HIPOACUSIA
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HIPOACUSIA
Descripción general
La pérdida auditiva que aparece poco a poco a medida que envejeces, que también se
conoce como presbiacusia, es frecuente. Más de la mitad de las personas de Estados
Unidos mayores de 75 años tienen algún tipo de pérdida auditiva relacionada con la edad.
Hay tres tipos de pérdida auditiva:
Conductiva, que afecta al oído externo o medio.
Neurosensorial, que afecta al oído interno.
Mixto, que es una mezcla de las dos.
El envejecimiento y la exposición a ruidos fuertes pueden causar pérdida auditiva. Otros
factores, como un exceso de cerumen, pueden reducir el funcionamiento de los oídos
durante un tiempo.
Normalmente no puedes recuperar la audición, pero hay formas de mejorar lo que oyes.
Síntomas
Los síntomas de la pérdida auditiva pueden incluir los siguientes:
Amortiguación del habla y de otros sonidos.
Dificultad para entender las palabras, especialmente cuando se está en una multitud
o en un lugar ruidoso.
Dificultad para escuchar las letras del alfabeto que no son vocales.
Pedirles con frecuencia a los demás que hablen más lento, con mayor claridad y
más alto.
Necesidad de subir el volumen de la televisión o la radio.
Evitar algunos entornos sociales.
Sentir molestias por el ruido de fondo.
Zumbido en los oídos, lo que se conoce como tinnitus.
Causas
Para comprender cómo ocurre la pérdida auditiva, puede ser útil entender cómo funciona
la audición.
El oído se compone de tres partes principales: el oído externo, el medio y el interno. Las
ondas sonoras pasan a través del oído externo y hacen vibrar al tímpano. El tímpano y
tres pequeños huesos del oído medio incrementan las vibraciones a medida que viajan
hacia el oído interno. Allí las vibraciones pasan a través del líquido en una parte del oído
interno con forma de caracol, conocida como cóclea.
En las células nerviosas de la cóclea hay miles de vellos pequeños que ayudan a
convertir las vibraciones sonoras en señales eléctricas. Las señales eléctricas se
trasmiten al cerebro. El cerebro convierte estas señales en sonido.
Cómo puede producirse la pérdida de la audición
Algunas causas de la pérdida auditiva son las siguientes:
Daño al oído interno. El envejecimiento y los ruidos fuertes pueden causar el
desgaste natural de los vellos o de las neuronas de la cóclea que envían señales de
sonido al cerebro. Los vellos y neuronas dañados o ausentes no envían señales
eléctricas útiles. Esto causa pérdida auditiva.
Los tonos agudos más altos pueden sonar amortiguados. Es posible que resulte
difícil reconocer las palabras cuando hay ruido de fondo.
Acumulación de cerumen. Con el paso del tiempo, el cerumen puede bloquear el
conducto auditivo y evitar la conducción de las ondas sonoras. La eliminación del
cerumen puede ayudar a restaurar la audición.
Infección del oído o tumores o bultos anormales en los huesos. En el oído
externo o medio, cualquiera de estos factores puede causar pérdida de la audición.
Ruptura del tímpano, también llamada perforación de la membrana
timpánica. Los ruidos muy fuertes, los cambios repentinos en la presión, introducir
un objeto con punta en el oído y las infecciones pueden causar la ruptura del
tímpano.
Factores de riesgo
Algunos de los factores que dañan o causan la pérdida de los pelos y de las células
nerviosas en el oído interno son los siguientes:
Envejecimiento. El oído interno se desintegra con el tiempo.
Ruidos fuertes. La exposición a sonidos fuertes puede dañar las células del oído
interno. Estar expuesto a ruidos fuertes durante mucho tiempo también puede
causar daños. El daño también puede aparecer por un estallido breve, por ejemplo,
un disparo de arma de fuego.
Herencia. Es posible que tu composición genética te haga más propenso al daño en
el oído por ruidos o por envejecimiento.
Ruido en el trabajo. Los empleos en los que los ruidos fuertes son constantes, por
ejemplo, las tareas agrícolas, la construcción o el trabajo en una fábrica, pueden
causar daño dentro del oído.
