Cómo Debemos Comportarnos

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3ª Evaluación: Acción y creación. 5. Moral y ética.

5. ¿CÓMO DEBEMOS COMPORTARNOS?


LA MORAL HUMANA.

Índice.
1. LA MORAL. ..................................................................................................................................................................... 2
1.1. La acción moral. .................................................................................................................................................. 2
1.2. Valores y normas morales. ............................................................................................................................ 3
1.3. La conciencia moral. ......................................................................................................................................... 4
2. LA ÉTICA. ........................................................................................................................................................................ 5
2.1. Universalismo y relativismo moral. .......................................................................................................... 5
2.2. Éticas materiales y éticas formales. .......................................................................................................... 6
2.3. Ética de mínimos y ética de máximos. ..................................................................................................... 6
3. PRINCIPALES TEORÍAS ÉTICAS. ......................................................................................................................... 7
3.1. Eudemonismo. ..................................................................................................................................................... 7
3.2. Hedonismo. ........................................................................................................................................................... 8
3.3. Utilitarismo. .......................................................................................................................................................... 9
3.4. Emotivismo moral. ......................................................................................................................................... 10
3.5. Ética formal kantiana. ................................................................................................................................... 11
3.6. Ética de la justicia. .......................................................................................................................................... 13
3.7. Ética del discurso. ........................................................................................................................................... 14

Tarde de domingo en la isla de la Grande Jatte. 1884-1886, Georges Pierre Seurat


3ª Evaluación: Acción y creación. 5. Moral y ética. 2

1. LA MORAL.

1.1. La acción moral.


¿Cómo debemos actuar? ¿Qué está bien y qué está mal? ¿Mi comportamiento es
moralmente bueno o malo? Para intentar comprender estas cuestiones debemos estudiar la
moral y la ética.
Mientras que los animales responden ante las situaciones que se les presentan
siguiendo sus instintos, en el caso del ser humano, esta respuesta no se produce de manera
mecánica y cuando se nos presenta un problema o una encrucijada, entran en juego dos
componentes:
- la inteligencia, que nos permite percibir la realidad y evaluar las situaciones,
teniendo diversas posibilidades de respuesta, y
- la libertad, que hace que podamos elegir entre esas posibilidades.

Pero esta inteligencia y esta libertad de decisión nos llevan a preguntarnos ante cada
situación qué opciones hemos de elegir y por qué, lo cual deriva en el concepto de
responsabilidad. Por ejemplo, hay una gran diferencia entre una serpiente mortal que ataca a
una persona y una persona que envenena a otra. A la serpiente no le podemos reprochar nada
porque ha actuado instintivamente, pero ¿y a la persona? Evidentemente sí: el ser humano es
el único responsable de su acción, porque entre las diversas posibilidades que tiene ante una
situación determinada, elige libremente una de ellas. Cuando elegimos una posibilidad,
renunciamos a las demás y, por eso, la elección ha de ser justificada.
Los animales nacen con unas pautas fijas de conducta que constituyen sus normas y que
guían su comportamiento; sin embargo, los seres humanos carecemos de estas normas
naturales, por tanto, ¿cómo justificamos nuestras elecciones? ¿Qué es lo que guía nuestro
comportamiento en relación con el resto de seres humanos? Lo que orienta y justifica mis
decisiones es la MORAL: el conjunto de normas que regulan nuestras acciones y que permiten
clasificarlas como correctas (morales) o incorrectas (inmorales).
Nuestras acciones en el ámbito del comportamiento son siempre acciones morales. La
conducta del ser humano no puede ser nunca amoral, es decir, nunca puede ser ajena a la
moral, porque siempre actuamos de acuerdo o en contra de unas normas morales: nuestras
conductas siempre son morales o inmorales.
Cuando un animal ataca mortalmente a otro al sentirse en peligro, su respuesta es
instintiva y amoral. En cambio, cuando un ser humano ataca a otro mortalmente, ha decidido
tomar esa decisión de manera libre y responsable, eligiendo entre varias otras, por lo que su
acción siempre será considerada moral (buena) o inmoral (mala).

Actividad 1. Reflexiona:
a) ¿Condenamos del mismo modo la muerte de un niño causada por una persona que
causada por el ataque de un perro? ¿Por qué?
b) ¿Es moralmente importante la forma en que actúa la gente famosa?
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1.2. Valores y normas morales.


