Pensamiento Arguediano

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VIDA Y PENSAMIENTO DE JOSÉ MARÍA ARGUEDAS

José María Arguedas fue un destacado escritor, antropólogo y etnólogo peruano del siglo XX.
Nació el 18 de enero de 1911 en Andahuaylas, Perú, y falleció el 2 de diciembre de 1969 en
Lima. Su vida y obra están profundamente marcadas por su experiencia personal y su
compromiso con la cultura andina.
Arguedas creció en un entorno multicultural, donde estuvo expuesto tanto a la cultura andina
como a la cultura occidental. Esta dualidad cultural influyó profundamente en su obra literaria,
caracterizada por su exploración de las tensiones y sincretismos entre ambos mundos.
Su experiencia como antropólogo y etnólogo le permitió estudiar de cerca las tradiciones,
lenguas y costumbres de las comunidades indígenas del Perú, especialmente en la región andina.
Esta investigación se refleja en sus obras literarias, donde retrata con gran sensibilidad y detalle
la vida de los campesinos y comunidades indígenas, así como sus luchas y conflictos.
Entre sus obras más destacadas se encuentran "Los ríos profundos" (1958), una novela
autobiográfica que explora la identidad cultural y la búsqueda de sentido en un contexto de
cambios sociales y culturales, y "Todas las sangres" (1964), donde aborda temas como el
racismo, la discriminación y la explotación de los indígenas en el Perú.
Arguedas también escribió ensayos y estudios antropológicos, donde analiza la realidad social y
cultural del Perú desde una perspectiva crítica y comprometida. Su obra contribuyó
significativamente a la valoración y difusión de la cultura andina, así como a la toma de
conciencia sobre las injusticias que enfrentaban las comunidades indígenas en su país.
A pesar de su reconocimiento como uno de los escritores más importantes de la literatura
peruana del siglo XX, Arguedas también enfrentó dificultades personales, incluyendo problemas
de salud y conflictos internos. Su vida y obra continúan siendo objeto de estudio y admiración,
y su legado perdura como una voz fundamental en la defensa de la diversidad cultural y la
dignidad de los pueblos indígenas del Perú.

CITAS PARA EL ENSAYO, TEMÁTICA “ARGUEDAS EL ENCUENTRO DE DOS MUNDOS DIFERENTES”


