Tema 54
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Este concepto presupone la concurrencia de tres elementos para que el accidente sea de
trabajo: lesión corporal, trabajo por cuenta ajena y relación de causalidad trabajo-lesión.
Lesión corporal:
El accidente de trabajo conlleva una lesión o daño en el cuerpo del trabajador accidentado,
como consecuencia de una acción súbita y violenta producida por un agente exterior, así como
cualquier otro daño de carácter psíquico.
Asimismo, con base en la propia Ley General de la Seguridad Social, se consideran accidentes
de trabajo y se incluyen dentro del término lesión:
- las enfermedades de trabajo, distintas de las listadas como estrictamente profesionales,
que contraiga el trabajador con motivo de la realización de su trabajo, siempre que se
pruebe que la enfermedad tuvo por causa exclusiva la ejecución del mismo [art. 156.2.e)]
- las enfermedades o defectos, padecidos con anterioridad por el trabajador, que se agraven
como consecuencia de la lesión constitutiva del accidente [art. 156.2.f)]
- las denominadas enfermedades intercurrentes, entendiéndose por tales las que
constituyan complicaciones derivadas del proceso patológico determinado por el
accidente mismo o tengan su origen en afecciones adquiridas en el nuevo medio en que
se haya situado al paciente para su curación [art. 156.2.g)].
Igualmente, hay que señalar que, las enfermedades cardíacas vienen siendo aceptadas
reiteradamente por la jurisprudencia como accidente de trabajo.
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La lesión corporal ha de sufrirla el trabajador con ocasión o por consecuencia del trabajo que
ejecuta por cuenta ajena.
La Ley General de la Seguridad Social no dice qué ha de entenderse por trabajador ni por
trabajador por cuenta ajena, existiendo, en consecuencia una remisión implícita a los
conceptos del Estatuto de los Trabajadores (Real Decreto Legislativo 2/2015, de 23 de
octubre) y Leyes complementarias.
Según se establece en el artículo 1º ET, son trabajadores por cuenta ajena los que
voluntariamente prestan sus servicios retribuidos por cuenta ajena y dentro del ámbito de
organización y dirección de otra persona física o jurídica denominada empleador o empresario.
El trabajo por cuenta ajena presupone, por consiguiente, la existencia de una relación laboral
(contrato) pensable no sólo en relación con los trabajadores de la industria y de los servicios
afiliados al Régimen General de la Seguridad Social, sino también con los asimilados a éstos
[art. 7.1a) Ley General de la Seguridad Social], a los que se aplica una cobertura prácticamente
idéntica en materia de accidentes de trabajo. Tal es el caso, de los trabajadores por cuenta
ajena afiliados a los Regímenes Especiales de la agricultura y del mar.
Hay que tener en cuenta que los trabajadores por cuenta propia de los distintos Regímenes
Especiales, también tienen dentro de las contingencias protegidas el accidente de trabajo,
encontrando el concepto en las distintas normas reguladoras de los Regímenes.
A partir del 1 de enero de 2004, el Real Decreto 1273/2003, de 10 de octubre, introduce el
concepto de accidente de trabajo para los trabajadores incluidos en el Régimen Especial de
Trabajadores por Cuenta Propia o Autónomos, en el artículo tercero.
A partir del 1 de enero de 2011, en virtud de la disposición final tercera.nueve de la Ley
39/2010, de 22-12, se extiende la acción protectora por accidente de trabajo a los trabajadores
incluidos en el Régimen Especial de la Seguridad Social de los Empleados de Hogar
(actualmente trabajadores del Sistema Especial para Empleados de Hogar establecido en el
Régimen General de la Seguridad Social).
La lesión sufrida por el trabajador, ha de serlo con ocasión o por consecuencia del trabajo
ejecutado por cuenta ajena. En consecuencia, se presumirá salvo prueba en contrario, que son
constitutivas de accidente de trabajo las lesiones que sufra el trabajador durante el tiempo y en
el lugar del trabajo (art. 156.3 Ley General de la Seguridad Social).
