Ensayo Español

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Résumén

Este ensayo crítico acerca de las declaraciones sobre la técnica y la vida en el planeta COVID-
19 propone una reflexión ético-filosófica de los efectos de la pandemia. Trata de entender,
atribuir significados y criticar las referencias a la pandemia, especial- mente en Brasil, en
momentos especialmente dramáticos, debido a la sinergia entre la grave enfermedad que afecta
al país y al planeta, y un gobierno que se destaca por su gi- gantesca incapacidad para hacer
frente a la calamidad. Este texto fue escrito en el periodo de "cuarentena" brasileña, desde
mediados de marzo hasta fines de abril de 2020. Es un momento en el que los hechos nos
golpean y no dejan de atormentarnos, y se vive a diario bajo el terrible dominio de esta
pandemia. Así, este texto se caracteriza por estar elaborado en medio de un contexto social
marcado por los esfuerzos de control y atención de la salud de los afectados, a pesar del
complejo marco político actual y de las profundas dificultades económicas del país.

PALABRAS CLAVES COVID-19; Pandemias; Riesgo a la Salud; Epidemiología;


Enfermedades transmisibles.

ABSTRACT This essay intends to carry out an ethical and philosophical reflection on the
effects of the emergency contingencies of the COVID-19 pandemic. With a focus on Brazil, it
seeks to understand, critique, and attribute meaning to references to the pandemic, in
particularly dramatic moments brought about by the synergy produced between the serious
disease affecting the country and the world and a government that stands out for its remarkable
unwillingness and inability to deal with this calamity. This text was written during the Brazilian
"quarantine, " which lasted from mid-March to late April, 2020. During this period, we were
bombarded by facts that never ceased to hauntus, and lived each day under the terrible dominion
of the pandemic. Therefore, this text was written in the midst of a social context marked by
control efforts, with great attention directed at the health of those affected, despite the complex
political framework and serios economic difficulties facing the country.

KEY WORDS COVID-19; Pandemics; Health Risks; Epidemiology; Communicable


Diseases.

Introducción

En primer lugar, para justificar el título del artículo, si bien no es necesario explicar el sentido
de la palabra"pandemencia"nuestra intención apunta a sintetizar las causas y los efectos que el
COVID-19 ha generado en la forma de vida de las personas a escala planetaria, pero sobre todo
en Brasil. Cierta-
mente más significativa es la apropiación de la expresión. No parece apropiado o moralmente
ra- zonable identificar una pandemia con algo pintoresco. Aun así, se puede especular que
estamos en un proceso de cambio en las for-mas de designar las enfermedades. Parece
que paulatinamente hay enfermedades que se denominan según criterios relacionados con
algunos de los nombres codificados en inglés como si fueran "marcas" en forma de acrónimos,
como en el caso del SARS (se- vere acute respiratory syndrome), de MERS (Middle East
respiratory syndrome), o COVID-19 (Coronavirus disease 2019).

DIMENSIONES SIMBÓLICAS RELACIONADAS CON


LA PANDEMIA
Hay aspectos alegóricos que subrayan algunas dimensiones de esta calamitosa situación. Como
se sabe, los coronavirus están compuestos de una tira de ácido ribonucleico (ARN), y este
material genético está rodeado por una membrana salpicada de pequeñas proteínas en forma de
“spike”, es decir, “espinas”. Bajo un microscopio, estas proteínas se encuentran en un anillo
alrededor de la parte superior del virus, que recibe el nombre de “corona”. Cuando el virus
ingresa al cuerpo, estas proteínas se unen a las células huésped, y el virus inyecta este ARN en
el núcleo de la célula y se apropia de sus máquinas de replicación para reproducir más virus . .
Ahora bien, hay al menos una coincidencia en esta forma de denominar el virus: por un lado,
una referencia inevitable a las coronas hechas con joyas que distinguen a reyes, reinas y sus
poderes aristocráticos; y, por otro, la referencia al salvador en las religiones cristianas que se vio
obligado a usar una corona de espinas en su crucifixión. Esta metáfora contiene una referencia
al poder y otra a la subyugación y el martirio. Ambas perspectivas confluyen para destacar los
efectos infecciosos y virulentos del COVID-19. Por un lado, su gran poder en términos de
difusión y, por otro, su capacidad de infligir sufrimiento a quienes pierden seres queridos, solo
que, en este caso, sin posibilidad de resurrección. Hay una santa católica consagrada como
Santa Corona, que fue martirizada por los romanos y enterrada en la ciudad de Anzu en el siglo
IX. Era una cristiana que murió bajo el emperador Marco Aurélio en el año 165 d.C., y durante
siglos ha sido una de las santas patronas de las epidemias y pandemias .

Aun así, no es posible relacionar las epidemias de enfermedades transmisibles en la actualidad


con las pestes de la antigüedad. Obviamente, no había conocimientos específicos en término
epidemiológicos ni terapéuticos para superar estos acontecimientos calamitosos. Con los
avances científicos, se pueden tener recursos vinculados con el desarrollo de tecnologías,
medicamentos, vacunas y prácticas preventivas para hacer frente a la propagación epidémica de
enfermedades infecciosas.