1. Así, vemos que Arguedas critica tanto la actitud romántica ante el indio y modernista que lo idealizaba sin el beneficio de la observación
directa; como la actitud liberal decimonónica, que propiciaba el despojo de las comunidades indígenas de sus tierras ancestrales. (Naciff,
2008, pag.04)
2. La crítica de la literatura indigenista ha gastado mucha tinta en tratar de dilucidar si el pensamiento de Alcides Arguedas continúa
partiendo desde Pueblo enfermo afianzándose en Raza de bronce; o si, por el contrario, la postura ideológica es completamente opuesta
entre las dos obras cuyas fechas de publicación difieren en diez años. Todas estas disquisiciones son absolutistas e inservibles. Es
imposible decir que el pensamiento de Arguedas no se modificó a lo largo de diez años. También es irónico pensar que la posición
ideológica del autor boliviano es antagónica en ambas obras. Por el contrario, sostenemos que existen algunos puntos que son comunes en
ambas obras; mientras que, en otros, Arguedas ha cambiado la focalización de su pensamiento. (Naciff, 2008, pag.04)
3. Me he preguntado cómo se podía imaginar el concepto del mestizaje no sólo en la primera parte del siglo pasado, sino en un país en el que
el ciudadano todavía se encuentra enmarañado en exclusiones y racismo que conducen a la pigmentocracia y a entrever la problemática de
la superioridad étnica. Admitiendo el hecho de que su aplicación hoy es inaceptable, no podemos dejar de reconocer que persisten las
injusticias, las discriminaciones, la violencia y una hegemonía monocultural después de varios decenios del lúcido mensaje arguediano.
(Zalazar, 2012, pag.04)
4. Arguedas no pensaba que los indios, mestizos o mistis fueran sustitutivos de las clases sociales. Su preocupación central empezaba, más
bien, a partir de la «cuestión indígena» y es lo que lo confronta permanentemente con el indigenismo más romántico de la denuncia que
encontraba un asidero precioso en el segundo de los siete ensayos que compuso Mariátegui, concebido durante los años veinte del siglo
pasado5. Su interés también se desplazó al mestizo, o bien, al dominador dominado que soportaba el odio de los indios y el desprecio del
terrateniente. (Zalazar, 2012, pag.04)
5. Pero las ideas de Arguedas no eran superficiales o simplemente culturalistas, ya que reconocían plenamente el análisis de clase y la
existencia de diferencias étnico-lingüísticas, lo que le permitía plasmar en sus ensayos antropológicos una interpretación sobre el pasado y
presente andino y del Perú. (Zalazar, 2012, pag.04)
6. Estos criterios apenas citados me permiten subrayar que Arguedas alimentó opiniones indispensables pero desiguales sobre el «mestizo»,
según un crecimiento original no sólo profesional sino emotivo y político. Asimismo, me permite enfatizar otras relaciones que a
continuación expongo breve y cronológicamente, sobre todo, en los momentos de mayor importancia de esta cuestión. Debe quedar claro
que Arguedas razona sobre el mestizo a través de sus personajes literarios e, igualmente, va nutriéndose de definiciones que van desde las
ideas de sentido común para luego servirse de aproximaciones histórico-culturales bastante delicadas. (Zalazar, 2012, pag.05)
7. Arguedas justifica la urgencia de investigar el mestizaje y el conjunto temático relacionado que se habría modificado a partir de los
cambios que componían la figura histórica de su figura central, dadas las transformaciones socioculturales que el modelo económico
determinaba. Igualmente propuso algunos espacios en los que encontró al mestizo vinculado al desarrollo modernizador que habría
provocado, también, un futuro proceso de integración social e, igualmente, diferentes grados de mestizaje. (Zalazar, 2012, pag.05)
8. Sigamos pues el original camino de Arguedas reconociendo que asume por primera vez una enunciación sobre el mestizo en el ensayo
Canto kechwa de 1938, una introducción a la breve antología bilingüe de poesía y canto quechua. Fue una recopilación considerada la
traducción de material lírico de los valles del Apurímac que se publica antes de Yawar Fiesta (1941). En este trabajo pionero explica dos
ideas rectoras de un pensamiento en constante efervescencia: la capacidad del indio para expresar sus sentimientos a través de un lenguaje
poético y la entrañable relación con el mestizo para recrear el arte indígena. (Zalazar, 2012, pag.06)
9. No es difícil entender que el punto de madurez lo alcanza en los trabajos antropológicos y folclóricos, después de terminar sus estudios de
etnología en San Marcos (1957)9 y cuando ya había comenzado la segunda etapa de su producción literaria, es decir, la escritura
empezada con El Sexto (1961) y seguida de novelas, cuentos y poesía en las que asume definitivamente la narración totalizadora que
reclamó factible y modesta en la famosa Mesa redonda de 1965. (Zalazar, 2012, pag.07)
10. Esa visión positiva del creador artístico en el Perú hace ver el crecimiento del autor comprometido, cuando empieza a reivindicar los
valores andinos, asociando necesariamente los indios a los mestizos. Individuos históricos en los que deposita tanto el interés cultural
como una profunda comprensión étnico-lingüística que será retomada en el prolífico decenio de los años cincuenta, en base al ideal
estético y espiritual del pueblo que logra mejorar sin abandonar sus raíces, a pesar del estigma imputable a sus denigradores por «sus
características raciales». (Zalazar, 2012, pag.07)
11. La segunda vez que Arguedas reflexiona agudamente sobre el mestizo es en el artículo «Entre el kechwa y el castellano, la angustia del
mestizo» (1939) en relación al conflicto que encontraba entre la expresión de su mundo interior y el idioma castellano. Allí se refiere a la
«angustia del mestizo», sin reflexionar en primera persona sobre su origen social y formación, aparte del amor al mundo indígena y al
quechua. Con todo existe un paralelo autobiográfico entre su condición de mestizo y las figuras de los cuentos y novelas de ese período
que todavía corresponde a sus primeros relatos. (Zalazar, 2012, pag.07)
12. Una idea que poco a poco Arguedas cambiará en la hechura de sus trabajos literarios y antropológicos a partir de la frontera de Los ríos
profundos, en la mayoría de los cuales dejará de registrar la relación de sujeción y atadura del mestizo. Así invertirá la visión predispuesta
a la vulnerabilidad del mestizo por una resuelta valoración de las potencialidades artísticas para luego profundizarla en el conflicto por el
dominio de esa humanidad «total» desde El Sexto y Todas las Sangres (1964) hasta los últimos hervores míticos de los zorros (Melis,
1990). Novelas, poesías y ensayos donde el diálogo con los interlocutores le dará resultados de gran alcance para la cultura regional y, a la
vez, para la crítica criolla. (Zalazar, 2012, pag.08)
13. Me parece estar frente a una memoria arguediana autocrítica, quizá nutrida de nuevas hipótesis antropológicas sobre el cambio social, pero
que refiriéndose a sus textos encuentra plasmada una percepción que, más tarde, modificará con la búsqueda del «estilo» universal.
(Zalazar, 2012, pag.08)
14. Comparados ambos comentarios, que distan de once años, es evidente que en su pensamiento la condición histórica del mestizo es una
cuestión esencial sobre la cual no existía una salida única. Por una parte, su figura literaria puede proyectarse como defensora de los indios
de la Sierra y, por otra, de servidor de los mistis o terratenientes. Pero señala no circunscribirlo, ya que esa figura le confería la posibilidad
de optar dada su naturaleza interpuesta. (Zalazar, 2012, pag.08)
15. En la ficción de Arguedas, el mestizaje podía integrar a los indígenas que se separaban del mundo tradicional y se convertían en un tipo de
personaje oscilante que, desde la escuela, pasaba a vivir a la ciudad para ser un probable defensor de los indios o su contrario. Es una
posición de aparente esquematismo, por la cual los mestizos no habrían tenido muchas escapatorias a despecho de las diferentes vías de
acceso a una cultura nacional fácil objeto de la propaganda de la «ideología salvífica del mestizaje» (Cornejo Polar, 1997, p. 268). Hay
que recordar que en el Perú de los años cincuenta y sesenta, los mestizos no respondían a la integración que se anunciaba como opción
ineluctable y entonces presentaban destinos discrepantes a los asumidos en las ficciones arguedianas. Sin embargo, la fuerza de su
imaginación literaria no se puede explicar cabalmente11. Existen varios matices o variaciones antes que maniqueísmo o divergencias en su
narración antropológica. (Zalazar, 2012, pag.09)

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