Teoría General Del Título Valor
Teoría General Del Título Valor
Teoría General Del Título Valor
Titulo
Presentado por:
TACNA - PERÚ
2022
INTRODUCCIÓN
Los titulo de valores en nuestra legislación están regulados en nuestro país por la Ley n.°
27787. Teniendo en cuenta la función que cumplen los títulos de valores se llegan a
encontrar dentro de un fenómeno económico de la circulación de los bienes. Los títulos de
valores tienen la función esencial de favorecer la circulación de los bienes.
Capítulo I
Capítulo II
Capítulo III
Suscripción de los Títulos Valores.
Alteración Del Título Valor (Artículo 9)
Integración del Título Valor (Artículo 10).
Títulos Valores Representativos O De Tradición (Artículo 12).
Reivindicación, presentación y restitución del título valor
Conclusiones
CAPÍTULO I
MARCO TEÓRICO LOS TÍTULOS VALORES
Rafael De Turri (1641), Ansaldo De Ansaldi. (1689) y José María Lorenzo De Casaregi.
(1737) consideraron que el fundamento de la obligación cambiaria era de naturaleza
consensual, atribuyéndose al título una función meramente probatoria de un contrato literal
de cambio trayecticio, surgido y generado de un “pactum de cambiando”. José María Lorenzo
De Casaregi expresaba que “la cambial sirve solamente de medio y de órgano para dar
ejecución”.
El jurista español Uría describe las etapas de la construcción de la teoría de los títulos de
crédito, en primer término, la posición doctrinal que valoró especialmente el aspecto de la
incorporación del derecho al título (SAVIGNY), entendida metafóricamente en el sentido de
que, transfundido el derecho al documento, la suerte del primero queda unida
inseparablemente a la del segundo; el derecho no se puede exigir ni transmitir sin el
documento y sigue las vicisitudes de éste. Un segundo paso consistió en destacar al título de
crédito de los demás documentos jurídicos (probatorios, dispositivos, constitutivos),
partiendo de la necesidad de la posesión del documento para el ejercicio del derecho
(BRUNNER). Y por último, tomando como base esa necesidad de poseer el documento y de
exhibirlo, se elabora a fondo la noción de la legitimación, y se hace de ésta el eje del
concepto del título de crédito, en el doble sentido de que, sin la exhibición del documento, ni
el deudor está obligado a cumplir ni cumplirá con eficacia liberatoria (JACOBY).
En Europa, el primer Código que incluyó la disciplina unitaria aplicable a todos los títulos
valores fue el Código de obligaciones de Suiza modificado por la ley del 18 de diciembre
de 1936, usando la definición hecha por Brunner. El Código de Comercio de Turquía, del
año 1957 sigue la legislación Suiza. El Código Civil italiano del año 1942 establece la
disciplina aplicable a todos los títulos de crédito. México fue el primer país en América
Latina que incorporó al derecho positivo la disciplina legal de los títulos valores, en la
Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito en 1932, luego el Código de Comercio
de Honduras del año 1950 dedica a esa disciplina, la ley peruana N°. 16587 de 1967 y el
Código de Comercio Terrestre colombiano de 1972
Francia sigue el sistema dual, disciplinando los llamados “efectos de comercio” y los
“valores mobiliarios”, entre los que se encuentran las acciones y las obligaciones o
debentures. Los títulos de tradición (conocimiento de embarque, certificados de depósito,
etc.) están reglamentados en los respectivos contratos que les dan origen.
Los Estados Unidos de América siguen el sistema tripartito, distinguiendo los títulos de
participación “segurities” de los títulos representativos de mercaderías, “documents of
tittle” y los que sirven de medio de pago, letras de cambio, cheques o sea los “negotiable
instruments”.
DENOMINACIÓN
Se ha objetado, con la expresión título de crédito, que ella alude a una sola de las
variedades de esta clase de documento: a los títulos de contenido crediticio, es decir, a
aquellos que imponen obligaciones que dan derecho a prestaciones en dinero u otra cosa
cierta. En cambio, se confiere a la expresión título-valor una acepción más amplia, pues
hace referencia a distinta clase de prestaciones, cuyo contenido son diversos valores
patrimoniales y no solo el crédito. Así, hay títulos representativos de mercaderías o de
derechos sobre ellas o de servicios, o un conjunto de derechos de participación, o un
status de socio, según se ha expresado.
