76 32 PB
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Hacia una
identidad y
misión presbiteral
medellín
Teología y Pastoral para América Latina
Revista Trimestral Fundada en 1975
COLOMBIA: $ 40.000,oo
AMÉRICA LATINA: US$ 55,oo
ASIA Y ÁFRICA: US$ 65,oo
EUROPA Y AMÉRICA DEL NORTE: US$ 75,oo
©
Edición No. 119-120 - 2000 ejemplares - 2004
ISSN 0121-4977
editorial
trabajos de investigación de nuestros sacerdotes alumnos
de la Licenciatura en Teología con énfasis en Formación
Sacerdotal, dedicamos un número monográfico de nuestra Revis-
ta Medellín al tema de “Caminos de Formación Sacerdotal”.
El Director
316
Sumario:
medellín
en cada una de las etapas de la vocación ministerial y para ello
analiza la relación entre la familia y la vocación ministerial desde
que esta nace y durante el tiempo de formación: Investiga también
el papel de la familia en relación al seminario. Acentúa además
la relación de la familia con el ministerio sacerdotal y su
influencia durante la formación permanente del presbítero.
La Familia como
primero y mejor
seminario
318 2
No. 26 de: PONTIFICIO CONSEJO PARA LA FAMILIA. Sexualidad Humana: Verdad
y Significado. Orientaciones Educativas en Familia. Vaticano: Políglota Vaticana,
1995. p. 10.
JIMÉNEZ FRANCO, Luis. La Pastoral Familiar en la Pastoral Vocacional. En:
Seminarios. Madrid. Vol. 40. No. 133-134 (Jul. – Dic. 1994); p. 404.
3
CHARRIA, María Leonor. La Pastoral Vocacional Dentro de la Pastoral orgánica
de la Iglesia, Pedagogía de Integración. En: Seminarios. Madrid. Vol. 40. No.
133-134 (Jul. – Dic. 1994); p. 368.
*
No podemos desconocer que la familia es Primera e Insustituible educadora de
la fe y que debido a los cambios y nuevas formas que asume la institución
familiar, otros agentes pueden complementar su papel. Al hacer esta afirmación,
es importante tener en cuenta que el Sínodo sobre la formación sacerdotal en
1990 propuso en el artículo IV que los ámbitos en los cuales nace la vocación son
la familia, la catequesis y la formación cristiana, la parroquia, las asociaciones, los
grupos juveniles y el mismo seminario; y además, Juan Pablo II en IA 40 dijo que
“las vocaciones son un don de Dios y surgen en las comunidades de fe, ante todo
en la familia, en la parroquia, en las escuelas católicas y en otras organizaciones
de la Iglesia”, como los nuevos movimientos eclesiales, y que esto ha llevado a
emprender sendas reflexiones y planes pastorales (como el que se planteó en el
III Congreso Colombiano de Pastoral Vocacional, con la ponencia de Mons.
Guillermo Melguizo Y., titulada “La Familia, la Parroquia y la Escuela como
319
Ambientes Primarios para la Opción Vocacional” el 25 de junio de 2003).
4
Gálatas 1,15-16. Versión de la Biblia de Jerusalén.
5
Isaías 49,1. Versión de la Biblia Latinoamericana.
6
GIRALDO JARAMILLO, Alberto, Mons. Aspectos Teológicos de la Pastoral
Vocacional. En: Seminarios. Madrid. Vol. 40. No. 133-134 (Jul. – Dic. 1994); p. 348.
7
GS 19.
8
320 9
MELGUIZO, Guillermo. Integralidad y Continuidad de la Formación Inicial y
Permanente del Ministro Ordenado En: Medellín. Bogotá, DC. Vol. 28, No. 109
(Abr. 2002); p. 6.
ESQUERDA BIFET, Juan. CELAM. DEVYM. Signos del Buen Pastor. Espiritualidad
y Misión Sacerdotal Colección de Textos Básicos para Seminarios Latinoamericanos
2ª Ed. Vol.1. Bogotá: Celam, 2002. p. 232.
10
Juan XXIII, Alocución a los equipos de Nuestra Señora. No. 7: 3 de Mayo de
1959.
11
Cfr. ROYÓN, Elías. La Familia Primer Agente de la Pastoral Vocacional En:
321
Seminarium. Ciudad del Vaticano. Vol.40, No.01. (Ene - Mar. 2000); p 56.
12
JIMÉNEZ FRANCO, Luis. Op. Cit., p. 405.
13
No. 27 de: PONTIFICIO CONSEJO PARA LA FAMILIA. Op. Cit., p. 10.
14
ROYÓN, Elías. Op. Cit., p. 56-57.
15
JIMÉNEZ FRANCO, Luis. Op. Cit., p. 405.
16
322 *
Pablo VI, Mensaje por la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones. No. 3:
11 de Abril de 1964.
Así lo manifiesta Mons. Felipe Arizmendi Esquivel, Obispo de Tapachula, como
presidente de la Comisión Episcopal de Seminarios y Vocaciones de México, en
su informe sobre el Congreso Latinoamericano de Vocaciones, realizado en Sao
Pablo, Brasil, del 23 al 27 de mayo de 1994. En: ARIZMENDI ESQUIVEL, Felipe,
Mons. La Realidad Vocacional Latinoamericana En: Seminarium. Ciudad del
Vaticano. Vol. 34, No. 03 (Jul. - Sep. 1994); p. 483-516.
323
17
Alusión del Papa Juan Pablo II en el saludo del rezo del Ángelus: 12 de octubre
de 1980.
18
Cfr. ARIZMENDI ESQUIVEL, Felipe, Mons. “La Vocación Sacerdotal en la Pastoral
de la Iglesia”. En: CELAM, DEVYM. Departamento. de Vocaciones y Ministerios.
Pastores Dabo Vobis. Aplicación para América Latina. Pastoral Vocacional y
Formación Presbiteral. Colección Devym, No.25. Bogotá: Celam, 1993. p. 74.
19
Cfr. ESQUERDA BIFET, Juan. Op. Cit, p. 234.
20
Cfr. ROYÓN, Elías. Op. Cit., p. 57.
21
“Este contexto familiar necesario para la maduración de las vocaciones religiosas
y sacerdotales, recuerda la grave situación de muchas familias, especialmente
en ciertos países, que son pobres en el valor de la vida, porque carecen
deliberadamente de hijos, o tienen un único hijo, donde es muy difícil que
surjan vocaciones y también se lleve a cabo una plena educación social”. No. 35
de: PONTIFICIO CONSEJO PARA LA FAMILIA. Op. Cit., p. 14.
324 *
Es lo que se afirma en: ROYÓN, Elías. Op. Cit., p. 58-59, desde una óptica
parcializada, más europea. Incluso llega a afirmar que: “La familia ha dejado de
ser semillero de vocaciones, como lo fue en muchos países en tiempos pasados”.
22
Cfr. ROYÓN, Elías. Op. Cit., p. 57.
*
Téngase en cuenta la oleada de controversias que suscitaron los escándalos de
pedofilia y abuso sexual denunciados por los Obispos Norteamericanos en el
Comunicado de los Cardenales Norteamericanos del 25 de Abril de 2002.
23
Cfr. ROYÓN, Elías. Op. Cit., p. 60.
24
No. 30 de: PONTIFICIO CONSEJO PARA LA FAMILIA. Op. Cit., p. 11.
325
25
No. 31. Idem.
26
CALVO GARCÍA, Gabriel. La Vocación Matrimonial. Según el Magisterio de Pío
XII, Juan XXIII, Paulo VI, Juan Pablo I y Juan Pablo II. Op. Cit., p. 79.
27
FC 16.
28
No. 34 de: PONTIFICIO CONSEJO PARA LA FAMILIA. Op. Cit., p. 13.
29
Cfr. CALVO GARCÍA, Gabriel. La Vocación Matrimonial. Según el Magisterio de
Pío XII, Juan XXIII, Paulo VI, Juan Pablo I y Juan Pablo II. Op. Cit., p. 75.
30
PDV 7: “En este contexto hay que destacar en particular la disgregación de la
realidad familiar y el oscurecimiento o tergiversación del verdadero significado
de la sexualidad humana. Son fenómenos que influyen, de modo muy negativo,
en la educación de los jóvenes y en su disponibilidad para toda vocación religiosa.
32
SANS VILA, Jorge. Familia y Vocación En: Vinculum. Bogotá, DC. Vol. 10, No.
327
51, (Abr. 1962); p. 84.
33
Cfr. GIORDANI, Nazario. Psicología y Vocación En: Seminarios. Madrid. Vol. 10,
No. 24, (Sep. - Dic. 1964); p. 504.
34
Cfr. ARIZMENDI ESQUIVEL, Felipe, Mons. La Realidad Vocacional Latinoamericana
. Op. Cit., p. 495.
35
No. 35 de: PONTIFICIO CONSEJO PARA LA FAMILIA. Op. Cit., p. 13.
* Así lo expresó el Congreso Europeo sobre las Vocaciones en Mayo de 1997, en
el No. 62 de su Documento Final.
36
Cfr. ESQUERDA BIFET, Juan. Op. Cit. p. 238.
37
ARIZMENDI ESQUIVEL, Felipe, Mons. “La Vocación Sacerdotal en la Pastoral de
la Iglesia”. Op. Cit., p. 72.
38
SEMINARIOS, Rv. Discernimiento Vocacional. Editorial. En: Seminarios. Madrid.
39
Vol. 25, No. 73 (Jul. - Sep. 1979); p. 283.
CONGREGACIÓN PARA LA EDUCACIÓN CATÓLICA. “Orientaciones para la Educación
en el Celibato Sacerdotal” No. 85. En: CELAM, DEVYM. Departamento de Vocaciones
329
y Ministerios. La Formación Sacerdotal, Documentos Eclesiales 1965 – 1988. Documentos
Colección DEVYM, No.14. Bogotá: CELAM, 1989. p. 185.
*
Por el contrario, no es extraño encontrar un cuadro familiar del aspirante a la
formación al sacerdocio ministerial, descrito de la siguiente manera: “Se ven
extraños a los problemas de los padres. Poca comunicación entre familias. Padres
**
se tenga al menos un Seminario Menor, y donde esto no fuere factible, se cree
un Seminario Internacional para la formación del Clero nativo”. RJ 9, 86.
Luego el Documento de Medellín, aplicando el Concilio a la realidad de America
331
Latina, propone: “En cuanto al seminario menor, incorporación cada vez mayor
de personal laico, inclusive femenino; apertura hacia una orientación vocacional
pluralista; creación de formas nuevas de seminarios menores, tales como semi-
internados, externados, asistencia a clases en colegios estatales, privados”.
Med 13, 6.
44
OT 3.
***
Una de estas alternativas novedosas, con excelentes resultados en la pastoral
vocacional que ha tenido muy en cuenta a la familia, ha sido precisamente la
46
PDV 63: “Prepararse ‘a seguir a Cristo Redentor con espíritu de generosidad y
pureza de intención’: este es el fin del Seminario menor indicado por el Concilio
en el decreto Optatam Totius, donde se describe de la siguiente forma su
carácter educativo: los alumnos ‘bajo la dirección paterna de sus superiores,
secundada por la oportuna cooperación de los padres lleven un género de
vida que se avenga bien con la edad, espíritu y evolución de los adolescentes,
333
y se adapte de lleno a las normas de la sana psicología, sin dejar a un lado la
razonable experiencia de las cosas humanas y el trato con la propia familia’
(OT 3)”.
47
DSD 81.
48
Cfr. ROYÓN, Elías. Op. p. 64 - 65.
49
Cfr. JIMÉNEZ FRANCO, Luis. Op. Cit., p. 405.
50
Cfr. ARIZMENDI ESQUIVEL, Felipe, Mons. Causas del Abandono del Ministerio
Presbiteral en América Latina En: Boletín OSLAM. Bogotá, DC. No. 28. (1994);
p. 33 – 34.
*
Ténganse en cuenta los términos de la resolución tridentina que dio origen a los
seminarios donde ya se vislumbraba esta mentalidad: “ Siendo inclinada la
51
OT 3.
52
Cfr. OT 4 - 6.
53
PDV 60: “La necesidad del Seminario mayor - y de una análoga Casa religiosa de
formación - para la preparación de los candidatos al sacerdocio, como fue afirmada
categóricamente por el Concilio Vaticano II, ha sido reiterada por el Sínodo con
estas palabras: La institución del Seminario mayor, como lugar óptimo de
formación, debe ser confirmada como ambiente normal, incluso material, de
335
una vida comunitaria y jerárquica, es más, como casa propia para la formación
de los candidatos al sacerdocio, con superiores verdaderamente consagrados a
esta tarea. Esta institución ha dado muchísimos frutos a través de los siglos y
continúa dándolos en todo el mundo”.
54
Pb 875.
55
CIC 235,1: “Los jóvenes que desean acceder al sacerdocio deben ser educados
en la formación espiritual conveniente y en los deberes propios en el seminario
336 56
mayor, durante todo el tiempo de la formación, o, por lo menos, durante cuatro
años, si a juicio del Obispo diocesano así lo exigen las circunstancias”.
Cfr. CELAM. DEVYM. Departamento. de Vocaciones y Ministerios. Las Dimensiones
de la Formación Sacerdotal. Op. Cit., p. 63.
57
Cfr. URUBURU, Esteban. “La Familia y el Ambiente Social y la Pastoral Vocacional”.
En: CELAM, DEVYM. Departamento de Vocaciones y Ministerios. Vocaciones
para el Siglo XXI en América Latina Colección DEVYM, No.15. Bogotá: CELAM,
1983. p. 190.
58
59
MARTIL, Germán. Factores Pedagógicos de la Vida de Seminario. Cap. II. En:
Seminarios. Madrid. Vol. 1, No. 2, (Jul. –Dic. 1955); p. 66.
337
Cfr. SEMINARIO MEXICANO DE MISIONES EXTRANJERAS. La Vida del Seminario
como Vida de Familia En: Seminarios. Madrid. v.13, n.31, (Ene. - Abr. 1967); p. 168.
60
LÓPEZ, Salvador. Es Preciso Satisfacer la Necesidad Psicológica de Afecto en los
Seminarios y Casas de Formación En: Vinculum. Bogotá, DC. Vol. 14, No. 73
(May. -Jun. 1966); p 163 -164.
338 61
62
SEMINARIO MEXICANO DE MISIONES EXTRANJERAS. Op. Cit., p. 176 - 177.
CONSEJO EPISCOPAL LATINOAMERICANO, CELAM; Departamento de
Vocaciones y Ministerios, DEVYM. Desafíos del Pastor y su Formación Inicial; El
Ser y Quehacer del Seminario de Mañana. Op. Cit., p. 108. No. 161.
63
CONSEJO EPISCOPAL LATINOAMERICANO, CELAM; Departamento de
Vocaciones y Ministerios, DEVYM. Desafíos del Pastor y su Formación Inicial; El
Ser y Quehacer del Seminario de Mañana En: Medellín. Bogotá, DC. Vol. 28,
No. 109 (Abr. 2002); p. 101. No. 102 -103.
64
Cfr. CANDIA, Raúl Alfredo. La Formación Inicial y su Aporte a la Fraternidad
Presbiteral En: Boletín OSLAM. Bogotá, DC. No. 42. (Ene.- Jun. 2003); p. 54.
65
PDV 60.
66
CANDIA, Raúl Alfredo. La Formación Inicial y su Aporte a la Fraternidad
Presbiteral. Op. Cit., p. 61.
*
El Padre Raúl Alfredo Candia, elaboró una interesante tesis sobre los fundamentos
bíblico-teológicos de la fraternidad presbiteral, donde argumenta la necesidad
de la conformación de los “grupos de vida” para la formación comunitaria en
los seminarios, particularmente, donde el número de candidatos es excesivo y
existe riesgo de masificación. Estos grupos de vida propiciarían un ambiente de
mayor familiaridad en el seminario. En: CANDIA, Raúl Alfredo. La Fraternidad
67
Presbiteral. Fundamentos Bíblico-teológicos y sus implicaciones Ministeriales -
Pastorales. Colección Trabajos de Investigación ITEPAL. Bogotá: SE, 2001. 166 p.
Cfr. MERZERVILLE, Gastón de. Madurez Sacerdotal y Religiosa. Un Enfoque
339
Integrado entre Psicología y Magisterio. Colección Autores CELAM, No.24. Santafé
de Bogotá: CELAM, 1999. Vol. 1, p. 110 - 111.
**
Gastón de Merzerville, al final del segundo tomo de su obra, anexa un completo
programa para llevar a cabo estos grupos de vida, con un sentido de familiaridad
en la vida comunitaria de los seminarios, que influirá no sólo en la formación
340 68
Vocaciones y Ministerios. Las Dimensiones de la Formación Sacerdotal. Colección
DEVYM, No.24. Bogotá: CELAM, 1992. p. 97. 105 - 106.
CELAM, Departamento de Ministerios Jerárquicos. Seminarios Colección DEVYM,
No.1.1. Bogotá: CELAM, 1971. p. 28.
69
Cfr. GIORDANI, Nazario. La Carpeta Personal en los Seminarios En: Seminarios.
Madrid. Vol. 12, No. 29, (May. - Agt. 1966); p. 429.
70
Cfr. CONGREGACIÓN PARA LA EDUCACIÓN CATÓLICA. El Período
Propedéutico, Documento informativo. 1° de Mayo de 1998. y PDV 62.
71
OT 14: “Para comunicar esta visión de los alumnos desde los umbrales de su
formación, los estudios eclesiásticos han de iniciarse con un curso de introducción,
prorrogable por el tiempo que fuera necesario. En esta iniciación de los estudios
propóngase el misterio de la salvación, de tal manera que los alumnos se percaten
del sentido y del orden de los estudios eclesiásticos, y de su fin pastoral, y se
vean ayudados, al propio tiempo, a fundamentar y penetrar toda su vida de fe,
y se consoliden en la decisión de su vocación con una entrega personal y con
alegría espiritual”.
72
Cfr. CONFERENCIA EPISCOPAL DE COLOMBIA. Vocación, Vida y Ministerio de
los Pastores de la Iglesia Católica en Colombia. Conclusiones. LX Asamblea
73
Plenaria. 29 Colección CEC. Santa Fe de Bogotá: Spec, 1995. p. 24. No. 32.
Cfr. CELAM. DEVYM. Departamento de Vocaciones y Ministerios. Las Dimensiones
de la Formación Sacerdotal. Op. Cit., p. 33.
341
74
GARCÍA MONGE, José Antonio. ¿Un Desvalimiento También Afectivo?. Para una
Espiritualidad de los Afectos en el Sacerdocio En: Sal Terrae. Santander. Vol. 80
- 11, No. 952, (Dic. 1992); p 857.
*
Esta es una de las causas originarias del abandono del ministerio presbiteral en
América Latina, según los estudios realizados previamente al Sínodo de 1990.
75
ARIZMENDI ESQUIVEL, Felipe, Mons. Causas del Abandono del Ministerio
Presbiteral en América Latina. Op. Cit., p. 33 – 34.
