta tesis nos hemos propuesto comprender el modo en que las tra-
yectorias educativas de jóvenes y adultos estudiantes del Plan Fines –en territorios
socialmente críticos– se vinculan con el entramado de organizaciones sociales y co-
munitarias, a partir del análisis de un caso de estudio en el barrio Villa Hidalgo del
Área Reconquista, en General San Martín. Este análisis se sitúa en la confluencia de
un proceso de crecimiento sostenido de la educación de jóvenes y adultos y la imple-
mentación de un plan de terminalidad educativa para el nivel secundario que resulta
novedoso por su inserción territorial. El Fines es una propuesta educativa “territoriali-
zada”, en tanto aborda territorios o barrios que tienen una oferta educativa deficitaria o
(en muchos casos, para jóvenes y adultos) inexistente; y, asimismo, por llevarse adelante
en gestión asociada entre el Estado y organizaciones sociales y comunitarias de anclaje
territorial. Tomar el análisis de lo territorial como dimensión en mi propuesta meto-
dológica se funda, justamente, en esta caracterización del Plan y en la posibilidad de
abordar las trayectorias educativas desde una perspectiva poco explorada.
La pregunta por la relación entre educación y territorio, en el marco de trayectorias
educativas heterogéneas de jóvenes y adultos resulta relevante ante el crecimiento de
las dimensiones de este plan. Para abordar los vínculos entre la gestión local del plan
Fines, el entramado territorial de organizaciones sociales y comunitarias, y las trayecto-
rias educativas de jóvenes y adultos, nos hemos planteado una serie de objetivos.
En primer lugar, describimos el contexto territorial y la dinámica local de la im-
plementación del Plan Fines. En el análisis del funcionamiento local del Plan se ha
destacado el entramado de actores involucrados, que implica articulaciones interguber-
namentales (entre áreas y niveles de gobierno) e intersectoriales (entre actores guber-
namentales y organizaciones sociales). Hemos identificado tres actores institucionales
locales de peso: la inspección de EDJA dependiente de la provincia de Buenos Aires, el
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G1218693.pdf ?OpenElement.
Consejo de Derechos Humanos, Informe del Grupo de Trabajo sobre el Examen Perió-
dico Universal – Argentina - Opiniones sobre las conclusiones y/o recomendaciones, com-
promisos voluntarios y respuestas presentadas por el Estado examinado, 22ª período de
sesiones, 3 de junio de 2015. Disponible en http://www.ohchr.org/SP/HRBodies/
UPR/Pages/ARSession14.aspx.
192
LA PUERTA RESTRINGIDA.
Las mujeres afrocolombianas víctimas de
Mosquera (Naiño) y su proceso de registro
ante la ley de víctimas y restitución
de tierras
1 Entendiendo “clase” como la categoría que se relaciona no solo con la pobreza económica, sino también con
la situación que viven las poblaciones rurales del pacífico colombiano y con los imaginarios que circulan sobre
las víctimas del conflicto armado, en particular sobre la población en situación de desplazamiento forzado.
197
Sandra Dorado Cadena
La selección del caso del registro de víctimas en Mosquera, en particular de las mu-
jeres afrocolombianas que ahí residen, obedece a varios factores que de alguna manera
facilitaron la exploración y análisis de este estudio. En primer lugar, obedeció a que se
trata de una comunidad particularmente afectada por el conflicto armado, donde los
diferentes actores armados, tanto ilegales como legales, vienen disputándose el territo-
rio desde finales de la década de 1980 hasta la actualidad generando múltiples y graves
violaciones a los derechos humanos a los habitantes del municipio, con especialmente
hacia las mujeres. En segundo lugar, porque es un territorio con una precaria estructura
estatal, en la que las instituciones y los funcionarios actúan bajo preceptos tradicionales
de acuerdo con su propia discrecionalidad dejando a ciertos grupos poblacionales sin
las más mínimas garantías de protección. En tercer lugar, la selección del caso obedeció
a la experiencia personal de trabajo desarrollado con la Fundación Trust, de la Organi-
zación de los Estados Americanos (OEA) entre 2013 y 2014, lo que permitió conocer
las dinámicas que la zona tiene, su institucionalidad, el conflicto armado que ahí se de-
sarrolla y la cotidianidad que tienen las víctimas, en especial las mujeres, respecto de su
relación con el Estado y los agentes estatales, en el proceso de registro de las víctimas.
Es preciso destacar que este estudio constituye el primer análisis sobre la especi-
ficidad de la implementación de la Ley N° 1448 en el Municipio de Mosquera, para
el caso de las mujeres afrocolombianas. La indagación aborda tanto las problemáticas
singulares que vivencian las mujeres afrocolombianas, como también las prácticas
institucionales en la implementación de la Ley de víctimas y restitución de tierras. De
esta manera, la presente investigación se plantea como un primer antecedente respecto
de la recuperación de las voces y de las experiencias de las mujeres afrocolombianas, y
su contacto con el Estado a través de su proceso de registro, atención y asistencia en la
implementación de la política pública para las víctimas.
La metodología de trabajo utilizada responde a un estudio que combina: i) la expe-
riencia previa con el proyecto de la Fundación Trust (2013 y 2014), incluyendo las no-
tas y diarios de campo relevados que fueron útiles para complementar la información, y
ii) entrevistas semidirigidas, realizadas en diciembre de 2015, a dos mujeres afrocolom-
bianas víctimas residentes en la zona.
En el primer capítulo se describen las características de la población colombiana y
algunas referencias respecto de las comunidades étnicas en el país, para luego dar paso
a un acercamiento a las dinámicas generales del conflicto armado colombiano. Punto
seguido, se describe el departamento de Nariño en rasgos generales, para continuar
con las dinámicas del conflicto armado que han tenido lugar en ese departamento,
además de exponer la situación de las víctimas. Finalmente, se hace una descripción de
la región del río Sanquianga, que da pie para comprender el contexto del Municipio
de Mosquera respecto de sus características generales, concentrando la atención en
ciertas condiciones referidas a la vivienda, los servicios públicos, la economía, la salud,
la educación y la institucionalidad del Estado presente en el territorio, para terminar el
capítulo con una descripción sobre las dinámicas que el conflicto armado ha tenido en
el Municipio de Mosquera.
El segundo capítulo se inicia con una descripción y análisis acerca de las construc-
ciones sobre la “afrocolombianidad, la afrodescendencia y la negridad” (Restrepo, 2005:
2013). Luego, se plantean aproximaciones respecto de la situación de los derechos
198
La puerta restringida. Las mujeres afrocolombianas víctimas de Mosquera (Naiño) y su proceso...
199
Capítulo 1
Colombia ha vivido uno de los conflictos armados internos más extensos de la historia
contemporánea, con más de cinco décadas de continuo enfrentamiento entre distintos
grupos armados, tanto legales como ilegales. En el presente estudio, tomaremos como
punto de partida las históricas rivalidades entre los partidos políticos tradicionales, el
Liberal y el Conservador, que tuvieron como momento más álgido el período conocido
como “La violencia” (1946-1953), que finalizó mediante un acuerdo de paridad entre
los dos partidos, el cual se denominó Frente Nacional (1958-1974), que eliminó las
viejas disputas entre ellos permitiendo la alternancia de los períodos presidenciales, pero
generando la exclusión política de otros sectores, particularmente los movimientos de
izquierda. Esto último derivó en que en las décadas de 1960 y 1970 se organizaran al-
gunas guerrillas, entre ellas, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC)
y el Ejército de Liberación Nacional (ELN), guerrillas que siguen actuando como parte
del conflicto armado interno colombiano hasta por lo menos el año 2015.4
2 De esta manera, dada la importancia de la noción étnico-racial en el presente estudio, es necesario destacar
que existen otros datos estadísticos que se contraponen a los antes mencionados y que han sido construidos
por organizaciones de la sociedad civil y étnicas, como el Movimiento Nacional Afrocolombiano Cimarrón (Mos-
quera, SF) que indica que en el país hay más de 18 millones de afrodescendientes, lo que significaría el 37% de
la población colombiana, ubicados principalmente en la región de la Cuenca del Pacífico, el Archipiélago de San
Andrés y Providencia y el Litoral Caribe.
3 El conflicto armado colombiano es un fenómeno complejo y extenso en el tiempo, que involucra diferentes
etapas y actores, por lo que en este documento se hará un repaso general de los aspectos más relevantes que
sirven de marco contextual para el presente estudio, por lo tanto no es una revisión exhaustiva y se plantea co-
mo un contexto general.
4 Es importante indicar que terminaremos la caracterización del conflicto armado colombiano en este estudio
con algunos datos del 2015, año previo a la firma del Acuerdo de Paz entre las FARC y el gobierno colombiano,
201
Sandra Dorado Cadena
por lo que la presente tesis no aborda como categoría o escenario de análisis dichos acuerdos y sus posibles
efectos en las dinámicas del conflicto.
5 El paramilitarismo citaba como sustento legal el párrafo 3 del artículo 33 del Decreto 3398 de 1965, convertido
en legislación permanente por la Ley N° 48 de 1968. Dicha norma facultaba al Ministerio de Defensa Nacional
“por conducto de los comandos autorizados, para amparar, cuando lo estime conveniente, como de propiedad
particular, armas que estén consideradas como de uso privativo de las Fuerzas Armadas”. Sin embargo, en
sentencia del 25 de mayo de 1989, la Corte Suprema de Justicia de Colombia declaró inconstitucional dicho
párrafo, por considerar que se opone al principio constitucional del monopolio de las armas de guerra en cabeza
del gobierno (Moreno, 2004: 2).
202
La puerta restringida. Las mujeres afrocolombianas víctimas de Mosquera (Naiño) y su proceso...
actúan bajo los mismos esquemas de violencia y estructuras de mando, y con los mismos
nexos con algunos miembros de las Fuerzas Armadas. Su objetivo principal es enfrentarse
a grupos guerrilleros con el fin de obtener el control de la tierra y de las actividades de nar-
cotráfico y otras asociadas a la minería ilegal (Ávila, 2009; Indepaz, s.f.), por lo que en las
comunidades continúan siendo identificados como paramilitares.
Finalmente, es preciso indicar que el conflicto armado colombiano se ha desarrolla-
do principalmente en las zonas rurales, especialmente aquellas periféricas y marginales
donde la presencia del Estado es débil, lo que ha significado que a la discriminación
histórica, al rezago económico y al aislamiento se le sumen las presiones de los actores
armados ilegales y las consecuencias del conflicto armado generando graves violaciones
a los derechos humanos y dejando a las personas y comunidades en situaciones de ex-
trema vulnerabilidad, en zonas del país con desventajas estructurales, entre las que se
encuentra el departamento de Nariño.
6 Según la Ley N° 136 de 1994, el municipio es la entidad territorial fundamental de la división política adminis-
trativa del Estado colombiano con autonomía política, fiscal y administrativa. En Colombia, los recursos pasan de
la nación al departamento y del departamento al municipio.
7 Según la Ley N° 70 de 1993, los consejos comunitarios son la forma de administración interna de las comuni-
dades negras en Colombia. Dicha ley es la normativa por la cual se reconoce la propiedad colectiva de la tierra a
las comunidades negras que han venido ocupando tierras baldías en las zonas rurales ribereñas de los ríos de la
cuenca del Pacífico. Además es la ley por la que se establecen mecanismos de protección de la identidad cultu-
ral y de los derechos de las comunidades negras en Colombia como grupo étnico.
8 El piedemonte costero de Nariño es una de las 13 subregiones del departamento, se compone por los mu-
nicipios de Mallama y Ricaurte, se ubica en una zona de intersección entre la región andina y la costa pacífica
nariñense. El piedemonte costero nariñense se encuentra habitado principalmente por comunidades indígenas
(Awa y Pastos) y por comunidades afrodescendientes.
203
Sandra Dorado Cadena
la costa, como Francisco Pizarro, Mosquera, Olaya Herrera, La Tola, Santa Bárbara de
Iscuandé y El Charco, con el resto del departamento.
En cuanto a las actividades económicas, si bien Nariño ha sido una zona tradicio-
nalmente agropecuaria, en los últimos años la producción ha decrecido, entre otros
factores, “por los elevados costos de los insumos para la producción, los bajos niveles de
asistencia técnica e inversión, los problemas de transformación y comercialización, la
falta de crédito y la deficiente infraestructura vial, sobre todo en la vía terciaría” (Go-
bernación de Nariño, 2016: 34), factores que han hecho del departamento un lugar
con altos niveles de pobreza y precarización. Según el informe de la Fundación Paz y
Reconciliación (2014) en Nariño, el 59% de la población tiene las necesidades básicas
insatisfechas (NBI),9 y los indicadores de pobreza, miseria y malnutrición muestran
una diferencia considerable con respecto a las cifras nacionales: mientras que la media
nacional de la población bajo la línea de pobreza es del 49%, en Nariño es del 68%, y
mientras la malnutrición crónica en la media nacional de la población es del 12%, en el
departamento es del 20% (Universidad Nacional de Colombia, 2011).
De esta manera, en Nariño se han combinado factores de índole geográfica, socioe-
conómica y baja presencia estatal, que han hecho del departamento un “perfecto caldo
de cultivo” para que actores armados ilegales, como guerrillas, paramilitares y bandas cri-
minales asociadas al narcotráfico, y negocios ilegales se disputen el territorio generando
graves situaciones de orden público y sistemáticas violaciones a los derechos humanos
El Departamento de Nariño ha sido, sostenidamente, el mayor productor de coca
en el país; para el 2012, contaba con 10.733 hectáreas sembradas con la planta, las
cuales constituyen el 22% del total que se produce a nivel nacional. El municipio con
mayor producción de hoja de coca es Tumaco, que concentra la mitad de los cultivos
de coca del departamento y es, por lejos, el municipio con mayor producción a nivel
nacional, con el 10% de hectáreas cultivadas (Fundación Paz y Reconciliación, 2014: 9).
Igualmente, en los últimos años el departamento ha sido objeto de la instalación de
proyectos productivos ligados a la extracción de recursos minerales y ambientales, a través
de diferentes empresas del orden nacional y extranjero –uno de ellos es la construcción y
adecuación del megaproyecto Corredor intermodal Tumaco-Puerto Asís-Belem do Pa-
rá10 (Ávila, 2009)–, y proyectos asociados a la extensión de monocultivos, como la palma
aceitera,11 ubicados principalmente en los municipios de la costa pacífica de Nariño.
9 El NBI es un indicador de pobreza, según el cual se consideran pobres los hogares que tienen al menos una
de las siguientes características: vivienda inadecuada, vivienda sin servicios básicos, hacinamiento crítico, inasis-
tencia escolar o alta dependencia económica; y se consideran pobres extremos, o míseros, los que presenten
dos de estas características.
10 El Corredor intermodal Tumaco-Puerto Asís-Belem do Pará es la vía que permitirá la integración de los de-
partamentos del sur de Colombia, especialmente Nariño y Putumayo, con los centros de producción y consumo,
y ayudará a evitar el aislamiento de Pasto, capital de Nariño, como centro urbano y productor, contribuyendo a
solucionar el “cuello de botella” del transporte de carga pesada entre Ecuador y Colombia y entre las costas del
Atlántico y del Pacífico. Este megaproyecto es de gran importancia para la economía nacional e internacional
y evidencia la importancia de esta esquina de Colombia. Pero, además, la zona donde se piensa esta infraes-
tructura de impacto internacional tiene gran influencia de guerrillas, especialmente de las FARC y el ELN, que se
encuentran vinculadas al tráfico ilícito de estupefacientes, así como a la exploración y explotación minera.
11 Un caso representativo sobre la grave situación de seguridad y derechos humanos que significa la instalación
de cultivos de palma aceitera en el pacífico nariñense es el caso de la comunidad indígena Awa, en el Resguar-
do Peña La Brava, ubicado en zona rural de Tumaco, que en 1985, mediante compras engañosas y amenazas
de grupos paramilitares, cedió a la empresa Astorga parte de sus tierras con el fin de que la empresa instale cul-
tivos de palma aceitera. Esta situación dejó como resultado dos graves problemas para la comunidad indígena:
204
La puerta restringida. Las mujeres afrocolombianas víctimas de Mosquera (Naiño) y su proceso...
Hasta los años ochenta, el Departamento de Nariño era una zona de refugio y abasteci-
miento de alimentos y armas para algunos grupos armados ilegales como la guerrilla de
las FARC, que no tenían dominio territorial en esta zona (Gobernación de Nariño, 2016).
Sin embargo, las acciones lideradas por las fuerzas armadas estatales y el crecimiento
del paramilitarismo obligaron a las FARC a hacer un repliegue de sus estructuras hacia
las zonas del sur del país, para redefinir los centros de siembra de coca y producción de
narcóticos, de modo que a mediados de la década de 1990 “los puertos de Buenaventura y
Tumaco se convirtieron en la nueva malla vial del narcotráfico, al tiempo que los cultivos
de coca y los laboratorios se trasladaron a la cordillera occidental y la llanura del Pacifico
nariñense” (Gobernación de Nariño, 2016: 35), situación que llevó a que el territorio fue-
ra disputado por guerrillas, paramilitares y fuerza pública, lo que provocó una grave situa-
ción de violencia y vulneración a los derechos humanos para la población civil.
El paramilitarismo, estructura asociada a la extrema derecha y el narcotráfico, llegó
a Nariño en la década de 1980, a través de los municipios de Tumaco y Barbacoas, en
donde se disputó el dominio territorial con las FARC. En Nariño, la organización
paramilitar operó a través del Bloque Libertadores del Sur de las AUC, que consolidó
su accionar primero, a través del asesinato selectivo de líderes sociales y políticos, junto
a las denominadas “limpiezas sociales” de simpatizantes de las guerrillas, para luego
establecer el control sobre las vías terrestres con salida al mar, especialmente a través de
retenes ilegales en sitios estratégicos como el Corregimiento de Llorente, que se ubica
en la ruta Pasto-Tumaco. Luego, en la década de 1990, la estrategia de operación de los
paramilitares en Nariño se extendió hacia los ríos y los otros municipios del departa-
mento con salida al Océano Pacífico, con el fin de controlar las rutas fluviales para el
transporte de armas e insumos para el narcotráfico, situación que desencadenó múlti-
ples y violentos enfrentamientos con las FARC.
Hacia mediados de 2016, los grupos armados ilegales que hacían presencia en Na-
riño eran las FARC, el ELN y algunos grupos identificados como BACRIM. En la
zona del piedemonte costero y el Pacífico nariñense, las agrupaciones con más presen-
cia eran las FARC y las BACRIM, que comparten el territorio y establecen fronteras
invisibles de control, de modo que en un mismo municipio podían hacer presencia las
dos agrupaciones armadas, pero cada una dominaba un espacio territorial, tal como se
puede observar en la figura 1. El panorama del conflicto armado en el departamento,
en especial en las zonas del piedemonte costero y la zona del Pacífico era muy preocu-
pante, ya que la suma de factores como la ubicación estratégica, las grandes extensiones
de selva, la entrada a la Bota Caucana y al Macizo Colombiano, el clima propicio para
1) que los riachuelos de la zona están secos, y los pocos que quedan están contaminados por los residuos de
producción que deja la empresa y, 2) que la comunidad indígena ha perdido la costumbre de la siembra de culti-
vos propios, ya que para los habitantes de este Resguardo es inútil sembrar mientras la empresa Astorga tenga
el control territorial sobre los caminos de entrada y salida del Resguardo. Según un trabajo de campo realizado
entre 2010 y 2011 en esta zona, se constató que para entrar al Resguardo Peña La Brava, primero se debe tra-
mitar un permiso con la empresa, y esta tiene el poder para autorizar o no el paso, asunto que restringe la movili-
dad de las personas para salir o entrar a la comunidad indígena. Además, se hizo evidente que la empresa tiene
vínculos con actores armados ilegales, principalmente reductos del paramilitarismo, lo que tiene atemorizada a la
comunidad y sus líderes en el caso que deseen efectuar alguna denuncia sobre la usurpación de las tierras que
hacen parte del Resguardo. Para más información ver Consejería Presidencial para los Derechos Humanos (s.f.).
205
Sandra Dorado Cadena
Fuente: Elaboración propia a partir de datos publicados por el Plan de Atención Territorial (PAT) a Población
Víctima de Mosquera de la Alcaldía Municipal 2012-2015 (Municipio de Mosquera, 2012b).
12 En el desarrollo del capítulo II se amplía la información sobre el trabajo realizado con la Fundación Trust, en la aten-
ción a víctimas de esta zona de Nariño, actividades que se tienen en cuenta en este estudio como trabajo de campo.
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La puerta restringida. Las mujeres afrocolombianas víctimas de Mosquera (Naiño) y su proceso...
haber sido víctimas de violencia sexual en el marco del conflicto armado, casos que no
están registrados en el Registro Único de Víctimas del RNI (2016a) debido a que estas
mujeres indicaron no haber declarado por varios factores, entre los que se destacan que
el funcionario/a que las atendió no les generó la suficiente confianza, o porque la dis-
posición espacial y de personal público para atenderlas no era el más adecuado (tema
que tiene más desarrollo en los capítulos II y IV de este estudio).
Víctimas Víctimas
Hecho victimizante Personas %
directas indirectas
Abandono o despojo
566 0,15
forzado de tierras
Acto terrorista/
atentado/combate/ 14.034 3,61
hostigamiento
Amenaza 11.499 2,96
Delitos contra
la libertad y la 808 0,21
integridad sexual
Desaparición forzada 5177 1,33 1496 3681
Desplazamiento 315.363 81,02
Homicidio 30.928 7,95 8979 21.949
Minas antipersonal/
Munición sin explotar/ 773 0,20
Artefacto explosivo
Pérdida de bienes
6.715 1,73
muebles o inmuebles
Secuestro 2033 0,52 1.763 270
Sin información 2 0,00
Tortura 793 0,20
Vinculación de niños,
201 0,05
niñas y adolescentes
207
Sandra Dorado Cadena
Mosquera tiene una población de 16.270 habitantes, de los cuales el 46% son mu-
jeres y el 54% son hombres. El 97% de la población se reconoce como afrodescendien-
te y el 70% vive en la zona rural (Municipio de Mosquera, 2012a).
Mosquera se encuentra a 500 kilómetros de Pasto, la capital del departamento. Sus
vías de comunicación son únicamente fluviales, a través del mar y ríos, las cuales se carac-
terizan por ser poco navegables debido a que se ubican en zonas de manglar y estero,13 y
las embarcaciones dependen de la marea para poder transitar. Diariamente, a Mosquera
llega una lancha de motor que transporta alrededor de 20 pasajeros desde Tumaco, y cada
15 días llega un pequeño barco de carga desde el Municipio de Buenaventura, Departa-
mento del Valle del Cauca. Los medios de transporte que se usan desde Mosquera, para
tener comunicación con los municipios limítrofes, son lanchas de motor fuera de borda
de 15 HP, con capacidad máxima para seis pasajeros, además de usar canoas y potrillos.14
Para llegar a Mosquera desde Pasto se deben hacer dos recorridos, primero por carre-
tera hasta llegar a Tumaco, trayecto que puede tardar entre seis y ocho horas, y luego, des-
de Tumaco, se debe hacer un trayecto por vía fluvial que puede tardar de dos a tres horas.
En general, el trayecto por vía fluvial se hace en lanchas con capacidad para 20 pasajeros,
que poseen un motor fuera de borda de 200 HP y pueden navegar a través de esteros y
mar abierto. De esta forma, el traslado Pasto-Mosquera dura, aproximadamente, un total
de 10 horas. Sin embargo, este recorrido no puede hacerse en una sola jornada, ya que las
lanchas de pasajeros que viajan desde Tumaco hasta Mosquera solo lo hacen entre las 6
y 9 de la mañana debido al horario de las mareas, situación que obliga a que las personas
que desean viajar a Mosquera deban pernoctar al menos una noche en Tumaco.
Fuente: Elaboración propia a partir de datos publicados por el Instituto Departamental de Salud (2014).
13 Los manglares son bosques inundados, que se encuentran en la confluencia de aguas dulces y saladas, y están
atravesados por canales navegables llamados esteros, que aumentan y disminuyen su caudal al ritmo de las mareas.
14 El potrillo es una canoa pequeña con remos que se construye con el tronco de un árbol grande y tiene una
capacidad máxima de tres personas. El potrillo es el medio de transporte más usado por las personas del pací-
fico colombiano, especialmente aquellas que trabajan en la agricultura o en la recolección de concha, ya que es
la única embarcación que puede pasar sin ningún problema por los estrechos caminos del manglar.
208
La puerta restringida. Las mujeres afrocolombianas víctimas de Mosquera (Naiño) y su proceso...
15 Para esta información, se toma como base el promedio de convertibilidad entre dólar y peso colombiano en
el primer semestre de 2016, que fue de 1 dólar por 3000 pesos colombianos.
16 En el 2016 el salario mínimo legal vigente en Colombia fue de 229,81 dólares.
17 Los palafitos son viviendas apoyadas en pilares o estacas que pueden ser de madera o material de concreto
y que se construyen sobre cuerpos de aguas tranquilas.
18 Una motobomba es un equipo menor que se utiliza en la industria de la construcción o en la agrícola, con la
finalidad de bombear agua de un depósito para trasvasarla hacia otro lugar a través de una manguera.
209
Sandra Dorado Cadena
19 Decreto 1575 de 2007, por el cual se establece el Sistema para la Protección y Control de la Calidad del
Agua para Consumo Humano en Colombia.
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La puerta restringida. Las mujeres afrocolombianas víctimas de Mosquera (Naiño) y su proceso...
de la Oficina de Mujer y Género (2012-2015) era una mujer natural del municipio que
no había podido realizar ningún estudio profesional y su grado de escolaridad no supera-
ba la escuela básica primaria, y que fue asignada como responsable de la Oficina en res-
puesta a su labor de líder social en la comunidad respecto de algunas actividades que ella
realizaba de manera voluntaria con adultos mayores en la cabecera municipal.
Por otro lado, respecto del Enlace Municipal de Víctimas, este se creó como parte
de las nuevas funciones asignadas a las administraciones municipales a partir de la Ley
N° 1448. De manera que el funcionario que es nombrado por el alcalde como Enlace
de Víctimas debe cumplir la función de ser la conexión entre las víctimas que residen
en el municipio, la Alcaldía municipal y la Unidad para la Atención y Reparación In-
tegral a las Víctimas (UARIV). Sin embargo, en Mosquera, esta función pública no ha
contado con el apoyo necesario para el desempeño de sus funciones, ya que no cuenta
con recursos logísticos, presupuestales y de capacitación necesarios, tal como se expone
en el capítulo III de este estudio.
Respecto de las fuerzas vivas que existen en Mosquera, se destacan: un grupo de la
Pastoral Social que pertenece a la iglesia católica del municipio, perteneciente a la dió-
cesis de Tumaco; una organización de jóvenes, dedicada a la cultura, especialmente la
música y el baile tradicional; la junta directiva del Consejo Comunitario Odemar Nor-
te; la junta directiva del Consejo Comunitario Odemar Sur; pequeñas organizaciones
de campesinos dedicados a la siembra y recolección de coco, cacao y la pesca artesanal
a menor escala; pequeñas organizaciones de mujeres dedicadas a la recolección de mo-
luscos en el manglar, denominadas concheras; y dos asociaciones de víctimas del con-
flicto armado denominadas Amanecer Mosquereño, con 25 familias asociadas, y Nueva
Esperanza, con 20 familias (Mosquera, 2016).
211
Sandra Dorado Cadena
Hecho
2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014 2015
Victimizante
Acto terrorista
/ Atentados
/ Combates / Sin Sin Sin Sin Sin Sin Sin Sin Sin
2 1 1 1 3
Enfrentamien- dato dato dato dato dato dato dato dato dato
tos / Hostiga-
mientos
Delitos contra
la libertad y Sin Sin Sin Sin Sin Sin Sin Sin Sin Sin Sin Sin
1 1
la integridad dato dato dato dato dato dato dato dato dato dato dato dato
sexual
Desaparición Sin Sin Sin Sin Sin Sin Sin Sin Sin
8 6 7 15 3
forzada dato dato dato dato dato dato dato dato dato
Desplaza-
miento 20 9 18 314 148 131 171 176 121 246 348 357 255 208
forzado
Fuente: Elaboración propia a partir de datos publicados del Registro Único de Víctimas (RUV) en la Red Nacional
de Información de la UARIV. Cohorte 1° junio de 2016.
De esta manera, respecto de la importancia que tiene el contexto para este estudio,
como se puede apreciar, este no solo responde a la necesidad de ubicar geográfica-
mente a Mosquera, espacialmente a la comunidad y sus características generales, sino
que pretende describir el conjunto de circunstancias materiales y subjetivas que se
producen alrededor de esta comunidad, con el propósito de situar el entorno que rodea
a las víctimas que viven en el municipio, especialmente las mujeres, de manera que se
212
La puerta restringida. Las mujeres afrocolombianas víctimas de Mosquera (Naiño) y su proceso...
20 Se entiende como condición de género los factores y mecanismos sociales, económicos y culturales que
mantienen a la mujer en una situación desventajosa y subordinada en relación con el hombre. La forma en
que se expresa esta subordinación varía según el contexto histórico y cultural. La condición de la mujer es una
herramienta conceptual y operativa, que supone tomar en cuenta su estado material expresado en el nivel de
satisfacción de sus “necesidades prácticas”, como son el acceso a los servicios de agua, electricidad, vivienda,
atención sanitaria, empleo e ingresos, etc. Por otra parte, posición de género es la herramienta conceptual que
se refiere a cómo se encuentra ubicada la mujer en la estructura de poder que prevalece socialmente. De forma
más precisa, la posición de la mujer se refiere a la condición social y económica expresada en las diferencias de
salarios entre hombres y mujeres, su participación en las instituciones donde usualmente ocupan puestos de de-
cisión secundarios o subalternos con respecto a los ocupados por hombres; también por la vulnerabilidad que
la mayoría de mujeres presenta en materia de pobreza y de la violencia que puedan enfrentar muchas de ellas
en el plano social y familiar (Glosario de términos sobre Género y Derechos Humanos en: http://www.iidh.ed.cr/
comunidades/derechosmujer/docs/dm_documentospub/glosario_genero.pdf).
213
Capítulo 2
MUJERES AFROCOLOMBIANAS:
TRAYECTORIAS, INTERSECCIONALIDAD Y
DERECHOS HUMANOS
21 En Colombia, los palenques se crearon entre los siglos XVII y XVIII como una forma de resistencia anticolonial
de los cimarrones (hombres y mujeres provenientes de África, que escapaban del sistema de la esclavitud), que
lograron consolidarse como espacios de libertad y recreación de diversos usos y costumbres heredados de
África. Los palenques se ubicaron en lugares inhóspitos, de difícil acceso, alejados de rutas comerciales y de los
organismos de control social propios del sistema colonial. Se estima que en Colombia existieron 29 palenques,
entre los que se encuentra el Palenque de San Basilio que está ubicado en el Municipio de Mahates, Departa-
mento de Bolívar. No es el único palenque que existe en Colombia, pero sí es el más reconocido, ya que es el
primer pueblo libre de América. Además, es el único que conservó hasta la actualidad sus usos y costumbres
referidos a la lengua (producto de la mezcla de las raíces africanas bantú, el castellano y el portugués); los
rituales mortuorios, con el rito del duelo o luto colectivo correspondiente al lumbalú y los cantos samilako (can-
tos y músicas de duelo y velorio); y la música tradicional del son bullerengue y el son palenquero. En 2005, la
UNESCO declaró el Palenque de San Basilio como Espacio Cultural y Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humani-
dad (Ministerio de Cultura, 2010a).
22 El pueblo raizal es la población nativa del Archipiélago de San Andrés que se hacen llamar así para evitar
confusiones con la denominación de “nativos” dada a los indígenas. El pueblo raizal es el producto del mestizaje
215
Sandra Dorado Cadena
La mamá no llegaba. Raro. Muy temprano se había marchado a la lavar un montón de ropa ajena.
Los blancos eran propietarios de grandes almacenes y estaban empleados en el gobierno.
Pero los negros nada. ¡Maldita nada! La mamá se mataba trabajando día y noche.
Lavaba ropa, planchaba, cocinaba, hacía vendajes. Sin embargo, siempre lo mismo.
Irra pensó que tal vez era mejor morir…
Las Estrellas son Negras, Arnoldo Palacios, 1949
entre indígenas, españoles, franceses, ingleses, holandeses y africanos, y se distingue de otras comunidades
negras del país porque su cultura, denominada “cultura raizal”, tiene expresiones propias relacionadas con la
religión bautista, la lengua creole y la tradición oral propia, además de tener una fuerte red social que permite
una constante solidaridad comunitaria y un sentido de independencia respecto del área continental (Ministerio
de Cultura, 2010b).
23 Todos los nombres que se usan en este estudio para mencionar a las personas entrevistadas, las personas
de las que ellas hablan o personas que participaron en las entrevistas de modo casual son ficticios y aparecerán
la primera vez entre comillas. Esto se hace para garantizar la seguridad de las personas y la confidencialidad de
las informantes.
216
La puerta restringida. Las mujeres afrocolombianas víctimas de Mosquera (Naiño) y su proceso...
En Colombia la esclavitud duró hasta 1851, año en que se promulgó la ley de abo-
lición de la esclavitud y la esclavización de personas. Zonas como Mosquera, que eran
lugares de minería y de haciendas esclavistas, quedaron libres, pero también quedaron
desprotegidas del Estado, tal como le sucedió a casi todos los lugares rurales donde se
repetía esta situación de poblaciones de esclavos libres. Sobre esto, el Movimiento Na-
cional Cimarrón24 indica:
Los congresistas que aprobaron la Ley del 21 de mayo de 1851 reconocieron que los africa-
nos esclavizados eran seres humanos y en calidad de tales el Estado los liberaba pagando
a sus dueños la indemnización correspondiente; pero no reconocieron a los africanos como
personas iguales, y sin la calidad de personas no fueron integrados como sujetos jurídicos, ni
como sujetos de derechos ciudadanos dentro del Estado Colombiano (Mosquera, s.f.).
De esta forma, de acuerdo con estos informes se puede ver que las zonas de mayor
predominio de población afrocolombiana (especialmente las zonas de la costa pacífica
y la costa atlántica) son aquellas que presentan los más bajos índices de calidad de vida
del país, asunto que también llamó la atención de la Comisión Interamericana de De-
rechos Humanos (CIDH), que en su “Informe País Colombia” de 2013 señala:
24 Movimiento Nacional Cimarrón, fundado en Buenaventura el 15 de diciembre de 1982, por el Círculo de Estu-
dios de la Problemática de las Comunidades Afrocolombianas (SOWETO). El Círculo SOWETO había surgido en
1976 en Pereira, Risaralda, y lo integraban estudiantes negros procedentes de diversas regiones del país.
217
Sandra Dorado Cadena
Adicionalmente, de acuerdo con la información recibida [en la visita in loco de la Comisión], las im-
portantes diferencias en los indicadores de bienestar de la población afrocolombiana comparada
con la población no afrocolombiana subsisten. En particular, la Comisión nota que la población
afrodescendiente en Colombia todavía enfrenta serios obstáculos en materia de: (i) empleo (…); (ii)
ascenso en la jerarquía militar; (iii) necesidades básicas insatisfechas; (iv) mayor mortalidad infantil;
(v) viviendas sin servicios básicos; (vi) altas tasas de analfabetismo (…); vii) bajos índices de calidad
de vida; (viii) menor tasa de afiliación en salud; y (ix) mayor índice de pobreza, especialmente si se
compara la situación de las mujeres afrodescendientes y no afrodescendientes (CIDH, 2013: 259).
25 Kimberlé Crenshaw (nacida en 1959) es una académica y jurista estadounidense especializada en el campo
de la teoría crítica racial feminista, quien introdujo el término “interseccionalidad” (Intersectionality) en 1989, en
un análisis pionero que abrió paso a una reflexión sobre las experiencia diversas de las mujeres afroamericanas,
en cuyas vidas se conjugan más de una situación discriminatoria, en este caso, basadas en el género y la raza.
