Tema 1 - Matrimonio - Version 27-11-2021

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Tema 1: Matrimonio - Versión 27/11/2021

Tema 1:
Matrimonio

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Tema 1: Matrimonio - Versión 27/11/2021

Índice sistemático
1. Presentación

2. Vínculo matrimonial

3. Sistema matrimonial español

4. Promesa de matrimonio I

5. Promesa de matrimonio II

6. Expediente matrimonial

7. Requisitos del consentimiento matrimonial I

8. Requisitos del consentimiento matrimonial II

9. Vicios del consentimiento matrimonial I

10. Vicios del consentimiento matrimonial II

11. Vicios del consentimiento matrimonial III

12. Impedimentos

13. Matrimonio civil I

14. Matrimonio civil II

16. Formas especiales de matrimonio civil I

17. Formas especiales de matrimonio civil II

18. Inscripción y prueba del matrimonio

19. Principio de igualdad entre los cónyuges

20. Deberes de los cónyuges I

21. Deberes de los cónyuges II

22. Resumen

23. Bibliografía

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1. Presentación

La familia es una institución social a la que el ordenamiento jurídico presta atención dotándola de un régimen
jurídico. Sin embargo, la sociedad arbitra otras fórmulas de convivencia que no coinciden necesariamente con lo
previsto en la normativa. Es, por ello, que el Derecho de familia se ocupa de las normas de organización de las
relaciones familiares básicas y de las que resuelven los conflictos de intereses que en el desarrollo de las relaciones
familiares se pueden producir. La familia ha tenido su reconocimiento en nuestra Constitución a través de los arts.
32 y 39, donde básicamente se establece la protección por los poderes públicos a la familia y, así hay un
reconocimiento a que se contraiga matrimonio con plena igualdad jurídica de los contrayentes, resultando indiferente
que sean del mismo o distinto sexo.

El tema dará inicio con el vínculo matrimonial para lo que procederemos a describir el sistema matrimonial español.
En el camino al matrimonio deberemos analizar la promesa matrimonial, el expediente matrimonial, los requisitos del
consentimiento matrimonial y los vicios del consentimiento matrimonial. Proseguiremos con los impedimentos, el
matrimonio civil, las formas especiales del matrimonio, señalando especialmente el matrimonio por poder. A
continuación, abordaremos la inscripción y prueba del matrimonio. El siguiente objeto de nuestra atención serán los
principios de igualdad entre los cónyuges para lo que analizaremos los deberes de los cónyuges.

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2. Vínculo matrimonial

Los caracteres necesarios para que jurídicamente exista un matrimonio y que nos sirven para distinguirlo de otras
uniones de personas, son los siguientes:

• El matrimonio supone que se emitan dos declaraciones de voluntad provenientes de personas distintas.
Actualmente, se admite la emisión de sendas declaraciones de voluntad con independencia del sexo de los emisores.
Así, el art. 44 CC dispone que: «El hombre y la mujer tienen derecho a contraer matrimonio conforme a las
disposiciones de este Código. El matrimonio tendrá los mismos requisitos y efectos cuando ambos contrayentes sean
del mismo o de diferente sexo». El matrimonio resulta tanto de la unión dos personas de distinto sexo, como del
mismo sexo o incluso de transexuales.

• El negocio jurídico matrimonial no puede ser sometido ni a condición, término o modo. Se trata de un negocio
jurídico puro, donde su eficacia se produce desde el instante de su celebración válida. Por lo tanto, no cabe acordar
un aplazamiento de sus efectos ni supeditarlos a la realización de eventos futuros o al cumplimiento de alguna
contraprestación.

• El matrimonio es una unión de un solo sujeto con otro, es decir, es siempre monógamo. El Código civil, en su art.
46.2, prohíbe contraer matrimonio a los que estén ligados con un vínculo matrimonial y, además, el Código penal
tipifica en su art. 217, como delito de matrimonio ilegal el contraer segundo o ulterior matrimonio, a sabiendas de
que subsiste legalmente el anterior.

• El matrimonio presupone una intención en los contrayentes de establecer entre ellos una unión estable y duradera.
Los contrayentes emiten una declaración de voluntad de querer celebrar un matrimonio entendiendo que lo hacen con
la intención de establecer una unión personal de duración indefinida. Lo fundamental es la voluntad de las partes de
establecer una unión duradera.

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3. Sistema matrimonial español

Previamente señalaremos que un sistema matrimonial es una decisión de cada Estado sobre qué uniones valen
como matrimonio, es decir, a qué personas el Derecho del Estado considerará casadas, aplicándole todas las
consecuencias jurídicas que ello implica para el ordenamiento jurídico. El art. 16.3 CE establece que ninguna
confesión tendrá carácter estatal. Los poderes públicos tendrán en cuenta las creencias religiosas de la sociedad
española y mantendrán las consiguientes relaciones de cooperación con la Iglesia Católica y las demás confesiones.
El contenido de esta disposición impide la vigencia en el ordenamiento jurídico español del sistema de matrimonio
civil subsidiario.

El Código Civil, en su art. 49, sólo reconoce y regula un tipo de matrimonio, el matrimonio civil. Matrimonio que puede
celebrarse ante (art. 51.2 CC):

• Juez de Paz o Alcalde del municipio donde se celebre el matrimonio o concejal en quien éste delegue.
• Secretario judicial o Notario libremente elegido por ambos contrayentes que sea competente en el lugar de
celebración.

• Funcionario diplomático o consular Encargado del Registro Civil en el extranjero.

