ANAMNESIS CLINICA-PSICP I Aaaaa
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ANAMNESIS
Ante todo, he aquí los temas básicos alrededor de los que girará nuestro interrogatorio:
1. ENFERMEDAD O PROBLEMA ACTUAL.
2. HISTORIA FAMILIAR.
3. NIÑEZ.
4. EDUCACIÓN.
5. TRABAJO.
6. CAMBIOS DE RESIDENCIA.
7. ENFERMEDADES Y ACCIDENTES.
8. VIDA SEXUAL;
9. HÁBITOS E INTERESES.
10. ACTITUD PARA CON LA FAMILIA.
11. ACTITUD FRENTE A LA ENFERMEDAD O PROBLEMA.
12. SUEÑOS.
El orden de esos tópicos tiene importancia. La experiencia nos ha enseñado que es lo más lógico, el que
facilita el interrogatorio y evita esa impresión de encuesta judicial a que nos hemos referido. Como se verá
más adelante, su secuencia es natural y nos permite con el aspecto de una conversación el obtener de una
manera ordenada, los datos necesarios.
Pero debemos considerar algunos problemas:
¿Debe escribirse delante del enfermo, lo que él va diciendo?. A primera vista, la respuesta justa parecería
la negativa. Así lo creímos al principio y, durante un tiempo, redactamos la anamnesis solo después de
que el enfermo se había retirado. La experiencia nos ha enseñado que ello no es indispen sable. En la
mayoría de. los casos, por el contrario, parece que el enfermo ve más interés en el médico si él escribe todo
lo dicho. Hay la sensación de ser importante y placer en ello. Muchas veces los pacientes han resentido el
que el médico haya dejado pasar algunas de sus afirmaciones sin anotarlas. Hacemos una excepción con
los datos de la vida sexual, cuando ellos son manifiestamente penosos. En esos casos dejamos de anotar, y a
veces abandonamos ostensiblemente el lápiz durante todo el interrogatorio de esa parte, lo que no impide que,
ya sea inmediatamente luego de hacer alguna pregunta sin importancia, o después, cuando el enfermo se ha
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seguir la pauta que trazamos más adelante intercalando períodos de "conversación", de "anamnesis
asociativa", cada vez que lo creamos conveniente. En determinados casos, una segunda entrevista puede
ser dedicada a la aplicación de esa técnica, la que gana de la comprensión obtenida ya en la primera y de
la confianza adquirida con el enfermo.
1. PROBLEMA ACTUAL
Un gran error sería, indiscutiblemente, el comenzar el interrogatorio por cualquier cosa que no fuera la
enfermedad actual. El paciente viene por sus síntomas y de ello quiere hablar. La mejor manera de
empezar, es pues, permitiéndole explayarse acerca de ellos. La primera pregunta será:
a) ¿En qué lo puedo ayudar? Lo escucho. Dígame…
El paciente comienza entonces a enumerar sus síntomas. Precisamos:
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Debe tratar de obtener todos los datos posibles, con fechas sobre tratamientos, mejorías, recaídas;
tratando de precisar, en el caso de que estas últimas hubieran ocurrido, las condiciones en las que cada
una se presentó. Ello permite muchas veces establecer interesantes paralelismos entre factores exteriores
y enfermedad.
En muchos casos consideramos útil completar esta parte de la anamnesis con una distribución cronológica
especial Dividimos la página en dos columnas, colocamos en la de da derecha los factores importantes de
la vida del paciente y en la de la izquierda la evolución de la enfermedad. Ello es interesante en caso de
afecciones que evolucionan por pausas, que pueden estar ligados a factores ambientales (asma, fiebre del
heno, paludismo, úlceras gastro-duodenales, órgano-neurosis, etc.).
Todos los datos en ellas consignados pueden y deben, obtenerse en un interrogatorio bien conducido, sin
necesidad de sugerirlos. El interrogar al paciente sobre síntomas específicos nos parece un error, y es
muy fácil que responda afirmativamente a muchos de ellos, sin haberlos tenido, o que comience a tenerlos
a raíz del interrogatorio.
