Vilar (1956) - El Tiempo Del Quijote

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Pierre Vilar (1956; 1964): “El tiempo del Quijote” - 1

VILAR, Pierre (1956; 1964): "El tiempo del Quijote" -- pp. 332-346 de: Crecimiento bría podido preverla" (1). Esto significa desconocer la cronología.
y desarrollo : Economía e historia: Reflexiones sobre el caso español / Traducción
Pues si la palabra crisis define el paso de una coyuntura de hundi-
de E. Giralt Raventós -- Barcelona : Ariel, 1964 (ed. post.: Barcelona : Crítica,
2001) -- Pub. tb. en: Carlo M. CIPOLLA [ed.]: La decadencia económica de los im -
miento no hay duda de que entre 1598 y 1620 --entre la
perios (Madrid : Alianza, 1972), pp. 113-127 -- [Traducción de: "Le temps du Qui- "grandeza" y la "decadencia"-- hay que situar la crisis decisiva del
chotte" -- EUROPE ; 34 (Jan. 1956) -- pp. 1-16.] poderío español, y, con mayor seguridad todavía, la primera gran
crisis de duda de los españoles. Y no olvidemos que las dos partes
del Quijote son de 1605 y 1615.
Claro que eso se puede discutir. La moneda castellana no se
EL TIEMPO DEL "QUIJOTE"* hunde hasta 1625, la unidad ibérica en 1640, la "famosa infante -
ría" en 1643. Y por otro lado, ya casi un siglo antes, en 1558, in-
mediatamente después de una célebre bancarrota de Estado, el Me-
Los centenarios tienen la ventaja de recordarnos que las obras morial de Luis Ortiz había hecho el primero (y no el menos vigoro -
maestras tienen una fecha. Demasiados pensamientos en fuga ante so) de los pronósticos sombríos sobre la salud de España.
la historia hacen hoy de la historia del pensamiento "una serie dis- Pero el reinado de Felipe II había consistido en aquella suerte de
continua de totalidades singulares". Pero aquellos a quienes no es- alternancia de tempestades y calmas que anima a los pueblos ame-
panta el porvenir se atreven a gustar con plenitud de gozo el denso nazados a creer en el milagro. San Quintín hizo olvidar la banca-
brebaje de historia concreta que destila toda obra maestra. Pues no rrota, Lepanto la rebelión de los moriscos y la de los "gueux".
hay estructura tan extraña ni coyuntura tan remota que la inteli - Cuando la Armada fue dispersada, la unión hispano-portuguesa --el
gencia del hombre no nos permita penetrar, cuando ésta se arma (y imperio de los tres océanos-- no contaba siquiera diez años. Espa-
si nosotros nos armamos) de simpatía por el hombre. Todo eso es ña parecía encontrarse si no en la aurora, al menos en pleno me-
tan verdad del Quijote, que este libro "universal", este "eterno", si- diodía de su aventura. La plata llegaba de las Indias más abundante
gue siendo antes que nada un libro español de 1605, que no cobra que nunca. Para los oídos distinguidos las quejas de las Cortes so-
todo su sentido más que en el corazón de la historia. naban muy probablemente como un mediocre griterío pequeño -
burgués.
Tales signos, no obstante, tienen siempre un sentido. Apenas se
había extinguido el viejo rey en El Escorial, en otoño de 1598,
1598-1620. LA CRISIS DEL PODERÍO Y DE LA CONCIENCIA cuando ya los españoles clarividentes se atreven a manifestar: la
ESPAÑOLES decadencia está ahí. Y algunos dicen: es el abismo. En el prólogo
de un Memorial enviado en 1600 a Felipe III está escrito que sien-
Se ha dicho y repetido que sería en vano pedir a Cervantes una do las virtudes del nuevo Príncipe iguales a las del rey difunto, la
interpretación de la "decadencia" de su país, "puesto que él no ha- República tiene asegurado su resurgimiento "por más que esté cay-
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da". ¿Es una insolencia? El contexto demuestra que no. Pero esta be 9.000 en 1603. De 1601 a 1610 el "salario real" del trabajador
forma de demoler en cinco palabras todo un efecto oratorio será el español hace un salto único en su historia (5). ¿Significa esto el
procedimiento favorito (muy calculado esta vez) sobre el cual se advenimiento de una edad de oro para los trabajadores? No, puesto
