Hora Santa 24 Agosto 2023

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Hora Santa

 Coro Elegidos 

Buenas noches, Señor Jesús…

Sabemos que por el amor que nos tienes, estás de noche y


de día en este Sacramento, lleno de piedad y de amor,
esperando... llamando... y recibiendo a cuántos vienen a
visitarte.
Creemos, Señor, realmente que estás presente en el
Santísimo Sacramento del Altar.
Te adoramos desde el abismo de nuestra nada y te damos gracias por todos los
dones que nos has hecho, especialmente, por habernos dado en este Sacramento
tu Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad; por habernos dado como abogada a tu
Santísima Madre, la siempre Virgen María, y por habernos llamado a visitarte en
este santo lugar. Por eso te consagramos esta hora de Adoración. Amén.

Dios está aquí


Dios está aquí
Tan cierto como el aire que respiro
Tan cierto como la mañana se levanta el sol
Tan cierto como yo le canto y me puede oír

Dios está aquí


Tan cierto como el aire que respiro
Tan cierto cómo la mañana se levanta el sol
Tan cierto porque yo le canto y me puede oír

Lo puedes sentir a tu lado en este mismo instante


Lo puedes sentir muy dentro de tu corazón
Lo puedes sentir en ese problema que tienes
Dios está aquí, si tú quieres, le puedes seguir

Tan grande es el amor


Que no puedo comprender
Que me amara así, siendo como soy
Es imposible entender, la grandeza de su amor
Gracias Señor por tu amor
Queridos hermanos: el mundo necesita ser tocado y curado por la belleza y la
riqueza del amor de Dios. El mundo les necesita, no tengan miedo, necesita de
todos nosotros, para ser la sal de la tierra y la luz del mundo. No tengan miedo de
seguir a Cristo por el camino de la cruz. No tengan miedo de ser santos, la santidad
es siempre joven, como es eterna la juventud de Dios. Queridos hermanos,
déjense conquistar por la luz de Cristo y difúndanla en el ambiente en que viven.
Ningún miedo es tan grande, para ahogar completamente la esperanza que brota
eterna en el corazón del hombre. “¡Padre, que se haga tu voluntad y no la mía!” (Lc.
22, 42.)
¿Cuántas veces hemos dicho la oración de Jesús? La repetimos una y otra vez, que
sea tu voluntad y no la mía... Sin embargo, muchas veces, lo decimos de labios
para afuera, por dentro se siente la rebeldía de quien no se conforma con los
hechos y acontecimientos.
No somos coherentes, no nos gusta cargar con nuestra cruz, ni escuchar un “no”
como respuesta, aunque ese “no” venga de Jesús.

Enséñanos Señor

Enséñanos Señor a perdonarnos … como Tú también has perdonado


Enséñanos Señor cómo amarnos … como Tú también nos has amado
Señor Jesús, Señor Jesús, Señor Jesús … piedad de mí.
Señor Jesús, Señor Jesús, Señor Jesús … piedad de mí.

La voluntad de Dios trae momentos de intensa alegría, pero también tiene el gran
peso de la cruz. Aún no aprendemos a sonreír en los momentos de dolor y a
mantener la serenidad en el momento de la prueba. No logramos admitir que el
dolor forme parte del gran proyecto de Dios, entonces comenzamos a luchar en
contra y terminamos pidiendo lo que es nuestra voluntad y no la de Dios. Pedimos
que Jesús haga lo que nosotros queremos, de la manera que lo queremos y en el
plazo determinado por nosotros, para disfrazar nuestras exigencias añadimos un
tímido “si es tu voluntad”, pero allá en nuestro interior es nuestra voluntad la que
prevalece, condicionamos a Dios. Necesitamos aprender de Jesús y María, cuando
ellos dijeron sí, lo hicieron con su vida. Esa es la razón por la que muchas veces nos
va mal, no le encontramos solución a nuestros problemas, porque no nos
atrevemos a decir sí a Jesús.
Nos hemos reunido hoy, ante la presencia de Jesús Sacramentado, para pedirle
eso precisamente, que nos ayude a decir “que se haga tu voluntad y no la mía”.
Pescador de hombres
Tú has venido a la orilla
No has buscado ni a sabios ni a ricos
Tan solo quieres que yo te siga