Nuestras decisiones se ven justificadas y guiadas por valores y normas morales:

 Valores morales: los valores son cualidades de las cosas o las personas que las hacen
valiosas y que solo los seres humanos somos capaces de apreciar (la belleza, la salud, el
rigor…). De manera específica, los valores morales son las cualidades en las que se
fundamentan las acciones que nos hacen aprobarlas como buenas o malas para el ser
humano.
o Son valores que consideramos tan importantes que tendemos a pensar que
deberían ser universales: la libertad, la justicia, la solidaridad, el respeto…
o Son valores que consideramos que no son opcionales o que dependan de los
gustos particulares, sino que deberían ser propios de todas las personas. (Parece
aceptable que alguien no aprecie el valor de la belleza, pero no que no acepte el
valor de la justicia).

Max Scheler (1874-1928) considera que, además, existe una escala de


valores, en la que se pueden distinguir valores más y menos
importantes. Cuando nos enfrentamos a una decisión difícil, la clave de
la acción moral es ser capaces de elegir adecuadamente priorizando los
valores más importantes.

 Normas morales: son las reglas que ordenan nuestra conducta, indicándonos qué
debemos hacer o qué no. Lo que diferencia a la norma moral del resto de normas es que
quien dicta, cumple y juzga su cumplimiento es el propio sujeto moral. El poder de la
norma moral es que su aceptación es interna al propio sujeto. Esto es así porque las
normas morales son el conjunto de normas que hemos asumido o aprendido como
correctas.

TIPO DE SOCIAL JURÍDICA MORAL


NORMA
La sociedad. El estado o la autoridad La razón humana.
¿Quién la dicta?
competente.
¿Quién la debe Los miembros de la Los miembros de la Cada persona.
cumplir? sociedad. comunidad política.
¿Quién la juzga? La sociedad. Los jueces y tribunales. La conciencia moral.
¿Qué sanción Vergüenza, aislamiento, La determinada por las Remordimiento, culpa,
conlleva? ostracismo. leyes. pesar.
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1.3. La conciencia moral.


La conciencia moral es el conocimiento que el ser humano tiene de la corrección o
incorrección de sus actos en función de los valores morales asumidos y de las normas que
derivan de ellos. Es una especie de juez interior que da lugar a sentimientos de culpa o de
bienestar al saber que estamos actuando bien o mal.
Pero esta capacidad para conocer y aplicar los principios por los que distinguimos entre
lo moralmente bueno y lo moralmente malo se desarrolla de forma progresiva a lo largo de la
vida. El psicólogo Lawrence Kohlberg (1927-1987) estudió el proceso de maduración
moral desde la infancia hasta la madurez y distinguió tres niveles de conciencia moral. No
obstante, según el propio Kohlberg, solo el 5% de los adultos alcanza el último estadio.

NIVEL ESTADIO EXPLICACIÓN


Las normas proceden de alguien con
1. Obediencia a la autoridad.
autoridad y se respetan por miedo al castigo.
PRECONVENCIONAL Se aceptan las normas que favorecen los
2. Individualismo egocéntrico. intereses personales y los de los demás,
porque me benefician.
Se actúa conforme a lo que se cree que los
3. Acomodación a las expectativas demás esperan de mí (familia, grupo de
interpersonales.
CONVENCIONAL iguales).
4. Respeto al orden social Se asume el compromiso con las normas
establecido. generales que garantizan el orden social.
Se reconoce la existencia de derechos
5. Punto de vista del consenso. humanos universales y que las normas se
aceptan porque son fruto del acuerdo.
POSTCONVENCIONAL
Se toma conciencia de la existencia de
6. Afirmación de principios principios universales (derechos humanos)
morales universales.
que están por encima de las normas legales.

La teoría de Kohlberg fue completada con las aportaciones de su discípula Carol


Gilligan (1936-), quien señala que además de progresar en los valores de la justicia, la persona
moralmente madura ha de progresar también en los valores del cuidado: desarrollar un
sentido de la compasión y de la responsabilidad por quienes necesitan ayuda, empezando por
los más cercanos.

Analizando el desarrollo de la conciencia moral y las normas morales, podemos hablar


de heteronomía y autonomía moral.
 la heteronomía es la situación en la que no es la conciencia del individuo la que
determina su conducta, sino principios ajenos a ella misma, como la autoridad exterior o
las propias inclinaciones o intereses.
 la autonomía tiene lugar cuando es el individuo quien, tras un proceso de reflexión
racional, se da a sí mismo las normas morales. Es la capacidad de un individuo para
elaborar por sí mismo sus propias normas de conducta.
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Kant (1724-1804) distinguió claramente entre autonomía y heteronomía moral,


tomando la autonomía como el distintivo de la verdadera moral. Solo la persona que toma sus
propias decisiones morales basándose en criterios propios actúa de forma autónoma; la
persona heterónoma no toma sus propias decisiones, al contrario, actúa siguiendo la autoridad
o lo que dice la mayoría y, por tanto, no es un sujeto moralmente libre.

