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UNIDAD 1→

CLASE 1:

La cocina del sentido: Signos y lecturas. El hombre moderno pasa su tiempo ‘leyendo’
valores sociales, morales e ideológicos a partir de mensajes, objetos e imágenes.

Reflexión sistemática → Semiología. El sentido no se analiza de manera aislada, están


constituidos por diferencias. Los mensajes tienen un segundo sentido, una segunda lectura
que se encarga de descifrar y naturalizar la primera→ el sentido connotado.

La significación se convierte en la manera de pensar el mundo moderno.

CLASE 2: Selección de textos de Saussure. Curso de lingüística general.

Introducción:

Cap. II → Materia y tarea de la lingüística. Sus relaciones con las ciencias conexas:

La materia de la lingüística está constituida en primer lugar por todas las manifestaciones del
lenguaje humano, de esta forma su tarea será describir las lenguas y su historia (familia de
lenguas y reconstrucción de lenguas madres), buscar las fuerzas que intervengan de manera
permanente y universal en todas las lenguas, y sacar las leyes generales a que se puedan
reducir todos los fenómenos particulares de la historia, además de deslindarse y definirse ella
misma.

Lingüística y sociología → La lengua es un hecho social y en el fondo todo es psicológico en


ella. En la vida de los individuos y la de las sociedades no hay factor tan importante como el
lenguaje.

Cap. III → Objeto de la lingüística:

El punto de vista es el que crea el objeto. Dos caras que corresponden al fenómeno lingüístico
→ 1° Las sílabas que se articulan son impresiones acústicas percibidas por el oído, pero los
sonidos no existirían sin los órganos vocales. No se puede, pues, reducir la lengua al sonido,
ni separar el sonido de la articulación bucal. 2° El sonido no es más que el instrumento del
pensamiento y no existe por sí mismo. El sonido, unidad compleja acústico-vocal, forma a su
vez con la idea una unidad compleja, fisiológica y mental. 3° El lenguaje tiene un lado
individual y un lado social, y no se puede concebir el uno sin el otro. 4° En cada instante el
lenguaje implica a la vez un sistema establecido y una evolución (institución actual y un
producto del pasado.) → Sistema y su historia.

El lenguaje es multiforme y heteróclito: a la vez físico, fisiológico y psíquico, pertenece además


al dominio individual y al dominio social. Es una facultad natural.

La lengua no es más que una determinada parte del lenguaje, aunque esencial. Es a la vez un
producto social de la facultad del lenguaje y un conjunto de convenciones necesarias
adquiridas por el cuerpo social para permitir el ejercicio del lenguaje en los individuos.

Lenguaje articulado: en el lenguaje, la articulación puede designar o bien la subdivisión de la


cadena hablada en sílabas, o bien la subdivisión de la cadena de significaciones en unidades
significativas. Teniendo en cuanta la segunda definición, el lenguaje hablado no es lo natural
del hombre sino la facultad de construir una lengua → un sistema de signos que corresponden
a ideas distintas.

El lugar de la lengua en los hechos del lenguaje:

Habla → acto individual que permite reconstruir el circuito de la palabra. Supone al menos dos
individuos. El punto de partida del circuito está en el cerebro de uno de ellos, por ejemplo, en
el de A, donde los hechos de conciencia, que llamaremos conceptos, están asociados con las
representaciones de los signos lingüísticos o imágenes acústicas que sirven a su expresión.
Supongamos que un concepto dado desencadena en el cerebro una imagen acústica
correspondiente: éste es un fenómeno enteramente psíquico, seguido a su vez de un proceso
fisiológico: el cerebro transmite a los órganos de la fonación un impulso correlativo a la
imagen; luego las ondas sonoras se propagan de la boca de A al oído de B: proceso
puramente físico. A continuación el circuito sigue en B un orden inverso: del oído al cerebro,
transmisión fisiológica de la imagen acústica; en el cerebro, asociación psíquica de esta
imagen con el concepto correspondiente.

Se distinguen → a) una parte externa (vibración de los sonidos que van de la boca al oído) y
una parte interna, que comprende todo el resto. b) en una parte psíquica y una parte no
psíquica, incluyéndose en la segunda tanto los hechos fisiológicos de que son asiento los
órganos, como los hechos físicos exteriores al individuo; c) en una parte activa y una parte
pasiva: es activo todo lo que va del centro de asociación de uno de los sujetos al oído del otro
sujeto, y pasivo todo lo que va del oído del segundo a su centro de asociación. Por último, en
la parte psíquica localizada en el cerebro se puede llamar ejecutivo todo lo que es activo (c →
i) y receptivo todo lo que es pasivo (i → c). Es necesario añadir una facultad de asociación y
de coordinación, que se manifiesta en todos los casos en que no se trate nuevamente de
signos aislados; esta facultad es la que desempeña el primer papel en la organización de la
lengua como sistema.

Hecho social del lenguaje → Cristalización social. Entre todos los individuos así ligados por el
lenguaje, todos reproducirán los mismos signos unidos a los mismos conceptos, esto es
gracias a las facultades receptiva y coordinativa. La lengua no está completa en la cabeza de
ninguno de los individuos, no existe perfectamente más que en la masa.

Lengua: social y exterior al individuo quien necesita aprender para conocer su funcionamiento,
esencial, pasiva y homogénea (porque solo intervienen partes psíquicas). Método de
clasificación. Se ubica donde la imagen acústica se asocia con un concepto.

Escritura: Forma tangible de las imágenes acústicas, representación de lo relativo al a lengua.


Código

Habla: individual, accesorio y casi accidental. Acto de voluntad e inteligencia. Uso del código
para expresar su pensamiento y mecanismo psicofísico que le permite exteriorizarlo.
El lugar de la lengua en los hechos humanos, la semiología → La lengua es un sistema de
signos que expresan ideas. La semiología es una ciencia que estudia los signos (lengua,
señales, imágenes) en el seno de la vida social, parte de la psicología social→ ¿En qué
consisten los signos? ¿Cuáles son las leyes que los gobiernan?

La lingüística es parte de esta ciencia, su tarea es definir qué es lo que hace de la lengua un
sistema especial dentro del conjunto de hechos semiológicos.

Cap. IV → Lingüística de la lengua y lingüística del habla:

El estudio del lenguaje comporta 2 partes: una esencial que es la lengua, como fenómeno
social y psíquico, y una secundaria, que es el habla, la parte individual. Sin duda, ambos
objetos están estrechamente ligados y se suponen recíprocamente (interdependencia): la
lengua es necesaria para que el habla sea inteligible y produzca todos sus efectos; pero el
habla es necesaria para que la lengua se establezca, oyendo a los otros es como cada uno
aprende su lengua materna. Por último, el habla es la que hace evolucionar a la lengua: las
impresiones recibidas oyendo a los demás son las que modifican nuestros hábitos lingüísticos.

Sin embargo el objetivo de la lingüística es la lengua.

Cap. V → Elementos internos y elementos externos de la lengua:

Como elementos externos están todo lo que es extraño al organismo de la lengua (sistema),
por ejemplo las relaciones que puede haber entre la historia de la lengua y la de una sociedad.
Las costumbres de una nación tienen repercusión en su lengua y, a su vez, la lengua es la
que en gran medida hace a la nación. También existe una relación entre la lengua y la historia
política, conquistas y colonizaciones han tenido un enorme factor en los hechos lingüísticos.
También existe una conexión de la lengua con las diferentes instituciones, siendo la lengua
literaria de la lengua una forma de influencia en los salones, cortes y academias, y un conflicto
entre esa lengua literaria y la lengua corriente o natural (hablada).

La lingüística interna no admite una disposición cualquiera; la lengua es un sistema que no


conoce más que su orden propio y peculiar. Es interno todo cuanto hace variar el sistema en
un grado cualquiera.

