Resumen
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Fue discípulo de Sócrates, al que conoce a los 20 años y al que estará muy ligado durante toda su vida. Pronto
se sintió inclinado hacia la acción política, pero se desilusionó cuando condenaron a muerte a Sócrates. Se dio
cuenta de que la legislación y la moralidad estaban corrompidas (son los años más turbulentos de la
democracia ateniense) y llegó a la conclusión de que sólo la filosofía puede mostrar dónde está la justicia: "No
acabarán los males hasta que llegue la raza de los filósofos auténticos y limpios al poder, o hasta que los
políticos no se pongan a filosofar en serio".
En 387 a. C. fundó la Academia de Atenas, institución que continuaría a lo largo de más de novecientos años, siendo el prototipo de
todas las universidades futuras. Allí se enseñaba filosofía, aritmética, geometría, astronomía y armonía sonora. En el dintel de la
puerta de la Academia había la siguiente inscripción: ‘‘No entre aquí nadie sin saber matemáticas’’. A la Academia llegó Aristóteles
desde Estagira a estudiar filosofía alrededor del 367 a. C., compartiendo unos veinte años de amistad y trabajo con su maestro.
Platón fue un autor muy prolífico. Su obra fue presentada en la forma del diálogo, poniendo en práctica el
principio del método dialéctico socrático. Escribió sobre los más diversos temas, tales como: filosofía
política, ética, psicología, antropología filosófica, epistemología, gnoseología, metafísica, cosmogonía,
cosmología, filosofía del lenguaje y filosofía de la educación. Platón desarrolló sus doctrinas filosóficas
mediante mitos y alegorías. Entre sus obras más sobresalientes se encuentran:
La filosofía platónica tiene una finalidad claramente práctica, política. Platón fue, fundamentalmente, un
pensador político. Su proyecto fue:
Este proyecto y este programa se encuentran recogidos en la República. Y se puede considerar que el resto de las doctrinas de Platón
giran en torno a este proyecto básico.
Concepción ontológica (Dualismo ontológico), donde explica cuál es la verdadera realidad o naturaleza de las
cosas.
Concepción epistemológica (Dualismo epistemológico), donde explica cuál es el verdadero conocimiento.
Concepción antropológica (Dualismo antropológico), que responde a la pregunta “¿qué es el hombre?”.
Teoría Ética y política
El aspecto fundamental de la teoría de las Ideas es su carácter normativo e incluso utópico. Las Ideas no representan lo que las cosas
o las acciones humanas son, sino lo que deben ser. Representan, pues, modelos ideales (o, simplemente, "ideales") a los que todo
debe tender. Esta teoría puede ser llamada "idealismo".
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Dualismo ontológico
La Teoría de las Ideas de Platón propone un claro dualismo ontológico al
distinguir la existencia de dos niveles de realidad relacionados entre sí y
uno dependiente de otro, pero radicalmente distintos e incluso opuestos
en cuanto a cualidades: el mundo sensible y el mundo inteligible.
Según esta distinción, las ideas son superiores a las cosas, ya que éstas son copias de las ideas, es decir, que las cosas existen porque
existen las ideas de cosas, por ejemplo, los caballos particulares del mundo existen porque existe la idea de caballo. Por lo tanto, las
ideas son la causa (arjé) del mundo sensible, porque son el modelo a partir del cual el mundo sensible fue ordenado y la finalidad de
ese mundo sensible, ya que, de algún modo, las cosas del mundo material aspiran a parecerse a sus esencias.
Para explicar porque el mundo sensible se ordena a partir del mundo inteligible, Platón introduce la figura conocida como el demiurgo.
El demiurgo sería una inteligencia ordenadora que habría tomado como modelo el mundo de las ideas para ordenar la materia caótica
que ya estaría ahí. Esta entidad platónica, el demiurgo, no lo podemos identificar con un dios creador, porque no crea nada, no crea
la realidad simplemente ordena las cosas materiales a partir de los modelos del mundo de las ideas.
1. El nivel más bajo de realidad es el de las imágenes de las cosas, el que observan los encadenados de la caverna, el de las
sombras de los objetos que pasan detrás de ellos, que son copias de los objetos de la naturaleza.
2. El segundo grado de realidad es el de las cosas, es decir, los objetos físicos en general. Si ascendemos en el nivel de realidad,
que es lo que hace el prisionero cuando es liberado, se encuentra con gente que pasa con objetos y con la luz de un fuego
que los ilumina y se da cuenta de que solo veía la sombra de esos objetos gracias a ese fuego. Estos objetos representan, en
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la metáfora, a los seres de la naturaleza, los seres materiales que percibimos por medio de nuestros sentidos, por ejemplo,
un caballo real o un árbol o una persona. El fuego es la representación del sol físico gracias al cual podemos observar el mundo
material por medio de nuestros sentidos.
