Fertilidad Suelo y Abonado
Fertilidad Suelo y Abonado
Fertilidad Suelo y Abonado
3- Abonado 2017
1.- Muestreo: debe ser cuidadosos de forma que las muestras sometidas a análisis sean
representativas del conjunto del terreno que se va a poner en cultivo.
2.- Métodos Analíticos: es muy importante conocer los métodos utilizados en el análisis de las
muestras, ya que los niveles para interpretar el contenido de cada nutriente en la muestra
analizada, especialmente los relacionados con el fósforo, varían sensiblemente en función al
método utilizado en su determinación.
3.- Una vez obtenidos los resultados analíticos, mediante tablas de niveles establecidas se
procede a comprobar el nivel con que se presenta cada uno de los nutrientes y/o parámetros
edáficos analizados y calificarlos en términos de: bajo, adecuado-normal, elevado o muy
elevado.
5.- Una vez calculadas las restituciones, es decir las cantidades y tipo de fertilizantes
necesarios para llevar al suelo a ese nivel optimo de fertilidad, el paso siguiente sería la
estimación de las EXTRACCIONES; es decir, se trata de calcular las cantidades de cada
nutriente que, teóricamente, serán extraídas por unidad de superficie, por parte del cultivo que
queremos implantar sobre el terreno analizado. Las cantidades de nutrientes que extraerá
dicho cultivo se evalúan en función a la productividad del mismo en cada región y para cada
sistema de cultivo (tablas).
6.- Una vez evaluadas las cantidades de cada elemento necesarias para llevar el suelo a su
“nivel optimo de fertilidad” (RESTITUCIONES ≈ Abonado de Fondo) y las cantidades que
teóricamente serán utilizadas por el mismo hasta su total desarrollo (EXTRACCIONES ≈
Abonado de Cobertera), ya sólo nos queda seleccionar los fertilizantes más adecuados y
cantidades de cada uno de ellos que deberemos aplicar al suelo, antes de la implantación del
cultivo (RESTITUCIONES) y a lo largo de su desarrollo (EXTRACCIONES).
7.- Además de los cálculos anteriores, podemos ajustar todavía mas la fertilización y por tanto
incrementar la rentabilidad del cultivo, restando al total de la fertilización estimada:
a) Las diferentes cantidades de cada nutriente que aportará el agua de riego (NO 3-, Ca+
+
, etc..), que pueden ser estimadas simplemente mediante el análisis del agua y conociendo el
volumen aproximado de agua de riego que se aportará a lo largo de todo el ciclo de cultivo.
b) Las cantidades que serán liberadas por la materia orgánica (estiércol) a lo largo del
tiempo por mineralización de la misma (ver tablas).
En resumen, mediante este proceso lo que se pretende es, en primer lugar, situar el
suelo en unos niveles óptimos de fertilidad para cualquier cultivo y en segundo lugar, decidido
el cultivo a implantar, calcular y aportar las cantidades de nutrientes que va a extraer el cultivo
durante su desarrollo de forma que una vez finalizado el mismo, el suelo permanezca en su
nivel óptimo de fertilidad para el cultivo siguiente para el que, si se han realizado bien los
cálculos, solo deberemos aportar los elementos nutritivos correspondientes a las extracciones.
SUPUESTO PRÁCTICO:
Disponemos de un invernadero con una superficie de 1 ha y queremos dedicarlo al
cultivo de tomate. El análisis del suelo ha dado los siguientes resultados:
Arcilla = 37%
Limo = 33%
Arena = 30%
Complejo de Cambio:
K+ = 0,346 meq/100 g
a) Diagnosticar el estado de fertilidad del suelo, por comparación con las tablas de niveles
b) Evaluar la cantidad de cada nutriente y fertilizantes necesarios para llevar el suelo a su nivel
optimo de fertilidad (RESTITUCIONES) y compensar las EXTRACCIONES que realizará el
cultivo, considerando unos rendimientos medios (productividad) del tomate en la zona de 100
Tm/ha.
1.- Lo primero que debemos hacer es determinar la “Clase Textural” y el “Grupo Textural” en el
que se incluye el suelo, mediante el diagrama triangular de texturas y el cuadro de grupos
texturales que se incluyen en las tablas.
2.- Comprobar en las tablas el nivel de cada elemento y, en su caso, estimar el valor mas
adecuado al que deberíamos llevarlo teniendo en cuenta los siguientes aspectos:
Para las bases de cambio los niveles se deben comprobar tanto en valor absoluto como en
valor relativo; es decir la proporción de cada uno de ellos en relación al total de capacidad
de cambio.
Las relaciones catiónicas (Ca++/Mg++ y K+/Mg++) son muy importantes y debemos procurar
que se mantengan dentro de los valores óptimos o intervalos permisibles contemplados en
las tablas. Por tanto deberemos comprobarlas y, en su caso, calcular la cantidad de
nutrientes que sería necesario aportar para equilibrarlas.
