Alegoría de La Caverna. Segunda Parte

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Alegoría de la caverna.

Resumen y explicación de la segunda parte.


Extracto:

La caverna es el á mbito visible en que vivimos y el fuego en ella es el sol: afuera está el
á mbito inteligible, las Ideas, y el sol es la Idea del Bien. El arte de volver el alma desde
las tinieblas hacia la luz es la educació n. Los gobernantes, una vez educados de ese
modo, deben gobernar.

En esta alegoría Plató n integra las dos anteriores, tanto en sus aspectos ontoló gicos
como en sus conclusiones gnoseoló gicas, aquí presenta al rey filó sofo como aquel
capaz de alcanzar la cima. La alegoría de la caverna se divide en dos partes bien
diferenciadas: la primera, cuenta el doloroso camino de ascenso al conocimiento que
sufre el prisionero de la caverna, y la segunda muestra el aná lisis que Só crates y sus
interlocutores llevan a cabo de la misma.

Explicación de la segunda parte.

La clase pasada nos quedamos en la vuelta del prisionero liberado y educado en la


filosofía a la caverna, la reacció n de sus compañ eros ante su intensió n de liberarlos no
só lo de sus cadenas físicas, sino también intelectuales, y su significado.

En 517a, Só crates decía: - “(…) Asimismo el que intenta liberarlos y conducirlos hacia
arriba, si de algú n modo pudiera atraparlo entre sus manos y matarlo ¿lo matarían?

– Sin duda-dijo.”

¿Por qué estos hombres casi bestiales, que habitan la caverna intentarían matar a su
libertador? Má rsico y Divenosa (p.122) responden del siguiente modo: “La clave de
este comportamiento (…) radica en que las incomodidades de la vida tradicional, con
cuerpos surcados por cadenas y mentes presas de donaciones parciales de objetos, no
se comparan con el vacío de la ruptura de lo acostumbrado, que abandona al sujeto en
orfandad.” Cuando la opresió n y la esclavitud perduran en el tiempo tienden a
producir acostumbramiento, por tanto, cuando la amenaza del cambio se asoma, los
prisioneros asumen una actitud defensiva y violenta ante cualquier posibilidad de
cambio. Si la libertad implica la deconstrucció n total de sus saberes, creencias, su
idiosincrasia para asumir otros nuevos, por má s verdaderos que estos puedan ser
frente a los propios, entonces van a preferir seguir siendo prisioneros y destruir a
cualquiera que amenace su forma de vida, antes que la libertad. Duele má s el cambio
que la opresió n de las cadenas. El camino al conocimiento duele, mientras que la
ignorancia es mucho má s có moda. En conclusió n, esta parte del relato muestra el
contraste entre el temple del filó sofo ante la duda y la angustia que produce la
ascensió n al conocimiento y la inestabilidad de los prisioneros a quienes la menor
duda los desestabiliza y vuelve violentos. Entre aquel capaz de convivir con la
incertidumbre y aquel que le teme a lo desconocido.

En 517e -518b, observamos las consecuencias de pasar de un á mbito al otro. Al pasar


del á mbito inteligible (conocimiento verdadero y perfecto) al á mbito sensible (mundo
de los hombres), quien lleva a cabo ese pasaje se comporta de modo torpe y ridículo
por estar todavía cegado ante el contraste de la fuerte luz de las Ideas y la oscuridad
de las sombras. Asimismo, vimos que lo mismo le había ocurrido al prisionero en el
pasaje inverso, de las sombras a la luz. Quién ya ha pasado por estos cambios evitará
burlarse (como los prisioneros de la caverna) de aquellos que al iniciar el ascenso se
comportan torpemente por la ceguera que produce el contraste de la luz y las
sombras, y por el contrario, se alegrará por él y lo considerará feliz. Esto conducirá a
Só crates a explicitar en qué consiste la educació n.

