ANAMNESIS CLINICA-PSICP I Aaaaa

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PSICOPATOLOGIA I

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ANAMNESIS

Ante todo, he aquí los temas básicos alrededor de los que girará nuestro interrogatorio:
1. ENFERMEDAD O PROBLEMA ACTUAL.
2. HISTORIA FAMILIAR.
3. NIÑEZ.
4. EDUCACIÓN.
5. TRABAJO.
6. CAMBIOS DE RESIDENCIA.
7. ENFERMEDADES Y ACCIDENTES.
8. VIDA SEXUAL;
9. HÁBITOS E INTERESES.
10. ACTITUD PARA CON LA FAMILIA.
11. ACTITUD FRENTE A LA ENFERMEDAD O PROBLEMA.
12. SUEÑOS.
El orden de esos tópicos tiene importancia. La experiencia nos ha enseñado que es lo más lógico, el que
facilita el interrogatorio y evita esa impresión de encuesta judicial a que nos hemos referido. Como se verá
más adelante, su secuencia es natural y nos permite con el aspecto de una conversación el obtener de una
manera ordenada, los datos necesarios.
Pero debemos considerar algunos problemas:
¿Debe escribirse delante del enfermo, lo que él va diciendo?. A primera vista, la respuesta justa parecería
la negativa. Así lo creímos al principio y, durante un tiempo, redactamos la anamnesis solo después de
que el enfermo se había retirado. La experiencia nos ha enseñado que ello no es indispen sable. En la
mayoría de. los casos, por el contrario, parece que el enfermo ve más interés en el médico si él escribe todo
lo dicho. Hay la sensación de ser importante y placer en ello. Muchas veces los pacientes han resentido el
que el médico haya dejado pasar algunas de sus afirmaciones sin anotarlas. Hacemos una excepción con
los datos de la vida sexual, cuando ellos son manifiestamente penosos. En esos casos dejamos de anotar, y a
veces abandonamos ostensiblemente el lápiz durante todo el interrogatorio de esa parte, lo que no impide que,
ya sea inmediatamente luego de hacer alguna pregunta sin importancia, o después, cuando el enfermo se ha

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retirado, registremos cuidadosamente todo lo obtenido.


Otra cuestión práctica e interesante, es la presencia de otras personas durante la conversación. A base de
la experiencia nos permitimos afirmar que en la generalidad de los casos (hay excepciones), la presencia de
una tercera persona en ciertas condiciones, no influye en el éxito. En nuestro servicio hospitalario una secretaria
se encuentra rutinariamente presente y es la que toma taquigráficamente las palabras del paciente, mientras
que el médico interroga. En algunos casos, al tratar problemas sexuales, los enfermos hombres, por medio de
sus gestos o sus palabras demuestran cierta resistencia al discutir el tema delante de una mujer. Una actitud
benévola pero firme: la aclaración de que "se trata de una enfermera que está acostumbrada a oír "esas cosas",
generalmente basta.
Y ello nos lleva a una tercera consideración. ¿Cómo se obtiene que los pacientes hablen de sus problemas más
íntimos?, Creemos que ellos es fácil si se sabe manejar el interrogatorio. Contribuye al buen éxito: una
actitud benevolente y comprensiva aún frente a las confesiones más graves, una firme insistencia cuando es
necesario, una explicación amistosa en el momento justo. Esa explicación es necesaria a veces frente a
enfermos que desde el primer momento se encuentran desconfiados, acostumbrados a aclarar la situación al
comienzo: 'Voy a hacerle muchas preguntas, algunas de las cuales le parecerán no tener relación con su
enfermedad. Todas ellas son necesarias, y ud. debe contestarlas. ¿Estamos de acuerdo?". De esa manera se
eliminan, muchas veces, de una vez por todas, ¡os obstáculos. Cuando notamos resistencia al hablar de ciertos
temas, insistimos: "Disculpe que le haga todas esas preguntas, pero son indispensables" A lo que sigue una
somera explicación de como las preocupaciones1' influyen sobre la salud.
A veces notamos qué el enfermo nos miente. Ello es fácil de advertir cuando se ha interrogado a muchos,
Generalmente hay algunos signos delatorios: el sujeto duda; mira la cara del interlocutor, se ruboriza. Entonces
decimos firmemente: "debe ser ud. franco conmigo, ud. comprenda que si le pregunto todo es porque es
necesario. Si ud. trata de engañarme, no hace sino engañarse a sí mismo, porque al hacerme equivocar por
medio de una mentira, yo no pierdo nada, pero ud. si, ya que no puedo darle el tratamiento justo".
Pero sobre todos estos detalles dé técnica, cuando el médico se ha familiarizado con el interrogatorio y su
secuencia, le es fácil conducirlo de manera que, el paciente responda a todo lo que le pregunte. Varias veces
hemos visto enfermos que se habían prometido "no decir nada" y que, luego de haber suministrado una
anamnesis completa, han manifestado: "yo no sé como me ha sacado todo esto". Siguiendo las normas
más abajo trazadas, con un poco de experiencia se obtendrá el mismo resultado.
Algo más aún, autores de la experiencia de Flanders Dumbar proponen, no un interrogatorio, sino una
"conversación" en la que el médico, sin una pauta rígida, trata de obtener informalmente todos los datos.
Deutch ha estudiado esa técnica como de "anamnesis asociativa". No podemos negar las grandes ventajas
que ella posee, pero tiene un gravísimo inconveniente: el tiempo que requiere. Tiempo empleado, no sólo
en el interrogatorio en sí, sino en la ordenación de los datos luego. Aconsejamos un término medio: el