76
“La formación humana nos coloca frente a una inquietud que seguramente hemos
sentido muchos de nosotros: la inmadurez de muchos de nuestros candidatos,
que luego genera problemas serios en la vida sacerdotal. En esto tenemos en
cuenta que nuestros candidatos son jóvenes de hoy y así son llamados por el
Señor. ¿Cuál es la pedagogía adecuada para ayudarlos en su proceso de
maduración? De nuevo se hace aquí importante el conocimiento de la familia,
del ambiente del cual proceden los candidatos; pero se hace también necesario
342 el análisis de las relaciones que se establecen entre formadores y alumnos, entre
el obispo y los futuros sacerdotes”. En: GIRALDO JARAMILLO, Alberto. El Proceso
de la Formación Sacerdotal En: Seminarios. Madrid. Vol. 36, No. 18, (Oct. –Dic.
1990); p. 465.
77
CONSEJO EPISCOPAL LATINOAMERICANO, CELAM; Departamento de Voca-
ciones y Ministerios, DEVYM. Desafíos del Pastor y su Formación Inicial; El Ser
y Quehacer del Seminario de Mañana En: Boletín OSLAM. Bogotá, DC. No. 37.
(Jul. –Dic. 2000); p. 82-92. No. 55.
78
LÓPEZ, Salvador. Op. Cit., p. 160.
79
GIORDANI, Nazario. La Carpeta Personal en los Seminarios. Op. Cit., p. 427.
*
El autor explica que habrá siempre un cierto complejo de inferioridad por el
hecho de ser “huérfano” y que “huérfano” no es sólo el que ha perdido a
alguno de sus padres físicamente o quedó lejos de ellos, sino también aquel
que se vio obligado a vivir con padres que no sabían, no querían, o no podían
dar a su hijo el afecto que tanto necesitaba. En: Idem.
80
Cfr. CELAM. DEVYM. Departamento de Vocaciones y Ministerios. Las Dimensiones
de la Formación Sacerdotal. Op. Cit., p. 90 - 91.
**
Entre los desequilibrios de la afectividad se encuentra el problema de la
homosexualidad, en ocasiones justificado y en otras condenado como lo califica el
CEC 2357. Sus causas son diversas, aunque se dice que es una anormalidad adquirida
343
por: influencia familiar, mala figura paterna, madre posesiva, iniciación por parte de
otra persona, circunstancia con personas exclusivas o predominantemente del mismo
sexo, etc. Ante estos casos, se sugiere tener una información seria del candidato
antes de ingresar al seminario, obrando con precaución en la selección vocacional.
El promotor vocacional debe evitarla la anormalidad del seminarista estudiando el
Hasta hace algún tiempo, con mucha frecuencia una sólida for-
mación humana estaba asegurada en un contexto familiar equilibra-
do, pero actualmente no sucede lo mismo* . “Los seminaristas pre-
sentan con frecuencia, en su entrada, una inmadurez sicoafectiva o
sicosexual, lo mismo que tendencias individualistas”* . Pues un as-
pecto particularmente importante de la formación humana es la rela-
ción de los candidatos con su familia84 . “La familia tiene un papel
importante y ofrece oportunidades decisivas a los aspirantes a la
vida sacerdotal; por ejemplo, la posibilidad de descubrir concreta-
mente el significado, valor y sacrificios del amor humano, una fun-
damental experiencia y estímulo para un trato afectivo y la posibili-
dad de conocer aspectos particulares de la sicología femenina”85 .
83
CELAM, DEVYM. Departamento de Vocaciones y Ministerios. Pastores Dabo
Vobis. Aplicación para América Latina. Pastoral Vocacional y Formación Presbiteral.
Op. Cit., p.87.
*
“La deficiente formación humana de los candidatos que proceden en buena
parte de familias desintegradas y que a menudo llegan con problemas psicológicos
y afectivos”, es una de las realidades que se constatan en la formación sacerdotal
en Latinoamérica. En: CELAM, DEVYM. Departamento de Vocaciones y Ministerios.
Pastores Dabo Vobis. Aplicación para América Latina. Pastoral Vocacional y
Formación Presbiteral. Op. Cit., p. 15.
*
Comentario de los Padres Sulpicianos en el Documento “El Sacerdote Diocesano
Hoy, Desafíos para la Formación”. Assises de Bogotá en Julio de 1999. p. 47.
84
“El ambiente primero y natural para esta educación es la familia y dentro de ella
los padres, pero no siempre están preparados para desempeñar esta misión, De
ahí la necesidad de que los educadores suplan las deficiencias educativas de la
familia”. CONGREGACIÓN PARA LA EDUCACIÓN CATÓLICA. “Orientaciones
para la Educación en el Celibato Sacerdotal” No. 44. En: CELAM, DEVYM.
Departamento de Vocaciones y Ministerios. La Formación Sacerdotal, Documentos
345
Eclesiales 1965 – 1988. Op.Cit., p. 153.
85
CONGREGACIÓN PARA LA EDUCACIÓN CATÓLICA. “Orientaciones para la
Educación en el Celibato Sacerdotal” No. 85. En: CELAM, DEVYM. Departamento
de Vocaciones y Ministerios. La Formación Sacerdotal, Documentos Eclesiales
1965 – 1988. Op. Cit., p. 185.
86
CELAM. DEVYM. Departamento de Vocaciones y Ministerios. Las Dimensiones
de la Formación Sacerdotal. Op. Cit., p. 14. No. 12.
87
Cfr. CONFERENCIA EPISCOPAL DE COLOMBIA. Normas Básicas para la
Formación Inicial Presbiteral en los Seminarios Mayores de Colombia. Op. Cit.,
p. 56. No. 163.
88
346 89
Cfr. PDV 66 y Med 13,6.
Cfr. CONSEJO EPISCOPAL LATINOAMERICANO, CELAM; Departamento de
Vocaciones y Ministerios, DEVYM. Desafíos del Pastor y su Formación Inicial; El
Ser y Quehacer del Seminario de Mañana . Op. Cit., p. 105. No. 132.
*
Martín Rodríguez en su artículo “Seminario y Familia”, expone tres ventajas de
esta relación: 1. El conocimiento más íntimo y personal de los seminaristas como
fundamento de una verdadera educación; 2. El afianzamiento de la autoridad de
los superiores con el apoyo de la autoridad paterna; 3. Mantener y crear el
98
SEMINARIOS, Rv. Discernimiento Vocacional. Editorial. Op. Cit., p. 286.
99
CELAM. DEVYM. Departamento de Vocaciones y Ministerios. Las Dimensiones
de la Formación Sacerdotal. Op. Cit., p. 83.
100
Cfr. PEINADOR, Antonio. Relaciones del Religioso con sus Familiares. En: Vida
Religiosa. Madrid. Vol. 30, No. 22 (Ene. – Jun. 1971); p. 187.
*
A este respecto, podría aplicarse la crítica que Jesús hace a los fariseos en Mc. 7,
8-12: “Ustedes descuidan el mandamiento de Dios por aferrarse a tradiciones de
hombres. Y Jesús añadió: Ustedes dejan tranquilamente a un lado el mandato de
Dios para imponer su propia tradición. Así, por ejemplo, Moisés dijo: Cumple
349
tus deberes con tu padre y con tu madre, y también: El que maldiga a su padre
o a su madre es reo de muerte. En cambio, según ustedes, alguien puede decir
a su padre o a su madre: ‘Lo que podías esperar de mí es «consagrado», ya lo
tengo reservado para el Templo’. Y ustedes ya no dejan que esa persona ayude
a sus padres”.
101
SEMINARIOS, Rv. Discernimiento Vocacional. Editorial. Op. Cit., p. 286.
102
“La vida ha cambiado también mucho en los seminarios. De veinte años a esta
parte se encuentran transformados. Los alumnos, particularmente son otros:
maneras de pensar y de conducirse, relaciones con los superiores y con el
mundo exterior. ¿Debemos quejarnos de ello? Lamentaciones estériles la vida no
las escucha y sigue su marcha”. MARTIL, Germán. El Educador de Seminaristas.
Cap. X. En: Seminarios. Madrid. Vol. 1, No. 2, (Jul. –Dic. 1955); p. 388.
103
Cfr. CONFERENCIA EPISCOPAL DE COLOMBIA. Normas Básicas para la
350 104
Formación Inicial Presbiteral en los Seminarios Mayores de Colombia. Op. Cit.,
p. 56. No. 164.
CONGREGACIÓN PARA LA EDUCACIÓN CATÓLICA. “Normas Básicas de la
Formación Sacerdotal” No. 42b. En: CELAM, DEVYM. Departamento de Vocaciones
y Ministerios. La Formación Sacerdotal, Documentos Eclesiales 1965 – 1988. Op.
Cit., p. 58 – 59.
105
Cfr. MERZERVILLE, Gastón de. Madurez Sacerdotal y Religiosa. Un Enfoque
Integrado entre Psicología y Magisterio. Vol. 1. Op. Cit., p. 159.
106
Cfr. URUBURU, Esteban. “La Familia y el Ambiente Social y la Pastoral Vocacional”.
Op. Cit., p. 193.
*
Ante todo esto, vemos la importancia que tiene el estudio en los seminarios sobre
los problemas relativos al matrimonio y la familia, por lo cual la Congregación
para la Educación Católica promulgó en 1995 las directrices para dicha formación.
La finalidad de este estudio consiste en acompañar a la familia cristiana hacia la
perfección de la caridad y, por otro, de enfrentar situaciones de crisis, pues las
necesidades espirituales y materiales de las Familias cristianas están aumentando
hoy notablemente y requieren el servicio de pastores no sólo sensibles a tales
problemas, sino también con experiencia de la realidad viva y doctrinalmente
seguros”. (No. 2). La preparación para la pastoral familiar alcanzará en los seminarios
sus verdaderas finalidades solamente cuando todos, formadores y formandos,
estén convencidos de su importancia esencial e ineludible, y hagan efectivamente
de la familia ‘el primero y el más importante’ camino de su ministerio (CF 2).
107
Cfr. MARTIL, Germán. Factores Pedagógicos de la Vida de Seminario. Cap. II.
108
Op. Cit., p. 68.
“En lo tocante al acercamiento con familias maduras que estén viviendo un
activo compromiso eclesial, el seminario seleccionaría a tales familias basándose
351
en las recomendaciones de los párrocos y líderes de movimientos laicales. Estas
familias deben estar consolidadas y tener hijos mayores que se identifiquen, por
nivel generacional, con los seminaristas a quienes acogerían en ciertas actividades
familiares”. En: MERZERVILLE, Gastón de. Madurez Sacerdotal y Religiosa. Un
Enfoque Integrado entre Psicología y Magisterio. Vol. 1. Op. Cit., p. 155.
pastoral a las familias, poco a poco se ven los resultados en las vocacio-
nes. Aunque también hay familias que se desentienden de sus hijos, una
vez que han ingresado a una casa de formación. Es saludable el encuen-
tro periódico con la familia desde el seminario. Así la familia comprende
mejor el sentido de la vocación, del sacrificio y de la entrega de su hijo.
A veces la falta de apoyo de la familia desanima a los candidatos. Tam-
bién se constata que las familias de clase económica alta no favorece, en
muchos casos, la vocación de sus hijos y tienen prejuicios sobre el
sacerdocio, mientras que las familias muy pobres los envían inseguros e
inestables. “Lo que se recibe en la familia permanece”109 .
352
109
Cfr. HEREDIA MORA, Angel. Síntesis de las Respuestas al Cuestionario de Los
Lineamenta para el Sínodo de los Obispos sobre la Formación de los Sacerdotes.
1990 En: Boletín OSLAM. Bogotá, DC. No. 16. (Mar. 1990); p. 12 – 13.
110
CELAM. DEVYM. Departamento de Vocaciones y Ministerios. Las Dimensiones
de la Formación Sacerdotal. Op. Cit., p. 85.
111
CONSEJO EPISCOPAL LATINOAMERICANO, CELAM; Departamento de
Vocaciones y Ministerios, DEVYM. Desafíos del Pastor y su Formación Inicial; El
Ser y Quehacer del Seminario de Mañana. Op. Cit., p. 85. No. 56.
112
CONGREGACIÓN PARA LA EDUCACIÓN CATÓLICA. “Algunas Normas Sobre
la Formación en los Seminarios Mayores” No. 9. En: CELAM, DEVYM.
353
Departamento de Vocaciones y Ministerios. La Formación Sacerdotal, Documentos
Eclesiales 1965 – 1988. Op. Cit., p. 576.
113
“La Iglesia, por medio del obispo y sus colaboradores, garantiza la existencia de la
vocación sacerdotal durante el periodo de formación y especialmente en el momento
de recibir el sacramento del Orden”. En: ESQUERDA BIFET, Juan. Op. Cit, p. 84.
118
para Acompañar al Presbítero Joven en su Formación Permanente. En: Boletín
OSLAM. Bogotá, DC. No. 42. (Ene.- Jun. 2003); p. 29
Cfr. CONSEJO EPISCOPAL LATINOAMERICANO, CELAM; Departamento de
355
Vocaciones y Ministerios, DEVYM. Desafíos del Pastor y su Formación Inicial;
El Ser y Quehacer del Seminario de Mañana. Op. Cit., p. 106 y 108. No. 145
y 164.
*
Se trata de las distintas etapas de la vida y ministerio presbiteral, que más adelante
mencionaremos dentro de los programas de la formación permanente.
119
URIARTE, Juan María. Crecer como Personas para Servir como Pastores. En:
Pastores. San Isidro. No. 06. (Agt. 1996); p. 31.
120
356 121
OT 22.
Pablo VI. “Normas Básicas de la Formación Sacerdotal” (Ratio Fundamentalis
Institucionis Sacerdotalis) No. 100. En: CELAM, DEVYM. Departamento de
Vocaciones y Ministerios. La Formación Sacerdotal, Documentos Eclesiales 1965
– 1988. Documentos Colección DEVYM, No.14. Bogotá: CELAM, 1989. p. 95.
122
DMVP 82.
123
MERZERVILLE, Gastón de. Madurez Sacerdotal y Religiosa. Un Enfoque Integrado
entre Psicología y Magisterio. Vol. 1. Op. Cit., p. 171.
124
Cfr. GALLI, Carlos María. El Presbítero y sus Vínculos en la Familia de Dios (I).
En: Pastores. San Isidro. No.01. (Dic. 1994); p 25.
*
Mons. Jorge Enrique Jiménez, siendo presidente del CELAM, planteó la crisis
familiar entre los desafíos de la realidad social y eclesial de América Latina que
repercuten en la vida y ministerio de los presbíteros. En: JIMÉNEZ CARVAJAL,
Jorge Enrique, Mons. Desafíos de la Realidad Social y Eclesial en América Latina
a la Vida y al Ministerio de los Presbíteros al Inicio del Tercer Milenio. En
Boletín OSLAM. Bogotá, DC. n.39. (Jul.- Dic. 2001); p. 58-59. Y este mismo
artículo, con algunas correcciones, publicado con el título de “Desafíos de la
Realidad Social y Eclesial Latinoamericana a la Vida y al Ministerio de los
Presbíteros” en: DEPARTAMENTO DE VOCACIONES Y MINISTERIOS, DEVYM.
¡Reaviva el Don de Dios! La Formación Permanente de los Presbíteros en América
Latina y el Caribe. Op. Cit., p. 60 -62. También en este mismo libro, Mons.
Alberto Suárez Inda, en su artículo “Conocimientos, Habilidades y Actitudes
que se exigen del Presbítero Joven a Inicios del Tercer Milenio”, se refiere a la
125
desintegración familiar como uno de los rasgos negativos que interfieren en el
sano desarrollo de la vocación y el ministerio sacerdotal. p. 204 –206.
Cfr.ARIZMENDI ESQUIVEL, Felipe, Mons. Departamento de Vocaciones y
357
Ministerios, DEVYM. Causas del Abandono del Ministerio Presbiteral en América
Latina En: Boletín CELAM. Bogotá, DC. n.267, (Mar. -Abr.1995); p. 33.
126
CELAM, DEVYM. Departamento de Vocaciones y Ministerios. Formación
sacerdotal permanente. Encuentro Latinoamericano sobre formación permanente
del clero. Op. Cit., p. 32 –33.
127
Cfr. CELAM, DEVYM. Departamento de Vocaciones y Ministerios. ¿Avanza la
Formación Permanente? Colección DEVYM, No.22. Bogotá: CELAM, 1989. p. 211.
*
La carta circular sobre “Los escrutinios acerca de la idoneidad de los candidatos”
de la Congregación para el culto divino y la disciplina de los sacramentos, del 10
de noviembre de 1997, anexa algunos aspectos especiales que deben hacerse
antes de las Órdenes diaconal y presbiteral y una pauta para preparar los informes
de Órdenes según el canon 1029 en los que dice: “No se admite que la familia de
los candidatos o su parroquia den como un hecho su futura ordenación, antes del
130
“Los hijos –hijas, más bien- únicos o la hija soltera entre varios hermanos casados
o por casar suelen ser tenidos como los solos obligados a atender a los padres
mayores, aún cuando éstos no necesitan de ellas, ni se prevea razonablemente
que hayan de necesitarlas, pudiendo los hermanos casados salir al paso de
cualquier eventualidad futura. Entre personas bien formadas o piadosas el
problema no se da o es fácilmente soslayable. Viene el escándalo, no dado sino
recibido, cuando faltan principios cristianos”. En: PEINADOR, Antonio. Relaciones
del Religioso con sus Familiares. Op. Cit., p. 191.
131
Pb. 583: “Cuatro relaciones fundamentales de la persona encuentran su pleno
desarrollo en la vida de la familia: paternidad, filiación, hermandad, nupcialidad.
Estas mismas relaciones componen la vida de la Iglesia: experiencia de Dios
como Padre, experiencia de Cristo como hermano, experiencia de hijos en, con
y por el Hijo, experiencia de Cristo como esposo de la Iglesia. La vida en familia
359
reproduce estas cuatro experiencias fundamentales y las participa en pequeño;
son cuatro rostros del amor humano”.
132
GALLI, Carlos María. El Presbítero y sus Vínculos en la Familia de Dios (I). Op.
Cit., p 23.
133
URIARTE, Juan María. Op. Cit., p. 31.
360 134
135
Cfr. GALLI, Carlos María. El Presbítero y sus Vínculos en la Familia de Dios (I).
Op. Cit., p 24.
MORATA, Alonso. Sacerdotes Siglo XXI desde la Fidelidad En: Seminarios. Madrid.
Vol. 47, No. 162 (Oct. - Dic. 2001); p. 506.
136
URUBURU, Esteban. “La Familia y el Ambiente Social y la Pastoral Vocacional”.
Op. Cit., p. 190.
137
PRECHT BAÑADOS, Cristián. CELAM. Pastores al Estilo de Jesús. Colección
Autores CELAM, No.20. Santa Fe de Bogotá: CELAM, 1998. p. 39.
138
URIARTE, Juan María. Crecer como Personas para Servir como Pastores. Op.
Cit., p. 27.
139
CEC 239.
