Prueba Indiciaria
Prueba Indiciaria
Prueba Indiciaria
Antecedentes
El artículo 158.3 del NCPP señala lo siguiente: La prueba por indicios requiere:
i) Que el indicio esté probado. ii) Que la inferencia está basada en las reglas de
la lógica, la ciencia o la experiencia; iii) Que cuando se trate de indicios
contingentes, estos sean plurales, concordantes y convergentes, así como que
no se presente contra indicios consistentes.
De una breve lectura podemos deducir que nuestro NCPP no brinda una
definición concreta de lo que es “prueba indiciaria” o “prueba por indicios”, por
el contrario, solo se limita a señalar cuáles deben ser sus elementos o
presupuestos para que tenga eficacia dentro del proceso instaurado, entre
ellos, que el indicio esté probado y que la inferencia esté basada en la lógica, la
ciencia y experiencia.
Es claro que la prueba indiciaria es un tema que aún merece un amplio estudio,
motivo por el cual mediante el presente artículo el autor tiene como principal
finalidad realizar un breve estudio sobre esta figura procesal –que viene siendo
usada constantemente por nuestros jueces al momento de sentenciar–
teniendo en cuenta los presupuestos señalados por nuestra Corte Suprema de
Justicia en la referida ejecutoria suprema.
[…] que, respecto al indicio, (a) éste –hecho base– ha de estar plenamente
probado -por los diversos medios de prueba que autoriza la ley-, pues de lo
contrario sería una mera sospecha sin sustento real alguno, (b) deben ser
plurales, o excepcionalmente únicos pero de una singular fuerza acreditativa,
(c) también concomitantes al hecho que se trata de probar –los indicios deben
ser periféricos respecto al dato fáctico a probar–, y desde luego no todos lo
son, y (d) y deben estar interrelacionados, cuando sean varios, de modo que se
refuercen entre sí y que no excluyan el hecho consecuencia –no sólo se trata
de suministrar indicios, sino que estén imbricados entre sí–; que es de acotar
que no todos los indicios tienen el mismo valor, pues en función a la mayor o
menor posibilidad de alternativas diversas de la configuración de los hechos –
ello está en función al nivel de aproximación respecto al dato fáctico a probar–
pueden clasificarse en débiles y fuertes, en que los primeros únicamente tienen
un valor acompañante y dependiente de los indicios fuertes, y solos no tienen
fuerza suficiente para excluir la posibilidad de que los hechos hayan ocurrido
de otra manera –esa es, por ejemplo, la doctrina legal sentada por el Tribunal
Supremo Español en la Ministerio de Justicia y derechos Humanos 68
Sentencia del veinticinco de octubre de mil novecientos noventa y nueve que
aquí se suscribe–; que, en lo atinente a la inducción o inferencia, es necesario
que sea razonable, esto es, que responda plenamente a las reglas de la lógica
y de la experiencia, de suerte que de los indicios surja el hecho consecuencia y
que entre ambos exista un enlace preciso y directo […].
Como hemos señalado líneas arriba, nuestro NCPP no brinda una definición
concreta de lo que es “prueba indiciaria” o “prueba por indicios”, por el
contrario, solo se limita a señalar cuáles deben ser sus elementos o
presupuestos para que tenga eficacia dentro del proceso instaurado, entre ellos
que el indicio esté probado y que la inferencia esté basada en la lógica, la
ciencia y experiencia; en ese sentido, en el presente punto realizaremos un
estudio de su conceptualización recurriendo para ello a la doctrina nacional e
internacional.
El Código Procesal Civil en su artículo 191 dice que todos los medios de la
prueba, así como los sucedáneos son idóneos para probar. Pero idóneo no
significa que sean iguales. Y los sucedáneos tienen un cierto carácter de
inferioridad y de incompletitud. Según el Diccionario de la Real Academia
Española de la Lengua, sucedáneo es: “la sustancia que por tener propiedades
parecidas a la de otra pueden reemplazarla”. El propio Código Procesal Civil,
en su artículo 275 no le da a este término el carácter de medio probatorio
propiamente dicho, sino de “auxilio” de los medios probatorios; con lo cual
deberíamos concluir que la prueba indiciaria o por presunción (lógica, no
jurídica) no es una verdadera prueba, sino un sustituto de menor calidad
disponible solo para cuando no puede encontrarse una prueba auténtica
(énfasis nuestro)[2].