Ruidos de ciertas actividades. La exposición a ruidos explosivos, como las armas
de fuego y las turbinas de un avión, pueden causar pérdida auditiva inmediata y
permanente. Otras actividades con niveles de ruido peligrosamente altos
comprenden el uso de motos de nieve y motocicletas, tareas de carpintería o
escuchar música fuerte.
Algunos medicamentos. Los medicamentos como el antibiótico gentamicina,
sildenafilo (Viagra) y algunos medicamentos para tratar el cáncer pueden dañar el
oído interno. Las dosis muy altas de aspirina, otros medicamentos para aliviar el
dolor, los medicamentos para la malaria o los diuréticos del asa pueden causar
efectos de corto plazo en la audición. Esto incluye el zumbido en los oídos, también
conocido como tinnitus, o pérdida auditiva.
Algunas enfermedades. Las enfermedades como la meningitis que causan fiebre
alta pueden dañar la cóclea.
Complicaciones
La pérdida auditiva puede hacer la vida menos agradable. Los adultos mayores con
pérdida auditiva suelen sentirse deprimidos. Dado que la pérdida auditiva puede dificultar
el diálogo con los demás, algunas personas con esta afección se sienten aisladas. La
pérdida auditiva también está relacionada con la pérdida de las habilidades del
pensamiento, lo que se conoce como discapacidad cognitiva.
También está relacionada con el riesgo de sufrir caídas.
Prevención
Las siguientes medidas pueden ayudar a prevenir la pérdida auditiva ocasionada por
ruidos fuertes y evitar el empeoramiento de la pérdida auditiva por la edad:
Protégete los oídos. La mejor forma de proteger los oídos es no exponerse a
ruidos fuertes. En el lugar de trabajo, usar tapones de plástico para los oídos u
orejeras rellenas de glicerina puede ayudar a proteger la audición.
Contrólate la audición. Si trabajas en un entorno de mucho ruido, considera
hacerte pruebas de audición periódicamente. Si perdiste algo de audición, puedes
tomar medidas para evitar perderla aún más.
Evita riesgos al practicar pasatiempos y deportes. Andar en moto de nieve o de
agua, cazar, usar herramientas eléctricas o escuchar conciertos de rock pueden
dañar la audición con el tiempo. Usar protectores auditivos o hacer pausas para
alejarse del ruido pueden proteger los oídos. Bajar el volumen al escuchar música
también ayuda.
Síntomas
Entre los síntomas de la enfermedad de Ménière se incluyen los siguientes:
Mareos regulares. Tienes una sensación de que todo gira que comienza y termina
repentinamente. Puedes sentir vértigo sin previo aviso. Generalmente dura de
20 minutos a 12 horas, pero no más de 24 horas. El vértigo grave puede provocar
náuseas.
Pérdida auditiva. La pérdida auditiva en la enfermedad de Ménière puede ir y venir,
particularmente en etapas tempranas. Con el tiempo, la pérdida auditiva puede
perdurar y no mejorar.
Zumbido en los oídos. El zumbido en los oídos se denomina tinnitus. El tinnitus es
el término usado para describir la percepción de un zumbido, rugido, silbido o siseo
en tus oídos.
Sensación de inflamación en el oído. Las personas con enfermedad de Ménière a
menudo sienten presión en los oídos. Esto se conoce como ocupación del oído.
Después de un ataque de vértigo, los síntomas mejoran y pueden desaparecer por un
tiempo. Con el paso del tiempo, puedes experimentar una disminución en la cantidad de
ataques de vértigo.
Causas
Se desconoce la causa de la enfermedad de Ménière. Los síntomas de la enfermedad de
Ménière pueden deberse a un exceso del líquido en el oído interno, llamado endolinfa. Sin
embargo, no está claro qué provoca esta acumulación de líquido en el oído interno.
Algunos de los problemas que afectan el líquido y pueden derivar en la enfermedad de
Ménière son:
Líquido que drena mal. Esto podría deberse a una obstrucción o una forma irregular
del oído.
Trastornos autoinmunitarios.
Infecciones virales.
Factores genéticos.
Dado que no se ha determinado ninguna causa específica, es probable que la
enfermedad de Ménière se deba a una combinación de factores.
