La Filosofía Presocrática
La Filosofía Presocrática
La Filosofía Presocrática
El tema fundamental del que se ocupan los filósofos presocráticos es la naturaleza o physis. En este sentido,
el pensamiento presocrático se desarrolla, fundamentalmente, en torno a la búsqueda de los principios
últimos ("arkhé" o "arché"), que constituyen la naturaleza de las cosas porque:
- Son aquello a partir de lo cual surgen/se generan los seres y objetos del universo (principio = origen);
- Son aquello en qué consisten, el constitutivo material último de las cosas y por tanto (principio =
sustrato último);
- Permiten explicar los cambios y transformaciones del universo (principio = causa).
Por lo tanto, la tarea fundamental de los primeros filósofos fue la búsqueda del principio último, fundamento,
elemento primordial del que está compuesta y/o del que deriva toda la realidad material. Para algunos, ese
principio es único (monistas); para otros, múltiple (pluralistas).
Llamados así por proceder de una zona de la Jonia, llamada Mileto. Se les considera los iniciadores de la
filosofía. Buscan un principio (arjé) a partir del cual explicar la totalidad de la naturaleza.
1. Tales de Mileto
Para Tales el principio último es el agua. El agua es el arjé de la physis. Esta afirmación significa que al final
todo puede reducirse a agua. EL AGUA es el origen, sustrato y causa de todo lo real. Es aquello en qué consisten
todos los seres del universo, ya que no solo proceden del agua sino que son agua; es causa porque es aquello
capaz de explicar las distintas transformaciones del universo. El agua es la esencia de todo, su naturaleza.
2. Anaximandro
Él consideró que dicho elemento o "arjé" no podía estar constituido por ninguno de los elementos conocidos,
ni por ninguna clase particular de materia. Si ese primer elemento era la causa material de todo lo existente,
había de ser la causa de toda materia particular, por lo que dicho principio no podía identificarse con ninguna
materia particular. Hemos de concluir que el "arjé" tiene que ser una materia desconocida para nosotros y, en
cuanto tal, una materia indeterminada, indefinida, ilimitada, a la que Anaximandro da el nombre de
"ÁPEIRON".
3. Anaxímenes
Anaxímenes dice que el arkhé es el AIRE; tal vez porque le parece que reúne las características del arkhé de
Tales y del de Anaximandro (como el agua es indispensable para la vida, y es observable, como el ápeiron es
ilimitado). Las cosas surgen a partir del aire por condensación y enrarecimiento, Del aire por enrarecimiento
surge el fuego, por condensación las nubes, de las nubes el agua, del agua la tierra y de la tierra la piedra.
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LA ESCUELA PITAGÓRICA
Pitágoras es la figura más representativa de esta época y además es famoso por la escuela que funda. Aunque
más que una escuela es una comunidad de carácter ascético-religioso: lo poseían todo en común, profesaban
la transmigración de las almas. Eran aristócratas y vivían en la total austeridad.
- Ante todo son matemáticos y su dedicación a las matemáticas influyó en la explicación de la naturaleza
de las cosas.
- Todas las cosas son explicables por medio de los números.
- Todos los cuerpos deben ser considerados como números; a cada cosa se les puede aplicar un número,
y así toda la naturaleza se compone de números. Las cosas son números.
- El arjé es algo formal, abstracto: el número.
Para los pitagóricos el universo es un todo ordenado matemáticamente, por lo que puede expresarse a través
del lenguaje numérico. Está constituido por unos principios que, según Aristóteles, son los “principios de los
números”.
HERÁCLITO DE ÉFESO
Escribió una obra en prosa que luego pasó a ser conocida con el título Acerca de la naturaleza (physis),
compuesta a base de aforismos y sentencias breves, en tono cortante y lapidario, a veces difíciles de descifrar
(por lo que en la antigüedad fue conocido como “el oscuro”. En su obra aparecen referencias a Homero,
Hesíodo, Anaximandro, Pitágoras y Jenófanes, de los que habla en tono despectivo.
Para Heráclito la unidad surge de la oposición de contrarios. Nada permanece. Todo cambia. El fundamento
de la realidad no es la permanencia de un elemento, sino la lucha de opuestos. La realidad es puro devenir, y
la lucha de los contrarios es el arjé que explica la naturaleza, la existencia.