Una vez obtenida la historia de la enfermedad hasta el momento actual, una última pregunta:
h) ¿Qué es lo que piensa ud. ahora?
Que debe completarse siempre con uno o dos: ¿Nada más?, ello es importante. El paciente se queja de
primera intención de los síntomas que más le molestan, lo que no quiere decir que sean los más
importantes.
Al terminar esta parte del interrogatorio debemos tener una idea clara de todo el desarrollo de la
enfermedad, los tratamientos seguidos y la. actividad del enfermo durante ella.
2. HISTORIA FAMILIAR
a) ¿De dónde es ud.?
Registrar precisamente el sitio de nacimiento.
b) ¿Vive su padre?
Si la respuesta es afirmativa. ¿Cuántos años tiene? ¿Es sano? ¿Qué enfermedades ha tenido? ¿En qué
trabaja? ¿Qué carácter tiene? ¿Bebe mucho?
Si la respuesta es negativa. ¿A qué edad murió? ¿Pe qué? ¿Cuántos años tenía ud. entonces? ¿Estuvo ud.
con él cuando murió? ¿Qué enfermedades tuvo antes? ¿Qué carácter tenía? ¿Bebedor?
c) ¿Vive su madre? Iguales preguntas.
d) ¿Tiene ud. hermanos?
En caso afirmativo interrogar por cada uno de ellos cronológicamente y anotar los datos numerando los
hermanos. Para cada uno de ellos, repetirías preguntas arriba indicadas., añadiendo si viven.
¿Soltero o casado? ¿Hijos? ¿Dónde están ahora? ¿Desde cuándo?
e) ¿Ha conocido ud. a sus abuelos? iguales averiguaciones.
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2) Datos de la evolución.
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¿Embarazo y parto normales? ¿Alimentación de pecho? ¿Artificiales? ¿Por qué?. Fecha del destete y
reacción a él. En relación a esto debe suscitarse también una conversación que nos informe sobre gustos y
costumbres particulares y preferencias. ¿Rechazo de alimentos? Reacción de la familia.
3) Datos del desarrollo psicosomático.
¿A qué edad caminó? ¿A qué edad habló? ¿Enfermizo?
4) Síntomas neuróticos.
Para averiguarlos debe usarse cierta técnica. Las preguntas corrientes provocarían negativas o respuestas
vagas. He aquí lo que aconsejamos: ¿Hasta que edad se orinó en la cama?, alrededor de este tema
averiguar la manera como el control de los esfínteres fue obtenido.
¿Ha tenido pesadillas?. Terrores nocturnos y reacción de los padres ante ellos. ¿Hasta qué edad se chupó
el dedo? ¿Se comió las uñas? ¿Ha tenido pataletas? ¿Por qué motivo? ¿Masturbación infantil? ¿Fantasías
sexuales? ¿Otras particularidades?
4) EDUCACIÓN
a) ¿A qué edad fué al colegio?
Alrededor del tema debe permitirse también una pequeña conversación. Al ir a la escuela el niño enfrenta
por primera vez la realidad "social", Fuera del ambiente familiar, debe realizar su primera real adaptación.
Sus reacciones son pues, importantísimas. Si ellas no quedan definidas en el curso de la conversación,
debe aclararse:
b) ¿Le gustaba ir a la escuela? ¿Por qué?
c) ¿Tenía muchos amigos?
¿A qué jugaba? ¿Tenía tendencia de ser el líder o a seguir a los otros? investíguese las características de la
reacción social
d) ¿Terminó la instrucción primaria?
¿A qué edad? Si no lo hizo, ¿por qué?. Sígase paso a paso la historia educacional (instrucción media,
universidad), precisando fechas. He aquí algunas preguntas complementarias: ¿Qué materia prefería? ¿Por
qué? ¿Qué hubiera querido ser? ¿Por qué?
e) ¿Ha seguido estudiando después de abandonar el colegio?