construirá el Quijote . Ha llegado el tiempo en que España va a con- que ya no hay trabajadores, es decir: no los hay asalariados . Pues
frontar sus realidades con sus mitos, para reír o para llorar. el arrendatario castellano o el semisiervo morisco arañan todavía
Duras realidades las del año 1600. En la cumbre de la gran subi- un suelo caprichoso; sigue la danza loca de los precios del grano;
da de los precios del siglo XVI, en la que España ha marchado a la entre 1602 y 1605 la fanega de trigo andaluz pasa de 204 a 1.301
cabeza, el alza se exaspera repentinamente. El trigo andaluz pasa maravedís: el hambre aparece de nuevo. Pero la carestía (o mejor:
de los 430 maravedís por fanega en 1595 a 1.401 en 1598; el trigo la ausencia) de la mano de obra es para la economía castellana una
castellano, de 408 en 1595 a 908 en 1598. Y aún medimos mal el sentencia de muerte. En 1620 la floración de los libelos no se re-
alza real. La tasa, tan a menudo burlada, se impone algunas veces fiere ya a la "tasa del pan", sino a la enloquecedora invasión de
(2). mercancías extranjeras.
Pero en estos casos es el productor quien padece: durante los úl- La cosa es tanto más grave cuanto "el nivel general de precios"
timos cinco años del siglo pululan los libelos a favor o en contra de baja desde 1601. El hecho es el mismo, pero la historia es otra. La
la "tasa del pan", a favor o en contra de los "pósitos de granos" o de plata de las Indias llega con menos rapidez, o mejor: llega más ca -
los "montepíos". El doctor Cristóbal Pérez de Herrera, médico de ra. También allá, en México o en el Perú, la explotación del hom-
las galeras, quiere organizar el auxilio a los pobres. Lo que se orga- bre ha encontrado sus límites. Un descenso terrible de la población
niza es la represión contra los vagabundos. De 1599 a 1601, "el (6) que obliga ahora a los dueños de las minas a volverse hacia la
hambre que sube de Andalucía" enlaza con "la peste que baja de gran propiedad agrícola semifeudal (7). El alza de los precios expre-
Castilla" (3): la peste bubónica , la más terrible, aunque esta vez no sados en plata va a detenerse, primeramente en España. Uno de los
viene del Mediterráneo, sino que surge simplemente, nos dice el mecanismos del parasitismo colonial que la nutría --muy por enci -
doctor Herrera, "entre los pobres desprovistos de todos los medios ma de sus medios, artificialmente-- acababa de pararse.
de vida". "Destruye en España la mayor parte de ella", sobre todo la Pero ¿puede España resignarse a ello? Las costumbres suntua-
España interior (4). rias de los grandes, los enormes gastos del Estado, la generaliza -
Y si tales sangrías, clásicas en las economías antiguas, eran en ción de las deudas no se lo permiten. Recibiendo menos moneda
general compensadas con rapidez, ahora el azote se ha cebado en buena y teniendo que enviarla al exterior, España fabricará otra
una demografía gastada: ciudades superpobladas, campos yermos. mala para uso interno: con el siglo empieza la gran acuñación de
El déficit humano durará. Después de 1600, la "despoblación" espa- cobre, la máquina de hacer billetes de la época. Entre 1600 y 1610
ñola, que era ya un asunto debatido en los textos, se registra en las las Cortes y los teóricos monetarios, criticando sin cesar esta polí -
cifras, tanto en las de los censos como en las de los salarios. Un tica, predicen la catástrofe (8).
hortelano de Castilla que cobraba 3.470 maravedís en 1599, perci -
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Al estupefaciente económico de la inflación se añade, en 1609, 1615 cuando hay que situar la fase aguda del bandolerismo cata-
el estupefaciente social. A la opinión inquieta se ofrece la diver - lán. El virrey Almazán, no queriendo pasar "por un palo", incendia
sión de la expulsión de los moriscos. Se trata de un residuo de los y ahorca; pero los bandoleros encarcelados negocian mediante di-
moros vencidos, convertidos por la fuerza pero inasimilados, carre- nero con la esposa y la hija del virrey (16). Su sucesor, el duque de
teros o tenderos a veces, pero más a menudo campesinos que viví - Alburquerque, promete condenar a galeras a todo el Principado,