Para mayor información, ver: “Demarginalizing the Interesction of race and sex: A black feminist critique of Anti-
discrimination Doctrine, feminist Theory and Antiracist Politics” (1989).
218
La puerta restringida. Las mujeres afrocolombianas víctimas de Mosquera (Naiño) y su proceso...
Las condiciones de trabajo esclavista que tuvieron millones de mujeres africanas y afro-
descendientes durante la época de la colonia e inicios de la república permitieron que
el desarrollo de las relaciones de género entre afrodescendientes se diera de manera
diferente en los territorios con mayor población afrocolombiana, sobre todo en zonas
rurales, donde la situación es de mayor precarización y donde las mujeres afrocolom-
bianas juegan un papel importante como proveedoras en la familia y en la comunidad,
dado que trabajan desde niñas. Hecho que se ha naturalizado como una situación
“normal” o como “ley natural” el combinar el trabajo en el mercado laboral con los roles
de cuidado y trabajo doméstico, tal como lo indica “Candy”, otra mujer entrevistada
para este estudio:
Candy: A mí siempre me ha gustado trabajar. [Cuando] me fui a Buenaventura, una amiga me
recomendó [para un trabajo] y a las semanas empecé a trabajar. [En Buenaventura] trabajé 5
meses cuidando a un niño… en eso, me salió un trabajo en una cafetería, porque yo siempre
buscaba mejorar, y con eso [el nuevo trabajo] me salí de donde mi tía y [me independice] por-
que yo pagaba mi pieza, ahí tuve mi hija, la mayor (…) Yo siempre he trabajado, así sea medio
tiempo, o haciendo peinados, o cositas varias, como aseos en casas, en peluquerías, así…
Entrevistador: Y cuando usted era niña, ¿quién trabajaba en su casa?
Candy: En la casa trabajábamos todos, mi papá se iba a trabajar en la madera [mientras que]
mi hermano mayor y yo nos íbamos a pescar, porque yo desde pequeña aprendí a manejar
el potrillo.26 Yo desde los 5 o 6 años manejaba mi potrillo, entonces madrugábamos, pescá-
bamos y a las 2 de la tarde almorzábamos y luego nos íbamos a bajar plátanos, y así todos
trabajábamos.
Entrevistador: ¿Y su mamá?
Candy: Ella se encargaba de la cocina, de la casa, de mis hermanos menores y también sabía
coser, o a veces nos acompañaba a recoger plátanos para venderlos por ahí.
(Comunicación personal, 27 de diciembre de 2015).
26 El potrillo es una canoa pequeña con remos, que se construye con el tronco de un árbol grande. Su
capacidad máxima es de tres personas.
219
Sandra Dorado Cadena
Asunto que es visible en la entrevista a Soraida, cuando habla sobre el acceso al tra-
bajo y a las actividades productivas:
Entrevistador: ¿A qué se dedica actualmente? ¿En qué trabaja?
Soraida: Actualmente no estoy haciendo nada, porque en los últimos meses estuve dedicada
a trabajar con el candidato a la Alcaldía que ganó [período 2016-2019], yendo a las veredas
y llevando el mensaje político. De lo que espero que ahora el alcalde no me haga quedar mal
con la gente que se habló.
Entrevistador: Y antes de la política, ¿a qué se dedicaba?
Soraida: Antes de la política yo me acostumbraba a lavar en las casas, yo nunca aprendí
a conchar,27 entonces siempre me dediqué al aseo en las casas, a brillar ollas, yo soy muy
buena en eso, siempre la gente me dice “ay Soraida necesito que vaya a brillarme unas ollas”,
también lavo ropa, aunque por las lavadoras ya casi no me llaman. También, a veces, vendo
queso, salchichón y así…
(Comunicación personal, 27 de diciembre de 2015).
En este sentido, es importante notar cómo, para Soraida, las tareas de cuidado y las
labores domésticas no son trabajos: “No estoy haciendo nada”, dice, cuando en realidad,
en la observación de campo que acompañó la entrevista, ella estaba cocinando y tenía
al cuidado hijos, hijas y otras personas de la familia. Para ella, los roles de cuidado no
significan “trabajar”, ya que esto se refiere únicamente a las labores remuneradas.
27 El molusco comestible que se encuentra en los manglares es denominado “concha”, por lo que la actividad
de su recolección para autoconsumo o comercialización se denomina “concheo”, y a las personas dedicadas a
esta actividad se las llama “concheras”. En esta actividad económica predomina la mano de obra de las mujeres
y las niñas, ya que los hombres se dedican a las faenas de pesca con ataraya.
220
La puerta restringida. Las mujeres afrocolombianas víctimas de Mosquera (Naiño) y su proceso...
Otro derecho humano que presenta dificultades para hacerse efectivo con las mujeres
afrocolombianas del Pacífico es el derecho a la educación. En Mosquera, la educación
determina cierta posición social. Las mujeres afrocolombianas, que han sido víctimas
en el conflicto armado, por lo general son el grupo poblacional con menor acceso a este
derecho, ya que desde niñas se vieron obligadas a abandonar sus estudios de escolari-
dad básica, entre otros aspectos, porque debían trabajar o por ser madres a temprana
edad. Situación que se repite en las dos mujeres entrevistadas para este estudio: en el
caso de Candy, ella tuvo que dejar de estudiar porque se fue a trabajar desde los 14
años a una casa de familia en la ciudad de Cali, por lo que solo cursó la escuela prima-
ria. En tanto que Soraida abandonó sus estudios tempranamente, porque en su vereda
no había la infraestructura escolar requerida, por lo que solo cursó hasta segundo año
de básica primaria y retomó algunos grados escolares cuando ya era una mujer adulta,
pero sin terminar de cursar todo el bachillerato.
No se puede dejar de lado las graves afectaciones que las mujeres afrocolombianas han
sufrido en el marco del conflicto armado, especialmente las que viven en zonas rurales
que constantemente han sido territorios disputados por todos los actores armados en
el conflicto colombiano:
Se refieren a la construcción social y cultural de hombres y mujeres, en razón de sus diferen-
tes funciones físicas, biológicas, sexuales y sociales (…) [han permitido que] las mujeres [sean]
socialmente construidas en roles serviles y con características y atributos inferiores (…) ase-
gurando que las relaciones desiguales de poder entre los sexos se mantengan (Cook y Cusak,
2010: 2 y 23).
28 Son autobuses adaptados de forma artesanal, para el transporte de personas y mercadería en las zonas
rurales de Colombia.
221
Sandra Dorado Cadena
quiénes éramos, y que si avisábamos ellos seguían desapareciendo gente de la familia. Y uno
nervioso, qué hacemos, para dónde vamos, desesperados.
Después siguieron las llamadas y las llamadas, hasta que no tuvimos de otra que desplazar-
nos para acá para Mosquera, pero solo salimos mi esposo y yo para acá. Mi otra hija se fue a
otra parte, y mis otros hijos estaban en Bogotá y se quedaron allá. Mi casa quedó abandona-
da. Cuando llegamos acá, callados y sin plata, fuimos donde familiares que teníamos. Nunca
más supimos de ella, no llegó ni para el cumpleaños. Mi esposo aún la espera… imagínese,
eso pasó en el 2002…
Entrevistador: ¿Por qué cree que la desaparecieron?
Candy: Supuestamente que en el grupo había gente que nos conocía y que a ella la llamaron,
la llevaron a una playa, y que la pusieron a correr y no sé qué más cosas, y que la mataron,
eso nos dijeron. No sé si ella sabía algo o qué hacia ella, pero así fue.
(Comunicación personal)
El caso de Candy es particular, porque en el relato que ella hace sobre los hechos
victimizantes que le ocurrieron a su hija, se evidencian varios delitos y vulneraciones.
La violencia basada en estereotipos de género queda develada cuando ella indica que a
su hija “la pusieron a correr y no sé qué más cosas”, un modo de indicar que a su hija
la abusaron sexualmente y la torturaron, hechos que quedan constatados en documen-
tos que Candy tiene, que indican que las investigaciones de la Fiscalía General de la
Nación presumen que a su hija la asesinaron y desaparecieron paramilitares, y aluden
que las razones se deben a que la mujer habría sostenido relaciones sentimentales con
un miembro del grupo paramilitar y luego con un miembro de la guerrilla, por lo cual
la primera pareja la declaró como “enemiga” y la secuestró para torturarla, asesinarla y
la descuartizarla. Por esta razón, el caso de Candy, como víctima familiar de la víctima
directa, fue reconocido por la Ley N° 1448 como desaparición forzada, ya que el cuer-
po de su hija nunca se encontró.
Además, de acuerdo con las observaciones realizadas en el trabajo de campo en
2013 y 2014, respecto del caso de Candy, ella ha sido quien ha tenido que enfrentar to-
dos los trámites frente al registro de víctimas y la Ley N° 1448, sin el acompañamiento
de su esposo, padre de la persona desaparecida, ya que según ella comentó, su esposo
nunca habla de la hija desaparecida y lo que sucedió con ella. En el pueblo de Mosque-
ra el caso es conocido por los trámites que Candy ha realizado, asunto que le ha traído
consecuencias sociales, debido a que algunas personas de la comunidad se refieren a
ella y a su hija desaparecida en términos despectivos, culpabilizando a la víctima direc-
ta y a Candy como “mala madre”, ya que los estereotipos de género en torno al cuidado
y la responsabilidad de la crianza de los hijos recaen exclusivamente en las mujeres, por
lo tanto Candy, desde su rol de madre, es culpada de “no saber transmitir buenos va-
lores a su hija, y de cierta manera provocar lo que le paso”. Según el trabajo de campo
realizado en 2015, una persona del pueblo, lejana a la familia de Candy, comentó el
caso en los siguientes términos:
la hija de Candy se enamoró, primero de uno y luego de otro, el problema es que el primero
era de un bando y el segundo de otro, y claro el primero celoso la mandó a llamar, la torturó, la
mató y luego la “´pico” [desmembramiento]. Dicen que la muchacha era una negra bien bonita
y coqueta, un poco interesada, porque le gustaba andar en camionetas lujosas y mejor dicho…
pobre se buscó lo que encontró (Notas del diario de campo personal. Tumaco, Nariño, 2015).
222
La puerta restringida. Las mujeres afrocolombianas víctimas de Mosquera (Naiño) y su proceso...
Habían pasado 15 meses desde la última vez que me subí a una lancha. Era 27 de di-
ciembre de 2015 y me encontraba en Tumaco, “la Perla del Pacífico”, dispuesta a viajar
a Mosquera para encontrarme con las personas que habían accedido a conversar con-
migo en una entrevista para este estudio. Los encuentros se habían concertado pocos
días antes, ya que las fechas de fiestas decembrinas, por un lado, y las dificultades típi-
cas de comunicación que tiene Mosquera, por otro, me habían impedido conversar con
mis posibles entrevistadas con tiempo y calma. Así que el 25 de diciembre, y después
de insistir cuatro días con la comunicación, pude lograr hablar por teléfono celular con
una de las mujeres. Me contestó Candy. En la llamada, y suponiendo que era la única
comunicación que iba a tener con alguien en Mosquera, le comenté todos los objetivos
de mi viaje a Mosquera (yo me encontraba en Pasto). Le comenté la intención de ha-
cer con ella y otras tres personas conocidas una entrevista de tipo personal. Le expliqué
los motivos de la entrevista, para qué iba a usar la información, y las características del
estudio que me encontraba realizando. Además, por la situación de conflicto armado
en la zona, decidí indagar cuál era el contexto en materia de orden público en Mos-
quera, y si ella me recomendaba hacer el viaje debido a que las fiestas de fin de año se
acercaban. Candy me contestó, como siempre con mucha amabilidad, que no veía nin-
gún problema para realizar el viaje y las entrevistas, “al menos con ella” dijo. Como por
esos días el municipio tenía muchos problemas de comunicación y la señal de celular
223
Sandra Dorado Cadena
estaba caída la mayor parte del tiempo, ella se ofreció como vocera para preguntar a las
otras posibles entrevistadas si querían y podían hacer la entrevista con el fin de que yo
no realice el viaje para entrevistarla solo a ella. Yo accedí a su ofrecimiento, además de
pedirle que me reserve una habitación en el único hotel que existe en el municipio, ya
que tampoco había podido comunicarme con los teléfonos del hospedaje.
Sin embargo, cuando colgué con Candy, recordé que en otras ocasiones me había
sucedido que si la llamada entraba a una persona, era probable que las demás también
tengan comunicación, de modo que realice las llamadas a las otras tres personas para
las entrevistas. Todas las personas con las que logré comunicarme me recomendaron
tener especial cuidado cuando llegue a Tumaco (municipio donde se ubica el puerto
para tomar las lanchas que viajan a Mosquera), ya que por esos días Tumaco había sido
escenario de múltiples eventos relacionados con el conflicto armado, y que como yo
ya no vivía ahí hacía un año (2013), mi viaje en esas fechas podía generar sospechas y
“malinterpretarse” exponiendo mi seguridad personal.29 Esta recomendación me generó
un poco de miedo e incertidumbre, sensaciones que ahora se hacían presentes, pero
que fueron naturalizadas mientras yo viví en el Puerto, entre el 2010 y el 2013, miedo
e incertidumbre que ahora me parecían extrañas y me movilizaban.30
Me había mudado de Tumaco y regresé a Pasto, mi ciudad natal, en 2013, año en
que conseguí trabajar y ampliar mi experiencia con comunidades afrocolombianas de
la zona del Sanquianga,31 en la costa nariñense, donde realicé actividades de asesoría a
víctimas del conflicto armado. Aquel trabajo fue desarrollado en el marco del proyecto
de la Fundación Trust, en donde pude conocer y acompañar a varias víctimas, entre ellas
las personas con quienes me comuniqué para realizar las entrevistas para este estudio.
Las responsabilidades laborales de la Fundación Trust me exigieron realizar viajes
continuos a los municipios del proyecto, entre el 2013 y el 2014. Cada 15 días, yo
me desplazaba desde Pasto hasta Tumaco y desde ahí a alguno de los municipios del
Sanquianga, así que el viaje a Mosquera, y lo que este implicaba, no eran desconocidos
para mí. De modo que las recomendaciones sobre la seguridad y mis sensaciones per-
sonales me hicieron reflexionar sobre varios aspectos: primero, si valía la pena hacer el
viaje a Mosquera para hacer cuatro entrevistas, con los riesgos que existían; segundo, si
esta actividad exponía la seguridad de las personas a las cuales visitaría y entrevistaría;
y tercero, la reflexión que más recuerdo, sobre la situación en que viven las personas
que residen en estos municipios, zonas afectadas por el conflicto armado, donde el
riesgo es real y el miedo es parte de la vida cotidiana. De esta manera, todas estas
29 Durante el mes de diciembre de 2015, en Tumaco se reportaron 17 asesinatos, cifra que demostró un re-
crudecimiento del conflicto armado y la violencia durante ese mes, ya que las cifras que se venían manejando
oscilaban entre los 3 y 4 casos mensuales. La situación fue tan grave en ese momento, que la gobernación de
Nariño convocó a un Consejo de Seguridad Extraordinario y la Policía de Nariño, en cabeza del coronel Juan
Rodríguez, informó a los medios de comunicación que se presumía que el aumento en las cifras de asesinatos
en el Puerto de Tumaco y la grave situación de orden público en ese período de tiempo, se debía a ajustes de
cuentas y reorganización de grupos armados y bandas criminales al servicio del narcotráfico; el oficial resaltó
que en ese mes se capturaron 33 personas en total, 11 vinculadas a las BACRIM y 22 presuntos miembros de
las FARC (“Piden blindar a Tumaco contra la violencia”, 23 de diciembre de 2015).
30 Cuando viví en Tumaco, entre 2010 y 2013, desarrollé distintas actividades laborales con varias fundaciones
y organizaciones internacionales que trabajan en la atención y acompañamiento a población víctima del conflicto
armado, especialmente comunidades indígenas y afrocolombianas que viven en zonas rurales del municipio. Es-
tas actividades siempre demandaron que mi lugar de residencia sea Tumaco.
31 Para más información sobre la zona del Sanquianga, remitirse al capítulo I de este estudio.
224
La puerta restringida. Las mujeres afrocolombianas víctimas de Mosquera (Naiño) y su proceso...
reflexiones me hicieron tomar la decisión de hacer el viaje y realizar las entrevistas, con
el propósito de visibilizar de alguna manera lo que las personas de estos municipios
viven diariamente respecto de su situación de exclusión y abandono históricos, que
se ha visto agravada por el conflicto armado, que provoca constantes vulneraciones a
los derechos humanos que no cuentan con la protección real del Estado. Así, después
de hacer algunas llamadas a amigos y amigas que viven en Tumaco, e indagar sobre la
situación de orden público, además de conseguir un hospedaje en casa familiar, decidí
viajar a Mosquera y hacer las entrevistas a todas las personas que aceptaron ayudarme
con este estudio.
Salí de Pasto hacia Tumaco el 27 de diciembre, en un viaje de siete horas. Llegué al
Puerto en la tarde y me hospedé en casa de amigos que tienen familiares en Mosquera,
con el fin de evitar “sospechas” y simular que sería un viaje familiar y turístico de fin de
año. La salida de Tumaco a Mosquera la hice el 28 de diciembre a las 6 de la mañana.
Arribé a Mosquera a las 11 de la mañana, de ese día.
1. Mi trayectoria personal en el terreno ahora como trabajo de campo
El proyecto de la Fundación Trust, me llevaron a desarrollar actividades tanto en
Tumaco como en los municipios del Sanquianga, y me han permitido conocer y vivir
el conflicto armado de otra manera, saber que existe y que se transforma, en donde las
comunidades van buscando y encontrando estrategias para sobrevivir y volver a empe-
zar. Así, desarrollé actividades constantes y continuas en cada municipio del proyecto, y
pude incorporar las rutinas propias que se viven en estas comunidades, especialmente
aquellas relacionadas con las víctimas del conflicto armado y los funcionarios del Es-
tado que trabajan con ellas, además de conocer cómo se da la convivencia entre los
grupos armados ilegales que hacen presencia en esta zona y las comunidades, de modo
que pude construir una “lógica de la vida cotidiana [del] mundo social estudiado [y
desarrollar cierto grado de] corresidencia” (Guber, 2004: 124).
Así, esa corresidencia me permitió conocer la experiencia que vivencian las víctimas
del conflicto armado cuando acceden a los dispositivos de atención estatales, como los
previstos en la Ley Nº 1448, identificando las problemáticas a las que las víctimas se
enfrentan frente al dispositivo estatal y sus actuaciones, asunto que quise problematizar a
través del análisis de este estudio, con la realización de dos entrevistas en profundidad que
efectué a mujeres que se definen como afrocolombianas y víctimas del conflicto armado.
2. Las entrevistas con las mujeres: más que hacer preguntas
Las entrevistas realizadas fueron posibles a partir de los lazos de confianza que
generé durante mi actividad laboral como funcionaria de la Fundación Trust, la cual
me permitió acceder a las vivencias de dos mujeres que consintieron responder a las
preguntas realizadas respecto de sus trayectorias de vida, las graves violaciones a los
derechos humanos de las que han sido víctimas en el marco del conflicto armado, la
resiliencia para superar las situaciones traumáticas vividas, y su experiencia frente al
Estado a través de la Ley N° 1448 y la implementación de la política pública para las
víctimas en el país. Es importante indicar que la decisión de realizar las entrevistas en
el Municipio de Mosquera, y no en otro lugar, obedeció a que ese fue el único muni-
cipio en el que, a través de las gestiones de la Fundación Trust, se pudo llevar a cabo
la realización de dos jornadas descentralizadas de atención a víctimas por parte de la
Unidad para la Atención y Reparación Integral a las Víctimas (en adelante UARIV o
225
Sandra Dorado Cadena
Unidad para las Víctimas),32 institución que nunca había estado en Mosquera, debido a
que este municipio no está priorizado en la implementación de la política pública para
las víctimas en la región.33 Por lo tanto la decisión de entrevistar a mujeres de Mosque-
ra se hacía con el propósito de usar esta experiencia de contacto entre la UARIV y el
municipio como parte del trabajo de campo del estudio.
De este modo, las entrevistas se realizaron en espacios de familiaridad, compa-
ñerismo mutuo y mayor seguridad; las personas entrevistadas fueron dos mujeres
afrocolombianas víctimas del conflicto armado, que viven en Mosquera desde hace
varios años, pero que no son naturales de ahí y que se encuentran reconocidas por el
Estado como víctimas a través del Registro Único de Víctimas (RUV) de la Ley N°
1448; además, también busqué entrevistar a una de las funcionarias públicas que tra-
bajó como Enlace de Víctimas en el municipio, entre el 2012 y el 2015, quien accedió
a realizar la entrevista pero que no fue posible efectuar, ya que el barco en el que la
funcionaria viajaba, desde Buenaventura hasta Mosquera, no cumplió con el itinerario
planeado,34 asunto que permite observar cómo las personas que viven en Mosquera
tienen constantes y cotidianos problemas de acceso, comunicación y contacto, ya que la
funcionaría había viajado a Buenaventura por una cita médica, es decir, para acceder a
su derecho a la salud, el cual no está garantizado en el municipio.
Se hicieron sendas entrevistas –de aproximadamente dos horas– a Candy y Soraida,
en sus respectivas viviendas.
1. El caso de Candy
Candy es una mujer que se autorreconoce como afrocolombiana. Tiene 55 años, es ma-
dre de 3 hijas y 1 hijo. Actualmente está casada. Es natural de una vereda (zona rural)
32 Las jornadas descentralizadas de atención a víctimas que realiza la UARIV son actividades que las oficinas
con responsabilidad en cada departamento programan en los municipios donde no existen oficinas de la UARIV.
Estas jornadas se hacen con el propósito de atender a las víctimas en el lugar donde viven y agilizar los trámites
en el marco de la Ley N° 1448 de 2011. En las jornadas descentralizadas un equipo de 10 profesionales de
la Unidad atienden in situ a las víctimas con el fin de que estas no tengan que asumir costos de transporte y
hospedaje para dirigirse a las oficinas de la UARIV. En Nariño, la Oficina Territorial de la Unidad, realiza jornadas
descentralizadas cada 3 meses aproximadamente, y los días en que se realiza la actividad, se puede llegar a
atender a más de 200 víctimas.
33 Para la realización de las jornadas descentralizadas de la UARIV en el Municipio de Mosquera, la Fundación
Trust realizó una reunión con la Oficina Territorial Nariño de la UARIV, que a través de la funcionaria responsable
indicó la imposibilidad de hacer la actividad ya que la Territorial consideraba que en Mosquera “no hay el sufi-
ciente número de víctimas por lo que el Municipio no está priorizado”, además de que veían infructuoso ir hasta
Mosquera “porque ahí no se contaba con energía eléctrica ni internet, por lo que [invitaban] a las víctimas de
Mosquera a acercarse a los puntos de Atención en Tumaco o EL Charco” (UARIV, Territorial Nariño, comuni-
cación personal, 24 de julio de 2013). Esta respuesta institucional llevó a que la Fundación Trust organizara en
alianza con la Personería Municipal, la Secretaría de Gobierno Municipal y las víctimas que se acompañaban
en el proyecto, un derecho de petición dirigido a la señora Paula Gaviria, directora nacional de la UARIV (2012-
2016) con el fin de exigir que la Unidad realice al menos una jornada descentralizada en Mosquera. El derecho
de petición tuvo respuesta en el mes de septiembre de 2013. La primera jornada descentralizada de la UARIV
Territorial Nariño se realizó en Mosquera el 24 y 25 de octubre de ese mismo año atendiendo un total de 150
víctimas (Fundación Trust, 2013. Informe Trimestral de Actividades octubre/diciembre, 2013).
34 Aunque se había confirmado la entrevista desde el 25 de diciembre, al llegar al Municipio me enteré que la
funcionaria no pudo salir de Buenaventura (Municipio en el Departamento de Valle del Cauca), ya que el barco
de carga en el que pretendía viajar aplazó su salida, de modo que la funcionaria apenas llegó a Mosquera el 30
de diciembre de 2015, razón por la que esta entrevista no se pudo realizar.
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La puerta restringida. Las mujeres afrocolombianas víctimas de Mosquera (Naiño) y su proceso...
del Municipio de Mosquera. A los 9 años de edad salió de su vereda hacia la cabecera
municipal de Mosquera para poder terminar sus estudios de primaria básica. Cuando
cumplió 14 años de edad, Candy emigró para la ciudad de Cali, en el Departamento
de Valle del Cauca, con el propósito de continuar sus estudios, pero viajó con una mu-
jer que la contrató como personal del servicio doméstico en calidad de interna, que no
le permitió seguir estudiando. Cuando Candy cumplió 17 años retornó a Mosquera
para poder avanzar en sus estudios secundarios, pero solo hizo dos grados porque en
ese momento conoció a su esposo y emigró nuevamente, esta vez hacia Buenaventura,
en el Departamento del Valle del Cauca, donde permaneció 25 años. Así, Candy nun-
ca pudo terminar sus estudios escolares.
En el 2002, cuando Candy cumplió 25 años de vivir en Buenaventura, fue víctima
de la desaparición forzada de su hija mayor, hecho por el que fue reconocida como
víctima en el marco de la Ley N° 1448. Sin embargo, Candy no sufrió únicamente ese
hecho victimizante, sino que en ese mismo año también fue víctima de amenazas de
muerte que provocaron su desplazamiento forzado hacia Mosquera, hechos que no
quedaron reconocidos en el RUV, ya que el funcionario del Ministerio Público que
atendió a Candy, al momento de la declaración, no le indicó que ella podía declarar
todo lo que le había sucedido, de modo que ella solo registró la desaparición de su hija.
Candy declaró la desaparición de su hija en el 2008, pero fue en el 2011, cuando la
Ley Nº 1448 entró en vigencia, que ella fue reconocida como víctima del conflicto ar-
mado, después de que la Unidad para las Víctimas valorara lo que la Fiscalía dictaminó
en las investigaciones realizadas, las cuales daban cuenta de que se presumía que la hija
de Candy había sido víctima de tortura, asesinato y desmembramiento, por lo cual era
muy difícil encontrar el cadáver, y de que el hecho se tipificaba como desaparición for-
zada. Las investigaciones de la Fiscalía también indicaron que el autor del crimen fue
un grupo paramilitar que, por esos años (2002), había hecho presencia en Buenaventu-
ra, grupo que buscó y asesinó a la víctima por un asunto personal conexo a una relación
privada entre un miembro del grupo y la víctima.
Por otra parte, el desplazamiento forzado que Candy no registró en el RUV fue en
el 2002, ya que después de la desaparición de su hija, ella y su familia recibieron ame-
nazas, que obligaron a Candy, su esposo y su nieta, la hija mayor de la víctima de desa-
parición, a desplazarse hasta Mosquera. Según el relato de los hechos victimizantes que
hace Candy, ella destaca que después de los hechos de desaparición, amenazas y despla-
zamiento forzado, su “familia se dispersó y nunca volvió a ser la misma”, porque desde
entonces, ella, su esposo y una nieta viven en Mosquera, mientras que sus otro hijos
están repartidos entre Cali y Bogotá, y solo se ven en diciembre cuando ella viaja a Cali.
A la fecha de la realización de la entrevista (2015) Candy está temerosa por los re-
sultados de lo que pueda suceder con la firma de los Acuerdos de Paz entre el gobierno
de Juan Manuel Santos y las FARC, y aunque reconoce que es un paso importante pa-
ra el país, teme que se repita lo que pasó con la desmovilización de los grupos parami-
litares de las AUC, y que en Mosquera los grupos armados ilegales relacionados con el
narcotráfico se enfrenten entre sí, de modo que está considerando volver a desplazarse,
esta vez, a Palmira, en el Departamento del Valle del Cauca.
Además, Candy fue víctima al quedar “en medio del fuego cruzado” en varios en-
frentamientos entre paramilitares y las FARC entre 2007 y 2011, en el Municipio de
227
Sandra Dorado Cadena
Mosquera, hechos que tampoco han sido declarados ante el RUV porque, según indica,
“solo hasta hace poco [2013] me enteré que eso también entra en la 1448” ya que son
hechos victimizantes reconocidos por la ley.
Candy y su familia recibieron la indemnización económica, una de las medidas de
reparación de la Ley N° 1448, por la desaparición de su hija en el 2013. La indemni-
zación llego a través de una carta-cheque que se le entregó a Candy sin ningún otro
proceso relacionado a la rehabilitación, o garantías de no repetición.
2. El caso de Soraida
Soraida es una mujer que se autorreconoce como afrocolombiana. Tiene 38 años, es
madre de 3 hijas y 4 hijos. Convive con su pareja. Es natural de una vereda (zona rural)
del Municipio de Olaya Herrera, municipio limítrofe con Mosquera. En su infancia y
adolescencia, Soraida solo estudió los dos primeros años de la primaria básica, estudios
que hizo en su vereda pero que abandonó porque la situación económica de su familia
la obligaron a buscar trabajo en la cabecera municipal de Olaya Herrera como personal
del servicio. Soraida trabajó desde los 12 años con diferentes familias de la cabecera
municipal, incluyendo profesores foráneos que llegaban al municipio. Cuando Soraida
cumplió 28 años de edad, retomó sus estudios a partir de la siguiente reflexión: “des-
pués de haber trabajado y haber tenido todos mis hijos, y al ver que sin estudios uno
no puede salir adelante, me animé a estudiar de nuevo”. El proceso de estudios de
Soraida ha sido intermitente debido a que ella debe combinar las actividades escolares
propias con las de sus hijos, además de trabajar y encargarse de las tareas de cuidado
en el hogar y las actividades comunitarias. Al momento de realizar la entrevista (2015)
Soraida aún está estudiando, y espera cursar el último año del secundario en el 2016.
Según cuenta Soraida, ella ha trabajado desde niña, siempre en tareas asociadas
al servicio doméstico, el cuidado de menores y la preparación de alimentos. Cuando
Soraida cumplió 18 años de edad (1995) emigró hacia la ciudad de Cali, en el Depar-
tamento de Valle del Cauca, después de separarse de su primera pareja, con quien tuvo
su primer hijo. El viaje a Cali se realizó porque una familia de esa ciudad contactó
a Soraida para que ella trabaje en el servicio doméstico. Soraida aceptó con el fin de
poder trabajar y enviar dinero para la manutención de su hijo, a quien tuvo que dejar
en Olaya Herrera con su madre (abuela del niño). Cuando Soraida cumplió cuatro
años de vivir en Cali, regresó a Olaya Herrera con el fin de trabajar en el Río Patía, en
el Departamento de Nariño, en la cocina de una empresa de extracción de madera en
la zona rural. En este trabajo, Soraida conoció a su segunda pareja, con quien emigró a
Cali. Su primer hijo continuó viviendo con la abuela materna en Olaya Herrera, mien-
tras que Soraida viajó a Cali por segunda vez y tuvo a su segundo hijo y una hija.
En 1999, Soraida fue víctima de su primer desplazamiento forzado, ya que vivía
en un barrio en la ciudad de Cali que fue ocupado por paramilitares, quienes sacaron a
Soraida y a su familia junto a otras familias con el fin de habitar las viviendas. En este
desplazamiento Soraida se separó de su pareja y emigró a Yumbo, municipio cercano
a Cali, con su hijo e hija. Luego, Soraida regresó a Olaya Herrera para buscar a su pri-
mer hijo y llevárselo a Yumbo, pero Soraida encontró que su primera pareja y padre del
primer hijo había retirado al niño de la casa materna de Soraida y se lo había llevado
a la región de los Llanos Orientales (oriente colombiano), traslado que se efectuó sin
228
La puerta restringida. Las mujeres afrocolombianas víctimas de Mosquera (Naiño) y su proceso...
previo aviso y consentimiento de Soraida, lo que implicó que ella no vea ni hable con
su hijo por varios años.
En este período (entre el 2001 y 2002), Soraida sale de Yumbo por su situación
precaria, y se traslada a varios lugares del país con el fin de conseguir trabajo. Primero
emigra a Bogotá, la capital de Colombia, luego a Neiva y, por último, vuelve a Cali,
siempre con su hijo e hija. Finalmente, en el 2003, Soraida decide volver a Olaya He-
rrera con el fin de recuperar a su primer hijo, quien vive en ese municipio pero ahora
con la abuela paterna.
En el 2003, Soraida decidió regresar a Olaya Herrera con algunos ahorros conse-
guidos a lo largo de su vida para establecerse ahí, pero el barco en el que viajaba tuvo
un accidente y naufragó, de modo que ella perdió todo, ante lo cual decidió volver a su
vereda natal con todos sus hijos y no volver a salir. Sin embargo, en ese mismo año, a
finales del 2003, a la vereda llegó un grupo paramilitar que se enfrentó con la guerrilla
de las FARC, y Soraida y su familia tuvieron que desplazarse forzadamente. Es im-
portante decir que Soraida y su familia intentaron evitar el desplazamiento, pero los
enfrentamientos duraron más de una semana, así que se vieron obligados a trasladarse
a la cabecera municipal de Mosquera, lugar en donde vive hasta la actualidad (2016).
Sobre los hechos victimizantes de su segundo desplazamiento forzado en el 2003,
Soraida cuenta que:
Cuando yo llego [a la vereda], al tiempito se armó el problema, porque en la vereda de más
arriba llegaron los paramilitares a querer tener el negocio [del narcotráfico] y se enfrentaron
con la guerrilla [FARC]. Entonces la balacera empezó en la vereda de más arriba, pero con los
días se fue bajado hasta donde nosotros; hasta que el 21 de agosto de 2003 los paramilitares,
al sentirse vencidos [por las FARC], llamaron [a] más hombres, y en ese día ¡vea! fue tremen-
do. Llegaron más “paracos”35 en canoas y por tierra, y llenaron la vereda y se armó la guerra.
Nosotros llamamos a los soldados [del Ejército de Colombia] que estaban en la cabecera
municipal de Olaya Herrera, y el Ejército llegó, pero cuando llegó esa gente [los paramilitares]
se escondieron y se calmó todo, y a los días que el Ejercito se fue, la guerra continuó. Salían
de todas partes [paramilitares y guerrilla], del monte, de las casas, del río y mataban a quien
fuera, civiles, Ejército y entre ellos. Entonces, el Ejército no quiso subir más a la vereda, y re-
partieron armas a los hombres de la vereda para que cada quien se defienda como pueda. En
ese tiempo hubo desaparecidos los que quiera (…) cada vez las cosas se empeoraban, hasta
que el 23 de agosto hubo un enfrentamiento muy fuerte, y unos “paracos” nos fueron a decir
que nos vayamos o que nos mataban, y ahí salimos para acá para Mosquera (…) Acá no nos
recibieron bien, porque unos decían que habíamos salido porque éramos guerrilleros, otros
decían que era porque nos habían fumigado la coca y nadie nos creía, hasta que el Ejército de
Olaya Herrera se comunicó con los soldados de acá [Estación en Mosquera] y les explicó que
nosotros si éramos desplazados por la violencia. No todos se vinieron para acá, unas familias
se fueron para Tumaco, otras para Pasto, otras para Cali. Nosotros nos vinimos acá porque
teníamos unos familiares que podían ayudarnos aunque sea los primeros días, pero nos vi-
nimos sin nada, ni ropa, ni nada y con mucho miedo, eso uno no hablaba nada de lo que le
pasó a nadie, porque sabíamos que esa gente [paramilitares] donde se enteraban que uno
hablaba lo mataban.
Soraida fue víctima de desplazamiento forzado junto con otras familias en el 2003,
tiempo en el cual la Ley N° 1448 aun no existía. Entonces la declaración que ella
35 “Paracos” es un nombre coloquial que se usa para denominar a los paramilitares en Colombia.