Que la realidad es puro devenir significa que no podemos establecer un elemento como forma permanente
del mundo, pues sería necesaria la existencia en lucha de su opuesto.
Fuego y logos
Heráclito recurre al fuego como imagen del devenir. El fuego vive de la destrucción de otras cosas y está
cambiando continuamente. El fuego simboliza la lucha de los elementos, la vida y la muerte. No se trata de
otro elemento material que sea arjé de lo que existe como en los físicos de Mileto.
Todo cambia, pero el devenir no es irracional, ya que se realiza de acuerdo con ciertas leyes y proporciones.
La ley o logos interno del devenir universal constituye el verdadero principio explicativo del universo. El logos
es la unidad profunda de la lucha de contrarios y del universo, es la razón y la ley que rige hacia el orden
universal el dualismo conflictivo de todo lo que existe.
Para este filósofo presocrático el Arjé el ser, no puede ser un elemento material-sensible, sino una realidad
intangible, intelectual. Al ser sólo se puede acceder a través de la razón. El filósofo de Elea ha explicado el ser
sencillamente pensándolo, partiendo de dos definiciones y extrayendo una serie de consecuencias. Podemos
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decir que Parménides no sólo ha explicado o mostrado las características del ser, sino que también las ha
demostrado. Por ello, conocer algo es pensarlo y también demostrarlo por definición y deducción.
Parménides expuso su doctrina en un poema titulado “El poema de Parménides”. El poema se abre con un
preámbulo, que narra cómo una diosa le revela la verdad de las cosas y el camino para llegar al verdadero
conocimiento. A esta introducción le siguen dos partes: una, denominada Vía de la verdad, en la que
Parménides expone su concepción de la realidad; y otra, denominada Vía de la opinión en la que expone una
cosmología que probablemente rechaza como engañosa.
En la Vía de la verdad Parménides comienza afirmando que sólo el Ser, lo que existe, es y es pensable; y que
el no-Ser ni es, ni es concebible. A partir de este principio, deducirá las características del Ser. Lo que es –
afirma Parménides: es ingenerable, incorruptible, eterno, pleno, inmóvil, sólo hay un ser, supone la negación
del movimiento y negación de la pluralidad.
LOS PLURALISTAS
Incluimos bajo esta denominación a una serie de pensadores que se caracterizan por:
1. Conciben el arkhé, como lo que, más tarde, se llamaría estoikheion (= elemento). Lo que diferencia a
esta concepción del arkhé de las anteriores es lo siguiente: para los pensadores anteriores el arkhé es
concebido como un substrato, algo que está por debajo de la realidad manifiesta, que da lugar a ésta
y a donde va a parar ésta.
El elemento no está debajo, sino que es aquello de que “están hechas” las cosas. Es decir, las cosas
son concebidas, en cierta forma, como una combinación de elementos (los elementos son, por lo
tanto, las partes más simples de que se componen las cosas).
Empédocles
Considera que el mundo manifiesto está constituido a partir de cuatro raíces: tierra, agua, aire y fuego. Estas
raíces tienen las características de unidad, inmutabilidad, eternidad, etc.-. Mezcladas surgen las cosas,
separadas perecen. Las mezclas y separaciones se explican a partir de dos principios: el amor, que une; y el
odio, que separa.
Anaxágoras
Los elementos primeros son las semillas, más tarde llamadas homeomerías por Aristóteles-, que son
elementos infinitos, infinitamente divisibles y cualitativamente distintos.
En todas las cosas hay semillas de todas las cosas. Así se explica que cualquier cosa puede llegar a ser otra
distinta, y que, si una cosa es lo que es, es porque en ella predominan las semillas correspondientes.
Separándose y uniéndose estos elementos (las semillas) surgen las cosas. En principio hay una mezcla absoluta
de la que se separan las cosas diferentes. El principio que rige esta separación Anaxágoras le llama nous "Nous"
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Los atomistas
El fundador de la escuela atomista4 es Leucipo, un personaje contemporáneo de los sofistas y Sócrates, pero
de que no se sabe casi nada. El filósofo más representativo de esta escuela es Demócrito de Abdera, que es ya
contemporáneo de Platón porque su pensamiento se ajusta a las características doctrinales de los
presocráticos.