5) TRABAJO
Sígase la biografía del enfermo averiguando, en una secuencia natural, las actividades seguidas al
abandonar los estudios.
a) ¿Cuál fue su primer trabajo?
¿Le gustaba? ¿Por qué lo eligió? ¿Cuánto tiempo estuvo en él? ¿Por qué lo abandonó?
Averígüese lo mismo de las sucesivas ocupaciones del paciente hasta la actualidad. Investíguese las
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Pasamos luego al interrogatorio sobre las enfermedades padecidas durante toda la vida. Este se diferencia
del corriente en que se da importancia, no sólo a los procesos patológicos que ha "sufrido" el paciente, sino
a. su reacción a ellos, a su actitud frente a las adaptaciones obligadas. No necesitamos insistir en la
importancia de ello para el estudio de la personalidad en acción. Por supuesto que nos contentamos de
obtener cuadros sintomatológicos claros.
En los enfermos hombres terminamos esta parte con la averiguación de datos concernientes a las
enfermedades venéreas, lo que nos prepara el camino para entrar fácilmente en la investigación siguiente.
8. VIDA SEXUAL
Esta es por supuesto la parte más difícil del interrogatorio .Y es difícil en realidad (la experiencia de enseñar
lo ha aprobado) más que por la resistencia que el paciente pueda tener para hablar de ella, por la resistencia
consciente o inconsciente que el médico mismo presenta. Si el médico tiene frente a los problemas del sexo
una actitud sana y comprensiva (lo que naturalmente implica la misma actitud frente a sus propios problemas en
esa esfera), el interrogatorio no es difícil. Ante un benevolente interés, que no se modifica durante toda la
entrevista, ante una naturalidad sana, que permite tratar el tema como cualquiera de los otros, no solo el
enfermo o la enferma no se resisten, sino que cooperan gustosamente. En nuestra organización social el tabú
del sexo impide que tanto hombres como mujeres tengan oportunidad de hablar seriamente de este tema
con alguien. En la mayor parte de los casos sufren la angustia de la ignorancia y desearían un consejo sano
y autorizado. Por otra parte, el sólo hablar de sus problemas o sus preocupaciones brinda tranquilidad y
desahogo. Es corriente ver que pacientes de ambos sexos, una vez roto el hielo, se explayen ampliamente,
"abran su corazón" y digan agradecidos al final: "nunca hable de cosas, doctor, con nadie y me ha hecho
mucho bien decírselas".
Naturalmente que ello no puede producirse si la actitud del médico, no sólo la que pretende sino la que
auténticamente tiene, no es claramente la justa: una benevolente comprensión amistosa y segura. Si hay
inseguridad, falsa vergüenza, curiosidad malsana, 'picardía", interés extramédico, ello bloquea in-
mediatamente al paciente, que lo percibe a travez de todas las caretas que se quiera usar para disimularlo.
Aquí, como siempre, el ser médico, es decir, el estar guiado por un auténtico cariño hacia nuestros
semejantes y un sincero deseo de ayudarlos, el hacerlo en una forma madura y noble, es la mejor llave para
penetrar en lo más íntimo de su vida.
Si el interrogatorio ha sido conducido hasta aquí correctamente el paciente ha perdido ya la inseguridad
de los primeros momentos y "simpatiza" con el médico, está pues dispuesto a responder a sus preguntas lo
mejor que puede, pero, aún en las condiciones más favorables, es necesario "romper el hielo". Para ello la
experiencia nos ha enseñado una técnica que creemos eficaz. Es naturalmente, distinta frente a hombres o
mujeres.
A.- EN LOS HOMBRES:
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Hecha de propósito como final las preguntas sobre las enfermedades venéreas, es fácil pasar, como
complementaria, a la siguiente:
a) ¿Ha sido ud. muy mujeriego?