140
CEC 370: “Dios no es, en modo alguno, a imagen del hombre. No es ni hombre
ni mujer. Dios es espíritu puro, en el cual no hay lugar para la diferencia de
sexos. Pero las perfecciones del hombre y de la mujer reflejan algo de la infinita
perfección de Dios: las de una madre (cf Is 49, 14-15; 66, 13; Sal 131, 2-3) y las
de un padre y esposo (cf Os 11, 1-4; Jr 3, 4-19)”.
141
PDV 8: “Los jóvenes corren el riesgo de ser abandonados a sí mismos, al arbitrio
de su fragilidad psicológica, insatisfechos y críticos frente a un mundo de adultos
que, no viviendo de forma coherente y madura la fe, no se presentan ante ellos
142
como modelos creíbles”.
Pb. 249: “Este carácter paternal no hace olvidar que los pastores están dentro de
la Familia de Dios a su servicio. Son hermanos, llamados a servir la vida que el
361
Espíritu libremente suscita en los demás hermanos. Vida que es deber de los
pastores respetar, acoger, orientar y promover, aunque haya nacido independien-
temente de sus propias iniciativas. De ahí el cuidado necesario para ‘no extinguir
el Espíritu ni tener en poco la profecía’ (1 Tes. 5, 19). Los pastores viven para los
otros. ‘Para que tengan vida y la tengan en abundancia’ (Jn. 10,10)”.
143
PDV 57.
144
Cfr. PO 4 –6; PDV 26.
145
GALLI, Carlos María. Los Sacerdotes como Esposos y Padres. El Presbítero y sus
Vínculos en la Familia de Dios (III). En: Pastores. San Isidro. No.04. (Dic. 1995); p 40.
146
PRECHT BAÑADOS, Cristián. Op. Cit.,. p. 40.
*
La paternidad presbiteral no debe asociarse con la paternidad natural, no obstante
se presentan casos lamentables que inducen al abandono del ministerio
presbiteral, lo cual la Iglesia debe mirar con los ojos del Padre Misericordioso.
Mons. Felipe Arizmendi, en su investigación sobre las causas del abandono del
147
Cfr. URUBURU, Esteban. “La Familia y el Ambiente Social y la Pastoral Vocacional”.
Op. Cit., p.190.
148
PDV 28.
149
PO 14: “A decir verdad, para cumplir incesantemente esa misma voluntad del
Padre en el mundo por medio de la Iglesia, Cristo obra por sus ministros y, por
tanto, Él permanece siempre principio y fuente de la unidad de vida de ellos.
De donde se sigue que los presbíteros conseguirán la unidad de su vida uniéndose
*
a Cristo en el conocimiento de la voluntad del Padre y en el don de sí mismos
por el rebaño que les ha sido confiado”.
Esta frase de San Cipriano en “De Catholicae Unitate Ecclesiae” 23; PL 4, 503 a;
363
y así lo manifiesta el CEC 169 al decir: “La salvación viene sólo de Dios; pero
puesto que recibimos la vida de la fe a través de la Iglesia, ésta es nuestra
madre: Creemos en la Iglesia como la madre de nuestro nuevo nacimiento, y no
en la Iglesia como si ella fuese el autor de nuestra salvación (Fausto de Riez,
Spir. 1, 2). Porque es nuestra madre, es también la educadora de nuestra fe”.
María dio la vida al Hijo de Dios, así como han hecho con noso-
tros nuestras madres, para que Él se ofreciera y nosotros también
nos ofreciésemos en sacrificio junto con Él mediante el ministerio
sacerdotal. Detrás de esta misión está la vocación recibida de
Dios, pero se esconde también el gran amor de nuestras madres,
de la misma manera que tras el sacrificio de Cristo en el Cenácu-
150
Cfr. GALLI, Carlos María. Los Sacerdotes como Hijos y Hermanos. El Presbítero
y sus Vínculos en la Familia de Dios (II). En: Pastores. San Isidro. No.02. (May.
1995); p. 20.
151
“El vínculo que se establece entre madre e hijo durante el embarazo y al momento
del nacimiento constituye la primera relación de afecto interpersonal en la vida.
A partir de ella, se van descubriendo los demás tipos de relación, originalmente
dentro del contexto familiar, y eventualmente van trascendiendo a otras relaciones
de atracción o afinidad con personas externas a la familia”. En: MERZERVILLE,
Gastón de. Madurez Sacerdotal y Religiosa. Un Enfoque Integrado entre Psicología
y Magisterio. Vol. 1. Op. Cit., p. 306.
152
GALLI, Carlos María. Los Sacerdotes como Hijos y Hermanos. El Presbítero y sus
Vínculos en la Familia de Dios (II). Op. Cit., p. 20.
*
Es interesante considerar algunas teorías que, aunque han causado polémica en
la Iglesia, no dejan de ser estudios serios que cuestionan el origen y la disposición
vocacional de los clérigos. Es el caso de las teorías del teólogo alemán Eugen
153
JUAN PABLO II. Carta a los sacerdotes con ocasión del Jueves Santo, 25 de
marzo de 1995. No. 3.
154
Idem. No. 4: “Así todos somos hermanos y hermanas en Cristo. He aquí cómo surge
en el horizonte de nuestra reflexión sobre la relación entre el sacerdote y la mujer,
junto a la figura de la madre, la de la hermana. Gracias a la Redención, el sacerdote
participa de un modo particular en la relación de fraternidad ofrecida por Cristo a
todos los redimidos. Muchos de nosotros, sacerdotes, tienen hermanas en la familia.
En todo caso, cada sacerdote desde niño ha tenido ocasión de encontrarse con
muchachas, si no en la propia familia, al menos en el vecindario, en los juegos de
infancia y en la escuela. Un tipo de comunidad mixta tiene una gran importancia
para la formación de la personalidad de los muchachos y muchachas”.
155
Idem. No. 5: “ ‘La hermana’ representa sin duda una manifestación específica de
la belleza espiritual de la mujer; pero es, al mismo tiempo, expresión de su
‘carácter intangible’. Si el sacerdote, con la ayuda de la gracia divina y bajo la
especial protección de María Virgen y Madre, madura de este modo su actitud
hacia la mujer, en su ministerio se verá acompañado por un sentimiento de gran
confianza precisamente por parte de las mujeres, consideradas por él, en las
diversas edades y situaciones de la vida, como hermanas y madres”.
156
Idem. No. 8: “La relación del sacerdote con la mujer como madre y hermana se
enriquece, gracias a la tradición mariana, con otro aspecto: el del servicio e
imitación de María sierva. Si el sacerdocio es ministerial por naturaleza, es preciso
365
vivirlo en unión con la Madre, que es la sierva del Señor. Entonces, nuestro
sacerdocio será custodiado en sus manos, más aún, en su corazón, y podremos
abrirlo a todos. Será así fecundo y salvífico, en todos sus aspectos”.
157
CELAM, DEVYM. Departamento de Vocaciones y Ministerios. ¿Avanza la Formación
Permanente? Op. Cit. p. 212.
158
CELAM, DEVYM. Departamento de Vocaciones y Ministerios. Formación sacerdotal
permanente. Encuentro Latinoamericano sobre formación permanente del clero.
Caracas, mayo-junio de 1977. Op. Cit., p.134.
159
DEVYM. “Formación permanente del presbítero joven”. Aportes del DEVYM para
Acompañar al Presbítero Joven en su Formación Permanente. Op. Cit., p.30.
*
Son los temas que desarrolla Carlos María Galli en su artículo sobre los sacerdotes como
hijos y como hermanos. En: GALLI, Carlos María. Los Sacerdotes como Hijos y Hermanos,
366 160
*
el Presbítero y sus Vínculos en la Familia de Dios (II). Op. Cit., p. 22 - 26.
DMVP 25.
Ante el signo sacramental de la fraternidad presbiteral, Drewerman en el capítulo
cuarto de su controvertida obra ‘Clérigos’, lo interpreta, quizás desde una manera
exagerada y un tanto equívoca, desde la figura bíblica de “Caín y Abel: la Función
de los Hermanos” y dice: “Una paradoja típica de la existencia clerical consiste en
que es la única profesión humana en la que, en virtud de la función, se hace todo
lo posible por considerar a los compañeros como ‘hermanos o hermanas en Cristo’,
165
DEVYM. “Aportes para Acompañar al Presbítero Joven en su Formación
Permanente”. En: DEPARTAMENTO DE VOCACIONES Y MINISTERIOS, DEVYM.
¡Reaviva el Don de Dios! La Formación Permanente de los Presbíteros en América
Latina y el Caribe. Op. Cit., p. 297.
166
CONFERENCIA EPISCOPAL DE COLOMBIA. Vocación, Vida y Ministerio de los
Pastores de la Iglesia Católica en Colombia. Conclusiones. LX Asamblea Plenaria.
Op. Cit., p. 54. No. 66.
167
DMVP 81: “Los encuentros de los sacerdotes deben considerarse necesarios
para crecer en la comunión, para una toma de conciencia cada vez mayor y para
un adecuado examen de los problemas propios de cada edad”.
168
Cfr. DMVP 88.
169
DMVP 93: “Sería útil también que a los jóvenes presbíteros se les facilitara la
posibilidad de una convivencia familiar entre ellos y con los más maduros, de
modo que sea posible el intercambio de experiencias, el conocimiento recíproco
170
sus penas y en sus tristezas nunca se sienten abandonados”. En: HÄRING, Bernhad.
¿Qué Sacerdotes para Hoy? Colección Sauce. Madrid. PPC, 1995. p.126.
SÁNCEZ, José; Cardenal. Formación Sacerdotal Permanente. En: Ecclesia. Roma.
369
Vol. 08, No. 03, (Jul. – Sep. 1994); p. 287.
171
Pb. 663.
172
DMVP 28.
173
PDV 16.
174
PDV 22.
175
PDV 29.
176
GALLI, Carlos María. Los Sacerdotes como Esposos y Padres. El Presbítero y sus
Vínculos en la Familia de Dios (III).Op. Cit., p. 35.
*
En el artículo “Naturaleza y Misión del Sacerdocio Ministerial”, del Cardenal Pío
370 Laghi, describe el sentido esponsal del sacerdocio, desde la “Espiritualidad del
Esposo” en: CELAM, DEVYM. Departamento de Vocaciones y Ministerios. Pastores
Dabo Vobis. Aplicación para América Latina. Pastoral Vocacional y Formación
Presbiteral. Colección Devym, No.25. Bogotá: Celam, 1993. p. 39 - 40.
177
MERZERVILLE, Gastón de. Madurez Sacerdotal y Religiosa. Un Enfoque Integrado
entre Psicología y Magisterio. Vol. 2. Op. Cit., p. 167.
178
JIMENÉZ CADENA, Alberto, sj. Aportes a la Psicología de la Vida Religiosa.
Santa Fe de Bogotá: San Pablo, 1993. p. 112.
371
179
“Los grandes cambios del mundo de hoy en América Latina afectan necesariamente
a los presbíteros en su ministerio y en su vida” Med. 11,1.
180
PANINI, Joaquín; FMS. Formación Permanente En: Vinculum. Bogotá, DC. Vol.
26, No. 168, (Ene. - Abr. 1989); p. 63.
181
Idem.
182
Idem. p.66.
183
“El término ‘formación permanente’ aparece en los documentos de la Iglesia por
primera vez en 1969, en el documento ‘Inter Ea’ de la Congregación para el
Clero. Aunque de esta realidad se había ocupado veinte años antes el Papa Pío
XII en la Exhortación Apostólica ‘Menti Nostrae’ al encomendar a los obispos la
atención a los jóvenes sacerdotes”. En: DEPARTAMENTO DE VOCACIONES Y
MINISTERIOS, DEVYM. ¡Reaviva el Don de Dios! La Formación Permanente de
los Presbíteros en América Latina y el Caribe. Op. Cit., p. 96.
184
OT 22: “Debiéndose proseguir y completar la formación sacerdotal después de
acabada la carrera de los estudios por las circunstancias sobre todo de la sociedad
moderna, las Conferencias episcopales podrán en cada nación servirse de los
medios más aptos, como son los Institutos pastorales que cooperan con parroquias
oportunamente elegidas, las Asambleas reunidas en tiempos determinados, los
ejercicios apropiados, con cuyo auxilio el clero joven ha de introducirse
gradualmente en la vida sacerdotal y en la vida apostólica bajo el aspecto espiritual,
intelectual y pastoral, y renovarlas y fomentarlas cada vez más”.
185
PO 19: “Más como quiera que en nuestros tiempos la cultura humana y también
las ciencias sagradas avanzan con nuevo paso, incítase a los presbíteros a que
perfeccionen adecuadamente y sin intermisión su ciencia acerca de materias
divinas y humanas , y así se preparen a entablar más oportunamente diálogo
con sus contemporáneos”.
186
ChD 16: “Estén solícitos (los Obispos) de las condiciones espirituales, intelectuales
y materiales de ellos (de los Presbíteros), a fin de que puedan vivir santa y
piadosamente y cumplir fiel y fructuosamente su ministerio. A este fin favorezcan
instituciones e instauren reuniones peculiares en que de cuando en cuando se
372 junten los sacerdotes, ya para practicar ejercicios espirituales algo más largos en
orden a la renovación de su vida, ya para adquirir conocimiento más profundo
de las disciplinas eclesiásticas, señaladamente de la Sagrada Escritura y teología,
de las cuestiones sociales de mayor importancia, así como de los nuevos métodos
de acción pastoral”.
187
DMVP 72.
188
CIC 279: “Aun después de recibido el sacerdocio, los clérigos prosigan los estudios
sagrados, y profesen aquella doctrina sólida fundada en la sagrada Escritura,
transmitida por los mayores y recibida como común en la Iglesia, tal como se
determina, sobre todo, en los documentos de los Concilios y de los Romanos
Pontífices, evitando innovaciones profanas de la terminología y la falsa ciencia”.
*
El código trata específicamente sobre la formación permanente en dos cánones:
276, donde establece el deber del clérigo de buscar su perfección y en el c.279
que se acaba de mencionar, este canon recoge los cc. 129 y 131 del antiguo
Código, estableciendo algunos principios de la formación permanente. También
es de mencionar otros cánones: c. 278 que reconoce el derecho de los clérigos
a asociarse y a la vez señala los límites de este derecho. 280 que recomienda la
práctica de la vida comunitaria. Los cc. 281 y 282 hablan del sustento, de la
seguridad social, de la sencillez de vida y del destino de los bienes superfluos.
189
GAMARRA, Saturnino. ¿Nuevo Momento de la Formación Permanente? En: Surge.
Vitoria. Vol. 58, No. 600, (Jul. - Agt. 2000); p. 326.
**
Cada Documento dedica una parte a la vida presbiteral y en algunos enfatiza,
propiamente, la urgencia de la formación permanente: Río de Janeiro en el
capítulo 3 sobre la “Conservación y mejora de la formación del sacerdote”;
373
Medellín en el documento 11 sobre “los Sacerdotes”; Puebla en los números 116
–118 y 711- 714; y en el Documento de Santo Domingo sobre “la vigencia de la
formación permanente” No. 72 –75.
190
Cfr. Pb. 719 –720.
191
Cfr. DSD 72.
192
DMVP 86.
193
CHEMELLO, Jayme Henrique. La Formación Permanente de los Presbíteros En:
Seminarios. Madrid. Vol. 36, No. 118, (Oct. - Dic. 1990); p. 471.
194
Cfr. CALVO GUINDA, Javier. Nueva Concepción de la Formación Permanente
desde Pastores Dabo Vobis En: Seminarios. Madrid. Vol. 40, No.131, (Ene. - Mar.
1994); p. 46.
195
JUAN PABLO II. Carta a los Sacerdotes, Jueves Santo 1989, No. 5.
374
196
Cfr. PDV 78.
*
Esta es una propuesta del Encuentro Latinoamericano de las comisiones episco-
pales de pastoral presbiteral del año 2000 en: : DEVYM. “Formación permanente
del presbítero joven”. Aportes del DEVYM para Acompañar al Presbítero Joven
en su Formación Permanente. Op. Cit., p. 29. Pero téngase en cuenta que todo
extremo conduce al error, no sea que por no desligar al neopresbítero de su
familia no se le forme en disponibilidad y generosidad pastoral con un espíritu
evangélico y misionero.
197
Cfr. DEPARTAMENTO DE VOCACIONES Y MINISTERIOS, DEVYM. ¡Reaviva el
Don de Dios! La Formación Permanente de los Presbíteros en América Latina y
198
el Caribe. Op. Cit., p. 112.
PDV 42: “En esta Exhortación se exponen separadamente la ‘formación inicial’
y la ‘formación permanente’, pero sin olvidar nunca la profunda relación que
375
tienen entre sí y que debe hacer de las dos un solo proyecto orgánico de vida
cristiana y sacerdotal”.
199
PEINADOR, Antonio. Op. Cit., p. 184.
200
HEREDIA MORA, Ángel. Formación Permanente y Pastoral Presbiteral.
Presentación En: Boletín CELAM. Bogotá, DC. No. 254. (Jun. - Jul. 1993); p. 21.
201
Cfr. SAGRADA CONGREGACIÓN PARA LA EDUCACIÓN CATÓLICA. “Orientaciones
para la Educación en el Celibato Sacerdotal” No. 68. Op. Cit., p. 170.
202
HEREDIA MORA, Ángel. Formación Permanente y Pastoral Presbiteral. Op. Cit.,
p. 10.
203
Cfr. CELAM, DEVYM. Departamento de Vocaciones y Ministerios. Formación
sacerdotal permanente. Encuentro Latinoamericano sobre formación permanente
del clero. Caracas, mayo - junio de 1977. Op. Cit., p.153.
*
Eugen Drewermann que en su libro “Clérigos, Psicología de un ideal” trata
376 “sobre las circunstancias generales que rodean la situación familiar en la biografía
del clérigo –y se pregunta- ¿Qué presupuestos se han de dar en el entorno de la
propia casa paterna, para predisponer a algunos de sus componentes a aceptar
una función como la de clérigo en la gran familia de la Iglesia”. En:
DREWERMANN, Eugen. Clérigos. Psicograma de un Ideal. Traducción de Dionisio
Mínguez. Valladolid: Trotta, 1995. p. 259.
204
Cfr. GARCÍA MONGE, José Antonio. ¿Un Desvalimiento También Afectivo?. Para
una Espiritualidad de los Afectos en el Sacerdocio. Op. Cit., p. 856.
3. Síntesis conclusiva
205 Cfr. HEREDIA MORA, Ángel. Formación Permanente y Pastoral Presbiteral. Op.
Cit., p. 15.
383
Sumario:
medellín
Concilio, que permitan presentar rasgos concretos y esenciales que
ayuden a perfilar la identidad del presbítero diocesano. Acentúa
la relación obispo-presbítero, presbítero-diócesis. La caridad
pastoral es presentada como carisma propio del pastor y la
secularidad como ámbito propio de realización del presbítero
diocesano.