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Social de Trabajadores por Cuenta Propia o Autónomos (artículo 316.2 de la Ley General de la
Seguridad Social).
En el nº 4 del art. 156 de la Ley General de la Seguridad Social se citan como exclusiones.
1. Los que sean debidos a fuerza mayor extraña al trabajo, entendiéndose por ésta la
que sea de tal naturaleza que ninguna relación guarde con el trabajo que se ejecutaba al
ocurrir el accidente.
No se considera fuerza mayor extraña al trabajo la insolación, el rayo y otros
fenómenos análogos de la naturaleza.
Según Alonso Olea son poco frecuentes las sentencias que aprecian la llamada
"excepción de fuerza mayor extraña" que sólo juega para los supuestos de guerra.
En cuanto a los accidentes debidos a sucesos catastróficos, éstos están cubiertos por
normas conexas con las de accidentes de trabajo, pero distintas de ellas (art. 160 Ley
General de la Seguridad Social).
2. Los que sean debidos a dolo o a imprudencia temeraria del trabajador accidentado.
Existe dolo en caso de autolesión para causar derecho a la prestación. Sin embargo, el
tema más dudoso en el caso de suicidio o intento frustrado del mismo, ya que éste
podría ser consecuencia directa o indirecta del trabajo o de un accidente de trabajo
previo, en cuyo caso el hecho habría de considerarse accidente laboral.
4.1. Antecedentes.
En los inicios de nuestra legislación social (Ley de Accidentes de 1900), en la cual la fuerza
lesiva provocadora del accidente de trabajo comprendía las acciones lentas y progresivas, la
enfermedad profesional quedaba integrada como accidente laboral, sin requerir régimen asegurativo
propio.
Sin embargo, en la medida en que la enfermedad común tuvo su protección y a fin de evitar
que ésta atrajera a la enfermedad profesional, se estimó oportuno ordenar para ésta última un
régimen asegurativo más próximo al de accidente de trabajo, como riesgo profesional, que al de
enfermedad común, como enfermedad.
El primer intento de ordenación asegurativa de la enfermedad profesional lo constituye la Ley
de Bases de 13 de julio de 1936 que conceptuaba como enfermedades profesionales "las que se
originan en el trabajo desarrollado en industrias relacionadas enumerativamente".
La Orden de 7 de marzo de 1941 desarrolla parcialmente la ley anterior y asimila al régimen
asegurativo de accidentes de trabajo la silicosis.
El Decreto de 3 de septiembre de 1941 establece el "seguro de silicosis" íntimamente ligado al
de accidente de trabajo.
Es a partir del Decreto de 10 de enero de 1947 de enfermedades profesionales, por el que se
definen éstas y se regulan con carácter general, estableciéndose un aseguramiento especial para las
mismas, autónomo respecto del accidente de trabajo y que ya existía con anterioridad para la
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trabajadores del Sistema Especial para Empleados de Hogar establecido en el Régimen General de la
Seguridad Social).
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Dicho documento será remitido por el empresario (o trabajador por cuenta propia
comprendido en el campo de aplicación de regímenes especiales, cuya acción
protectora comprenda la contingencia de accidentes de trabajo) a la entidad gestora o
colaboradora que tenga a su cargo la protección por accidente de trabajo en los 5
primeros días hábiles del mes siguiente al que se refieran los datos.
c) Relación de altas o fallecimientos de accidentados.
Deberá cumplimentarse mensualmente, relacionándose aquellos trabajadores para los que
se hubieran recibido los correspondientes partes médicos de alta.
Dicho documento será remitido mensualmente por la entidad gestora o colaboradora la
Subdirección General de Estadística del Ministerio de Trabajo y Economía Social
antes del día 10 del mes siguiente al de referencia de los datos.