Cap. VI → Representación de la lengua por la escritura:

Aunque la escritura sea por sí misma extraña al sistema interno, es imposible hacer
abstracción de un procedimiento utilizado sin cesar para representar la lengua; es necesario
conocer su utilidad, sus defectos y sus peligros. Lengua y escritura son dos sistemas de
signos distintos; la única razón de ser del segundo es la de representar al primero; el objeto
lingüístico no queda definido por la combinación de la palabra escrita y la palabra hablada;
esta última es la que constituye por sí sola el objeto de la lingüística. Pero la palabra escrita se
mezcla tan íntimamente a la palabra hablada de que es imagen, que acaba por usurparle el
papel principal; y se llega a dar a la representación del signo vocal tanta importancia como a
este signo mismo. La lengua es independiente a la escritura, tiene una tradición oral. La
lengua evoluciona sin cesar, mientras que la escritura tiende a quedar inmutable. De aquí que
la grafía acabe por no corresponder ya a lo que debe representar. Una notación consecuente
en una época dada será absurda un siglo después. Durante cierto tiempo se modifica el signo
gráfico para conformarlo a los cambios de pronunciación, pero luego se renuncia a seguir.

Principios Generales:
Cap. I → Naturaleza del signo lingüístico:

La lengua como nomenclatura: Concepción criticable ya que supone ideas hechas


preexistentes a las palabras. Perspectiva simplista en cuanto a la relación nombre-cosa.

El signo lingüístico un concepto y una imagen acústica. Es una identidad psíquica de dos
caras íntimamente unidas y que se relacionan recíprocamente.

Imagen acústica: Por excelencia, la representación natural de la palabra. Huella psíquica.

Principios del signo:

Arbitrario. El lazo que une al significado con el significante es arbitrario. No hay una relación
interior o natural entre éstos. Es inmotivado.

Carácter lineal del significante. El significante, por ser de naturaleza auditiva, se desenvuelve
en el tiempo únicamente y tiene los caracteres que toma del tiempo: a) representa una
extensión, y b) esa extensión es mensurable en una sola dimensión; es una línea. Este
principio es evidente, pero parece que siempre se ha desdeñado el enunciarlo, sin duda
porque se le ha encontrado demasiado simple; sin embargo, es fundamental y sus
consecuencias son incalculables: su importancia es igual a la de la primera ley. Todo el
mecanismo de la lengua depende de ese hecho. Los significantes acústicos no disponen más
que de la línea del tiempo; sus elementos se presentan uno tras otro; forman una cadena.
Este carácter se destaca inmediatamente cuando los representamos por medio de la escritura,
en donde la sucesión en el tiempo es sustituida por la línea espacial de los signos gráficos.

Cap. II → Mutabilidad e inmutabilidad del signo:

La lengua se transforma sin que los sujetos hablantes puedan transformarla. Se puede decir
también que la lengua es intangible, pero no inalterable.

Inmutabilidad: Resiste cualquier sustitución arbitraria. Con relación a la idea el significante


aparece elegido libremente. Sin embargo, con relación a la comunidad lingüística es impuesto.
Se dice a la lengua «elige», pero añadiendo: «será ese signo y no otro alguno». No solamente
es verdad que, de proponérselo, un individuo sería incapaz de modificar en un ápice la
elección ya hecha, sino que la masa misma no puede ejercer su soberanía sobre una sola
palabra; la masa está atada a la lengua tal cual es, no es una regla consentida.

- Las modificaciones de la lengua no están ligadas a la sucesión de generaciones que se


interpenetran, y cada una contiene individuos de todas las edades.

- Habrá que recordar la suma de esfuerzos que exige el aprendizaje de la lengua materna.
- Los sujetos son, en gran medida, inconscientes de las leyes de la lengua; y si no se dan
cuenta de ellas ¿cómo van a poder modificarlas?

- Y aunque fueran conscientes, cada pueblo está generalmente satisfecho de la lengua que ha
recibido.

Además hay consideraciones más importes:

- Arbitrariedad del signo: Para que una cosa entre en cuestión es necesario que se base en
una norma razonable. No tiene un terreno sólido de discusión que haga preferir una u otra
forma de significar un concepto.

- Cantidad de signos de una lengua: Los signos lingüísticos son innumerables.

- Carácter complejo del sistema: En la lengua existe una razón relativa y se manifiesta la
incompetencia de la masa para transformarla. No se le puede comprender más que con la
reflexión (se necesitaría de especialistas).

- Resistencia colectiva a la invasión lingüística: La lengua es en cada instante extendida y


manejada por una masa y por eso sufre sin cesar la influencia de todos. La misma masa es el
factor de conservación. Si la lengua tiene carácter de fijeza, no es sólo porque esté ligada a la
gravitación de la colectividad, sino también porque está situada en el tiempo. Estos dos
hechos son inseparables. Decimos hombre y perro porque antes que nosotros se ha dicho
hombre y perro. Existe un vínculo entre la convención arbitraria, en virtud de la cual es libre la
elección, y el tiempo, gracias al cual la elección se halla ya fijada. Precisamente porque el
signo es arbitrario no conoce otra ley que la de la tradición, y precisamente por fundarse en la
tradición puede ser arbitrario.

Mutabilidad: El tiempo asegura la continuidad de la lengua y tiene el efecto de alterar más o


menos rápidamente los signos lingüísticos. El signo está en condiciones de alterarse porque
se continúa. Lo que domina en toda alteración es la persistencia de la materia vieja. Por eso el
principio de alteración se funda en el principio de continuidad. La palabra alteración podría
hacer creer que se trata especialmente de cambios fonéticos sufridos por el significante, o
bien de cambios de sentido que atañen al concepto significado. Tal perspectiva sería
insuficiente. Sean cuales fueren los factores de alteración, ya obren aisladamente o
combinados, siempre conducen a un desplazamiento de la relación entre el significado y el
significante.

Una lengua es incapaz de defenderse contra los factores que desplazan minuto tras minuto la
relación entre significado y significante. Es una de las consecuencias de lo arbitrario del signo.
Las otras instituciones humanas —las costumbres, las leyes, etc. — están todas fundadas, en
grados diversos, en la relación natural entre las cosas; en ellas hay una acomodación
necesaria entre los medios empleados y los fines perseguidos. Ni siquiera la moda que fija
nuestra manera de vestir es enteramente arbitraria; no se puede apartar más allá de ciertos
límites de las condiciones dictadas por el cuerpo humano. La lengua, por el contrario, no está
limitada por nada en la elección de sus medios, pues no se adivina qué sería lo que impidiera
asociar una idea cualquiera con una secuencia cualquiera de sonidos. Evolución gracias a la
acción del tiempo, que se combina con la de la fuerza social.

La lengua es el conjunto de los hábitos lingüísticos que permiten a un sujeto comprender y


hacerse comprender. Sin embargo hace falta una masa parlante para que haya una lengua.
La lengua no es libre, porque el tiempo permitirá a las fuerzas sociales que actúan en ella
desarrollar sus efectos, y se llega al principio de continuidad que anula a la libertad. Pero la
continuidad implica necesariamente la alteración, el desplazamiento más o menos
considerable de las relaciones.

Sobre Ferdinand de Saussure:

Introducción: Suiza – 1916 (Curso de Lingüística General). Fundador de la Lingüística


moderna.

2 → El paradigma Saussureano.

Lenguaje, lengua y habla: La lingüística constituye su propio objeto de estudio.

“Tomado en su conjunto, el lenguaje es multiforme y heteróclito; a caballo en diferentes


dominios, a la vez físico, fisiológico y psíquico, pertenece además al dominio individual y al
dominio social; no se deja clasificar en ninguna de las categorías de los hechos humanos,
porque no se sabe cómo desembrollar su unidad.”

Dominio físico del lenguaje: Las sílabas que los hablantes pronuncian son ondas acústicas
que se desplazan por el aire, sonidos reales y concretos. Pero los sonidos en sí no constituyen
el lenguaje.

Dominio fisiológico: ese sonido no tiene una existencia autónoma sino que es emitido a través
de complejos órganos de fonación, y recibido por medio de órganos de audición igualmente
complejos.

Dominio psíquico: la correspondencia entre un sonido recibido y una idea determinada, que se
realiza en la mente del individuo y la unión de un concepto con su correspondiente sonido.

Además presenta una manifestación individual (uso particular de cada individuo) y otra social
(existencia colectiva que permite la comunicación).

Saussure habla de dos caras que se determinan mutuamente en el lenguaje, una individual y
una social, un sistema fijo pero a la vez producto de una evolución histórica. Esas “caras del
lenguaje” son llamadas por Saussure lengua y habla. La lengua es el sistema, y el habla es la
manifestación efectiva de ese sistema.

La lengua es una totalidad en sí, autónoma y estable. Es un sistema de posiciones


interdependientes, interrelacionadas, que constituyen un todo complejo y ordenado. Es el
principio rector del habla.