an en comunidades cerradas, al servicio de los grandes señores de pero tiene que llegar por mar a Barcelona, pues en tierra --como
la Reconquista: problema colonial en el propio suelo, que España dice el obispo de Vic-- "los bandoleros son más señores de la tierra
ha arrastrado dos siglos sin resolverlo (9). Hacia 1600, después de que el rey" (17) Se ha llegado casi a una disidencia. El pueblo,
tantas revueltas, represiones, expulsiones y traslados en masa, el como don Quijote, siente simpatía por los jefes de cuadrilla, y la
peligro de una sublevación general era probablemente un mito. represión no les sorprende nunca (18). Además, como preludio de
Pero la desconfianza hacia el falso cristiano, la "mala casta", el es- secesiones futuras, Madrid desconfía de Barcelona, y Barcelona cri-
pía, el merodeador, el traficante que acumula ducados, hacen del tica a Madrid. Oigamos a los enviados barceloneses a la Corte:
morisco la víctima propiciatoria de una época de crisis. Se le acusa
de ser demasiado prolífico y de vivir de la nada : he aquí los ver- Y por estar la tierra tan infamada y trabajada de ladrones, y so-
daderos agravios (10). La clase media castellana, al borde de la rui- bre todo que tengan alrededor de Barcelona su asiento, se tiene
na, envidia a los grandes señores esta mano de obra colonial. Pero muy a mal y nos tratan aquí como a negros... Tiene el negocio
gente que no nos quiere bien; no lo entienden... Sobre fiestas es en-
éstos obtienen como contrapartida de la expulsión, la anulación de
trada la consulta, todo es divertirse en fiestas, jugar y cazar. ¡Y
sus deudas (11). Así, en vez de asestar un golpe a la economía feu-
que ardan el mundo y los negocios!
dal, la medida cae sobre sus acreedores: labradores ricos, burgue-
ses. Por eso y porque hay que aceptar la cifra de 500.000 expulsa-
Así hablaba, en 1614, el hermano Franch. Y decía el abogado
dos (12), se reconoce de nuevo hoy (13), la importancia de la expul-
Rossell, en 1615:
sión en otro tiempo discutida. El reino de Valencia pierde un ter-
cio largo de sus habitantes. Cuando ha terminado la operación, la
El rey y sus ministros van tan lentamente en todo que es la cosa
opinión, que la había reclamado y la proclama obra santa, no que- más lamentable del mundo. Importunan a los embajadores del
da libre de inquietudes (14). papa, del rey de Francia, de los venecianos, del emperador, y a
¿Hay necesidad de añadir que a tamañas sacudidas corresponde otros todavía, para pacif icar el conflicto de Italia, y no acaban
una crisis igual del aparato del Estado? Don Quijote despierta una nunca de determinarse, cosa que será necesaria al fin y a la pos-
mañana bajo un racimo de bandoleros ahorcados y rodeado de tre... Hace dos años que los enemigos empezaron a inquietar a las
otros cuarenta vivos, "por donde me doy a entender --dice-- que Filipinas... Nada se ha resuelto, y ahora nos enteramos que el ene-
debo de estar cerca de Barcelona" (15) ¿Se trata de un cuento? No, migo se ha apoderado totalmente de ellas y ha matado a muchos
es la exacta realidad. Más todavía: es precisamente entre 1605 y soldados que estaban de guarnición. En resumen, nuestro buen
rey es un santo, pero no concluye nunca con sus escrúpulos. Sus
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ministros prefieren jugar toda la noche y levantarse a mediodía cruel y tierno, a aquel modo de vivir, a aquellos valores feudales,
que ocuparse de la guerra. Así hoy no se habla de otra cosa que cuya muerte en el mundo han preparado sin quererlo los conquis-
de las fiestas del duque de Lerma. ¡Y que se queje quien le duela! tadores españoles. Pero, paradójicamente y al precio de la ruina de
España, los conquistadores prepararon también la supervivencia
Para ser recibidos por "estos señores" son necesarios tres días del feudalismo en su país. El secreto del Quijote está en esta dia-
de antesala con los confidentes y los confesores, lo que no impide léctica original del imperialismo español.
que exista una gran burocracia.