Garrigues dice que una parte de la doctrina española habla de títulos de crédito. Pero esta
denominación es poco comprensiva, porque, por un lado, no alude a otro aspecto distinto
del crédito, cual es la denominación jurídica de la cosa misma, propia de los títulos
llamados de tradición; mientras, por otro lado, existen títulos (acciones de S.A.) que no
atribuyen un solo derecho de crédito a su titular, sino más bien un conjunto de derechos
subjetivos de índole varia, que componen una cualidad o posición jurídica compleja; por
esta razón, prefiere el nombre de títulos-valores para designar jurídicamente ciertos
documentos cuyo valor, estando representado por el derecho al cual se refiere el
documento, es inseparablemente del título mismo.
Solís Espinoza dice que la denominación título valor expresa con precisión la amplia
variedad de títulos que forman parte de esa categoría jurídica. En efecto, la mencionada
aceptación no solamente comprende a los títulos representativos de crédito, sino también
a los de mercaderías, e incluso tanto más al título representativo de participación; en
cambio, la expresión literal de “título de crédito” contiene un significado limitado
solamente a los títulos representativos, de un derecho de crédito, de modo que esta
terminología es inadecuada y aparece insuficiente para definirla.
3. CONCEPTO
La distinta época de la aparición y los diversos fines para los que fueron creados, así como
su propio desenvolvimiento, son la causa de que sólo recientemente se haya elaborado un
cuerpo de doctrina y una sistemática que los comprende a todos, sin que, de otro lado, exista
uniformidad de criterio en cuanto a su denominación, pues se les designa de ´´papeles valores
´´ o ´´instrumentos negociables´´ o más recientemente, ´´títulos valores´´.
Una de las denominaciones más aceptadas es la última de todas las mencionadas pues
hace referencia a los aspectos más característicos de esta clase de instrumentos. La palabra
´´título´´ alude al documento acreditativo de un derecho, y unida a la palabra ´´valor´´
significa que ese derecho, que puede no ser únicamente crediticio, está contenido en el
documento, como transfundido en él, resultando una unidad indisoluble, de modo que resulta
el elemento indispensable para ejercer los derechos que incorpora.
CAPÍTULO II
La característica principal existente en lo que representaría los títulos de valores de los demás
documentos, es básicamente la vinculación que se ubica entre los documentos y el derecho
que se relacionan a este tipo de documentos. Esta vinculación genera que el ejercicio del
derecho que implica los títulos valores y su respectiva recepción, no se pueda ejecutar sin el
título valor en sí y físicamente dicho, y a la par, genera que el único que podría ejercer dicho
derecho, sea el poseedor de dicho documento, obviamente, a esto se le tiene que considerar
los datos señalados en un título valor, ya que en él se especifica algunos datos personales,
tales sean, dichos de forma generalizada entre los diferentes títulos valores, como el emitente,
que pasaría a ser el deudor, y el beneficiario, que vendría a ser el acreedor, haciendo que
dicho derecho solo se pueda ejercer a partir de la presencia del acreedor, y no hacemos
referencia al hecho de que cualquier persona poseedor de un título valor, independientemente
de los datos señalados en dicho título, pueda ejercerlo. Frente a esto hay que tener en cuenta
que en un título valor no se señala la razón o motivo de su existencia, pero se puede hacer
mención de la persona que garantiza el cumplimiento de la obligación, pero ello ya es opción
de las partes.
Lo mencionado referente a lo que genera la vinculación del derecho y el documento, trae dos
consecuencias.
Por otro lado, la presencia de dicho título valor es necesario, sin este no se podría ejercer
dicho derecho, ya que bien el título valor, conllevado con los datos que posee, hacen que el
trámite sea sencillo y rápido, esto también convierte al título valor en un documento esencial
si queremos ejercer dicho derecho. Frente a esto cabe mencionar que frente a un extravío del
título valor, la solución se basaría en tan solo conseguir un duplicado.
Entonces, podríamos deducir que el pagaré, la letra, la obligación, son títulos valores, etc.
Todos aquellos documentos que supongan la necesidad de la presencia de dicho documento
para el ejercicio del derecho señalado, son títulos valores, y como segunda característica, que
la desaparición de dicho documento conlleva problemas frente a la prueba del derecho, pero
esta situación no impediría su ejercicio de forma permanente, ya que, como lo mencionamos
antes, solo bastaría con sacar un duplicado.
Aquellos documentos que posean dichas características, pasarían a ser llamados títulos
valores perfectos.