El habla es la realización de la lengua a través de sonidos vocales. Como cada hablante hace
uso del sistema según su propia individualidad, para Saussure el habla no constituye un objeto
de estudio.

Según Saussure lo natural es la potencialidad del desarrollo del lenguaje, y no la lengua en sí


que es una construcción creada enteramente por la sociedad, que los individuos van
aprendiendo progresivamente a lo largo de su crecimiento.

El signo lingüístico: Unidad que conforma el sistema de la lengua. Se establece un convenio


tácito en la sociedad en la relación significado-significante, en el que todos más o menos
reproducen los mismos signos ligados a los mismos conceptos y así pueda haber
comunicación.

Concepto e imagen acústica: ideas de las cosas como hechos de conciencia. Conceptos, NO
nombres. El lenguaje NO es una lista de nomenclaturas. Un signo no es el nombre de algo,
sino una noción que un ser social tiene en su pensamiento. Entidad psíquica. La imagen
acústica como representación de un sonido. (Se diferencia del sonido porque éste es una
entidad física compuesto de ondas).

Significado y significante: El significante como la parte material del signo y el significado como
la parte conceptual. Sin embargo la relación significante / significado no es del todo
congruente con la relación imagen acústica / concepto. Estos últimos eran llamados “los dos
elementos que conviven en el signo”, es decir, existían como unidades separadas que se
reunían para formar un conjunto. Por su parte, el significante y el significado son llamados “las
dos caras del signo”, y se hace referencia a ellos como una unión indisoluble, sólo separable
mediante la abstracción (como los lados de una hoja de papel).

El carácter arbitrario del signo: La arbitrariedad no habilita a los hablantes a unir a su antojo
cualquier significante con cualquier significado. La libertad del hablante, según Saussure,
radica en cómo se manifiesta el sistema según la particularidad de cada hablante
(particularidades tan numerosas como hablantes existen), pero el individuo no puede, aunque
lo desee, cambiar un signo lingüístico por otro. Tal posibilidad reside en la sociedad, no en el
individuo.

Linealidad del significante: Saussure contrapone el carácter auditivo de los significantes de la


lengua a los significantes de otros sistemas (por ejemplo, sistemas visuales, como las señales
con banderas o las señales luminosas navales).

Paradigma y sintagma: Un mensaje se integra operando sobre dos ejes, un eje con elementos
que mantienen entre sí una relación de contigüidad (eje sintagmático) y otro con elementos
que mantienen una relación de equivalencia (eje pragmático o relaciones asociativas). En el
eje sintagmático se combinan un conjunto de unidades del mismo nivel lingüístico: se trata de
una relación de elementos en presencia. Tomando en cuenta el carácter lineal de la lengua,
asistimos a una sucesión horizontal de elementos no conmutables (como en el eje
paradigmático). El paradigma es un conjunto limitado de elementos que responden a un
modelo formal común, opera por ausencia, ya que las formas equivalentes que en él están
consideradas se excluyen mutuamente. En el ejemplo "el árbol es verde", la palabra "árbol"
puede tener como alternativas pino, vegetal, planta, etc., formando frases como "el pino es
verde". Las formas alternativas equivalentes permanecen ausentes.

Identidad relacional: El valor de un elemento del sistema se obtiene por comparación con los
restantes elementos de ese sistema: se define por oposición. No hay ninguna esencia en el
signo lingüístico que me permita definirlo positivamente. Solamente es posible una definición
negativa: un signo es lo que los demás signos no son. Cada elemento del sistema adquiere su
valor por oposición a los restantes elementos del sistema, y no por un valor intrínseco o
esencial a él.

La fundación Saussureana:

Saussure plantea que la cuestión de arbitrariedad es cuestión de grados, pero dice que,
cuando aparece, la motivación en la lengua no es absoluta y los elementos que componen
dichas palabras son completamente arbitrarios (pera + sufijo –al = peral, hace referencia a la
pera y se relaciona con otras palabras como rosal, frutal, etc.)

En el conjunto de signos de la lengua entonces hay arbitrarios absolutos y arbitrarios relativos.

La lengua sirve como intermediaria entre el pensamiento y el sonido.

Estudio sincrónico de la lengua: Se ocupará de las relaciones lógicas y psicológicas que unen
términos coexistentes y forman un sistema, tal como aparecen en la conciencia colectiva.
Concierne las relaciones de las cosas coexistentes, con exclusión del tiempo.

Saussure critica el estudio diacrónico porque se basa en las relaciones que unen términos
sucesivos no percibidos por una misma conciencia colectiva y reemplazan unos a otros sin
formar un sistema entre sí, se basa en solo una cosa a la vez y los cambios de ésta.

Las relaciones sintagmáticas: fundadas en el carácter lineal de la lengua, entabladas por


elementos co-presentes en el discurso. (Cadena hablada). Un término solo adquiere un valor
porque se le opone al que le precede y al que le sigue o a ambos. Con un número
determinado de elementos y un orden fijo. Eje de combinación.

Las relaciones asociativas: Las entablan elementos que no están co-presentes en el discurso.
A partir de un elemento presente en el discurso asociamos en la mente (serie mnemotécnica
virtual) otros elementos ausentes que tengan una analogía en el significado o el significante
con aquel. Sin número determinado y sin orden fijo. Eje de selección.

CLASE 3: Peirce.

El estudio de los signos.

Cap. I → La semiótica de Peirce:

Teoría de la realidad y el conocimiento que podemos tener de ella por el medio exclusivo del
que disponemos: los signos. El único pensamiento que puede conocerse es pensamiento en
los signos, y como un pensamiento que no pueda conocerse no existe, todo pensamiento
debe existir necesariamente en los signos. Dicho de otro modo, no podemos pensar sin
signos.

La semiótica como doctrina formal de los signos. Tiene como objeto de estudio la semiosis
que es el instrumento de conocimiento de la realidad y un proceso triádico de inferencia
mediante el cual a un signo (llamado representamen) se le atribuye un objeto a partir de otro
signo (llamado interpretante) que remite al mismo objeto. La semiosis es una experiencia que
hace cada uno en todo momento de la vida, la semiótica constituye la teoría de esa
experiencia, cuyos componentes formales son el representamen, el objeto y el interpretante.

El signo: recibe el nombre técnico de representamen. Cualidad material (secuencia de letras o


de sonidos, una forma, un color, un olor, etc.) que está en el lugar de otra cosa, su objeto, y de
esta forma presenta en la mente de alguien un signo equivalente o más desarrollado
denominado interpretante que aclara lo que dice el representamen y a su vez representa al
mismo objeto.
Un signo (representamen) es algo que, para alguien, se refiere a algo a en algún aspecto o
carácter. Se dirige a alguien, creando en la mente de esa persona un signo equivalente
(interpretante). El signo está en lugar de algo (objeto) pero no en todos los aspectos, sino
como referencia o una suerte de idea (fundamento).

3 condiciones para que algo sea un signo:

- Condición necesaria pero no suficiente: el signo debe tener cualidades que sirvan para
distinguirlo, por ejemplo una palabra debe tener un sonido particular diferente de sonido de
otra palabra. Pero no basta percibir un sonido para reconocerlo como signo.

- Segunda condición necesaria pero no suficiente: el signo debe tener un objeto. Aunque la
relación del representamen con el objeto no basta para hacer de uno el signo de otro. Para
ello es necesario un interpretante.

- Condición necesaria y suficiente: La relación semiótica debe ser triádica.

El interpretante: Es otro signo, o sea otra representación, que se refiere al mismo objeto que el
representamen. Puede asumir diversas formas:

- Un signo equivalente de otro sistema semiótico. Por ejemplo, el interpretante de la palabra


"perro" puede ser el dibujo de un perro, es decir un signo de otro sistema semiótico respecto
del lenguaje verbal al que pertenece dicha palabra.

- Una definición ingenua o científica formulada en el mismo sistema de comunicación, en la


misma lengua que en la que es construido el representamen. Por ejemplo, para el
representamen "sal" el interpretante puede ser "cloruro de sodio".

- La traducción del término a otra lengua. Por ejemplo: “perro” para “dog”.

- La traducción del término a otro de la misma lengua mediante un sinónimo. Por ejemplo,
"remedio" para "medicamento".