Actividad 2.
a) Imagina esta situación: “eres un soldado que se encuentra en guerra y tu capitán te
ordena disparar junto con otros soldados a un grupo de civiles, amenazándote de
muerte si no lo haces”. ¿Qué harías? Una vez que tengas tu respuesta, ¿en qué nivel de
los propuestos por Kohlberg te encontrarías? Justifica la respuesta.
b) Plantea la misma situación anterior a otras dos personas y haz lo mismo: indica a quién
se lo has preguntado, cuál ha sido su respuesta y en qué nivel de desarrollo de
conciencia moral lo ubicarías.

2. LA ÉTICA.
Hemos visto que la moral es el referente personal que nos indica cómo debemos actuar.
Ahora, la ÉTICA es la reflexión filosófica que trata de aclarar en qué consiste esa moral, cuáles
son sus fundamentos y cómo se aplica en distintos casos. Cuando una persona indica qué es,
para ella, un comportamiento bueno o malo, lo hace desde su moral individual. Pero cuando
tratamos de encontrar el fundamento de nuestros juicios y valoraciones morales, estamos ya
dentro del ámbito de la ética.
Aunque en los apartados siguientes veremos detalladamente algunas de las teorías
éticas fundamentales, podemos hacer una aproximación a la ética desde varias perspectivas.

¿Hay valores morales universales? O por el contrario, ¿el bien y el mal son
subjetivos?
¿Un código ético me debe decir qué hacer? ¿O simplemente indicarme cómo actuar?
¿La ética debe orientar la vida para conseguir el bien individual? ¿O debe buscar la
justicia?

2.1. Universalismo y relativismo moral.


Los contenidos morales son diferentes según la época, la cultura y los grupos, por lo que
una de las grandes cuestiones de la ética es la de si existen valores morales que sean válidos
para todos, que todos deberíamos reconocer, o por el contrario los valores son subjetivos y
variables.
 El universalismo moral sostiene que existen valores morales absolutos que son
universalmente válidos y que, por tanto, deben ser la base fundamental en la que se
inspiren las normas morales y los juicios que determinan la bondad o maldad moral de
las acciones humanas. En esta postura encontramos a Sócrates, Platón, Tomás de
3ª Evaluación: Acción y creación. 5. Moral y ética. 6

Aquino, Max Scheler…, para quienes lo bueno y lo malo no puede ser fruto de una
perspectiva subjetiva.
 El relativismo moral, por el contrario, afirma que los valores morales varían de unas
sociedades y de unas épocas a otras. Nada es bueno o malo de manera absoluta. El
relativismo no niega que pueda haber valores comunes para varias culturas, pero sí que
exista un código ético de carácter absoluto, válido para todas las épocas, situaciones y
culturas. Algunos filósofos relativistas han sido los Sofistas, Spinoza, Nietzsche…

2.2. Éticas materiales y éticas formales.


Podemos hacer igualmente una distinción entre éticas formales y materiales:
 Las éticas materiales son aquellas que tienen contenido, es decir, que establecen un
objetivo y una serie de normas específicas que se deben cumplir para alcanzarlo, para
ser buenos. En general, este tipo de éticas son condicionales, porque te dicen qué debes
hacer si quieres alcanzar el bien. Por ejemplo: “si quieres ser feliz, busca el placer”.
 Las éticas formales se ocupan únicamente de cómo debemos actuar, de la estructura
que han de tener nuestras acciones morales, con independencia del contenido que éstas
posean. Es decir, las éticas formales no nos dicen qué debemos hacer, sino cómo deben
ser nuestras acciones. Así, una acción no es correcta o incorrecta moralmente porque de
ella se sigan buenas consecuencias (placer, felicidad), sino porque su fuente o
motivación sea actuar según nuestro sentido del deber: las acciones moralmente buenas
o malas no lo son dependiendo de las consecuencias, sino en sí mismas.

2.3. Ética de mínimos y ética de máximos.


Para que un individuo sea feliz, la sociedad en la que vive tiene que ser justa, ya que en
una sociedad injusta en la que sus ciudadanos no tienen garantizados sus derechos básicos, su
felicidad se puede ver en cualquier momento interrumpida. Como individuos buscamos el bien
(la felicidad) y como comunidad debemos buscar la justicia, pues la justicia es, en el fondo, la
realización del bien de todos, el bien común. Partiendo de esta idea, podemos distinguir dos
tipos de éticas: las que se centran en la felicidad o bien individual, y las que se centran en la
justicia colectiva.
 La ética de máximos tiene como objetivo alcanzar la felicidad y la plenitud del
individuo: se ocupa de orientar la vida del individuo hacia el bien.
 La ética de mínimos está basada en la idea de justicia: trata de encontrar unos valores
y comportamientos mínimos respetados por todos que permitan la convivencia social
armónica.
Podemos no estar de acuerdo en qué se entiende por felicidad o por vida buena y
cada persona puede tener un proyecto de vida distinto. Ante esto, la ética de mínimos
garantiza que se den unas condiciones y valores mínimos en toda sociedad que eviten el
abuso, la discriminación o la esclavitud. Podemos no estar de acuerdo en los máximos
(en qué se entiende por felicidad), pero debemos estar de acuerdo en los mínimos:
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actualmente, los derechos humanos son el mínimo exigible a toda persona y todo
gobierno para que la sociedad tenga un mínimo de justicia.