Prueba indiciaria “es aquella que se dirige a mostrar la certeza de unos hechos
(indicios) que no son los constitutivos del delito, pero de los que pueden
inferirse estos y la participación del acusado por medio de un razonamiento
basado en el nexo causal y lógico existente entre los hechos probados y los
que se trata de probar”[3]
[…] la presunción de inocencia expresa es así el derecho que tiene todas las
personas a que se considere a priori como regla general que ellas actúan de
acuerdo a la recta razón, comportándose de acuerdo a los valores, principios y
reglas del ordenamiento jurídico, mientras un tribunal no adquiera convicción, a
través de los medios de prueba legal, de su participación y responsabilidad en
el hecho punible determinada por una sentencia firme y fundada, obtenida
respetando todas y cada una de las reglas del debido y justo proceso […].
Resulta válido afirmar que si el juez puede utilizar la prueba indirecta para
sustentar una sentencia condenatoria, y si estas, a su vez, significa la privación
de la libertad personal, entonces con mayor razón, estará en la obligación de
darle tratamiento correspondiente; solo así se podrá la intervención al derecho
a la libertad penal, y por consiguiente, se cumplirán las exigencias del derecho
a la debida motivación de las resoluciones judiciales, conforme a las exigencias
previstas por el artículo 139,inciso 5 de la Constitución. En ese sentido, lo
mínimo que debe observarse es la sentencia y que debe estar claramente
explicitado o delimitado son los siguientes elementos: el hecho base o hecho
indiciario, que debe estar plenamente probado (indicio); el hecho consecuencia
o hecho indiciado, lo que se trata de probar (delito) y entre ellos, el enlace o
razonamiento deductivo. Este último, en tanto que conexión lógica entre los dos
primeros debe ser directo y preciso, pero además debe responder o sujetarse
plenamente a las reglas de la lógica, a las máximas de experiencia o a los
conocimientos científicos.
Este último, en tanto que conexión lógica entre los dos primeros debe ser
directo y preciso, pero además debe responder o sujetarse plenamente a las
reglas de la lógica, a las máximas de la experiencia o a los conocimientos
científicos. Sobre el particular, la doctrina procesal penal aconseja que debe
asegurarse una pluralidad de indicios, pues su variedad permitirá controlar en
mayor medida la seguridad de la relación de causalidad entre el hecho
conocido y el hecho desconocido; sin embargo, también se admite que no
existe obstáculo alguno para que la prueba indiciaria pueda formarse sobre la
base de un solo indicio, pero de singular potencia acreditativa. En cualquier
caso, el indicio debe ser concomitante al hecho que se trata de probar, y
cuando sean varios, deben estar interrelacionados, de modo que se refuercen
entre sí. Asimismo, cabe recordar que el razonamiento probatorio indirecto, en
su dimensión probatoria, exige que la conclusión sea adecuada, esto es, que
entre los indicios y la conclusión exista una regla de la lógica, máxima de la
experiencia o conocimiento científico, y que, como dijimos supra, el
razonamiento esté debidamente explicitado y reseñado en la sentencia. Y es
que, a los efectos del control de calidad del curso argumento del juez (control
del discurso), ello supone mínimamente que de su lectura debe verse cuál o
cuáles son los indicios que se estiman probados y cuál y cuáles son los hechos
a probar. Pero, además, se exige que se haya explicitado qué regla de la
lógica, máxima de la experiencia o qué conocimiento científico han sido
utilizados, y si hubiera varios de estos, por qué se ha escogido uno de ellos […]
[13].
