La Cristologia de La Misericordia (Estatuto Epistemologico

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LA CRISTOLOGIA DE LA MISERICORDIA es: UN COMPROMISO CON EL POBRE Es una expresin del acercarse de Dios a los hombres, una reaccin

frente al sufrimiento ajeno interiorizado hasta las propias entraas, motivada por la simple existencia del tal sufrimiento y con el objetivo de erradicarlo. En la persona de Jess la misericordia alcanza una dimensin contundentemente prxica, poltica y proftica. La misericordia, junto con la entrega, la fidelidad y la solidaridad son las notas caractersticas que sirven para determinar la humanidad de Jess. Pero cmo se revela lo humano de Jess? La humanidad de Jess no se revele en la racionalidad, sino en la misericordia, la entrega, la fidelidad y la solidaridad . No es que existe una naturaleza humana previa que Jesucristo asume en su encarnacin. No! Es Cristo quien en su vida, misin, muerte y resurreccin nos revela la verdadera humanidad (ver Gaudium et Spes 22). La figura de Jess desvela la "estatura" completa del ser humano y es para nosotros camino y meta. COMPRENDE A SU VEZ: 1. Una cristologa reinocntrica : "Jess no hizo de s mismo el centro de su predicacin y su misin" Por eso "el reino de Dios debe, entonces, incluir como mnimo lo que es un mximo para los pobres, la vida" . Desde aqu se comprende que el anuncio del reino sea primeramente buena noticia para los pobres. Es lo que testifican las bienaventuranzas en su primera formulacin: "Felices los pobres, porque de ustedes es el reino de Dios" (Lc 6, 20). Poner en relacin fundamental a Jess con el reino, implica conjugar integralmente su persona y misin. No separar en l al ser del hacer. 2. Una cristologa del seguimiento La cristologa como disciplina teolgica tiene como objetivo el comunicar a Jesucristo, explicitando su realidad. Pero sobre todo, hacer al misterio de su persona cognoscible, amable y vivible. Para alcanzar el conocimiento de Jesucristo se necesita de un camino, el del seguimiento, y de la entrega de la persona. Ese camino se llama La Misericordia. De ah que la cristologa no es una tarea meramente intelectual, sino que implica la propia vida. Hay que recorrer un camino prxico, "que no es otra cosa que el seguimiento de Jess: Jess compasivo. (Mateo 25,31-46) * 3. Una cristologa prxica.

Por un lado, se trata de una cristologa que tiene como punto focal la praxis de Jess por el reino: toda la actividad de Jess que tena por objetivo transformar a la realidad empezando por los pobres, en una realidad segn el querer de Dios. Lo que significa tambin que debe ser una praxis social, poltica, que desea transformar las estructuras, resucitarlas". (Para que se de, en todos el encuentro vivo con El). (Aparecida Nos.138, 243-245) * 4. Es ante todo: Una cristologa desde los pobres. La cristologa se realiza desde un lugar concreto. Se trata de poner los pies en el mismo lugar social y teolgico donde los puso Jess. Como seala Dupont, el benedictino belga, autor de uno de los mejores estudios con que contamos sobre las Bienaventuranzas, nosotros, actualmente vemos en la pobreza sobre todo la carencia de bienes, con todas las molestias y privaciones que esa situacin entraa. El semita es ms sensible a la inferioridad social que hace de las gentes de condicin modesta el blanco de los poderosos y los violentos...El pobre para nosotros es sobre todo el desprovisto; los judos lo miran ms bien como el indefenso. Los pobres, los pecadores, los enfermos y las mujeres, es decir, los cuatro grupos de personas con los que Jess aparece especialmente relacionado en los relatos evanglicos, tienen en comn que estn formados por personas marginadas y adems profundamente dbiles, por diversa que pudiese ser su situacin econmica. En concreto, parece indudable que la pobreza real -es decir, la carencia de medios o bienes para satisfacer las necesidades humanas ms elementales y fundamentales- ha estado entonces y sigue estando hoy dolorosamente vinculada con la marginacin social. Es verdad que se producen marginaciones por razones diversas -religiosas, raciales, tnicas, de gneroque no llevan necesariamente aparejadas condiciones de pobreza real. Sin embargo, aun eludiendo determinismos simplistas, marginacin y pobreza tienden a autoalimentarse o, en trminos ms apropiados, a autoempobrecerse...Marginacin y pobreza, trminos que en su propia definicin incorporan aspectos negativos, constituyen as las dos apariencias de una misma realidad caracterizada por la dependencia, la carencia y, en definitiva, la exclusin. Aparece aqu una categora -la exclusin- muy utilizada hoy por los analistas sociales para designar la nueva situacin de aquellas personas que son arrojadas fuera de nuestras sociedades, no simplemente empujadas hacia los mrgenes. Los excluidos no estn propiamente abajo o en la periferia, sino ms bien fuera. No son explotados, sino irrelevantes. No son oprimidos, sino sobrantes. Son los expulsados y expropiados. Desde la lgica econmica y social de los sistemas imperantes los excluidos son declarados intiles para el buen funcionamiento de la sociedad. Tampoco la exclusin coincide sin ms con la pobreza real, pero es indudable -de forma similar a lo afirmado en relacin con la marginacin- que podra