Actividad 3. Completa las siguientes afirmaciones con las palabras que falten:
c) La __________ supone una reflexión filosófica sobre la moral, puesto que mientras esta
hace referencia al comportamiento humano, la primera estudia sus _____________________.
d) Dentro de las teorías éticas, aquellas que se centran en el bien individual son
denominadas ________________________ y aquellas que buscan establecer las condiciones
básicas de la justicia, __________________.
e) Por otro lado, las éticas ____________________ no se ocupan de determinar el contenido de
las normas morales, sino la __________________ de nuestros actos morales, ya que las
acciones no son buenas o malas en función de sus ____________________ sino en sí mismas.
Frente a este tipo de éticas, las éticas __________________ se centran en el contenido de las
acciones morales, estableciendo qué debemos hacer para alcanzar un fin, de modo que
son ____________________.

3. PRINCIPALES TEORÍAS ÉTICAS.


Una vez que hemos visto en qué consisten la moral y la ética, vamos a realizar un
recorrido por algunas de las teorías éticas más importantes que se han dado en la Historia de la
Filosofía.

3.1. Eudemonismo.

Aristóteles (384-322 a.C.) defiende un eudemonismo ético (en griego


eudaimonía significa ‘felicidad’) porque sostiene que el bien máximo al que
aspiramos las personas es la felicidad. Todas las demás metas que nos
esforzamos por conseguir (riqueza, fama, poder, etc.) son medios para llegar a la
finalidad última: ser felices.

Según Aristóteles, la felicidad consiste en “vivir conforme a la naturaleza”, es decir, el


ser humano será feliz siguiendo su propia naturaleza. Y ya sabemos que, según El Filósofo, la
naturaleza del ser humano consiste en que es fundamentalmente un ser racional y político.
Por tanto, nuestro objetivo como seres humanos es vivir como seres racionales en una
comunidad política. Todo lo que nos conduzca a ello será bueno, y lo que no lo haga, será malo.
Evidentemente, Aristóteles entiende que lo más primario que necesitamos para poder
vivir son ciertos bienes materiales (comida, ropa, hogar…), pero una vez que eso está
satisfecho, lo que nos define y nos lleva a una verdadera felicidad es nuestra capacidad de
conocimiento y sabiduría.
Cuando el hombre desarrolla sus capacidades racionales, alcanza la felicidad, y para ello
necesita ejercitarse en la virtud. La virtud consiste en llevar la racionalidad a su mayor grado
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de perfección: se trata de un hábito o disposición a hacer el bien que se adquiere con la


práctica, lo cual implica voluntad y esfuerzo constante, y que consiste en saber escoger el
término medio entre dos extremos, no excediéndose ni en exceso ni en defecto. Por ejemplo,
entre la cobardía y la temeridad, lo adecuado sería la valentía, que es el término medio.
Para ello es fundamental la prudencia: la capacidad de usar nuestra razón para
determinar cuál es la conducta correcta en cada circunstancia. Nuestra inteligencia nos permite
ser precavidos antes de actuar y valorar las distintas opciones; y saber hacer eso es algo que se
aprende a hacer practicando. Por tanto, la moral, saber elegir entre el bien y el mal, es una
cuestión de voluntad y hábito: "nos volvemos justos haciendo actos justos".

Actividad 4. Lee el texto y responde a las cuestiones planteadas:

“He aquí precisamente el carácter que parece tener la felicidad: la buscamos siempre por ella y
sólo por ella, y nunca por otra cosa. Por lo contrario, cuando buscamos los honores, el placer, la
inteligencia, etc. bajo cualquier forma que sea, deseamos sin duda todas estas ventajas por sí
mismas; puesto que desearíamos realmente cada una de ellas; sin embargo, nosotros las
deseamos también con la mira de la felicidad, porque creemos que todas estas diversas
ventajas nos la pueden asegurar, pensamos que gracias a ellos seremos felices. [...] Por
consiguiente, la felicidad es ciertamente un fin perfecto, una cosa definitiva que se basta a sí
misma, puesto que es el fin de todos los actos posibles del hombre.”
ARISTÓTELES. Ética a Nicómaco. (Adaptación).

a) ¿Por qué afirma Aristóteles que la felicidad es un fin perfecto?


b) ¿En qué se diferencia de otros bienes como el placer o la fama?
c) Elabora una definición personal de la felicidad y compárala con lo que dice Aristóteles.

