Barreal Retorno Raíces

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Reseñas

BARREAL, Isaac: Retorno a las raíces. Fundación Fernando Ortiz. Colección La Fuente Viva, n.º
18, La Habana, 2001. 302 pp. ISBN: 959-7091-35-6
Con esta nueva entrega son ya dieciocho los volúmenes publicados por la colección La
Fuente Viva que la Fundación Fernando Ortiz de la Habana, bajo la dirección de Miguel Barnet,
comenzó en 19961. Un número tan elevado en tan poco tiempo da cuenta de la vocación emi-
nentemente investigadora, pero también de la gran capacidad difusora de la Fundación que, en
paralelo, mantiene otra serie dedicada monográficamente a Fernando Ortiz, en que se publi-
can tanto estudios sobre su figura y su obra (por ejemplo, el debido a José A. Matos Arévalos, La
Historia en Fernando Ortiz, 1999), como ediciones de sus manuscritos y materiales inéditos (con
preparación y prólogo del mismo investigador, J. A. Matos, han aparecido recientemente un
libro al que se ha titulado, La santería y la brujería de los blancos. Defensa póstuma de un inquisidor
cubano, 2001; y la reproducción de un cuaderno escolar de Ortiz que recoge una Culecció dels
mal-noms de Ciutadélla, 2001); además de un boletín, un anuario y una revista especializada,
Catauro. Revista Cubana de Antropología, que actualmente está en su cuarto año y el número cin-
co. No es mal balance para una institución creada en 1994 y que se desenvuelve en un ambien-
te no precisamente de abundancia, como es de todos bien conocido.
La antropología en Cuba ha sido una disciplina escasamente universitaria; son muy recien-
tes los esfuerzos por introducir la disciplina en los planes de estudios superiores y pocos toda-
vía los profesionales que puedan presentar unos diplomas especializados. Sin embargo, y al
menos, desde principios del siglo XX —que es cuando comienza su labor investigadora el que,
sin duda, hay que considerar el mejor antropólogo cubano, Fernando Ortiz Fernández—, no
puede decirse que no haya habido una constante corriente de interés por el conocimiento de la
realidad cultural del país. Actualmente, investigadores como el mismo Miguel Barnet, Natalia
Bolívar o Jesús Guanche son reconocidos como antropólogos por la comunidad internacional
y muchos otros profesionales cubanos participan en las líneas y los debates emergentes en la
disciplina antropológica.
La historia de esta antropología nacional se parece en muchos puntos importantes al deve-
nir investigador e institucional de la antropología cultural y social en España. Algunos de estos
rasgos comunes pueden ser enumerados: falta de consolidación de un proyecto científico que
fuera asumido como de interés social; ausencia de profesionalización universitaria de la mate-
ria; maestros aislados que no obtienen continuidad de escuela, ni en sus proyectos de trabajo;
localismo particularista y nacionalismo como metas en los estudios de folklore; falta de poten-
cia y excesivo mimetismo en los aspectos teóricos, etc. En estas circunstancias, la historia, el

1 El nombre dado a la serie parece tomado del libro de Miguel Barnet, La fuente viva (La Habana: Letras Cubanas,

1983) y los seis primeros títulos de la colección son los siguientes: 1. Norma Suárez (comp.), Fernando Ortiz y la cuba-
nidad. La Habana, 1996. 2. Elías Entralgo, Perioca sociográfica de la cubanidad, 1996. 3. Jesús Guanche, Componentes
étnicos de la nación cubana, 1996. 4. José Baltar, Los chinos de Cuba. Apuntes etnográficos, 1997. 5. Germán Bode (selec-
ción y prólogo), Décimas rescatadas del aire y del olvido, 1997. 6. Enrique Sosa, Catalanes y gaditanos en la trata negrera
cubana.