Generalmente ella en realidad no es prácticamente útil. No sirve sino de introducción, de preparación para
las siguientes.
b) ¿Cuándo tuvo ud. los primeros conocimientos sexuales?
Generalmente se recuerdan los de la adolescencia. Debemos guiar al enfermo hacia recuerdos previos,
episodios infantiles. ¿Tuvo curiosidad por cuestiones sexuales?¿Presenció actividades de ese género?
¿Cuándo se apercibió ' de la diferencia entre los sexos? ¿Qué pensó de ella? ¿Qué creía acerca de "donde
vienen los niños"? ¿Del matrimonio?. Trataremos de reconstruir la actividad infantil frente a esos
problemas, así como la manera como la familia los enfrentó.
c) ¿A qué edad comenzó a masturbarse?
Sí ello no ha sido ya dicho espontáneamente durante la conversación anterior la pregunta debe plantearse
en esa forma. Es ingenuo el interrogar: ¿Se ha masturbado alguna vez?. Es casi una invitación a la negativa.
Este pequeño detalle de técnica es importante. Hemos visto casos en los que el enfermo negó
masturbarse, al médico que le tomaba la historia clínica en privado, para confesarla con detalles durante
un interrogatorio en clase, durante una presentación.
Aunque no podemos ahora detenernos en el tema, debemos decir algunas palabras en conexión con esta
pregunta. Ella es hecha especialmente para conocer la actitud del enfermo frente a la masturbación.
Creemos que esa práctica, en nuestro ambiente, es un fenómeno normal en la pubertad, sin em bargo está
acompañada generalmente de un profundo sentimiento de culpa y de la convicción de que es
horriblemente dañina. Se establece pues, en el espíritu del adolescente una lucha entre el deseo y esos
sentimientos, con la correspondiente sobrecarga emotiva, que es la que produce una serie de síntomas. Sin
negar la dinámica más profunda de esas reacciones, sobre las que ahora no podemos detenernos, podemos
afirmar que muchas de las neurosis de los adolescentes, neurosis generalmente clasificadas por el médico
como anemias, "debilidad", "transtornos del crecimiento", etc. y tratados con fósforo, calcio, hierro y
vitaminas, los amén de consejos o admoniciones que naturalmente agravan el problema, son debidas al
mecanismo expuesto, y desaparecen con la más superficial de las psicoterapias, y que puede hacerse
inclusive durante la entrevista anamnésica. Debemos tratar de averiguar como comenzó el paciente a
masturbarse, frecuencia de las prácticas, fantasías que la acompañan y tiempo que continuaron.
No preguntamos nunca: ¿Hasta cuándo se masturbó?, sino:
d) ¿Se masíurba todavía algunas veces?
Lo que, no sólo nos dará la respuesta justa, sino que nos informará sobre la actitud actual del paciente
frente a esa práctica. En caso de una respuesta afirmativa investiguemos detalles. La próxima pregunta
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¿No lo ha intentado?, si puede hacerse esa pregunta manteniendo una actitud benevolente y comprensiva,
ello nos dará información sobre affaires ex-tramatrimoniales y sobre la actitud de la enferma acerca de ellos.
Terminaremos con:
j) ¿Qué piensa ud. de los hombres?
Como se habrá notado, damos mucha importancia al interrogatorio sobre la vida sexual de nuestros pacientes;
la experiencia nos ha enseñado que ello es indispensable. Piense lo que quiera sobre las teorías
psicoanalíticas, lo cierto es que el desequilibrio de una personalidad se refleja directamente en su actividad
psicosexual, lo que puede servirnos de índice para el conocimiento de los problemas que esa personalidad
enfrenta y sobre su manera de resolverlos.
9) HÁBITOS E INTERESES
a) ¿Qué hace ud. cuando no trabaja?
Es importante conocer las aficiones del individuo, sus diversiones, sus “hobbies” La manera como
emplea su tiempo fuera de su trabajo. Si lee, ¿qué clase de libros? ¿por qué?; si va la cine: ¿Qué
películas prefiere? ¿por qué?. Si práctica deportes: ¿Cuáles?. Si no hace nada: ¿Por qué? ¿En qué
ocupa sus días libres?
b) ¿Tiene ud. amigos?