229
Sandra Dorado Cadena
realizó y la ayuda que recibió se enmarcaron en la Ley N° 387 de 1997,36 norma que es
retomada por la Ley Nº 1448, así que Soraida aparece en el RUV por el hecho victimi-
zante del desplazamiento forzado en el contexto de un desplazamiento masivo (más de
50 personas). Soraida declaró su desplazamiento forzado en el 2003 ante el Ministerio
Público a través de la Personería Municipal de Mosquera, y por la Ley N° 387 de 1997
recibió las ayudas humanitarias de emergencia a las que tenía derecho.
Al momento de la entrevista (2015), Soraida solo ha recibido ayudas humanita-
rias de tipo asistencial, y la Unidad de Víctimas rechaza sus solicitudes para recibir la
indemnización, una de las maneras de la Reparación, debido a que hay información
errada respecto de la conformación de su núcleo familiar, por lo cual Soraida ha te-
nido que desplazarse a diferentes lugares desde el 2003 para buscar ayudas y otras
oportunidades laborales. Actualmente, Soraida tiene siete hijos y vive con su actual
pareja, que no es padre de ninguno de sus hijos, así que la manutención de los niños
depende exclusivamente de Soraida. La actual pareja de Soraida es un hombre natural
de Mosquera que también se vio obligado a desplazarse forzadamente de su vereda por
constantes enfrentamientos entre las FARC y el Ejército, en el año 2014. La pareja de
Soraida declaró en el 2014, pero a la fecha de la entrevista (diciembre de 2015) aún se
encuentra esperando la decisión que toma la Unidad para las Víctimas respecto de su
caso, por lo que aún no es reconocido como víctima y no puede acceder a ningún dere-
cho en el amparo de la ley.
Las narrativas que las mujeres hacen de sus casos, de sus trayectorias, sus hechos
victimizantes y su relación con el Estado a través de la Ley N° 1448, conllevan la
necesidad de comprender la situación de interseccionalidad que ellas tienen, expe-
rimentando múltiples identidades que derivan de sus relaciones sociales, históricas y
de subordinación.
36 La Ley N° 387 de 1997 es la ley por la cual el Estado colombiano adoptó medidas para la prevención del
desplazamiento forzado, la atención, protección, consolidación y estabilización socioeconómica de los despla-
zados internos por la violencia en la República de Colombia. Esta ley contemplaba la declaración del hecho
victimizante por parte de la víctima, quien al ser incluido en la Red Nacional de Información para la Atención a
la Población Desplazada (RNIAPD) tenía derecho a recibir una ayuda humanitaria de emergencia y luego a vin-
cularse a diferentes planes y proyectos en el marco de la política pública de atención a la población en situación
de desplazamiento. La Ley N° 387 de 1997 es la base normativa para muchos aspectos que retoma la Ley N°
1448 de 2011, entre esos aspectos esta lo relacionado al sistema de información, en donde el RNIAPD es inte-
grado al nuevo sistema de la Ley N° 1448, el RUV, por lo que las personas que declararon su desplazamiento y
se registraron en el marco de la Ley N° 387/97 quedan automáticamente incluidas en el RUV.
230
Capítulo 3
231
Sandra Dorado Cadena
(…) las mujeres pueden verse limitadas por la falta de remedios y mecanismos de denuncia de la
discriminación a causa de impedimentos por razón de sexo, tales como los prejuicios de género
en el ordenamiento jurídico y la discriminación de la mujer en la vida privada (CERD, 2000: 1).
Por otra parte, en cuanto a la relación entre la Ley N° 1448 y las situaciones de dis-
criminación en su implementación, el “Proyecto de recomendación general Nº 28 rela-
tiva al artículo 2 de la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discrimi-
nación contra la mujer” (CEDAW, 2010) aclara el concepto de discriminación indirecta:
(…) cuando una ley, una política o una práctica parece ser neutra por cuanto se refiere tanto a
los hombres como a las mujeres, pero en la práctica tiene un efecto discriminatorio contra la
mujer porque las desigualdades preexistentes no se han tenido en cuenta en la medida apa-
rentemente neutra. Además, la discriminación indirecta puede exacerbar las desigualdades
existentes por la falta de reconocimiento de los patrones estructurales e históricos de discrimi-
nación y el desequilibrio de las relaciones de poder entre la mujer y el hombre (CEDAW, 2010:
4-5).
Concepto que resulta muy importante para examinar muchas de las situaciones
descriptas por las mujeres víctimas en el capítulo II de este estudio, ya que es una
perspectiva válida para enfocar la relación entre las mujeres víctimas y los funcionarios
públicos, tema que se desarrollará con profundidad en el capítulo IV.
37 La Ley N° 387 de 1997 de Colombia es la ley por la cual se adoptan medidas para la prevención del des-
plazamiento forzado y se reglamentan los mecanismos de atención, protección, consolidación y estabilización
socioeconómica de los desplazados internos.
38 La Ley N° 975 de 2005 de Colombia es la ley por la que se dictan disposiciones para la reincorporación de
miembros de grupos armados organizados al margen de la ley, marco legal que permitió el proceso de desmo-
vilización de los grupos paramilitares y que otorgó algunas medidas de indemnización para las víctimas de estos
grupos. La Ley N° 975 de 2005 ha tenido fuertes y constantes críticas tanto del Movimiento de Víctimas como
de algunas organizaciones internacionales por considerarse una ley de impunidad. Para ampliar esta información
sobre la Ley N° 975 de 2005 y las críticas de las que ha sido objeto, leer en el capítulo de contexto de este estu-
dio, el aparte sobre paramilitarismo y el proceso de desmovilización de este grupo armado ilegal.
232
La puerta restringida. Las mujeres afrocolombianas víctimas de Mosquera (Naiño) y su proceso...
39 El listado sobre hechos victimizantes que reconoce la Ley N° 1448 se extrae de los informes de caracteriza-
ción publicados por la Red Nacional de Información de la UARIV, para mayor información ver: http://rni.unidad-
victimas.gov.co.
233
Sandra Dorado Cadena
tenga un impacto real en la vida de las víctimas en medio de un conflicto armado que
aún persiste y que hace más difícil el éxito de [su] aplicación” (PNUD, 2011: 4).
Los artículos 6 y 13 de la Ley N° 1448 dieron lugar para que a partir de esta nor-
ma todas las medidas previas y existentes que identifican a las mujeres víctimas del
conflicto armado como sujetos de especial protección, especialmente lo que indica el
Auto 092 del año 2008 de la Corte Constitucional,41 se consoliden en el principio de
enfoque diferencial, enfoque que se implementa en la política pública para las víctimas
a través de lo que la ley denominó el Subcomité de Enfoque Diferencial, espacio de ar-
ticulación interinstitucional responsable de velar la incorporación del enfoque de dere-
chos humanos de las mujeres en todas sus actuaciones (artículo 212, Ley N° 1448/11).
Además, la UARIV, entidad creada por la ley para la implementación de la política pú-
blica, creó el Grupo de trabajo de mujeres y género, dependencia de la UARIV encar-
gada de visibilizar y transversalizar el enfoque de género en todos los procesos de aten-
ción, asistencia y reparación integral a las víctimas en la entidad (UARIV, 2015b: 22).
De esta manera, el enfoque de género en la Ley N° 1448 y en la política pública
de atención y reparación a las víctimas quedó incorporado como un eje dentro del
enfoque diferencial, y no como un tema estructural que merece una atención particular,
dado que más de la mitad de las víctimas del país son mujeres (RNI, 2016c), por lo que
es posible indicar que la inclusión del enfoque de género en la Ley N° 1448 y en la po-
lítica pública para las víctimas es débil y está planteada desde lo formal, mas no en su
implementación técnica de manera efectiva.
40 El artículo 6 de la Ley N°1448 habla de la igualdad respecto de que “las medidas contempladas en la presen-
te ley serán reconocidas sin distinción de género, respetando la libertad u orientación sexual, raza, la condición
social, la profesión, el origen nacional o familiar, la lengua, el credo religioso, la opinión política o filosófica”.
41 El Auto 092 de 2008 es un auto de seguimiento a la Sentencia T-025 de 2004 emitido por la Corte Constitu-
cional, por el cual se adoptan medidas para la protección de mujeres víctimas del desplazamiento forzado por
causa del conflicto armado.
234
La puerta restringida. Las mujeres afrocolombianas víctimas de Mosquera (Naiño) y su proceso...
Otra característica que tiene la Ley Nº 1448, y que se destaca como un aspecto im-
portante, es que formalmente incluye un enfoque étnico especial para pueblos y co-
munidades indígenas, afrocolombianos y rom, aspecto que se tiene en cuenta en este
estudio porque se hace sobre un grupo poblacional de Mosquera, autorreconocido
como afrocolombiano.
El artículo 250 de la Ley N° 1448 dio facultades extraordinarias al presidente de
la República para que dentro de los seis meses consecutivos a la promulgación de la
norma se expida por medio de decretos con fuerza de ley “la regulación de los derechos
y garantías de las víctimas pertenecientes a pueblos y comunidades indígenas, rom y
negras, afrocolombianas, raizales y palenqueras” (Ministerio del Interior, 2012: 7), por
lo que en diciembre de 2011, el Gobierno nacional expidió tres decretos ley étnicos: el
Decreto Ley 4633 para comunidades indígenas, el Decreto Ley 4635 para comunida-
des afrodescendientes y el Decreto Reglamentario 4633 para comunidades rom.
Estos decretos ley tienen por objetivo regular los derechos y las garantías de las
víctimas pertenecientes a estos pueblos y comunidades, de acuerdo con sus usos y
costumbres, y generar un marco legal para que la política pública para las víctimas se
235
Sandra Dorado Cadena
42 Para conocer las definiciones de Consejo comunitario y los aspectos más relevantes sobre la Ley N° 70 de
1993, ver en el capítulo de contexto, la sección “El Departamento de Nariño: rasgos generales”.
236
Capítulo 4
LA PUERTA RESTRINGIDA
237
Sandra Dorado Cadena
El Comité Ejecutivo para la Atención y Reparación a las Víctimas (en adelante, Comi-
té Ejecutivo) es un espacio de interlocución y articulación entre las distintas entidades
de carácter nacional con responsabilidades para la implementación de la política públi-
ca de víctimas. El Comité Ejecutivo es la máxima instancia de decisión del SNARIV
(artículo 165, Ley N° 1448/11), y está conformado por el presidente de la República,
los Ministerios del Interior y Justicia, Hacienda y Crédito Público, y Agricultura y
Desarrollo Rural, además del Departamento Nacional de Planeación, la Agencia Presi-
dencial para la Acción Social y la Cooperación Internacional y la Unidad para la Aten-
ción y Reparación Integral a las Víctimas (Ministerio del Interior, 2012: 78).
Según el artículo 165 de la Ley N° 1448, el objetivo del Comité Ejecutivo es ma-
terializar los derechos a la verdad, la justicia y la reparación integral a través del diseño
y adopción de las políticas, estrategias, planes, programas y proyectos para la atención,
asistencia y reparación integral a las víctimas, además de aprobar el Plan Nacional de
Atención y Reparación Integral y gestionar los recursos económicos necesarios para su
implementación (Ministerio del Interior, 2012: 79).
238
La puerta restringida. Las mujeres afrocolombianas víctimas de Mosquera (Naiño) y su proceso...
Por otra parte, es importante aclarar que a partir de la Ley N° 1448, las Unidades
de Atención y Orientación para las Víctimas (UAO) (Ley N° 387/97) se denominaron
como Centros Regionales de Atención y Reparación, los cuales en el uso cotidiano
de las víctimas siguen siendo identificadas como UAO. Los centros regionales son
espacios donde se articula y reúne toda la oferta institucional para la atención de las
víctimas “de tal forma que [las víctimas] solo tengan que acudir a estos centros para ser
informadas acerca de sus derechos y remitidas [a las distintas dependencias] para acce-
der de manera efectiva e inmediata a las medidas de asistencia y reparación consagra-
das en la ley [1448]” (Ministerio del Interior, 2012: 81), los centros regionales reúnen
en un solo lugar a distintos funcionarios/as de varias dependencias con responsabilida-
des ante la Ley N° 1448. Pero los centros regionales no existen como tal en todos los
municipios del territorio nacional, con lo cual la política no se implementa de manera
igual para todas las víctimas, como es el caso de Mosquera, donde no existe un centro
regional y el más cercano se encuentra en Tumaco.
La UARIV, además de tener una sede central en Bogotá, funciona a través de distintas
unidades territoriales que se ubican en diferentes departamentos del país. Las unidades
territoriales, son dependencias de la UARIV nacional y funcionan en los territorios in
situ para ejecutar y monitorear la implementación de la política pública de atención y
reparación a las víctimas. Las unidades territoriales fueron creadas en función de lo que
la Ley N° 1448 denominó la desconcentración (artículo 169, Ley N° 1448/11) y el prin-
cipio de coordinación y articulación nación-territorio (artículo 172, Ley N° 1448/11).
Sobre la desconcentración, la ley no da mayores explicaciones, mientras que sobre la
coordinación y articulación nación-territorio, la ley indica, en su artículo 172, que:
[La UARIV debe] diseñar con base en los principios de coordinación, concurrencia y subsi-
diariedad, establecidos en la Constitución Política [de Colombia de 1991], una estrategia que
43 Algunas líneas estratégicas importantes de la UARIV en el proceso de registro de las víctimas son: a) Ga-
rantizar la operación de la Red Nacional de Información; b) Implementar y administrar de manera adecuada el
Registro Único de Víctimas; c) Realizar la valoración de las víctimas para acceder al Registro Único de Víctimas
(artículo 65, Ley N° 1448/11); d) Crear, fortalecer, implementar y gerenciar los Centros Regionales de Atención y
Reparación, y las Unidades Territoriales; e) Implementar acciones para garantizar la atención oportuna e integral
en la emergencia de los desplazamientos masivos que se componen de más de 50 personas; entre otras (artícu-
lo 168, Ley N° 1448/11).
239
Sandra Dorado Cadena
Sin embargo, esta relación nación-territorio, que se establece como la base para el dise-
ño e implementación de la Ley N° 1448 y de la política pública de atención y reparación a
las víctimas, no es efectiva en lo sustantivo, ya que en la práctica la ley y la política pública
se implementan de manera centralista, en donde el Comité Ejecutivo del SNARIV y la
sede nacional de la UARIV concentran todas las decisiones respecto de la formulación y la
implementación de la norma y la política pública, delegando en las unidades territoriales
responsabilidades y funciones que apuntan más a lo operacional y no a lo estructural, co-
mo se pudo observar cuando se analizó, en el capítulo III de este estudio, las características
de esta política pública respecto de la implementación y la perspectiva de género, ya que
los dos espacios de decisión que tiene la política pública funcionan desde la capital del país,
además los espacios que articulan y velan por la inclusión de un enfoque de género, tam-
bién funcionan centralizados, sin oficinas o delegados en los territorios.
De este modo, es evidente que la Ley N° 1448, y la política pública para las víctimas,
funciona con criterios centralistas afectando de manera grave el acceso de las víctimas a
sus derechos, especialmente aquellas víctimas que pertenecen a grupos y colectivos que
viven en regiones apartadas y que históricamente han sido objeto de exclusión y des-
igualdad estructural, como el caso de las zonas rurales del Pacífico colombiano, donde se
ubica Mosquera, zona en la que, por ejemplo, todas las solicitudes de registro que hacen
las víctimas deben diligenciarse físicamente, debido a que en el municipio no hay energía
eléctrica permanente ni teléfono, internet o fax, por lo cual los registros de las víctimas
se hacen de manera física y deben ser enviados hasta las oficinas de la UARIV por mar y
tierra, provocando que, en muchas ocasiones, estos formularios se pierdan, afectando los
trámites de las víctimas e implicando que las víctimas tengan que hacer el mismo trámi-
te en más de una ocasión generando revictimización por parte del dispositivo estatal.
La Ley N° 1448, antes que aplicar un enfoque nación-territorio o diferencial, se
implementa desde nociones centralistas que llevan a aplicar la igualdad formal en con-
textos de desigualdad estructural, provocando mayor desigualdad y exclusión, afectado
de manera definitiva los derechos de ciertos grupos o comunidades, tal como se obser-
va en el aparte de la entrevista a Soraida, quien por su desplazamiento forzado tuvo
que trasladarse hasta Pasto, la capital del departamento, asumiendo todos los gastos y
dificultades que esto conlleva (como se describió en el capítulo I), con el fin de acceder
a algunas medidas de ayuda para ella, como mujer madre cabeza de hogar, desplazada y
con siete hijos:
Entrevistador: ¿Alguna vez en su vida se ha sentido discriminada?
Soraida: Sí. Vea, cuando yo me fui a Pasto,44 yo ya tenía mis siete hijos y me fui con todos,
yo ya era desplazada y andaba buscando ayuda, entonces yo no conocía Pasto y llegué allá
a un albergue, porque la Fundación Global Humanitaria me mandó para allá. El albergue lo
44 Pasto es la capital del Departamento de Nariño. Está ubicada en la zona de la cordillera. El 98% de la pobla-
ción de Pasto se autorreconoce como mestiza, el 1% como afrodescendiente y el 1% como indígena. En Pasto,
con frecuencia se han dado manifestaciones de discriminación relacionadas con las características de racialidad
y etnicidad, en donde las personas afrocolombianas suelen ser ofendidas incluso en público. Un caso que ejem-
plifica estas conductas sucedió en el 2012, cuando la División Mayor del Futbol Colombiano (Dimayor) impartió
240
La puerta restringida. Las mujeres afrocolombianas víctimas de Mosquera (Naiño) y su proceso...
administraban unas monjas, entonces cuando el plazo de hospedaje se cumplió, las monjas
me dijeron que tenía que desocupar. Resulta que yo había conseguido una plata porque fui
a unas oficinas del Ministerio de Transporte y conté lo que me paso, y me habían ayudado
regalándome un dinero para que me pueda ir a un hotel con mis hijos. Entonces cuando yo
me iba del albergue, agarré mis cosas y empaqué y la plata que conseguí no estaba, porque
las monjas me habían rebuscado en las maletas. Entonces yo dije: “me robaron”, y empecé
a preguntarles a todos los que estábamos en el albergue, y me fui al comedor y me puse a
llorar, entonces la cocinera de ahí del albergue me preguntó qué le pasa, y le conté. En esas
una monja me agarra de la mano, pero duro, y me dijo “¡venga para acá!” Y me haló, y me dijo
“¿qué es que le pasa, por qué llora?” Entonces yo le dije que me robaron lo del hotel. Entonces
la monja llamo a otra y las dos me dijeron “tome ahí está su plata y deje de estar haciendo
escándalo, la plata se la sacamos nosotros porque pensamos que usted se la había robado” y
yo les dije “¡qué!” y les mostré el papelito que me habían dado allá en la oficina de transporte
donde decía que era una donación. Yo creo que las monjas creyeron que yo me había robado
esa plata porque yo era desplazada y negra.
por primera vez en la historia del fútbol colombiano, una sanción a un equipo por actos de discriminación racial
(“Deportivo Pasto sancionado por actos de racismo”, 21 de marzo 2012, El Espectador).
241
Sandra Dorado Cadena
de las víctimas para que puedan ser evaluadas e inscriptas en el respectivo registro;
asimismo, el seguimiento de la normativa promulgada a favor de los derechos de las
víctimas del conflicto armado (Procuraduría General de la Nación, 2012: 6).
Las nuevas obligaciones legales que otorgó la Ley Nº 1448 al Ministerio Público
implicaron cambios al interior del órgano de control y obligó a que se fortalezcan las
relaciones de coordinación entre las personerías municipales, la Defensoría del Pueblo
y la Procuraduría General, además que la Procuraduría en conjunto con la Defensoría
tuvieron que impartir nuevas directrices a sus funcionarios para que la atención a las
víctimas del conflicto armado sea oportuna y eficaz, y que se realicen las inscripciones en
el Registro Único de Victimas, por lo que la Procuraduría General de la Nación en con-
junto con la Defensoría del Pueblo emitió la Directiva Conjunta 004 de 2012, en las que
los funcionarios deben tener en cuenta lo siguiente a la hora de recibir las declaraciones
de las víctimas para el registro: 1) No podrán exigir documentos o pruebas, salvo los que
la víctima pueda aportar de manera sumaria; 2) Se deberá garantizar la confidenciali-
dad, reserva y seguridad de la información y abstenerse de utilizarla para otros fines; 3)
Deberán entregar constancia de la toma de declaración a la víctima y enviar el original
junto con los documentos aportados por la persona declarante al siguiente día hábil de
la recepción a la Unidad para las Victimas. 4) Deberán aplicar los criterios de enfoque
diferencial incluido el de género y de etnia (Procuraduría General de la Nación, 2012).
Por lo anterior, la Ley Nº 1448 asignó al Ministerio Público en su conjunto (Procu-
raduría, Defensoría y Personerías) como único ente responsable de atender y orientar a
las víctimas para recibir su declaración sobre los hechos victimizantes ocurridos y tomar
la solicitud de ingreso al Registro Único de Víctimas a través del diligenciamiento del
formulario único de declaración (FUD), formulario diseñado por la UARIV, en el que
se indaga sobre la situación de la víctima y su familia, de modo que el Ministerio Públi-
co es la primera institución que las personas que quieren ser reconocidas como víctimas
del conflicto armado encuentran al iniciar su proceso en el marco de la Ley N° 1448.
Respecto de la presencia institucional del Ministerio Público en el país, es impor-
tante señalar que, tanto la Procuraduría General de la Nación como la Defensoría del
Pueblo, funcionan cada una con sede central en Bogotá y con dependencias territoria-
les en cada departamento de Colombia; mientras que las personerías son de carácter
municipal, por lo que hay una en cada municipio del país, asunto que significa que las
víctimas del conflicto armado tienen más contacto con las personerías, pues son el úni-
co ente del Ministerio Público que hace presencia in situ en todo el territorio nacional.
Pero a pesar de que las personerías son esa “puerta de entrada” más recurrente para
que las víctimas declaren y accedan al Registro Único de Víctimas, el informe de la
Federación Nacional de Personeros (2013) indica que en Colombia las personerías
municipales son el eslabón más débil dentro del Ministerio Público, ya que estas tuvie-
ron que asumir las nuevas funciones, asignadas por la Ley de Víctimas, con los mismos
recursos económicos y profesionales que venían manejando anteriormente, situación
que ha afectado de manera negativa la adecuada atención a las víctimas del conflicto
armado en Colombia:
[En algunos municipios del país, sobre todo aquellos ubicados en zonas rurales] el proceso de
atención [para el registro de las víctimas] inicia con la entrada de la víctima al despacho del per-
sonero municipal, en donde es posible que [la víctima] deba hacer una fila y esperar un tiempo
242
La puerta restringida. Las mujeres afrocolombianas víctimas de Mosquera (Naiño) y su proceso...
para ser atendida, cuando no, tomar un turno para un día posterior, situación que revictimiza a
las víctimas, cuando estas provienen de zonas rurales y apartadas, y no tienen recursos econó-
micos para volver [a la Personería] (Federación Nacional de Personeros, 2013: s.p.).
Pero estas dificultades en el proceso no terminan ahí. El informe además señala que
en muchas personerías no hay una silla para atender a las víctimas y la víctima decla-
rante y sus acompañantes, que por lo general son niños o personas a su cuidado, deben
esperar afuera de la personería y de pie. Situación que se repite en el caso de Mosquera,
donde la Personería Municipal no cuenta con los medios tecnológicos, los recursos lo-
gísticos y humanos suficientes para atender a las víctimas, no cuenta con fluido eléctrico
permanente ni internet (al igual que todo el municipio), y su infraestructura física cons-
ta de una pequeña oficina de madera, sin espacio suficiente para atender a las víctimas,
las cuales deben esperar de pie y afuera mientras llega su turno para la atención.
Además, en la Personería de Mosquera solo trabajan dos funcionarios públicos: el
personero municipal y su secretaria, personal insuficiente para que la personería ofrez-
ca una atención adecuada a las víctimas, y al mismo tiempo responda a las demás fun-
ciones naturales que tiene como Ministerio Público en el municipio. Por otra parte, la
Personería de Mosquera no cuenta con la asignación presupuestal suficiente para aten-
der los requerimientos de la Ley N° 1448 y cumplir con el envío de las solicitudes que
hacen las víctimas de manera inmediata, tal como lo indica la Circular 004 de 2012 de
la Procuraduría General, cuando dice: “[los funcionarios públicos] deberán entregar
constancia de la toma de declaración a la víctima y enviar el original de la declaración
junto con los documentos aportados por la persona declarante al siguiente día hábil de
la recepción a la Unidad Administrativa para la Atención y Reparación Integral a las
Victimas” (Procuraduría General de la Nación, 2012: 8).
En la localidad de Mosquera, para que las solicitudes lleguen a la Unidad para las
Víctimas, los documentos deben viajar primero por mar y luego por carretera, ocasio-
nando altos costos en cada envío,45 por lo que en el trabajo de campo realizado entre
2013 y 2014, se observó que en muchas ocasiones el personero, o su secretaria, debió
asumir los costos de envío de manera personal, asunto que llevó a que los funcionarios
decidan acumular cierta cantidad de solicitudes de registro (de hasta 15 días) con el fin
de hacer un solo paquete de documentación, y de esta manera minimizar los costos de
correo postal demostrando la aguda debilidad estatal y del aparato institucional que tie-
ne la política pública para las víctimas desde el primer momento de su implementación.
45 Los costos de envío de documentos desde Mosquera hasta Tumaco (mar) y luego desde Tumaco hasta
Pasto (carretera) pueden oscilar entre los 10 y 20 dólares. Se toma como base el precio del dólar en el primer
semestre de 2016 con respecto al peso colombiano.
243
Sandra Dorado Cadena
que en cada alcaldía municipal del país se cuente con un funcionario al que se denomi-
nó “enlace municipal de víctimas”, el cual debe ser:
[El] interlocutor natural [entre] el Ministerio Público, la Mesa de Participación de Víctimas muni-
cipal y la Unidad para las Víctimas y la Alcaldía Municipal [con el propósito de] transmitir la in-
formación al alcalde, a los secretarios de despacho y en general a los funcionarios que tienen
que ver de una u otra forma con la atención y asistencia a las víctimas (UARIV, 2016. Comuni-
cado en línea: “Segundo grupo de enlaces municipales se capacitó”).
En consonancia con lo anterior, los enlaces de víctimas deben ser personas con
cierta experticia en el manejo de herramientas técnicas y de planeación, que les per-
mitan cumplir con su rol de articuladores, además de funcionar bajo el amparo de las
alcaldías municipales, las cuales deben garantizar las herramientas logísticas necesarias
para el desempeño de sus funciones, y ser capacitados constantemente por la UARIV
para que estén actualizados en las directrices que se emanan desde el SNARIV, la Uni-
dad para las Víctimas y el Ministerio Público.
Sin embargo, y a pesar de la importancia que tienen los enlaces de víctimas, estos no
han tenido el suficiente apoyo por parte de la institucionalidad, especialmente aquellos
que se encuentran en zonas apartadas como el caso de Mosquera, ya que la UARIV, las
alcaldías y el Ministerio Público, no capacitan y apoyan a los enlaces municipales de ma-
nera adecuada, de modo que en la práctica aspectos como: quién es el enlace de víctimas,
cómo desarrolla sus funciones y con qué herramientas lo hace, han quedado a la discre-
cionalidad del alcalde de turno. Esto fue evidente en el trabajo de campo realizado entre
2013 y 2014, donde se pudo apreciar que la enlace de víctimas municipal (2012-2015)
era una mujer natural del municipio que no podía responder con suficiencia a todas las
funciones que se le exigían, tanto de la UARIV, como del personero municipal y la mis-
ma alcaldía, ya que no contaba con los recursos logísticos y de capacitación necesarios
para llevar a cabo sus funciones de acuerdo a la normativa, debido a que, por ejemplo, la
administración municipal nunca le asignó una oficina dentro de las instalaciones de la
alcaldía, lo que obligó a que la funcionaria siempre realice sus funciones públicas desde
su casa. Además, la funcionaria tuvo que aportar herramientas logísticas como computa-
dor e impresora para el desempeño de sus funciones, y por último, como un aspecto muy
preocupante, la enlace de víctimas de Mosquera (2012-2015) no fue capacitada sobre la
implementación de la Ley Nº 1448 por la UARIV teniendo en cuenta un enfoque dife-
rencial, ya que las capacitaciones que la Unidad para las Víctimas imparte a los enlaces
manejan formatos y metodologías, sin tener en cuenta que muchos enlaces vienen de
diferentes territorios con condiciones logísticas, educativas y de acceso distintas.
En las entrevistas efectuadas se observó que en el caso de la enlace de víctimas de
Mosquera (2012-2015), al ser la funcionaria natural de Mosquera y vivir siempre en el
municipio, ella no tenía la capacitación necesaria para comprender los alcances de la
ley y la política pública, ya que al no contar con acceso a estudios universitarios u otro
tipo de capacitaciones, la funcionaria tuvo muchas más dificultades para relacionarse a
través del lenguaje legislativo, y lo que este implica respecto de otros compañeros enla-
ces de otros municipios, asunto que provocó que la funcionaria y las víctimas de Mos-
quera no contaran con el apoyo y la asesoría necesaria para llevar a cabo los procesos
que la ley demanda, obstaculizando el acceso de las víctimas a sus derechos.
244
La puerta restringida. Las mujeres afrocolombianas víctimas de Mosquera (Naiño) y su proceso...
46 El componente especial étnico y el enfoque diferencial de los que hablan los investigadores, se refieren a los
Decretos Ley étnicos 4633, 4634 y 4635, y el enfoque diferencial descripto en el artículo 13 de la ley, los temas
abordados en el capítulo 3 de este estudio.
47 El proceso de valoración implica que se sume al expediente el cruce de información con otras bases de
datos especializadas, por ejemplo, si se trata de una víctima de una mina antipersonal, se recurre al registro
especializado para constatar las zonas afectadas y los censos con los que se cuenta. Se consultan el Registro
Único de Población Desplazada (RUPD); el Registro Único de Predios y Territorios Abandonados (RUPTA); infor-
maciones catastrales; de la Fiscalía, y en general información previa sobre la víctima en dichas bases. Además,
se tiene en cuenta otro elemento, que se suma al proceso de valoración: el análisis del contexto del conflicto
245
Sandra Dorado Cadena
Fuente: Elaboración propia a partir de los artículos 154, 155, 156 y 157, Ley N° 1448.
Las debilidades que tiene la Personería Municipal como única institución encargada
del registro de las víctimas en Mosquera; las relaciones que se establecen entre las mu-
jeres afrocolombianas víctimas y el funcionario responsable de recibir las declaraciones;
el análisis de las entrevistas realizadas (señalando lo que las mujeres afrocolombianas
víctimas dicen sobre el registro en Mosquera, cómo ven el proceso, las dificultades que
identifican, y las propuestas que hacen para mejorar su implementación en este territo-
rio nacional) es las cuestión que se analiza a continuación.
armado, que recoge información de observatorios de derechos humanos y de otras fuentes de investigación del
conflicto para determinar si los hechos declarados por el solicitante corresponden a zonas en donde hay desa-
rrollo de actividades delictivas en el marco conflicto armado, o si son hechos de conocimiento público (Federa-
ción Nacional de Personeros, 2013).
246
La puerta restringida. Las mujeres afrocolombianas víctimas de Mosquera (Naiño) y su proceso...
48 Para ampliar el contexto geográfico, social y del conflicto armado en Mosquera, remitirse al capítulo I de este
estudio.
247
Sandra Dorado Cadena
49 El acompañamiento de los casos de las víctimas y sus procesos de registro, se hizo en el marco del proyecto
de la Fundación Trust entre 2013 y 2014.
248
La puerta restringida. Las mujeres afrocolombianas víctimas de Mosquera (Naiño) y su proceso...
casos de las víctimas que no recibieron ninguna respuesta de parte de la UARIV, estas
debían continuar esperando al menos 6 meses más (completando 18 meses de espera).
Cuando las solicitudes de las víctimas de Mosquera son denegadas por la UARIV,
una de las funciones que debe cumplir el personero es apoyar a las víctimas para que
estas presenten los recursos que la ley dispone para apelar la decisión, pero en el traba-
jo de campo realizado se pudo observar que esta ayuda fue prácticamente inexistente,
ya que hizo uso de una total discrecionalidad para apoyar a las víctimas que él con-
sideraba “importantes” o “casos que lo justificaban”. Por lo tanto, las víctimas que no
recibieron el apoyo del personero debían acudir a Tumaco o Pasto, situación que dejó
en desventaja a todas aquellas víctimas que no tenían los recursos económicos para rea-
lizar los desplazamientos, que eran la mayoría de personas.
Las mujeres afrocolombianas víctimas del conflicto armado que viven en Mosquera
reúnen varias características de vulneración que se interseccionan y producen mayores
desigualdades y discriminación, ya que muchas de ellas han sido relacionadas con cier-
tos rasgos, atributos y aptitudes que las han mantenido subordinadas y marginalizadas.
Sin embargo, dichas mujeres, por lo general, reciben del dispositivo estatal50 una
atención sin enfoque diferencial, en donde no se tienen en cuenta sus situaciones parti-
culares, y en donde las actuaciones o decisiones de los funcionarios del Estado se basan
en la aplicación de una igualdad formal, que significa mayores obstáculos y discrimina-
ción para ellas.
Por otra parte, el funcionario del Ministerio Público que trabajó en Mosquera
entre 2012 y 2015, fue un varón, abogado, quien no es natural del municipio, ya que
en Mosquera no existe la oferta académica para acceder a la capacitación profesional.
Datos que no son menores, si se tiene en cuenta que en Mosquera predominan las
relaciones entre hombres y mujeres basadas en estereotipos de género, donde ser varón,
profesional y de la zona urbana determina ciertos rasgos asociados con lo positivo y un
mejor estatus para el relacionamiento social, respecto de los imaginarios que circulan
sobre las mujeres víctimas rurales, que suelen estar asociadas a posiciones de subordi-
nación o “menor” estatus social.
A lo anterior se suma que en Mosquera existen muy pocos instituciones del Esta-
do, y las tareas de vigilancia y control de la función pública son casi nulas, provocando
que en el Municipio todo el dispositivo estatal sea débil respecto de una formalización
de acciones y procedimientos, donde predomina, en la práctica, la tradición sobre la
norma, es decir que las cosas se hacen de acuerdo a la discrecionalidad personal de los
funcionarios, y no de acuerdo con un sentido racional del Estado.
Por lo anterior, se puede afirmar que en el caso de Mosquera, las relaciones que se
desarrollan entre el funcionario y la víctima afectan de manera diferencial a las mujeres,
50 Se usa el concepto de Dispositivo Estatal según el concepto de Gilles Deleuze: “[el Estado] es una especie
de ovillo o madeja, un conjunto multilineal que está compuesto de líneas de diferente naturaleza y esas líneas no
abarcan ni rodean sistemas cada uno de los cuales sería homogéneo por su cuenta (el objeto, el sujeto, el len-
guaje), sino que siguen direcciones diferentes, forman procesos siempre en desequilibrio y esas líneas tanto se
acercan unas a otras como se alejan unas de otras” (Deleuze, s.f.: 155)
249
Sandra Dorado Cadena
51 Víctima entrevistada para este estudio, para más información ver el caso de Candy en el capítulo II.
52 La declaración que describe Candy se hizo en el Municipio de Buenaventura, Departamento del Valle del
Cauca, en las oficinas de la Fiscalía de ese municipio, y se usa en este aparte, para identificar cuáles son las
relaciones que se establecen entre los funcionarios y víctimas, en la implementación de la Ley N° 1448, descrip-
ción que se puede ampliar para el caso de Mosquera.
250
La puerta restringida. Las mujeres afrocolombianas víctimas de Mosquera (Naiño) y su proceso...