Sería el matrimonio civil en forma civil, aunque también podría celebrarse ante el sacerdote de la iglesia católica, o
ministro del culto protestante o ministro de la religión judía o imán de la religión islámica, a quiénes sus
respectivas normas autoricen para celebrar el matrimonio cumpliendo con las formalidades externas de cada una de esas
religiones. La aplicación del art. 63 CC lleva a concretar el significado de este matrimonio civil en forma religiosa,
señalando que la inscripción del matrimonio celebrado en España en forma religiosa se practicará con la simple
presentación de la certificación de la iglesia, o confesión, comunidad religiosa o federación respectiva, que habrá de
expresar las circunstancias exigidas por la legislación del Registro Civil.
Por otra parte, el art. 59 CC dispone que «El consentimiento matrimonial podrá prestarse en la forma prevista por una
confesión religiosa inscrita, en los términos acordados por el Estado o, en su defecto, autorizados por la legislación de
éste». A ello debe añadirse lo dicho por el art. 60.1 CC) donde se declara que el matrimonio celebrado según las normas del
Derecho canónico o en cualquiera de otras formas religiosas previstas en los acuerdos de cooperación entre el Estado y las
confesiones religiosas produce efectos civiles. En consecuencia, el matrimonio canónico no produce efectos por sí
mismo para el ordenamiento jurídico español, sino en tanto en cuanto ese matrimonio reúna los requisitos que exige para su
validez el Código Civil.

Por último, y también se podrá contraer matrimonio fuera de España con arreglo a la forma establecida por la ley
del lugar de celebración. En el caso de que los contrayentes sean extranjeros el art. 50 CC establece que podrá
celebrarse el matrimonio en España con arreglo a la forma prescrita para los españoles o cumpliendo la establecida
por la ley personal de cualquiera de ellos.

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4. Promesa de matrimonio I

La promesa de matrimonio es un acuerdo por el que dos personas se comprometen a unirse en un futuro
matrimonio. Se conoce con el nombre de esponsales esta promesa de futuro matrimonio que se hacen entre sí los
novios. En aplicación del art. 42 CC, la promesa de matrimonio no produce obligación de contraerlo ni de cumplir
lo que se hubiere estipulado para el supuesto de su no celebración. No se admitirá a trámite la demanda en que se
pretenda su cumplimiento.

Podría decirse que la promesa de matrimonio supone una apariencia de precontrato pero teniendo en cuenta que no se
deriva la obligación de celebrar el matrimonio prometido, los esponsales se limitan a constituir un hecho jurídico al que la
ley le otorga la obligación de resarcir los gastos y las obligaciones contraídas en atención al futuro matrimonio.
Recordemos que el matrimonio se funda en el consentimiento libre de los contrayentes, sin que se admita ningún tipo de
coacción, directa o indirecta.
Sobre la forma de la promesa de matrimonio no existe una exigencia formal para su celebración. En cuanto a su contenido
es preciso que conste en todo caso el deseo de ambas partes de contraer futuro matrimonio, pudiendo ya determinarse por
las partes más o menos, especificando una serie de circunstancias de interés –fecha, lugar de celebración, etc. Serán
voluntarios los pactos que se estimen oportunos, dependiendo del mayor o menor interés existente en los intervinientes en
regular la situación.
Ya se ha dicho que se rechaza cualquier demanda ante los Tribunales que pretenda única y exclusivamente exigir el
cumplimiento de la promesa de matrimonio. Sin embargo, será admitida a trámite aquella demanda que pretenda el
resarcimiento conforme previene el art. 43 CC que podrá presentar quien no hubiese roto la promesa.

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5. Promesa de matrimonio II

Pueden celebrar esponsales las personas con capacidad para contraer matrimonio, es decir, mayores de edad y
menores emancipados. El art. 43 CC dispone que el incumplimiento sin causa de la promesa cierta de matrimonio
hecha por persona mayor de edad o por menor emancipado sólo producirá la obligación de resarcir a la otra parte de
los gastos hechos y las obligaciones contraídas en consideración al matrimonio prometido. Esta acción caducará al
año contado desde el día de la negativa a la celebración del matrimonio.

Por lo tanto, los presupuestos de obligación de indemnizar son:

• Ruptura de la promesa sin causa, entendiendo por esta última aquellas conductas o estados de salud del otro
promitente de tal importancia que sean susceptibles de provocar la no celebración del matrimonio, algo que deberá
ser objeto de valoración para cada caso concreto atendiendo a las circunstancias concurrentes.

• Promesa de matrimonio cierta. Debe resultar probada por cualquiera de los medios admitidos en Derecho que la
promesa era verdadera. Ello excluiría cualquier otro tipo de manifestaciones de sentimientos o declaraciones de
voluntad aparentes, así como relaciones prematrimoniales de hecho, pese a que fuesen duraderas.

En cuanto a los gastos resarcibles podemos diferenciar:

• Gastos realizados en consideración al matrimonio donde se incluirían todos aquellos gastos que se lleven a
cabo con miras al futuro matrimonio. Para ser indemnizables, los gastos deben resultar proporcionados a las
circunstancias. Por ejemplo, gastos que uno de los promitentes realizase en concepto de obras en casa del otro en
atención a la celebración del futuro matrimonio.

• Gastos por obligaciones contraídas en atención al matrimonio. Entre estos gastos podríamos mencionar la
contratación del banquete. En cuanto a su extensión, sólo se generará la obligación de resarcir en el caso de
empobrecimiento injusto, que no existirá si resulta posible el aprovechamiento de los actos señalados para otros
fines. Este sería el caso de utilizar como domicilio el inmueble adquirido con el objeto de que se convirtiese en el
hogar conyugal.

• Daño moral. La jurisprudencia ha entendido que el daño moral producido por esta ruptura no es indemnizable. En
este sentido, puede ser citada la sentencia del Tribunal Supremo de 16 de diciembre de 1996.