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seguir la pauta que trazamos más adelante intercalando períodos de "conversación", de "anamnesis
asociativa", cada vez que lo creamos conveniente. En determinados casos, una segunda entrevista puede
ser dedicada a la aplicación de esa técnica, la que gana de la comprensión obtenida ya en la primera y de
la confianza adquirida con el enfermo.

1. PROBLEMA ACTUAL

Un gran error sería, indiscutiblemente, el comenzar el interrogatorio por cualquier cosa que no fuera la
enfermedad actual. El paciente viene por sus síntomas y de ello quiere hablar. La mejor manera de
empezar, es pues, permitiéndole explayarse acerca de ellos. La primera pregunta será:
a) ¿En qué lo puedo ayudar? Lo escucho. Dígame…
El paciente comienza entonces a enumerar sus síntomas. Precisamos:

b) ¿Desde cuándo está ud. así?


El enfermo tiene la tendencia a responder, no con la fecha en que su enfermedad comenzó, sino con la de
la primera vez que por ella buscó un médico. Insistimos entonces:
c) ¿Estaba ud, bien, completamente bien, antes de esa fecha?
Es entonces cuando el enfermo recuerda que ya antes había comenzado a sentir algo. Es el momento de
preguntar:
d) ¿Recuerda ud. cuando sintió el primer síntoma?
Ello es importante. No nos contentemos con una fecha:
e) Dónde estaba ud. cuando lo sintió? ¿Qué estaba haciendo? ¿Qué
había hecho ese día? ¿El anterior?
Estas preguntas llevan al enfermo a situarse en el momento del comienzo. Generalmente nos dan datos
precisos respecto a coincidencias cronológicas (infecciones, intoxicaciones, traumatismo, factores
psíquicos, emociones, cambios de situación, etc.). En ese momento provocamos una pequeña conversa-
ción tratando de ubicar al hombre en la situación en la que la enfermedad comenzó. Creemos que ello es
realmente importante.
f) ¿Qué hizo entonces?
Esta pregunta nos informará sobre la primera actitud del paciente frente a ¡a enfermedad, ¿No le dio
importancia? ¿Le dio tanta que abandonó el trabajo, se puso en cama, etc.? ¿Cuál fue el primer
tratamiento y sus resultados? . Es necesario obtener aquí detalles, de la actitud no sólo del enfermo, sino
de sus familiares, jefes, médicos, etc.
g) ¿Cómo siguió?

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Debe tratar de obtener todos los datos posibles, con fechas sobre tratamientos, mejorías, recaídas;
tratando de precisar, en el caso de que estas últimas hubieran ocurrido, las condiciones en las que cada
una se presentó. Ello permite muchas veces establecer interesantes paralelismos entre factores exteriores
y enfermedad.
En muchos casos consideramos útil completar esta parte de la anamnesis con una distribución cronológica
especial Dividimos la página en dos columnas, colocamos en la de da derecha los factores importantes de
la vida del paciente y en la de la izquierda la evolución de la enfermedad. Ello es interesante en caso de
afecciones que evolucionan por pausas, que pueden estar ligados a factores ambientales (asma, fiebre del
heno, paludismo, úlceras gastro-duodenales, órgano-neurosis, etc.).
Todos los datos en ellas consignados pueden y deben, obtenerse en un interrogatorio bien conducido, sin
necesidad de sugerirlos. El interrogar al paciente sobre síntomas específicos nos parece un error, y es
muy fácil que responda afirmativamente a muchos de ellos, sin haberlos tenido, o que comience a tenerlos
a raíz del interrogatorio.
Una vez obtenida la historia de la enfermedad hasta el momento actual, una última pregunta:
h) ¿Qué es lo que piensa ud. ahora?
Que debe completarse siempre con uno o dos: ¿Nada más?, ello es importante. El paciente se queja de
primera intención de los síntomas que más le molestan, lo que no quiere decir que sean los más
importantes.
Al terminar esta parte del interrogatorio debemos tener una idea clara de todo el desarrollo de la
enfermedad, los tratamientos seguidos y la. actividad del enfermo durante ella.
2. HISTORIA FAMILIAR
a) ¿De dónde es ud.?
Registrar precisamente el sitio de nacimiento.
b) ¿Vive su padre?
Si la respuesta es afirmativa. ¿Cuántos años tiene? ¿Es sano? ¿Qué enfermedades ha tenido? ¿En qué
trabaja? ¿Qué carácter tiene? ¿Bebe mucho?
Si la respuesta es negativa. ¿A qué edad murió? ¿Pe qué? ¿Cuántos años tenía ud. entonces? ¿Estuvo ud.
con él cuando murió? ¿Qué enfermedades tuvo antes? ¿Qué carácter tenía? ¿Bebedor?
c) ¿Vive su madre? Iguales preguntas.
d) ¿Tiene ud. hermanos?
En caso afirmativo interrogar por cada uno de ellos cronológicamente y anotar los datos numerando los
hermanos. Para cada uno de ellos, repetirías preguntas arriba indicadas., añadiendo si viven.
¿Soltero o casado? ¿Hijos? ¿Dónde están ahora? ¿Desde cuándo?
e) ¿Ha conocido ud. a sus abuelos? iguales averiguaciones.