- Asociación emotiva con un valor fijo. Por ejemplo para “perro”, “fidelidad”.

En general se trata de la traducción de un signo en otro signo.

Además se distinguen tres interpretantes en un signo:


- El interpretante inmediato: pensado como el concepto o significado que comporta todo signo
independientemente de su contexto y de las circunstancias de su enunciación. Se trata de una
abstracción y de una posibilidad. Pensado como concepto.

- El interpretante dinámico: se trata del efecto particular que un signo provoca en la mente de
un intérprete en una situación concreta de enunciación, en un contexto determinado de
utilización. Experimentado depende el acto de interpretación. Puede ser un sentimiento o una
emoción. Pensado como efecto real en el intérprete.

- El interpretante final: pensado como un hábito que hace posible la interpretación recurrente y
estable de un signo, permite que ante un signo, cualquier mente, llegue a un único resultado
interpretativo. Es el efecto que el signo produciría sobre cualquier mente sobre la cual las
circunstancias permitirían que pudiera ejercer su efecto pleno. Es el único resultado
interpretativo al que cada intérprete está destinado a llegar si el signo es suficientemente
considerado. Pensado como hábito.

El principio de pragmatismo: para Peirce, el significado lógico de los conceptos se encarna en


hábitos generales de conducta. Desde este punto de vista, el pragmatismo sostiene que lo que
nosotros pensamos debe ser entendido en términos de aquello que estamos dispuestos a
hacer. ‘Para el pragmatismo el interpretante inmediato de todo pensamiento es la conducta’.

El objeto: Para Peirce representar es estar en lugar de otro. Es decir, estar en tal relación con
otro que, para ciertos propósitos, sea tratado por ciertas mentes como si se fuera ese otro.

Objeto complejo: un conjunto de varios objetos.

Dos tipos de objeto:

- Objeto inmediato: interior a la semiosis. El objeto tal como es representado por el signo
mismo, y cuyo ser es, entonces, dependiente de la Representación de él en el signo

- Objeto Dinámico: exterior a la semiosis. La realidad que, por algún medio, arbitra la forma de
determinar el signo a su representación. Pero para que pueda representarlo debe ser en algún
aspecto conocido para su intérprete, resultado de semiosis anteriores. Objeto es aquello
acerca de lo cual el Signo presupone un conocimiento para que sea posible proveer alguna
información adicional sobre el mismo.

El objeto también tiene naturaleza de signo. Ya que el objeto debe ser pensado para poder ser
representado y el pensamiento y el signo para Peirce son equivalentes.

El fundamento: Es uno o varios rasgos o atributos de un objeto que permiten identificarlo, o


sea que lo diferencian de otros objetos. Un mismo objeto dinámico puede ser representado
por dos representamenes que constituyen a objetos inmediatos diferentes.

(Para Eco, más allá de su distinción formal, el fundamento, el significado y el interpretante de


un signo "son, de hecho, una misma cosa", pues sería imposible definir al fundamento si no es
en cuanto significado, y definir algún significado como no sea en forma de una serie de
interpretantes.)

La semiosis infinita: Un signo no está aislado, sino que integra una cadena de semiosis, cada
signo es a la vez interpretante del que lo antecede e interpretado por el que le sigue. Como
todos los pensamientos son signos también se remiten unos a otros, como todos los
conocimientos están determinados por otros conocimientos. Puesto que un interpretante es un
signo más desarrollado que el representamen, la cadena de semiosis infinita implica un
aumento del conocimiento sobre un objeto.

Las categorías: Peirce sostiene que todas las ideas pueden ser pensadas en 3 categorías:
primeridad, segundidad y terceridad.

Primeridad: Implica considerar algo tal como es sin referencia a ninguna otra cosa. La cualidad
tomada independientemente de cualquier realización existencial.

Segundidad: Implica considerar algo tal como es pero en relación a otra cosa. Relación
diádica que no involucre a una tercera cosa. Idea de existencia.

Terceridad: Hace posible la ley y la regularidad. Pone en relación al primero con el segundo.
En su forma genuina, la Terceridad es la relación triádica que existe entre un signo, su objeto
y el pensamiento interpretador, que es en sí mismo un signo. Considerada dicha relación
triádica con el modo de ser de un signo.

Primeridad, segundidad y terceridad en cuanto al objeto.

Ícono: Relación de semejanza entre el signo y el objeto. Puede funcionar como sustituto de
una cosa similar. (Primeridad)

- Imágenes: comparten cualidades simples con el objeto, forma, color, tamaño.

- Diagramas: analogía, relación de sus respectivas partes y las partes del objeto que
representan.

- Metáforas: paralelismo con el objeto. Similitud entre los referentes o el contenido.

Un signo sigue siendo un ícono aunque el objeto al que representa no exista, ya que no
guarda una relación dinámica con el mismo.

Índice: Conectado físicamente con su objeto. Relación dinámica. Tanto signo como objeto
participan de una misma experiencia. Un índice es un signo que se refiere al objeto que
denota en virtud de ser realmente afectado por aquel objeto.

- Carecen de todo parecido significativo con el objeto.

- Se refieren a entes individuales.

- Dirigen la atención a su objeto por una compulsión ciega.

Dependen de asociación por contigüidad. Pronombres y nombres propios.

Símbolo: Se refiere a su objeto dinámico por convención, hábito o ley. Denotan clases de
objetos. Idea conectada a una palabra, pero en sí misma no identifica cosas. Usar índices nos
sirven para conectar nuestras ideas con los objetos dinámicos.
Pensamos a través de signos de naturaleza mixta (íconos, índices y símbolos). Vinculamos los
símbolos con los conceptos. En la cadena de la semiosis infinita, los símbolos remiten a otros
símbolos. Pero esta semiosis es social y es histórica, de allí que el significado de los símbolos
se modifique con el tiempo y con el uso, por lo que el significado de los símbolos depende de
su uso y no en sí de una razón o norma.

Además la distinción entre íconos, índices y símbolos tiene un carácter funcional, pues lo que
es índice en una semiosis puede Ser símbolo en otra. Nada es en sí mismo un icono, un
índice o símbolo; es el análisis de una semiosis dada lo que dirá la "naturaleza" de sus
constituyentes.

UNIDAD 2→

CLASE 4: Benveniste.

El aparato formal de la enunciación:

Empleo de las formas→ reglas que fijan las condiciones sintácticas en las que las formas
tienen que aparecer normalmente, por pertenecer a cierto paradigma.

Las reglas de empleo y las reglas de formación están articuladas para que haya cierta
correlación entre las variaciones morfológicas y las posibles combinaciones entre los signos.

Enunciación → acto individual de utilización que hace el locutor para poner a funcionar la
lengua (Como instrumento o mecanismo). Proceso de apropiación del aparato formal de la
lengua.

Discurso→ manifestación de la enunciación. Atiende más al acto de enunciación que al


enunciado mismo.

Realización vocal de la lengua: Los sonidos como proceso de adquisición (percibidos),


difusión (emitidos) y alteración proceden siempre de actos individuales de la enunciación
fonética.

Definir la enunciación en el marco formal de su realización: locutor como una de las


condiciones necesarias en la enunciación. Antes de la enunciación la lengua no es más que
una posibilidad, después de la enunciación la lengua se efectúa en una instancia de discurso
emanado por un locutor y dirigido hacia un alocutario (o auditorio que suscita otra enunciación
a cambio).

El locutor, en cuanto se declara y se apropia de la lengua, implanta a otro delante de él,


cualquier sea el grado de presencia que se le atribuya a este otro. Toda enunciación es,
explícita o implícita, una alocución postula un alocutario.

En una enunciación la lengua es empleada en la expresión de cierta relación con el mundo.

La presencia del locutor en su enunciación hace que cada instancia de discurso constituya un
centro de referencia interna. Esta relación constante entre locutor y enunciación aparece
mediante formas específicas que tienen como función permitirla y mantenerla.

Indicios específicos y procedimientos accesorios:


- Indicios de personas: yo-tu. que no se producen más que dentro de la enunciación
específica. Denotan al individuo que profiere la enunciación y al individuo presente como
alocutario.

- Indicios de ostensión: este, aquí, etc. Designa al objeto al mismo tiempo que es pronunciada
la instancia del término.

Pronombres personales y demostrativos que aparecen como una especie de ‘individuos


lingüísticos’, ya que nacen de una enunciación y para ella. En cada ocasión designan de
nuevo.