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6. Expediente matrimonial

El art. 56 CC dispone que quienes deseen contraer matrimonio acreditarán previamente en acta o expediente tramitado
conforme a la legislación del Registro Civil, que reúnen los requisitos de capacidad o la inexistencia de impedimentos o su
dispensa, de acuerdo con lo previsto en este Código.
Además, el Letrado de la Administración de Justicia, Notario, Encargado del Registro Civil o funcionario que tramite el
acta o expediente, cuando sea necesario, podrá recabar de las Administraciones o entidades de iniciativa social de
promoción y protección de los derechos de las personas con discapacidad, la provisión de apoyos humanos, técnicos y
materiales que faciliten la emisión, interpretación y recepción del consentimiento del o los contrayentes. Solo en el caso
excepcional de que alguno de los contrayentes presentare una condición de salud que, de modo evidente, categórico y
sustancial, pueda impedirle prestar el consentimiento matrimonial pese a las medidas de apoyo, se recabará dictamen
médico sobre su aptitud para prestar el consentimiento.

Por lo tanto, siempre es necesario un expediente previo, aunque lo que se desee sea realizar un matrimonio civil en
una de las formas religiosas reconocidas por la legislación del Estado. Podría ocurrir que fuese necesario realizar
otro expediente si las normas propias de la religión donde se pretende contraer matrimonio así lo exigen. Sólo
cuando se trata de matrimonio en inminente peligro de muerte de uno o de ambos contrayentes autoriza el art. 52
CC a celebrarlo sin necesidad de pevia tramitación del acta o expediente matrimonial.

La regla general es que el expediente matrimonial es público y, por tanto, pueden acceder a él todos los que acrediten tener
interés legítimo, salvo en caso de matrimonio secreto, regulado en el art. 54 CC que se transmitirá reservadamente, sin
la publicación de edictos o proclamas.
La normativa aplicable al expediente previo matrimonial está recogida en art. 58 de la Ley 20/2011, de 21 de julio, del
Registro Civil y resulta oportuno considerar las Instrucciones de la Dirección General de los Registros y del
Notariado que resuelven problemas concretos de la celebración del matrimonio civil. La celebración del matrimonio
requerirá la tramitación de un expediente en el que los contrayentes acrediten el cumplimiento de los requisitos d e
capacidad y la inexistencia de impedimentos o su dispensa, de acuerdo con lo previsto en el Código Civil. La tramitación
del expediente corresponde al Secretario del Ayuntamiento, el cual podrá solicitar los informes y practicar las diligencias
pertinentes para apreciar la legalidad y veracidad del matrimonio.

El expediente finalizará con una resolución del Secretario del Ayuntamiento en la que se autorice o deniegue la
celebración del matrimonio. La denegación deberá ser motivada y expresar, en su caso, con claridad la falta de
capacidad o el impedimento en el que funda la denegación. Contra esta resolución cabe recurso ante el Encargado
del Registro Civil, cuya resolución se someterá al régimen de recursos ante la Dirección General de los Registros y
del Notariado previsto por esta Ley.

Resuelto favorablemente el expediente, el Alcalde o Concejal celebrará el matrimonio en la forma prevista en el Código
Civil y, a continuación, extenderá el acta con su firma, la de los contrayentes y testigos y la remitirá, preferentemente por
vía telemática, al Registro Civil. Para los matrimonios celebrados fuera de España, la instrucción del expediente y la
celebración del matrimonio, de conformidad con las reglas establecidas en los apartados anteriores, corresponde al Cónsul
encargado de la oficina consular del Registro Civil.

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7. Requisitos del consentimiento matrimonial I

El primer requisito que debe acreditarse en el expediente previo es que los contrayentes alcanzan la edad mínima
que la ley exige para poder celebrar el matrimonio. El art. 46.1 CC establece que no pueden contraer matrimonio los
menores de edad no emancipados. Por lo tanto, la capacidad para contraer matrimonio es tener la mayoría de
edad o al menos 16 años siempre que se esté emancipado y sin distinción alguna entre hombre y mujer.

La contradicción se manifestaba cuando a continuación de limitar la capacidad para contraer matrimonio a la mayoría de
edad o a estar emancipado, el Código Civil disponía en su art. 48.2 que: «El Juez de Primera Instancia podrá dispensar,
con justa causa y a instancia de parte, los impedimentos del grado tercero entre colaterales y de edad a partir de los
catorce años. En los expedientes de dispensa de edad deberán ser oídos el menor y sus padres o guardadores». Sin
embargo, esta dispensa ha desaparecido del Código Civil por la reforma operada a través de la Ley 15/2015, de
Jurisdicción Voluntaria.
No obstante, también se puede contraer matrimonio por menor de 18 años no emancipado porque el art. 75 CC permite
sanar el matrimonio nulo por falta de edad de los contrayentes si alcanzada la mayoría de edad viven juntos durante un
año después de alcanzada aquella.
No hay límite máximo de edad para poder contraer matrimonio por lo que a partir de la edad mínima para poder hacerlo
cualquier persona que reúna todas las restantes exigencias.

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8. Requisitos del consentimiento matrimonial II

La declaración de voluntad o consentimiento por parte de los que lo celebran constituye un elemento esencial
dentro de un negocio jurídico como el matrimonio, por tanto, es necesario que quienes pretenden contraerlo
manifiesten de modo claro, concluyente e inequívoco su intención de querer contraerlo.

Los requisitos para que el consentimiento matrimonial sea válido y eficaz son los siguientes:

• Que se manifieste al exterior claramente, de modo que no existan dudas sobre su existencia. No es preciso que la
declaración de voluntad revista una forma determinada, por lo que puede expresarse de palabra, por escrito o
mediante gestos. Por ello, el art. 58 CC dispone que el que autoriza el matrimonio « El Juez de Paz, Alcalde,
Concejal, Secretario judicial, Notario o funcionario, después de leídos los artículos 66, 67 y 68, preguntará a cada
uno de los contrayentes si consiente en contraer matrimonio con el otro y si efectivamente lo contrae en dicho acto y,
respondiendo ambos afirmativamente, declarará que los mismos quedan unidos en matrimonio y extenderá el acta o
autorizará la escritura correspondiente»<.