tambin decirse que la exclusin y la pobreza tienden a autolimentarse. La pobreza real es un factor decisivo de exclusin y, a su vez, la exclusin conduce casi inexorablemente a la pobreza. El trmino pobres ha adquirido una significacin prcticamente equvoca y tal equivocidad puede conducir, de forma conscientemente interesada o no, a hablar de los pobres sin referirnos a la pobreza real. En no pocas ocasiones damos al trmino pobres una significacin de alcance universal, refirindolo as a todos los seres humanos, cualquiera que sea su condicin socio-econmica. Decimos, por ejemplo, que somos pobres porque somos mortales (pobreza metafsica), o porque sufrimos (pobreza vital), o, desde una perspectiva tica o religiosa, porque somos imperfectos o pecadores (pobreza moral). Y no es infrecuente aadir que tales pobrezas son las ms radicales, las que merecen mayor atencin y que, a su lado, la pobreza material -la que se traduce en pasar hambre, por ejemplo- apenas merece consideracin. Claro que tales consideraciones slo las hacen los que pueden comer bien todos los das... En el mbito cristiano el riesgo a que nos estamos refiriendo se agudiza ms, pues utilizamos el trmino pobres con mucha frecuencia para referirnos a los pobres de espritu, expresin de significacin bastante imprecisa. En la conciencia de un sector importante del pueblo creyente, y tambin en cierta literatura espiritual cristiana, la pobreza espiritual o de espritu se suele equiparar al simple desprendimiento o desapego interior de los bienes materiales, que no supone necesariamente despojo efectivo. En conformidad con esta nocin de pobreza, pobre sera el que aun siendo rico por poseer muchos bienes materiales no est con el corazn apegado a ellos, mientras que el pobre real que carece de esos bienes puede ser en realidad rico porque desea de todo corazn tenerlos. El lenguaje nos introduce as en una ceremonia de la confusin: ya no sabemos bien a quien nos referimos cuando hablamos de ricos y de pobres. Sabemos que para realizar su tarea de anunciar el Reino de Dios Jess elige una forma de vivir desinstalada y errante propia de un carismtico itinerante (Theissen), sin lugar donde reclinar la cabeza (Mt 8, 20). Una forma de vida que le condujo a la marginacin. Como afirma Meier abandon su medio de vida y lugar de origen, se convirti en desocupado e itinerante a fin de asumir un ministerio proftico y, no sorprendentemente, se encontr con la incredulidad y el rechazo cuando regres a su pueblo a ensear en la sinagoga...Contando bsicamente con la buena voluntad, el apoyo y las contribuciones econmicas de sus seguidores, Jess se hizo intencionadamente marginal a los ojos de los judos normales y corrientes de Palestina[ Cf. Un judo marginal. Nueva visin del Jess histrico. En :Discpulos. Revista de Teologa y ministerio. No.6 Abril 2003]. Se le considera nada menos que un perturbado mental (Mc 3, 21), amigo de publicanos y pecadores (Mt 11, 19), seductor (Mt 27, 63), aliado con el poder de Belzeb (cf. Mt 12, 24)...Como ha subrayado J. M Castillo aparece siempre rodeado por el pueblo sencillo