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f) ¿Han habido enfermos nerviosos en su familia?


¿Tíos, primos, etc.? ¿Suicidas? ¿Personas "raras"'?. Hay una gran tendencia a negar esos antecedentes. Si
existen, tratar de conocer detalles.
Como resultado de este interrogatorio e! médico debe tener una idea que se completará con las siguientes
preguntas, destinadas a estudiar esa familia "dinámicamente",
g) ¿Ha vivido siempre con sus padres?
Es fácilmente comprensible que si el paciente, ha sido sacado tempranamente del seno familiar todas las
condiciones cambian. Si la respuesta es negativa:
h) ¿Por qué?
Consignar detalles de las causas para la separación, el tiempo, etc. Así como de las personas con que el
paciente vivió, investigando acerca ele ellas en la misma forma que acerca de los familiares.
i) Cómo ha sido ud. criado? ¿Engreído o educado severamente?
Es la mejor manera de averiguar las condiciones de la "constelación familiar" y de la vida infantil del
paciente. En ese momento se fomenta una conversación que permite comprender el ambiente como
interrelación dinámica,
orientándola hacia la obtención de los siguientes datos:
¿Ha sido castigado? ¿Mucho? ¿Por quién? ¿Por qué? ¿Cómo reaccionaba a los castigos?
¿Quién lo engreía más? ¿A quién quería más el paciente, a su padre o a su madre?.^Generalmente la
respuesta es aquí: "A ambos". Debe insistirse, con una sonrisa: "Si claro, pero hay una pequeña
diferencia". Si la ha habido, ¿por qué?
¿A quién prefería su madre?. Una sonriente insistencia nos permitirá rectificar el dato.
j) ¿Cómo se llevaba ud. con sus hermanos?
Rivalidades, rencillas, apegamientos. ¿A cuál prefería, por qué?
k) ¿Estaba ud. contento en su casa?
Esto nos permite obtener una visión sintética deja situación y sobre todo de la reacción del paciente ante
esa situación.
3) ¿Cómo se llevaban sus padres?
Rencillas, celos, dificultades de toda clase y su repercusión sobre el paciente.
3. NIÑEZ
Con esta sección comenzamos a conocerlo en su evolución psicobiológica.
1) ¿Qué clase de niño era ud.?
Tímido, agresivo, retraído, juguetón, obediente, rebelde, caprichoso, etc.

2) Datos de la evolución.

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¿Embarazo y parto normales? ¿Alimentación de pecho? ¿Artificiales? ¿Por qué?. Fecha del destete y
reacción a él. En relación a esto debe suscitarse también una conversación que nos informe sobre gustos y
costumbres particulares y preferencias. ¿Rechazo de alimentos? Reacción de la familia.
3) Datos del desarrollo psicosomático.
¿A qué edad caminó? ¿A qué edad habló? ¿Enfermizo?
4) Síntomas neuróticos.
Para averiguarlos debe usarse cierta técnica. Las preguntas corrientes provocarían negativas o respuestas
vagas. He aquí lo que aconsejamos: ¿Hasta que edad se orinó en la cama?, alrededor de este tema
averiguar la manera como el control de los esfínteres fue obtenido.
¿Ha tenido pesadillas?. Terrores nocturnos y reacción de los padres ante ellos. ¿Hasta qué edad se chupó
el dedo? ¿Se comió las uñas? ¿Ha tenido pataletas? ¿Por qué motivo? ¿Masturbación infantil? ¿Fantasías
sexuales? ¿Otras particularidades?
4) EDUCACIÓN
a) ¿A qué edad fué al colegio?
Alrededor del tema debe permitirse también una pequeña conversación. Al ir a la escuela el niño enfrenta
por primera vez la realidad "social", Fuera del ambiente familiar, debe realizar su primera real adaptación.
Sus reacciones son pues, importantísimas. Si ellas no quedan definidas en el curso de la conversación,
debe aclararse:
b) ¿Le gustaba ir a la escuela? ¿Por qué?
c) ¿Tenía muchos amigos?
¿A qué jugaba? ¿Tenía tendencia de ser el líder o a seguir a los otros? investíguese las características de la
reacción social
d) ¿Terminó la instrucción primaria?
¿A qué edad? Si no lo hizo, ¿por qué?. Sígase paso a paso la historia educacional (instrucción media,
universidad), precisando fechas. He aquí algunas preguntas complementarias: ¿Qué materia prefería? ¿Por
qué? ¿Qué hubiera querido ser? ¿Por qué?
e) ¿Ha seguido estudiando después de abandonar el colegio?