Para los atomistas el mundo está compuesto de un número infinito de átomos, que son eternos y
cualitativamente iguales y se mueven en un vacío eterno.
INTRODUCCIÓN
Tras la victoria de Atenas sobre los persas en las guerras médicas, la ciudad se convierte en el centro del
pensamiento, la política y la economía de la época. Es la Grecia clásica. La aportación más grande de Atenas a
la posteridad fue la democracia. La democracia supone:
Los sofistas son extranjeros llegados a Atenas, muy cultos y conocedores de las formas de vivir y de pensar de
los demás griegos. Por ser extranjeros, no podían intervenir directamente en la política de Atenas, pero
educaban a la mayoría de los políticos atenienses en oratoria y erística para defender las causas en el ágora y
los tribunales. A cambio de sus enseñanzas recibían un salario.
Sofista fue primero sinónimo de sabio. Pero después adquirió el sentido peyorativo de embaucador hábil y
mentiroso en los diálogos de Platón. Los sofistas crearon en Grecia un amplio movimiento de difusión cultural,
conocido como "Ilustración griega". No formaron escuela, ni tenían una doctrina común.
CARACTERÍSTICAS:
- Relativismo: No existe la verdad absoluta; solamente existe la verdad de cada uno, que no tiene por
qué coincidir con la de los demás. No hay verdades ni leyes universalmente válidas.
- Convencionalismo: Sostienen que las normas y las instituciones son el resultado de la convención.
Moral, derecho y costumbres son convencionales, creación por los hombres y por tanto variables.
- Subjetivismo: las cosas son como a cada uno le parece. El hombre es la medida de todas las cosas. No
existen criterios objetivos para decidir la verdad en sí de las cosas independientemente el sujeto que
las considera: un mismo objeto es diferente para cada sujeto.
- Oportunismo político: cualquier medio es bueno para conseguir el fin propuesto. El buen resultado
justifica los medios empleados. La elocuencia se encarga de elaborar el convencimiento para dicha
justificación. La actividad política es el lugar en el que hay que alcanzar el triunfo para ponerla al
servicio de los propios intereses frente a los de la comunidad.
A) PROTÁGORAS (481-401 a.C): Natural de Abdera, se hizo famoso en Atenas, pero tuvo que escapar a
Sicilia acusado de ateísmo y blasfemia. Respecto a los dioses afirmaba que «no es posible saber si
existen, ni cuál es su forma ni su naturaleza». Se metió también contra los usos y ritos religiosos.
Su tesis más conocida: «EL HOMBRE ES LA MEDIDA DE TODAS LAS COSAS». Parecía defender, pues,
un relativismo en cuestión de cualidades percibidas y valores.
Puede considerarse un relativista cultural: cada pueblo tiene costumbres y leyes diferentes, y cree que
las suyas son las mejores. La ley no es algo basado en la naturaleza, sino invención de los legisladores.
Existe por convención, y es siempre modificable.
Defiende el valor de la cultura como algo que necesita el hombre para sobrevivir y que le diferencia
de los animales. Pero se necesita además el sentido de la justicia y la virtud política, sin las cuales sería
imposible la vida en la ciudad.
B) GORGIAS
a) La palabra instrumento de dominio: persuasión y retórica
Gorgias se centra en la capacidad de la palabra como instrumento de manipulación y dominio. De
ahí la importancia de la retórica. Lo que le interesa del lenguaje es su capacidad persuadir y
engañar.
b) Ética
No se pueden fijar normas éticas válidas para todos los hombres sino que, en cada ocasión
concreta, cada agente tiene que percibir lo que es moral y lo que es inmoral. Se trata de un
contingentísimo moral que no da lugar a la posibilidad de formulación de ley moral alguna.
Estamos ante una moral de la situación.
D) CRITIAS
Discípulo de Sócrates y pariente de Platón, fue un enemigo acérrimo de la democracia. Elaboró una
teoría personal sobre el origen de la religión, según la cual la religión surgió como "invento de un
hombre astuto y prudente" para someter los hombres a las leyes por el temor.