3.2. Hedonismo.
El término griego hedoné significa ‘placer’, por lo que la ética hedonista es aquella
que establece como bien supremo el placer. Uno de los principales defensores de
ella en el mundo griego fue Epicuro (341-270 a.C.).

Epicuro afirma que el bien supremo que debemos alcanzar en nuestra vida es el
placer: la felicidad consiste en organizar de tal modo nuestra vida que logremos
el máximo placer y el mínimo dolor. Ahora bien, ¿cómo entiende el placer Epicuro? Reflexionó
sobre los distintos tipos de placeres y diferenció entre:
- Placeres naturales necesarios: relacionados con nuestra propia supervivencia (el placer
de comer cuando se tiene hambre, por ejemplo).
- Placeres naturales innecesarios: son variaciones superfluas de los anteriores (comer por
gula o comer manjares).
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- Placeres ni naturales ni necesarios: sacian la vanidad del ser humano (el placer de la
riqueza o la fama).

Y entendió que el verdadero placer es aquel en el que el ser humano goza de calma y
tranquilidad. Por ello, para ser felices debemos centrarnos en satisfacer sobre todo nuestros
deseos naturales y necesarios, disfrutando con medida de los placeres naturales pero
innecesarios y evitando aquellos que no son ni naturales ni necesarios.
El ideal de la felicidad para Epicuro, como todos sabemos ya, es la ataraxia, que
significa ‘imperturbabilidad’: para ser felices debemos llevar una vida tranquila en la que
evitemos aquello que nos “perturbe”. La felicidad consiste en buscar aquellos placeres que no
provoquen perturbación al alma ni excitación al cuerpo. Epicuro, de hecho, ofrece un
tetrafármaco para liberar al ser humano de los cuatro grandes temores que le afligen:
- No hay que temer a los dioses: es absurdo, ya que los dioses no se preocupan por los
asuntos humanos y no se mueven por los sentimientos que comúnmente se les
atribuyen.
- No hay que tener miedo a la muerte: también es absurdo e irracional, porque “no es
nada para nosotros”. Cuando estamos vivos, la muerte no está, y cuando la muerte
está, nosotros ya no estamos. Entonces ¿para qué preocuparnos por ella? La actitud
del sabio es la de vivir razonablemente en lugar de desperdiciar el tiempo que
tenemos anhelando un tiempo de vida infinito que nunca lograremos alcanzar.
- No hay que tener miedo al fracaso (a no alcanzar el bien y el placer): es absurdo temer
el fracaso, ya que los placeres son siempre asequibles. El error está en pensar que la
felicidad depende de factores externos y de cosas que quedan fuera de nuestro
control personal, como la opinión de los demás, las recompensas externas, etc. Al
contrario, gozando de la autonomía propia del sabio, es posible para cada uno lograr
un estado de ánimo equilibrado y gozoso con muy pocos medios.
- No hay que temer el dolor: se trata de un miedo infundado ya que todo dolor es en
realidad fácilmente soportable. Si se trata de un dolor intenso su duración será
breve, mientras que si el dolor es prolongado, su intensidad será leve y podrá ser
fácilmente sobrellevado.

3.3. Utilitarismo.
La ética utilitarista comparte los objetivos de la felicidad y el placer con Aristóteles y
Epicuro; pero va más allá de la felicidad o el placer del individuo y se centra en la sociedad:
propone como meta moral lograr la mayor felicidad (el mayor placer) para el mayor
número de personas.
El placer es entendido como el bienestar de la mayoría, por lo que una acción será
moralmente útil cuando haga feliz a un gran número de personas. Los principales exponentes
del utilitarismo fueron los ingleses Jeremy Bentham y John Stuart Mill: ambos consideran
que en el comportamiento moral es necesario aprender a calcular las consecuencias de
nuestras decisiones, para que el placer sea del mayor número de personas posible, pero
difieren en qué considerar para hacer este cálculo.
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J. Bentham (1748-1832) establece que lo bueno coincide con lo útil; y útil o


bueno es lo que da placer y evita dolor. Para saber la cantidad de placer y de
dolor que generamos, debemos calcular las consecuencias de nuestras
decisiones teniendo en cuenta factores como la intensidad, la duración o la
seguridad. Así, un placer intenso y duradero es mejor que uno incierto o débil.