5) TRABAJO
Sígase la biografía del enfermo averiguando, en una secuencia natural, las actividades seguidas al
abandonar los estudios.
a) ¿Cuál fue su primer trabajo?
¿Le gustaba? ¿Por qué lo eligió? ¿Cuánto tiempo estuvo en él? ¿Por qué lo abandonó?
Averígüese lo mismo de las sucesivas ocupaciones del paciente hasta la actualidad. Investíguese las

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condiciones de trabajo (enfermedades profesionales).


b) ¿Le gusta su trabajo actual? ¿Por qué?
c) ¿Está ud. contento con él? ¿Por qué?
d) ¿Cuáles son sus aspiraciones?
e) ¿Cuánto gana actualmente? ¿Está contento con su salario?
Coméntese aquí cordialmente las condiciones de vida. Investíguese la actitud del sujeto frente a ellas;
despístense preocupaciones económicas, tensiones emocionales, traumatismos psíquicos, etc.
En esta forma hemos hecho en realidad una pequeña biografía del paciente. Lo hemos seguido paso
a paso desde su infancia hasta el momento que lo vemos por primera vez, ya que la vida familiar, la
educación y el trabajo son las etapas fundamentales de la evolución individual. Hay algo, sin
embargo, que debemos tener presente y que muchas veces se desliza entre los otros datos, sino
estamos preparados a tomarlo en cuenta: los cambios de residencia del enfermo.
6) CAMBIOS DE RESIDENCIA
El conocimiento de ellos, aparte de suministrarnos datos importantes sobre Los ambientes
biológicos en-los que el paciente ha vivido y su relación con la presente o antigua patología (zonas
palúdicas, enfermedades tropicales, paso de la altura a la costa, etc.), nos ofrecen otra información
igualmente importante. Para obtenerla, no olvidemos las siguientes preguntas:
a) ¿Cuándo salió ud. por primera vez de su ciudad natal?
b) ¿Por qué hizo ese viaje?
Ello nos dá datos precisos sobre la personalidad en su relación al medio.
c) ¿Cómo le fué en su nueva residencia?
Cuya respuesta nos informa sobre la capacidad de adaptación del enfermo a situaciones y
ambientes nuevos.
Estas preguntas deben repetirse si el paciente ha cambiado más de una vez de residencia.
Entremos luego a investigar otros aspectos de la vida del ser humano que tenemos enfrente. Para ello el orden
del interrogatorio es importante. Aconsejamos el siguiente, que la experiencia nos ha demostrado válido.
7) ACCIDENTES Y ENFERMEDADES
Comenzamos por la averiguación de los accidentes ocurridos y demos a ellos más importancia que el
considerarlos solamente desde el punto de vista de sus efectos sobre la salud. Los moderaos conocimientos
sobre la 'predisposición a accidentarse", o al "hábito de accidentarse", nos preparan para conocer el tipo de
personalidad en la que los accidentes no ocurren "por accidente", sino que tienen una razón de ser
enraizada en las características personales mismas, Averigüemos pues, en relación con cada uno de los acci-
dentes: condiciones de ocurrencia, especialmente en relación al momento psicológico en el que tuvieron
lugar, reacciones ante ellos, invalideces, etc.