En 518b, (p.207), Só crates dice: “la educació n no es como algunos, en medio de


proclamaciones, dicen que es. Afirman que cuando no está presente el conocimiento
en el alma, ellos lo pueden instalar, como si pusieran la vista en ojos ciegos.” El saber
no es algo que se posea, sino por el contrario, es una meta. Por tanto, no es algo que
pueda inculcarse desde afuera, como quien llena de agua un barril vacío. El
conocimiento es una experiencia que cada individuo debe llevar adelante por sí
mismo con la asistencia de otros que lo han experimentado antes que él. Requiere de
esfuerzo, trabajo, disciplina y tiempo. En 518c, Só crates agrega: “- El argumento
actual muestra la capacidad que existe en el alma de cada uno y el ó rgano con el cual
cada uno comprende.” Esto significa que el intelecto es el ó rgano del ama mediante el
cual conocemos. El alma no es algo que poseemos al modo de un viento o un soplo
recorriendo el cuerpo, como dirá má s adelante Descartes, sino que se trata de un
ó rgano activo que nos permite conocer. Y así como los ojos pueden dirigirse hacia
objetos má s iluminados y a otros menos iluminados y ven y conocen mejor a los
primeros que a los segundos, lo mismo ocurrirá con el alma, aquella que mejor conoce
es la que se dirige haciaa los objetos má s brillantes que a los má s oscuros. En ambos
casos el eje de la cuestió n es la orientación, ya sea hacia objetos má s brillantes que
hacia los má s oscuros. Recordemos que una de las características de los prisioneros de
la caverna era que no podían girar el cuello, por tanto, no podían cambiar la
orientació n de su visió n.

De lo dicho surge en 518d la definició n de educació n. “(…) la educació n sería una


técnica de reorientació n del alma, del modo má s fá cil y má s eficaz para alterar la
orientació n previa, no una técnica para crear en él la visió n, porque ya la tiene; pero si
no está correctamente orientada y no ve lo que sería preciso, puede provocar una
modificació n.” La educació n entonces no tiene que ver con poner desde fuera el saber
en alguien que carece de él, sino con reorientar el alma hacia los objetos má s
luminosos (las Ideas), de guiar en la direcció n adecuada a aquel que ya posee en sí
mismo la capacidad para conocer, para que se encamine ese camino duro, difícil,
escarpado, como el camino de salida de la caverna, hacia el conocimiento de lo
verdadero.

En 519d, Só crates decía: “(…) nuestra tarea de fundadores (…) es obligar a las
mejores naturalezas a llegar al estudio que dijimos antes que era el mejor, es decir, a
ver el Bien y a contemplar el ascenso que mencionamos. Ademá s, cuando tras subir
ven de manera suficiente, no hay que permitir lo que ahora se les permite. (…)
permanecer allí y no querer descender de nuevo entre aquellos prisioneros, ni de
participar de sus penurias y honores, a sean má s despreciables o má s valiosos.”

Con esto Só crates nos dice que quien ha recibido el privilegio de este tipo de
educació n no debe, luego de contemplar la perfecció n; permanecer en ese lugar y solo
rodeado de sus pares. Quien recibe este tipo de educació n tiene la obligació n moral de
usar este conocimiento en pos del bien de la ciudad, debe compartirlo con otros y si no
lo hace voluntariamente, hay que obligarlo, forzarlo a que lo haga. Quien recibe este
tipo de educació n tiene una deuda para con la ciudad. Debe convivir con el resto de los
habitantes de la ciudad para guiarlos, para gobernarlos segú n los pará metros del bien
y la justicia. Esto queda claro en 520a-d.

Por ú ltimo, en lo que al ejercicio del gobierno respecta, Só crates agrega una ú ltima
condició n. En 520d, dice: “(…) la ciudad en la cual los que van a gobernar no tienen
ningú n interés en el gobierno, ésa es necesariamente la mejor y má s ordenadamente
dirigida, y lo contrario sucede con la que tiene los gobernantes del tipo contrario (…)
(521a) Si puedes encontrar un modo de vida mejor que el poder para los que van a
detentar el poder, te es posible estructurar una ciudad bien administrada, pues solo
en ella gobernaran los que en verdad son ricos, no en oro, sino en esa riqueza que
necesita el hombre feliz: un vida buena y sensata.” Aquel que detente el gobierno
deberá ser aquel que no quiera gobernar, que no tenga intereses particulares por los
cuales quiera gobernar, deberá gobernar aquel que esté debidamente formado para
hacerlo y con el ú nico interés de guiar a la polis hacia el bien y la justicia.

SE SUGIERE, PARA UNA COMPRENSIÓ N MÁ S ACABADA DEL TEXTO LA LECTURA DE


LAS SIGUIENTES NOTAS AL PIE: 19-21; 23, 24, 27, 31-37, 38.

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