“La naturaleza jurídica de los títulos valores es contractual, monetaria y legal. Es contractual
por la diversidad de tratos comerciales, industriales o de servicios mediante los cuales se
pueden desarrollar —unilateralmente, bilateralmente o plurilateralmente— en la inmensidad
que esto significa. Es monetaria por cuanto, en la mayoría de la casuística comercial, se
constituye como un instrumento de pago y, en otras, como un medio eficiente de crédito, lo
que genera, al igual que el dinero, el intercambio de cosas, servicios y multiplicidad de
operaciones. No se puede decir exactamente qué es dinero, pero sí —sin lugar a duda— que
se asimila a la teoría legal, que es la que crea mediante la ficción jurídica el título valor en un
documento con estatus especial frente a otros documentos, y les otorga seguridad jurídica a
las operaciones que con ellas se realicen.” (YNFANTAS, 2020)
se tiene entendido que los títulos valores se pueden realizar, unilateralmente, bilateralmente o
plurilateralmente, lo mencionado hace referencia a las características que solo poseen algunos
títulos valores existentes:
primero tenemos a los títulos valores que se pueden realizar unilateralmente, tales sean
aquellos que solo refieren a la organización o previsión de dicho título valor, por solo una de
las partes, un ejemplo claro de esto es el cheque “El cheque es el documento que contiene una
orden incondicionada de pago de una determinada suma de dinero al tenedor. El cheque
deberá ser presentado al pago en un plazo de 15 días, que serán 20 si el cheque está emitido
en algún país de Europa y 60 para el resto de los países… Que exista un acuerdo entre el
librador y el banco para disponer de esos fondos mediante la emisión de cheques. Este
acuerdo generalmente va unido a algún contrato bancario”. (BBVA, 2015)
después tenemos a los títulos valores que se pueden realizar bilateralmente, que básicamente
son aquellos que se quedan entre acuerdo entre las partes de dicho título valor, como ejemplo
claro tenemos al pagaré “El pagaré es otro título valor muy semejante a la letra de cambio.
Es, entonces, un documento escrito, mediante el cual, una persona (librado) se compromete a
pagar al tenedor del pagaré una determinada cantidad de dinero en una fecha acordada
previamente… Los pagarés suelen ser al portador o endosables, es decir, que se pueden
transmitir a un tercero y ser emitidos por individuos particulares, empresas o el Estado”.
(BBVA, 2015)
por último, tenemos a títulos valores que se pueden realizar plurilateralmente; por ejemplo, a
aquellos títulos con contenido corporativo o de participación, tales sean como las acciones de
una Sociedad Anónima, Sociedad Anónima Cerrada o una Sociedad Limitada, básicamente
todos aquellos que incorporan un derecho societario o empresarial, que representan una
participación en la sociedad o empresa. Y esto se debe a que los títulos valores que conllevan
un contenido corporativo, se negocian en la bolsa de valores. Un ejemplo claro de lo
mencionado sería la letra de cambio, ya que este conlleva tres partes: “El librador de la letra:
es quien emite el documento dando la orden de pago y con su firma garantiza el
cumplimiento de esa orden. Este papel lo protagoniza el concesionario. El librado: es la
persona a la que va dirigida la orden de pago pero que sólo se obliga a pagar cuando firme
esa letra aceptándose. Desde ese momento tiene la obligación de pagarla (librado aceptante).
El librado es el Sr. comprador. El tomador o tenedor de la letra: es la persona a la que hay que
hacer el pago de la suma de dinero que se indica en la letra. En nuestro ejemplo, vuelve a ser
el concesionario”. (BBVA, 2015)
PRINCIPIOS JURÍDICOS
1. La Incorporación
Frente a ello podrías deducir el significado desde la misma expresión del término jurídico
“Título Valor” ya que este, como bien su nombre lo detalla, este conlleva un valor
relacionado al derecho y lo que implica con relación al documento. El documento en sí,
no significa nada si el derecho, y con ello la jurisdicción del estado no lo aprobará y
receptará, al igual que las entidades relacionadas a esta, este tipo de documentos.
“La incorporación del derecho al documento hace más fácil y segura la circulación de los
derechos, porque permite una esencial transmutación jurídica: la cesión de derechos se
convierte en una transmisión de cosas muebles a cuyo régimen jurídico el documento
(título valor) se somete”. ( Ramos Pandilla, 2019)
Se tiene entendido que la fluidez que el derecho carece, en algunas oportunidades, es un
tanto compleja ya que el objeto del derecho, en sí, asume una responsabilidad y sobre
todo características que de por sí solas, resultan complicados. Pero en el caso de los
títulos valores este problema no se presenta si se cumplen todos los requisitos o
características mencionados anteriormente. El Derecho Mercantil en sí, exige que los
derechos transmitidos sean de forma rápida esto se logra a partir de la incorporación, ya
que valida la existencia de los títulos valores y sobre ello, las características relacionadas
a esta. De esta manera, el tráfico de derecho, hablando en materia Mercantil, se
asimilaría al tráfico de bienes, esto siempre y cuando sea de buena fe.