Yo fui con miedo a declarar, porque uno no sabe qué hacen [con] la información; además esa
gente [paramilitares] está en todas partes. Pero una prima me animó a declarar porque ella
ya lo había hecho y me dijo que no pasaba nada. Entonces ella me acompañó. Yo fui a la
Personería, pero allá me dijeron que por mi hecho victimizante que es la desaparición de mi
hija, primero tenía que ir a la Fiscalía a denunciar el hecho. Entonces yo fui [a la Fiscalía], me
hicieron esperar un rato y luego me atendieron en una oficina donde había varios hombres
“engafados”53 con lentes oscuros. Yo me asusté y dije: “¡ay Dios mío! dónde me metí” (…) el
funcionario que me tomó la declaración nunca se quitó las gafas oscuras [mientras atendía], y
yo peor de asustada, arrepentida de haber ido, porque esa oficina tenía vidrios polarizados, o
sea que de afuera no se veía lo que pasaba adentro, y mi prima se había quedado afuera, y
yo adentro asustadísima (…) al final el [funcionario] me empezó a hacer unas preguntas, yo fui
respondiendo, y así declaré.
251
Sandra Dorado Cadena
exigió al personero que atienda al papá porque ese era su derecho. Entonces yo digo que el
personero no atendió a esta muchacha [la mujer con la discapacidad sensorial auditiva] por-
que la vio débil, imagínese usted: mujer, sola, con hijos pequeños y sorda; y a mí también me
vio débil, porque aunque yo sabía que la tenía que atender, no supe cómo decirle que esa era
su obligación.
54 La Ley N° 1448 fue promulgada en el 2011, por lo que la declaración a la que Candy se refiere, se enmarca
en el contexto de la Ley N° 975/05. La Ley N° 975 y sus procesos, fueron asimilados por la Ley N° 1448 cuando
esta fue reglamentada en el 2011.
252
La puerta restringida. Las mujeres afrocolombianas víctimas de Mosquera (Naiño) y su proceso...
Es notorio que para Candy, el registro implicó varios procesos engorrosos, todo atra-
vesado por el factor común del desconocimiento, que se identifica en varios aspectos re-
lacionados con la desinformación: 1) no saber qué es y para qué se declara; 2) desconocer
que los hechos se los puede declarar en el municipio donde se reside y no necesariamen-
te donde ocurrieron los hechos; 3) el apoyo y orientación que Candy recibió fue de otras
víctimas y familiares, asunto importante desde la contención emocional, pero que generó
desinformación y desorientación en los procesos; 4) la falta de información provocó una
constante sensación de miedo e incertidumbre en la víctima; 5) la víctima nunca contó
con orientación y acompañamiento continuo en el proceso para declarar y registrarse,
por lo que la información siempre circuló de manera escaza, fragmentada y confusa; 6)
Candy se enteró de que estaba registrada por la desaparición de su hija y que su caso fue
aceptado por la UARIV, cuando en el 2013 le llega la indemnización, una de las medidas
de reparación que contempla la Ley N° 1448, ya que nunca le llegó la notificación sobre
la valoración de su caso; 7) Candy tuvo que repetir la narración de sus primeros hechos
victimizantes sobre la desaparición de su hija, una y otra vez, a las distintas entidades y
funcionarios que la iban atendiendo a lo largo de todo el proceso, lo que provocó en ella
sensación de frustración y dolor emocional al recordar lo sucedido.
2. La declaración: el momento de la atención
El registro en la Ley N° 1448 es un proceso que implica varios pasos principales, entre
los que se identificó: la declaración, la valoración y la notificación, que a su vez implican
varios procesos de tipo técnico, logístico y de comunicación en cada uno de ellos. Cada
paso se hace de manera diferente, en momentos distintos y por personal diverso. La de-
claración es un momento circunstancial y de gran peso en todo el proceso de la víctima,
ya que es el momento en que ella puede narrar lo ocurrido, además de señalar cómo
se conforma su familia y todas las características de su situación actual. Además, en la
declaración, el papel del funcionario es fundamental, ya que este debe tener la habilidad
y experticia suficientes para preguntar a la víctima aquellas situaciones que no haya
comentado, y dejar toda la caracterización de la víctima y los hechos consignados en el
FUD, con el fin de que la UARIV realice una valoración objetiva y real.
Sin embargo, el proceso de declaración es un momento difícil para la víctima, ya
que se recuerda lo sucedido al mismo tiempo que se está confuso y con miedo, y si el
funcionario que la atiende no aplica estrategias adecuadas para la atención, lo que que-
da consignado en el FUD puede significar que la víctima quede desprotegida, no solo
porque puede provocar la denegación de la inclusión en el RUV, sino porque los datos
o circunstancias consignadas pueden quedar de manera errónea, asunto que puede sig-
nificar que la persona tenga problemas posteriores en la inclusión y limite el acceso que
la víctima tienen a la reparación, tal como lo indica Soraida:
253
Sandra Dorado Cadena
Soraida: Cuando yo me desplacé [en 2003],55 a mí me daba miedo hablar de lo que nos pa-
só, porque esa gente [paramilitares] uno no sabía dónde estaban, entonces uno no hablaba
nada del problema [de los hechos victimizantes] a nadie, porque ellos [los paramilitares] no
preguntaban e iban matando y ya (…) Pasaron unos días [para declarar]. Yo estoy declarando
sin saber nada de nada, ni qué es, ni para qué, ni nada. Yo declaré porque unos conocidos
que vivían aquí [en Mosquera] nos dijeron: “vean, ustedes no vinieron aquí de paseo o porque
quisieron, a ustedes los sacaron de manera forzada” entonces yo declaré así: desplazamiento
forzado (…) a mí no me ocurrió nada más, ni me mataron familiares, ni me desaparecieron a
nadie, pero hubo gente que sí, pero ellos, por el miedo, no declararon eso, y solo comentaron
lo del desplazamiento, porque como fue un [desplazamiento] masivo56 era como más fácil,
porque éramos varias familias, y como que entre todos nos cuidamos.
Entrevistador: Cuando usted declaró, ¿cómo fue la atención?
Soraida: La atención fue buena, fue con una personera, muy bien para qué, nos ayudó con
una canasta de alimentos, algunos utensilios de cocina, y otras cosas. Pero ella era desorde-
nada, y esa declaración me causó muchos problemas que hasta ahora voy descubriendo y no
solucionó del todo. Porque a mí como desplazada no me salían [en el RUV] mis hijos, y yo he
pasado mucho trabajo y he gastado mucha plata tratando de solucionar (…) yo salgo como
hija de otra persona (…) y mis hijos aparecen regados en otros núcleos familiares, y cuando el
año pasado solucioné que todos aparezcamos en una sola familia, yo aparezco como hija de
mi hijo (…) entonces cuando de un proyecto la Unidad [para las víctimas] mandó unas canas-
tas para ayudar a los desplazados, y yo fui a recibir, resulta que no pude, porque yo no apa-
rezco como cabeza de hogar mi familia, y mi hijo es menor de edad, entonces no nos dieron
esa ayuda, y yo creo que es por eso que la Unidad no me tiene en cuenta para la reparación
[se refiere a la indemnización] (…) entonces la atención de ella [personera que recibió la decla-
ración de Soraida] fue buena [amable] pero no le puso cuidado a qué anotaba [en el FUD].
55 Soraida fue víctima de desplazamiento forzado junto a otras 20 familias en el 2003, tiempo en el cual la Ley N°
1448 no existía, por lo que la declaración que ella realizó y la ayuda que recibió se enmarcaron dentro de la Ley N°
387 de 1997. Sin embargo, dado que la Ley N° 387 y todos sus procesos fueron retomados por la Ley N° 1448
en el 2011, Soraida no tuvo que volver a declarar, ya que su información fue asimilada automáticamente por el RUV,
por lo que los problemas que tenía en el registro de la Ley N° 387 se trasladaron al sistema de la Ley N° 1448.
56 El desplazamiento masivo se tipifica por el Decreto 2569 de 2000, que es tenido en cuenta por la Ley N°
1448 de 2011 para indicar que los desplazamientos masivos son aquellos que ocurren en un mismo lugar, un
mismo tiempo y por las mismas causas, expulsando a 10 o más hogares, o a más de 50 personas.
254
La puerta restringida. Las mujeres afrocolombianas víctimas de Mosquera (Naiño) y su proceso...
hecho que consideran que les representa menos riesgos para su seguridad personal, que
conocen, y que no les implica otras dificultades como vergüenza o culpa. Así, probable-
mente, el RUV tenga un alto subregistro de hechos, de los lugares y caracterización de
las víctimas.
3. El conocimiento real de la ley
Después del registro, viene la etapa de lo que hemos dado en llamar como “el cono-
cimiento real de la ley”, y que es el que se da una vez que las víctimas se registran.
¿Cómo piensan que continúa el proceso? Así, el conocimiento real tiene que ver con
las vivencias y expectativas que la ley y la política pública de atención y reparación han
generado en las víctimas y, en este caso particular, en las mujeres entrevistadas.
El registro es la puerta de entrada hacia los derechos que las víctimas tienen en
el marco de la Ley N° 1448, pero ¿qué sucede después de cruzar esa puerta? ¿Qué
piensan las víctimas que ya están registradas en la ley? De hecho, este es otro objeto de
investigación que merece ser atendido y que queda para otro momento. Por ahora, solo
se revisan algunas opiniones que las mujeres entrevistadas expresaron sobre la ley y lo
que ven de ella sobre el registro y su inclusión en el RUV:
Entrevistador: ¿Qué paso después del registro?
Candy: (…) En el 2013 me entregaron la reparación [indemnización] (…) y en el 2014 nos lla-
maron a darnos una charla [de psicología].
Entrevistador: ¿Qué opina de la Ley N° 1448?
Candy: Yo creo que la ley es buena, yo creo que a mí me tuvieron en cuenta [para la indemni-
zación] por esa ley, porque mi caso se activó en el 2011, pero la ley es como ganarse la lotería,
porque hay muchos casos de gente que ha declarado y ni siquiera saben que pasó con eso
[con la declaración], y hay otros que declaran y de una son aceptados y les llega [ayudas eco-
nómicas o la indemnización]. En cambio, otros esperan años, y a veces nunca reciben nada.
Es como una ruleta rusa, es suerte. Porque vea, la niña que le contaba que es sordomuda, y
que el personero no le tomó la declaración, eso fue ya hace bastantes meses, y la niña no
sabe si está incluida o no, ni nada, ni ha recibido ayudas, y ella es un caso que merece aten-
ción primordial, porque es una niña de muy escasos recursos [económicos]. Yo creo que la ley
es buena, pero no llega a la gente que lo necesita, porque como ve, acá [en Mosquera] hay
muchas víctimas y todo es muy difícil. Vea, para declarar, que solo con el personero, y mmm
¡mejor dicho! Ya sabe [todos los problemas que se tienen con el funcionario], y no hay más
instituciones, entonces toca salir a Tumaco, Pasto o Cali, y la gente no tienen plata para salir,
entonces como dicen: “la ley no es para los de ruana.57
57 La expresión coloquial que se usa en Colombia es “la ley es para los de ruana”, para indicar que las personas
de clases sociales altas evaden requerimientos legales, mientras que los pobres son sometidos con rigor a las
normas. Pero, en el caso de cómo usa la expresión la entrevistada, ella invierte el contenido indicando que la ley
ha beneficiado más a las víctimas que tienen más recursos, tanto económicos como sociales, mientras que las
víctimas de zonas rurales y de escaso recursos económicos y sociales, como educación, han sido discrimina-
das, como en el caso de la mujer con cierta discapacidad auditiva.
255
Sandra Dorado Cadena
que se repite en casi todos los dichos de las víctimas y que se debe al desconocimiento
sobre las otras medidas de reparación referidas a las garantías de no repetición, la resti-
tución, la rehabilitación y la satisfacción.
Por otra parte, Soraida aporta otras opiniones respecto de la Ley N° 1448 y sus
procesos, incluyendo el del registro, en donde se observan varios aspectos:
Soraida: A mí me parece que la Ley N° 1448 debería ver cómo hace para que la gente que no
declaró todos los hechos que les sucedieron queden registrados, porque la gente ha entendido
que víctima es solo ser desplazado o que le han matado a alguien, y muchas personas a las
que les ocurrieron otras cosas, ellas no saben que también son víctimas (…) Además, [la ley de-
bería] poner una fecha a cada víctima para saber cuándo le llega a uno la reparación [se refiere a
la indemnización], porque aquí en Mosquera, hay gente que declaró, la aceptaron y ¡taz! la repa-
ración, y gente como yo, que estoy desde hace años esperando, porque yo declaré en el 2003,
y la ley [N° 1448] me incluyó y hasta ahora nada de nada, es como un desorden, yo llevo 11
años esperando que me ayuden por mi desplazamiento, y nada (…) Otro [aspecto], hay cosas
que la ley dice una cosa, pero la Unidad [y los funcionarios] hacen otra, entonces eso confunde.
Entrevistador: ¿En qué la ha confundido?
Soraida: Bueno, vea, la ley habla de reparación, pero la reparación la gente piensa que solo es
plata y no es así, hay una reparación de plata [dinero] y otra que no, pero la gente está espe-
rando solo la plata... Mejor dicho, el idioma de la ley no es claro.
De acuerdo con lo que indica Soraida, se resalta que: 1) es necesario que la política pú-
blica busque las estrategias para que aquellos hechos que no están registrados sean incluidos,
este aspecto es fundamental para hechos victimizantes como delitos contra la integridad
sexual entre otros; 2) la desinformación que aún circula entre víctimas, funcionarios y la
sociedad en general, donde se sigue asimilando que las víctimas solo son desplazadas o
familiares de personas asesinadas; 3) son muchas las demoras para que las víctimas sean re-
paradas integralmente, y las víctimas que ya están registradas no saben cuándo o cómo van
a continuar sus procesos después del registro; 4) existe confusión entre las víctimas y otros
agentes estatales, respecto de lo que Soraida indica como “el idioma de la ley”, en donde los
conceptos que la norma maneja son confusos y generan falsas expectativas entre las víctimas.
De esta manera, como se ha visto a lo largo de este capítulo, la Ley N° 1448 es una
ley con muchos aspectos positivos, Bruno Moro, representante residente del PNUD
en Colombia, en el 2011 lo reconoció cuando indicó que la ley es un paso decisivo en
el reconocimiento de los derechos de las víctimas, que no es una ley perfecta pero sí
fundamental para construir una democracia en donde las víctimas sean incluidas como
sujetos de derechos, y que el gran reto de la ley es su etapa de implementación, en don-
de, los derechos de las víctimas se hagan realidad (PNUD, 2011b). A cinco años de la
promulgación de la ley (2011-2016), lo que indicó Moro sigue siendo un reto, ya que la
ley sin duda ha contribuido al reconocimiento del conflicto armado y a los derechos de
las víctimas, pero no ha sido efectiva para reconocer y mejorar las condiciones de vida de
miles de víctimas en el país, en donde los grupos poblacionales con históricas desventajas,
como los afrocolombianos, indígenas y, en especial, las mujeres que pertenecen a estos
colectivos, aún reclaman más acciones del Estado para que sus derechos sean, como dijo
Moro, una realidad.
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CONCLUSIONES
La Ley N° 1448 del año 2011, o Ley de víctimas y restitución de tierras, sin duda, es
el avance normativo más importante que existe en Colombia para la protección y ga-
rantía de los derechos de las víctimas del conflicto armado, y constituye un giro en las
políticas del Estado colombiano para garantizar el ejercicio de los derechos de estas.
De la ley se destacan varios aspectos: primero, una noción de víctima más amplia
respecto de la normativa nacional que la antecede (especialmente Ley N° 387/97 y Ley
N° 975/05), que se destaca por ajustarse a los parámetros internacionales de acuerdo
con las obligaciones derivadas de los estándares universales en el marco de procesos
de justicia transicional, especialmente teniendo en cuenta los “Principios y directrices
básicos sobre el derecho de las víctimas de violaciones manifiestas de las normas in-
ternacionales de derechos humanos y de violaciones graves del derecho internacional
humanitario a interponer recursos y obtener reparaciones” (Naciones Unidas, 2005).
Segundo, que la ley reconoce la existencia de un conflicto armado y no solamente
situaciones de violencia o terrorismo. Tercero, que la ley contempla, en lo formal, en-
foques diferenciales para las víctimas que tienen en cuenta sus situaciones particulares
de género, edad, orientación sexual, situación de discapacidad y étnicas, enfoques que,
desde la teoría, ofrecen mayor protección y asistencia a las víctimas que viven en pobla-
ciones o comunidades que tienen mayores riesgos para la vulneración de sus derechos o
que viven con desventajas estructurales.
De manera que, en general, es preciso indicar que desde lo formal, la ley significa
un avance importante para el país en materia de derechos humanos. Sin embargo,
como se ha visto a lo largo de los capítulos, la Ley N° 1448 ha tenido muchas dificul-
tades tanto en su formulación como en su implementación, ya que muchas víctimas,
sobre todo aquellas pertenecientes a poblaciones y comunidades étnicas, como las
mujeres afrocolombianas, han indicado que esta normativa no tuvo en cuenta varios
aspectos importantes que han impactado de manera crítica la implementación de la
norma como política pública. En este sentido, se destacan cuatro aspectos: el primero,
que la ley no contó con una amplia convocatoria para la formulación de los decretos
étnicos; en relación con esto, el Movimiento Nacional de Organizaciones Afrocolom-
bianas (MNOA) y el Movimiento de Víctimas Afrocolombianas (AFRODES)58 in-
dican que el Decreto 4635, por el cual se dictan medidas de asistencia, atención, repa-
ración integral y de restitución de tierras a las víctimas pertenecientes a comunidades
58 AFRODES es una organización conformada por varias asociaciones de población afrocolombiana víctima del
conflicto armado, especialmente víctimas de desplazamiento y pertenece al MNOA.
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La puerta restringida. Las mujeres afrocolombianas víctimas de Mosquera (Naiño) y su proceso...
De esta manera, a pesar de que la Ley N° 1448 ha sido catalogada por la comunidad
internacional, el Movimiento de Víctimas y otros sectores de la sociedad como un pre-
cedente importante en la legislación colombiana a favor de los derechos de las víctimas,
también se ha reconocido que en ella existen importantes déficits, sobre todo en su pro-
ceso de implementación, asociados a: 1) dificultades en su efectividad, ya que no llega
a las poblaciones que se encuentran en mayor desventaja, como las mujeres, los niños,
niñas, las comunidades étnicas y las poblaciones de las zonas rurales; b) ineficacia en
la función de articulación del conjunto de instituciones que tienen responsabilidad en
la ejecución de la política pública, además de inadecuadas actuaciones por parte de los
funcionarios públicos, que no permiten el cumplimiento de los principios que contem-
pla la norma; c) inexistencia de herramientas eficaces para erradicar la discriminación
por razones de interseccionalidad relacionadas con el género y la racialidad, que provoca
que las mujeres indígenas y afrocolombianas de las zonas rurales quedan en mayor des-
ventaja, respecto del acceso a la ley, frente a otras poblaciones (PNUD, 2011b).
Así, la CEDAW ha indicado:
Al Comité le preocupa la discriminación persistente que sufren las mujeres rurales, indígenas y
afrocolombianas. Está profundamente preocupado porque los efectos desproporcionados del
conflicto armado, junto con la repercusión negativa de los megaproyectos agrícolas y mineros,
sobre estos grupos de mujeres están agravando la discriminación, las desigualdades y la po-
breza imperantes que vienen sufriendo desde hace tiempo. Al Comité le preocupan en particu-
lar: a) Las múltiples barreras que afrontan las mujeres en relación con el acceso a la restitución
de tierras en el marco de la Ley N° 1448 (2011), entre otras, las barreras institucionales, pro-
cesales y sociales, así como la falta de soluciones sostenibles para las mujeres cuyas tierras
les han sido devueltas o aquellas que reclaman sus tierras (…) [El Comité recomienda al Esta-
do parte que:] Plasme en medidas prácticas el requisito legal de tener en cuenta un enfoque
diferenciado en función del género para atender las necesidades específicas de las mujeres
víctimas, con vistas a eliminar los diversos obstáculos con que tropiezan durante el proceso
de restitución de tierras; y aumente la capacidad de los funcionarios públicos, los funcionarios
judiciales y los profesionales de la salud encargados de hacer cumplir la Ley N° 1448 (2011),
con el fin de identificar mejor las necesidades de las mujeres víctimas (CEDAW, 2013: 12).
Asímismo, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Huma-
nos, en su Informe sobre la situación de los derechos humanos en Colombia ha indica-
do sobre la Ley N° 1448 que:
(…) tiene potencial para transformar una situación de desarrollo desigual y conflicto armado
(…) [pero identifica] numerosas dificultades para coordinar [el] amplio conjunto de entidades
gubernamentales y estatales, en los niveles local y nacional, con capacidades y voluntades
políticas dispares, con el fin de implementar la ley. La medición de éxito parece enfocarse en el
número de personas beneficiadas, más que en impactos transformativos en las instituciones,
las vidas y la sociedad (ACNUDH, 2015: 10).
259
Sandra Dorado Cadena
De esta forma, la Ley N° 1448, como política pública, tiene problemas estructurales
en su implementación: uno de los momentos más importantes para que las víctimas
accedan a sus derechos no escapa a las dificultades referidas, ya que el registro de las
víctimas, como “la puerta de entrada”, es el punto de partida de las mismas contrarie-
dades derivadas del centralismo; la no aplicación de enfoques diferenciales de género
y étnico y la ausencia de formación y capacitación para el personal que se constituye
como la “cara del Estado” en la atención a las víctimas. Situaciones que han provocado
que las víctimas, especialmente aquellas que reúnen varias categorías de exclusión y
discriminación, como las mujeres negras rurales, no puedan acceder en igualdad a sus
derechos, debido a que se suman varios factores en distintos niveles: un Estado centra-
lista y ausente, que ampara sus actuaciones en la discrecionalidad de la institucionali-
dad y de los funcionarios; seguido de factores de contexto, en donde la implementación
de la ley se hace en medio de situaciones de conflicto armado, que para ciertas zonas
del país no ha cesado y la tendencia es a prevalecer. Por último, la débil agencia de las
víctimas, ya que ellas son las que viven y han vivido las situaciones de violencia deriva-
das del conflicto armado, y las que también se han tenido que enfrentar a la tramitolo-
gía y burocracia estatal, pero que no han contado con los espacios adecuados para que
el Estado, y su dispositivo institucional responsable de la política pública, las escuche y
tenga en cuenta qué tienen que decir para mejorar la implementación de esta normati-
va a la cual solo le quedan cinco años de vigencia.
260
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Dedicatoria
267
¿QUIÉN ES CIUDADANO?
Restricciones y demandas en el
acceso a derechos políticos de
migrantes en la Ciudad
Autónoma de Buenos Aires
271
Ezequiel Fernández Bravo
la inscripción para ser habilitado a votar a través de actividades como mesas en la vía
pública, charlas–debate, gacetillas de prensa, spots radiales. De manera complementaria,
para enmarcar el surgimiento de esta iniciativa, reconstruyo los procesos, prácticas y
representaciones de distintas agencias estatales de CABA –el Tribunal Superior de
Justicia, la Dirección General Electoral, Defensoría del Pueblo y la Subsecretaría de
Derechos Humanos– que habilitaron o restringieron el acceso al ejercicio electoral por
parte de migrantes. En ambas instancias, como desarrollo en el apartado metodológico,
la investigación se realizó a partir de entrevistas etnográficas, observación de procesos
eleccionarios y recolección de fuentes secundarias, como documentos elaborados por
distintas agencias del Estado, expedientes judiciales y folletería.
El interés de este análisis reside en pensar los derechos políticos como un campo
de disputa entre diferentes actores que demandan por ellos y los agentes del Estado,
y en el que se pueden comprender aspectos centrales de los derechos humanos de los
migrantes que habitan la CABA. Los objetivos específicos del trabajo son tres, y res-
ponden a los capítulos de esta tesis.
En una primera instancia, describo cómo se conformaron y cuáles fueron las ca-
tegorías clasificatorias impulsadas desde el Estado en relación con las migraciones en
Argentina, para reflexionar sobre la vinculación existente entre dichas categorías y el
acceso a los derechos políticos de los migrantes.
En una segunda instancia, analizo cómo se construyen determinadas políticas pú-
blicas en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, relativas al acceso a los derechos polí-
ticos de los migrantes, y cómo estos interactúan y disputan esas construcciones.
Por último, indago la constitución de la campaña “Aquí vivo, aquí voto”, cuáles fue-
ron sus sentidos, e interpreto cómo se inscribe el reclamo de participación electoral en
un contexto de participación política más amplia. El propósito de este último objetivo
es poder repensar la noción de ciudadanía formal y abstracta en relación con las prácti-
cas de ciudadanía que los actores tienen en otras arenas de la vida social.
En cuanto a las contribuciones teóricas del problema construido, creo, en primer
lugar, que aportará a la reflexionar sobre las imbricaciones entre nacionalidad, ciuda-
danía y residencia a la hora del acceso a derechos políticos en la Ciudad Autónoma de
Buenos Aires. En segundo, resulta de interés el análisis etnográfico de casos en donde
se ponen en juego los procesos y prácticas que habilitan al voto de extranjeros. Desde
distintos ejes, varios autores han trabajado el acceso a derechos políticos a partir de la
sanción de la Ley Nacional de Migraciones 25.871/04, ya sea en relación con las polí-
ticas implementadas en torno a la difusión de este derecho (Halpern, 2013), desde un
análisis de la normativa actual (Penchaszadeh, 2012, 2013; Modolo, 2012) o respecto
de la existencia o ausencia de procesos de subjetivación política en torno al tema (Mar-
tínez Bonora, 2014). Este trabajo complementará los anteriores aportes proponiendo
una perspectiva histórica del tratamiento normativo de la cuestión, abordando las
instancias del Estado que intervienen en la conformación de las documentaciones y los
padrones electorales de residentes extranjeros y priorizando un enfoque etnográfico y
relacional que dará cuenta de las prácticas y representaciones sobre la ciudadanía y el
acceso al voto, tanto de funcionarios como de aquellos que demandan el cumplimiento
de estos derechos.
272
¿Quién es ciudadano? Restricciones y demandas en el acceso a derechos políticos...
2. Estructura
Esta tesis consta de una introducción teórica-metodológica que repone algunos de los
principales debates, corrientes analíticas y herramientas conceptuales que iluminan
distintos aspectos del problema propuesto; tres capítulos en los cuales desarrollo los
objetivos mencionados y un último apartado con las conclusiones de la investigación.
En el primer capítulo analizo en términos históricos el marco normativo a nivel na-
cional y jurisdiccional, así como los debates y proyectos de modificación de la actual Ley
Nº 334/00, que regula el empadronamiento de electoras extranjeras y electores extran-
jeros. Vinculo las transformaciones en los flujos migratorios a lo largo de fines del siglo
XIX y el siglo XX con las principales leyes que regularon las migraciones en Argentina, y
describo cómo la profusión de categorías para delimitar la permanencia en el país tuvo
un efecto restrictivo en el ejercicio electoral. Al reflexionar sobre cómo se constituyeron
esas clasificaciones jurídicas, también doy cuenta de sus efectos performativos.
En el segundo capítulo describo las políticas públicas concernientes a la participa-
ción política de residentes extranjeros desde la creación de la Ley Nº 334/00. A su vez,
indago en las formas de percepción y clasificación de las distintas agencias estatales
sobre estos sujetos y cómo inciden habilitando o restringiendo este derecho. En con-
traparte, analizo en qué formas ocurren las interacciones entre estas poblaciones y las
distintas agencias del Estado, a fin de explorar los significados que el acceso al voto
cobra para los actores, así como las estrategias desplegadas para reclamarlo.
En el tercer capítulo describo la campaña “Aquí vivo, aquí voto”, para anclar esas
demandas en una experiencia concreta. En primer lugar, indago cuándo, quiénes y de
qué manera los actores de la campaña intentaron convertir en un problema social el de-
recho al voto de residentes migrantes. Luego, me centro en las acciones colectivas y los
encuentros entre distintos actores y funcionarios de la burocracia estatal, para identificar
las representaciones y prácticas en torno a la participación política de migrantes. En este
punto, me interesa analizar cuáles son los discursos y lenguajes utilizados para interpelar
los sentidos participación en la arena pública y qué sentidos adquiere la ciudadanía.
3. Objeto de estudio
273
Ezequiel Fernández Bravo
del Frente Para la Victoria, y Mauricio Macri, del PRO. Mientras que en el total de la
población, el PRO había resultado la primer fuerza, con el 47% de los votos, y el Fren-
te para la Victoria, la segunda, con el 27%, aquí el resultado se invertía: Daniel Filmus
había obtenido el 48%, mientras que Mauricio Macri, el 32%. No obstante, había otras
inquietudes que iban más allá de lo estrictamente coyuntural: la escasa participación
de extranjeros en el día de votación –un 42% del total, frente al 73% de asistencia
general–, el bajo registro de empadronamiento y la realización de una campaña previa
–“Aquí vivo, aquí voto”– que había tenido trascendencia en los medios de comunicación
masivos, y a dos de cuyos encuentros pude concurrir luego de la votación.
Años después, propuse retomar esa experiencia periodística y convertirla en un
problema de investigación para ser analizado a partir de una perspectiva antropológica.
Para ello, primero indagué algunas de las agencias estatales que estaban vinculadas a las
prácticas electorales y reconstruí a partir de diez entrevistas antropológicas sus iniciati-
vas para con la población migrante en la CABA hasta el año 2011. Entre esas agencias
se encontraban el Tribunal Superior de Justicia, la Dirección General Electoral, la
Defensoría del Pueblo y la Subsecretaría de Derechos Humanos y Pluralismo Cultural
de la Jefatura de Gabinete del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Posterior-
mente, en el año 2015 realicé veinte entrevistas antropológicas con migrantes que se
habían empadronado en las comunas 1 y 8, para problematizar parte de los supuestos
planteados en estas agencias y arrojar algunas luces sobre los modos de interacción con
estas burocracias. Las mencionadas comunas –que comprenden los barrios de Retiro,
San Nicolás, Puerto Madero, San Telmo, Monserrat y Constitución, por un lado, y
Villa Soldati, Villa Lugano y Villa Riachuelo, por otro– son las que mayor cantidad de
migrantes tienen en términos absolutos (50.948 y 43.742, respectivamente) y relativos
(24,75% y 23,36%). Sin ánimos de intentar recomponer de manera exhaustiva la diver-
sidad de trayectorias y experiencias del total de la población migrante –pues un trabajo
de tal magnitud se tornaría inabarcable y complejo en extremo ya que existen percep-
ciones contradictorias, intereses distintos y trayectorias disímiles dentro de esa catego-
ría–, retomé algunos de los discursos que considero más significativos para entender
los motivos del surgimiento de la campaña “Aquí vivo, aquí voto”.
Posteriormente, retomé apuntes de campo realizados durante el año 2011 –cuando
trabajaba en el periódico Renacer–, para reconstruir algunas de las instancias clave de la
mencionada campaña. De manera complementaria, volví a entrevistar a algunos de los
actores que participaron en dicha iniciativa, con el fin de describir las acciones y sen-
tidos de aquel entonces, así como las evaluaciones surgidas a posteriori de la campaña.
En las entrevistas, busqué aproximarme a las representaciones de los interlocutores,
a los significados que guían, organizan y regulan sus acciones: las entrevistas buscaron
mantener una actitud reflexiva y no imponer un punto de vista. En este sentido, Ro-
sana Guber señala que “la entrevista antropológica se vale de tres procedimientos: la
atención flotante del investigador, la asociación libre del informante y la categorización
diferida del investigador” (2001: 212). Como mencioné, con las entrevistas procuré
indagar sobre la organización del trabajo en los distintos organismos, conocer los
vínculos que establecieron los distintos actores de la campaña a la hora de establecer
sus demandas, así como describir el recorrido de sus acciones.
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¿Quién es ciudadano? Restricciones y demandas en el acceso a derechos políticos...
4. Marco conceptual
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¿Quién es ciudadano? Restricciones y demandas en el acceso a derechos políticos...
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Ezequiel Fernández Bravo
escala local la migración como una conexión central entre las clásicas formas imagi-
nadas de ciudadanía y derechos como membresía territorial y la ciudad como un es-
pacio heterogéneo y denso (Appadurai y Holston, 1996). Desde esta lectura, plantean
estos autores, la noción de derechos expresa más un reclamo que una posesión que se
tiene, relacionados más con un aspecto social antes que con una condición natural de
los individuos. Con un enfoque similar apunta el trabajo de De Lucas (2006), quien
propone el anclaje de la ciudadanía en la residencia, teniendo como horizonte la comu-
nidad política que representan las ciudades y restituyendo la dimensión política de la
vecindad. Cabe aclarar que si bien en el plano local la ciudadanía sustantiva puede no
requerir un estatus formal para acceder a derechos sociales y civiles, sí existe un límite
en cuanto a los derechos políticos. En este sentido, si no hay una plena integración al
sistema democrático de las personas migrantes, vale preguntarse cuáles son los roles,
procesos y efectos del Estado en la arena de los derechos políticos y la ciudadanía.
Como premisa de análisis, sostengo que el Estado no es una entidad homogénea,
coherente, regular y con voluntad propia; así, rescato la propuesta de Philip Abrams
(1988), quien propone separar la “idea Estado” –la proyección de la imagen de un ente
desinteresado por la cual se legitima el poder– del “sistema Estado”, es decir, las estruc-
turas y prácticas de las instituciones del gobierno. De esta manera, el autor pone en
tensión la reificación de la idea de Estado y focaliza en el sistema Estado para entender
las relaciones que allí se generan. Siguiendo esta perspectiva, Michel-Rolph Trouillot
(2001) va más allá y considera que “el Estado no es un aparato sino un conjunto de
procesos, aunque está ligado a una cantidad de aparatos, no todos gubernamentales”
(2001: 155), y prefiere apuntar al estudio de sus efectos.
En relación con las clasificaciones que instituye y cómo el “sistema Estado” opera a
nivel cognitivo, Bourdieu (1997) hace un aporte sustantivo a la clásica definición webe-
riana, al decir que es una “x” a ser determinada, que reivindica con éxito el monopolio
de la fuerza física pero también simbólica en un territorio ante una población. En este
punto, el autor remarca que una de sus funciones más generales es la producción y ca-
nonización de las clasificaciones sociales a través de procesos de concentración de capi-
tal simbólico que desemboca en el poder del nombramiento. En una línea similar, Das y
Poole (2008) proponen pensar el Estado desde las prácticas y las políticas de regulación
disciplinante sobre la vida, que se visibilizan especialmente en los márgenes del control
estatal. Allí, entiendo, ese margen como clasificación puede regular los niveles de mem-
bresía política. En contraparte, también intentaré describir cómo estas formas de clasifi-
cación y conciencia promovidas por el Estado son confrontadas y puestas en discusión a
partir de identificaciones y morales alternativas (Corrigan y Sayer, 2007).
Por último, para describir los espacios sociales donde distintos actores interaccionan
y despliegan su capacidad de agencia, retomo la propuesta de Hevia de la Jara (2009),
quien utiliza el concepto de interfaz para pensar estos espacios sociales como en con-
flicto, donde se dan relaciones asimétricas entre sujetos societales y sujetos estatales,
que pueden ser individuales o colectivos, con sus respectivos proyectos sociopolíticos
de acuerdo con el espacio social que ocupan, a sus múltiples pertenencias y condiciona-
mientos, a su historicidad. En estos marcos, intercambian información, prestigio, recur-
sos. De esta manera, y en consonancia con la propuesta de Abrams (1988), busco evitar
plantear una dicotomía de “Estado-sociedad civil”.
278
Capítulo 1
En este capítulo describo los flujos migratorios en la Argentina, desde el primer censo
de 1869 hasta la actualidad, y los vinculo con el desarrollo de categorías estatales y
normas concernientes al tema. El propósito es poder dar cuenta de cómo, a partir de la
segunda mitad del siglo XX, se da una preeminencia de la migración regional que tiene
como respuesta estatal una fragmentación normativa en las categorías de residencia y
permanencia. Tal fraccionamiento termina por generar un acceso diferenciado a dere-
chos que repercutió, entre otras esferas, en la posibilidad de ejercer derechos políticos
en general y el acceso al voto en particular.