El aumento de la longevidad en ciertos grupos sociales sería solo un indicador de estos avances.
Pero ¿de qué sirve esto si la mayor letalidad del COVID-19 es precisamente en los grupos de
mayor edad? Las formas de organización política, económica y social adoptadas por el modo de
producción industrial que reemplazó al feudalismo indudablemente dieron lugar a muchos
avances en diferentes conjuntos sociales. Sin embargo, la distribución de estos beneficios fue
desigual y, además, no pudo evitar la vuelta de signos y síntomas reprimidos en la sociedad
capitalista, como si esta forma de organización social fuese incapaz de evitar la emergencia de
algo podrido en su interior.

Salud versus economía: contribuciones filosóficas a los


enfrentamientos sobre la atribución de significados
ideológicos a la pandemia
Es importante señalar que, antes del COVID-19, el neoliberalismo ya evidenciaba una epidemia
causada por el virus de la precariedad. Un mal social que admitió, mucho antes de la
declaración de un estado de alarma, su propio régimen de emergencia para ciertos sectores
considerados socialmente excedentes o marginados: grupos desprotegidos compuestos por
pobres, desempleados, migrantes, trabajadores domésticos, refugiados, indocumentados, etc.
Las opresiones de género, clase y raza son fundamentales aquí .
En este sentido, vale la pena recuperar los comentarios de Judith Butler . sobre los efectos de la
pandemia en las ideas de igualdad, interdependencia global y obligaciones mutuas. Las formas
en que actúa el virus y sus efectos en los grupos humanos destacan nuestra precariedad vital. Al
mismo tiempo, ciertos países han fracasado en prepararse con la debida anticipación en forma
eficaz, y la implementación de medidas relacionadas con el cierre de fronteras ha sido
subrayada como posturas xenófobas. Por todos lados, vemos la acción de emprendedores
ansiosos por lucrar con el sufrimiento planetario. Como era de esperar, la máquina capitalista
produce desequilibrios y desarrolla modos de mantener sus poderes aún con quienes son los
sectores afectados por la pandemia. Esto muestra la singularidad con la que se mantienen
desigualdades radicales, que incluyen el nacionalismo, la supremacía blanca, la violencia contra
las mujeres y contra las poblaciones queer y trans .

El profesor John Ioannidis, epidemiólogo y codirector del Centro de Innovación y


Metainvestigación de la Universidad de Stanford es citado por considerar los datos existentes
“muy poco confiables”. Aun así, incluso teniendo en cuenta los sesgos de quien escribe, parece
que -excepto por malentendidos- este epidemiólogo desarrolla análisis sujetos a sesgos
conservadores .
En Brasil, hubo un pronunciamiento mesiánico de Bolsonaro que, sin modestia, sostuvo que la
prioridad es privilegiar la actividad económica, porque si esta se ve comprometida, la situación
será aún más perjudicial para la gente que la pandemia. Este presidente atroz muestra su faceta
más oscura sin modestia (como de costumbre). Opta por liderar un grupo de negacionistas que
están tomando Brasil a pasos agigantados.

La revista The Lancet Public Health, en un editorial publicado el 28 de marzo de 2020 y


titulado “COVID-19: aprender de la experiencia”, proporciona una visión general de la
evolución de la enfermedad en el mundo. El “lockdown”, considerado al inicio de la pandemia
como una política demasiado restrictiva, se habría convertido en un lugar común. Aun así,
muchas naciones no estarían siguiendo las recomendaciones de la Organización Mundial de la
Salud para contener la pandemia, como las pruebas ampliadas, la cuarentena, el seguimiento de
contactos y la distancia social. La tensión entre economía y salud pública también aparece
en The Lancet Public Health, en un comentario crítico del editor Robert Horton7. Allí se destaca
que, en cualquier libro de texto de economía con postulados neoliberales, es previsible un
énfasis en la importancia de preservar los mercados, la eficiencia, el precio y la utilidad, el
beneficio y la libre competencia. Estas categorías definen inexorablemente modelos que limitan
cualquier expectativa hacia un sistema de salud pública satisfactorio. Cuando las herramientas
de gestión que entran en juego tienen la intención de evaluar los costos y beneficios de las
inversiones y los rendimientos respectivos como pautas que guían las decisiones, algo relevante
se pierde o desfigura. Parece haber un diseño intencional de privatización de lo público.

Es inevitable pensar que la economía neoliberal enmarca la forma en que pensamos y actuamos.
Entroniza el libre comercio, la privatización, el estado mínimo y la reducción del gasto público
en las áreas sociales y de salud. En resumen, una economía marcada por una filosofía utilitaria
no tiene otra salida: cínicamente articula sus premisas supuestamente bien intencionadas,
apoyadas en conceptos elevados como la felicidad y el placer.