¿íntimos? ¿Qué hace en compañía de ellos? Si no los tiene, ¿por qué?
c) ¿Es ud. religioso?
En nuestro ambiente casi todos los son (?).
Averigüemos hasta donde ello es verdad.
d) ¿Bebe ud. mucho?
No nos contentemos con respuestas como: "regular", o "como todos.", Precisemos: ¿Aperitivos?
¿Bebidas en las comidas? ¿Fuera de ellas? ¿En fiestas? ¿A menudo? ¿Le causa daño?
e) ¿Fuma mucho?
Número de cigarrillos por día.
f) ¿Otras drogas?
Café, té, drogas (difícilmente confesadas).
g) ¿Qué ideas políticas tiene?
Aquí hay que aclarar generalmente que nuestro interés es puramente profesional.
h) ¿Concepciones filosóficas?
No se trata de buscar erudición, sino" saber los principios a los-que el paciente ajusta su conducta, sea o
no consciente de que ello constituye su filosofía.
10) ACTITUD PARA CON LA FAMILIA
Es este un tópico de real interés ya que su conocimiento nos informa, no sólo sobre la personalidad
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del paciente, sino sobre la actuación familiar con sus complejas reacciones y posibilidades.
He aquí la pregunta que usamos para iniciar el interrogatorio:
a) ¿Con quién vive ud,?
Ella es importante porque nos permite apreciar la estructura de la "constelación familiar". Averigüemos:
1. Si el paciente es soltero. ¿Vive con sus padres?. En caso negativo: ¿Por qué? ¿Con quién vive? ¿Por
qué?
2. Si es casado. ¿Vive con sus padres? ¿Con la familia de su esposa?. En caso afirmativo: ¿Por qué?
3. ¿Con qué otras personas vive? ¿Por qué?
b) ¿Vive ud. tranquilo en su casa?
Estudiemos la dinámica de la vida familiar en una conversación que nos permita interiorizarnos en los
detalles de esa interrelación.
c) ¿Dónde vive ud.?
Sepamos las condiciones materiales de vida, lo que al mismo tiempo nos
informará indirectamente sobre la distribución del dinero y nos permitirá apreciar la actitud del paciente
frente a sus deberes familiares.
d) ¿Qué relaciones tiene ud. con el resto de su familia?
e) ¿Qué hacen sus hijos?
Importante para apreciar proyectos, esperanzas, preocupaciones, resentimientos, etc. Este grupo de
interrogantes deben dejarnos con una clara idea sobre la vida actual del enfermo en todo su valor
psicosocial.
11) ACTITUD FRENTE A LA ENFERMEDAD
He aquí un tópico que un médico olvida casi siempre y que nos parece importante. La actitud del
paciente ante su dolencia es decisiva, no sólo para el conocimiento de su personalidad y para el
diagnóstico, sino para la conducción y el éxito del tratamiento. Preguntemos:
a) ¿A qué cree ud. que se debe su enfermedad?
Las respuestas a este interrogante son realmente ilustrativas, posiblemente nada hay que nos diga más
sobre los conceptos del enfermo acerca de su esquema corporal, sobre sus creencias, temores,
supersticiones, etc., constituyen su versión de la enfermedad, quizás más importante, desde muchos
puntos de vista, que la del médico.
b) ¿Cómo cree ud. que podría curarse?
He aquí una pregunta, sugerida por Alfredo Adler, que creemos interesante. Adler asegura que,
considera la enfermedad (él se refiere a la enfermedad nerviosa, pero en nuestra opinión ello puede
hacerse extensivo en parte a todas las enfermedades) como hufda frente a los problemas que la realidad
plantea, la respuesta a esa interrogante generalmente nos indica precisamente lo que el enfermo no
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