Elementos
eclesiológico-pastorales
que apuntan a una
identidad propia del
presbítero diocesano
L
a visión eclesiológica concedida por el Concilio ha traí
do grandes aportes y vertientes de reflexión en mu
chos aspectos de la eclesiología y de la teología en
general. Logró superar una visión que tendía a esclero-
tizar estructuras mal ubicadas y poco reflexionadas que, más bien,
habían surgido del devenir histórico que de una reflexión eclesial. Así,
uno de los logros más importantes fue completar una eclesiología de
comunión y de participación, donde cada ministerio, carisma y apos-
tolado está mejor ubicado de acuerdo a su identidad. Hubo un
recentramiento de la identidad cristiana, así, en el caso del presbítero,
se consigue una mejor ubicación de su ser y quehacer a partir de una
visión de ministerialidad orgánica dentro de la Iglesia.
Pero, también hay que decir que, hay temas que el Concilio no
desarrolló, sino que solamente quedaron incoados y exigen una re-
flexión teológica posterior. Para algunos autores una de las grandes
carencias del Concilio ha sido, precisamente, no haber definido con
exactitud la identidad del presbítero, es más, no se ha llegado siquiera
a la “redefinición del sacerdote”1 después de la crisis. La figura del
presbítero en relación con el obispo y con el laico es una de las
grandes tareas que necesitan ser reflexionadas; ciertamente ya hay
muchos estudios al respecto, sin embargo, hace falta perspectiva, ex-
periencia posconciliar para poder centrar adecuadamente al presbíte-
ro en medio de la comunidad eclesial.
1
SÁNCHEZ CHAMOSO, R. Op. Cit. p. 100.
2
PO 1.
3
Cf. LG 1.
4
Cf. ESQUERDA BIFET, J. Teología de la espiritualidad sacerdotal. Madrid: BAC,
1991. p. 169.
5
Cf. Ch D 28.
*
Conviene aclarar que aquí nos referimos indistintamente a la Iglesia particular
como diócesis, sin hacer las salvedades que contempla el Código de Derecho
Canónico, en el canon 368. De aquí en adelante dicho código será citado con las
siglas CIC, y el canon correspondiente con su respectivo epígrafe.
6
Ch D 11.
**
Dice Esquerda Bifet: “ Las comunidades eclesiales a las que se refiere San Pablo
430 (principalmente en sus cartas) se llaman, sin más, ‘Iglesia’, sin infravalorar un
concepto de Iglesia más trascendente y universal. Si la Iglesia de Dios, en las
cartas a los Efesios y a los Colosenses, tiene sentido trascendente de Iglesia
glorificada o Jerusalén nueva, en las demás cartas paulinas la palabra ‘Iglesia’ se
refiere a Iglesias particulares, como manifestación de la Iglesia de Dios. Ej. 1 Tes
2,14; 1 Tim 3,15; Ef 2,19” ESQUERDA BIFET, J. Teología de la espiritualidad
sacerdotal. Op. Cit. p. 148.
7
Cf. LG 23.
431
8
LG 26.
9
Cf. Ibid, 28.
10
Cf. DAL COVOLO, E. Sacerdotes como nuestros Padres. Los Padres de la Iglesia,
maestros de formación sacerdotal. Bogotá: AE, 1998. p. 52-53.
11
AG 5.
16
17
18
Cf. LG 28.
Ibidem.
Cf. LG 28.
433
19
Ibidem.
20
LG 28.
21
Ibidem.
22
Cf. PO 2, 4; LG 28.
23
Cf. CIC 273-274.
* Al respecto comenta la Pastores Dabo Vobis 17: “el ministerio de los presbíteros
es, ante todo, comunión y colaboración responsable y necesaria con el ministerio
del obispo, en su solicitud por la Iglesia universal y por cada una de las Iglesias
435
particulares, al servicio de la cuales constituyen con el obispo un solo presbiterio”.
29
Cf. LG 28.
30
Cf. SAN IGNACIO DE ANTIOQUÍA, Carta a los efesios. En: RUIZ BUENO, Padres
apostólicos. Madrid: BAC, 1950. p. 449.
31
Cf. PO 7.
32
Cf. PONCE CUÉLLAR, M. Op.cit. p. 459 ss.
33
PO 8.
*
De hecho, para corroborar este dato, hay una tendencia que se está generalizando
entre los obispos, de aceptar en sus seminarios diocesanos solamente a jóvenes
437
con inquietud vocacional que pertenecen por residencia o desempeño laboral a
su territorio diocesano, la razón es, en general, por el amor a servir a una
porción de la grey con la que han convivido, conocen y están dispuestos a dar
su vida al conocer sus problemáticas concretas.
34
LG 28; ver también LG 29; PO 7; CD 11, 15, 28; AG 19,29.
438
35
Cf. LG 28.
36
Cf. PO 8.
37
Cf. Ibid, 7.
38
PO 7.
39
Cf. LG 28.
40
Ch D 28.
41
Ibidem.
42
Ch D. 28.
43
LG 10.
44
PO 8.
440 45
PO 7.
46
Cf. PRAT, R. El presbiterio diocesano como fuente de espiritualidad del sacerdote
secular. En : Surge. Vitoria. a. 47, n. 477-478 (jul.- agos. 1987); p. 296.
47
Cf. Ch D 28.
48
LG 28.
49
PO 7.
Hay una imagen muy válida, que tuvo un gran auge en la épo-
ca patrística pero que hoy ha sido poco trabajada, la de Iglesia parti-
cular como esposa del obispo, y en la medida de su ministerio, espo-
sa del presbítero. El presbítero, al dedicar plenamente su vida al
servicio de la Iglesia particular, se consagra para representar al mis-
mo Cristo, Esposo de la Iglesia50 , de manera que es signo de este
consorcio esponsal entre Cristo y la Iglesia.
55
Cf. LG 28; PO 8 y CIC 245.
56
Cf. IGNACIO DE ANTIOQUIA, Carta a Policarpo, VI, 1-2. En Fuentes Patrísticas
I. Op. Cit. p. 187.
57
Cf. PO 8 y LG 28.
59
444 60
61
Cf. 1 Co 1, 2; 2 Co 1,1; 1 Tes 2, 14.
1 Tes 2,14.
Cf. TERTULIANO. Prescripciones contra las herejías, XX, 4-7. Fuentes Patrísticas
14. Madrid: Ciudad Nueva, 2001. p. 207-208.
62
Cf. ESQUERDA BIFET, J. Teología de la espiritualidad sacerdotal. Op. Cit. p.148-
149.
63
Ch D 11.
64
Cf. Ch D 11 y LG 26.
67
Cf. CIC 270-271.
68
Cf. RAMOS, Julio A. Teología pastoral. Col. Sapientia Fidei, n. 13. Madrid: BAC,
1995. p. 299-306.
74
Cf. Conferencia Episcopal Francesa. Op. cit. cap. 1, n. II.
*
Al respecto comenta el canonista Sarzi Santori: “Il decreto Christus Dominus
28, trattando dei collaboratori del vescovo diocesano può, quindi, dire che i
77
PO 13.
Él. Y con sus palabras y sus obras enseñó a amar como Dios ama:
hasta dar la vida de su propio Hijo. Cristo ha revelado el sentido
profundo del amor, ha dejado el mandamiento supremo para ser
vivido: “amar a Dios y al prójimo como a sí mismo”78 . Es el distintivo
del cristiano, la característica peculiar de los que creen en él.
Por eso, para que los cristianos no estuvieran como ovejas sin
pastor, Cristo eligió a algunos hombres para apacentar a su pueblo,
prolongando la obra de su amor a través de ellos. Los primeros
fueron los Apóstoles, que dieron la vida por las ovejas a ejemplo del
Único Pastor; ellos a su vez, “conociendo este deseo de Cristo, por
inspiración del Espíritu Santo, pensaron que era obligación suya ele-
gir ministros ‘capaces de enseñar a otros’ (2 Tim 2,2). Oficio que
78
Mt 22, 37-40.
450
79
Cf. Ef 5, 25.
80
Cf. Jn 10,17.
*
En la exhortación Pastores Dabo Bovis encontramos una hermosa página sobre
la relación de Cristo Pastor con los hombres sus ovejas y que encontramos en el
número 22. Vale la pena revisar dicho texto, pues da luces de cómo el pastor
está llamado a servir a ejemplo de Cristo.
81
Cf. Jn 2, 11; Ef 5, 25-27. 29.
82
PDV 22.
83
PO 11.
451
84
PDV 22.
85
PO 13.
86
Ibidem.
87
PDV 23.
88
LG 19.
452 89
PDV 23.
90
Cf. POLICARPO DE ESMIRNA, A los filipenses, VI, 1. Fuentes Patrísticas I. Op.
Cit. p. 219.
91
Cf. PO 13 y Optatam Totius, n. 4.
92
PDV 23.
93
Cf. Jn 10; Lc 15, 1-7.
96
PO 14; Ver también LG 28.
97
Cf. LG 28.
98
Cf. AG 39.
99
PO 10.
103
Cf. LG 41 y PO 7.
104
Cf. ESQUERDA BIFET, J. Signo de Cristo sacerdote. Op. Cit. p. 210-212.
*
Aquí el término castidad puede también ser comprendido como celibato o
virginidad.
Ciertamente los bienes de la tierra han sido creados por Dios para
nuestro bien, para que vivamos una vida digna de hijos suyos. Poseer
bienes ayuda a cubrir muchas necesidades. Si Dios es dueño de todo
458 nosotros sus hijos somos administradores de lo que nos ha dado, pero
no como fin, sino sólo como medio para alcanzar bienes mayores.
108
PO 16.
109
Mt 10, 8-10
110
Cf. PO 17.
460 Para concluir este apartado, hay que decir que en el conjunto
de toda la reflexión, vislumbramos la riqueza que implica la caridad
pastoral. El Concilio deja claro que es ella el alma de la vida y del
apostolado del presbítero, porque, “consagrados por el Espíritu San-
to y enviados por Cristo, mortifican en sí mismos las obras de la
111
112
*
PO 12.
Cf. 1 Co. 13, 2 ss.
Ver: CREVATIN, F. G. Dimensión secular del presbítero. Bogotá, 2002. Trabajo de
461
grado. Universidad Pontificia Bolivariana. Ahí podemos encontrar toda una
fundamentación teológico-magisterial sobre este elemento del presbítero
diocesano, sobretodo a partir del capítulo segundo. Aquí sólo nos limitaremos a
presentar lo que el Concilio viene a decir sobre la secularidad en el presbítero
diocesano junto con una breve reflexión teológica.
113
Cf. PO 3.
117
PO 22. Ver: ROVIRA BELLOSO, Situación sociocultural y espiritualidad del
sacerdote. En: Espiritualidad sacerdotal. Op. Cit. p. 50-53.
118
Cf. Conferencia Episcopal Francesa. Op. Cit. cap. 1. Int.
119
Cf. PDV 18.
124
Cf. Directorio para el Ministerio y la Vida de los Presbíteros n. 41.
125
Cf. LASANTA, P. J. Sacerdotes para el Tercer milenio. Nápoles: Grafite Ediciones.
1998. p. 306-309.
Por eso, así como la Iglesia asume la historia del mundo, sin
juzgarla ni condenarla –pues sabe que ahí se lleva a cabo la historia
de la salvación-, sino con solidaridad profética, para llevarla a su
plenitud128 . De la misma manera el presbítero diocesano, inserto
en el misterio de la Iglesia, ha de ser un hombre abierto de mente
y corazón para buscar la verdad de Dios presente en cada hombre
y en cada persona de buena voluntad, sin importar cultura, raza,
condición o religión. Si algo puede pedir la Iglesia a sus sacerdotes
467
126
Jn 17, 15.
127
PO 19.
128
Cf. BRAVO TISNER, A. Ministerio y secularidad. En: Seminarios. Madrid. N. 157
(jul.-ag. 2000); p. 331-334.
es que su presencia vaya con los signos de los tiempos. Y nadie duda
de que esos signos hablan hoy de las necesidades sinceras de reden-
ción que todo hombre busca con los medios que tiene a su alcance.
Un presbítero ajeno al mundo y a sus circunstancias, sería un presbíte-
ro inoportuno para el mundo de hoy129 .
7. Síntesis conclusiva
129
Cf. SÁNCHEZ, M. F. El sacerdote en la actual coyuntura eclesial. En: Sal térrea.
Santander. Vol. 56, n. 8-9 (ag.-sept. 1968); p. 563-578.
*
Un ejemplo de ellos es el teólogo Pellitero, quien afirma: “La capacitación de la
diocesaneidad se ha dado históricamente sobre convicción de que la diócesis
469
no es simplemente una circunscripción territorial o administrativa, sino que implica
algo central: el darse la Iglesia existencialmente según el tiempo y el espacio.
Dicho esto, es inconcebible una espiritualidad diocesana sostenida como una
alternativa cerrada a las otras espiritualidades o carismas, seculares, o no”. Cf.
PELLITERO, R. Sacerdotes seculares hoy. Op. Cit. p. 124-125.
133
PO 3.
134
Ibidem.
473
Sumario:
medellín
es un elemento esencial en el ser y quehacer del Presbítero.
Profundiza en la predicación del Presbítero como tal, en la
experiencia de la fe, en la catequesis escuchada, vivida y celebrada
en la comunidad.
La Palabra: elemento
esencial del ser y
quehacer del presbítero
L
os presbíteros en la Iglesia, al igual que los profetas del
Antiguo Testamento, son hombres llamados* por la
Palabra, para estar a la escucha de la misma, y para ser
enviados como pregoneros del Evangelio. El nos in-
corporó “al número de los presbíteros de la Iglesia, para que fuéra-
mos a anunciar el Evangelio, hasta los confines del mundo y de la
historia”1 . El presbítero es un enviado de Dios en el mundo. “El
profeta es ante todo un hombre carismático: no es representante de
la institución, ni delegado de un grupo social, sino enviado de Dios.
Por eso fundamenta su mensaje apelando a su propia experiencia de
llamada”2 . Son hombres con una vocación, a diferencia de los sacer-
dotes de la antigua Alianza. Son hombres con una misión especifica
y preponderante, de gran importancia para el nacimiento de la fe y
vida de la Iglesia. Iglesia que se convierte en comunidad de creyen-
tes por la escucha de la palabra de boca de sus ministros. Palabra
que llega al corazón del hombre y llama a la conversión-reconcilia-
ción del hombre con el verdadero Dios.
*
No sólo los llama, sino que los envía: “venid conmigo y os haré pescadores de
476 hombres” (Mt 4, 19); los llamó “para estar con él y para enviarlos a predicar” (Mc
3, 14-15). La mies necesita obreros, Jesús quiere que otros brazos compartan su
misma tarea. “Llamó a sus discípulos y Eligió a doce de entre ellos, a los que
llamó también apóstoles” (Lc 6, 13ss; Mc 3, 13; Mt 10, 1; Hch 1, 13)
1
PRECHT BAÑADOS, Cristián. Pastores al estilo de Jesús. Bogotá: CELAM, 2000.
p. 16
2
PIKAZA, Xavier. Dios judío, Dios cristiano. El Dios de la Biblia. Estella (Navarra):
Verbo Divino, 1996. p. 143
(Cfr. Mt 12, 1s; 17, 16; Lc 9, 40); y otro que podemos llamar
mediato: convertirse en <<pescadores de hombres>> ( Cfr. Mt
4,19). No se trata de un grupo cerrado, como el de los fariseos
( Mt 22, 16 ), no los llama para aislarlos del mundo, como los
Esenios de Qumrám: tendrán una misión que han de cumplir
ante los hombres, cuyos riesgos y responsabilidades habrá de
explicarles más tarde ( Cfr. Mt 10, 5-25)”3 .
4
Conferencia Episcopal de Colombia. El Ministerio del Presbítero en la Comunidad
Eclesial. Bogotá: SPEC, 1977. p. 14. Cfr. ARNAU, Ramón. Orden y ministerios.
Madrid: BAC, 1995. p. 35- 40
477
PIKAZA, Xavier. Op. Cit., p. 143
5
BUSQUETS, Joan. La Vocación Seguimiento y Servicio. Barcelona: Centre de
Pastoral Litúrgica, 1997. p. 34. Cfr. CUBELLS BOTELLA, Vicente, Op. Cit., p. 172.
BUNNIK, R. J. Op. Cit., p. 37
6
PIKAZA, Xavier. Op. Cit., p. 143
“El Señor Jesús después de orar al Padre, llamó hacia sí a los que
quiso y designó a doce para que vivieran con Él y para enviarlos a
anunciar el Reino de Dios (Cfr. Mc 3, 13- y Mt 10, 1- 42). Con estos
*
A partir de Jesús, la misión que tiene su origen en el Padre no es meramente un
10
Ibid, p. 187
BYRNE, Andrew, Op. Cit., p. 37
479
*
Es un hecho histórico seguro que Jesús llamó a algunos a seguirle en comunidad
de Vida, misión y destino, y los llamó con autoridad, sin condiciones, ni
explicaciones (Mc 1, 17ss; 2, 14). Así comienza su actividad pública y los evangelios
se abren con esta peculiar llamada y los llama para ser enviados a una misión.
11
GRELOT, Pierre. El Ministerio de la Nueva Alianza. Barcelona: Herder, 1969. p. 112-113
enviar para predicar (Cfr. Rom 10, 14). “Si los enviados de Dios dejan
de hablar de Él y de Jesucristo, la vida eterna no viene ya a la tierra y
la voluntad de aquel que ha enviado a Jesucristo, a su Espíritu y a sus
apóstoles deja de cumplirse”12 . Esta es una las razones que dan impor-
tancia a este ministerio en la vida y misión del presbítero.
c) sin embargo, todo esto no puede ser sólo un esfuerzo aislado del
presbítero, sino que es el momento fuerte de toda una pastoral
orgánica que se recupera en su núcleo esencial con una intro-
ducción personal, comunitaria, individual de la palabra13 .
12
DEWAILLY, I. M. Teología del Apostolado. Barcelona: Estella, 1965. p. 51
13
Cfr. BOROFFIO, B. Sacerdocio. En: SARTORE, Domenico, TRIACCA, Achille M,
Op. Cit., p. 1775-1776
482 16
*
Ibid, p. 201
Para Juan Pablo II el presbítero tiene que ser el primer “creyente” de la palabra
de Dios. Cfr. PDV 26. CASTILLO, José María, Op. Cit., p. 188. La Iglesia tiene que
inspirarse en el Evangelio, que predica todos los días y que quiere sinceramente
que los hombres conozcan a Jesucristo.
17
BUNNIK, R. J. Op. Cit., p. 69
18
ZAMBARDIERI, Aníbal, Op. Cit., P. 371
483
19
Cfr. RAHNER, K. Punto de Partida Teológico para determinar la Esencia del
Sacerdocio Ministerial. En: Concillium. Estella, Vol. 5, No. 43 (Mar 1969); p.