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conocimiento de lo que se hizo y se avanzó en el pasado, puede ser de suma utilidad, tanto para
el desarrollo y la evolución de la investigación en el presente, como para la construcción de una
comunidad científica de un modo consciente.
En este panorama, la figura de Fernando Ortiz se yergue por encima de todas las otras; no
sólo como ancestro que reivindicar por la comunidad antropológica como fundador y padre
disciplinar, sino por la misma actualidad de los problemas que él abordó en su dilatada y varia-
da obra. El mestizaje y la hibridación de las culturas, la religión y la espiritualidad en el mundo
moderno, la música como núcleo de creación de identidad y sentimiento de pertenencia gru-
pal, la apreciación de la cultura popular creada por las clases más desfavorecidas, son elemen-
tos que están ya en la obra de Ortiz, como están en la preocupación del etnógrafo y el antropó-
logo actual.
Vienen estas reflexiones a cuento porque el libro de Isaac Barreal que es objeto de esta
recensión, ha sido titulado precisamente «Retorno a las raíces» y dedica una gran parte de sus
páginas a Fernando Ortiz y a otros autores de la historia de la antropología cubana. Se trata de
una colectánea que recoge diez trabajos de distinta entidad (hay conferencias, prólogos y estu-
dios específicos), ya anteriormente publicados (excepto dos, escritos en 1988 y 1992, que per-
manecían inéditos hasta ahora) entre 1966 y 1995, y que reúne la obra profesional del autor, del
que el prologuista —Jesús Guanche— señala su preferente dedicación a la crítica y a la transmi-
sión oral de sus conocimientos, en detrimento de la plasmación escrita de los mismos (p. 7-8).
Isaac Barreal (la Habana 1918-1994), a pesar de su profesión de abogado, puede considerarse
como uno de los mantenedores de la antropología cubana en el periodo de la revolución. Así,
desde 1961 fue subdirector del Instituto de Etnología y Folklore de la Academia de Ciencias de
Cuba y, posteriormente, formó parte, junto con otros investigadores muy conocidos como
Argeliers León y Mª Teresa Linares, de la Comisión Nacional creada por el Ministerio de
Cultura, para la organización del magno proyecto del «Atlas de la cultura popular tradicional de
Cuba».
Si intentamos una agrupación temática de los diez capítulos que conforman el libro, ten-
dremos que tres de ellos se dedican al análisis de rasgos culturales del ámbito caribeño, apa-
reciendo un gran peso específico del item de las religiones afroamericanas. El libro comien-
za con uno de estos tres estudios: «Tendencias sincréticas de los cultos populares en Cuba»
(pp. 17-32), que constituyó la contribución del autor al VII Congreso Internacional de
Ciencias Antropológicas y Etnológicas, celebrado en Moscú en 1965 y que apareció publicado
al año siguiente en el número primero de la revista Etnología y Folklore del Instituto del mis-
mo nombre de la Academia de Ciencias de Cuba. Se trata de una exposición bien informada,
y característica de los años en que fue escrita, sobre las diferencias de origen de los distintos
cultos populares y urbanos africanos y su variación posterior en territorio americano, en fun-
ción del diferente sincretismo; concepto que aparece como la idea directriz básica de todo el
fenómeno. A continuación, se incluye un estudio de carácter más general y meramente apro-
ximativo acerca de la «Unidad y variedad de los elementos culturales caribeños» (pp. 33-46).

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Este texto apareció por primera vez en 1979 en una edición especial del periódico Granma, con
motivo de la celebración por primera vez en Cuba del festival titulado «Carifesta», y repasa
las constantes de uniformidad cultural a través del Caribe centrándose en algunos elementos
muy relevantes en torno a la población de origen africano, como la religión, las formas de
tenencia y explotación de la tierra, las fiestas y la música. El tercer capítulo de este grupo se
dedica a la «Santería y candomblé: notas preliminares para un estudio comparativo» (pp. 81-
103) y, aunque recoge una conferencia impartida por Isaac Barreal en Santiago de Cuba, en
1988, con motivo del VIII Festival del Caribe, aparece impreso por primera vez. Se trata tam-
bién de un ensayo de síntesis, con buena utilización de la bibliografía especializada, que abor-
da el origen común yoruba de la santería y el candomblé, y sus semejanzas en algunos aspec-
tos de la jerarquía sacerdotal y en la caracterización de los orishas, que proviene de su
integrante católico.
Si en estos capítulos aparece recogido el saber experto de Isaac Barreal sobre las religiones
afroamericanas, el resto del libro ofrece distintas muestras de su profundo conocimiento
acerca de la historia de la investigación etnográfica y antropológica en Cuba. Como expone
Jesús Guanche en el prólogo del libro, en 1989 la revista Signos encargo a Barreal una sección
fija, que éste llamó «Retorno a las raíces» —de donde se ha tomado el título del libro póstu-
mo (pp.12-13). En la primera entrega de esta colaboración, se publicaron sendos textos de dos
eminentes intelectuales, Antonio Bachiller y Morales y Emilio Roig de Leuchsenring, que
hicieron numerosas contribuciones al folklore cubano en épocas y con formas muy distintas.
Así, de Bachiller y Morales, se reproduce en el libro que comentamos (pp. 115-124) el
«Prólogo» de la recopilación, Tipos y costumbres de la Isla de Cuba, por los mejores autores de este
género, publicada en La Habana en 1881; mientras que de Enrique Roig de Leuchsenring, se
escogió un artículo titulado «Los carnavales coloniales en Matanzas, Cárdenas y Remedios»
(pp. 124-131), que fue publicado por primera vez en 1937 en una sección fija, llamada
«recuerdos de antaño», de que era titular en la revista Social. Las circunstancias económicas
impidieron la continuidad del proyecto, y Signos sólo publicó una segunda entrega de
«Retorno a las raíces» en 1990 —que aparece también reproducida en la recopilación de los
trabajos de Barreal (pp. 132-143)—, dedicada al proyecto colectivo de recogida del folklore
local en Sagua la Grande dirigido por la profesora del Instituto de Segunda Enseñanza, Ana
María Arissó, entre 1938 y 1940.
El resto de los ensayos tienen a la obra de Fernando Ortiz como objeto. Entre ellos encon-
tramos textos de diferente categoría, todos ellos ya conocidos, excepto uno inédito, que lleva
por título, «Fernando Ortiz y el encuentro entre dos mundos» (pp. 192-207) y fue escrito por
Barreal con motivo de la efemérides del Quinto Centenario de la llegada de Colón a tierras ame-
ricanas. En este ensayo se sitúa el pensamiento de Ortiz respecto al controvertido «descubri-
miento», comparándolo con el de otros reconocidos intelectuales actuales, con los que mues-
tra coincidencia (Chomsky, Benedetti y Poniatowska, por ejemplo). Se menciona, así mismo,
la conocida intención de Ortiz de escribir un libro sobre el Almirante o una obra mayor sobre