Hecho el análisis diacrónico, me centro en los instrumentos del derecho internacio-
nal de los derechos humanos, en la Ley Nacional de Migraciones 25.871/04 y puntual-
mente la actual Ley Nº 334/00, que crea el Registro de Electoras Extranjeras y Electo-
res Extranjeros, y sus proyectos de modificación, para repensar de qué manera en esta
normativa se concibe la nacionalidad como sustento de la ciudadanía, aún a pesar de
ceñirse al ámbito local. Por último, describo la evolución del número de empadronados
en el período 2003-2015 y la vinculo con las posibles incidencias que tiene en estas ci-
fras la fragmentación normativa y las dificultades en la regularización migratoria.
Desde mediados de siglo XIX, el Estado argentino priorizó una política de inmigración
para el “poblamiento” del país. En ese sentido, es posible pensar la Constitución de
1853, que equiparaba los derechos civiles de nacionales e inmigrantes, la Ley Avellane-
da de 1876 y gran parte del marco regulatorio elaborado entre finales del siglo XIX y
principios del XX, que encuadraron la inmigración proveniente, en mayor medida, de
Europa. Tales disposiciones estuvieron en línea con la idea de que estos flujos serían
beneficiosos para el “desarrollo” del país tanto en términos económicos como sociales.
279
Ezequiel Fernández Bravo
Dichas políticas, en confluencia con la crisis europea producto del exceso de mano
de obra, el desabastecimiento y la inestabilidad política, se vieron reflejadas en los cen-
sos de 1869, 1895 y 1914. En estos, la población extranjera aumentó casi doce veces:
de 210.189 a 2.357.952 personas. Tales valores, vale señalar, también repercutieron en
la composición de la población total. Si en 1869 los extranjeros representaban el 12,1%
de la población, en 1914 significaron el 29,9%.
Las cifras de ese período muestran que los nativos de países no limítrofes –prin-
cipalmente del continente europeo– eran mayoría sobre el total de extranjeros: en
1869 constituían el 80,83% –168.970 de un total de 210.189 extranjeros–; en 1895, el
88,69% –890.946 de 1.004.527– y en 1914, el 92,64% –2.184.469 de 2.357.952–.
A pesar del incremento de la migración durante la segunda mitad del siglo XIX, el
cambio de siglo encontró modificaciones significativas en el corpus normativo. Si bien
seguía teniendo a la migración europea como beneficiaria, la perspectiva de fomento
a la inmigración expresada en la Ley Avellaneda1 comenzó a estrecharse, dado el con-
texto de crisis económica y política mundial (Courtis y Pacecca, 2007). En ese sentido,
la Ley de residencia, sancionada en 1902, puede ser pensada como antecedente que
permite contextualizar el viraje de la figura del extranjero europeo que, de elemento
“civilizador”, pasó a convertirse en “amenaza” (Penchaszadeh, 2009).
En este marco, se referencia la primera normativa vinculada a los derechos políticos
para extranjeros en CABA, sancionada en el año 1917. La Ley Nacional Nº 10.240/17,
modificatoria de la Ley Orgánica de la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires,
estableció que los varones extranjeros tendrían el derecho a inscribirse en el padrón y
votar en el distrito, siempre que cumplieran las siguientes condiciones: a) comprobar
más de dos años de residencia en el distrito, b) ser alfabetos, y c) reunir al menos una
de las siguientes condiciones: estar casado con mujer argentina, ser padre de hijos
argentinos, ejercer profesión liberal o ser contribuyente por más de cincuenta pesos
moneda nacional, y no tener ninguna de las inhabilidades establecidas en la Ley Nº
8871/12, conocida como Ley Saenz Peña (Privitellio, 2006). Un primer comentario
que surge de la vinculación con la Ley Nº 8871/12, es que la primera exclusión de
la arena política formal estaba dada hacia las mujeres, que no tenían participación en
estas instancias. A su vez, la Ley Nº 10.240/17 es reflejo del proyecto de país y de ciu-
dadanos –y de migrante “deseado”– que ideaban las clases gobernantes. Si al imponer
las cualidades de saber leer y escribir, poseer una profesión liberal, entre otras, la Ley
Nº 10.240 marcó el acceso a derechos políticos de los no nacionales bajo requisitos que
significaban un retroceso respecto de los principios establecidos para los electores na-
cionales varones,2 puede considerarse que esa restricción se enfocaba en aquellos obre-
ros migrantes de ultramar, percibidos por las elites como “anarquistas” y “huelguistas
280
¿Quién es ciudadano? Restricciones y demandas en el acceso a derechos políticos...
de profesión” que introducían ideas extrañas al “buen e ingenuo obrero nativo” (Pen-
chaszadeh, 2009). Aquellos migrantes considerados como mano de obra “calificada”, en
tanto, quedaban habilitados e incluidos para participar en este campo.
La ley y el padrón pueden pensarse no solo como un lenguaje de gobernanza a par-
tir del cual el Estado recolecta y controla conocimientos sobre la población (Hansen
y Steputtat, 2005), sino también como una forma de producir una clasificación entre
quienes quedan incluidos y excluidos de la arena político institucional. Asimismo, se
puede leer alguno de los prerrequisitos (como saber leer y escribir en el idioma caste-
llano) en relación con la presión ejercida por el Estado para que la nación se compor-
tase como una unidad étnica dotada de una cultura singular, homogénea y reconocible
(Segato, 2007).
En las tres décadas siguientes al censo de 1914 la migración europea descendió
tanto en valores absolutos como en los relativos. En el censo de 1947, la cifra total de
población extranjera no limítrofe se estancó en 2.100.000 de habitantes. Durante casi
medio siglo, más allá de fluctuaciones de poco impacto, el número total de migrantes
europeos se mantuvo constante. Sin embargo, al aumentar la población total –princi-
palmente, de nacidos en Argentina– su valor relativo descendió: de 13,3%, en 1914, a
10,7% para 1947.
Después de un período de 33 años, en los que la normativa electoral no sufrió mo-
dificaciones, en el año 1947 se sancionó la Ley Nº 13.010/47, que otorgó plenitud de
derechos políticos a las mujeres. En la normativa se incluyó a las extranjeras, quienes
tendrían los “mismos derechos políticos y estarán sujetas a las mismas obligaciones que
les acuerdan o imponen las leyes a los varones extranjeros, en caso que estos tuvieren
tales derechos políticos” (art. 2). En esta inclusión tardía, se puede establecer una com-
paración entre género y nacionalidad como matrices clasificatorias (Pacecca, 2001) que
operan de manera subyacente a la hora de producir condiciones desiguales de acceso a
los derechos políticos: si los extranjeros se incorporaron tardíamente a la vida política
local (1917), las mujeres –nacionales y no nacionales– lo hicieron treinta años más tar-
de que aquellos.
A partir de la segunda mitad del siglo XX comenzó a verse un leve descenso en el por-
centaje de población extranjera no limítrofe sobre la población extranjera total: si para
el año 1947 era del 87,14%, en 1960 correspondió al 82,05%. En los censos de 1970 a
2010, a raíz del envejecimiento de dicha población y ante la ausencia de nuevas oleadas
migratorias, su número absoluto disminuyó sensiblemente. Tal merma se vio reflejada
tanto en la incidencia del número de extranjeros no limítrofes sobre la población total
como en la relación de extranjeros no limítrofes sobre el total de extranjeros: 75,85% en
1970 y 22,34% (403.389 personas, excluyendo peruanos) para el último censo de 2010.
Con respeto a la migración intracontinental, la trayectoria fue bastante disímil.
Tomando en cuenta su incidencia en la población total, el porcentaje de extranjeros
limítrofes nunca tuvo una variación significativa. Las cifras muestran que, entre 1869 y
contra la propiedad, quebrados fraudulentos, los que hubiesen eludido leyes sobre el servicio militar, deudores
por apropiación o defraudación de caudales públicos, los dueños y gerentes de prostíbulos).
281
Ezequiel Fernández Bravo
2010, su valor relativo tuvo como mínimo un 2% –en 1947– y como máximo un 3,5%
en el último censo –incluyendo en este valor también a la migración peruana–. No
obstante, tal número se acrecienta si se compara con la población no limítrofe extran-
jera. A partir de la crisis de 1930, y luego de la Segunda Guerra Mundial, la migración
limítrofe se convirtió en predominante. En términos absolutos, el primer aumento
significativo se produjo entre 1947 y 1960, y coincidió con el éxodo hacia cinturones
industriales de las migraciones internas, por causa de la crisis de las economías regio-
nales (Courtis y Pacecca, 2007).
En estas décadas también se pueden apreciar transformaciones sustantivas en la
política y normativa migratoria. Con la creación de instituciones como el Registro Na-
cional de las Personas (1948) y la Dirección General de Migraciones (1949) se buscó
reordenar la gestión y el control migratorio en función del trabajo y la producción, si
bien las “virtudes civilizatorias” como criterio de selectividad no estuvieron del todo
ausentes. Si con la Ley Nº 4144 de Residencia de Extranjeros, sancionada en 1902, se
inauguró una impronta restrictiva con énfasis en la prohibición del ingreso, a partir de
la segunda mitad del siglo XX, la normativa, como desarrollaré más adelante, comenzó
a focalizarse en el control de la permanencia (Courtis, 2006). A su vez, la creación de
estos organismos, la promulgación de decretos y la disposición de nuevos controles
comenzaron a producir efectos “clasificatorios” dentro de la población migrante. Dicha
matriz clasificatoria operó sobre la permanencia, pero sus alcances también pudieron
observarse en el acceso a derechos políticos de los migrantes en las décadas posteriores.
La fragmentación de categorías migratorias por ingreso y por permanencia, una
suerte de “sistema de casilleros” que afectó los derechos de las personas migrantes, tuvo
mayor preponderancia hacia la década de 1960 cuando, mediante una serie de decretos,
se buscó atender a las transformaciones en los flujos migratorios. En líneas generales, a
partir de estas disposiciones se diversificaron las categorías clasificatorias para regular
la permanencia, y sus efectos no fueron otros que la restricción de derechos (Courtis,
2006). Para entender estos cambios, se pueden señalar tres consideraciones: por un
lado, la disminución del número de migrantes de ultramar llegados a la Argentina. Por
otro, la preponderancia de las migraciones regionales en términos relativos. En última
instancia, la migración rural-urbana y la radicación de los migrantes regionales en las
grandes ciudades, que visibilizó esos flujos.
El primer momento a señalar data del año 1963. A partir del Decreto Ley Nº 4805,
se introdujo la distinción entre “ilegales” por ingreso (quienes ingresan al país sin previo
control migratorio o por pasos no habilitados) y por permanencia (Pacecca, 2001). Dos
años más tarde, el Reglamento de Migración de 1965 (decreto 4418/65) separó ad-
misión (consular), ingreso y permanencia, y distinguió entre admisión como residente
permanente y no permanente,3 categorías a las que se asignan permisos de permanencia y
actividad diferenciales. Quienes tenían una residencia no permanente, a su vez, fueron
divididos en distintas subcategorías con sus consecuentes atribuciones para los plazos
de estancia, acceso al trabajo y movilidad dentro del territorio.
3 Se fijan las siguientes subcategorías para los extranjeros “con residencia permanente”: inmigrantes, refugiados,
ex residentes, familiares de argentinos; y “con residencia no permanente”: temporarios, turistas, trabajadores de
temporada, pasajeros en tránsito, asilados políticos, de tránsito vecinal o fronterizo.
282
¿Quién es ciudadano? Restricciones y demandas en el acceso a derechos políticos...
283
Ezequiel Fernández Bravo
En 1996, casi diez años después de su sanción, la Cámara Nacional Electoral am-
plió el ámbito de aplicación de la Ley Nº 23.510 y permitió la participación de los
extranjero inscriptos en el registro electoral en la elección de los constituyentes que
habrían de sancionar la Constitución de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, en los
primeros comicios para jefe de Gobierno y en los de diputados para la primera legisla-
tura, realizados el año siguiente.
284
¿Quién es ciudadano? Restricciones y demandas en el acceso a derechos políticos...
4 Artículo 21 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos: 1. Toda persona tiene derecho a participar
en el gobierno de su país, directamente o por medio de representantes libremente escogidos. 2. Toda persona
tiene el derecho de acceso, en condiciones de igualdad, a las funciones públicas de su país. 3. La voluntad del
pueblo es la base de la autoridad del poder público; esta voluntad se expresará mediante elecciones auténticas
que habrán de celebrarse periódicamente, por sufragio universal e igual y por voto secreto u otro procedimiento
equivalente que garantice la libertad del voto.
5 Artículo 25 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos: Todos los ciudadanos gozarán, sin ninguna
de la distinciones mencionadas en el artículo 2, y sin restricciones indebidas, de los siguientes derechos y opor-
tunidades: a) Participar en la dirección de los asuntos públicos, directamente o por medio de representantes li-
bremente elegidos; b) Votar y ser elegidos en elecciones periódicas, auténticas, realizadas por sufragio universal
e igual y por voto secreto que garantice la libre expresión de la voluntad de los electores; c) Tener acceso, en
condiciones generales de igualdad, a las funciones públicas de su país.
6 Artículo 5: En conformidad con las obligaciones fundamentales estipuladas en el artículo 2 de la presente Con-
vención, los Estados Partes se comprometen a prohibir y eliminar la discriminación racial en todas sus formas y
a garantizar el derecho de toda persona a la igualdad ante la ley, sin distinción de raza, color y origen nacional
o étnico, particularmente en el goce de los derechos siguientes (…) c) Los derechos políticos, en particular el
de tomar parte en elecciones, elegir y ser elegido, por medio del sufragio universal e igual, el de participar en el
gobierno y en la dirección de los asuntos públicos en cualquier nivel, y el de acceso, en condiciones de igualdad,
a las funciones públicas.
7 Artículo 26: 1. Los Estados Partes reconocerán el derecho de los trabajadores migratorios y sus familiares a:
a) Participar en las reuniones y actividades de los sindicatos o de cualesquiera otras asociaciones establecidas
conforme a la ley, con miras a proteger sus intereses económicos, sociales, culturales y de otra índole, con
sujeción solamente a las normas de la organización pertinente; b) Afiliarse libremente a cualquier sindicato o a
cualquiera de las asociaciones citadas, con sujeción solamente a las normas de la organización pertinente; c)
Solicitar ayuda y asistencia de cualquier sindicato o de cualquiera de las asociaciones citadas.
8 Artículo 41: 1. Los trabajadores migratorios y sus familiares tendrán derecho a participar en los asuntos públi-
cos de su Estado de origen y a votar y ser elegidos en elecciones celebradas en ese Estado, de conformidad
con su legislación. 2. Los Estados de que se trate facilitarán, según corresponda y de conformidad con su legis-
lación, el ejercicio de esos derechos.
9 Artículo 42: 2. Los Estados de empleo facilitarán, de conformidad con su legislación nacional, la consulta o la
participación de los trabajadores migratorios y sus familiares en las decisiones relativas a la vida y la administra-
ción de las comunidades locales. 3. Los trabajadores migratorios podrán disfrutar de derechos políticos en el
Estado de empleo si ese Estado, en el ejercicio de su soberanía, les concede tales derechos.
285
Ezequiel Fernández Bravo
sufragio universal y secreto como expresión de la soberanía del pueblo; el régimen plural de
partidos y organizaciones políticas; y la separación e independencia de los poderes públicos
(Carta Democrática Interamericana, art. 3).
10 “Se considerará ‘residente permanente’ a todo extranjero que, con el propósito de establecerse definitiva-
mente en el país, obtenga de la Dirección Nacional de Migraciones una admisión en tal carácter. Asimismo, se
considerarán residentes permanentes los inmigrantes parientes de ciudadanos argentinos, nativos o por opción,
entendiéndose como tales al cónyuge, hijos y padres. A los hijos de argentinos nativos o por opción que nacie-
ren en el extranjero se les reconoce la condición de residentes permanentes. Las autoridades permitirán su libre
ingreso y permanencia en el territorio”.
11 “Se considerarán ‘residentes temporarios’ todos aquellos extranjeros que, bajo las condiciones que esta-
blezca la reglamentación, ingresen al país en las siguientes subcategorías: trabajador migrante, rentista, pensio-
nado, inversionista, científicos y personal especializado, deportistas y artistas, religiosos de cultos reconocidos
oficialmente, pacientes bajo tratamientos médicos, académicos, estudiantes, asilados y refugiados, ciudadanos
nativos de Estados Parte del MERCOSUR, Chile y Bolivia, con autorización para permanecer en el país por dos
(2) años, etc.”.
12 “Los extranjeros que ingresen al país como ‘residentes transitorios’ podrán ser admitidos en alguna de las
siguientes subcategorías: Turistas, pasajeros en tránsito, tránsito vecinal fronterizo, tripulantes del transporte
internacional, trabajadores migrantes estacionales, académicos, tratamiento médico, especiales”.
286
¿Quién es ciudadano? Restricciones y demandas en el acceso a derechos políticos...
En lo referido al voto, acorde con lo indicado en su artículo 11, los electores habili-
tados y registrados únicamente pueden ejercer su derecho en el ámbito local, votando
autoridades como jefe y vicejefe de Gobierno, diputados para la Legislatura de la CA-
BA. Esta ley también señala que el Estado debe facilitar la consulta o participación de
los extranjeros en las decisiones relativas a la vida pública y a la administración de las
comunidades locales donde residan.
En cuanto al marco local referido a la participación política de personas migrantes, el
artículo 62 de la Constitución de la CABA prevé que “la Ciudad garantiza el pleno ejer-
cicio de los derechos políticos inherentes a la ciudadanía, conforme a los principios repu-
blicano, democrático y representativo, según las leyes que reglamenten su ejercicio” y que
… el sufragio es libre, igual, secreto, universal, obligatorio y no acumulativo. Los extranjeros re-
sidentes gozan de este derecho, con las obligaciones correlativas, en igualdad de condiciones
que los ciudadanos argentinos empadronados en este distrito, en los términos que establece
la ley.
287
Ezequiel Fernández Bravo
Tabla 1. Normativa vinculada al ejercicio electoral de migrantes en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Elaboración propia a partir de datos suministrados por el Centro Documental de Información y Archivo Le-
gislativo (CEDOM).
Ley Nº 10.240 Ley Nº 13.010/47 Ley Nº 19.987/72 Ley Nº 23.510/87 Ley Nº 334/00
(1917) (1947) (1972) (1987) (2000)
Refleja un pro- Se otorga pleni- Sustituyó el Se habilita a Extranjeras y
yecto de ciu- tud de derechos Régimen Muni- votar a extranje- extranjeros ha-
dadano “desde políticos a las cipal de la CABA ras y extranjeros bilitados deben
arriba”. Conse- mujeres, inclu- y deroga la Ley en elecciones registrarse para
cuentemente, los yendo a las ex- Nº 10.240. No de concejales ejercer su dere-
migrantes habi- tranjeras quienes se contempla el y consejeros cho en el plano
litados para el tendrían mismas derecho a sufra- vecinales de la local. Eligen
sufragio eran los obligaciones gio de los extran- Ciudad. Deben autoridades del
varones y con- que los varones jeros, y quedan realizar una ins- Poder Ejecutivo,
siderados como extranjeros. impedidos en la cripción previa, diputados y co-
mano de obra participación de ser residentes muneros. Deben
“calificada”. comicios locales. permanentes ser residentes
mayores de 18 permanentes
años, con cinco mayores de 16
años de residen- años, con tres
cia y domicilio años de residen-
en la CABA. cia con domicilio
real en la CABA.
13 Para la versión final de la Ley Nº 334 se retomaron las iniciativas de los entonces diputados Arguello, Elías y
Melano (Expediente Nro. 1670-D-99) y del jefe de Gobierno (2054-J-99), además de agregados que se enmar-
can en el tratamiento de los expedientes 043-D-97 (Fleitas Ortiz de Rozas, Béliz), 657-D-98 (Clienti), 5497-D- 98
(Casabe, Diez, Grabriele), 649-D-99 (Bellomo), 1231-D-99 (Caram), 1234-D-99 (Puy, Finvarb, Arellano), 1670-D-
99 (Argüello, Elías, Marino), 1754-D-99 (Kismer, Cortez), 1871-D-99 (Oliveri), 2906-D-99 (Torres) de Ley Electoral.
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¿Quién es ciudadano? Restricciones y demandas en el acceso a derechos políticos...
para votar a partir de los dieciséis años, previa inscripción voluntaria en el registro de
electores extranjeros.
La Ley Nº 334/00 señala, en sus considerandos, que tiene por objeto
regular el sufragio de los extranjeros residentes en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, quie-
nes conforme al artículo 62 de la Constitución de la Ciudad, gozan de este derecho, con las
obligaciones correlativas, en igualdad de condiciones que los ciudadanos argentinos empa-
dronados en este distrito, en los términos que establece la ley.
Para ello, dispone la potestad del registro electoral al Poder Judicial. Entre los
requisitos de la inscripción para los extranjeros de ambos sexos mayores a 16 años se
establece: a) tener la calidad de “residente permanente” en el país en los términos de la
legislación de migraciones, b) poseer Documento Nacional de Identidad de extranjero,
c) acreditar tres (3) años de residencia en la Ciudad de Buenos Aires y tener registrado
en el Documento Nacional de Identidad de extranjero su último domicilio real en la
ciudad y d) no estar incursos en las inhabilidades que establece el Código Electoral
Nacional. Vale destacar que el cumplimiento de ciertos requisitos no es exigido para
las personas nacidas en Argentina. Por ejemplo, la norma requiere a los extranjeros la
acreditación de 3 años de residencia en la ciudad. Sin embargo, esto no rige para las
personas que nacieron en un lugar del país distinto de la Ciudad Autónoma de Buenos
Aires y que están radicadas ahí: con solo realizar el cambio de domicilio, los nacionales
se encuentran en condiciones de votar en las elecciones locales.
Habiendo trazado previamente un recorrido de la fragmentación de la normativa
que produce un sistema clasificatorio centrado en múltiples categorías de residencia,
es posible interpretar en la Ley Nº 334/00 una continuidad en la distinción entre resi-
dentes de la fórmula desarrollada a fines del siglo XIX, que apela a la voluntad expresa-
da por el migrante de establecerse de manera definitiva en el territorio nacional. Dicha
concepción tiene correlato con los considerandos de esta ley:
Que establecen como requisitos de esta inscripción voluntaria la edad mínima de 18 años,
que se exige correlativamente a los nacionales para el ejercicio del derecho de voto, la resi-
dencia de tres años en la Ciudad, como medida destinada a garantizar tanto el real interés del
elector como su conocimiento de los asuntos que conciernen a todos los vecinos, la calidad
de “residente permanente” en el país que otorga la autoridad migratoria a aquellos extranjeros
cuyo propósito sea establecerse definitivamente en nuestro territorio (Acta de la 3ra Extraordi-
naria de la Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, 3 de febrero del 2000: 134).
289
Ezequiel Fernández Bravo
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¿Quién es ciudadano? Restricciones y demandas en el acceso a derechos políticos...
291
Ezequiel Fernández Bravo
Hay toda una corriente que impulsa la separación de la condición del ejercicio de ciudadanía
de la nacionalidad que tengas. Y ahí nosotros nos apoyamos: los derechos de ciudadanía no
tienen nada que ver con de qué país sos (…) No se exige nada: el elector no tiene que hacer
ninguna acción positiva para estar en el padrón, como no la tiene que hacer el nacional, o un
chaqueño que viene a vivir a la Ciudad. Cuando vos me decís que la constitución habla de la
igualdad de condiciones, esas son las igualdades de condiciones (Entrevista a Rafael Gentili,
realizada en agosto de 2015).
292
¿Quién es ciudadano? Restricciones y demandas en el acceso a derechos políticos...
autoridades del Poder Ejecutivo (jefe de Gobierno), que cuando solo son para legis-
ladores. Asimismo, un punto importante que queda pendiente para futuras líneas de
investigación tiene que ver con la relación entre las personas que están empadronadas y
el total que está en condiciones de hacerlo.
Del total de personas nacidas en otros países recabadas en el censo del año 2010,
268.367 (70,3%) lo hicieron en países limítrofes y Perú, mientras que para el resto
de América y otros puntos del mundo el total fue de 113.411 (29,7%). La cantidad
total de hombres fue de 168.914 (44,24%), mientras que la de mujeres, de 212.864
(55,76%).
Tabla 4. Población extranjera en CABA en el año 2010. Elaboración propia a partir de datos del Censo Nacio-
nal de Población, Hogares y Viviendas 2010 (INDEC).
% de migrantes sobre
País de origen Total
población total
Paraguay 80.325 21,04
Bolivia 76.609 20,07
Perú 60.478 15,84
Uruguay 30.741 8,05
España 26.282 6,88
Italia 22.168 5,81
Brasil 10.357 2,71
293
Ezequiel Fernández Bravo
294
Capítulo 2
14 Una versión modificada de este capítulo fue posteriormente editada en la revista electrónica Temas de antro-
pología y migración 8, 2017.
295
Ezequiel Fernández Bravo
Según la ley, para garantizar que los extranjeros residentes en CABA puedan ex-
presar su voluntad, el Gobierno debería instrumentar los mecanismos tendientes para
que posean la información necesaria para decidir. Como analizaré, la desinformación
es parte de los factores que limitan este derecho. Por un lado, existe una omisión en
cómo se implementará ese artículo; al no regularse la norma, no se han realizado polí-
ticas trascendentes en torno a su difusión. Por otro, a nivel burocrático los funcionarios
terminan por hacer distinciones que, si bien no son legales ni están escritas, vulneran
este derecho. Con respecto al artículo 5, que es el que estipula cómo se realizará el em-
padronamiento, la ley señala que:
La inscripción será solicitada personalmente por el/la interesado/a ante el Tribunal Electoral de
la Ciudad, o en los lugares que determine la reglamentación de esta ley. La solicitud se pre-
sentará en los formularios previstos al efecto. En la solicitud que tendrá carácter de declara-
ción jurada, el/la extranjero/a manifestará que no está comprendido/a en las inhabilidades con-
templadas en las leyes electorales. La falsedad de la declaración hará caducar la inscripción
de pleno derecho. La residencia inmediata de tres años en la Ciudad podrá ser acreditada por
cualquier medio de prueba, excepto la testimonial.
296
¿Quién es ciudadano? Restricciones y demandas en el acceso a derechos políticos...
Para analizar cómo se instrumentaron los artículos señalados, tomaré cuatro de las
agencias de la CABA más trascendentes para su cumplimiento: la Dirección General
Electoral, el Tribunal Electoral, la Defensoría del Pueblo y la Dirección General de
Colectividades. Antes del análisis, las describiré sucintamente.
La Dirección General Electoral forma parte de la Subsecretaría de Justicia del
Ministerio de Justicia y Seguridad de CABA. Cobró vigencia en el año 2002, brinda
asistencia en la infraestructura electoral y es una de las instancias a través de las cuales
el Poder Ejecutivo instrumenta el artículo 11 de la Ley Nº 334. Desde su creación, la
dirigieron Marcelo Escolar, Darío Ruiz, Julián Curi y Ezio Emiliozzi. Lejos de ser
una institución inmutable, cada período estuvo marcado por liderazgos que dejaron
su impronta en las acciones concernientes a la Ley Nº 334. Durante este tiempo no se
desarrollaron políticas sostenidas que incidieran cuantitativamente en el padrón, y las
que se llevaron a cabo fueron principalmente instancias formales, aisladas y con escaso
vínculo con la población. A lo largo de las distintas gestiones, las rutinas burocráticas
fueron modificándose: según los propios funcionarios encargados del contacto directo
con los actores y de la implementación de las mencionadas acciones, el período que va
desde la gestión de Marcelo Escolar a los meses previos a la campaña “Aquí vivo, aquí
voto”, a inicios del 2011, puede ser caracterizado como uno en el que se pasó “de las
calles a las oficinas”, en el que la presencia en el territorio y el contacto directo con la
población fue, paulatinamente, dejando de ser prioridad.
Por otra parte, el Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad de Buenos Aires, a
través del artículo 113, inciso 6, de la Constitución local, posee competencia electoral
originaria, asume la competencia exclusiva y ejerce las funciones de Junta y de Tribu-
nal Electoral. A través de la Secretaría de Asuntos Originarios, se encarga de realizar
los correspondientes empadronamientos, de confeccionar el Registro de Electoras y
Electores Extranjeras y Extranjeros en la Ciudad de Buenos Aires. A su vez, visibiliza
la posibilidad de empadronarse a través de su página web. Si bien en el plano formal
también hay otras instancias como registros civiles para realizar dicho trámite, en la
práctica es el único organismo que ininterrumpidamente ha empadronado. Ubicado en
el centro porteño, en la calle Cerrito 760, realiza estas tareas de lunes a viernes entre
las 9 y las 15 h.
La Defensoría del Pueblo es un organismo de control autónomo e independiente
y, como tal, no recibe instrucciones de ninguna autoridad (ejecutiva, legislativa ni judi-
cial). Entre otras atribuciones, busca proteger y defender los derechos humanos, indi-
viduales y sociales de los habitantes de CABA, así como supervisar y garantizar que las
instituciones y los funcionarios del Gobierno de la CABA cumplan con sus deberes y
respeten la Constitución y las leyes vigentes. Dentro del organismo, y en relación con
la última función mencionada, en 2009 se constituyó una experiencia piloto del Pro-
grama de Observación Electoral, consolidándose en 2010 y 2011 con la supervisión
de cuatro fechas electorales: dos a nivel nacional y dos en la Ciudad. También en 2011
la Defensoría decidió establecer un programa institucional que tuvo como fines, entre
otros, la elaboración de informes sobre procesos electorales y la capacitación externa e
297
Ezequiel Fernández Bravo
interna acerca de derechos políticos y sistemas electorales. En relación con las personas
extranjeras, en 2011 realizaron la observación de 34 mesas en la Ciudad Autónoma
de Buenos Aires, además de trabajar como nexo institucional con el Tribunal Supe-
rior de Justicia. La Defensoría también presentó desde 2004 diversos proyectos de ley
para modificar la Ley Nº 334: además de uno sobre un registro único de autoridades
de mesa y de la propuesta para un código electoral de la Ciudad de Buenos Aires, la
Defensoría presentó iniciativas parlamentarias para que el empadronamiento fuera au-
tomático, sin necesidad de pasar por el Tribunal Superior de Justicia, y se modificaran
sus requisitos. Dichas iniciativas, sin embargo, nunca tuvieron dictamen de comisión y
los proyectos no pasaron al recinto legislativo.
La Dirección General de Colectividades, que depende de la Subsecretaría de De-
rechos Humanos y Pluralismo Cultural de la Jefatura de Gabinete del Gobierno de
CABA, es otra instancia a referenciar en relación con las agencias vinculadas con el
acceso a los derechos políticos en la CABA. Si bien, como analizaré, no tiene relación
con otras agencias del Gobierno a la hora de elaborar políticas sobre el derecho al
voto, considero que hacer foco en ella resulta trascendente, pues da cuenta de cómo se
entienden derechos formales y sustantivos en una cartera abocada íntegramente a “los
derechos humanos” –cuestión que, vale aclarar, debería ser transversal a todas las agen-
cias del Estado–.
En particular, así como otros autores han destacado, en relación con las burocracias
y movilidad humana (Badaró, 2006), en y entre estas agencias prima el carácter con-
tradictorio resultante de diferentes ideas, intereses y tradiciones de sus funcionarios.
Asimismo, dichas agencias mantienen un vínculo más complejo o difuso que la clásica
distinción “Estado-sociedad civil”. Como daré cuenta, los agentes entrevistados men-
cionan que en muchos casos, el ímpetu o el abordaje de estas políticas en la agenda de
trabajo dependieron de los intereses de la persona que se encontraba al frente del or-
ganismo, de los recursos económicos y prioridades del gobierno, o del contexto político.
En relación con la difusión de la Ley Nº 334, cabe destacar como marco general una
primera situación estructural limitante que responde a la ausencia de información
sobre la posibilidad del voto para extranjeros en medios de comunicación comerciales.
Siguiendo a Halpern (2013), entiendo que los medios de comunicación son garantes
indispensables del acceso a la información para la producción, participación y ciuda-
danización de los migrantes. Por ello mismo, la falta de difusión de esta ley a través de
los medios devela las carencias de un Estado que, en términos de libertad de expresión,
no debe pensarse desde la inacción o la no intervención en la sociedad civil, sino como
un actor central para enriquecer el debate público y favorecer miradas ausentes en los
medios de comunicación privados. Dicho esto, cabe preguntarse si el Estado no debería
promover la producción y circulación de las diferentes voces migrantes, en aras de plan-
tear en la esfera pública un debate donde su actuación política fuese vista en igualdad.
298
¿Quién es ciudadano? Restricciones y demandas en el acceso a derechos políticos...
299
Ezequiel Fernández Bravo
Hablábamos de todos los detalles de la ley. Eran charlas de más o menos una hora, contába-
mos qué eran las comunas, cuáles eran los roles de los comuneros, cuáles eran sus derechos
y obligaciones. A veces surgía la pregunta por el empadronamiento de residentes extranjeros
Entonces, de paso se daba aquel viejo folleto que lo explicaba. Matábamos dos pájaros de
un tiro: al que estaba curioso se le daba un folleto para que conociera sus derechos y pudiera
empadronarse. Si surgía nos quedábamos hablando de eso. Si no, si nadie tenía dudas, so-
lamente hablábamos de las comunas, nada más (Entrevista a Jimena, funcionaria de la DGE,
entrevista realizada en mayo de 2015).
16 La ley estipula que los argentinos que hubiesen cumplido la edad de dieciséis (16) años, gozan de todos los
derechos políticos conforme a la Constitución y a las leyes de la República.
300
¿Quién es ciudadano? Restricciones y demandas en el acceso a derechos políticos...
señalan sus funcionarios, la Dirección reconoce únicamente a las asociaciones que es-
tán inscriptas en la Inspección General de Justicia:17
En la Dirección General de Colectividades trabajamos con instituciones que son de las dife-
rentes colectividades y que están legalmente formadas, que están inscriptas en la Inspección
General de Justicia (…) cada colectividad tiene instituciones. Y en base a eso se contactan
con nosotros para poder trabajar. La idea es poder trabajar con instituciones y no con per-
sonas individuales que tienen la idea de lucro (…) A veces es de las dos partes, pero muchas
veces ellos nos plantean sus proyectos, ¿no? Cuáles son sus deseos, de hacer un evento (…)
Nuestra tarea es más que nada cultural. Mostrar la cultura de cada colectividad acá en Bue-
nos Aires (Entrevista a Dino, funcionario de la Dirección General de Colectividades, realizada
en agosto de 2015).
17 Pueden registrarse bajo la figura legal de Asociaciones Civiles, Federaciones o Confederaciones, de acuerdo
con los requisitos indicados por la Inspección General de Justicia. Recuperado el 22 de julio de 2016 en http://
www.jus.gob.ar/igj/competencias-de-igj/entidades-civiles.aspx.
301
Ezequiel Fernández Bravo
predeterminados: pone a la luz ciertos derechos que pueden ser gozados, pero lleva im-
plícito que hay otros que quedan por fuera del campo de discusión. En este sentido, re-
marco que en el discurso del funcionario, el reclamo de derechos es reemplazado por la
noción de “carencia”, y las obligaciones del Estado pasan a ser “una ayuda, una mano”,
una asistencia, que puede presentarse o no. A su vez, al presentar a estas poblaciones
reforzando su extranjería, terminan por borrar sus vínculos con su lugar de residencia,
lo que constituye una forma de producir una “ciudadanía de segunda” (Dagnino, 2008)
y, en último término, refuerzan su despolitización.
302
¿Quién es ciudadano? Restricciones y demandas en el acceso a derechos políticos...
“Nos enteramos por los delegados que tenemos en la villa. A nosotros nos gustó
siempre ser curiosos sobre todo este tipo de actividad, porque tantos años vivimos y
tenemos creo el derecho de participar” (Entrevista a Ofelia, realizada en octubre de
2015). “Lo sabía porque de adolescente siempre milité en el Centro de Estudiantes…
Entonces sabía que tenía la posibilidad de empadronarme” (Entrevista a Camila, reali-
zada en octubre de 2015).