440- 445
*
¿Qué métodos o estrategias usó Jesús en su enseñanza?. Jesús enseña con el
ejemplo, Jesús se acerca a la experiencia vital de sus oyentes, Jesús hace preguntas
y las contesta, por último Jesús usa la Biblia judía. Cfr. GRENIER, Brian. Jesús
Maestro, Op. Cit., p. 49-53
20
FORTE, Bruno. ¿Dónde va el Cristianismo?, Op.Cit., p. 130
**
Podemos recordar el concepto de misión; la naturaleza y contenido de la
evangelización; los medios y los destinatarios de la misma; los agentes y sus
métodos; la nueva evangelización o nueva acción misionera; Cfr. FAVALE,
Agostino. El Ministerio del Presbítero. Aspectos doctrinales, pastorales, espirituales.
Madrid: Sociedad de Educación Atenas, 1989. p. 113
21
Ibid, p. 113
***
Es interesante, cuando se estudia la Obra del evangelista Lucas (Evangelio y Hechos
de los Apóstoles), cómo la presencia del Espíritu es de capital importancia en la
484 obra misionera de la Iglesia. Todos los personajes importantes en la obra están
conducidos, empujados por el Espíritu Santo (Lc 4, 18-19). Es Él quien conduce,
inspira y mueve a los ministros del evangelio en el Nuevo Testamento, para que
éste evangelio sea proclamado hasta los confines del mundo (Mt 28, 19- 20).
22
Ibid, p.114. Cfr. FORTE, Bruno, Op. Cit., p. 130
23
GRENIER, Brian, Op. Cit., p. 50
*
Que sea en toda su fuerza un mensaje de salvación, como efectivamente lo es el
mensaje que nos llega cuando la palabra de Dios es proclamada, profundizada
486 *
“Hay que reconocer que una cierta evolución histórica fue empobreciendo y
reduciendo a su mínima expresión esta riqueza abundancia y variedad de lecturas.
Influyó entre otras causas, el principio rígido e inflexible mantenido en la Iglesia
romana de no traducir los textos litúrgicos a la lengua del pueblo. Así el pueblo
fue desinteresándose de las lecturas y desentendiéndose de ellas”.BOROBIO,
Dionisio. La Celebración en la Iglesia. Liturgia y Sacramentología Fundamental.
Vol. I, Salamanca: Sígueme, 1995. p. 243
27
Ibid, p. 240
28
CAMPS, José. La Palabra de Dios es Celebrada. En: Phase. Barcelona, No. 56,
487
Año 10 (1970); p.146
29
ALDAZABAL, José. El Domingo, con la Eucaristía y la Liturgia de las Horas, en la
Vida de una Comunidad Cristiana. En: Pastoral Litúrgica. Madrid, No. 224- 225
(En- Abr 1995); p. 20
30
Ibid, p. 21
31
488 *
MARTÍN LÓPEZ, Julián. En el Espíritu y la verdad. Introducción Antropológica a
la Liturgia. Salamanca: Secretariado Trinitario, 1994. p. 93
En la liturgia, la palabra de Dios no es propiamente anunciada, estudiada, analizada
o simplemente leída, sino celebrada. No se celebran ideas sino hechos. La palabra
de Dios es considerada en la liturgia como algo que sucede, como un
acontecimiento.
32
Ibid, p. 93
33
CAMPS, José. La Palabra de Dios es Celebrada, Op. Cit., p. 146
36
Comisión Episcopal Española de liturgia. RITUAL DEL BAUTISMO DE NIÑOS.
Barcelona, 1970, p. 10
490
*
Acerca de la importancia de la fe suscitada por la palabra en el Bautismo ver El
Catecismo de la Iglesia Católica en los números 1253-1255. Cfr. CIC. Can. 864.Cfr.
TENA, Pere. El Bautismo de niños. En: Dossier CPL 23, Barcelona: Centre de
Pastoral Litúrgica, 1984. p. 20
37
BOFF, Leonardo. Los sacramentos de la vida y la vida de los sacramentos. Mínima
sacramentalia, 17ª Ed. Bogotá: INDO-AMERICANA PRESS SERVICE LIMITADA,
2002. p.59
38
MARTÍN LÓPEZ, Julián, Op. Cit., p. 93
La palabra escrita se hace palabra viva hoy y aquí para esta comu-
nidad. El Espíritu actúa interiormente, intentando hacer viva esa pala-
bra: pero no actúa por carisma y milagros. Que la comunidad llegue a
una actitud de escucha acogedora de la palabra, depende en buena
parte de los varios ministerios, de manera especial el del presbítero. Si
esto funciona, funciona la dinámica de la palabra41 . Y así llega a la vida,
y a la existencia concreta de las personas que celebran el sacramento
del Bautismo. El presbítero con su ministerio la hace posible a través de
una homilía preparada previamente. Ya que, en su conjunto la liturgia
de la palabra y la homilía pronunciada tiene como finalidad, renovar la
fe de los presentes y disponerles a que manifiesten con plena convic-
ción la fe de la Iglesia, en nombre de los niños, llevados por el deseo de
comprometerse en su formación cristiana y ayudarles a que lleguen a
ser adultos en la fe. Por la liturgia de la palabra coordinada por el
presbítero con los diferentes ministerios, la comunidad escucha “la pala-
bra de Dios, la palabra de los apóstoles, las palabras de Jesús en el
Evangelio. Nos hablaran de la vida nueva que Dios nos ofrece siempre
y que hoy derramará sobre estos pequeños”42 .
b) Que se elija el lugar más apto que reúna las condiciones nece-
sarias de acústica y recogimiento; este será ordinariamente el
que se utiliza para la liturgia de la palabra de la misa44 .
492 43
Cfr. RITUAL del Bautismo de Niños, Op. Cit., p. 10
*
La homilía como parte integrante del rito, dentro de su brevedad, tiene la finalidad
de explicar las lecturas y conducir a los participantes a un conocimiento más
profundo del Bautismo y a la aceptación de las obligaciones que nacen del
mismo, de manera especial para los padre y padrinos.
44
Cfr. Ibid, p. 23
45
Conferencia Episcopal de Colombia. RITUAL DE LA CONFIRMACIÓN. Bogotá:
SPEC, Departamento de Liturgia, 1983. p. 21-22
*
En las Sagradas Escrituras casi todos los personajes importantes, de manera
especial los profetas están ungidos por el Espíritu de Dios y son ungidos para
una misión a favor del pueblo elegido. El camino que recorren es un camino
profético, toda su vida es profética. David habla inspirado por el Espíritu de
Dios (Hch 4, 25); Juan el Bautista prototipo del tiempo de la promesa fue lleno
del Espíritu Santo; María recibe el Espíritu Santo, que la convierte en virgen y
Madre (Lc 1, 35); Simeón, Zacarías, Isabel y todos los profetas del Antiguo y
Nuevo Testamento. Hay que hacer resaltar de manera especial la persona de
Jesús de Nazaret en el evangelio de San Lucas. Jesús cumplió las condiciones
del profeta: ungido por el Espíritu de Dios, escucha la palabra de Dios y es
enviado por él (Lc 3, 21; 4, 18; Hch 10, 38). La vida del confirmado en la iglesia
nuevo Pueblo de Dios, tiene que ser necesariamente una vida profética, de
liberación y fermento en una sociedad que siempre está necesitada de la palabra
493
de Dios. Se recomienda profundizar acerca de este tema. En: STOGER, Alois. El
Evangelio Según San Lucas. Barcelona: Herder, Vol. I, 1975. p. 92-99.
46
AGUIRRE MONASTERIO, Rafael, RODRÍGUEZ CARMONA, Antonio. Evangelios
Sinópticos y Hechos de los Apóstoles. Introducción al estudio de la Biblia. Estella
(Navarra): Verbo Divino, 1994. p. 325
47
RUSSO, Roberto. Confirmación. En: Manual de Liturgia. Celebración del Misterio
Pascual los Sacramentos: Signos del Misterio Pascual. Bogotá: CELAM, Vol. III,
2001, p. 102
*
La elección de las lecturas para la liturgia de la palabra en el Sacramento de la
Confirmación, debe tener en cuenta la catequesis previa, el grado de preparación
de los presentes y también el día o el tiempo en que se celebra el sacramento.
Casi todas las lecturas seleccionadas en el ritual apuntan de manera especial al
494 “don de Espíritu”. Se podrían elegir las lecturas según se crea conveniente para el
ritmo y provecho de la celebración, de modo que se vea la relación con la historia
de la salvación, desde el anuncio del don escatológico del Espíritu en la tradición
profética, hasta la realización plena en la nueva Alianza, de manera particular en
la persona de Cristo, ungido por el Espíritu Santo para su misión, y su prolongación
en la vida eclesial y en la vida cristiana de cada bautizado y confirmado
48
Ibid, p. 132
49
Cfr. Ibid, p. 133
50
WIJNNGAARDS, John. Comunicar la Palabra de Dios. Estella (Navarra), Verbo
Divino, 1998. p. 33
495
51
BOROBIO, Dionisio. Pastoral de los Sacramentos. Salamanca: Secretariado
Trinitario, 1996. p. 197
52
Cfr. LÓPEZ MARTÍN, Julián. Revalorizar la Palabra de Dios. En: ALDAZABAL,
José, LOPEZ MARTÍN, Julián. Celebrar la Liturgia de la Palabra. DOSSIER CPL
70. Barcelona: Centre de Pastoral Litúrgica, 1996. p. 14
496 53
ALDAZABAL, José. La Mesa de la Palabra. “Ordenación de las Lecturas de la
Misa” textos y comentario. DOSSIERS CPL 37. Barcelona: Centre de Pastoral
Litúrgica, 1994. p. 11
54
Ibid, p. 15
*
En el año 155 en Roma, Justino es testigo de que en la eucaristía dominical se
comenzaba la celebración con la liturgia de la palabra, en la que se leían: los
57
fundamentos teológicos y elementos constitutivos de la celebración litúrgica.
Bogotá: CELAM, Vol. II, 2000. p. 234-235
ALDAZABAL, José. La Doble mesa y sus consecuencias. En: ALDAZABAL, José,
497
LLIGADAS, Josep. DOSSIERS CPL 70, Op. Cit., p. 28.
* En la liturgia de la palabra, puede haber según el caso, una, dos o tres lecturas,
tomadas del leccionario propio. La homilía da oportunidad para centrar más el
hecho salvífico sacramental en la dinámica pascual del sacramento. Cfr. FERNÁNDEZ
FERNÁNDEZ, Conrado. Matrimonio. En: Manual de liturgia. Vol. III Op. Cit., p 391
58
COLOMBO, G. Matrimonio. En: SARTORE, Domenico, TRIACCA, Achille M, Op.
498 59
60
Cit., p. 1250
Cfr. BOROBIO, Dionisio. Pastoral de los Sacramentos, Op. Cit., p. 274
Cfr. FAVALE, Agostino, Op. Cit., p. 159
61
Ibid, p. 159
*
Durante la homilía la gente que participa en la celebración del sacramento del
matrimonio, se percata de que si sólo se dice una predicación preconfeccionada
o si el que predica se dirige a las personas presentes con su historia irrepetible
62
LLIGAS, Joseph. BAUTISMO, MATRIMONIO Y EXEQUIAS. Materiales y mociones.
Barcelona: Centre de pastoral Litúrgica, 1995. p. 53
63
Cfr. CELAM, Pontifical y Ritual Romanos. Colección Libros litúrgicos. Barcelona:
500 64
DELC, 1978. p. 99
CELAM, Departamento de Liturgia. Ceremonial de los obispos. Colección DELC.
Ceremoniales. No. 07. Bogotá: CELAM, 1991. n. 512
65
Ibid, n. 583. Cfr. CELAM. Pontifical y Ritual Romanos, Op. Cit., n. 25
66
CELAM, Op. Cit., p. 101. Cfr. ARDUSSO, Franco. Magisterio Eclesial. Al servicio
de la Palabra. Madrid: San Pablo, 1997, p. 182-193
67
Ibid, p. 101
68
Ibid, p. 102
69
ROVIRA BELLOSO, Joseph M. Los Sacramentos, Símbolos del Espíritu. Barcelona:
Centre de Pastoral Litúrgica, 2001. p. 80
501
70
Ibid, p. 83
71
Cfr. Ibid, p. 81
72
D’ARCYS, Jacques. Manual de Preparación al Rito de Admisión, Ministerios y
Órdenes Sagradas. Aspectos históricos, teológicos, canónicos, funcionales,
litúrgicos y espirituales. Bogotá: CELAM, Vol. I. 1998. p. 411
502 73
BOROBIO, Dionisio. Pastoral de los Sacramentos, Op. Cit., p. 252
74
D’ARCYS, Jacques. Manual de preparación al Rito de Admisión, Ministerios y
Órdenes Sagradas. Aspectos históricos, teológicos, funcionales, litúrgicos y
espirituales. Bogotá: CELAM, Vol. III, 2000. p. 178
75
Cfr. LÓPEZ, Julián. “El Leccionario del Ritual de Órdenes”. En: Phase, Barcelona,
Año139 (1984); p. 23-25
*
En cuanto al tema de la palabra, éste consiste en proclamar la palabra (2Tm 4),
hablar Palabra de Dios (1 P 4), no adulterándola (2Cor 4), predicar, enseñar,
exhortar (Rom 12; Mt 28 1Cor 12; 2Cor 4; 2 Tm 3), anunciar (Lc 4; 1Cor 9; 1 Jn
76
1), cuidar de la lectura y la enseñanza (1Tm 4; Cfr. Ne 8; Sal 18; 118), profetizar
e interpretar (1 Cor 12). Cfr. D’ARCY, Jacques. Vol. III, Op. Cit., p. 189.
Ibid, p.186-190.
503
77
Cfr. RECONCILIACIÓN Y PENITENCIA. Aporte para el sínodo episcopal de 1983.
Bogotá: CELAM, No 53, 1983. p. 68. Cfr. BACA PAUNERO, Enrique. El Sacramento
de la Reconciliación. En: Didascalia. Rosario, No. 367 (Nov 1983); p. 26. Cfr.
BURGALETA, Jesús Tomás. La Celebración Comunitaria de la Penitencia. En:
Phase. Barcelona, No. 37, Año 07 ( 1967); p. 81-82.
78
BOROBIO, Dionisio. Misión y ministerios Laicales. Salamanca: Sígueme, 2001.
p. 82
79
BOROBIO, Dionisio. El Sacramento de la Reconciliación. Bilbao: Desclée de
Brouwer, 1976. p. 37
504 80
Cfr. RECONCILIACIÓN Y PENITENCIA, Op. Cit., p. 69. Cfr. Rito de la penitencia
43, 51, 52, 60; Cfr. LLIGADAS, Joseph. Confirmación y Primera Comunión,
Penitencia y Unción. Materiales y moniciones. En: Dossiers CPL 88, Barcelona:
Centre de Pastoral Litúrgica, 2001. p 84-152. en este último texto se da una
preponderancia e importancia a la celebración de la liturgia de la palabra, de tal
manera que, a través de varios esquemas para los diferentes tiempos que
celebramos en el año litúrgico, se nota esta afirmación.
81
RECONCILIACIÓN Y PENITENCIA, Op. Cit., p. 68
83
LLIGADAS, Joseph. Confirmación y Primera Comunión, Penitencia y Unción.
Materiales y moniciones, Op. Cit., p. 127
*
Los destinatarios de la pastoral de enfermos son: ancianos y personas mayores,
84
TARRÁN, Adriano. Guía de Pastoral de la salud para América Latina. Bogotá:
85
CELAM, 2000. p. 27; Cfr. Mt 25,31; Puebla 31; SD 178-179.
GEIST, H. Y Otros. Ministerio Sacerdotal y Trinidad. Salamanca: Secretariado
Trinitario, 1993. p. 206
507
*
“El nuevo ritual de la unción de los enfermos ha previsto que haya una oportuna
catequesis, que mueva a la comunidad cristiana a proporcionar alivio a los
enfermos mediante visitas a domicilio; les facilite el comprender el significado y
el valor cristiano del sufrimiento por un encuentro apropiado con la palabra de
Dios”. FAVALE, Agostino, Op. Cit., p. 169.
508 86
Cfr. BOROBIO, Dionisio. Pastoral de los sacramentos, Op. Cit., p. 298-299
87
Cfr. MALDONADO ARENAS, Luis. El Mensaje de los Cristianos. Estudio Bíblico-
teológico en torno al contenido del testimonio y el anuncio de la Palabra.
Barcelona: Juan Flores, Editor, 1965. p. 55-95. Cfr LASSO, Pablo. La predicación
en el NT: anuncio del reino como alternativa global a un estilo de vida. En: Sal
Terrae, Santander. Vol. 66, No. 778 (Mar 1978); p. 190
88
Cfr. CASTRO CUBELLS, Carlos. Proclamad el Evangelio hasta los confines del
Mundo. En: Surge. Vitoria. Vol. 29, No 294, Año 31 (Mar 1971); p.111-116
89
PAGOLA, Antonio José. El servicio a la Palabra. Algunas reflexiones sobre el
ministerio del Sacerdote, Op. Cit., p. 102.
509
90
LLOPIS, Juan. El Sacerdote, Servidor de la Palabra y de los Sacramentos. En:
Phase, Barcelona, No 43, Año 38 (1968); p. 43
91
ALONSO SCHÖKEL, Luis. La Palabra en Acción. En: Sal Terrae, Santander, Vol.
52, No 4 (Abr 1954); p. 195. Cfr. LLOPIS, Juan. El Sacerdote Servidor de la
Palabra y de los sacramentos, Op. Cit., p. 41
92
Ibid, p. 42. Cfr. BOROBIO, Dionisio. Del Ministerio de la Palabra Divina. En:
Phase, Barcelona, No. 141, Año 24 (May-Jun 1984); p. 196. Los ministros sagrados
han de tener en mucho la función de predicar.
97
BOROBIO, Dionisio. Ministerio sacerdotal. Ministerios Laicales, Op. Cit. p. 57.
98
DE VOS, Frans. Las fuentes o Mediaciones de la catequesis, Op. Cit., p. 456. Cfr.
MARTIN BARRIOS, Juan Luis. La Dimensión Bíblica de la Pastoral catequética en
España desde el Concilio Vaticano II hasta nuestros días. En: Teología y Catequesis.
511
Madrid, No 35-36 (Jul-Dic 1990); p. 376-380. Cfr. Oficio catequético Arquidiocesano.
Evangelización y catequesis. Asunción: Editora Litocolor, 1990. p. 31
99
LOPEZ MARTÍN, Julián. Revalorizar la Palabra de Dios. ALDAZABAL, José, LOPEZ
MARTÍN, Julián. DOSSIERS. CPL 70, Op. Cit., p. 11
100
FAVALE, Agostino, Op. Cit., p. 119
eso la catequesis será tanto más rica y eficaz cuanto más se impregne
y trasmita el pensamiento, el espíritu y las actitudes bíblicas101 .
512 101
LOPEZ MARTIN, Julián. Revalorizar la Palabra de Dios. En: ALDAZABAL José, LOPEZ
MARTÍN, Julián. DOSSIERS CPL 70. Celebrar la Palabra de Dios, Op. Cit., 13
102
Cfr. ARTOLA M, Antonio, CARO SÁNCHEZ José, Op. Cit., p. 423
103
ENRIQUE TARANCÓN, Vicente. El Sacerdocio a la Luz del Concilio Vaticano II,
Op. Cit., p. 210
104
DE VOS, Frans. Las Fuentes o Mediaciones de la catequesis, Op. Cit., p. 453
105
Ibid, p. 454. Cfr. GIL, Pedro M. Que significa una Catequesis profética. En:
SINITE, Madrid, Vol. 29, No. 88 (May-Ag 1988); p. 236
513
106
Ibid, p. 454
107
ESPINA PERUYERO, Gonzalo. Conocer las Escrituras para conocer a Jesucristo.