El subregistro y sus consecuencias perjudiciales en la


aplicación de medidas de aislamiento social
De acuerdo con la epidemióloga Ana Cristina Marques Martins y el epidemiólogo Marcus
Vinicius de Azevedo Braga, existe un subregistro de casos de COVID-19 motivado por la
dificultad de realizar diagnósticos a partir de testeos parciales en el contexto de una alta
incidencia de la enfermedad. El modo de superar estas dificultades es la búsqueda activa de
casos sospechosos, la implementación de reglas claras y explícitas de diagnóstico, el uso de
tecnología de la información y la utilización de pruebas confiables .

Es esencial considerar las posibilidades de suspender las medidas de aislamiento social en


términos prospectivos. En este sentido, son relevantes las conclusiones de un estudio realizado
por el grupo dirigido por el epidemiólogo Marc Lipsitch, publicado en la revista Science. La
incidencia total de la enfermedad COVID-19 en los próximos cinco años dependerá
críticamente de la circulación regular, después de la onda pandémica inicial. Esto, a su vez,
depende principalmente de la duración de la inmunidad a la infección por SARS-CoV-2. La
intensidad y el momento de los brotes pandémicos y pospandémicos se relacionan con la época
del año en que se establezca la infección generalizada por SARS-CoV-2 y, en menor medida,
con la magnitud de la variación estacional en la transmisibilidad y el nivel de inmunidad
cruzada que existe entre los coronavirus.
Es necesario medir hasta qué punto el distanciamiento social es capaz de reducir las infecciones
por SARS-CoV-2, que sobrecargan los sistemas de salud. El distanciamiento altamente efectivo
podría reducir la incidencia de SARS-CoV-2 lo suficiente como para permitir una estrategia
basada en el rastreo de casos y la continuidad de la cuarentena como en Corea del Sur y
Singapur. Esfuerzos menos efectivos pueden resultar en una epidemia prolongada de un solo
pico, con la consecuente presión sobre el sistema de salud y la necesidad de continuidad con el
distanciamiento, cuya aceptación social puede ser variada.

El distanciamiento intermitente puede ser necesario hasta 2022, a menos que la capacidad de
atención crítica se incremente sustancialmente o se disponga de un medicamento o de una
vacuna. Indudablemente, el distanciamiento prolongado, incluso si es intermitente, puede tener
consecuencias económicas, sociales y educativas profundamente negativas.

Según Lipsitch y su grupo de trabajo, el objetivo de modelar estas políticas no es sinónimo de


respaldarlas, sino anticipar posibles trayectorias de la epidemia bajo enfoques alternativos e
identificar intervenciones complementarias. Entre ellas se encuentran ampliar la cantidad de
unidades de terapia intensiva, el tratamiento para reducir la demanda de estos servicios y el
estímulo de ideas innovadoras para controlar la pandemia a largo plazo. También subrayan no
haber tomado una posición sobre la conveniencia de estos escenarios, dada la carga económica
que pueden imponer, y sus potenciales efectos catastróficos sobre el sistema de salud, si la
distancia es ineficaz y/o insostenible. El modelo tendrá que adaptarse a las condiciones locales y
actualizarse a medida que se disponga de datos más precisos. Se necesitan urgentemente
estudios serológicos longitudinales para determinar el alcance y la duración de la inmunidad al
SARS-CoV-2, y además mantener la vigilancia epidemiológica en los próximos años para
anticipar la posibilidad de resurgimiento de nuevos brote.

Una cuestión crucial es identificar el momento en el que es posible reducir las medidas de
distanciamiento social. Paradójicamente, en países en los que la transmisión del coronavirus se
ha acelerado, suspender las medidas de confinamiento antes de tiempo puede imposibilitar el
testeo para combatir la pandemia. Esto se debe a que a través del conocimiento de la curva de
incidencia de casos se puede evaluar el grado de transmisibilidad de la enfermedad, dato
imprescindible para asegurar que la flexibilización de la cuarentena no dispare la cantidad de
casos.

Además, en términos esquemáticos, es necesario tener en cuenta la posibilidad de cuatro “olas”


que pueden impactar en la demanda de los servicios de salud: 1) atención de personas debido a
COVID-19; 2) falta de personal y equipo para la atención de urgencias; 3) aumento de
hospitalizaciones por enfermedades crónicas no monitoreadas; 4) trauma psicológico y aumento
de la enfermedad mental.

Ahora, en el caso de Brasil, el brote pandémico puede presentar variaciones en su posible


aceleración en diferentes ciudades y estados. También hay señales de incertidumbre en cuanto
al grado de subregistro que pueda existir. A esto hay que agregarle el ímpetu del brote
de bolsonárie y sus consecuencias necropolíticas en la generación de daños y pérdidas sociales.

Según los European Centre for Disease Prevention and Control (ECDC) y la Organización para
la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), los test requieren planificación y una alta
inversión en equipos, reactivos y mano de obra, algo que puede dificultar su uso a gran escala
en países que han pasado la primera fase de la epidemia, cuando los casos aún son esporádicos.
Pero independientemente de la etapa en la que se adopte, la estrategia requiere evaluar a casi
todos los que tienen síntomas similares a la gripe, localizar a quienes dieron resultados positivos
para garantizar que estén en cuarentena y rastrear entre el 70% y el 90% de sus contactos, que
también deben ser testeados.

Estructura

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