6. Indicio y presunción
A veces, los indicios hacen por sí solos plena prueba, siempre que el cuerpo
del delito conste con pruebas directas e inmediatas; que sean varios,
reuniendo, cuando menos, el carácter de anteriores al hecho y concomitantes a
él; que se relacione con el hecho primordial que debe servir de punto de partida
para la conclusión que se busca; que sean directos, de modo que conduzcan
lógica y naturalmente al hecho de que se trata; que sean concordantes los
unos con los otros de manera que tengan íntima conexión entre sí y se
relacionen sin esfuerzo, desde el punto de partida hasta el fin buscado, y que
se funden en hechos reales y probados, nunca en otras presunciones o
indicios. Estos son los requisitos exigidos por la legislación predominante.[15]
Podemos concluir que los indicios vienen a ser aquellos actos o signos que son
acreditados a través de los medios probatorios -es decir que todo indicio es
señal de “algo” y que puede ser acreditado- y que adquieren significación en su
conjunto cuando conducen al juez a la certeza o convicción respecto de un
hecho relacionado con la controversia o investigación. V.g. Encontrar manchas
rojizas en un lugar puede ser un indicio de que a alguien le ha sucedido un
hecho grave, pero ese indicio no está confirmado, tienen que ser corroborados
por otras pruebas. Esas “manchas rojizas” son un indicio de sangre que
deberán ser corroborados con la respectiva pericia.
Se trata a las presunciones y de los indicios como si fuesen una misma cosa,
diciendo de ellos que son las circunstancias y antecedentes que, teniendo
relación con el delito, pueden razonablemente fundar una opinión sobre la
existencia de hechos determinados. Pero en la doctrina se ve frecuentemente
rechazada esa confusión entre ambos conceptos. Así, ODERIGO estima que
indicio es la circunstancia o antecedente que autoriza a fundar una opinión
sobre la existencia del hecho, en tanto que presunción es el efecto que esa
circunstancia, mediando por ello una relación de causa a efecto. En igual
sentido, CARAVANTES expresa que la presunción surge del indicio. La
presunción no es, en el aspecto examinado, otra cosa que el juicio formado por
el juez, valiéndose de un razonamiento inductivo o deductivo, para afirmar la
existencia de hechos desconocidos fundándose en los conocidos[16].
7. Clases de indicios
Se dice que un indicio es necesario porque prueba por sí solo la veracidad del
dato indicado, por ello están exentos del requisito de pluralidad. Se da en el
caso en el que, una determinada causa solo produce un efecto determinado,
pues conocido el efecto se infiere e identifica la causa, en ese sentido el indicio
necesario surge de una relación causa que es exclusiva y única[20].
Entonces, en este caso los indicios para generar convicción deben ser mínimo
dos, pero no es suficiente solo la pluralidad de ellos, también se requiere que
estén interrelacionados, que sean concordantes y concurrentes (no sean
incompatibles), corroborantes y concatenados; unívocos, que apunten a la
misma dirección, que exista una convergencia de argumentos probatorios;
además una ausencia de contraindicios, y que sean periféricos, respecto del
acto a probar[21].
Los indicios de presencia son aquellos que (…) están dirigidos a establecer la
presencia física del imputado en el lugar de los hechos, por ejemplo: hallazgo
de huellas dactilares en el lugar de los hechos, haber sido la última vista en
compañía de la víctima, etc.[24]
8. Precedente vinculante
Como hemos desarrollado existen una cierta variedad de indicios que por sus
características y en términos de la jurisprudencia pueden ser “fuertes” o
“débiles”, una de las características es que estos indicios deben estar
interrelacionados entre sí, es decir, deben ser coherentes, constantes y que se
refieran concretamente al hecho a probar.
Así lo señala Cesar San Martín Castro cuando refiere que “los indicios deben
ser concurrentes y concordantes esto es que no sean incompatibles entre si,
deben permitir vincularse entre si y estar circunscritos a aspectos esenciales
para conocer el tema probandum.