En: Catecheticum, Santiago, Vol. 1 (1998); p. 74
108
Ibid, p. 71
109
Ibid, p. 72
110
Cfr. Ibid, p. 76-78
114
Cfr. PASTORES DABO VOBIS. Aplicación para América Latina. Bogotá: CELAM,
1993. p. 89
115
CALVO GUINDA, Francisco Javier. Homilética. Madrid: BAC, 2003. p. 30
116
120
ARANDA, Alberto. La Dinámica Celebrativa. En: Manual de Liturgia. La celebración
del Misterio Pascual, Introducción a la celebración litúrgica. Bogotá: CELAM, 517
Vol. I, 2000. p. 113
121
PALUDO, Faustino, D´ANNIBALE, Miguel Ángel, La Palabra de Dios en la
Celebración, Op. Cit., p. 225.
*
Uno de los problemas en el campo de la formación es que los neopresbiteros
no salen con la conciencia clara de que en primer lugar, ellos son ministros de
la palabra, heraldos del evangelio de Jesucristo. Esto repercute en la acción
pastoral de los sacerdotes, pues en la práctica son auténticos ministros del culto.
Saben de liturgia, saben de teología, pero se notan decadentes en cuanto a la
518 122
función preponderante y necesaria para la vida de la Iglesia: La función profética.
Cfr. MACCISE, Camilo. Profetas de un Mundo Nuevo, Op. Cit., p. 15-16. Cfr.
PRECHT BAÑADOS, Cristián, Op. Cit., p 15-17
123
Ibid, p. 16
124
Cfr. BOROBIO, Dionisio. Los Ministerios en la Comunidad, Op. Cit., p. 228
125
RUBIO, Luis. Nuevas Vocaciones para un Mundo Nuevo. Salamanca: Sígueme,
2000. p. 295.
126
PRECHT BAÑADOS, Cristián, Op.Cit., p.17
Sumario:
medellín
secularización y el proceso recorrido por la misma en los últimos
años. Ahonda luego sobre las diferentes teologías de la
secularización para relacionar después la existencia secular y la
vocación cristiana. Concluye con la presentación de la identidad
del presbítero secular y el ámbito secular en que se desarrolla su
vida y su misión, lo que constituye ciertamente un tema de enorme
actualidad.
La relación presbítero
y mundo
L
a secularización es uno de los conceptos que suelen
usarse con frecuencia en el lenguaje religioso, y al mis
mo tiempo uno de los más ambiguos. Si bien proviene
del ámbito de la investigación sociológica, con anterio-
ridad fue un concepto empleado en la polémica cultural-religiosa
que acompañó a la instauración de la Modernidad europea; tal es así
que esta carga ideológica todavía gravita sobre el término1 . Este fe-
nómeno sociocultural es un (nuevo) paradigma a cuya luz el hombre
se interpela a sí mismo, lee la historia en su conjunto y relee el
Evangelio. A su vez, el propio paradigma es releído desde el Evange-
lio, de tal manera que existe una constante interacción2 .
1
MARTÍNEZ CORTÉS, Javier. Secularización. En: FLORISTAN, Casiano y TAMAYO,
Juan José. Conceptos fundamentales del cristianismo. Valladolid: Trotta, 1993.
p.1281-1282
524 2
*
ESQUIZA, Jesús. Introducción. En: ESQUIZA, Jesús et al. Diez palabras clave
sobre secularización. Estella: Verbo Divino, 2002. p. 17
En la versión Vulgata de la Biblia el vocablo saeculum ya ha alcanzado una
notable ambigüedad: en unas ocasiones comporta el significado, religiosamente
neutro, de un gran espacio de tiempo (“in saecula saeculorum”, 1 Tim. 1,17),
mientras en otras lleva el sentido, religiosamente negativo, de “este mundo”
puesto bajo el poder de Satán (“et nolite conformari huic saeculo”, Rom 12,2).
MARTINEZ CORTÉS, Op. Cit., p.1282
3
PANIKKAR, Raimundo. Culto y secularización. Madrid: Marova, 1979. p. 59
*
De esta manera, si se considera que el aspecto temporal de la realidad posee
una connotación negativa, saeculum significará el –así llamado- mundo secular
en cuanto distinto del mundo sagrado. Lo temporal será entonces lo pasajero, lo
que no es eterno y, por consiguiente, indigno de atraer todos los esfuerzos del
hombre. La secularización será, pues, el proceso de la invasión de lo temporal
en la esfera de lo sagrado.
Si por el contrario se considera que lo temporal posee una connotación positiva,
saeculum será el símbolo de la recuperación de la esfera de lo real, monopolizada
4
hasta ahora por lo sagrado y lo religioso. La secularización, por tanto, será la
liberación de la humanidad “de las garras del oscurantismo”. Ibid
FLORISTAN, y TAMAYO, Op. Cit. p.1282
525
**
Para esta época surge una organización de librepensadores denominada “sociedad
secular” que organiza la existencia sin recurso a lo sobrenatural. Paraleramente
se va estableciendo también un sentido menos agresivo, de indiferencia frente a
las instituciones religiosas. Ibid
5
Ibid
***
Sobre este particular, ver toda la Constitución conciliar, en particular los capítulos
3 y 4. Es interesante destacar que en el No.36 se distinguen dos modos de
concebir la autonomía de lo temporal respecto de lo sagrado: el lenguaje teológico
actual lo define con los términos secularización y secularismo. GAITÁN, José
Damián. Mundo y existencia mundana del cristianismo. En: Revista de
espiritualidad. Madrid. Vol. 38, No. 151 (1979); p.23. Nos detendremos a analizar
el desarrollo de estos temas por parte del Concilio, en el siguiente apartado.
6
PANIKKAR, Op. Cit., p.58
*
La necesidad de circunscribir el alcance de cada uno de estos términos nos
parece imprescindible. La temática específica que se tratará en el presento capítulo
nos obliga a ello.
7
GS 36
8
ARANA, José María. Secularidad y espiritualidad. En: ESQUIZA, Op. Cit., p.239.
CASTAÑEDA, Op. Cit., p.7
526 *
En el ámbito de las ciencias sociales, sus perfiles siguen siendo confusos. El
sociólogo Shiner distingue, dentro de la investigación sociológica, seis “tipos”
basados en diferentes estudios empíricos: La secularización entendida como
declive de la religión, como conformidad con “este mundo”, como desconexión
de la sociedad frente a lo religioso, como transposición antropológica de creencia
e instituciones religiosas, como desacralización del mundo, y finalmente la
secularización entendida como tránsito de una sociedad “sagrada” a una sociedad
“secular”. MARTINEZ CORTES, Op. Cit., p.1283-1284
9
CASTILLO, José María. La problemática del clero. Significación y alcance. En:
Seminarios. Madrid. Vol. 17, No. 43 (enero-abril 1971); p.14
10
GONZALEZ RUIZ, José María. Tres Iglesias que Jesús no quizo: democrática,
institucionalizada, ideal. En: GONZALEZ RUIZ, José María et al. La Iglesia que
Jesús no quizo. Madrid: Paulinas, 1973. p.31
11
ESQUIZA, Jesús. Introducción. En: ESQUIZA et al. Op. Cit., p.34
12
Mc. GRATH, Marcos, Op. Cit., p.20. TAMAYO, Francisco. El miedo a la libertad.
En: Seminarios. Madrid. Vol. 17, No. 43 (enero-abril 1971); p.104.
13
DI MONTE, Rubén. Secularización y seminarios latinoamericanos. En: Seminarios.
Madrid. Vol. 18, No. 48 (septiembre-diciembre 1972); p.514
14
KLOPPENBURG, Boaventura. El cristiano secularizado. Bogotá: Paulinas, 1972.
p.19. DAVIS, Charles. La gracia de Dios en la historia. Bilbao, Desclée de Brouwer,
15
16
1970. p.13
CASTAÑEDA, Op. Cit., p.7
ARANA, María José. Secularidad y espiritualidad. En: ESQUIZA et al. Op. Cit.,
527
p.239
17
SINODO DE LOS OBISPOS 1971, No. 6. Citado por ESQUIZA et al. Op. Cit.,
p.234.
18
EN 55. USEROS, Manuel. Cristianos en la vida política. Salamanca: Sígueme,
1971. p.108. TAMAYO, Op. Cit., p.104
19
CONFERENCIA EPISCOPAL ARGENTINA. Líneas pastorales para la nueva evange-
lización. No. 12. Buenos Aires: Oficina del Libro, 1990.
20
RIAZA PEREZ, Fernando. Hacia una concienciación cristiana de la secularización.
En: INSTITUTO FE Y SECULARIDAD. Fe y nueva sensibilidad histórica. Salamanca:
Sígueme, 1972. p.253
21
ESQUIZA, Introducción. En: ESQUIZA et al. Op. Cit., p.34
22
ESQUIZA, Epílogo. Ibid, p.413
*
Nos queda por definir el concepto de Secularidad, para diferenciarlo de los
términos precedentes. Es éste un término más reciente y es aplicable a toda la
creación. Consiste en “la autonomía de lo intramundano con respecto a lo
extramundano o trascendental”. El mundo es mundo y no antesala del cielo; las
528 instituciones sociales, políticas, son mediaciones del bien común temporal y no
instrumentos directos e inmediatos de las instituciones religiosas. La secularidad
“se ocupa de organizar la vida pública ateniéndose a las leyes empíricas que
inspiran la consecución y posibilitan directa e indirectamente el bien común”.
Se abstiene de concepciones ideológicas manteniéndose a un nivel profundo y
sinceramente creyente. ESQUIZA, Introducción. Ibid, p.24 y 32
23
ROMEO, Sergio Rábade. Hacia una nueva imagen del hombre y del mundo. En:
DE LLANOS et al., Op. Cit., p.46
*
En el occidente cristiano, después del siglo XIII, “el mundo comienza a ser un
mundo con una relativa autonomía”. Cimabue, pintor y mosaísta toscano (1240?-
1302), ya anunció estos tiempos nuevos: por primera vez se dice –y en el lenguaje
de un pintor- que para ir a Dios no es necesario dar la espalda al mundo.
LEFEBRE, Solange. La secularidad como alteridad crítica. En: Seminarios. Madrid.
Vol. 44, No. 148 (abril-junio 1998) p.198
24
COMBLIN, Op. Cit., p.278-279
25
ROMEO, Op. Cit., p.53
26
Ibid, p.55
*
Este lento proceso, iniciado de manera radical a partir del Renacimiento con el
gran paso de Europa hacia una sociedad científica y secularizada, sin duda
alguna produjo “frutos de purificación” en la Iglesia. A finales del siglo XIX “el
catolicismo se desprende de su nostalgia de cristiandad”. No sin choques y
retrasos, realizó una reconciliación formal con la modernidad aceptando las
529
instituciones democráticas y no caucionando ya la sacralidad de los regímenes
monárquicos. DUQUOC, Christian. Ambigüedades de las teologías de la
secularización. Bilbao: Desclée de Brouwer, 1974. p.12. URBINA, Fernando y
DUATO, Antonio. Cristianos en una sociedad pluralista. En: Iglesia viva. Valencia.
No. 80-1 (marzo-junio 1979); p.147-151
27
SUENENS, Leo-Josef. ¿Cristianismo sin Dios?. En: SUENENS, Leo-Josef et al.
530 28
29
¿Cristianismo sin Cristo?. Madrid: Paulinas, 1970. p.53
TARRANCÓN, Op. Cit., p.347
DUQUOC, Op. Cit., p.11
30
Ibid, p.22
*
Esta situación se presenta como la forma de un retroceso del cristianismo histórico,
hecho que se hace visible en la disminución de la práctica religiosa, la influencia
del clero, el control confesional y el retroceso de los valores normativos en
beneficio de la libertad de pensamiento y acción. Ibid, p.23
31
METZ, Johann Baptist. La fe, en la historia y en la sociedad. Madrid: Cristiandad,
1979. p.38
**
Una versión de la teología secularista presenta al cristianismo no como víctima
o contendiente, sino como causa del proceso de secularización. Así, la encarnación
(Jn. 1,14), la asunción del mundo por Dios en su Hijo, se interpreta como “la
más radical restitución del mundo a sí mismo, de forma que el mismo principio
531
de la encarnación se convierte en principio de secularización”. Ibid, p.39
32
DUQUOC, Op. Cit., p.215
33
Ibid, p.207
34
Ibid, p.208
35
METZ, Op. Cit., p38 (el subrayado es nuestro)
*
En la segunda mitad de la década del ´60 se produce un diálogo efectivo entre la fe
cristiana y las interpretaciones no-cristianas de la existencia y, consiguientemente,
para el estudio y fomento de condiciones reales de colaboración entre cristianos y
no creyentes en la tarea de conseguir un mundo más humano. INSTITUTO FE Y
SECULARIDAD. Fe y nueva sensibilidad histórica. Salamanca: Sígueme, 1972. p.9
36
DUQUOC, Op. Cit., p.117
37
Mc. GRATH, Op. Cit., p.22
*
Sin duda, Thils se vio influenciado por el pensamiento que empezaba a tomar
fuerza en la teología europea y particularmente en la Francia de la post-guerra:
la mística de la encarnación. Este movimiento teológico y espiritual, iniciado
532 por los católicos franceses, estaba impulsado por el deseo de “sanear el terreno
lo temporal”, esforzándose por integrar nuevamente a las masas obreras
(dominadas por el humanismo marxista) al seno de la Iglesia, y reformando las
estructuras del campo económico y social. SCHILLEBEECKX, Op. Cit., p.58-59.
Nos parece valioso contextualizar históricamente este momento de la Iglesia en
Francia, puesto que en él surge la primer experiencia secular en el ministerio
sacerdotal del siglo XX: el movimiento de los Curas obreros.
38
DUQUOC, Op. Cit., p.117-119
**
Varios años más tarde, Houtart irá todavía más lejos, y en un intento por incorporar
lo escatológico a la vida secular, se preguntará: “La secularización de la escatología:
¿no debe ser purificada por una escatología de la secularización?”. HOUTART,
Francois. La Iglesia ante el subdesarrollo. En: Seminarios. Madrid. Vol. 18, No. 46
(enero-abril 1972); p.22
39
DUQUOC, Op. Cit., p121-123
*
El Concilio asumirá esta idea, afirmando que “la espera de una tierra nueva no
debe amortiguar sino más bien avivar la preocupación de perfeccionar esta
tierra”, pues “el cuerpo de la nueva familia humana...puede de alguna manera
anticipar un vislumbre del siglo nuevo...El reino está ya misteriosamente presente
en nuestra tierra” (GS 36).
Thils y sus discípulos sitúan las realidades terrestres dentro del designio revelado
por la fe. El mérito de sus iniciadores no ha sido teológico, sino pastoral. La
teología abandona el esquema de un orden cósmico y se esfuerza por reconocer
en las producciones del hombre un estatuto cristiano. DUQUOC, Op. Cit., p.128.
533
El retorno a las fuentes de la Sagrada Escritura permite recordar que la realidad
“es la materia misma de la santificación del cristiano”. CHENÚ, El Evangelio en
el tiempo, Op. Cit., p.290
40
DUQUOC, Op. Cit., p.130
41
Ibid, p.189
42
METZ, Johann Baptist. El problema de la teología política. En: Concilium. Estella.
Vol. 4, No. 36 (1968); p.385
**
Efectivamente, para Metz, la secularización es un fenómeno empírico comprobable
históricamente. Distinta de la opinión de las teologías de la secularización, quienes
consideraban este fenómeno como un concepto teológico fundado en la distinción
fe-religión. DUQUOC, Op. Cit., p.187-194
43
Ibid, p.187-188
44
METZ, Op. Cit., p.387
45
DUQUOC, Op. Cit., p.189
534
46
Ibid, p.189-190
47
METZ, Johann Baptist. Teología política. En: Selecciones de teología. Barcelona.
Vol. 7, No. 25 (enero-marzo 1968); p.90
*
Consideramos este aspecto de la teología política como de gran importancia
para nuestra investigación. Si en el capítulo 1 hemos fundamentado la necesidad
de la presencia sacramental de la Iglesia visible para llevar a plenitud los valores
que anidan en la humanidad, la teología política nos aporta el carácter público
y colectivo para llevar a cabo esta transformación del mundo en Reino de Dios.
536 54
**
optimista de la “mística de la encarnación”. SCHILLEBEECKX, Op. Cit., p.29-30
RAMOS, Op. Cit., p.74-75
“No es solamente hacia atrás, hacia el Cristo encarnado, lo que compromete la
acción de la Iglesia con el mundo en el que vive, sino también la mirada hacia
el futuro, hacia el Cristo resucitado, final de la Iglesia y del mundo, que mueve
la acción desde la esperanza para hacer histórica ya una salvación y una situación
en la que el Reino de Dios está presente”. Ibid
55
SCHILLEBEECKX, Fe cristiana y espera temporal. Op. Cit., p.143
56
**
DUQUOC, Op. Cit., p.12-15
Toda la doctrina conciliar en torno a la identidad del presbítero estuvo fuertemente
influida por la identificación de lo secular como parte integrante del ser y hacer
537
ministerial. No ha sido casual que la teología del sacerdocio inmediatamente
posterior al Concilio tuviera como tema prioritario la inserción del presbítero en
el mundo.
57
GS 1, 2, 11, 16, 27, 28 y 29
58
ESQUIZA, Op. Cit., p. 50-57
538
59
USEROS, Op. Cit., p.67-69
60
SCHILLEBEECKX. El magisterio y el mundo político. En: Concilium. Estella. Vol.
4, No. 36 (1968); p.406
61
Ibid
62
AA 5
63
SEBASTIÁN AGUILAR, Fernando. Discernimiento teológico de la secularización.
En: INSTITUTO FE Y SECULARIDAD, Op. Cit., p.295
64
PIKAZA, Xavier. Secularización y Biblia. En: ESQUIZA, Op. Cit., p.61
65
SEBASTIÁN AGUILAR, Op. Cit., p.295-296
*
González Ruiz establece “el comienzo del largo proceso de secularización” en el
Nuevo Testamento. Parte de la situación creada en tiempos veterotestamentarios
cuando lo “sagrado”estaba, por así decirlo, adecuado a las fronteras de un
determinado pueblo: Israel. Por eso, el nacionalismo israelita estaba todo él
impregnado del concepto de “sacralización”. Israel era un pueblo “sagrado”,
porque su razón de ser era su vínculo con Dios (Lv 11,44-45; 19,20; 20,7-26;
21,6-8). Pero el Nuevo testamento considera a toda la humanidad como espacio
“sacralizable”, y he aquí por qué se inicia con ello un proceso de “secularización”.