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Pasamos luego al interrogatorio sobre las enfermedades padecidas durante toda la vida. Este se diferencia
del corriente en que se da importancia, no sólo a los procesos patológicos que ha "sufrido" el paciente, sino
a. su reacción a ellos, a su actitud frente a las adaptaciones obligadas. No necesitamos insistir en la
importancia de ello para el estudio de la personalidad en acción. Por supuesto que nos contentamos de
obtener cuadros sintomatológicos claros.
En los enfermos hombres terminamos esta parte con la averiguación de datos concernientes a las
enfermedades venéreas, lo que nos prepara el camino para entrar fácilmente en la investigación siguiente.
8. VIDA SEXUAL
Esta es por supuesto la parte más difícil del interrogatorio .Y es difícil en realidad (la experiencia de enseñar
lo ha aprobado) más que por la resistencia que el paciente pueda tener para hablar de ella, por la resistencia
consciente o inconsciente que el médico mismo presenta. Si el médico tiene frente a los problemas del sexo
una actitud sana y comprensiva (lo que naturalmente implica la misma actitud frente a sus propios problemas en
esa esfera), el interrogatorio no es difícil. Ante un benevolente interés, que no se modifica durante toda la
entrevista, ante una naturalidad sana, que permite tratar el tema como cualquiera de los otros, no solo el
enfermo o la enferma no se resisten, sino que cooperan gustosamente. En nuestra organización social el tabú
del sexo impide que tanto hombres como mujeres tengan oportunidad de hablar seriamente de este tema
con alguien. En la mayor parte de los casos sufren la angustia de la ignorancia y desearían un consejo sano
y autorizado. Por otra parte, el sólo hablar de sus problemas o sus preocupaciones brinda tranquilidad y
desahogo. Es corriente ver que pacientes de ambos sexos, una vez roto el hielo, se explayen ampliamente,
"abran su corazón" y digan agradecidos al final: "nunca hable de cosas, doctor, con nadie y me ha hecho
mucho bien decírselas".
Naturalmente que ello no puede producirse si la actitud del médico, no sólo la que pretende sino la que
auténticamente tiene, no es claramente la justa: una benevolente comprensión amistosa y segura. Si hay
inseguridad, falsa vergüenza, curiosidad malsana, 'picardía", interés extramédico, ello bloquea in-
mediatamente al paciente, que lo percibe a travez de todas las caretas que se quiera usar para disimularlo.
Aquí, como siempre, el ser médico, es decir, el estar guiado por un auténtico cariño hacia nuestros
semejantes y un sincero deseo de ayudarlos, el hacerlo en una forma madura y noble, es la mejor llave para
penetrar en lo más íntimo de su vida.
Si el interrogatorio ha sido conducido hasta aquí correctamente el paciente ha perdido ya la inseguridad
de los primeros momentos y "simpatiza" con el médico, está pues dispuesto a responder a sus preguntas lo
mejor que puede, pero, aún en las condiciones más favorables, es necesario "romper el hielo". Para ello la
experiencia nos ha enseñado una técnica que creemos eficaz. Es naturalmente, distinta frente a hombres o
mujeres.
A.- EN LOS HOMBRES:

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Hecha de propósito como final las preguntas sobre las enfermedades venéreas, es fácil pasar, como
complementaria, a la siguiente:
a) ¿Ha sido ud. muy mujeriego?
Generalmente ella en realidad no es prácticamente útil. No sirve sino de introducción, de preparación para
las siguientes.
b) ¿Cuándo tuvo ud. los primeros conocimientos sexuales?
Generalmente se recuerdan los de la adolescencia. Debemos guiar al enfermo hacia recuerdos previos,
episodios infantiles. ¿Tuvo curiosidad por cuestiones sexuales?¿Presenció actividades de ese género?
¿Cuándo se apercibió ' de la diferencia entre los sexos? ¿Qué pensó de ella? ¿Qué creía acerca de "donde
vienen los niños"? ¿Del matrimonio?. Trataremos de reconstruir la actividad infantil frente a esos
problemas, así como la manera como la familia los enfrentó.
c) ¿A qué edad comenzó a masturbarse?
Sí ello no ha sido ya dicho espontáneamente durante la conversación anterior la pregunta debe plantearse
en esa forma. Es ingenuo el interrogar: ¿Se ha masturbado alguna vez?. Es casi una invitación a la negativa.
Este pequeño detalle de técnica es importante. Hemos visto casos en los que el enfermo negó
masturbarse, al médico que le tomaba la historia clínica en privado, para confesarla con detalles durante
un interrogatorio en clase, durante una presentación.
Aunque no podemos ahora detenernos en el tema, debemos decir algunas palabras en conexión con esta
pregunta. Ella es hecha especialmente para conocer la actitud del enfermo frente a la masturbación.
Creemos que esa práctica, en nuestro ambiente, es un fenómeno normal en la pubertad, sin em bargo está
acompañada generalmente de un profundo sentimiento de culpa y de la convicción de que es
horriblemente dañina. Se establece pues, en el espíritu del adolescente una lucha entre el deseo y esos
sentimientos, con la correspondiente sobrecarga emotiva, que es la que produce una serie de síntomas. Sin
negar la dinámica más profunda de esas reacciones, sobre las que ahora no podemos detenernos, podemos
afirmar que muchas de las neurosis de los adolescentes, neurosis generalmente clasificadas por el médico
como anemias, "debilidad", "transtornos del crecimiento", etc. y tratados con fósforo, calcio, hierro y
vitaminas, los amén de consejos o admoniciones que naturalmente agravan el problema, son debidas al
mecanismo expuesto, y desaparecen con la más superficial de las psicoterapias, y que puede hacerse
inclusive durante la entrevista anamnésica. Debemos tratar de averiguar como comenzó el paciente a
masturbarse, frecuencia de las prácticas, fantasías que la acompañan y tiempo que continuaron.
No preguntamos nunca: ¿Hasta cuándo se masturbó?, sino:
d) ¿Se masíurba todavía algunas veces?
Lo que, no sólo nos dará la respuesta justa, sino que nos informará sobre la actitud actual del paciente
frente a esa práctica. En caso de una respuesta afirmativa investiguemos detalles. La próxima pregunta