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2. SÓCRATES
Sócrates es un ciudadano ateniense nacido en el 470 a. C. y muerto en el 399 a. C. Coetáneo de los sofistas
pero no es uno de ellos.
A Sócrates se le describe como "un hombre enamorado de su ciudad, poco escrupuloso con los deberes
familiares, feo y según dicen, de costumbres un poco dudosas, pero de una gran personalidad y originalidad;
una mezcla entre pensador puro, político y líder carismático pero controvertido, hecho que provoca la
fascinación de una parte de Atenas pero también el odio de otro sector"
Sócrates era un hombre con carisma, y con una excepcional capacidad de fascinación, y que asume la defensa
de las costumbres y las instituciones de Atenas constituyéndose en una especie de conciencia pública que
denuncia la corrupción y fustiga el vicio a diestro y siniestro, el cual merece el sobrenombre de “tábano de
Atenas”.
Una conspiración de sus opositores le lleva a juicio bajo la acusación de impiedad y de corromper a los jóvenes.
Es condenado a muerte. En el 399 bebe un veneno mortal como cumplimiento de la condena y muere. No
huye porque no quiere abandonar su ciudad y como expresión de su obediencia y respeto a las leyes de la
ciudad.
Sus fuentes
No escribió ninguna obra, consideraba que el diálogo, la comunicación directa e interpersonal, es el único
método válido para la filosofía.
La imagen que poseemos de él como su pensamiento nos ha llegado principalmente a través de los diálogos
escritos por Platón, un alumno suyo. Además de esta imagen, tenemos otras más críticas de contemporáneos
suyos. Jenofonte, a través de su obra "Recuerdos de Sócrates" y Aristófanes a través de su obra "Las nubes",
una comedia donde se da una imagen de Sócrates como un hombre ridículo.
Sócrates fue un personaje perteneciente al ámbito cultural de los sofistas pero los combatió enérgicamente.
Su interés por el ser humano, por las cuestiones morales y políticas, por la vinculación de éstas al problema
del lenguaje.
De ellos se distingue:
a) El modo de enseñar: No cobra por sus enseñanzas, ni lo hace en lugares cerrados, aprovecha cualquier
lugar donde haya gente que quiera escucharlo. No enseña sólo a las elites sino a todo el que lo desea,
aunque preferentemente a los jóvenes.
b) Adopta un método totalmente opuesto: Los sofistas pronunciaban largos discursos y comentaban
textos de autores antiguos. Sócrates rechaza los largos discursos, porque impiden discutir paso a paso
las afirmaciones del orador, y los textos antiguos, porque no es posible preguntar a sus autores.
Sócrates emplea la palabra y el discurso pero hace un uso diametralmente opuesto.
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No empleará un discurso grandilocuente (la retórica), ni intentará seducir a las multitudes para
hacerles cambiar de opinión o de intención de voto.
El único método válido para Sócrates es el diálogo (la dialéctica), la pregunta y la respuesta con la
intención de que sea su interlocutor el que llegue a la verdad por sí mismo.
c) La finalidad de su enseñanza: su interés se halla en indagar en aquellos temas que interesan a todos
los seres humanos como por ejemplo, qué es la justicia, el bien o la virtud.
Su pensamiento: Aporta en los temas políticos y morales unas soluciones diferentes. Es anti relativista
defiende la teoría que se denomina intelectualismo moral.
EL ANTIRELATIVISMO SOCRÁTICO
La obsesión de Sócrates es la de eliminar el relativismo de valores que invade Atenas. El relativismo es fruto
de la diversidad de opiniones que da derecho a creer a todos que su parecer vale igual o más que el del resto.
Si no existe ninguna verdad absoluta, el lenguaje se vuelve algo inútil. Los seres humanos tampoco podrán ser
justos, virtuosos o felices si ignoran qué quieren decir éstas palabras.
La ciudad ha perdido los papeles y se hace preciso volver a mirar la brújula que nos encamina hacia valores
válidos para todos, universales, e incluso, eternos como los dioses.
La primera labor que se habrá de proponer será la búsqueda de la correcta definición de estos conceptos, una
definición que sea universal y válida para todos.