A partir del Evangelio un pueblo no debería ser definido en función de su
templo nacional, porque “ha venido el tiempo en que ni en el Monte Garizim ni
en Jerusalén los hombres adorarán a Dios” (Jn 4,21). GONZALEZ RUIZ, Tres
Iglesias que Jesús no quiso: democrática, institucionalizada, ideal. En: GONZALEZ
RUIZ et al., Op. Cit., p.30-35. Xavier Pikaza va todavía un poco más atrás en el
tiempo para identificar el comienzo de este proceso, y considera que ya “las
religiones bíblicas son seculares, pues destacan el valor de la humanidad en
cuanto tal, no algo externo a ella”. Se sitúan en la línea de un proceso de
secularización “que comienza en Occidente con la Biblia israelita (y la filosofía
griega) para culminar con la ilustración moderna”. PIKAZA, Op. Cit., p.62-63. Si
bien hay realidades secularizantes en el Israel veterotestamentario, aspecto que
hemos mencionado, nos inclinamos con el primero de los autores a resaltar la
539
absoluta novedad, que el Nuevo Testamento, significa la irrupción de este Dios
secular en la historia de los hombres.
66
GONZALEZ RUIZ, La Iglesia a la intemperie. Op. Cit., p.13
67
SEBASTIÁN AGUILAR, Op. Cit., p.296
68
SCHILLEBEECKX, El mundo y la Iglesia. Op. Cit., p.100
69
SEBASTIÁN AGUILAR, Op. Cit., p.296
70
PIKAZA, Op. Cit., p.65
71
SEBASTIÁN AGUILAR, Op. Cit., p.296
*
La secularidad se presenta entonces, no como un obstáculo para el crecimiento
de la fe, sino por el contrario, como camino necesario y purificador de esa
misma fe llamada a ser adulta. Bonhoeffer intuía esos valores del camino secular
afirmando que no hay dos relidades contrapuestas: Dios y el mundo, sino
solamente una realidad. MARDONES, Op. Cit., p.14-15
72
PIKAZA, Op. Cit., p.64
73
VILLAR, Evaristo. Radicalismo evangélico de la Carta de Santiago. En: Misión
abierta. Madrid. Vol. 73/2 (1980); p.116
540 *
A pesar de la afirmación global de que toda la existencia cristiana es cultual,
Schlier matiza la exégesis de este texto pues “no todo lo que vive el cristiano es
culto agradable a Dios. La condición indispensable es que lo viva según el
Espíritu”, (conversión de la mente como alejamiento de la mentalidad mundana,
y sobre todo realización del culto espiritual en el amor y el servicio a la
comunidad, como sugiere el contexto global de la exhortación paulina).
CASTELLANO CERVERA, Jesús. Celebración litúrgica y existencia cristiana. En:
Revista de espiritualidad. Madrid. Vol. 38, No. 150 (1979); p.67-68
74
SCHILLEBEECKX, Dios, futuro del hombre, Salamanca: Sígueme, 1970. p.106
75
LYONNET, Stanislas. La perfección del cristiano, “animado por el Espíritu” y su
acción en el mundo según San Pablo. En: Selecciones de teología. Vol. 7, No.25
(enero-marzo 1968); p.47
76
SEBASTIÁN AGUILAR, Op. Cit., p.297
77
SCHILLEBEECKX, Op. Cit., p.205
78
Ibid
79
*
SEBASTIÁN AGUILAR, Op. Cit., p.297
Tanto hoy como ayer, aunque por diferentes motivos, la palabra mundo y todas
sus derivadas de ella (mundano, mundanizar, etc.) suscitan en el cristiano una
541
gran gama de resonancias. “El modo de concebir en la teoría y en la práctica la
vida cristiana ha dependido en gran manera de la idea que se tenía de esa otra
realidad llamada mundo”. Su acepción negativa tiene su origen en la misma
Sagrada Escritura, sobre todo en los escritos de Juan, por lo que es perfectamente
legítima, pero lo que no es tan perfectamente legítimo es la absolutización que
542
81
CASTRO SÁNCHEZ, Op. Cit., p.206
82
Ibid, p.193
83
VAN RIJEN, Op. Cit., p.291-293
*
Con esta misma orientación, el Evangelio ofrece una crítica profunda a toda
realización humana de convivencia que no parta de estos dos principios: el
carácter sagrado y trascendente del hombre, y su estructura más honda consistente
en el amor. A partir de estos criterios, y solo a base de ellos, puede comprenderse
el mundo que postula el Nuevo Testamento. Es aquí donde hay que encontrar la
salvación (Mt 4,8; 16,26; 26,13; Lc 12,30; He 1,8; Rm 1,8; 4,13). Dios
mantiene una providencia especial sobre el mundo y por eso su ac-
ción queda vinculada al mismo. Puede afirmarse, en algún sentido,
que para el Nuevo Testamento este mundo en donde vive el hombre
es un auténtico templo de Dios (Hch 18,24-29)84 .
88
SCHILLEBEECKX, Fe cristiana y espera temporal, Op. Cit., p.130
*
Este principio de inserción en la sociedad a la manera de sal y luz de la tierra fue
vivido en las primitivas comunidades cristianas con toda su virtud germinadora y
fermentando poco a poco la masa del mundo pagano. El testimonio de algunos
textos patrísticos son prueba de ello. En el siglo II, el Autor del Discurso a Diogneto
escribe: “Los cristianos, en efecto, no se distinguen de los demás hombres ni por
su tierra ni por su habla ni por sus costumbres. Porque ni habitan ciudades exclusivas
suyas, ni hablan una lengua extraña, ni llevan un género de vida aparte de los
demás...Habitando ciudades griegas o bárbaras, según la suerte que a cada uno le
cupo, y adaptándose en vestido, comida y demás género de vida a los usos y
costumbres de cada país, dan muestras de un tenor de peculiar conducta, admirable,
y, por confesión de todos, sorprendentes. Habitan sus propias patrias, pero como
forasteros: toman parte en todo como ciudadanos y todo lo soportan como
extranjeros; toda tierra extraña es para ellos patria, y toda patria, tierra extraña...Pasan
el tiempo en la tierra, pero tienen su ciudadanía en el cielo”. Para la misma época,
Tertuliano, uno de los más genuinos representantes del cristianismo en África,
podía escribir: “Nosotros no vivimos apartados del mundo; frecuentamos el foro
igual que vosotros, los baños, los talleres, las tiendas, los mercados, las plazas
griego (siglo II en adelante). Según esta visión todo lo material y terreno sería
irreconciliable con el carácter espiritual, interior y celestial de los valores superiores
del hombre. GAITÁN, Mundo y existencia mundana del cristianismo, Op., Cit.,
p.224
90
Ibid
91
MARDONES, Op. Cit., p.27
**
Al evitarse la separación y el enfrentamiento entre lo profano y lo sagrado, y
concebirlos en armonía -lo sagrado impregnando lo profano y potenciándolo a
la trascendencia-, se populariza la mística; a Dios se le encuentra en la creación,
a Dios se le ama en el hombre y se le contempla en el espejo de lo creado.
545
ESQUIZA, Epílogo, Op. Cit., p.412
92
GAITAN, Op. Cit., p. 232
93
PIKAZA, Op. Cit., p.84
94
DALMAU, M. Joseph. En cristiano lo sagrado es lo profano. En: Misión abierta.
Madrid. Vol. 73/2; p.103
ria y quiere construirse un porvenir temporal donde pueda vivir bien. Este
capítulo tercero de la Gaudium et Spes refleja la reacción contra una “fuga
del mundo” mal entendida; en su última parte, desea destacar bien el
sentido cristiano de un mundo secularizado y humanizado (GS 33). El
mensaje evangélico no arranca al hombre de este mundo, sino más
bien impulsa sus energías a una actividad terrestre más intensa. El cristiano
debe amar la tierra con un amor rescatado y resucitado en virtud de la
cruz: tal es la auténtica manera de poseer el mundo (GS 37). Toda la
actividad temporal debe, por tanto, integrarse en el misterio pascual95 *.
95
SCHILLEBEECKX, Op. Cit., p.126-129
*
El cristiano, ciudadano del cielo “no debe en manera alguna evadirse del mundo.
101
GALEANO, Adolfo. ¿Un nuevo modo de ser Iglesia?. En: Vida pastoral. Bogotá.
No. 108 (octubre-diciembre 2002); p.13
102
ALFARO, Juan. Hacia una teología del progreso humano. Barcelona: Herder,
103
1969. p.35
RUBIO, Mauro. El apostolado de los seglares. En: Oficina. Signo de los tiempos.
Visión y proyección del Concilio Vaticano II. Santiago de Chile: del Pacífico,
547
1966. p.121
104
GS 53
105
VAN RIJEN, Los cristianos en el mundo, Op. Cit., p.296-297
106
RAMOS, Julio. Teología pastoral, Op. Cit., p.74
107
GS 21. Ver también: GS 38, 39, 40, 43
108
VAN RIJEN, Op. Cit., p.291
109
SCHILLEBEECKX, Reflexiones sobre la imagen conciliar del hombre y del mundo,
Op. Cit., p.43
110
SCHILLEBEECKX, El magisterio y el mundo político, Op. Cit., p.406
*
El proyecto inicial del “Esquema XII”, elaborado entre la primera y segunda
sesión del Concilio, correspondía a “grosso modo” a la inspiración de una animación
cristiana de lo temporal. SECRETARIADO CONCILIAR DEL EPISCOPADO FRANCES,
No. 20: 25/8/65. Citado por CHENÚ, Los signos de la época, Op. Cit., p.102. En el
texto presentado en el aula conciliar, hubo varios Padres que protestaron porque
se establecía un separación muy radical entre el futuro terreno y la expectación
cristiana, lo cual motivó un cambió en el texto original. Si el esfuerzo en pro del
bienestar terreno es un aspecto de la atención al ser humano, expresión de la
caridad, esta preocupación por un futuro mejor no puede ser distinguida de la
otra preocupación por el reino de Dios. Debido a estas intervenciones, la
Constitución pastoral modificó la frase del No.39: “la figura de este mundo, afeada
por el pecado, pasará”, por esta otra: “la figura de este mundo, deformada por el
pecado, pasa”. Con este cambio se quiso significar que en el progreso del mundo
hacia un futuro mejor, a través de la atención al hermano, el mismo éscaton se
hace ya presente en la historia”, el Reino final es ya operante. SCHILLEBEEXKCX,
Fe cristiana y espera temporal, Op. Cit., p.126-129. SCHILLEBEECKX, Reflexiones
sobre la imagen conciliar del hombre y del mundo, Op. Cit., p.41-42.
548 **
SCHILLEBEECKX, El magisterio y el mundo político, Op. Cit., p.406-407
Por eso la relativización cristiana del compromiso terrestre no nace de ningún
deseo de huir del mundo. Ya hemos mencionado como en tiempos pasados
muchos cristianos, equivocadamente, han pretendido deducir de la esperanza
escatológica en un mundo nuevo definitivo una necesidad imperiosa de huir del
mundo y una indiferencia inoperante en la tarea de construir un mundo mejor.
SCHILLEBEECKX. Reflexiones sobre la imagen conciliar del hombre y del mundo,
Op. Cit., p.41
111
Ibid, p.41-42.
*
Toda esperanza cristiana es esperanza activa. Ella existe ya ahora, y llega a ser
una realidad cuando el cristiano, sintiéndose ‘inquieto por los otros’ en el concreto
de las situaciones terrestres, trabaja por la construcción de un mundo mejor”.
Ibid. Moltmann expresará lo mismo diciendo que “el cristianismo es esperanza
y orientación hacia el futuro, y por ello, apertura y transformación del presente”;
así, “los cristianos deben estar al servicio de la humanidad no para que este
mundo permanezca tal como está o para que se consume tal como es, sino para
que cambie y llegue a ser lo que se le ha prometido”. MOLTMANN, Jürgen.
112
113
Teología de la esperanza. Salamanca: Sígueme, 1969. p.20 y p.353
SCHILLEBEECKX, El mundo y la Iglesia, Op. Cit., p.101-102
SCHILLEBEECKX, Dios y el hombre, Op. Cit., p.270
549
114
CHENÚ, El Evangelio en el tiempo, Op. Cit., p.290
115
CONGAR, Op. Cit., p.221-222
116
ESQUIZA, Introducción. En: ESQUIZA et al., Op. Cit., p.31
**
Mannoni hace notar cómo los teólogos católicos, más que presentar teorías
orginales de la secularización, se han limitado a poner en evidencia sus aspectos
550
120
ESQUIZA. Epílogo. En: ESQUIZA et al., Op. Cit., p.413
121
ESQUIZA. Introducción. En: ESQUIZA et al., Op. Cit., p.27
122
TAMAYO, Juan José. Teología política. En: FLORISTÁN, Casiano y TAMAYO,
Juan José, Op. Cit., p.1354
123
SCHILLEBEECKX, Dios, futuro del hombre, Op. Cit., p.216
124
Ibid, p.1354-1355
* La extensión de la zona de lo “profano” posibilita cambios estructurales que de
otro modo no hubieran sido viables (sociedad secularizada como sociedad abierta
129
ROMERA SANZ, Tomás. La vocación sacerdotal hoy. En: Seminarios. Madrid.
Vol. 17, No. 43 (enero-abril 1971); p. 117
130
CONFERENCIA EPISCOPAL ALEMANA. El ministerio sacerdotal. Salamanca:
Sígueme, 1970. p.85
*
El ministerio ordenado hunde sus raíces y se halla inserto en la Iglesia, misterio de
comunión, pueblo de Dios, sacramento universal de salvación. Así como el Señor
resucitado no puede ser entendido sin su Cuerpo, que es la Iglesia, el ministerio
ordenado no puede entenderse sin una vinculación entrañada en la comunidad
eclesial. GARCIA DE LA CUERDA, Andrés. La sacramentalidad de la Iglesia y la
sacramentalidad del orden. En: teología y catequesis. Madrid. No. 41-42 (enero-
junio 1992); p.75. El Concilio Vaticano II presenta con claridad la identidad del
presbítero dentro del pueblo de Dios. La exhortación Pastores dabo vobis afirma lo
mismo: “Es en el misterio de la Iglesia, como misterio de comunión trinitaria en
tensión misionera, donde se manifiesta toda identidad cristiana, y por tanto también
la identidad específica del sacerdote y de su ministerio” (PDV 12). Más adelante
sitúa al sacerdote (en cuanto que representa a Cristo Cabeza, Pastor y Esposo de la
Iglesia) “no sólo en la Iglesia, sino también al frente de la Iglesia”. (PDV 16). Si tanto
el Vaticano II como la Pastores dabo vobis con tanta claridad ubican al presbítero
inserto en la Iglesia, nos sorprende, entonces, que al explicitar la dimensión
eclesiológica del ministro ordenado, el Directorio para el ministerio de los presbíteros
incorpore una “modalidad” que no condice con la expresada por el Concilio. Así
552 define el Directorio la ubicación del presbítero en la Iglesia: “A través del ministerio
de Cristo, el sacerdote...está insertado en el misterio de la Iglesia...de tal manera, el
sacerdote, a la vez que está en la Iglesia, se encuentra también ante ella”.
CONGREGACIÓN PARA EL CLERO. Directorio para el ministerio y la vida de los
Presbíteros. Buenos Aires: Oficina del libro, 1994. No. 12 (el subrayado es nuestro).
Ver también No. 13; 14. En adelante citaremos esta obra como DMVP
131
ROMERA SANZ, Op. Cit., p.117
132
CONFERENCIA EPISCOPAL ALEMANA, Op. Cit., p.85
555
*
La entrega sacrificial de Cristo por toda la humanidad ha hecho de sus discípulos
servidores de todo ser humano. La diaconía, al estilo de Jesús, supera todas las
barreras. Los presbíteros se hacen servidores de todo hombre, sin importar
su credo o condición social, su pertenencia o no a la Iglesia institucional,
ya que “el Espíritu Santo, mediante la unción sacramental del Orden” los ha
configurado con un título nuevo y específico a Jesucristo Cabeza y Pastor,
animándolos con su caridad pastoral y colocándolos en la Iglesia como servidores
autorizados del anuncio del Evangelio a toda criatura. (PDV 15)
143
KASPER, Nuevos matices de la concepción dogmática del ministerio sacerdotal,
Op. Cit., p.385
*
Estas tres funciones tradicionales que forman el contenido del ministerio sacerdotal
“no son independientes las unas de las otras, no son autónomas y todavía menos
dispares. Al tomarlas de una manera independiente se las falsea. DE LUBAC,
Henri. El sacerdocio según la escritura y la tradición. En: Seminarios. Madrid. Vol.
18, No. 48 (septiembre-diciembre 1972); p.548. Ellas significan “el despliegue natural
del envío de Cristo como salvador escatológico, cuya misión y obra se consuman
en su pascua”. CONFERENCIA EPISCOPAL ALEMANA, Op. Cit., p.25
144
SCHILLEBEECKX, Eduard. Reflexiones teológicas sobre la crisis actual del
sacerdote. En: Seminarios. Madrid. Vol. 17, No. 43 (enero-abril 1971); p.49-50
145
CASTILLO, José María. Sacerdotes ¿para qué?. En: Sal Terrae. Santander. T. 64
(1976); p.7-8
*
puesto que para él “el sacramento del orden pertenece a la estructura de la institución
eclesial: simboliza que el don de Dios no procede ni de la comunidad ni de
nosotros mismos”. DUQUOC, “Creo en la Iglesia”, Op. Cit., p.57. No es nuestro
propósito adentrarnos en este tema tan complejo, que tiene sus matices según
cuál sea el punto de partida que se tome para determinar lo instituido por Cristo
o por las comunidades apostólicas y post-apostólicas, y lo sujeto a cambio a partir
de las necesidades históricas de las comunidades cristianas.
Sí nos parece valioso para nuestra investigación centrar, como lo hace la Pastores
dabo vobis, toda la vida del presbítero, toda su existencia ministerial, en la caridad
pastoral, principio interior que anima y guía su vida espiritual en cuanto confi-
gurado con Cristo Cabeza, Pastor y Esposo de la Iglesia (PDV 22-23). Cualquier
forma histórica, cualquier tipo o modo que se asuma en el ministerio presbiteral,
deberá tener su fuente en la caridad pastoral, don gratuito del Espíritu que lo hace
ser con Cristo, “ buen Pastor” (Jn 10,11).
146
KASPER, Ser y misión del sacerdote, Op. Cit., p.246
147
PDV 26
*
Existe, por tanto, una especial relación entre oración personal y predicación. Al
meditar la Palabra de Dios en la oración personal debe también manifestarse de
modo espontáneo la primacía de un testimonio de vida “que permite descubrir
el poder del amor de Dios y hace persuasiva la palabra del predicador”.