J. S. Mill (1806-1973), sin embargo, considera que no todos los placeres se


pueden medir por su cantidad, como hacía Bentham, sino que también hay que
tener en cuenta su calidad. Hay placeres que tienen más valor que otros y eso se
debe tener en cuenta a la hora de hacer el cálculo utilitarista. Afirma que los
placeres superiores son los que nos distinguen de los demás animales, es decir,
fundamentalmente placeres intelectuales y morales (como el disfrute de las artes o las
ciencias), mientras que los placeres inferiores son los que más nos acercan al resto de animales
(como los placeres de la comida o la bebida).

Una consecuencia de este utilitarismo del siglo XIX en las sociedades actuales es la idea
de que los gobernantes deben actuar pensando en las consecuencias de sus acciones y tratando
de beneficiar al mayor número de personas posibles. Sin embargo, el utilitarismo actual ya no
identifica necesariamente lo útil con lo placentero, sino más bien con la posibilidad de que el
mayor número de personas puedan satisfacer sus preferencias personales, las consideremos o
no placenteras.

3.4. Emotivismo moral.

David Hume (1711-1776) considera que la razón humana no puede distinguir


entre actos buenos y actos malos porque el bien y el mal no son cualidades
objetivas de los actos. Lo que llamamos bien y mal es, según Hume, la
aprobación o desaprobación que mis emociones y sentimientos hacen ante
ciertos actos.

El sentimiento desinteresado que permite la comprensión del otro es lo que Hume


denomina simpatía (lo que nosotros denominamos hoy empatía), es decir, la capacidad de
dejar de lado nuestro propio interés para situarnos en la perspectiva del interés de la otra
persona. Esta empatía es lo que fundamenta y hace posible la moral. Según Hume, el ser
humano tiene por naturaleza sentimientos positivos hacia los demás seres humanos, y la moral
se basa en el sentimiento que nos provocan las acciones de los demás y que nos lleva a
ponernos en su lugar.
Así, si veo que dos personas se están peleando, son mis sentimientos, no mi razón, lo
que me lleva a condenar la acción. No es la razón la que distingue el bien del mal, sino el
sentimiento (la empatía); por eso, una persona mala no es necesariamente una persona sin
entendimiento, sino sin sentimientos.
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3.5. Ética formal kantiana.

Immanuel Kant (1724-1804) puso en evidencia los problemas que, a su


juicio, presentaban las éticas anteriores a él, las éticas materiales, y formuló
una ética formal. Para entenderlo, es necesario ver cuáles eran las
características de las éticas materiales que hacen que, según Kant, no sean
válidas.

Las éticas materiales son:

- a posteriori: su contenido se ha extraído de la experiencia y, por tanto no permiten saber


de antemano qué cosas son buenas o malas si no las hemos experimentado antes. Por
ejemplo, puedo saber que mentir está mal porque he sufrido las consecuencias de una
mentira.
- hipotéticas: sus normas sólo tienen un valor condicional. Por ejemplo, la ética cristiana
señala la necesidad de no robar o de no matar, pero tales preceptos sólo valen si se
pretende alcanzar la vida eterna. ¿Qué ocurre si yo no creo que exista otra vida? A partir de
estas normas no se puede fundar una ética universalmente válida (válida para todos).
- heterónomas: no soy yo quien me digo qué debo hacer, sino que las prescripciones o leyes
morales me son dadas desde fuera. Por ejemplo, me vienen dadas por mi religión.

Frente a esto, Kant propone una ética formal, que sea:

 A priori: las normas éticas no pueden depender de lo que aprendamos de las


experiencias particulares, sino que tienen que ser válidas en cualquier circunstancia.
 Necesaria: las normas éticas no pueden depender de una condición, deben ser
universales, válidas para todos.
 Autónoma: cada persona debe ser capaz de elaborar sus propias normas, sin que nada
ni nadie nos imponga lo que tenemos que hacer.

Este tipo de ética es una ética formal porque no contiene órdenes ni prohibiciones
concretas, sino que se ocupa únicamente de cómo debemos actuar, de la estructura que han de
tener nuestras acciones morales, con independencia del contenido que éstas posean; es decir,
independientemente de en qué consistan concretamente nuestras acciones.
Según Kant, el ser humano actúa moralmente cuando actúa por deber, es decir,
cuando el motivo que le lleva a realizar una determinada acción no es la consecuencia que
espera de ella, sino el deber en sí mismo. Para entender esto, expone tres tipos de acciones en
relación con el deber:
 Acciones contrarias al deber.
 Acciones conformes al deber: son acciones con efectos positivos, pero cuya
motivación no es el respeto mismo al deber.
 Acciones por deber: acciones cuya única motivación es el respeto al deber.
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Solo las últimas, las acciones realizadas por puro respeto al deber, son propiamente
acciones morales. Para determinar el valor de una acción, no importa qué se haga, sino cómo se
haga. Lo importante es la voluntad: sólo la voluntad que nos empuja a actuar por deber es la
buena voluntad.