Señor, me has mirado a los ojos


Sonriendo has dicho mi nombre
En la arena he dejado mi barca
Junto a ti buscaré otro mar

Tú sabes bien lo que tengo


Que en mi barca no hay oro ni espadas
Tan solo redes y mi trabajo

Señor, me has mirado a los ojos


Sonriendo has dicho mi nombre
En la arena he dejado mi barca
Junto a ti buscaré otro mar
Junto a ti buscaré otro mar

Señor, ante tu presencia amorosa, hombres y mujeres de fe, aquí reunidos, te


pedimos bendigas nuestra existencia. Ayuda a todos a ser siempre nuevos. Asiste
con la fuerza de tu Espíritu a quienes estamos ante tu presencia para que
reestrenen la vida recibida de ti y por ti la hagan siempre buena. Danos a todos
un recto pensar y un actuar acorde.

Abre los ojos, los oídos y el corazón de cada uno de los presentes para que todos
vivan en paz, con la conciencia limpia de mancha, aceptando las penas y los
sinsabores de la vida. Dales fortaleza para seguir transformando nuestro mundo,
dales una vida nueva cargada de amor y amistad.

Concede a todos los jóvenes ser tus amigos y hacerte muchos amigos más.

Da tu amor y tu gracia que ayude a todas las personas a sembrar cosas nuevas,
pero dales también el consuelo de cosechar el futuro y gozar lo sembrado.
Ayúdanos a ser felices con lo que somos y tenemos, sin dejar nunca de ser mejorar
más que el día de ayer.

Permítenos, Jesús Eucaristía, sentirnos tus hermanos y amigos. Permítenos Señor,


el sentir por ti y en ti, siempre llamados a vivir contentos nuestro destino, sabiendo
que al final del caminar te encontraremos, con los brazos abiertos para recibirnos.
Amén
Señor permite
Señor permite que te hable hoy
del dulce encuentro que me cambió
la hora feliz en que yo escuché
tus palabras de amor

Dime como pudo suceder


si en la luz de sol verte al surgir
o la claridad que hace vivir
o fue en la noche al volver

Señor permite que te hable hoy


del dulce encuentro que me cambió
la hora feliz en que yo escuché
tus palabras de amor

Fue cuando una rosa deshojé


o en la fuente el agua que bebí
o fue en el calor del dulce hogar
donde por fin te miré
Señor permite que te hable hoy
del dulce encuentro que me cambió
la hora feliz en que yo escuché
tus palabras de amor

No fue en esas horas o ilusión


sino al decidir mirarte bien
como amigo en mi alma te encontré
Tú me esperabas ahí

Señor permite que te hable hoy


del dulce encuentro que me cambió
la hora feliz en que yo escuché
tus palabras de amor

Señor, te damos gracias por la juventud, el más grande de los regalos. Tu palabra
sigue viva en muchos hombres y mujeres jóvenes. Queremos jóvenes que se
comprometan a fondo con el hombre, hasta arriesgar su vida y su dinero; que
amen con algo más que con palabras, al hombre solo, triste y abatido. Señor,
haznos a todos jóvenes de tu Reino ante los descreídos poderosos y arrogantes;
jóvenes de la civilización del amor, en las calles de nuestros pueblos, en las
tiendas, en las fábricas, sobre el asfalto de nuestras ciudades, en las playas y los
montes. Jóvenes que lleven la justicia y paz a todos; en fin, Señor, que llevemos el
amor más que con palabras, con obras. Amén.

Hoy en Oración
Hoy en oración,
quiero preguntar, Señor,
quiero escuchar tu voz,
tus palabras con tu amor.
Ser como eres Tú,
servidor de los demás,
dime ¿cómo?, ¿en qué lugar?,
te hago falta más.

Dime Señor, en qué te puedo servir,


déjame conocer tu voluntad.
Dime Señor, en Ti yo quiero vivir,
quiero de Ti aprender: saber amar.

Hoy quiero seguir,


tus caminos junto al mar,
tus palabras, tu verdad,
ser imagen de Ti.
Ser como eres Tú,
servidor de los demás,
dime ¿cómo?, ¿en qué lugar?,
te hago falta más.