Él cree que dentro de cada uno hay unas verdades innatas. Ello se puede conseguir mediante la palabra pero
no con el estilo de los sofistas –la retórica- sino con el juego de la pregunta-respuesta, con la dialéctica.
Considera que la verdad está en cada uno de nosotros y que podemos llegar a conocerla a través de la
inducción mayéutica.
Ahora es necesario profundizar en la búsqueda de la definición del concepto que queramos hallar. Hemos de
buscar en el interior de nosotros mismos y apoyarnos en nuestra razón.
El método que utilizará Sócrates es el diálogo. El Diálogo es útil y eficaz contra los sofistas que acostumbran a
ensañar mediante discursos aprendidos de memoria. En el diálogo el alumno es parte activa e interesada en
el proceso de alumbramiento de la verdad mediante el juego de preguntas y respuestas. Al contrario que los
sofistas, Sócrates se declara de entrada ignorante para que los demás le enseñen, de este modo pide
justificación del saber de los demás hasta hacerlos caer en el absurdo.
1. Ironía
Por medio de la ironía se trata de purificar al interlocutor de su falsa ciencia forzándole a
contradecirse. Sócrates se finge ignorante y pregunta para aprender lo que se cree saber, pero obliga
a confesar la propia ignorancia reduciendo al absurdo al contrincante: el ridículo será la prueba a la
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que se somete el que se cree sabio. Por otra parte la ironía permite reconocer la propia ignorancia,
incitar el deseo de saber y llegar a la verdad. Ello que consigue mediante el siguiente paso del diálogo:
2. Mayéutica
Sócrates no propone la solución por medio de la autoridad, sino que hace que el discípulo la conciba
por sí mismo mediante el esfuerzo de la reflexión. Está convencido de que, exceptuando los casos de
degradación moral, todos llevan en su espíritu las ideas morales necesarias para la buena conducta:
“el alma está preñada de verdad”, Sócrates actúa por lo tanto como comadrona de la Verdad.
Sócrates enseña que el proceso del espíritu por medio del cual se llega a la verdad es el raciocinio, y
dicho raciocinio tiene dos direcciones fundamentales: inducción y deducción.
Inducción: para fundar una verdadera moral es necesario reducir la variedad de los casos particulares
a un concepto universal, aplicable a la infinita variedad de casos particulares de una misma especie.
Por el abandono de las diferencias particulares llegamos al concepto general y hacemos la definición
del concepto que expresa la esencia
Deducción: es menos empleada por Sócrates. Se trata de partir de principios generales ya admitidos
y aplicarlos a los casos particulares.
El intelectualismo moral
Una vez descubierta la verdad ya no se puede dejar de desear el llevarlo a la práctica porque lo contrario
significaría violentar nuestra propia conciencia e ir en contra de nuestros intereses como seres racionales.
La virtud, el obrar bien, no es otra cosa que saber lo que es el bien, lo que es la justicia, la libertad, las leyes…
En definitiva, "ser bueno" equivale a "saber": "No hay seres humanos malos, sino simplemente ignorantes".
Esta es la tesis que defiende el optimismo antropológico.
El rechazo del relativismo por Sócrates viene fundamentado en una forma de considerar la virtud que le es
propia.
1. Para la aristocracia: Dependía del origen de sangre y por lo tanto la virtud se heredaba
2. Para los sofistas: La virtud o el bien no se hereda ni existen en un sentido absoluto. Hay sólo acciones
buenas o virtuosas. La virtud se ejemplifica mayoritariamente en el éxito y el reconocimiento social.
La herencia de Sócrates
Sócrates es una de las figuras históricas cuya influencia más se va a sentir en la cultura occidental a lo largo de
los siglos posteriores, desde los pensadores cristianos medievales hasta nuestros días. La repercusión de su
pensamiento se ha comparado con la de Buda, Jesús de Nazaret o Confucio. No obstante, también ha tenido
sus detractores, como es el caso de Nietzsche, quien lo culpaba de ser el iniciador de la decadencia de la
cultura occidental. Tras su muerte, sus discípulos fundaron diversas escuelas con orientaciones diferentes.
Entre ellas, destaca la Academia, escuela fundada por Platón.