3. En la base están las ideas más comunes, las ideas de seres naturales o de las cosas (agua, fuego, hombre, caballo...). Cuando
el prisionero sale de la caverna es incapaz de mirar la realidad directamente a la luz del sol porque no está acostumbrado,
por eso, lo primero que ve, son los reflejos de la realidad del exterior en el agua a la luz de la luna y de las estrellas, es decir,
de noche.
4. A continuación, vienen las ideas de conceptos matemáticos (como el teorema de Pitágoras), las cuales conocemos, pero
partiendo de la realidad sensible y siempre mediante hipótesis.
5. Luego vienen ideas más elevadas, las ideas de valores como las ideas de justicia, belleza o verdad. El siguiente paso que daría
el prisionero sería el de ver la naturaleza del mundo exterior a la luz del sol, pero sin mirarlo directamente. En este nivel, el
prisionero sería capaz de conocer ya, por medio de la razón, las ideas de carácter superior, los ideales morales.
6. Finalmente, por encima de todas las demás, encontramos la idea más importante de todas, la idea de BIEN, la cual ilumina y
le da sentido y orden a toda la realidad. Aquí, el prisionero sería capaz de mirar directamente al sol que representa la esencia
de esencias, la última y más perfecta de la de las esencias de la realidad.
Dualismo epistemológico
El dualismo ontológico establecido por Platón en
su teoría de las ideas se proyecta también en su
teoría epistemológica. Consecuentemente Platón
defiende un dualismo epistemológico, es decir,
afirma que existen dos tipos de conocimiento. Por
un lado, estaría el conocimiento sensible, el de la
opinión o la doxa y, por otro, el conocimiento
intelectual, el de la ciencia o episteme. A su vez,
cada uno de estos dos tipos de conocimiento se
subdividen en dos grados o niveles, los cuales
están en relación con los distintos grados de la
realidad o el ser.
El conocimiento sensible tiene como objeto el mundo material el cual se obtiene por medio de los sentidos, por lo que es un
conocimiento empírico. El mundo material es cambiante y lo que cambia no puede constituirse en un objeto cierto de conocimiento,
por lo que éste, no es un conocimiento auténtico, pleno o total, sino aparente. Así que, de este mundo sensible no podemos tener
ciencia o episteme, sino tan sólo opinión o doxa. El conocimiento sensible consta a su vez de dos grados o tipos de conocimiento:
La imaginación o Eikasia: es el nivel más bajo del conocimiento. A través de él se conocen las imágenes, sombras, reflejos de
las cosas, así como las reproducciones humanas de las cosas. Es un conocimiento muy limitado.
La creencia o la pistis: por medio de él se conoce las cosas físicas (seres naturales y cosas materiales) y no sus reflejos. Es una
creencia razonable porque intenta dar explicaciones sobre los fenómenos, pero se sigue fundamentando en la realidad
aparente y por esto no deja de ser una creencia.
El conocimiento intelectual o racional tiene como objeto el mundo inteligible o mundo de las ideas, es el conocimiento de la auténtica
ciencia o episteme. Este se obtiene por medio de la razón, por lo que se opone a la mera opinión por su carácter objetivo e infalible.
Este es el único conocimiento verdadero, confiable, que no cambia y que es universalmente válido, porque es el conocimiento del ser,
de las auténticas esencias de la realidad que son objetivas universales y perfectas. El conocimiento intelectual se subdivide a su vez,
en dos grados o tipos de conocimiento.
El conocimiento discursivo o dianoia: es el conocimiento de las ideas de las cosas, de las ideas matemáticas y en general
cualquier esencia, pero de un modo indirecto. Este tipo de conocimiento ya se considera un conocimiento válido y seguro
porque es racional, pero todavía es limitado, porque parte de la observación, del mundo sensible. Todavía no es el grado más
alto del conocimiento, no es sabiduría.
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La noesis o intuición: es el conocimiento más elevado pues conoce las ideas o primeros principios. Es el auténtico
conocimiento; se trata de la contemplación intelectual pura de las ideas a la luz del BIEN y al margen de lo sensible. El método
que conduce al conocimiento intelectual propiamente dicho es la dialéctica.