Además de lo expuesto, existe una especialidad prevista en aquellos accidentes ocurridos en el
Centro de trabajo o por desplazamiento en jornada de trabajo que provoquen el fallecimiento del
trabajador, que sean considerados como graves o muy graves o que el accidente ocurrido en un
Centro de trabajo afecte a más de cuatro trabajadores, pertenezcan o no en su totalidad a la
plantilla de la Empresa, el empresario, además de cumplimentar el correspondiente modelo,
comunicará, en el plazo máximo de veinticuatro horas, este hecho por telegrama u otro medio de
comunicación análogo a la autoridad laboral de la provincia donde haya ocurrido el accidente, o
en el primer puerto o aeropuerto en el que atraque el buque o aterrice el avión, si el Centro de
trabajo en que ocurriera el accidente fuera un buque o avión, respectivamente.
En la comunicación deberá constar la razón social, domicilio y teléfono de la Empresa, nombre del
accidentado, dirección completa del lugar donde ocurrió el accidente, así como una breve
descripción del mismo.
La autoridad laboral dará traslado de la comunicación a la correspondiente Unidad Provincial de la
Inspección de Trabajo y Seguridad Social a fin de que preceptivamente practique la consiguiente
información en la Empresa sobre la forma en que ha ocurrido el accidente, causas del mismo y
circunstancias que en el concurran. Las Direcciones Provinciales de Trabajo y Seguridad Social
enviarán copia de la misma a los correspondientes Órganos Técnicos competentes de las
Comunidades Autónomas.
Por lo que se refiere a la cumplimentación y transmisión de la documentación citada, de
conformidad con lo previsto en la disposición adicional primera de la Orden TAS/2926/2002,
desde el 1 de enero de 2004, se ha de realizar por medios electrónicos a través del Sistema de
Declaración Electrónica de Accidentes de Trabajo (Delt@), que se configura como el conjunto de
medios que permiten la presentación de los referidos documentos por vía electrónica.
5.1.2. Notificación de las enfermedades profesionales.
En esta materia es de aplicación la Orden TAS/1/2007, de 2 de enero, por la que se establece el
modelo de parte de enfermedad profesional, se dictan normas para su elaboración y transmisión y
se crea el correspondiente fichero de datos personales.
a) Contenido del parte de enfermedad profesional.
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3. La base reguladora de las pensiones se calcula en función del salario real del año anterior a la
fecha del accidente de trabajo o de la enfermedad profesional. Para la determinación de este
salario real se aplican las siguientes reglas:
La manera de computar los complementos salariales ha sido regulada por la disposición adicional
undécima del Real Decreto 4/1998, de 9 de enero, en el siguiente sentido: el cociente que
resulte de dividir la suma de los complementos salariales percibidos por el interesado en el
año anterior al hecho causante entre el número de días realmente trabajados por aquel en el
mismo periodo se multiplicará por 273, salvo que el número de días laborales efectivos en la
actividad de que se trate sea menor, en cuyo caso se aplicará el multiplicador que
corresponda.
No obstante, esta fórmula de cálculo de la base reguladora es distinta para la IT derivada de
contingencias profesionales, conforme se estudia en el tema correspondiente.
4. Las prestaciones pueden ser incrementadas con un recargo del 30% al 50%, cuando el
accidente de trabajo o la enfermedad profesional se haya producido por falta de medidas de
seguridad y salud en el trabajo. La competencia para declarar la responsabilidad del pago del
recargo es declarada por el INSS o, en su caso, por el ISM, y recaerá directamente sobre el
empresario infractor sin que pueda ser objeto de seguro alguno, siendo nulo de pleno derecho
cualquier pacto o contrato que se realice para cubrirla, compensarla o transmitirla. Esta
responsabilidad es, además, independiente y compatible con las de todo orden, incluso penal,
que puedan derivarse de la infracción (artículo 164 LGSS).
de Presupuestos Generales del Estado para 1990, en la cual se añadía que dichas pensiones no
estarían sujetas a los límites de señalamiento inicial y revalorización establecidas en la Ley.