“De ello se deduce que todo título valor se compone de dos elementos: uno corporal,
material, el corpus que es el documento y otro, inmaterial, el derecho que en él se
menciona o sea la declaración cartular, declaración unilateral de obligarse hecha por el
creador del título”. ( Ramos Pandilla, 2019)
2. La Literalidad
“Este principio significa que los derechos y correlativas obligaciones deben constar por
escrito en el documento o en hoja adherida a él, porque son los términos señalados en
éste los que determina el contenido y los efectos de tales derechos, así como la titularidad
del tenedor legítimo y las prestaciones a cargo del obligado (el alcance y modalidades de
los derechos y obligaciones)”. ( Ramos Pandilla, 2019)
Entonces, podríamos concluir que la literalidad del título significa que este conlleva una
obligación y un correspondiente derecho conforme a lo que sería el respectivo uso del
documento.
3. La Autonomía
“Este principio determina que cada uno de los sucesivos titulares del documento resulta
vinculado en forma originaria con el obligado y no como un sucesor de quienes lo
antecedieron en la titularidad del instrumento”. ( Ramos Pandilla, 2019)
Existe una relación real, objetiva, instrumentalizada, independiente de las relaciones que
conllevarían causas que pudieran haber determinado la creación o transmisión del título
hasta llegar al último tenedor. Frente a esto hay que tener en cuenta que este tipo de
derecho es autónomo, ya que se supone el poseedor actúa de buena fe al ejercitar un
derecho propio, el cual no puede ser restringido o destruido en virtud de las relaciones
existentes entre los anteriores poseedores y el deudor.
● El tenedor del título valor aparece acreedor originario del obligado y no como
un sucesor de quien lo precedió en la titularidad del documento.
● La posición jurídica de las partes y los derechos que se transfieren en la serie
de relaciones cambiarias generadas por el proceso de circulación de un título
valor, son independientes entre sí.
● Funcionar desde la primera transferencia posterior a la emisión y a favor de
los terceros que adquirieron el título de buena fe.
● Es autónomo en el sentido de que cuando se transmite el título corresponde al
nuevo adquiriente un derecho que es independiente de las relaciones de
carácter personal que hubieran podido existir entre los anteriores titulares y el
deudor.
4. Legitimación Activa
“La legitimación supone, en su aspecto activo, que el titular del derecho puede exigir el
cumplimiento al obligado por el solo hecho de tenerlo o para transmitir válidamente el
documento”. ( Ramos Pandilla, 2019)
● La posesión del título es requisito que por sí mismo legitima al tenedor para
exigir el cumplimiento del derecho que incorpora, en los llamados títulos al
portador (títulos “anónimos” o de “legitimación pura”) y ello aun en el caso de
que la posesión sea de mala fe, siempre que el deudor desconozca esta
circunstancia.
● La posesión del título es requisito indispensable para ejercitar el derecho a él
incorporado, aunque no sea por sí sola suficiente, pero no es siempre
condición suficiente, en los títulos a la orden y en los títulos al portador y es
necesario pero suficiente por sí sola en los títulos a la orden y en los
nominativos.
5. Legitimación Pasiva
Frente a este artículo, podemos concluir que el obligado, sin dolo o negligencia, que
cumpla las prestaciones percibidas en el título frente al legítimo poseedor, queda
liberado, aunque se trate de un titular aparente y no de la persona a quien, en el fondo,
pudiera corresponder el derecho a la prestación.
“La posesión de buena fe hace presumir la propiedad y, por tanto, la titularidad del
derecho incorporado. Si quien trasmite el título no tiene poder de disposición del mismo,
el adquiriente de buena fe adquiere la titularidad por no conocer que el trasmite carecía
de ella. Pero, al hacer la adquisición debe tomar las elementales y usuales precauciones
para asegurarse que el tradens tenía poder de disposición y no incurrir en culpa” (Ramos
Pandilla, 2019).
CAPÍTULO III
El Título Valor surte efectos contra las personas capaces que lo hubieren suscrito,
aunque las demás firmas fueren inválidas o nulas (artículo 8). Es, pues, la autonomía e
independencia de las obligaciones que emergen del título-valor lo que impide que la
incapacidad de algunos de los que en él intervienen o que la falsedad o la nulidad de algunas
de las firmas que en él aparecen, origine su invalidez total. De este modo, el tenedor del
título-valor queda legitimado por una serie ininterrumpida de endosos, independientemente
de sí las firmas proceden de incapaces, son falsas o fraudulentas.