Para Platón el conocimiento es, en esencia, recordar, y esto está relacionado con la técnica socrática de extraer, la verdad de dentro
de los dialogantes (la mayéutica), qué parte de la base que ya poseemos la verdad, sólo se trata de recordarla, pero para hacerlo,
tenemos que transitar por los distintos niveles de conocimiento, sólo así lograremos recordar los conceptos universales o, como los
llamará Platón, las Ideas. De ahí que ahora el objetivo de la educación (paidéia) sea conseguir la anámnesis, es decir, el
recuerdo/conocimiento de las Ideas.
Dualismo antropológico
Platón presenta al hombre como una realidad compuesta por dos elementos: cuerpo
y alma, por eso su propuesta antropológica se conoce como dualismo antropológico.
Para Platón, como para todos los griegos, el alma es el principio de vida, es decir, es
aquello que da vida a un cuerpo, por eso todos los griegos piensan que todos los
seres vivos tienen alma porque están vivos; pero también es para Platón el alma
racional principio de conocimiento, porque los seres humanos estamos dotados de
razón; además, diría Platón, la única esencia, la auténtica identidad del ser humano
es esta alma y eso es lo que le hace que tenga que dirigir al cuerpo, que deba
controlar y dominar a la otra dimensión que posee que es la material. Las principales
características del alma es que es inmaterial, eterna (inmortal), perfecta, inmutable
y pertenece al mundo de las ideas.
Por su parte el cuerpo es en primer lugar, la cárcel del alma porque no permite que
se desarrolle la función racional del alma y la orienta y la ata, muchas veces, hacia lo
material. Además, está vivo porque el alma hace que este cuerpo esté vivo, sino por sí mismo no estaría vivo, y es, dice Platón, una
apariencia de realidad, es una apariencia de realidad, es una carga es una sombra y tiene que ser dominada por nuestra alma racional.
Las principales características del cuerpo es que es material, mortal, imperfecto, mutable y pertenece al mundo sensible.
El cuerpo y el alma están unidos no esencialmente, sino accidentalmente, como el piloto y la nave o el jinete y su caballo. El alma es
una realidad intermedia que une a los dos mundos; no es una Idea, pero tiende a su “lugar natural” que es el mundo de las Ideas, por
lo que su unión circunstancial a un cuerpo sólo puede ser debida a alguna falta cometida.
A la hora de analizar las cualidades del alma humana, Platón se da cuenta de que no todos los seres humanos tenemos el mismo
carácter y de que tendemos a dejarnos controlar por nuestro cuerpo. Esto lo va a explicar diciendo que el alma es una, pero cuando
se halla unida a un cuerpo parece tener tres dimensiones, tres funciones, cada una de ellas vinculadas metafóricamente a una parte
del cuerpo:
Alma concupiscible. Es la dimensión más baja del alma humana, está situada metafóricamente en el vientre y es la parte del
alma que está asociada a las pasiones más bajas, a todos los deseos corporales, a los apetitos materiales. En ella se da la
búsqueda de placer y el instinto de conservación. Esta dimensión del alma es mortal, está tan vinculada al cuerpo que muere
con él.
Alma irascible. Es la parte central del alma humana, ubicada metafóricamente en el corazón, en donde se sitúan la voluntad
y el valor. De ella surgen las pasiones más nobles y generosas. También es mortal por estar vinculada al cuerpo.
Alma racional. Es la parte superior del alma humana, situada metafóricamente en la cabeza. Se identifica con la razón y
posibilita el conocimiento y la realización del bien (justicia). Tiene la misión de dirigir las acciones superiores del hombre. Es
inmortal y divina porque pertenece al mundo de las Ideas.
Ahora bien, si el alma pertenece al mundo inteligible, ¿porque está en un cuerpo en el mundo sensible? Para explicar esto Platón
vuelve a recurrir a una alegoría: el mito del carro alado, el cual nos lo presenta Platón en su diálogo Fedro. En este nos dirá que el
alma es como un carro alado conducido por un auriga (chofer) y tirado por dos caballos: uno blanco y otro negro. El caballo blanco
representa el alma irascible, es bueno y dócil a las instrucciones del auriga, y dirige el carro hacia el mundo de las Ideas; el caballo
negro representa el alma concupiscible, la de las tendencias materiales; este es malo, poco dócil y dirige el carro hacia el mundo
sensible. El auriga representa el alma racional. En un momento dado, el caballo negro se desboca y el auriga es incapaz de controlar
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A la parte racional le corresponde la virtud de la Sabiduría (sofía); a la que también llama Prudencia: es el arte de saber dirigir
con inteligencia las otras partes del alma; para ello es imprescindible el conocimiento de las Ideas y, en especial, de la Idea
de Bien.
A la parte irascible le corresponde la virtud de la Valentía o Fortaleza: es la fuerza/coraje necesario para poner en práctica
los dictados de la inteligencia.