Paradigma de las formas temporales: De la enunciación procede la instauración de la


categoría del presente, y de la categoría del presente nace la categoría del tiempo. El
presente formal no hace más que explicitar el presente de la enunciación y por ende
renovarse con cada producción del discurso.

Distinción entre las entidades plenas y permanentes, y las que emanadas de la enunciación
solo existen en la red de individuos que la enunciación crea y en la relación con el aquí y
ahora del locutor. → nombres metalingüísticos de las entidades producidas en la enunciación.

Aparato de funciones: funciones sintácticas dadas por la enunciación. El enunciador o locutor


se sirve de la lengua para influir de cierta manera en el comportamiento del alocutario.
Participan formas léxicas y sintácticas. Pronombres, entonación.

- Interrogación: busca suscitar una respuesta. Proceso de comportamiento de doble entrada.

- Intimación: orden, llamados Categorías como imperativo y vocativo. Relación viva e


inmediata con el alocutor. Referencia necesaria al tiempo de la enunciación.

- Aserción: Comunica certidumbre. (si, no)

La enunciación en general se caracteriza por la acentuación de la relación discursiva al


interlocutor, ya sea éste real o imaginado, individual o colectivo → cuadro figurativo de la
enunciación→ 2 figuras necesarias en la enunciación: fuente y meta.

Diálogo: alternancia entre las partes.

Monólogo: diálogo interno entre un yo locutor y un yo alocutario que puede intervenir con una
objeción o pregunta.

Comunión fáctica: En situaciones donde la lengua no funciona como un medio de transmisión


del pensamiento. Como intercambio social donde no se necesita una reflexión del alocutario.

Cada enunciación es un acto que apunta directamente a ligar el oyente al locutor por el nexo
de algún sentimiento, social o de otro género. Una vez más el lenguaje en esta función no se
nos manifiesta corno un instrumento de reflexión sino corno un modo de acción.

Enunciación escrita: el escritor se enuncia escribiendo y, dentro de su escritura, hace que se


enuncien individuos.

Hacia una teoría de la lengua en uso: los aportes de Émile Benveniste:


Ninguna lengua es separable de una función cultural.

El sentido no estará regido por leyes universales, sino que se deberá anclar en el punto de
vista de una situación concreta, histórica, situada, de enunciación.

El lenguaje es pensado como un modo de acción (no herramienta que describe la realidad),
modo de producción y transformación de la realidad, modificando al mismo tiempo al que
produce ese discurso y a quien está dirigido.

La escena enunciativa: sujeto, enunciador y enunciado.

El individuo nunca aparece separado de la lengua. El sujeto es siempre sujeto hablante. El


lenguaje es constitutivo de la naturaleza del sujeto y de la misma realidad y subjetividad.

“Es en y por el lenguaje como el hombre se constituye como sujeto, porque el solo lenguaje
funda en realidad, en su realidad que es la del ser, el concepto de ‘ego’”.

La formalización del aparato de enunciación supone un análisis de la acción y de la situación


antes que del producto (enunciado/s) del discurso.

2 aspectos en la apropiación individual de la lengua:

- Contenido semántico expresado (enunciado).

- Acto de enunciar tal cual. → enfoque de Benveniste. No es tanto lo que dice sino el hecho de
que habla (enunciación).

Aparato formal de la enunciación: serie de elementos regulares en toda apropiación individual


de la lengua y su consecuente transformación en el discurso.

Compuesto por →

- Enunciador, posición esencial bajo la figura del locutor que es el centro de referencia interna
durante todo el discurso→ lo demás se articula bajo las coordenadas del locutor. (yo)

- Alocutario, inmediata instauración hacia un otro, a quien se orienta y se dirige la posición del
locutor. (tu)

A partir de estas dos figuras es que la enunciación toma una estructura dialógica. Incluso en la
práctica del monólogo. Protagonismo alternativo (el tu toma la figura del yo conformando otro
acto de enunciación). Locutor - Colocutor.

La relación con el mundo de alrededor: Referencias. Deícticos→ formas ‘vacías’ de la lengua


que se actualizan en cada situación particular de enunciación, y solo existen en ella, por
oposición a las formas que poseen un estatuto pleno y permanente en la lengua (remiten a un
concepto). Señalan e indican la situación que enmarca la enunciación. Pronombres
personales (yo, tu), pronombres y adjetivos demostrativos (ese, este, aquel), formas
temporales (hoy, mañana) y espaciales (aquí, allá).
El presente de la enunciación como tiempo 0 a partir del cual se establece el pasado y el
futuro. De esta forma el tiempo y el espacio solo pueden pensarse a partir y en la enunciación
y no preexistente a ésta.

Todo enunciado está orientado hacia la respuesta de otro.

Modalizadores→ marcar determinadas actitudes del enunciador respecto de su enunciado.

- Modos verbales: subjuntivo y condicional (duda, espera, deseo→ ‘quizá’, ‘sin duda’,
‘probablemente’.)

Un texto se emite para que alguien lo actualice → comprensión de la escena enunciativa.

CLASE 5: Kerbrat-Orecchioni.

La comunicación lingüística - La problemática de la enunciación:

El esquema de Jakobson:

CONTEXTO

DESTINADOR → MENSAJE → DESTINATARIO

CONTACTO

CÓDIGO

Críticas al modelo: No se consideraron los suficientes elementos por lo que es simplista.

- El término código: Aplicado a las lenguas naturales no denota evidentemente, como lo hace
cibernéticamente a un conjunto de reglas de correspondencia estables y biunívocas entre
significantes y significados.

- Comunicar no como trasmitir información, sino como hacer saber, poner al interlocutor en
posesión de nuevos conocimientos para él.

- Definir la lengua no como un código (instrumento de comunicación), sino como dando las
reglas de un juego que se confunde con la existencia cotidiana.

- La lengua no es un medio de comunicación ni la comunicación es correctamente codificada y


unívoca → existen ambigüedades, redundancias. La comunicación es algo que pasa entre dos
individuos (enunciadores) con una doble tarea de producción/reconocimiento, complicada
porque todo emisor es simultáneamente su propio receptor y todo receptor es un emisor en
potencia.

El código: Aparece formulado en singular y en el aire entre el emisor y el receptor.

Problema con la homogeneidad del código: Jakobson habla de un código común (el del
destinatario) al que el emisor se adapta para hacerse comprender → deja entonces de lado
las ambigüedades, las dudas y los fracasos de la comunicación.
El camino está en el medio: se establece cierto consenso sobre las significaciones que hacen
posible la intercomprensión al menos parcial, y las palabras tienen, en la lengua, sentidos
relativamente estables e intersubjetivos.

Signos: necesarios y arbitrarios. La sociedad acepta ciertas reglas de denominaciones sin


cuestionar su naturaleza. Toda palabra quiere decir lo que yo quiero que signifique pero al
mismo tiempo quiere decir lo que quiere decir (Hay un sentido en la lengua).

Relaciones de poder en el intercambio → el más fuerte impone al más débil su propio


idiolecto.

Disimetría entre la producción y el reconocimiento. → Malos entendidos o fallas en la


comunicación. La comunicación se funda bajo la existencia de dos idiolectos (NO de un
código), el mensaje se desdobla al menos en cuanto a su significado.

Sentido codificado → sentido del mensaje → sentido reconstruido en la decodificación.

Problemas de la exterioridad del código:

Código en la conciencia del enunciador →competencia implícita del sujeto (aptitudes que ha
internalizado)

Cada uno de los enunciadores con sus respectivos códigos incluyen dos aspectos
(competencias de un sujeto, posibilidades lingüísticas): competencia desde el punto de vista
de la producción y competencia desde el punto de vista de la interpretación. El sujeto hace
funcionar una u otra dependiendo de su papel en la comunicación (emisor-receptor) →
restringida cuando funciona como codificador y a la vez por diferentes filtros.

El universo del discurso: Filtros que limitan las posibilidades de elección de cierto léxico para
el emisor.

- Condiciones concretas de la comunicación. Naturaleza del locutor y de sus alocutarios (edad,


nivel, comportamiento). La organización material, política y social del espacio en el que se
instala la relación didáctica (situación, escolar o no, etc). Enunciado oral o escrito.