Como señalé anteriormente, desde la perspectiva de los actores estatales los elec-
tores mencionados aparecen, por un lado, caracterizados en términos estrictamente
individuales, abstraídos de sus relaciones sociales. Con el envío de misivas o la difusión
de la participación electoral centrada en las escuelas, se expone un estilo secular y cí-
vico de vida participativa, centrado en una ciudadanía formal homogénea: esto es, una
tendencia a unificar y a aplanar a los sujetos políticos, en donde la ciudadanía termina
por operar como una categoría que homogeneiza a la población residente de la CABA
y ocluye su heterogeneidad real (estrato socioeconómico, género, edad, trayectoria mi-
gratoria, ocupación, etc.) (Krotz y Winocur, 2007).
A su vez, el supuesto subyacente de dicha acción era que luego del empadrona-
miento iba a existir una búsqueda de información complementaria sobre la efectiva
incorporación al padrón, el lugar de votación y, más importante aún, el significado y los
alcances del registro que habilitan al ahora “elector extranjero” a ejercer su derecho al
sufragio. Desde las agencias estatales se estaba pensando en una práctica que implicara
que los individuos se gobernaran a sí mismos a través de la autogestión y autorregu-
lación (Foucault, 1991). En ese sentido, no es una cuestión menor considerar qué
303
Ezequiel Fernández Bravo
significados adquiere para los actores inscribirse en este registro, punto que abordaré
en apartados posteriores.
Una segunda caracterización de los eventuales electores extranjeros que se realiza
desde las agencias estatales es su visualización en términos únicamente nacionales.
La categoría de extranjería aparece como estructurante de las percepciones que los
funcionarios de estas agencias tienen a la hora de pensar políticas públicas. A pesar
de ello, desde la perspectiva de los actores, el entramado generado en el marco de su
participación política en un sentido amplio es un vehículo para acceder a información,
que prima por sobre la visión institucional-formal de la ciudadanía. Teniendo en cuen-
ta este último punto, en este tipo de acciones de las agencias estatales se esconden dos
presupuestos advertidos por Krotz y Winocur (2007) y que no se ciñen a los electores
extranjeros, sino que valen para toda la sociedad: que el ámbito de la política estaría se-
parado de otras esferas de participación comunitaria, sindical, vecinal, festiva, etcétera;
y que la participación en instancias electorales es individual, voluntaria y reflexiva.
18 Son asentamientos informales que, en la Ciudad de Buenos Aires, están reconocidos por la administración
municipal, y en las que se deben ejecutar programas de regularización dominial y de urbanización.
304
¿Quién es ciudadano? Restricciones y demandas en el acceso a derechos políticos...
Como señalan los propios agentes, la explicación de las implicancias del registro se
hacía en el mismo momento, lo que generaba la necesidad de señalar en qué comicios
estaban en condiciones de votar y qué requisitos necesitaban cumplir para hacerlo. En
algunos casos, además, surgió la pregunta por el destino de la recopilación de los datos.
Luego de esa semana, la DGE no retomó contacto con los actores involucrados en los
barrios para hacer un seguimiento del tema.
Algunos de los empleados de la Dirección veían de manera crítica este abordaje,
pues si bien pensaban a estas poblaciones conectadas en un territorio, no tomaba en
cuenta sus trayectorias, los vínculos preexistentes ni las dimensiones simbólicas que el
registro en el padrón podía cobrar para los actores. En ese sentido, si estos documentos
hacen legible la población para el Estado (Trouillot, 2001), cabe preguntarse qué sen-
tidos cobran estas prácticas de documentación para los empadronados, y si encarnarán
en formas de vida a través de las cuales ciertas ideas de ciudadanos empiezan a circular
entre quienes utilizan estos documentos (Das y Poole, 2008). Como explicaba Jimena,
una agente que no participó de la labor pero que trabajaba en la Dirección cuando se
llevaron a cabo esas iniciativas:
La forma de acceso al derecho debe tener algún correlato en la posibilidad de su ejercicio. Si
vos me venís a mí a empadronar de manera compulsiva, sin explicarme, para qué, por qué es
importante, supongo que haré un ejercicio que tendrá que ver con esa forma de entrada al
sistema de la vida democrática (…) Si vas a un lugar donde hay problemas de documentación
y tirás una palabra como “está en el listado”, vas a tener un montón de gente que se va a ano-
tar, porque la gente quiere estar anotada en algo, porque en general tiene problemas con la
documentación, la vivienda, con el gas y la luz, cualquier cosa que logre que su nombre y ape-
llido aparezca (…) Se juega con una dimensión, y más en las urbes, se juga con una dimen-
sión de la carencia. En el 2005 fueron directamente a las villas a empadronar, ellos te lo dicen.
O bajaron ahí (…) Esos tipos… el excluido absoluto al que le decís “te anoto”, y la respuesta
es: “sí, anotame” (Entrevista a Jimena, funcionaria de la DGE, realizada en agosto de 2015).
305
Ezequiel Fernández Bravo
las políticas sobre esta participación; los propios involucrados llegan a empadronarse
sin tener iniciativa, conocimiento ni participación en el proceso.
2) El empadronamiento desde el punto de vista de los actores
Como desarrollé en el apartado anterior, los migrantes entrevistados reconocen la
falta de agencia en el empadronamiento en el territorio, pero en otras esferas de parti-
cipación, como los sindicatos, barrios, escuelas, partidos políticos, buscan activamente
hacer oír su voz y se relacionan con el Estado como ciudadanos “activos” (Wanderley,
2009). En las entrevistas a personas empadronadas recabadas durante la acción instru-
mentada por la Dirección General Electoral, una en la Villa 1.11.14 y otra en Soldati,
se puede dar cuenta del mencionado contraste entre el aspecto pasivo a la hora de ac-
ceder a la posibilidad de empadronarse y la participación activa en otras esferas como
la vecinal o la militancia social. La primera, Elisa, una mujer paraguaya de cuarenta
años, reside en el país desde hace veinte y trabaja en una organización para formación
y capacitación de adolescentes llamada “Construyendo sueños”,19 constituida por “va-
rios papás vecinos del barrio” y que se formó a inicios del 2000. En relación con las
circunstancias y motivaciones de su empadronamiento, señala:
Recuerdo que fueron en el barrio y nos empadronaron a mucha gente… Ahora también es
complicado porque hay mucha gente que no está empadronada, y hace años que viven (…)
Sí hubo gente que fueron al barrio: llevaron la computadora y empadronaron a mucha gente.
Yo en ese momento tenía bien la documentación y me empadroné. Yo me decidí a empadro-
narme porque digo: yo, con mi voto elijo lo que… después más allá de que me equivoque, es
problema mío, como toda persona. Pero es mi derecho, y quiero decidir a quién votar (Entre-
vista a Elisa, coordinadora del Centro comunitario y educativo “Construyendo sueños”, realiza-
da en octubre de 2015).
El segundo caso, Omar, de treinta años y nacido en Bolivia, vive en la CABA desde
hace 24 años. En relación con su participación en organizaciones de la sociedad civil,
explica que participa en el partido político Polo Obrero desde el año 2001, “después
de la caída de De la Rúa”. Sobre cómo se empadronó y cuáles fueron sus motivos,
menciona:
Estaba un día, cerca del barrio, estaban empadronando, estaba al paso y me empadroné.
Después mi esposa tuvo que ir a la central, a Cerrito. Ahora me parece que es más complica-
do, hay que llamar por teléfono y sacar turno, todo eso. (…) Vinieron al barrio. Había uno que
vino con un camión y sacaba fotos al instante, entonces aproveché justo ahí (…) Yo estaba
con un par de amigos, y nos empadronamos todos (…) Más que todo, hay que organizarse y
participar. Si no estamos organizados no vamos a forzar nada. El voto está después: pueden
estar años ellos y si no participás no van a pasar mayores cosas. Si no participamos, no va a
cambiar. Nosotros, me parece que desde nuestro voto intentamos cambiar la situación. Si no
participás, y criticás y criticás, pero siempre están los mismos (Entrevista a Omar, militante del
Polo Obrero, realizada en el año 2015).
19 El Centro comunitario educativo “Construyendo sueños” funciona desde 2001, se sitúa en el Barrio Fátima,
de Villa Soldati, y tiene como objetivo la capacitación para niños, niñas y adolescentes.
306
¿Quién es ciudadano? Restricciones y demandas en el acceso a derechos políticos...
20 “La práctica de los últimos años, durante los cuales se ejercitó el empadronamiento voluntario, permite
apreciar que la inscripción en el padrón se convirtió en un trámite a menudo engorroso, realizado mediante
campañas previas a las elecciones que no siempre se llevan a cabo, utilizando recursos innecesarios y con una
ausencia de las entidades representativas de las colectividades de extranjeros presentes en nuestra Ciudad que,
si bien debían actuar como agentes auxiliares de acuerdo con el Decreto 223 reglamentario de la Ley Nº 334,
nunca pudieron hacerlo por ausencia de convenios cuya firma está contemplada en el art. 2° de dicha norma”.
Proyecto de Ley “Creación del Padrón electoral complementario de extranjeros residentes de la Ciudad”, pre-
sentado por la legisladora Alicia Caruso en 2004.
307
Ezequiel Fernández Bravo
boliviano que reside hace 23 años en CABA, es delegado en la Villa 1.11.14 y trabaja-
dor obrero de la fábrica recuperada Brukman: “Los requisitos para poder empadronar-
te, ejercer ese derecho político… Sí, te piden como mínimo dos años de radicación en
el país. Por ahí mucha gente lleva más años, pero por algunas cuestiones de trámites
burocráticos no pueden conseguir el DNI” (Entrevista a Yuri, referente de la organiza-
ción Carlos Coro Mayta,21 octubre 2015).
La segunda es Elisa, mencionada anteriormente:
Tenías que perder más o menos medio día de trabajo, porque tenías que empadronarte per-
sonalmente y llevar una copia de (la factura de la) luz, te piden recibo de sueldo, si tenés hijos
argentinos… y tendría que llevar boleta de luz. Y si es un alquiler y la luz no viene a tu nombre,
¿cómo hacés? (Entrevista a Elisa, coordinadora de “Construyendo sueños”, octubre 2015).
21 La Asamblea Popular y Originaria Carlos Coro Mayta, fundada en el año 2005, es una agrupación política de
residentes bolivianos en la Ciudad de Buenos Aires, con anclaje territorial en la Villa 1.11.14. Sus ejes de trabajo
están definidos por el acceso a derechos políticos y sociales en CABA, pero también en el ejercicio de derechos
en el país de origen.
22 La Asociación Mutual Unión Guaraní es una organización de la comunidad paraguaya, ubicada en la Villa
21/24, de Barracas.
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¿Quién es ciudadano? Restricciones y demandas en el acceso a derechos políticos...
Como señala Pacecca (2001), debajo de la racionalidad ciudadana, late oscura pero
insistentemente una pasión nacionalista. La nacionalidad se presenta como un vínculo
natural con un territorio que autoriza a los sujetos que la portan a ser enunciadores
legítimos de “lo político”. En última instancia, las agencias estatales intervinientes se
sirven de la ley para defender la idea de la naturalidad de la pertenencia a la comuni-
dad política como requisito para acceder a los derechos de ciudadanía. A pesar de ello,
algunos de los sentidos que los propios migrantes relatan al momento de decidir em-
padronarse contradicen la imbricación conformada históricamente entre nacionalidad
y ciudadanía (Stolcke, 2000; Isin y Turner, 2002).
La primera es Helena, una mujer uruguaya que reside hace cuarenta años en la
CABA y tuvo participación en los preconsejos de comunas, así como en encuentros
vecinales de su barrio (Recoleta, Comuna 1): “Yo elegí vivir acá (…) Donde estoy, que
tengo una plena actividad, y donde tengo los pros y los contras de lo que produce mi
ejercicio democrático (...)” (Entrevista, octubre de 2015). Luego, Ofelia, una mujer
de Bolivia residente hace 34 años en la CABA y que participa en un comedor de su
barrio: “Yo creo que tenemos el derecho porque habitamos años aquí, y vemos la situa-
ción aquí y tenemos el derecho de votar para ayudar y defender nuestro criterio” (En-
trevista, octubre de 2015). Yuri, residente boliviano y referente de la Asamblea Popular
y Originaria Carlos Coro Mayta: “¿Cuántos años vivimos acá, laburamos acá, hicimos
309
Ezequiel Fernández Bravo
nuestros aportes? ¿Aportamos al país, no? Creo, tenemos derechos que nos correspon-
den a nosotros” (Entrevista, octubre de 2015). Y María, una mujer nacida en Paraguay,
que reside hace 26 años en CABA y que participa en una organización ligada al Frente
para la Victoria, donde “pelea por la vivienda social y digna”:
Yo vivo en este país, aporto en este país, y por lo tanto como inmigrante no importa… tengo
igualdad de condiciones que cualquier argentino para decidir esta construcción. Para mí sería
estupendo que todos los extranjeros que vivimos y aportamos, que venimos dignamente a tra-
bajar, tengamos que decidir como ustedes qué país queremos (Entrevista a María, residente
paraguaya, octubre de 2015).
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¿Quién es ciudadano? Restricciones y demandas en el acceso a derechos políticos...
La tercera, Susana, reside en CABA hace treinta años, es locutora y una referente
de la red de radios de la colectividad boliviana en Buenos Aires. A su vez, participa
activamente desde hace 14 años en fraternidades de danzas folklóricas o de música
autóctona: “Somos ciudadanos, aportamos en todo lo que corresponde y por lo menos
desde mi parte me parecería fundamental tener la posibilidad de ser tomados en cuen-
ta como que también tenemos voz y voto, y también sean escuchadas nuestras necesi-
dades” (Entrevista, octubre de 2015).
4) Reforzando la extranjería en la instancia del sufragio
El momento del sufragio efectivo es la última de las instancias que terminan por
generar la restricción de los migrantes que residen en la CABA al derecho a la partici-
pación política formal. Sin ánimos de dar explicaciones absolutas, se puede pensar que
la falta de información y los pocos los lugares de votación para residentes extranjeros, así
como las condiciones en los que este sector de la sociedad vota, inciden directamente
en la posibilidad del ejercicio electoral. Como señalé anteriormente, el Registro de
Electoras Extranjeras y Electores Extranjeros se confecciona en un padrón separado
del resto de los votantes nacionales. Cada una de las mesas de tal padrón está en un cir-
cuito electoral numerado de manera distinta al resto (las de extranjeros comienzan des-
de el 9000 en adelante). De acuerdo con la cantidad de electores habilitados, se abren
mesas en cada comuna. Al ser escasa la cantidad de votantes en términos relativos, solo
una comuna (la 8) tiene cuatro meses de votación, mientras que la mayoría cuenta con
solo dos o tres. En primer lugar, tal disposición incrementa las dificultades para efecti-
vizar el derecho al sufragio. Pero también, una vez allí, se refuerza la condición de ex-
tranjería de los votantes: las listas y mesas de votación aparecen físicamente separadas
del resto, al final del pasillo de cada escuela o en la última o primera aula.
El requisito de hacer una inscripción previa debido a la condición de extranjería no
es algo dado. Como menciona Bourdieu, “las relaciones de fuerza más brutales son al
mismo tiempo relaciones simbólicas y los actos de sumisión, de obediencia son actos
cognitivos (…) Estas estructuras cognitivas son formas históricamente constituidas”
(1997: 115). Se puede pensar que no solo porque son extranjeros tienen registro, pa-
drón, mesas e, incluso en algunas elecciones, centros diferenciados de votación, sino
que también todas esas instancias constituyen rituales y rutinas del Estado que hacen a
la constitución y regulación de identidades sociales y subjetividades, en este caso, de los
no nacionales. Si la institucionalización de rituales y códigos de comportamiento está
relacionada con cómo las sociedades interiorizan el sentido de igualdad de los indivi-
duos, la disposición actual, entonces, termina por reforzar la extranjería de las personas
migrantes. Retomando los aportes de Corrigan y Sayer (2007), se puede pensar que
estas son formas mediante las cuales el Estado habla e intenta definir formas o imá-
genes aceptables de la actividad social y de la identidad individual y colectiva de estas
poblaciones. Desde el marco normativo, el Estado también crea significados y efectos
sociales: la marcación de la extranjería y la consecuente limitación legal de los migran-
tes a la hora de acceder a sus derechos políticos.
No obstante, a partir de la lectura de los proyectos presentados con anterioridad a
la sanción de la Ley Nº 334, se puede dar cuenta de una variedad de fuerzas en pugna
que buscan imponer principios de visión y división comunes a la hora de establecer
los modos en que se reglamentan los derechos políticos para los no nacionales. Varios
311
Ezequiel Fernández Bravo
proyectos sobre la Ley Electoral para la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, presenta-
dos entre 1998 y 1999, hacen mención a la inscripción previa en un Registro Especial
(Torres, Clienti), Registro de Electores Extranjeros (Puy), Registro Especial de Ex-
tranjeros (Olivieri, Kismer) o Registro Específico (Casabe); mientras que otros optan
por incluir a los extranjeros en el Registro de Electores con la nómina de electores de la
Ciudad conformado por el Tribunal Electoral (Caram, Bellomo, Arguello). Este último,
a su vez, plantea una forma de instrumentalizar dicha inscripción, proponiendo que:
La secretaría electoral organizará los ficheros, que contendrán las fichas de todos los elec-
tores con domicilio en la jurisdicción y se dividirá según el sexo de los mismos. Las fichas
serán clasificadas en tres subdivisiones: Por orden alfabético, las fichas modelos A y AF se
utilizarán para la formación de esta primera subdivisión de las divisiones masculina y femenina,
respectivamente (…) Cuando se tratare de electores extranjeros se usarán los modelos E y EF
(Proyecto Nº 199.803.674. VOTO DE EXTRANJEROS Y EXTRANJERAS RESIDENTES EN LA
CIUDAD. Arguello, Jorge, 1998).
312
Capítulo 3
En este capítulo analizo la campaña “Aquí vivo, aquí voto”, desarrollada en el año 2011
por organizaciones tanto de migrantes y de derechos humanos, así como de distintos
actores del ámbito social, político, académico y cultural,23 con el objetivo de indagar
las experiencias de demanda de acceso a derechos políticos por parte de la población
migrante en la CABA. En primer lugar, describo las características generales de la
campaña, cuáles fueron los actores que intervinieron en ella y qué acciones realizaron,
principalmente, entre marzo y abril de 2011: desde las reuniones iniciales, las jornadas
de difusión y el anuncio de un empadronamiento masivo, la acción de amparo presen-
tada para garantizar el acceso al voto de parte de residentes extranjeros, presentada el
11 de abril, y el propio empadronamiento masivo del 13 de abril de ese año.
Al analizar estas acciones, me interesa ver de qué manera estos actores intentaron
convertir el derecho al voto de residentes migrantes en un “problema social”. A su vez,
me centro en los encuentros entre distintos actores de la campaña con funcionarios de
las burocracias estatales, para identificar las representaciones y prácticas en torno a la
participación política de migrantes. En este punto, también indago los modos en que
el Estado terminó por restringir en la práctica a parte de las personas que quieren ac-
ceder al derecho al voto. Posteriormente, describo cuáles fueron los sentidos asociados
a la ciudadanía que se trabajaron desde la campaña, e interpreto la forma en que se
inscribió el reclamo de participación electoral en un contexto de participación política
313
Ezequiel Fernández Bravo
más amplia. En última instancia, en este capítulo me interesa analizar las respuestas
de un conjunto de actores hacia las políticas excluyentes del Estado en torno a los
derechos políticos de personas migrantes. Como desarrollaré, la campaña “Aquí vivo,
aquí voto” no perduró en el largo plazo, y la iniciativa de desnacionalizar la ciudadanía
(Sassen, 2003) terminó subordinada al calendario electoral. En esa dinámica, las ac-
ciones que orientaron primordialmente la campaña resultaron aferradas al plano nor-
mativo, quedando la ciudadanía pensada como un estatus sin articulación con la praxis
ciudadana de los propios actores (Lazar, 2008; Wanderley, 2009).
“Aquí vivo, aquí voto” fue una campaña desarrollada principalmente entre marzo y
abril de 2011, que continuó con intervenciones a lo largo de ese año y participó pun-
tualmente en octubre de 2012, a través de una carta de adhesión, en el pedido de ex-
tensión de los derechos políticos de los inmigrantes con residencia permanente a nivel
nacional en la Comisión de Asuntos Constitucionales del Senado de la Nación. Como
mencioné, contó con la participación de organizaciones de migrantes y de derechos
humanos, así como de distintos actores del ámbito social, político, académico y cultu-
ral. Se orientó la difusión y propaganda sobre los derechos políticos de los residentes
migrantes, y la inscripción para ser habilitado al voto a través de distintas actividades
como mesas, charlas debate, gacetillas de prensa, spots radiales.
Esta campaña fue la expresión local de un fenómeno que se ha dado en distintos
lugares del mundo, como Brasil o Suiza, pero principalmente retomó la iniciativa rea-
lizada en España durante el año 2010, llamada también “Aquí vivo, aquí voto. Por una
ciudadanía plena”. Como di cuenta anteriormente, el empadronamiento voluntario pa-
ra las personas extranjeras en la CABA está regulado por la Ley Nº 334, promulgada
en el año 2000. Posteriormente a su sanción, si bien existieron iniciativas parlamenta-
rias para modificarla, la discusión sobre la participación electoral de personas migran-
tes en la CABA se dio con mayor énfasis en la esfera pública en el año 2011. De acuer-
do con Halpern (2013), tal contexto se vio favorecido por tres condiciones. La primera,
más general, tiene que ver con las transformaciones normativas en materia migratoria
dadas desde el año 2003 y materializadas den la Ley Nº 25.871. La segunda, con una
fuerte recuperación y reivindicación de la participación política de la población en ge-
neral dentro del sistema formal-institucional, luego de la crisis del 2001. La tercera es
la toma del Parque Indoamericano de Villa Soldati (CABA), sucedida en diciembre de
2010, durante la cual fueron asesinadas tres personas de origen extranjero en condicio-
nes aún no esclarecidas. El conflicto por tierra y vivienda que dicha toma expresó tuvo,
entre otras consecuencias, la estigmatización de distintos colectivos migrantes por par-
te del entonces jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Mauricio Macri. Así,
distintas iniciativas migrantes pueden ser consideradas una respuesta a ello, en busca
de visibilizar su “derecho a la Ciudad” (Oszlak, 1991).
La campaña “Aquí vivo, aquí voto” buscó desde un primer momento ser una iniciativa
colectiva que pretendía sumar desde la diversidad. Así, confluyeron organizaciones de
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del señor era una calle sin numerar, manzana 5, casa 3, Capital Federal. El funcionario
respondió que no podría empadronarse, dado que esa calle probablemente atravesara
varias comunas, y al no decir a qué barrio pertenecía esa altura –el barrio no estaba es-
pecificado en el DNI– no podrían asignarle comuna para votar. No es infrecuente que
este tipo de direcciones, pertenecientes a villas y barrios pobres de la Ciudad, falten
en los sistemas –cuestión que, por otra parte, vale también preguntarse para el caso de
los nacionales–. “Tendrías que ir al Registro Civil y pedirles que te agreguen el barrio”,
contestó el secretario. Hubo quejas de varios líderes migrantes: tantos trámites harían
que estas personas desistieran de empadronarse, ya que pertenecen en general a la clase
trabajadora y no podrían hacer tantos trámites en días hábiles. Al respecto, Pamela,
que participaba desde el Centro de Derechos Humanos de la UNLa, analizaba:
Surgieron un montón de problemas concretos: a los DNI les faltaba información, estaban mal
confeccionados. La persona que quería empadronarse no podía a pesar de que tenía todos
los… o no sé, les faltaba las comunas. Entonces el Tribunal no los inscribía para empadronar-
se, pero tampoco era culpa de la persona que le hubiese confeccionado mal el DNI (Entrevista
a Josefina, miembro de CAREF, julio de 2016).
Como desarrollé en el capítulo 2, los requisitos exigidos por el Estado para la in-
clusión de los migrantes en el empadronamiento son a la vez resultado y generadores
de exclusión: no solo la nacionalidad, sino el estatus socioeconómico de los migrantes
–como puede ser habitar en un domicilio de difícil especificación en un documento–
restringe el acceso al voto. Al mismo tiempo, el accionar de los funcionarios está regido
–como también evidencié en el capítulo 2 respecto del acceso a la información– no por
el control directo en los trámites fallidos para el empadronamiento, sino a partir de la
administración del yo (Rose y Miller, 1992): son las personas migrantes quienes deben
volver a realizar su DNI, tratar con los Centros de Gestión y Participación, verificar
que se corrijan las irregularidades en su documentación, aun cuando hubiera sido el
Estado el causante de su ilegibilidad burocrática.
La tarde de la jornada de empadronamiento masivo continuó del mismo modo:
largas filas, personas que no podían empadronarse, funcionarios que intentaban repartir
fotocopias con los requisitos y el teléfono del TSJ para que regresaran otro día hábil,
confusión a la hora de saber cuáles eran los requisitos para empadronarse y, en caso de
poder hacerlo, a partir de qué votación podrían sufragar. En este punto, nuevamente
se evidencia una racionalidad de gobierno en la que priman tecnologías y métodos a
través de los cuales los individuos deben gobernarse a sí mismos: autogestión y auto-
rregulación (Shore, 2010). Al final del día, en el Registro de Electores Extranjeros y
Electoras Extranjeras se habían empadronado 189 personas, número que superó a los
inscriptos que anualmente hicieron el trámite en 2004, 2006 y 2008.
Distintos actores de la campaña mostraron diferencias a la hora de pensar la orga-
nización de la jornada de empadronamiento masivo y, sobre todo, de evaluar cómo se
dio en relación con el trabajo en el acceso a derechos. Se aprecia que el “tiempo de la
política” marcaba una tensión con el “proceso de ciudadanización” que pretendían ins-
talar desde la campaña.
Me acuerdo que a una de las reuniones vinieron diciendo “bueno, nosotros podemos conse-
guir dos micros que vayan y lleven a la gente porque no sé qué, que tenemos que demostrar
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el interés de la población…”. Y eso me empezó a hacer ruido, porque era como llevar prác-
ticas muy… de lógica partidaria a cuestiones que para mí tenían que ver con ampliación de
derechos y tenían otros tiempos (…) Después ahí lo que ocurrió fue que la institución no
estaba preparada para recibir tal cantidad de gente, que la gente llevó documentos que no
contemplaban lo que se necesitaba (…) Para nosotros no era solamente que los que estaban
en condiciones de votar se inscribieran y fueran a votar porque había que tratar que Macri no
ganara, ¿entendés? Sino que ahí había otra agenda propia que tenía que ver con un mediano
plazo… y que los derechos políticos fueran un tema de agenda de las colectividades (Entrevis-
ta a Josefina, miembro de CAREF, julio de 2016).
Uno de los integrantes de la Asamblea Carlos Coro Mayta, quien participó acti-
vamente de la campaña, también hace referencia a esa tensión con las organizaciones
político-partidarias:
Pasaron las agrupaciones. También hacen esto… las agrupaciones que tienen ese poder, las
agrupaciones que tienen poder político, poder económico. Me refiero a los gobiernos naciona-
les y de la ciudad, bueno hacen uso de eso. Van hasta, que se yo… con migajas. Te empadro-
nan, te ponen movilidad, te traen acá… (Entrevista, 2015).
Dos días después del empadronamiento, debido a una iniciativa del entonces dipu-
tado Rafael Gentili (Proyecto Sur), se declaró en la Legislatura de la Ciudad, el “Inte-
rés social de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires a la campaña ‘Aquí vivo, aquí voto’
que promueve la difusión de los derechos políticos de los habitantes extranjeros que
viven en esta Ciudad”. Es de destacar que Gentili también había participado previa-
mente en la discusión sobre derechos políticos de las personas migrantes en la Ciudad
de Buenos Aires, a partir de un proyecto de modificación de la Ley N° 334, que fue re-
tomado por la propia campaña para formular sus objetivos. A su vez, integrantes de su
espacio político, como señalé, también habían participado de las actividades del “Aquí
vivo, aquí voto”. Sobre el funcionamiento de la campaña, Gentili analiza:
La campaña tuvo muchos problemas (…) Los primeros que lo tomamos como eje de trabajo
político fuimos nosotros. Entonces, siempre tuvo muchos problemas en términos políticos, Las
organizaciones… no se incluyó a todas, sino que estos se casaron con alguna, y así los que
estaban peleadas con esa alguna no participaron… (Entrevista Rafael Gentili, agosto de 2015).
Tras esa declaración por parte del Poder Legislativo, el 20 de mayo de 2011, el Tri-
bunal Superior de Justicia rechazó los dos puntos planteados en el amparo. En relación
con la ampliación del plazo –el primero–, enunciaron que no podía prosperar “por au-
sencia de verosimilitud del planteo”, ya que la constitución del padrón provisorio había
vencido el día 10 de abril de ese año, tres días antes de la jornada de empadronamiento
masivo. Sobre el segundo punto, el TSJ señaló que carecía “de la urgencia que justifica
la utilización del instituto del amparo y, por lo tanto, vuelve inadmisible la vía escogida”.
Este recurso, entiendo, buscó involucrar un procedimiento judicial para que el sistema
legal se viera obligado a dar respuesta al conflicto entre los derechos establecidos y las
prácticas que violan su ejercicio. Así, se intentó ampliar el alcance de los derechos a
prácticas que los propios actores señalaban como no reguladas, cuestionar las fronteras
de la ciudadanía y poner en tela de juicio las reglas y el lenguaje que regían la cuestión
hasta ese momento (Smulovitz, 2008). A pesar de ello, la respuesta judicial sobre dere-
chos políticos de personas migrantes fue negativa, argumentándose que se trataba de
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los propios afectados –quienes tienen mayor fuerza retórica para exigir la reparación de
la vulneración de sus derechos desde su propia experiencia– no tuvieron peso después
de la campaña. Como mencioné antes, en la construcción del “problema” coexistieron
dos posturas a la hora de presentar los medios para alcanzar las soluciones del proble-
ma de la falta de acceso al voto, en particular, y a derechos políticos, en general, por
parte de la población migrante. Por cómo se desarrolló la campaña, primó la postura
que buscaba un impacto electoral a través del empadronamiento de una sustantiva ma-
sa de votantes como fin en sí mismo:
Para las organizaciones más de carácter partidario el punto era sumar votos y para las organi-
zaciones que trabajamos derechos de migrantes era ampliar márgenes de derechos y plantear
normas que garantizaran eso; entonces son cuestiones más de largo plazo, y lo otro era más
de corto plazo. Y las organizaciones de las colectividades, fueron pocas las que efectivamente
se sumaron (Entrevista a Josefina, miembro de CAREF, julio de 2016).
Por otro lado, el acceso a los medios de comunicación como esfera para la construc-
ción del “problema” se dio principalmente en relación con el empadronamiento masivo.
Si bien existieron coberturas de medios gráficos y radiales de colectividades o con fuer-
te anclaje territorial, como los periódicos Renacer, Página 12, Perfil, Noticias Urbanas,
las emisoras FM Constelación, FM Metropolitana, FM La Milagrosa, Radio Gráfica,
y otros medios de comunicación como TELAM, La Tribu, la TV Pública y Telesur. La
mayor parte de ellas tuvo como foco el propio empadronamiento, pero su interés por la
cuestión no se sostuvo en el tiempo. En el mismo sentido, la demanda no prosperó en
el ámbito de los Tribunales –como describí, la acción de amparo fue denegada–, por lo
que tampoco esa arena de discusión continuó.
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CONCLUSIONES
Durante el desarrollo de esta tesis, reconstruí las iniciativas de las agencias estatales
del Gobierno de la CABA en torno al acceso al voto de residentes extranjeros, así
como las estrategias y representaciones de los actores que reclaman por dicha parti-
cipación. De manera más general, interpreté los sentidos que cobra la ciudadanía en
distintos contextos indagando en las posibles articulaciones entre esta noción enten-
dida como vínculo formal y las acciones o praxis ciudadanas de los propios actores.
En este recorrido, di cuenta de cómo las percepciones de los funcionarios de distintas
agencias del Estado en relación con los sentidos de la ciudadanía inciden directa-
mente en la posibilidad de acceso a la participación electoral. Si bien, formalmente,
todos aquellos “residentes permanentes” tienen derecho a participar en instancias
políticas formales, en la práctica de las instituciones esto termina por restringirse. A
su vez, mostré de qué manera la posibilidad de una construcción de ciudadanía de
“abajo hacia arriba” más extensa e inclusiva está influenciada, en gran medida, por la
posibilidad de ligar el aspecto formal de esta institución con las propias experiencias
y praxis de los actores involucrados.
Mi primer objetivo fue reconstruir y describir las formas normativas de clasifica-
ción estatal en relación con las migraciones en la Argentina a lo largo del siglo XX,
para pensar la articulación entre dichas categorías y el acceso a los derechos políticos
de los migrantes. Al respecto, señalé el modo en que el desarrollo del entramado nor-
mativo vinculado a flujos migratorios termina por restringir o excluir a las personas
migrantes de la arena político-institucional. La reificación de estas en su extranjería
y el consecuente proceso de estratificación de ciudadanía implicado en el marco legal
tienen como uno de sus efectos la falta de acceso a derechos políticos y una “ciudada-
nía de segunda”. Esa estratificación –que, como señala Martiniello (1994), puede pen-
sarse en las categorías de citizens, denizens y margizens– es la que permite entender que
los únicos habilitados para empadronarse sean los “residentes permanentes”.
Al historizar el desarrollo normativo, di cuenta de cómo el actual “sistema de ca-
silleros” de leyes y decretos que fragmenta en categorías de ingreso y permanencia a
los flujos migratorios responde a un proceso histórico-social que se expresa a partir
de la segunda mitad del siglo XX, y que está ligado a la visibilización de la migración
limítrofe y a su preponderancia en términos relativos sobre el total de la población
migrante. Si a comienzos del siglo XX, los requisitos de la Ley Nacional N° 10.240/17
reflejaban la cristalización de la idea de una elite gobernante que buscaba establecer en
el Estado nación una ciudadanía “desde arriba” (Villavicencio, 2007), y a partir de la
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¿Quién es ciudadano? Restricciones y demandas en el acceso a derechos políticos...
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Ezequiel Fernández Bravo
en instancias como las elecciones de sus respectivos países de origen. Así, cabe efectuar
dos preguntas: la primera, por las pertenencias políticas múltiples y afiliaciones no ex-
cluyentes o, dicho de otro modo, si se puede pensar que las habilidades adquiridas en el
país de origen y el activismo transnacional alimentan un compromiso político a través
de las fronteras e incidien en el país de destino (Escrivá, 2013). La segunda pregunta,
ligada a la primera, tiene que ver con pensar si se puede ampliar el espectro de acción
y los compromisos de los respectivos países de origen, a la hora de efectivizar los dere-
chos políticos de los migrantes en los países de destino, por ejemplo, a través de insti-
tuciones como las embajadas y los consulados, ya que podría incidir en el compromiso
político respecto del propio país de origen. Como líneas de investigación posteriores
a esta tesis, queda averiguar los posibles vínculos entre los Estados de origen y la po-
blación migrante, cuáles son las percepciones de la población que persiste en origen y
en qué medida ambos habilitan o condicionan la posibilidad de la participación en un
nivel transnacional.
En el capítulo 3 describí un estudio de caso, la campaña “Aquí vivo, aquí voto”, con
el objetivo de dar cuenta de un proceso de demanda frente a las restricciones que el
Estado impone a personas migrantes para su participación política en instancias for-
males. A partir de esta campaña, intenté mostrar cómo, en un caso concreto, esos sen-
tidos de ciudadanía se disputan y amplían o restringen. En relación con los objetivos
planteados, entiendo que inicialmente las metas de la campaña tuvieron que ver con
apelar, a través de prácticas de aquellos excluidos de la ciudadanía plena, al lenguaje de
la ciudadanía para articular demandas en torno al acceso a derechos políticos. En este
proceso, los actores de la campaña buscaron cuestionar el vínculo entre ciudadanía y
nacionalidad, por medio de la territorialización de la pertenencia (Penchaszadeh, 2012).