Esta exigencia de obrar moralmente se concreta en el IMPERATIVO CATEGÓRICO, un


criterio que nos permite saber qué normas son morales y cuáles no.

Dos de las principales formulaciones de este imperativo son:

"Obra sólo según una máxima tal que puedas querer al mismo tiempo que se torne en
ley universal".
A la hora de tomar una decisión y llevar a cabo una acción hemos de preguntarnos si el
motivo que nos lleva a ella es un motivo que nos gustaría que todos tomaran en cuenta. Si
lo que me lleva a actuar se generalizase, ¿seguiría estando bien?

"Procede de modo que trates a la humanidad, tanto en tu persona como en la de los


demás, siempre como un fin en sí mismo y nunca como un medio".
Esta formulación pone de relieve la importancia de la dignidad humana, que es la cualidad
de todo ser humano que hace que no podamos considerar a nadie como un medio para
alcanzar metas propias, sino como una finalidad en sí mismo.

Actividad 5. Elige tres acciones cotidianas que tengan que ver con el
instituto, con tus amistades y con tu familia y explica en qué casos pueden
ser contrarias al deber, conformes al deber o por deber.

Actividad 6. Indica si las siguientes afirmaciones se pueden o no considerar reflejo del


Imperativo Categórico que presentaba Kant. Razona tus respuestas:

a) Estudiaré para aprobar todas las asignaturas porque si lo hago mis padres me
comprarán el móvil que quiero.

b) Siempre que mis padres cocinan, mi hermano y yo recogemos la mesa; es lo


justo.

c) Te ayudo hoy si mañana me ayudas tú.

d) Hoy me siento muy contento, con el donativo que di a la ONG de mi barrio se


lograron comprar varios lotes de material sanitario.
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3.6. Ética de la justicia.

John Rawls (1921-2002) consideró que para que las normas sean justas
no pueden estar pensadas para beneficiar a un grupo concreto de personas
perjudicando al resto de la población. Para poder decir que una sociedad
es justa, las normas no deben establecer diferencias injustas basadas en
características personales como el color de la piel, el sexo, la inteligencia o
la riqueza.

Para establecer normas válidas, debemos llegar a un acuerdo que sea aceptable para
todos, independientemente de las circunstancias personales o de la posición social. Para ello,
Rawls nos lleva a imaginar qué pasaría si todas las personas que formamos parte de la
sociedad pudiéramos reunirnos para establecer las normas de convivencia. Esto es lo que
denomina posición originaria: una situación ideal de partida en la que todas las personas que
se van a ver afectadas por las normas participen en su elaboración. Ahora bien, para que las
normas resultantes sean justas, plantea la idea del velo de la ignorancia: si ninguna de las
personas reunidas supiera cuál va a ser su papel en la sociedad o cuáles van a ser sus
características personales (su edad, su sexo o su cociente intelectual, por ejemplo), ¿qué
principios de justicia decidirían para su sociedad? Solo en una condición en la que los
participantes de la sociedad se encontrasen en las mismas condiciones, las normas elaboradas
serías justas. Esto da como resultado los dos principios de una sociedad justa que, según
Rawls, son los más razonables:
1. Principio de igualdad: todos somos libres e iguales, con los mismos derechos y
libertades. Lo único que puede limitar mis derechos es el respeto a los derechos de los
demás.
2. Principio de diferencia: para que una sociedad sea justa no es necesario que todos sus
miembros tengan los mismos bienes, pero sí que tengan las mismas oportunidades.
Cada individuo debe ser responsable de sus propias decisiones, pero se debe asegurar la
igualdad de oportunidades: el único sistema justo posible es aquel en el que la sociedad
compense las desigualdades que puedan existir entre las personas de las que ellas no
son responsables.

Actividad 7. Trabajo con textos.