- Caracteres temáticos y retóricos del discurso. Género. Narrativos, descriptivos, poéticos, etc.

Competencias no lingüísticas: Determinaciones psicológicas y psicoanalíticas, culturales e


ideológicas. Intervienen en las acciones de codificación y decodificación.

Modelos de producción y de interpretación: Reglas generales que rigen los procesos de


codificación y decodificación. Modelos comunes a todos los sujetos hablantes que se apoyan
sobre el modelo de competencias y lo hacen funcionar.

El orden de las reglas desempeña un papel primordial → describe procesos genéticos


efectivos ordenados en el tiempo.

Reformulación del esquema de la comunicación:


Observaciones:

- No se pueden disociar las competencias lingüísticas y paralingüísticas (mímica y gestos), la


comunicación es el multicanal.

- Universo discursivo → complejo y heterogéneo: Datos situacionales, naturaleza del canal de


transmisión (escrita u oral). Organización del espacio comunicacional, imagen que el emisor y
el receptor se forman de ellos mismos como competencia cultural → ¿Quién soy yo para
hablarle/que me hable así? ¿Quién es él para yo hablarle/que me hable así?

- Restricciones temático-retóricas que pesan sobre el mensaje que se va a reproducir.

Las propiedades de la comunicación verbal:

- Reflexividad: El emisor es al mismo tiempo su primer receptor.

- Simetría: Generalmente pide una respuesta. Receptor como emisor en potencia.

- Desestima el carácter lineal de la comunicación: simplificación. Existen por ejemplo los


comportamientos paraverbales. Cuando alguien habla el otro reacciona en forma de mímica o
con gestos.

- Esquema afinado de la siguiente manera:


- Transitividad: propiedad que permite al lenguaje humano funcionar como instrumento de
transmisión del saber. X pasa una información a Y, Y puede transmitir esa misma información
a Z sin haber experimentado él mismo la validez de esa información.

Complejidad de las instancias emisora y receptora:

- Emisor complejo o cadena de emisores. Por ejemplo el teatro: [autor (emisor original) →
director, actores, etc. (interpretantes)] → mensaje

- Receptores. Alocutario, destinatario directo. Destinatarios indirectos que funcionan como


testigos del intercambio sin estar integrados en la relación de alocución propiamente dicha,
previstos por el emisor (influyen en chistes, defensas de tesis, etc.). Receptores adicionales,
aleatorios, no previstos, el emisor no contrala la manera en que pasa ese mensaje.

- 4 clases de receptores depende de la presencia y la respuesta de los mismos.

- Niveles de recepción.

Interacciones que se dan entre los diversos componentes:

Colocarse en el lugar del otro (gasto de energía considerablemente más alto para el receptor
que para el emisor). Comunicación como el ajuste de los sistemas de referencia de los
enunciadores. Canal como filtro suplementario → elecciones lingüísticas.

Universo discursivo: Emisor y receptor como parte de la situación comunicacional.


Restricciones retóricas determinadas en parte por los datos situacionales.

CLASE 6: Eliseo Verón.

Cuando leer es hacer – Semiología de la enunciación.

Semiología de la tercera generación: Problemática relativa al funcionamiento de la


enunciación. Producción del sentido por influencia de las gramáticas generativas. Efectos del
sentido → proceso que va desde la producción del sentido hasta el consumo de sentido donde
el mensaje es un punto de pasaje que sostiene la circulación social de las significaciones. Un
mensaje nunca produce un efecto de manera automática → campo de efectos de sentido (no
uno solo). No hay causalidad lineal.

La enunciación: El decir y sus modalidades. Pronombres personales.


Enunciado: Lo que se dice.

Dispositivo de enunciación: Contrato de lectura → vínculo entre el soporte y su lector.

- Imagen del que habla: enunciador. Lugares que se atribuye a sí mismo el que habla.
Relación del que habla con lo que dice.

- Imagen de aquel a quien se dirige el discurso: destinatario. Definido por el enunciador.

- Relación entre enunciador y destinatario: en el discurso y a través del mismo.

Emisor =/= a enunciador.

Receptor =/= a destinatario.

Las segundas son entidades discursivas. Un emisor en discursos diferentes podría construir
enunciadores diferentes.

La enunciación y el contenido: Un mismo contenido puede enmarcarse bajo modalidades del


decir muy diferentes. El contrato de lectura es el que permite captar la especificidad de un
soporte, el éxito o fracaso no pasa por lo que se dice, sino por las modalidades del decir y por
la construcción de un contrato de lectura adaptado al terreno del soporte.

Variaciones enunciativas:

- Interpelar (x ej. a través de la mirada de una modelo) o mantener con distancia al


destinatario. → juego de lenguaje. ‘nosotras, usted’ definen los vínculos con los destinatarios.
Modos del tratamiento de las imágenes.

- El enunciador clasifica: enmarca los temas

- El enunciador jerarquiza: mediante la tipografía y el color le da a los temas más o menos


importancia.

- Cuantifica: ’10 pantalones’, ’20 modelos’, etc.

- Formula preguntas de forma impersonal. Ej. ‘Parto: ¿Cuál es el mejor método?’

- Texto e imagen articulados entre sí.

Enunciador pedagógico: pre-ordena para el lector el universo del discurso, lo guía, le contesta
sus preguntas y da explicaciones (informarlo). Mantiene una distancia objetiva. Enunciador y
destinatario como desiguales.

Enunciador no-pedagógico: Le deja al lector la acción de decidir a qué le da o no importancia


(con poca jerarquización y clasificación del contenido). Mantiene sin embargo la distancia con
el lector, pero no hay pedagogía, no lo guía en la lectura.

Enunciador cómplice: Mayor desorden, mucho texto, diálogo con el destinatario, construye un
colectivo (nosotros) donde incluye al destinatario. Transmite valores, da consejos.
Niveles de lectura y el proveer información.

Complicidad que lleva a leer los artículos: los títulos no dan información, funcionan como
clave.

Atribuir cierto saber al destinatario.

De la producción al reconocimiento: análisis comparativo, diferencias entre soportes.

El contrato de lectura implica que el discurso de un soporte de prensa es un espacio


imaginario en el que se propone al lector múltiples recorridos, y donde el lector elige su
camino con más o menos libertad.

Leer es poner en movimiento un universo (discurso) lleno de objetos, actores y escenarios,


aceptando o rechazando entablar relación con estos en base a la distancia que se impone o la
imagen que transmiten. → Destinatario activo.

El ‘en juego’ semiótico:

Efecto de sentido de un discurso → desde el punto de vista semiótico, otro discurso en el cual
se manifiesta el efecto del primero.

Gramáticas de reconocimiento → un dispositivo de enunciación dado nunca produce un solo


efecto, sino siempre varios, según los receptores. Ningún efecto de sentido es automático y
responde a la relación lineal causa/efecto, pero al mismo tiempo hay efecto de sentido y éste
tiene alguna relación con las propiedades del mensaje.

El mensaje publicitario o los misterios de la recepción:

Entrar en fase: diferenciar producción y reconocimiento es la comprobación del carácter no


lineal de la circulación discursiva. El análisis de las propiedades de un discurso nos permite
deducir los efectos de sentido que producirá en los receptores.

Discurso publicitario: dominado por la especificidad del público al que se apunta. Se debe
poner el mensaje en fase con el sector al que se apunta, hacerle llegar el discurso más
adecuado con el fin de optimizar la probabilidad de obtener el efecto deseado (que compren).

Desfase: no se puede impedir que el mensaje llegue a personas que no están interesadas o
no son del target al que se dirige → fenómeno sociocultural global.

Gramáticas de reconocimiento:

Pertinencia fuerte: Directa, los mensajes pueden llegar a orientar o reforzar en mayor o menor
medida la conducta de compra del individuo. Situaciones donde el individuo forma parte del
target. Indirecta, se tienen en cuenta los mecanismos interactivos que influyen en las
conductas de compra (por ejemplo dentro del seno familiar).

Pertinencia nula: Objetiva, dependen de la situación objetiva del individuo. Subjetiva, prejuicios
y gustos. Pertinencia interdiscursiva: los mensajes pueden tener efectos en otras conductas
de compra (aunque no sobre el producto en cuestión) del individuo.
El discurso publicitario no solo tiene efectos de sentido en cuanto a conductas de compra, sino
que constituyen una evolución sociocultural.