Muchos de los actores que eran reconocidos en la práctica por agentes estatales, pero no
autorizados para participar en la arena político-institucional (Sassen, 2002), buscaron
ser legitimados plenamente en esta, lo que hubiera generado transformaciones en la
inclusión/exclusión de la ciudadanía. En este sentido, puede ser que una de las dificul-
tades para que tal cambio prosperara se vincule con que ello hubiese implicado tam-
bién la desnacionalización (Sassen, 2006) de una institución central al Estado moderno,
como la mencionada ciudadanía.
En las interacciones con distintas agencias estatales que describí en este capítulo,
mostré cómo la estructura de oportunidades políticas (Koopmans y Statham, 2000) a
nivel institucional termina por coartar las posibilidades de participación de aquellos
que quieren registrarse como electores extranjeros. Tanto las acciones colectivas que se
plantearon (la acción de amparo y el empadronamiento masivo) como las iniciativas
individuales de activismo cívico y político (en este caso, se puede pensar el hecho
individual de empadronarse) fueron limitadas por estructuras que dificultaban su
desarrollo, por medio de trabas legales y organizacionales. La negativa al recurso de
amparo, las políticas que ponían la responsabilidad en la autogestión de los migrantes
para realizar estos trámites (aun cuando se ven obstaculizados por errores propios de
otras agencias estatales), la falta de voluntad política para visibilizar la cuestión como
un “problema social”, los impedimentos de facto como los horarios restringidos o la
falta de accesibilidad a establecimientos que realicen el trámite son instancias que
restringen la posibilidad de participación. Desde esta descripción, se pueden leer los
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¿Quién es ciudadano? Restricciones y demandas en el acceso a derechos políticos...
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Ezequiel Fernández Bravo
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Ezequiel Fernández Bravo
Agradecimientos
A mi directora Brenda, por su guía, paciencia; por las lecturas atentas y las reflexiones
compartidas en este trayecto;
A mis tutores Brenda y Marcelo, por el acompañamiento y los valiosos consejos y
aportes en estos últimos meses;
Al CIEP, de la UNSAM, por permitirme transitar esta maravillosa experiencia;
A Guille y a Koli, por sus enseñanzas.
A Andrés, Jorge, Alba, David, Felipe, Hind, Leo y todos los compañeros y compañeras
de cohorte, por hacer la cursada más enriquecedora y gratificante;
A los amigos de siempre;
A Clara.
340
SEGURIDAD CON SOBERANÍA
ALIMENTARIA EN EL ESTADO
PLURINACIONAL DE BOLIVIA:
del paradigma neoliberal al
fortalecimiento de las prácticas
comunitarias participativas para la
efectivización del derecho
humano a la alimentación adecuada
1 Según el último censo de población y vivienda, Bolivia cuenta con población total de 10.389.913 habitantes,
4.199.977 habitantes se perciben como indígenas, es decir, el 42% de total.
343
Adriana Rodríguez Rengel
luego se consolida en la refundación del Estado, en el año 2009. Es así que desde una
nueva forma de entender las bases fundamentales del Estado, desde la visión del vivir
bien (sumaq qamaña en idioma aymara) para todas y todos los bolivianos, al parecer, se
estaría buscando el cambio del patrón productivo, otorgándole importancia a la olvida-
da economía campesina, para revitalizarla y consolidar la agricultura familiar.
Desde un enfoque de derechos, entendiendo que el Estado es el principal garante
para la efectivización del derecho humano a la alimentación brindando de manera
previa la seguridad alimentaria, el Estado Plurinacional estaría fortaleciendo la visión
de soberanía alimentaria, entendiendo que, como parte de la consolidación de su lucha
contra el neoliberalismo, se debería priorizar las redes primigenias de la economía
campesina tradicional. A través de su reconocimiento y la implementación de políticas
públicas podría consolidarse un nuevo paradigma comunitario traducido en un modelo
construido sobre la reivindicación de prácticas de los pueblos indígenas y campesinos a
los que representa.
En esta línea, el objetivo del presente trabajo es mostrar cómo desde la visión
filosófica del sumaj qamaña, el Estado boliviano implementa políticas públicas que ga-
ranticen la seguridad alimentaria con soberanía, a partir de la promoción de las formas
tradicionales de producción de alimentos o la incorporación de políticas y planes para
la mejora en los medios de producción, con el objetivo de fomentar la agricultura fami-
liar campesina.
344
Capítulo 1
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN
EN EL MARCO INTERNACIONAL DE
LOS DERECHOS HUMANOS Y LAS
CONCEPTUALIZACIONES DE
SEGURIDAD Y SOBERANÍA ALIMENTARIA
Los derechos humanos son los derechos inherentes a toda persona sin distinción de
sexo, nacionalidad, lugar de residencia, origen étnico, color de piel, religión, lengua,
edad, partido político o condición social, cultural o económica. Los Estados son los
principales sujetos del derecho internacional público para garantizar los derechos hu-
manos, y quienes tienen la labor principal de proteger y promover estos derechos que
se encuentran garantizados por el derecho internacional consuetudinario y derecho de
los tratados (Laski, 1980: 189).
345
Adriana Rodríguez Rengel
el ámbito interno de los Estados como en el propio seno del derecho internacional
(Del Toro Huerta, 2008).
A continuación son presentados los principales instrumentos de derecho interna-
cional de derechos humanos que fueron adoptados en la ONU y OEA con carácter
vinculante y no vinculante sobre el DHAA, para posteriormente vincular los conceptos
de seguridad y soberanía alimentaria.
346
Seguridad con soberanía alimentaria en el Estado Plurinacional de Bolivia: del paradigma neoliberal al...
2 Inicialmente, los Estados deben presentar informes a los dos años de la aceptación del Pacto y, luego, cada
cinco años. El Comité examina cada informe y expresa sus preocupaciones y recomendaciones al Estado parte
en forma de “observaciones finales”.
347
Adriana Rodríguez Rengel
348
Seguridad con soberanía alimentaria en el Estado Plurinacional de Bolivia: del paradigma neoliberal al...
La OEA tiene como uno de sus objetivos la promoción de los derechos humanos y la
lucha contra problemas compartidos como la pobreza, establece en la Carta (1948) en
el ámbito de la igualdad de oportunidades la búsqueda de la eliminación de la pobreza
crítica, la distribución equitativa de la riqueza y del ingreso, así como la plena parti-
cipación de sus pueblos en las decisiones relativas a su propio desarrollo, dedicando
sus máximos esfuerzos a la consecución de las meta de la nutrición adecuada, particu-
larmente por medio de la aceleración de los esfuerzos nacionales para incrementar la
producción y disponibilidad de alimentos (art. 34).
La Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre (1948) esta-
blece –en el marco de la preservación del derecho a la salud y al bienestar– que los
Estados garantizarán las medidas sanitarias y sociales relativas a la alimentación. En tal
sentido, en el acápite de deberes señala que todas las personas tienen el deber de asistir,
alimentar, educar y amparar a sus hijos menores de edad, y los hijos tienen el deber de
honrar siempre a sus padres y el de asistirlos, alimentarlos y ampararlos cuando estos
lo necesiten (arts. XI y XXX).
La Convención Americana sobre Derechos Humanos (1969) señala que los Esta-
dos parte se comprometen a respetar los derechos a la vida, integridad física, psíquica,
entendiendo que estos derechos no se concretan sin un nivel de alimentación adecua-
da. Asimismo, este derecho es priorizado en la niñez, por su condición de vulnerabili-
dad, realizando énfasis en el acceso a los recursos económicos para adquirir alimentos.
Por otra parte, este derecho debe ser efectivizado sin ningún tipo de discriminación
y protegido por la ley, comprometiendo a los Estados a brindar los recursos econó-
micos, materiales, necesarios para otorgar una alimentación adecuada –sin los cuales
sería imposible concebir el acceso a los alimentos– denominados en la convención
como providencias necesarias, ya sea a nivel interno como mediante la cooperación in-
ternacional, especialmente económica y técnica, para lograr progresivamente la plena
11 Informe del Relator Especial de las Naciones Unidas sobre el Derecho a la Alimentación, 7 de febrero de
2001, E/CN.4/2001/53.
349
Adriana Rodríguez Rengel
efectividad del derecho que se derivan de las normas económicas, sociales (arts. 1, 2, 4,
5, 19, 21, 24 y 26).
El protocolo adicional a la Convención Americana sobre Derechos Humanos
en materia de derechos económicos, sociales y culturales, Protocolo de San Salvador
(1988), indica que toda persona tiene derecho a una nutrición adecuada, que le asegure
la posibilidad de gozar del más alto nivel de desarrollo físico, emocional e intelectual.
Para erradicar la desnutrición, compromete a los Estados parte a perfeccionar los mé-
todos de producción, aprovisionamiento y distribución de alimentos y promover una
mayor cooperación internacional en apoyo de las políticas nacionales sobre la materia.
Realiza un especial énfasis en la protección a los ancianos estableciendo que los Esta-
dos parte deberán proporcionar una alimentación y atención médica especializada a las
personas de edad avanzada que carezcan de ella y que no se encuentren en condiciones
de proporcionársela por sí mismas (arts. 12 y 17).
En la Convención Interamericana sobre Obligaciones Alimentarias (1989), el
derecho a recibir alimentos se encuentra garantizado sin distinción de nacionalidad,
raza, sexo, religión, filiación, origen o situación migratoria, o cualquier otra forma de
discriminación, comprometiendo a los Estados parte a suministrar asistencia alimen-
taria provisional en la medida de sus posibilidades a los menores de otro Estado que se
encuentran abandonados en su territorio (arts. 4 y 19).
Como parte de los instrumentos de soft law, y considerando que en el continente
residen 826 pueblos indígenas que conforman un conglomerado de 45 millones de
personas,12 en la presente gestión fue adoptada la Declaración Americana de los pue-
blos indígenas, que compromete a los Estados la provisión de los medios necesarios
para que los pueblos indígenas logren eliminar las condiciones de salud deficitarias
existentes respecto a estándares aceptados para la población en general, refiriéndose
al estado de desnutrición de los pueblos indígenas. También les otorga el derecho de
participar plenamente en la formulación, planeamiento, ordenación y aplicación de
programas gubernamentales para la conservación de sus tierras, territorios y recursos
(arts. XII.4 y XIIi.4).
El presente trabajo pone su énfasis en los pueblos indígenas y sus derechos, pues-
to que son quienes han sufrido la vulneración de sus derechos a lo largo de 500 años.
Dichos derechos son reivindicados por las constituciones de países como el Estado
Plurinacional de Bolivia (2009), que tiene una población mayoritariamente indígena,13
que los ha concebido constitucionalmente como naciones indígena, originario campesinos,
otorgándoles un tipo de reconocimiento diferenciado, a través de derechos especiales
que respaldan los usos y costumbres propios, así como su relación con la naturaleza
(arts. 30, 31 y 32).
Pero ¿cómo se garantiza el derecho humano a la alimentación? Es en ese contexto
donde surge el concepto de seguridad alimentaria y nutricional, como un estado previo
para la garantía del derecho en sí mismo.
12 Estos datos son reflejados en el informe de la Comisión Económica Para América Latina (CEPAL) denomina-
do “Los pueblos indígenas en América Latina: Avances en el último decenio”.
13 Según el último Censo de población y Vivienda, Bolivia cuenta con población total de 10.389.913 habitantes,
4.199.977 es decir el 43, 64 % de habitantes se perciben como indígenas.
350
Seguridad con soberanía alimentaria en el Estado Plurinacional de Bolivia: del paradigma neoliberal al...
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Adriana Rodríguez Rengel
alimentos silvestres; compra de alimentos a los precios vigentes en los mercados, tien-
das, etc.; intercambio de alimentos o trueque; regalos o donaciones de amigos, familia-
res, comunidad, gobierno, agencias no gubernamentales; entre otros. Los hogares que
no cuenten con estos mecanismos no podrán acceder a una cantidad de alimentos, a
pesar de que estos se encuentren disponibles.
3) Estabilidad: Entendida como la capacidad de asegurar el abastecimiento y el acceso
a alimentos de manera continua y estable en todo momento. Es decir, la capacidad para
solucionar las condiciones de inseguridad alimentaria de carácter transitorio que ocurran
por problemas en la disponibilidad de alimentos debido a plagas, factores climáticos, en-
tre otros, y por cambios bruscos en el nivel de precios, inestabilidad económica y política.
4) Uso o utilización biológica: Se relaciona con el uso individual de los alimentos, y
la capacidad de absorber y metabolizar los nutrientes. La utilización de alimentos con-
sidera aspectos tales como el almacenamiento, procesamiento y preparación de los ali-
mentos; la distribución intrahogar de los alimentos de acuerdo con las necesidades de
cada miembro; las prácticas alimentarias que deben tomar en cuenta, requerimientos
nutricionales especiales de ciertos grupos (como niños y niñas, mujeres embarazadas,
adultos mayores, enfermos) y el estado de salud y nutrición de los individuos.
Normalmente, la utilización se entiende como la forma en la que el cuerpo aprove-
cha los diversos nutrientes presentes en los alimentos. El ingerir energía y nutrientes
suficientes es el resultado de buenas prácticas de salud y alimentación, la correcta
preparación de los alimentos, la diversidad de la dieta y la buena distribución de los ali-
mentos dentro de los hogares. Si combinamos esos factores con el buen uso biológico
de los alimentos consumidos, obtendremos la condición nutricional de los individuos.
En conclusión, la seguridad alimentaria es la condición cuando todas las personas
tienen, en todo momento y de acuerdo con sus preferencias en cuanto a los alimentos,
acceso físico y económico a suficientes alimentos, inocuos y nutritivos para satisfacer
sus necesidades alimenticias, a fin de llevar una vida activa y sana (FAO, 2006).
352
Seguridad con soberanía alimentaria en el Estado Plurinacional de Bolivia: del paradigma neoliberal al...
14 El sistema agroalimentario (SAA) “… se remite a una serie de actividades que involucran la producción, el
procesamiento industrial, la comercialización y la distribución final de los alimentos, orientados tanto al mercado
interno como a las exportaciones; incluye el sector agropecuario y las industrias que le proveen insumos, la
comercialización y el procesamiento industrial de productos de origen agropecuario y la distribución mayorista
y minorista de alimentos elaborados. Este espacio económico abarca el proceso de transformación técnica de
productos agropecuarios –desde la semilla (o la genética animal) a la mesa del consumidor–, así como el conjun-
to de agentes económicos y sociales y las relaciones de estos en cada una de las etapas del proceso de trans-
formación, articulándose entre sí y/o con agentes que participan en otras etapas del sistema. Asociados al SAA
se encuentran los sistemas de soporte o de infraestructura: los sistemas educativo y científico tecnológico (inclu-
ye la universidad), los financiamientos (bancos), los mecanismos de comercialización regulación (Mercado Cen-
tral de Frutos), etc.” (Teubal y Rodríguez, 2002). El sistema agroalimentario está conformado por subsistemas o
“complejos agroindustriales”; cada uno de ellos comprende el ciclo de etapas y características del sistema, pero
referidos a un producto o conjunto determinado de productos, como por ejemplo podrían ser el complejo cárni-
co, el avícola, el lácteo, el oleaginoso, el cerealero, el complejo frutihortícola, etcétera.
353
Adriana Rodríguez Rengel
alimentación de todos los ciudadanos implica cambios de tal magnitud que segura-
mente constituirán un importante avance para alcanzar la SA (Risso Patrón, 2011).
A través de la SA –como parte del fortalecimiento del proceso y control del pro-
ceso de producción de alimentos con intervención estatal–, a través de una economía
social,15 la agricultura familiar16 es fortalecida confluyendo en muchos sentidos, porque
–en el sentido de reproducción de la vida– las acciones socioeconómicas de los sujetos
son organizadas y se puede construir un modo alternativo de satisfacción de las nece-
sidades familiares y comunitarias que recupere el sentido creativo y autogestionario del
trabajo como actividad humana (Cittadini, 2010).
De acuerdo con The Six Pillars of Food Sovereignty, developed at Nyéléni, 2007 (Food
Secure Canada, 2012), la soberanía alimentaria descansa sobre seis pilares:
1) Se centra en alimentos para los pueblos: a) pone la necesidad de alimentación de
las personas en el centro de las políticas; b) insiste en que la comida es algo más que
una mercancía.
2) Pone en valor a los proveedores de alimentos: a) apoya modos de vida sosteni-
bles; b) respeta el trabajo de todos los proveedores de alimentos.
3) Localiza los sistemas alimentarios: a) reduce la distancia entre proveedores y
consumidores de alimentos; b) rechaza el dumping y la asistencia alimentaria inapro-
piada; c) resiste la dependencia de corporaciones remotas e irresponsables.
4) Sitúa el control a nivel local: a) lugares de control están en manos de proveedo-
res locales de alimentos; b) reconoce la necesidad de habitar y compartir territorios; c)
rechaza la privatización de los recursos naturales.
5) Promueve el conocimiento y las habilidades: a) se basa en los conocimientos
tradicionales; b) utiliza la investigación para apoyar y transmitir este conocimiento a
generaciones futuras; c) rechaza las tecnologías que atentan contra los sistemas alimen-
tarios locales.
6) Es compatible con la naturaleza: a) maximiza las contribuciones de los ecosiste-
mas; b) mejora la capacidad de recuperación; c) rechaza el uso intensivo de energías de
monocultivo industrializado y demás métodos destructivos.
En este apartado, entendemos que a través de la soberanía alimentaria –con
todos los elementos señalados anteriormente–, la agricultura familiar y campesina
es fortalecida en sus principios, puesto que busca el uso prioritario de la fuerza de
trabajo familiar, con acceso limitado a recursos de tierra y capital, así como uso de
múltiples estrategias de supervivencia y de generación de ingresos con una hetero-
génea articulación con los mercados de productos y factores, y un acceso y uso de
diferentes agroecosistemas (CAN, 2010).
15 Concepto trabajado por José Luis Coraggio (2011), entendido como la economía que busca satisfacer ne-
cesidades y generar ingresos, basado en relaciones de solidaridad, cooperación y reciprocidad, privilegiando el
trabajo y al ser humano como sujeto y fin de su actividad, orientada al buen vivir en armonía con la naturaleza,
por sobre la apropiación, el lucro y la acumulación de capital.
16 Entendida como la actividad que tiene como uso prioritario la fuerza de trabajo familiar, con acceso limitado a
recursos de tierra y capital, así como uso de múltiples estrategias de supervivencia y de generación de ingresos.
Hay una heterogénea articulación con los mercados de productos y factores, y un acceso y uso de diferentes
agro ecosistemas (CAN, 2010).
354
Seguridad con soberanía alimentaria en el Estado Plurinacional de Bolivia: del paradigma neoliberal al...
17 Véase las publicación de la FAO y el Fondo para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas de América Latina y el
Caribe en la gestión 2015, denominado: “Sistemas alimentarios tradicionales de los pueblos indígenas de Abya
Yala”, que tiene como finalidad contribuir a potenciar los sistemas de vida de los pueblos indígenas y promover
el reconocimiento y preservación de sus conocimientos especializados y patrimonio inmaterial, ya que pueden
aportar soluciones dinámicas a la situación de vulnerabilidad e inseguridad alimentaria que los afecta y a la resi-
liencia de los bienes y servicios ambientales de los que dependen.
355
Adriana Rodríguez Rengel
18 La meta del AIAF 2014 es reposicionar la agricultura familiar en el centro de las políticas agrícolas, ambienta-
les y sociales en las agendas nacionales identificando lagunas y oportunidades para promover un cambio hacia
un desarrollo más equitativo y equilibrado. El AIAF 2014 promoverá un amplio debate y la cooperación en los
planos nacional, regional y mundial, para aumentar la conciencia y la comprensión de los desafíos a los que se
enfrentan los pequeños campesinos y ayudar a identificar formas eficaces de apoyo a la agricultura familiar.
19 Adoptada mediante Resolución AG/DEC.69/12, del 5 de junio de 2012.
356
Seguridad con soberanía alimentaria en el Estado Plurinacional de Bolivia: del paradigma neoliberal al...
muchos países se ponen en riesgo, los problemas con el hambre y la malnutrición aumentan y
se crean mayores desafíos para los importadores netos de alimentos.
El potencial de producción masiva de la región puede beneficiar a los exportadores y a los que
requieren de provisiones alimentarias, todo en el marco de un comercio justo, complementario
y solidario. Sin embargo, la cantidad significativa de pequeños productores y comunidades
dedicadas a la provisión de alimentos se ha visto amedrentada por la baja inversión del gasto
público, privilegiar a la industria agropecuaria moderna, políticas comerciales inadecuadas,
transferencia y donaciones que desincentivan la producción, y la ausencia de condiciones
mínimas para que puedan vivir de lo que producen (Delegación del Estado Plurinacional de
Bolivia, 2012).
357
Adriana Rodríguez Rengel
Para acceder al derecho en sí mismo, habiendo presentado las dos condiciones comple-
mentarias para su efectivización –seguridad y soberanía alimentaria–, a continuación
son presentadas los mecanismos institucionales formales e informales para su exigibi-
lidad y efectivización, reconociendo la participación política como máxima expresión
democrática en un Estado de derecho.
Para entender que la efectivización del derecho a la alimentación sería de plena res-
ponsabilidad del Estado, tomamos desde el enfoque de derechos, las obligaciones del
Estado como garante primordial, como indica Filardi (2011: 65-78) el Estado debería:
Desarrollar una política pública que genuinamente persiga el objetivo de garantizar el derecho
a la alimentación adecuada de toda la población y para ello deberá respetarlo, generando un
entorno propicio para que todas las personas puedan acceder a una alimentación adecuada
por sus propios medios, protegerlo, evitando que por todos los medios a su alcance que las
empresas o los particulares violen el derecho a la alimentación de las personas bajo su juris-
dicción y realizarlo cuando un individuo o un grupo sea incapaz, por razones que escapen a
su control, de disfrutar el derecho a una alimentación adecuada por los medios a su alcance.
Para este fin, el Estado debe adoptar medidas hasta el máximo de sus recursos dis-
ponibles, en la construcción del desarrollo progresivo, sin ningún tipo de discrimina-
ción, medidas regresivas, en las cuales el derecho no puede verse comprometido, salvo
razones justificadas, y bajo la protección del nivel esencial mínimo garantizando que
todas las personas bajo su jurisdicción estén libres de hambre.
Así también deberá brindar empleos que garanticen el derecho de todas las per-
sonas a trabajar para poder vivir con dignidad, un sistema de protección social que
les ofrezca a cada una de ellas un nivel mínimo indispensable de prestaciones que les
permita obtener al menos la atención de salud esencial, alojamiento y vivienda básicos,
agua y saneamiento, alimentos y las formas más elementales de educación.
Así también debe otorgar las prestaciones sociales suficientes para garantizar el
acceso a una alimentación adecuada, acceso equitativo a los recursos productivos y al
crédito. Para ello, debe darse un acceso equitativo a la tierra, evitando el acaparamiento
de tierras a gran escala, y evitar la publicidad engañosa de alimentos en los medios
de comunicación y, en su lugar, promover la educación nutricional y modos de vida
saludables.
Un derecho fundamental no puede ser efectivizado sin el accionar del Estado a
través de una política pública planificada, dado que las políticas apropiadas serán el
358
Seguridad con soberanía alimentaria en el Estado Plurinacional de Bolivia: del paradigma neoliberal al...
20 Artículo 16, parágrafos I y II, que integra a los instrumentos de derechos humanos como parte del bloque de
constitucionalidad.
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Adriana Rodríguez Rengel
humanos ratificados por Bolivia,21 que forman parte del bloque de constitucionalidad
(art. 13, parágrafo IV).
21 Para ver el Estado de ratificación de los instrumentos internacionales por el Estado Plurinacional de Bolivia.
22 Para la presente tesis, toman relevancia las organizaciones político-sindicales de campesinos indígenas,
quienes forman parte de la constitución de los movimientos sociales interculturales del actual gobierno, institu-
cionalizados en el partido político Movimiento al Socialismo-Instrumento Para la Soberanía de los Pueblos (MAS-
IPSP). Fundamentalmente se encuentran agrupados en dos organizaciones madre: la Confederación Nacional
de Ayllus y Marcas del Qollasuyo (CONAMAQ) y la Organización de Mujeres Indígenas Originarias Campesinas
de Bolivia Bartolina Sisa.
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Seguridad con soberanía alimentaria en el Estado Plurinacional de Bolivia: del paradigma neoliberal al...
23 Año que marca un hito histórico en Bolivia, en cuanto a la demanda ante el Estado por parte de los movi-
mientos indígenas con la realización de la denominada “Marcha por la vida”.
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Adriana Rodríguez Rengel
En este sentido, toda acción dirigida a promover los derechos en el sistema legal
de un país, y su cumplimiento efectivo, constituye un avance fundamental en la lucha
contra el hambre.
362
Capítulo 2
25 Se hace énfasis en estos mecanismos de integración regional y subregional, de los cuales el Estado Plurina-
cional es parte y en los cuales se han tomado medidas específicas en cuanto a la seguridad y soberanía alimen-
taria. La CELAC, CAN y MERCOSUR serán entendidos desde una visión de integración regional, definida por la
CEPAL como “Proceso multidimensionales cuyas expresiones incluyen iniciativas de coordinación, cooperación,
convergencia e integración profunda, y cuyo alcance abarca no solo las temáticas económicas y comerciales,
sino también las políticas, sociales, culturales y ambientales” (2014:10).
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28 Los Estados que conforman la CELAC son: Antigua y Barbuda, Argentina, Bahamas, Barbados, Belice, Bo-
livia, Brasil, Colombia, Costa Rica, Cuba, Chile, Dominica, Ecuador, El Salvador, Granada, Guatemala, Guyana,
Haití, Honduras, Jamaica, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana, San Cristóbal y
Nieves, San Vicente y las Granadinas, Santa Lucía, Surinam, Trinidad y Tobago, Uruguay y Venezuela.
29 Adoptada por la Cumbre de América Latina y el Caribe sobre Integración y Desarrollo (CALC), Costa de Saui-
pe, Bahía, Brasil, el 17 de diciembre de 2008.
365
Adriana Rodríguez Rengel
Este plan30 toma medidas para implementar la Declaración de Salvador Bahía. Entre
las iniciativas adoptadas se incluyen una reunión técnica de las autoridades responsa-
bles de los programas gubernamentales en el ámbito social, con miras a conocer las
experiencias existentes, promover sistemas de monitoreo de los datos regionales sobre
indicadores sociales y examinar la posibilidad de establecer una matriz de mejores
prácticas en el ámbito de los programas de desarrollo social aplicados por los países de
América Latina y el Caribe.
Asimismo, rezaba propiciar una mayor complementariedad y cooperación entre or-
ganizaciones internacionales y regionales, para aplicar los recursos en forma eficiente y
evitar la duplicidad en los trabajos.
En el tema específico de seguridad alimentaria y nutricional, el Plan de Acción de
Montego Bay acuerda:
1) designar puntos focales con miras a promover la coordinación regional de las
iniciativas sobre seguridad alimentaria y nutricional, incluyendo el intercambio de
tecnologías sociales y sistemas de registro, dando especial atención a los aspectos emer-
genciales y a los estructurales relativos al acceso, regulación, producción, comercializa-
ción y distribución de los alimentos;
2) promover un seminario de autoridades gubernamentales en materia de seguri-
dad alimentaria y nutricional, con el objetivo de presentar programas de adquisición
de alimentos de la economía y agricultura familiar y los programas nacionales sobre
alimentación, y conocer conjuntamente la experiencia de los distintos mecanismos de
integración en la región, en la materia, de manera conjunta con la FAO y PMA;
3) contribuir con la instrumentación de la Iniciativa América Latina y el Caribe sin
Hambre 2025;
4) profundizar los esfuerzos para la mejora de la distribución y comercialización
de alimentos, inclusive mediante políticas públicas que prioricen el acceso a los 10
alimentos de los consumidores de más bajos ingresos, y la adquisición, por parte de los
programas nacionales de seguridad alimentaria y nutricional, de la producción de la
agricultura familiar; y
5) desarrollar un programa regional orientado a aumentar la productividad en
el sector agropecuario a través, entre otros, de la mejora de la capacidad de acceso a
insumos agropecuarios para pequeños y medianos agricultores de la región; la incor-
poración de mejores prácticas para el manejo de suelos y recursos hídricos a nivel de
productor con programas de capacitación sujetos a la utilización de este tipo de prác-
ticas; y la investigación y el desarrollo en los sistemas productivos locales a través de
programas nacionales y regionales específicos.
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Seguridad con soberanía alimentaria en el Estado Plurinacional de Bolivia: del paradigma neoliberal al...
Adoptada en febrero de 2010, reitera que el hambre y la pobreza representan una de las
peores formas de violación de los derechos humanos. Por ello, la lucha para erradicar-
las es un desafío ético, político y económico para todos.
En este empeño, es necesario explorar e implementar nuevas formas de coopera-
ción y solidaridad internacionales en apoyo a los esfuerzos nacionales, así como garan-
tizar el acceso a alimentos de calidad, ricos en nutrientes, para avanzar hacia sociedades
mejor integradas en un mundo globalizado, más participativas, con rostro humano e
inclusión social. Esa convicción fue reafirmada por los ministros de desarrollo social y
erradicación del hambre y la pobreza, reunidos en el marco de la CALC.
Los ministros enfatizaron que las políticas sociales en la perspectiva de los dere-
chos económicos, sociales y culturales son fundamentales para avanzar en la cons-
trucción de la unidad de América Latina y el Caribe. En Cancún también se acordó
garantizar que los acuerdos de comercio regionales e internacionales en los que parti-
cipen los países de la región respondan a las necesidades relacionadas con el desarrollo
social con equidad, el acceso a alimentos nutritivos y acordes a las costumbres locales
y la implementación sostenible de las Metas del Milenio y otros metas de desarrollo
internacionalmente acordadas.
En materia de desarrollo social y erradicación del hambre y la pobreza, el Plan de
Acción de Caracas 2011 emitido en la Cumbre Fundacional de la CELAC, se plantea,
entre otros, conformar un foro a nivel ministerial, encargado de abordar los temas so-
ciales de la región, el cual servirá para fomentar la cooperación que permita la articula-
ción, armonización y complementación de las políticas públicas nacionales en materia
social, así como generar e implementar de planes, políticas y programas regionales co-
munes en las áreas prioritarias para el desarrollo social. Asimismo, propone diseñar una
propuesta de programa latinoamericano y caribeño para la erradicación del hambre, en
el que confluyan programas exitosos puestos en práctica por gobiernos y organizacio-
nes sociales de la región.
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1.5. Plan para la Seguridad Alimentaria, Nutrición y Erradicación del Hambre 2025
de la CELAC
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sobre seguridad alimentaria en una reunión que contó con la presencia del director ge-
neral de la FAO, José Graziano da Silva.
Los mandatarios reafirman su compromiso de priorizar la consolidación e imple-
mentación del Plan de Seguridad Alimentaria, Nutrición y Erradicación del Hambre
de la CELAC 2025, y reiteran su solicitud de apoyo a la Organización de las Naciones
Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
En la declaración reconocieron la contribución directa de la agricultura familiar
a la seguridad alimentaria y nutricional y al desarrollo sostenible, por lo que insisten
en la importancia del segundo pilar del plan CELAC, que fomenta los programas de
transferencias condicionadas, la mejora de los mercados de trabajo y un fuerte apoyo a
la agricultura familiar.
El director de la FAO reafirmó que con el plan se busca una producción agrícola
sostenible, no solo la lucha contra el hambre, sino también contra todas las formas de
malnutrición. Algo que es especialmente importante, ya que la obesidad va en aumen-
to de manera preocupante en la región, especialmente entre los niños.33
El Plan para la Seguridad Alimentaria, Nutrición y Erradicación del Hambre CE-
LAC 2025, elaborado con ayuda de la FAO, el soporte de la ALADI y CEPAL, está
directamente enfocado en el logro del bienestar nutricional de todos los grupos en
situación de vulnerabilidad, y recoge las principales políticas y experiencias exitosas de
los países, para crear una hoja de ruta regional hacia la erradicación del hambre.
El tercer informe del estado de avances del plan presentado por la FAO menciona
los logros ya obtenidos y los principales desafíos para 2016. Entre los logros, cabe des-
tacar la creación de la alianza regional para la reducción de pérdidas y desperdicios de
alimentos, y la creación de comités nacionales que busca reducir a la mitad el desperdi-
cio en la región antes del 2030.
Además, fue creada una red de sistemas públicos de comercialización y de abasteci-
miento de alimentos en América Latina y el Caribe, cuyo objetivo es promover siste-
mas alimentarios más inclusivos, al vincular las compras públicas con la producción de
la agricultura familiar. (CELAC, 2016)
La alimentación escolar también ha prosperado. Han sido realizados intercambios
de experiencias, además de un seminario en el que participaron 18 países, con el objeto
de compartir buenas prácticas y lecciones aprendidas. En relación con la obesidad, se
realizó el 17º Congreso de la Sociedad Latinoamericana de Nutrición, donde fueron
presentadas oportunidades para mejorar las dietas a través de estrategias para la forma-
ción profesional en educación nutricional.
En el marco de la Iniciativa América Latina y el Caribe Sin Hambre, los frentes
parlamentarios contra el hambre y el Observatorio del Derecho a la Alimentación son
muestra del compromiso colaborativo por parte de académicos y parlamentarios para
identificar y apoyar a la formulación de políticas públicas y legislación que combatan
tanto la malnutrición como el hambre y que garanticen la salud de los individuos, for-
taleciendo los esfuerzos ya en camino en la región para erradicar el hambre, la insegu-
ridad alimentaria y la malnutrición en una sola generación.
33 Cita extraída del informe de la Plataforma de Seguridad Alimentaria y Nutricional (PSAN) http://www.platafor-
macelac.org/es, consultada en julio de 2016.
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34 Los Estados integrantes eligen, por medio de sus asambleas o congresos legislativos, a sus representan-
tes ante el PARLATINO o, en algunos casos, por elección directa de los ciudadanos mediante el voto; cada
delegación nacional tiene un máximo de 12 integrantes. Si lo eligen los parlamentos, su integración debe ser
proporcional a los partidos políticos o grupos parlamentarios de sus respectivas asambleas legislativas, los Es-
tados miembros son: Argentina, Aruba, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, Curazao, Ecuador, El
Salvador, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana, Surinam,
Saint Maarten, Uruguay y Venezuela.
35 Aprobada en la XXV Asamblea Ordinaria del Parlamento Latinoamericano el 3 de diciembre de 2009.
36 Aprobada en la XVIII Asamblea Ordinaria del Parlamento Latinoamericano en la ciudad de Panamá el 1º de
diciembre de 2012.
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41 Creado el 10 de julio de 2004, mediante la Resolución 592. Conformado por los ministros encargados por los
gobiernos de los países miembros, con la finalidad de coordinar nacionalmente la ejecución del Plan Integrado
de Desarrollo Social y de los demás programas y proyectos instrumentados por la comunidad andina para im-
pulsar su desarrollo social.
42 O “seguridad y soberanía alimentaria y nutricional” constituye un objetivo estratégico de las políticas naciona-
les y subregionales, para garantizar que las personas, comunidades y pueblos alcancen el abastecimiento de ali-
mentos sanos, nutritivos y culturalmente apropiados de forma permanente. Las acciones en este campo tienen
sus bases en el Programa Andino para Garantizar la Seguridad y Soberanía Alimentaria y Nutricional (Decisión
742) y en el Programa Andino de Seguridad Alimentaria y Nutricional para Nacionalidades y Pueblos Indígenas.
Una de las acciones priorizadas por los ministros de Agricultura en su reunión de junio de 2013 fue la armoniza-
ción de indicadores y estadísticas que contribuyan a orientar y evaluar las políticas y acciones.