CONGREGACIÓN PARA EL CLERO. El presbítero, maestro de la palabra, ministro
de los sacramentos y guía de la comunidad, ante el tercer milenio. Ciudad del
Vaticano: Tipografía vaticana, 1999. p.16. “Resulta claro que el sacerdote no es
simplemente un empleado del culto, y que el testimonio que él ha de dar de la
palabra salvífica de Dios, visto teológicamente, reclama y marca toda su
existencia”. RAHNER, Karl. Punto de partida teológico para determinar la esencia
del sacerdocio ministerial. En: Concilium. Estella. Vol. 5, No.43 (marzo 1969);
557
p.444. Se trata, pues, de un proceso de traducción que ha de comenzar por
traducir el mensaje cristiano primero a la propia vida, pues predicación significa
contemplata tradere, es decir, comunicar los frutos de la propia meditación.
KASPER, Op. Cit., p.246.
148
PDV 26
149
RAHNER, Op. Cit., p.444
150
KASPER, Nuevos matices en la concepción dogmática del ministerio sacerdotal,
Op. Cit., p.386
151
KASPER, Ser y misión del sacerdote, Op. Cit., p.247
152
PDV 26
*
El Concilio, al describir las funciones sacramentales y especialmente la Eucaristía,
dice que en ella está la fuente y la cima de toda la evangelización(PO 5) Une pues
perfectamente estas dos funciones, lejos de oponer la una a la otra. DE LUBAC,
Op. Cit., p.550-551.De aquí se derivan consecuencias pastorales importantes: la
558 Eucaristía será “un punto de mira” para todo el ejercicio de su ministerio.
CONGREGACIÓN PARA EL CLERO, Op. Cit., p.25. El sacerdote, “servidor de los
misterios de Dios”, se convierte en el predicador y en el liturgo: el servidor de la
Palabra y del sacramento. El anuncio de esta Palabra y la celebración sacramental
no son unas actividades sin relación alguna entre sí: están vinculadas estrechamente.
SCHILLEBEECKX, El mundo y la Iglesia, Op. Cit., p.132-133
153
KASPER, Nuevos matices en la concepción dogmática del ministerio sacerdotal,
Op. Cit., p.386
*
De aquí dimana el planteamiento que hemos realizado a lo largo del capítulo
primero. Hubiera sido una presentación falaz, carente de todo fundamento
teológico, el presentar la misión del presbítero en el mundo si primero no
hubiéramos ubicado a la Iglesia y su actitud en el mundo como servidora de la
humanidad. Con estos presupuestos estamos en condiciones de avanzar en
nuestro tema. La perspectiva será la misma que el Concilio Vaticano II ha querido
fijarle a la misión de la Iglesia, y dentro de ella, al ministro ordenado, signo de
Cristo Cabeza y Pastor en el mundo secular.
157
CONGAR, Yves. Los ministerios en la Iglesia. Entrevista con el P.Yves Congar.
En: Seminarios. Madrid. Vol. 21, No. 55 (enero-marzo 1975); p.17. CASTILLO,
Op. Cit., p.11. ROBLES MUÑOZ, Cristóbal. Sínodo 71. Crisis y esperanzas. En:
Seminarios. Madrid. Vo. 17, No. 44 (mayo-agosto 1971); p.203
**
Esta nueva orientación también queda manifestada en el rito de ordenación
sacerdotal, pues en ella prevalece la dimensión de “destino”, envío o elección
para una tarea concreta. MARTÍN VELAZCO, Juan de Dios. Crisis de la condición
560 158
sacramental del ministerio presbiteral. En: Phase. Barcelona. No. 123 (mayo-
junio 1981); p.258
RUBIO MORÁN, Luis. Documento 1: Significación del sacerdocio ministerial.
Análisis y sugerencias. En: Seminarios. Madrid. Vol. 17, No. 43 (enero-abril 1971);
p.28-29
159
PABLO VI. Homilía en la Misa de ordenación sacerdotal, el 29/6/75. En:
L’Osservatore romano No. 27 (1975); p.11
160
PO 4
161
ESQUIZA, Jesús. Secularización y ministerios en la Iglesia. En: ESQUIZA, Op. Cit.
p.336 y 339
162
LORENZO STRADA, Ángel. La secularidad en la vida y misión del sacerdote. En:
Seminarios. Madrid. Vol. 35, No. 112 (abril-junio 1989); p.195
*
En todo este planteamiento hay una clara base teológica a la cual hemos hecho
referencia en el apartado anterior: la razón del ministerio presbiteral es la comunidad
eclesial en el mundo; y está claro que es esencial al ministerio sacerdotal la relación
con la Iglesia (PDV 12,16, 35, 38, 40, 65, 78). GAMARRA MAYOR, Saturnino. El
presbítero en las tensiones del mundo contemporáneo. En: Surge. Vitoria. Vol. 54,
No. 576 (julio-agosto 1996); p.289
163
PABLO VI. Discurso a los dirigentes y miembros de Institutos seculares, el 2/2/
72. En: L’Osservatore romano No. 7 (1972); p.2
561
*
Schillebeeckx hace ver como los dos aspectos de la única misión de la Iglesia
(el evangelizar y el ser fermento), deben estar presentes en todo miembro de
la Iglesia, sea laico o clérigo. SCHILLEBEECKX, Eduard. Definición del laico
cristiano. Citado por: LORENZO STRADA, Op. Cit., p.196
164
LORENZO STRADA, La secularidad en la vida y misión del sacerdote, Op. Cit.,
p.195-196
165
JUAN PABLO II. Discurso al clero de Roma, el 2/3/79. En: L’Osservatore romano
No. 12 (1979); p.7
*
Una fuerte significación contienen las palabras empleadas por el Papa: “sustrato”,
“hundir” “ las raíces” hablan de algo que soporta existencialmente y que sostiene,
de suelo donde apoyarse y donde nutrirse, de lugar de arraigo vital, de aquello
donde se obtiene lo necesario para subsistir y crecer. LORENZO STRADA, Op.
Cit., p.197
166
Ibid, p.198
167
PABLO VI. Discurso a los dirigentes de los Institutos seculares, el 20/9/72. En:
562 168
L’Osservatore romano No. 40 (1972); p.11
PABLO VI. Discurso a los dirigentes y miembros de Institutos seculares, el 2/2/
72. En: L’Osservatore romano No. 40 (1972); p.11
*
Es importante destacar que si bien el Papa Pablo VI se está dirigiendo en este
mensaje a los Institutos seculares, se refiere aquí al ministerio sacerdotal como
tal, sin ninguna especificación particular (presbítero diocesano, presbítero
religioso, presbítero miembro de un Instituto secular, etc). LORENZO STRADA,
La secularidad en la vida y la misión del sacerdote, Op. Cit., p.199
169
Ibid, p.200
563
170
SÍNODO DE LOS OBISPOS DE 1971. Documento final sobre el sacerdocio
ministerial. En: L’OSSERVATORE ROMANO No. 50 (1971). Ver también: DP 526-
527
171
GAMARRA MAYOR, Saturnino. El presbítero en las tensiones del mundo
contemporáneo. En: Surge: Vitoria. Vol. 54, No.576 (julio-agosto 1996); p.290
172
Ibid, p.290-291
173
LORENZO STRADA, La secularidad en la vida y misión del sacerdote, Op. Cit.,
p.206-207
* En efecto, “para desarrollar un ministerio pastoral fructuoso, el sacerdote necesita
tener una sintonía particular y profunda con Cristo, el Buen Pastor, el único
protagonista principal de cada acción pastoral” (DMVP 38). Será igualmente
564 fundamental para el ejercicio del ministerio vivido en el Espíritu “que el sacerdote
renueve continuamente y profundice cada vez más la conciencia de ser ministro
de Jesucristo” (PDV 25)
174
GAMARRA MAYOR, El presbítero en las tensiones del mundo contemporáneo,
Op. Cit., p.288-289
175
GAMARRA MAYOR, Op. Cit., p..289
176
PDV 25
177
VAN RIJEN, Op. Cit., p.298
renovará con vigor su trato con el Señor sino que será además la
fuente y el sostén de su ministerio en el mundo178 .
178
DMVP 39, 42; PDV 43
*
Adrede hemos ubicado este punto en el apartado correspondiente al ámbito
secular en la vida y misión del presbítero. Buscamos con ello “despegarnos” de
la persistente tendencia aun dualismo en la vida y misión del presbítero diocesano.
KLOPPENBURG, Boaventura. Salvación cristiana y progreso humano temporal.
Paulinas: Bogotáa, 1978. p.11. Suele afirmarse todavía en el ámbito eclesiástico:
O se es “hombre del Espíritu” o se es “hombre del mundo”. ¿Acaso Cristo estuvo
dividido? ¿No vivió como “hijo del carpintero” y en total obediencia a la Voluntad
de su Padre? (Mc 6,3). Los documentos conciliares nos permiten tener una visión
unitaria entre las acciones sagradas que cada día realiza el ministro ordenado y
el resto de su existencia (PO 12). A la luz del Vaticano II, estamos en buen
camino para superar la persistente tentación en este ámbito.
179
RUBIO MORAN, Op. Cit., p.31
**
“Jesús no dio su vida en una celebración litúrgica; fue fiel a Dios y a los hombres
en un conflicto aparentemente secular, teñido de religiosidad, dando así la propia
vida por los suyos en una convergencia de circunstancias temporales. El Calvario
no es una liturgia religiosa, sino un pedazo de la vida de Jesús, vivida por El
como culto”. Aquí está nuestra redención. No hemos sido redimidos por un
servicio especial de culto litúrgico sino por un acto de la vida humana de Jesús
situada en la historia y en el mundo, por un acto ubicado secularmente”.
565
SCHILLEBEECKX, Dios futuro del hombre, Op. Cit., p.107
180
SCHILLEBEECKX, Reflexiones sobre la imagen conciliar del hombre y del mundo,
Op. Cit., p. 40
*
Un “camino nuevo y vivo” existe ahora para la comunicación entre los hombres
y Dios (Hb 10,20). Este camino es Cristo mismo sacerdote perfecto, que en la
566 181
propagar en el mundo la comunión en el amor. VANHOYE, La novedad del
sacerdote de Cristo, Op. Cit., p.9
DMVP 48
182
SCHILLEBEECKX, El mundo y la Iglesia, Op. Cit., p.142
183
Ibid
184
CONGREGACION PARA EL CLERO, Op. Cit., No. 48
185
PDV 23
186
JUAN PABLO II. Audiencia del 7/7/93. En: L’Osservatore romano No. 28 (1993); p.3
decía san Ignacio de Antioquia- “trigo de Dios para que sea hallado pan
puro de Cristo, para el bien de los hermanos”187 .
187
CONGREGACIÓN PARA EL CLERO. El presbítero, maestro de la palabra, ministro
de los sacramentos y guía de la comunidad, ante el tercer milenio cristiano, Op.
Cit., p.41
188
CONFERENCIA EPISCOPAL ALEMANA, Op. Cit., p.43-44
189
SCHILLEBEECKX, Dios, futuro del hombre, Op. Cit., p.107
190
BRAVO TISNER, Antonio. Ministerio y secularidad. En: Seminarios. Madrid. No.
157 (julio-agosto 2000); p.336
191
192
JUAN PABLO II, Carta a los sacerdotes con ocasión del Jueves Santo de 1989. El
sacerdocio es un sacramento “social”. En: Ecclesia. Madrid. No.2418 (1989)
SCHILLEBEECKX, Reflexiones sobre la imagen conciliar del hombre y del mundo,
567
Op. Cit., p.40
*
Esta es la intuición de la Constitución Gaudium et Spes cuando en su capítulo
central (GS 38) presenta la Eucaristía como “prenda de una esperanza y alimento
para el camino”, camino que se concreta en el esfuerzo desplegado por los
cristianos para la edificación de una sociedad más fraterna. Ibid
“Tanto amó Dios al mundo que le dio a su Hijo único (...) para
que se salve por medio de Él” (Jn 3,16-17). El mundo es el lugar de
la misión de Jesús. Por su Encarnación, el mundo es la concreción
del encuentro del don divino con el hombre real, encuentro que
568 Creemos, con muchos otros autores (Castillo, Esquerda Bifet, González Ruiz, Gera,
entre otros) que la crisis de identidad que se dio en la década posterior a la
clausura del Concilio se debió precisamente a esta dificultad de inserción en la
nueva sociedad que nacía a merced de los movimientos sociales y de liberación
de la década del ’60. A la Iglesia le costó adecuarse a los tiempos nuevos y poner
en práctica el espíritu con el que fueron elaborados los textos conciliares. El
presbítero, como miembro del Pueblo de Dios, no estuvo exento de esta dificultad
de adaptación en el contexto de su nueva manera de situarse en el mundo.
Nos parece que, así como la fidelidad a Jesucristo y al Espíritu que habla a la
Iglesia (Ap 2,7) permitió superar esa crisis y posteriormente clarificar la naturaleza
y misión del sacerdocio secular (fundamentalmente con la promulgación de la
Pastores davo vobis), hoy también creemos que sólo si el presbítero fija la mirada
en Jesús (Hb 12,2) y al mismo tiempo es fiel a las aspiraciones de los hombres, el
sacerdote podrá remar sin temores mar adentro de la profanidad. JUAN PABLO
II. Carta apostólica Novo Millenio Ineunte. Bogotá: Paulinas, 2001. No. 1-3. Podrá
ubicarse en el mundo “sin ser del mundo y sin tener el mundo como ejemplo,
pero sin embargo viviendo en el mundo (PO 3, 7; Jn 17,14-16) como testigo y
dispensador de otra vida distinta de esta vida terrena”. SINODO DE LOS OBISPOS
DE 1971, Op. Cit. Podrá estar abierto a los nuevos signos de los tiempos viviendo
en actitud de alerta y disponibilidad permanente, porque el Espíritu no cesará
de invitarlo a avanzar en el sentido de la historia de la salvación, con un
discernimiento auténtico de la voluntad de Dios”. Es cierto que la perspectiva
Iglesia-mundo implica una tensión que se refleja sobre el pastor; pero la confianza
puesta en el Espíritu le permitirá superar la tentación de encerrar el proyecto de
una espiritualidad secular dentro de una forma única y rígida, para dejar que se
mueva, por el contrario, con una agilidad de forma dinámica y abierta. VALERA
569
SÁNCHEZ, Fernando. Espiritualidad secular del presbítero diocesano. Madrid:
Sociedad de educación Atenas, 1997. p.101-102. PELLITERO, Ramiro. Sacerdotes
seculares, hoy. Madrid: Ediciones Palabra, 1997. p.58-59
197
Ibid
198
BRAVO TISNER, Op. Cit., p.340
199
ESQUIZA, Secularización y ministerios en la Iglesia, Op. Cit., p.337-338
200
Ibid, p.338
201
GARCIA VELAZCO, Julio. La vocación en la Iglesia. En: Seminarios. Madrid. Vol.
16, No. 40 (enero-abril 1970); p.101
202
ESQUIZA, Op. Cit., p.338
570 203
*
BALDUCCI, Ernesto. Segregado para el evangelio. En: Seminarios. Madrid. Vol.
17, No. 43 (enero-abril 1971); p.90
El término consagración puede significar sacralización de personas, pero puede
significartambién dedicación plena de esas personas a un proyecto importante:
en este caso, a la promoción del Reino de Dios. Ésta es la acepción escogida por
el Concilio. ESQUIZA, Op. Cit., p.338
204
VELA, Luis. Iglesia y mundo (II). En: Sal Terrae. Santander. T. 59, No. 4 (abril
1971); p.281
205
PABLO VI, Homilía en la Misa de ordenación sacerdotal, el 29/6/75., Op. Cit.,
p.11
571
206
AGUIRRE, Rafael. Pasión por Dios, pasión por el mundo. La vida cristiana en la
frontera. En: Sal Terrae. Santander5. No.7/8 (julio-agosto 1991); p. 529
207
DURWELL, El sacerdote en la Iglesia, Op. Cit., p.130
208
SÁNCHEZ, Manuel Francisco. El sacerdote en la actual coyuntura eclesial. En:
Sal Terrae. Santander. Vol. 56, No. 8-9 (agosto-septiembre 1968); p.574
209
BRAVO TISNER, Op. Cit., p.337
210
SÁNCHEZ, Manuel Francisco. Op. Cit., p.574
*
Nos parece de gran importancia esta característica del presbítero diocesano
como hombre de fe capaz de percibir los signos del paso de Dios en la
vida de los hombres. A lo largo de todo nuestro primer capítulo hemos resaltado
la importancia de la sacramentalidad de la Iglesia para acompañar y llevar a
plenitud los valores (semillas del Verbo) presentes en la humanidad. El ministro
ordenado “señal del amor de Cristo a los hombres” y “amor que une a las gentes
de este mundo” -como lo definiera Pablo VI en su visita a Bogotá- al igual que
la Iglesia, está llamado a “hacer fructificar la semilla de vida que desde la muerte
572 y resurrección de Jesús anida en todo hombre”. CHIESA, Op. Cit., p.124. Su
misión como hombre de Comunión excede los límites de la visibilidad de la
Iglesia. Toda iniciativa que permita a los seres humanos unirse con un objetivo
común de promoción y dignificación del hombre (provengan de centros barriales,
organizaciones no gubernamentales, grupos de voluntariado, centros comuni-
tarios, etc) deberán encontrar en los párrocos, capellanes, vicarios, y en el mismo
obispo, sus primeros colaboradores. “Examinadlo todo y quedaos con lo bueno”,
exhortaba Pablo a los cristianos de Tesalónica (1 Tes 5,21).
“No basta con bautizar a los individuos; además hay que bautizar
a los ambientes”213 . Perder el miedo a la sociedad, al mundo,
inculturizarse para cristianizar, es la necesidad histórica de nuestra
Iglesia post-vaticana que duda entre la “vuelta al ghetto” o el riego de
una confrontación con la sociedad y cultura actuales214 . Entrar en un
diálogo con el mundo es, sin lugar a dudas, abandonar la cómoda y
tibia atmósfera de la cristiandad cerrada sobre sí misma. Y esta con-
frontación suscita el miedo al riesgo, pero no se puede entrar en diá-
logo con la ventaja de interrogar sin ser interrogado215 .
212
asegurar un mejor porvenir a todos lo s hombres se han tomado al margen de la
influencia de la Iglesia. SCHILLEBEECKX, Dios, futuro del hombre, Op. Cit., p.215
AGUIRRE, Op. Cit., p. 530
573
213
CASTILLO, Cristianos sin cristiandad, Op. Cit. p.90
214
ESTRADA, Juan. Las comunidades cristianas. Estrategia y ambigüedad. En: Misión
abierta. Vol. 73, 2 (1980); p.77
215
TAMAYO, Francisco. El miedo a la libertad. En: Seminarios. Madrid. Vol. 17, No.
43 (enero-abril 1971); p.101
216
GARCIA DE LA CUERDA, Op. Cit., p.75
*
Muchas veces, incluso antes de la intervención de la teología y de la sociología,
el carisma y la creatividad de algunos sacerdotes más sensibilizados a las
necesidades de la Iglesia y del mundo les empuja a tomar iniciativas que crean
de hecho un nuevo tipo de sacerdote. Demuestra la historia, y la experiencia de
sacerdotes obreros lo ha comprobado que las renovaciones no nacen
habitualmente en los despachos de los teólogos ni de los sociólogos, ni en las