EXPOSICIÓN
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EXPOSICIÓN
Es una triste realidad que las familias actuales están tan saturadas con el trabajo, la escuela y otras
tantas actividades que ya no tienen tiempo de platicar, convivir y mucho menos para darse amor.
Uno podría pensar que la familia es el lugar idóneo para que surjan el diálogo y la comunicación.
Sin embargo no siempre es así. El diálogo entre padres e hijos muchas veces se rompe o no existe.
¿Por qué? Pues porque en ninguna otra estructura social hay diferencias tan notables entre sus
componentes. En ella pueden convivir distintas generaciones desde bebés a ancianos, cuyas
realidades son muy diferentes. Eso que en otras épocas se vivía como enriquecedor, ahora puede
ser motivo de desencuentro. También la falta de tiempo; el no tener programadas actividades
conjuntas; la enorme cantidad de estímulos a los que estamos expuestos (teléfonos, televisión,
ordenadores, videojuegos, etc.); el trabajo fuera y dentro de casa; el tiempo de ocio, etc. con días
que siguen teniendo 24 horas, hace que cada vez haya menos tiempo común. Pero es en la familia
donde nace y crece el mundo de la afectividad y para ello son necesarios tiempo y comunicación.
También comunicarnos es necesario a la hora de transmitir mensajes que consideramos relevantes
y valores que nos parece que nuestros hijos deberían desarrollar. Como vemos, la comunicación es
una habilidad imprescindible para relacionarnos, por ello vamos a intentar resumir algunos
conceptos importantes. La buena comunicación es imprescindible para educar.
Cuantas veces sucede que emitimos una serie de conductas que cuando hablamos….
TICS VÁLIDOS
1. La realidad no existe de forma objetiva. Esto significa que el ser humano percibe la realidad e
inmediatamente la valora, tiñéndola con las gafas con las que está constituido. A todos nos ha
ocurrido que el mismo hecho puede ser interpretado y valorado de forma muy diferente según
quien lo perciba. Si por ejemplo nuestro hijo quiere hacerse un piercing, a nosotros (padres) puede
parecernos espantoso, de mal gusto y hasta peligroso; pero para él o ella puede resultar muy
atractivo.
2. Los seres humanos tenemos unos mecanismos de pensamiento “automático”, creados para
ahorrar tiempo y energía mental, pero que a veces dificultan o destruyen la comunicación.
Algunos son:
• Filtraje.- De una situación o experiencia se repara sólo en los detalles negativos y se magnifican,
no teniendo en consideración los positivos.
• Pensamiento polarizado.- Las cosas son buenas o malas, blancas o negras. Hay que ser perfecto
en todo, si no, eres un fracasado.
• Personalización.- Pensar que lo que los demás hacen o dicen tiene una estrecha relación
conmigo. Refleja un pensamiento infantil y egocéntrico.
• Culpabilidad.- Cuando los demás son responsables de lo malo que me ocurre a mí o de mi
sufrimiento, o por el contrario, cuando me asumo como responsable de todos los problemas y
desgracias ajenas.
• Falacia de cambio.- Suponer que una persona cambiará de conducta para adaptarse a nosotros,
si se la presiona lo suficiente.
El resultado habitualmente es que el otro se siente atacado o cohibido y no cambia en absoluto.
3. La mayor parte de los problemas de comunicación ocurren porque pensamos que nuestros
valores o nuestra forma de ver la realidad son los mejores y que los demás están equivocados si no
coinciden con nuestro punto de vista.
4. Aun en las mejores condiciones, nunca llegará al receptor (el que recibe la comunicación)
exactamente lo que quiere decir el transmisor (el que emite el comunicado).
Para hacer un uso serio del lenguaje cuando nos interesa que el mensaje llegue lo más íntegro
posible hay que: decir sólo lo necesario, decir sólo la verdad, decirla con claridad y decir sólo lo
pertinente.
Justo lo que no queríamos que ocurriese. Luego, cuando estamos más serenos, nos avergüenza y
nos duele. Como un padre comentaba en la consulta: “Cuando me enfado con mis hijos, pierdo
frecuentemente los papeles y hago mucho daño. Luego me arrepiento y me disculpo… pero las
palabras son como clavos en madera, aunque los quites al disculparte, el agujero queda”.
