El Cimarronaje en Caracas
El Cimarronaje en Caracas
El Cimarronaje en Caracas
Javier Laviña
Universidad de Barcelona
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trato du ro propiciaba, en parte las revueltas y huidas. Parece que se dio tam-
bién una estrecha relación entre aumento de la demanda de productos ameri-
canos y el cimarronaje o ia rebelión, esta relación pudo ser debida tanto al en-
durecimiento de las condiciones de trabajo como por el crecimiento de la po-
blación esclava,
Al margen del fabuloso negocio que supuso la trata negrera para los paí-
ses que participaron en ella, no sólo por la acumulación de capitales derivados
del transporte de la mercanc ía y el desarrollo de la industria,l los esclavos fue-
ron el motor de la economía de todas las áreas de plantación, de suerte que
sin el trabajo de ¡os negros no hubiese sido posible el mantenimiento colo-
nial,'2 pero ante todo la esclavitud fue un grave problema social.
Con estas notas pretendemos iniciar aquí un proyecto de investigación
que cubra el estudio de las tensiones y conflictos sociales provocados en Ve-
newela como consecuencia de la esclavitud.
La esclavitud tenía como soporte un régimen de opresión y servilismo
que servía para mantener al propio sistema, "todas las formas de opresión de
clase han inducido a algún tipo de servilismo y sentimientos de inferioridad
en los oprimidos, es más, si el sistema dominante de clase no consigue inducir
esos sen ti mientos, no consi gue tampoco sobrevivi r como sistema de opresi ón.
La personalidad servil representa la forma extrema de esa servidumbre, que se
expresa entre otras maneras, en un suspirar por el amo, entendido como otro
absoluto, pues ese otro representa una fuerza superior y la autoridad, y quizás
incluso la virtud".3 Pero junto al sentimiento de inferioridad que los amos in-
tentaron inculcar entre las esclavitudes, se dieron frecuentes huidas, levanta-
mientos y otra:; formas de resistencia al régimen esclavista.
La corona de Castilla trató de regular las relaciones entre amos y esclávos
mediante una profusa emisión de leyes que se adaptaban a las circunstancias
peculiares de cada área, así como otras de caracter general, pero ni estas leyes,
ni el código negro de 1789, que fue el primer corpus legal sobre los esclavos
consiguieron evitar los levantamientos.
La primera gran revuelta de esclavos de la América hispana se dio en la isla
Española en el año 1522, y los esclavos lograron matar al gobernador y atacar
BI fuerte. Pero ya antes, el cardenal Cisneros había dado muestras de preocu-
pación ante el crecido número de esclavos.
Para hacer frente a la falta de mano de obra, los primeros pobladores cas-
tellanos recurrieron a esclavos musulmanes, pero el temor a los problemas
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que pudieran causar hizo que la corona prohibiese su paso a las Indias, tIbien
sabeis como por nos está proveido y mandado que no se pasen a las Indias nin-
gunos esclavos blancos Berberiscos sin licencia nuestra. E agora soy informa-
da que muchas personas han pasado y passan los dichos esclavos sin declarar
que sean ni negros ni blancos. Y porque esto es cosa que no se ha de dar lugar
por ninguna vía; yo vos mando que de aqui en adelante tengais mucho cuida-
do que persona ni personas algunas pasen a las dichas r.luestras Indias esclavo
blanco berberisco sin espresa licencia nuestra".4 Para obligar al cumplimiento
de esta ley el propietario del esclavo debería correr con los gastos del reenvío
a Castilla. Se trataba de evitar el paso de berberiscos a las Indias pero el cum-
plimiento de la ley no tuvo mucho éxito, "y porque somos informados que
en algunas de esas islas y provincias, ay algunos esclauos y esclauas Berberis-
cos, e otras personas nueuamente conuertidos de Moros ... y pagar diez mil
marauedises para nuestra camara";5 pese a la advertencia de multa para los in-
fractores de la ley, ésta tuvo que repeti rse en 1552, si bien la cuantía de la
multa ascendía entonces a 10.000 pesos de oro, y en el supuesto de que el in-
fractor fuese moro se le condenaba así mismo a 100 azotes; La corona obligó
en 1578 a repatriar a la metrópoli a todos los esclavos que fueran o hubiesen
tenido contactos con musulmanes,6 así se trataba de proteger del posible con-
tagio religioso a una población que se presentaba virgen para la recepción del
cristianismo. Por otra parte la única razón que Castilla podía esgrimir frente a
las pretensiones sobre América de otros reinos cristianos era el compromiso
evangelizador que había adquirido frente al Vaticano.