2.1 Definiciones
La doctrina nos define como una forma incompleta, el título privado, en el momento
de su puesta circulación, de uno o más de sus requisitos esenciales no integrables por
presunción de la ley, pero si lleva la firma de por lo menos de uno de los obligados cambiario
y susceptible de ser completada por el tomador o por otro poseedor antes de la presentación.
No llega a ocurrir lo mismo con los títulos causales, pues llevan sus características
implícitas de la relación causal y no llegaría a ser admisible que se llegaran a completar los
requisitos o menciones omitidos, a no ser que se haga expresamente de acuerdo con la
relación convencional correspondiente.
Según Ramos Padilla “los títulos causales raramente pueden originar este problema,
ya que es muy difícil imaginar acciones, obligaciones, títulos de capitalización, bonos
hipotecarios, etc. que entran a la circulación incompletos de sus requisitos esenciales”.
Asquini nos señala que para el llenado de cualquier documento en blanco se deberá de
hacer respetando a las relaciones que ligan al suscriptor, teniendo en cuenta a la
convención de llenado, a la que el portador del documento debe de llegar a atenerse.
En este presente caso el cesionario deberá, al efectuar el llenado, tener en cuenta esta
convención. Montoya Manfredi, citando a Messineo expresa, que en relación a la letra
de cambio que, a base del pacto mencionado, el primer tomador adquiere el poder de
llenar la letra, al mismo tiempo asume la obligación de respetar los límites señalados.
Al llenar la letra (pero solamente a partir de ese momento), también los elementos que
faltaban, insertos en el título, adquieren valor cambiario. (Ramos Padilla 2015)
Podemos expresar que hasta cuando el relleno o el llenado no haya sido efectuado, el
poseedor del, ya sea de buena o mala fe, en cuanto al contenido del derecho de llenado que es
transmitido por el poseedor procedente, viene a ser un cesionario y si llega proceder a
completar el título se tiene que tener en cuenta los acuerdos entre el emitente y el tomador.
En caso de que sea cambial en blanco viene a ser llenada y luego endosada al poseedor, de
buena fe, si se aplica los principios del cambial.
Ramos Padilla, citando a Desemo, nos indica que los titulo de valores emitidos
incompletos ofrecen incentivos incorrectos y deshonesto a los tomadores, a llenar el
título de una manera extremista, llegando a exponer al remitente o a otro obligado al
daño gravísimo, el deber del tercero poseedor de la buena fe una suma más alta que lo
acordado y posiblemente un vencimiento más breve, el más onerosa, con sensibles
repercusiones sobre la propia situación económica. (Ramos Padilla 2015)
Si una letra de cambio que está incompleta en el momento de su emisión, viene a ser
completado por posteriormente de manera contraria a los acuerdos celebrados, la
inobservancia de estos acuerdos no puede llegar a oponer al poseedor, salvo contrario que se
haya adquirido de mala fe, o, sino que, al momento de adquirirla, haya incurrido una culpa
grave.
El artículo 10 de la ley peruana dice que el Título Valor para que tenga validez debe reunir
los requisitos de ley, pero existe la posibilidad de que el título fuese emitido en forma
incompleta, pudiendo completarse posteriormente conforme a los acuerdos adoptados.
Agrega la ley peruana que el que emite o acepta el título valor incompleto puede exigir una
copia del mismo y puede agregar la cláusula que limite su transferencia. En este caso la
transferencia surtirá los efectos de la cesión de créditos. El título valor debe terminar de
completar antes de su presentación para su pago o cumplimiento. Pero si no se observan los
acuerdos adoptados, estos no pueden ser opuestos al poseedor de buena fe. (Ramos Padilla
2015)
Vienen a ser títulos de valor que llegan a incorporar un derecho real sobre la
mercancía y el derecho de poder exigir la entrega de una mercancía, como, por
ejemplo, los certificados de depósito, vales de prenda, conocimientos de embarque
(transporte marítimo), cartas de porte (Transporte terrestre). (Ramos Padilla 2015)
CONCLUSIONES
Primera: La teoría general de los títulos de valor viene a ser la fusión de diferentes escuelas
mercantilistas para que se pueda dar con la finalidad a la paralización de los tráficos de títulos
representativos de valores que llegaban a implicar que tenia como fin la satisfacción de las
necesidades económicas.
Ramos Padilla, César. Teoría General de los Títulos Valores. Lima-Perú, 2015.