Por tanto vamos a describir algunos trucos para llevar a cabo una comunicación eficaz que permita
las condiciones de entendimiento y escucha.
La comunicación “yoica”.
Para que los otros puedan escuchar algo que no es positivo, es importante hablar desde el “Yo” en
lugar del “Tú”. Lo que yo siento, pienso, valoro, etc.
es algo mío, me pertenece a mí y depende de mí. Si digo que me siento triste, furioso o cansado
difícilmente otra persona me lo va a discutir, sabré mejor que nadie cómo me siento en ese
momento (asumiendo que estoy siendo congruente). En cambio mi opinión de otra persona no
significa que sea en realidad así (ya vimos los problemas de filtraje) y puede estar en oposición con
lo que la otra persona opina de sí misma o le puede costar identificarse con ello. Si le digo a mi
hijo: “tú” “eres un vago, un mentiroso o un tarambana” puede que no coincida con la idea que él
tiene de sí mismo o de lo que imagina ser y además puede hacer daño. Si somos sinceros, veremos
como eso nos pasa también a nosotros; es decir, la comunicación negativa desde el “tu” dificulta la
escucha. Esto no significa que no se tengan que decir las cosas negativas, sino que hay que decirlas
de otra manera para que lleguen y sean eficaces, aportando crecimiento y cambio
(que es lo que nos interesa) y no falta de respeto y humillación.
Describir conductas en lugar de etiquetar o hacer juicios de valor.
Decir “eres un vago o un desordenado o un imbécil” es hacer juicios de valor y en este caso
además insultar. Ya hemos comentado cómo esto no hace más que daño y dificulta la
comunicación. Describir conductas es algo mucho más neutro, que define situaciones y no
enjuicia: “llevas toda la tarde jugando y mañana tienes un examen importante”.
Para poder hacerlo bien es importante definir muy claramente cual es la conducta, el hecho o el
comportamiento que nos molesta o preocupa, y describirlo de la forma más clara y sencilla
posible.
Es importante que nuestros hijos sepan claramente qué me pasa, cuándo me pasa y por qué me
pasa, pero además sería interesante que les dejásemos claro qué es lo que nos gustaría que
pasase. “O sea, que te agradecería mucho que los espacios comunes de nuestra casa estuviesen
recogidos cuando yo llego”. Si nos parece que hay que especificar más a lo que nos referimos con
“recogido”, por si el otro no lo entiende como nosotros, pues lo hacemos: “No me gusta
encontrarme con los restos de tu merienda esparcidos, la consola encendida, tus libros encima de
la mesa del comedor y tus zapatos en la alfombra. Te agradecería que todo estuviese en su sitio”.
A veces es necesario que expliquemos nuestros valores y preocupaciones. Como en el ejemplo del
tatuaje en el tema Resolución de conflictos: Si mi hijo Carlos de 16 años quiere hacerse un tatuaje
en la espalda, es importante que yo especifique qué me preocupa y lo que me disgusta. Es además
importante que sepa priorizar qué es lo más importante para comunicárselo. Por ejemplo: Me
puede parecer una macarrada que se haga un tatuaje, me puede avergonzar qué pensarán la
familia y los vecinos, me puede preocupar que se arrepienta en un futuro de algo que es indeleble
y además me puede horrorizar que se lo haga en un local donde no se den las condiciones
higiénicas pertinentes y se infecte con algo serio (hepatitis, sida, etc.). Es importante que yo sepa
discernir entre todas mis preocupaciones cuál es la que a mi juicio es la más importante para
poder negociar con él: “ me preocupa que te hagas un tatuaje porque desde mi punto de vista eso
sólo lo lleva gente de mal vivir y me da vergüenza lo que dirán los vecinos y los abuelos. Como veo
que para ti es importante, me he informado al respecto y es evidente que hoy en día los lleva casi
todo el mundo. No es mi cuerpo, es el tuyo, por lo que imagino que poco puedo hacer para
disuadirte con la edad que tienes, salvo darte mi opinión. Lo que de verdad me importa es que
tomes la decisión de forma meditada, porque eso no se quita y te propongo que para probar te
hagas uno de los que se borran con el tiempo. Si persistes en hacértelo, sólo te pongo una
condición y esa no es negociable: que te lo hagas en un sitio con garantía sanitaria (si tenemos
algún sitio se lo comentamos). Me parece importante que no corras riesgos innecesarios”.