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el contacto de los dos mundos, cuya reconstrucción y edición moderna ya fue intentada por
Julio Le Riverend. Incluso, en nota del compilador (p. 193), se informa de que tal obra, coteja-
da por el historiador Orestes Gárciga, va a ser editada por la Fundación Fernando Ortiz, con el
título de, «Los amaneceres del capitalismo en América» (desconozco si este libro ha sido ya
publicado).
Una década anterior a éste es el ensayo dedicado a «Fernando Ortiz y la cultura popular tra-
dicional» (pp. 47-80), que se imprimió por vez primera en la revista Santiago, en 1981, como
parte de un homenaje dedicado a Ortiz por el Centro de Estudios del Caribe de la Casa de las
Américas. Isaac Barreal recoge en este trabajo buena parte de las iniciativas, tanto institucio-
nales como personales, llevadas a cabo por Ortiz en favor del conocimiento de la cultura popu-
lar cubana, y especialmente la de la población de color, insistiendo en el método de campo uti-
lizado y —sirviéndose para ello de un artículo fundamental de Calixta Guiteras— en la estrecha
relación que el estudioso estableció con sus colaboradores músicos o santeros.
El resto de los escritos dedicados por Isaac Barreal a Ortiz son tres prólogos muy conoci-
dos, ya que fueron encargados para la reedición de los trabajos más emblemáticos de Ortiz
emprendida por la Editorial de Ciencias Sociales de La Habana. El primero de ellos, publica-
do en 1991 (pp. 144-191), abre la selección, debida también a Barreal, titulada Estudios etno-
sociológicos, que recoge dieciocho trabajos de Ortiz, que hasta ese momento se encontraban
dispersos y eran de difícil localización. En este largo texto de apertura, Barreal no solo aporta
documentada información sobre la biografía intelectual de Ortiz, sino que también justifica
su selección de textos y resume los principales objetivos e ideas que contienen. En 1993, de
nuevo es Isaac Barreal el encargado del prólogo de otra importante recopilación de artículos
de Ortiz. Bajo el título de Etnia y sociedad, y tras una larga y erudita introducción (pp. 208-
264), se recopilan otros cuarenta textos de Ortiz. Realmente, en este ensayo Barreal esboza
una imagen de la labor intelectual de Ortiz, en todos sus ámbitos, como investigador original,
como mantenedor institucional, como político, etc., de las más completas y objetivas que
puedan contarse hasta hoy en día. Finalmente, en 1995 la editorial vuelve a imprimir el pri-
mer libro importante de Fernando Ortiz, Los negros brujos (1906), y otra vez Barreal lo intro-
duce con un prólogo de su estilo, amplio y erudito (pp. 265-299), aunque el tipo de obra que
presenta exige, en esta ocasión, un carácter crítico, con el que se puede ser más discrepante.
En cualquier caso, estos tres textos —y entre ellos sobre todo el segundo, publicado por pri-
mera vez en 1993— son indispensables para todo el que quiera acercarse a la figura del gran
polígrafo cubano y, en mi opinión, constituyen, junto al estudio de Julio Le Riverend, que abre
su Órbita de Fernando Ortiz (La Habana: Unión de Escritores y Artistas de Cuba, 1973;
«Fernando Ortiz y su obra cubana», pp. 7-51), la mejor semblanza con que contamos hoy
acerca de su labor intelectual y sus aportaciones científicas.

Carmen ORTIZ GARCÍA


Departamento de Antropología. CSIC. Madrid

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