Para el fósforo y el potasio debemos comprobar sus niveles absolutos así como los
establecidos en función al “grupo textural” y tipo de cultivo. En el caso del fósforo
asegurarse de comprobarlos en las tablas correspondientes al método utilizado (en este
caso Olsen).
DIAGNÓSTICO/INTERPRETACIÓN
pH: de acuerdo con las tablas es ligeramente alcalino lo cual, al igual que la ligera salinidad,
no supone ningún problema para el cultivo y menos para el del tomate; no obstante
deberemos tener precaución para que no aumente (por ejemplo aplicando fertilizantes
ácidos) para evitar problemas de deficiencia de micronutrientes.
Materia Orgánica: el contenido en materia orgánica de acuerdo con la textura del suelo y el
tipo de cultivo (intensivo) es bajo, por lo que deberemos incrementarlo como mínimo hasta
el 2,5%
Nitrógeno total: es igualmente bajo, habrá que incrementarlo hasta un nivel adecuado.
Relación C/N: aunque adecuada resulta algo elevada por lo que deberemos cuidar que la
materia orgánica que tendremos que aportar esté mejor humificada (C/N aproxim. = 10)
Na+: valor normal aunque algo elevado, por lo que deberemos controlarlo
Fósforo (Olsen): valor absoluto bajo (entre 5,1 y 15 ppm). En función al grupo textural
(Grupo III) y tipo de cultivo (C: cultivos intensivos de hortalizas y ornamentales) es
igualmente bajo, en el límite de muy bajo). Tendremos que elevarlo a un valor medio
comprendido entre 21 y 40: por ejemplo a 30 ppm.
Relaciones catiónicas:
Ca++/Mg++ = 6,3/3,5 =1,8: permisible aunque algo baja, será conveniente elevarla algo
procurando que el incremento de Ca ++ se mantenga dentro de los valores absolutos y relativos
a la capacidad de cambio exigidos en la tabla correspondiente.
En cuanto a la relación K+/Mg++ = 0,346/ 3,5 = 0,099 presenta un valor bajo, por lo que
deberemos añadir potasio hasta conseguir un valor adecuado dentro del rango exigido en la
tabla (entre 0,3 y 0,8).
X (K+)/3,5 (Mg++) = 0,35 ===> X = 0,7 ; es decir tenderemos que aumentar el contenido en
potasio hasta 0,7 meq/ 100 g para que se cumpla la relación, ya que lo que no se puede es
eliminar el magnesio del suelo. Como ya tenemos en el suelo 0,346 meq/100 g, deberemos
aportar otros 0,354 meq/100 g de K+ al suelo para incrementar su contenido hasta los 0,7
meq/100 g necesarios para que se cumpla la relación.
Una vez finalizado el diagnóstico, el paso siguiente es calcular la cantidad de cada uno
de los nutrientes deficitarios que deberemos aportar al suelo (Restituciones) y en que forma
hay que aportarlos; es decir, seleccionar los fertilizantes mas idóneos para solventar esas
deficiencias observadas a partir de los resultados del análisis del suelo, contemplando al
mismo tiempo sus posibles interacciones y su coste económico.
RESTITUCIONES
Con respecto al primer punto, es decir calcular las cantidades a aportar, veremos a
continuación algunos ejemplos:
Materia orgánica: tenemos un 1,14%, valor que hemos considerado bajo de acuerdo con las
tablas y que deberemos incrementar al menos hasta el 2,5%. El procedimiento es sencillo:
2,5% (valor que queremos obtener) - 1,14 %(valor que tenemos) = 1,36% (que deberemos
aportar).
Es decir que para elevar hasta el 2,5% el contenido en materia orgánica del suelo,
tendremos que aportar al mismo un 1,36% de materia orgánica o, lo que es lo mismo, 1,36 Kg
de materia orgánica (estiércol) por cada 100 Kg de suelo. Debemos por tanto conocer cuanto
pesa el suelo (una profundidad determinada) de la superficie de invernadero que queremos
cultivar (1 ha).
Debemos pues calcular el peso de una hectárea de ese terreno para una profundidad
determinada. En cultivos hortícolas la profundidad utilizada es de 15 a 25 cm. Vamos a calcular
entonces cuanto pesará una hectárea del suelo problema y considerando por ejemplo una
profundidad de 15 cm:
Peso de 1 ha = Superficie (en m2) x Densidad Aparente (en Tm/m 3) x profundidad ( en m.)
De acuerdo con lo anterior, si por cada 100 Kg de suelo tenemos que aportar 1,36 Kg de
materia orgánica para aumentar su contenido hasta el 2,5%, el total que deberemos aportar a
la superficie de cultivo será:
Idéntico procedimiento se aplicará para los restantes elementos, así por ejemplo:
Para el fósforo que teníamos 11 ppm ( es decir 11 partes de P por cada 10 6 partes de suelo) y
debíamos elevar hasta 50 ppm, el procedimiento sería:
50 ppm (que queremos) - 11 ppm (que tenemos) = 39 ppm (que deberemos aportar); esto
quiere decir que por cada millón de Kg de suelo (10 6 Kg) tendremos que aportar 39 Kg de
fósforo elemental.