Lo que se ha trabajado aquí con memoriales e informaciones no


puedo decirlo... ¡Y de diez personas consultadas no hay una sola
que sepa de qué se trata! (19) EL IMPERALISMO ESPAÑOL, ETAPA SUPREMA DEL FEUDALISMO

Tocamos aquí un mal famoso: la manía de los memoriales o "ar- Ya en el último tercio del siglo XV, el ritmo de desarrollo de las
bitrismo". Pero conviene no confundir el "tubo" vendido a un real fuerzas productivas en el occidente de Europa planteó las primeras
en la esquina de una calle (pues esto se hacía), con la receta de un exigencias de cambios sociales profundos (21). Aumento del núme-
técnico, la queja de una corporación o el pensamiento de un "repú- ro de habitantes, extensión de los cultivos, técnicas nuevas, se
blico" formado en el bufete de un jurista o en la celda de un monje. combinaron entonces de manera diversas según los países, pero
Pero de esta floración brota una certidumbre: la crisis no fue me- con un primer resultado global: desvalorización de las mercaderías
nos aguda en las conciencias que en los hechos. Reprochar al his- corrientes ante los géneros raros y los metales preciosos. Su resul-
toriador el prestar a los hombres de la época unas preocupaciones tado fue una doble carrera: carrera en busca de tesoros, y carrera
modernas, es creer que la Konjunkturforschung ha revelado al co- para hacerse con nuevos territorios. Portugal pareció ganar la pri-
merciante la angustia de la bancarrota, y que el periódico sindical mera. España ganó, finalmente, las dos a la vez.
ha descubierto el hambre al obrero en paro. La tinta de quienes La conquista de Granada, las incursiones en África y el descubri-
dan consejo corrió en la España de 1600 como correrá en los Esta- miento de las Islas ofrecían ya a la Castilla de los Reyes Católicos
dos Unidos de 1930. En total; un fárrago enorme con algunas pági- unos tesoros , unas tierras y una mano de obra servil . Fernando, el
nas luminosas. Y en fin de cuentas, el verdadero intérprete es en Príncipe de Maquiavelo, instauró el Estado moderno y mercantilis-
un caso Cervantes, en el otro Charlie Chaplin. El arbitrista corto ta. A la rica herencia italo-flamenca, el imperio "donde el sol no se
de vista percibe la crisis a corto plazo, pero del naufragio de un ponía jamás" acabó por añadir, a la vez, la América de las minas y
mundo y de sus valores surge una genial tragicomedia. el Oriente de las especias. La España pobre y atrasada de hoy oscu-
El drama del 1600 sobrepasa el ámbito español, y anuncia aquel rece la imagen de aquella vieja España dominadora, cabeza de uno
siglo XVII duro para Europa en el que hoy se reconoce la "crisis ge- de los imperialismos más poderosos que jamás hayan existido.
neral" de una sociedad (20). Cervantes ha dicho el adiós irónico,
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Pero ¿por qué la caída, todavía más rápida que la misma ascen- ropa un dinero barato-- la acumulación primitiva del capital . Esta
sión? De Montesquieu a la erudición moderna (22), ¿se ha dicho sociedad, sin embargo, no puede desarrollarse más que contando
sobre el particular mucho más de lo que habían escrito los "arbi- con unas fuerzas productivas acrecidas y con unas relaciones so-
tristas" del 1600? Aridez, deforestación, decadencia agrícola, emi - ciales nuevas. Es lo que ocurrirá en el norte de Europa. En España,
gración, expulsiones, exceso de manos muertas, de limosnas y de en cambio, o mejor: en Castilla , las clases dirigentes han realizado
vocaciones eclesiásticas, vagabundeo, desprecio al trabajo, manía la conquista del Nuevo Mundo como hicieron la Reconquista hispa-
nobiliaria, flaquezas de los favoritos y de los reyes: estas "causas na: a la manera feudal . Ocupar las tierras, reducir los hombres a
de la decadencia" son demasiado numerosas para no adivinar en servidumbre, arramblar los tesoros, todo eso no prepara a
ellas la imbricación de causas-efectos , la "crisis general" en la que "invertir" en el sentido capitalista de la palabra. Una naciente bur-
son solidarias una impotencia política, una incapacidad .producti - guesía pudo haberlo hecho, y de 1480 hasta 1550, aproximada-
va y una putrefacción social. mente, la burguesía no falta a la cita. Sólo que, por su posición en
Cantillon, aun esquematizando, ha visto mejor el fondo de las el circuito del dinero, ha experimentado, primeramente, el capita-
cosas: lismo inestable de los puertos y de las ferias.
Por otro lado, las "fuerzas productivas" de que disponía --tierras,
Cuando una abundancia demasiado grande de plata de las minas hombres, innovaciones técnicas-- tropezaron muy pronto en las
ha disminuido los habitantes de un Estado y acostumbrado a los mesetas de Castilla con la ley de los rendimientos decrecientes. De
restantes a unos gastos demasiado grandes, llevado el producto ahí el efecto esterilizante de las inyecciones monetarias después
de la tierra y el trabajo de los obreros a precios excesivos, arrui -
de 1550. Se gasta, se importa, se presta dinero a interés, pero se
nado las manufacturas del Estado por el uso que hacen de las ex-
produce poco. Precios y salarios dan grandes saltos. Se desarrolla
tranjeras los propietarios de la tierra y quienes trabajan en las
el parasitismo y la empresa muere. Es la miseria para el día de ma-
minas, la plata producida en las minas pasará necesariamente al
extranjero para pagar lo que se importa; ello empobrecerá insensi -
ñana.
blemente a este Estado. Cesa entonces la gran circulación moneta - Pero conviene no olvidar, como lo hace Cantillon, otra causa de
ria que en un principio había sido general. La pobreza y la mise - la ruina. El imperialismo es también un hecho político . Si el dinero
ria hacen su aparición... He aquí, poco más o menos, lo que ha llegado de las Indias a título privado sólo sirve para saldar las im-
ocurrido a España después del descubrimiento de las Indias (23). portaciones extranjeras, el que viene para el soberano se empeña
por adelantado en Augsburgo, después en Génova, en manos de los
Análisis notable, el de Cantillon, pero limitado a los mecanis- banqueros. También la gran política desvía del suelo español el flu-
mos económicos puros. Para llegar hasta lo social hay que recurrir jo que sufraga en Europa la naciente producción capitalista. Y des-
a los términos marxistas. de 1570 hay que luchar contra los propios súbditos del rey: abrien-
La conquista española funda una sociedad nueva, porque insti - do el abismo de las guerras de Flandes, los "gueux" lanzan el reto
tuye el mercado mundial y porque permite --al derramar sobre Eu- de la "nación" burguesa ya más adelantada al "imperio" católico y
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feudal de Felipe II. Así el imperialismo español ha sido en realidad Y el no aver tomado suelo procede de que la riqueza ha andado y
"la etapa suprema" de la sociedad que él mismo ha contribuido a anda en el ayre, en papeles y contractos, censos y letras de cam -
destruir. Pero en su propio solar, en Castilla y hacia 1600, el feu- bio, en la moneda, en la plata y en el oro: y no en bienes que fruc -
tif ican y atrahen a sí como más dignos las riquezas de afuera,
dalismo entra en agonía sin que exista nada a punto para reem -
sustentado las de adentro (25).
plazarle . Y este drama durará. Dura todavía, y por eso don Quijote
sigue siendo un símbolo.
La pintura de Cellorigo tiene este último trazo:

No parece sino que se han querido reducir estos reynos a una re -


pública de hombres encantados que vivan fuera del orden natural.
LAS PARADOJAS DE UNA SOCIEDAD CONDENADA
Esto está escrito en 1600. A este "hombre encantado que vive
No se apresure nadie a acusarnos en este punto de dialéctica fuera del orden natural", Cervantes, en 1605, va a darle un nombre
abstracta, pues, en tal caso, tendrá que acusar también a los hom- inmortal. Pero lo admirable es que Cellorigo haya vinculado con tal
bres de aquella época. fuerza la superestructura ilusoria, mítica y mística de su país y de
su tiempo, al carácter parasitario de la sociedad, al divorcio entre
Y ansí --dice el licenciado Martín González de Cellorigo- - el no ha - su manera de vivir y su manera de producir.
ber dinero, oro ni plata, en España, es por averlo, y el no ser rica No obstante, el hallazgo no es fortuito. Desde que la ilusión na-
es por serlo: haziendo dos contradictor ias verdaderas en nuestra cida de las Indias y de la inflación choca con la realidad de la cri-
España, y en un mismo subjecto (24). sis, a la vuelta del siglo, el juego de las "contradictorias" invade la
obra de los escritores. España es rica, y es pobre. España tiene las
Este estremecimiento de la escolástica ante la historia en un ar- Indias, y es "las Indias del extranjero". España banquetea y muere
bitrista teólogo del año 1600, ¿es puramente formal? No. El hom- de hambre. España guarda un imperio y carece ya de hombres. Se
bre ha penetrado en el corazón del problema mejor que Cantillon. adivinan los peligros de estas antítesis para una retórica nutrida a
Opone a la masa productora la masa parasitaria , y si exagera, la vez de la escolástica y de recuerdos latinos. Pero lo que durante
sin duda; la importancia de esta última, al menos descubre clara- un cierto tiempo, al menos, salva al arbitrista de la banalidad, es
mente el juego de la deuda pública (los "juros") y de la deuda priva- su conmovedor amor por la "república", y su esperanza ingenua por
da (los "censos"), por cuyo medio la garantía del dinero de las In- un retorno a lo real.
dias ha permitido en España una inflación de títulos-papel. Antici - En efecto, las más grises de sus páginas se aclaran súbitamente
pándose a Lenin, Cellorigo nos describe lo que espera a los pueblos con una ternura angustiada cuando el arbitrista escribe "nuestra
que viven de "cortar el cupón": España ", y es ciertamente con él (no antes, a pesar de algunos
diagnósticos precoces) que triunfan aquella pasión de análisis y
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aquel sentimiento de inseguridad vital del español ante España, mán de Alfarache, se ha convertido en "pícaro", y acabará siendo
definidos, pero mal fechados, por Américo Castro (26). Aquí como galeote.
en todas partes, la misión del historiador es de "fechar con rigor", Hay, es cierto, el potentado del lugar. Varios lugareños de Cer-
en lugar de generalizar de prisa y corriendo. Alrededor del año vantes llevan el sobrenombre de "Rico" que define una excepción
1600, los textos en serie --únicos testigos colectivos válidos-- no típica: el labrador capaz de acumular, usurero, arrendatario de im-
paran de exaltar las tres realidades creadoras: población , produc - puestos, acaparador en los momentos de hambre. Pero el universal
ción , trabajo . Por el contrario, después de 1620, y sobre todo des- kulak , siempre burgués en potencia, está aquí condenado por la
pués de 1626, el pensamiento se refugia cada vez más en la místi - inflación al papel de "nuevo rico" perpetuo: su dinero se gana y se
ca o en la teoría, en la laudatio temporis acti , algunas veces en el desvaloriza tan de prisa que le parece mejor gastarlo en bodas gar-
reto o lo absurdo. En la cumbre que separa estas dos corrientes, gantuescas. Si no, lo dejará prestado a alto interés, pero siempre a
Cervantes se instala y sonríe. malos pagadores: miserables (el campesino pobre debe contraer
deudas) o poderosos (incluido el rey). Emprender un negocio no
saldría a cuenta. "El rico", pues, a la manera antigua, come, se
hace servir, invita, da, roba, se deja robar . Por posición y coyun-
LOS FUNDAMENTOS SOCIALES DEL IRREALISMO ESPAÑOL tura (no por religión o temperamento) la sociedad española del
1600, antí tesis de la sociedad puritana , vuelve la espalda al aho-
Valdría la pena, ciertamente, aunque nos faltaría espacio, pro- rro y a la inversión.
fundizar en el análisis de los fundamentos sociales de este "irrea- "El rico" come , y hasta tal punto que los médicos se inquietan.