• La persona que emite el consentimiento matrimonial tiene que tener pleno conocimiento del acto que realiza.
Cuando hay dudas sobre la aptitud mental de quien la realiza «se exigirá dictamen médico sobre su aptitud para
prestar el consentimiento» (art. 56 CC). No hay en el Código Civil exigencia alguna sobre posibles deficiencias
físicas que puedan presentar los contrayentes ni exige someterse a previo reconocimiento médico.

• El consentimiento debe ser emitido libremente. Nadie puede ser obligado a contraer matrimonio si no lo desea.
Por eso es nulo el realizado bajo coacción o miedo grave (art. 73.5 CC).

• Declaración de voluntad que origina el contrato matrimonial debe manifestarse en el momento de otorgamiento del
acuerdo y, además, debe ser pura. Es decir, efectiva sin necesidad de que su eficacia dependa de otros hechos o
circunstancias. Por ello, el art. 45 CC dispone: La condición, término o modo del consentimiento se tendrá por no
puesta. No es posible que los efectos del matrimonio se supediten a la realización o no de determinados hechos o
circunstancias, una vez que se celebra de forma válida, comienza su eficacia.

• Declaración de voluntad de cada uno de los contrayentes debe tener como destinatario la persona con la que se
pretende realmente contraer matrimonio. El error en la persona a la que se dirige la declaración de voluntad
determina la nulidad del matrimonio. En este sentido, el art. 73.4 CC declara la nulidad del matrimonio celebrado
por error en la identidad de la persona del otro contrayente o en aquellas cualidades personales que, por su entidad,
hubieren sido determinantes de la prestación del consentimiento.

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9. Vicios del consentimiento matrimonial I

La doctrina no ha llegado a un acuerdo sobre la relevancia que debe atribuirse a la discordancia consciente y querida
entre la declaración de voluntad de querer contraer matrimonio y la voluntad real de no contraerlo. Como es sabido esta
discordancia querida admite dos posibilidades:

• Simulación que aplicada al matrimonio implica que los dos contrayentes aparentan al exterior realizar un verdadero
matrimonio que realmente no desean y lo hacen con una determinada finalidad, como puede ser para que uno de ellos
adquiera la nacionalidad del otro.

• Reserva mental donde la discordancia entre la voluntad matrimonial que se expresa al exterior y la verdadera
intención sólo concurre en uno de los contrayentes mientras que el otro desea celebrar el matrimonio e ignora la
verdadera voluntad del otro.

El consentimiento, además de ser real y existente, debe estar carente de vicios para ser eficaz. Precisamente, el Código
Civil alude a los vicios de la declaración de voluntad con ocasión de la regulación de la nulidad del matrimonio.
Mientras que en relación a los vicios del consentimiento que determina el nacimiento de un contrato, el art. 1265 CC recoge
el error, la violencia, la intimidación y el dolo. En art. 73 CC, en sus números 4 y 5, declara nulo el matrimonio «celebrado
por error en la identidad de la persona del otro contrayente o en aquellas cualidades personales que, por su entidad,
hubieren sido determinantes de la prestación del consentimiento» y «El contraído por coacción o miedo grave».

El error es tomado en consideración como vicio del consentimiento matrimonial. Es necesaria la coincidencia entre
la voluntad manifestada externamente de querer contraer matrimonio con una determinada persona y la voluntad
interna.

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10. Vicios del consentimiento matrimonial II

Es nulo el matrimonio celebrado por:

• Error en la identidad de la persona del otro contrayente. Se trata de un error obstativo debido a que el
matrimonio es un negocio intuitu personae. En el matrimonio es esencial la persona, se quiere contraer con una
persona concreta y determinada que se individualiza del resto de los seres humanos. El error en la identidad del otro
contrayente determina la ausencia de verdadero consentimiento y, por tanto, no hay matrimonio si se acredita que
aquel con quien aparentemente se ha contraído matrimonio no es la persona con la que se quiso hacerlo. No es fácil
que pueda darse un error en la identidad de la persona, ya que, lo normal es que quienes celebran un matrimonio se
conozcan previamente y hayan tenido antes una relación personal más o menos duradera. Pero sí son posibles
supuestos de matrimonio en los que los contrayentes no se conocen hasta el día del matrimonio o incluso después de
celebrarlo, como en los supuestos de personas que se conocen por medio de correspondencia o Internet o de
agencias matrimoniales o en matrimonios por mandatarios. La parte que alegue error en la identidad personal del otro
contrayente debe probar que su intención era contraerlo con otra y que hubo error esencial en la elección del que
aparentemente lo celebra.

• Error vicio o error motivo: donde hay coincidencia entre la voluntad interna y la voluntad declarada, pero aquélla
se ha formado por un equivocado conocimiento de la realidad. En este supuesto la persona con la que se celebra el
matrimonio es la misma que aquella con la que se quiere contraer, pero carece de las cualidades personales que se
pensaba tenía. La gran dificultad radica en que la relevancia del error en las cualidades personales está supeditada a
que esas cualidades personales por su entidad hubieren sido determinantes de la prestación del consentimiento. El
Código Civil omite toda indicación de lo que deba entenderse por cualidades personales determinantes del
consentimiento matrimonial, se traslada al juez la valoración y, posterior decisión sobre qué cualidades pueden
objetivamente considerarse como determinantes del consentimiento matrimonial. Entre las cualidades personales que
la jurisprudencia ha considerado de suficiente entidad están ser toxicómano o alcohólico, padecer enfermedad
psiquiátrica grave o enfermedad contagiosa o que impida la procreación, la impotencia, la homosexualidad o el
padecimiento de una enfermedad degenerativa irreversible. En todo caso, el contrayente que pretenda la nulidad de su
consentimiento matrimonial basado en que hizo su declaración de voluntad por determinadas cualidades personales
del otro contrayente que después se acredita que no tiene, debe, además de demostrar esa carencia de cualidades, ha
de probar que si hubiese sabido que no existían las cualidades, nunca había tenido intención de contraer el
matrimonio. Por tanto, dichas cualidades eran determinantes para la prestación del consentimiento matrimonial Si no
acredita estos dos requisitos el error sobre las cualidades personales, será irrelevante y el matrimonio será válido.