Tras las primeras ordenanzas legales referidas a los esclavos, que como he-
mos visto sólo se cuidaba del origen religioso de los mismos, pero que no re-
solvían las tensiones producidas por el régimen esclavista dieron como resulta-
do situaciones de rebeldía que intentaron atajar mediante una nueva ordena-
ción legal.
4. Cedulario Indiano. Rec. Diego de Encinas, Madrid 1946. Libro IV, folio383 (1531).
Vide. Franco, J. lo La diáspora africana en el Nuevo Mundo. Pags. 269·281. La Habana,
1975.
5. Cedulario Indiano. Libro IV. fol382 (1550).
6. Cfr. supra. fol 381.
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En 1532, la isla de San Juan padeció un levantamiento generalizado de
wolof que llevó a la prohibición de importar negros de este pueblo, "vos man-
do que de aquí en adelante tengais mucho cuidado que persona ni personas
algunas no pasen a las dichas nuestras indias islas, e Tierra firme del mar ocea-
no ningunos esclavos de la isla de Gelofe, sin nuestra licencia expresa para ello:
y de otra manera mandamos que sean perdidos y aplicados a nuestra cama-
ra ... ".7 Con estas medidas restrictivas se pretendía hacer frente a las subleva-
ciones, pero el cimarronaje se intentó resolver mediante la aplicación de casti-
gos ejemplares. En 1540 una real cédula prohibía la castración a los negros ci-
marrones capturados y se ordenaba que se aplicasen penas en función de los
delitos cometidos 8 y nose abusase. del poder ejemplarizando en algunos escla-
vOS con castigos desmesurados. Sin embargo, la aplicación de castigos despro-
porcionados en función del delito cometido por el esclavo era uno de los ele-
mentos básicos para el mantenimiento del sistema esclavista, porque patenti-
zaba de forma clara el poder del amo sobre el esclavo. Así se reforzaba el ser-
vilismo y el terror necesarios para el control de los esclavos.
Cuando el cimarronaje alcanzaba cotas de control imposible para los es-
pañoles, se dictaminé!ban medidas de perdón para todos aquellos esclavos que
se entregasen en Jos plazos de tiempo establecidos por las órdenes de la coro-
na, como se hizo en Cartagena en 1540y en Tie'rra Firme en 1574. En estos
casos se reconocían las ciudades que se habían creado y se integraban dentro
del sistema colonial, la contrapartida exigida a los antiguos cimarrones para
la obtención de la libertad era la aceptación del orden colonial. Debían reco-
nocer la autoridad de la corona y sus poderes delegados, mantener a un doc-
trinero en la antigua cimarronera y colaborar en la captura de los negros que
huyesen de las plantaciones desde el momento de la publicación de la ley.'·
El sistema colonial español se basó en la concentración de esfuerzos para
la extracción de metales dejando casi abandonadas las zonas no metalíferas,
de tal forma que se puede decir que la colonización española se hizo en islas
económicas con altas concentraciones de población y mayores medidas de
control social; estas áreas se extendían hasta los puertos de embarque hacia
Europa, cubriendo todas las zonas de paso de las mercancías. Frente a estas
islas productivas había otras áreas, las agrícolas y ganaderas, de menor interés
para la corona ya que su rentabilidad era muy inferior a las metalíferas y que
precisaban de mayores inversiones de capital para su puesta en funcionamien-
to. Sólo cuando la agricultura alcanzó importancia como fuente de ingresos
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fiscales estas zonas fueron consideradas como áreas a controlar. Po'r esto cree-
mos que la legislación sobre negros y cimarrones, al menos durante el siglo
XVI se refiere a Nueva España, Tierra Firme y Perú,9 y no se aplica a Vene-
zuela hasta el siglo XV 11, pese a los problemas que causaron los cimarrones en
Venezuela durante el siglo XVI. 10
El cimarronaje fue una alternativa para los esclavos tolerada por los colo-
nos, siempre que se mantuviesen alejados de las plantaciones y no fomenta-
sen la huida de otros esclavos ni produjeran excesivos daños a la economía lo-
cal. '
Para la supervivencia los cimarrones necesitaban del contacto con los eu-
ropeos, ya fuese de la propia colonia, el comercio de los cimarrones con las
plantaciones y ciudades no fue nada excepcional, o bien contactos con otras
colonias mediante el contrabando. Estos contactos llevaron a la corona a dar
las ordenanzas sobre cimarrones de Panamá en 1574 en las que se castigaba a
"qualquiera persona que tratase o comunicase con algun negro simarron, o le
diere de comer ... o le acogiere en su casa ... que ... si fuere negro o negra mu-
lato o mulata, libre o cautivo, aya incurrido o incurra en la misma pena que
merecia el tal negro cimarron ... y si fuese español sea desterrado de todas las
Indias, demás de las penas que por derecho mereciere".l1
El alzamiento más importante registrado en Venezuela en la primera cen-
turia colonial, lo llevó a cabo el negro Miguel, quese levantó en Bu ría en 1552,
fundó un cumbe en Río San Pedro y contó con el apoyo indígena, la impor-
tancia del cumbe fue tal que cincuenta años más tarde, en 1601 continuaban
asolando ra provincia de Nirgua. En paralelo a este cumbe, los negros del ma-
riscal Castellanos inquietaban la seguridad de los españoles desde la Guajira.