lismo" español. Pero el doctor Herrera, que se intitula "médico de las galeras, del
La polarización de las fortunas, en diversos niveles, no cristaliza rey, y del reino", sólo se atreve a proponer como límite a las comi -
en nada que no se evapore rápidamente. Las grandes rentas feuda- das cuatro o seis platos, lo mismo de entrantes que de postres. ¡Di-
les o coloniales permiten unas vidas de loco artificio: si las rentas choso límite! (28) Mas, ¡ay!, los llamados a estos festines no son
bajan (como es, en efecto) el señor se carga de deudas: así los seño- numerosos. La masa famélica sueña únicamente con recoger las
res de moriscos, y el duque, huésped fastuoso de don Quijote y migajas de estos banquetes, o tener acceso a los mismos por aven-
Sancho. tura, como Sancho cuando se convierte en gobernador. (¡Y cómo se
En el orden burgués, hacia 1600 queda muy poca cosa de aque- comprende que Sancho acoja mal al médico encargado de vigilarle
llas fortunas de banqueros y grandes mercaderes del siglo XVI, en la mesa!). Hambre y hartura, son igualmente los polos de los
pues "un banquero de esta república abarca un mundo y abroga sueños del "pícaro".
más que el Océano, aunque a las vezes aprieta tan poco que da con El español, incluso no siendo muy rico, se hace servir . Desde
todo al traste" (27). Pero ya el hijo del mercader en quiebra Guz- toda la vida el mendigo ciego ha tenido su criado (29). El humanis-
ta que la Inquisición recluye en un convento está con cuatro servi -
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dores (30). Los arbitristas señalan el uso de la "gorguera" como un les indican la ruta de las caravanas de buena moneda (la falsa
azote, pues ello exigía tener criados especializados muy bien paga- --"boscatera"-- se hacía en los bosques).
dos y tal prenda doblaba su coste (unos 250 reales) a la quinta o En total, una sociedad en la que abunda lo pintoresco, y más
sexta vez de ser plegada y planchada (31). "Servir a un amo" rinde amable, bajo algunos aspectos, que la sociedad puritana; pero, bajo
tanto como "ejercer un oficio", y ¡cuántos oficios no son más que otros aspectos, podrida, y en todo caso condenada. La ley de la
puros "servicios"! Quisiéramos poder reducir a cifras el enorme producción que en otras partes edifica más de prisa es inexorable.
traspaso de población activa, en la España del siglo XVI, hacia el Desvinculada de la realidad, la España de 1600 prefiere soñar .
sector no productivo; hacia este "terciario" señalado hoy con fre- Cellorigo, Deça, incluso Cervantes, nos dicen que para vivir me-
cuencia como medida y resultado del progreso, y que no anuncia jor, sus paisanos se han atrevido a contar con el sueño no sólo en
entonces más que el parasitismo social y la decadencia que éste el asunto de la expulsión de los moriscos, sino en el de la peste
entraña. (36). A contar con la herencia de sus vecinos, sin duda porque el
El español da. Y los bienes de la Iglesia, que se acumulan, ali- tío de América se muestra menos generoso. Ya que, ciertamente,
mentan a un número creciente de no productores. Pero el naci- todo tiene su origen en el espejismo de las Indias. España, dice
miento del capitalismo exige que el mendigo se convierta en asala- Deça, sólo ha sido verdaderamente floreciente "cuando esta Mo-
riado. Esta transformación, aunque deseada por algunos españoles narchía se terminava con sus mares y Pyrineos, no teniendo sus
(32), fracasa en España. No es un "temperamento" lo que la ha eli- naturales a qué divertirse ni a qué aspirar a nuevas embarcacio -
minado, sino un clima económico en el que el rico podía fácilmen - nes y esperanças más que al beneficio de sus tierras y ganados,
te ser generoso, y en el que el pobre tenía más interés en vivir al pescas y demás artif icios y grangerías propias suyas" (37).
azar que en percibir un salario poco estimulante frente a los pre- Es lo que el ama de don Quijote espetó a Sancho: "Id a gobernar
cios y frente a las promesas de la aventura. vuestra casa y a labrar vuestros pegujares, y dejaos de pretender
El español, por último, roba y se deja robar . La "sisa" o rapiña ínsulas ni ínsulos" (38).
del criado sobre las finanzas del dueño está descrita como usual en El consejo de Cervantes va dirigido tanto a Sancho, al pueblo es-
todos los niveles (33): familia, comunidad, administración. Cervan- pañol que espera ganar algo siguiendo la ambición de sus amos,
tes, antiguo soldado dotado del cargo de recaudador, la practicó como a don Quijote, el amo que extrae de los libros una versión