Y a la parte concupiscible le corresponde la Templanza o moderación, que es la moderación racional de los deseos y apetitos
corporales.
Además de las citadas virtudes, hay una cuarta y suprema, que adquiere el alma cuando logra la armonía entre sus partes y, por tanto,
cada una de ellas alcanza su virtud correspondiente: esta virtud es la Justicia.
El concepto de virtud tiene en Platón al menos tres sentidos no excluyentes entre sí:
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este sentido proviene directamente del intelectualismo moral socrático: solo puede
Virtud como sabiduría Sofía ser bueno quien conoce la Idea de Bien; la virtud del alma, pues, está ligada al
conocimiento.
este sentido proviene del pitagorismo: el alma alcanza la virtud cuando es capaz de
Virtud como purificación Catarsis
liberarse, mediante su dominio racional, de los deseos materiales del cuerpo.
el alma la alcanza cuando hay equilibrio=justicia entre sus partes. Este sentido
Virtud como armonía Dikaiosine
también proviene del pitagorismo, aunque sea tal vez el más platónico de todos.
Teoría política
Del mismo modo que la virtud moral suprema de la Justicia consiste en la armonía/equilibrio entre las partes del alma, así el
Estado/Ciudad sólo será justo cuando haya armonía entre las diferentes partes sociales que lo componen. El Estado que Platón diseña
como ideal se compone de tres grupos sociales básicos:
Los productores o trabajadores: que producen los bienes materiales que una ciudad necesita: alimentos, vestidos, viviendas,
etc. Son labradores y artesanos.
Los guerreros: que defienden la ciudad, con las armas si es preciso, de posibles ataques o amenazas exteriores.
Y los gobernantes: que gobiernan la ciudad, mediante la promulgación de leyes y la administración de las mismas.
Cada ciudadano será incluido en uno de estos grupos sociales de acuerdo con sus disposiciones o aptitudes naturales, es decir, de
acuerdo con la parte del alma que en él predomine:
Tal organización política tiene como objetivo alcanzar la virtud superior de la JUSTICIA (auténtico fin de la ciudad
platónica): lo cual sólo es posible cuando cada grupo social cumple bien su función correspondiente y, por ello, hay
armonía entre las partes del todo social.
En la filosofía política de Platón, la existencia individual sólo tiene sentido en cuanto está orientada al bien de la
colectividad o pólis. Pero para que este Bien Político o Común se alcance han de darse ciertas condiciones, como, por
ejemplo:
que la propiedad privada y la familia estén abolidas, al menos entre guerreros y gobernantes, para que sus actos
y decisiones no estén guiados por el interés privado (sea personal o familiar), sino por el interés de la pólis;
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que los niños sean criados por la ciudad, al menos los de los guerreros y gobernantes, para que ella sea su gran
familia;
que las mujeres participen en los asuntos políticos en pie de igualdad con los hombres;
y, por último, que el gobierno sea dado a los Filósofos, cuya educación, basada en la Dialéctica, estará orientada
al conocimiento de las Ideas y, en especial, a la Idea de Bien, único modo de ponerla en práctica política y, por
tanto, de conseguir una Ciudad Justa.
En cuanto a las formas de gobierno, Platón habla de unas que son legítimas (saludables para el Bien Común) y de otras
que por desequilibrio, enfermedad o degradación de las primeras son ilegítimas (no tendentes al Bien Común):
Entre las legítimas, y como la más perfecta y preferida por Platón, está: la ARISTOCRACIA: el gobierno de los mejores, que
para Platón son los más sabios, aquellos cuya inteligencia, y gracias a la educación, los lleva a obrar la Justicia o Bien Común
de la ciudad.
Si la aristocracia se corrompe, deja de haber armonía/justicia/salud/Bien Común en la ciudad y aparecen las formas de
gobierno ilegítimas/degradadas:
En Atenas, en el año 335, funda una nueva escuela: el Liceo (llamada así por estar próxima al templo-
gimnasio dedicado a Apolo Licio) o también conocida como Peripatos (especie de o huerto o patio
alrededor del cual Aristóteles daba sus clases y conversaba paseando; de ahí que a los seguidores de
Aristóteles se les llame también peripatéticos). El Liceo no sólo era un centro de estudios teóricos (como la Academia platónica), sino
también un centro de investigación empírica. El proyecto de Aristóteles, reflejado en las actividades del Liceo, era sistematizar todo el
conjunto del conocimiento.
Característico de los libros de Aristóteles que han llegado hasta nosotros es su organización sistemática, teniendo la forma de Tratados,
entre los que encontramos:
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