En cumplimiento de tal previsión, se dictó el Real Decreto 1576/1990, de 7 de diciembre
que disponía que, quienes estando afiliados al Sistema de Seguridad Social, se encuentran o no en
situación de alta en algunos de sus regímenes, y sean víctimas de un acto de terrorismo, tendrán
derecho a causar las pensiones extraordinarias previstas en el número 4 del artículo 64 de la Ley
33/1987 de 23 de diciembre de Presupuestos Generales del Estado para 1988, con arreglo a los
términos establecidos en el Régimen General de la Seguridad Social para las pensiones de invalidez
y supervivencia derivadas de accidentes de trabajo.
a) Cuantía de las pensiones:
La cuantía de dichas pensiones extraordinarias se determinará de acuerdo con las normas que
regulan el método de cálculo de las pensiones de invalidez y supervivencia derivadas de accidentes
de trabajo, con las siguientes reglas especiales:
Primera.- La base reguladora para el cálculo de la correspondiente pensión se determinará
dividiendo por 14 el resultado de multiplicar por 12 la última base mensual de cotización, en caso de
alta o situación asimilada.
- Cuando la persona víctima del acto terrorista no se encontrase en alta o en situación
asimilada, en el momento de producirse aquél, se tomará como base mensual de cotización
la base mínima de cotización del Régimen General de la Seguridad Social.
- Si la persona víctima del acto terrorista tuviese la condición de pensionista de la Seguridad
Social, se tomará como base reguladora la correspondiente a la pensión que viniera
disfrutando, actualizando la misma conforme a la evolución experimentada por el Índice
de Precios al Consumo desde el mes de determinación de la base reguladora hasta el
segundo mes anterior al que se produjera la comisión de aquél.
Segunda.- El importe de la pensión será igual al 200 por 100 de la cuantía resultante de aplicar
el porcentaje que corresponda a la base reguladora, determinada de conformidad con lo previsto en la
regla primera.
b) Límite de la cuantía:
Las pensiones extraordinarias originadas por actos de terrorismo no estarán sujetas, en ningún
caso, a los límites de señalamiento inicial y de revalorización de las pensiones previstas con carácter
general.
Asimismo, se establece una garantía mínima para las pensiones extraordinarias que, por actos
de terrorismo, se reconocen y abonan por cualquier régimen público de Seguridad Social,
equivalente al triple del indicador público de renta de efectos múltiples (IPREM), abonándose dos
pagas extraordinarias del mismo importe en los meses de junio y diciembre de cada año.
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c) Régimen de incompatibilidades:
Las pensiones extraordinarias del Real Decreto 1576/1990 son incompatibles:
- con las pensiones ordinarias que pudieran corresponder a sus beneficiarios por los mismos
hechos causantes
- con cualesquiera otras pensiones extraordinarias que, en razón a la misma causa, pueda
reconocer cualquier régimen público de protección social básica
- cuando el beneficiario de la pensión extraordinaria fuese ya pensionista, con la pensión
ordinaria que se empleó para determinar la base reguladora de la pensión extraordinaria.
Regla general:
Quien tuviera derecho a dos o más pensiones podrá optar entre causar derecho a las pensiones
extraordinarias o bien a las que pudieran corresponderle en el sistema de la Seguridad Social.
Particularidad:
Las pensiones extraordinarias motivadas por actos de terrorismo serán, no obstante,
compatibles con las pensiones ordinarias de igual naturaleza que, en razón de la pluriactividad del
interesado, pudiera éste causar en otro régimen distinto del propio sistema de la Seguridad Social.
d) Gestión:
La gestión de las pensiones extraordinarias motivadas por actos de terrorismo se llevará a cabo
por la Entidad Gestora de la Seguridad Social (INSS o ISM) que resulte competente, en razón del
régimen de Seguridad Social en que se encontrase encuadrado el beneficiario o el causante de la
pensión.
La evaluación y calificación de la incapacidad permanente se llevará a cabo por el Equipo de
Valoración de Incapacidades de la Dirección Provincial del INSS de Madrid.
e) Financiación:
La financiación de tales pensiones variará según que:
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