Dime Señor, en qué te puedo servir,


déjame conocer tu voluntad.
Dime Señor, en Ti yo quiero vivir,
quiero de Ti aprender: saber amar.

Jesús es el Camino, la Verdad y la Vida; Él que sigue buscando hoy corazones que
quieran seguirlo de cerca como discípulos y misioneros para llegar al corazón de
nuestra sociedad.
En la vida hay tantas cosas que nos entristecen. Vivir es un enfrentase
continuamente a aquello que causa pena, dolor y sufrimiento. Te pedimos por
todos los que sufren para que descubran que la alegría sólo puede venir de ti.
Algunos personas luchan y vencen, otros se dejan llevar por la tristeza y viven
sumidos en la oscuridad, están enfermos del alma. Ayuda a todos aquellos que
pasan por momentos de depresión haciéndoles ver que tú eres quien los puede
levantar. La gente busca la alegría desesperadamente en fuentes falsas que sólo
producen tristeza, placer embotellado bajo prestigiosas etiquetas y vacío que
nada llena. Ayuda a los que han caído en el vicio del alcoholismo y la drogadicción
dándoles tú el auténtico vino de la esperanza y el elixir de tu amor y comprensión.

Alma de Cristo
Alma de Cristo … santifícame.
Cuerpo de Cristo … sálvame.
Sangre de Cristo … embriágame.
Agua del costado de Cristo … lávame.
Pasión de Cristo … confórtame.
¡Oh, buen Jesús! … óyeme
Y dentro de tus llagas escóndeme.
No permitas que me aparte de Ti.
Del enemigo … defiéndeme.
En la hora de mi muerte … llámame.
Y mándame ir a Ti.
Para que con tus santos te alabe.
Por los siglos de los siglos. Amén.

En nuestra sociedad, hay personas tristes y decaídas. Te pedimos que abras sus
ojos para que se den cuenta de que la alegría es un estado, una actitud de vida
permanente y responsable que viene de ti y no se pierde ante las adversidades,
sino que nos ayuda a superarlas.

En medio del mundo que va tan de prisa, entre esas carreras hemos sufrido la
ausencia de paz. Ayúdanos a recobrar la paz que has sembrado en nuestras almas,
para recobrar la inocencia que muchos hemos perdido y que se llama paz interior.

Jesús Eucaristía, concédenos la valentía necesaria para acercarnos al sacramento


de reconciliación y que hagamos el propósito firme de no volver a faltar jamás.
Acrecienta en nosotros el gozo que brinda tu presencia Eucarística para que,
viviendo esa alegría siempre, demos testimonio y afirmemos que únicamente tú,
Dios de bondad y misericordia, haces al hombre feliz.

Vaso nuevo
Gracias quiero darte por amarme
gracias quiero darte yo a Ti, Señor.
Hoy soy feliz porque te conocí.
Gracias por amarme a mí también.

Yo quiero ser, Señor amado,


como el barro en manos del alfarero:
toma mi vida, hazla de nuevo,
yo quiero ser un vaso nuevo.

Te conocí y te amé …
te pedí perdón y me escuchaste.
Si te ofendí, perdóname, Señor,
pues te amo y nunca te olvidaré.

Confiados en tu compañía Señor, sabiéndonos frágiles a causa de nuestro


pecado y limitaciones, nos consagramos a nuestra Madre, la Virgen María. Para
que ella siga sosteniendo nuestro camino de discípulos. María, Madre de
Consolación que nos enseñas con tus silencios a cultivar nuestra fe buscando a
Tu hijo Jesús, en lo profundo de nuestro corazón y en la entraña de las
circunstancias de la vida. Enséñanos a incorporar tus lecciones, no nos dejes en
tiempos de dificultad. Tú eres nuestra Guía, acompáñanos en el caminar de la
vida y dirige nuestros pasos por sendas de justicia y de verdad. Tú eres la Gloria
de la Iglesia, Tú la alegría de los hombres de buena voluntad, Tú eres el orgullo
Santo del género humano.
Dios se complace en Ti, bendita eres de Dios, por Cristo nuestro Señor. Amén.

Que Dios nos bendiga en el nombre del Padre, Hijo y Espíritu Santo. Amen.

Canto a María

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