Lectura 1
Lectura 1
Lectura 1
El proceso de elegir libros para niños nos permite cuestionar aspectos importantes
en el mundo de la literatura infantil. Se trata de desafiar las normas establecidas y
acercarnos a la lectura infantil sin prejuicios ni limitaciones.
Según Shavit, la introducción de textos en los libros para niños se basa en dos
principios: adaptar el texto para que sea apropiado y útil para los niños según lo que
la sociedad considera educativamente beneficioso en ese momento, y ajustar la
trama, los personajes y el lenguaje según la percepción social de las habilidades de
lectura y comprensión de los niños. Dependiendo del período histórico, uno de estos
principios puede haber predominado sobre el otro en mayor medida.
Según el filósofo canadiense Kieran Egan pedir que los libros sean más como los
niños quieren, sin importar lo que signifique "cercano" o "familiar", significa que
vamos a limitar mucho lo que les ofrecemos para leer. En cambio, confiar en que los
niños pueden usar su imaginación para entender cosas nuevas, como dice Egan, es
abrir más opciones de lectura.
“Nunca es cuestión de encerrar a un lector en un casillero, sino más bien de lanzarle
pasarelas, o mejor aún de darle ocasión de fabricar sus propias pasarelas, sus
propias metáforas”. No se trata delimitar a los lectores a una sola opción, sino más
bien de darles oportunidades para explorar y crear sus propias interpretaciones.
Repetir lo mismo una y otra vez puede ser solo para vender lo que ya sabemos que
funciona. Por eso, abrirnos a lo nuevo, lo diferente, aunque sea difícil revisar.
5.- Ilustración para niños:
Cuando nos referimos a libros infantiles una parte esencial es las imágenes. Al igual
que con los textos, la presión por lo familiar en las ilustraciones puede llevar a la
repetición y los estereotipos. Esto hace que se rechacen estilos nuevos que no
encajen en lo que se considera "infantil" en una ilustración.
6.- La simplicidad y la sencillez:
A veces dicen que un libro es muy difícil para niños, pero eso viene de ideas
erróneas sobre cómo ven a los niños como lectores. Si un libro parece difícil, a
veces se descarta sin pensar si podría ser interesante para ciertos niños.
Negar a un grupo de niños un libro porque se lo considera demasiado difícil para
ellos no es sino un gesto antipedagógico dado que la limitación es impuesta por el
propio mediador hacia ese grupo de niños.
7.- Simplicidad del lenguaje:
A veces se piensa que los libros para niños deben tener un lenguaje muy simple.
Teresa Colomer dice que sí, pero no tanto. En los libros para adultos, se valora un
lenguaje elaborado, pero en los libros para niños, se busca que el lenguaje ayude a
aprender nuevas palabras de manera fácil. Es como un equilibrio entre usar palabras
nuevas y que el texto sea fácil de entender.
Estas ideas muestran que los adultos temen que los niños no entiendan los libros.
Piensan que los niños no pueden entender textos más complejos, especialmente si
no leen mucho o tienen menos acceso a la cultura. Pero esto significa que muchos
buenos libros para niños se descartan por esa razón.