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45 El seguimiento de los trabajos de la RMADS recae en el Foro de Consulta y Concertación Política (FCCP).
46 Es una instancia técnica regional de investigación en el campo de las políticas sociales del MERCOSUR. Na-
ce en el ámbito de la RMADS, y fue creado por Decisión del Consejo Mercado Común N° 03/2007.
47 Adoptados mediante la Resolución MERCOSUR/GMC/RES. N° 58/01
48 Referencia al VII Reunión de Ministros de Desarrollo Social del MERCOSUR, Bolivia, Chile y Perú. Diciembre
de 2004.
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50 Los Estados miembros que la componen son la República Argentina, el Estado Plurinacional de Bolivia, la
República Federativa del Brasil, la República de Colombia, la República de Chile, la República del Ecuador, la
República Cooperativa de Guyana, la República del Paraguay, la República del Perú, la República de Surinam, la
República Oriental del Uruguay y la República Bolivariana de Venezuela.
51 Decisión de la III Reunión Ordinaria del Consejo de Jefas y Jefes de Estado y de Gobierno.
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52 Programa desarrollado con éxito en la Argentina, con más de veinte años de trayectoria. Se trata de una
política pública integral que le permite a los habitantes del área rural y urbana cosechar sus propios alimentos.
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construcción de una plataforma de intercambio de experiencias relevantes y exitosas en
la construcción de la política pública, así como el fortalecimiento institucional, sensibi-
lización de los diferentes actores en la materia.
Capítulo 3
La definición del problema que busca enfrentar una política pública determina la
orientación de sus acciones y la evaluación de sus resultados. Una política pública
incluye las decisiones y conductas, legalmente adoptadas por un organismo público
en respuesta a una situación o problema relevante, que afecte seriamente a la pobla-
ción o a los organismos de que dependen de la jurisdicción de ese organismo público
(Thomas Dye, 1992).
53 El artículo 1° de la Constitución Política del Estado de 2009 define el Estado como unitario social de derecho
plurinacional comunitario, libre, independiente, soberano, democrático, intercultural, descentralizado y con au-
tonomías que se fundan en la pluralidad y el pluralismo político, económico, jurídico, cultural y lingüístico en el
proceso integrador del país.
383
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En Bolivia, el afán planificador en el sector público se inicia poco después del primer
momento crítico de la reforma agraria de 1953 que no se realiza siguiendo una planifi-
cación, sino al calor de las demandas de los sectores campesinos.54 Dos años después de
la reforma agraria, el gobierno del Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR)
promulga el Plan Inmediato de Política Económica del Gobierno de la Revolución
Nacional (PIPEGRN 1955), que contiene algunos importantes aspectos que atañen a
la producción agropecuaria.
Sin embargo, el PIPEGRN 1955 no nace directamente de la ideología de la revo-
lución nacional, sino que encuentra sus antecedentes y raíces trece años antes, en 1942,
en el Informe de la Misión Económica de los Estados Unidos a Bolivia, más conocido
como Plan Bohan. Ese primer plan fue elaborado por el Ministerio de Relaciones Ex-
teriores de Bolivia, a pesar de tener el país una Comisión Nacional de Coordinación y
Planeamiento, donde la peculiaridad se debe a la dependencia del gobierno de Bolivia
hacia la ayuda norteamericana. El Plan Inmediato de la Revolución Nacional 1955
reconoce que fue elaborado para el gobierno norteamericano, pues su implementación
dependía del financiamiento estadounidense.
El Plan Bohan proponía y buscaba generar la diversificación e integración de la
producción agropecuaria y la sustitución de las importaciones de alimentos. El objetivo
final era el de ahorrar divisas en la compra de productos en los cuales Bolivia tenía las
aptitudes y potencialidad para su producción. Asimismo, no debe omitirse que el con-
texto del modelo de desarrollo estaba basado en la industrialización.
En todo el período de 1952 a 1985,55 Bolivia y el mundo pensaron que la industria
tenía la primacía en el esfuerzo para alcanzar el desarrollo económico a largo plazo. Por
ello, subsidiar la industria a expensas del contribuyente fiscal y de otros sectores fue
54 En Bolivia, la revolución nacional de 1952 dio origen al nacimiento de un nuevo Estado nacional popular, que
través de una nueva visión incluiría a los sectores campesinos tradicionalmente relegados en el país. Es así que
otorgándoles por vez primera la titularidad de tierras, se realizaría la reforma agraria bajo la consigna “la tierra es
para quien la trabaja”, a través del Decreto Ley 3464 del 2 de agosto de 1953.
55 En este período, los gobiernos de Bolivia se dieron en el siguiente orden: Víctor Paz Estenssoro (1952-1956),
Hernán Siles Zuazo (1956-1960), Víctor Paz Estenssoro (1960-1964). Gobiernos militares: Alfredo Ovando
Candía y René Barrientos Ortuño (copresidentes) (1964), René Barrientos Ortuño (1964-1965), René Barrientos
Ortuño y Alfredo Ovando Candía (copresidentes) (1965-1966), Alfredo Ovando Candía (1966), René Barrientos
Ortuño (1966-1969), Luis Adolfo Siles Salinas (1969) (tras la muerte intempestiva de Barrientos), Alfredo Ovando
Candía (1969-1970), Junta Militar (1970), Juan José Torres González (1970-1971), Junta Militar (Jaime Florentino
Mendieta Vargas, Hugo Banzer Suárez y Andrés Selich Chop) (1971), Hugo Banzer Suárez (1971-1978), Víctor
González Fuentes (1978) (presidente Xunta Militar), Juan Pereda Asbún (1978), David Padilla Arancibia (1978-
1979) (presidente Xunta Militar), Walter Guevara Arze (1979), Alberto Natusch Busch (1979), Lidia Gueiler Tejada
(1979-1980), Junta de Comandantes (1980), Luis García Meza Tejada (1980-1981), Junta de Comandantes
(1981-1981), Celso Torrelio Villa (1981-1982), Junta de Comandantes (1982), Guido Vildoso Calderón (1982) y
Hernán Siles Zuazo (1982-1985).
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Seguridad con soberanía alimentaria en el Estado Plurinacional de Bolivia: del paradigma neoliberal al...
una práctica común. Los analistas Norton (2004) y Meier (2002) coinciden en que
esta fue la doctrina de la primera generación de los economistas del desarrollo econó-
mico y, consecuentemente, de las estrategias que estos economistas proponían.
En este enfoque de desarrollo, el rol de la agricultura fue el de proveer excedentes
de mano de obra, divisas y ahorro interno para impulsar el desarrollo industrial. De
hecho, la política de sustitución de importaciones es la que logró los mejores resultados
parciales en la economía agropecuaria nacional. Por ejemplo, el país dejó de importar
azúcar en 1963, cuando la producción nacional logró cubrir el 100% de la demanda del
mercado interno. También las importaciones de arroz pudieron ser sustituidas.
Estos éxitos se lograron gracias a altas inversiones y a políticas de largo plazo, pues
el PIPEGRN 1955 es el único plan que tuvo Bolivia, con alguna continuidad, puesto
que fue elaborado por el partido de gobierno durante todo el período que va desde
1955 hasta 1960. A pesar de la crisis económica, la inflación y las políticas macroeco-
nómicas de 1956, que afectaron el desarrollo de muchos proyectos, hubo continuidad
en ciertas obras y proyectos identificados como imprescindibles.
Paralelamente, el Estado dejó de pagar la deuda externa, lo que generó una crisis
que repercutió en la disminución de los recursos e inversiones para el desarrollo pro-
ductivo sectorial que, paulatinamente, frenó todo proyecto de inversiones para el desa-
rrollo productivo.
En 1962 el Ministerio de Planeamiento, con la participación de la Junta Nacional
de Planeamiento y el apoyo de la CEPAL y la FAO, elaboró el Plan Nacional de De-
sarrollo Económico y Social (PNDES), con un alcance decenal, pues propone políticas
públicas para el período 1962-1971.
Este plan responde a lineamientos propuestos en el Programa de la Alianza para
el Progreso y propone cambios estructurales en el sector agropecuario y una política
de promoción de las exportaciones. Sin embargo, comienza a perder impulso debi-
do a la falta de los recursos ofrecidos por el gobierno de los Estados Unidos para su
implementación.
A pesar de estos esfuerzos de planificación, en los siguientes nueve años, el único
plan que realmente se implementó fue el Plan Bienal de Desarrollo Económico y So-
cial 1963-1964, desprendido del Plan Decenal, con escasos recursos que no permitían
alcanzar las metas planteadas inicialmente.
En 1964 ocurre el cambio de un gobierno constitucional a una junta de gobierno
militar. Este nuevo gobierno disminuye los roles del Estado empresario y propone
políticas de apoyo a las empresa privada, con énfasis en la modernización de la produc-
ción agropecuaria. Además, desestima la elaboración de planes y estrategias de media-
no y largo alcance y, en su lugar, cobran relevancia los programas y proyectos de corto
plazo, autónomos y desarticulados de una estrategia de carácter nacional.
Con el apoyo de Naciones Unidas, el gobierno de Ovando elabora la Estrategia
del Desarrollo Socioeconómico Nacional (EDSN), con un alcance temporal ambicioso,
pues propone una política pública para veinte años, de 1971 a 1991.
Aunque el proceso de elaboración de esta estrategia es novedoso, pues permitió
sistemáticamente la participación de todos los sectores en los diagnósticos y en las pro-
puestas, el resultado no pasa de ser un ejercicio intelectual, ya que el mismo se trunca
385
Adriana Rodríguez Rengel
por el golpe militar de Hugo Banzer. Ante la escasez de propuestas de desarrollo, este
gobierno de facto empezó a implementar la Estrategia durante la gestión de 1975.
En 1976, a un año de iniciada la implementación de la EDSN, que debía continuar
hasta 1991, el Ministerio de Asuntos Campesinos y Agropecuarios (MACA) elabora
por primera vez un plan sectorial, olvidando la Estrategia. Se trata del Plan Quinque-
nal Agropecuario 1976-1980, que no fue implementado. Ocho años después, el Minis-
terio de Planeamiento y Coordinación, con una amplia participación de instituciones
públicas, privadas y de organizaciones de productores, elabora un Plan Nacional de
Rehabilitación y Desarrollo 1984-1987, que tampoco fue implementado.
En este primer subperíodo de 30 años, el Estado implementa, durante ocho años,
algunas políticas públicas que surgen de un plan o de alguna acción de política pública.
Sin embargo, de esos ocho años, solo existe un período de cinco y otro de dos años que
tienen una continuidad superior a un año. Estos dos períodos, a su vez, están separados
por tres años. Luego transcurre más de una década en la que se continúa planificando y
se implementa un solo año de una Estrategia que pretendía un alcance de veinte años.
Ante este panorama, no cabe duda que en lugar de políticas públicas de amplio y
largo alcance, los gobiernos se vieron obligados a implementar programas y proyectos
de corto plazo, desarticulados y con poca o casi nula coordinación entre ellos, debido
a que respondían a intereses y modelos de las fuentes financieras. Albarracín Deker
(2015: 76-79) indica que: “la actual situación del sector agropecuario, es en parte refle-
jo de la implementación de políticas coyunturales de gobierno, de escasa continuidad y
de corto plazo, en su mayoría dirigidas y sesgadas a determinados actores”.
La reforma agraria de 1953 generó una estructura agraria basada en el modelo de
la ampliación de la frontera agrícola, que benefició tanto a los empresarios del Oriente
como a los campesinos migrantes de Occidente. Los primeros obtuvieron extensas
dotaciones de tierras, y los segundos se beneficiaron con tierras en importantes zonas
donde se llevaron a cabo programas de colonización que disminuyeron, en cierta me-
dida, la presión demográfica e incorporaron en la producción a determinadas regiones
potenciales del país.
Los años 1983 y 1984 fueron muy duros para el sector agropecuario. La sequía de
1983 disminuyó gravemente los rendimientos agropecuarios, que tardaron diez años en
recuperar sus niveles. Por otra parte, la hiperinflación de 1984 marcó el fin del modelo
de Estado creado en 1952. El nuevo modelo que surgió de esa crisis imprimió nuevos
paradigmas a la planificación del desarrollo agropecuario y rural.
56 Los gobiernos estuvieron conformados, en 1985-1989, por Víctor Paz Estenssoro del Movimiento Naciona-
lista Revolucionario (MNR) con el apoyo circunscripto al parlamento de Acción Democrática Nacionalista (ADN);
en 1989-1993, por Jaime Paz Zamora del MNR con apoyo de ADN; en 1993-1997, por Gonzalo Sánchez de
Lozada del MNR, con apoyo de Unidad Cívica Solidaridad (UCS) y Movimiento Bolivia Libre (MBL); en 1997-
2002, por Hugo Bánzer Suárez de ADN con apoyo del MIR, UCS y Conciencia de Patria (CONDEPA). En 2002,
fue reelegido Sánchez de Lozada del MNR con apoyo del MIR y UCS. En octubre de 2003, una revuelta popular
provocó la renuncia Sánchez de Lozada y en junio de 2005 su sucesor, Carlos Mesa, dejó su cargo en manos
del presidente de la Corte Suprema de Justicia en el marco de una aguda crisis política que fue resuelta con el
adelantamiento de elecciones generales en diciembre de 2005 que otorgaron la victoria a Evo Morales del MAS.
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Seguridad con soberanía alimentaria en el Estado Plurinacional de Bolivia: del paradigma neoliberal al...
Deker (2015), en este período las reformas en la estructura del Estado y la ideología
neoliberal disminuyeron aún más el interés del Estado hacia el sector rural y agrope-
cuario.57 Aunque se esperaba que los sectores “modernos” se desempeñaran de manera
competitiva en el libre mercado, el Ministerio de Agricultura continuó bajo el control
del sector empresarial, con acciones y políticas que los favorecían especialmente en los
momentos de definir las inversiones y en la condonación de sus deudas.
En 1989, el Ministerio de Planeamiento y Coordinación elaboró, con el apoyo de
consultores de la Cooperación Alemana (con su representante la GIZ) y PREAL-
CEPAL, la Estrategia de Desarrollo Económico y Social 1989-2000, que busca un
alcance nacional e intenta articular las estrategias sectoriales.
El Ministerio de Hacienda, a través de la Secretaría Nacional de Hacienda y la
Subsecretaría de Inversión Pública y Financiamiento Externo, elabora la Estrategia de
Transformación Productiva del Agro (ETPA) 1994-2000, para presentarla al Grupo
Consultivo de París y obtener así financiamiento. Esta Estrategia es implementada du-
rante un año, en 1995, pero muchas de sus propuestas tienen efectos importantes en la
estructura institucional sectorial.
Posteriormente, el Ministerio de Agricultura Ganadería y Desarrollo Rural elabora
una Política Nacional de Desarrollo Agropecuario y Rural 1999-2004, con el mismo
propósito de obtener recursos del Club de París. Esta política es implementada duran-
te los dos años que median entre el 2000 y el 2001.
Finalmente, la Estrategia Nacional de Desarrollo Agropecuario y Rural (ENDAR)
2003-2007 es también elaborada por un equipo de consultores bajo la supervisión del
Ministerio de Agricultura. Entre 1992 y 2007 se suceden varias estrategias y planes.
Una característica es la tendencia a fragmentar y multiplicar los esfuerzos de planifica-
ción (Albarracín Deker, 2012).
En la década de los noventa y principios del 2000, fueron elaborados varias estrate-
gias y planes sectoriales y subsectoriales para el desarrollo agropecuario y rural. Así, por
ejemplo, se elaboró una Estrategia de Biodiversidad, una Estrategia para los Pueblo
Indígenas y Originarios y una Estrategia de Desarrollo Sostenible. Según Albarracín
Deker (2015), estos planes sectoriales no se articularon entre ellos y contenían a menu-
do propuestas incompatibles y hasta contradictorias entre ellas.
El ciclo de protestas sociales iniciado en el año 2000 –con la guerra del agua–,58 que
se tradujo en la renuncia de dos presidentes de la República por la crisis institucional
57 Esta situación se presenta por el viraje político institucional como consecuencia de la implementación de un
nuevo orden político económico –que pondría fin al Estado nacional popular constituido en 1952– a través del
Decreto Supremo N° 21.060, que decretó la apertura de Bolivia al libre mercado, aplicando políticas fiscales y
monetarias restrictivas, instauro un bolsín como mecanismo de fijación del tipo de cambio flexible, liberalizó el
mercado financiero y se suprimió los controles de precios y de comercio exterior.
58 Se conoce como la guerra del agua a la movilización cívico-popular que se desató en la ciudad de Co-
chabamba en febrero del año 2000, cuando la empresa Aguas del Tunari fue entregada a la transnacional
387
Adriana Rodríguez Rengel
norteamericana Bechtel, lo que produjo alza de precios en 200%. Como resultado de la protesta social, se
produjo una consulta popular que terminó con la recisión del contrato y la salida de la empresa transnacional
de Bolivia.
59 Se trata de los conflictos sociales conocidos como febrero y octubre negro. El primero, desatado por la me-
dida implementada del cobro del impuesto al salario decretada por el entonces presidente Gonzalo Sánchez de
Lozada, conflicto que terminó en el enfrentamiento entre la policía y las fuerzas armadas y con la derogación del
Decreto. El segundo conflicto fue encabezado por los movimientos sociales compuestos por sindicatos, juntas
vecinales, campesinos e indígenas que se oponían a la venta de gas para exportación por puertos chilenos, que
tuvo como resultado la renuncia y huida del entonces presidente. Cargo al que sucedió el entonces vicepresi-
dente Carlos Mesa, quien después de un año y cuatro meses presentó su renuncia ante el Congreso Nacional,
en el cual se determinó el nombramiento del entonces presidente de la Corte Suprema de Justicia, Eduardo
Rodríguez Veltzé, quien determinó llevar a cabo las elecciones nacionales en diciembre de 2005, donde históri-
camente, con el 54% de los votos, se coronaría Evo Morales como presidente de la República.
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Adriana Rodríguez Rengel
60 El proceso constituyente empezó el 6 de agosto de 2006 en Sucre, con el propósito de redactar una nueva
Constitución. La Asamblea aprobó la nueva Constitución política el 10 de diciembre de 2007, misma fecha que
fue plebiscitada por referéndum constitucional, pasando a ser aprobada con el 60% de los votos. La nueva
Constitución entró en vigencia el 7 de febrero de 2009. La Asamblea Constituyente contó con la participación
de los movimientos sindicales, campesinos e indígenas –delegados por la ciudadanía boliviana a través del
voto– con los representantes del Consejo Nacional de Ayllus y Markas del Qollasuyu (CONAMAQ), la Central de
Pueblos Indígenas del Beni (CPIB), la Coordinadora de Pueblos Étnicos de Santa Cruz (CPESC), la Asamblea del
Pueblo Guaraní (APG), la Confederación de Pueblos Indígenas de Bolivia (CIDOB), la Confederación Nacional de
Mujeres Campesinas Indígenas Originarias de Bolivia Bartolina Sisa (CNMCIOB BS), la Confederación Sindical
Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB) y la Central Obrera Boliviana (COB), organizaciones
que posteriormente pasarían a conformar el pacto de unidad.
61 El artículo 306. II indica que la economía del Estado es plural, constituida por las formas de organización eco-
nómica comunitaria, estatal, privada y social cooperativa.
390
Seguridad con soberanía alimentaria en el Estado Plurinacional de Bolivia: del paradigma neoliberal al...
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Adriana Rodríguez Rengel
a través del consumo y mejorar el nivel de vida de las personas que se encontraban en
los quintiles más bajos de pobreza emitiendo las siguientes leyes para su efectivización.
Emitida a través de la Ley Nº 3460, del 15 agosto de 2006, los objetivos de esta norma
se centraron en coadyuvar al bienestar físico-mental del binomio madre-niño median-
te la promoción, apoyo, fomento y protección de la lactancia natural y la regulación de
la comercialización de sucedáneos de la leche materna y otros productos relacionados,
normar y controlar la información, promoción, distribución, publicidad, venta y otros
aspectos inherentes a la comercialización de sustitutos de la leche materna.
El Ministerio de Salud es el encargado del cumplimiento, supervisión y aplicación
de la ley. Se reconoce, además, un Comité Nacional de Lactancia Materna, constituido
por entidades de fomento, promoción y protección de lactancia materna y comerciali-
zación de sucedáneos, cuyas funciones son las de asesorar en la atención a la mujer y el
niño/niña menor de 5 años; promover, proteger y fomentar la lactancia materna, y velar
por el cumplimiento y aplicación de la ley.
2.4. Crédito
A pesar del notable avance en Bolivia de las microfinanzas rurales apoyadas por múl-
tiples organizaciones no gubernamentales, una limitación identificada en el PND es
el restringido acceso, en condiciones convenientes, a recursos financieros a través del
crédito rural. Para hacerlo más accesible a los pequeños productores, se consideró que
el Estado debía involucrarse en el sistema financiero para apoyar la transformación
productiva y la generación de empleo, y para ello, en el año 2007 se creó el Banco de
Desarrollo Productivo (BDP).
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Creado por Decreto Supremo N° 0066, del 2009, es un incentivo económico (transfe-
rencia condicionada)62 que reciben las madres bolivianas; el bono tiene por objeto con-
tribuir a disminuir la mortalidad materno-infantil y la desnutrición crónica en niños y
niñas menores de dos años, en todo el país. Acompaña las acciones gubernamentales
en el área de salud, es un programa de transferencias monetarias condicionadas como
incentivo para el uso de los servicios de salud por parte de la madre durante el período
del embarazo, el parto y la atención médica a niñas y niños desde su nacimiento hasta
que cumplan dos años de edad.
En 33 meses, las beneficiarias reciben hasta 1820 bolivianos (USD 260). Esta ini-
ciativa ha permitido incrementar la cobertura del Programa Multisectorial Desnutri-
ción Cero (PMDC), contar con una base de datos de menores de dos años y mejorar la
seguridad alimentaria en el hogar.63
Para este período gubernamental, el Plan de Gobierno Bolivia País Líder (PGBPL)
establecía sobre la seguridad alimentaria:
62 En cada control prenatal, una mujer recibe 50 bolivianos (7,15 USD), debiendo asistir a los controles prena-
tales en el centro de salud, tener parto institucional y control posparto, cumplir con las recomendaciones dadas
por el médico, asistir a las sesiones y actividades educativas organizadas por su establecimiento de salud.
63 Para ver el porcentaje de beneficiarios de esta transferencia condicionada y otras implementadas en el Esta-
do, véase el anexo III.
64 El alcance de este bono fue ampliado al último nivel de secundaria, alcanzado el 6º grado de escolaridad.
393
Adriana Rodríguez Rengel
Garantizar la seguridad alimentaria con soberanía a través del apoyo a la producción, para lo
cual creamos instituciones dedicadas a apoyar diversos aspectos de la producción, la comer-
cialización de alimentos de la canasta básica, alimentos con alto valor nutritivo y productos es-
tratégicos a un precio justo, para asegurar el abastecimiento del mercado interno de alimentos,
generar excedentes con valor agregado para la exportación e incrementar la producción de
los medianos y pequeños productores (Estado Plurinacional de Bolivia, 2010: 53-54).
Esta ley pretendía cerrar un largo debate entre el Gobierno y los líderes de los sectores
sociales campesinos indígenas, el Observatorio Agroambiental y Productivo como
instancia técnica para proveer información oportuna e introducir ajustes a la institucio-
nalidad del Estado con nuevas tareas para el Instituto Nacional Agricultura Familiar
(INIAF), la Empresa de Apoyo a la Producción de Alimentos (EMAPA), Banca de
Desarrollo Productivo (BDP) e Instituto Nacional de Estadística (INE).
En opinión de dirigentes campesinos y profesionales del área, se ha introducido un
sistema mucho más complejo y confuso para lograr lo que originalmente fue su de-
manda: seguridad y distribución de tierras, y transferencias monetarias directas que les
permitan invertir en sus predios de manera continua y progresiva.
Sin embargo, la ley también introduce medidas preventivas, entre las que se
encuentra la importación de productos alimenticios como compensación del déficit
interno, dado el énfasis puesto en el criterio de balance nacional entre producción y
necesidades alimenticias, iniciativa que muchos hemos calificado como una ley de
seguridad alimentaria.
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Seguridad con soberanía alimentaria en el Estado Plurinacional de Bolivia: del paradigma neoliberal al...
Antes de que el mencionado Plan Sectorial llegara siquiera a ser difundido am-
pliamente, se aprobó, en el año 2011, la Ley de la Revolución Productiva Comu-
nitaria Agropecuaria.
La finalidad reiterativa de esta ley es lograr la soberanía alimentaria en condiciones
de inocuidad y calidad para el vivir bien de los bolivianos, de acuerdo con los princi-
pios de armonía, complementariedad, corresponsabilidad, reciprocidad y solidaridad,65
proponiendo la revolución productiva comunitaria agropecuaria en el marco de la eco-
nomía plural.
La norma pone como sujeto principal a las comunidades indígenas originarias
campesinas, reconociéndolas bajo un nuevo estatus jurídico como organizaciones eco-
nómicas comunitarias (OECOM), que deberán crearse a partir su promulgación.
La Ley N° 144, por otra parte, amplía e incentiva el uso de alimentos locales en
programas de alimentación complementaria escolar y en el subsidio de lactancia ma-
terna, y dispone la implementación de un “Sello Social” (especie de tarjeta empresarial)
ante autoridad competente para fines de certificación de uso de mano de obra e insu-
mos locales provenientes de la producción agropecuaria nacional en la transformación
e industrialización de alimentos.
Promociona, además, el “Compro y Como Boliviano” (instancia de estímulo a la
producción nacional que se inició el año 2004) como un mecanismo que fomenta el
consumo de productos locales.
65 Para ver un ejemplo, véase el anexo 4 sobre las prácticas en armonía con la naturaleza planteadas por los
comuneros del cantón Llanga Belén, provincia Aroma del Departamento de La Paz.
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Adriana Rodríguez Rengel
La Ley Nº 300, del 15 de octubre de 2012, fue consensuada entre algunas organiza-
ciones sociales que forman parte del Pacto de Unidad –Confederación Sindical Única
de Trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB), Colonizadores Interculturales,
Central Indígena de Bolivia (CIDOB), Confederación Bartolina Sisa– y la Asamblea
Legislativa Plurinacional a partir de la promulgación de la denominada “Ley Corta de
la Madre Tierra”.
Su objeto fue establecer la visión y los fundamentos del desarrollo integral en ar-
monía y equilibrio con la madre tierra para vivir bien, garantizando la continuidad de
la capacidad de regeneración de los componentes y sistemas de vida de la naturaleza,
recuperando y fortaleciendo los saberes locales y conocimientos ancestrales, en el mar-
co de la complementariedad de derechos, obligaciones y deberes.
La ley define también los objetivos del desarrollo integral y las bases para la planifi-
cación, gestión pública e inversiones, y el marco institucional estratégico para su imple-
mentación. Establece, finalmente, los derechos de la Madre Tierra, las obligaciones del
Estado y deberes de la sociedad y crea la Defensoría de la Madre Tierra.
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Seguridad con soberanía alimentaria en el Estado Plurinacional de Bolivia: del paradigma neoliberal al...
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Adriana Rodríguez Rengel
fuerte, en el marco del cumplimiento del derecho a la alimentación. Para tal cometi-
do, establece tres ejes de acción: alimentación y nutrición, producción de alimentos y
coordinación intersectorial.
Para la primera política considera que la malnutrición tiene como factor determi-
nante la mala alimentación, incluyendo la sobrealimentación. El plan plantea el desafío
de eliminar el hambre, la desnutrición y el sobrepeso, promoviendo que todas las per-
sonas tengan acceso a dietas más saludables. Para ello contempla las metas siguientes:
eliminar el hambre y la desnutrición, reducir la malnutrición e incentivar el acceso
universal a la alimentación complementaria escolar.
Para la segunda política considera que en el ámbito productivo se busca fortalecer
las prácticas productivas locales y garantizar que todos los esfuerzos estén dirigidos de
forma prioritaria a satisfacer las necesidades de alimentación del pueblo boliviano con
productos adecuados y saludables para alcanzar la seguridad y soberanía alimentaria.
Para la tercera política, el plan considera que el logro de ese objetivo continuará
fortaleciendo el Consejo Nacional de Alimentación y Nutrición (CONAN) como una
instancia intersectorial articulada a procesos de coordinación con los gobiernos depar-
tamentales en el marco de los Consejos Departamentales de Alimentación y Nutrición
(CODAN) y Consejos Municipales de Alimentación y Nutrición (COMAN) a través
de programas intersectoriales en el marco de la política de alimentación y nutrición.
Los resultados de la aplicación de las políticas públicas diseñadas por el actual gobier-
no en el ámbito de la seguridad y soberanía alimentarias pueden verificarse en dos
niveles: los balances alimentarios que permiten constatar (cuantificar) la disponibilidad
de alimentos en calidad y cantidad suficiente para la población, por un lado, y el grado
de dependencia de la importación de alimentos que atenta contra la soberanía alimen-
taria, por otro.67
El análisis que aquí se desarrolla considera la combinación o equilibrio de ambos
niveles o factores en la ejecución de esas políticas. En el inicio, un par de notorias cons-
tataciones. La primera de ellas: los programas y proyectos de las políticas de desarrollo
rural implementados durante los seis primeros años del actual gobierno (2006-2011)
han permitido alcanzar niveles de producción que satisfacen parcialmente la demanda
nacional de la mayor parte de los productos comunes de la canasta familiar en todas las
regiones del país. Se mantiene, sin embargo, el déficit en trigo y harina de trigo.
La segunda constatación: para el año 2010, las zonas productoras del oriente
del país han pasado a duplicar en extensión (superficie cultivada en hectáreas) a las
67 El Instituto Nacional de Estadística (INE) muestra que en Bolivia la importación de alimentos entre 2006 y
2010 duplicó su valor, pasando de US$217,9 millones a US$421,9 millones, muy a pesar de que en términos
relativos la importación de alimentos con relación al valor total de las importaciones sigue manteniendo un pro-
medio anual del orden del 7,7 por ciento en los años señalados. Entre 2010 y 2014, las compras bolivianas de
alimentos se incrementaron de US$357,3 millones en 2010 a US$689 millones en 2014, lo que representa un
aumento del 92,81%. A mayo de 2015, representó la internación de los productos los US$219,8, para el abas-
tecimiento de la demanda interna de alimentos.
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Seguridad con soberanía alimentaria en el Estado Plurinacional de Bolivia: del paradigma neoliberal al...
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Adriana Rodríguez Rengel
400
CONCLUSIONES
Al inicio del presente trabajo nos preguntamos cómo el Estado boliviano, dentro de
la agenda política, viene implementando políticas públicas para garantizar el derecho
humano a la alimentación, a través de la seguridad alimentaria con soberanía desde la
visión intercultural del sumaj qamaña.
Es así que el presente trabajo sistematiza cómo, desde la visión filosófica del sumaj
qamaña, el Estado boliviano, dentro de la agenda política y a partir de los planes de
gobierno, estaría implementando políticas públicas y leyes para garantizar la seguri-
dad alimentaria con soberanía a partir de la promoción de las formas tradicionales de
producción de alimentos o la incorporación de políticas y planes para la mejora en los
medios de producción, con el objetivo de fomentar la agricultura familiar campesina.
En este entendido, como primer objetivo específico, en el capítulo 1 son sistemati-
zados los estándares internacionales del derecho humano a la alimentación adecuada
(DHAA), entendiendo que la efectivización de este es una responsabilidad interna-
cional que asumen los Estados ante la firma, adhesión y ratificación de compromisos
internacionales de carácter vinculante y no vinculante.
A su vez, este capítulo presenta la conceptualización de seguridad alimentaria, con-
cepto que se realiza énfasis en la disponibilidad de alimentos a través de los recursos
económicos, que pueden proceder del mismo Estado, cooperación internacional y
producción propia de recursos. Condición que es realizable con la participación en los
procesos de producción en la economía social a través de la agricultura familiar, que
fue entendida para el presente como soberanía alimentaria.
Al haber sistematizado los estándares internacionales sobre el DHAA y concep-
tualizado la seguridad y soberanía alimentaria –entendiéndolas como dos condiciones
complementarias–, en el capítulo 2, y como parte segundo objetivo específico, son
presentadas las medidas políticas desarrolladas en la región latinoamericana a través
de diferentes planes y programas que tienen la finalidad de reducir la población que se
encuentra en los quintiles más bajos de extrema pobreza.
De esta forma, resaltando las medidas políticas tomadas en el ámbito de la redis-
tribución lograron un avance en la región, en primer lugar, en la disminución de la
pobreza y como consecuencia el decremento de personas que se encontraban en condi-
ción de inseguridad alimentaria. Como parte de la agenda política, son presentadas las
medidas tomadas por los organismos de integración regional para la erradicación del
hambre a través de la seguridad y soberanía alimentaria.
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Adriana Rodríguez Rengel
En el tercer capítulo, y como desarrollo del tercer objetivo general, a través de una
visión histórica y realizado un énfasis en la seguridad con soberanía alimentaria, son
detallados los planes que fueron implementados en Bolivia desde el año de 1952, en
un recorrido que muestra la discontinuidad en la planificación agraria como eje funda-
mental para relegar a la producción campesina como parte de la aplicación de políticas
con orientaciones de gobiernos externos.
Asimismo, desarrolla el análisis de los planes implementados en la época neoliberal
(1985-2006), que consolidaron la alineación que fortaleció, en la lógica del mercado,
un modelo agroindustrial para la producción de commodities y una total desatención de
la seguridad alimentaria y la pequeña agricultura campesina.
Como parte final del recorrido histórico, el último período de análisis detalla los
planes implementados desde la gestión 2006, donde por vez primera se toma en cuenta
en la agenda la seguridad alimentaria con soberanía bajo la lógica intercultural del
vivir bien (sumaj qamaña), que a través de políticas públicas y leyes buscaron, y buscan,
en primer lugar, el mayor acceso a los recursos económicos para los bolivianas que se
encuentran en situación de vulnerabilidad e inseguridad alimentaria (niños, mujeres y
personas de la tercera edad).
En segundo lugar, y desde el enfoque constitucional de la economía social, busca el
fortalecimiento de la pequeña agricultura familiar campesina y las prácticas culturales
ancestrales considerando que a través del autoabastecimiento se logrará la tan anhelada
soberanía alimentaria, en búsqueda de la erradicación de la pobreza y el hambre.
Es en ese entendido que la experiencia boliviana ha realizado avances a través de la
mayor participación del Estado en los procesos productivos, en búsqueda de la seguri-
dad con soberanía alimentaria.68 Porque el Estado como acción política ha visibilizado
y fortalecido las acciones participativas comunitarias (secano, Microandenes) que se
vienen llevando a cabo desde tiempos ancestrales69 no solo a nivel nacional, sino regio-
nal70 e internacional.71
El Estado no solo ha visibilizado las prácticas comunitarias desde el discurso, las ha
fortalecido en la práctica a nivel nacional implementando programas de riego, el Banco
de Desarrollo Productivo, mecanizando al agro, dotando de seguros a los pequeños
productores, comprando la producción de la pequeña agricultura familiar a través de
la empresa estatal EMAPA y busca la seguridad alimentaria a través de los medios de
producción que administra.
Finalmente, se puede señalar que el éxito de estas acciones radica en la continui-
dad programática y de planificación que ha venido desarrollando el Estado, con un
discurso en contra de las desigualdades y el capitalismo, buscando el fortalecimiento
de la agricultura familiar para la seguridad con soberanía alimentaria para el desa-
rrollo del vivir bien.
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Agradecimientos
413
Adriana Rodríguez Rengel
trabajo. Finalmente, a los comunarios del Cantón Llanga Belén, Provincia Aroma del
Departamento de La Paz, a quienes dedico y dedicaré mi trabajo profesional constante
por la transmisión de sus enseñanzas ancestrales en la búsqueda del vivir bien a través
de las prácticas comunitarias.
414
SOBRE LOS AUTORES
Laura Casals
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Sobre los autores
416