CLASE 7: Umberto Eco.

El lector modelo:

El papel del lector: Un texto representa una cadena de artificios expresivos que el destinatario
debe actualizar. En medida que debe ser actualizado, un texto está incompleto. Acepta
postulados de significación, un término sigue estando incompleto a pesar de recibir una
definición formulada a partir de un diccionario mínimo, esta cuestión se vincula con el carácter
infinito de interpretación.

Elementos no dichos: no manifiestos en la superficie (plano de expresión). Son los que se


actualizan en la etapa de actualización de contenido. Se necesitan movimientos activos,
cooperativos y conscientes por parte del lector.

Actualización de las correferencias: establecer el tú implícito, depende de una regla


conversacional que se injerta sobre decisiones interpretativas.

El lector debe actualizar su enciclopedia para poder comprender los usos de la significación.

El texto está plagado de espacios en blanco que hay que rellenar: El texto es un mecanismo
perezoso que vive de la plusvalía de sentido que el destinatario introduce en él. Además, un
texto quiere dejar al lector la iniciativa interpretativa aunque normalmente quiera ser
interpretado con cierto margen de univocidad. → el texto quiere que se lo ayude a funcionar.

De esta forma un texto postula a un destinatario como condición indispensable, porque se


emite para que alguien lo actualice.

Cómo el texto prevé al lector: Las competencias del destinatario no coinciden necesariamente
con las del emisor. Para decodificar un mensaje, además de la competencia lingüística se
necesita una competencia circunstancial diversificada, una capacidad de poner en
funcionamiento ciertas presuposiciones.

Generar un texto significa aplicar una estrategia que incluye las previsiones de los
movimientos del otro, para esto el autor debe referirse a una serie de competencias, previendo
un Lector Modelo capaz de cooperar en la actualización textual prevista y de moverse
interpretativamente. Para esto se recurre a diferentes medios como la elección de la lengua, la
elección de un tipo de enciclopedia, la elección de determinado patrimonio léxico y estilístico.
El autor no solo prevee un Lector Modelo sino que también lo instituye.

Textos cerrados y textos abiertos:

El autor elige un target y apunta a que su lector comprenda los términos, las referencias y los
modos de hablar.

De un texto pueden darse infinitas interpretaciones. Texto abierto → El autor decide hasta qué
punto vigilar la cooperación de su lector, dónde debe dirigirla y dónde debe dejar que sea una
interpretación libre (semiosis ilimitada).
Cuando un texto se dirige a lectores que no postula ni contribuye a producir, se vuelve ilegible.

Uso e interpretación: El universo de un discurso introduce una limitación en el tamaño de la


enciclopedia.

Autor y lector como estrategias textuales: Por un lado el autor empírico, en cuanto sujeto de la
enunciación textual, formula una hipótesis del Lector Modelo, y, al traducirla al lenguaje de su
propia estrategia, se caracteriza a sí mismo en cuanto al sujeto del enunciado.

Por otro lado el lector empírico, en cuanto a sujeto concreto de los actos de cooperación, debe
fabricarse una hipótesis de autor, deduciéndola a través de los datos de la estrategia textual.

Ante todo, la cooperación textual no es la actualización de las intenciones del sujeto empírico
de la enunciación, sino que es la actualización de las intenciones que el enunciado contiene
virtualmente. → Cooperación textual como fenómeno que se realiza entre dos estrategias
discursivas y no entre dos sujetos empíricos.

Según el Autor Modelo que se escoge, cambia el tipo de acto lingüístico supuesto, y el texto
adquiere significados distintos que imponen formas distintas de cooperación. La configuración
del Autor Modelo depende de ciertas huellas textuales e involucra al universo que está detrás
del texto, detrás del destinatario y probablemente también ante el texto y ante el proceso de
cooperación. ¿Qué quiero hacer con este texto?

UNIDAD 3→

CLASE 8: Lakoff y Johnson.

Metáforas de la vida cotidiana:

Planteamiento clásico → la metáfora surge de la inserción en un determinado contexto de una


nota que proviene de uno distinto. Selección de rasgos del término ajeno. Como algo
instrumental, utilizadas para que el discurso entre en un plano más poético, artístico o
abstracto.

Según Lakoff y Johnson → Las metáforas impregnan el lenguaje cotidiano formando una red
compleja e interrelacionada para la que tienen pertinencia las creaciones nuevas como las
‘fosilizaciones’ (homonimia). La existencia de esta red afecta a las representaciones internas,
a la visión que tiene del mundo el hablante. Nuestro pensamiento es de naturaleza metafórica.
Y actuamos según la forma en que concebimos las cosas.

Metáforas → pensar algo en términos de otra cosa. Los conceptos metafóricos proporcionan
una comprensión parcial de los conceptos, por lo tanto eventualmente podemos hacer otra
deriva semiótica (interpretaciones diferentes).

Los conceptos metafóricos pueden extenderse más allá del rango de las formas literales de
pensar y hablar, pero también se pueden construir de manera individual.

Lenguaje como modelador de sentido de un sistema conceptual único mediante el cual se


aprende la realidad y se ordena el comportamiento.
Áreas básicas de experiencia→ naturales en cuanto provienen de campos de comprensión
inmediata, ya sean físicos o culturales. Cuerpo, interacciones con el entorno físico e
interacciones entre personas.

Metáforas de orientación o espaciales: (arriba/abajo). Organizan un sistema global de


conceptos con relación a otro. Comprenden una base física. Son experiencias basadas en la
orientación humana. Feliz = arriba Triste = abajo. Ej: ‘Hoy estoy muy arriba’ ‘Mi moral se cayó’

Metáforas ontológicas: (entidad/substancia/contenedor). Relacionadas con el ser y sus


propiedades. Pensar algo como si fuera una cosa u otra. Ej: tomar la inflación como una
entidad y a partir de eso permitirnos cuantificarla, actuar al respecto.

Dar entidad nos permite referirnos, cuantificar, identificar aspectos y causas, establecer metas
y motivaciones. Las metáforas también especifican distintos tipos de objetos.

Metáforas de recipiente → proyectamos nuestra propia orientación adentro o fuera sobre otros
objetos físicos limitados por superficies. El campo visual lo podemos conceptualizar como
nuestro recipiente. Ej: fuera o dentro de mi vista.

Metáforas de personificación → Consideramos algo que no es humano como si lo fuera.

Metáforas estructurales: Un concepto en términos de otro. Se aplican a los conceptos


mediante los que vivimos. Son metáforas tan cotidianas que no son percibidas como tal.
Discusión como guerra. Tiempo como dinero.

Sistematicidad de los conceptos metafóricos: Algunos conceptos metafóricos se comportan de


manera sistemática, o sea que se encuentran enlazados, de esta forma constituyen un
sistema único el cual se basa en relaciones de subcategorización.

Ej: Tiempo → como cosa valiosa (perder, ganar)

→ como recurso limitado (agotar, terminar, tener suficiente)

→ como dinero (calcular, invertir, gastar)

Sistematicidad: Destacar y ocultar. Al concentrarnos en un aspecto del concepto hace que no


nos concentremos en otros de sus aspectos. Ciertas metáforas nos orientan a destacar
aspectos y ocultar otros.

Metonimias: Cuando se utiliza una entidad para referirse a otra que se encuentra relacionada
con ella. Nos permiten conceptualizar una cosa en virtud de su relación con otra. Funciona
activamente en nuestra cultura y ejerce alguna de las funciones que desempeña la metáfora.
Sin embargo en vez de concebir una cosa en términos de otra, la metonimia nos permite
utilizar una entidad por otra. Por ejemplo cuando hablamos de una parte por el todo.

Coherencia cultural: Los valores más fundamentales en una cultura serán coherentes con la
estructura metafórica y los conceptos fundamentales de la misma. Pasivo: bueno en oriente
pero malo en occidente.

CLASE 9: Barthes.
Retórica de la imagen:

Toda imagen es polisémica→ implica una cadena flotante de significados. El lector puede
elegir algunos e ignorar otros.

3 mensajes en la imagen: un mensaje lingüístico, un mensaje icónico codificado y un mensaje


icónico no codificado.

Mensaje de la imagen doble → connotación y denotación. El sentido literal aparece como


soporte del mensaje simbólico.