con poca habilidad pues fue a parar a la cárcel. Como dirá él mis- idealista de la aventura de sus antepasados.
mo, "la necesidad" por un lado, y "la ocasión" por otro pueden lle- Los libros : he aquí el último punto a considerar. La hinchazón
var a las galeras. Por eso don Quijote libera a los galeotes (34). En del sector "terciario" no productivo en la sociedad española no pro-
Cataluña, país fronterizo, más dinámico (y menos caritativo), la di- cede únicamente de los servicios materiales, sino también de los
sidencia social produce el bandolero más que el mendigo o el "píca- "encantadores" intelectuales, en el mejor y en el peor sentido. Hay
ro"; las cuadrillas, vinculadas a los clanes aristocráticos, tienen sus los juristas (39), los arbitristas: los malos más escuchados que los
agentes en los despachos oficiales y en los bancos (35), los cuales buenos. Hay también los proveedores de leyendas. Un huracán de
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literatura sacude el Madrid de Felipe III. En él se encuentra el más sos al mundo. Anacrónico, y por lo tanto ineficaz; pero afirmación
perfecto de los poetas puros, pues Góngora es exactamente de la de bondad, reserva de simpatía y por tanto consoladora garantía
época que acabamos de describir. Se encuentra también el más para el mañana. Y el viejo mundo, desde el delicado amante de po-
grande de los novelistas "negros": Mateo Alemán, que en 1599 y esía pura hasta aquel a quien amenaza el hambre, se reconoce en
1604 publica las dos partes del Guzmán . Está también Lope, y el la obra y se ama en el héroe. La crisis ha suscitado un intérprete
teatro es la única de las producciones nacionales que, felizmente, de su talla.
cubre las necesidades del mercado. Y tanto la élite y la Corte como He dicho 1605-1615, Cervantes, don Quijote, la armadura y el
la masa y la provincia se muestran ávidas de literatura; pero a falta almete. Igual hubiera podido decir 1929-1939, Charlie Chaplin,
de algo mejor se "encantan" con la picaresca buhonera, con la serie Charlot, la chaqueta negra, el bombín y el bastón. Nunca dos obras
rosa de lo bucólico o la serie de las aventuras caballerescas. Los vi - han estado tan emparentadas. Las dos grandes etapas de la histo -
llorrios españoles "viven" de las proezas de los títeres, como hoy ria moderna están en ellas captadas del mismo modo. Y admiraría-
de los más anticuados de los "westerns". Toda evasión es buena. Y mos menos a Cervantes si no fuésemos hombres de la época de
los más locos son los más ociosos, como don Quijote. Charlie Chaplin.
Así, en el declive de una sociedad gastada por la historia, en un Pero no insistamos demasiado en ello. No sea que persuadamos
país que ha llevado al punto más extremo sus contradicciones, en a algún ministro que Chaplin y Cervantes, esos "bufones", esos pin-
el momento en que una crisis aguda descubre sus taras, en que el tores de "carácter", son también unos "novelistas sociales". Tal vez
vividor ocioso, el rentista arruinado, el bandolero seductor, el por- los considerarían peligrosos.
diosero holgazán, recorren calles y caminos, en que el clérigo se
nutre de arte puro y el hombre medio de literatura barata, en aquel
momento surge una obra maestra que fija en imágenes el contraste
tragicómico entre las superestructuras míticas y la realidad de las
relaciones humanas. La obra es un pasatiempo: viejas anécdotas,
muecas clásicas. Notas
Es también un "pastiche", que sobrepasa a sus altos modelos en
cada tema de las artes de evasión. No "pinta" el mundo, sino que,
mejor que un tratado erudito, desmonta sus mecanismos: tan inte - 1. Morel-Fatio, Études sur l'Espagne , I, p. 330 ; A. Castro, El pensamiento de Cer -
vantes , p. 219.
ligentes son cada uno de sus trazos. Y también porque "el alma de
este mundo sin alma" es el títere abrumado a golpes y cargado de 2. E.J. Hamilton, American Treasure and the Price Revolution in Spain , apéndice
sueños que, bajo el desgarrado vestido de la honorabilidad de ayer, V. En Castilla la Vieja, los precios acotados son de tasa, no de mercado libre.
vive veinte vidas (y un solo amor), defiende el honor, la flaqueza,
la amistad, la patria, cautiva a los príncipes, dirige grandes discur-
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3. Así lo dice Mateo Alemán en el capítulo II del libro II de su Guzmán de Alfara - 15. Don Quijote, II, 60.
che (1599), edición Aguilar, p. 237 "Novelas picarescas": "Líbrete Dios de la enfer -
medad que baja de Castilla y del hambre que sube de Andalucía" . 16. Archivo Histórico Municipal de Barcelona : Serie "Lletres closes", 1612, f. 196.