Complicaciones
Las complicaciones más difíciles de la enfermedad de Ménière pueden ser las siguientes:
Ataques de vértigo inesperados.
Posible pérdida de la audición a largo plazo.
La enfermedad puede aparecer en cualquier momento. Esto puede generar preocupación
y estrés.
El vértigo puede provocar la pérdida de equilibrio, lo que puede aumentar el riesgo de
caídas y accidentes.
Diagnóstico
El proveedor de atención médica te examinará y hará preguntas sobre tus antecedentes
médicos. El diagnóstico de la enfermedad de Ménière debe incluir lo siguiente:
Dos o más ataques de vértigo, con una duración de 20 minutos a 12 horas cada
uno, o hasta 24 horas.
Pérdida auditiva comprobada con una prueba de audición.
Zumbido de oídos o una sensación de taponamiento o presión en el oído.
La enfermedad de Ménière puede tener síntomas similares a los de otras enfermedades.
Por este motivo, el proveedor de atención médica deberá descartar otras afecciones que
puedas tener.
Evaluación auditiva
Una prueba de audición se conoce como audiometría. Durante una audiometría, se
evalúa si puedes escuchar bien sonidos en diferentes tonos y volúmenes. También se
evalúa si puedes diferenciar las palabras que suenan iguales. Las personas con la
enfermedad de Ménière suelen tener problemas para escuchar las frecuencias bajas o la
combinación de frecuencias altas y bajas. Es posible que su audición normal esté dentro
de las frecuencias medias.
Evaluación del equilibrio
Entre las crisis de vértigo, el sentido del equilibrio vuelve a la normalidad en la mayoría de
las personas que padecen la enfermedad de Ménière. Sin embargo, es posible que
tengas algunos problemas constantes de equilibrio.
Algunas de las pruebas para evaluar el funcionamiento del oído interno son:
Electronistagmografía o videonistagmografía. Estas pruebas miden el equilibrio
mediante un análisis del movimiento ocular. Una parte de la prueba evalúa el
movimiento de los ojos mientras siguen un objetivo. Otra parte estudia el movimiento
de los ojos con la cabeza en diferentes posiciones. Una tercera prueba, llamada
prueba calórica, sigue el movimiento de los ojos con cambios de temperatura para
generar una reacción del oído interno. El proveedor de atención médica podría
utilizar aire o agua tibios y fríos en el oído para hacer la prueba calórica.
Pruebas en sillón rotatorio. Al igual que la videonistagmografía, esta pruebe mide
el funcionamiento del oído interno según el movimiento ocular. Debes sentarte en un
sillón controlado por computadora que gira de lado a lado, lo que provoca actividad
en el oído interno.
Prueba de potenciales evocados miogénicos vestibulares. Esta prueba utiliza el
sonido para activar distintas partes del oído interno. Registra cómo reaccionan los
músculos al sonido. Puede mostrar los cambios característicos en los oídos
afectados de las personas con enfermedad de Ménière.
Posturografía dinámica computarizada. Esta prueba muestra cuál es la parte del
sistema de equilibrio de la que más dependes y cuáles son las que pueden
ocasionarte problemas. Las partes del sistema de equilibrio son la visión, la función
del oído interno o las sensaciones de la piel, los músculos, los tendones y las
articulaciones. Debes colocarte un arnés de seguridad y quedarte de pie descalzo
sobre una plataforma. Luego, debes mantener el equilibrio en diferentes
condiciones.
Prueba de impulso cefálico con video. Esta prueba analiza cómo trabajan en
conjunto los ojos y los oídos internos. La prueba de impulso cefálico con video utiliza
el video para medir las reacciones de los ojos al movimiento repentino. Mientras te
concentras en un punto, te girarán la cabeza rápidamente y sin que lo esperes. Si
quitas los ojos del objetivo cuando te giran la cabeza, significa que tienes un
problema de reflejos.
Electrococleografía. Esta prueba permite observar la reacción del oído interno a los
sonidos. Puede ayudar a determinar si tienes acumulación de líquido en el oído
interno. Sin embargo, esta prueba no se realiza solo para detectar la enfermedad de
Ménière.