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debe hacerse también en la forma siguiente:


e) ¿Fué su primera relación sexual con un hombre o con una mujer?
Es la mejor manera de provocar la confesión de prácticas homosexuales. Si , la respuesta es con una
mujer, se puede insistir: ¿Había tenido ud. prácticas sexuales con hombres? ¿Las ha tenido ud. después?
En caso afirmativo, averiguar detalles.
f) ¿Cuándo tuvo.....ud., esa primera relación sexual?
¿Con quién fué? (Prostituta, enamorada, sirvienta, etc.) ¿Cómo fué? (Impulsado por los amigos, por
propia iniciativa, seducido, etc.) ¿Cómo le pareció?
g) ¿Cómo ha continuado ud, con sus prácticas sexuales?
Es aquí la oportunidad para una conversación en la que el enfermo describa su historial sexual hasta la
fecha. Anótese características de ella: sobre bases comerciales, sentimentales, de aventuras pasajeras,
affaires más o menos serios, etc.
h) ¿Cómo son ellas en la actualidad?
Lo que nos permite preguntar: ¿Es ud. muy excitable sexualmente? ¿Cada cuánto tiempo tiene ud.
relaciones sexuales?, y luego la investigación de todos los datos concernientes a variantes sexuales y
problemas en conexión con el acto mismo (eyaculación precoz, impotencia, etc.) ¿Cómo se siente ud. des-
pués de cada relación sexual?
La práctica nos ha enseñado el dejar para una segunda parte un diferente enfoque del interrogatorio que
completará los datos ya obtenidos.
A causa de nuestra educación y ambientes socio-sexuales, que actualizan mecanismos muy bien
estudiados por los psicoanalistas, nuestros hombres separan, más o menos definitivamente, dos tipos de
mujeres: la que se ama "espiritualmente" y la que se desea.
Esa aberración en cuyo estudio no podemos entrar ahora, nos obliga a dividir, pues, el interrogatorio en
dos partes. La primera es la ya descrita, vamos a entrar a la segunda.
i) ¿Ha sido ud. muy "enamoradizo"?
Ello nos descubrirá las características de la personalidad en su relación con el otro sexo. Tímido, "don
Juan", voluble, persistente, insatisfecho, etc.
j) ¿Cuál ha sido su primer amor? ¿Por qué se enamoró?
¿Cuánto tiempo duró ese episodio? ¿Hasta dónde llegaron en sus relaciones? ¿Por qué y cómo
terminaron? Reconstrúyanse en lo posible este episodio, que es siempre importante.
k) ¿Otros amores?
Iguales preguntas, que nos darán una idea clara de la manera como el enfermo encara este aspecto de su
vida, así como los traumatismos emocionales que pudieran haber ocurrido y la reacción a ellos.
l) Matrimonio.

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En el curso de este interrogatorio se llega, si el enfermo es casado, a tocar el tema de su matrimonio. Es


interesante averiguar en este caso con más detención que en los demás detalles del proceso, ¿Cómo
conoció a la mujer que fue su esposa? ¿Por qué le gusto? ¿Cuánto tiempo la enamoró?, y una pregunta
fundamental:
ll) ¿Por qué se casó?
La respuesta a esta interrogante es sorprendentemente fructífera en información relacionada, no sólo con
el matrimonio en sí, sino con la personalidad del enfermo. Desde el que nos responde: Torque quería a
mi novia", hasta el que confiesa "me obligaron a hacerlo", pasando por el que afirma: "Necesitaba a
alguien que me cuidara", casi cada individuo tiene su razón para haber dado paso tan fundamental en su
vida.
m) ¿Se pelea ud. mucho con su esposa?
No caigamos en el error tan común de interrogar: ¿Cómo se llera ud. con su señora?, porque la respuesta
obligada será: "oien". Planteada la pregunta en la forma que propugnamos nos permite obtener datos más
ciertos. Averigüense las causas de los disgustos, la importancia de ellos, etc., hasta llegar a un concepto
claro acerca de la real situación familiar; dejemos hablar al enfermo de sus problemas y demostremos
simpatía por ellos.
n) ¿Tiene ud. hijos?
Si no, ¿por qué? ¿Medidas anticonceptivas? ¿Cuáles?, en caso de respuesta afirmativa: ¿Cuántos?,
obténgase detalles acerca de los embarazos, partos, abortos, así corno la evolución de los hijos hasta la
actualidad.
ñ) ¿Cómo se entiende ud. sexualmente con su esposa?
Nos lleva a averiguar de desarmonías sexuales. ¿Frigidez? ¿Falta de satisfacción sexual? ¿Variantes
sexuales?
o) ¿Tiene ud. aventuras fuera de su matrimonio?
Sea afirmativa o negativa la respuesta, interróguese ¿por qué?; trate de obtener una idea clara de lo que
esas aventuras significan, las preocupaciones que causan, etc.
p) ¿Qué piensa ud. de las mujeres?
Esta pregunta final nos da la oportunidad de conocer la actitud del enfermo frente al otro sexo, índice tan
importante de la personalidad.
B. EN LAS MUJERES:
Las dificultades de esta parte del interrogatorio frente a mujeres no son mayores si, es bien conducido.
Generalmente para "romper el hielo", comenzamos con una pregunta clave:
a) ¿A qué edad comenzó a menstruar?
A las mujeres en general, les agrada explayarse sobre los detalles de su función sexual; continué:

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b) ¿Estaba ud. preparada o se asustó cuando se le presentó por primera vez?


De esta manera entramos de una manera natural, en la investigación de la sexualidad infantil. Si la
paciente no estaba informada acerca de la menstruación, preguntamos: ¿No sabía nada respecto al sexo
antes? Sí ya lo estaba, ¿cómo lo supo?, insistiendo luego sobre las preguntas anunciadas respecto a la
sexualidad infantil en el interrogatorio de los hombres.
c) ¿Cómo ha sido su menstruación?
Averigüe caracteres de cronología y presentación. Si la paciente es soltera, averigüe sobre períodos de
amenorrea; ello nos dará una impresión clara sí observamos turbación, enrojecimientos, duda. Ante una
negativa, no insistamos.
Preguntamos luego, benévolamente:
d) ¿Ha tenido muchos enamorados?
¿Siempre los ha tenido?
e) ¿Cuándo tuvo el primero?
Continué el interrogatorio sobre la pauta ya trazada. En un gran porcentaje de los casos, dadas las
condiciones ya establecidas, la enferma habla más o menos francamente y confiesa su exploración en el
campo psicosexual.
Si no lo hace pueden usarse algunas preguntas, que hechas a tiempo, nos brindarán información. Una de ellas
es: ¿es ud. afectuosa, o fría?; si hay resistencia manifiesta a responder, tomamos una actitud considerada:
Perdone que insista en estas preguntas, pero son necesarias para comprender perfectamente su caso. Ud. sabe
que muchas veces un detalle basta para orientar un diagnóstico. Naturalmente que si ud. prefiere no hablar de
ello..." Si la enferma prefiere "no hablar de ello" podemos estar seguros de que “hay algo" de lo que no quiere
hablar y lo tendremos en cuenta.
Si la enferma es soltera.
í) ¿Tiene ud, enamorado ahora?
Se repite el interrogatorio ya explicado.
Si es casada se investiga, como en el caso de los hombres, las características del proceso hasta el casamiento,
repitiendo la pregunta:
g) ¿Por qué se casada?
Luego nos será fácil seguir,
h) ¿Cómo le impresionó su noche de bodas?
Continuando luego con una conversación que nos lleve al conocimiento de los detalles, incluidos en los
párrafos m, n y ñ del interrogatorio masculino, En el caso de infidelidad matrimonial, que las mujeres
confiesan más fácilmente que los hombres, puede preguntarse:
i) ¿No ha pensado que podría ser feliz con otro hombre?

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¿No lo ha intentado?, si puede hacerse esa pregunta manteniendo una actitud benevolente y comprensiva,
ello nos dará información sobre affaires ex-tramatrimoniales y sobre la actitud de la enferma acerca de ellos.
Terminaremos con:
j) ¿Qué piensa ud. de los hombres?
Como se habrá notado, damos mucha importancia al interrogatorio sobre la vida sexual de nuestros pacientes;
la experiencia nos ha enseñado que ello es indispensable. Piense lo que quiera sobre las teorías
psicoanalíticas, lo cierto es que el desequilibrio de una personalidad se refleja directamente en su actividad
psicosexual, lo que puede servirnos de índice para el conocimiento de los problemas que esa personalidad
enfrenta y sobre su manera de resolverlos.
9) HÁBITOS E INTERESES
a) ¿Qué hace ud. cuando no trabaja?
Es importante conocer las aficiones del individuo, sus diversiones, sus “hobbies” La manera como
emplea su tiempo fuera de su trabajo. Si lee, ¿qué clase de libros? ¿por qué?; si va la cine: ¿Qué
películas prefiere? ¿por qué?. Si práctica deportes: ¿Cuáles?. Si no hace nada: ¿Por qué? ¿En qué
ocupa sus días libres?
b) ¿Tiene ud. amigos?
¿íntimos? ¿Qué hace en compañía de ellos? Si no los tiene, ¿por qué?
c) ¿Es ud. religioso?
En nuestro ambiente casi todos los son (?).
Averigüemos hasta donde ello es verdad.
d) ¿Bebe ud. mucho?
No nos contentemos con respuestas como: "regular", o "como todos.", Precisemos: ¿Aperitivos?
¿Bebidas en las comidas? ¿Fuera de ellas? ¿En fiestas? ¿A menudo? ¿Le causa daño?
e) ¿Fuma mucho?
Número de cigarrillos por día.
f) ¿Otras drogas?
Café, té, drogas (difícilmente confesadas).
g) ¿Qué ideas políticas tiene?
Aquí hay que aclarar generalmente que nuestro interés es puramente profesional.
h) ¿Concepciones filosóficas?
No se trata de buscar erudición, sino" saber los principios a los-que el paciente ajusta su conducta, sea o
no consciente de que ello constituye su filosofía.
10) ACTITUD PARA CON LA FAMILIA
Es este un tópico de real interés ya que su conocimiento nos informa, no sólo sobre la personalidad