Para hacer frente al problema cimarrón planteado en Ni rgua, los españo-
les se vieron en la necesidad de pactar con los alzados. En las capitulaciones se
establecía el reconocimiento de los áreas pobladas por los alzados, así como la
libertad a todos aquellos que llevasen un año de residencia en el cumbe, en
contrapartida los libertos debían devolver a todos los esclavos que se refugia-
ran en su zona. 12
Las alianzas entre negros e indios fueron muy frecuentes en Venezuela y
9. Tanto en Perú como en Nueva España se extremaron las medidas preventivas freno
te a los posibles alzamientos y las represivas para frenar la lucha de los Gimarrones. Ver,
Bowser, F. P. El esclavo africano en el Pero colonial. 1524-1650, México 1977.
Davidson, M. D. "El control de los esclavos negros y su resistencia en el México colonial,
1519·1650" en P rice, R. comp. Las sociedades cimarronas. México 1981.
10. Cfr. Acosta Saignes, M. La vida de los esclavos negros en Venezuela, La Habana,
sin fecha, y del mismo autor, vide. "Los negros cimarrones en Venezuela" en El movi-
miento emancipador de Hispanoamérica, Actas y Ponencias. Vol. "1, Caracas 1961.
11. Cedulario Indiano. Libro IV. fol. 397 (1574).
12. Cfr. Acosta Saignes, M. "Los negros cimarrones ... ", pág. 367.
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en 1645 el alcalde ordinario de Caracas propuso al cabildo de la ciudad la per-
secución por los Llanos de los negros e indios alzados. 13
Las huidas de negros junto a los daños que causaban en los caminos pro-
vocaban la descapitalización de las haciendas, no sólo por la pérdida económi-
ca derivada de su ausencia, no hay que olvidar que el esclavo formaba parte
del capital invertido en la mejora de la hacienda, sino incluso problemas en el
abastecimiento de carne de Caracas; "Doña Magdalena Vera vec;:ina de esta
c;:iudad ... digo ... que en la repartission de las pessas de ganado mayor que se
hasse entre los criadores para el abasto de esta c;:iudad se me hecharon las pos-
treras pesas de abril y t~es de mayo, las quales no puedo cumplir por la impo-
sibilidad en que me hallo, sin gente para conducir dicho ganado por haberse-
me juido todos y no haverme quedadó mas de un negro como es notorio en
esta c;:iudad ... por lo qual a vuestra señoria pido y suplico sea servido escusar-
me de dichas pesas". 14
La falta de atención oficial al problema cimarrón llevó a los hacendados
y estancieros de Caracas a trasladar al cabildo de la ciudad una propuesta en
la que se comprometían a recoger dinero, que no podía ser enajenado bajo
ningún concepto, para hacer frente a los gastos ocasionados por la guerra ci-
marrona. La guerra se dirigía tanto contra los nl¡)gros como contra los indios
huidos de las encomiendas. La oligarquía criolla buscaba el compromiso y la
participación de la corona en los gastos de la represión ya que era de gran in-
terés para "augmentar nuestros frutos y los rreales derechos de su prosedio ...
y atendiendo a la conservazión de esta c;:iudad y provinzia".ls La corona car-
garía con la quinta parte de los gastos ocasionados por la guerra, mientras que
los vecinos acordaron pagar dos reales al año por esclavo para gasto de armas
y gente; así mismo acordaron nombrar un capitán de cimarrones y que se
pagase a los que se alistasen la cantidad de dinero estipulada entre el capitán
general y los hacendados.