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11. Vicios del consentimiento matrimonial III

También resulta nulo el matrimonio contraído por:

• Coacción o amenaza de un mal grave, inminente y futuro, que ha de causar otra persona distinta de la que sufre el
vicio, que puede ser el otro contrayente o un tercero. Puede tener por objeto los bienes o los intereses del otro
contrayente, pero también otra persona, sea o no pariente suyo.

• Miedo grave fruto de un temor que constriñe de forma grave la voluntad de quien formalmente consiente.

Para que la violencia, la coacción o el miedo vicien la voluntad matrimonial es necesario que se acredite su existencia y
gravedad y la imposibilidad de substraerse a ellas. Es decir, se hizo la declaración de voluntad porque no había otro
medio de evitar los males con los que se amenazaba o porque la violencia era de tal intensidad que no era posible eludirla.
La irrelevancia del temor reverencial, establecida en el art. 1267 CC para la declaración de voluntad contractual, resulta
aplicable al consentimiento matrimonial. El temor a desagradar a los padres es en principio intrascendente. Sólo si se llega a
acreditar que ese temor ha sido de tal intensidad que ha originado una falta absoluta de consentimiento puede admitirse su
trascendencia.
La legitimación activa para hacer valer la acción de nulidad del consentimiento matrimonial por la existencia de error,
violencia, coacción o miedo grave, conforme al art. 76 CC está limitada al «cónyuge que hubiera sufrido el vicio». Por
tanto, ni el Ministerio Fiscal, ni el cónyuge causante del vicio, ni los terceros que lo hubiesen originado pueden impugnar
ese consentimiento. Además, que «Caduca la acción y se convalida el matrimonio si los cónyuges hubieran vivido
juntos durante un año después de desvanecido el error o de haber cesado la fuerza o la causa del miedo».

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12. Impedimentos

Para la plena eficacia del matrimonio no es suficiente que la declaración de voluntad carezca de vicios y que proceda de
persona con la capacidad necesaria para emitirla. Se requiere, además, la inexistencia de prohibiciones o impedimentos.
Son impedimentos o prohibiciones matrimoniales:

• Pervivencia de un vínculo matrimonial anterior. Dispone el art. 46.2 CC que no pueden contraer matrimonio
«Los que estén ligados con vínculo matrimonial». Es una prohibición absoluta en el sentido que impide a quien está
casado celebrar otro matrimonio con cualquier persona en tanto no se disuelva el vínculo matrimonial, bien por
muerte del otro cónyuge o por resolución judicial en los casos de nulidad del matrimonio, divorcio o declaración de
fallecimiento. No es posible su dispensa y, si a pesar de la existencia del matrimonio anterior, se logra celebrar uno
nuevo, se incurre en el delito de bígama o matrimonio ilegal, previsto en el art. 217 del Código Penal.

• Existencia de parentesco entre los contrayentes. El art. 47 CC señala que tampoco pueden contraer matrimonio
entre sí:
○ Parientes en línea recta por consanguinidad o adopción.
○ Colaterales por consanguinidad hasta el tercer grado.
El parentesco por adopción en línea recta se equipara al derivado de la sangre y, por tanto, no pueden contraer
matrimonio entre si adoptante y adoptado ni los abuelos ni nietos adoptivos.

• Condenados por haber tenido participación en la muerte dolosa del cónyuge o persona con la que hubiera
estado unida por análoga relación de afectividad a la conyugal (art. 47 CC). Para que opere esta prohibición es
preciso una condena por sentencia penal firme que afecte a las dos personas que pretenden contraer matrimonio entre
sí. Además, la condena debe ser por la muerte dolosa. Por tanto, debe existir un delito consumado de homicidio o de
asesinato. Por último, la condena debe ser en concepto de autor o de cómplice.

El art. 48 CC establece que el Juez podrá dispensar, con justa causa y a instancia de parte, mediante resolución previa
dictada en expediente de jurisdicción voluntaria, los impedimentos de muerte dolosa del cónyuge o persona con la que
hubiera estado unida por análoga relación de afectividad a la conyugal y de parentesco de grado tercero entre colaterales.
La dispensa ulterior convalida, desde su celebración, el matrimonio cuya nulidad no haya sido instada judicialmente por
alguna de las partes.

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13. Matrimonio civil I

Los contrayentes disponen de la posibilidad de optar por las siguientes formas de celebración:

• Si el lugar de celebración del matrimonio es España, corresponde al Juez, Alcalde o funcionario señalado por el
Código Civil.

• Si el matrimonio civil se celebra bajo forma religiosa en una de las religiones con las que el Estado español tiene
Acuerdos, a saber: la religión católica, la religión protestante, la religión judía y la religión islámica.

• Si el lugar de celebración del matrimonio es fuera de España se hará con arreglo a la forma establecida por la ley
del lugar de celebración.