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del paciente, sino sobre la actuación familiar con sus complejas reacciones y posibilidades.
He aquí la pregunta que usamos para iniciar el interrogatorio:
a) ¿Con quién vive ud,?
Ella es importante porque nos permite apreciar la estructura de la "constelación familiar". Averigüemos:
1. Si el paciente es soltero. ¿Vive con sus padres?. En caso negativo: ¿Por qué? ¿Con quién vive? ¿Por
qué?
2. Si es casado. ¿Vive con sus padres? ¿Con la familia de su esposa?. En caso afirmativo: ¿Por qué?
3. ¿Con qué otras personas vive? ¿Por qué?
b) ¿Vive ud. tranquilo en su casa?
Estudiemos la dinámica de la vida familiar en una conversación que nos permita interiorizarnos en los
detalles de esa interrelación.
c) ¿Dónde vive ud.?
Sepamos las condiciones materiales de vida, lo que al mismo tiempo nos
informará indirectamente sobre la distribución del dinero y nos permitirá apreciar la actitud del paciente
frente a sus deberes familiares.
d) ¿Qué relaciones tiene ud. con el resto de su familia?
e) ¿Qué hacen sus hijos?
Importante para apreciar proyectos, esperanzas, preocupaciones, resentimientos, etc. Este grupo de
interrogantes deben dejarnos con una clara idea sobre la vida actual del enfermo en todo su valor
psicosocial.
11) ACTITUD FRENTE A LA ENFERMEDAD
He aquí un tópico que un médico olvida casi siempre y que nos parece importante. La actitud del
paciente ante su dolencia es decisiva, no sólo para el conocimiento de su personalidad y para el
diagnóstico, sino para la conducción y el éxito del tratamiento. Preguntemos:
a) ¿A qué cree ud. que se debe su enfermedad?
Las respuestas a este interrogante son realmente ilustrativas, posiblemente nada hay que nos diga más
sobre los conceptos del enfermo acerca de su esquema corporal, sobre sus creencias, temores,
supersticiones, etc., constituyen su versión de la enfermedad, quizás más importante, desde muchos
puntos de vista, que la del médico.
b) ¿Cómo cree ud. que podría curarse?
He aquí una pregunta, sugerida por Alfredo Adler, que creemos interesante. Adler asegura que,
considera la enfermedad (él se refiere a la enfermedad nerviosa, pero en nuestra opinión ello puede
hacerse extensivo en parte a todas las enfermedades) como hufda frente a los problemas que la realidad
plantea, la respuesta a esa interrogante generalmente nos indica precisamente lo que el enfermo no

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quiere hacer, de lo que está huyendo.


La experiencia nos ha confirmado ampliamente ese punto de vista, es de todos los días escuchar de la
boca de los que padecen de neurosis de renta: "Lo que haría al volver a trabajar inmediatamente" por
ejemplo.
12. SUEÑOS
Indispensable complemento según nuestra opinión, de una anamnesis bien conducida, una investigación
de los sueños nos provee de una inapreciable información sobre sus preocupaciones, complejos y
actitudes.
Preguntemos:
a) ¿Duerme ud. bien?
Si no, ¿Porqué?
b) ¿Tiene ud. pesadillas?
En caso afirmativo, hágase que el enfermo las relate y anote, si es posible, sus propias palabras.
c) ¿Sueña ud?
Muchas veces la respuesta es negativa, hay resistencia inconsciente a recordar sueños ante el médico.
Insistimos: ¿Nunca? generalmente de esta manera obtenemos datos. Algo que ocurre muy a menudo es
que el paciente recuerda: "Sueño, Doctor pero no recuerdo que". Insistimos también: "No recuerda
ningún sueño? ¿Ninguno? Cuénteme cualquiera". Es muy raro el caso en que no hemos podido obtener
un relato y cuanto más trabajo nos ha costado, más interesante es el sueño obtenido.
Con esto hemos terminado el interrogatorio, que si ha sido bien conducido, nos dará una idea clara de la
personalidad en su relación con el ambiente y nos permitirá encarar, con las otras partes de la historia
clínica; el diagnóstico, el pronóstico y la terapia en función del hombre como tal.

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