4. Cristóbal Pérez de Herrera, Dubitationes ad maligni popularisque morbi qui 17. Ferran Soldevila, Historia de Catalunya , 1ª edición, II, p. 258, n. 4, texto de
nunc in tota fere Hispania grassatur exactam medellam... , Madrid, 1599, fol. 3. 1615.
Martín González de Cellorigo, Memorial de la política necesaria y útil restaura -
ción de la república de España , Valladolid, 1600, 1ª parte. 18. Gilabert, Discursos sobre la calidad del Principado de Cataluña . Disc. I, f. 9
v.
5. Hamilton, op. cit. , cap,. "Wages: Money and Prices" y apéndice VII.
19. AHMB, "Cartes comunes originals", 1614-1615.
6. Woodrow Borah, New Spain's Century of Depression , Univertity of California,
1951, da para México, en 1519, 11 millones de habitantes; en 1597, 2.500.000; en 20. Hobsbawm, "The General Crisis of European Economy in 17th century", Past
1607, 2.000.000. and Present , n.° 5 y 6, 1954.

7. F. Chevalier, La formation des grands domaines au Mexique , 1952, pp. 234 ss. 21. Todo confirma en este punto la opinión de Engels (cf. carta a Lafargue, p.p.
Economie et politique , marzo 1955, p. 14).
8. Actas de las Cortes (Castilla) , XVIII, pp. 157, 568, 596; XIX, p. 443, etcétera, y
P. Juan de Mariana, Tratado de la moneda de vellón que al presente se labra en 22. Véanse como últimos trabajos los números especiales de De Económica , Ma-
Castilla , 1609 (entre otros autores). drid, septiembre y diciembre 1953 (Sobre la decadencia económica de España), y
Hamilton, "The decline of Spain", Economic History Review, VIII, pp. 168-179.
9. F. Braudel, La Mediterranée au temps de Philippe II (*), pp. 576-582.
23. Cantillon, Essai sur la nature du commerce en général (*), Edit. Ined, p. 91-
10. Insiste, quizá con ironía, en estos dos argumentos, clásicos en la veintena de 92.
obras escritas para justificar la expulsión.
24. Cellorigo, op. cit. , f. 29r.
11. Hispania , LI-LII, 1953, demuestra la importancia de este hecho hasta ahora
negligido. 25. Ibid.

12. Lapeyre ha reducido esta cifra a 260.000. 26. Américo Castro, La realidad histórica de España , México, 1954, cap. I.

13. Ibid. contra Hamilton, que reducía a 100.000 el número de expulsos y negaba 27. Fray Tomás de Mercado, Summa de tratos y contratos , Sevilla, 1571, IV, p.
las consecuencias económicas de la expulsión porque los salarios no experimenta - 67.
ron alza. Pero ¿podían elevarse más aún?
28. Herrera, Remedios para el bien de la salud del cuerpo de la República , 1610,
14. Inquietud sentida ya anticipadamente por ciertas personas: "Deseo que el Se- f. 15r.
ñor me lleve antes que ver tales males sin poderlos remediar" , decía el Patriarca
de Valencia en carta dirigida a Felipe III, 19-XII-1608. 29. El "mozo de ciego", héroe del Lazarillo, primera novela picaresca.
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30. M. Bataillon, Erasme et 1'Espagne , México, II, p. 51.

31. Lisón y Viedma, Discursos y apuntamientos , 1622, I.

32. Así, en la controversia de 1545 el muy moderno Juan de Medina y, en 1599


(aunque con otro espíritu), el doctor Herrera, Amparo de los pobres .

33. Herrera, op. cit. "quando llegan a la mesa los platos se les ha ya sissado y
hurtado la mitad del valor de ellos..."

34. Don Quijote , I , 22.

35. Soler i Terol, Perot Rocaguinarda , Manresa, 1909, y Carrera Pujal, Historia
económica y política de Cataluña , II, 4, y J. Reglá Campistol en Estudios de His-
toria Moderna , IV, 1954, pp. 197-199.

36. Cellorigo, op. cit. , 1ª parte, Cervantes, Coloquio , fragmento citado en nota 10.

37. Lope de Deça, Govierno de Agricultur a , 1618, f. 22r.

38. Don Quijote , lI, 2.

39. Deça, op. cit. , f. 26v. Las Facultades de Derecho privan de brazos a la agricul-
tura.

* "Le temps du Quichotte", Europe , enero 1956, pp. 1-16. [Traducción castellana
de E. Giralt Raventós.]

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