Las medidas adoptadas contra el cimarronaje no sólo eran ofensivas, si no
que se intentaron adaptar leyes puestas en práctica en otras zonas para pre-
venir los alzamientos, así en 1653 se aplicó la prohibición de que los negros
llevasen armas, medida que se había dictado en Veracruz en 1535. En este
mismo año se obligó a prestar ayuda para la represión de los alzamientos a los
negros libres y "de no quererlo hacer sean desterrados de esta provincia con
lo que se evitaran los vagamundos y gentes sin provecho" .16 Los hombres de-
13. Cfr. Actas del Cabildo de Caracas. Vol. VII, pág. 93,4 de febrero 1646, Caracas,
1966.
14. Actas del Cabildo de Caracas. Vol. VIII, pág. 158,27 de febrero 1652, Caracas,
1966.
15. Actas del Cabildo de Caracas. Vol. V 111, pág. 259, 28 de julio 1653, Caracas, 1966.
16. Vide supra, pág. 260.
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dicados a la captura de cimarrones gozarían de permisos especiales para cap-
turar a los huidos aunque estos estuviesen protegidos por lugares o personas
que gozasen de fuero. Se castigaba a los encubridores a penas económicas o
castigos corporales en función de su estatus; así, los españoles estarían obli-
gados a pagar al propietario del esclavo huido los jornales desde el día en que
se hubiese denunciado la huida a la justicia. Si el encubridor era mayordomo
reci bi ría doscientos azotes y si era esclavo la pena podía osci lar desde la muti-
lación de las orejas hasta el exilio o la muerte en función de los agravantes de
cada caso.
Pese a las buenas intenciones de vecinos y autoridades mostrádas en 1653,
el problema cimarrón continuó preocupando a algunos vecinos, y en 1657 se
hacen dos peticiones al cabildo para que tomase medidas urgentes en la per-
secusión de los huidos ya que la relajación fomentaba la huida de otros escla-
vos. La causa que se adujo en e~ retraso de la persecusión fue la falta de dine-
ro en que se hallaba la ciudad para pagar al capitán y a las tropas que saliesen
contra los cimarrones. Los cazadores, por su parte, se resistían a salir ya que
en otras ocasiones no se les había pagado nada por la captura de los negros.
El impago a los cazadores era muy frecuente, porque los amos no reclamaban
a los esclavos huidos y con ello se evitaban el pago del negro y los problemas
que causaban los cimarrones al reincorporarse a las haciendas ..
Para hacer frente al conflicto, el gobernador decidió adelantar de su patri-
monio el dinero necesario para hacer frente a !a pacificación, pues si se se-
guían los trámites par'a sacarlo de las cajas reales la demora podía poner en
peligro la seguridad de la provincia. Los vecinos acordaron la cantidad de dine-
ro que pagarían por cada cimarrón capturado, que estaba en función del tiem-
po de huida. Por los esclavos que llevasen más de un año de ausencia se paga-
rían 60 pesos, 30 por los de menos de un año de huida y 15 por los que esca-
pasen desde que la compéñía fuese a la captu ra. 17
Otro de los problemas que se había planteado era de competencias entre
el capitán general de Venezuela y el provincial de la Santa Hermandad, por
esto 'el capitán no nombraba a los alcaldes encargados de la vigi lancia de los
caminos hasta que el Consejo de Indias no resolviese el conflicto. lB
De cualquier forma las quejas de los procuradores del cabildo y de los ve-
cinos de Caracas sólo se tenían en cuenta cuando la proximidad de los cima-
rrones ponía en peligro la actividad de las haciendas. Parece que hubiera una
tolerancia hacia el cimarronaje por parte de los propietarios de esclavos siem-
pre que la presión demográfica del grupo huido no pusiese en peligro las ac-
17. Vide. Actas del Cabildo de Caracas, Vol. IX, págs. 231-233, 21 de marzo 1657,
Caracas, 1967.
18. Cfr. Actas del Cabildo de Caracas, Vol. X", pág, 321, 3 de septiem bre 1668, Cara-
cas, 1975.
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tividades económicas de los propietarios. Sólo cuando la presión cimarrona
necesitada de medios de subsistencia se acercaba hasta las haciendas se toma-
ban medidas, por esto creemos que las quejas contra los daños causados por
los cimarrones se repiten cada dos o tres años en el Cabildo de Caracas; pese
a que el cimarronaje fue un fenómeno endémico y connatural a la esclavitud.
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