(chlos), es decir, por el gento, los ciudadanos en general, en contraposicin especialmente a los dirigentes, los nobles y la clase superior[ Cf. Jess, el pueblo y la teologa (I) , En: Discpulos. Revista de Teologa y ministerio. No.6 Abril 2003]. Es especialmente significativo que el grupo de sus discpulos ms ntimos parece tambin formado por gente perteneciente al chlos . Aunque no conocemos con detalle el status de los Doce, s sabemos que algunos de ellos -cuatro- eran pescadores, otro un publicano y al menos otro muy probablemente un zelota...Tambin sabemos que entre los seguidores ms fieles hay que contar a un buen nmero de mujeres, las cuales en tiempos de Jess contaban bien poco. [Cf. J. Jeremias, Jerusaln en tiempos de Jess. En: Discpulos. Revista de Teologa y ministerio. No.6 Abril 2003]. Finalmente tenemos certeza de que termin su vida fuera de la ciudad (Heb 13, 12), arrojado fuera de la via (Mc 12, 8), sufriendo la muerte de un excluido (Pannenberg), que en ningn caso poda aplicarse a un ciudadano romano. Es decir, muri colgado del madero de una cruz, padeciendo as una muerte destinada a los malditos de Dios (cf. Gl 3, 13; Dt 21, 23). Como dice elocuentemente Meier, en la visin romana Jess sufri la espantosa muerte de los esclavos y rebeldes; a los ojos de los judos cay bajo el rigor de Dt 21, 23: Dios maldice al que est colgado (de un rbol). Para ambos grupos, el proceso y ejecucin de Jess hizo de l un marginal de un modo atroz y abominable[Cf. Un judo marginal...op. cit.]. Lo ms decisivo, al intentar clarificar el compromiso de Jess con los pobres, no radica en la pobreza que vivi personalmente, aunque sta no deja de ser significativa, Lo realmente decisivo es que Jess, a travs de su anuncio del Reino de Dios y de los gestos que realiz al servicio de ese mismo Reino se comprometi con los pobres, ofrecindoles de modo preferente su salvacin que libera. .El proyecto fundamental de Jess es...proclamar y ser instrumento de realizacin del sentido ltimo del mundo: liberacin de todo lo que lo estigmatiza: dolor, divisin, pecado, muerte y liberacin para la vida, la comunicacin plena del amor, la gracia y la plenitud de Dios Los milagros de Jess no son slo signos benficos, sino tambin signos liberadores. Ocurren en una historia en la cual se da la lucha entre Dios y el maligno, pues para la mentalidad juda tambin las enfermedades, en el sentido ms amplio del trmino, significan estar bajo el dominio del maligno. Los milagros son...signos contra la opresin...No deben ser comprendidos slo desde el reino, sino tambin -dialcticamente- desde el antirreino. Por ello, hay que recalcar su aspecto no slo benfico, sino tambin su aspecto liberador en contra de alguien o de algo. Y esto es importante para comprender por qu los milagros de Jess generan esperanza y no slo gozo. Generan gozo por lo benfico, pero generan esperanza porque expresan que las fuerzas opresoras pueden ser derrotadas. Y por eso, formalmente, son signos del reino de Dios Si Jess se encarn y se hizo uno de nosotros, siendo enteramente hombre y sometido a las limitaciones que tal condicin lleva consigo; si no teniendo l

pecado, carg con nuestro pecado y sus consecuencias, no fue simplemente para compartir tal condicin y suerte, idealizndola, sino para redimir al ser humano y conducirle a la salvacin. Ms en concreto, si se hizo pobre con los empobrecidos, no fue para justificar o sacralizar su pobreza injusta, sino para superarla por ser contraria a la voluntad amorosa de Dios. La pobreza de Jess se entiende cuando se la sita en su knosis. Abrazando la pobreza, Jess, conducido siempre y slo por su amor solidario, no hace otra cosa que compartir la vida de los pobres, que son los destinatarios primeros de su Reino. Esta es la caracterstica que informa toda su estrategia: la salvacin no es ofrecida desde fuera o desde lo alto, sino desde dentro y desde abajo, compartiendo la suerte de aquellos que necesitan ser salvados. La pobreza de Jess, su empobrecimiento voluntario, es un acto de amor solidario -cuando se ama se comparte la vida de aquellos a quienes se ama- que se entiende en el seno de una estrategia de salvacin que pretende en ltima instancia liberar del pecado y de todas sus consecuencias, una de las cuales es precisamente el empobrecimiento injusto que se comparte. Jess es pobre por amor a los pobres, no por amor a la pobreza impuesta. Y se compromete con los pobres luchando contra esa pobreza, que es consecuencia de la injusticia, realidad no querida por Dios. En la medida que el Reino llega se va haciendo presente la fraternidad y la projimidad que conducen a la realizacin de la justicia y, por lo mismo, la pobreza impuesta retrocede o desaparece. Para nosotros esta cristologa desde los pobres nos compromete a asumir el consejo que al organizar una comida o una cena la mesa fuese compartida prioritariamente por los pobres, los lisiados, los ciegos (cf. Lc 16, 12-14). Y, sobre todo, dej muy claro que el ncleo esencial de su Buena Noticia de salvacin est en hacerse prjimo de los que estn tirados en las cunetas (cf. Lc 10, 25-37), hasta el punto de que lo realmente decisivo, lo que hace posible el encuentro con Dios y la salvacin, es el compromiso solidario con los pobres de este mundo (cf. Mt 25, 31-46). Y es que la opcin decidida por los pobres y su causa forma parte esencial e irrenunciable del seguimiento de Jess. Lo cual implica que la credibilidad y significancia de la fe cristiana depende hoy en buena medida, en una sociedad fascinada por el dinero y el consumo, de que los creyentes, personal y comunitariamente considerados, vivamos con autenticidad esa opcin. Lo que nos resta es encontrar los caminos concretos que permitan hacerla operativa en cada momento. Aqu s que tendran que concentrarse nuestras energas y nuestras bsquedas. Bfia: Jess: compromiso con el pobre. Julio Lois Fernndez. En: Discpulos. Revista de Teologa y ministerio.No.6,Abril.2003 (http://www.ciberiglesia.net/discipulos/06/06cristologia_pobres_jlois.htm#_ftnre f55)