La celebración del matrimonio civil ante el Juez, Notario, Secretario Judicial, Alcalde o funcionario autorizado se regula en
los arts. 51 a 58 del Código Civil. Por supuesto, no debe ser olvidada la Instrucción de la Dirección General de los
Registros y del Notariado, de 26 de enero de 1995, sobre autorización del matrimonio civil por los alcaldes.
Para autorizar la celebración de un matrimonio resulta competente para constatar mediante acta o expediente el
cumplimiento de los requisitos de capacidad de ambos contrayentes y la inexistencia de impedimentos o su dispensa, o
cualquier género de obstáculos para contraer matrimonio corresponderá al Secretario judicial, Notario o Encargado del
Registro Civil del lugar del domicilio de uno de los contrayentes o al funcionario diplomático o consular Encargado del
Registro Civil si residiesen en el extranjero (art. 51 CC). Si ambos contrayentes residen en el mismo partido judicial el
matrimonio será autorizado por el juez encargado del Registro Civil o el alcalde a su elección, o el Secretario judicial o
Notario libremente elegido por ambos contrayentes que sea competente en el lugar de celebración. El juez y el alcalde
pueden delegar, de oficio o a instancia de los contrayentes, en otro juez o el alcalde aunque sean de otra población.
Cuando los contrayentes residen en partidos judiciales distintos deben elegir juez o alcalde de uno de los dos domicilios. El
juez puede delegar en el juez de paz.
El autorizante del matrimonio debe tener competencia para actuar en el lugar de la celebración del matrimonio, bien por
haber sido nombrado legalmente para ejercer sus funciones en ese territorio, bien por haber recibido la oportuna
delegación. La falta de competencia no imputable a los contrayentes no afecta a la validez del matrimonio siempre que al
menos uno de los cónyuges hubiera procedido de buena fe y el autorizante ejerciese sus funciones públicamente, es decir,
cuando externamente se muestra como competente aunque realmente no lo sea. Una vez determinado quien autorizará el
matrimonio se señala día y hora para su celebración.

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14. Matrimonio civil II

Ante el Juez, Alcalde, Concejal, Secretario judicial, Notario o funcionario competente deben comparecer los dos
contrayentes y dos testigos mayores de edad, y a continuación se leerán por el Juez, Alcalde o funcionario los arts. 66,
67 y 68 CC, que, ordena el art. 58 CC «El Juez de Paz, Alcalde, Concejal, Secretario judicial, Notario o funcionario,
después de leídos los artículos 66, 67 y 68, preguntará a cada uno de los contrayentes si consiente en contraer matrimonio
con el otro y si efectivamente lo contrae en dicho acto y, respondiendo ambos afirmativamente, declarará que los mismos
quedan unidos en matrimonio y extenderá el acta o autorizará la escritura correspondiente». No exige la ley una
determinada forma de expresar la voluntad de contraer matrimonio. Es válido cualquier modo de exteriorizar esa
voluntad siempre que no haya dudas acerca de la existencia de la voluntad matrimonial. Expresados los consentimientos
matrimoniales y formulada por el autorizante la declaración de quedar unidos en matrimonio, se extiende el acta de
celebración que autoriza el secretario y firman, además del autorizante, los contrayentes y los dos testigos.

La celebración del matrimonio civil es un acto sencillo carente de ritos o formalidades especiales, si bien en la
práctica habitual no es extraño que el autorizante, a semejanza de los matrimonios religiosos, realice alguna
salutación o discurso complementario que no es exigido por la ley y por tanto no forma parte del acto de
celebración. El matrimonio civil producirá efectos desde el mismo momento de su celebración. Sin embargo, la
eficacia plena del matrimonio está sujeta a su inscripción en el Registro Civil.

Por otra parte, las formalidades exigidas para la celebración del matrimonio civil en forma religiosa, una vez concluido
el expediente matrimonial previo, serán las previstas por cada confesión religiosa (católica, evangelista, judía o islámica)
conforme al Derecho canónico para la primera y a los Acuerdos del Estado español con las otras religiones. En todo caso,
el consentimiento matrimonial se manifieste ante el ministro del culto correspondiente o persona autorizada y dos testigos
mayores de edad, con empleo de los ritos de cada religión.
Tras haberse celebrado el matrimonio la persona autorizante debe extender una certificación que deberá presentarse en el
Registro Civil para proceder a su inscripción sin la cual el matrimonio religioso no produce efectos civiles.

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16. Formas especiales de matrimonio civil I

Las formas de celebración del matrimonio civil son las ordinarias y más habituales de hacerlo, donde es preciso
que se instruya el correspondiente expediente previo y el cumplimiento de los requisitos generales de eficacia. No obstante,
el Código Civil regula tres supuestos donde se suprimen o alteran los requisitos generales de celebración del matrimonio:

• Matrimonio en peligro inminente de muerte: se caracteriza por no ser necesaria la formación del expediente
previo matrimonial e incluso cabe que se celebre sin los dos testigos mayores de edad cuando su presencia no sea
posible. Está regulado en el art. 52 CC donde se dispone que lo autorizará el Juez de Paz, Alcalde o Concejal en
quien delegue, Secretario judicial, Notario o funcionario, Oficial o Jefe Superior respecto de los militares en campaña
y el Capitán del buque o Comandante de la aeronave respecto de los matrimonios a bordo de un buque o
aeronave. Presupone la existencia de un peligro inminente de muerte para uno o ambos contrayentes, situación de
peligro que excluye la posibilidad de acudir a la forma ordinaria de celebración y que deberá ser valorada en cada
supuesto.
El matrimonio en peligro de muerte no requerirá para su celebración la previa tramitación del acta o expediente
matrimonial, pero sí la presencia, en su celebración, de dos testigos mayores de edad y, cuando el peligro de muerte
derive de enfermedad o estado físico de alguno de los contrayentes, dictamen médico sobre su capacidad para la
prestación del consentimiento y la gravedad de la situación, salvo imposibilidad acreditada, sin perjuicio de lo
establecido en el art. 65 CC (1)

• Matrimonio secreto: se caracterizar por mantener oculta su celebración por causas graves sin que se hagan
proclamas o edictos. El expediente matrimonial no contará con publicidad. Está regulado en el art. 54 CC. Será el
Ministro de Justicia, a propuesta de la Dirección General de los Registros y del Notariado, quien autorizará mientras
que la competencia para su celebración es la misma que para el matrimonio civil ordinario. Sin embargo, el acta de su
celebración se inscribe en un Libro especial de matrimonios secretos que se encuentra en el Registro Civil Central,
en el Ministerio de Justicia. No se pueden extender certificaciones de su celebración, pero los propios contrayentes
pueden pedir que la inscripción se efectúe en el Registro Civil ordinario.