Una cosa que debemos tener en cuenta, es que las aportaciones de fertilizantes se
realizan mediante lo que se conoce como “unidades fertilizantes” es decir: el Nitrógeno como
Nitrógeno elemental, el Fósforo como P 2O5 y el Potasio como K2O; es decir, que un fertilizante
o abono compuesto del tipo 15 - 15 - 15, lleva en su composición un 15% de N, un 15% de
P2O5 y 15% de K 2O. Así por ejemplo, si quisiésemos aportar utilizando exclusivamente este
abono los 76,05 Kg de P que hemos estimado necesarios para realizar la restitución de este
elemento, los kilogramos de dicho fertilizante que deberíamos aportar serían:
100 -------------------- 15
X -------------------- 174,15 X = 1.161 Kg de abono.
Por otra parte deberemos tener en cuenta que al aportar ese cantidad de abono,
además del fósforo, estaremos aportando simultáneamente las siguientes cantidades de N y
K2O:
EXTRACCIONES:
Una vez calculadas las restituciones, procederemos al cálculo de las extracciones que
realizará el cultivo. Para el este cálculo se utilizan valores estandarizados existentes en la
bibliografía. Un ejemplo es la tabla que se adjunta con las tablas de niveles. En ella se puede
ver, en la primera fila, las extracciones que realizará un cultivo de tomate protegido
(invernadero) en una región en la que la producción media estimada es de 100 tm/ha, como es
el caso de nuestro problema. Se observa que dichas extracciones son de 400 Kg de N, 75 Kg
de P2O5 y 700 para el K2O. En la bibliografía existen valores tabulados igualmente para las
diferentes bases.
Una vez evaluadas las extracciones, habrá que aportarlas igualmente al cultivo en
forma de fertilizantes. Normalmente las restituciones se aportan antes de la implantación del
cultivo (abonado de fondo) y utilizando abonos de baja solubilidad (bastante más baratos). Por
el contrario, la aportación de las extracciones evaluadas, se suele realizar a lo largo del ciclo de
cultivo (abonado de cobertera) y utilizando abonos mas solubles (bastante más caros),
normalmente mediante fertirrigación (adicionándolos al agua de riego).
Finalmente comentar que estos cálculos se pueden optimizar teniendo en cuenta los
nutrientes aportados por las aguas de riego, de calidad diferente según la zona, y que se
pueden evaluar de igual forma mediante el oportuno análisis de aguas y el cálculo del agua que
consumirá el cultivo a lo largo de su desarrollo.
También como se comentó al principio, podemos evaluar los nutrientes que liberará la
materia orgánica en el proceso de mineralización de la misma. En el caso concreto de los
invernaderos almerienses, se estima que en 4 años se mineraliza totalmente la materia
orgánica aportada y hay que proceder a renovarla (retranqueo). De forma general se considera
que el 50% se mineraliza el primer año, el 50% de lo que queda se mineraliza el segundo año y
el resto en los dos últimos años. Las cantidades de nutrientes liberados en el proceso de
mineralización varían en función al tipo de estiércol aportado. En las tablas de niveles se ha
incluido un cuadro en el que se recoge la composición media de los distintos estiércoles en :
H2O, N, P2O5, K2O y CaO.
Comentar finalmente que para controlar el buen desarrollo del cultivo y hacer frente a
eventuales problemas que se presenten (síntomas de deficiencias nutritivas o de toxicidad) se
utilizan los análisis foliares y el análisis del extracto saturado de los suelos, mediante el que
podemos analizar las formas solubles disponibles en el mismo en cada momento. Es decir que
si por ejemplo el cultivo muestra síntomas típicos de una carencia de nitrógeno, síntomas que
podrían deberse a otra causa como podría ser algún fitoparásito, lo que se hace es comprobar
los niveles de ese elemento en hoja y en el extracto saturado del suelo. Si tales niveles
aparecen bajos, estará claro que la causa de los síntomas es la carencia del elemento en
cuestión. Por el contrario si los niveles son normales, habrá que buscar otras posibles causas
determinantes de esos síntomas.
Supuesto Práctico
- Ca++ = 31 meq/L
- Mg++ = 92 meq/L
- Na+ = 405 meq/L
- K+ = 2,4 meq/L
1º) Caracterizar el suelo utilizando los dos tipos de criterios (PSI y SAR)
Caracterización:
En principio habría que desplazar Na+ del complejo de cambio hasta valores < 15%,
por lo que lo bajaremos hasta el 5%
Hay que dejar en el complejo de cambio 1,5 meq/100 g, por lo que habrá que
desplazar:
6,236 – 1,5 = 4,736 meq/100 g de Na+
35,52 ------------ 80
X ------------ 100 X = 35,52 x 100 / 80 = 44,4 Tm yeso del 80%