Mensaje articulado → escrito. Lingüístico: 2 funciones

Función de anclaje: sirve para fijar los significados flotantes. Ayuda a identificar los elementos
de la escena. Una descripción denotada de la imagen. Guía además la interpretación. Puede
ser un anclaje ideológico. La imagen posee la carga informativa.

Función de relevo: Texto e imagen como complementarios. (Diálogos en historietas por


ejemplo). Aparecen sentidos que no se encuentran en la imagen. Información más costosa,
requiere el aprendizaje de un código digital (la lengua).

Saberes necesarios.

La imagen denotada: Nunca hay una imagen literal en estado puro. Características
relacionales. Imagen objetiva, inocente. Mensaje privativo, constituido por lo que queda en la
imagen cuando se borran (mentalmente) los signos de connotación. Carácter utópico de la
denotación.

Fotografía → Aparentemente un mensaje sin código. Poder de transmitir la información (literal)


sin formarla con la ayuda de signos discontinuos y reglas de transformación. Puede elegir su
tema, su marco y su ángulo, pero no puede intervenir en el interior del objeto. La escena está
ahí, captada mecánicamente, pero no humanamente (lo mecánico es en este caso garantía de
objetividad); las intervenciones del hombre en la fotografía (encuadre, distancia, luz, flou,
textura) pertenecen por entero al plano de la connotación. Es como si el punto de partida
(incluso utópico) fuese una fotografía bruta (de frente y nítida), sobre la cual el hombre
dispondría, gracias a ciertas técnicas, los signos provenientes del código cultural. La fotografía
instala una conciencia del haber estado allí. Se trata de una nueva categoría del espacio-
tiempo: local inmediata y temporal anterior; en la fotografía se produce una conjunción ilógica
entre el aquí y el antes.

Irrealidad real de la fotografía: su irrealidad es la del aquí, pues la fotografía no se vive nunca
como ilusión, no es en absoluto una presencia; será entonces necesario hablar con menos
entusiasmo del carácter mágico de la imagen fotográfica. Su realidad es la del haber-estado-
allí. Esta suerte de ponderación temporal (haber-estado-allí) disminuye probablemente el
poder proyectivo de la imagen. Pura conciencia espectatorial.

Dibujo → Mensaje codificado (con código) de 3 niveles: en primer lugar, reproducir mediante
el dibujo un objeto o una escena, exige un conjunto de transposiciones reguladas; la copia
pictórica no posee una naturaleza propia, y los códigos de transposición son históricos (sobre
todo en lo referente a la perspectiva); en segundo lugar, la operación del dibujo (la
codificación) exige de inmediato una cierta división entre lo significante y lo insignificante: el
dibujo no reproduce todo, sino a menudo, muy pocas cosas, sin dejar por ello de ser un
mensaje fuerte. Exige un aprendizaje.

La denotación del dibujo es menos pura que la denotación fotográfica, pues no hay nunca
dibujo sin estilo. La codificación del mensaje denotado prepara y facilita la connotación: la de
un dibujo ya es una connotación; pero al mismo tiempo, en la medida en que el dibujo exhibe
su codificación, la relación entre los dos mensajes resulta profundamente modificada; ya no se
trata de la relación entre una naturaleza y una cultura (como en el caso de la fotografía), sino
de la relación entre dos culturas: la del dibujo no es la de la fotografía.

En la medida en que no implica ningún código (como en el caso de la fotografía publicitaria), la


imagen denotada desempeña en la estructura general del mensaje icónico un papel particular
que podemos empezar a definir (volveremos sobre este asunto cuando hayamos hablado del
tercer mensaje): la imagen denotada naturaliza el mensaje simbólico, vuelve inocente el
artificio semántico, muy denso (principalmente en publicidad), de la connotación. Subsiste en
la fotografía una suerte de estar-allí natural de los objetos, en la medida en que el mensaje
literal es suficiente: la naturaleza parece producir espontáneamente la escena representada; la
simple validez de los sistemas abiertamente semánticos es reemplazada subrepticiamente por
una seudo verdad: la ausencia de código desintelectualiza el mensaje porque parece
proporcionar un fundamento natural a los signos de la cultura. Esta es sin duda una paradoja
histórica importante: cuanto más la técnica desarrolla la difusión de las informaciones (y
principalmente de las imágenes), tanto mayor es el número de medios que brinda para
enmascarar el sentido construido bajo la apariencia del sentido dado.

Retórica de la imagen: Hemos visto que los signos del tercer mensaje (mensaje, cultural o
connotado) eran discontinuos. Lo que constituye la originalidad del sistema, es que el número
de lecturas de una misma lexia (de una misma imagen) varía según los individuos. Sin
embargo, la variación de las lecturas no es anárquica, depende de los diferentes saberes
contenidos en la imagen (saber práctico, nacional, cultural, estético), y estos saberes pueden
clasificarse, constituir una tipología. Es como si la imagen fuese leída por varios hombres, y
esos hombres pueden muy bien coexistir en un solo individuo: una misma lexia moviliza
léxicos diferentes. ¿Qué es un léxico? Es una porción del plano simbólico (del lenguaje) que
corresponde a un conjunto de prácticas y de técnicas. En un mismo hombre hay una
pluralidad y una coexistencia de léxicos: el número y la identidad de estos léxicos forman de
algún modo el idiolecto de cada uno. La imagen, en su connotación, estaría entonces
constituida por una arquitectura de signos provenientes de léxicos (de idiolectos), ubicados en
distintos niveles de profundidad. La lengua de la imagen no es sólo el conjunto de palabras
emitidas (por ejemplo a nivel del que combina los signos o crea el mensaje), sino que es
también el conjunto de palabras recibidas: la lengua debe incluir las del sentido.

El significante de connotación es algo así como la cifra esencial de todas las abundancias
posibles, o mejor dicho, de la idea más pura de la abundancia. Por el contrario, la palabra
denotada no remite nunca a una esencia, pues está siempre encerrada en que un habla
contingente, un sintagma continuo (el del discurso verbal), orientado hacia una cierta
transitividad práctica del lenguaje. El sema, por el contrario, es un concepto en estado puro,
separado de todo sintagma, privado de todo contexto; corresponde a una suerte de estado
teatral del sentido, o, mejor dicho (puesto que se trata de un signo sin sintagma), a un sentido
expuesto. Metalenguaje. Estos semas se organizan evidentemente en campos asociativos, en
articulaciones paradigmáticas, quizás incluso en oposiciones. La reconstrucción de esos ejes
no será sin duda posible antes de haber realizado un inventario masivo de los sistemas de
connotación, pues si bien es cierto que la connotación posee significantes típicos según las
sustancias utilizadas (imagen, palabras, objetos, comportamientos), pone todos sus
significados en común. Este campo común de los significados de connotación, es el de la
ideología, que no podría ser sino única para una sociedad y una historia dadas, cualesquiera
sean los significantes de connotación a los cuales recurra.

A la ideología general corresponden, en efecto, significantes de connotación que se


especifican según la sustancia elegida. Llamaremos connotadores a estos significantes, y
retórica al conjunto de connotadores: la retórica aparece así como la parte significante de la
ideología. Las retóricas varían fatalmente por su sustancia (en un caso el sonido articulado, en
otro la imagen, el gesto, etc.), pero no necesariamente por su forma. Es incluso probable que
exista una sola forma retórica, común por ejemplo al sueño, a la literatura y a la imagen. De
este modo la retórica de la imagen (es decir la clasificación de sus connotadores) es
específica en la medida en que está sometida a las exigencias físicas de la visión (diferentes
de las exigencias fonatorias, por ejemplo), pero general en la medida en que las no son más
que relaciones formales de elementos. Si bien esta retórica no puede constituirse más que a
partir de un inventario bastante vasto, puede, sin embargo, preverse desde ahora que
encontraremos en ella algunas de las figuras ya señaladas por los antiguos y los clásicos. Los
connotadores no llenan toda la lexia, su lectura no la agota. En otras palabras (y esto sería
una proposición válida para la semiología en general), todos los elementos de la lexia no
pueden ser transformados en connotadores, subsiste siempre en el discurso una cierta
denotación, sin la cual el discurso no sería posible. La connotación no es más que sistema, no
puede definirse más que en términos de paradigma; la denotación icónica no es más que
sintagma, asocia elementos sin sistema; los connotadores discontinuos están relacionados,
actualizados, a través del sintagma de la denotación.

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