(1)
«En los casos en que el matrimonio se hubiere celebrado sin haberse tramitado el correspondiente expediente o acta previa, si éste fuera
necesario, el Secretario judicial, Notario, o el funcionario diplomático o consular Encargado del Registro Civil que lo haya celebrado,
antes de realizar las actuaciones que procedan para su inscripción, deberá comprobar si concurren los requisitos legales para su validez,
mediante la tramitación del acta o expediente al que se refiere este artículo.

Si la celebración del matrimonio hubiera sido realizada ante autoridad o persona competente distinta de las indicadas en el párrafo
anterior, el acta de aquélla se remitirá al Encargado del Registro Civil del lugar de celebración para que proceda a la comprobación de los
requisitos de validez, mediante el expediente correspondiente. Efectuada esa comprobación, el Encargado del Registro Civil procederá a
su inscripción.»

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17. Formas especiales de matrimonio civil II

• Matrimonio por apoderado: La celebración del matrimonio exige la presencia de los dos contrayentes ante quien
debe autorizarlo y dos testigos mayores de edad. Frente a ello, el art. 55 CC permite excepcionalmente que uno de los
contrayentes podrá contraer matrimonio por apoderado, a quien tendrá que haber concedido poder especial en forma
auténtica, siendo siempre necesaria la asistencia personal del otro contrayente. En el poder se determinará la persona con
quien ha de celebrarse el matrimonio, con expresión de las circunstancias personales precisas para establecer su
identidad, debiendo apreciar su validez el Secretario judicial, Notario, Encargado del Registro Civil o funcionario que
tramite el acta o expediente matrimonial previo al matrimonio. Finalmente, el poder se extinguirá por la revocación del
poderdante, por la renuncia del apoderado o por la muerte de cualquiera de ellos. En caso de revocación por el poderdante
bastará su manifestación en forma auténtica antes de la celebración del matrimonio. La revocación se notificará de
inmediato al Secretario judicial, Notario, Encargado del Registro Civil o funcionario que tramite el acta o expediente previo
al matrimonio, y si ya estuviera finalizado a quien vaya a celebrarlo.

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18. Inscripción y prueba del matrimonio

El art. 61 CC fija el momento en que matrimonio tiene efectos civiles al establecer que «El matrimonio produce
efectos civiles desde su celebración. Para el pleno reconocimiento de los mismos será necesaria su inscripción en el
Registro Civil. El matrimonio no inscrito no perjudicará los derechos adquiridos de buena fe por terceras personas».

El matrimonio autorizado y celebrado según el procedimiento previsto en el expediente matrimonial se inscribirá en los
registros individuales de los contrayentes. Por otra parte, se recogen disposiciones especiales para la forma de practicar
la inscripción cuando el matrimonio se celebró:

• Ante autoridad extranjera accederá al Registro Civil español mediante la inscripción de la certificación
correspondiente, siempre que tenga eficacia con arreglo a lo previsto en la Ley del Registro Civil.

• En forma religiosa en el art. 63 CC establece que la inscripción del matrimonio celebrado en España en forma
religiosa se practicará con la simple presentación de la certificación de la iglesia, o confesión, comunidad religiosa o
federación respectiva, que habrá de expresar las circunstancias exigidas por la legislación del Registro Civil. Se
denegará la práctica del asiento cuando de los documentos presentados o de los asientos del Registro conste que el
matrimonio no reúne los requisitos que para su validez se exigen en este Título.

El matrimonio supone la adquisición del estado civil de casados por los contrayentes. Su existencia se prueba,
conforme a los arts. 4, 11 y 80 de la Ley del Registro Civil. Además, por su inscripción que hace fe del matrimonio y de
la fecha y lugar en que se contrae (art. 59 Ley del Registro Civil).
Son competentes para expedir certificaciones de las inscripciones del matrimonio que consten en los asientos del Registro
Civil los Encargados de las Oficinas del Registro Civil. Las certificaciones se expedirán por medios electrónicos.
Excepcionalmente, también se podrán expedir por medios no electrónicos. A petición del interesado, las certificaciones
podrán ser bilingües. Estas certificaciones se presumen exactas y constituyen prueba plena de los hechos y actos
inscritos en el Registro Civil. Cuando por circunstancias excepcionales la certificación no fuese conforme con los datos
que consten en el Registro Civil, se estará a lo que de éste resulte, sin perjuicio de la responsabilidad que proceda (art. 81
Ley del Registro Civil).
Las certificaciones podrán ser literales o en extracto. Salvo solicitud expresa en sentido contrario, se expedirá certificación
en extracto. Si no constara ningún asiento, la certificación será negativa. Las certificaciones literales comprenderán la
totalidad del contenido del asiento o asientos a que se refieran mientras que las certificaciones en extracto contendrán los
datos que se determinen reglamentariamente.

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19. Principio de igualdad entre los cónyuges

El art. 66 CC establece que «Los cónyuges son iguales en derechos y deberes». Las consecuencias más destacadas
que se derivan de la plena igualdad de los cónyuges son las siguientes:

• Las decisiones que afecten al matrimonio deberán ser tomadas conjuntamente por los cónyuges de mutuo
acuerdo. Si esto último no fuera posible, de forma subsidiaria se recurrirá a la intervención judicial.

• Los cónyuges disponen de libertad para contratar entre sí. Esta posibilidad viene expresamente prevista en el
art. 1323 CC.

• Los actos ordinarios y habituales de la vida matrimonial, como pueden ser la alimentación, el vestido o la
educación de los hijos corresponden indistintamente a ambos cónyuges. El Código Civil no prevé una distribución de
tareas y actividades en función del sexo de los cónyuges. En este sentido, el art. 68 CC.