"En la justicia como imparcialidad, la posición original de igualdad […] se considera como una
situación puramente hipotética caracterizada de tal modo que conduce a una cierta concepción
de la justicia. Entre los rasgos esenciales de esta situación, está el de que nadie sabe cuál es su
lugar en la sociedad, su posición, clase o status social; nadie conoce tampoco cuál es su suerte
con respecto a la distribución de ventajas y capacidades naturales, su inteligencia, su fortaleza,
etc. Supondré, incluso, que los propios miembros del grupo no conocen sus concepciones
acerca del bien, ni sus tendencias psicológicas especiales. Los principios de la justicia se
escogen tras un velo de ignorancia. Esto asegura que los resultados del azar natural o de las
contingencias de las circunstancias sociales no darán a nadie ventajas ni desventajas al escoger
3ª Evaluación: Acción y creación. 5. Moral y ética. 14

los principios. Dado que todos están situados de manera semejante y que ninguno es capaz de
delinear principios que favorezcan su condición particular, los principios de la justicia serán el
resultado de un acuerdo o de un convenio justo, pues dadas las circunstancias de la posición
original y la simetría de las relaciones entre las partes, la situación inicial es equitativa entre las
personas en tanto que seres morales, esto es, en tanto que seres racionales con sus propios
fines, a quienes supondré capaces de un sentido de la justicia."
Jonh RAWLS, Teoría de la justicia.
a) Pon un título razonado al texto.
b) ¿Qué garantiza el denominada “velo de la ignorancia?
c) Ahora lee esto:

De niño Rawls infectó a dos hermanos menores: a uno de difteria, a otro de


neumonía, y ambos murieron. El filósofo probablemente creyó que su
supervivencia (gracias a que la naturaleza le dotó de un sistema inmunológico
más vigoroso) fue tan injusta como la muerte de sus hermanos. Quizá ahí está
la clave de su teoría de la justicia: a la política le corresponde contrarrestar las
arbitrarias contingencias de la vida. .

Isern Munne, P. y Bonilla Saus, J. (editores) Contratos, derechos, libertades y


ciudadanías. ADAPTACIÓN

a) ¿Por qué se dice que su supervivencia fue tan injusta como la muerte de sus
hermanos?
b) Explica la frase que aparece subrayada; para ello, tendrás que recordar qué
significa que algo sea arbitrario y qué es la contingencia. Después, relaciona esta
idea con alguna situación actual.

3.7. Ética del discurso.


En el siglo XX, dos autores de la Escuela de Frankfurt, Karl-Otto Apel (1921-2017) y
Jürgen Habermas (1929-), proponen continuar con la ética kantiana porque están de acuerdo
con Kant en que en el ámbito moral debe darse la autonomía humana, es decir, debe estar
formado por las normas que los propios seres humanos nos damos a nosotros mismos. Y
precisamente porque son puestas y dadas por nosotros, las normas morales se pueden
promulgar, aceptar o abolir.

Apel Habermas
3ª Evaluación: Acción y creación. 5. Moral y ética. 15

Sin embargo, piensan que, a diferencia de Kant, la racionalidad moral no es algo


individual, cada persona no se basta a sí misma para darse las normas morales, sino que es
necesaria una racionalidad comunitaria, ya que los seres humanos vivimos en sociedad y las
decisiones que tomamos afectan a los demás.
La ética del discurso o del diálogo sostiene que una norma moral será buena cuando
alcance el libre consentimiento de todos aquellos a los que afecte la norma, gracias al consenso
o acuerdo. Según Habermas, las normas tienen validez universal si son aceptadas por
consenso en una situación ideal de diálogo. Este diálogo debe cumplir al menos con lo
siguiente:
- Todos los afectados por una norma deben participar en el diálogo.
- Todos deben tener las mismas oportunidades de argumentar su postura.
- No puede existir coacción.
- No se debe tener en cuenta solo el interés particular, sino el interés común.

Actividad 8. Lee el texto y responde a las cuestiones.


“Algunos éticos nos hemos refugiado humildemente en una ética de mínimos, y nos limitamos a
decir a nuestros oyentes y lectores: al decidir las normas que en su sociedad van a regular la
convivencia, tenga en cuenta los intereses de todos los afectados en pie de igualdad, y no se
conforme con los pactos fácticos, que están previamente manipulados, y en los que no gozan
todos del mismo nivel material y cultural ni de la misma información; porque –por decirlo con
John Rawls– usted está convencido de la igualdad humana cuando habla en serio sobre la
justicia; o cuando ejecuta actos de habla con sentido, por decirlo con la ética discursiva; haga,
pues, del respecto a la igualdad una forma de discurso normativo y de vida”.
Adela Cortina, Ética mínima.

c) ¿Cómo explicarías el tipo de ética que propone Adela Cortina?


d) ¿Qué relación tiene con las propuestas de Habermas y Rawls?
e) ¿Estaría de acuerdo con el utilitarismo? ¿Por qué?

Referencias para la elaboración de apuntes y libros de consulta:


- Prestel Alfonso, C. Filosofía. Bachillerato. Vicens Vives.
- Reale, G. y Antiseri, D. Historia del pensamiento filosófico y científico. Barcelona, Herder, 2003
- VVAA. Filosofía 1. Oxford
- VVAA. Filosofía 1º Bachillerato. Algaida
- VVAA. Filosofía 1º Bachillerato. Santillana.

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