(Mateo 25,31-46 ) En aquel tiempo, dijo Jess a sus discpulos: - 31Cuando venga en su gloria el Hijo del hombre y todos los ngeles con l, se sentar en el trono de su gloria 32 y sern reunidas ante l todas las naciones. l separar a unos de otros, como el pastor separa las ovejas de las cabras. 33 Y pondr las ovejas a su derecha y las cabras a su izquierda. 34 Entonces dir el rey a los de su derecha: Venid vosotros, benditos de mi Padre; heredad el reino preparado para vosotros desde la creacin del mundo. 35 Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me hospedasteis, 36 estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la crcel y vinisteis a verme. 37 Entonces los justos le contestarn: Seor, cundo te vimos con hambre y te alimentamos, o con sed y te dimos de beber?; 38 cundo te vimos forastero y te hospedamos, o desnudo y te vestimos?; 39cundo te vimos enfermo o en la crcel y fuimos a verte? 40 Y el rey les dir: Os aseguro que cada vez que lo hicisteis con uno de stos mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis. 41 Y entonces dir a los de su izquierda: Apartaos de m, malditos; id al fuego eterno preparado para el diablo y sus ngeles. 42 Porque tuve hambre y no me disteis de comer, tuve sed y no me disteis de beber, 43fui forastero y no me hospedasteis, estuve desnudo y no me vestisteis, enfermo y en la crcel y no me visitasteis. 44 Entonces, tambin stos contestarn: Seor, cundo te vimos con hambre o con sed, o forastero o desnudo, o enfermo o en la crcel y no te asistimos? 45 Y l replicar: Os aseguro que cada vez que no lo hicisteis con uno de stos, los humildes, tampoco lo hicisteis conmigo. 46 Y stos irn al castigo eterno y los justos a la vida eterna.

(Aparecida Nos.138, 243-245): 138. Para configurarse verdaderamente con el Maestro es necesario asumir la centralidad del Mandamiento del amor, que l quiso llamar suyo y nuevo: mense los unos a los otros, como yo los he amado (Jn 15, 12). Este amor, con la medida de Jess, de total don de s, adems de ser el distintivo de cada cristiano no puede dejar de ser la caracterstica de su Iglesia, comunidad discpula de Cristo, cuyo testimonio de caridad fraterna ser el primero y principal anuncio, reconocern todos que son discpulos mos (Jn 13, 35). 6.1.1 El encuentro con Jesucristo 243. El acontecimiento de Cristo es, por lo tanto, el inicio de ese sujeto nuevo que surge en la historia y al que llamamos discpulo: No se comienza a ser cristiano por una decisin tica o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientacin decisiva. Esto es justamente lo que, con presentaciones diferentes, nos han conservado todos los evangelios como el inicio del cristianismo: un encuentro de fe con la persona de Jess (cf. Jn. 1, 35-39). 244. La naturaleza misma del cristianismo consiste, por lo tanto, en reconocer la presencia de Jesucristo y seguirlo. sa fue la hermosa experiencia de aquellos primeros discpulos que, encontrando a Jess, quedaron fascinados y llenos de estupor ante la excepcionalidad de quien les hablaba, ante el modo cmo los trataba, correspondiendo al hambre y sed de vida que haba en sus corazones. El evangelista Juan nos ha dejado plasmado el impacto que produjo la persona de Jess en los dos primeros discpulos que lo encontraron, Juan y Andrs. Todo comienza con una pregunta: qu buscan? (Jn 1, 38). A esa pregunta sigui la invitacin a vivir una experiencia: vengan y lo vern (Jn 1, 39). Esta narracin permanecer en la historia como sntesis nica del mtodo cristiano. 245. En el hoy de nuestro continente latinoamericano, se levanta la misma pregunta llena de expectativa: Maestro, dnde vives? (Jn 1, 38), dnde te encontramos de manera adecuada para abrir un autntico proceso de conversin, comunin y solidaridad? Cules son los lugares, las personas, los dones que nos hablan de ti, nos ponen en comunin contigo y nos permiten ser discpulos y misioneros tuyos? )

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