• Los cónyuges deberán contribuir, en la medida en que sus respectivos patrimonios lo permitan, al sostenimiento
de las cargas o necesidades económicas del matrimonio. En este sentido, el art. 1318 CC.

• Los cónyuges no asumen automáticamente, por el simple hecho de haber contraído matrimonio, la representación
del otro. El art. 71 CC resulta claro cuando dice que «Ninguno de los cónyuges puede atribuirse la representación del
otro sin que le hubiere sido conferida.

La igualdad entre los cónyuges constituye un principio constitucional que desarrolla la Ley Orgánica 3/2007, de 22 de
marzo, sobre Igualdad Efectiva de Mujeres y Hombres, de manera que cualquier disposición normativa contraria a ella será
considerada como inconstitucional.

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20. Deberes de los cónyuges I

Los deberes de los cónyuges están previstos y regulados en los arts. 67 y 68 CC: Fidelidad, respeto, socorro y
ayuda mutua, actuar en interés de la familia, vivir juntos y compartir responsabilidades domésticas y cuidado de
hijos y dependientes a su cargo.

Los deberes de los cónyuges constituyen el contenido nuclear de la relación matrimonial y, por tanto, son el objeto
específico del consentimiento matrimonial. Además, los cónyuges no tienen poder de disposición sobre los mismos,
aunque podrán acordar su contenido siempre que no afecte a lo esencial. En consecuencia, todos los pactos dirigidos a
eliminar alguno de estos deberes anteriores al matrimonio implican su nulidad y los efectuados con posterioridad se tendrán
por no puestos o tendrán relevancia jurídica como ocurriría en el caso de pactar vivir de forma separada al suponer una
separación de hecho de mutuo acuerdo.
Sin embargo, el incumplimiento de los deberes conyugales no provoca consecuencia jurídica alguna. No están previstos
mecanismos de reacción al cónyuge incumplidor que no será objeto de sanción jurídica especial como consecuencia de su
incumplimiento. Por lo tanto, los deberes conyugales son directamente incoercibles y su cumplimiento no se vincula a la
solicitud de separación o divorcio por parte del cónyuge incumplidor. Por otra parte, el cónyuge cumplidor no podrá
solicitar una indemnización por los daños y perjuicios que le hayan supuesto el incumplimiento de los deberes conyugales
de su cónyuge.
El art. 67 CC establece el deber de respeto que deben procesarse los cónyuges. Este deber de respeto debe traducirse
tanto en el respecto en el trato con el otro cónyuge como en las relaciones con terceros. El matrimonio no puede implicar
una merma en la dignidad personal de los cónyuges, ni permite una conducta desconsiderada o irrespetuosa, amparándose
en la existencia de una mayor intimidad o confianza. Es más, los malos tratos de palabra o de obra pueden ser
constitutivos de un delito, cuando son causados a la mujer por el marido, tal como prevé la Ley Orgánica 1/2004, de 28 de
diciembre, de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género. Finalmente, señalar que el deber de respeto
deberá continuar después de haberse disuelto el matrimonio en relación a la vida íntima del matrimonio y respecto a todas
aquellas cuestiones conocidas por cada uno de los cónyuges respecto al otro debido a la relación matrimonial mantenida.

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21. Deberes de los cónyuges II

Por otra parte, tanto el art. 67 como el art. 68 del Código Civil, establecen el deber de ayuda y socorro mutuo de los
cónyuges que se extenderá:

• A lo patrimonial: el art. 1318 CC prevé una obligación de contribuir al levantamiento de las cargas del matrimonio,
sujetando los bienes de los cónyuges a este fin. Además, el art. 143 CC regula la obligación de alimentos entre
cónyuges.

• A lo personal que como resulta obvio es incoercible.

Señalar también que tanto el art. 68 como el art. 69 del Código Civil recogen el deber de convivencia de los cónyuges
expresando la obligación de que vivan juntos. Sin embargo, los cónyuges pudieran pactar el cese de la convivencia lo que
provocaría la separación de hecho de los mismos que como se estudiará tiene relevancia jurídica.
La convivencia de los cónyuges presupone la existencia de un domicilio común que deberá ser fijado de mutuo acuerdo
o, en su defecto, será el Juez quien decida teniendo en cuenta el interés de la familia, tal y como previene el art. 70 CC.
Por último, los cónyuges están obligados a guardarse fidelidad –art. 68 CC-. Es decir, los cónyuges están obligados a
abstenerse de mantener relaciones sexuales con terceros. Pero, tras la reforma operada en el 2005, la infracción del deber
de fidelidad ha quedado sin ser objeto de una sanción específica, al desaparecer como causa de separación la infracción
grave de los deberes conyugales.

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22. Resumen

Los efectos civiles se producen desde la celebración del matrimonio, pero respecto a los terceros de buena fe, que
desconozcan la existencia del matrimonio, no les perjudicarán los mentados efectos civiles hasta que no se proceda a la
inscripción del matrimonio. Ahora bien, desde el momento que tiene lugar la inscripción del matrimonio, los efectos
civiles se impondrán desde su celebración incluso a quienes no conozcan la existencia del matrimonio. Por último, precisar
que los efectos del matrimonio recaerán tanto en la esfera personal como patrimonial de los cónyuges.
Han sido estudiados los siguientes aspectos:

• Matrimonio
• Sistema matrimonial español
• Promesa matrimonial
• Expediente matrimonial
• Requisitos del consentimiento matrimonial
• Vicios del consentimiento matrimonial
• Matrimonio por poder
• Impedimentos
• Matrimonio civil
• Formas especiales del matrimonio
• Inscripción y prueba del matrimonio
• Principios de igualdad entre los cónyuges
• Deberes de los cónyuges

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23. Bibliografía

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